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Víctor Raúl y Mao Tse Tung

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Hoy visité a don Víctor Raúl. Salimos a caminar por las tranquilas calles que rodean la casona en donde desde hace varios meses comparte sus días con otros ancianos diagnosticados de Alzheimer, Parkinson, demencia senil.  Una casona antigua, algo desvaída en pintura, con un jardín interior poblado de cactus, rosales y grass americano, en una zona tranquila de Pueblo Libre, alejada del mundanal ruido, como diría el poeta.

Hacía un sol radiante y el ligero viento  de la tarde, refrescaba el ambiente. En la sala común en donde los viejos comparten su destierro, encontré a don Víctor Raúl.

—¿Qué tal, querido amigo? —me dijo al abrazarlo.  No esperaba que me visitase usted. De todas las visitas, la de usted es la más inesperada, amigo mío, me respondió mientras lo estrechaba contra mi pecho.  Opté por seguirle la corriente, muy a mi pesar.

—¿Cómo le va, don Víctor Raúl?  —le he traído algunas cositas  y además quiero hacerle algunas consultas, pero en privado, le respondí, haciéndole cómplice de mis cuitas.  Las jóvenes enfermeras comprendieron que deseaba estar a solas con el anciano.  Lo tomé del brazo y salimos de la sala en donde cohabita con seres fantasmales, ancianos catatónicos, viejos gritones y viejitas de cabeza algodonosa y gestos repetitivos.

Fuera de la sala, su paso cansino y desahuciado, me hacía comprender el terrible curso de la enfermedad degenerativa.  Tal vez las propias pastillas tuviesen también su cuota de culpa, pero la degeneración producida por el Alzheimer en las neuronas provocaba estos daños.  Víctor Raúl arrastraba los pies, sus pasos eran muy cortos, tan cortos como los de un niñito de dos años que está aprendiendo a caminar y teme caerse.

—Y usted, mi amigo, ¿siempre cría animales?—preguntó mientras bajábamos las escaleras rumbo a la calle.  La tarde anunciaba una puesta de sol maravillosa.

—Porque usted criaba conejos, ¿se acuerda? —alzó su rostro y me miró fijamente a los ojos con sus ojos acuosos y tiernos.  Hace mucho tiempo no miraba al viejo a los ojos.  Hace mucho tiempo no contemplaba a mi padre por completo.  Sentí que algo se atoraba en mi garganta.

Víctor Raúl es un peruano descendiente de criollos de varias provincias de la sierra central, “misturaos” con indios.  Tiene la piel clara,  cabellos canos y es de contextura delgada.Mide poco más de un metro sesenta, aunque ahora la enfermedad y el encorvamiento propio de sus ochenta años lo hacen parecer más pequeño y frágil, casi un niño.  De su natal Cerro de Pasco, es probable que recuerde muy poco, pues vive en Lima desde los cinco años, pero lo que a mí me resulta inolvidable es cuando hace unos años, cuando recién empezaban los primeros síntomas de su mal, escuchó una mulisa de antigua raigambre. Con lágrimas en los ojos, sentenció: el cerreño es una especie en extinción, hijo.  Me alejé unos metros más de mi padre. Pude verlo avanzando a tientas en medio de la calle, en su retiro de hombre viejo, que tiene la certeza de que al final el hombre está solo: hola soledad, esta noche te esperaba, como canta Roberto Ledesma. Seguimos caminando.

—Así es, don Víctor, respondí. Crío peces y empezaré con conejos y tal vez con cuyes, en un terrenito que estoy por comprar en Huarochirí, completé, mientras adoptaba un tono de voz severo, para instarle a bajar las escaleras solo, ayudándose con el pasamanos de acero.  Cosa increíble, mi padre bajó a buen paso, lento pero seguro, las escaleras de por lo menos veinte peldaños. En un santiamén traspusimos la puerta de la calle y el radiante pero extraño sol vespertino de noviembre nos daba de lleno en los rostros.  Un ramalazo de auténtica felicidad me recorrió de pies a cabeza.

