Cultura
Eloy en el recuerdo de los amigos
En el primer mes de su fallecimiento

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1 año agoon

Por Edwin Sarmiento
(periodista, cronista)
Han pasado 30 días desde que el poeta de Hora Zero y mejor cronista de prensa escrita, Eloy Jáuregui, partió a la eternidad. Gran amigo, diestro en la escritura, artista de la palabra, Eloy, dejó el recuerdo de haber vivido la vida como sólo él la quiso vivir: en libertad. Sus amigos lo recordamos con la ironía a flor de piel, conversador, versátil en los temas, imaginativo hasta para contar una verdad. Muchas veces no se sabía si que lo decía con mucha pasión y verbo encendido respondía a sus convicciones, o, en mucho, era para provocar una discusión en la que solía enfrascarse con alma, vida y corazón. Así era el buen Eloy, el hermano, el poeta que cuando cogía el teléfono era para no soltarte conversando durante horas, hasta que se iban agotando los temas o la fatiga de su maltrecho cuerpo ya no se lo permitía en los últimos tiempos. O la batería de nuestros celulares nos dejaban en silencio.
En memoria de él, he pedido a algunos amigos comunes dejar testimonio de sus recuerdos con el amigo que solía entonar boleros, bailar salsa brava, cantar a dúo conmigo las canciones del Picaflor de los Andes y Flor Pucarina, a quienes él retrató magistralmente en sus atrapantes crónicas escritas después de la media res de rigor, en el bar-restaurante Queirolo de sus amores. Precisamente aquí lo recuerda, Oscar Queirolo, dueño del ya legendario lugar de Quilca con Camaná, Cercado de Lima, desde los años 70 del siglo pasado, cuando los jóvenes de Hora Zero, único movimiento cultural en el país y Latinoamérica, que tiene 54 años de vigencia y mucha producción intelectual, llegaban, silenciosos, y se apostaban en las mesas, hasta que caía alguno con el ansiado ron entre los brazos.

Entonces, los ánimos se encendían, hablaban de política, de poesía, de los grupos musicales en moda, entonces los Rolling Stones, los Beatles y otros que se hacían presentes junto con la Sonora Matancera, los Compadres (legendario dúo cubano) o la nueva trova cubana. Leían sus textos poéticos en plena creación y el futuro les importaba un carajo. Entre ellos estaba el joven Eloy. Era el más pulpín de todos. “Ellos eran roneros”, recuerda Oscar. Pero a Eloy le gustaba el pisco Biondi y el vino Castillo del diablo, sigue recordando Óscar. También su buen sancochado, especialidad de la casa. “En plena pandemia, él me llamaba y yo mismo le llevaba su buen plato de sancochado y él me decía que lo devoraba como preso político”, evoca Óscar, con la voz quebrada. Y yo paso al testimonio de los amigos que me alcanzaron sus textos, antes del cierre de edición.
Jorge Pimentel, poeta, fundador del movimiento Hora Zero
Eloy Jáuregui fue un hermano para nosotros. Pero, además, fue un integrante fundamental del movimiento Hora Zero. Estuvo en nuestras luchas, congresos, manifiestos, revistas y recitales en todo el Perú. Eloy también encarnó el espíritu de Hora Zero, su vitalismo, su crónica y su épica urbana, la creación urgente, irreverente y rebelde de la palabra, la creación como aventura y riesgo. Eloy se dio a la vida sin hipocresías, y la amó como ningún otro. El Perú le debe mucho. Gran parte de la historia cultural y artística del Perú está en las páginas de Eloy Jáuregui, en lo que él escribió y en su propia vida. Hora Zero y el Perú le deben mucho.
Fernando Obregón, periodista
Eloy Jáuregui era la alegría del movimiento Hora Zero y de sus amigos. Igual que el escritor Miguel Burga, otro de sus desaparecidos integrantes, tener a Eloy en una reunión horazeriana era una fiesta sin hora de cierre. Todos los temas podían discutirse con él y siempre la lección final era una mirada positiva para con los amigos. Su alegría y buen humor no escondía su severidad y exigencia literaria y creativa, que casi siempre acompañaba con una ironía fina o un comentario punzante que te hacía reflexionar. Al interior de las reuniones de los poetas de Hora Zero las discusiones siempre fueron frontales, muy exigentes. Y Eloy era un pugilista verbal siempre buscando un buen sparring. Para ser parte del movimiento debías tener una gimnasia mental en forma, lecturas actualizadas y una correa bien ancha, si querías aprender de aquellos gigantes. Eloy era uno de los encargados de abrir el debate siempre al grano y si no seguías el ritmo perdías.
Hacia fines de 1990, el Chino Domínguez nos invitó a Eloy y a mí para hacer un reportaje, donde él haría las fotos ¿Dos periodistas para el miso reportaje?, preguntó Eloy o quizá yo. El misterio creció cuando el Chino nos llevó a una cebichería en la cuadra 1 de Luna Pizarro en La Victoria, a pocos metros de la Avenida Grau, en un local escondido en medio de tiendas de ventas de bicicletas que ocupaban toda la vereda, parte de la pista y hasta el frontis de la misma cebichería. ¿Cuál es el tema chino? preguntó Eloy. «Espera», contestó Domínguez quien fue pidiendo cerveza y el primer plato de cebiche, para luego más cerveza y otro plato de mariscos y más cervezas, durante las siguiente cuatro horas en la que esperábamos instrucciones del mítico maestro para reportear. Fueron horas de historias, conversa y anécdotas, entre las cuales el chino nos tomaba fotos en los momentos más inesperados. Incluso cuando llegó el dueño del establecimiento para decirnos al final de la tarde que ese era su último día en el negocio, porque iba a cerrar el local pues el negocio de la bicicleta lo había asfixiado. Muchas horas después, inundados de alcohol no sé si Eloy o yo preguntamos «¿Y el reportaje?». «No sé qué escribirán ustedes, pero yo ya hice el mío», contestó el chino.
En 1997, Blanca Rosales asumió la Edición General del semanario El Mundo y llevó a Eloy como Editor y a mí como Jefe de Informaciones. Uno de los encargos fue completar la lista de redactores, donde teníamos una plaza de 10 puestos por cubrir. Con Eloy decidimos que íbamos a utilizar 3 plazas para periodistas experimentados y qué íbamos a contratar a 7 jóvenes, de preferencia sin experiencia, que pudiésemos formar en el nuevo periodismo croniquero que luego implementamos ahí. Pasamos la voz entre estudiantes de Ciencias de la Comunicación y Letras, de todas las universidades y de pronto se inscribieron más de 200 muchachos que tuvimos que entrevistar uno por uno, haciéndoles pruebas de escritura, en una agotadora selección que nos llevó casi una semana con 10 horas dce trabajo cada día. Al final contratamos a jóvenes que luego se han convertido en referentes del periodismo (Luis Miranda, Sonaly Tuesta, Esther Vargas, algunos de ellos), pero lo importante es que en ese momento Éloy descubrió su vocación de maestro que luego desarrolló con gran acierto.

