Columnistas
¿Por qué despidieron a Jesús Solari de la presidencia ejecutiva del IRTP?
En algunos medios han pretendido inmolar al funcionario renunciante; pero no se menciona que Solari Díaz fue designado sin cumplir el perfil que requería el puesto y que, en lugar de priorizar la productividad laboral, durante su gestión se apostó por los amiguismos y los recomendados.

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4 meses agoon

Ayer presentó su renuncia al cargo de presidente ejecutivo del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú (IRTP) Jesús Solari Díaz.
¿Cuáles son las razones de este despido, disfrazado como “renuncia”?
Hay que recordar que desde diciembre de 2022 cuando asumió la presidencia ejecutiva, Jesús Solari Díaz fue cuestionado no solo por su poca experiencia en la gestión pública, sino, por la presunta falsedad genérica que encarna su maestría online en una universidad mexicana que no tiene refrendo de Sunedu.

Solari para ser nombrado presidente ejecutivo hizo cambiar su perfil en la web oficial del IRTP para colgar uno nuevo donde señalaba que era magíster, pero cuando Lima Gris denunció que su “maestría” no figuraba en Sunedu, a los pocos minutos retiraron de la web la información forzada.

No cabe duda que ese es el cuestionamiento más duro que Solari Díaz afronta, porque conforme al cuadro del Manual de clasificador de cargos del IRTP basta ser bachiller con maestría, o ser licenciado para asumir aquel alto cargo, así como una experiencia general de 8 años. Y Solari apenas es licenciado de la Universidad Garcilaso de la Vega y en más de 4 meses al frente del canal del Estado, jamás salió a decir nada de nada de su maestría online.

Además, resulta hilarante leer la carta de renuncia de Jesús Solari a la presidencia ejecutiva cuando menciona que su propósito fue que el IRTP “sea un espacio de encuentro, diálogo y debate abierto en el que se escuchen y se representen todas las voces de nuestra sociedad”.
Si eso fuera cierto ¿entonces, por qué en la gerencia de Prensa la productora general, Nelly Torres, llamada así por la gerente verdadera Mónica Vargas, vetaba los tuits de Keiko Fujimori y ordenaba no poncharlos?
¿Por qué desde hace buen tiempo en los programas políticos Cara a Cara, Rimanchik y ahora Diálogo Abierto no desfiló el APRA, el Fujimorismo y los simpatizantes de Perú Libre y de la izquierda ultra? ¿O en su defecto, los del PPC, Avanza País y Renovación Popular?
¿Por qué a los sets de la avenida José Gálvez siempre acuden los “caseritos” vinculados al caviarismo y al Partido Morado?
Esos personajes que su único afán es pegarse al poder de turno tienen una data impresionante de asistencia. Basta visualizar los archivos de la página web para comprobar el sesgo militante de TV Perú.
Aquel favoritismo se intensificó ferozmente desde el gobierno de Martín Vizcarra y la encargatura de Francisco Sagasti. Y lamentablemente se da porque algunos periodistas que laboran en los noticieros y programas periodísticos son confesos caviarones, antifujimoristas, antiapristas, antiderecha, antiporkys, anticastillistas, anticerrronistas. Sin contemplar que laboran en el canal de todos los peruanos y que deben ser plurales, neutros, tolerantes e inclusivos, porque según los principios rectores del IRTP deben ofrecer información, entretenimiento y cultura. Aunque parece que no entienden que no están para imponer su ideología caviar, ni para discriminar a la clase política que no es de su agrado.
La también cuestionada ministra de Cultura Leslie Urteaga le pidió la renuncia a Solari porque la presión de los Dircom del gobierno exigía explicaciones a la política de cobertura de la gerencia de Prensa a cargo de Mónica Vargas (ex redactora de agencia de noticias) de las actividades oficiales que implica difundir a toda la nación lo que la presidenta Dina Boluarte contemple en su agenda.
Estas actividades oficiales incluyen también las del primer ministro Otárola, conforme lo señala el artículo 123º de la Constitución que establece: “Ser, después del presidente de la República, el portavoz autorizado del gobierno”. Sin embargo, cuando terminaba el Consejo de ministros y el premier brindaba al país su informe de los acuerdos adoptados, lo asignaban a la señal en vivo del circuito cerrado del cable y de la Televisión Digital Terrestre (TDT) de Tv Perú; marginándolo de la cobertura nacional que ofrece la señal abierta del canal 7. Vale decir, a la señal con mayor alcance y que es medible.
Solari marginó al premier y censuró sus intervenciones y solo lo trasmitió en el canal de noticias de cable. En cambio, sí daba señal abierta a la presidente Boluarte; entonces es falso cuando afirman que ha sido echado por no colaborar con la mandataria.
Este mismo criterio lo utilizan para los presidentes de los otros dos poderes del Estado: Legislativo y Judicial. Es decir, solo una pequeña porción del universo total de televidentes y de la sociedad de todo el país se entera de los acuerdos tomados en el Consejo de ministros. Sin duda, una aberración comunicacional producto de la animadversión política caviar.
Según nuestras fuentes, otro punto en contra de Jesús Solari es haber generado poderes fantasmas. Una prueba de ello es Eduardo Guzmán (tristemente celebre expresidente del IRTP) a quien lo habría convertido en su “asesor” y valiéndose de su paso por el IRTP le aconsejó volver a poner en la pantalla programas que él creó, como, por ejemplo ¿Qué Está Pasando? que Fernando Aliaga, antecesor de Solari, cerró por improductivo.
Es decir, Solari le habría dado poderes que no correspondían, para que se convierta en el “presidente ejecutivo en la sombra”. Y valiéndose de esta confianza Guzmán Iturbe tampoco habría dudado en aplicar un presunto “tráfico de influencias”.
El último viernes 26 de mayo, al promediar las once de la mañana, Guzmán llegó a Tv Perú con un recomendado ¿o para convencer de cerrar el trato de una venta de enlatados, o para entregar un puesto de trabajo con sueldo voluminoso?
La foto en la sala VIP de Tv Perú registra el protagonismo sigiloso de Eduardo Guzmán.

De esa forma, en otras áreas habría creado “gerentes en la sombra”. Como en Radio Nacional del Perú, donde manda Francisco Mejorada Chauca. Este “trovador” convenció al gerente de Radio Carlos Fonseca, otro caviar antifujimorista y exmano derecha de Clara Elvira Ospina, de rotar a trabajadores que le hacían mella.

