Han pasado 30 días desde que el poeta de Hora Zero y mejor cronista de prensa escrita, Eloy Jáuregui, partió a la eternidad. Gran amigo, diestro en la escritura, artista de la palabra, Eloy, dejó el recuerdo de haber vivido la vida como sólo él la quiso vivir: en libertad. Sus amigos lo recordamos con la ironía a flor de piel, conversador, versátil en los temas, imaginativo hasta para contar una verdad. Muchas veces no se sabía si que lo decía con mucha pasión y verbo encendido respondía a sus convicciones, o, en mucho, era para provocar una discusión en la que solía enfrascarse con alma, vida y corazón. Así era el buen Eloy, el hermano, el poeta que cuando cogía el teléfono era para no soltarte conversando durante horas, hasta que se iban agotando los temas o la fatiga de su maltrecho cuerpo ya no se lo permitía en los últimos tiempos. O la batería de nuestros celulares nos dejaban en silencio.
En memoria de él, he pedido a algunos amigos comunes dejar testimonio de sus recuerdos con el amigo que solía entonar boleros, bailar salsa brava, cantar a dúo conmigo las canciones del Picaflor de los Andes y Flor Pucarina, a quienes él retrató magistralmente en sus atrapantes crónicas escritas después de la media res de rigor, en el bar-restaurante Queirolo de sus amores. Precisamente aquí lo recuerda, Oscar Queirolo, dueño del ya legendario lugar de Quilca con Camaná, Cercado de Lima, desde los años 70 del siglo pasado, cuando los jóvenes de Hora Zero, único movimiento cultural en el país y Latinoamérica, que tiene 54 años de vigencia y mucha producción intelectual, llegaban, silenciosos, y se apostaban en las mesas, hasta que caía alguno con el ansiado ron entre los brazos.
Entonces, los ánimos se encendían, hablaban de política, de poesía, de los grupos musicales en moda, entonces los Rolling Stones, los Beatles y otros que se hacían presentes junto con la Sonora Matancera, los Compadres (legendario dúo cubano) o la nueva trova cubana. Leían sus textos poéticos en plena creación y el futuro les importaba un carajo. Entre ellos estaba el joven Eloy. Era el más pulpín de todos. “Ellos eran roneros”, recuerda Oscar. Pero a Eloy le gustaba el pisco Biondi y el vino Castillo del diablo, sigue recordando Óscar. También su buen sancochado, especialidad de la casa. “En plena pandemia, él me llamaba y yo mismo le llevaba su buen plato de sancochado y él me decía que lo devoraba como preso político”, evoca Óscar, con la voz quebrada. Y yo paso al testimonio de los amigos que me alcanzaron sus textos, antes del cierre de edición.
Jorge Pimentel, poeta, fundador del movimiento Hora Zero
Eloy Jáuregui fue un hermano para nosotros. Pero, además, fue un integrante fundamental del movimiento Hora Zero. Estuvo en nuestras luchas, congresos, manifiestos, revistas y recitales en todo el Perú. Eloy también encarnó el espíritu de Hora Zero, su vitalismo, su crónica y su épica urbana, la creación urgente, irreverente y rebelde de la palabra, la creación como aventura y riesgo. Eloy se dio a la vida sin hipocresías, y la amó como ningún otro. El Perú le debe mucho. Gran parte de la historia cultural y artística del Perú está en las páginas de Eloy Jáuregui, en lo que él escribió y en su propia vida. Hora Zero y el Perú le deben mucho.
Fernando Obregón, periodista
Eloy Jáuregui era la alegría del movimiento Hora Zero y de sus amigos. Igual que el escritor Miguel Burga, otro de sus desaparecidos integrantes, tener a Eloy en una reunión horazeriana era una fiesta sin hora de cierre. Todos los temas podían discutirse con él y siempre la lección final era una mirada positiva para con los amigos. Su alegría y buen humor no escondía su severidad y exigencia literaria y creativa, que casi siempre acompañaba con una ironía fina o un comentario punzante que te hacía reflexionar. Al interior de las reuniones de los poetas de Hora Zero las discusiones siempre fueron frontales, muy exigentes. Y Eloy era un pugilista verbal siempre buscando un buen sparring. Para ser parte del movimiento debías tener una gimnasia mental en forma, lecturas actualizadas y una correa bien ancha, si querías aprender de aquellos gigantes. Eloy era uno de los encargados de abrir el debate siempre al grano y si no seguías el ritmo perdías.
Hacia fines de 1990, el Chino Domínguez nos invitó a Eloy y a mí para hacer un reportaje, donde él haría las fotos ¿Dos periodistas para el miso reportaje?, preguntó Eloy o quizá yo. El misterio creció cuando el Chino nos llevó a una cebichería en la cuadra 1 de Luna Pizarro en La Victoria, a pocos metros de la Avenida Grau, en un local escondido en medio de tiendas de ventas de bicicletas que ocupaban toda la vereda, parte de la pista y hasta el frontis de la misma cebichería. ¿Cuál es el tema chino? preguntó Eloy. «Espera», contestó Domínguez quien fue pidiendo cerveza y el primer plato de cebiche, para luego más cerveza y otro plato de mariscos y más cervezas, durante las siguiente cuatro horas en la que esperábamos instrucciones del mítico maestro para reportear. Fueron horas de historias, conversa y anécdotas, entre las cuales el chino nos tomaba fotos en los momentos más inesperados. Incluso cuando llegó el dueño del establecimiento para decirnos al final de la tarde que ese era su último día en el negocio, porque iba a cerrar el local pues el negocio de la bicicleta lo había asfixiado. Muchas horas después, inundados de alcohol no sé si Eloy o yo preguntamos «¿Y el reportaje?». «No sé qué escribirán ustedes, pero yo ya hice el mío», contestó el chino.
