Y decía. Caminé por la Av. Del Ejército. Chompa vieja sin camisa, pantalón de trapeador, zapatillas en la última lona. Jorobado en extremo, tomado de mis propias manos, el pelo hirsuto de mi barba rala y un terror de cojones para el jabón y el agua. Despacio, arrastrando los pies, llegué hasta la puerta principal, gané la gran alameda central empedrada y un brazo me cogió por el hombro. «Oye, tus papeles», dijo una voz con «fotocheck». Yo entregué la copia de mi electoral y me señalaron una vieja edificación sobre el corredor de la derecha. Eran los consultorios externos, el lobby del infierno, hasta ahí llegue con mi muerte a plazos y mi perplejidad.
Era una mañana de agosto y yo con toda la apariencia del loco había ganado la calle. Como otros tantos de cientos de enfermos mentales que deambulan por las calles de Lima. Ya, disfrazado y temprano estaba a la buena de Dios. El manicomio me serviría para escribir una crónica que obligaría a las autoridades una semana más tarde a declarar en emergencia el hospital. Tres días estuve internado –al final contra mi voluntad– y conviví en los linderos de la tolerancia más curtida. Al final, valió la pena, la cordura no era mi fuerte pero con ella, descubrí que la vida sí se puede soportar sólo con ella, aunque de forma infrahumana.
En aquel tiempo y mientras me preguntaba si el Perú era un país depresivo, ponía en mis labios aquello que pregonaba el Dr. Baltasar Caravedo respecto al por qué los pobladores de Monsefú, hasta 1910, seguían guardando luto por la muerte de Atahualpa. El Perú de Alan García no había cambiado mucho en relación a este aserto. El luto depresivo seguía entre nosotros tanto como la pena. Audaz me profundicé en el tema y llegué a la conclusión que, aunque cueste creerlo, existía una enfermedad original peruana: la neurosis depresiva.
Justo en esos años ocurrió un suceso que colocó a la salud mental del país en alerta roja. En el hospital Larco Herrera, la huelga indefinida de paramédicos, la falta de alimentación y medicinas, habían provocado en menos de una semana nueve muertos y la tragedia se sumaba a la falta de recursos en el Ministerio de Salud que colocó a los enfermos en el peldaño más bajo de la condición humana. Yo era un pichón de cronista y veía cada día como mis solicitudes para ingresar al más grandes hospital de enfermos mentales de Lima eran rechazadas sin ninguna explicación. Así no tuve otra solución.
Foto. Caretas
2.
¿Doctor Fernández o doctor Díaz?, me preguntó una mujer de mandil blanco, herméticamente blanco y en desgracia. «No sé, vengo por primera vez, soy borracho y quiero matar a mi padre», dije. El que oficiaba de huachimán y enfermero y que también era interno, me miró con satisfacción, «uno más», pensó. Pagué con unas monedas por la consulta en la ventanilla del fondo del pasillo y recibí a cambio un ticket mimeografiado y ciento de mirada ágrafas. Salí del pabellón e ingresé a la otra vida. Al fin, ya tenía el pasaporte para conocer las tinieblas del horror y apenas eran las ocho y cuarto de la mañana. Cierto, sudaba como un descosido.
«Hígado», «molleja», «apanado», «lentejas», estaba escrito en una pizarra del primer restaurante frente al pabellón de la administración. Un hombre fumaba en una de las mesas y leía una revista evangelista. «Un café por favor», le pedí al mozo de mirada extraviada. Él me observó receloso, «No hay agua hervida», me contestó. Ahora estaba sentado en una banca de madera frente al pabellón 16. Del último fondo, y escapándose por una ventana semitapiada, se escapaban unos gritos desgarradores: «Mamaaá, mamaaá, mamaaá…».
Un guardia republicano vigilaba la entrada del oscuro edificio que fungía de pabellón para terroristas. De pronto, un pedazo de concolón de arroz fue arrojado en la vereda, debajo de mi banca a la hora de del almuerzo, a la hora de la ‘paila’. Un tipo de abrigo seboso y zapatillas rotas se acercó para recogerlo. Lo tomó y fue a sentarse en la banca del lado. Luego comenzó a comer lentamente olvidándose del mundo. Más allá, unos internos sudaban y cargaban grandes ollas en sendas carretillas. «Estofado. Pab. 12», Estaba escrito en uno de ellas. Dos hombres de baja estatura buscaban en los desperdicios algo para comer y se llenan la boca sin escrúpulos y en verdadera competencia que uno había visto en una disputa de cerdos.
Foto: Ana Castañeda.
3.