—¡Ah!¡qué casualidad! —dijo sonriendo como un niño que se regocija ante una buena noticia.  Mi hijo mayor también se dedica a la crianza de peces. No se los come: los vende.  Él estudió en la Universidad Agraria. No nos llevamos bien. Estamos alejados. Él tiene su forma de ser.

Avanzábamos lentamente rumbo hacia la avenida Colombia.  Mi caminar usualmente rápido, tuvo que adaptarse de golpe al paso de mi padre. Acabo de abrir un paquetito de frutos secos que sé que le gustan, mientras mi padre se relame como un niño voraz. Después de todo, fue él quien nos inculcó el gusto por las uvas pasas, las nueces, pecanas, castañas y los riquísimos orejones de albaricoque: las golosinas con que nos agasajaba en la niñez y que ahora él paladeaba con deleite. Nuevamente decidí seguirle la corriente.

—Mire qué casualidad, don Víctor. Y su hijo, ¿terminó sus estudios? —Ya casi llegábamos a la esquina de la cuadra.  A lo lejos distinguí a un anciano solitario, sentado en el muro de una casa.

—Claro que sí.  Él ya se tituló. Y ha trabajado muchos años en el Instituto de la Pesca, o del Mar, o algo así.  Pero no nos llevamos bien. Él no me hizo caso.  Ese trabajo era una desgracia.  No me hizo caso, cuando le dije que se retire.  No lo veo hace mucho tiempo. Y usted, ¿hizo familia? ¿Cuántos hijos tiene ya? Al acercarnos más al anciano que yacía sentado en el reborde del muro, pude distinguir sus ojos rasgados y su sonrisa de chino viejo y contento.  Recogió sus largas piernas y el bastón que extendía por la vereda. Saludé y mi padre realizó una venia de cabeza. El viejo chino nos regaló con un asentimiento respetuoso.

Después de cruzar la pista, mi padre empezó a dar pasos más largos.

—Oiga, amigo, no sé qué me pasa, algo me tiembla en las rodillas, mis piernas no quieren obedecerme, pensar que yo he correteado de niño por todas estas calles del Rímac y los Barrios Altos, ¿Usted se acuerda lo que hemos correteado cuando niños? ¿Se acuerda cuando escapábamos del Ramón Espinoza a robar frutas de las carretillas por la Huerta Perdida? ¡Esos años! Pero usted no envejece, oiga, parece que el tiempo no deja huella por su cara.  Yo he estado reflexionando: la vida es muy breve, no nos da tiempo para enmendar nuestros errores.  Yo tuve una chacra en Huaral, una granja de conejos, otra de pavos y otras con gansos y patos.  Mi vida ha sido el trabajo. También tuve cuatro hijos, varones todos.  Un día, fuimos a un restaurante y me los robaron. Desaparecieron. Ya no están.  Ahora sólo escucho a unos hombres apurados que gritan todo el día, se pelean y no comprenden nada.  Mi esposa, por ejemplo, no viene hace seis meses o un año, no me acuerdo bien.  Creo que ella piensa que me he muerto.  Es mejor así.  Es peligroso que venga hasta estos sitios. Su salud no anda bien y Lima no es como antes.  Muchos carros, muchos accidentes.  Total, todos nos vamos a morir, más tarde o más temprano.  ¿No le parece? Mejor irse olvidando todo de a pocos.

En el camino nos cruzamos con cinco ancianos más ambulando por las calles de Pueblo Libre.  Pueblo Libre, un distrito de viejos.

—Don Víctor, venga, le invitaré un cafecito, un pan con chicharrón. A usted siempre le gustó, vamos, anímese.

—No,  amigo, gracias, no se preocupe, guarde más bien el dinero para su familia.  Los viejos debemos comer poco.  Yo como tres veces al día: a las ocho, a la una y media y a las cinco.  Por eso me mantengo así.  Y tengo ochenta años.  Se debe comer para vivir. No vivir para comer.

—Bueno, don Víctor. Entonces, ¿más pecanas?

—Un tecito, sí le aceptaría. Hablemos de negocios, a nuestra edad podemos ser dueños del mundo—dijo mi padre. Habríamos caminado casi una hora y luego de sortear sardineles inoportunos, veredas con huecos, pistas agrietadas y autos mal estacionados, mi padre quiso sentarse en las faldas de un poste de luz.