En 1997, Blanca Rosales asumió la Edición General del semanario El Mundo y llevó a Eloy como Editor y a mí como Jefe de Informaciones. Uno de los encargos fue completar la lista de redactores, donde teníamos una plaza de 10 puestos por cubrir. Con Eloy decidimos que íbamos a utilizar 3 plazas para periodistas experimentados y qué íbamos a contratar a 7 jóvenes, de preferencia sin experiencia, que pudiésemos formar en el nuevo periodismo croniquero que luego implementamos ahí. Pasamos la voz entre estudiantes de Ciencias de la Comunicación y Letras, de todas las universidades y de pronto se inscribieron más de 200 muchachos que tuvimos que entrevistar uno por uno, haciéndoles pruebas de escritura, en una agotadora selección que nos llevó casi una semana con 10 horas dce trabajo cada día. Al final contratamos a jóvenes que luego se han convertido en referentes del periodismo (Luis Miranda, Sonaly Tuesta, Esther Vargas, algunos de ellos), pero lo importante es que en ese momento Éloy descubrió su vocación de maestro que luego desarrolló con gran acierto.
Bernardo Rafael Álvarez, escritor, poeta.
Hace un mes emprendiste el viaje más largo, sin retorno. Y lo hiciste sufriendo, con dolores, pero sin dejar eso que era tuyo, solo tuyo: la broma, la joda, el no dejar de sonreír, la alegría. Es que siempre fuiste la expresión más cabal e indiscutible de que el poeta no es, no tiene por qué ser, un hombre triste. Pero a nosotros, nos has dejado prácticamente desamparados. ¿Recuerdas esto que escribí hace unos años, cuando publicaste tu libro «Usted es la culpable»? Aquí te lo leo, Eloycito querido:
«Creo que es cierto: Surquillo es el centro del Orbe (y además quién soy yo para negarlo). Pero, en realidad, hay muchos centros del mundo; algunos permanentes (según el ojo de cristal con que se mire) y otros que con el tiempo dejan de serlo. Tú, qué duda cabe, tienes el tuyo; los demás también: su centrolima, su molicentro, su centroizquierda, su centro iqueño, o, quién sabe, solo su ombligo como centro. Alguna vez, nuestro centro fue el Palermo, el Wony, el 444 de Ramírez Ruiz… Pero para muchos de nosotros, el primer gran centro fue esa esquina del Parque Universitario donde don Néstor vendía libros. Allí conocí a Hora Zero y la urgencia de sus palabras y supe que había unos apellidos extraños para mí (el recién bajado de Pallasca): nunca antes había conocido a nadie que se apellidara Rupay, Colán, Pimentel, Nájar, Verástegui… Jáuregui; creí que habían sido hechos especialmente para poetas.
Algunos ahora me resultan más comunes y familiares que el cebiche con “ese” y “ve chica”. Ese quiosco, de un hombre bonachón con quien se podía conversar, no de las cojudeces de microbusero que son el repertorio de nuestros actuales libreros, puso en vitrina el primer dizque libro de poemas que publiqué (nada notable, nada notable), allá por el 74; nunca pregunté si se había vendido algún ejemplar, siempre nos ocupábamos de otras cosas. Pero, efectivamente, sí se había hecho, al menos, una venta; lo supe mucho tiempo después por Santiváñez que, intelectualmente curioso, adquirió aquella pobre novedad bibliográfica precisamente allí, en el quiosco del señor Jáuregui. Claro, no solo eso había allí, también se ofrecían publicaciones buenas: Harawi, por ejemplo. Ha pasado tanto tiempo. Hoy sé que nosotros también somos en alguna forma, como tú (“hijo de tu padre”), vástagos literarios de aquel bondadoso parroquiano que nos dio una ayudadita para enamorarnos perdidamente de esta puta siempre virgen, la poesía, que se ha convertido en nuestro centro y, también, en la culpable (“de todas mis angustias y todos mis quebrantos”)».
Sabes que te extrañamos un montonazo, pero tú, como pa’ fregar (¡siempre con la broma, caracho!), te pones imperturbable mientras viajas en aquella «nave perpetua» que se nos ocurrió inventar hace poco, ¿recuerdas? ¡Te abrazo, Eloycito, hermano, siempre!
Leydy Loayza, escritora, periodista
Eloy Jauregui decía que era mejor vivir en poesía, aunque toda su vida fue un cronista crónico, era imposible no pasar cinco minutos con él y no reír. Eloy fue la primera persona a la que le mostré las cosas que escribía y la primera que me abrió los ojos en literatura, el escribía desde las cinco de la madrugada y cada párrafo era un baile. Eloy era todo un personaje y vaya que no se molestó en absoluto cuando se convirtió en uno de mis personajes literarios en la trilogía de novela negra que inicié, salvo por el nombre que le puse, «Mauricio».
Eloy era un rebelde total, un poeta total, una vez robo un libro para mi en el parque Kennedy, uno de Vargas Llosa luego que presentamos mi segundo libro, por supuesto le pedí que lo devolviera, pero me aseguró con una convicción irrefutable que Varguitas no se iba a molestar y cantó boleros de camino en el taxi, «… esta tarde vi llover… Y no estabas tu» como si la vida fuera una broma infinita de la que todos éramos parte.
Cronwell Jara, escritor, tallerista literario
La última vez que nos vimos con Eloy, yo pasaba muchos problemas. Y yo tenía ganas de morir. Pero Eloy se me adelantó cuando me dijo, antes de cantar: no te preocupes, Cronwell, cholo, lo tuyo pasará. Pero, lo mío… Significa que me iré para defenderlos y protegerlos a ustedes desde el otro lado.
-¿De qué lado?
-Desde el Queirolo de arriba -me dijo, con una lágrima que se le caía. Y se puso a cantar, lloroso, alegre, melancólico; y luego remató-: ¡así somos los poetas, carajo. ¡Los amo! Y Dimas Arrieta, te toca poner un vino… Y todos reímos, aplaudimos y nos abrazamos sintiéndonos los seres más felices y desgraciados….
Sabíamos que Eloy ya la tenía cerca. Sabíamos que uno de nosotros se iría pronto, pero qué hermoso, ¡celebrábamos la vida y esa partida con mucha alegría! Como cholos, serranos, indios. Cómo debía de ser…
Jesús Raymundo, escritor, editor.
