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Literatura

PLACERES ONÍRICOS: Andrea Cabel «Aprendí a escribir por necesidad, porque quería expresarme de alguna forma»

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Andrea Cabel «Aprendí a escribir por necesidad, porque quería expresarme de alguna forma»

Entrevista Luis Chávez A.

Andrea Cabel es una poeta que ya anda consolidándose en el largo trajinar que debe de seguir un autor peruano, para llegar a ser reconocido. No obstante y pese a su prolífica formación académica, ella no pierde la perspectiva de mujer aventurera como “un puñado de agua” que se dispersa pero que luego va cobrando cauce firme. Y aunque es más conocida por sus versos, ella ama la literatura y nunca se verá desligada a ella, a tal punto que quizá se encuentre macerando algún trabajo inédito.

Conversamos con ella, y entablamos una entrevista, en la cual de manera irreverente e inteligente responde una serie de preguntas sin preocuparle las opiniones externas; pues, si de algo está segura, es de la pasión que le  pone a cada acto de sus días, sin importarle las posturas ni convencionalismos que muchas veces esclavizan a algunos autores en la actualidad.

“Latitud de Fuego” es su última publicación, y nos habla de ella con absoluta satisfacción que solo ella sabe expresar…!   A continuación la entrevista:

1.       ANDREA: ¿TUVISTE UNA ADOLESCENCIA ALGO AGITADA? O  ¿FUISTE EL MODELO DE NIÑA RECATADA?

              AC:  En mi adolescencia tuve que enfrentar muchos retos, y sobre todo, tuve que enfrentar el hecho de que si hacía algo, lo tenía que hacer bien, esa es la premisa principal para hacer mis cosas, si empiezo algo, lo acabo y lo hago bien.  ¿”Agitada”? Siempre, mi vida ha sido una montaña rusa, un día puedo tenerlo todo y al día siguiente estoy endeudada y sintiéndome vacía, no es muy cómodo andar así, preferiría algo más estable y por eso trato de tener disciplina en mis trabajos y en mis rutinas; no obstante, creo que esta “suerte” con la que he nacido, no creo que cambie así que ahí voy, resignándome de la mejor forma a esto y tratando de sacarle el provecho posible. A los 17 tuve que entender mi primera ruptura amorosa, el primer enamorado, con el que había estado (creo) tres años, de pronto me terminaba, y yo, bueno, adolescente (que “adolece”)  aprendía esa palabra: adiós. Proceso duro porque luego venía (casi a los pocos meses) el momento de decir a qué universidad ir, qué carrera estudiar, y sobrellevar un poco las expectativas del colegio, de los familiares, ser realista con los presupuestos, y lo peor, ser honesta conmigo misma para saber qué quería hacer, para que era realmente buena.

Me equivoqué desde un comienzo y fui para estudiar Economía en la Universidad del Pacífico, y ahora siento que si bien fue una excelente experiencia porque conocí gente increíble, profesores muy buenos, y formé parte, aunque sea por un momento  de cómo se ve la vida desde los números, desde algo más concreto y tangible que la literatura, tuve que lidiar con el hecho de dejar la carrera, de dejar todo eso que había ido construyendo y postular a otra que no tenía nada que ver. Ingresé a PUCP por traslado externo, te digo, no fue nada fácil por una “Evaluación de Talento”, fueron muchos exámenes y lo que me molestaba (mucho) era enfrentar el fracaso de haber dejado una carrera a medias,  y comenzar otra con toda la culpa de lo invertido en la anterior y no saber ni siquiera si realmente podría irme bien en Literatura, si finalmente, era lo que quería hacer. Si esta vez la intuición no me fallaba. Y enfrentar los comentarios familiares, y empezar otra rutina, construir otras redes sociales, moverme en otros círculos académicos, aprender de otras formas otro lenguaje y otra forma de ver las cosas. Estudiando literatura tomé la decisión de viajar al extranjero un tiempo,  y bueno, de ahí todo se fue complicando un poco como suele pasar con las subidas luego de las bajadas en las montañas rusas.

Siempre me dicen que soy como un puñado de agua, eso no sé si responde a lo que comentas de adolescencia “agitada”. El recato lo tuve siempre, hasta ahora, y para muchas cosas, y bueno, lo agitado prefiero relacionarlo con las 3 horas de entrenamiento que tenía cuatro veces a la semana desde que tuve 7 años hasta que cumplí los 17. Entrenaba atletismo y básquet y me gustaba mucho emplear mi tiempo en ello, en el arte de ir contra la velocidad, ver si podía alcanzarla, y en el básquet me divertía, me sentía bastante libre y a la vez, podía desfogar bastante de las cosas que como adolescente que era yo, no podía decir en palabras. De hecho, creo que tuve una adolescencia bastante muda. No escribía nada, no hablaba mucho, y si lo hacía era sobre temas concretos, me guardaba mucho lo que sentía o pensaba y trataba de invertir mi tiempo en cosas que me hicieran evitar maquinar tanto, pensar tanto. ¿Viste que pensar mucho a veces hace daño., más cuando eres una adolescente, y más cuando tus días viajan en una montaña rusa que varía de tamaño e intensidades constantemente? Complicado. Ciertamente. En el cole no tuve muchos amigos, en la secundaria igual socialicé más, saliendo de ahí y ya en todos mis cambios universitarios cambié bastante. Pero no fui mucho a fiestas, de hecho, te diré que como adolescente fui a fiestas contadas con los dedos de una mano. Las ganas y la necesidad de fiestas vinieron después, mucho después.

2.-HABLANOS UN POCO DE TU PRIMER POEMARIO: LAS FALSAS ACTITUDES DEL AGUA. Y ¿CÓMO ES QUE SE PUBLICA?

AC : La primera edición se publicó en el 2006, en Lima. Yo comencé a escribirlo desde el 2005, para ese momento ya había renunciado al trabajo que había conseguido en la PUCP. Mi primer trabajo en la universidad fue en el centro de informática, sí, trabajaba en di-consulta, ganaba poquísimo, trabajaba bastante y no entendía casi nada de todo ese gran sistema que no estaba ni siquiera expresado en mi idioma. Me trataban bien los compañeros de trabajo (ingenieros todos) porque finalmente, yo era una chica muy joven que hacía de todo para aprender, y que era de literatura;  pero bueno, en ese contexto, una relación larga e intensa se fue apagando, o eso parecía, y comencé a desesperarme. Mencioné ya lo de la montaña rusa, ¿no? , odio los juegos de ese tipo. Solo he ido a un parque de “diversiones”  con juegos mecánicos dos veces, una por curiosidad y la otra por masoquismo, creo, y los odio, pero por miedo. Me asusta todo ese sonido, toda esa aparente felicidad que sube y baja a tanta velocidad, tanta luz, tan poca naturalidad; y mi libro nació así, en una montaña rusa afectiva y personal que por primera vez, en verdad, se me fue de las manos. Aprendí a escribir por necesidad, porque quería expresarme de alguna forma. Porque necesitaba decir todo eso que no sabía cómo, y que nadie quería escuchar, que pensaba que me ayudaría a ver mejor las cosas. Yo no había escrito poemas antes. Solo largas cartas, largos correos electrónicos, muchos  ensayos las clases en la facultad, y dado que había renunciado al trabajo en informática y no asistía en ese semestre tanto a las clases en la facultad…y  me quedaba encerrada en casa tratando de escribir algo. Muchísimas horas, eso sí, muchísimas, frente a la computadora, imprimiendo, corrigiendo, todo muy intuitivo, muy sugestionado por la tristeza e impotencia. Creo que lo hice porque por ahí me dijeron que era “terapéutico” y así comenzó todo. Se publicó porque ganó un premio (no porque yo tuviese dinero o una editorial que me ofreciera algo) y fue una sorpresa que todo eso, ese vértigo tan fuerte, de pronto, se objetivizara en un papel y alguien que no supiera nada de mi y que quizás no entendiera mis versos tal cual yo esperaría en un primer momento, los leyera y se lo llevase consigo. Entonces sentí algo extraño. Solidaridad, quizás. Y eso, a mí, en ese momento, me ayudó mucho.

3.       ¿POR QUÉ PREFERISTE POESÍA EN LUGAR DE LA NARRATIVA?

