¿Por qué despidieron a Jesús Solari de la presidencia ejecutiva del IRTP?
En algunos medios han pretendido inmolar al funcionario renunciante; pero no se menciona que Solari Díaz fue designado sin cumplir el perfil que requería el puesto y que, en lugar de priorizar la productividad laboral, durante su gestión se apostó por los amiguismos y los recomendados.
Ayer presentó su renuncia al cargo de presidente ejecutivo del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú (IRTP) Jesús Solari Díaz.
¿Cuáles son las razones de este despido, disfrazado como “renuncia”?
Hay que recordar que desde diciembre de 2022 cuando asumió la presidencia ejecutiva, Jesús Solari Díaz fue cuestionado no solo por su poca experiencia en la gestión pública, sino, por la presunta falsedad genérica que encarna su maestría online en una universidad mexicana que no tiene refrendo de Sunedu.
Solari para ser nombrado presidente ejecutivo hizo cambiar su perfil en la web oficial del IRTP para colgar uno nuevo donde señalaba que era magíster, pero cuando Lima Gris denunció que su “maestría” no figuraba en Sunedu, a los pocos minutos retiraron de la web la información forzada.
No cabe duda que ese es el cuestionamiento más duro que Solari Díaz afronta, porque conforme al cuadro del Manual de clasificador de cargos del IRTP basta ser bachiller con maestría, o ser licenciado para asumir aquel alto cargo, así como una experiencia general de 8 años. Y Solari apenas es licenciado de la Universidad Garcilaso de la Vega y en más de 4 meses al frente del canal del Estado, jamás salió a decir nada de nada de su maestría online.
Además, resulta hilarante leer la carta de renuncia de Jesús Solari a la presidencia ejecutiva cuando menciona que su propósito fue que el IRTP “sea un espacio de encuentro, diálogo y debate abierto en el que se escuchen y se representen todas las voces de nuestra sociedad”.
Si eso fuera cierto ¿entonces, por qué en la gerencia de Prensa la productora general, Nelly Torres, llamada así por la gerente verdadera Mónica Vargas, vetaba los tuits de Keiko Fujimori y ordenaba no poncharlos?
¿Por qué desde hace buen tiempo en los programas políticos Cara a Cara, Rimanchik y ahora Diálogo Abierto no desfiló el APRA, el Fujimorismo y los simpatizantes de Perú Libre y de la izquierda ultra? ¿O en su defecto, los del PPC, Avanza País y Renovación Popular?
¿Por qué a los sets de la avenida José Gálvez siempre acuden los “caseritos” vinculados al caviarismo y al Partido Morado?
Esos personajes que su único afán es pegarse al poder de turno tienen una data impresionante de asistencia. Basta visualizar los archivos de la página web para comprobar el sesgo militante de TV Perú.
Aquel favoritismo se intensificó ferozmente desde el gobierno de Martín Vizcarra y la encargatura de Francisco Sagasti. Y lamentablemente se da porque algunos periodistas que laboran en los noticieros y programas periodísticos son confesos caviarones, antifujimoristas, antiapristas, antiderecha, antiporkys, anticastillistas, anticerrronistas. Sin contemplar que laboran en el canal de todos los peruanos y que deben ser plurales, neutros, tolerantes e inclusivos, porque según los principios rectores del IRTP deben ofrecer información, entretenimiento y cultura. Aunque parece que no entienden que no están para imponer su ideología caviar, ni para discriminar a la clase política que no es de su agrado.
La también cuestionada ministra de Cultura Leslie Urteaga le pidió la renuncia a Solari porque la presión de los Dircom del gobierno exigía explicaciones a la política de cobertura de la gerencia de Prensa a cargo de Mónica Vargas (ex redactora de agencia de noticias) de las actividades oficiales que implica difundir a toda la nación lo que la presidenta Dina Boluarte contemple en su agenda.
Estas actividades oficiales incluyen también las del primer ministro Otárola, conforme lo señala el artículo 123º de la Constitución que establece: “Ser, después del presidente de la República, el portavoz autorizado del gobierno”. Sin embargo, cuando terminaba el Consejo de ministros y el premier brindaba al país su informe de los acuerdos adoptados, lo asignaban a la señal en vivo del circuito cerrado del cable y de la Televisión Digital Terrestre (TDT) de Tv Perú; marginándolo de la cobertura nacional que ofrece la señal abierta del canal 7. Vale decir, a la señal con mayor alcance y que es medible.
Solari marginó al premier y censuró sus intervenciones y solo lo trasmitió en el canal de noticias de cable. En cambio, sí daba señal abierta a la presidente Boluarte; entonces es falso cuando afirman que ha sido echado por no colaborar con la mandataria.