Al mediodía un médico distraído apuntó mi perfil síquico sobre un escritorio a punto de desplomarse. Escuchó mis males con bostezos. Se fastidió cuando le conté de mis obsesiones sexuales. Se entusiasmó cuando le dije que quería atentar contra la vida de mi padre. Se desilusionó cuando le confié que tenía temor a las sombras. Me extendió una receta al tiempo que escribía una orden para mi internamiento. Me dijo me iba a ver al día siguiente y me asignó un enfermero que nunca llegó. Por la tarde un anciano elegante de traje y sin zapatos y que miraba en lontananza el horizonte, me dijo que en su pabellón había dos colchones. Esa noche me quedé dormido tarde. Afuera se oían aullidos, almas en pena, la desesperanza más sobrecogedora.
Lo que tenía que ocurrir había ocurrido. Un empleado me reconoció al día siguiente. ¿Qué haces, loco?, me dijo. Le intenté explicar que estaba en misión secreta, ahí fingiendo, pegándola de demente. Que había llegado a escribir una crónica urgente, que en mi casa no sabían nada. No me creó, ni lo de la crónica ni que me esté haciendo el loco. Además, todos dicen lo mismo, me dijo. Que no están locos. Luego se extendió que un supuesto viaje a la selva de las sirenas azules. Que dónde estaba el cometa que se clavó en la luna. Que ayer han cazado una ardilla de metal. Yo lo arrastré debajo de unos árboles y al final lo convencí. Él me seguía observando desconfiado. Luego, dudando me fue enseñando las zonas secretas del hospital, la cocina desierta, la lavandería abandonada, la ropa asquerosa que forman cerros frente a tres trabajadoras de mandil incierto. Había otras máquinas, todas oxidadas e inservibles que no sé para qué. Llegamos al almacén, el amplio salón de farmacia apenas mostraba unas charolas y cinco o seis cajas de unas ampollas amarilla. Más allá, un enjambre de empleados y secretarias escriben a máquina, estampaban sellos, escuchaban Radio Mar, todos me observaron recelosos.
Foto: David Vexelman F.
4.
En 1987, la huelga de los trabajadores duró 56 días. Se exigía incrementar el presupuesto del sector Salud del 5 al 7.5 por ciento. La huelga se rompió y los problemas continuaron. A groso modo, en estos tiempos el hospital alberga a 1,570 trabajadores y sólo existen 1,100 camas para 5,000 enfermos. Un técnico administrativo, por ejemplo, con 28 años de servicios, gana un poco más del sueldo mínimo y le duele en el alma. El Hospital Larco Herrera tiene un apéndice en Barranca donde dicen que trasladan a los enfermos en recuperación. Falso, a eso lugar llegan los irreversibles. De ahí jamás regresarán, además, la familia ya los dio por muertos. Ahí también van a parar los empleados «conflictivos».
De aquellos días algo ocurrió en el pabellón 7, exclusivo para mujeres y que es severamente vigilado. Un policía violó a una paciente. La dirección les abrió un proceso disciplinario a dos trabajadoras supuestamente por complicidad. No obstante, el guardia continúo trabajando, nunca se investigó cómo ingresó en la noche y cómo consumó el delito. Su comando lo relevó y guardó un silencio absoluto. Casos como éste son frecuentes porque uno de los grandes problemas del hospital es que delincuentes y drogadictos pueden ingresar por las paredes en la noche y hasta venderles PBC a los internos que tiene algo de dinero porque todavía reciben visita.
Ese año de 1985 se implementaron los puestos de confianza, aumentó la burocracia y se suprimió la alimentación para los empleados asistentes. Según los delegados del sindicato, el director Aurelio Medina Gavidia había convertido el hospital en una guarida de la Juventud Aprista. «Esto está lleno de búfalos», me contaba uno que le decían «Tato», mientras tomaba un té en uno de los quioscos que está frente al pabellón donde se encuentra la capellanía. «Ahora se roban los teléfonos, las bombas de agua y hasta los focos». Pagó y se marchó.
El presupuesto del hospital tenía varias partidas. La 02-00 destinada a bienes y que básicamente era la de alimentos y medicinas se había reducido a la mitad. El noventa por ciento de este dinero que estaba destinado a alimentación y el restante para medicinas ya no alcanzaba. «El Ministerio de Economía y Finanzas es el gran culpable», me explicaba despacito una mujer de edad enmandilada y que no me quiso decir cómo se llama. Y con el drama en la barriga remató: «soy del nivel C y mi sueldo no alcanza a fin de mes».
En la Dirección de Salud Mental del Ministerio de Salud, no existía estadísticas sobre los enfermos que se atienden en todo el país y cualquier cifra que se maneje pertenece a iniciativa de algún psiquiatra particular. Sin embargo, investigaciones realizadas por estudiantes universitarios de psiquiatría, arrojan un número cada vez más alarmante. Por ejemplo, hasta ese año existía oficialmente en el país 105 mil psicóticos, 280 mil neuróticos, 355 mil epilépticos, 700 mil deficientes mentales, 500 mil jóvenes con desarreglos en conducta escolar y 450 mil alcohólicos. Nunca se ha realizado estadísticas sobre el fármaco-dependiente y drogadictos pero según algunos especialistas, la proliferación es verdaderamente epidémica.