AC : No prefiero la poesía, sucede que en este género me siento más cómoda, más libre, y creo que expreso mejor no solo mis ideas si no también mis afectos, mis contextos, mis referentes, mis verdades, mi rutina; la poesía me da un espacio que coincide con el espacio que yo necesito para respirar, y este es amplio. Muy amplio. No obstante, leo mucha narrativa, y escribo narrativa también, otra cosa es que no quiera publicarla (aún) y creo que uno no elige esas cosas tampoco, todo va fluyendo, son etapas y también creo que para escribir poesía necesita cualidades diferentes que para escribir narrativa. Una sensibilidad diferente o una que se va cambiando y forjando con las experiencias y el tiempo. A los 16 años yo te hubiera dicho que para mi escribir poesía era imposible, a los 17 igual, a los 18 igual, a los 19 igual, te hubiera dicho que no entendía de eso, que lo leía y que bien, pero que de ahí a escribirla…eso era demasiado complicado, y ¿de qué iba a hablar? ¿y por qué? Y no, no pensaba sentirme “así” como me siento escribiendo poesía.  Pero eso no quiere decir que “la prefiera”. La narrativa es parte de mi vida, de mi forma de entender a otras personas; la narrativa para mi también es una forma de entender al mundo, al mío y el que esta afuera. Leer a Bolaño fue importante en mi adolescencia, también a Roberto Arlt, a Borges, a Arguedas, a Dostoievski, a Augusto Monterroso, a Ricardo Palma, a Afanasiev, a Cortázar entre otros muchos otros grandes escritores…No solo la poesía es mi lenguaje, a mi me gusta la literatura, y me gusta mucho.

4.       EN TUS INICIOS, ¿TE HA COGIDO ALGUNA VEZ EL PÁNICO DE LA HOJA EN BLANCO?

AC : Creo que escribir, como dar un beso, es un acto circular. Sin principio ni fin, solo con un proceso intenso y perfectible, eternamente perfectible. El miedo a la hoja en blanco está aquí y ahora, y siempre estará. Lo extrañísimo, para mi, sería que de pronto no esté. Ese miedo me ayuda a escribir, a buscar palabras, a tallarlas, a hacerlas hablar, a hacerlas mías aunque sea por un momento. Mis inicios son todos los días, a cada momento.

5.       DE HECHO, PUBLICAR EN NUESTRO MEDIO ES MUY DIFÍCIL.   ¿FUE TU CASO?

AC: Como pocas veces en mi vida, en algo, tuve suerte. Mi primer libro fue un premio, me pagaron la edición, que fue hermosa y muy costosa para los que apostaron por mi trabajo y por mi. Al año siguiente, la segunda edición abrió la colección “Taquicardia” de la editora Mesa Redonda, y en esta segunda edición tenía siete poemas nuevos, importantes para mí, estaba un nuevo diseño, y un nuevo rostro para mi libro. Ya no era la misma portada, y dentro de esta segunda edición me atreví a colocar una foto. La foto está en blanco y negro y son las manos de mi amigo, manos abiertas y llenas de ruta; manos que dan frío de verlas. Esta edición, que fue tan bonita, que tuvo la portada de Polanco y que fue dedicada a mi abuelo, que había fallecido en ese año, no me costó la suma abismal que te imaginas, en lo absoluto. Y tuvo una excelente acogida. Luego publiqué gracias a la prestigiosa colección Underwood de la PUCP “Uno rojo” (Lima, 2009). Para mi esa plaqueta es un libro entero de vida y de muerte. Y la muerte es un tema que toco con pinzas y muy poco, recién, por primera vez, en esta publicación. En esta publicación como en todo lo de Underwood, no invertí más que mis textos y mi participación en el cuidado de la edición.

Significa mucho para mí estar en Underwood, un sello tan prestigioso y cuidadoso, un sello que además, se caracteriza por su belleza. Y anticipo que este año sale la segunda edición de “Uno rojo” también por Underwood, razón doble para sentirlo como un libro completo para mí. Ahora “Latitud de fuego” ha significado, por primera vez en toda mi vida, una real inversión de dinero, ya que en los dos anteriores no lo significó en lo absoluto. Y fue un dinero que no tenía y que fui consiguiendo y que de una u otra forma se fue aminorando gracias a la editorial, a las ventas y a los ahorros que por ahí tenía.  

¿Difícil?  El proceso de hacer el libro, concebir la idea, planteártela, hacerla, dejarla nacer, dejarla crecer, nutrirla, perfeccionarla, dejarla ser libre, e imprimirla, y dejarla nuevamente, y saber siempre que podría ser mejor, y sumado a ello todos los problemas “técnicos”…he tenido mucha suerte, pero es complicado publicar un libro. Sobre todo si quieres hacerlo BIEN. Es decir, si realmente eres detallista y obsesivo con los detalles, las comas, los puntos, el papel, el sellado, el cosido, la portada, con todo, con absolutamente todo, claro que es difícil.  Además, sabes que no vas a recuperar tu inversión, sabes que tu libro no se va a vender como pan caliente, que los medios para difundirlo son limitados…que las editoriales tienen más cosas que hacer que promocionarte…entonces, bueno, ahí viene también la parte de la frustración. Porque si sacas 500 ejemplares de un material, no es para guardarlos, es una postura pública que quieres dar a conocer, y que por el bien de la editorial (que trabajan en esto, que apuestan por esto, que es la literatura es decir, algo poco consumido….) tienes que vértelas.

No siempre te abren las puertas en los diarios y revistas, siempre hay cosas más importantes. Pero así es, nadie dijo que seria de otra manera. (Léase, nadie dijo que sería fácil) Y es difícil también que haya pocos diarios que tengan un real interés en difundir los nuevos poemarios, que deben ser muchos, yo creo que en este país hay más escritores que lectores. De alguna manera, trato de decir que si antes hacer un libro y publicarlo era como comprarse un carro, ahora, por la oferta de las editoriales independientes es más sencillo, pero lo difícil es mover el libro, hacer que se interesen en él, que lo quieran leer, que se den cuenta que vale la pena invertir un poco de tiempo en el. Además, como me repiten constantemente, el público en general no pide poesía, pide a veces clásicos, a veces otros tipos de lecturas, pero “poesía”, y “joven” y “femenina”, ¿demasiados labels, no?  Parece que cada una de estas etiquetas que deberían significar mayor interés en un público general, son razones para omitir esa lectura.

            

6.       ALGUNOS PIENSAN QUE LA POESÍA NO TIENE QUE VER CON LA LITERATURA, PORQUE ES CATARSIS DE LA VIDA REAL.  ¿QUÉ OPINAS AL RESPECTO?

AC: Opino que se están mezclando conceptos y que hay que aclarar varias cosas. La literatura es un arte, implica práctica, disciplina, técnica, y dentro de ella hay géneros.  Como producción variada, la literatura se expresa en diferentes formas. Los que escriben poesía pensando en que simplemente botan su rabia, su pena, su frustración o lo que sea, y ese es EL poema, creo que no entienden que la poesía se trabaja, se va moldeando, como lo hace un artesano, y tienes que ir practicando; la poesía es una de las columnas vertebrales de toda la Literatura, así como la narrativa, así como el teatro, así como el género epistolar. ¿Cómo pensar la literatura sin poesía? Es inconcebible. La poesía puede ser hasta cierto punto y en determinado momento una especie de catarsis, pero no es solo eso. En lo absoluto. Es mucho más que eso y se manifiesta de muchas formas. La literatura no es solo técnica, concepto, crítica, va más allá. Alberga por ello géneros como los ya mencionados…y en cada uno de estos géneros hay algo de catarsis, del autor o de los personajes, o del lector. En todo caso, la obra la hacemos todos. Los que leemos y los que escribimos, es dialógico el proceso. Los que piensan que la poesía no tiene que ver con la “Literatura” quizás tienen un concepto muy mal elaborado de lo que es la literatura y muy extraño de lo que es la “vida real” quiero decir, la literatura tiene licencia para incluir realidades (véase los libros de poesía en los que se habla de la violencia cotidiana en las calles, de la política, de la burocracia, de la rutina, es decir, de todo eso que se podría llamar, quizás torpemente “vida real”) La poesía sirve para denunciar actos corruptos, actos indignos, no solo para hablar del amor y otros demonios u enfermedades, la poesía también fue una herramienta de revolución, de manifiesto contra injusticias sociales. Eso es innegable.  Creo que la poesía es variada, formal, en cuartetos, siguiendo normas en su rítmica y métrica y puede ser también en prosa y puede hablar de todo un poco. No hay que discriminar que la “vida real” inspira a la poesía y da temas para tratar y explotar.

7.       ¿CREES QUE EN LA POESÍA EXISTE MÁS EL OFICIO O DISCIPLINA, QUE LA INSPIRACIÓN?