Este mismo criterio lo utilizan para los presidentes de los otros dos poderes del Estado: Legislativo y Judicial. Es decir, solo una pequeña porción del universo total de televidentes y de la sociedad de todo el país se entera de los acuerdos tomados en el Consejo de ministros. Sin duda, una aberración comunicacional producto de la animadversión política caviar.
Según nuestras fuentes, otro punto en contra de Jesús Solari es haber generado poderes fantasmas. Una prueba de ello es Eduardo Guzmán (tristemente celebre expresidente del IRTP) a quien lo habría convertido en su “asesor” y valiéndose de su paso por el IRTP le aconsejó volver a poner en la pantalla programas que él creó, como, por ejemplo ¿Qué Está Pasando? que Fernando Aliaga, antecesor de Solari, cerró por improductivo.
Es decir, Solari le habría dado poderes que no correspondían, para que se convierta en el “presidente ejecutivo en la sombra”. Y valiéndose de esta confianza Guzmán Iturbe tampoco habría dudado en aplicar un presunto “tráfico de influencias”.
El último viernes 26 de mayo, al promediar las once de la mañana, Guzmán llegó a Tv Perú con un recomendado ¿o para convencer de cerrar el trato de una venta de enlatados, o para entregar un puesto de trabajo con sueldo voluminoso?
La foto en la sala VIP de Tv Perú registra el protagonismo sigiloso de Eduardo Guzmán.
De esa forma, en otras áreas habría creado “gerentes en la sombra”. Como en Radio Nacional del Perú, donde manda Francisco Mejorada Chauca. Este “trovador” convenció al gerente de Radio Carlos Fonseca, otro caviar antifujimorista y exmano derecha de Clara Elvira Ospina, de rotar a trabajadores que le hacían mella.
El “trovador” Mejorada Chauca es el mismo personaje que en un audio que publicó Lima Gris le mentó la madre e insultó sin piedad a la ex jefa de RR. HH. Marta Aguirre.
Aquella vez, Solari tapó el proceso administrativo que se le inició a Mejorada Chauca y frenó las investigaciones en su contra, por ser causal de despido… pero finalmente le salvó la vida.
Un tercer caso del poder en la sombra de Guzmán Iturbe, es Nelly Torres. Ella sería en la práctica la gerente de prensa, mientras que la verdadera gerente de prensa Mónica Vargas, solo se dedica a firmar los documentos de la burocracia y ha abandonado el manejo periodístico y de contenidos en los que Nelly Torres habría impuesto sus caprichos, rotando a trabajadores a su antojo y eliminando a los que no son de su grupo. Y, lo más sorprendente, empoderando un matriarcado, por ahora, irrebatible.
Nelly Torres también ha sido el brazo derecho de Eduardo Guzmán.
Jesús Solari ya estaba en capilla desde hace tiempo, pero se ha sostenido por su protectora, la ministra de Cultura Leslie Urteaga, que lo defendió a morir. No olvidemos que en los últimos meses la ministra de Cultura tuvo más exposición mediática en el canal, que la propia Jefe de Estado y que el premier Otárola. Sin duda, con otro ministro/a de Cultura, hace tiempo hubiera salido por los cuestionamientos a su maestría online.
En twitter circula un vídeo de una periodista que repregunta a Dina Boluarte sobre lo que publicó Hildebrandt en sus trece, respecto a los muertos de la crisis política del sur. Esa reportera, es nada menos que Cintya Malpartida; es la misma que estuvo en el despacho de Pedro Castillo cuando anunció el golpe de Estado y que fue convocada por Betssy Chávez y que a la postre ante la Fiscalía terminó acusando a Betssy de estar presente en el discurso del profesor chotano junto al expremier Aníbal Torres.
Aquello, deja entrever que la actitud de esta periodista con su repregunta a la mandataria (Dina Boluarte antes no quiso responder a otro periodista quien formuló la pregunta sobre los muertos) es la más clara posición de respeto a la libertad de prensa y opinión del gobierno. Y actualmente, no habido represalias contra la reportera Malpartida, quien sigue laborando en Tv Perú.
Por lo tanto, es mentira que despiden a Solari por la pregunta incomoda de la periodista.
¿De qué respeto a la libertad de prensa habla Solari? si fue él quien echó a Carlos Cornejo de Rimanchik por opinar contra el gobierno de Dina Boluarte en plena crisis política del sur.