“Somos amigos de viejo”, solía repetirme el maestro Eloy cuando conversábamos. Aunque antes no habíamos compartido comisiones periodísticas ni salas de redacción, la vida nos había hermanado gracias a los amigos comunes, sus numerosas crónicas, los encuentros culturales y algunas noches de bohemia. Así, durante la última década compartimos presentaciones de libros en ferias de Lima y otras ciudades, la edición del tratado de periodismo literario “Una pasión crónica”, a cargo de la Editorial Artífice, y el curso que él tituló Crónica Contra el Olvido. También forjamos sueños, muchos sueños. Ni la pandemia nos detuvo.
El maestro Eloy fue un ejemplo de altruismo. Cuando le comenté sobre la publicación de mi libro, que luego calificó como “el coquito de la ortografía”, me regaló un texto generoso que siempre releo. Luego, lo presentó en las ferias de Lima, Huancayo y Piura. Era un mago de la palabra. Llenaba los auditorios vacíos en breves minutos. Él hablaba con el rigor de quien ha investigado y con la riqueza de quien ha vivido con intensidad. Escucharlo era como un viaje entrañable por el tiempo, la historia y las entrañas del hombre. Y hoy su aliento nos sigue iluminando.
Cynthia Pimentel, periodista.
Eloy mismo ha escrito sobre su vida y sus vivencias y las ha contado. Por eso yo sabía que nació el mismo día que nació la Sonora Matancera. Eloy brilla con luz propia y es una estrella en el firmamento. Es un ejemplo. En los colegios estudiarán sus crónicas. Y eso es un triunfo enorme, el de un niño que se convirtió en gigante.
Alberto “Cholín” Escalante, artista, diseñador gráfico
En la época de la revista Visión peruana, década de los 80, asistíamos a la peña de Pipo Cómena de Breña, con el director de la revista, Alfonso Reyes, el poeta Eloy Jaúregui y yo donde se rendía culto a lo más graneado del tango argentino, por tanto a sus máximos exponentes. ¿Quién era Pipo Cómena? era un cultor auténtico del tango de los años cincuenta y bien conocido en el ambiente criollo, respetado por todos sus amigos, gracias a su don de gente y gran cantor con una voz prodigiosa. (Va la foto, en blanco y negro)
Pipo Cómena era muy celoso con la gente que compartía su peña. Le pasé la voz que iba a llegar con dos amigos periodistas y estuvo encantado de conocerlos; cuando nos sentamos en su mesa y con los saludos correspondientes se impresionó con la conversación de Eloy y Alfonso Reyes, donde Eloy a pesar de su temprana edad, tenía un profundo conocimiento del mundo tanguero y se desató aún más, contando una serie de anécdotas de su visita a Buenos Aires y su experiencia con algunos cantantes de la época como Argentino Ledesma, Roberto Goyeneche, a los cuales los había entrevistado pero que nunca salió publicado.
Pipo le dio su vuelto a Eloy, cuando Pipo se paró para cantar una serie de tangos que eran magistrales en la voz del maestro Comena, Eloy no dudó en pararse y fue a abrazarlo donde le dijo que su voz le llegó al alma y le dio un discurso de elogio que todos aplaudimos, así empezó una amistad de poeta a cantor.
Hernán Flores, poeta, académico
El dolor en el corazón, aún no calma. Seguro que estará conmigo, para siempre.
Después de tu partida a tu Eternidad, Eloy querido, hoy, de manera reiterativa, nuestro común amigo Edwin Sarmiento, me solicita que escriba algo sobre nuestra amistad de décadas, que los amigos comunes saben cuánto amor de hermanos nos profesábamos, en un mundo de mutuas soledades. En los últimos tiempos, parecía en que se nos estaba quedando corto y decidimos apurar el paso en encontrarnos, con más frecuencia, desde setiembre del año pasado, en el Queirolo, en tu departamento de la Unidad Vecinal, con mi Alondra, tu sobrina adorada, Magari, tu hermana; en los lunes obligados de la dicha en el Chulucanas, Catacaos, Sullana y Huancabamba, y yo, como buen piurano, me sentía muy feliz de compartir la comida de mi tierra adorada: era tu felicidad total. Los cuatro últimos meses fueron muy intensos en nuestros recorridos. Entre cerveza y cerveza, festejábamos la dicha se ser más hermanos. Seguro que pocos saben que tus bromas sobre tus tiempos por Chimbote y Piura, eran un
festival inacabable de risas. Cuyos personajes te resultaban jocosos y únicos. Como lo fue nuestra conversa, inacabable, sobre los viajes a Cuba, sobre Fidel, el bolero, la belleza inigualable de las cubanas, el calor de los amigos cubanos, nuestros paseos por bares y refugios.
Hermano, queda para otro momento, muchas confesiones hermosas que contar sobre nuestras mutuas confidencias. Nos vemos más tarde, con tu eterno recuerdo, en la celebración de un mes de tu viaje, en la misa que te ofrecen tus hijos. Sé que, pese a tu confesión agnóstica, no te opondrás a estar con nosotros.
Braedt lanza “Este Fin de Año, El Junte lo Pone Braedt”, campaña que busca revalorizar la experiencia de compartir y conectar con el público
La reconocida marca peruana líder de embutidos Braedt regresa con una propuesta única en esta temporada colmada de reuniones y celebraciones: “Este Fin de Año, El Junte lo Pone Braedt”. Campaña que busca darle un sabor especial a cada reencuentro donde apuesta por revalorizar la experiencia de compartir, conectando con el público de una manera auténtica y significativa en esta época del año.
Desde 1885, Braedt forma parte de una tradición de calidad y sabor que llegó desde Alemania y se ha renovado constantemente para consolidarse como una de las marcas de embutidos y quesos favoritas de las familias peruanas. Hoy, sus productos están presentes en las mesas de todo el país, aportando sabor y tradición a cada celebración.
Braedt ha vuelto su mirada hacia sus consumidores, otorgando el “junte” un rol especial en su estrategia siendo hace unos meses, proclamados «Líderes del Junte».