AC: Creo que para la poesía necesitas la predisposición, el talento, la disciplina sin duda, la perseverancia. No te va a salir lo que tu quieres al momento tal cual, tienes que darte tu tiempo, procesar lo que pasa, objetivizarlo de la mejor manera, que creo, es la manera que uno construye, elige, y va trabajando. La inspiración es la chispa. No todo en el proceso de hacer un poema se basa en la inspiración. Si bien hay momentos en los que tienes más ganas, más razones, más predisposición, o léase, inspiración,  sí, es innegable que estamos ante un chispazo pero mantener la chispa viva y hacerla que crezca y se mantenga es también importante.

El proceso importa muchísimo, no solo el comienzo y el final, el largo proceso de corrección, de volver a reescribir todo cuantas veces sea necesario…todo eso no implica necesariamente inspiración si no más voluntad. En este caso es bueno ser disciplinado y no dejar ahí los textos empolvándose, dejarlos ahí secándose o pudriéndose sin querer volver a ellos en un tiempo; después de todo, una palabra nace cuando la dices, y si la tratas con cariño y cuidado puede representar con su sencillez,  tu mundo, puede comenzar a construir tu realidad, y con ello, tu propia forma de ver las cosas. La inspiración comienza el proceso. La disciplina hace que la chispa se mantenga, produzca, y el oficio, (no entiendo bien que tratas de decirme con “Oficio”) pero creo que te refieres a la habilidad que uno tiene para expresarse en los versos,  ayuda mucho a expresar lo que uno quiere decir con las palabras. Unos lo hacen mejor con una guitarra, sin siquiera tener que cantar, y tienen que practicar mucho, no se puede tocar una buena pieza en guitarra a los dos días de coger las cuerdas, uno tiene que conocerlas, y reconocerse en ellas. Eso es como la poesía. Un aprendizaje de todos los días, ahí la perseverancia, la disciplina gratuita, natural, no forzada, no forzosa. Ahí también la inspiración.

8.       ¿QUÉ PIENSAS DE LA PIRATERÍA? ¿TE DISGUSTARÍA FIRMAR UN LIBRO TUYO PIRATEADO?

AC:  No me molesta que me pirateen. En lo absoluto. He firmado libros míos que han estado anillados y hechos fotocopia, han estado subrayados, y me ha resultado hasta halagador y  conmovedor también. No soy una comerciante de libros, no me voy a hacer millonaria vendiendo mis poemas, no tengo planes de hacer de mi poesía un negocio, y lo que valoro es que me lean, que quieran leerme, que se tomen el trabajo de buscarme entre las letras y que me subrayen y me coloquen apuntes, que mi libro llegue a las personas, eso me interesa, que el dinero no sea un problema, que la difusión centralizada usualmente en Lima no bloquee a que llegue a otros lados. Internet ayuda en eso también.

 Por otro lado, entiendo que no sucede lo mismo en la música y en otras artes. Pero en mi caso, muy particularmente, muy personalmente, no tengo problema con el tema. Sin embargo, claro, respeto los acuerdos con las editoriales, los precios de venta, pero si mi libro cuesta S/.25 y el 50% por ley va para la librería que lo expone, y el 40% para la editorial (eso es negociable, depende, puede ser un poco menos) el resto, los 2.5 soles, tampoco me van a matar ni de hambre ni de nada. En otros casos, claro, los derechos de autor se entienden de otra manera, porque uno paga para que su obra sea “original” pero para mí siempre es original, más aún cuando tiene apuntes tan originales como los que he leído.

Lo que sí no soportaría es que usen mis versos y pongan otro nombre, que me cambien el nombre o el apellido o la palabra, eso sí me parece que no es ni legal ni ético ni nada en lo absoluto. Entiendo que comprar el producto original es apoyar el trabajo del autor, y de la empresa que lo saca a la venta y lo digo con mi bolsillo fracturado por lo que ha costado mi libro “Latitud de fuego”, y lo digo sabiendo que la editorial necesita vender los libros que publica, pero, personalmente, no tengo problema con que se descentralicen las letras, y que lleguen a todos lados. No todos tienen dinero para comprar un libro, pero tienen todas las ganas, y ¿Por qué negárselas? (Disculpen mis editores)

9.       HABLANDO UN POCO DE TEMAS EXISTENCIALES,  ¿CREES QUE HAY GENTE MUY MALA Y TAMBIÉN MUY BUENA?

AC: Creo que todos somos malos y buenos, en acto y en potencia, dependiendo del contexto, lo que nos exija la circunstancia y nuestra formación nos permita aceptar o negar. Muchas veces hacemos cosas que no queremos, pero lo hacemos, y con el corazón, por no hacer daño, por procurar ser coherentes entre lo que uno dice y hace, entonces nos ven como “los malos de la película”, cuando en el fondo nos creemos los buenos, y es un juego de distancias y perspectivas también, creo que uno debe saber ubicarse: ni muy lejos para congelarse, ni muy cerca para incendiarse. Creo en el bien y en el mal, no solo por teoría, si no porque estoy viva, porque respiro;  pero también creo que uno tiene el poder de controlar, al menos un poco, cuánto afecta lo bueno y lo malo en uno mismo. Uno tiene que aprender a cuidarse, no solo de lo que esta afuera, si no, sobre todo, de uno mismo, solo así creo que uno puede vencer lo que está “afuera” de nosotros: venciéndonos a nosotros mismos primero. Tomando el riesgo de conocernos, de aceptar nuestros vacíos, aprendiendo de lo malo para seguir intentando lo bueno;  tratar de poner buena cara en el mal tiempo…eso es todo un reto, y toma tiempo. Toda una vida posiblemente.  Hay gente feliz y gente triste que es buena. Hay gente buena y muy infeliz por el contexto que les toca; hay gente mala que vive una alegría y una seguridad constante, y siempre hay gente sola, que es mala y buena, también. La bondad y la maldad existen en todos los lugares, no solo en las personas. Hay gente mala y gente buena de todas las nacionalidades y en todos lados, las hay, y seguirá habiendo más maldad y bondad de más formas, no solo de una, y aprenderemos a entenderlo, no solo de una forma.  

10.   ¿Y PARA AMAR… CREES QUE ES IMPORTANTE EL GÉNERO? O SIMPLEMENTE EL SENTIMIENTO?

AC: Creo que para amar hay que ser valientes, porque expones tu sensibilidad y eres más vulnerable, corres riesgos porque abres tu mundo, conoces otro, y te llenas de ilusión o de una extraña energía capaz de convencerte de que todo es posible. Lo más importante es eso, la fuerza del sentimiento, lo intenso de la vinculación, la lealtad, lo que se construye y sobrevive a la rutina. El género no es un problema, pero tampoco una respuesta. 

11.   DICEN POR AHÍ QUE LA EXPRESIÓN DEL ARTE CAMBIA LA VIDA DE LAS PERSONAS.  ¿ESTÁS DE ACUERDO?

AC: Depende de la persona, creo. En todo caso, que expresar lo que sientes de un modo “artístico” te conecta más contigo mismo, te relaciona con las personas de un modo distinto, te hace querer más cosas, diferentes cosas, cosas que nunca pensaste antes, y te vuelves un poco diferente quizás. No ves las cosas como si fueran objetos concretos, si no como algo que puede producir belleza, que puede mostrarte tal cual eres, que puede darte una alegría que nadie más podría darte. Un poema hecho por ti, como una canción, como una pintura o algo que implique expresarte en un lenguaje que vincula otros y que se convierte en tu particular forma de mostrarte, sin duda, de alguna manera, te abre puertas, ventanas, techos, te hace una casa diferente, te hace ciudadano de las letras, es decir, del mundo, eres dios por un ratito. Cambias, sí, pero para otros el asunto es más frío, más simple, menos idealista, y puede haber magia pero dura poco, es decir, puede haber un cambio eterno, o cambios constantes y pequeños, cada uno somos una personas que evolucionan todos los días de diferentes maneras, el arte nos deja crecer de un modo diferente que otras carreras. El arte nos obliga a abrir nuestra mente, a ser transgresores. Y eso es un cambio.

12.   ¿LEES POESÍA ACTUAL? O  ¿SIMPLEMENTE TE INCLINAS POR LA RELECTURA, COMO LO HACEN MUCHOS AUTORES?