Solari despidió al periodista porque quiso ganarse ave marías con el gobierno de Boluarte. Entonces, ¿dónde queda la tesis que lo expectoran porque no quiere apoyar al gobierno desde su gestión?
Todo eso es una patraña más de la narrativa caviar.
¿El IRTP cuándo dejará de ser una chacra al servicio de las camarillas de turno?
Solo esperamos que lleguen nuevos vientos. Una nueva propuesta empresarial libre de gérmenes políticos y de voluntades caprichosas que, en lugar de priorizar la eficiencia y productividad laboral, hasta hoy ha apostado por los compadrazgos, amiguismos y recomendados. Es decir, sin ningún filtro que enarbole la meritocracia.
Luis Felipe Alpaca es egresado de la carrera de Derecho y Ciencias Políticas y estudió Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza; asimismo estudió en la Escuela de Escritura Creativa del CCPUCP, y tiene un Diplomado de Especialista en Derecho Comercial por la Escuela Superior de Negocios. Ha sido Editor de Cultura del Diario 16, y actualmente es Editor General del Grupo Editorial Lima Gris, y es conductor del programa radial Lima Gris Radio por La estación Planicie 91.5 de la FM. Como gestor cultural ha organizado y curado exposiciones de arte y eventos ligados a los derechos culturales. Asimismo es corrector de estilo, y ha escrito más de 400 artículos relacionados a cultura, actualidad y política. Como activista social ha sido miembro de la Red del Patrimonio Cultural con el afán de defender patrimonios inmateriales y materiales como el desaparecido Palais Concert, y el Complejo Arqueológico Puruchuco. Actualmente es miembro del Colectivo Antropoceno Identidad, y ha recorrido distintas regiones del país para brindar apoyo, encuentros y conferencias en universidades con temas relacionados al arte ancestral y la cultura originaria.
Amado y odiado en partes disímiles, el autor de Un mundo para Julius bien puede ahora sentirse un extraño en su propio país, aquel pedazo de tierra desigual que le permitiera ser fuente de sus magníficos libros, pero que el paso del tiempo se ha encargado de llevárselo de un sutil, gris y triste plumazo.
Anteayer el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique estuvo de cumpleaños y seguramente lo habrá pasado entre Francia, Italia o las siempre resucitadoras aguas de La Punta, esas que en algún momento (esperemos muy lejano) se convertirán en el lugar elegido para que sus cenizas se pierdan entre la bruma marítima y los arrullos de un oleaje hipnotizador.
Seguramente el octogenario escritor habrá recibido su onomástico con una copa de coñac o brandy en una mano, mientras divisaba a lo lejos, como recordando tiempos pasados, aquellos lugares, amores y amistades de su juventud. O tal vez lo efímero y cansino que se ha convertido esa etapa de su vida donde poco le interesa hablar de literatura peruana. O sencillamente imaginando capítulos enteros de algún libro inexistente, con personajes extraordinarios, exageradamente melancólicos y extraviados, pero llenos de una personalidad que solo él es capaz de impregnarles.
Amado y odiado en partes disímiles, el autor de Un mundo para Julius bien puede ahora sentirse un extraño en su propio país, aquel pedazo de tierra desigual que le permitiera ser fuente de sus magníficos libros, pero que el paso del tiempo se ha encargado de llevárselo de un sutil, gris y triste plumazo.
Tal vez se atreva a recorrer esas viejas calles limeñas como hace poco lo hiciera Mario Vargas Llosa en distintos puntos de la ciudad, contrastando ese antes y después que siempre resultará inevitable experimentar. Y es que su vida, amoríos, y pasión por las bebidas espirituosas son una invitación a retomar nuevamente esa vieja costumbre de sentarse a escribir en la soledad de una habitación o frente al solaz refugio de algún yate en el medio del mar. Eso quisieran muchos que lo haga una vez más para placer de sus seguidores, aunque ya él indicara hace unos años su retiro definitivo.
Resulta paradójico que siempre aparezca rodeado de cientos de libros en las últimas entrevistas que se le ha realizado, pero que poco o nada le interese sumar uno más de su inventiva a su librería personal. Claro, no se considera su última recopilación de cartas con su amigo François Mujica porque eso fue una sugerencia de su editor. Mientras tanto más abriles continuarán pasando, preguntándonos si finalmente dejaremos de esperarlo un año más.
«Los humanos no dejan de mirarme extrañados, espantados, manteniendo su distancia, iluminándome con unos bloquecitos negros, es lo único que pueden hacer… es lo único que harán; muchos de ellos continuarán con sus vidas sedentarias, engordando y envejeciendo, leyendo historias de un pez horripilante y diminuto que al menos puede jactarse de haber sido conocido por todos».