Otra cifra terrible es aquella que habla de que el 20 por ciento de los recién nacidos en el país, muestran el trauma por alumbramiento, ya que el 70 por ciento de estos niños nacen sin atención médica. De estos nuevos peruanos, la mitad fallece antes de cumplir los cuatro años. Los niños que “sobreviven”, están expuestos a un sinnúmero de enfermedades infecto-contagiosas que tarde o temprano provocarán lesiones en el sistema nervioso. Así de simple.
Enrique Sánchez Torres es técnico de enfermería y trabaja en el hospital Víctor Larco Herrera.
5.
El desayuno se sirve religiosamente a las siete de la mañana. Aquel jueves fui testigo de un porongo de quáker y algunos panes. En el almuerzo de las 11 y 30 sirvieron un caldo realmente abominable con algunos pedazos de zanahoria y que le dicen «sopa». De segundo eligieron trigo con arroz, mismo barro, y a las 6 de la tarde la cena fue el mismo arroz y una mazamorra sin nombre que, lo juro, me hizo vomitar. La paila no llega a todos los pabellones y los pacientes crónicos, francamente gritan de hambre.
El pabellón para niños ofrece una visión miserable. Ahí están encerradas 26 criaturas con escasos rasgos humanos. «A los niños apenas les llega una sopita y casi nunca pan», me explica una asistente y agrega: «Nosotros tenemos que prepararles unas tortillas con los huevos que nos dejan algunos familiares». Es cierto, los empleados observan de manera impotente tamaña miseria. Si no fuera por algunas donaciones, los muertos se multiplicarían. El Dr. Orlando Puliti funge de asesor legal. Me acerco, curioso, quiero hacerle algunas preguntas. «No jodas, está muy ocupado», me responde un sujeto sombrío desde el altillo de su oficina.
Por falta de alimento y de calorías los pacientes adquieren otras enfermedades amen de la caquexia y la pelagra. Los nueve muertos conocidos no fallecieron de locura, murieron por desnutrición, así consta en la denuncia fiscal y no como dice el ministro de Salud, Dr. Luis Pinillos, por culpa de la huelga de trabajadores. El personal profesional, llámese médicos, enfermeras y técnicos, trabajaron normalmente durante los días de la huelga del sector. Mentía el ministro –para variar–cuando hablaba de desatención.
Es verdad, tampoco se utiliza «la camisa de fuerza» porque todas están inservibles y el electroshock está suspendido por falta de fluido eléctrico. Entonces se recetaba a todo pasto el fármaco Largactil, un sedante que cuesta un ojo de la cara en las farmacias de la calle y que en la botica del hospital simplemente no existe por más que se luce una propaganda con la caja de 30 comprimidos. Esta sustancia química reemplaza al terrible «baño de ahogo» y a los manguerazos de agua helada.
Foto: Agencia Andina.
6.
Casi ningún paciente se medica. Por eso, para los propios empleados asistenciales es un riesgo ingresar, por ejemplo, al pabellón 4, el de los enfermos crónicos, donde el clima de violencia es inenarrable. En ese tenebroso edificio, donde se escuchan los gritos más lastimeros del mundo, en la actualidad hay 6 pacientes condenados a muerte. Desabastecidos, sin alimentación adecuada, sin ningún tipo de seguridad y con tres focos solamente alumbrando la ciudadela en la noche, el Larco Herrera era el lugar más dantesco del planeta.
Hoy que se han multiplicado los suicidios y como afirma el psiquiatra Javier Mariátegui: «La miseria ayuda a la gestación y proliferación de las neurosis y depresión. El Dr. César Rodríguez Rabanal dice casi resignado: «Al hospital llegan los perdedores de la sociedad».
Ser pobre es suficiente pero padecer de un trastorno mental ya es la miseria misma. En el país existe una gran verdad que dice a media voz. La familia es la principal productora de las enfermedades mentales. Suena terrible, súmese a este drama el asedio socialmente establecido y la pérdida general del status económico, así encontraremos las claves de este país enfermo. ¡Entonces, señor ministro de salud, cuándo la salud estuvo más enferma!