Con la convicción de celebrar la esencia de estar juntos, Braedt invita a sus consumidores a vivir experiencias diseñadas para conectar, celebrar y disfrutar. ¡Este fin de año, el «junte» lo pone Braedt! y que estará vigente hasta diciembre del 2024, desplegándose en un formato 360° que incluye televisión, medios exteriores (OOH), plataformas digitales y puntos de venta.
Un Junte para cada ocasión
Braedt entiende que noviembre y diciembre es el mes de los reencuentros, y lo importante de esta temporada no son los regalos, sino los momentos compartidos. En Perú, disfrutamos desde parrillas con amigos hasta reuniones laborales y momentos familiares. Por eso, Braedt ha pensado en soluciones para cada ocasión, presentando propuestas como el Junte Parrillero, el Junte Amigo Secreto y el Junte Familiar, celebrando así la diversidad de nuestros encuentros en esta temporada especial.
Una dinámica de participación que acerca a todos
La campaña incluye una promoción especial: al comprar S/29.90 en productos Braedt y enviar el ticket de compra al WhatsApp de la marca, los consumidores ingresarán automáticamente al sorteo para ganar uno de los tres «juntes». Además, podrán obtener un Raspa y Gana para la oportunidad de ganar al instante entre más de mil premios.
Braedt ha diseñado tres opciones de «junte» para esta temporada: el Junte Amigo Secreto, ideal para compartir con compañeros de trabajo; el Junte Familiar, perfecto para esos momentos en casa; y el Junte Parrillero, pensado para disfrutar con amigos. Cada opción incluye una selección de productos Braedt, asegurando momentos únicos, llenos de sabor y conexión.
«Juntos, sabe mejor»
La esencia de la campaña se alinea con el claim de Braedt, “Juntos, sabe mejor”. Porque, al fin y al cabo, el fin de año sabe mejor cuando estamos juntos. Braedt reafirma así su compromiso de ser la marca que potencia los momentos compartidos. “Queremos ser quienes faciliten esos momentos de conexión y alegría que son tan importantes en estas fechas y en la vida cotidiana. Desde Braedt, nuestra misión es inspirar nuevas formas de estar juntos,” afirma el equipo de Marketing de Braedt.
Mediante esta carta pública, y como ciudadanos amazonenses, nos dirigimos a usted Ministro de Cultura, Sr. Fabricio Alfredo Valencia Gibaja, para manifestarle nuestra preocupación por nuestro principal monumento histórico-cultural y recurso turístico de Amazonas, el Complejo Arqueológico Kuélap. Señor Ministro, lo que viene ocurriendo con Kuélap es una agonía ininterrumpida por malas gestiones de los últimos 30 años, y que tuvo como corolario, la caída de sus muros en abril del 2022.
Desde esa fecha, se han agudizado las pésimas gestiones en nuestro principal monumento cultural y turístico. Usted señor Ministro, antes de ocupar su cargo, también tuvo una opinión EN CONTRA de las acciones que se vienen realizando en este ícono cultural. El 10 de abril del presente año, en la Revista Lima Gris, usted con gran acierto manifestó que “las estructuras de metal y concreto instaladas por el Ministerio de Cultura en la fortaleza Kuélap, son un DESPROPÓSITO NEFASTO, porque no se integran visualmente con el monumento y es groseramente discordante con la arquitectura original”. (Para hacerle recordar, su opinión completa en el siguiente enlace de la Revista Lima Gris: https://limagris.com/fabricio-valencia-sobre-kuelap-las-estructuras-de-metal-y-concreto-atentan-contra-la-carta-de-conservacion-de-venecia/)
En dicha oportunidad usted agregó: “no entiendo cuál es la necesidad de utilizar estructuras de concreto y acero inoxidable, porque al parecer son estructuras de acero inoxidable. No se integran visualmente bien con el monumento, es groseramente discordante con la arquitectura original.
Ante estas oportunas y acertadas declaraciones suyas, nos dirigimos para manifestarle lo siguiente:
La mayoría de ciudadanos amazonenses, estuvimos de acuerdo con su opinión técnica, y nos sirvió como defensa para abordar la construcción innecesaria de esos cercos de fierro y concreto al frente de las murallas de Kuélap; por tal razón, y ahora que está dirigiendo el máximo sector en cuanto a Cultura, solicitamos y exigimos a usted RETIRAR DICHAS ESTRUCTURAS DE CONCRETO Y FIERRO, porque como manifestó en su momento y estamos de acuerdo con su análisis técnico, “son un despropósito nefasto, porque no se integran visualmente con el monumento y es groseramente discordante con la arquitectura original”.Palabras de usted Sr. Ministro.
Sabemos que usted y su gestión, están realizando cambios en su sector, es la oportunidad para realice los ajustes necesarios en cuanto a los funcionarios del Sector Cultura que tienen que ver con nuestros recursos arqueológicos y quienes gestionan el Complejo Arqueológico Kuélap. No es posible que las mismas personas que han sido funcionarios en anteriores oportunidades, y han llevado a la situación lamentable de lo que hoy es Kuélap, sigan CIRCULANDO Y LABORANDO, en diversas áreas de gestión, que tiene que ver con el Sector Cultura en Amazonas y principalmente el PRIAK. Señor Ministro, con estos funcionarios/as, padecemos malas experiencias, no siga ratificándolos a pesar de sus pésimas gestiones.
Esperamos Sr. Ministro que la gestión cultural en Amazonas y la gestión de nuestro Complejo Arqueológico, sea llevada a cabo por personas conocedoras de la cultura, historia y gestión cultural. Así como se invierte para promover el comercio y desarrollo turístico, con la misma dedicación y fortaleza, deberían invertir en nuestras manifestaciones culturales, su respeto y puesta en valor, como lo necesitan Kuélap, Ciudad de los Muertos, Carajía y muchos otros. Para ello se necesita de PERSONAS IDÓNEAS Y CON EXPERIENCIA EN GESTIÓN CULTURAL. Elegir funcionarios Sr. Ministro, que estén comprometidos con nuestra cultura, y no sólo la explotación turística.