Sí, soy un pez, de apariencia espeluznante y poco atractiva. Muchos me llaman diablo, otros me consideran como un ser terrorífico, emisario de los desastres naturales, cuando lo único que he hecho fue nacer distinto a todos, fuera de las evocaciones de ternura que puede ofrecer la estúpida sonrisa de un delfín o la solemnidad de una estrella de mar.
Entre mis anhelos siempre fue conocer el exterior del océano, qué hay más allá de esta eterna oscuridad, y para ello me he propuesto subir, si es posible, hasta la superficie. ¿Cómo será? ¿Será tan distinto? ¿Existirán gigantes similares a los grandes depredadores? ¿Podré, acaso, obtener la quintaesencia de la vida? Qué será detrás de ese inmenso velo de espuma y mareas lunares.
Estoy más que consciente que este será un viaje sin retorno, y que no podré volver a contarles a todos cómo es ese “más allá”, de qué vale vivir sin recorrer lo nunca antes visto. No pretendo quedarme mirando lo mismo una y otra vez, cuando allá a lo lejos existe un tenue brillo que me quita el sueño cada noche. No busco ser uno más del montón, algo o alguien desconocido que nadie se percató que por un breve momento también forme parte de la lista de los vivos. Sin embargo, ¿cuántos de esos “vivos” pasan sus días dando vueltas constantemente, desaprovechando el tiempo en conocer? Me pueden llamar ingenuo, soñador, o demente, pero jamás conformista y cobarde.
Subiendo y subiendo, descansando solo por momentos, ese brillo cada vez crece más a la vez que mis fuerzas decrecen de manera proporcional. Nuevas formas aparecen, cantos de bienvenida o despedida me reciben cuando asomo por primera vez mi brumosa boca en ese mundo de éter. Un dios luminoso reina en lo que no son los dominios de los siete mares. “Por fin”, digo para mis adentros, mientras siento una agridulce resequedad. Todo es tan brillante, áspero y cálido.
Los humanos no dejan de mirarme extrañados, espantados, manteniendo su distancia, iluminándome con unos bloquecitos negros, es lo único que pueden hacer… es lo único que harán; muchos de ellos continuarán con sus vidas sedentarias, engordando y envejeciendo, leyendo historias de un pez horripilante y diminuto que al menos puede jactarse de haber sido conocido por todos.
Un proverbio chino dice que el delicado aleteo de una mariposa puede sentirse al otro lado del mundo, explicando de manera didáctica una teoría que muchos científicos han venido siguiendo, la cual es la Teoría del Caos.
Esos pequeños cambios, como el simple e imperceptible aleteo de esa pequeña mariposa, pueden conducir a resultados no tan predecibles a mediano o largo plazo, observándose ese fenómeno en el cambio climático como los tornados, lluvias torrenciales o incendios forestales.
Hace tan solo unos días se supo en las noticias el plan de la Municipalidad de Chorrillos en querer volver a recubrir de arena la recordada playa La Herradura, la que por intervención del ser humano terminó con piedras toda su ribera. Sin embargo, eso que en un principio resultaba beneficioso para los veraneantes capitalinos terminó siendo perjudicial para los pequeños cangrejos o “arañas de mar” que tenían como hábitat esa tranquila y empedrada playa.
Y es que los cangrejos habían encontrado desde hace décadas el lugar ideal para reproducirse y habitar en armonía con la naturaleza, palabra que muchos humanos vienen olvidando su relevancia para la preservación.
Desde la era de la industrialización el ser humano ha querido abarcar más espacios geográficos como lugares donde radicar y formar ciudades, talando árboles, desviando ríos, dinamitando cerros, o quemando grandes hectáreas de áreas verdes para que se eleven imponentes rascacielos, con piscinas, áreas de esparcimiento o demás comodidades de las supuesta “gente civilizada”.
Una vez más ha quedado demostrado la poca empatía hacia la naturaleza, hacia los animales y todo ese equilibrio que ha tomado millones de años en conseguirlo. En menos de 200 años la especie humana se ha encargado de destruirla por completo, alterando el ecosistema, todo para beneficio propio.
Puede que los cangrejos caminen de costado, pero los humanos desde hace mucho tiempo nos movemos hacia atrás.
Hay cosas dentro del Universo que funcionan con el caos, un hermoso y perfecto desorden que hace posible que todo se mueva como un impresionante ballet estelar, y no es la excepción nuestro planeta que requiere, y le urge, una desaceleración en la vorágine del consumismo creada por la humanidad. Menos es más, dirán algunos, bueno, otros más precavidos opinan que esto se trata de una cuestión de vida o muerte.