La noche cae en el Larco Herrera, ya no tengo cigarros. Han pasado tantos años. Está crónica quería seguir los pasos de una investigación que realizara José María Salcedo. No sé si logré mi propósito. Entonces, alguien toca un silbato, otro da órdenes a unos tigres inexistentes y alguien canta la canción más triste del planeta. En la oscuridad de la vieja casa hacienda muchos recuerdan entre brumas haber sido felices y en algún momento haber sido el peruano con familia habitando en un país hermoso. No insistiré en decir que me habían prohibida la salida. Sería hilarante y de eso no se trata. Así que, arrastrando los pies y más deprimido que «autista pobre», en la penumbra llegué hasta uno de los muros. Después de treparme por la tapia junto a los arbustos al fondo del estadio al fin gané la calle. En la Av. del Ejército logré subir al bus de la línea 91, los “moraditos”. Todo el que sube en el paradero del ‘Larco Herrera’ es más que sospechoso. Yo estaba con los ojos que miran para adentro y el cobrador que me grita: «Patita, paga, paga, paga, no te me hagas el loco». Ha pasado tantos años, lo sé, pero parece que fue ayer.
¿Se volverán a limpiar las manos? La cuarta víctima del suero fisiológico resultó nada menos que una bebé de tan solo un año y dos meses, la cual ingresó a la clínica SANNA con un cuadro de fiebre y diarrea, pero durante el tratamiento se le suministró el suero defectuoso ocasionándole convulsiones que la llevaron a la muerte.
Cuentan los afligidos padres de Kayla que cerca de 15 médicos estuvieron junto a su menor hija sin hacer más que mirarla mientras convulsionaba. Ellos denuncian negligencia por parte del personal médico que estuvo presente, adelantando que presentarán una denuncia contra la clínica y “los que resulten responsables”.
«Cuando estaba en hospitalización, ya habían pasado más de 4 horas con el suero, mi bebé empieza a temblar y convulsionar fuerte. El personal médico que estaba con nosotros no sabía qué hacer. El papá de mi bebé es quien presiona el botón de emergencia para que se puedan acercar a auxiliar a mi bebé, pero todos los que ingresaban solo miraban. No tenían varios implementos», declaró la joven madre.
Asimismo, aseguró que la clínica estaba más preocupada en que pague por los medicamentos que se utilizaron para la atención de su bebé, detallando que el gasto total fue de 2 mil soles.
«La clínica de lo que más se preocupaba era por el tema del pago (…) La clínica lo más preocupado que estuvo era de que yo firmara o que cancelara. Estaban preocupados por anotar qué medicamento terminaron de usar en UCI pediátrico, o sea todo. Lo primero para ellos era el cobro (…) Más de dos mil hemos gastado en mi bebé», agregó.
fuente: latina.
Minsa ordena el “cierre temporal” de Medifarma
En tanto, el Ministerio de Salud (Minsa), a través de la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), ha ordenado el “cierre temporal” del laboratorio Medifarma S.A. luego de detectarse que habría más de un lote defectuoso del suero fisiológico.
Según el escrito, para confirmar la calidad del producto, el laboratorio de control de calidad Hypatia S.A. realizó pruebas en las que se detectó una alteración en la concentración de cloruro de sodio. Los análisis revelaron que los niveles de sodio en el suero variaban entre 63.8 % y 644.0 % por encima del estándar permitido.
La recomendación es no consumir ningún lote de esta marca por precaución. En tanto, Medifarma informa que retirará todos los lotes de suero fisiológico de su marca en circulación.
La tragedia que ha golpeado a la familia de Alejandra Landers ha dejado una profunda herida no solo en sus seres queridos, sino también en la sociedad, que observa con creciente indignación la posible negligencia médica que pudo haber causado su muerte. Alejandra, de solo 26 años, ingresó a la clínica SANNA de San Borja con un simple resfrío. Sin embargo, tras recibir un suero fisiológico contaminado, su estado empeoró rápidamente hasta llegar a la muerte cerebral. Su padre no escatima en palabras: “Mi hija llegó sana y me la entregaron muerta”, declaró, denunciando la aparente falta de cuidado y vigilancia médica en el tratamiento de su hija.
La historia de esta joven, que parece un error evitable, plantea serias dudas sobre la gestión de la clínica y el control de calidad de los insumos médicos que se suministran a los pacientes. De acuerdo con el relato de la madre, Eliana, la joven fue admitida en urgencias a las 9:17 p.m. Sin embargo, horas después, presentó síntomas graves, como convulsiones y pérdida de conciencia. La desesperación de los padres aumentó al ver que la clínica tardó tres horas en realizarle exámenes, a pesar de la evidente gravedad de su condición. “Cuando la toqué, su cara estaba mojada de saliva y su cuerpo orinado”, narró Eliana entre lágrimas, destacando la falta de una respuesta rápida y adecuada.
La situación no solo pone en evidencia una aparente falta de protocolos médicos adecuados, sino que también subraya un sistema de salud que parece proteger más a las instituciones involucradas que a las víctimas. La familia de Alejandra ha denunciado, además, la burocracia que ha rodeado la posibilidad de iniciar acciones legales contra los responsables de este trágico suceso. Su abogado denuncia que, a pesar de los esfuerzos por presentar una denuncia penal, las autoridades se niegan a aceptar el caso, alegando problemas de competencia. Es un ejemplo más de la obstrucción al acceso a la justicia, en la que las víctimas y sus familias se enfrentan a un laberinto legal que favorece la impunidad.