El “trovador” Mejorada Chauca es el mismo personaje que en un audio que publicó Lima Gris le mentó la madre e insultó sin piedad a la ex jefa de RR. HH. Marta Aguirre.
Aquella vez, Solari tapó el proceso administrativo que se le inició a Mejorada Chauca y frenó las investigaciones en su contra, por ser causal de despido… pero finalmente le salvó la vida.
Un tercer caso del poder en la sombra de Guzmán Iturbe, es Nelly Torres. Ella sería en la práctica la gerente de prensa, mientras que la verdadera gerente de prensa Mónica Vargas, solo se dedica a firmar los documentos de la burocracia y ha abandonado el manejo periodístico y de contenidos en los que Nelly Torres habría impuesto sus caprichos, rotando a trabajadores a su antojo y eliminando a los que no son de su grupo. Y, lo más sorprendente, empoderando un matriarcado, por ahora, irrebatible.
Nelly Torres también ha sido el brazo derecho de Eduardo Guzmán.
Jesús Solari ya estaba en capilla desde hace tiempo, pero se ha sostenido por su protectora, la ministra de Cultura Leslie Urteaga, que lo defendió a morir. No olvidemos que en los últimos meses la ministra de Cultura tuvo más exposición mediática en el canal, que la propia Jefe de Estado y que el premier Otárola. Sin duda, con otro ministro/a de Cultura, hace tiempo hubiera salido por los cuestionamientos a su maestría online.
En twitter circula un vídeo de una periodista que repregunta a Dina Boluarte sobre lo que publicó Hildebrandt en sus trece, respecto a los muertos de la crisis política del sur. Esa reportera, es nada menos que Cintya Malpartida; es la misma que estuvo en el despacho de Pedro Castillo cuando anunció el golpe de Estado y que fue convocada por Betssy Chávez y que a la postre ante la Fiscalía terminó acusando a Betssy de estar presente en el discurso del profesor chotano junto al expremier Aníbal Torres.
Aquello, deja entrever que la actitud de esta periodista con su repregunta a la mandataria (Dina Boluarte antes no quiso responder a otro periodista quien formuló la pregunta sobre los muertos) es la más clara posición de respeto a la libertad de prensa y opinión del gobierno. Y actualmente, no habido represalias contra la reportera Malpartida, quien sigue laborando en Tv Perú.
Por lo tanto, es mentira que despiden a Solari por la pregunta incomoda de la periodista.
¿De qué respeto a la libertad de prensa habla Solari? si fue él quien echó a Carlos Cornejo de Rimanchik por opinar contra el gobierno de Dina Boluarte en plena crisis política del sur.
Solari despidió al periodista porque quiso ganarse ave marías con el gobierno de Boluarte. Entonces, ¿dónde queda la tesis que lo expectoran porque no quiere apoyar al gobierno desde su gestión?
Todo eso es una patraña más de la narrativa caviar.
¿El IRTP cuándo dejará de ser una chacra al servicio de las camarillas de turno?
Solo esperamos que lleguen nuevos vientos. Una nueva propuesta empresarial libre de gérmenes políticos y de voluntades caprichosas que, en lugar de priorizar la eficiencia y productividad laboral, hasta hoy ha apostado por los compadrazgos, amiguismos y recomendados. Es decir, sin ningún filtro que enarbole la meritocracia.
Luis Felipe Alpaca es egresado de la carrera de Derecho y Ciencias Políticas y estudió Periodismo en la Universidad Jaime Bausate y Meza; asimismo estudió en la Escuela de Escritura Creativa del CCPUCP, y tiene un Diplomado de Especialista en Derecho Comercial por la Escuela Superior de Negocios. Ha sido Editor de Cultura del Diario 16, y actualmente es Editor General del Grupo Editorial Lima Gris, y es conductor del programa radial Lima Gris Radio por La estación Planicie 91.5 de la FM. Como gestor cultural ha organizado y curado exposiciones de arte y eventos ligados a los derechos culturales. Asimismo es corrector de estilo, y ha escrito más de 400 artículos relacionados a cultura, actualidad y política. Como activista social ha sido miembro de la Red del Patrimonio Cultural con el afán de defender patrimonios inmateriales y materiales como el desaparecido Palais Concert, y el Complejo Arqueológico Puruchuco. Actualmente es miembro del Colectivo Antropoceno Identidad, y ha recorrido distintas regiones del país para brindar apoyo, encuentros y conferencias en universidades con temas relacionados al arte ancestral y la cultura originaria.

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Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra
Las vidas paralelas de Fernando Botero y Carlos Germán Belli
Fernando Botero ha muerto a los noventa y un años, el mismo día que Carlos German Belli ha cumplido noventa y seis.