Bernardo Rafael Álvarez, escritor, poeta.
Hace un mes emprendiste el viaje más largo, sin retorno. Y lo hiciste sufriendo, con dolores, pero sin dejar eso que era tuyo, solo tuyo: la broma, la joda, el no dejar de sonreír, la alegría. Es que siempre fuiste la expresión más cabal e indiscutible de que el poeta no es, no tiene por qué ser, un hombre triste. Pero a nosotros, nos has dejado prácticamente desamparados. ¿Recuerdas esto que escribí hace unos años, cuando publicaste tu libro «Usted es la culpable»? Aquí te lo leo, Eloycito querido:
«Creo que es cierto: Surquillo es el centro del Orbe (y además quién soy yo para negarlo). Pero, en realidad, hay muchos centros del mundo; algunos permanentes (según el ojo de cristal con que se mire) y otros que con el tiempo dejan de serlo. Tú, qué duda cabe, tienes el tuyo; los demás también: su centrolima, su molicentro, su centroizquierda, su centro iqueño, o, quién sabe, solo su ombligo como centro. Alguna vez, nuestro centro fue el Palermo, el Wony, el 444 de Ramírez Ruiz… Pero para muchos de nosotros, el primer gran centro fue esa esquina del Parque Universitario donde don Néstor vendía libros. Allí conocí a Hora Zero y la urgencia de sus palabras y supe que había unos apellidos extraños para mí (el recién bajado de Pallasca): nunca antes había conocido a nadie que se apellidara Rupay, Colán, Pimentel, Nájar, Verástegui… Jáuregui; creí que habían sido hechos especialmente para poetas.
Algunos ahora me resultan más comunes y familiares que el cebiche con “ese” y “ve chica”. Ese quiosco, de un hombre bonachón con quien se podía conversar, no de las cojudeces de microbusero que son el repertorio de nuestros actuales libreros, puso en vitrina el primer dizque libro de poemas que publiqué (nada notable, nada notable), allá por el 74; nunca pregunté si se había vendido algún ejemplar, siempre nos ocupábamos de otras cosas. Pero, efectivamente, sí se había hecho, al menos, una venta; lo supe mucho tiempo después por Santiváñez que, intelectualmente curioso, adquirió aquella pobre novedad bibliográfica precisamente allí, en el quiosco del señor Jáuregui. Claro, no solo eso había allí, también se ofrecían publicaciones buenas: Harawi, por ejemplo. Ha pasado tanto tiempo. Hoy sé que nosotros también somos en alguna forma, como tú (“hijo de tu padre”), vástagos literarios de aquel bondadoso parroquiano que nos dio una ayudadita para enamorarnos perdidamente de esta puta siempre virgen, la poesía, que se ha convertido en nuestro centro y, también, en la culpable (“de todas mis angustias y todos mis quebrantos”)».
Sabes que te extrañamos un montonazo, pero tú, como pa’ fregar (¡siempre con la broma, caracho!), te pones imperturbable mientras viajas en aquella «nave perpetua» que se nos ocurrió inventar hace poco, ¿recuerdas? ¡Te abrazo, Eloycito, hermano, siempre!

Leydy Loayza, escritora, periodista
Eloy Jauregui decía que era mejor vivir en poesía, aunque toda su vida fue un cronista crónico, era imposible no pasar cinco minutos con él y no reír. Eloy fue la primera persona a la que le mostré las cosas que escribía y la primera que me abrió los ojos en literatura, el escribía desde las cinco de la madrugada y cada párrafo era un baile. Eloy era todo un personaje y vaya que no se molestó en absoluto cuando se convirtió en uno de mis personajes literarios en la trilogía de novela negra que inicié, salvo por el nombre que le puse, «Mauricio».
Eloy era un rebelde total, un poeta total, una vez robo un libro para mi en el parque Kennedy, uno de Vargas Llosa luego que presentamos mi segundo libro, por supuesto le pedí que lo devolviera, pero me aseguró con una convicción irrefutable que Varguitas no se iba a molestar y cantó boleros de camino en el taxi, «… esta tarde vi llover… Y no estabas tu» como si la vida fuera una broma infinita de la que todos éramos parte.
Cronwell Jara, escritor, tallerista literario
La última vez que nos vimos con Eloy, yo pasaba muchos problemas. Y yo tenía ganas de morir. Pero Eloy se me adelantó cuando me dijo, antes de cantar: no te preocupes, Cronwell, cholo, lo tuyo pasará. Pero, lo mío… Significa que me iré para defenderlos y protegerlos a ustedes desde el otro lado.
-¿De qué lado?
-Desde el Queirolo de arriba -me dijo, con una lágrima que se le caía. Y se puso a cantar, lloroso, alegre, melancólico; y luego remató-: ¡así somos los poetas, carajo. ¡Los amo! Y Dimas Arrieta, te toca poner un vino… Y todos reímos, aplaudimos y nos abrazamos sintiéndonos los seres más felices y desgraciados….
Sabíamos que Eloy ya la tenía cerca. Sabíamos que uno de nosotros se iría pronto, pero qué hermoso, ¡celebrábamos la vida y esa partida con mucha alegría! Como cholos, serranos, indios. Cómo debía de ser…