AC: Recuerdo que cuando entré a la facultad de Humanidades en PUCP , en mi primer día de clases me dijeron dos cosas; la primera hora de clase dictada por un profesor que no mencionaré se resume literalmente en esto: “cuando se mueran, El Quijote seguirá siendo leído, Los ríos profundos también, La vida es sueño también, es decir, hay demasiado para leer, muchísimo, no les va a alcanzar la vida para leer, así aprovechen y consuman lo bueno, que es muchísimo y variadísimo, tienen que ser selectivos…” pasaron unos 45 minutos y entró otro profesor que nos dijo esto tal cual: “tienen que leerlo todo. Todo. No piensen que porque es reciente, o nuevo, es menos o peor que los grandes clásicos, que lo de siempre, tienen que leerlo todo, aprovecharlo todo, lo que es lejano y desconocido, lo que se tache de chicha y de literatura sin sentido, porque hay demasiado pero tienen que permitirse el acceso a todo eso para que puedan elegir, para que puedan crear con más herramientas, los clásicos son inevitables, pero vean también lo que pasa ahora, lean arquitectura, textos de viaje, lean todo lo que puedan, hasta lo que piensen que es intrascendente, así irán formando su criterio…así irán entendiendo las nuevas teorías y podrán hacer otras….” Bueno, claramente había dos posturas en un mismo día, yo elegí la segunda.

Me gusta leer literatura actual (narrativa, poesía, textos críticos, ensayos…) no solo peruana si no latinoamericana, y las que están en otros idiomas que no conozco, pues me busco las traducciones o me voy buscando reseña s y cosas así para ir completando el mapa. A veces el no saber muchos idiomas te limita las lecturas, pero vas aprendiendo a acortar las distancias y vas nutriéndote de eso, del solo intento de abrirte a otras realidades como por ejemplo la de “Don Goyo” , un libro de narrativa clásica ecuatoriana que yo no conocí si no hasta este año, y que me gustó muchísimo, y claro, la poesía actual es muy interesante. Ver qué pasa en ciertos países nórdicos, europeos o en otros latinoamericanos es algo que conmueve y te da más herramientas de trabajo, más perspectivas de análisis, más recursos para tu paisaje. Yo releo y leo cosas nuevas, de todos modos, la relectura siempre te da nuevas perspectivas, nunca una sola., por eso es que vuelves a leer, porque sabes que es el mismo texto pero que tus ojos ya no son los mismos, ya están más listos para aprehender nuevas y más cosas.  Así que sí, leo todo lo que puedo y aprendo todo lo que puedo también, más aún, cuando es reciente y puedo tener contacto con el autor, entonces el dialogismo con la obra comienza a ser más interesante. Siempre las lecturas te dan una dirección, pero encontrar los ojos que construyeron esas palabras enriquece mucho y esa es la ventaja de leer literatura (poesía también) actual, que estás más cerca del autor, que puedes buscarlo, preguntarle, repreguntarle, y encontrar más respuestas o más preguntas, en todo caso, siempre hay mucho que leer, y todo de alguna manera, siempre es un poco nuevo.

13.   HAY POETAS CULTOS, ORDENADOS, DE BUENA PINTA QUE ESCRIBEN CON HORARIOS ESTABLECIDOS. Y LOS HAY TAMBIEN DESALIÑADOS, IRREVERENTES QUE NUNCA SE ORGANIZAN.  ¿CON CUÁL DE ELLOS TE IDENTIFICAS?

AC: Creo que no necesito identificarme con ninguno de los bandos tan claramente establecidos. Me parecen más prejuicios que “categorías” o “grupos”. A veces tengo más cosas que hacer que solo escribir y tengo que ocupar mis horarios con trabajos, o quiero viajar, o no quiero hacer nada. Usualmente no me preocupa demasiado andar “bien vestida” pero tampoco creo andar desaliñada; creo que estas categorías son prejuicios que se tienen de los que quieren verse como “poetas malditos” o como “escritores serios” y cosas así que a mi me tienen sin cuidado. No necesito estar siempre haciendo escándalos, llamando la atención de la gente con mi vida, me interesa más llamar la atención por mis textos, por mi trabajo, y no tengo horarios establecidos para eso, para escribir y trato de ser ordenada, pero no llego a la manía. Escribir es mi vida y mi vida es muchas cosas, no es solo horarios y orden o desorden e irreverencia. Eventualmente se necesita un poco de orden, y también, luego, de desorden, no me identifico con ninguna de esas construcciones culturales que se han hecho y que aparentemente permanecen y siguen siendo parte del imaginario popular de nuestro medio. Un poeta, como cualquier artista, creo, eso sí, siempre anda curioseando, leyendo, queriendo saber de tal o cual libro, queriendo intercambiar opiniones, queriendo saber más, pero no por dar un examen, por hacer un ensayo, si no por querer saber, es decir, por un fin en sí mismo. Un escritor suele ser una persona que maneja varios temas porque los necesita y porque usualmente tiene sed de querer saber.

14.   LA METÁFORA EN TUS VERSOS NOS REGALA ESE ACTO VISUAL.  ¿ESO, SIMPLEMENTE TE FLUYE; O TE LO PROPONES?

AC: Bueno, dicen que todo entra por los ojos, y siempre este ha sido el sentido privilegiado. En “Pedro Paramo”, un libro que me encanta, se privilegia más a las voces que a las imágenes, cuando lo leo siento que es un libro más para adiestrar un poco tu forma de encontrar las voces; hay otros en los que tu olfato está cerquísima del mar, casi tocándolo, sintiendo como la espuma te aleja o te devuelve a diversos puertos, algunos inexistentes, pero en los ojos, el hecho de que las imágenes entran y nos marcan, es decir, que se imprimen en nuestra sensibilidad y en nuestra mente, es lo que me hace escribir mucho. Mis afectos, mis emociones están aprehendidos por todos mis sentidos pero coincido en que mi lenguaje privilegia lo visual. Creo que es porque me gusta que el lector pueda ver lo que siento, pueda ver lo que yo vi, como si los poemas fueran fotos, escenas, y yo pudiese jugar a mostrar los recuerdos de ese momento, de este espacio. Fluye siempre la idea, varía, se va moldeando, en ese fluir hay un proceso de trabajo intenso. Sí me propongo crear una imagen pero porque me propongo transmitir con palabras algo indefinible como los afectos o ciertos momentos, y para eso, claro, fluyen ideas, palabras, sonidos, pero la metáfora en sí que aparece como una idea que la voy puliendo poco a poco hasta que se parezca lo más posible a lo que viví, sentí, y quise decir.  

15.   ¿CUÁLES SON TUS IMPRESIONES SOBRE TU ÚLTIMA PUBLICACIÓN “LATITUD DE FUEGO”?

AC: Estoy contenta con el libro. Ha sido trabajado con cuidado y con rigurosidad tanto en los textos como en la edición. Me siento bastante satisfecha con el resultado y la acogida que está teniendo entre los jóvenes escritores y entre los mayores también. Pensé hacer un libro como este desde siempre, pero recién ahora encontré las razones, y sobre todo, recién ahora aparecieron en mi vida los personajes necesarios para que yo pudiera crear este espacio, esta latitud y sentirme completamente parte de ella. Creo que es un libro que explora no solo temas existenciales y vivencias particulares, subjetivas, íntimas, si no que más allá de eso, decide entregarse al vacío, al vértigo. Desafiar el miedo al miedo, y que consigue renacer de sus cenizas en casi todos sus momentos, hay otros en los que gana el pasado, la nostalgia y en donde no se puede ser tan valiente, entonces queda la honestidad de dejar la página en blanco y solo el silencio. Y literalmente eso hice, comencé a experimentar con las palabras, con versos libres, y lugares, momentos  concretos y  personas concretas, eso alimentó mucho el material con el que hice este refugio, este lugar que ya es como una trinchera.

16.   PARA TERMINAR ANDREA: ¿QUÉ PROPUESTAS O POLÍTICAS CULTURALES LE SUGERIRÍAS A LOS GOBIERNOS CENTRALES Y LOCALES?

AC: Como en algún momento dijo Guillermo Cortés, en un artículo acerca de las políticas culturales (entendiendo con ello las «políticas culturales del Estado”)  El Estado debe concebir a la cultura como un elemento esencial de su composición, como un espacio fundamental de participación ciudadana, y no como un elemento secundario ni como un ornamento del desarrollo que el país intenta alcanzar. Por ello, debería  asumir el reto de pasar de la idealista visión de la multiculturalidad y de la pragmática folclorización de la cultura a la concepción de la cultura como un espacio de construcción de la interculturalidad, que permita el reconocimiento de las diferencias, donde las culturas regionales y locales, y las nuevas modalidades de creatividad y expresión cultural puedan convivir y enriquecerse mutuamente. Lo que en breve, es importante y creo que por ello me haces esta pregunta para cerrar la entrevista, porque hoy, más que nunca, construir políticas culturales supone la posibilidad de iniciar procesos transformadores de la realidad, es decir, que existe realmente ya la posibilidad de formular un proyecto como país que no se focalice sólo en el crecimiento económico, sino en la construcción de democracia, convivencia y ciudadanía, desde y hacia adentro.

