Connect with us

Actualidad

Pacto de caballeros

Published

on

Con la llegada de la noche nos entraron las ganas de fumar. Abandonamos el bar de Walter y partimos hacia Barranco, a visitar a Julio.

 Siempre terminábamos igual. Nos reuníamos los domingos por la mañana con la gente del barrio, jugábamos fulbito hasta el mediodía y después, todos juntos, recalábamos en la bodega de la  señora Gladys para tomar unas cervezas heladas. Bebíamos durante horas sin probar alimento. Cuando la tarde iba cayendo y empezábamos a sentir un poco de frío, medio borrachos ya, nos pasábamos al bar de Walter. Seis botellas más eran suficientes para que el gusano comenzara a moverse por dentro. La fría sensación de la cerveza en nuestros estómagos, sacudiendo nuestras cabezas, nos conducía irremisiblemente a pensar en eso. Siempre terminábamos igual.

—¿Ya? —me decía Pucho, de repente— ¿Nos vamos?—Vamos, pues —le contestaba, y salíamos casi sin despedirnos.

Tomamos un ómnibus en la Avenida Ayacucho. En quince minutos llegamos al callejón donde vivía Julio. Puesto que era lo único que alcanzamos a reunir entre los dos, sólo le compramos una remesa de ciento cincuenta intis. Antes de regresar compramos también algunos cigarros negros y una cajita de fósforos. Con ellos se fueron nuestros últimos billetes, así que el regreso debíamos hacerlo a pie. La casa no estaba muy lejos y Julio nos había despachado bastante bien; teníamos suficiente para volver caminando, conversando y fumando. Habíamos aprendido a hacerlo pausadamente, sin desesperarnos. No teníamos necesidad de estar volviendo la cabeza atrás a cada instante. Habíamos logrado que el acto de fumar fuera un acto placentero y no una experiencia de terror, como lo era ya para muchos de nuestros amigos. Lo asumíamos como una práctica natural. Claro que tomábamos también nuestras precauciones, sin duda; pero nunca llegábamos al extremo de ocultarnos. Fumábamos tranquilos, conversando; como si estuviéramos disfrutando la compañía de un buen trago. Nuestros diálogos abordaban problemas sociales, deportes, arte. “Cuando desaparezca la comunicación y nos juntemos sólo para fumar, entonces comenzaré a preocuparme”, pensaba yo cada vez que terminábamos de fumar y regresaba aturdido a mi casa en busca de algún programa de televisión que me ayudara a conciliar el sueño.

Dimos la vuelta en el Jirón Lima y entramos a la Avenida Jorge Chávez. Su deficiente iluminación nos favorecía. Pocos autos circulaban a esa hora de la noche y la gente, como era domingo, prefería quedarse en casa. A Pucho le preocupaban las torres rodeadas de alambres que se elevaban sobre el muro celeste de la otra cuadra.

—Toma —le dije, entregándole un Latino— Anda bajando.

—¿Y esos tombos? —preguntó él.

—Son avioneros —respondí— No dicen nada. Baja nomás.

Cruzamos la pista y empezamos a caminar por la berma central. Pucho frotó el cigarro con ambas manos hasta dejarle el tabaco a la mitad. Nos detuvimos junto a una de las pequeñas palmeras resecas plantadas a lo largo de la avenida.

—¿Ya abriste? —me dijo— Pásame uno.

Le extendí un paquete abierto y lo acomodó sobre la palma de su mano; con el cigarro entre los labios, de una chupada absorbió todo su contenido. Mientras lo hacía, yo vigilaba discretamente los alrededores.

—Rompe palos —me dijo, entregándome la cajita de fósforos.

Saqué tres palitos, les corté las cabezas y los partí por la mitad. Con los dientes, Pucho arrancó el filtro del cigarro y en su lugar colocó los palitos. Luego arrugó el otro extremo y cortó la punta que sobresalía. Así, el cigarro parecía un pequeño lápiz de color blanco. Lo encendió y lo pasó un par de veces por encima de la llama. Le dio dos pitadas fuertes y largas. Después me lo pasó.

—Está bueno —dijo— Cúralo un poco.

Con el dedo le unté un poco de saliva al lado del papel que no encendió bien y el cigarro empezó a consumirse de un modo más parejo. Fumé con tranquilidad. Le di también dos pitadas y se lo devolví. Dos pitadas y me lo devolvió. Dos pitadas y se lo devolví. Así hasta que se acabó. La misma operación se repitió a lo largo del camino. Nos deteníamos cada seis o siete cuadras, preparábamos uno (en realidad Pucho los armaba todos, yo no sabía hacerlo, así que sólo fungía como su secretario) y continuábamos. Conversábamos y fumábamos. Fumábamos y conversábamos. Sin embargo, teníamos mucho cuidado de esquivar a la gente que se agrupaba en las esquinas, especialmente a la que caminaba por la misma acera que nosotros. No queríamos tener problemas con nadie. Sin darnos cuenta nos habíamos acercado bastante a la casa. Empezamos a sentir las piernas algo pesadas. Se imponía un descanso. Propuse sentarnos un rato por ahí, en Surco todavía.

—Vamos mejor al parque del barrio —dijo Pucho— Ahí es más seguro.

En medio del parque estaba la cancha de fulbito. Nos sentamos en una de las bancas de cemento construidas alrededor del perímetro. Toda la zona se encontraba desierta y corría fuerte viento. Era cerca de la medianoche.

—Anda abriendo uno —dijo Pucho, mientras le quitaba el tabaco a un Latino— Vamos a hacer dos de a dos —añadió después.

Abrí los paquetitos con cuidado, evitando que el viento los vaciara, y se los entregué uno por uno. Los cargó en el cigarro y les puso los palitos de fósforos. Esperé a que terminara de armarlo para sacar los dos últimos paquetes que nos quedaban.

—Toma —le dije— Guárdalos tú.

Se los entregué y los metió al bolsillo de su pantalón. Siguiendo la costumbre establecida, Pucho se esmeró en hacer el penúltimo cigarro lo suficientemente grande y poderoso como para que nos remeciera el cerebro. La táctica era siempre la misma. Al principio los más delgados y chicos, para probar. Después los medianos. Y finalmente los grandes, los más fuertes. “Petroatómicos”, les decíamos.

A esas alturas ya sentíamos las piernas agarrotadas y calientes por la caminata, nuestros movimientos se habían vuelto torpes y rígidos, igual que nuestra respiración, y nuestros pensamientos se hacían cada vez más lentos y elásticos. Con inusitada fijeza nos quedábamos mirando hacia cualquier punto de la calle, teníamos las gargantas resecas por la falta de alcohol. Sentíamos en nuestro interior una extraña mezcla de laxitud y desasosiego.

—¡Excelente! —comentó Pucho cuando lo encendió y le dio una buena pitada, después de hornearlo sobre la llama del fósforo.

Mientras él fumaba, por la Calle Los Tamarindos vi aparecer una camioneta Blazer blanca, maltratada, con una gran mancha ploma en la puerta del copiloto, que avanzaba silenciosamente en dirección paralela a nuestra ubicación. Pucho no se percató de ella hasta que sintió, a sus espaldas, el ruido leve del motor.

—¿Qué es eso? —preguntó con desconfianza, sin volver la cara.

—Una camioneta equis.

—¿Sí?

—Creo —le contesté, ya no muy seguro porque noté que la camioneta aminoraba la marcha y sus dos ocupantes nos observaban descaradamente con los cuerpos inclinados hacia adelante.

—Mira bien —insistió Pucho, pero no esperó a que yo lo hiciera y miró de reojo a la derecha.

—¡Son rayas, huevón! —exclamó— ¡Párate y vámonos! ¡Camina!

—Aguanta, ya se van.

Pero no se fueron; siguieron observándonos. Yo continué sentado, fingiendo conversar, pero Pucho se levantó y empezó a caminar, ensayando una pésima simulación de indiferencia. ¡Para qué lo hizo! La camioneta se detuvo definitivamente y sus dos ocupantes se lanzaron de un salto hacia afuera.

—¡Alto! —gritaron.

Pucho siguió caminando, acelerando el paso.

—¡Corre! —me dijo.

Pero al ver que yo continuaba sentado (creí que eso era lo mejor), no le quedó más que detenerse y esperar. Los dos hombres de la camioneta llegaron en dos segundos hasta nosotros. ¡Qué manera de correr! El más alto de ellos ni siquiera le dio tiempo a Pucho para que botara el cigarro.

—¡Dame acá eso! —le dijo, cogiéndolo fuertemente del brazo, apuntándolo con su revólver.

De un tirón le arrancó el Latino de las manos: lo examinó, lo olió, hizo una mueca de asco y lo apagó. El otro hombre, más bajo y más joven, se había detenido muy cerca de mí, apuntándome con su metralleta.

—¿Dónde viven ustedes? ¿Qué están haciendo aquí? —preguntó el hombre alto, que parecía ser el jefe.

—Vivimos aquí en la otra cuadra, señor —respondió Pucho, señalando hacia el lado izquierdo del parque.

—¡A ver sus documentos, rápido!

Le entregamos nuestras libretas electorales. Después de revisarlas, le dijo al otro que las guardara.

—¡Ya! —dijo, guardándose el Latino en el bolsillo de su chaqueta— ¡Vamos a la camioneta!

—Pero ¿por qué, señor? —preguntamos, casi al mismo tiempo.

—¡Silencio, carajo! ¡Caminen!

