Literatura
PLACERES ONÍRICOS: Andrea Cabel «Aprendí a escribir por necesidad, porque quería expresarme de alguna forma»
Andrea Cabel «Aprendí a escribir por necesidad, porque quería expresarme de alguna forma»
Entrevista Luis Chávez A.
Andrea Cabel es una poeta que ya anda consolidándose en el largo trajinar que debe de seguir un autor peruano, para llegar a ser reconocido. No obstante y pese a su prolífica formación académica, ella no pierde la perspectiva de mujer aventurera como “un puñado de agua” que se dispersa pero que luego va cobrando cauce firme. Y aunque es más conocida por sus versos, ella ama la literatura y nunca se verá desligada a ella, a tal punto que quizá se encuentre macerando algún trabajo inédito.
Conversamos con ella, y entablamos una entrevista, en la cual de manera irreverente e inteligente responde una serie de preguntas sin preocuparle las opiniones externas; pues, si de algo está segura, es de la pasión que le pone a cada acto de sus días, sin importarle las posturas ni convencionalismos que muchas veces esclavizan a algunos autores en la actualidad.
“Latitud de Fuego” es su última publicación, y nos habla de ella con absoluta satisfacción que solo ella sabe expresar…! A continuación la entrevista:
1. ANDREA: ¿TUVISTE UNA ADOLESCENCIA ALGO AGITADA? O ¿FUISTE EL MODELO DE NIÑA RECATADA?
AC: En mi adolescencia tuve que enfrentar muchos retos, y sobre todo, tuve que enfrentar el hecho de que si hacía algo, lo tenía que hacer bien, esa es la premisa principal para hacer mis cosas, si empiezo algo, lo acabo y lo hago bien. ¿”Agitada”? Siempre, mi vida ha sido una montaña rusa, un día puedo tenerlo todo y al día siguiente estoy endeudada y sintiéndome vacía, no es muy cómodo andar así, preferiría algo más estable y por eso trato de tener disciplina en mis trabajos y en mis rutinas; no obstante, creo que esta “suerte” con la que he nacido, no creo que cambie así que ahí voy, resignándome de la mejor forma a esto y tratando de sacarle el provecho posible. A los 17 tuve que entender mi primera ruptura amorosa, el primer enamorado, con el que había estado (creo) tres años, de pronto me terminaba, y yo, bueno, adolescente (que “adolece”) aprendía esa palabra: adiós. Proceso duro porque luego venía (casi a los pocos meses) el momento de decir a qué universidad ir, qué carrera estudiar, y sobrellevar un poco las expectativas del colegio, de los familiares, ser realista con los presupuestos, y lo peor, ser honesta conmigo misma para saber qué quería hacer, para que era realmente buena.
Me equivoqué desde un comienzo y fui para estudiar Economía en la Universidad del Pacífico, y ahora siento que si bien fue una excelente experiencia porque conocí gente increíble, profesores muy buenos, y formé parte, aunque sea por un momento de cómo se ve la vida desde los números, desde algo más concreto y tangible que la literatura, tuve que lidiar con el hecho de dejar la carrera, de dejar todo eso que había ido construyendo y postular a otra que no tenía nada que ver. Ingresé a PUCP por traslado externo, te digo, no fue nada fácil por una “Evaluación de Talento”, fueron muchos exámenes y lo que me molestaba (mucho) era enfrentar el fracaso de haber dejado una carrera a medias, y comenzar otra con toda la culpa de lo invertido en la anterior y no saber ni siquiera si realmente podría irme bien en Literatura, si finalmente, era lo que quería hacer. Si esta vez la intuición no me fallaba. Y enfrentar los comentarios familiares, y empezar otra rutina, construir otras redes sociales, moverme en otros círculos académicos, aprender de otras formas otro lenguaje y otra forma de ver las cosas. Estudiando literatura tomé la decisión de viajar al extranjero un tiempo, y bueno, de ahí todo se fue complicando un poco como suele pasar con las subidas luego de las bajadas en las montañas rusas.
Siempre me dicen que soy como un puñado de agua, eso no sé si responde a lo que comentas de adolescencia “agitada”. El recato lo tuve siempre, hasta ahora, y para muchas cosas, y bueno, lo agitado prefiero relacionarlo con las 3 horas de entrenamiento que tenía cuatro veces a la semana desde que tuve 7 años hasta que cumplí los 17. Entrenaba atletismo y básquet y me gustaba mucho emplear mi tiempo en ello, en el arte de ir contra la velocidad, ver si podía alcanzarla, y en el básquet me divertía, me sentía bastante libre y a la vez, podía desfogar bastante de las cosas que como adolescente que era yo, no podía decir en palabras. De hecho, creo que tuve una adolescencia bastante muda. No escribía nada, no hablaba mucho, y si lo hacía era sobre temas concretos, me guardaba mucho lo que sentía o pensaba y trataba de invertir mi tiempo en cosas que me hicieran evitar maquinar tanto, pensar tanto. ¿Viste que pensar mucho a veces hace daño., más cuando eres una adolescente, y más cuando tus días viajan en una montaña rusa que varía de tamaño e intensidades constantemente? Complicado. Ciertamente. En el cole no tuve muchos amigos, en la secundaria igual socialicé más, saliendo de ahí y ya en todos mis cambios universitarios cambié bastante. Pero no fui mucho a fiestas, de hecho, te diré que como adolescente fui a fiestas contadas con los dedos de una mano. Las ganas y la necesidad de fiestas vinieron después, mucho después.
2.-HABLANOS UN POCO DE TU PRIMER POEMARIO: LAS FALSAS ACTITUDES DEL AGUA. Y ¿CÓMO ES QUE SE PUBLICA?
AC : La primera edición se publicó en el 2006, en Lima. Yo comencé a escribirlo desde el 2005, para ese momento ya había renunciado al trabajo que había conseguido en la PUCP. Mi primer trabajo en la universidad fue en el centro de informática, sí, trabajaba en di-consulta, ganaba poquísimo, trabajaba bastante y no entendía casi nada de todo ese gran sistema que no estaba ni siquiera expresado en mi idioma. Me trataban bien los compañeros de trabajo (ingenieros todos) porque finalmente, yo era una chica muy joven que hacía de todo para aprender, y que era de literatura; pero bueno, en ese contexto, una relación larga e intensa se fue apagando, o eso parecía, y comencé a desesperarme. Mencioné ya lo de la montaña rusa, ¿no? , odio los juegos de ese tipo. Solo he ido a un parque de “diversiones” con juegos mecánicos dos veces, una por curiosidad y la otra por masoquismo, creo, y los odio, pero por miedo. Me asusta todo ese sonido, toda esa aparente felicidad que sube y baja a tanta velocidad, tanta luz, tan poca naturalidad; y mi libro nació así, en una montaña rusa afectiva y personal que por primera vez, en verdad, se me fue de las manos. Aprendí a escribir por necesidad, porque quería expresarme de alguna forma. Porque necesitaba decir todo eso que no sabía cómo, y que nadie quería escuchar, que pensaba que me ayudaría a ver mejor las cosas. Yo no había escrito poemas antes. Solo largas cartas, largos correos electrónicos, muchos ensayos las clases en la facultad, y dado que había renunciado al trabajo en informática y no asistía en ese semestre tanto a las clases en la facultad…y me quedaba encerrada en casa tratando de escribir algo. Muchísimas horas, eso sí, muchísimas, frente a la computadora, imprimiendo, corrigiendo, todo muy intuitivo, muy sugestionado por la tristeza e impotencia. Creo que lo hice porque por ahí me dijeron que era “terapéutico” y así comenzó todo. Se publicó porque ganó un premio (no porque yo tuviese dinero o una editorial que me ofreciera algo) y fue una sorpresa que todo eso, ese vértigo tan fuerte, de pronto, se objetivizara en un papel y alguien que no supiera nada de mi y que quizás no entendiera mis versos tal cual yo esperaría en un primer momento, los leyera y se lo llevase consigo. Entonces sentí algo extraño. Solidaridad, quizás. Y eso, a mí, en ese momento, me ayudó mucho.
3. ¿POR QUÉ PREFERISTE POESÍA EN LUGAR DE LA NARRATIVA?
AC : No prefiero la poesía, sucede que en este género me siento más cómoda, más libre, y creo que expreso mejor no solo mis ideas si no también mis afectos, mis contextos, mis referentes, mis verdades, mi rutina; la poesía me da un espacio que coincide con el espacio que yo necesito para respirar, y este es amplio. Muy amplio. No obstante, leo mucha narrativa, y escribo narrativa también, otra cosa es que no quiera publicarla (aún) y creo que uno no elige esas cosas tampoco, todo va fluyendo, son etapas y también creo que para escribir poesía necesita cualidades diferentes que para escribir narrativa. Una sensibilidad diferente o una que se va cambiando y forjando con las experiencias y el tiempo. A los 16 años yo te hubiera dicho que para mi escribir poesía era imposible, a los 17 igual, a los 18 igual, a los 19 igual, te hubiera dicho que no entendía de eso, que lo leía y que bien, pero que de ahí a escribirla…eso era demasiado complicado, y ¿de qué iba a hablar? ¿y por qué? Y no, no pensaba sentirme “así” como me siento escribiendo poesía. Pero eso no quiere decir que “la prefiera”. La narrativa es parte de mi vida, de mi forma de entender a otras personas; la narrativa para mi también es una forma de entender al mundo, al mío y el que esta afuera. Leer a Bolaño fue importante en mi adolescencia, también a Roberto Arlt, a Borges, a Arguedas, a Dostoievski, a Augusto Monterroso, a Ricardo Palma, a Afanasiev, a Cortázar entre otros muchos otros grandes escritores…No solo la poesía es mi lenguaje, a mi me gusta la literatura, y me gusta mucho.