Señor Ministro, también le solicitamos que los trabajos que se viene realizando en el Complejo Arqueológico Kuélap, se realicen oportunamente y que no tengan retrasos. Nosotros como ciudadanos, vemos todos los años agonizar a Kuélap, porque los trabajos se retrasan, se solicitan ampliaciones de presupuesto sin ningún tipo de control, muchos personajes con “consultorías y planillas doradas”, vegetan en sus puestos sin hacer nada en favor de nuestro Complejo Arqueológico. Solicitamos mayor presupuesto y acelerar los trabajos de recuperación y puesta en valor de Kuélap y otros monumentos arqueológicos.
Adjuntamos a esta carta, imágenes de las innecesarias acciones que se viene realizando en Kuélap, por ejemplo: paraderos que esconden la grandiosidad de las murallas en Kuélap o insertar elementos exógenos, como “tapitas fosforescentes” que rompen con el escenario cultural e histórico que representa el Complejo Arqueológico Kuélap. Acciones innecesarias que ya usted en su debido momento ESTUVO EN TOTAL DESACUERDO, y esperamos que siga con esa línea de opinión técnica, para aplicar las correcciones ahora que está en el cargo máximo del sector Cultura.
Arequipa invita a todos los interesados a conocer la obra “Meses de incertidumbre y aversión. La ocupación chilena en Arequipa” del historiador Hélard Fuentes. Este libro ha sido galardonado con los Estímulos Económicos 2024 del Ministerio de Cultura del Perú, y será presentado en dos fechas especiales en la ciudad de Arequipa.
La presentación del libro se llevará a cabo en los siguientes lugares y horarios:
Jueves 21 de noviembre, 11:00 h Primer Patio de la Municipalidad Provincial de Arequipa Participarán como comentaristas: Jorge Bedregal, Carlos Meneses Cornejo y Patricia Roberts.
Viernes 22 de noviembre, 19:00 h Biblioteca Mario Vargas Llosa (Sala 308) Comentarios a cargo de Raúl Fernández Llerena, Pablo Nicoli Segura y Alfredo Herrera Flores.
Sobre el libro
En «Meses de Incertidumbre y Aversión», Hélard Fuentes ofrece un análisis detallado de los meses de ocupación chilena en Arequipa tras la firma del Tratado de Ancón, abordando la complejidad política, social y militar de esa época. A través de sus 13 capítulos, Fuentes destaca la resistencia del pueblo arequipeño frente a la ocupación y las tensiones generadas en la ciudad.
Historiadores como Cristóbal Aljovín de Losada señalan que la obra «enriquece nuestra lectura del complejo y contradictorio fenómeno de la Guerra del Pacífico, en clave regional». Por su parte, Juan Castañeda Murga resalta que el libro «revindica el rol del pueblo arequipeño en esos días aciagos», mientras que Raúl Fernández Llerena considera que Fuentes «nos entrega la verdad de un pueblo con dignidad».
Con este trabajo, Fuentes contribuye significativamente al entendimiento del impacto de la ocupación chilena en la región y la historia de Arequipa durante la Guerra del Pacífico.
KINRA, el viaje de Atoqcha, la ópera prima del cineasta cusqueño Marco Panatonic, ya se puede ver en cines de Lima, Cusco y Arequipa. La película que obtuvo el trofeo Astor Piazzola en el Festival de Mar del Plata y se llevó seis premios en el último Festival de Cine de Lima, se estrenó respaldada por excelentes comentarios de la crítica local e internacional. El film fue realizado por un equipo quechuahablante, íntegramente regional y con equidad de género.
Protagonizada por actores naturales de Chumbivilcas, la película narra la historia de Atoqcha (zorrito en quechua), un joven quechuahablante astuto e inquieto, que deja la casa donde vive con su madre en Chumbivilcas, para viajar a Cusco en busca de nuevas oportunidades. En la ciudad, es acogido por un amigo que lo ayuda; encuentra trabajo y está dispuesto a estudiar para ser ingeniero. Pese a que las cosas empiezan a acomodarse en su vida, Atoqcha siente que hay algo que no encaja; tiene el corazón dividido. También quiere estar con su madre y su hermana en su terruño. Sus raíces lo llaman. Tendrá que tomar una decisión para definir su futuro y afirmar su identidad.
El director Marco Panatonic recuerda que KINRA, el viaje de Atoqcha surgió inspirada en la experiencia de vida de su abuelo, quien trabajando en la ciudad optó por volver a su tierra, decepcionado al ser injustamente acusado de ladrón. “A partir de la reforma agraria quechuas, aymaras, amazónicos nos hemos asimilado culturalmente hasta cuestionar nuestra identidad con la excusa de la modernidad, creciendo así en un medio que contradice nuestro modo de vida, nuestras raíces, nuestros idiomas, nuestros colores de piel. Afectados por el racismo y el clasismo, algunos viven ajenos a ciertos espacios, otros llegan a conquistarlos a su modo, de ambas maneras el Perú es un país fracturado con un visible conflicto entre lo occidental y lo andino. Kinra retrata el viaje de Atoqcha para sentirse tranquilo con sus decisiones, que son las mías también porque soy un desplazado de segunda generación que felizmente aún hablo quechua”, comenta.
Marco Panatonic, al igual que el personaje de su película, nació en Kinra, Chumbivilcas y es quechuahablante. Estudió Ciencias de la Comunicación (UNSAAC), participó en la gestión de cineclubes, fue asistente de producción de cortometrajes y videoclips. Ha realizado los cortometrajes Q’ellucha (2017) y Cuando ya no estemos aquí (2016). Aprendió cine en espacios como TransLAB, Corriente, Talents Buenos Aires, EdocLAB, EICTV, Escuela Transfrontera. Participó en los cortometrajes La Final (César Venero, 2014) y Heroínas (Marina Herrera, 2022). Fue parte de la coproducción Fiebre (2022), de Elisa Eliash. Kinra es su primer largometraje y ha sorprendido por su mirada honesta y auténtica.