Su relevancia es tanta a nivel mundial, pues sus ideas pioneras fueron el verdadero derrotero para la carrera espacial. En la actualidad, se le recuerda en los billetes de 100 soles o en un peculiar comercial de una academia militar.
Antes de que el hombre colocara por primera vez su pie en la misteriosa, lejana y brillante Luna, hubo un inventor peruano, arequipeño él, que entre sus sueños, casi 70 años atrás, podía rozar con las yemas de sus dedos la agreste y fría superficie lunar; entre su mundo de fantasías, Pedro Paulet viajaba hacia el infinito encima de un “motor- cohete” a propulsión inventado por él. Sus sueños, con el tiempo y la ciencia, se hicieron realidad décadas después, por lo que en la actualidad se le considera como el ‘Padre de la astronáutica’.
Inspirado en el cuento ‘De la Tierra a la Luna’ (1865) de Julio Verne, el ingeniero químico, geógrafo, escritor, inventor, arquitecto, periodista characato supo colocar los primeros cimientos para los vuelos espaciales, plasmando en detallados planos todas sus invenciones para conseguir semejante proeza, sin embargo, los pocos recursos le impidieron que su “motor – cohete” alce vuelo ante el imponente Misti de su ciudad natal.
El sabio arequipeño, en 1901, mientras todo el mundo volaba con hélices y combustible sólido, había construido un “motor -cohete” de vanadio capaz de generar una presión de noventa kilos, produciendo trescientas explosiones por minuto, utilizando para ello gasolina como combustible y peróxido de nitrógeno como oxidante. Todo eso lo realizó mientras estudiaba ingeniería en la Universidad de Paris. Su “Avión Torpedo” había nacido.
Tuvieron que pasar más de 20 años para que destacados científicos europeos como el austriaco Max Valier calificara el cohete de Paulet con una “asombrosa potencia”, o Wernher von Braun le diera el justo y merecidísimo reconocimiento ante toda la comunidad científica a Paulet por haber inventado aquel motor capaz de elevar a la humanidad hasta aquella esfera luminosa que cada noche nos invitara a visitarla.
Su relevancia es tanta a nivel mundial, pues sus ideas pioneras fueron el verdadero derrotero para la carrera espacial. En la actualidad, se le recuerda en los billetes de 100 soles o en un peculiar comercial de una academia militar.
El genio falleció un 30 de enero de 1945, casi culminando la Segunda Guerra Mundial. Siempre se opuso a que su invento sea utilizado por los Nazis para fines bélicos. Sus restos se guardan en un mausoleo del Cementerio Presbítero Maestro de Lima.
En la capital en muchos distritos se observan calles rodeadas de basura, dejadas por sus propios vecinos al frente de sus viviendas sin que nadie les diga que eso es incorrecto. Ellos, por costumbre y porque nadie les dice lo contrario, simplemente dan unos cuantos pasos y lo arrojan, despreocupándose de lo que pasará después.
En el año 1969, el psicólogo de la Universidad de Stanford Philip Zimbardo realizó un experimento social que consistía en abandonar un auto deteriorado en una concurrida calle del Bronx, en Estados Unidos. Al poco tiempo, ese vehículo terminó siendo vandalizado por los sujetos que vivían por ahí, pues los sujetos entendieron que se trataba de un objeto de poca apreciación.
Similar ejercicio lo realizó esta vez en un vecindario acomodado, dejando un auto de idénticas características que el primero. Pasaron las horas, pero nadie se animó a tocarlo ni fijarse qué había dentro. Luego de varios días Zimbardo tuvo que intervenir golpeándolo con un martillo su carrocería y sus ventanas, rompiéndose varias de ellas. A las horas el destino de ese coche fue el mismo que el primero, siendo ‘canibalizado’ por los transeúntes.
Las conclusiones del psicólogo fueron más que reveladoras: no interesa el estrato social, si las personas ven que un objeto o inmueble luce descuidado, entonces su valoración hacia la misma se vuelve casi nula, haciendo lo que se les dé la gana con ella.
Años después, los criminólogos James Wilson y George Kelling, basándose en los experimentos de Zimbardo, elaboraron la famosa Teoría de las Ventanas Rotas, identificando los principios de la delincuencia callejera. Ellos explican que si una persona ve una vivienda con las ventanas rotas, o una calle poco iluminada, o un parque descuidado, esos espacios con el tiempo se pueden volver focos para la delincuencia, pues los sujetos identifican el desinterés como sinónimo de permisivo, y donde hay un lugar donde no hay mucho control y vigilancia esa zona es propicia para las fechorías y actos vandálicos, llegando a escalar incluso a delitos mucho mayores.