4. EN TUS INICIOS, ¿TE HA COGIDO ALGUNA VEZ EL PÁNICO DE LA HOJA EN BLANCO?
AC : Creo que escribir, como dar un beso, es un acto circular. Sin principio ni fin, solo con un proceso intenso y perfectible, eternamente perfectible. El miedo a la hoja en blanco está aquí y ahora, y siempre estará. Lo extrañísimo, para mi, sería que de pronto no esté. Ese miedo me ayuda a escribir, a buscar palabras, a tallarlas, a hacerlas hablar, a hacerlas mías aunque sea por un momento. Mis inicios son todos los días, a cada momento.
5. DE HECHO, PUBLICAR EN NUESTRO MEDIO ES MUY DIFÍCIL. ¿FUE TU CASO?
AC: Como pocas veces en mi vida, en algo, tuve suerte. Mi primer libro fue un premio, me pagaron la edición, que fue hermosa y muy costosa para los que apostaron por mi trabajo y por mi. Al año siguiente, la segunda edición abrió la colección “Taquicardia” de la editora Mesa Redonda, y en esta segunda edición tenía siete poemas nuevos, importantes para mí, estaba un nuevo diseño, y un nuevo rostro para mi libro. Ya no era la misma portada, y dentro de esta segunda edición me atreví a colocar una foto. La foto está en blanco y negro y son las manos de mi amigo, manos abiertas y llenas de ruta; manos que dan frío de verlas. Esta edición, que fue tan bonita, que tuvo la portada de Polanco y que fue dedicada a mi abuelo, que había fallecido en ese año, no me costó la suma abismal que te imaginas, en lo absoluto. Y tuvo una excelente acogida. Luego publiqué gracias a la prestigiosa colección Underwood de la PUCP “Uno rojo” (Lima, 2009). Para mi esa plaqueta es un libro entero de vida y de muerte. Y la muerte es un tema que toco con pinzas y muy poco, recién, por primera vez, en esta publicación. En esta publicación como en todo lo de Underwood, no invertí más que mis textos y mi participación en el cuidado de la edición.
Significa mucho para mí estar en Underwood, un sello tan prestigioso y cuidadoso, un sello que además, se caracteriza por su belleza. Y anticipo que este año sale la segunda edición de “Uno rojo” también por Underwood, razón doble para sentirlo como un libro completo para mí. Ahora “Latitud de fuego” ha significado, por primera vez en toda mi vida, una real inversión de dinero, ya que en los dos anteriores no lo significó en lo absoluto. Y fue un dinero que no tenía y que fui consiguiendo y que de una u otra forma se fue aminorando gracias a la editorial, a las ventas y a los ahorros que por ahí tenía.
¿Difícil? El proceso de hacer el libro, concebir la idea, planteártela, hacerla, dejarla nacer, dejarla crecer, nutrirla, perfeccionarla, dejarla ser libre, e imprimirla, y dejarla nuevamente, y saber siempre que podría ser mejor, y sumado a ello todos los problemas “técnicos”…he tenido mucha suerte, pero es complicado publicar un libro. Sobre todo si quieres hacerlo BIEN. Es decir, si realmente eres detallista y obsesivo con los detalles, las comas, los puntos, el papel, el sellado, el cosido, la portada, con todo, con absolutamente todo, claro que es difícil. Además, sabes que no vas a recuperar tu inversión, sabes que tu libro no se va a vender como pan caliente, que los medios para difundirlo son limitados…que las editoriales tienen más cosas que hacer que promocionarte…entonces, bueno, ahí viene también la parte de la frustración. Porque si sacas 500 ejemplares de un material, no es para guardarlos, es una postura pública que quieres dar a conocer, y que por el bien de la editorial (que trabajan en esto, que apuestan por esto, que es la literatura es decir, algo poco consumido….) tienes que vértelas.
No siempre te abren las puertas en los diarios y revistas, siempre hay cosas más importantes. Pero así es, nadie dijo que seria de otra manera. (Léase, nadie dijo que sería fácil) Y es difícil también que haya pocos diarios que tengan un real interés en difundir los nuevos poemarios, que deben ser muchos, yo creo que en este país hay más escritores que lectores. De alguna manera, trato de decir que si antes hacer un libro y publicarlo era como comprarse un carro, ahora, por la oferta de las editoriales independientes es más sencillo, pero lo difícil es mover el libro, hacer que se interesen en él, que lo quieran leer, que se den cuenta que vale la pena invertir un poco de tiempo en el. Además, como me repiten constantemente, el público en general no pide poesía, pide a veces clásicos, a veces otros tipos de lecturas, pero “poesía”, y “joven” y “femenina”, ¿demasiados labels, no? Parece que cada una de estas etiquetas que deberían significar mayor interés en un público general, son razones para omitir esa lectura.
6. ALGUNOS PIENSAN QUE LA POESÍA NO TIENE QUE VER CON LA LITERATURA, PORQUE ES CATARSIS DE LA VIDA REAL. ¿QUÉ OPINAS AL RESPECTO?
AC: Opino que se están mezclando conceptos y que hay que aclarar varias cosas. La literatura es un arte, implica práctica, disciplina, técnica, y dentro de ella hay géneros. Como producción variada, la literatura se expresa en diferentes formas. Los que escriben poesía pensando en que simplemente botan su rabia, su pena, su frustración o lo que sea, y ese es EL poema, creo que no entienden que la poesía se trabaja, se va moldeando, como lo hace un artesano, y tienes que ir practicando; la poesía es una de las columnas vertebrales de toda la Literatura, así como la narrativa, así como el teatro, así como el género epistolar. ¿Cómo pensar la literatura sin poesía? Es inconcebible. La poesía puede ser hasta cierto punto y en determinado momento una especie de catarsis, pero no es solo eso. En lo absoluto. Es mucho más que eso y se manifiesta de muchas formas. La literatura no es solo técnica, concepto, crítica, va más allá. Alberga por ello géneros como los ya mencionados…y en cada uno de estos géneros hay algo de catarsis, del autor o de los personajes, o del lector. En todo caso, la obra la hacemos todos. Los que leemos y los que escribimos, es dialógico el proceso. Los que piensan que la poesía no tiene que ver con la “Literatura” quizás tienen un concepto muy mal elaborado de lo que es la literatura y muy extraño de lo que es la “vida real” quiero decir, la literatura tiene licencia para incluir realidades (véase los libros de poesía en los que se habla de la violencia cotidiana en las calles, de la política, de la burocracia, de la rutina, es decir, de todo eso que se podría llamar, quizás torpemente “vida real”) La poesía sirve para denunciar actos corruptos, actos indignos, no solo para hablar del amor y otros demonios u enfermedades, la poesía también fue una herramienta de revolución, de manifiesto contra injusticias sociales. Eso es innegable. Creo que la poesía es variada, formal, en cuartetos, siguiendo normas en su rítmica y métrica y puede ser también en prosa y puede hablar de todo un poco. No hay que discriminar que la “vida real” inspira a la poesía y da temas para tratar y explotar.
7. ¿CREES QUE EN LA POESÍA EXISTE MÁS EL OFICIO O DISCIPLINA, QUE LA INSPIRACIÓN?
AC: Creo que para la poesía necesitas la predisposición, el talento, la disciplina sin duda, la perseverancia. No te va a salir lo que tu quieres al momento tal cual, tienes que darte tu tiempo, procesar lo que pasa, objetivizarlo de la mejor manera, que creo, es la manera que uno construye, elige, y va trabajando. La inspiración es la chispa. No todo en el proceso de hacer un poema se basa en la inspiración. Si bien hay momentos en los que tienes más ganas, más razones, más predisposición, o léase, inspiración, sí, es innegable que estamos ante un chispazo pero mantener la chispa viva y hacerla que crezca y se mantenga es también importante.
El proceso importa muchísimo, no solo el comienzo y el final, el largo proceso de corrección, de volver a reescribir todo cuantas veces sea necesario…todo eso no implica necesariamente inspiración si no más voluntad. En este caso es bueno ser disciplinado y no dejar ahí los textos empolvándose, dejarlos ahí secándose o pudriéndose sin querer volver a ellos en un tiempo; después de todo, una palabra nace cuando la dices, y si la tratas con cariño y cuidado puede representar con su sencillez, tu mundo, puede comenzar a construir tu realidad, y con ello, tu propia forma de ver las cosas. La inspiración comienza el proceso. La disciplina hace que la chispa se mantenga, produzca, y el oficio, (no entiendo bien que tratas de decirme con “Oficio”) pero creo que te refieres a la habilidad que uno tiene para expresarse en los versos, ayuda mucho a expresar lo que uno quiere decir con las palabras. Unos lo hacen mejor con una guitarra, sin siquiera tener que cantar, y tienen que practicar mucho, no se puede tocar una buena pieza en guitarra a los dos días de coger las cuerdas, uno tiene que conocerlas, y reconocerse en ellas. Eso es como la poesía. Un aprendizaje de todos los días, ahí la perseverancia, la disciplina gratuita, natural, no forzada, no forzosa. Ahí también la inspiración.
8. ¿QUÉ PIENSAS DE LA PIRATERÍA? ¿TE DISGUSTARÍA FIRMAR UN LIBRO TUYO PIRATEADO?
AC: No me molesta que me pirateen. En lo absoluto. He firmado libros míos que han estado anillados y hechos fotocopia, han estado subrayados, y me ha resultado hasta halagador y conmovedor también. No soy una comerciante de libros, no me voy a hacer millonaria vendiendo mis poemas, no tengo planes de hacer de mi poesía un negocio, y lo que valoro es que me lean, que quieran leerme, que se tomen el trabajo de buscarme entre las letras y que me subrayen y me coloquen apuntes, que mi libro llegue a las personas, eso me interesa, que el dinero no sea un problema, que la difusión centralizada usualmente en Lima no bloquee a que llegue a otros lados. Internet ayuda en eso también.