“En el contexto peruano, el cine y la televisión tienen la tendencia de retratar el universo andino desde la bondad e inocencia, vestidos con trajes típicos y una relación armoniosa con la naturaleza o en una situación de pobreza extrema y una tristeza genética. La mirada paternalista e idealizada no propone una mirada más compleja ni cercana. KINRA busca contradecir estos estereotipos reconociendo a las personas no solo como personajes en la película sino tomando en cuenta sus experiencias de vida como parte de la narrativa de la película, buscando la autorepresentación”, explica Panatonic acerca de cómo su película nos acerca al universo andino.
La vida cotidiana en las comunidades andinas, el espíritu colectivo, la solidaridad, los rituales, la fuerza de la mujer, y la conexión con la tierra y la naturaleza, están retratados en la película con gran honestidad. Los actores quechuahablantes, sin experiencia actoral previa, pero con una buena dirección, han logrado una interpretación que contribuye a darle una autenticidad especial a la película.
Cabe destacar el trabajo colectivo del equipo diverso que se formó para la película, con participación desde Arequipa, Puno, Cusco y Lima. Integran el elenco: Raúl Challa como Atocha; Yuri Choa, Tomasa Sivincha Huamaní, Marcosa Huamaní, Aurelio Quispe, Lisbeth Cabrera y Jorge González. En la parte técnica: Dirección y guión, Marco Panatonic; Producción General, Walter Manrique; Producción, Gladis Florez, Maykon Lope; fotografía, Alberto Flores y Pierre Pastor, y la distribución está a cargo de V&R Films.
En la 35ª edición del Festival de Cine de Estocolmo nuestro país se hará presente gracias al trabajo de los cineastas peruanos Oscar Zemarti y Ursula Pizarro, seleccionados para presentar su proyecto de largometraje titulado Offscreen: Un Puñado de Historias de Guerra (título original: Offscreen: Kourallinen Sotatarinoita) en la competición Nordic Wave del evento cinematográfico. La jornada de pitch se llevará a cabo el jueves 14 de noviembre de 16:00 a 17:30 (hora de Suecia).
Esta coproducción de Finlandia y Perú, que actualmente se encuentra en fase de desarrollo, es una película de ficción que combina comedia negra y fantasía. El proyecto será presentado ante un jurado y un público de profesionales del sector, compitiendo por un premio destinado a la postproducción de la película. Entre los cinco proyectos seleccionados, Offscreen es la única propuesta en representación de Finlandia y gestado por cineastas peruanos.
Escrita por Oscar Zemarti y la escritora y periodista finlandesa Kukka-Maria Ahokas – quien debuta en el guion cinematográfico con esta obra- nos cuenta la historia de Kasimir (27) y Arno (33), un director y un camarógrafo que, al explorar un bosque para filmar un documental sobre los remanentes de una guerra pasada, se encontrarán con un tanque abandonado. Su curiosidad los lleva a filmarlo, pero son interrumpidos por Charlotte (55) una refugiada francoparlante que vive dentro del tanque. A medida que los conflictos se intensifican, el grupo se ve envuelto en una trama más profunda que involucra a veteranos de guerra que patrullan el área, lo que los obliga a colaborar de maneras inesperadas.
Oscar Zemarti, director del proyecto, comenta: “la guerra ha sido retratada en el cine durante mucho tiempo, planteando importantes preguntas éticas. En Offscreen: A Handful of War Tales, mi intención es explorar el papel que juegan los cineastas en mostrar las duras realidades del posconflicto, utilizando la comedia negra y el realismo mágico como herramientas para examinar la delgada línea entre la ética y el arte desde perspectivas poco convencionales”.
Por su parte, Ursula Pizarro, productora del proyecto, agrega: “nuestra película busca cuestionar las miradas tradicionales sobre la guerra, enfocándose en las experiencias de aquellos que han quedado al margen, resistiendo en los vestigios de la violencia pasada. Este enfoque invita a la audiencia a reflexionar sobre las implicaciones éticas de la representación artística en entornos marcados por un conflicto bélico. Ante las tensiones inminentes en Europa, Offscreen adquiere relevancia como un comentario sobre el legado persistente de la guerra y la violencia en nuestra sociedad contemporánea”.
Esta selección no solo destaca el talento peruano en el ámbito cinematográfico internacional, sino que también resalta la importancia de la colaboración internacional en la creación de narrativas que resuenan a nivel global. La revista del Festival (Stockholm Industry Guide, página 31) les brinda un espacio en su edición de este año.
El Festival de Cine de Estocolmo es conocido por celebrar la diversidad y la innovación en el cine, y ha contado en su programación con directores de renombre como Quentin Tarantino, Yorgos Lanthimos, Lars von Trier y Roy Andersson,consolidando su reputación como un espacio internacional para el talento cinematográfico. Este año, el festival también reconocerá a Sean Baker y Steve McQueen con el premio ‘Visionary Award’, destacando su compromiso con una cinematografía que desafía los límites convencionales.
La sección Nordic Wave es una plataforma de proyección para talentos emergentes de los países nórdicos, dentro de los Industry Days del Festival de Estocolmo. La jornada de pitch para Offscreen se llevará a cabo el jueves 14 de noviembre, de 16:00 a 17:30 (hora de Suecia), ofreciendo una oportunidad única de interacción entre profesionales de la industria y nuevos talentos del cine.
Abdulrazak Gurnah es un hombre astuto, de mirada firme y penetrante, cuyas respuestas resolutivas y determinantes revelan a un escritor que guarda los recuerdos más íntimos de su vida en la subjetividad de su mente. Los demás deberíamos ser un poco como Abdulrazak: cautelosos, pero receptivos; profundos, pero precisos; pacientes, pero sinceros. Así fue nuestro diálogo, en una esquina del lobby del hotel Casa Andina Premium con motivo del Hay Festival Arequipa, bajo la tenue iluminación de las sombras del día, con un par de dispositivos que tanto él como yo no sabíamos cómo manejar, y que llevaba consigo una traductora limeña, con quien minutos antes establecí un entretenido diálogo sobre algunos menesteres de la educación y la cultura en el país.