Published
4 días agoon
20/09/2023
El artista plástico colombiano más importante a nivel mundial y el poeta peruano supuestamente más importante del momento (en realidad solo uno de los más viejos, con una relevancia estricta y únicamente local) se han vinculado, así, este último dieciseis de Septiembre solo en mi mente, pues a nadie más le ha importado este detalle y en hora buena que haya sido de esta manera pues a uno se le han tributado los mayores honores en un país convulso, pero mucho mejor constituido y más avanzado en términos político-culturales que aquel donde el otro solo ha servido solo para menciones marginales en redes sociales de pocas personas, además, enteramente equivocadas.
Veamos a cada uno por separado y, al final, retomaremos la comparación tomando en cuenta que un gran artista debe ser “poeta, explorador de la naturaleza y filósofo” como decía Paul Klee, es decir, un creador y artífice dueño de todas las formas y recursos, pero, también, un inspirado, un ser tocado por las “musas” o por el “espíritu santo”, no cualquier desangelado o desabrido miserabilista; un indagador de la realidad sin límites ni frenos, tanto en lo externo como dentro de sus propios fueros (que muchas veces son más abismales y encumbrados que la propia tierra) y, además, un sabio que enseñe a sus seguidores las mejores formas de vivir y morir, no como un mero maestro espiritual, pero sí como un artista que aporta algo más que un pulcro ejercicio formal (muchas veces indefinible como toda poesía de valor, como toda alta muestra de belleza).
En este sentido, Botero (a quien prefiero como escultor que como pintor y quien ciertamente incidió únicamente en la expansiva reinterpretación de todo lo visible) se hipersingularizó, tuvo un impacto mundial e impuso una visión personal a todo lo que ofreció en el mercado del arte donde fue ampliamente admirado y reconocido..
Que nos guste o no nos guste es otro asunto y, sobre todo, lo más importante, (independientemente del valor que le demos a su obra), es el enorme homenaje de tres días de luto que Colombia le ha rendido muy gratamente, habida cuenta que junto con García Márquez puso a dicho país en la cúspide de la notoriedad en los predios de la cultura mundial en las últimas décadas. Medellín, su tierra, ejemplarmente, dispuso, además, una semana entera de luto como el homenaje adecuado a su hijo más ilustre.
Todo ello me lleva a preguntarme, ¿qué artistas nacionales pueden decir o de qué artistas peruanos se puede decir que estén en el nivel del finado Botero en términos de reconocimiento mundial y económico?
La respuesta, lamentablemente, es que no sé puede exponer ni uno solo y no solo por falta de marketing, por carecer de un aparato crítico solvente o por un déficit de talento sino, además, por una grosera falta de originalidad, algo en lo que, al menos, el colombiano ha sobresalido sin duda ninguna hasta el extremo que hasta el más burdo individuo puede decir de cualquier persona con sobrepeso que es “la musa de Botero”.
En este sentido, Gerardo Chávez es una suerte de epígono de Roberto Matta y Wilfredo Lam. Alberto Quintanilla, un Chagall achatado con hartos ribetes andinos, pero chagalliano al fin y al cabo. Enrique Galdós Rivas, un autor muy eficaz y magistral, pero desprovisto de ambición. Y esto solo por mencionar a gente de la misma edad del colombiano aunque muy distantes de gozar de un reconocimiento Internacional siquiera cercano al que se les da en el territorio peruano donde no está mal que sean admirados (es más, deberían ser más reconocidos y queridos por toda la gente), pero haciendo y dejando que se sepa todo lo que corresponde y no solo lo que sus respectivos corifeos y ayayeros exponen como verdades absolutas que no son nada sino ensueños, hologramas y ficciones.
Debe precisarse que aprecio a los autores que mencioné de modo muy particular, y creo que lo hago en la medida más justa posible. Los propuse, sin embargo, porque todos ellos son de una edad cercana a la de Botero, y porque todo debe decirse con claridad, y, así, en el extranjero se les admira muy poco (o casi nada) y cada vez menos por una diversidad de razones, una de ellas (acaso la más importante) es la falta de singularidad y contundencia de sus propuestas y todo esto es muy claro para los “entendidos” aunque por afectación, esnobismo e interés nunca lo problematicen de modo frontal.
El caso de Belli, en cambio, precisa de una conceptualización previa sobre la importancia de la poesía algo que varía de poeta en poeta y de lector en lector, pero que no es tan arbitrario como para dar cabida a cualquier cosa. Veamos…
Lo más importante en la poesía es que, aún por simple que sea, la experiencia que describa (o imponga) no sea la de una persona común y corriente, si fuera así, ¿para qué la poesía?, no te parece, lector (“hipócrita” o no).
En este sentido, que se ensalcen las pequeñas cosas de la vida e incluso la cotidianeidad basta y pase, pero que solo se describa un espíritu caído sin contrapunto alguno de grandeza o de épica es un desastre para el poeta mismo y para el país que lo acoge.
Es por ello que siempre debemos exigir que la poesía sea algo más que una suma de vocablos y fricciones sonoras, algo más que elucubraciones lingüísticas o conceptualizaciones ético-políticas, y que sea en cambio eso que solamente ella puede ser, lo que pese a ser indefinible, también es tan fácilmente reconocible como una estrella fugaz, el aleteo de un colibrí, el desprendimiento de una cordillera o un tsunami, es decir, poesía, simplemente, poesía.
En la obra de Belli es notable su uso de un lenguaje anticuado con la mezcla de expresiones barriobajeras, pero es insuficiente, pese al dominio formal de estructuras clásicas como la sextina, que de tan alambicada hizo retroceder al mismo Dante (que prefirió otras medidas) y que llamó al inventor de dicha forma tan compleja, el occitano Arnaut Daniel, “il miglior fabbro”.
Además, Belli siempre se encarga de ofrecer la vista de puros derrotados sin gracia donde el defecto no reside en la derrota, obviamente, sino en la falta de gracia puesto que hasta en la derrota hay que poner bien alta la cabeza y saber estar bien parado.
Todo esto es curioso porque visto desde otro lado, Belli ciertamente merecería mayor atención en el extranjero dada la relevancia (no siempre justificada) de lo neobarroco que pese a su aparente amplitud no engloba sino a las patadas a autores realmente trascendentales como Marosa di Giorgio o Rodolfo Hinostroza que renegaba de participar en, por ejemplo, la muestra Medusario, que, casualmente, no incluye a Belli siendo que tiene a otros autores tan o más grises que el autor de “Salve, Spes”.
Esto es muy interesante porque enfatiza dos aspectos centrales de Belli. Uno, su barroquismo no debe nada a Lezama Lima sino a fuentes anteriores, quizás tan o más antiguas que la del denso cubano, pero, definitivamente, mucho más secas en todos los órdenes ya sean estos los del imperio de lo intelectual o lo sensual. Dos, su falta de atractivo para cualquier lector agudo.
Sin embargo, siendo que lo Neobarroco (en líneas generales) y peor aún la pura “poesía del lenguaje” son elementos ornamentales exentos del fuego romántico que ha habitado y que habitará siempre en la poesía, quizás deberían haberle prestado más atención ya que comparten esta terrible característica superflua.
El noventa y seis cumpleaños de Belli no le ha importado a nadie y no es una tragedia en tanto que no hay forma de exigirle a la ciudadanía peruana que preste más atención a este y otros artistas nacionales puesto que no hay ningún mérito público en la mayoría de ellos (lo que no niega ciertos méritos estéticos de cualquiera).
Todo ello nos lleva a preguntarnos ¿para qué sirve la poesía a quién no tiene tiempo para embelesarse en nimiedades ni detenerse en florituras y ridiculeces? Y nos respondemos con la mayor claridad posible, todo ello le sirve a cualquiera para encender su propia vida a un grado tan extremo que ni el corazón del sol; para hacer saber que la existencia aún en su aspecto menos portentoso puede exaltarse, siquiera por un instante, y equipararse con la vida de los héroes y los gigantes; y, también, para aprender a vivir de verdad y enfrentarse cara a cara con la muerte sin ningún tipo de miedo y eso solo puede brindarlo la Poesía y no la farsa que se hace pasar por ella.
Por último, retomando el paralelismo entre Botero y Belli, debemos decir que un creador no pertenece a una nación por el solo hecho de haber nacido en su territorio sino por amar y estar orgulloso de lo que esa nación es, fue y lo que puede llegar a ser mostrando todo eso en sus propias expresiones artísticas.
El drama del Perú (a estas alturas ya una tragedia), es que no tiene ninguna idea acerca de todo ello respecto de los propios peruanos y los artistas nacionales (casi sin excepciones) solo dan un testimonio eufemístico de todo ello en lugar de subvertirlo, transformarlo o confrontarlo.
Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra
Holocausto y vacío de la música romántica
Lee la columna de Percy Vilchez