Aún hay un alto índice de analfabetismo, podríamos empezar por aminorarlo, y desaparecerlo. En Lima misma hay muchas mujeres jóvenes con hijos, casadas y analfabetas, que por la misma limitación que esto genera no pueden ayudar a sus hijos en el colegio y no pueden ellas mismas acceder a una mejora académica que les abriría muchas posibilidades laborales, personales, sociales. Si respetásemos la diversidad étnica que convive en nuestro país y la respaldásemos como nuestra, es decir, si no la viésemos como ajena y por ello como algo negativo, por ejemplo, se conocería más del arte de la Selva, de su pintura, de sus mitos y leyendas, de su literatura oral, de sus tradiciones; podrían promoverse las facilidades para que hayan conversatorios libres entre representantes de regiones en los que lleguen a acuerdos y se continúe en esto para consolidarlo y hayan más participantes y todos podamos conocer un poco de lo amplia que es nuestra tradición. Luego, las instituciones privadas y el Estado podrían financiar los costos de edición para mantener en discos o impresos los acuerdos, las propuestas, las participaciones, esto estimularía a los participantes y dejaría que se retomen más temas y se innove en otros. Por otro lado, los escolares con el plan lector tienen una cierta ayuda pero muchas veces los mismos profesores no los preparan correctamente para llegar a las metas que se proponen. Un adolescente de catorce años de nuestro país, por lo menos este año, por ser éste, debería conocer bien la vida y obras de Eguren, Arguedas, Westphalen, y sin embargo se le da más énfasis a lo extranjero y a lo “clásico” y “universal” cuando eso mismo también lo tenemos aquí.

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Literatura

«Un cadáver sobre la ciudad», por Ricardo Piglia

Un texto del libro Formas breves, del escritor y crítico literario argentino.

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Una tarde Juan C. Martini Real me mostró una serie de fotos del velorio de Roberto Arlt. La más impresionante era una toma del féretro colgado en el aire con sogas y suspendido sobre la ciudad. Habían armado el ataúd en su pieza, pero tuvieron que sacarlo por la ventana con aparejos y poleas porque Arlt era demasiado grande para pasar por el pasillo.

Ese féretro suspendido sobre Buenos Aires es una buena imagen del lugar de Arlt en la literatura argentina. Murió a los cuarenta y dos años y siempre será joven y siempre estaremos sacando su cadáver por la ventana. El mayor riesgo que corre hoy su obra es el de la canonización. Hasta ahora su estilo lo ha salvado de ir a parar al museo: es difícil neutralizar esa escritura, se opone frontalmente a la norma de hipercorrección que define el estilo medio de nuestra literatura.

Hay un extraño desvío en el lenguaje de Arlt, una relación de distancia y de extrañeza con la lengua materna, que es siempre la marca de un gran escritor. En este sentido nadie es menos argentino que Arlt (nadie más contrario a la «tradición argentina»): el que escribe es un extranjero, un recién llegado que se orienta con dificultad en el vértigo de una ciudad desconocida. Paradójicamente, la realidad se ha ido acercando cada vez más a la visión «excéntrica» de Roberto Arlt. Su obra puede leerse como una profecía: más que reflejar la realidad, sus libros han terminado por cifrar su forma futura.

Los relatos de Arlt (y en especial los extraordinarios cuentos africanos, que son uno de los puntos más altos de nuestra literatura) confirman que Arlt buscó siempre la narración en las formas duras del melodrama y en los usos populares de la cultura (los libros de divulgación científica, los manuales de sexología, las interpretaciones esotéricas de la Biblia, los relatos de viajes a países exóticos, las viejas tradiciones narrativas orientales, los casos de la crónica policial). La fascinación del relato pasa por el cine de Hollywood y el periodismo sensacionalista. La cultura de masas se apropia de los acontecimientos y los somete a la lógica del estereotipo y del escándalo. Arlt convierte ese espectáculo en la materia de sus textos. Sus relatos captan el núcleo paranoico del mundo moderno: el impacto de las ficciones públicas, la manipulación de la creencia, la invención de los hechos, la fragmentación del sentido, la lógica del complot.

Arlt es el más contemporáneo de nuestros escritores. Su cadáver sigue sobre la ciudad. La poleas y las cuerdas que lo sostienen forman parte de las máquinas y de las extrañas invenciones que mueven su ficción hacia el porvenir.

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Literatura

«La abeja haragana» de Horacio Quiroga

Un cuento del escritor uruguayo publicado en su libro «Cuentos de la selva».

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Había una vez en una colmena una abeja que no quería trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo.

Era, pues, una abeja haragana. Todas las mañanas apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir, y así se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recién nacidas.

Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la hermana haragana. En la puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas que están de guardia para cuidar que no entren bichos en la colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida y tienen el lomo pelado porque han perdido todos los pelos al rozar contra la puerta de la colmena.

Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana cuando iba a entrar, diciéndole:

—Compañera: es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar.

La abejita contestó:

—Yo ando todo el día volando, y me canso mucho.

—No es cuestión de que te canses mucho —respondieron—, sino de que trabajes un poco. Es la primera advertencia que te hacemos.

Y diciendo así la dejaron pasar.

Pero la abeja haragana no se corregía. De modo que a la tarde siguiente las abejas que estaban de guardia le dijeron:

—Hay que trabajar, hermana.

Y ella respondió en seguida:

—¡Uno de estos días lo voy a hacer!

—No es cuestión de que lo hagas uno de estos días —le respondieron—, sino mañana mismo. Acuérdate de esto. Y la dejaron pasar.

Al anochecer siguiente se repitió la misma cosa. Antes de que le dijeran nada, la abejita exclamó:

—¡Si, sí, hermanas! ¡Ya me acuerdo de lo que he prometido!

—No es cuestión de que te acuerdes de lo prometido —le respondieron—, sino de que trabajes. Hoy es diecinueve de abril. Pues bien: trata de que mañana veinte, hayas traído una gota siquiera de miel. Y ahora, pasa.

Y diciendo esto, se apartaron para dejarla entrar.

Pero el veinte de abril pasó en vano como todos los demás. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se descompuso y comenzó a soplar un viento frío.

La abejita haragana voló apresurada hacia su colmena, pensando en lo calentito que estaría allá adentro. Pero cuando quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron.

—¡No se entra! —le dijeron fríamente.

—¡Yo quiero entrar! —clamó la abejita—. Esta es mi colmena.

—Esta es la colmena de unas pobres abejas trabajadoras le contestaron las otras—. No hay entrada para las haraganas.

—¡Mañana sin falta voy a trabajar! —insistió la abejita.

—No hay mañana para las que no trabajan— respondieron las abejas, que saben mucha filosofía.

Y diciendo esto la empujaron afuera.

La abejita, sin saber qué hacer, voló un rato aún; pero ya la noche caía y se veía apenas. Quiso cogerse de una hoja, y cayó al suelo. Tenía el cuerpo entumecido por el aire frío, y no podía volar más.

Arrastrándose entonces por el suelo, trepando y bajando de los palitos y piedritas, que le parecían montañas, llegó a la puerta de la colmena, al tiempo que comenzaban a caer frías gotas de lluvia.

—¡Ay, mi Dios! —clamó la desamparada—. Va a llover, y me voy a morir de frío. Y tentó entrar en la colmena.

Pero de nuevo le cerraron el paso.

—¡Perdón! —gimió la abeja—. ¡Déjenme entrar!

—Ya es tarde —le respondieron.

—¡Por favor, hermanas! ¡Tengo sueño!

—Es más tarde aún.

—¡Compañeras, por piedad! ¡Tengo frío!

—Imposible.

—¡Por última vez! ¡Me voy a morir! Entonces le dijeron:

—No, no morirás. Aprenderás en una sola noche lo que es el descanso ganado con el trabajo. Vete.

Y la echaron.

Entonces, temblando de frío, con las alas mojadas y tropezando, la abeja se arrastró, se arrastró hasta que de pronto rodó por un agujero; cayó rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna.

Creyó que no iba a concluir nunca de bajar. Al fin llegó al fondo, y se halló bruscamente ante una víbora, una culebra verde de lomo color ladrillo, que la miraba enroscada y presta a lanzarse sobre ella.