En la capital en muchos distritos se observan calles rodeadas de basura, dejadas por sus propios vecinos al frente de sus viviendas sin que nadie les diga que eso es incorrecto. Ellos, por costumbre y porque nadie les dice lo contrario, simplemente dan unos cuantos pasos y lo arrojan, despreocupándose de lo que pasará después. Así, viendo que el vecino bota su basura sin ninguna objeción, el vecino de al lado también lo replica. ¿Se entiende el símil?
Lamentablemente muchos ciudadanos han normalizado eso, sin percatarse de estar sembrando la semilla de la delincuencia.
En una soleada mañana de verano, ante la atenta mirada de los habitantes y curacas, Pizarro y demás autoridades militares y el clero dispusieron la colocación de una mesa en la Plaza Mayor, donde el escribano Real, Domingo de la Presa, escribía con tinta vegetal sobre un papel hecho de fibra de algodón el acta de fundación.
Los maravillados ojos de Francisco Pizarro apreciaron por primera vez a lo lejos el valle de Lima compuesto por extensos campos de cultivo, esplendorosas lomas tanto al norte como en el sur de lo que ahora es conocida como Lima Centro, frondosos bosques que se extendían cruzando el río Rímac hasta lo que hoy pertenece a la jurisdicción de San Juan de Lurigancho y demás distritos de Lima Este, apareciendo imponente el cerro San Cristóbal.
En ese entonces, los habitantes que se encontraban ocupando ese valle eran los Ichma (compuesto de varios curacazgos), originarios de ese lugar desde hace más de 500 años, quienes posteriormente fueron dominados por los Incas hasta la llegada de los españoles; sin embargo, su presencia no menguó pese al nuevo orden gubernamental impuesto por los vencedores.
Es ahí donde el conquistador peninsular, natural de Extremadura, un 18 de enero de 1535, luego de haber capturado en Cajamarca a Atahualpa tres años antes, funda la denominada Ciudad de los Reyes, en conmemoración a la festividad cristiana de la Epifanía.
Debido al pacifismo de los Ichma, los Incas les permitieron seguir con sus costumbres y administración, dejando que sus doce curacazgos continúen funcionando con total normalidad, eso sí, respondiendo finalmente a la autoridad del Inca todopoderoso.
Pizarro se encontró con todo eso. Las principales vías estaban destinadas para que los viajeros y naturales de la zona lleguen con facilidad a cada curacazgo, abriéndose los caminos entre la frondosa vegetación, llegando hasta las orillas del océano Pacífico donde los pescadores recogían la riquísima fauna marítima para transportarla a los Andes.
Los ríos Chillón, Rímac y Lurín, el clima, la generosa vegetación, la posición geográfica, y por supuesto su salida al mar por si se presentaba una rebelión, fueron las poderosas razones por las que Pizarro terminó por decidirse en cambiar a Jauja por Lima como nueva capital de lo que en 1543 será llamado oficialmente como virreinato.
En una soleada mañana de verano, ante la atenta mirada de los habitantes y curacas, Pizarro y demás autoridades militares y el clero dispusieron la colocación de una mesa en la Plaza Mayor, donde el escribano Real, Domingo de la Presa, escribía con tinta vegetal sobre un papel hecho de fibra de algodón el acta de fundación.
Hagamos un llamado a los grupos políticos decentes, a esos que todavía les queda algo de moral, dejen de lado sus diferencias por un momento y enfrenten a esta mafia delincuencial que tomó por asalto el estado.
El nombre de César Acuña Peralta se ha convertido en sinónimo de un oscuro capítulo en la historia política del Perú. Su trayectoria, lejos de ser un ejemplo de liderazgo, se asemeja a una estela de escándalos de corrupción, nepotismo, autoritarismo y presuntos vínculos con el narcotráfico y el lavado de activos. Desde sus inicios en la Universidad César Vallejo, una institución plagada de acusaciones de irregularidades académicas y financieras, hasta su paso por la alcaldía de Trujillo, la gobernación de la Libertad, el congreso y sus aspiraciones presidenciales, Acuña ha tejido una red de poder que ha dejado tras de sí un rastro de impunidad y desgracias políticas.