Jesús Raymundo, escritor, editor.
“Somos amigos de viejo”, solía repetirme el maestro Eloy cuando conversábamos. Aunque antes no habíamos compartido comisiones periodísticas ni salas de redacción, la vida nos había hermanado gracias a los amigos comunes, sus numerosas crónicas, los encuentros culturales y algunas noches de bohemia. Así, durante la última década compartimos presentaciones de libros en ferias de Lima y otras ciudades, la edición del tratado de periodismo literario “Una pasión crónica”, a cargo de la Editorial Artífice, y el curso que él tituló Crónica Contra el Olvido. También forjamos sueños, muchos sueños. Ni la pandemia nos detuvo.
El maestro Eloy fue un ejemplo de altruismo. Cuando le comenté sobre la publicación de mi libro, que luego calificó como “el coquito de la ortografía”, me regaló un texto generoso que siempre releo. Luego, lo presentó en las ferias de Lima, Huancayo y Piura. Era un mago de la palabra. Llenaba los auditorios vacíos en breves minutos. Él hablaba con el rigor de quien ha investigado y con la riqueza de quien ha vivido con intensidad. Escucharlo era como un viaje entrañable por el tiempo, la historia y las entrañas del hombre. Y hoy su aliento nos sigue iluminando.
Cynthia Pimentel, periodista.
Eloy mismo ha escrito sobre su vida y sus vivencias y las ha contado. Por eso yo sabía que nació el mismo día que nació la Sonora Matancera. Eloy brilla con luz propia y es una estrella en el firmamento. Es un ejemplo. En los colegios estudiarán sus crónicas. Y eso es un triunfo enorme, el de un niño que se convirtió en gigante.