Por otro lado, entiendo que no sucede lo mismo en la música y en otras artes. Pero en mi caso, muy particularmente, muy personalmente, no tengo problema con el tema. Sin embargo, claro, respeto los acuerdos con las editoriales, los precios de venta, pero si mi libro cuesta S/.25 y el 50% por ley va para la librería que lo expone, y el 40% para la editorial (eso es negociable, depende, puede ser un poco menos) el resto, los 2.5 soles, tampoco me van a matar ni de hambre ni de nada. En otros casos, claro, los derechos de autor se entienden de otra manera, porque uno paga para que su obra sea “original” pero para mí siempre es original, más aún cuando tiene apuntes tan originales como los que he leído.
Lo que sí no soportaría es que usen mis versos y pongan otro nombre, que me cambien el nombre o el apellido o la palabra, eso sí me parece que no es ni legal ni ético ni nada en lo absoluto. Entiendo que comprar el producto original es apoyar el trabajo del autor, y de la empresa que lo saca a la venta y lo digo con mi bolsillo fracturado por lo que ha costado mi libro “Latitud de fuego”, y lo digo sabiendo que la editorial necesita vender los libros que publica, pero, personalmente, no tengo problema con que se descentralicen las letras, y que lleguen a todos lados. No todos tienen dinero para comprar un libro, pero tienen todas las ganas, y ¿Por qué negárselas? (Disculpen mis editores)
9. HABLANDO UN POCO DE TEMAS EXISTENCIALES, ¿CREES QUE HAY GENTE MUY MALA Y TAMBIÉN MUY BUENA?
AC: Creo que todos somos malos y buenos, en acto y en potencia, dependiendo del contexto, lo que nos exija la circunstancia y nuestra formación nos permita aceptar o negar. Muchas veces hacemos cosas que no queremos, pero lo hacemos, y con el corazón, por no hacer daño, por procurar ser coherentes entre lo que uno dice y hace, entonces nos ven como “los malos de la película”, cuando en el fondo nos creemos los buenos, y es un juego de distancias y perspectivas también, creo que uno debe saber ubicarse: ni muy lejos para congelarse, ni muy cerca para incendiarse. Creo en el bien y en el mal, no solo por teoría, si no porque estoy viva, porque respiro; pero también creo que uno tiene el poder de controlar, al menos un poco, cuánto afecta lo bueno y lo malo en uno mismo. Uno tiene que aprender a cuidarse, no solo de lo que esta afuera, si no, sobre todo, de uno mismo, solo así creo que uno puede vencer lo que está “afuera” de nosotros: venciéndonos a nosotros mismos primero. Tomando el riesgo de conocernos, de aceptar nuestros vacíos, aprendiendo de lo malo para seguir intentando lo bueno; tratar de poner buena cara en el mal tiempo…eso es todo un reto, y toma tiempo. Toda una vida posiblemente. Hay gente feliz y gente triste que es buena. Hay gente buena y muy infeliz por el contexto que les toca; hay gente mala que vive una alegría y una seguridad constante, y siempre hay gente sola, que es mala y buena, también. La bondad y la maldad existen en todos los lugares, no solo en las personas. Hay gente mala y gente buena de todas las nacionalidades y en todos lados, las hay, y seguirá habiendo más maldad y bondad de más formas, no solo de una, y aprenderemos a entenderlo, no solo de una forma.
10. ¿Y PARA AMAR… CREES QUE ES IMPORTANTE EL GÉNERO? O SIMPLEMENTE EL SENTIMIENTO?
AC: Creo que para amar hay que ser valientes, porque expones tu sensibilidad y eres más vulnerable, corres riesgos porque abres tu mundo, conoces otro, y te llenas de ilusión o de una extraña energía capaz de convencerte de que todo es posible. Lo más importante es eso, la fuerza del sentimiento, lo intenso de la vinculación, la lealtad, lo que se construye y sobrevive a la rutina. El género no es un problema, pero tampoco una respuesta.
11. DICEN POR AHÍ QUE LA EXPRESIÓN DEL ARTE CAMBIA LA VIDA DE LAS PERSONAS. ¿ESTÁS DE ACUERDO?
AC: Depende de la persona, creo. En todo caso, que expresar lo que sientes de un modo “artístico” te conecta más contigo mismo, te relaciona con las personas de un modo distinto, te hace querer más cosas, diferentes cosas, cosas que nunca pensaste antes, y te vuelves un poco diferente quizás. No ves las cosas como si fueran objetos concretos, si no como algo que puede producir belleza, que puede mostrarte tal cual eres, que puede darte una alegría que nadie más podría darte. Un poema hecho por ti, como una canción, como una pintura o algo que implique expresarte en un lenguaje que vincula otros y que se convierte en tu particular forma de mostrarte, sin duda, de alguna manera, te abre puertas, ventanas, techos, te hace una casa diferente, te hace ciudadano de las letras, es decir, del mundo, eres dios por un ratito. Cambias, sí, pero para otros el asunto es más frío, más simple, menos idealista, y puede haber magia pero dura poco, es decir, puede haber un cambio eterno, o cambios constantes y pequeños, cada uno somos una personas que evolucionan todos los días de diferentes maneras, el arte nos deja crecer de un modo diferente que otras carreras. El arte nos obliga a abrir nuestra mente, a ser transgresores. Y eso es un cambio.
12. ¿LEES POESÍA ACTUAL? O ¿SIMPLEMENTE TE INCLINAS POR LA RELECTURA, COMO LO HACEN MUCHOS AUTORES?
AC: Recuerdo que cuando entré a la facultad de Humanidades en PUCP , en mi primer día de clases me dijeron dos cosas; la primera hora de clase dictada por un profesor que no mencionaré se resume literalmente en esto: “cuando se mueran, El Quijote seguirá siendo leído, Los ríos profundos también, La vida es sueño también, es decir, hay demasiado para leer, muchísimo, no les va a alcanzar la vida para leer, así aprovechen y consuman lo bueno, que es muchísimo y variadísimo, tienen que ser selectivos…” pasaron unos 45 minutos y entró otro profesor que nos dijo esto tal cual: “tienen que leerlo todo. Todo. No piensen que porque es reciente, o nuevo, es menos o peor que los grandes clásicos, que lo de siempre, tienen que leerlo todo, aprovecharlo todo, lo que es lejano y desconocido, lo que se tache de chicha y de literatura sin sentido, porque hay demasiado pero tienen que permitirse el acceso a todo eso para que puedan elegir, para que puedan crear con más herramientas, los clásicos son inevitables, pero vean también lo que pasa ahora, lean arquitectura, textos de viaje, lean todo lo que puedan, hasta lo que piensen que es intrascendente, así irán formando su criterio…así irán entendiendo las nuevas teorías y podrán hacer otras….” Bueno, claramente había dos posturas en un mismo día, yo elegí la segunda.
Me gusta leer literatura actual (narrativa, poesía, textos críticos, ensayos…) no solo peruana si no latinoamericana, y las que están en otros idiomas que no conozco, pues me busco las traducciones o me voy buscando reseña s y cosas así para ir completando el mapa. A veces el no saber muchos idiomas te limita las lecturas, pero vas aprendiendo a acortar las distancias y vas nutriéndote de eso, del solo intento de abrirte a otras realidades como por ejemplo la de “Don Goyo” , un libro de narrativa clásica ecuatoriana que yo no conocí si no hasta este año, y que me gustó muchísimo, y claro, la poesía actual es muy interesante. Ver qué pasa en ciertos países nórdicos, europeos o en otros latinoamericanos es algo que conmueve y te da más herramientas de trabajo, más perspectivas de análisis, más recursos para tu paisaje. Yo releo y leo cosas nuevas, de todos modos, la relectura siempre te da nuevas perspectivas, nunca una sola., por eso es que vuelves a leer, porque sabes que es el mismo texto pero que tus ojos ya no son los mismos, ya están más listos para aprehender nuevas y más cosas. Así que sí, leo todo lo que puedo y aprendo todo lo que puedo también, más aún, cuando es reciente y puedo tener contacto con el autor, entonces el dialogismo con la obra comienza a ser más interesante. Siempre las lecturas te dan una dirección, pero encontrar los ojos que construyeron esas palabras enriquece mucho y esa es la ventaja de leer literatura (poesía también) actual, que estás más cerca del autor, que puedes buscarlo, preguntarle, repreguntarle, y encontrar más respuestas o más preguntas, en todo caso, siempre hay mucho que leer, y todo de alguna manera, siempre es un poco nuevo.
13. HAY POETAS CULTOS, ORDENADOS, DE BUENA PINTA QUE ESCRIBEN CON HORARIOS ESTABLECIDOS. Y LOS HAY TAMBIEN DESALIÑADOS, IRREVERENTES QUE NUNCA SE ORGANIZAN. ¿CON CUÁL DE ELLOS TE IDENTIFICAS?
AC: Creo que no necesito identificarme con ninguno de los bandos tan claramente establecidos. Me parecen más prejuicios que “categorías” o “grupos”. A veces tengo más cosas que hacer que solo escribir y tengo que ocupar mis horarios con trabajos, o quiero viajar, o no quiero hacer nada. Usualmente no me preocupa demasiado andar “bien vestida” pero tampoco creo andar desaliñada; creo que estas categorías son prejuicios que se tienen de los que quieren verse como “poetas malditos” o como “escritores serios” y cosas así que a mi me tienen sin cuidado. No necesito estar siempre haciendo escándalos, llamando la atención de la gente con mi vida, me interesa más llamar la atención por mis textos, por mi trabajo, y no tengo horarios establecidos para eso, para escribir y trato de ser ordenada, pero no llego a la manía. Escribir es mi vida y mi vida es muchas cosas, no es solo horarios y orden o desorden e irreverencia. Eventualmente se necesita un poco de orden, y también, luego, de desorden, no me identifico con ninguna de esas construcciones culturales que se han hecho y que aparentemente permanecen y siguen siendo parte del imaginario popular de nuestro medio. Un poeta, como cualquier artista, creo, eso sí, siempre anda curioseando, leyendo, queriendo saber de tal o cual libro, queriendo intercambiar opiniones, queriendo saber más, pero no por dar un examen, por hacer un ensayo, si no por querer saber, es decir, por un fin en sí mismo. Un escritor suele ser una persona que maneja varios temas porque los necesita y porque usualmente tiene sed de querer saber.