Mi función en una entrevista es poner en aprietos a la gente ―ratifiqué de principio a fin―. Así que, al finalizar nuestra conversación, le entregué un libro sobre Arequipa. Me dijo que no sabía castellano, que no lo podría leer, pero respondí que las imágenes también hablarían. No hubo más que decir, solo agradecer y despedirse.
En el momento en que nos dábamos la mano, pensé que aquella situación, cotidiana en Abdulrazak y bastante especial para mí, comenzó de la misma manera en que acabó: en una suerte de confesión del entrevistador sobre los tópicos comunes de la memoria, la búsqueda de identidad y los duelos personales. Y solo un buen entrevistado puede lograr esa sensación.
Cuando preparé las preguntas, decidí enfocarme en un aspecto muy curioso y poco conocido del Premio Nobel de Literatura 2021: su niñez y su familia. Por ese motivo, comencé planteando que la niñez es una etapa fundamental en la persona, donde surgen heridas, e incluso hay quienes consideran que define al hombre.
―La niñez ―me dijo― es un momento importante. No estoy seguro de que defina a la persona, pero simplemente creo que los acontecimientos que le ocurren a un niño, las memorias de un niño, duran para siempre ―afirma Gurnah en un acto de interiorización que marcó la entrevista―. Sin embargo, a mí me parece que a medida que vamos creciendo como persona, volvemos a examinar nuestra niñez y la reinterpretamos, la entendemos de manera diferente también. Entonces, no estoy seguro de que sea lo que define a la persona, porque la persona crece hasta el punto en que puede entender su propia vida viendo atrás, revisando lo que le ha pasado. Pero sí, la niñez es de suma importancia.
Es públicamente conocido que Abdulrazak abandonó su tierra natal, Zanzíbar, cuando solo tenía 17 años; es decir, apenas era un adolescente cuando se aventuró en suelo inglés. Pero, ¿cómo fue su niñez? Le preguntamos al autor de Paraíso, un libro que, a grandes rasgos, ha inspirado este diálogo.
―Fue como la de cualquier niño ―sonríe―. Mi niñez estuvo bien. ¡Jugar, jugar, jugar! Todas las cosas que se esperarían de un niño, que dan alegría, que dan un aprendizaje, y no entender muchos asuntos también.
―¿Y recuerdas algún juego en especial?
―Recuerdo ir correteando, jugando a los policías y ladrones, entre otros, nada en especial. Mi niñez fue perfectamente bien. De niño, uno no entiende completamente lo que está ocurriendo. Uno no se da cuenta de los peligros. Justamente a eso me refiero cuando digo que al mirar hacia atrás vemos cosas de las que no nos dábamos cuenta. Bueno, lo veíamos, pero no lo entendíamos.
Me detengo un momento aquí, porque, a pesar de los kilómetros de distancia, de las diferencias culturales, del idioma y de la brecha etaria —Abdulrazak ronda los 75 años y yo los 34—, hemos jugado, relativamente, lo mismo: a los policías y ladrones. Con sus variantes, sí; pero al fin y al cabo, todos nos correteamos en la niñez. La niñez es una carrera, y por definición, esta carrera implica muchos tropezones.
—Abdulrazak, ¿y si pudieras encontrarte con el niño que fuiste, qué le dirías?
—Yo le diría que sea más duro —respondió.
—¿¡Cómo a tus personajes!? —pensé—. A lo largo de tus novelas has creado protagonistas complejos, marcados por el sufrimiento, la pérdida o esa búsqueda de identidad. ¿Cuál de todos crees que mejor refleja estas experiencias?
Abdulrazak, como buen oyente, me devolvió la pregunta: “¿Qué personaje?”, me dijo con perspicacia.
—¡Yasuf! —mencioné—. En “Paraíso”.
—No, exactamente, porque creo que tiene diferentes circunstancias y cuestiones. Pongamos a Yusuf como ejemplo. Para mí, él es un niño. Como dije antes, a menudo los niños no entienden lo que está sucediendo; él no está entendiendo lo que pasa. Entonces, yo hablaría de esa sorpresa, que es una palabra importante. Por su propia naturaleza, era una persona gentil, amable, que tenía que aprender a lidiar con estas dificultades. Es tierno, más o menos, por decirlo así, en su relación con las personas. Él no piensa en ambiciones ni dice ‘quiero ser esto’, pero su búsqueda es encontrarse a sí mismo, encontrar una forma de salvarse a través de eso, sin hacer de ello un sufrimiento enorme. Más bien, él quiere realmente atravesar las circunstancias que se le interpongan. Se trata de examinar, de tratar de entender cómo los adultos, especialmente los padres, tratan a los niños; los patriarcas, por decirlo de alguna manera. A lo que me refiero con esto no es que esté estableciendo su identidad, sino que busca quedarse con algo que aún le pertenezca a medida que avanza.
—¿Es tu personaje más logrado?
—Me gustaría poder decir que también he tenido personajes igual de logrados que este, pero en diferentes temas.
—¿Y cuál es el personaje más difícil que has creado en una historia?
—Todos tienen sus propias dificultades. Hay que llegar a entender a las personas de las que estoy tratando de escribir. Algunas te caen bien y otras no te caen bien, pero aun así, las tenemos que entender. Tenemos que entender lo que motiva el bien y el mal. Todos tienen sus dificultades específicas.
Gurnah ha tenido que enfrentar múltiples dificultades en su vida. Según lo que hemos indagado, vivió momentos de opresión y persecución de los ciudadanos de origen árabe en Zanzíbar, su tierra natal, y muy probablemente experimentó el abuso racial en un país como Inglaterra, donde comenzó su carrera de escritor. Pero una cosa es saberlo y asumirlo como una realidad porque lo hemos leído en La Vanguardia o The New York Times. Entonces, abordamos este aspecto, y la primera premisa que surgió fue: ¿cómo escritor o como ser humano? Y yo le insistí: “Como escritor”.