Alberto “Cholín” Escalante, artista, diseñador gráfico
En la época de la revista Visión peruana, década de los 80, asistíamos a la peña de Pipo Cómena de Breña, con el director de la revista, Alfonso Reyes, el poeta Eloy Jaúregui y yo donde se rendía culto a lo más graneado del tango argentino, por tanto a sus máximos exponentes. ¿Quién era Pipo Cómena? era un cultor auténtico del tango de los años cincuenta y bien conocido en el ambiente criollo, respetado por todos sus amigos, gracias a su don de gente y gran cantor con una voz prodigiosa. (Va la foto, en blanco y negro)
Pipo Cómena era muy celoso con la gente que compartía su peña. Le pasé la voz que iba a llegar con dos amigos periodistas y estuvo encantado de conocerlos; cuando nos sentamos en su mesa y con los saludos correspondientes se impresionó con la conversación de Eloy y Alfonso Reyes, donde Eloy a pesar de su temprana edad, tenía un profundo conocimiento del mundo tanguero y se desató aún más, contando una serie de anécdotas de su visita a Buenos Aires y su experiencia con algunos cantantes de la época como Argentino Ledesma, Roberto Goyeneche, a los cuales los había entrevistado pero que nunca salió publicado.
Pipo le dio su vuelto a Eloy, cuando Pipo se paró para cantar una serie de tangos que eran magistrales en la voz del maestro Comena, Eloy no dudó en pararse y fue a abrazarlo donde le dijo que su voz le llegó al alma y le dio un discurso de elogio que todos aplaudimos, así empezó una amistad de poeta a cantor.
Hernán Flores, poeta, académico
El dolor en el corazón, aún no calma. Seguro que estará conmigo, para siempre.
Después de tu partida a tu Eternidad, Eloy querido, hoy, de manera reiterativa, nuestro común amigo Edwin Sarmiento, me solicita que escriba algo sobre nuestra amistad de décadas, que los amigos comunes saben cuánto amor de hermanos nos profesábamos, en un mundo de mutuas soledades. En los últimos tiempos, parecía en que se nos estaba quedando corto y decidimos apurar el paso en encontrarnos, con más frecuencia, desde setiembre del año pasado, en el Queirolo, en tu departamento de la Unidad Vecinal, con mi Alondra, tu sobrina adorada, Magari, tu hermana; en los lunes obligados de la dicha en el Chulucanas, Catacaos, Sullana y Huancabamba, y yo, como buen piurano, me sentía muy feliz de compartir la comida de mi tierra adorada: era tu felicidad total. Los cuatro últimos meses fueron muy intensos en nuestros recorridos. Entre cerveza y cerveza, festejábamos la dicha se ser más hermanos. Seguro que pocos saben que tus bromas sobre tus tiempos por Chimbote y Piura, eran un
festival inacabable de risas. Cuyos personajes te resultaban jocosos y únicos. Como lo fue nuestra conversa, inacabable, sobre los viajes a Cuba, sobre Fidel, el bolero, la belleza inigualable de las cubanas, el calor de los amigos cubanos, nuestros paseos por bares y refugios.
Hermano, queda para otro momento, muchas confesiones hermosas que contar sobre nuestras mutuas confidencias. Nos vemos más tarde, con tu eterno recuerdo, en la celebración de un mes de tu viaje, en la misa que te ofrecen tus hijos. Sé que, pese a tu confesión agnóstica, no te opondrás a estar con nosotros.
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Cultura
Mario: una leyenda
Lee la columna de Alexander Campos Soto
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11 horas agoon
15/04/2025
Conocí a ese señor por mi papá. Vivíamos lejos de la ciudad, en medio de unas colinas que tocaban el paraíso. Y solo los fines de semana íbamos al pueblo por suministros. A mí me gustaba ir, sobre todo, por las películas que pasaban en televisión abierta los sábados y domingos después del mediodía. Y siempre me llevaba alguna sorpresa. Mi hermano Haya —quien vivía con los abuelos— me esperaba en la puerta, corría hacia mí y sacaba de adentro de su polo (holgado como esos que usan los jugadores de béisbol) un VHS. Le he robado a doña Dorila…, me decía riéndose. Doña Dorila era una señora flaquita, de cabeza pequeña como la de un gorrión, y temperamento de hierro. En su casa, estaba nuestro Cinema Paradiso. Ella vendía y alquilaba películas en VHS y, desde luego, las que nos gustaban tratábamos de hacerle olvidar y, rara vez, se la devolvíamos.
En uno de esos fines de semana, papá cogió su carcacha y fue al pueblo sin nosotros. Recuerdo que me enojé mucho pues la semana anterior habían anunciado una película sobre un perro gigante que volaba. Y ya no la podía ver. Entonces, mamá me llevó hasta la casa de la familia Sánchez Quiroz (los únicos que tenían paneles solares en sus techos de teja); pero una lluvia intensa, acompañada de granizo, hacía bailar a la antena parabólica y era imposible terminar de ver la película. La pantalla se veía como bolitas de granizo que estaban golpeando sobre los vidrios de las ventanas.
El lunes, por la mañana, escuchamos la carcacha de papá estacionarse en el patio de la escuela. Yo no lo quería ver, por supuesto; pero Coco, mi otro hermano, se levantó de su cama y fue corriendo a su encuentro. Escuchaba su voz y la voz de mi mamá y la de mi hermano pequeño diciendo: ¿Me has traído el rompecabezas del hombre araña? Y papá se lo entregó y él llegó hasta mi cuarto y me decía: ¡Mira lo que me han regalado! Y bailaba dando vueltas de alegría.
Fui a comer y papá seguía en la mesa. Y cuando me vio, me dijo: Para ti, he traído el mejor regalo. Está ahí, en esa caja. Era una caja pequeña, aún más pequeña que una caja de zapatos de los que él compraba. Inmediatamente, sentí una ligera exaltación. Me había dicho que, si ese año aprendía a resolver una raíz cuadrada, me compraba un minitelevisor, de esos que funcionaban a pilas y tenían la pantalla pequeña, casi como de unas gafas de sol. No podía ser otra cosa; mi sueño se había hecho realidad. Abrí la caja apresuradamente y encontré, en vez de un minitelevisor, un libro de carátula blanca con la fotografía y el nombre de ese señor. Seguí buscando y había más libros parecidos. Entonces, miré a papá y le dije sorprendido: Pero, yo pensé que era el minitelevisor. Y papá, muy sereno, me dijo: Sí, de alguna manera, lo es. Si lees con cuidado y te concentras bien, esas páginas se van a transformar en imágenes, en colores, en voces, en sensaciones; y las podrás ver más claras y reales que las del televisor. Y, ¿dónde las podré ver?, le dije. Enseguida, respondió: Dentro de tu cabeza. Además, puedes tú participar en la historia. Pero, ¿cómo?, le dije. Arreglándola a tu modo, así como de los dramas que inventas con tus compañeros o los cuentos que mamá te leía de más pequeño. Y mamá dijo: ¿Te acuerdas de Ernesto, el niño que andaba a caballo con su papá y era huérfano de madre? Claro que me acuerdo, mamá: el que asistía a un internado y lo cuidaban unos curas. Mamá asentía con la cabeza. ¿Y recuerdas, también, que creábamos otras cosas sobre Ernesto?; que tenía mamá y papá y hermanos y amigos que lo querían. Sí, claro; me acuerdo, mamá. ¿Y quién las inventó? No lo sé, le dije. Y luego, ella pronunció su nombre: Arguedas. Sí, él; claro, mamá. Y ahora, ese señor que ves en las carátulas de esos libros hace lo mismo, inventa muchos Ernestos. Y luego, me alcanzó un libro: Los cachorros, de Mario Vargas Llosa, ese hombre entrecano de mirada seria e imperturbable.
Desde entonces, Mario, me has acompañado toda la vida. Te conozco más de lo que tú crees. Tú no me has visto crecer porque estabas demasiado ocupado pensando sobre este desafortunado país en cual nos tocó nacer. En cambio, yo sí te he visto andar como actor de cine, llevando el nombre del Perú por todos los confines de la tierra; andando como un sol entre las élites académicas más importantes del mundo; diciendo el Perú existe, yo soy el Perú. Y, en verdad, lo eres. Has dado luz al mundo a través de tus historias. Me alumbraste en la etapa más triste de mi vida porque, en algún momento, en mi sueño más irrealizable, quise ser como tú. Pero, un amigo de Arequipa —que te quiere tanto o más que yo— me dijo: Mario solo hay uno. Y aterricé en la realidad.
Y te cuento, brujo de las palabras, que fue papá quien me hizo conocerte. Y también, hace un par de horas, fue papá quien entró a mi cuarto, con celular en mano y me dijo: Vargas Llosa ha muerto. Lo primero que se hace frente a la incertidumbre es no creer, que es algo imposible que el Perú haya muerto. Y, desde ahora, es demasiado triste saber que ese sol ya no nos alumbra. Saber que ya no te podemos buscar para mirarte desde lejos por los malecones de Barranco o Miraflores. Y Orlando, con sus dos metros de estatura y señalando con su dedo índice a tu casa, ya no me podrá decir: Hoy, veremos a Mario. Pero nunca nos acercamos. Te respetábamos mucho y también sabíamos que el sol nos puede quemar. Ahora, todos los peruanos —aquellos que fueron tus críticos y nosotros, los devotos— quisiéramos ser cómo tú, Mario: ¡una leyenda!
Cultura
Mario Vargas Llosa falleció en Lima
Su familia confirmó su deceso.