14. LA METÁFORA EN TUS VERSOS NOS REGALA ESE ACTO VISUAL. ¿ESO, SIMPLEMENTE TE FLUYE; O TE LO PROPONES?
AC: Bueno, dicen que todo entra por los ojos, y siempre este ha sido el sentido privilegiado. En “Pedro Paramo”, un libro que me encanta, se privilegia más a las voces que a las imágenes, cuando lo leo siento que es un libro más para adiestrar un poco tu forma de encontrar las voces; hay otros en los que tu olfato está cerquísima del mar, casi tocándolo, sintiendo como la espuma te aleja o te devuelve a diversos puertos, algunos inexistentes, pero en los ojos, el hecho de que las imágenes entran y nos marcan, es decir, que se imprimen en nuestra sensibilidad y en nuestra mente, es lo que me hace escribir mucho. Mis afectos, mis emociones están aprehendidos por todos mis sentidos pero coincido en que mi lenguaje privilegia lo visual. Creo que es porque me gusta que el lector pueda ver lo que siento, pueda ver lo que yo vi, como si los poemas fueran fotos, escenas, y yo pudiese jugar a mostrar los recuerdos de ese momento, de este espacio. Fluye siempre la idea, varía, se va moldeando, en ese fluir hay un proceso de trabajo intenso. Sí me propongo crear una imagen pero porque me propongo transmitir con palabras algo indefinible como los afectos o ciertos momentos, y para eso, claro, fluyen ideas, palabras, sonidos, pero la metáfora en sí que aparece como una idea que la voy puliendo poco a poco hasta que se parezca lo más posible a lo que viví, sentí, y quise decir.
15. ¿CUÁLES SON TUS IMPRESIONES SOBRE TU ÚLTIMA PUBLICACIÓN “LATITUD DE FUEGO”?
AC: Estoy contenta con el libro. Ha sido trabajado con cuidado y con rigurosidad tanto en los textos como en la edición. Me siento bastante satisfecha con el resultado y la acogida que está teniendo entre los jóvenes escritores y entre los mayores también. Pensé hacer un libro como este desde siempre, pero recién ahora encontré las razones, y sobre todo, recién ahora aparecieron en mi vida los personajes necesarios para que yo pudiera crear este espacio, esta latitud y sentirme completamente parte de ella. Creo que es un libro que explora no solo temas existenciales y vivencias particulares, subjetivas, íntimas, si no que más allá de eso, decide entregarse al vacío, al vértigo. Desafiar el miedo al miedo, y que consigue renacer de sus cenizas en casi todos sus momentos, hay otros en los que gana el pasado, la nostalgia y en donde no se puede ser tan valiente, entonces queda la honestidad de dejar la página en blanco y solo el silencio. Y literalmente eso hice, comencé a experimentar con las palabras, con versos libres, y lugares, momentos concretos y personas concretas, eso alimentó mucho el material con el que hice este refugio, este lugar que ya es como una trinchera.
16. PARA TERMINAR ANDREA: ¿QUÉ PROPUESTAS O POLÍTICAS CULTURALES LE SUGERIRÍAS A LOS GOBIERNOS CENTRALES Y LOCALES?
AC: Como en algún momento dijo Guillermo Cortés, en un artículo acerca de las políticas culturales (entendiendo con ello las «políticas culturales del Estado”) El Estado debe concebir a la cultura como un elemento esencial de su composición, como un espacio fundamental de participación ciudadana, y no como un elemento secundario ni como un ornamento del desarrollo que el país intenta alcanzar. Por ello, debería asumir el reto de pasar de la idealista visión de la multiculturalidad y de la pragmática folclorización de la cultura a la concepción de la cultura como un espacio de construcción de la interculturalidad, que permita el reconocimiento de las diferencias, donde las culturas regionales y locales, y las nuevas modalidades de creatividad y expresión cultural puedan convivir y enriquecerse mutuamente. Lo que en breve, es importante y creo que por ello me haces esta pregunta para cerrar la entrevista, porque hoy, más que nunca, construir políticas culturales supone la posibilidad de iniciar procesos transformadores de la realidad, es decir, que existe realmente ya la posibilidad de formular un proyecto como país que no se focalice sólo en el crecimiento económico, sino en la construcción de democracia, convivencia y ciudadanía, desde y hacia adentro.
Aún hay un alto índice de analfabetismo, podríamos empezar por aminorarlo, y desaparecerlo. En Lima misma hay muchas mujeres jóvenes con hijos, casadas y analfabetas, que por la misma limitación que esto genera no pueden ayudar a sus hijos en el colegio y no pueden ellas mismas acceder a una mejora académica que les abriría muchas posibilidades laborales, personales, sociales. Si respetásemos la diversidad étnica que convive en nuestro país y la respaldásemos como nuestra, es decir, si no la viésemos como ajena y por ello como algo negativo, por ejemplo, se conocería más del arte de la Selva, de su pintura, de sus mitos y leyendas, de su literatura oral, de sus tradiciones; podrían promoverse las facilidades para que hayan conversatorios libres entre representantes de regiones en los que lleguen a acuerdos y se continúe en esto para consolidarlo y hayan más participantes y todos podamos conocer un poco de lo amplia que es nuestra tradición. Luego, las instituciones privadas y el Estado podrían financiar los costos de edición para mantener en discos o impresos los acuerdos, las propuestas, las participaciones, esto estimularía a los participantes y dejaría que se retomen más temas y se innove en otros. Por otro lado, los escolares con el plan lector tienen una cierta ayuda pero muchas veces los mismos profesores no los preparan correctamente para llegar a las metas que se proponen. Un adolescente de catorce años de nuestro país, por lo menos este año, por ser éste, debería conocer bien la vida y obras de Eguren, Arguedas, Westphalen, y sin embargo se le da más énfasis a lo extranjero y a lo “clásico” y “universal” cuando eso mismo también lo tenemos aquí.
Literatura
Escritor Antonio Muñoz Monge: “Londres está más cerca del Perú que Lima”
Para graficar la indiferencia de Lima hacia el Perú, el escritor y periodista Muñoz Monge, aseveró que “A Lima nunca le ha interesado el Perú”. Asimismo, reveló que en el bar Palermo que quedaba cerca al Parque Universitario conoció a Oswaldo Reynoso, a Eleodoro Vargas Vicuña y a Jorge Acuña, entre otros intelectuales.

Conversamos con Antonio Muñoz Monge, escritor sanmarquino de alma andina, a sus 83 años lleno de palabras sabias. Periodista, difusor del quechua y la memoria ancestral, ha tejido con veinte libros los hilos del Perú profundo. La charla fluyó con calidez: nos habló de su infancia, de los cerros que le enseñaron a escuchar el viento, de la política, los amigos que partieron, y ese amor intacto por la tierra que nunca olvida.
Aquí la entrevista:
Toño, tú vienes de una región que no es la capital y te has formado conociendo la cosmovisión andina, el terruño, el clima, las costumbres y las lenguas, ¿eso marcó tu niñez y juventud?
Definitivamente. Yo nazco en la ciudad de Pampas, capital de la provincia de Tayacaja, en el departamento de Huancavelica, donde viví hasta los 8 años de edad. Y a la muerte de mi madre viajé a Coracora, en Ayacucho, donde mi papá era juez. De ahí estuve con mi papá en Abancay, donde fue vocal de la corte y luego viajé a Moyobamba, en San Martín, donde también fue vocal. Todos esos lugares y muchos otros más me han marcado y han influido en lo que yo escribo. Es una suerte de que haya conocido tantos lugares y después, ya como periodista conozco casi todo, más del 50% del Perú.
Cuando llegaste a Lima ¿cuáles fueron tus primeros escarceos para escribir artículos o colaborar en medios?
Yo estudié hasta el tercer año de media en el Colegio Serafín Filomeno de Moyobamba, en San Martín, y después llegué a Lima a estudiar el cuarto y quinto año de media en la Gran Unidad Escolar Ricardo Palma de Surquillo. De ahí ingresé a la Universidad San Marcos y a los dos años comencé a escribir en el diario La Prensa. Es el primer diario donde escribí, y dejé la universidad porque ya me metí de lleno al periodismo. Escribí en todos los diarios, en El Comercio, en La República, en Expreso, en El Peruano.
¿A qué edad entras a la universidad, a San Marcos?
Ingresé a los 19 años de edad.
¿Anécdotas con la gente del Patio de Letras, poetas que recuerdes?
He tenido la suerte de conocer a César Calvo, Reynaldo Naranjo y a Washington Delgado, que era profesor. El Patio de Letras era un símbolo de un grupo, no solamente de escritores y artistas, porque además uno sentía que ahí se difundían las ideas.

En esa época la Católica todavía no…
Era un poco lejana. Pero en San Marcos sentía que en la conversación, en la amistad con tus compañeros había una idea. Había ideas que flotaban en el ambiente, ideas sobre un Perú, sobre nuestra patria. Y de ahí, junto con estos mismos amigos sanmarquinos conocí El Palermo, que era otra “universidad”, El bar Palermo quedaba en La Colmena; en verdad era un anexo de San Marcos. Cada mes era un grupo literario, o, un partido político.