Convencido finalmente de que aquél poste de luz no era una banca, enrumbamos a un parque, distante a una cuadra,  para que descansase de la caminata.   En ese momento, vi aproximarse en sentido contrario al anciano oriental.  Caminaba muy rápido para ir con bastón y en menos de dos minutos ya estábamos frente a frente.

—Hola. —dijo amigablemente.  Qué tal, señor, respondí y mi padre, que parecía un poco fastidiado, mucho gusto, señor.

—¿Cuántos años tiene él? —me preguntó a mí, pero mirando a mi padre.

—Yo tengo ochenta y uno. —se respondió él mismo, al tiempo que alargaba la mano con gesto amistoso.  El anciano chino, pese a llevar las espaldas muy cargadas, era un hombre de elevada estatura y complexión robusta. Un raleado peluquín cano caía sobre las orejas y el cráneo  enorme me trajo de golpe la imagen del Gran Timonel que transformó al Enfermo de Asia. Calculo que debió haber medido en su juventud, por lo menos un metro noventa.  Apoyado en su bastón, se dirigía a nosotros en un castellano apenas inteligible.  En la otra mano empuñaba un libro.

—Yo tengo cuarenta y cinco años —dijo muy serio mi padre, para sorpresa del chino, quien abrió grandemente sus ojos orientales y sonrió de oreja a oreja.

—¡Qué glacioso es éste! —dijo, riendo con una carcajada franca y contagiosa, pero mi viejo lo miraba cariacontecido, como un pollito mojado tiritando de frío.

—¿De qué parte de la China es usted, señor? —pregunté, pues el anciano quería hablar a todas luces.  Yo soy de Cantón, señol.  Vine a Pelú, cuando tenía diez.  ¿Y  la vista del señol?, preguntó nuevamente,mirando a mi padre.

—¿Qué tal estás de la vista, papá? —pregunté, traicionándome.

—Yo veo bien, ¿y tú? —dijo él, con una sonrisa sarcástica, esa risa irónica tan típica de mi padre, cuando se encuentra en una situación enojosa. Entonces el anciano chino extendió el libro que llevaba en la mano izquierda, lo abrió de par en par y lo retó a que le dijese qué número era aquél que figuraba impreso en la parte superior derecha de la hoja, entre cientos de grafías que no alcancé a distinguir.

—¿Qué númelo es? ¡diga, señol!—y se acercó y le puso el libro en la cara a mi padre.

—Este es chino, pero yo no soy cojudo. —dijo mi padre con rapidez asombrosa.   Esos no son números. Son letras chinas, respondió en voz alta, alzando su rostro delgado y circunspecto para contemplar al chino risueño.

—No, señol, letlas, no; ¡yo plegunto númelo!, ¿qué númelo es…?—insistió con tozudez el anciano, señalando con sus dedos acromegálicos el número 271 de la página.  Mi padre, más terco aún, respondió, ¡yo qué se, caray!

En ese momento, daba por terminada la entrevista.  Pero cuál no sería mi sorpresa cuando el Mao cantonés se acercó aún más a mi padre:

— ¿Dientes? Qué tal, tás de dientes?¡A vel!, ¡able boca! —abriendo él mismo su boca, alzándose con una mano el labio superior primero y el inferior luego para mostrar una dentadura, grande, amarillenta y en forma de pala. Una dentadura a primera vista íntegra: ni un solo diente picado, ni siquiera una muela de oro.   Mi padre tuvo que empujarlo y al hacerlo casi se desploma, pero Mao sonreía con una inocencia increíble, para luego volver a la carga.

—Y de orejas, ¿cómo tá? ¿Escucha, no escucha?