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2 días agoon
13/04/2025
La literatura hispanoamericana ha perdido a uno de sus más grandes exponentes. Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista, polemista y Premio Nobel de Literatura 2010, falleció este domingo en Lima a los 89 años, según informaron sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana. Su muerte cierra un capítulo trascendental de la narrativa en español y deja un vacío imposible de llenar.
Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, Vargas Llosa fue un autor universal. Desde sus primeras obras como Los jefes y La ciudad y los perros hasta su despedida con Le dedico mi silencio, su producción literaria moldeó el imaginario colectivo de generaciones de lectores. Dueño de un estilo poderoso y de una inteligencia feroz, supo retratar los entresijos del poder, la violencia y la resistencia con una lucidez pocas veces vista en la literatura contemporánea.
No solo fue novelista, sino también un intelectual en el sentido más clásico: comprometido, activo y provocador. Desde su tribuna en la prensa, como su recordada columna Piedra de Toque en El País, abordó con valentía y convicción los grandes debates de su tiempo, sin temor a contrariar sensibilidades ni a polemizar con sus propios lectores. Fue, hasta el final, un defensor apasionado de la libertad individual, aún a costa de las críticas que sus posturas políticas —liberales en lo económico, progresistas en lo moral— le granjearon.
Su partida, según sus hijos, será despedida en la más estricta intimidad, como él mismo lo pidió: sin ceremonias públicas, con la serenidad que caracterizó su madurez. “Deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá”, dice el comunicado. Y no hay frase más certera. Vargas Llosa ya era inmortal mucho antes de morir.
Obras como Conversación en La Catedral, La casa verde, La guerra del fin del mundo o La fiesta del Chivo consolidaron una carrera marcada por el rigor narrativo y la ambición temática. Fue parte del célebre boom latinoamericano, junto a Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, pero también un autor que se distanció de modas, que evolucionó hacia nuevos territorios sin perder la fidelidad a su esencia: contar la verdad a través de la ficción.
El Nobel, que muchos creían esquivo por razones ideológicas, le fue otorgado en 2010 por su “cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. Recibió también los más altos honores literarios: el Cervantes, el Rómulo Gallegos, el Príncipe de Asturias, el Planeta. Fue miembro de la Real Academia Española y, desde 2021, inmortal de la Académie Française. Su ambición no fue solo literaria: aspiraba a incidir, a influir, a incomodar.
Quiso ser presidente del Perú y perdió. Escribió sobre dictaduras, corrupción, historia y pasiones privadas con idéntica intensidad. En El pez en el agua, sus memorias, relató tanto su educación sentimental como su derrota política, con la honestidad de quien entiende que todo, incluso el fracaso, forma parte de una obra mayor.
Su vida fue una novela en sí misma, atravesada por amores, rupturas, amistades rotas (como la célebre con García Márquez) y pasiones ideológicas. Pero nunca se convirtió en estatua, como temía. Siguió escribiendo hasta el final, como si la literatura fuera una forma de derrotar a la muerte.
En su discurso del Nobel afirmó que “la lectura inocula la rebeldía en el espíritu humano”. Vargas Llosa fue, hasta el último aliento, un rebelde que eligió la palabra como su arma más poderosa. Y como los grandes escritores, vivirá mientras lo lean. Ha muerto el hombre; queda el legado.
Cultura
Francisco de Zela, una cuestión pendiente con Panamá ¿Es hora de repatriar su cadáver?
Hay algo que Dina Boluarte debería hacer, y es lo que hizo el alcalde del Cusco con la repatriación simbólica del hijo de Tupac Amaru, y es traer de vuelta a Francisco de Zela, prócer que murió en una cárcel de Panamá.

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3 días agoon
12/04/2025
La leyenda cuenta que el 28 de julio de 1821 moría en una oscura cárcel en Panamá el prócer de la patria Francisco de Zela. Aunque en la década de 2010 el entonces embajador de Perú en Panamá, intentó buscar los restos del prócer, esto de manera autónoma y sin apoyo de la Cancillería peruana, las circunstancias resultaron en su momento infructuosas. Cabe mencionar que es muy probable que Zela en condición de traidor a la madre patria fuera enterrado en una fosa común. Cabría esperar del actual gobierno una búsqueda más infructuosa de dichos restos o al menos repatriar simbólicamente a Zela como se hizo con el hijo de Tupac Amaru y Micaela Bastidas recientemente. No debemos olvidarnos que el grito de Zela en Tacna fue el primer grito de independencia en Perú desde el grito ahogado en sangre de Tupac Amaru, esto en 1811. Grito que fue condenado en una mazmorra realista en Panamá.
Un héroe olvidado
Zela fue después de Tupac Amaru el primero luego de treinta años de silencio en lanzar el primer grito libertario del Perú en la ciudad de Tacna el 20 de junio de 1811. Eso lo hace meritorio de ser considerado el líder de la primera insurrección armada por la independencia del Perú. Su rebelión de Tacna estuvo en estrecho contacto con la Revolución Argentina, que se inició en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Si bien los argentinos enviaron un ejército a la Provincia de Charcas (Bolivia), al mando del general Antonio González Balcarce y del abogado (¿Quién envía a un abogado?) Juan José Castelli. Los rioplatenses enviaron proclamas a varias ciudades del sur del Perú, invitándolos a continuar con la revolución.
Zela, tal vez apresuradamente fue el primero en responder y en un «Bando al pueblo de Tacna» declaró su adhesión a la Junta de autogobierno de Buenos Aires y su fidelidad al rey de España, de acuerdo con la posición de la Junta (recuérdese que Fernando VII estaba apresado por Napoleón y en España reinaba José Bonaparte que no era reconocido ni por los españoles americanos ni por los peninsulares) y pretende asumir la jefatura político-militar de la plaza militar imponiéndose él mismo el título de «Comandante Militar de las Fuerzas Unidas de América».