—Pero señor…

—¡Vamos, vamos!

Como nos resistíamos a caminar, los dos hombres comenzaron a llevarnos a empellones.

—¿No podemos arreglar esto de alguna manera, señor? —le dijo Pucho al hombre alto, mientras avanzábamos hacia la camioneta tratando de zafarnos de sus brazos.

—En la estación vamos a arreglar.

—Pero señor, si podemos arreglar esto aquí —dije.

—Ya nos íbamos a nuestras casas —añadió Pucho.

—¡Suban a la camioneta!

—Caminen, caminen —agregó el hombre más joven.

—Comprenda, señor —supliqué.

El hombre alto se detuvo y me miró incrédulo, con sorna.

—¿Estabas fumando o no, huevón?

—Pero es sólo uno, señor.

—¡Nada! Uno o cien son la misma cosa. ¡Suban!

—Allá van a arreglar —dijo el hombre más joven en un tono más suave, como para darnos confianza— Suban a la camioneta.

Estábamos ya delante del vehículo, las puertas abiertas, pero ninguno de los dos se animaba a subir.

—Señor, entiéndanos —insistió Pucho— Busquemos una forma de arreglar esto.

—¡Claro! —dije— Podemos resolverlo aquí, señor; sin necesidad de ir hasta la estación.

—Allá vamos a arreglar —respondió secamente el hombre alto, que empezaba a impacientarse— Ahora suban.

—Pero señor, podemos…

—¡Sube carajo! ¿O quieres que te meta un golpe? —e hizo la finta de golpearme con la cacha de su revólver; estaba enfurecido.

Pucho y yo nos miramos resignados. Teníamos que subir; no nos quedaba otra. Cuando se sube a una de esas camionetas el asunto puede adquirir cierta gravedad. Sin embargo, pensábamos que aún podíamos convencerlos. Seguramente nos darían un par de vueltas por ahí, para hacernos aflojar, y después nos picarían. Era lo clásico. Pero pronto nos dimos cuenta de que no habría vueltas esta vez. La ruta que tomó la camioneta era la que conducía directamente a la estación; lo sabíamos.

 

—Señor, déjenos ir —comencé de nuevo— Le juramos que no lo volvemos a hacer.

—Mira compadre —dijo el hombre alto, mientras conducía el vehículo—, si dejáramos ir a todos los que agarramos, así como a ustedes, nunca cumpliríamos nuestro deber. Nosotros damos un servicio a la comunidad. Nuestro deber es protegerla, ¿entiendes? Esto les va a servir de escarmiento.

—Pero señor —dijo Pucho—, no le estamos haciendo daño a nadie. No somos delincuentes.

—Estábamos cortando los tragos de la tarde nomás, señor.

—Yo no tengo la culpa de que se pongan a fumar. Se hubieran ido a dormir tranquilos y no hubiera pasado nada.

—Era el único, señor —aclaró Pucho.

—Eso lo vamos a ver en el laboratorio.

—Señor, perdónenos por favor.

El hombre aceleró la marcha. Pucho insistía.

—Háganos ese favor señor, por favor. Nos va a hacer un daño. Estábamos fumando uno solamente.

Hubo un momento de silencio. El hombre alto parecía estar tramando algo.

—Los dejamos ir si nos dicen dónde la han comprado —dijo por fin.

—Quién se las vende —agregó el más joven.

La propuesta no era precisamente la que nosotros esperábamos. ¿Cómo íbamos a embarrar a Julio? No, no era posible.

—No sabemos quién es, señor —dijo Pucho.

—¡Cómo que no saben! ¡No se hagan los cojudos!

—Son unos negros que andan por la Plaza Raimondi —dije— Pasamos por ahí y le compramos a uno de ellos, pero no sabemos quién es ni adónde vive.

—No, no. Tienen que llevarnos al sitio y decirnos quién es. Si no, nada.

—No los conocemos, señor.

—No sabemos quién es.

—Están jodidos, entonces. No hay trato.

—Ya pues señor, entiéndanos. Por uno solamente no es justo que nos haga esto, señor.

—Era sólo uno, señor.

—Les vamos a hacer un oficio para el laboratorio. Si se han fumado sólo uno, como dicen, el examen sale negativo y se van.

—¿Y si no? —pregunté, asustado.

—Quince días en la carceleta —respondió el más joven— Y si no los pueden sacar de ahí, los pasan a Lurigancho mientras les hacen el juicio.

Quedamos consternados, incapaces de seguir porfiando. Estoy seguro de que en ese momento ambos juramos internamente no volver a hacerlo nunca más, pero el arrepentimiento, como en la mayoría de los casos, llegaba demasiado tarde. La camioneta seguía avanzando velozmente rumbo a la estación. A esa hora debíamos estar acostados, durmiendo la borrachera de la tarde, en cambio estábamos sentados en esa camioneta fría, sin saber bien cuál sería nuestro destino inmediato. Me reproché el no haberme ido a la cama temprano, y anhelé hacer muchas cosas al día siguiente: levantarme a las seis, con las sacudidas frenéticas de mi abuela, para ir a comprar el pan; tomar el duchazo matinal de agua helada; respirar saludablemente, camino de la panadería, el aire fresco de la mañana. Pucho había pegado su cabeza rubia a la ventanilla del vehículo. Estaba mirando al infinito a través de sus anteojos redondos de intelectual, pensando tal vez en su familia, en lo que dirían cuando se enteraran de que iba a pasar quince días en cana porque lo habían pescado fumando. Y su madre, que a principio de año le había prestado mil dólares para que se bandeara con ellos hasta que consiguiera un trabajo o lograra cerrar algún buen negocio, ¿qué le diría después de esto? No iba a felicitarlo, seguramente.

Los hombres de adelante se veían indiferentes; en medio de mi preocupación pude observarlos. Iban vestidos con unos modelitos ridículos, como sólo ellos saben usar. Igual que a los maricones, a los rayas se les conoce por la mirada. Pero también, y sobre todo, por la manera de vestir. Ellos son quizás los hombres que ostentan el más pobre concepto sobre el buen gusto en el Perú. El hombre alto, aparte de los zapatos blancos de charol, llevaba chaqueta y pantalón celestes de dril. Para darse aires de maloso -aunque por sus rasgos de forajido converso, aquello no era muy necesario en realidad-, masticaba con desprecio, por un solo lado de la boca, un chicle inocente. Todos sus gestos me eran familiares; los había visto mil veces en las películas de James Cagney. El más joven, robusto él, casi gordo, daba la impresión de ser más asequible. Tenía puesto un estúpido conjunto marrón de corduroy barato, todo brilloso, que estaba a punto de reventarle a la altura de la panza; y aunque era ya más de la medianoche llevaba orgulloso sobre su nariz uno de esos horribles lentes negros de marco dorado, imitación de marca mundial, que venden los ambulantes. Entre sus piernas se erguía un evidente rezago del conflicto con el Ecuador: su metralleta.

Doblando la esquina en la calle de la municipalidad, divisamos la estación. Era una construcción vetusta y sucia enclavada en el corazón mismo del pueblo de Surco, en una calle estrecha y pobre; al lado del mercado, frente a la biblioteca. En el muro de la entrada, tres hombres interrumpieron su charla al vernos llegar. Cuchichearon algo mientras bajábamos de la camioneta y nos siguieron con la mirada hasta que estuvimos adentro.

—Siéntense ahí —nos dijo el hombre alto, señalando un largo banco de madera pegado a la pared. Se acercó a la puerta e hizo pasar a uno de los hombres que conversaba afuera.

—Regístralos en el cuaderno y hazles un oficio para el laboratorio —dijo— Les hemos encontrado esto. Aquí están sus documentos —y puso sobre el escritorio nuestras libretas electorales, que se las había pedido al hombre más joven, y el Latino requisado, que sacó de su bolsillo. Luego entró a una oficina contigua. El hombre más joven lo siguió.

El encargado de redactar el oficio para el laboratorio era un muchacho como nosotros, tendría nuestra edad inclusive, y por su facha tranquilamente podía imaginarlo trabajando en un Banco o en cualquier empresa privada. No me explicaba cómo podía estar allí, mezclado con esa clase de gente. Sin embargo, se le veía contento con su trabajo. Anotó algo en un cuaderno sucio, luego se sentó frente a una máquina de escribir viejísima y colocó algunas hojas con papel carbón en el rodillo. Después de leer nuestros nombres en las libretas electorales, empezó a teclear torpemente, a dos dedos, unas palabras.

—Hermano —le dijo Pucho, reconociendo en el muchacho un semblante amigable— ¿No podemos evitar todo esto?

—El alférez ha dicho que les haga el oficio para el laboratorio.

—¿El alférez? —pregunté, extrañado.

—Sí, el que los ha traído aquí es el alférez.

Jamás lo hubiera creído. Más que un alférez, el hombre alto parecía un hampón retirado. Pensé que se trataba de un soplón cualquiera.

—Bueno, pero ¿no podemos arreglar esto de otra forma? —prosiguió Pucho.

—Aquí es muy difícil. Esto lo han debido arreglar antes, afuera.

—Sí, pero…

—Además -agregó, mostrándonos el Latino—, si les han encontrado esto

Sacudí la cabeza y preferí mirar a otra parte. Un poco más allá, en otro escritorio, un joven de bigotes ralos escribía, en una máquina tan antigua como la de nuestro nuevo amigo, las declaraciones que prestaba, sentada frente a él, una mujer humilde vestida de negro, a cuyo lado se acurrucaba una niña asustada. De rato en rato, el joven mecanógrafo desprendía los ojos del papel que estaba tipeando para escrutarnos fugazmente.