—Papá, escuchas bien, ¿no?, Si, si, escucho todo lo que dice este señor, todas las cojudeces que dice este señor ¿qué se cree? ¿médico acaso?—pero el chino ya había vuelto a la carga y se  jactaba de su senil fortaleza: yo solito viajo todo Lima, solo subo miclo, solo cluzo pista, no necesito a nadie.  ¿Viven pol aquí?  Yo de aquí me voy solito calle Capón, subo miclo, solito voy a La Molina, veo a mis nietos y legleso, solito voy al Melcado Centlal, Balio Chino… sólo con mi bastón…  tengo que apoyal bien nomá, polque a veces se me lesbala y ¡pam!, me caigo, bastón tá viejo, tiene gastao la punta. ¿Y pichi? ¿Haces bien tu pichi? Yo hago pichi tles veces al día, ¡tles! como caño… también baliga funciona bien… todo bien…

—¡Yo chino de Cantón!—exclamó el chino euforizado.

—¡Y yo, peruano del Perú!, respondió mi padre, al tiempo que se daban la mano, riendo.

—¿Cuál es su nombre, señor?, pregunté para despedirnos.

—Julio.  Julito Chang Cheng, ¡ochenta y un años, pé!, soltó criollazo.

—Mucho gusto… Víctor Raúl Inocente Alcántara,¡ochenta años!

—¿Amigos? ¡Amigo, pueh!, respondió el Mao cantonés y se despidieron dándose un abrazo.

—Bueno, estimado amigo, llegó la hora de despedirnos.—dijo mi padre. ¿Por aquí pasará el tranvía? Tengo que regresar a mi casa. Mi mamá me está esperando.  Me ha mandado a comprar kerosene y ya hemos dado muchas vueltas. Porque usted sabe que mi mamá desconfía de todos desde que ese Benjamín la engañó con una platita que había ahorrado, ¿se acuerda? Y mi madre es viuda. Yo tengo que cuidar de ella y de mis hermanos menores.  Hasta la próxima, amigo, cuídese y cuide a su familia.

En eso, el alarido clásico de los viejos apristas retumbó en las tranquilas calles de Pueblo Libre:

— ¡Víctol Laúl!¡Víctol Laúl! ¡Víctol Laúl!

Mao reía con sus ojos y su boca. Reía con sus orejas y su peluquín raleado. Todo su organismo se agitaba preso de una risa contagiosa y sanadora.

Mi padre volteó lentamente. Sus ojos danzaban.Alzó el índice izquierdo y gritó:

—¡Víctor Raúl, sí! Aprista, ¡jamás!

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Rafael Inocente (Lima, 1969) Escritor peruano, autor de la novela “La Ciudad de los Culpables” (1° Ed. 2007, 2° Ed. 2012, Editorial Altazor), “Discursos contra la Bestia Tricéfala” (con Arturo Delgado Galimberti y Rodolfo Ybarra, 2009, Hipocampo Editores) y el libro de cuentos “No todas van al Paraíso” (Editorial Altazor, 2013). Colabora en la publicación electrónica Rebelión (www.rebelion.org)y en la Revista de IDL (Instituto de Defensa Legal), entre otras publicaciones digitales.

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Dictan 6 meses de prisión preventiva a sujeto que vandalizó la Piedra de los 12 Ángulos [VIDEO]

En tanto, el Mincul solicitó más de 5 millones de soles como reparación civil contra Gabriel Roysi Melanio.

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Durísima sanción. Seis meses de prisión preventiva de la libertad dictó ayer el Poder Judicial (PJ), a través de la Corte del Cusco, contra Gabriel Mariano Roysi Melanio, de 30 años, investigado por atentar contra la Piedra de los Doce Ángulos en el centro histórico de la ciudad del Cusco.

La decisión fue dispuesta por el Segundo Juzgado Penal de Investigación Preparatoria Transitoria de Flagrancia del Cusco.

Será investigado por el delito de destrucción de bienes culturales, daño ocasionado con un martillo. Cabe recordar que la ciudad del Cusco es protegida al ser Patrimonio Cultural de la Nación desde 1972 y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco desde 1983.

Por su parte, el Ministerio de Cultura (Mincul), a través del procurador público Henmer Alva Neyra, solicitó como reparación civil e indemnización 5 millones 350,000 soles al imputado de dañar con un martillo la Piedra de los 12 Ángulos.

El fiscal del caso sustentó la medida coercitiva a partir de las pericias del Mincul y de la Policía Nacional que confirman que tras el impacto metálico hubo pérdida de material y hendiduras, que fue calificado como “muy grave” al haber “alteración irreversible en un bien arqueológico de alto valor histórico y cultural”.