Para colmo, el Ministerio de Salud cambió en 2024 la normativa relacionada con la notificación de reacciones adversas a medicamentos, extendiendo el plazo para reportarlas de 24 horas a 7 días. Esta medida, que podría haber sido pensada para aliviar la carga administrativa, en la práctica podría favorecer la impunidad, al dificultar el rastreo oportuno de situaciones como la ocurrida con Alejandra, donde la contaminación del suero fue el detonante de su muerte cerebral.
A pesar de la gravedad de los hechos, tanto la clínica SANNA como la farmacéutica Medifarma han ofrecido cubrir los gastos médicos y han mencionado la posibilidad de una indemnización. Sin embargo, el padre de Alejandra rechazó cualquier compensación económica, buscando únicamente la verdad. “No queremos dinero, queremos la verdad”, afirmó contundente, dejando claro que la justicia y la responsabilidad de los involucrados son lo que realmente importa para la familia.
Este caso plantea una reflexión profunda sobre la falta de responsabilidad y el sistema de salud que parece más preocupado por proteger su reputación que por rendir cuentas ante hechos tan graves. La familia de Alejandra y la sociedad en su conjunto exigen justicia y que este tipo de tragedias no queden impunes. Es esencial que se asuman responsabilidades, se tomen medidas preventivas y se garanticen los derechos de los pacientes, para que casos como este no se repitan.
Panorama conversó con los padre Alejandra. Aquí todos los detalles.
La soberbia mata señores de Poderosa: tres asesinatos más en Pataz
Hace unos días, las Rondas Campesinas de Pataz llegaron hasta Lima con un pedido desesperado: apoyo para enfrentar a la delincuencia que azota su tierra. Armados apenas con varas y palos, estos hombres y mujeres, guardianes de sus comunidades, buscaron ayuda en las mineras y el Estado. La respuesta de Minera Poderosa fue fría, indiferente: les cerraron la puerta en la cara. Hoy, la sangre vuelve a teñir la tierra de Pataz.
Tres jóvenes trabajadores de Poderosa han caído en una emboscada de la delincuencia organizada y muchos más ciudadanos anónimos en toda la provincia están siendo masacrados.
¿Cuántos muertos más hacen falta para que la soberbia de unos pocos se derrumbe? ¿Cuántos ataques, cuánto dolor debe soportar la población antes de que las empresas y las autoridades entiendan que sin la unión con la gente organizada, la batalla contra el crimen está perdida?
Las Rondas Campesinas no piden limosnas, piden herramientas, recursos, colaboración. Son la primera línea de defensa en una zona donde el Estado brilla por su ausencia. Mientras tanto, la delincuencia avanza, mejor armada, más violenta, más audaz. Cada rechazo, cada desdén, es una victoria para las hordas criminales que ven cómo sus enemigos están divididos.
La soberbia mata. Mata cuando las empresas privilegian sus protocolos sobre la vida de las personas. Mata cuando el Estado responde con burocracia a una emergencia. Y mientras tanto, en Pataz, los ronderos siguen plantando cara a los balazos con nada más que coraje y palos.
¿Hasta cuándo? La respuesta debería ser hoy. Porque mañana, el costo será mas. Comparto con ustedes parte de la propuesta entregada a las compañías mineras y al gobierno central.
Propuestas para una Estrategia Integral
1. Comités de Seguridad Mixtos
– Crear mesas de trabajo conformadas por líderes ronderos, mandos policiales, representantes del Ejército y delegados de las mineras. Estos comités diseñarían operativos conjuntos con inteligencia compartida, evitando la duplicidad de esfuerzos y garantizando una respuesta rápida ante ataques.
2. Financiamiento Compartido
– Las mineras, en vez de gastar millones en seguridad privada para sus instalaciones, deberían destinar un porcentaje a fondos mancomunados con el gobierno regional. Estos recursos financiarían:
– Equipamiento básico: Radios, chalecos antibalas, drones de vigilancia y botiquines de emergencia para las Rondas.
– Infraestructura: Puestos de control en zonas críticas, con tecnología de monitoreo y alerta temprana.
3. Capacitación y Legalidad
– La Policía y el Ejército deben entrenar a los ronderos en:
– Primeros auxilios.
– Protocolos de detención sin violencia excesiva.
– Uso de tecnologías de rastreo.
– Uso de armamento no letal o escopetas
– A cambio, regularizar su estatus jurídico para que su labor sea reconocida y protegida, no criminalizada.
4. Operativos «Escudo Andino»
– Desplegar unidades móviles combinadas (Policía, Ejército y Rondas) para patrullajes en zonas de alta peligrosidad, con apoyo aéreo en casos de enfrentamientos.
