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Literatura

METAMORFOSIS VAMPÍRICAS

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“Nunca nadie no quiso de tal modo envejecer, esto es: morir. Por eso, tal vez, representaba y encarnaba a la Muerte. Porque, ¿cómo ha de morir la Muerte?”

La condesa sangrienta, Alejandra Pizarnik.

 (Primera parte)

Creencias en demonios chupasangre las han tenido casi todas las culturas sin excepción. Solo para mostrar una criatura de ese pasado remoto podríamos citar no a Lilith (a despecho de los góticos, la bíblica Lilith es una súcubo antes que una chupasangre) sino a Sekhmet o Sejmet, diosa del Antiguo Egipto con cabeza de león, versión cruel de la bondadosa Hathor,  que se pasó de sádica con la humanidad: como en una especie de versión alfa del mito de Noé, Ra (el mandamás de los dioses) ordena a Sejmet  cargarse a cuanto hombre, mujer, viejo y joven encontrase en su camino, pero ella se muestra tan esmerada en su misión y en su deseo y necesidad de beber  sangre  que sobrepasa todas las expectativas de su jefe, al punto de casi acabar con la humanidad. La solución: los dioses, apiadados,  aconsejaron a la humanidad, a la poca humanidad que quedaba, engañarla vertiendo cerveza roja en la tierra hasta formar un pozo para así poder emborracharla.

Hablar del origen de los vampiros es casi una tarea ociosa, pues la bibliografía es muy abundante. Encontrarán en muchos libros, y sobre todo en la red, etimologías, leyendas, referentes, películas de todo tipo, etc. Más bien en este artículo quisiera repasar los cambios que ha tenido el fenotipo vampiresco en las leyendas populares y en la ficción a lo largo de los siglos, desde que los vampiros aparecieron en el folclore y en la literatura occidentales.

 

VAMPIROS PRERROMÁNTICOS.

Los vampiros propiamente dichos fueron hijos del siglo dieciocho, del pre-romanticismo y convivieron al lado de las proclamas ilustradas de los defensores de la ciencia y de la razón, y fueron extremadamente populares, no obstante las airadas discusiones de los filósofos de la época, como Voltaire, y de religiosos como el padre  Augustin Dom Calmet, que abordó el tema en su libro “Tratado sobre los vampiros”. En su libro podremos darnos una idea completa de los procedimientos legales de la época respectivos a las autopsias realizadas  cuando se incluían las sospechas de vampirismo sobre algunos cadáveres, tal es así que cuando se tenía la idea de que algún vecino difunto era un vampiro, luego de auscultarlo y encontrar en él aparentes signos vitales, se le clavaba una estaca en el corazón, o se le rompía la quijada,  o bien se le abría el pecho y se le extraía el corazón, además de decapitarlo  para además colocar su cabeza entre sus piernas. En algunas regiones preferían añadir a estas vejaciones el fracturar la mandíbula del muerto insertándole, o tratando de insertarle, un ladrillo en la boca. Y si el terror era extremo, el cadáver mutilado era entregado a las llamas de una hoguera.

Dom Calmet hizo los reparos del caso, atendiéndose a la sola evidencia para descartar  el vampirismo de los diagnósticos. Todo lo que los especiales de vampiros de Nat Geo dijeron sobre el particular, presentándolo en TV cual si fuera una novedad, el propio Calmet lo dijo trescientos años antes, es cierto que apelando a una ciencia rudimentaria, pero en esencia trataba de ilustrar la misma idea, que los engañosos signos vitales de los supuestos vampiros se debían más a un proceso de descomposición que a la sola voluntad de Satanás:

Llego ahora a esos cadáveres llenos de sangre fluida cuya barba, cabellos y uñas siguen creciendo.  Se pueden descontar los tres cuartos de esos prodigios; aún así, tengamos la bondad de admitir una pequeña parte. Todos los filósofos conocen demasiado bien cómo el pueblo, e incluso algunos historiadores, aumentan las cosas que parezcan por poco que sea(n)  extraordinarias. Sin embargo, no resulta imposible explicar físicamente la causa de ello. (…) En cuanto al crecimiento de las uñas, los cabellos y la barba, es cosa que se percibe muy a menudo en diversos cadáveres. Mientras quede todavía mucha humedad en el cuerpo no tiene nada de sorprendente que, por algún tiempo, se vean algunos aumentos en partes que no exigen la conservación de los espíritus vitales.