—Oye hermano —insistía Pucho—, es sólo uno. ¿No crees que puedan dejarnos ir? ¿Tú nos puedes ayudar?

—¿Era el único? —preguntó el muchacho, solicitando franqueza con su mirada.

—No, pero…

El muchacho hizo un gesto de reprensión con la cabeza.

—El alférez ya ordenó. Yo no puedo hacer nada —y continuó tipeando el oficio.

—¿Él es el jefe aquí? —pregunté.

—No, el teniente.

—¿Quién es?

—Afuera está.

Estiré el cuello para mirar hacia afuera. Allí estaban los otros dos hombres conversando.

—¿Cuál de ellos es?

El muchacho se incorporó y miró a través de una pequeña ventana.

—El de la izquierda.

—¿Podemos hablar con él?

—No, ahora no.

—¿Por qué?

—Está ocupado. No le gusta que lo interrumpan. Hay que hablar con el alférez primero.

En ese instante entraron dos hombres a la estación. Uno bien plantado, de aspecto marcial, empujaba con su mano armada por un revólver a otro flaco, desgreñado y ojeroso, con medio cuerpo desnudo, que farfullaba algunas palabras maceradas en ron; se defendía de los empujones, decía que él no lo había hecho y que lo dejaran en paz. Pasaron de largo frente a nosotros hasta desaparecer al fondo, tras una desportillada puerta de madera.

—Es nuestro inquilino —explicó, bromeando, el muchacho— Pasa más tiempo aquí que en su casa.

Sonreímos. Al mirarnos, Pucho y yo comprendimos que existía todavía una ligera esperanza de que ese penoso trámite no prosperara. El muchacho parecía entender nuestra situación, lo cual nos aliviaba, pues confiábamos que a través de él podríamos encontrar una salida a nuestro problema sin necesidad de que se armara un escándalo con nuestras familias.

El alférez salió de la oficina.

—¿Ya está el oficio? —preguntó. Su tono era enérgico, inflexible.

—Todavía, mi alférez.

Se paseó delante de nosotros por un momento, con las manos en la cintura, mirándonos con crudeza.

—Cuando termines me lo alcanzas —ordenó— Y que pasen —agregó, señalándonos— Yo les voy a hacer el atestado.

Luego regresó a la oficina. Al cabo de un rato, cuando el oficio estuvo terminado, el muchacho se levantó y extrajo los papeles de la máquina de escribir.

—Vengan por acá —nos dijo.

Entramos a la oficina. Era una habitación pequeña y cuadrada, sin gracia, que en algún tiempo debió haber sido uno de los dormitorios de aquella vieja casa convertida ahora en estación policial. El hombre más joven estaba apoyado en la pared, con los brazos cruzados, debajo de una ventana alta que daba a la calle. Cómodamente sentado detrás del escritorio, el alférez leía un papel mecanografiado.

—Siéntense —nos dijo.

Por lo menos ahí los asientos no dolían tanto; eran de metal pero tenían cojines de espuma sintética forrados en marroquín plomo. El muchacho le entregó el oficio, nuestras libretas electorales y el Latino requisado. El alférez leyó el documento para el laboratorio, asintiendo en señal de conformidad. Luego levantó los ojos y nos quedó mirando alternativamente.

—Bien —dijo— Vamos a hacerles el atestado.

Tomó unas hojas en blanco, les intercaló papel carbón y las colocó en su máquina de escribir. Con lentitud tipeó algunas palabras, deteniéndose a cada momento para releer lo escrito. Pucho y yo estábamos impacientes; nos mirábamos, nos frotábamos la cara, nos rascábamos la cabeza, recorríamos con la vista toda la oficina.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó de pronto el alférez, dirigiéndose a Pucho, sin entender lo que leía en el oficio.

—Antonio Seno.

—¿Cómo?

—Seno —respondió Pucho, y para ser más explícito añadió:— S-E-N-O.

—El otro apellido…

—Bronzini…B-R-O-N-Z-I-N-I.

El alférez continuó tipeando algunas palabras más mientras que a mí no me preguntaba nada. El hombre más joven le decía a Pucho que estábamos en un problema del carajo; le recriminaba amigablemente el hecho de que hubiéramos estado fumando a la vista de todo el mundo; le decía que esas cosas no se hacen así nomás, como quien se fuma un cigarro a la entrada del cine; cualquiera tiene más cuidado, pues compadre.

—Listo —dijo el alférez, arrancando el papel de la máquina. Lo unió al oficio y le extendió ambos documentos a Pucho.

—Léelos —le dijo.

Pucho los leyó rápidamente, pero con mucha atención. A medida que lo hacía su rostro se iba arrugando, mostrando disconformidad. Hizo varios movimientos de negativa con la cabeza.

—No puedo firmar esto, señor —dijo rotundamente, sosteniendo los papeles entre sus manos.

—¿No fue así como pasó todo? —inquirió el alférez.

Pucho asintió.

—Tienes que firmar, entonces.

Le pedí a Pucho los papeles para leerlos. Uno era el oficio dirigido al laboratorio de la policía ordenando que nos practicaran los exámenes toxicológicos. El otro era el atestado donde se describían, escuetamente y con muchos errores de ortografía, los hechos ocurridos. Mi nombre aparecía en el texto sindicándome sólo como acompañante. En cambio a Pucho lo comprometían por completo; lo acusaban de ser el autor del delito. Su nombre estaba escrito en mayúsculas al pie de la hoja para que estampara su firma.

—Mi familia no tiene por qué enterarse de esto, señor —dijo Pucho— Me va a hacer un gran daño.

El alférez agrandó los ojos y se encogió de hombros, mostrándonos las palmas de sus manos.

—Debiste pensar en eso antes —dijo.

—¿No podemos arreglar esto, señor? —pregunté— ¿No hay alguna forma?

—Por favor, señor —rogó Pucho.

—Pídanos lo que quiera —añadí— Le juramos que no lo volvemos a hacer.

El alférez sonrió sin ganas. Sus compañeros se burlaron de nuestra proposición.

—¿Qué puedo hacer? —preguntó el alférez. Luego de una pausa se dirigió al muchacho que redactó el oficio para el laboratorio.

—Llévalos donde el teniente —le dijo— Que hablen con él.

El muchacho nos guió hasta la entrada de la estación. Afuera todavía estaba el teniente conversando con el otro hombre.

—Quédense aquí —nos dijo bajo el dintel, y salió para acercarse al oficial.

Vimos que conversaban. El teniente parecía hacer algunas preguntas y el muchacho responderlas. En sus rostros no había gestos ni expresiones que nos indicaran el sentido de la conversación. Dos minutos después, el muchacho regresó.

—¿Qué dijo? —preguntamos angustiados.

—No quiere. Le expliqué la situación y le dije que querían hablar con él, pero dice que no. Quiere que sigamos con el trámite regular. Vamos a la oficina.

El temor nos invadió nuevamente.

—¿Y? —preguntó el alférez al vernos entrar.

—No quiere —respondió el muchacho.

—Bueno —suspiró el alférez, recogiendo su lapicero del escritorio— ¿Alguno de ustedes tiene teléfono?

—Sí, yo —respondí.

—Puedes llamar a tu casa y avisar que te vas a quedar. Que avisen también a la casa de tu amigo y que les traigan frazadas, comida.

Después le extendió su lapicero a Pucho y le señaló los documentos sobre el escritorio.

—Firma de una vez, compadre —le dijo.

Pucho no obedeció. A cambio replicó:

—Señor, comprenda por favor. Díganos cómo podemos arreglar esto. Pídanos lo que quiera.

—Por favor, señor —imploré.

El alférez se tiró para atrás en su asiento y se puso a pensar. El hombre más joven se acercó al escritorio y recogió un cortaplumas, con el que empezó a juguetear mientras nos examinaba de arriba abajo. Por espacio de unos minutos se impuso en la oficina un silencio lleno de incertidumbre para nosotros. Los tres hombres nos miraban y se miraban entre sí.

—Está bien —dijo el alférez súbitamente, poniéndose de pie.

Luego se dirigió al muchacho que redactó el oficio para el laboratorio.

—Anda donde el teniente de mi parte y dile que aquí los muchachos quieren llegar a un arreglo. Que él decida.

Todo el tiempo que el muchacho estuvo afuera, el alférez, apoyado de espaldas al borde del escritorio, se dedicó a darnos una lección de civismo.

—Ustedes son muchachos de buena familia —nos dijo, en tono amistoso esta vez— Se les ve. ¿Por qué andan, entonces, fumando por ahí, como cualquier huevón?

—Es que no lo hacemos con mala intención, señor —expliqué— Sólo para cortar los tragos, nada más. No somos delincuentes.

—¡Pero no pueden estar fumando en pleno parque, con toda la concha del mundo!

Reímos tímidamente, como para aflojar un poco la tensión.

—Sí —dije— Reconocemos que hemos hecho mal, pero le juramos que no lo volvemos a hacer, señor.

—Déjenos ir, por favor —dijo Pucho.

—Vamos a ver qué dice el teniente.

El hombre más joven observó el Latino encima del escritorio. Lo cogió con curiosidad y lo examinó por un momento.

—¿Cuánto cuesta esto? —nos preguntó.

