Desde hace 100 días el presidente Pedro Castillo Terrones asumió la Presidencia de la República y ya es preciso lanzar una opinión sobre su primer trimestre despachando en Palacio de Gobierno, a pesar que aún falta tiempo para cumplir el quinquenio; si es que antes la derecha bruta y achorada (DBA) no se lo tumba, cuando encuentren los “argumentos” precisos para interponer la incapacidad moral permanente.
Desde que Castillo Terrones asumió el gobierno nacional el 28 de julio del presente año, al día siguiente empezó el cargamontón sistemático liderado por los sectores conservadores de la derecha, en contubernio con algunas facciones empresariales y los habituales medios de comunicación, que actualmente, están de luto, porque les cortaron la “subvención económica” de la publicidad estatal.
No olvidemos, que ya es de conocimiento público que existe “El club de la vacancia”, que, a través de un grupo de chats, revelaron cómo un grupo de empresarios de la Sociedad Nacional de Industrias (SIN), orquesta la consigna de eliminar al gobierno del lápiz.
Es decir, casi todos los poderes facticos no van a parar hasta tumbarse a Castillo y una muestra de ello, es ver casi todos los días a un almirante investido como legislador asumiendo, según él “la comandancia de su navío en la plaza Bolívar” cuando dice: —No vamos a permitir que gobiernen los comunistas—.
No obstante, luego de ser testigos de esta desolación política, que más se ha convertido en una oclocracia alimentada por toda la oposición que se escuda hipócritamente en la gobernabilidad, también vemos en apenas 100 días transcurridos de gobierno, desaciertos, contradicciones y abominables omisiones que no se pueden pasar por alto.
La frase de la campaña de Pedro Castillo: —No más pobres en un país rico. —¿acaso fue un lirismo barato? Luego de ver el afán de su ministro de Economía, Pedro Frankle de impulsar una reforma tributaria que pretende cobrarle más impuestos a las personas acomodadas que ganan más de S/300 mil soles al año, así como elevar el tributo a las rentas de primera y segunda categoría que corresponden al alquiler y ventas de inmuebles, cuando sabemos que la estructura de las tasas tributarias, ya están dadas desde hace muchos años en nuestro país.
Lo que debe emprender y ejecutar el gobierno de izquierda, más allá de pretender crear más recaudación, es reactivar inmediatamente mayores medidas de fiscalización para saber cobrar los impuestos a las “empresas jurídicas” que recurrentemente acuden a la elusión y la evasión. Pero no; el titular del MEF ya no quiere pensar y ante su falta de creatividad, simplemente pretende aplicar su ideología para asfixiar a los administrados, más de lo que han sufrido durante más de año y medio de pandemia.
Algo similar, a lo que hizo hace 18 años el corrupto de PPK, cuando impuso el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) con el “cuento” de que era un tributo transitorio y nunca se derogó, porque actualmente, cuando realizamos operaciones financieras, el ITF continúa gravando nuestras operaciones.
—Dicen que lo que mal empieza mal acaba— porque desde que Pedro Castillo pidió la confianza de su primer gabinete al mando de Guido Bellido (congresista investigado por apología al terrorismo), prácticamente, le declaró la guerra al Parlamento, que a través de un nuevo fujimorismo de facto: Fuerza Popular-Avanza País-Renovación Popular, lanzaron su artillería; sin embargo, luego hicieron el ridículo, porque después de haber hecho tanto “ruido”, optaron por otorgar la confianza a Bellido, porque no deseaban agotar la bala de plata y cautelaron sus curules para seguir en el hemiciclo sin el riesgo de ser disueltos, en caso optaran por la primera “denegación”.
Más allá de estos sucesos anecdóticos, el gobierno de Pedro Castillo, en realidad es un desgobierno que aún no despega y también carece de norte. Porque hay tres temas fundamentales como: La salud y el manejo del Covid; la reactivación económica con la generación de empleos; y la inseguridad ciudadana.
Estos temas que se convirtieron en flagelos, ya no pueden esperar más sin ser atendidos, y a pesar que las vacunas continúan inoculándose a más peruanos, tampoco vemos avances o innovaciones en los sistemas hospitalarios; porque éstos continúan colapsados y los servicios siguen siendo paupérrimos.
Tampoco, se ha emprendido un plan nacional de reactivación económica, más allá del pedido de facultades del Ejecutivo que pretende impulsar las absurdas reformas de Frankle, mientras, el 80% de la Población Económicamente Activa (PEA) continúa a la deriva y sin empleo formal, la ministra de Trabajo Betssy Chávez no se manifiesta al respecto, más allá de ser una operadora política.