Porque quedaba al frente de la Casona San Marcos
Junto al Parque Universitario. Ya no existe. Ahí tuve la suerte de conocer a todos, a Oswaldo Reynoso, a Eleodoro Vargas Vicuña, a Jorge Acuña Paredes, y a todos los grandes…
Los profesores también eran ilustres ¿te acuerdas de Raúl Porras Barrenechea?
Mucho antes. Porras también estaba ahí, pero también se iba al jirón Azángaro, donde Juan Mejía Baca, el editor. Ahí también era un sitio de reunión de los consagrados, de los catedráticos.
¿Y el otro bar ‘Chino Chino’?
El ‘Chino Chino’ estaba al frente del Palermo.
¿Por qué le pusieron ‘Chino Chino’?
Pancho Izquierdo López, el gran pintor, estaba en tragos y le puso ‘Chino Chino’ porque siempre atendía un chino. Llegó en tragos y vio dos. Y dijo: este chino… es otro chino.
Estábamos en el Palermo y cerraban a determinada hora, a la 1 o 2 de la madrugada, y alguien gritaba, la revolución está al frente, y nos íbamos al ‘Chino Chino’.
Pero había otros bares como el ‘Negro Negro’, que quedaba en el sótano de los portales de Plaza San Martín
Sí, pero en la calle Quilca también estaba ‘El Queirolo’. De ahí nacían ideas, nacían grupos literarios, Hora Zero es de ahí.
¿Llegaste a ver a Martín Adán?
Lo conocí. Era difícil, casi imposible hacerle entrevistas. Pero en El Palermo todo el mundo sabía quién era Martín Adán. Y me acordé que Oswaldo Reynoso, Miguel Gutiérrez y Eleodoro Vargas, hablaban siempre de él, incluso discutían. Y una noche, Oswaldo se fue al fondo y se sentó. Había una mesa privilegiada que le decían ‘Los dioses del Olímpico’, donde estaban sentados los que te he mencionado, los escritores consagrados, Reynoso, Vargas Vicuña, Naranjo, Antonio Gálvez Ronceros y Miguel Gutiérrez. Entonces, Oswaldo se puso de pie y se acercó a Martín Adán, que se estaba retirando, y le dijo: “Poeta, después de César Vallejo, sin ninguna discusión, usted es el más grande poeta. Pero en esta mesa que estoy sentado, hay una discusión permanente, no sobre su poesía, como le digo, después de Vallejo es usted. La discusión es sobre su prosa”.
Y Adán se hizo el sordo y le dijo: ¿qué me está diciendo? “Que estamos discutiendo sobre su prosa, no sobre su poesía, porque usted es un gran poeta”. “Fíjese usted”, dijo Adán. Y se fue caminando con prosa y se despidió.
“Esto es mi prosa”, respondió.

Has mencionado a escritores de otras regiones, que radicaban en Lima, pero no has hablado de ningún escritor, vamos a decirlo, criollo. De un limeño.
Julio Ramón Ribeyro y Toño Cisneros. Con Toño he sido amigo, con Julio Ramón, lo entrevisté porque yo trabajé con uno de sus hermanos y gracias a él lo pude entrevistar a Julio. Y otro limeñísimo, como tú dices… muy pocos. A Lucho Loayza no lo alcancé.
Eres un aficionado de la música andina y conociste a muchos artistas ¿Podrías mencionar de repente a Flor Pucarina? ¿Qué te recuerda?
Leonor Chávez Rojas, ‘Flor Pucarina’ nació en Pucará, a 10 kilómetros de la ciudad de Huancayo. Y hay 9 Pucarás en todo el Perú. Pero el Pucará, de ‘Flor Pucarina’ de Huancayo fue cuartel general y baluarte de Andrés Avelino Cáceres en la guerra con Chile. El entierro de Flor Pucarina aquí en Lima, tuvo más de 10 cuadras de gente, y al día siguiente se preguntaron, ¿quién es este personaje, porque ni un presidente logra reunir a tanta gente?
Algo parecido al funeral de Chacalón
Claro. Ese es el otro Perú, el Perú negado, el Perú del Cholo, del indio, que es nuestra cultura verdadera. Tenemos cientos de leyendas y mitos que conforman nuestra ideología, nuestra manera de ser.
Por fortuna entrevisté al gran pintor Luis Palao y mencionó literalmente que “no había ni mierda en Lima”. Que las luminarias de arte, literatura y poesía nacieron en diferentes regiones del Perú ¿Qué opinión te merece eso?
Muy bien; la pregunta es importantísima. Hay un libro de Teófilo Altamirano, es un libro escrito hace más de 35 años, que decía, entre otras cosas, lo primero que hace un provinciano cuando llega a Lima es buscar su institución, su club, su referencia. ¿Quién es el secretario de la institución? ¿Por qué? Porque en el mundo andino hay un concepto no individual. Hay una comunidad del aire, de reciprocidad. Hoy por ti, mañana por mí. El mundo andino vive en comunidad, no vive dentro de un egoísmo. Justamente es la condición humana del mundo.
Muy diferente a la visión del capitalino
Exacto. Y ahora dicen que hay cerca de cien mil instituciones de provincianos. Yo he estado infinidad de veces, en todos los coliseos donde se hacían huaynos; en el Coliseo Nacional, en el Coliseo del Puente del Ejército, en la carretera central.
Hace muchos años coincidimos en una premiere para ver la película ‘Coliseo’, que trataba sobre el mundo del Huaylas. Y la vimos contigo y con el gran director de fotografía Jorge Vignati
Qué buena memoria la tuya. Con Jorge Vignati, con José Huamán Turpo, con la familia Rosenthal, con Christine y Kurt Rosenthal, hicimos un documental sobre el hombre que llegó de Coracora; sobre un músico charanguista coracoreño, Roberto Tevez. Después viajamos casi por todo el Perú, con Vignati, Javier Silva Meinel, y Huamán Turpo para registrar las fiestas costumbristas del Perú andino, especialmente.
Solamente pensar en la Virgen del Carmen en Paucartambo en el Cusco, es una locura. Los grupos de teatro de Lima van a aprender a estudiar allá, en la fiesta. Por ejemplo, hay unos personajes que son los diábolos que están prendidos en los techos, en los árboles, que no pueden ver a la Virgen, y están llorando por no poder verla.
Y hay un momento en el que están bailando varias danzas, casi a empujones, alrededor de un árbol tendido en el piso. Yo pregunté, y me dijeron: “vienen a robarse la Imilla” ¿Y qué cosa es la Imilla? “Es la madre de las semillas”. Tú te llevas esa Imilla a tu pueblo y producen todos los productos. Es casi mágico.

El ciclo de vida es inexorable. Acaban de partir a la eternidad el Nobel Mario Vargas Llosa, el modelo artístico Rodolfo Muñoz, y el actor-mimo Jorge Acuña ¿Qué impresiones?
Mario Vargas Llosa innegablemente era un trabajador insaciable. Tiene más de veinte y tantas novelas. Era un gran escritor. Debe haber algún problema, no sé si de entendimiento; pero un problema humano con Arguedas. Él tiene un libro: ‘La Utopía Arcaica’. Es un amor-odio. Reconoce a Arguedas, aunque también le pone algunos peros. Yo creo que es uno de sus pocos defectos. Pero sí rescata la memoria nuestra en varias de sus obras. No solamente en Lima, no solamente en el Colegio Leoncio Prado. Él habla también, por ejemplo, de la selva, del norte, de Piura. Realmente es un gran escritor.
Algunos entendidos admiran sus ensayos. Sin embargo, ¿crees que su visión política fue errada?
Él perteneció al grupo Cahuide en San Marcos, que era un grupo de izquierda en la universidad, donde estaba Héctor Béjar, Félix Arias Schreiber y el padre de los Humala, Don Isaac.
Estamos hablando cuando MVLL era admirador de Fidel Castro
Y de ahí renuncia. Pero tenía ese defecto, no sé si congénito. Choleaba mucho. Yo tengo testigos presenciales, entre ellos Félix Arias Schreiber que cuenta que les decía: ¡Quédense ustedes en este país de indios, de cholos, y yo me voy a Europa! Tenía ese problema.
Antes era casi una institución cholear.
Actualmente, no se va del todo eso de cholear
Se ningunea al indio, al cholo. Eres buena gente, pero eres serrano. Eres tal cosa, pero eres serrano. Augusto Salazar Bondy escribió un libro: ‘La cultura de la dependencia’.
La gran metrópoli, en este caso Estados Unidos, antes Europa, impone en ti una conducta de ser y entonces copias hasta la manera de caminar. Me lo dijo Luis Millones Santagadea, no cambio una sola palabra: “La Plaza de Armas de Lima fue construida deliberadamente para que los que caminaran por ahí, caminaran sacando el pecho”. Y me dijo: ¿tú sabes lo que es prosa como provinciano? Sí, le respondí. En provincias prosa es sinónimo de limeño. El limeño camina sacando pecho y mirando arriba. Pero ahora ya no encuentras ni un limeño.
¿Cuál fue esa frase del polimata alemán que llegó a Perú?
Ah, Alexander von Humboldt, decía: “Londres está más cerca del Perú que Lima del Perú”. Yo tuve que leer eso cuatro veces para entender que Londres, la capital de Inglaterra, de Gran Bretaña, está más cerca del Perú que Lima del Perú, para graficar la indiferencia de Lima hacia el Perú. A Lima nunca le ha interesado el Perú; es un anexo. Está en otra parte. Lima siempre ha admirado al extranjero. Cuando José de San Martín vino aquí, el grupo de poder económico de Lima le dijo: ¿qué independencia? hay que buscar un príncipe europeo.