Zela quien tuvo un apoyo tanto de criollos, mestizos e indígenas, como es el caso del cacique de Tacna, Toribio Ara, y el cacique de Tarata y Putina, Ramón Copaja. No obstante, su insurrección no tuvo éxito.
Derrotado a causa del fracaso de la campaña de los rioplatenses que fueron aplastados por los realistas en Charcas se vio finalmente apresado por los españoles.
Así los principales dirigentes de la rebelión fueron sometidos a juicio, entre ellos Zela, quien fue llevado a Lima. Allí, gracias al nepotismo (algunas costumbres no cambian), es decir las influencias de su familia y a la mediación (compadrazgo) de importantes personajes se le conmutó la pena de muerte por la de encierro perpetuo en el morro de La Habana. No obstante, se consiguió modificar aún más la sentencia: una pena de diez años de presidio en la cárcel de Chagres, en Panamá, y terminados éstos, expatriación perpetua. Su prisión en Lima duró cuatro años y en 1815 fue trasladado a Panamá. Afectado por el clima tropical y las duras condiciones de su encierro, falleció algunos años después, en 1819. Una versión muy difundida que más huele a leyenda romántica afirma que su fallecimiento se produjo el 28 de julio de 1821, el mismo día de la Proclamación de la Independencia del Perú. Lo cierto es que murió en 1819, un 18 de julio, a la edad de 50 años.
La búsqueda del cuerpo del prócer
Allá por la década del 2010, el embajador de Perú en Panamá, Guillermo Russo Checa recordó la historia de Zela y se propuso encontrar sus restos. Sin instrucciones ni directrices o apoyo de Torre Tagle, buscó por las iglesias de Panamá y entré archivos donde podría descansar los restos del héroe. Consultó incluso con el entonces presidente de Panamá, el locuaz y alangarciesco presidente Martinelli. Finalmente, y tomando en cuenta que en su condición de traidor a la corona muy probablemente Zela fuera enterrado en una fosa común, hubo de parar sus investigaciones. No obstante, en un parque de Panamá se rindió homenaje a la memoria del héroe a través de un busto que recuerda al paseante distraído que en algún lado de Panamá todavía duerme el ilustre tacneño que espera el retorno a su patria libre.
Considerando la reciente repatriación simbólica al Cusco desde Madrid, del hijo de Tupac Amaru y Micaela Bastidas, es momento, aprovechando la visita del presidente Mulino en Perú, de recuperar los restos, aunque sea simbólicamente de Zela. Es momento que Zela regrese al Perú independiente tal y como un día de 1811 soñó.
Cultura
La princesa Gominola
La nueva tragicomedia escrita por Helen Hesse.

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6 días agoon
09/04/2025
Tras años de ausencia, Alejandra regresa al Perú con un único propósito: recuperar a su hijo Santi, a quien dejó al cuidado de sus abuelos cuando apenas tenía 7 años. Lo que parecía una sencilla reunión familiar se convierte en un escenario cargado de emociones, secretos y revelaciones inesperadas. En una cena familiar donde los recuerdos y las emociones están a flor de piel, una dolorosa verdad saldrá a la luz, ¿será capaz Alejandra de reconstruir lo que perdió?
“La princesa Gominola” es una tragicomedia escrita por Helen Hesse y forma parte de una serie de tres obras breves que forman parte de un innovador ciclo de microteatro inmersivo. Presentada por Paso de Gato Teatro, cada obra está diseñada para sumergir al espectador en una experiencia única, donde no solo serás testigo, sino también protagonista de las historias que se desenvuelven ante tus ojos.
Disfruta de una propuesta teatral en la que los límites entre el público y los personajes se desdibujan, creando una conexión emocional profunda y momentos inolvidables.

El dato
Estreno: Miércoles 09 de abril a las 8:00 pm
Dirección: Milagros López Arias
Dramaturgia: Helen Hesse
Actrices: Pilar Delgado, Milagros López Arias y Sergio Velasco.
Las obras estarán todos los miércoles y jueves de abril hasta 01 de mayo a las 8:00 pm.
Lugar: La Residencia (Sáenz Peña 107 Barranco)
Entradas: Joinnus o al 959528540.
No te pierdas esta oportunidad de vivir el teatro como nunca antes lo habías hecho.
Cultura
De la orilla al lienzo
Camila Rodrigo regresa a Lima con un sobrio conjunto de abstractos. La forma resignificada se inaugura el 9 de abril en La Galería de San isidro.

Published
1 semana agoon
07/04/2025
El inicio de su travesía en la abstracción surgió de manera intuitiva. Un día en la playa, conversando con su madre, recordó la pared vacía de su departamento y decidió pintarla. A partir de esa carencia física nació un proceso que convirtió el vacío en superficie, la nada en estructura. Fue un encuentro con el orden y la proporción, donde líneas y formas geométricas empezaron a definir un lenguaje propio.
Camila Rodrigo (Lima, 1983) concibe el lienzo como un espacio de transformación. Su proceso creativo está marcado por una metódica construcción de capas, donde el color y la textura emergen en un rito de serenidad y concentración. La tela, en su estado inicial, yace en el suelo, expectante. El negro, un tono fundamental en su obra, se convierte en un eje transcendente y el pigmento, diluido en agentes fluidos, se asienta sobre la superficie como una piel que se va formando en un orden temporal que la artista organiza y supervisa con exigente minuciosidad.

Geometría líquida
La artista recuerda con nitidez los diseños limpios de su abuelo y su padre, arquitectos. Su conexión con la materialidad se remonta a su infancia, cuando paseaba por La Punta y recogía piedritas en la orilla del mar. Hoy, esos recuerdos se transforman en una serie de obras que exploran la textura y la composición, como se evidencia en La forma resignificada, muestra que inaugura el 9 de abril en La Galería de San Isidro. Sus pinturas, de una estética minimalista, sugieren paisajes internos y una rigurosa investigación sobre la materia.
No en vano su obra transita entre el diseño y la pintura, el instinto y la precisión geométrica. Formada en Diseño Gráfico en la Universidad San Ignacio de Loyola (2010), complementó su aprendizaje con estudios de fotografía en el Centro de la Imagen de Lima (2006) y en el Rhode Island School of Design (2009). Su carrera ha estado marcada por una evolución que la llevó del arte figurativo y la ilustración infantil hacia una exploración profundamente abstracta, donde la forma y el equilibrio son el núcleo de su lenguaje visual.

Lenguaje que madura y desarrolla en su estudio en Las Condes, Santiago de Chile, donde trabaja de 8:30 a.m. a 3 p.m., cuando sus hijos están en el colegio. Allí se entrega por completo al proceso creativo, sin interrupciones. En ese silencio ha descubierto que su pintura es una traducción de su percepción de la vida. «Después de pasar tiempo en el taller, mirando los cuadros en soledad, empiezas a pensar lo que hay detrás de lo que pintas», reflexiona.
Así, las piedras, recurrentes en su imaginario, se convierten en una metáfora del lastre vital, de esas formas que, convertidas en peso, se resisten al cambio. En su pintura, Rodrigo busca liberarse de esas imposiciones, recuperar la espontaneidad y la ligereza de la infancia. Su taller, más que un espacio de trabajo, es un refugio donde la libertad toma forma y color, como alguna vez imaginó de niña. Este 2025 su obra ha sido seleccionada para ser presentada en el Stand de La Galería en la feria Pinta PArc, un reconocimiento a su creciente impacto en la escena artística contemporánea.
Cultura
Seminario: «De los griegos a los juglares: la naturaleza antropológica del poeta en occidente como cantor sagrado en la épica, la lírica y el teatro»
Un seminario que recorre la poesía, el teatro, lo regioso y político.