Además, hubo “una alteración en la fisura superficial comprometiendo la estabilidad del elemento y exponiendo a un deterioro. El daño compromete no solo la integridad física del bien, sino también su valor histórico, estético cultural al modificar su percepción visual y su autenticidad”.

fuente: tv peru.

El dato:

Un turista que observó los daños reportó la agresión a una tienda de la zona y tras visualizar los registros se constató que Roysi Melano golpeó tres veces el bien cultural y luego se fue. El mismo día, alrededor de las 10:40 horas, la Policía Nacional y la fiscalía ubicaron y detuvieron al causante en la calle Suytuhatu del barrio de San Blas.

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Norvial anuncia que suspenderá temporalmente el cobro de peajes en Pasamayo y Serpentín [VIDEO]

Desde primeras horas de la mañana de hoy se observa a los vehículos pasar sin pagar el peaje.

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Luego de varias protestas por parte de los transportistas que usualmente se dirigen hacia el norte del país, denunciando que la empresa concesionaria Norvial aún continuaba cobrando el peaje en la Variante de Pasamayo y el Serpentín de Pasamayo, pese a que más adelante se encuentra derrumbado el puente Chancay, Norvial informó la suspensión temporal de dicho cobro.

La concesionaria de la Red Vial 5 de la Panamericana Norte precisó que la medida estará vigente por seis días calendario o hasta que se culmine con la instalación del puente modular que permita recuperar la transitabilidad en el kilómetro 76+200 donde se ubicaba el colapsado puente Chancay.

Sostuvo que la medida se adoptó en virtud del Oficio N° 0658-2025-MTC/19 expedido por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), en aplicación del numeral 9.9 del Contrato de Concesión.

A través de su cuenta oficial en Facebook Norvial dio a conocer este comunicado donde reiteró su compromiso por la seguridad y transitabilidad en la vía.

Como se recuerda, el jueves 13 de febrero, cerca de la medianoche, se produjo el colapso de una de las vías (de norte a sur) del puente Chancay lo que provocó la caída de un bus interprovincial lleno de pasajeros y de un automóvil particular. El accidente dejó tres personas fallecidas y cerca de 40 heridas, algunas de ellas aún se encuentran internadas.

Ante el colapso del puente, que obligó a suspender el tránsito en ese tramo de la Panamericana Norte, el titular del MTC, Raúl Pérez Reyes, anunció que un puente modular reemplazará a la infraestructura dañada. La instalación del citado puente demandaría entre ocho a 15 días.

fuente: exitosa.

Ante la suspensión del tránsito vehicular en Chancay, los transportistas que salen o se dirigen a Lima toman como ruta alterna el camino que conduce a la ciudad de Huaral para luego dirigirse a Aucallama y en este lugar retomar la Panamericana Norte.

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Concesionaria Norvial continúa cobrando peajes en Ancón y Huacho pese a colapso de puente Chancay [VIDEO]

Choferes se muestran disconformes en cobro de peaje, tomando en consideración el derrumbe del puente y la altísima congestión vehicular en la zona.

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Siguen cobrando pese a un servicio deficiente. El director de la Cámara Internacional de la Industria del Transporte (CIT), Martín Ojeda, denunció que se sigue cobrando peaje a pesar de las limitaciones del tránsito vehicular, tras el colapso del puente Chancay, en Huaral, que se registró la noche del jueves, 13 de febrero.

En entrevista para RPP, Ojeda señaló que persiste el cobro en los peajes de Ancón y Huacho, por lo que exigió la suspensión del pago hasta que culminen los trabajos de remediación después la caída del puente Chancay, a la altura del kilómetro 75 de la Panamericana Norte.  

También dijo que los transportistas son desviados del peaje de Ancón hacia Huaral, por una vía de trocha que dificulta el tránsito y, además, genera una congestión vehicular de entre una a cuatro horas.

fuente: exitosa.

Para ejemplificar el panorama que brindó Ojeda, un conductor se comunicó en vivo con RPP y relató que, en su trayecto de Lima a Chancay, estuvo más de tres horas atascado en el tráfico. 