Y lo más sorprendente es que Lima sigue creyendo que es el Perú
En la guerra con Chile no participó un limeño ¿Por qué? Porque era una guerra de indios. Y ese prejuicio existe. Es la gran metrópoli. Nosotros imitamos todo lo que dice y lo que come Estados Unidos. Es la moda. Todo es un complejo de dependencia.
No nos olvidemos de Jorge Acuña. Acaba de fallecer y era tu amigo
Con mucha pena.Para mí era un niño grande, un genio maduro. Era un espíritu pleno. Jorge Acuña estaba permanentemente creando, pero sin olvidarse de su origen.Y todo lo hacía con metáforas, con juegos. Yo me acuerdo, por ejemplo, que viajamos a un pueblo y él nos apostó a Maynor Freyre y a mí, que íbamos a llegar a Huancayo sin gastar un medio. y le dije: ¿cómo vamos a hacer eso?Entramos al tren y comenzó a actuar. El público le daba dinero y nos sobró dinero.
A pesar que fue un actor de la calle, Jorge Acuña tenía formación académica y fue muy estudioso del arte dramático
En una oportunidad, en los ochentas yo llevé a Jorge Acuña y a Ricardo Blume, a ver la ‘Maqtada de Cáceres’ en un campo en Huachipa, que es una obra de teatro que representa un pueblo de Jauja. No eran actores profesionales. Es el pueblo que viene a Lima a representar la guerra con Chile donde estaban las Rabonas. Estábamos Jorge Acuña, Ricardo Blume y yo. Ellos apuntaron con una delicadeza todos los datos y toda la obra que estábamos viendo. Entonces, en una escena los actores iban a cruzar un río, y arrojaron un plástico para simular el río y lo cruzaron. Terminó la obra y Blume me dijo: “ni el mejor teatro griego hace esto”. Y Jorge se agarró el pantalón y dijo: “mi pantalón sigue mojado; yo también quería cruzar el río.
¿Qué más decía Ricardo Blume de Jorge Acuña?
Que era en potencia un actor inacabable. ¿te habrá contado alguna vez cómo es que descubre el arte? Y nadie cree. Y es cierto; a mí me lo juró.
Me dijo: “Yo tenía 5 o 6 años y escuché una voz como si me llamaran. Abrí la puerta de mi casa en la selva y vi un zapato puntiagudo y además grande, inmenso el zapato. Y seguí buscando el cuerpo, y era un señor que estaba apoyado en la acera de enfrente, con una bocina en la mano, apoyado en los techos; era un gigante. Y le dije, ¿quién es usted, señor? Y me dijo: -yo soy el que anuncio la llegada de los circos a tu pueblo-. Y ahí nació todo”.

¿Qué ha pasado con los gobernantes en los últimos años que han ido menoscabando el aparato público?
Yo creo que esto es una mafia. No es que creo. Existe la mafia, sinceramente. A veces tenemos miedo, vergüenza, prejuicios, y no queremos hablar las cosas con su nombre propio. Yo no sé, que me critiquen, pero tú no puedes aceptar a un japonés como Fujimori, que no solamente hizo contrabando con drogas, y ha esterilizado, no sé si la palabra es correcta, a más de 400.000 mujeres andinas para que no puedan tener hijos. Todas son andinas, de Huancavelica, Ayacucho, Huánuco, y Cerro de Pasco. Eso es un crimen. Pero lo veías cargando al Señor de los Milagros. Entonces, yo pregunté a mucha gente humilde, ¿por qué han votado por Fujimori? Es el famoso asistencialismo. Nos llevaba zapatos, nos llevaba pan, me decían.
Tu pregunta me sirve para decir que nos falta identidad. Por ejemplo, el poema de Vallejo dice: “¿Hasta cuándo estaremos esperando lo que no se nos debe?” Y nadie espera lo que no se nos debe. Hasta cuándo estaremos esperando. Lo que quería decir Vallejo, era: hasta cuándo vamos a esperar esta situación. Y en qué momento estiraremos nuestra pobre rodilla para siempre.
Tampoco hay mal que dure mil años
Ahora, hay un fenómeno importantísimo que yo lo he aprendido en los viajes y lo he aprendido de los campesinos cuando salíamos muy de niños y a cualquier edad al campo. Me parece un sueño cuando nos decían: “Niño, a este animalito no hay que matarlo”. ¿Por qué? le decíamos: “Porque se llama, zara-pojochi”. Zara es maíz y pojochi con su canto hace madurar el maíz. Por eso teníamos maíz.
¿Es todo un ecosistema?
Hay un diálogo con la naturaleza. Hay fiestas al agua, a la Luna, al Sol. Hay fiestas. En Huancayo, parte del Huaylas es la cosecha de la papa. Don Zenobio Dagha Sapaico, que ha dejado más de 500 composiciones, tiene un huayno… que mucha gente me dice: “Me encanta ese huayno que se llama Yo soy huancaíno”.
Eres barranquino de corazón. ¿Qué opinión te merece el barrio de Barranco?
Lindo. Ha sido inundado, ahora sí lastimosamente por un turismo equivocado, pero es hermoso.
En los últimos años ha tenido mala suerte con sus alcaldes
Eso parece que es un fenómeno. No se puede caminar, todas las calles han sido levantadas, cambiadas.
Se supone que se tiene que ejecutar las obras
Es para robar pues. Yo facturo el presupuesto para arreglar estas veredas, las triplico y listo.
Nuevamente te acaban de condecorar en la Asociación de Clubes Departamentales. Cuéntanos eso
La Asociación de Clubes Departamentales en Lima ha clasificado a las regiones. Cada departamento ha presentado a la persona que dignamente representa. A mí me ha presentado Huancavelica, pero además de ser representante de los escritores huancavelicanos, me acaban de dar un diploma de personaje ilustre de Huancavelica. Yo soy, como te digo, de Pampas de Tayacaja.
Tienes varias publicaciones. Has escrito prosas, narrativa, poesía, has hecho una especie de ensayo sobre el análisis de algunos exponentes andinos. Actualmente, a tus 82 años ¿hay un nuevo proyecto?
Sigo escribiendo.

¿Qué estás escribiendo?
Justamente, estoy escribiendo una conversación de… Hay un homenaje a unas aves, donde participan los árboles, las flores, los picaflores, los ríos. Y es un homenaje en el cual están esperando la llegada de la pachamanca. Es una pachamanca viajera que está recorriendo todo el Perú para ir al homenaje. Y por los lugares que pasa, cada pueblo le entrega el plato típico.
Y es el homenaje también al maíz. Entonces, es la participación de un entendimiento de la naturaleza, del ser humano y la afirmación. Porque, en algún momento, estos árboles gigantes y abusivos quisieron abusar de los pajaritos y se convirtieron en nada, se convirtieron en musgo en el suelo. Y cuando reaccionaron luego de lo que habían cometido, ahora son ellos los que han invitado a todos a la fiesta.
¿Cuál sería el género del texto?
Una novela ficción. Pero, además estoy terminando la vida de Amanda Portales.
Mejor dicho, ya está terminado el libro. Yo le puse a ella ‘La Novia del Perú’.
Tú eres un hombre de pluma literaria y periodística ¿Qué le sugerirías a las nuevas generaciones de periodistas?
Conocer, sinceramente. Con todo respeto y cariño conocer al Perú. Amar al Perú. Profundizar, estudiar sus mitos y sus leyendas. A José María Arguedas, en una oportunidad le dieron un premio ‘Garcilaso de la Vega’, y el discurso se llamó: “Yo no soy un aculturado”. En técnica nos puede ganar Europa, o Estados Unidos. Y eso es momentáneamente, pero en cultura, decía Arguedas, tenemos para regalar. Por ejemplo, el departamento de Puno tiene más de 250 danzas. Y cada danza significa algo, representa algo, ¡dice algo!
¿Entonces que nos falta?
Estamos hablando de Perú y todo lo que es el Perú es un entendimiento. Si rescatamos eso y si tenemos, no solamente la entrega, la militancia y la responsabilidad de querer a este país, cambia todo, pero estamos ajenos. Parece que no viviéramos en el Perú.
Literatura
Alex J. Chang: “Es una proeza hacer literatura en nuestros países latinoamericanos”
Entrevista al escritor y promotor cultural Alex J. Chang.

En el desafío de crear literatura en tiempos de inteligencia artificial destacamos el esfuerzo de los escritores que, desde diversas plataformas digitales, difunden la literatura viva del país. Tal vez para muchos es una batalla perdida y el futuro de los escritores sea volverse lenguaje binario creado por las corporaciones capitalistas; mientras tanto, destaquemos el trabajo de los escritores peruanos. Conversamos con Alex J. Chang, un destacado escritor y promotor cultural.
Escribes y tienes un programa cultural virtual, cuéntanos, ¿cuáles son los problemas más visibles para construir tu arte en el Perú?
Son muchos problemas que impiden construir una obra de arte; casi todo está en contra del quehacer artístico en Latinoamérica. El más obvio de todos es la cuestión económica: ¿cómo financiar la obra artística? Muchas veces toca sacar de tus ahorros, pedir prestado, endeudarse o simplemente olvidarse de crear tal obra por falta de recursos. Bueno, eso es, por un lado. Por otro, debemos tener en cuenta que después de invertir con nuestros bolsillos, muchas veces no hay retorno de lo invertido en nuestro trabajo artístico porque el mercado, este mercado toma poca importancia a los productos artísticos/culturales a menos que seas muy mediático. En pocas palabras: es una proeza hacer arte, sobre todo arte literario, en nuestros países latinoamericanos.
Se habla mucho de la democratización de la cultura en los medios digitales, ¿qué beneficios y problemas encuentras usando estos espacios?