Published
1 semana agoon
07/04/2025
El Centro Cultural de la Universidad de Piura los invita a participar de este seminario en el que se abordará las raíces de la civilización occidental en su poesía, la naturaleza del poeta desde un sentido antropológico/esotérico (los poetas arcaicos como mediums de la divinidad), la configuración del relato político, y la aparición del teatro como síntesis religioso y político.
Especial énfasis se dará en los vínculos del teatro trágico griego y su influencia en el drama moderno «Historia de una escalera» de Antonio Buero Vallejo. Así como también una comparativa de dos obras de tragedia clásica: La Electra de Sófocles frente a la Electra de Eurípides.
Dirigido a actores, dramaturgos y público en general.
SOBRE EL DOCENTE:
Alejandro Herrera. Bachiller de Derecho de la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica. Periodista cultural especializado en poesía y narrativa. Es corresponsal del medio Contrapunto El Salvador Centroamérica, es también asesor literario, ghostwriter y editor. Cronista parlamentario en Perú para la revista Lima Gris.
SESIONES:
- Narrando el Mito Griego: poetas épicos, líricos y autores trágicos
- Roma, tuyo es el poder y la gloria: La política como teatro. De poetas bucólicos a oradores políticos.
- La Espada, la Dama y la fe: de los cantares de gesta a los juglares y el ideal caballeresco medieval y la reaparición del teatro como evento sagrado.

Inicio: 3 Sesiones: martes 22 y 29 de abril, 06 de mayo
De 7:00 p.m. a 8:30 p.m.
Modalidad presencial: Casona Pardo (Calle Coronel Inclán 120, Miraflores – Lima)
Certificación a nombre de la Universidad de Piura
Inversión: 150 soles
Inscripciones: enlace:
https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScL44vg3O9kHpn4I4mojzBJBm9kPxzC3W0T49rK9uBVCX33-A/viewform?fbclid=PAY2xjawJeQbVleHRuA2FlbQIxMAABp8dcK4M01J7Dn8FaYp9SEwmQfiBwr1kitAZzKqxvSaUF8ywzNruEr8JXZ105_aem_-Ad4HYI_aFr0M8Tqp7THag
Cultura
Festi CIX 2025: Feria del libro “Letras sin límites” se inauguró en Chiclayo
Gestión municipal chiclayana promueve la cultural con inauguración de feria del libro.

Published
2 semanas agoon
03/04/2025
La ciudad de Chiclayo inició una fiesta cultural en el mes del aniversario y de las letras. El miércoles pasado al mediodía se inauguró el I FESTI CIX 2025 FERIA DEL LIBRO “LETRAS SIN LÍMITES”, un evento cultural que reunirá a escritores, editoriales, librerías y amantes de la literatura en un espacio de encuentro y aprendizaje.
La ceremonia de inauguración se llevó a cabo en el recinto ferial ubicado en la cuadra 1 de la Avenida Elías Aguirre, con la presencia de la alcaldesa de la Municipalidad Provincial de Chiclayo Janet Cubas, autoridades locales y representantes del sector cultural. Durante el evento, se anunciarán las actividades programadas, que incluyen presentaciones de libros, conferencias, talleres, shows artísticos, entre otros.

EL FESTI CIX 2025 FERIA DEL LIBRO “LETRAS SIN LÍMITES” busca promover la lectura y el acceso a la cultura, ofreciendo una variada oferta a precios de promoción desde los 10 soles. Además, de publicaciones para todas las edades y gustos. Asimismo, contará con espacios dedicados a la literatura infantil, presentaciones de libros, recitales de poesía y las publicaciones académicas.

La organización invita a toda la comunidad chiclayana a participar de esta celebración cultural y disfrutar de una experiencia única en torno a los libros y el conocimiento.
Cultura
Ollantaytambo: atentado al Patrimonio Arqueológico revela presuntos actos de corrupción, tráfico de influencias y abuso de Autoridad
En un nuevo escándalo en Cusco estarían implicados funcionarios de la Municipalidad de Ollantaytambo y del Ministerio de Cultura.

Published
2 semanas agoon
02/04/2025
La construcción ilegal del hotel Sol Ollantaytambo Boutique, no solo revela graves irregularidades administrativas y un daño irreparable al patrimonio, sino que expone una red tráfico de influencias, posibles actos de corrupción, un preocupante abuso de autoridad por parte de funcionarios municipales, un serio riesgo ambiental y una activa defensa del alcalde por parte del principal implicado.
Entre los implicados aparecen el actual alcalde de Ollantaytambo Paul Palma, funcionarios municipales, la dueña del hotel Lucinda Miranda Farfán y su administrador Derik Miranda Farfán. Según fuentes cusqueñas, nuestra anterior publicación generó un temblor en las oficinas de la Dirección Desconcentra de Cultura de Cusco y en las instalaciones del municipalidad de la ciudad inca.