“Y en el mejor de los casos, cuando no hay tráfico, se demora hora con veinte minutos. Y el día de ayer, en la noche, se ha demorado de tres a cuatro horas. Hay una larga fila de buses porque nos meten por calles que no son carreteras, no son autopistas, es una ciudad… lo peor de todo, que nos cobran los peajes”, declaró Martín Ojeda.

“La fluidez y la conectividad se rompió y están cobrando el peaje de norte a sur y de sur a norte en Huacho; y están cobrando el peaje en Ancón, norte y sur, sur y norte”, agregó.

El director de la CIT comentó que en los peajes se cobra 10.40 soles por eje y los camiones tiene hasta seis; por lo que un transportista podría llegar a pagar 62.40 soles.

“Eso es lo que nos están cobrando: por nada”, enfatizó.

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Atentado cultural en Cusco [VIDEO]

‘La piedra de los doce ángulos’ forma parte de un Palacio Inca en la calle Hatun Rumiyoq y hoy fue seriamente vandalizada por una persona que con un objeto contundente la golpeó fuertemente. Como se recuerda, hace 11 años dos vándalos chilenos pintaron el gran bloque e hicieron un grafiti con sus iniciales.

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La madrugada de este martes la ‘piedra de los doce ángulos’ ubicada en la zona monumental de la ciudad de Cusco, sufrió un grave atentado. Lima Gris accedió a imágenes exclusivas del momento del acto vandálico, cuando una persona en aparente estado de ebriedad golpea fuertemente la piedra con un objeto sólido que sostiene en su mano. Funcionarios del Ministerio de Cultura llegaron hasta el lugar para evaluar los daños.

¿Dónde está ubicada exactamente la ‘Piedra de los doce ángulos’?

La piedra de los doce ángulos es un bloque de piedra de la cultura inca que forma parte de un palacio ubicado en el centro de la ciudad, en la calle Hatun Rumiyoq (que junto con otras calles se unen a la plazoleta de San Blas con la plazoleta de la Almudena) en la zona monumental de Cusco, Perú.

El gran bloque de arquitectura inca y que está compuesta por una formación diorita presenta un gran acabado y bordeado perfeccionista, al no existir asimetrías en sus uniones. Y actualmente es considerado Patrimonio Cultural de la Nación del Perú. Asimismo, la piedra forma parte de la sede del Palacio Arzobispal de Cusco, que anteriormente fue la residencia de Inca Roca, el sexto soberano del Curacazgo del Cusco.

Hace 11 años sufrió un acto vandálico

Como se recuerda, el 8 de marzo de 2014 la piedra sufrió un grave atentado mediante una irresponsable pinta que significó un acto vandálico, pese a la constante vigilancia de los ciudadanos cusqueños. En dicha fecha, dos sujetos chilenos desadaptados hicieron un grafiti con sus iniciales. Felizmente, los servidores de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco lograron borrarlas sin dañar la superficie.

Lima Gris accedió a estas exclusivas imágenes captadas por Darwin Santander.

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Taxis por aplicativo sí podrán ingresar al nuevo aeropuerto Jorge Chávez, según nuevas indicaciones de la ATU

Asimismo, precisaron que los buses “AeroDirecto” estará permitido el traslado de maletas tipo ‘carry on’.

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Taxis y malestas, sí, pero ahora solo falta cómo ingresar. La Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) informó el pasado fin de semana que los taxis por aplicativo sí podrán ingresar al nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez, que se inaugura este 30 de marzo.

A través de un comunicado, precisó que este tipo de autos sí podrán ingresar con pasajeros al nuevo terminal de Lima y que “el control y la seguridad de estos vehículos estarán a cargo tanto de la entidad como de la Policía Nacional del Perú”.

Es así que vehículos de los aplicativos como como Uber, Yango, Cabify, Didi y Easy Taxi podrán ingresar al terminal con pasajeros.

Para operar en el nuevo terminal aéreo, los taxis por aplicativo deberán cumplir con varios requisitos de seguridad y formalización. Las unidades deben estar debidamente identificadas con la placa correspondiente al servicio de taxi y contar con la autorización de la ATU.