– Establecer un número de emergencia exclusivo para alertas rápidas, con geolocalización.
5. Programas Sociales como Prevención
– Las mineras y el Estado deben impulsar proyectos en las comunidades para cortar el reclutamiento de jóvenes por el crimen: becas, talleres técnicos y empleos formales en lugar de migajas asistencialistas.
Nos unimos o nos derrotan
La soberbia empresarial y la indiferencia estatal ya han costado demasiadas vidas. Pataz no necesita discursos, necesita acción. Si las mineras y el gobierno no se unen hoy a las Rondas, mañana no habrá operativo que detenga el avance de las hordas criminales.
La pregunta no es si pueden hacerlo, sino si quieren. Porque mientras deliberan, los pobres siguen poniendo los muertos.
Primero carne de caballo, luego alimentos en mal estado, y ahora ¡vellos! Un terrible caso se ha dado en la Institución Educativa n.° 016 del Centro Poblado Puentecillos, distrito de Santa Rosa, en Jaén, donde padres de familia han denunciado la presencia de vellos en las conservas de pollo distribuidas por el programa Wasi Mikuna (ex Qali Warma).
El incidente fue reportado durante la preparación de los alimentos escolares, en presencia de los padres de familia, docentes y personal de cocina del centro educativo.
«Se han encontrado vellos supuestamente. Son pequeños. Delante de padres de familia, de la directora y de las profesoras vimos. Yo pensé que eran gusanos. Al momento en que nosotros abrimos el pollo enlatado era prácticamente vellos», aseveró una madre de familia.
Ante la situación, los padres han solicitado la presencia de las autoridades responsables para inspeccionar los productos y garantizar que los alimentos sean aptos para el consumo. Advirtieron que, de no obtener una solución, rechazarán la recepción de estos productos en futuras entregas.
El caso ha reavivado cuestionamientos sobre el control de calidad en la distribución de alimentos escolares y la supervisión de los proveedores encargados del abastecimiento.
Foto: Radio Marañón.
La respuesta de Wasi Mikuna
En tanto, el programa Wasi Mikuna, a través del encargado de imagen institucional, mencionó que se vienen realizando las indagaciones en el centro educativo de conformidad a los protocolos, adelantando que se pronunciarán oficialmente cuando haya resultados.
Asimismo, el Ministerio de Inclusión Social y Desarrollo (Midis) pidió que no se consuma el producto hasta que exista un pronunciamiento al respecto.
«Ante esta alerta (…) sobre una presunta materia extraña en la conserva de pollo, el programa Wasi Mikuna informa que (…), al tomar conocimiento de manera inmediata, acudió a la institución educativa donde, en presencia de los integrantes del comité de alimentación escolar y comunidad educativa procedió a verificar el lote del producto. Se procedió a revisar el muestreo de los alimentos; en tanto, se suspendió el uso y consumo del lote involucrado», se puede leer en el documento.
Odisea en el circuito de playas por ‘cierre total’ de bajada de Armendáriz
Tras varios meses de paralizar una obra turística en Miraflores-Barranco, y luego del robo en la grúa abandonada en la quebrada de Armendáriz, los conductores no solo sufrieron congestión vehicular durante el verano, sino, que la supuesta fecha de entrega del puente peatonal, según informa la comuna miraflorina tras el reinicio de las obras, sería en junio.
En la bajada de Armendáriz una gigantesca grúa generó el rechazo y el malestar de transeúntes y conductores vehiculares no solo miraflorinos y barranquinos, sino de la capital, por encontrarse abandonada y varada hace varios meses en el lugar que ya debía haberse inaugurado un puente peatonal que uniría los distritos de Miraflores y Barranco. Sin embargo, gracias a la improvisación, esta obra quedó paralizada debido a las disputas y desencuentros entre la Municipalidad de Miraflores liderada por el alcalde de Renovación Popular, Carlos Canales y la compañía INCOT SAC Contratistas Generales.
Caos en el circuito de playas hasta el 01 de abril Así las cosas, la bajada de Armendáriz ha sido cerrada totalmente al tránsito vehicular desde altas horas de la noche del jueves 27 de marzo, hasta el martes 01 de abril. ¿Las razones? La municipalidad de Miraflores anunció que reiniciaron las obras del Corredor Turístico, que enlazará Miraflores con Barranco, con el puente tubular en la quebrada mencionada. En tanto, la Municipalidad miraflorina informó que, el cierre será total hasta las 5:00 a. m. del martes 1 de abril.
A partir de esa fecha, las restricciones continuarán según el horario aprobado por la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML): de lunes a domingo, se restringirá el tránsito de 5:00 a. m. a 9:00 p. m., y el cierre será total de 9:00 p. m. a 5:00 a. m. del día siguiente. Según informan, la medida es requerida debido al movimiento de la gigantesca grúa que ocupará parte de los carriles. Se espera que una vez finalizadas las obras—anunciaron que sería dentro de tres meses, a fines del mes de junio—la vía será completamente reabierta.