—Diez intis cada uno —respondió Pucho.

—¿Y cuántos le meten aquí?

—Dos.

—¿En esto gastan su plata?

Pucho asintió con timidez. El hombre más joven menó la cabeza y dejó el Latino donde lo había encontrado. Después los dos hombres entablaron una conversación que les hizo olvidarse de nosotros por unos minutos. En eso regresó a la oficina el otro muchacho. Al entrar me hizo una seña levantando su índice derecho. No comprendí bien. Se acercó al alférez y le murmuró algo que no alcanzamos a oír. Después de escuchar, el alférez volvió a su asiento y buscó una posición más o menos formal para comenzar a hablar.

—Está bien, muchachos —dijo, cogiendo los documentos— Los vamos a dejar ir, pero antes vamos a llegar a un acuerdo. ¿Está bien? Un pacto de caballeros.

—¿Cuál es? —preguntamos expectantes.

—Nosotros vamos a dejar en suspenso el trámite de estos documentos, pero ustedes tienen que traernos el martes.

—Mañana mismo —interrumpí.

—No, el martes; mañana descansamos. Tienen que traernos un palo verde. ¿Qué les parece? ¿Está bien? Aquí mismo, el martes a las dos de la tarde.

¿Un palo verde? Eso era mucha plata para nosotros. Pucho y yo nos miramos: estábamos de acuerdo. Cómo no íbamos a estarlo, si era la única salida que teníamos. Ya después veríamos de dónde sacábamos el dinero.

—Está bien —dijimos— El martes, entonces.

—Muy bien —dijo el alférez, y dirigiéndose a Pucho, agregó:— Pero tienes que dejar firmados estos papeles. Las libretas electorales también se quedan. Si no vienen el martes, continuamos con el trámite y ahí sí que se joden.

—No se preocupe, señor —dije.

Pucho miró socarronamente al alférez, pero igual se apuró en firmar los documentos.

—Bien —dijo el alférez— Ahora ya pueden irse -y guardó en el cajón del escritorio los documentos firmados, nuestras libertas electorales y el Latino requisado.

—Gracias, señor —dijimos.

Antes de salir, nos advirtió:

—Así que ya saben, ¿ah? El martes a las dos. Es un pacto de caballeros.

—Sí, no se preocupe.

Sentimos un alivio total cuando nos vimos, por fin, fuera de la estación. De regreso a casa, Pucho me contó que, en el parque, mientras los dos hombres nos conducían a empellones hacia la camioneta, había dejado caer solapadamente los últimos paquetitos que nos quedaban.

—Es extraño que ni siquiera nos hayan revisado —comenté.

—Sólo querían asustarnos.

—Sí, pero estuvo fuerte esta vez. De verdad que la vi verde.

—¿Por qué no corriste cuando te dije, huevón? Nos hubiéramos perdido entre los pasajes y no pasaba nada.

—Me cagaba de miedo. Pensé que se iban a ir, pero en fin, ya está hecho.

—¿Vamos a buscar los que boté en el parque?

—Si quieres. Aquí me queda un Latino todavía.

Regresamos al parque. Eran ya casi las tres de la mañana y el frío arreciaba. No se veía un alma. Avanzamos más o menos hasta el lugar donde nos agarraron.

—¿Por dónde los botaste? —pregunté.

—Por aquípor aquí…—respondió Pucho dando pasos inseguros, mirando al suelo.

Empezamos a buscar. Pucho trazó un radio de acción dentro del cual estaba seguro había dejado caer los paquetitos. No encontramos nada. Sólo pudimos ver piedras de todos los tamaños y formas, chapas de gaseosa, colillas de cigarro, fósforos partidos por la mitad, pedacitos de papel periódico, envolturas de condones y caca de perro.

—Imposible encontrarlos —dije— Hay muy poca luz.

—Por aquí deben estar. Sigue buscando.

—No vayan a venir los rayas de nuevo y la cagada. Vamos, nomás.

—Ahorita los encontramos.

Pensé que, quizás con la confusión, Pucho se había equivocado de lugar, así que me aparté e indagué fuera del radio de acción trazado. Unos metros más adelante hallé los dos paquetitos.

—¡Aquí están! —exclamé, y me agaché a recogerlos.

—¡Ajá! ¿Ves? Por aquí tenían que estar. A ver, dámelos. Vamos a darle vuelta de una vez. Pásame el cigarro que te queda.

Para ser el último, estuvo realmente bueno. Salió grande y cargado. Lo fumamos sin conversar y nos fuimos a dormir; un poco aturdidos, un poco asustados.

Comentarios

Fernando Morote. Piura, Perú-1962. Escritor y periodista. Autor de “Poesía Metal-Mecánica”, “Los quehaceres de un zángano”, “Polvos ilegales, agarres malditos” y “Brindis, bromas y bramidos”. Actualmente vive en Nueva York.

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Actualidad

En Cusco: madre adolescente habría abandonado a su bebé por irse a grabar tiktoks

Gran conmoción causó en el ‘ombligo del mundo’ tras revelarse que una adolescente había dejado a su suerte a su bebé de seis meses en un basural.

Avatar photo

Published

on

Extraña y confusa fue la sorpresa al percatarse de una bebé de seis meses de nacida, abandonada sobre un basural en la Asociación Provivienda Santa Teresa, en el distrito de San Sebastián, Cusco, pues todos se preguntaban quién había sido la desalmada persona que dejara a su suerte a una indefensa criatura. El hallazgo ocurrió la noche del jueves gracias al accionar de un vecino que, al escuchar su llanto, se acercó́ al lugar y dio aviso inmediato a la Policía Nacional del Perú(PNP).

Minutos después, personal policial llegó al lugar y rescató a la menor, que se encontraba envuelta en una manta multicolor del tipo lliklla. Los efectivos la trasladaron de urgencia a la Comisaria de Familia, donde fue atendida de inmediato.

Bebé fue encontrada llorando por unos de los efectivos policiales.

Cuatro días después del hallazgo, ayer por la tarde una adolescente de 14 años aseguró ser la madre del infante encontrado en un basural. Al ser consultada por las autoridades, esta habría mencionado que dejó a la bebé mientras atendía asuntos personales.

Es así que los investigadores determinaron que una de las causas por las que esta menor abandonó a su hija es porque tenía que grabar contenido para sus redes sociales (TikTok).

Esta versión es investigada por la PNP, que se halla realizando las pericias psicológicas y físicas a la adolescente de 14 años, a fin de proseguir con las acciones de ley por el abandono de su bebé.

Estamos haciendo las diligencias que corresponden con la Comisaría de La Familia y con la Fiscalía, nosotros encontramos a la bebé en un montículo de basura. Los familiares de la bebé sentaron una denuncia por desaparición y ahora la están reclamando”, citó el general PNP Julio Becerra, jefe de la Región Policial Cusco.

Se supo que la pequeña de seis meses se halla internada en el centro de ayuda Amantani. De momento su situación no ha sido determinada, ya que no podría ser devuelta a su madre por temor a que vuelva a ser abandonada o expuesta.

Comentarios
Continue Reading

Actualidad

Faenón en Cenares

Cenares entrega más de S/12 millones en contratos a dedo tras reuniones con proveedores.

Avatar photo

Published

on

Bajo la gestión de Juan Carlos Castillo, el organismo del Minsa habría vulnerado la ley de contrataciones del Estado fraccionando compras millonarias y favoreciendo a empresas sin licitación ni competencia.

Según información del Diario Uno, el Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (Cenares), adscrito al Ministerio de Salud, se encuentra en el centro de una grave denuncia. Desde mayo de 2024, tras la llegada de Juan Carlos Martín Castillo Díaz como director ejecutivo, la entidad ha adjudicado más de 12 millones de soles mediante contrataciones directas, eludiendo los procesos públicos que exige la ley.

Eludir la ley: la nueva rutina en Cenares

Según la normativa vigente, toda compra pública que supere las 9 UIT (equivalentes a S/46,350 en 2024) debe someterse a concurso o licitación. Pero en lugar de cumplir con este procedimiento, la actual gestión habría optado por fraccionar adquisiciones para evadir los filtros legales y permitir adjudicaciones sin competencia.

Lo que debería ser una medida excepcional —la contratación directa por emergencia— se ha convertido en la práctica común bajo la administración de Castillo. Las contrataciones se repiten, los montos crecen y los proveedores se repiten.

Atop Express: contratos millonarios reciclados

Uno de los casos más cuestionables es el de Atop Express SAC, empresa dedicada a la distribución de vacunas y sueros. Solo entre 2024 y 2025, recibió más de S/3.9 millones en contratos sin licitación. Para justificar estas adjudicaciones, se reactivaron adendas sobre convenios vencidos desde 2022.

La supuesta urgencia para contratar sus servicios no justifica la falta de previsión ni la omisión de procesos públicos que podrían haber garantizado mejores precios y condiciones para el Estado.

Hanay SRL: reunión privada, contrato asegurado

El caso más escandaloso involucra a Hanay SRL, contratada por más de S/12 millones para almacenar vacunas. Esta adjudicación directa fue precedida por una reunión entre su gerente general, Francisco Torres Espinoza, y el director de Cenares, Juan Carlos Castillo, el 3 de febrero de 2025.

Menos de un mes después, mediante la resolución directoral 165-2025, la empresa fue declarada ganadora sin concurso público. La secuencia de hechos sugiere coordinación previa y posible direccionamiento del proceso.