Las acusaciones contra Acuña no son nuevas. El caso de la Universidad César Vallejo, con sus cuestionadas prácticas de admisión y sus presuntos manejos irregulares de fondos, es solo la punta del iceberg. Su ascenso meteórico a través de la política, pasando por la alcaldía de Trujillo y la gobernación, ha estado marcado por denuncias de nepotismo, donde familiares y allegados se han beneficiado de su posición de poder, generando un círculo vicioso de enriquecimiento ilícito. Su paso por el Congreso no ha sido menos controvertido, con acusaciones de obstrucción a la justicia y de utilizar su influencia para favorecer intereses particulares.
La más reciente acusación de proxenetismo, si bien aún se encuentra bajo investigación, añade una nueva capa de gravedad a las ya numerosas acusaciones que pesan sobre él. Esta denuncia, junto a las anteriores, pinta un retrato desolador de un hombre que ha utilizado su poder para enriquecerse y mantenerse en el poder, sin importar las consecuencias para el país. La presunta red de intercambio de favores con el poder Ejecutivo y Judicial, si se confirma, revelaría un sistema de corrupción sistémica que corroe las instituciones del estado y socava la confianza pública.
La impunidad con la que Acuña ha operado durante años es alarmante. A pesar de las numerosas investigaciones y denuncias, parece que siempre ha logrado evadir la justicia, dejando una sensación de frustración y desánimo en la ciudadanía. Su persistencia en la política, a pesar de las acusaciones, es una muestra clara de la debilidad de las instituciones y la falta de voluntad política para combatir la corrupción de manera efectiva. La historia de Acuña es un llamado de atención sobre la necesidad de una reforma profunda del sistema político peruano, una reforma que garantice la transparencia, la rendición de cuentas y la aplicación de la justicia, sin importar la posición social o política del acusado. Solo así se podrá romper el círculo vicioso de la corrupción y construir un futuro mejor para nuestra golpeada nación.
Las acusaciones de corrupción contra César Acuña Peralta son numerosas y abarcan diferentes etapas de su carrera política. Algunos ejemplos concretos son:
– Caso Universidad César Vallejo: La universidad fundada por Acuña ha sido objeto de múltiples denuncias por irregularidades académicas y financieras. Se le acusa de prácticas de admisión cuestionables, manejo irregular de fondos y de otorgar títulos sin una debida formación académica.
– Nepotismo en la Alcaldía de Trujillo: Acuña fue acusado de favorecer a familiares y allegados durante su gestión como alcalde de Trujillo, otorgándoles puestos de trabajo y contratos sin un proceso transparente.
– Caso «Viteri»: Acuña fue acusado de negociación incompatible por supuestamente favorecer a una empresa en la adjudicación de una obra pública durante su gestión como alcalde. El Ministerio Público solicitó una pena de cinco años de prisión en su contra.
– Compra de panetones: Acuña fue acusado de usar fondos públicos para la compra de panetones a una militante de su partido durante una actividad proselitista. El Ministerio Público solicitó una condena de cuatro años de prisión.
– Red empresarial para ganar licitaciones: Acuña y su hijo, Richard Acuña, fueron denunciados por presuntamente crear una red empresarial para adjudicarse obras públicas por más de S/ 10 millones en Trujillo.
– Caso «Plata como cancha»: El libro «Plata como cancha: secretos, impunidad y fortuna de César Acuña», basado en la vida de Acuña, expone una serie de denuncias de corrupción, incluyendo presuntos vínculos con el narcotráfico y el lavado de activos.
– Condena por difamación: Un juez condenó al periodista Christopher Acosta y a la editorial Random House por difamación agravada por las frases del libro «Plata como cancha» que mencionaban las acusaciones contra Acuña. Esta sentencia ha sido criticada por atentar contra la libertad de expresión.
El Legado desolador de los Acuña
Las acciones de los Acuña no se limitan a un cúmulo de acusaciones de corrupción; representan un impacto devastador en la población peruana, un legado de desconfianza, desigualdad y sufrimiento que se extiende a lo largo de décadas. Su trayectoria política, marcada por la opacidad y el enriquecimiento ilícito, ha minado la confianza en las instituciones, debilitando el tejido social y frenando el desarrollo del país.
La presunta relación de Acuña con el narcotráfico y el lavado de activos añade una dimensión aún más grave a su impacto. Si se confirman estas acusaciones, se estaría ante un caso de corrupción que no solo ha robado recursos públicos, sino que también ha debilitado la seguridad nacional y ha contribuido a la proliferación de la violencia y la criminalidad. El daño causado a la población peruana por las acciones de Acuña trasciende el ámbito económico; se trata de un daño social, moral y político que ha erosionado la confianza en el futuro del país. Su legado no es solo una mancha en la historia política peruana; es una herida abierta que afecta profundamente la vida de los ciudadanos. La lucha contra la corrupción no es solo una cuestión de justicia; es una necesidad fundamental para reconstruir la confianza y asegurar un futuro mejor para el Perú.