Alcalde Canales en 2024 canceló contrato y perjudicó a vecinos
Como se recuerda, en diciembre del 2024, la Municipalidad de Miraflores resolvió el contrato con INCOT S.A.C. Contratistas Generales debido al incumplimiento en la culminación de un puente peatonal en los malecones que uniría a los distritos de Miraflores y Barranco, el cual se denomina: proyecto “Mejoramiento y ampliación de los servicios turísticos del Corredor Turístico Malecón de la Reserva”. Sin embargo, INCOT se defendió y le echó la culpa a la subcontratista, la empresa metalmecánica AMENPROD STELL S.A.C. tildándola como la verdadera responsable de la paralización de la obra, por no cumplir con la entrega de la estructura metálica, pese a que estaba pagada en un 95%. E incluso, porque pedían más dinero para cumplir con la entrega.
Rutas alternas durante el cierre
Mientras dure el cierre, los conductores deberán tomar rutas alternas para aminorar en algo el congestionamiento que ya viene perjudicándolos. Para el desplazamiento de norte a sur, se debe tomar la Subida San Martín hacia la Av. Del Ejército, girar a la izquierda en la Av. José Pardo, continuar por la Av. Ricardo Palma y luego acceder a la vía auxiliar de la Vía Expresa en dirección sur. Otra alternativa es usar la Bajada Balta desde el Circuito de Playas, girar a la derecha en la Av. Óscar R. Benavides (Diagonal) y seguir hasta la Av. José Pardo.
De sur a norte, quienes vengan de Barranco pueden tomar la salida 2 (Av. 28 de Julio) hacia la vía auxiliar de Paseo de la República, girar a la izquierda en la Av. Ricardo Palma, seguir por la Av. José Pardo hasta la Av. Del Ejército y continuar hasta la Subida San Martín. Otra opción es tomar la Av. Reducto, continuar por la Av. 28 de Julio, girar a la derecha en la Av. José Larco, luego girar nuevamente a la derecha en la Calle Shell, lo que llevará directamente a la Bajada Balta en dirección norte.
Los vecinos miraflorinos y barranquinos y los ciudadanos en general, esperan que la municipalidad de Miraflores, con supervisión de la MML, esta vez cumplan con los plazos de entrega, ya que se han visto dilatados durante meses y es exigible que el famoso puente peatonal realmente sea culminado en el mes de junio, de acuerdo a lo anunciado.
Muertes en los quirófanos. El Ministerio de Salud (Minsa) emitió la “alerta sanitaria” n.° 38 -2025 ante el reporte de varios casos de pacientes que registraron reacciones adversas al suero fisiológico proveniente de un lote en específico; la situación se agravó aún más cuando se informó sobre la muerte de tres personas de distintas regiones del país a consecuencia de la aplicación de ese suero. A detalle se trata de dos pacientes de la Clínica Sánchez Ferrer de Trujillo y uno más de una persona en Cusco que se había sometido a una liposucción.
De acuerdo con el Minsa, la alerta se activó tras la identificación de cuatro casos iniciales de reacciones adversas “no graves” en clínicas de Lima y Cusco, registrados el 22 de marzo de 2025 en la base de datos nacional de farmacovigilancia. Posteriormente, al 24 de marzo, el número de casos ascendió a diez, distribuidos en las regiones de Lima (4), Cusco (4) y La Libertad (2). Entre estos, dos casos graves fueron reportados en Cusco, lo que incrementó la preocupación sobre la seguridad del producto.
En tanto, la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas (Digemid), entidad adscrita al Minsa, ha ordenado la retirada inmediata de todas las unidades de este lote en particular y procederá a su evaluación.
fuente: latina.
Clínicas deslindan responsabilidad
Por su parte, la clínica de Cusco Medical Network 02 emitió un comunicado donde deslinda toda responsabilidad médica en relación al fallecimiento de una paciente tras someterse a una liposucción. La clínica aclara que el médico que atendió a la paciente “no forma parte del staff permanente de nuestra clínica, sino que fue contratado directamente por la propia paciente para la realización de un procedimiento específico”. Asimismo, el mencionado centro médico indicó que tomará “acciones legales” contra Medifarma y M&M Productos Médicos y Farmacéuticos SRL”.
La clínica Sanna informó que desde el lunes se conoció que el laboratorio farmacéutico Medifarma había anunciado la presencia de un lote defectuoso de suero fisiológico. En ese sentido precisaron que este producto fue retirado ya de su red de clínicas.