En verdad, aquella caverna era el hueco de un árbol que habían trasplantado hacía tiempo, y que la culebra había elegido de guarida.

Las culebras comen abejas, que les gustan mucho. Por eso la abejita, al encontrarse ante su enemiga, murmuró cerrando los ojos:

—¡Adiós mi vida! Esta es la última hora que yo veo la luz.

Pero con gran sorpresa suya, la culebra no solamente no la devoró, sino que le dijo: —¿qué tal, abejita? No has de ser muy trabajadora para estar aquí a estas horas.

—Es cierto —murmuró la abeja—. No trabajo, y yo tengo la culpa.

—Siendo así —agregó la culebra, burlona—, voy a quitar del mundo a un mal bicho como tú. Te voy a comer, abeja.

La abeja, temblando, exclamo entonces: —¡No es justo eso, no es justo! No es justo que usted me coma porque es más fuerte que yo. Los hombres saben lo que es justicia.

—¡Ah, ah! —exclamó la culebra, enroscándose ligero —. ¿Tú crees que los hombres que les quitan la miel a ustedes son más justos, grandísima tonta?

—No, no es por eso por lo que nos quitan la miel —respondió la abeja.

—¿Y por qué, entonces?

—Porque son más inteligentes.

Así dijo la abejita. Pero la culebra se echó a reír, exclamando:

—¡Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a comer, apróntate.

Y se echó atrás, para lanzarse sobre la abeja. Pero ésta exclamó:

—Usted hace eso porque es menos inteligente que yo.

—¿Yo menos inteligente que tú, mocosa? —se rió la culebra.

—Así es —afirmó la abeja.

—Pues bien —dijo la culebra—, vamos a verlo. Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba más rara, ésa gana. Si gano yo, te como.

—¿Y si gano yo? —preguntó la abejita.

—Si ganas tú —repuso su enemiga—, tienes el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. ¿Te conviene?

—Aceptado —contestó la abeja.

La culebra se echó a reír de nuevo, porque se le había ocurrido una cosa que jamás podría hacer una abeja. Y he aquí lo que hizo:

Salió un instante afuera, tan velozmente que la abeja no tuvo tiempo de nada. Y volvió trayendo una cápsula de semillas de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra.

Los muchachos hacen bailar como trompos esas cápsulas, y les llaman trompitos de eucalipto.

—Esto es lo que voy a hacer —dijo la culebra—. ¡Fíjate bien, atención!

Y arrollando vivamente la cola alrededor del trompito como un piolín la desenvolvió a toda velocidad, con tanta rapidez que el trompito quedó bailando y zumbando como un loco.

La culebra se reía, y con mucha razón, porque jamás una abeja ha hecho ni podrá hacer bailar a un trompito. Pero cuando el trompito, que se había quedado dormido zumbando, como les pasa a los trompos de naranjo, cayó por fin al suelo, la abeja dijo:

—Esa prueba es muy linda, y yo nunca podré hacer eso.

—Entonces, te como —exclamó la culebra.

—¡Un momento! Yo no puedo hacer eso: pero hago una cosa que nadie hace.

—¿Qué es eso?

—Desaparecer.

—¿Cómo? —exclamó la culebra, dando un salto de sorpresa—. ¿Desaparecer sin salir de aquí?

—Sin salir de aquí.

—¿Y sin esconderte en la tierra?

—Sin esconderme en la tierra.

—Pues bien, ¡hazlo! Y si no lo haces, te como en seguida — dijo la culebra.

El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y había visto una plantita que crecía allí. Era un arbustillo, casi un yuyito, con grandes hojas del tamaño de una moneda de dos centavos.

La abeja se arrimó a la plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo así:

—Ahora me toca a mí, señora culebra. Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando diga «tres», búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más!

Y así pasó, en efecto. La culebra dijo rápidamente:» uno…, dos…, tres», y se volvió y abrió la boca cuan grande era, de sorpresa: allí no había nadie. Miró arriba, abajo, a todos lados, recorrió los rincones, la plantita, tanteó todo con la lengua. Inútil: la abeja había desaparecido.

La culebra comprendió entonces que, si su prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente extraordinaria. ¿Qué se había hecho?, ¿dónde estaba?

No había modo de hallarla.

—¡Bueno! —exclamó por fin—. Me doy por vencida. ¿Dónde estás?

Una voz que apenas se oía —la voz de la abejita— salió del medio de la cueva.

—¿No me vas a hacer nada? —dijo la voz—. ¿Puedo contar con tu juramento?

—Sí —respondió la culebra—. Te lo juro. ¿Dónde estás?

—Aquí —respondió la abejita, apareciendo súbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita.

¿Qué había pasado? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestión era una sensitiva, muy común también aquí en Buenos Aires, y que tiene la particularidad de que sus hojas se cierran al menor contacto. Solamente que esta aventura pasaba en Misiones, donde la vegetación es muy rica, y por lo tanto muy grandes las hojas de las sensitivas. De aquí que, al contacto de la abeja, las hojas se cerraran, ocultando completamente al insecto.

La inteligencia de la culebra no había alcanzado nunca a darse cuenta de este fenómeno; pero la abeja lo había observado, y se aprovechaba de él para salvar su vida.

La culebra no dijo nada, pero quedó muy irritada con su derrota, tanto que la abeja pasó toda la noche recordando a su enemiga la promesa que había hecho de respetarla.

Fue una noche larga, interminable, que las dos pasaron arrimadas contra la pared más alta de la caverna, porque la tormenta se había desencadenado, y el agua entraba como un río adentro.

Hacía mucho frío, además, y adentro reinaba la oscuridad más completa. De cuando en cuando la culebra sentía impulsos de lanzarse sobre la abeja, y ésta creía entonces llegado el término de su vida.

Nunca, jamás, creyó la abejita que una noche podría ser tan fría, tan larga, tan horrible. Recordaba su vida anterior, durmiendo noche tras noche en la colmena, bien calentita, y lloraba entonces en silencio.

Cuando llegó el día, y salió el sol, porque el tiempo se había compuesto, la abejita voló y lloró otra vez en silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. Las abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que la que volvía no era la paseandera haragana, sino una abeja que había hecho en sólo una noche un duro aprendizaje de la vida.

Así fue, en efecto. En adelante, ninguna como ella recogió tanto polen ni fabricó tanta miel. Y cuando el otoño llegó, y llegó también el término de sus días, tuvo aún tiempo de dar una última lección antes de morir a las jóvenes abejas que la rodeaban:

—No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo quien nos hace tan fuertes. Yo usé una sola vez de mi inteligencia, y fue para salvar mi vida. No habría necesitado de ese esfuerzo, sí hubiera trabajado como todas. Me he cansado tanto volando de aquí para allá, como trabajando. Lo que me faltaba era la noción del deber, que adquirí aquella noche. Trabajen, compañeras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos —la felicidad de todos— es muy superior a la fatiga de cada uno. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razón. No hay otra filosofía en la vida de un hombre y de una abeja.

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Literatura

El viaje en el tiempo

Cuento infantil

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Por Alexander Derek Benites Negrete

Diario 1:

14/10/2058

¡Por fin! Después de años de investigación lo hemos logrado. ¡Creamos la máquina del tiempo! Nos hemos unido las mentes maestras del mundo Matías, Cristel y quien escribe esto, Alexander. Unos villanos, Pepe y Guillermo, también lo lograron, pero ellos han alterado el pasado. Tenemos tiempo limitado para arreglarlo o se alterará el presente. Todo esto estará en 3 diarios: el número uno está a mi cargo, el dos a cargo de Cristel y el tercero a cargo de Matías.

(Viajan en el tiempo)

16/09/1070

Primera parada, estamos aproximadamente por el año 1100 d.c. con los hermanos Ayar; en esta línea temporal, han alterado el canon al convencer a Ayar Manco, Ayar Uchu y Ayar Auca de no encerrar a Ayar Cachi; pero como no sabemos quechua no nos podemos comunicar con ellos.

17/09/1070

Nos quedamos el primer día practicando en duolingo, así que hoy Matías irá a convencerlos de encerrarlo, ya que es peligroso, mientras Cristel y yo nos quedamos protegiendo nuestra pequeña cabaña de madera, que se encuentra en un lugar montañoso, rocoso y con mucho sol, además de que tiene mucha vegetación.