—Posiblemente, fue cuando regresé a mi parte del mundo después de muchos años y luego escribir acerca de ese período. Fue así que surgió “Paraíso”. Yo creo que esto me llevó a una dirección ligeramente distinta en mi escritura. Entonces, no fue una decisión difícil, pero sí importante.
—¡Tus novelas tienen contenido histórico!
—”Paraíso” tiene contenido histórico, es probable que “Deserción” o “La vida, después”, también sea así; pero los otros son relativamente contemporáneos. No solo escribo cosas históricas. Eso es lo que he dicho, justamente porque he regresado y he viajado, por eso quería escribir sobre ese panorama, de ese tiempo. Yo escribo también acerca de otros temas.
Siempre tengo la mala costumbre de preguntar a los entrevistados, qué mejor aún, a un Premio Nobel, qué anécdota podría contar, cuál elegiría para este momento de diálogo. Abdulrazak, riendo y pensativo a la vez, dijo algo para asombro mío y de la traductora:
—¡Esa es una pregunta imposible! La memoria, especialmente para un escritor, es un recurso; es un volumen enorme que está en mi mente, entonces ni siquiera podría escoger.
—¿Y cuál crees que fue el periodo más interesante de tu vida?
—Todos han tenido su propia belleza. Quizás entre los veintitantos e inicios de los treinta, cuando tienes claro qué vas a hacer con tu vida, hacia dónde la vas a dirigir.
Arequipa es una ciudad especial para todos los visitantes. En ese contexto, y cerrando este inolvidable diálogo, no pude dejar de preguntar sobre su percepción. Bien es cierto que Abdulrazak apenas ha estado en el hotel y ha caminado por la Plaza de Armas, como él mismo manifestó, pero no dejó de asaltarnos aquella curiosidad:
—Ahora que estoy viajando mucho, lo primero que la gente me pregunta es: «¿Es tu primera vez aquí?» Y la segunda pregunta que me hacen es: «¿Qué te parece?» Y solamente vine por un día. Me voy a quedar aquí hasta ir a Machu Picchu y a Lima. Pregúntame cuando me haya quedado dos semanas; después de eso, te cuento —comenzó a reír—. Porque ahora estoy disfrutando el momento, la comida es muy buena, he caminado por la plaza, todo aquí es muy bonito. Es lo único que te puedo decir.
—Esto significa que tendremos un diálogo pendiente.
Abdulrazak no dijo mucho, aunque pensándolo bien, lo dijo todo.
Conmemorando 150 años desde su estreno, la Municipalidad Metropolitana de Lima presenta El Barberillo de Lavapiés, en el Teatro Principal Manuel A. Segura.
Concluyendo una temporada de grandes presentaciones, la Municipalidad Metropolitana de Lima trae de vuelta la zarzuela al Centro Histórico, con un espectáculo de primer nivel.
El Teatro de la Zarzuela de Madrid llega con El Barberillo de Lavapiés, zarzuela en tres actos, con música del maestro Francisco Asenjo Barbieri y libreto de Luis Mariano de Larra.
Historias de intriga, amor y política que se desarrollan de manera expresiva a través de las impecables coreografías y un notable elenco internacional con más de 100 artistas en escena.
De España llegan Javier Franco, Cristina del Barrio, Pancho Corujo, Begoña Quiñones, Verónica Garzón, con la dirección de escena de Alfredo Sanzol y coreografía de Antonio Ruz, Tania Solís y Rodrigo Urrutia.
Acompañados por la Orquesta Sinfónica del Teatro Municipal de Lima, bajo la dirección de Matteo Pagliari y el Coro del Teatro Municipal de Lima, con la dirección de Armando Vértiz.
Una extraordinaria producción del Teatro de la Zarzuela de Madrid, para cerrar a lo grande la exitosa temporada 2024 de los Teatros Municipales de Lima. Los invitamos a disfrutar de un espectáculo inigualable los días 13, 15 y 17 de noviembre con El Barberillo de Lavapiés en el Teatro Principal Manuel A. Segura, el teatro de la zarzuela en el Perú.
Manongo Mujica, músico, percusionista y un explorador de lo intangible, presenta Ruinas Circulares, ciclo de conciertos gratuitos y al aire libre, un encuentro profundo con la historia a través de la música en dos escenarios icónicos: las pirámides de Túcume en Lambayeque y el complejo de Mateo Salado en Lima. Con cada presentación, Mujica busca hacer que estos espacios ancestrales se conviertan en el epicentro de una experiencia sensorial que traspasa lo visual y lo auditivo.
Estos lugares no solo actúan como escenarios; son protagonistas silenciosos. Manongo, junto a músicos como Fil Uno, Gabriela Ezeta y Terje Evensen, crea una atmósfera en la que los sonidos dialogan con el entorno, como si cada interpretación trajera consigo fragmentos de épocas pasadas, permitiendo que el espectador sienta una conexión íntima con esas voces que aún parecen susurrar en el viento.
Inspirado en el cuento de Borges, Mujica convierte la creación musical en un ritual de memoria y presencia, donde cada interpretación establece un diálogo entre el pasado y el presente. Mujica invita al oyente a no solo escuchar, sino a percibir cómo la música se convierte en un vehículo para entender y recordar, con cada compás cargado de simbolismo y propósito.
Este ciclo de conciertos, impulsado por Luis Alvarado de Buh Records y en colaboración con el Complejo Arqueológico de Túcume, representa un compromiso por difundir el arte en entornos patrimoniales, fusionando conservación y creatividad. Los asistentes también podrán explorar los sitios a través de actividades complementarias que los ayudarán a vivir el lugar en toda su dimensión histórica.
Proyección de cortometrajes
Como complemento, entre septiembre y noviembre se realizarán proyecciones itinerantes de los cortometrajes «Escucha Paisaje Escucha» y «Ruinas Circulares». Estos trabajos, producidos por Mujica y dirigidos por V. Checa y Diego Cendra W., serán presentados en ciudades como Chachapoyas, Trujillo, Chiclayo, Puno, Cusco, Arequipa e Ica, gracias a una alianza con Edward De Ybarra, director de Corriente – Encuentro Latinoamericano de Cine No Ficción.