Entre tanto, la prolongación de la suspensión perfecta, apenas es un paliativo, pero no es la solución ante el eterno desempleo que solo se reduciría con la atracción de la inversión privada y la inversión pública, a través de una eficiente participación del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP).
Asimismo, la inseguridad y la ola de criminalidad que azota a los peruanos, parece que no le interesara al mandatario, porque su breve gestión de 100 días, tampoco ha dado muestras de querer articular un plan conjunto de lucha contra la criminalidad; es decir, el exministro del Interior Carrasco Millones y el recién defenestrado Luis Barranzuela estuvieron en piloto automático.
Incluso, el presidente Castillo de forma lamentable, a través de la Resolución Suprema (RS Nº 191-2021-IN) que firmó hace unos días, autorizó la intervención de las Fuerzas Armadas a patrullar las calles de Lima y Callao, porque reconoció su incompetencia en el sector, tal como se señala en una línea de la norma: —que la Policía ha sido sobrepasada en el control del orden interno—. ¿Qué acciones tomará el nuevo ministro del Interior, Avelino Guillén? En especial, para resolver los 200 conflictos sociales que están desbordándose en Perú; porque más allá de tener sombrero de campesino y acento andino, se requiere tomar liderazgo y emprender diálogos con todas las comunidades afectadas, pero con transparencia y siempre cautelando la defensa de la propiedad privada.
La ultraderecha, desde el principio manejó el discurso que la inestabilidad económica, se debe a la incertidumbre que generó la asunción del gobierno izquierdista de Pedro Castillo, y que por eso el precio del dólar sobrepasó los S/4 soles. Luego siguieron los precios de los combustibles y los alimentos de primera necesidad; no obstante, ni el MEF, ni Castillo Terrones, ni el BCR (Julio Velarde apenas vendió $200 millones diarios de dólares spot al mercado interno) hicieron algo para contener aquellas alzas, que generalmente han obedecido, más allá del conservador incremento de los precios internacionales; a la especulación y al acaparamiento aprovechado por grandes productores, porque —A Rio revuelto, ganancia de pescadores — sino, pregúntenle a los grupos Intercorp y Romero-Credicorp, a través de su marca estrella Alicorp, que produce y distribuye casi el 90% de todo lo que consumimos diariamente en el país, desde comestibles, hasta productos de limpieza y aseo.
Recuerden, que el precio del aceite vegetal de un litro, de un día para otro, se elevó de S/6 a S/12 soles. ¿A ver quién explica el sustento técnico de la excesiva alza?
Si bien, aún faltan más de cuatro años para que culmine la administración del Ejecutivo, actualmente comprobamos que la gestión presidencial de Castillo, todavía no encuentra el norte del rumbo económico, político y social; entonces ¿qué podemos esperar? ¿acaso el Perú es un experimento que se realiza en un tubo de ensayo?
Ahora bien, con la premier, Mirtha Vásquez que tiene la aceptación de los sectores afines de Vizcarra y Sagasti, (no olvidar que esta señora oenegera consiguió la presidencia del Congreso jugando en pared con Sagasti y los morados, para expulsar a Manuel Merino e impulsar leyes proempresariales) sin duda, se reciclará a los caviares en el aparato del Estado, para seguir mamando de él y en especial para cumplir con el despropósito de las puertas giratorias; mientras Castillo Terrones se encuentra en la nebulosa.
Por ello, lobistas como Óscar Díaz Moscoso, asesor personal de Martín Vizcarra, menciona: — Mirtha Vásquez es una demócrata decente y sabe escuchar y tender puentes —
“El pez por la boca muere”. E ahí la respuesta de la “concertación de acuerdos” que se pretende realizar con la señora Vásquez Chuquilin desde la PCM, dicen… por el bien del país; mientras Castillo Terrones continúa jugando al papel de defender a los Pacos Yunques del Perú, contra los abusivos Grieves.
Finalmente, podemos afirmar que hasta hoy han sido 100 días de desgobierno e incapacidad, sumada a las equivocadas designaciones, gracias al cumplimiento de la “cuota política” de gente incompetente que ha ingresado al aparato del Estado sin tener idea de qué significa eso, porque evidentemente este gobierno ya demostró que no tiene cuadros.
Y si Castillo continúa disparándose a los pies todos los días, gracias a sus desatinadas decisiones y designaciones, sin duda, tarde o temprano, terminará en las estadísticas del cuadro de los expulsados, como PPK, Martín Vizcarra y Manuel Merino.