Además, los conductores deberán tener una licencia de conducir vigente, contar con el SOAT obligatorio y pasar una inspección vehicular actualizada. Entre los implementos de seguridad exigidos se incluyen un botiquín de primeros auxilios, un extintor y señales distintivas como casquete y cartilla informativa.

Detalló asimismo que los buses de “Aerodirecto” son vehículos de transporte público urbanos de pasajeros, como los que prestan servicio en la ciudad, en los cuales está permitido el traslado de maletas tipo carry on (con ruedas) y mochilas de viaje, es decir, el equipaje que suele ir en la cabina de los aviones”.

Finalmente, la ATU reiteró su compromiso de apoyar los servicios de movilidad urbana hacia y desde el nuevo aeropuerto Jorge Chávez dentro de los estándares de formalidad que la autoridad exige, a la par de ir implementando nuevos servicios que permitan un desplazamiento seguro de los ciudadanos y visitantes.

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A propósito del Día del Amor y la Amistad: cada vez más peruanos prefieren casarse pasados los 30 años

El año pasado se realizaron 68,559 matrimonios, situándose casi a cifras prepandemia.

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Dar el “sí, acepto” es una de las decisiones más importantes de la vida y para muchos se tienen que dar ciertas condiciones para pasar el resto de sus vidas que su ser amado. Los tiempos han cambiado y ya no se frecuenta ver bodas entre jóvenes veinteañeros, sino a dos adultos de 35 años para arriba.

Y es que varios factores entran a tallar para la unión ante Dios. Muchos jóvenes dan prioridad a su vida profesional y laboral, dejando en segundo plano las nupcias. Otro factor importante es el soporte económico ya que muchas de las nuevas parejas buscan un hogar donde habitar que no sea el segundo piso de la casa de sus padres. Otro detalle a considerar es que muchos de los encuestados no se sienten emocionalmente preparados para “dar el salto” a la fila de los recién casados, prefiriendo entre otras cosas su libertad como solteros, su juventud y su etapa donde no son tan responsables.

Según información del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) en 2024 se han registrado 68,559 matrimonios; lo que indica una recuperación con respecto a los números prepandemia. En 2019 la cifra fue de 73,802, y evidentemente por la coyuntura de la crisis por Covid-19 en 2020 se redujo a 43,608 bodas. En años posteriores la cifra se fue recuperando, teniendo un pico alto en 2022 con 80,605 matrimonios.

En los años posteriores esa cifra no se mantuvo, reduciéndose considerablemente: 2023 con 66,142 bodas, y 2024 con 68,559.

El año anterior más de 39 mil peruanos se casaron entre los 30 y 59 años; siendo Lima, Arequipa y Cusco las regiones que lideran este ranking por rango de edad.

Ciudadanos ahora priorizan otros aspectos de su vida como la profesional, emocional o económica antes de casarse. Foto: El Peruano.

Día del Amor, día de casarnos

Por otro lado, Reniec informó que en el 2024 se registraron 757 matrimonios el 14 de febrero, fecha en la que se celebra el Día del Amor o Día de San Valentín. Esto representa una disminución del 25.6% versus el 2023, cuando se casaron 1018 parejas a nivel nacional.

En comparación con el año prepandemia (2019), se experimentó una caída del 38.7% en el número de matrimonios inscritos que fueron 1234.

Reniec también señaló que, en los últimos seis años, un total de 4892 parejas eligieron contraer matrimonio el Día de San Valentín.

Las parejas que han unido sus vidas y sellado su amor en esta fecha especial son las siguientes: en 2019 (1234), 2020 (1476), 2021 (14), 2022 (393), 2023 (1018) y en 2024 (757).

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Dos personas fallecidas y decenas de heridos tras caída de Puente de Chancay [VIDEO]

Bus interprovincial cayó al turbulento río Chancay. Entre los heridos se encuentran tres menores de edad.