Tiene sus ventajas y desventajas, como todo en la vida. Por un lado, permite dar visibilidad a quienes no tengan acceso a los medios tradicionales como la televisión, radio o prensa escrita. Sin embargo, no todos llegan a tener el éxito masivo, ni mucho menos se hacen más conocidos como artistas, por la alta competencia que existe hoy en día en los medios digitales. No es tan sencillo como parece. Muchas veces estas plataformas le dan mayor cabida al contenido banal, al morbo, al relleno, que, para muchos usuarios sirven como entretenimiento efímero y vacío. El reto consiste en ser creativos e impactar a nuestra potencial audiencia sobre nuestros contenidos artísticos/culturales. Yo, por ejemplo, siempre estoy intentando renovarme en mi programa virtual Cruzada Cultural, pero a veces siento que es difícil competir con un sistema que promueve lo fútil.
Acabas de publicar la segunda edición de tu primera novela La mujer de los tacones de oro y un libro de cuentos para niños. ¿Te gustaría contarnos más sobre tus libros?
El primer libro, La mujer de los tacones rojos, se trata sobre una agente encubierta, que, gracias a la magia de sus tacones rojos, recupera su salud y se libra de sus enfermedades y de sus múltiples discapacidades, para luchar contra varias organizaciones criminales que azotan el país. Sí, como verán es la clásica novela policial con su toque mágico, surrealista, y, sobre todo, humano, 100% humanístico como César Vallejo.
El segundo libro, Las aventuras de Tobi y Pompón, es un cuento largo para niños que trata sobre un perro de raza Beagle llamado Tobi que aburrido de su hogar y de su familia escapa para vivir esos miles de aventuras en todo el país, pero termina perdiéndose y sin saber cómo regresar a casa. Están a la venta directamente conmigo y también disponibles en la tienda virtual de la editorial Ameleer.pe.
Vargas Llosa es una figura ineludible para la literatura peruana, ¿qué otros autores peruanos recomiendas leer?
Hay muchos autores peruanos dignos de ser considerados. El primero que viene a mi mente es Miguel Gutiérrez, un novelista en plenitud, innovador y apasionado por la buena literatura, siempre en busca de escribir la gran novela de su vida. Luego pienso en el maestro Cronwell Jara, un genio del cuento, la novela y la poesía, además de un profesor y tallerista sabio en el arte literario. También destaco a Edgardo Rivera Martínez, cuya monumental País de Jauja puede situarse junto a La violencia del tiempo y Conversación en La Catedral, gracias a su calidez, musicalidad y su prosa poética inconfundible. Entre los relatos que releo con frecuencia están El ángel de Occongate de Rivera Martínez, Agnus Dei de Cronwell Jara, entre otros.
Literatura
Euler Julca: “Hay una sensibilidad especial en la gente de mi tierra, un vínculo con la naturaleza que no se ha perdido del todo”
Una conversación con el poeta Julca.

Por Julio Barco
La poesía peruana se renueva: una voz poética cae a la tierra fértil de la hoja y empieza la metamorfosis. En ese sentido, la poesía vive como una sabia subterránea, viajando de mente en mente; quiebra el espacio-tiempo y florece. De Chocano a Vallejo, de Vallejo a Verástegui y seguimos. Hoy vamos a conocer a Euler Julca Sánchez, joven poeta de Chachapoyas, que se inicia el mar literario con Balsamario poético (Ed. Higuerilla, 2025).
1. Al leerte, siento un trabajo de métrica, sin embargo, a nivel de fondo, ¿qué temas abordas en tu primer libro?
Como bien ha observado, maestro Barco, el tiempo está marcadamente presente: no como una línea cronológica austera o rígida, sino como un zumo emocional, una bruma que amalgama afectos, recuerdos, ausencias. Por lo que, la memoria, que fija en sus esquemas lo que se vive y lo que se sueña, se forja como materia prima del poemario. Así, en los poemas, quizás, está latente los intentos de atar lo fugaz, de salvar alguna cuestión de la corriente etérea del tiempo. Además, la naturaleza –esa gran musa sacra con la que convivo, combato, amo…– destila de su alambique el símbolo, el personaje, el espacio: árboles, pájaros, cielos chachapoyanos, lluvias, están presentes no solo como contenido, sino como la esencia viva del discurso poético.
2. Eres de Chachapoyas, una parte del Perú poco explorada a nivel literario. Me gustaría que nos des una idea de los valores que encuentras en tu comunidad y que sientes que se deben conocer a nivel internacional.
San Juan de la Frontera de los Chachapoyas, la fidelísima ciudad, tiene una riqueza espiritual y cultural que merece mayor visibilidad. Hay una sensibilidad especial en la gente de mi tierra, un vínculo con la naturaleza que no se ha perdido del todo. Aquí, el tiempo tiene otro ritmo, y esa lentitud nos permite escuchar, observar y recordar con mayor profundidad.El valor de la palabra, por ejemplo, es algo que permanece en las familias, en los cuentos o tradiciones orales, en las conversaciones largas. Cabe mencionar, que hay un autor nacido en Levanto, pueblo aledaño a Chachapoyas, el sacerdote y cronista Blas Valera, referido en los Comentarios reales, que es muy referido en las escuelas con el fin de motivar la escritura de los jóvenes.
4. Me interesa conocer cuáles son los desafíos para desarrollarse, ¿cuáles son las ventajas y las desventajas que encuentras para desarrollarte como escritor en tu localidad?
Como he escuchado mencionar a usted en algunas ocasiones, concuerdo con que uno de los desafíos principales es la falta de oportunidades de espacios de crítica o difusión, más si se da en zonas de provincia, o la falta de circuitos literarios activos, de editoriales locales, de librerías independientes. Eso puede generar una sensación de aislamiento, como si lo que se escribe aquí no poseyera eco. No obstante, ese mismo contexto puede volverse una ventaja. Hay más libertad creativa, menos presiones del mercado o de las modas. Asimismo, escribir desde mi pueblo chachapoyano o más específicamente desde mi pueblo natal o desde las tierras donde laboro como profesor, desde estos valles o cumbres que rodean lo inasible del sentimiento que me alberga y que muchas veces no logro concebir lingüística o literariamente porque es ahí, entre otros escenarios de esta realidad, donde radica la sustancia poética, me permite tener una voz más auténtica.
5. Todo primer libro de un poeta refleja la deuda con sus lecturas. En tus lecturas intuyo que hay mucho del modernismo de Rubén Darío, de la poesía clásica de José Martí y los poetas españoles. Cuéntanos, ¿qué autores son importantes para tu primera producción’
Sí, Rubén Darío ha sido una figura fundamental: su musicalidad, su sentido del símbolo, su capacidad para renovar. De la poesía española, me conmueve la claridad de Antonio Machado, la hondura de Miguel Hernández, la complejidad barroca de Quevedo y Góngora, e incluso lo trascendente de Garcilaso de la Vega. Entre los peruanos, hay una influencia ineludible de César Vallejo, por Valdelomar y Manuel Gonzáles Prada.

Al final, descubrí que mi verdadera vocación no era la de actor de cine, la de ingeniero de computadoras, ni la de escritor; sino algo más fascinante: la de espía. Nunca le dije a nadie porque se habrían reído en mi cara. Pero, desde niño, soñé ser parte de la CIA o la KGB o el MI5. Será por eso que Putin es mi presidente favorito o será porque sé que tiene el poder: si aplasta un botón, desaparece a toda Europa occidental. Para mí, no es un dictador o un tirano. ¿Saben lo que es? Un verraco, como dicen los hermanos colombianos, un Benel super Saiyajin, un Zuloeta mezclado con sangre eslava. Hasta tiene la misma cara alargada, la mirada penetrante y analítica de mis tíos, los cophiscos. Y el color de sus ojos es igual al de mis tíos; o sea, de perro Siberiano con hepatitis. En mis ratos de lucidez más extrema, me ha venido una hipótesis: que puede ser descendiente de cualquiera de mis bisabuelas y tatarabuelos. Sí, se ha demostrado que, antes que lleguen los pobretones españoles en busca de oro y plata, nosotros, los incas, ya habíamos tenido contacto con Europa, con los vikingos. Las pruebas están ahí, en la cultura Chachapoyas. El año pasado, fui con mi novia magistrada y visitamos todas sus ruinas. Y terminé más que convencido. Entonces, ¿por qué Putin no puede ser un Zuloeta eslavo? Nada es imposible en este mundo, señores.
Hasta ahora, no sé por qué mis padres no me dejan mezclarme con esa parte de la familia; si yo los veo tan próximos, tan cercanos: la nariz de mi abuela, la cara pálida de mi abuela y el olor a muerte de Putin. Son mi familia y la sangre no se niega y tampoco es motivo de vergüenza. Tal vez, piensen que debo estar alejado de ellos porque yo les puedo dar ideas más ortodoxas que Rasputín, el brujo de los Zares. Como ellos también saben que soy muy listo y, tal vez, mis tíos de escasa habilidad, a lo mejor creen que terminemos formando un grupo subversivo y lleguemos a palacio y nos adueñemos de todo el país. ¿Quién puede saber las ideas que pasan por las cabezas de mis viejos?
No fui actor de cine porque nunca reuní las condiciones: cuerpo esmirriado, talla de hormiga y corazón de poeta. Tampoco, ingeniero de computadoras porque me di cuenta que, al final, esa tecnología terminará por cosificarnos. Solo llegué a ser escriba; ni siquiera, escritor. Tan solo porque el diablo me dicta lo que escribo y yo no soy quien escribe. Es una cosa sobrenatural que apenas entiendo. Pero, a los hermanos de mamá y a la madre de mamá les y las espié hasta con detector de mentiras. Incluso, sé lo que piensan antes que ellos. Los conozco también como el recorrido que hace todos los días mi mano derecha para limpiarme el culo.
Literatura
Alejandra Pizarnik, la poeta de la mirada melancólica
Su muerte prematura representó una dura pérdida para la literatura latinoamericana.