(30 minutos después)

¡Matías ya volvió! Logró convencerlos, ya salvamos una de las líneas temporales, pero Pepe y Guillermo han alterado más……

Diario 2

11/08/1482

¡Hola!, este es el diario dos, soy Cristel y estoy a cargo de este diario, ahora hemos viajado a la época dorada del imperio incaico. En esta línea temporal han destruido los tambos, los cuales tenían muchas reservas de comida y, para rematar, también destruyeron los andenes y las qochas, dejando este imperio en cenizas. Ahora todo se ve gris, el suelo ya no es fértil, etc. Para ayudarlos iremos todos a apoyarlo a reconstruir; si lo hacemos bien, arreglaremos todo en menos de un año, tendremos que viajar por el Antisuyo, Collasuyo, Contisuyo y Chinchaysuyo.

(9 Meses y medio después)

¡Ya acabamos! Fue más fácil al ya saber quechua. Para no alterar el futuro, les dijimos que no nos den reconocimiento alguno; la misión fue un éxito y una delicia, ya que durante nuestra estancia comimos muchos alimentos, algunos de esos alimentos son la papa, el camote, la yuca, el chuño, el maíz, el cuy, la quinua, el pescado, la lúcuma, etc. Ahora sólo nos quedan dos líneas temporales más por salvar.

10/10/1524

En esta línea temporal, el trio de la conquista, conformado por Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque, fue convencido de no zarpar por ser muy peligroso. El plan será que Alexander los haga cambiar de opinión, ya que en la vida los riesgos son necesarios.

(30 Minutos después)

¡Funcionó!, Alexander ya volvió y logró convencerlos de partir, la misión fue un éxito. Vamos por la última línea temporal.

08/04/1533

Ya llegamos a la última línea temporal. Estamos en la batalla de los españoles contra los incas, pero antes de que pudiéramos reaccionar encontramos a Pepe. Con un ataque sorpresa, lo lograríamos atrapar. Él me comentó que por más que nos esforcemos no lograríamos cambiar nada porque tenían planes para neutralizar tres de las principales causas de la caída del Tahuantinsuyo, así que tuvimos una reunión de emergencia. Matías comentó que deberíamos dividirnos y lograr que no se ejecutaran los planes. Alexander y yo asentimos con la cabeza. Justo antes de que nos fuéramos comenté: “¡Esperen!, mejor dejemos a Pepe con un aldeano para evitar que escape”.

“Cierto”, dijo Alexander. Así fuimos rápido a dejarlo; luego, nos dividimos de esta manera: Matías se encargará de efectuar la captura de Atahualpa, yo de hacer que los pueblos se unan al imperio español y Alexander de evitar que el chasqui le lleve la información de la cura de las enfermedades al Amauta. El primero en completar su misión fue Matías, ya que le comentó a Francisco Pizarro el plan principal y los planes alternativos de tal forma que ganó mucha confianza y aceptó.

Yo fui la segunda, porque les hice acordar a los pueblos todo lo que sufrieron cuando los conquistaron, y todos nos reunimos para la misión de Alexander, ya que no teníamos forma de saber dónde se encontraba el chasqui o la casa del Amauta. Al final, llegamos después del Amauta y cuando creímos que habíamos fallado, nos dimos cuenta que a Guillermo se le había olvidado traducir todo al idioma quechua, entonces rápidamente nos llevamos las hojas y las rompimos. Misión Completada, además las consecuencias de la caída de este imperio fueron la expansión del castellano y la religión católica, también hay cambios en la gastronomía y finalmente la pérdida de oro y plata.

Diario 3:

¡Hi!, el que escribe esto es Matías, el cual está a cargo de este diario. Por fin volvimos a nuestro presente, sólo que nueve meses, dos semanas y tres días después, que es el tiempo que estuvimos en las líneas temporales. Nuestro presente está un poco cambiado, ya que nos demoramos mucho, ahora sólo toca esperar que todo vuelva a la normalidad. Alexander preguntó mientras tanto: “¿Por qué no vemos cómo cambió nuestro presente?”.

“Claro”, respondí. Así que fuimos a ver como cambió, primero observamos que al no zarpar los tres socios de la conquista, no trajeron alimentos esenciales como la lechuga, la uva, la lima (limón), el arroz, el trigo, el ajo, la cebolla, la carne de pollo y de vaca; luego, observamos que si el imperio incaico hubiera caído antes de la conquista por parte de los españoles, no llegarían a conquistar tanto, por lo cual no se juntarían con tantos pueblos, por lo que no tendríamos tan buena gastronomía, ya que este fue de los primeros sincretismos culturales del Perú. Cuando terminamos la caminata, Alexander dijo: “Bueno, finalmente lo logramos sólo queda esperar”.

“Sí”, dijimos Cristel y yo; de repente, Cristel dijo: “¡Esperen!, ¿Qué nos asegura que Guillermo no haya llevado cosas del presente para salvar a Pepe?” Hubo un silencio por unos dos segundos, hasta que comenté: “si ya lo han hecho tenemos que estar preparados, usaremos las botas voladoras y un gancho triple para cada uno, esto todavía no se ha acabado…” (CONTINUARÁ)

(*) Es el autor, nacido el 20 de abril del 2014. No envió su cuento inédito hasta el día de hoy, y espera que sea del agrado de todos.

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Literatura

Comenzó la Ruta Lectora en SJL: Biblioteca sobre ruedas de la «Ruriteca Móvil»

Nuevo espacio literario en SJL

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Con el objetivo de democratizar el acceso al libro y la lectura a la comunidad , la Municipalidad de San Juan de Lurigancho, a través de la Biblioteca Municipal Ciro Alegría inicia el recorrido de su servicio de extensión de biblioteca rodante.

RURITECA MÓVIL recorrerá  parques, colegios, losas, barrios llevando lectura, talleres, juegos, para miles de escolares y familias, complementando los servicios culturales que habitualmente ofrece la biblioteca municipal ahora en todas partes del distrito.

La RURITECA MÓVIL, es una iniciativa del Alcalde Jesús Maldonado que surge como una respuesta a la necesidad de fomentar la lectura y la educación en zonas donde hay dificultad a acceso a servicios culturales.

Conoce la ruta lectora de la RURITECA MÓVIL:

📚Viernes 29 noviembre

I.E. Antenor Orrego (Zárate)

8:00 am – 5:00 pm

📚Lunes 02 diciembre

I.E. Micaela Bastidas (Motupe)

9:00 am – 4:00 pm

📚Miércoles 04 diciembre

I.E. Antonia Moreno de Cáceres (Mariscal Cáceres)

9:00 am a 4:00 pm

📚Viernes 6 de diciembre

I.E. 052 José Carlos Mariátegui

(Av. Ampliación Oeste s/n)

10:00 am a 1:00 pm

Turno Mañana primaria

📚Miércoles 11 diciembre

I.E. Gotitas de Amor

(Av. Héroes del Cenepa)

9:00 am – 4:00 pm

📚Jueves 12 diciembre

I.E. San José Obrero

(Mariscal Cáceres)

9:00 am – 4:00 pm

📚Domingo 15 de diciembre

Festival de Mangomarca

Parque Cívico Mangomarca

8:00 am a 9:00 pm

📚Martes 17 de diciembre

I.E. 128 La Libertad

(Urb. Inca Manco Capac)

2:00 pm a 5:00 pm

Turno tarde secundaria

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Literatura

Padre e Hija Escritores Peruanos Reciben Distinciones Internacionales

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En un emotivo evento celebrado en el Hotel Crowne Plaza de Miraflores, el periodista y escritor peruano Richard Morris Riofrio fue reconocido con dos distinciones internacionales por su novela histórica de ficción, “Rosalba de Altagracia”. La Lic. Issa Arguetas tuvo el honor de entregar estos prestigiosos reconocimientos, uno otorgado por la Real Academia de Arte y Literatura, Filial de los Estados Unidos de América, y el otro por el Consejo Mundial de la Paz, en el marco de su participación en el 1er Congreso Mundial de la Paz y las Artes celebrado en Michoacán, México, en 2024.

Richard Morris, quien también es Mensajero para la Paz de la ONU, se encuentra en el proceso de lanzamiento de su nueva novela de autoficción, “La Noticia Inversa”, un proyecto que promete generar un gran impacto en la comunidad literaria. Su compromiso con la paz y la promoción del arte continúa marcando su carrera como escritor.

Por su parte, su hija, Kiara Morris Rodríguez, a sus 13 años, ya es una figura destacada en el ámbito literario. Actualmente, es embajadora cultural del Bicentenario y recibió la Distinción Internacional Infantil Líder de Paz en Ecuador, otorgada por su contribución a la paz y la cultura. Su obra “Érase una vez en Moore” ha sido adaptada al teatro, lo que subraya su talento y su capacidad para conectar con diferentes públicos a través de las artes.