Published
6 días agoon
18/09/2023
Debo a una búsqueda aleatoria (“random”) en Youtube y a la distracción de una tarde dominical el haber hallado que las canciones originales de varios de los éxitos de Ricardo Montaner tienen ascendencia en Italia, cuna del pop ochentero más sofisticado y apasionado del orbe latina.
Prescindo de todos ellos con gran facilidad excepto de la base musical del clásico “Déjame Llorar”, tema que siempre me ha conmovido profundamente por la escalada de imágenes desoladoras y la pesada carga sentimental implícita en un canto dedicado no solo a un amor imposible sino a un amor que no acepta ni se resigna ni ante la propia muerte de la amada (el único amor realmente imposible).
Agregado sea de paso, esta canción es (para mí) la suma de las virtudes expresivas del venezolano de agudísima voz y el encumbramiento de su lírica, cursi y simple aunque muy efectiva y prácticamente perfecta respecto de sus propósitos (una canción inolvidable escrita sobre las nubes de otoño, como más o menos dice su propia letra).
Me refiero a Oltre la montagna de Anna Oxa, alta beldad dorada de voz aun mas áurea y elevada (con letra de Adelio Cogliatti, Piero Cassano y Franco Ciani). Esta canción nos muestra, por otro lado, la vuelta opresiva de una mujer ante sus propios celos y la incertidumbre de estar con un coloso ante el que se siente pequeña y desprotegida como una flor sin refugio alguno ante las caricias o los embates del viento ya sea que su amante sea al mismo tiempo una brisa y un huracán o una lluvia de fuego y erupciones ctónicas.
Las circunstancias de cada canción son diferentes como las letras y expresiones sentimentales de cada una, pero comparten la base sonora en gran medida, mas no ahondaremos en ellas porque, curiosamente, la dispersión aleatoria de la búsqueda llevó de inmediato a una versión en vivo de Take My Breath Away de Berlin y acto seguido a otra representación en vivo de Forever Young de Alphaville por Laura Branigan e, incluso, otra muestra en concierto de Don’t you forget about me de Simple Minds, inevitable soundtrack de El club de los cinco de John Hugues.
En este punto detuve la vuelta aleatoria y puse la interpretación de Montaner, la original de Alphaville y mantuve, eso sí, la gran expresión en vivo de Take My Breath Away de 1987 aunque en el video no dicen ni la fecha exacta ni dejan señal alguna del lugar del concierto e hice lo mismo con la gran canción de los escoceses Simple Minds.
Todas estas canciones las repetí unas tres o cuatro veces (y hasta cinco) en tanto terminaba un par de artículos sobre el cine peruano (y la falla identitaria que padece) y una visión rauda sobre el panorama de la poesía y el suicidio, además de esbozar un comparendo entre la muerte de Botero y el cumpleaños de Belli.
Todo ello no habrá replicado el desmayo de Dante ante las sombras de Francesca y Paolo en el Quinto Círculo del Infierno, pero casi.
En ese sentido, se me ocurrió pergeñar una aproximación a esta serie de canciones que casualmente me ofreció Internet pendiendo de una intuición: en el Siglo XXI ya no se aprecian masivamente las grandes canciones románticas (sin que importe si te gustan Ed Sheeran o Natalia Lafourcade).
Debe ser que el fin de los grandes sistemas de pensamiento solo dejaron en su lugar una suma de estructuras vacías o que el derrumbe del muro y la caída de la URSS afectaron la entraña misma de la humanidad y eso cerró, de alguna manera, la posibilidad de exaltación del romance durante los noventa en Europa y EE.UU. (aunque la portentosa I’d Do Anything for Love -But I Won’t Do That- es de 1993) y en el resto del mundo del 2000 en adelante.
Esto no quiere decir que el bloque socialista fuese siquiera deseable desde lo práctico, pero creo que daba cabida a algo más que el mero cálculo y evitaba, así, la uniformización reinante.
Entonces, cuando todo aquello se redujo a ruinas, el mundo entero perdió la ilusión en todo, incluso la esperanza y la pasión. Al fin se había llegado al grado extremo de no tener nada en qué creer y los resultados son devastadores como podemos constatar el día de hoy.
Hasta ese momento la gente había estaba loca (sobre todo en los ochenta) por el amor y la muerte, pero, ahora se evita la exposición al amor y pocos se atreven a verle la cara a una muerte de la que se huye de todos los modos posibles.
Parece que hasta los años ochenta la humanidad quería vivir con la mayor intensidad posible en tanto que el mundo entero se vaciaba de sentido y se convertía en una mera columna contable o una vitrina de exhibición y así, no paradójicamente sino como un contrapunto, a la década de mayor frivolidad y falta de espiritualidad (véase American Psycho, por ejemplo) se le dio como complemento muchas de las baladas mas intensas del siglo.
Ahora, en cambio, se vive una aparente vía de no retorno en torno al éxito, el progreso y la productividad en tanto que no existe ni el pecado ni el riesgo de la hecatombe universal (al menos no con la intensidad que presenciamos en los ochenta), ni tampoco grandes bandas sonoras para las pasiones de hoy cuando ya ni los poetas mismos cantan al amor sino bajo miles de subterfugios o con complacencias mediocres desprovistas de un espíritu genuinamente grandioso.
La que sigue es una de las más bordes ballads power típicas de los ochenta y emblema del mayor momento pasional de Top Gun (película de la que han explorado todas las connotaciones perversas en lugar del asunto de fondo que es muy sencillo, un hijo que reivindica su propio lugar en el mundo al restituir el honor perdido de su padre siendo así el mayor héroe entre el conjunto de héroes, más o menos anodinos, contra los que compite) cuando Charlotte “Charlie” Blackwood en su convertible Porsche 356 Speedster de 1958 persigue a Maverick a toda velocidad, lo alcanza, lo confronta, le dice su secreta verdad y el otro cumple como corresponde a su papel y se suelta en ella justamente con Take My Breath Away de fondo.
Luego, sobre la inminencia de una hecatombe atómica que justamente me sugirió la idea central del presente texto, no hay ninguna canción mejor que Forever Young de Alphaville, cantata en la que se sugiere a sus oyentes que vale la pena bailar aun si el cielo se desprende en trozos inmensos de fuego vivo y justamente esta apareció en la conjunción aleatoria que describí en un primer momento.
Y sobre estar solo y perder y pese a eso seguir bailando solo nada como la magnífica D’ont you forget about me, aunque encubre una suerte de reproche medio patético reivindicado solo por la energía de la canción y por esa parte introductoria en la que literalmente se canta que (pese a desear que no caiga uno en el olvido, tampoco se va a dejar de vivir y bailar)”¿No vendrás a mirarme?/ Estaré solo, bailando lo sabes, Nena”, lo que implica que pese a perder y pese a no resignarse uno al olvido de la otra persona, tampoco hay motivos para destruirse (algo más en la onda del presente siglo).
En fin, a todo lo expuesto se podrían agregar las intensas baladas power de Foreigner y tantas otras y todo bien.
En todo caso, no sé si solo sería por todo esto o por creer (y saber) que la extinción de la humanidad entera (por vía atómica) era inminente, pero en aquellas viejas canciones los protagonistas se lanzaban como frágiles fieras ávidas de perdición y salvación, al mismo tiempo, en los cuerpos y las almas de sus amantes.
Si el varón está a la altura, la pasión de una mujer no tiene límite alguno.
Si la mujer está a la altura, la pasión de un varón no tiene límite ninguno.
Pese a todo y aun con el mundo en contra o contra la indiferencia del mundo, la gente sigue perdiéndose, encontrándose y destruyéndose en sí misma a través de los otros, pero el riesgo es cada vez menor y la sociedad no da cabida a tanta fantasía y, sin embargo, como cantaba Meat Loaf, aún hay gente que iría de ida y vuelta al Infierno por amor y creo que solo eso nos salva de caer de una vez y para siempre en el ferocísimo hoyo de fuego negro del fin del mundo.
Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra
Las cuatro caras de la última muestra de Alberto Quintanilla en la galería Pancho Fierro
Lee la columna de Percy Vílchez Salvatierra