Fraccionar para favorecer

El patrón se repite: fraccionamiento deliberado de compras, uso abusivo de la contratación directa y concentración de contratos en manos de un grupo reducido de empresas cercanas a la gestión actual. Esta estrategia, prohibida por la Ley de Contrataciones del Estado, evita la transparencia y limita la fiscalización.

Falsas urgencias, verdadero perjuicio

La administración justifica sus decisiones en una supuesta urgencia por asegurar servicios de salud. Sin embargo, tareas como el almacenamiento y distribución de vacunas son previsibles y requieren planificación, no medidas de emergencia improvisadas.

Este uso arbitrario de la urgencia permite esquivar controles clave y termina beneficiando a proveedores previamente contactados, en detrimento del interés público y de una gestión eficiente de los recursos estatales.


EL DATO:
Francisco Torres Espinoza, gerente general de Hanay SRL, se reunió con el director de Cenares el 3 de febrero de 2025. Solo 21 días después, la institución le adjudicó directamente un contrato por más de S/12 millones, sin proceso público ni competencia.

Comentarios
Continue Reading

Actualidad

Directora de UNESCO Perú participó en reunión oficial en Amazonas junto a docente destituido por presunto hostigamiento sexual a menor

Reunión genera fuertes cuestinamientos contra directora de Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Avatar photo

Published

on

La participación de la Dra. Guiomar Alonso Cano, directora de la UNESCO en el Perú, en una reunión en Condorcanqui – Amazonas junto a Rosemary Pioc Tenazoa, presidente del Consejo de mujeres Awajún y Raúl Shimpukat Tuyas —destituido en el 2025 por presunto hostigamiento sexual a una menor de 12 años cuando era director de una IE, ha generado serios cuestionamientos.

El pasado 8 de julio de 2025, en el distrito de Nieva (Condorcanqui, Amazonas), se llevó a cabo una jornada de trabajo interinstitucional que reunió a diversas entidades nacionales e internacionales, entre ellas la Dra. Guiomar Alonso Cano, directora de la UNESCO en el Perú y representantes de SAIPE, SERNANP, Waisam (vicepresidente) Matut Impi Ismiño del Gobierno Territorial Autónomo Awajún (GTAA), el Ministerio de Cultura, el Plan Binacional Perú- Ecuador y organizaciones de representación indígena, como el Consejo de Mujeres Awajún Umykai Yawi, liderado por la profesora Rosemary Pioc Tenazoa.

La reunión se llevó a cabo en la Maloca de la asociación, en la reunión estuvo presente el docente Raúl Shimpukat Tuyas, quien cuenta con una sanción administrativa de destitución vigente dispuesta por la UGEL Condorcanqui, mediante Resolución Directoral Subregional Sectorial N.º 03462-2024-Gobierno Regional Amazonas-UGEL-C, emitida el 21 de octubre de 2024.

Dicha resolución, notificada al docente el 21 de enero de 2025 mediante Cédula de Notificación N.º 0250-2024, establece en su primer artículo:

“Sancionar al administrado Raúl Shimpukat Tuyas, docente nombrado en la IEP N.º 16311-Comunidad de Bajo Pupuntas y designado como director de la IEP N.º 16304 – Ideal, del distrito de Nieva, por presuntos actos de hostigamiento sexual en agravio de una menor de 12 años, con la medida de destitución del servicio de la función docente”.

Según refiere una fuente en la Ugel Condorcanqui. Tras recibir la notificación, el docente no interpuso recurso impugnatorio contra la decisión administrativa. Y meses después la entidad hizo el registro en el Registro Nacional De Sanciones Contra Servidores Civiles en abril del 2025.

Investigación penal en curso

Además de la sanción administrativa, el Ministerio Público —a través de la Fiscalía Provincial Penal de Condorcanqui— mantiene abierta la Carpeta Fiscal N.º 300-2024, desde el 8 de julio de 2024, por la presunta comisión del delito de acoso sexual en agravio de una menor de edad en el año 2019. Esta investigación preliminar, actualmente se encuentra a cargo del Fiscal Ayala Flores Américo desde mayo del 2025 y estaría relacionada con hechos durante la permanencia del docente en la Institución Educativa Primaria N.º 17090, del Centro Nativo Bajo Canampa, también en el distrito de Nieva. A pesar del tiempo transcurrido, preocupa que, hasta la fecha, la investigación penal aún se mantenga en etapa preliminar.

Reacciones y cuestionamientos

Durante el evento realizado el 9 de julio, se observó al docente Raúl Shimpukat Tuyas, docente sancionado y actual presidente del Barrio Sector Vista Alegre del distrito de Nieva, participando activamente y bailando una danza tradicional junto a la profesora Rosemary Pioc quien se encuentra actualmente afiliada al partido político Primero la gente – Comunidad, Ecología, Libertad y Progreso. Tenazoa quien ha sido una de las voces más visibles en la denuncia de más de 500 casos de violencia sexual en Condorcanqui-Amazonas durante el 2024, exigiendo respuestas firmes y ejemplares por parte del Estado.

Es además, quien cuenta con el antecedente de una sanción por abandono de cargo, impuesta mediante Resolución Directoral Subregional Sectorial N.º 03615-2023-Gobierno Regional Amazonas-UGEL-C, de fecha 21 de diciembre de 2023, por: “abandonar cargo injustificadamente al no presentarse en su centro de trabajo desde el día 08 al 11 de agosto del 2013” en la IE N.º 16302 – Achoaga – Condorcanqui (Amazonas) durante el año 2023. Según refiere una fuente consultada en la Ugel Condorcanqui, la sanción quedó firme al no haber sido impugnada administrativamente dentro del plazo legal.

La escena resulta particularmente preocupante. ¿Dónde estaban los filtros institucionales? ¿Quién autorizó su participación? ¿Quién optó por mirar a otro lado? La presencia de los docentes Raúl Shimpukat Tuyas y Rosemary Pioc Tenazoa en actividades oficiales organizadas por UNESCO – Perú podría interpretarse como una forma de validación social, a pesar de los antecedentes que pesan sobre ambos.

Según fuentes locales, el encuentro se realizó en la maloca del Consejo de Mujeres Awajún Umykai Yawi, ubicada en un terreno que pertenecería a la familia de Rosemary Pioc Tenazoa. Esta situación plantea serias dudas sobre la neutralidad del espacio y las verdaderas intenciones detrás de su uso. ¿Se busca acaso consolidar su permanencia como presidente de la organización?

La maloca es una gran casa comunal indígena que representa mucho más que una vivienda: “una síntesis del universo […] el útero de la madre tierra, la casa del sol y de la luna o el receptáculo del rayo celeste” (Martin von Hildebrand, 2019). Su estructura refleja la cosmovisión amazónica, funciona como templo, calendario solar y espacio de transmisión del saber ancestral.

Cabe señalar que la maloca, se encuentra ubicado en el Barrio Sector Vista Alegre del distrito de Nieva zona donde Raúl Shimpukat ejerce autoridad local, lo que podría evidenciar una estrecha coordinación entre ambos actores. Esta relación, en un contexto marcado por cuestionamientos éticos, refuerza la necesidad de mayor transparencia y vigilancia sobre los actores que participan en espacios institucionales vinculados a organismos internacionales como la UNESCO. ¿Cómo es posible que una organización como UNESCO – Perú, con 30 años de experiencia, protocolos internacionales, termine subordinando su agenda a figuras locales cuestionadas? Este caso evidencia la necesidad urgente de revisar y reforzar los protocolos de verificación y participación en eventos públicos de la Dra. Guiomar Alonso Cano, directora de la UNESCO en el Perú. De lo contrario podría entenderse que existe un doble discurso, con una mano proteges y con la otra legitimas a personas cuestionadas.

Vídeo del baile entre la directora de UNESCO, Ministerio de Cultura, profesora Rosemary Pioc Tenazoa y docente cuestionado del 9 de julio de 2025.

Comentarios
Continue Reading

Actualidad

Indecopi: A un mes de inaugurado, el nuevo aeropuerto Jorge Chávez acumula más de 400 reclamos

Fallas operativas, demoras y cancelaciones de vuelos marcan el arranque del nuevo terminal aéreo. Lo que evidencia que el cambio de infraestructura no ha venido acompañado de una mejora real en el servicio.

Avatar photo

Published

on

Apenas ha transcurrido poco más de un mes desde la inauguración del nuevo terminal del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, y ya se han registrado 402 reclamos formales de pasajeros, según datos proporcionados por Luis Naranjo, jefe de la sede de Indecopi en el aeropuerto. El número es alarmante si se considera que esta infraestructura fue presentada como un símbolo de modernidad y eficiencia, pero que hoy enfrenta críticas crecientes por su funcionamiento deficiente.

Los problemas más recurrentes siguen siendo los mismos de siempre: cancelaciones, demoras prolongadas y reprogramaciones de vuelos, mayoritariamente atribuibles a las aerolíneas. Sin embargo, para muchos usuarios, el nuevo terminal no ha logrado mejorar la experiencia aeroportuaria, y en algunos casos, incluso ha empeorado la atención al pasajero.

En junio, a pocos días de inaugurado, Ositrán impuso una multa de S/.3 millones al nuevo aeropuerto Jorge Chávez.