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Un país sin puentes. Resulta sumamente preocupante la falta de planificación y monitoreo de los puentes del país. Han pasado más de dos años y un puente en Huachipa aún no se puede terminar de construir; peor aún, no existe un puente de acceso al nuevo aeropuerto Jorge Chávez; diversos puentes vienen siendo golpeados en sus bases por buses y tráileres de carga pesada, dificultando la transitabilidad de los demás vehículos; y qué decir de los demás puentes en el interior del país que cada año son debilitados tras la llegada de un huayco, sin que exista un control posterior de las autoridades competentes sean distritales, regionales o centrales; y ahora último el Puente de Chancay se ha caído al río, llevándose consigo dos personas inocentes fallecidas.

De acuerdo con información del titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), Raúl Pérez – Reyes, un bus interprovincial cayó a las aguas del río Chancay a la altura del kilómetro 75 de la Panamericana Norte, luego de que el puente se desplomara. Posteriormente, se tuvo conocimiento de que un auto particular también cayó a la corriente fluvial.

El hecho ocurrió aproximadamente a las 11:55 p.m. del último jueves, cuando la infraestructura cedió justo en el momento en que una unidad de la empresa Cruz del Norte y un automóvil de color negro transitaban por la vía.

Bomberos y agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) trabajaron en conjunto para rescatar a los pasajeros atrapados dentro del ómnibus, algunos de los cuales quedaron entre los fierros retorcidos. Con herramientas especializadas, lograron abrir paso entre los restos del vehículo, mientras otros socorristas brindaban primeros auxilios. Los afectados fueron trasladados a los hospitales de Chancay y Huaral.

Por otro lado, se conoció que en el mes de noviembre se realizó mantenimiento al puente derrumbado, sin embargo, no se han brindado mayores detalles sobre el tipo de mantenimiento. Desde el año 2003 la empresa encargada del mantenimiento del puente es Norvial.

fuente: latina.

Ministro de Transportes acudió hasta el puente derrumbado

Ante esta emergencia, el ministro de Transportes llegó hasta Chancay en horas de la madrugada para intentar buscar alternativas de vías de comunicación debido a que se ha paralizado la carretera en sentido norte a sur producto del colapso del puente. 

Los pobladores de la zona se mostraron totalmente indignados con su presencia y llegaron a increparle en el lugar. Sin embargo, el titular del MTC se concentró en mencionar que lo importante era salvaguardar la vida de las víctimas

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Usuarios del Metropolitano se bajan de los buses debido al asfixiante calor [VIDEO]

Unidades de transporte no cuentan con aire acondicionado, eso sumado a la gran conglomeración en hora punta hace que muchos de esos vehículos vayan repletos de pasajeros.

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El sofocante calor se siente en muchas partes de la capital, registrándose en algunos distritos temperaturas por encima de los 30 grados, teniendo sensaciones de calor los 33 o 34 grados. Si eso calor se suma estar en un lugar cerrado y con poca ventilación como los buses del Metropolitano dicha temperatura fácilmente puede bordear los 37 o 38 grados, resultando para muchos una “olla a presión”.

Anoche, en la estación Naranjal del Metropolitano, decenas de usuarios de ese servicio de transporte no pudieron más el intenso calor y decidieron bajarse de las unidades a modo de protesta por la escasa implementación de aire acondicionado o sistemas de ventilación.

Y a pesar que anoche se registró una intensa lluvia en gran parte de la capital, la sensación de calor no se redujo, teniendo una media de 25°C incluso hasta altas horas de la noche.

“No es ventilado, la verdad. Como todos los días, es algo normal que haya aglomeraciones. El calor está muy fuerte”, dijo a Panamericana TV una pasajera que aguardaba abordar en la estación Naranjal. Otra usuaria agregó: “Es un horno estar en el trayecto. La gente está apiñada, no hay ventilación. Las ventanas no sirven de mucho porque son pequeñas y algunas están malogradas”.

fuentes: bdp.

En esa estación los pasajeros debieron esperar al menos 45 minutos debido a la congestión generada por el mal tiempo. Sin embargo, el panorama se replicó en otros puntos, donde usuarios reportaron que la lluvia generó desorden y acumulación de suciedad en los embarques.

Los peatones también manifestaron que las estaciones no están diseñadas para soportar precipitaciones prolongadas. En varias de ellas, se registró acumulación de agua en el piso, lo que dificultó el acceso y generó riesgo de resbalones.

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