Published
1 semana agoon
14/09/2023
I. Retrato del artista
Quintanilla es, desde lejos, un anciano pequeño y regordete, a simple vista, un ser inofensivo. Como todo animal hábil en estrategias de supervivencia, todo esto es solo una fachada, un mero embuste. En la cercanía cambia todo pues su espíritu es muy antiguo, pero, también, infantil como expresan los diablillos que lanzan centellas en sus ojos ante una frase inteligente, una mujer bonita o cualquier travesura que le haga gracia … Mas sabe el diablo por viejo, dicen, pero este diablo viejo sabe por una idéntica partida doble.
En su imaginario cabe no solo la fantasía por la que es tan conocido sino, también, el terror muy bien matizado por el humor y una paleta que dota a su mundo de pesadillas de un atractivo y una familiaridad insólita para todo aquel que no haya crecido oyendo historias de fantasmas ni curioseando en las soledades, en la noche rural (con sus misterios y leyendas) y en el mundo esencial de los colores.
Mas no solo las artes plásticas ocupan la mente creativa de nuestro autor sino que anda perennemente inspirado en la búsqueda de una identidad para un país cuya capital no deja de desconcertarlo luego de casi setenta años de haber arribado por primera vez a la tres veces coronada.
Por ello, su personaje es tan atrayente dado que como escribí hace varios años, exuda “mística y revolución -o, por lo menos, insurgencia-, fantasía y anhelos de gloria, crítica histórica y actualidad política, chacota y cosmopolitismo, indignación y simpatía, humor y amor a la patria”.
En este sentido, resaltando una línea de ira que se esclarecerá en el epílogo del presente texto, hay en Quintanilla una suerte de ira santa, reinvindicacionista de su andinismo a tope y de una crítica al Perú que estriba más en despreciar lo que se ha consentido en ser que en lamentar todo lo que pudo ser o lo que debería haber sido.
Como una adecuada contraparte de su carácter, existe en él, también, la gran ternura y la veleidad típica de los más genuinos artistas y muchas otras listas de paradojas y contradicciones que cada persona que lo conoce puede enumerar con sus propias manos.
Es un cholo como debe ser, un serrano que no le teme a las palabras y que ni siquiera luego de más de medio siglo viviendo en Francia ha perdido su dejo cuzqueño y su habla quechua, pero también es un bon vivant aficionado al vino y los placeres occidentales y en ello no hay mayor contradicción que la mera apariencia.
Desde lo identitario es el prototipo del cholo orgulloso que no se deja pisar el poncho y es o debería ser emblema de una nueva forma de ser peruano porque es, realmente, una clase de cholo muy distinto al propalado por ciertas formas acomplejadas y victimizantes, es decir, uno que nunca se ha dejado vencer ni dominar y, por ello, podría servir de referencia a toda la gente puesto que nada en su ternura, su gracia y su picardía soslayan esa bullente energía iracunda que parece ponerlo en disposición de lanzarse sobre cualquiera que lo ofendiese de cualquier forma (una conducta muy distante, en general, de la del peruano promedio salvo que estén en grupo y allí si son capaces de las mayores crueldades).
Tal es así que hace años escribí que, en mi primera visita a su casa, tuve la impresión de hallarle un cierto parecido a Norman Mailer, aunque con una gracia adicional ausente en el intenso admirador de Hemingway, autor de la apreciable novela Los Tipos Duros No Bailan. Además, su energía me pareció medio punk a falta de una mejor definición. Y todo esto, como descubrí luego, tenía muchos asideros en la realidad puesto que su carácter belicoso es ampliamente conocido y esa actitud confrontacional (punk) lo ha llevado a impasses diversos en el curso de su vida aunque siempre ha estado bien dispuesto a decir con claridad lo que piensa sin que le importe si con eso ofende o no a la “gente”.
Suele conversar con singular sabiduría de historia incaica y contemporánea, poesía, política, artes plásticas, picardías y asuntos de costumbres, aunque todo esto no se muestre a primera vista en su propuesta casi siempre onírica y pesadillesca aunque amable, obra multidiversa que cubre casi todas las expresiones de las artes plásticas (pintura, grabado, escultura, dibujo, etc.) en cuyo sustrato radica una interpretación muy personal del Perú, acaso la más esencial posible a través de los mitos y leyendas (culturalmente existentes o artísticamente inventados) que integran su catálogo privado.
A estas alturas hacer un elogio pormenorizado de su obra es algo sobrante. Basta decir que es uno de los cinco pintores peruanos más importantes vivos en este momento .
II. La muestra
El 13 de septiembre fue inaugurada la exposición Los Caminos de la Vida en la galería Pancho Fierro de la Municipalidad Metropolitana de Lima (Pasaje Santa Rosa 114) y se exhibirá hasta el 01 de Octubre de este año, muestra brevísima y acelerada.
Hasta aquí, sin embargo, está todo bien con que exponga donde sea que tenga oportunidad, pero hubo varios fallos importantes en la propia gestión del evento que deben ser mencionados. Por ejemplo, no hubo una distribución adecuada de la nota de prensa que no llegó nunca a medios culturales importantes (ni siquiera la tenía el autor ni ningún involucrado directo).
Además, no se propició una publicidad acorde con la magnitud del artista ni videos promocionales con anticipación.
Tampoco se procuró una convocatoria mayor y todo ello redundó en el exiguo público que estuvo presente en la inauguración, que para mayor agravio fue hecha al mediodía, según refirió el propio Quintanilla por motivos del tráfico y por hallar problemas mayores respecto de los estacionamientos para los incidentales visitantes que nunca llegaron. ¿No será acaso un motivo mucho más real que las jornadas laborales ordinarias terminan al borde de las 5 pm, en tanto que toda gran exposición debe hacerse en la noche y que para ello no había sido dispuesta ninguna clase de previsión de parte de la Municipalidad Metropolitana de Lima, etc.?
Además, la sala Pancho Fierro no es el recinto más adecuado para la exposición respecto de todo el conjunto de inmuebles a disposición de la Municipalidad… ¿Acaso el Museo Metropolitano de Lima solo sirve para que en él se realicen recitales?
En realidad, a estas alturas, un autor como Quintanilla (quien tiene 91 años, aprox.) solo debería exponer grandiosamente en las salas más importantes del país como, por ejemplo, el Museo de la Nación, pero como nada tiene ningún orden en el Perú contemporáneo (en realidad, nunca, en ningún momento), un viejo artista de primer orden no recibe las atenciones del caso a tal punto que ni siquiera el alcalde fue a la inauguración (cuando debería haberle ofrecido los máximos honores, etc.) y todo queda como si no hubiera pasado nada y eso no puede ser.
III. La curaduría
Christian Reynoso ha tenido a cargo la curaduría y ha intentado ser disruptivo desde la propia denominación en español y no en quechua como ha sido la tendencia del autor, al menos, en los últimos años.
Así, Los Caminos de la Vida podría haberse titulado Kawsaypa Ñaninkuna, admirable y sonora expresión desestimada con eminente descuido.
Este detalle es importante porque implica una suerte de resignación ante un entorno capitalino con el que el maestro ha sido (casi siempre) renuente a admitir como una realidad que lo vence y lo somete, es decir, siguiendo siempre el admirable dictum de Satanás (según la impactante imaginación de John Milton en El Paraíso Perdido): “valor de no ceder ni someterse nunca:/ ¿significa algo más no ser vencido?”
Según esta línea de interpretación la renuncia al uso del quechua es un gesto complaciente (acaso innecesario) con Lima a través de su Municipalidad Metropolitana y una forma de pérdida de la identidad del autor que quizás haya buscado acercarlo más a la gente, pero a un costo realmente indeseable.
Esto no quiere decir que uno avale la ideología de Quintanilla que siempre rechaza lo hispano sin aceptar que luego de 500 años deberíamos admitir ambos bandos de la mezcla que se produjo en el curso entero del tiempo transcurrido desde la captura del último soberano inca absoluto y ensalzar, en cambio, al mestizo que, como él mismo, ha sabido hacerse un espacio particular pese a todos los elementos adversos a los que uno debe imponerse en este país, pero si quiere decir que, pese a todo, su defensa del mundo quechua le corresponde como cuzqueño que es y, en eso, no caben mayores disquisiciones.
Luego, respecto de la disposición de las obras en exhibición puede decirse que todo es apreciable de modo misceláneo salvo por el muro frontal que topa la vista de todo visitante, cuyo desnudamiento pictórico no resulta atrayente puesto que resta al mundo de Quintanilla del elemento primordial que lo libra de ser un festejante entregado a los infiernos, es decir el color. Sin embargo, en estas imágenes en blanco y negro resaltan las expresiones jocosas de sus monstruos y eso es útil en la medida que se va cubriendo de color todo el resto de la sala y en la medida que ya se está familiarizado con la obra del autor en cuestión, mas no es la primera impresión que debería llevarse el espectador neófito.
Los cuadros en color, en todo caso, han sido decepcionantes en la medida que Quintanilla tiene otros mucho más resaltantes y acaso el propósito singularizador de la curadoría ha llevado a la elección del material expuesto que pese a provenir del mismo autor no le hace justicia a su propia nombradía.
Finalmente, las esculturas y las manualidades exhibidas se llevan el primer orden plausible en la exposición puesto que resaltan a tal punto que si todo lo demás hubiera sido puesto por mero ornamento casi podría haberse justificado dicho suceso. El problema, sin embargo, es que muchas de estas brillantes esculturas estaban demasiado esquinadas (en lugar de hallarse en posiciones centrales) lo que impedía que sean admiradas por todos los lados posibles (fallo considerable).
IV. Prensa
No es posible que un autor como Quintanilla sea huérfano de unos gestores de prensa adecuados a su trayectoria.
Si su casa para llena de esnobs y hueleguisos que le sacan provecho en cada momento o que se mantienen como rémoras a los costados del viejo para mostrarse como amigos y gente cercana ante los demás, por lo menos, deberían proporcionarle mayores entradas en los medios culturales y movilizarlo hasta los lugares que corresponden para que sea entrevistado y tantas otras formas más que contribuirían a un muy necesario acercamiento entre el artista y el público.
V. Epílogo.
En Rise de Public Image Limited, John Lydon canta que la ira es una energía.
La ira, sí, pero no como un mero arrebato sino como una genuina expresión rebelde que, en el caso del presente texto y el del propio Quintanilla, se expande y exalta ante todo lo que está fuera de lugar en el mundo, como es el caso entero de Perú, que nunca ensalza no enaltece lo que debe ser enaltecido y que (agregado personal con el que Quintanilla nada tiene que ver) al desdeñar su doble pasado imperial jamás propuso ni tuvo la ambición de reconstituir un proyecto hegemónico que restituyese su condición tradicional y natural en este lado del mundo.
Rise sería un muy adecuado soundtrack para este artista múltiple (“Your time has come your second skin”) y siempre que lo tengo a la mano pienso en ello y, también, en una banda como Uchpa (acaso más chanca que inca) y aunque ciertamente no llega, ahora, a la dimensión épica del sonido de aquella indómita agrupación y pese a que el viejo se ha endulzado siempre como el fino artista que es si se identifican en torno a ser unos hermosos cholos salvajes en la intensidad y altamente civilizados en lo moral como debe ser.
Considero que la gente debería amar y conocer a Alberto Quintanilla puesto que aún tiene mucho que ofrecer a todos aquellos que estén hartos del actual estado situacional de la nación imposible que, por el momento, somos y eso no solo se sustenta en su obra plástica sino, también, en el discurso cotidiano que ensaya una y otra vez cada vez que tiene oportunidad, en público y en privado, casi como un mantra.
Que no sea amado y admirado por toda la población indica una vez más lo inmensamente lejos que estamos de ser un país realmente bien constituido como nación.
Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra
Paulo Coelho vs. James Joyce
El escritor brasileño se atrevió a ningunear la novela “Ulises” de James Joyce.