Durante una entrevista, Naranjo detalló que, en lo que va del 2025, Indecopi ha tramitado cerca de 2,000 reclamos en todo el aeropuerto. De ese total, más del 20% corresponde solo al nuevo terminal, una cifra preocupante si se considera su corta operación. Además, el funcionario reportó más de 10 mil orientaciones brindadas en ese mismo periodo, lo que da cuenta del descontento y la falta de claridad que enfrentan los viajeros.

Infraestructura moderna con los mismos vicios del pasado

El principal problema no parece estar en la infraestructura, sino en la gestión. El nuevo terminal aéreo fue construido con la promesa de transformar el Jorge Chávez en un “hub regional”, pero la realidad muestra una operación marcada por las mismas deficiencias que afectaban al antiguo edificio: mala comunicación, falta de información, largas esperas y poca respuesta de las aerolíneas ante los inconvenientes.

Si bien Indecopi ha reforzado su presencia con una oficina permanente y un canal de atención las 24 horas, vía WhatsApp- Aeropuerto (985 197 624), la pregunta de fondo sigue sin respuesta: ¿habrá finalmente una mejora estructural en la protección del pasajero o solo se está maquillando una problemática crónica?

Una deuda pendiente con los usuarios

Naranjo recordó que, ante retrasos, los pasajeros tienen derecho a refrigerios, llamadas, compensaciones económicas, hospedaje y alimentación, según el tiempo de espera. Sin embargo, la aplicación efectiva de estas normas sigue dependiendo, en la práctica, de la presión que los usuarios ejerzan.

La modernidad del nuevo aeropuerto no puede reducirse a un ‘diseño arquitectónico’ si no va acompañada de transparencia, buena gestión y respeto por el usuario. Por ahora, queda claro que los problemas del Jorge Chávez no se resolvieron con un edificio nuevo.

Comentarios
Continue Reading

Actualidad

Corporación Wong buscaría adquirir el Grupo El Comercio

Negociaciones se encontrarían muy avanzadas, teniendo como principales postores a la familia Wong, dueña de Willax TV, y Zest Capital.

Avatar photo

Published

on

Como diría una popular canción de Calamaro: “no se puede vivir del amor” y en el medio periodístico no se puede subsistir de canjes, subscripciones o coleccionables. Para nadie es novedad que el papel viene cayendo rendido al mundo digital y el tiraje de los otroras medios poderosos son tan ínfimos que a las justas se puede pagar a uno que otro redactor o practicante.

Desde hacer más de una década el diario El Comercio viene sufriendo un duro revés en sus cuentas y atrás quedaron los días dorados de bonanza y prestigio, teniendo como consecuencia directa que la familia Miró Quesada sea una de las más poderosas del país, otorgándoles barrigas llenas y días de prosperidad. Para mala fortuna de alguno de sus integrantes, los tiempos cambian y la inextinguible fuente de riqueza luego de varias décadas finalmente pudo mostrar lo que había al final del envase, ocasionando la alarma de ese clan.

Viendo que ahora no pueden costear su fastuosa y acomodada vida, muchos de ellos han vuelto la mirada hacia su “gallina de los huevos de oro” preguntándose por qué ya no produce como antes. La respuesta, obviamente, se encuentra en el crecimiento exponencial de las redes sociales que de manera paulatina, pero agresivamente, les han ido quitando marcas auspiciadoras. Es por ello que antes de que el barco termine por hundirse los accionistas del Grupo El Comercio (GEC) vienen evaluando venderlo al mejor postor.

Una fuente de la revista Semana Económica indica que las negociaciones ya se encuentran en la etapa de ofertas no vinculantes, teniendo como a los principales postores la Corporación Wong, dueña de Willax Tv, y la gestora Zest Capital.

De llegar a buen puerto las negociaciones, los hermanos Wong se harían propietarios del Grupo El Comercio.

El caso del GEC resulta muy particular, pues cuenta con muchos accionistas, muchos de ellos viviendo de manera parasitaria, viviendo de las utilidades de lo que fuese la gran casa del periodismo peruano, impidiendo muchas veces llegar a un acuerdo consensuado entre los demás accionistas. Sin embargo, cuenta la citada fuente de Semana Económica, los accionistas finalmente habrían llegado a un acuerdo para vender el GEC, viendo año a año que sus cifras tienen una triste tendencia a la baja.

Gran parte de la decisión de vender se explica por el actual momento del negocio del conglomerado de medios. Y es que el Grupo El Comercio atraviesa una de las situaciones financieras más difíciles del último tiempo. Su EBITDA, por ejemplo, cayó de más de S/130 millones en 2022 a apenas S/42 millones en 2024. Pese a ello, el holding ha mantenido una política constante de reparto de dividendos. “Financieramente, esos números no son buenos. Indican que están perdiendo capacidad de generar resultados propios y la proporción de la deuda sobre la capacidad de pago está aumentando”, explica el docente de finanzas de la Universidad de Piura, Yang Chang.

Por su parte, la presidenta del directorio de Plural Tv (que abarca América TV y Canal N), Maki Miró Quesada, consultada por una posible venta, respondió no tener “conocimiento de ninguna negociación”. El asunto es cuánto tiempo más pretenderán ocultar el sol con un dedo.

Comentarios
Continue Reading

Actualidad

Profesor de Bellas Artes amenaza con querellar a sus colegas por difundir publicación periodística

Mauro Yrigoyen Fajardo, docente y esposo de la directora de Bellas Artes, ha amenazado con denunciar a profesores que compartieron una nota periodística que lo vincula a millonarios beneficios judiciales.

Avatar photo

Published

on

Una reciente publicación de Lima Gris titulada: Directora y profesores de Bellas Artes tras más de 5 millones de soles por beneficios judiciales ha reavivado tensiones dentro de la Universidad Nacional Autónoma de Bellas Artes del Perú (UNABAP). El informe periodístico revela que la actual directora general, Eva Dalila López Miranda, su esposo, el profesor Mauro Jacobo Yrigoyen Fajardo, y un grupo de docentes cercanos a la gestión, interpusieron demandas judiciales para obtener millonarios pagos por presuntos beneficios laborales, pese a que existirían fundamentos administrativos que cuestionan la legalidad de tales compensaciones.

Directora General de Bellas Artes, su esposo Mauro Yrigoyen y un grupo de docentes obtienen millonarios pagos, tras demandar a la institución donde laboran

Frente a la difusión de esta información —de acceso público y de interés institucional— el profesor Yrigoyen Fajardo ha optado por una respuesta que ha sido calificada por sus colegas como intimidatoria: ha amenazado con querellas por difamación a quienes compartan o comenten el contenido de la mencionada nota.

«Dejen de replicar una nota que la hace suya al publicarla y que no se ajusta a la verdad, o les haré una querella por difamación», se lee en el mensaje del docente Mauro Yrigoyen.

La advertencia se realizó en un grupo de WhatsApp denominado “DOCENTES_ENSABAP”, donde participan profesores de la casa de estudios. En dicho espacio, Yrigoyen Fajardo afirmó que las demandas iniciadas en 2014 por un grupo de 22 docentes —incluyéndose él mismo— fueron procesos ganados legalmente y que aún se encuentran en etapa de liquidación. También señaló que no se ha percibido monto alguno, y que el desembolso no le corresponde a la universidad bellasartina, sino al Ministerio de Educación y a la Procuraduría General del Estado. Además, alegó que se está atentando contra su honor por bajezas personales.

Comentarios
Continue Reading

Actualidad

Directora y profesores de Bellas Artes tras más de 5 millones de soles por beneficios judiciales

La Directora General de Bellas Artes, su esposo Mauro Yrigoyen y un grupo de docentes obtuvieron millonarios pagos tras demandar a la institución donde laboran. A través de procesos judiciales, lograron beneficios que, en algunos casos, superan el medio millón de soles por persona. En total, los requerimientos económicos de este grupo ascienden a la millonaria suma de más de 5 millones de soles.

Published

on

La actual directora general de la Universidad Nacional Autónoma de Bellas Artes del Perú (UNABAP), antes Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú (ENSABAP), Eva Dalila López Miranda, su esposo Mauro Jacobo Yrigoyen Fajardo y un grupo de docentes allegados, han protagonizado una serie de demandas judiciales contra la institución. A través de estas acciones legales, han obtenido y buscan obtener millonarios pagos por supuestos beneficios laborales, pese a que existen fundamentos legales y administrativos que indicarían que tales compensaciones no les corresponden.

Una estrategia judicial

Desde hace varios años, un grupo de docentes vinculados a la Dirección ha instaurado una práctica sistemática de llevar al ámbito judicial diversos reclamos laborales. Esta tendencia, definida por trabajadores internos como el “modus operandi de judicializar todo”, ha resultado en múltiples juicios contra Bellas Artes, los cuales han permitido a los demandantes obtener beneficios económicos que en condiciones regulares serían improbables.

Mauro Yrigoyen, Eva López y Antonio Pimentel.

Entre los casos más llamativos se encuentra el uso de demandas judiciales para obtener grados académicos sin haber cumplido los requisitos establecidos por ley. En algunos expedientes, jueces han ordenado que se reconozca el grado de bachiller a docentes que solo contaban con un título profesional a nombre de la Nación, sin tesis ni el proceso universitario correspondiente. Es la primera vez que un juez dispone homologar un título profesional como equivalente al grado académico de bachiller sin sustentación de tesis.

Grado de Eva Dalila López Miranda (Directora General de Bellas Artes).

Grado de Mauro Jacobo Yrigoyen Fajardo (Esposo de la Directora General).