Ambos escritores representan un claro ejemplo del potencial creativo peruano, mostrando que la literatura puede ser un vehículo poderoso para la paz y la cultura. Richard y Kiara se han comprometido a seguir promoviendo el arte y la literatura, con la esperanza de inspirar a las futuras generaciones.

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Literatura

Hijo de Mario Vargas Llosa afirma que su padre está bien de salud

Tras la cancelación del viaje de MVLL a Madrid para recibir un homenaje, y luego de filtrarse información que indicaba que su estado de salud se encuentra en un nivel muy delicado, su hijo Álvaro ha salido a responder que el Nobel ha tenido que reducir sus actividades debido a su avanzada edad.

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El escritor Mario Vargas Llosa no asistió a la gala de la ‘Catedra Vargas Llosa’ en San Lorenzo de El Escorial en Madrid, en la cual iba a ser homenajeado y se quedó en Lima tras cancelar su viaje. En tanto, en su representación asistió su hijo Álvaro Vargas Llosa, quien aprovechó para afirmar que su padre, se encuentra bien. A pesar que su familia desde hace algunos meses se ha resistido a comentar sobre su real estado de salud.   

«Mi padre tiene casi 89 años, está en el umbral de los 90 años, es una edad a la que uno tiene que reducir un poco la intensidad de sus actividades y él lo ha hecho», afirmó el hijo del Nobel de Literatura en un acto público.

El escritor MVLL ingresó a la Academia de la Lengua Francesa.

Álvaro, además mencionó que la familia está “muy unida” y que su madre Patricia, “está muy pendiente de su padre”, y que “probablemente estará en Perú hasta fin de año” y que no puede dar una fecha exacta para su próximo viaje.

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Literatura

Han Kang se convierte en la primera escritora surcoreana en ganar el Premio Nobel de Literatura

Escritora se impuso a autores como Can Xue, Haruki Murakami o Anne Carson, quienes se encontraban entre los más voceados.

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Contra todo pronóstico, la Academia Sueca decidió otorgarle el Premio Nobel de Literatura a la escritora surcoreana Han Kang, quien fue galardonada “por su intensa prosa poética, que saca a la luz traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”, según declaró el secretario permanente de la Academia, Mats Malm.

Para los miembros del jurado, la autora ilumina la “conexión entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos”, y su “estilo experimental” supone una innovación en la prosa contemporánea.

La escritora de 53 años es hija del también escritor Han Seung –won. Nació en Gwangju en 1970, pero creció en Seúl desde los once años. Estudió Literatura Coreana en la Universidad Yonsej de Seúl y se licenció en 1993. Debutó con poemas que aparecieron en la revista Literatura y Sociedad, pero se dio a conocer como prosista.

En 1994, ganó el premio literario del periódico Seoul Shinmun. Posteriormente, publicó varios volúmenes de relatos. En 1999, ganó el premio a la mejor novela coreana. En 2000, el «Premio para Jóvenes Artistas de Hoy», del ministerio de Cultura y Turismo. Y, por último, en 2005, el premio de Literatura Yi-Sang.

La reciente galardonada con el Nobel de Literatura ha trabajado como periodista para las revistas Water of the Deep SpringJournal of Publications y Spring. Su primera novela, La vegetariana (2007), fue llevada al cine en 2010 y recibió el prestigioso premio Booker Internacional en 2016. Está traducida al castellano, al igual que otra novela suya, La clase de griego. En la actualidad, Han enseña escritura creativa en el Instituto de las Artes de Seúl.

Foto: difusión.

Un galardón inesperado

Como todos los años, las especulaciones sobre los posibles galardonados no se hicieron esperar. El chino Can Xue, la canadiense Anne Carson, el escritor indio-británico Salman Rushdie y el japonés Haruki Murakami eran considerados candidatos prometedores. Algunos se consideran ya eternos favoritos y, una vez más, se han ido con las manos vacías.

Después del Nobel de la Paz, el de Literatura es el más reconocido. Los galardonados y sus editores también se benefician de ello gracias al aumento de la demanda de libros.

Según contó Mats Malm, secretario permanente de la Academia Sueca, cuando llamó a la autora para comunicarle la buena noticia, Han Kang estaba almorzando con su hijo. La escritora ha prometido acudir a Estocolmo para la ceremonia de entrega del galardón, el 10 de diciembre.

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Literatura

Jack Martínez, de mototaxista en SJL a ser catedrático de Literatura en Nueva York

Escritor peruano es en la actualidad profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Hamilton.

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Sus primeros diez años los pasó en las alturas de La Oroya (Pasco), entre recios obreros de la mina como su padre, bares de mala muerte donde no era extraño ver a uno que otro borrachín, olor a azufre y tierra recién escarbada. La madre de Jack Martínez siempre quiso una mejor vida para su menor hijo; es así que no lo pensó dos veces cuando la empresa donde laboraba su esposo le ofreció vivir en la capital.

Fue así que el pequeño Jack, ya de 11 años, y su madre llegaron al convulso y desordenado distrito de San Juan de Lurigancho (SJL).

“La primera vez que llegué nos bajamos en lo que era el último paradero de ese arenal, que hoy es la estación Santa Rosa. No recuerdo una noche tan oscura. Sin luz eléctrica, eran chozas y había que tantear con los pies para avanzar y así fue que llegamos. Al día siguiente, al despertar, lo primero que sentí fue el sol terrible sobre la arena (era verano). Fue un choque fuerte. No solo en lo material, sino también en lo cultural”, recuerda Jack.

De esta etapa rescata que pudo conocer un micropaís ahí y crecer con ellos positivamente; “había gente que venía del norte, del sur, de la selva. Gente que se veía diferente a mí y yo diferente a ellos. Crecí junto con el distrito. Recuerdo la primera vez que pusieron el agua y desagüe, fue una fiesta para todos”, relata el escritor para la agencia Andina. Hasta los 16 años, Jack fue parte de la educación estatal, y aunque su vocación y talento no afloraron de inmediato, fue la tradición oral la que lo hizo acercarse a este mundo.

Soñaba con ser periodista deportivo y Ovación era su dial favorito. La academia preuniversitaria era el paso obligado si quería estudiar Comunicación Social en la Universidad San Marcos.

Sin embargo, tuvo un extraordinario profesor que les narraba con gran habilidad diversos contenidos y que una vez delante del jovencísisimo Jack recibió su paga en efectivo.

“Dije , ¡wao! yo quiero que me paguen así… quiero ser profesor. Y comencé a leer. Así postulé a Literatura e ingresé… mis compañeros venían de distintas realidades. Fue impactante ver a compañeros que en lugar de una mochila llevaban sus libros en bolsas de plástico negras y otros que gozaban de muchas comodidades y vivían en lugares que jamás había visitado”. Fueron encuentros que la vida le planteó.

Sin tenerla fácil, en plena crisis, Jack tuvo en aquel entonces trabajar también como mototaxista para solventarse, contando con el apoyo familiar.

De ahí, el Icpna le abriría sus puertas y conocería el mundo de las exposiciones y así pasaron cinco años.

“Un amigo regresó al Perú tras estar becado y él me guió por ese camino y decidí apostar”. Dejó la zona segura, la locura de dejar todo lo establecido e irse a estudiar. “Creo que mi familia pensaba que bromeaba y no me tomaban muy en serio. Igual seguí adelante y cuando llegó el momento le dije a mi novia ´(hoy mi esposa) que me iba y si quería irse también”, recuerda.

“Después de seis años de ese primer viaje, logré invitar a mi mamá. Antes creía seguro que trabajaba en algo más y que lo de la beca era un invento para dorar la píldora, pero luego vio que todo era real”, señala con orgullo tras culminar su maestría en la Universidad de Connecticut.

Al año siguiente, obtuvo otra beca para el doctorado en Northwestern (Chicago). Durante sus años de doctorado, además de investigar y escribir la tesis, publicó su primera novela, Bajo la sombra (2014), que tuvo excelente recepción crítica. En el 2017 se gradúo como doctor y publicó su segunda novela, Sustitución. También ese año empezó como profesor en la Universidad de Hamilton, en Nueva York.

Su mejor novela. Jack es el personaje principal de su historia. Foto: Hamilton College.

En el 2024 acaba de publicar su tercera novela, Te he seguido. En la Universidad de Hamilton enseña escritura creativa, formando jóvenes escritores. También enseña literatura peruana, promoviendo nuestra rica tradición en los estudiantes estadounidenses.

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