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2 semanas agoon
13/09/2023
Existe mucha gente que cree que el arte puede ser cualquier cosa. La literatura es arte. Luego, la literatura puede ser cualquier cosa. No obstante, en el arte tiene que haber cierta unidad en torno a lo que se valora y lo que se desprecia. Por ello, las interpretaciones salvo sean meros pareceres inservibles, no pueden ser tan distantes.
Existe, entonces, una nómina de factores que se debe evaluar en toda obra literaria sin ignorar que, incluso, esto incide en grandes subjetivismos.
Estos criterios serían la calidad del lenguaje empleado (ritmo, plasticidad, color, etc.); la destreza y dominio de las formas que se proponen respecto de lo que se conoce en cada circunstancia; la contundencia de las sensaciones e ideas expuestas en torno a imágenes y figuras logradas de alto vuelo; las experiencias descritas y el fenómeno que experimenta el lector ante este cóctel de elementos sensoriales e intelectuales que dan mérito, en términos generales, a cualquier tipo de obra. Todo lo demás es arbitrariedad, incertidumbre y capricho.
Sin embargo, incluso el crítico más avezado y lúcido puede cambiar de opinión respecto de su propia crítica porque nunca hay nada definitivo ni en la literatura ni en la vida, excepto el macrocosmos según Heisenberg.
En todo caso, Coelho, el autor más vendido del mundo, “dictaminó”, hace poco, que el Ulises de Joyce era poco menos que un fake literario, lo que no debería alarmar a nadie pese a que hubo grandes autores como Woolf y Shaw que tuvieron una perspectiva similarmente negativa sobre la obra del irlandés prodigioso.
A ellos se ha sumado el suertudo de Coelho quien ha dicho que el Ulises “es solo estilo” y que “no hay nada ahí”.
La paradoja del caso es que ha acertado en lo primero, sin advertir, desde luego, que en Ulises tanto la fe en el lenguaje como el uso de todas las formas posibles hacen que ese estilismo sirva para todo aquel que escriba luego de la publicación de semejante acontecimiento poético, en tanto que las “anécdotas” de su rentable producción sirven para tan poco como la misma nada.
Todo esto no obsta para comparar a Joyce con autores tan desmesurados como Dostoievski en el que la realidad es solo grandezas y abismos, no las infinitas nimiedades de un cualquiera.
Quizás una obra perfecta debería poder combinar estas tendencias en una sola entidad imposible, formal y existencialmente inabarcable, pero deseable.
(Columna publicada en Diario UNO)
Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra
Coral Bracho, la notable poeta mexicana que se llevó el Premio FIL
La poeta mexicana recibió el Premio FIL de literatura en Lenguas Romances 2023.

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2 semanas agoon
10/09/2023
En el continente americano han existido dos grandes polos de irradiación intelectual por motivos del propio desarrollo logrado respecto de las industrias y gestiones vinculadas a la cultura, no solo a través de la imprenta, las editoriales y las revistas de vanguardia sino por un conjunto de actividades y disciplinas conexas como el cine (gran vertebrador de identidades), el teatro (de las grandes representaciones clásicas y Avant Garde a las célebres revistas de vedettes) el folklore, el rock, la música en general, etc.
Me refiero a México y Argentina, territorios privilegiados que recibieron no solo a grandes masas de migrantes sino, también, el arribo de exiliados brillantes cuya presencia contribuyó a empoderar la imagen de estos extremos del continente en torno a la vida intelectual y cultural más avanzada (de Trotski a Gombrowicz ya se dijo suficiente, etc.). Por eso a nadie puede sorprenderle que en ellos residan las dos mayores ferias americanas del libro, Buenos Aires y Guadalajara.
Esta última, una de las más renombradas del mundo (siendo superada, únicamente por la Feria de Frankfurt) se dio abasto para concitar un Premio que se ha constituido como uno de los más resaltantes de las últimas dos décadas, el Premio Fil en Lenguas Romances que es otorgado por la Universidad de Guadalajara y ha tenido autores galardonados tan importantes como Parra, Arreola, Monterroso, Fonseca, Lobo Antunes, Bonnefoy, Carrère, Vitale y Cărtărescu.
A ellos se agrega, ahora mismo, Coral Bracho, poeta de nombre marino, colorido y musical, muy fácilmente identificable con México si uno está famliarizado con el cine y la televisión (dicho clan tiene varios exponentes resaltantes partiendo de Julio, capo cineasta de la Edad de Oro mexicana) y una de las más rescatables autoras incluidas en Medusario (aunque nadie como Marosa di Giorgio).
Esta circunstancia es muy significativa porque pocas veces se ve premiados a autores de genuina calidad y no pocas veces es admisible especular mil y un malicias sobre mafias culturales y otras procacidades semejantes, pero, en este caso, hay un consenso unánime sobre lo bien dado que ha sido el premio.
Coral Bracho, notable poeta cuya obra no solo se sostiene en un muy bien ponderado dominio del lenguaje, sino que es dueña, además, de una imaginación llena de visiones enriquecedoras para toda mente aguda y toda sensibilidad profunda enaltece no solo al catálogo del Premio FIL sino a toda la poesía en lengua española. ¡Enhorabuena!
Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra
El destierro de Pizarro
El sábado 26 de abril de 2003, a pocos minutos antes de la medianoche, fue retirada sorpresivamente la estatua del conquistador español ubicada al costado de Palacio de Gobierno