Grado de Herminio Andía Chávez (Director de Centro Pre Bellas Artes (Cepreba).

Demandas por beneficios millonarios

El patrón se repite en el terreno económico. Eva López Miranda, en su rol de directora general, junto con su esposo Mauro Yrigoyen Fajardo y otros colaboradores cercanos, han interpuesto demandas para exigir pagos por nivelación de sueldos, bonificaciones por preparación de clases y otros conceptos. Algunos de estos montos alcanzan cifras que superan el medio millón de soles por persona.

Esposo de la Directora General de Bellas Artes demandó a la escuela por nivelación de sueldos.

Por ejemplo:

Mauro Jacobo Yrigoyen Fajardo (esposo de la directora) ha solicitado el pago de S/ 484,519.74.

Herminio Andía Chávez, actual director del Centro Pre Bellas Artes (Cepreba), exige S/ 573,641.92.

Antonio Pimentel Nieto, exdirector de dicho centro, demanda S/ 326,068.74.

A esto se suma un juicio global por S/ 2’898,987.44 ya en etapa de ejecución.

En total, los requerimientos judiciales interpuestos por Mauro Yrigoyen Fajardo y este grupo ascenderían a aproximadamente S/ 5,374,502 (cinco millones trescientos setenta y cuatro mil quinientos dos soles), monto que representa una carga presupuestal que afectaría las arcas de la institución universitaria.

¿Les corresponde por ley?

La base legal a la que apelan estos docentes para justificar sus demandas es la Ley N.º 29944, Ley de Reforma Magisterial. En particular, argumentan tener derecho a beneficios señalados en el artículo 41° de dicha ley, como vacaciones, asignaciones, compensaciones por tiempo de servicio, subsidios por luto y otros.

Sin embargo, existe una omisión crucial: el artículo 4° de la misma norma establece como requisito indispensable para acceder a estos beneficios ser profesional de la educación, es decir, contar con título de profesor o licenciatura en educación, con calificaciones y competencias debidamente certificadas.

Al revisar la situación académica de los demandantes, se observa que muchos no cumplen con este requisito. Según información de SUNEDU, ni la directora Eva López Miranda, ni su esposo Mauro Yrigoyen, ni sus funcionarios cercanos como Herminio Andía Chávez y José Lino Ayala, cuentan con títulos pedagógicos que los acrediten como profesionales de la educación.

En consecuencia, su inclusión en el régimen de la Ley 29944 es jurídicamente cuestionable. De hecho, por no cumplir con los requisitos mínimos exigidos por ley, los beneficios reclamados no deberían ser reconocidos. Más aún, se sostiene que parte de lo ya cobrado podría haber sido obtenido de manera irregular y, por tanto, debería ser devuelto.

Reincorporados, no nuevos contratados

Otro punto crítico es el régimen laboral al que pertenecen estos docentes. Según la Ley N.º 26860 de 1997, que reorganiza la Escuela Nacional de Bellas Artes, el personal que ingresó a laborar después de su entrada en vigencia se sujeta al régimen laboral de la actividad privada. Sin embargo, los docentes demandantes no ingresaron como nuevos contratados, sino que fueron reincorporados o repuestos por orden judicial, lo cual implica que mantienen su régimen original: el del Decreto Legislativo N.º 276 (administrativo público).

Como se recuerda, el 27 de junio de 2012, una sentencia del Tribunal Constitucional declaró fundada la demanda de amparo presentada por Mauro Yrigoyen Fajardo y otros docentes, por despido arbitrario. En consecuencia, se ordenó a la Escuela Nacional de Bellas Artes la reposición de Eva Dalila López Miranda, Herminio Andía Chávez, Serafín López Fabián, José Lino Ayala, Juan Marcelino León Dextre y Martina Martínez Rodríguez. Este grupo de docentes ha mantenido una relación muy estrecha y “coordinada” desde entonces.

Sentencia del TC falló a favor de la “cofradía” de docentes bellasartinos.

Pese a ello, en sus demandas utilizan como argumento la Ley del Profesorado N.º 24029, que también requiere título profesional de profesor para pertenecer a la carrera pública. Una vez más, muchos de los demandantes no cumplen ese requisito básico, por lo que su inclusión en dicha carrera y los beneficios asociados también carecerían de sustento legal.

En busca de más millones

La controversia alcanzó un punto álgido con la Resolución N.º 33 del 28 de diciembre de 2023, emitida por el juzgado que atiende el pedido del Sr. Mauro Yrigoyen Fajardo. En dicha resolución, se autoriza el embargo en forma de retención de hasta S/ 2’898,987.44, ordenando que la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú retenga fondos no ejecutados del presupuesto 2023 para cubrir el pago.

Resolución N° 33 que atiende pedido de Mauro Yrigoyen y se autoriza embargo.

Este hecho se torna aún más preocupante cuando se revela que el propio demandante conocía con anticipación el monto no ejecutado en el área de Recursos Humanos. Tal como consta en documentos oficiales, el presupuesto del área en 2023 fue de S/ 2’495,048, de los cuales solo se ejecutaron S/ 1’107,088, quedando S/ 1’387,960.46 sin usar.

Resolución 34 que se integra como parte de la Resolución 33.

El 28 de marzo de 2025, mediante la Resolución N.º 38, el juzgado aprobó las pericias de parte de los demandantes y otorgó un plazo de diez días para que Bellas Artes cumpla con abonar los siguientes montos:

Mauro Yrigoyen Fajardo (esposo de la directora López Miranda) : S/ 484,519.74

Cuadro de reintegro e intereses a favor de Mauro Yrigoyen Fajardo.

Serafín López Fabián: S/ 479,368.34

Cuadro de reintegro e intereses a favor de Serafín López Fabián.

Herminio Andía Chávez: S/ 573,641.92

Cuadro de reintegro e intereses a favor de Herminio Andía Chávez.

Antonio Pimentel Nieto: S/ 326,068.74

Cuadro de reintegro e intereses a favor de Antonio Pimentel Nieto.

Estas cifras no incluyen los S/ 611,919.88 ya cobrados entre 2011 y 2014 (según se indica, en promedio 27 mil soles por persona, (incluida la directora López Miranda), ni el juicio general de casi tres millones en ejecución.

Total estimado:

S/ 5,374,502 (cinco millones trescientos setenta y cuatro millones) en beneficios judiciales.

Resolución N.º 38 que ordena a Bellas Artes abonar cientos de miles de soles a los docentes demandantes.

¿De dónde saldrá el dinero?

El origen de los fondos para cubrir estos pagos ha generado alarma. Documentos judiciales demuestran que la Dirección de Planificación de Bellas Artes liderada por el señor Alfredo Ocrospoma proporcionó a la Secretaría General de la escuela mediante el FUT N.º 8643, información detallada sobre la ejecución presupuestal de los años 2016 al 2023. Esa data fue utilizada para identificar los saldos disponibles, los cuales están siendo comprometidos judicialmente para pagar los beneficios en litigio.

Por ejemplo, del presupuesto 2023 de S/ 2’495,048 asignado a Recursos Humanos, solo se ejecutó S/ 1’107,088, dejando disponible S/ 1´387,960.46; cantidad suficiente para cubrir lo solicitado judicialmente.

Una ejecución presupuestal en crisis

La ejecución presupuestal general de la institución también ha sido motivo de pronunciamiento por parte del Sindicato de Trabajadores Administrativos. En un comunicado fechado el 24 de junio de 2025, el gremio alerta que “la ejecución presupuestal se hace agua”.

Pronunciamiento del Sindicato de Trabajadores de Bellas Artes.

Según el portal del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), Bellas Artes ha ejecutado apenas S/ 4´133,880 de un presupuesto total de S/ 14´687,497, es decir, menos del 30% a mitad de año.

El sindicato se pregunta con ironía si la razón detrás de esta baja ejecución es el deseo de reservar fondos para el cumplimiento de sentencias judiciales como las aquí descritas. Mientras tanto, los recursos que deberían invertirse en mejoras académicas, obras, equipos, atención estudiantil y otros fines prioritarios, siguen sin ejecutarse. ¿Será que no hay ejecución para luego pagar millonarios beneficios que están judicializados?

Un detalle importante, aquí la directora Eva López sería juez y parte, ya que ella dirige Bellas Artes, y al mismo tiempo impulsa procesos judiciales que la benefician directamente.

Eva López.

El caso de la UNABAP revela un patrón preocupante: el uso del aparato judicial para obtener beneficios económicos personales a costa del presupuesto público, incluso cuando existen fundamentos legales para cuestionar dichas demandas. La falta de títulos pedagógicos, el régimen laboral inaplicable, el conocimiento previo del presupuesto disponible y la sospechosa inejecución de fondos institucionales conforman un escenario que merece la atención de las autoridades fiscalizadoras.

Lima Gris intentó comunicarse vía telefónica con Mauro Yrigoyen Fajardo, su esposa Eva Dalila López Miranda, Antonio Pimentel Nieto, Herminio Andía Chávez, y Serafín López Fabián, para que brinden sus descargos respectivos, y se les dejó un mensaje en el chat del WhatsApp.

Hasta el cierre del informe la única funcionaria que respondió el mensaje fue la directora general Eva Dalila López Miranda; sin embargo, se abstuvo de responder las preguntas que se le formuló y únicamente indicó que todas las consultas le sean derivadas a la secretaria general de la UNABAP, Mabel Lizarzaburu Rodríguez, con quien luego de entablar comunicación se le formuló las preguntas correspondientes; sin embargo, tampoco respondió las mismas.