Un Llamado a la Unidad Nacional contra la corrupción
El Perú está en juego. La corrupción, encarnada en figuras como César Acuña Peralta y su círculo, no es solo un problema político; es una amenaza existencial que está destruyendo el tejido social y económico de la nación. Ya no podemos permitir que la impunidad prevalezca. Es hora de dejar de lado las diferencias partidistas y unirnos en un frente común contra esta mafia delincuencial que ha tomado por asalto el país.
A los grupos políticos decentes, a aquellos que aún conservan un mínimo de moral y principios, les hago un llamado urgente a la unidad. Dejemos de lado las ambiciones personales y las estrategias electorales mezquinas; la supervivencia del país está en juego. Necesitamos una alianza estratégica, un pacto nacional contra la corrupción que trascienda las ideologías y las rivalidades. Debemos construir un frente común que investigue a fondo las acciones de Acuña y sus cómplices, que exija justicia y que trabaje para recuperar la confianza de la ciudadanía.
No se trata de una lucha partidaria; es una lucha por la supervivencia de la democracia peruana. La corrupción ha debilitado nuestras instituciones, ha generado desigualdad y ha robado el futuro de millones de peruanos. Si no actuamos con decisión y unidad, si permitimos que la impunidad siga reinando, el país se desmoronará. Es hora de actuar. Es hora de exigir responsabilidad. Es hora de construir un Perú libre de corrupción, un Perú donde la justicia prevalezca y donde la voz del pueblo sea escuchada.
Este llamado a la unidad no es una opción; es una necesidad imperiosa. El futuro del Perú depende de nuestra capacidad para superar las diferencias y enfrentar juntos a esta amenaza. Debemos exigir a nuestros representantes políticos que prioricen el interés nacional por encima de sus intereses personales y partidarios. Es hora de demostrar que la corrupción no es invencible, que la justicia sí existe y que el pueblo peruano tiene el poder de recuperar su país. ¡Basta de Acuña y de quienes como él se benefician de la impunidad! ¡Unidad por el Perú!
El no muerto no ha llegado a entretenernos, así que esta película seguramente no será del agrado de la gran mayoría que solo quiere ir al cine a comer canchita, reírse e irse por donde vino.
Cuando se anime a ver la nueva película de Robert Eggers no espere que una catarata de sangre, vísceras, y gritos despavoridos aparezcan cada cinco minutos. El silencio será una constante así como la oscuridad, invitando al espectador a querer acercar un poco más la vista para poder ver lo que se le presenta por delante. Sin embargo, el esfuerzo será muchas veces en vano porque así lo quiso el cineasta.
Esta representación cinematográfica trata de emular una pesadilla sumamente vívida, ese mal sueño que todos desean despertar pero no pueden, sintiendo estar atrapados en una secuencia de imágenes poco comprensibles, llenas de bruma y no del todo nítidas. Donde las voces se escuchan provenientes de otra habitación, llamándonos incesantemente por nuestro nombre, y aunque sabemos que eso está mal no tenemos otra alternativa que seguir avanzando, porque así es nuestra curiosidad.
El gran demonio que aguarda dentro de esa historia cubierta de espesura, típica del mundo onírico, es aquel que extiende sus extremidades hasta descubrirnos estáticos, desarmados por el miedo de lo desconocido y por aquel ser que invade nuestra privacidad en medio de la noche. Nada se puede hacer ante un ente capaz de estar y no estar, de descubrirse en el preciso instante donde volteamos la mirada para ver quién es ese que nos eriza la piel.
El Nosferatu de Eggers es horrendo, imponente y putrefacto, justamente para ocasionar el efecto necesario para que una persona se quedé inmóvil ante lo que ve, petrificado y tembloroso de pavor, sin mayor respuesta que una agitada respiración y el dilatamiento de sus pupilas.
Es de rescatar que en pleno siglo 21, donde ya incontables películas de terror recurren al grito inmediato para impresionar al espectador, (este, por decirlo de alguna manera, se encuentre “entrenado” y ya no le causa sorpresa un nuevo largometraje de corte oscuro) Nosferatu nos devuelve esa sensación extraviada entre tanto CGI de que aún quedan rincones en nuestra mente por explorar, y es precisamente en el plano subconsciente donde los demonios se encuentran liberados de cualquier atadura.
El no muerto no ha llegado a entretenernos, así que esta película seguramente no será del agrado de la gran mayoría que solo quiere ir al cine a comer canchita, reírse e irse por donde vino.