Se colapsó muro correspondiente a la canalización del Rio Calicanto provocado por la construcción de fierro y cemento realizada gracias a la autorización irregular de Restitución Volumétrica otorgada por la Municipalidad Distrital de Ollantaytambo.
Escandalosas irregularidades
El permiso de restitución volumétrica, base de la construcción ilegal, presenta fallas cruciales: se la documentación a la cual hemos tenido acceso, se otorgó sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, se anuló tardíamente y hasta la fecha no existe una orden de demolición. Estas omisiones representan una grave falla en el proceso administrativo y una flagrante vulneración de las leyes de protección del Patrimonio Cultural de la Nación. La tardanza en la anulación y la ausencia de una orden de demolición sugieren complicidad o negligencia por parte de las autoridades, permitiendo que el daño al patrimonio continúe.
Esta situación se agrava por la evidencia de que la Gerencia de Desarrollo Urbano, bajo la dirección del Arq. José Carlos Cárdenas Chamorro, ha venido otorgando autorizaciones de obra de manera irregular, sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, como lo exige la norma. Estas autorizaciones se han emitido en el centro histórico de Ollantaytambo y en sectores protegidos por la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación.
Entre las autorizaciones otorgadas de forma irregular se encuentran las siguientes: autorización N° 001-2023-GDUR – MDO, autorización N° 016-2024-GDUR – MDO, y la autorización N° 020-2024-GDUR – MDO. Además, la ejecución de obras no cumple con la normativa vigente, donde los propietarios deberían presentar el expediente respectivo al procedimiento administrativo, en concordancia al Reglamento de Intervenciones Arqueológicas vigente aprobado mediante Decreto Supremo Nº 011-2022-MC, de fecha 23 de Noviembre del 2022.
La omisión de la calificación de los expedientes por los delegados AD HOC del Ministerio de Cultura agrava la situación. Lo curioso es que desde la sede central del Mincul hay un silencio sepulcral.

Derik Miranda Farfán dirigiendo personalmente la construcción que atenta contra el Patrimonio Cultural de la Nación.
¿Colusión, Enriquecimiento Ilícito y Tráfico de Influencias?
La denuncia pública y ante la Policía Anticorrupción de Cusco realizada por el Presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Distrito de Ollantaytambo, Andrés Fabián Bravo Pinedo, revela una red de influencias que conecta al alcalde Paul Palma, funcionarios municipales, y la dueña del hotel en construcción Lucinda Miranda Farfán y su administrador Derik Miranda Farfán, este último ha recibido pagos de la Municipalidad Distrital de Ollantaytambo por un total de S/. 67,265, según información del portal de transparencia.
Este monto se desglosa de la siguiente manera:
- Adquisición de KIT de incentivos: S/. 38,625.00
- Refrigerios y almuerzos: S/. 8,160.00
- Contratación de jueces: S/. 1,760.00
- Contratación de personal para mesa de partes: S/. 720.00
- Refrigerios S/. 18,000.00

Fuente: OSCE.
Estos pagos, especialmente habrían sido destinados a “Jueces”, “refrigerios” y “kits de incentivos”, generan serias dudas sobre su legitimidad y transparencia, apuntando a una posible sobrefacturación o pagos ficticios. La denuncia de Bravo Pinedo destaca la estrecha relación entre Miranda y el alcalde Palma, así como lo evidencia una foto donde esta Miranda con las hermanas del alcalde, sugiriendo una red de influencias que ha facilitado la obtención de contratos municipales de manera irregular. Esta relación de amistad y/o parentesco, combinada con los pagos sospechosos, refuerza la hipótesis de un presunto contubernio para beneficiar a Miranda a expensas del patrimonio arqueológico y el erario público. La denuncia pública de Bravo Pinedo proporciona un testimonio crucial que debe ser considerado en la investigación.

Derik Miranda Farfán, proveedor estrella de la Municipalidad de Ollantaytambo junto a las hermanas del Alcalde de Ollantaytambo.
Activa Defensa del Alcalde por parte de Carlos Miranda
Más allá de los indicios de corrupción y enriquecimiento ilícito, se evidencia una activa defensa a favor del alcalde Paul Palma por parte de Carlos Miranda. Publicaciones en redes sociales del 12 de abril de 2024, mostradas por Andrés Fabián Bravo Pinedo, Presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Distrito de Ollantaytambo, demuestran que Miranda defiende públicamente al alcalde de Palpa contra las críticas a la gestión municipal ante el bloqueo de calles en Ollantaytambo por ciudadanos que organizados comenzaron a tapar los huecos de las avenidas de esta ciudad inca viviente ante la inoperancia municipal.
Esta defensa pública, realizada por un proveedor municipal con contratos cuestionados, evidenciaría una estrecha relación y complicidad entre Miranda y el alcalde, socavando la transparencia y la imparcialidad en la gestión municipal.
Llamado a la Acción y Exigencias
La situación en Ollantaytambo exige una respuesta inmediata y contundente. Se debe emitir de inmediato una orden de demolición para detener el daño al patrimonio arqueológico. La Contraloría General, la Fiscalía y la Policía Anticorrupción deben investigar a fondo las irregularidades en el proceso de concesión del permiso, la anulación tardía y la falta de orden de demolición, así como los pagos sospechosos a Carlos Miranda y la gestión irregular de las autorizaciones de obra por parte del Arq. José Carlos Cárdenas Chamorro.
La investigación debe incluir el análisis de todos los contratos otorgados por la municipalidad a Miranda para determinar la existencia de otros posibles casos de corrupción. Las organizaciones vivas del Pueblo de Ollantaytambo deben exigir la rendición de cuentas por parte del alcalde Paul Palma y el gerente municipal José Carlos Cárdenas Chamorro, y se debe garantizar que los responsables sean sancionados con el peso de la ley.

Publicación en redes sociales realizada por Derik Miranda Farfána a favor del alcalde de Ollantaytambo.
La protección del patrimonio cultural de Ollantaytambo y la lucha contra la corrupción son responsabilidades ineludibles para las autoridades. La denuncia de Andrés Fabián Bravo Pinedo debe ser considerada como evidencia clave en la investigación, y su testimonio debe ser protegido. La pregunta realizada por Bravo al refereise a los comentarios vertidos en las redes sociales por Carlos Miranda de ¿por qué se defiende tanto a esta gestión, si por amistad, desarrollo del pueblo o enriquecimiento personal?, queda abierta a la investigación, pero las pruebas presentadas apuntan fuertemente hacia un presunto enriquecimiento ilícito y abuso de poder.
Nos comunicamos con el alcalde de Ollantaytambo Paul Palma y con el gerente Carlos Cárdenas para recoger sus descargos, pero hasta el cierre de este informe no hemos recibido sus respuestas.
Imaginamos que el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja ya tomó conocimiento de este nuevo escándalo, y su preocupación debería ser mayor ya que su familia también tiene un hotel en Ollantaytambo. Nos preguntamos ¿el ministro actuará ante lo sucedido o se quedará de brazos cruzados?

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