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3 semanas agoon
02/09/2023
Hace veinte años la estatua de Pizarro fue execrada de la plazoleta contigua al Palacio de Gobierno. Seguramente, se creyó que así se robustecería la imagen de un nuevo Perú propiciada por el vil bufón que es (y que siempre fue) Alejandro Toledo, aunque realmente el responsable del retiro fue el oprobioso exalcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio.
Dicha infamia fue el mayor error posible y un atentado contra el país no solo por la evidente incapacidad moral y mental del ex presidente chakano respecto de representar cualquier cosa en torno al Perú (lo mismo puede decirse de Castañeda, solo que a este nunca ningún enajenado le llamó “Pachacutec” —como habrá ardido el magnífico cuzqueño en el caso que hubiese sabido que endilgaban su nombre a un pobre diablo—) sino porque no puede forjarse un cambio de identidad a través de la mutilación y de la farsa. En su reemplazo, sin embargo, se impuso una bandera a la que ningún politicastro dejó de injuriar, denigrar y estuprar en todo el curso del presente siglo.
Entonces, es inútil que se mantenga la bandera en esta plazoleta y, peor aún, sería un error mucho más grave volver a poner una sola estatua en ese lugar siendo que el Perú, aunque es uno, es, también, trino en líneas generales, es decir, indio, español y mestizo (sobre todo, esto último).
Por lo tanto, en el otrora pedestal del viejo Francisco Pizarro debería exponerse un conjunto triple con gente de altísimos nombres y dignos de ser honrados por el pueblo para que de una vez se entienda la necesidad de unificar la idea de una identidad nacional que sirva a todos los peruanos ya sin resentimientos de ningún tipo.
Es decir que, en esta plazoleta, antiguamente denominada Perú, deben ser entronizados un indio, un español y un mestizo, todos con aspectos dominantes e imperiales. Podrían ser Cahuide, Almagro El Mozo y Domingo Nieto, tres caracteres soberbios no exentos de un hondo sentido trágico que nada resta a la muy merecida gloria de cada uno; tres personajes que todo peruano debería tener presente siempre para no sentirse avergonzado sino en pleno ejercicio de rebeldía ante la mediocre identidad que le ha sido proporcionada por dos siglos de estulticia criolla y un siglo de ceguera pseudoreinvindicacionista proindia sin fundamentos.
En síntesis, en esta plazoleta y en el imaginario de todo peruano, debería habitar un indio corajudo e inmensamente soberbio, un héroe invencible que prefirió matarse antes de que un enemigo al que consideraba inferior le pusiera una mano encima; un mestizo glorioso que fue el primero en su género en regir al país desde la rebeldía, claramente, y que aunque perdió fue siempre ambicioso y valiente a tal punto que desafió a la misma corona que propició la invasión en el tiempo de su padre (otro héroe trágico) y contó, además, con el aval de los bravos Caballeros de la Capa y, finalmente, un prohombre de la República de quien solo podía esperarse grandes cosas si tan solo hubiera vivido un poco más, gran personaje que, en todo caso, solo puede producir orgullo en todo aquel que piense en él como modelo de acción ética-épica y como emblema de amor por la patria.
Esta sería una excelente forma de ir retomando la grandeza que siempre ha merecido el Perú. No debemos esperar más para poner en orden al país.
Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra
Sobre Rosa Mística de Augusto Tamayo en el feriado consagrado a Santa Rosa de Lima
Un artículo de Percy Vílchez