Ella no escribía para agradar ni para que la recuerden como una persona confundida, triste y solitaria, sino que lo hacía para exteriorizar todo su sufrimiento; era el claro ejemplo de que la poesía era el instrumento más idóneo para mitigar de alguna manera sus pesares y tribulaciones. Flora (o Alejandra) Pizarnik nació un 29 de abril, entre dos mundos, dos realidades tan disímiles, tan contrarias como el día y la noche.
Desde que nació su vida estuvo marcada por una serie de cuestionamientos existenciales. Hija de inmigrantes ucranianos judíos, Flora desde muy niña siempre se sintió una extranjera en su propia tierra debido a las raíces que la unían con aquella parte de Europa de la post guerra.
Toda esa sensación de no pertenencia se vio severamente potenciada debido a sus problemas con el acné y el sobrepeso, lo que finalmente terminó derivando en sus trastornos de ansiedad, depresión y posterior suicidio a la edad de los 36 años, en 1972.
A lo largo de su vida pudo viajar a Paris, ciudad donde conoció al pintor Juan Batle Planas, quien llegara a convertirse más adelante como su primer maestro en la pintura, pues sí, ella también, a la par de la poesía, buscaba otras artes para plasmar su dolor, teniendo como temas recurrentes el mundo onírico, la muerte, la desesperación y el vacío existencial.
Todo ello se puede ver de manera desgarradora en sus escritos y pinturas, tan perceptibles como si se tratara de un grito de desesperación que quisiera atravesar el papel, un manuscrito de auxilio o de ruego que busca incesantemente la atención del lector. Todo ello representa un crudo testimonio de toda su angustia, tan crudo y visceral que es imposible no identificarse. Y es que en ciertas ocasiones los escritores y poetas se alimentan del dolor propio, de las experiencias vividas, para poder escribir.
Retraída de la sociedad y amante de la soledad, Pizarnik supo llamar la atención de escritores consagrados como Julio Cortázar y Octavio Paz, quien estaban pendiente de su salud mental.
En una ocasión, el autor de Rayuela, consciente de sus dos intentos de suicidio y los remolinos de su mente, le imploró que no decaiga en sus oscuros pensamientos.
Lastimosamente, el 25 de setiembre de 1972, Alejandra se quitó la vida producto de una sobredosis de barbitúricos.
“No quiero ir
Nada más
Que hasta el fondo”, fue el mensaje que dejó en el espejo de su habitación.
Aunque breve fue su estadía en este mundo, gran parte de sus escritos y poemas han conseguido mantenerse vigentes con el paso de los años, no solo en su natal Argentina, sino en gran parte de Latinoamérica y el mundo hispanohablante.
Literatura
Restos del ‘Tío Factos’, uno de los fundadores del Movimiento Kloaka, han ido a parar a una fosa común
Rodolfo Ybarra, poeta y amigo cercano de Guillermo Gutiérrez, afirmó para Lima Gris que restos del escritor no pudieron tener una cristiana sepultura.

Durante los últimos años de su vida Guillermo Gutiérrez fue conocido gracias a las redes sociales como el ‘Tío Factos’, aquel viejito áspero y crítico de la realidad social y cultural del país en el programa de Youtube ‘La RoRo Network’, espacio donde supo conectar muy bien con las nuevas generaciones.
Sin embargo, Gutiérrez Lymha, era un digno representante de la contracultura peruana, considerado como uno de los fundadores del Movimiento Kloaka, aquel colectivo poético surgido en la década de los ochenta donde también estuvieran los vates Roger Santiváñez y Mariela Dreyfus, entre otros.
El pasado 5 de abril lamentablemente falleció y hasta anoche sus restos mortales permanecían en la Morgue Central de Lima. Lima Gris se comunicó con el poeta Rodolfo Ybarra, uno de sus amigos más cercanos del recordado ‘Tío Factos’, indicándonos que lamentablemente no se pudo completar el trámite legal para retirar su cuerpo debido a que una tía política del difunto no contaba con su partida de nacimiento digitalizada. Ybarra nos contó que sus amigos desde hace más de cuatro décadas intentaron desde el primer día reclamar el cuerpo de Gutiérrez, sin embargo, la aparición de ese familiar terminó truncando todos los trámites avanzados.
“Te cuento que su cuerpo ya fue arrojado a una fosa común”, se lamentó su amigo Ybarra, quien añadió que el ex integrante del Movimiento Kloaka habría fallecido de asfixia dentro de su domicilio.
“Vivía en Villa El Salvador. Él era una persona muy solitaria; el año pasado había fallecido su mamá y sufría de depresión”, añadió. El también escritor también recordó que la última vez que lo vio fue en el mes de febrero en una feria de libros cerca al Congreso de la República.

El dato:
Guillermo Gutiérrez logró imprimir tres poemarios: ‘Ulkadi’ (1987), ‘La muerte de Raúl Romero’ (2007), y finalmente ‘Infierno Iluminado’ (2022).
Literatura
Petroperú presentará libros ganadores del Premio Copé 2023
Como parte de su compromiso con el fomento de la literatura peruana, Petroperú presentará cinco nuevas publicaciones en la Casa de la Literatura Peruana.

Las obras premiadas en la XXI Bienal de Poesía y la IX Bienal de Novela del Premio Copé 2023 serán publicadas bajo el sello Ediciones Copé. Los títulos incluyen La memoria hila de Elma Murrugarra (Copé Oro en Poesía), Río dormido sobre escombros de memoria de Alejandro Mautino Guillén (Copé Plata en Poesía), Entre los límites de una vela de Alex Ramos Arancibia (Copé Bronce en Poesía), una antología de poemas finalistas y mencionados honoríficamente, así como la novela Los espectros de Christian Elguera (Copé Oro en Novela). Durante la presentación, los autores leerán fragmentos de sus obras, que serán analizados por los críticos Ricardo González Vigil y Luis Fernando Chueca.
El jurado de la Bienal destacó la variedad temática y la calidad expresiva de los libros seleccionados. La memoria hila fue elogiada por su estilo sutil y su fusión entre prosa y verso al abordar aspectos de la cultura peruana. Río dormido sobre escombros de memoria sobresale por su enfoque técnico y estilístico, estableciendo un diálogo entre la tradición y la modernidad. Entre los límites de una vela ofrece una mirada introspectiva sobre la existencia en el mundo actual. Por otro lado, Los espectros, de Christian Elguera, reconstruye episodios clave del siglo XX a partir de la figura de Eudocio Ravines, explorando los mecanismos del poder político con gran destreza narrativa.
Los libros están disponibles de forma gratuita en la Biblioteca Virtual de Petroperú (https://cultura.petroperu.com.pe/servicios/biblioteca-virtual/) y serán distribuidos en todo el país como parte del programa de apoyo a bibliotecas que promueve la empresa.
El Premio Copé, instaurado por Petroperú en 1979, es considerado el galardón literario más importante del país, consolidándose como un pilar en el impulso y difusión de la literatura nacional. Con esta iniciativa, la empresa renueva su compromiso con la cultura y la creación literaria en el Perú.
El evento se realizará el jueves 24 de abril a las 7:00 p. m., con ingreso libre.
Literatura
«Un cadáver sobre la ciudad», por Ricardo Piglia
Un texto del libro Formas breves, del escritor y crítico literario argentino.

Una tarde Juan C. Martini Real me mostró una serie de fotos del velorio de Roberto Arlt. La más impresionante era una toma del féretro colgado en el aire con sogas y suspendido sobre la ciudad. Habían armado el ataúd en su pieza, pero tuvieron que sacarlo por la ventana con aparejos y poleas porque Arlt era demasiado grande para pasar por el pasillo.
Ese féretro suspendido sobre Buenos Aires es una buena imagen del lugar de Arlt en la literatura argentina. Murió a los cuarenta y dos años y siempre será joven y siempre estaremos sacando su cadáver por la ventana. El mayor riesgo que corre hoy su obra es el de la canonización. Hasta ahora su estilo lo ha salvado de ir a parar al museo: es difícil neutralizar esa escritura, se opone frontalmente a la norma de hipercorrección que define el estilo medio de nuestra literatura.
Hay un extraño desvío en el lenguaje de Arlt, una relación de distancia y de extrañeza con la lengua materna, que es siempre la marca de un gran escritor. En este sentido nadie es menos argentino que Arlt (nadie más contrario a la «tradición argentina»): el que escribe es un extranjero, un recién llegado que se orienta con dificultad en el vértigo de una ciudad desconocida. Paradójicamente, la realidad se ha ido acercando cada vez más a la visión «excéntrica» de Roberto Arlt. Su obra puede leerse como una profecía: más que reflejar la realidad, sus libros han terminado por cifrar su forma futura.
Los relatos de Arlt (y en especial los extraordinarios cuentos africanos, que son uno de los puntos más altos de nuestra literatura) confirman que Arlt buscó siempre la narración en las formas duras del melodrama y en los usos populares de la cultura (los libros de divulgación científica, los manuales de sexología, las interpretaciones esotéricas de la Biblia, los relatos de viajes a países exóticos, las viejas tradiciones narrativas orientales, los casos de la crónica policial). La fascinación del relato pasa por el cine de Hollywood y el periodismo sensacionalista. La cultura de masas se apropia de los acontecimientos y los somete a la lógica del estereotipo y del escándalo. Arlt convierte ese espectáculo en la materia de sus textos. Sus relatos captan el núcleo paranoico del mundo moderno: el impacto de las ficciones públicas, la manipulación de la creencia, la invención de los hechos, la fragmentación del sentido, la lógica del complot.
Arlt es el más contemporáneo de nuestros escritores. Su cadáver sigue sobre la ciudad. La poleas y las cuerdas que lo sostienen forman parte de las máquinas y de las extrañas invenciones que mueven su ficción hacia el porvenir.
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