Este 28 de marzo artistas confirman nueva manifestación ¡Marchamos todos! ‘No queremos Morir’
La movilización iniciará en el Parque Bustamante y Rivero, en San Isidro desde las 5 p.m. y se dirigirá hacia el Ministerio del Interior, con el fin de exigir al Gobierno de Dina Boluarte que tome medidas inmediatas contra la criminalidad.
Así como ocurrió el pasado viernes 21 de marzo, ciudadanos a través de diferentes plataformas han difundido una nueva convocatoria para manifestarse este viernes 28 de marzo, a las 5 de la tarde, en el Parque José Luis Bustamante y Rivero, en San Isidro. La protesta lleva como nombre ¡Marchamos todos! y en el cual los asistentes partirán desde el parque sanisidrino y se dirigirán a la sede del Ministerio del Interior, ubicada en la Av. Canaval y Moreyra.
Convocatoria ArtistasXlapaz para el viernes 28 de marzo.
Marcharán los artistas
Distintos artistas de salsa, cumbia, DJs, cantantes solistas y otros representantes del ámbito musical han compartido y difundido publicaciones sobre la convocatoria, e hicieron un llamado a la población a sumarse a la protesta. El objetivo de esta manifestación es exigir al Gobierno de Dina Boluarte, que tome acciones contra la criminalidad que día a día somete a la población a los más viles vejámenes y los asesina a mansalva, tal como ocurrió con la tragedia por el reciente homicidio del cantante Paul Flores.
Dina Boluarte advierte: “No descansaremos hasta devolverle al pueblo la seguridad que merecen”.
Hace 11 días asesinaron a Paul Flores
Apenas hace una semana, la reconocida agrupación Armonía 10 compartió un mensaje en redes sociales en memoria de Paul Flores (39 años), conocido como ‘Ruso’, quien perdió la vida la madrugada del domingo 16 de marzo, tras ser víctima de un atentado armado. Se presume que el crimen estuvo vinculado a extorsionadores que habrían amenazado a la banda de cumbia.
Por causa de este execrable suceso, la ola de indignación en la comunidad artística y en la ciudadanía en general creció enormemente, y se organizó una primera marcha (21 de marzo) en la que cientos de personas salieron a las calles para exigir al Gobierno que tomen acciones rápidas y efectivas contra el crimen organizado, para que “no los sigan matando”.
En menos de diez días, una serie de denuncias sobre la gestión de la directora del colegio Santa Rosa de Lima, la suboficial PNP Flor Betzabé Cama Trebejo, ha llegado a la redacción de Lima Gris. Hemos publicado aquellas respaldadas con documentos oficiales y testimonios de fuentes involucradas, entre ellas: la asignación irregular de vacantes, la construcción de tres aulas sin un expediente técnico con dinero de los padres de familia y la manipulación del proceso de contratación docente.
Ahora, hemos accedido al documento titulado Convenio Marco N° 002-2019-MINEDU entre el Ministerio de Educación y la Policía Nacional del Perú. Este convenio establece que la designación de directores en colegios administrados por la PNP debe recaer exclusivamente en un oficial PNP. Es decir, el nombramiento de la suboficial Cama Trebejo sería irregular y contrario a la normativa vigente.
En la cláusula quinta del documento, titulada “Compromiso de las Partes”, se especifica que la Dirección de Bienestar de la Policía Nacional del Perú tiene la obligación de designar en el cargo de Director, a un Oficial PNP. El convenio claramente señala: «podrán celebrar Convenios de Cooperación Institucional con la Dirección de Bienestar y Apoyo al Policía siempre, reconociendo como Director de II EE PNP, al Oficial designado por el Mininter (Ministerio del Interior)».
El nombramiento irregular de la suboficial Cama Trebejo no es un asunto menor; sería una violación directa a un convenio que busca garantizar una gestión adecuada en los colegios administrados por la PNP. Permitir que estas irregularidades se normalicen pone en riesgo no solo el cumplimiento de la normativa, sino también la calidad educativa de cientos de estudiantes.
En el mismo convenio, en la cláusula décimo segunda se señala: «En caso de incumplimiento, dentro de los 15 días calendario de producido el mismo, la parte afectada requerirá a la otra el cumplimiento de los compromisos asumidos, otorgándole un plazo de 15 días hábiles, bajo apercibimiento que el convenido quede resuelto de pleno derecho».
Es importante señalar que el convenio fue firmado por los exministro Daniel Alfaro y Carlos Morán. La educación no es un juego ni un espacio para la improvisación o el favoritismo. Es un derecho fundamental que debe ser protegido con responsabilidad y transparencia, y en este caso, es el Ministerio de Educación y el Ministerio del Interior quienes deben responder con acciones concretas.
No es posible que algunos integrantes de la Policía Nacional del Perú manejen espacios educativos como si fuera una chacra. Lo que más sorprende que esto sucede frente a los ojos del Ministerio de Educación y del Ministerio del Interior.