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4 semanas agoon
30/08/2023
En este día he vuelto a ver Rosa Mística y, realmente, no discrepo de la reflexión que expuse en el año 2018 cuando la vi por primera vez y por eso comparto aquel texto de modo íntegro a continuación:
El prestigio del cine peruano es solo un proyecto pese a ciertos logros internacionales de algunas producciones de los últimos años y a algunos cineastas casi míticos como Armando Robles Godoy.
Por los elementos descritos, podría parecer otra cosa, pero eso sería incidir en un error de perspectiva. Esta característica del cine nacional, sin embargo, no debería sorprendernos en tanto todo el país se ha sumido en estas apariencias una y otra vez.
De hecho, en un país donde la industria cinematográfica es inexistente salvo por los esbozos o muestras equívocas de las producciones de Tondero -“bestia negra” de todo buen cinéfilo y, también, de todo esnob con siquiera dos gramos de cultura cinematográfica-, y las producciones “independientes” ajenas a toda desmesura estética y de propósito, además de no existir un estímulo estatal adecuado respecto de utilizar al cine como una herramienta de conocimiento y direccionamiento de la identidad nacional o de, al menos, un incidente que provoque y produzca reflexiones inmediatas y a largo plazo en los espectadores, es un logro importante que se intente pensar a nuestra inconclusa nación a través de sus personajes históricos más descollantes. En este caso, Isabel Flores de Oliva, Santa Rosa de Lima.
Así, la película propuesta por Tamayo constituyó una oportunidad para emocionarnos con una de las pretensiones más ambiciosas que haya acaecido en peruano alguno en el curso de la Historia: tener acceso al éxtasis, la iluminación y ver cara a cara a Dios mismo, en suma, la apoteosis de la existencia de la Patrona de América.
Lamentablemente, las formas propuestas antes que incitarnos a ambicionar algo parecido conducen al espectador, más bien, a un adormecimiento progresivo de los sentidos. En este sentido, “Rosa Mística” nos parece más un documental antes que una propuesta singular. Quizás, el excesivo celo investigativo de Tamayo le restó el vuelo imaginativo e intuitivo que una mística tan grande como la santa limeña, sin duda, merecía y merece.
Lo positivo, en todo caso, fue que los actores asumieron su participación con entereza y hubo no pocos desbordes de brillo. Partiendo de la protagonista, Fiorella Pennano, cuya atinada interpretación la acreditó como una de las actrices jóvenes con mayor credibilidad respecto de su talento y sus posibilidades en el futuro, hasta los veteranos que hicieron el papel de confesores-inquisidores (Carlos Tuccio, Bruno Odar–pese a que su personaje antagónico no llegó a tener vida propia–, Hernán Romero y Alberto Ísola), además del médico que evaluó a Rosa y da testimonio “científico” de su proximidad al éxtasis con el marco rotundo que caracterizó su sello actoral, Jorge Chiarella. Por otro lado, la fría serenidad de Miguel Iza, tan reconocida y valiosa –cuando así corresponde–, fue la contraparte ideal de la turbulenta performance de Sofía Rocha -la madre de Rosa de Lima- que fue una antagonista tan histérica como hepáticamente brillante y se hubiera robado las primeras planas del reconocimiento sino fuera por Pennano quien en un acertado histrionismo mostró una parte del exceso y la pasión que se intuye habitó en el personaje real que intentó dar vida. Sin embargo, como en la primera entrega del poeta de “El Espejo y la Máscara” de J. L. Borges hubo una muy buena representación escénica, pero nada más porque esta película, en su totalidad –pese a ser estimulante en algunos pasajes– no logró que en los pulsos corriera más a prisa la sangre.
La corrección histórica propuesta por el realizador no se avino a la exigencia máxima de la vida de todo místico: la lucha contra el demonio. Lo peor es que al querer “sugerirla” se produjo una incierta situación “cómica” ante la ermita de la Santa entre un perro negro -prototípico del mal en el cine- y un prospecto de galán acosador. Por ello, además de las otras razones propuestas, la perspectiva de la vida espiritual de Santa Rosa se ve demasiado plana y desprovista de la oposición adecuada, exenta de un contrapunto muy necesario para advertir la totalidad de una existencia consagrada al mundo del Espíritu.
En este extremo, cabe anotar que el arte peruano del último medio siglo, por decir lo menos, adolece de una fatal ausencia de tensión metafísica y así toda manifestación espiritual que se ha expuesto en este medio se ha manifestado de un modo plano y poco atractivo salvo por excepciones que en el momento de cursar estas líneas no recuerdo.
Esta condición debería acabarse pronto y si atendemos a la intensa tradición de excesos espirituales de nuestra tradición advertiremos que bien podrían ser revisitados con el fin de enfocar nuevos modelos de aproximación a la realidad del espíritu. En poesía, el Vallejo que confronta a Dios con todos los recursos que le confirió el hecho de ser un aprendiz de mago, es decir, un poeta pleno y verdadero (“hoy que en mis ojos brujos hay candelas,/ como en un condenado,/ Dios mío prenderás todas tus velas/ y jugaremos con el viejo dado./”, fragmento de “Los Dados Eternos”), es un muy buen ejemplo y una clara muestra que cuando se aparta del marco exploratorio trilceano tan alabado en los últimos tiempos tiene aún cierta savia muy profunda y raigalmente metafísica. También, deben ser mencionados otros poetas como J.E. Eielson, Juan Ojeda y Walter Curonisy quienes nos ofrecieron muestras de hondas preocupaciones espirituales cuyos caminos no han sido emprendidos por continuadores que estén a la altura. Lamentablemente, el predominio del “realismo” en el ámbito de nuestra literatura -narrativa- nos ha privado de exploraciones más profundas del alma humana al modo de Arlt o Dostoievski, autores en los que todo el contorno de la existencia humana parecería haberse definido en el borde mismo del abismo del espíritu.
Retomando la línea concerniente a la película “Rosa Mística” debo concluir que no es una obra perfecta, pero sí es una propuesta que debe considerarse por lo atinado de la ambientación de época; lo alambicado de muchos de sus diálogos, poblados de adjetivos al modo del siglo XVII -acierto total-, que en cierta manera tienden a reparar la falta de continuidad y consistencia narrativa de la muestra; lo intenso de las actuaciones de Pennano y Rocha; y, no pocos enfoques y tomas que han rondado la belleza como la secuencia de la “iluminación” de nuestra santa poco antes de su muerte, secuencia importante porque reconforta al espectador tras presenciar una agonía cuya justificación es poco probable.
Finalmente, hubo, en su momento, quienes sugirieron ciertos modos del feminismo en el personaje que ha caracterizado Pennano. Ese es un error de cálculo y un malentendido. La “rebelión” de Rosa de Lima fue contra el mundo y en favor de hallar la satisfacción de su alma al punto de lastimarse y dañar su cuerpo puesto que le estorbaba el camino al éxtasis místico, circunstancia que excede en todo la reivindicación de su independencia femenina. Además, la santa no pudo ni intentó escapar del ejercicio imperial de su padre y de los confesores-inquisidores que tenía. Por lo tanto, el feminismo no tiene nada que ver en estos predios.
Reitero, la película es atendible si uno tiene cierta disposición a explorar la historia del país y la vida de sus grandes personajes mas si se busca una aproximación al pulso estremecedor del alma de los santos esta película no puede ofrecer ninguna clase de satisfacción perenne.
Quizás lo expuesto en el párrafo anterior no implique ninguna “tragedia”. A fin de cuentas, ¿cuántos obsesos por la gloria -o por verla de reojo tan siquiera- van a desgastar, en razón de alcanzar propósitos tan elevados, las butacas y sus propios tiempos personales cuando se trata del cine peruano?
Libertad bajo Palabra / Percy Vilchez Salvatierra
Salomón Valderrama, una vida atravesada por la poesía
Lee la columna de Percy Vílchez

Published
1 mes agoon
23/08/2023
La vida de los poetas ha sido siempre una condensación de otras vidas, incluso de las más ajenas o prestadas, y acaso estas vidas desmesuradas e hiperbólicas obren siempre como un reflejo de todas las vidas de las gentes que pueblan el mundo, sobre todo, en el caso de los más grandes pues como ilustró Ezra Pound, “los poetas son las antenas de la raza”, es decir, la parte hipersensible que percibe la orientación o la desorientación de los tiempos y el sentido o sinsentido de los otros seres humanos con los que conviven día tras día.
Y aun cuando parece que los poetas del siglo XXI no son diferentes a cualquier ciudadano promedio o aun cuando ahora mismo cualquiera cree que puede ser poeta, los poetas genuinos y realmente singulares, por su propia condición, destacan, resplandecen u oscurecen cuando están presentes en cualquier parte.
Salomón Valderrama ha muerto de un modo doloroso y nadie menciona ni una cosa ni la otra por un exceso de ética o por desidia, enormes errores. Pero, la historia de la literatura y el mito intervendrán prontamente en esta condición de otra rara avis de la poesía peruana, de otra víctima póstuma de la indiferencia de los medios que en su gran mayoría no le han dedicado ni una línea de homenaje o siquiera un obituario (que el hombre tenía más que bien merecido).
Esto pasa todo el tiempo con grandes intelectuales y artistas a los que todo el mundo ignora.
Salomón Valderrama intentó pasar desapercibido durante casi toda su vida, pero la muerte de un poeta afecta a toda la especie humana, no como la muerte de un cualquiera ni porque las campanas doblan por todos nosotros, sino por lo que expuso Walt Whitman, “lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti, porque lo que yo tengo lo tienes tú y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también…”
Entonces, cuando ni la poesía puede dar abasto a la vida es porque existen oscuros precipicios sin nombre que solo algunos pocos se atreven a mirar de frente. Salomón Valderrama vivió atravesado por la poesía y nunca temió ver el cruento rostro hermoso que tantas veces se confunde con la desesperación, la belleza y la muerte.
No existe ninguna mejor forma de recordarlo que pensando que fue un poeta valiente y admirando los momentos más elevados de su ampulosa retórica sonora.
(Artículo publicado en Diario UNO)

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