Mientras tanto, la universidad más importante de formación artística del país enfrenta una crisis financiera que afecta directamente su misión educativa. Finalmente, el Ministerio de Educación, hasta el cierre de este informe, tampoco se pronuncia oficialmente sobre este escandaloso caso.

Comentarios
Continue Reading

Actualidad

El controvertido viaje de la alcaldesa de Barranco a Israel

Mientras Barranco afronta caos urbano y obras inconclusas, su alcaldesa Jessica Vargas hará una gira a Israel para asistir a la MUNI EXPO 2025. La agenda incluye visitas a zonas de conflicto, memoriales de ataques terroristas y encuentros políticos. Es decir, será parte de la campaña proisraelí.

Avatar photo

Published

on

El pasado 7 de julio, la Municipalidad Distrital de Barranco recibió una invitación del Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado de Israel dirigida a la alcaldesa Jessica Vargas Gómez, para participar en la MUNI EXPO 2025. El evento, organizado por la Federación de Autoridades Locales de Israel, se llevará a cabo entre el 12 y el 19 de julio en Jerusalén y Tel Aviv. La invitación fue canalizada por la Secretaría General a través de Jorge Luis Rey de Castro y remitida a la Gerencia Municipal para su evaluación.

Invitación a la alcaldesa de Barranco Jessica Vargas para viaje a Israel.

Desde el primer momento, el procedimiento burocrático siguió su curso. El gerente municipal, Manuel Milenco Espinoza Loarte, solicitó un dictamen legal a la Gerencia de Asesoría Jurídica, bajo la dirección de Jorge Aurelio Alferrano D’Onofrio, para determinar la procedencia del viaje. En su informe, Alferrano concluyó que el Consejo Municipal debía autorizar o rechazar la solicitud, dado que los costos del viaje (pasajes aéreos, alojamiento, alimentación, visitas técnicas, transporte interno y entrada al evento) serán asumidos por los organizadores, a excepción del seguro médico y de viaje.

Memorándum enviado por el Gerente Municipal al Gerente Legal de la MDB.


No obstante, en un matiz significativo, el asesor legal recomendó que, en caso de no obtener la autorización del Consejo, la alcaldesa podía optar por hacer uso de su descanso vacacional para asistir al evento, siempre que se dejara constancia oficial de la encargatura del despacho edil al teniente alcalde, Jaime Chihuán León.

Informe del Gerente Legal, que eleva autorización de viaje al Consejo Municipal.

¿Un viaje de “interés nacional”?

Más allá de los tecnicismos legales, el informe jurídico de Alferrano citó la Ley N° 27619, que regula los viajes al exterior de servidores y funcionarios públicos. Esta norma establece, en su artículo 2°, que los viajes deben estar debidamente sustentados en un interés nacional o institucional. La pregunta inevitable es: ¿responde este viaje a una necesidad urgente del distrito o representa un genuino interés institucional? ¿O estamos frente a otro caso de turismo diplomático disfrazado de gestión pública?

Informe del abogado Alferrano señala que viaje obedece a un interés institucional.

La agenda oficial del evento deja dudas razonables. Incluye actividades con un marcado tinte político e incluso militar, como visitas a zonas afectadas por ataques con misiles iraníes, recorridos por kibutzim atacados por Hamás el 7 de octubre de 2023, y encuentros con sobrevivientes de estos eventos, como la fatídica Fiesta Nova.

Itinerario a seguir el 14 de julio en Israel.  

También se contempla un diálogo con el periodista Henrique Cymerman, especialista en temas de Medio Oriente, y recorridos por lugares históricos y turísticos como el Monte Bental, la Galilea, el Mar de Galilea, Cesarea Marítima, y el Museo del Holocausto Yad Vashem.

Itinerario a seguir el 16 de julio en Israel. 

Uno se pregunta: ¿qué beneficio directo o indirecto obtiene el distrito de Barranco de estas actividades geopolíticas? ¿De qué manera la visita a un sitio de conflicto bélico en el Mediterráneo oriental se traduce en mejoras para la congestión vial, la seguridad ciudadana, el ordenamiento urbano o la gestión ambiental de este pequeño distrito limeño?

Un distrito que espera soluciones

Mientras la alcaldesa prepara su maleta, Barranco sigue sumido en problemas urgentes y cotidianos. Las obras inconclusas en la avenida 28 de Julio y Alfonso Ugarte mantienen cerradas vías clave del distrito, generando congestionamiento vehicular, desvíos improvisados y el malestar creciente de los vecinos. Se han tenido que habilitar ambos sentidos en la avenida Grau como medida de emergencia, un reflejo claro del desorden urbano. La paciencia de los barranquinos se agota ante demoras sin explicación técnica clara ni cronogramas realistas de ejecución.

La sensación general es que la gestión edil prioriza el protocolo internacional por encima de las urgencias vecinales. En un contexto donde cada día de inacción pesa sobre la calidad de vida de los ciudadanos, la imagen de una alcaldesa ausente en una gira que difícilmente se traducirá en mejoras concretas para su distrito no es bien recibida.

Sesión extraordinaria y votos divididos Ante la solicitud de autorización del viaje, el Secretario General, Rey de Castro convocó a una sesión extraordinaria del Concejo Municipal, celebrada el miércoles 9 de julio por la mañana.

Secretario General Rey de Castro convocó a Sesión de Consejo para tratar autorización de viaje.

El resultado no fue unánime, pero bastó para aprobar la solicitud. Cuatro regidores votaron a favor del viaje: Juan Mariluz, Aldair Santa Cruz, Cristina Vásquez y Marcos Montes de Oca. Tres se pronunciaron en contra: Jaime Chihuán, Katia Tataje y Fiorella Muñoz. Resulta particularmente llamativo que dos de los votos en contra provinieran de regidores afines a la actual administración (Chihuán-Tataje), lo cual sugiere un posible desacuerdo interno.

Esta división política no es menor. Revela que, incluso entre los aliados, existe incomodidad sobre la forma en que se priorizan las actividades de la alcaldesa. Para muchos, el mensaje es claro: se está más interesado en las relaciones internacionales que en los vecinos de siempre.

¿Turismo disfrazado de gestión?

El itinerario de la alcaldesa Jessica Vargas en Israel refuerza la impresión de que el viaje tiene más de turismo que de gestión municipal. Desde cenas de bienvenida hasta visitas a sitios religiosos, memoriales del Holocausto, mercados y calles históricas, la agenda está salpicada de actividades de carácter más simbólico y cultural, que técnico o administrativo. Aunque se prevé la asistencia a la MUNI EXPO y algunas reuniones con autoridades israelíes, la proporción de actividades turísticas parece desproporcionada para un viaje que se ampara en el supuesto “interés institucional”.

El viernes 18 de julio, por ejemplo, la agenda incluye visitas al Monte Bental, un volcán en inactividad en el Golán; y a lugares cristianos en Galilea, como Capernaum, Tabgha y Yardenit en el Río Jordán, donde se realizan bautismos simbólicos. Un día después, la alcaldesa paseará por las ruinas de Cesarea Marítima, ciudad portuaria construida por el rey Herodes hace más de 2000 años. ¿Cuál es el valor técnico de esta experiencia para la administración de un distrito de 3 km² al sur de Lima?

El viernes 18 de julio la alcaldesa visitará el volcán Bental y el Río de Jordán.

¿Una nueva tendencia en la política local?

Este tipo de viajes internacionales no es un fenómeno aislado. En los últimos años, varios alcaldes y autoridades locales han aprovechado invitaciones diplomáticas para justificar desplazamientos al extranjero, muchas veces sin resultados tangibles. La ciudadanía empieza a ver con escepticismo estos periplos, que suelen coincidir con periodos de crisis interna o baja aprobación política.

Alcaldesa Jessica Vargas viajó en marzo de 2024 a Punta Cana con invitación falsa.

En el plano nacional, es inevitable recordar el caso de la presidenta Dina Boluarte, cuyas prioridades personales —como cirugías estéticas, viajes oficiales y aumentos de sueldo— han sido objeto de crítica por parte de la opinión pública, mientras el país enfrenta problemas estructurales profundos. ¿Está ocurriendo lo mismo en la escala distrital? ¿Se está replicando esta lógica—al estilo Boluarte—de desconexión entre la agenda del poder y las necesidades del pueblo?

La alcaldesa de Barranco, Jessica Vargas Gómez, viajará a Israel con la venia del Concejo Municipal. Sin embargo, su decisión revela una preocupante desconexión con la realidad de su distrito. El contexto no acompaña: grúas implacables que aún operan pese a la ilegalidad de sus operaciones; calles colapsadas, obras sin terminar y vecinos molestos por la falta de respuestas concretas. Mientras tanto, se opta por asistir a un evento en el extranjero cuyo impacto en la gestión local es, como mínimo, cuestionable.

En una época donde se demanda austeridad, eficacia y transparencia, la autoridad edil parece seguir una ruta contraria. La interrogante sigue en el aire: ¿estamos ante un viaje institucional o ante un sofisticado periplo turístico financiado en parte por terceros, pero legitimado por la estructura del Estado?

Comentarios
Continue Reading
Advertisement

LIMA GRIS TV

PUBLICIDAD

PRNEWS

PARTNER

 

CONTACTO

Síguenos en Twitter


LIMA GRIS RADIO

Trending