La sangre fluida, corriendo por los canales del cuerpo, parece ofrecer una mayor dificultad; pero pueden darse razones físicas de ese flujo. Podría muy bien suceder que, recalentando el calor del sol, las partes nitrosas y sulfurosas que se encuentran en los terrenos aptos para conservar los cuerpos, y habiéndose incorporado estas partes en los cadáveres recién enterrados, empiecen a fermentar, descuajen la sangre coagulada, la vuelvan líquida, y le permitan así fluir poco a poco por los canales.”

El vampiro del siglo dieciocho es un ser nauseabundo, similar a un zombi, que según las regiones donde se le mitifica o usa los incisivos antes que los colmillos, o  tiene un aguijón debajo de la lengua para succionar la sangre de la vena yugular (y a veces usa ambas cosas) y que, vestido siempre con su mortaja y sus roídas y mohosas ropas fúnebres molestaba a sus vecinos, empezando por su propia familia. El folclore europeo de la época está atiborrado de historias de vampiros que, haciendo caso omiso del consabido “hasta que la muerte nos separe”,  se niegan a renunciar a sus derechos conyugales.  Casi todas estas historias de vampiros acababan en la ya clásica escena de la turba con rastrillos y antorchas en mano en su busca, para hacerlos picadillo.

El libro de Calmet, publicado en 1746, fue una deliciosa recopilación de casos ejemplares sobre vampirismo, debidamente documentados, que lejos de lograr su objetivo avivó aún más entre el público la fascinación por estos seres.  Lejos estuvo la gente de dejar de creer en los vampiros, incluso encontraron maneras de justificarlos, algunas muy bizarras, para dar un ejemplo adelantémonos un poco en el tiempo, vayamos a mediados del siglo XIX, a la época del surgimiento del gnosticismo moderno y del neopaganismo. Madame Blavatsky  en su libro “los espíritus vampiros”, después de referirse al famoso episodio de  La Odisea donde Ulises invoca, con sangre, el espíritu del adivino Tiresias, detalla: “La Epístola V a los Hebreos trata del sacrificio de sangre. “En donde existe un testamento –dice –necesariamente debe mediar la muerte del testador…Sin el derramamiento de sangre no hay remisión alguna…” La sangre produce fantasmas, y sus emanaciones proporcionan a ciertos espíritus los materiales necesarios para formar sus apariciones transitorias. “La sangre –dice Eliphas Levi es la primera encarnación del fluido universal, la luz vital materializada. Su producción es la más maravillosa de todas las maravillas de la Naturaleza; vive, porque se transforma perpetuamente, siendo el efectivo Proteo universal. La sangre procede de principios en los cuales antes no existía nada análogo, y que se convierte en carne, huesos, cabellos, sudor, lágrimas…La sustancia universal, con su doble movimiento, es el gran arcano del Ser, la sangre es a su vez el gran arcano de la vida.

“La sangre, dice el hindú Ramatsariar, contiene todos los secretos de la existencia; ningún ser viviente puede existir sin ella. El comer sangre es profanar la obra del Creador.” Por ello Moisés, siguiendo la universal tradición prohíbe hacerlo. Paracelso escribe que con los vapores de la sangre puede uno evocar cualquier espíritu que desee ver, puesto que con sus emanaciones se formará una apariencia, un cuerpo visible –pero esto es perfecta hechicería o necromancia. –Los hierofantes de Baal se inferían profundas incisiones en su cuerpo y con su propia sangre producían apariciones objetivas y tangibles.”

En otras partes de su libro, citando a otros autores:

“Al referirnos Maimónides en su obra Abodah Sarah que las gentes de su tiempo se veían obligadas a mantener íntimas relaciones con sus difuntos, describen las fiestas de sangre que en tales casos se celebraban. Cavaban al efecto un hoyo en el suelo en el cual vertían sangre fresca y, colocando encima del mismo una mesa, evocaban a los espíritus, quienes presurosos acudían, contestando a todas sus preguntas. No obstante de ello, Pierart, con toda su doctrina teurgista acerca del vampirismo, se muestra indignadísimo contra la superstición del clero al ordenar que se atraviese con una estaca el corazón de todo cadáver sobre quien hayan recaído sospechas de vampirismo. En tanto que la forma astral del muerto no esté completamente desprendida del cuerpo, existe, en efecto, cierta trabazón en virtud de la cual, mediante la atracción magnética, puede obligarse a aquella forma a que retorne y se posesione de nuevo del cuerpo. Acontece en ocasiones que la forma astral no se ha desprendido de éste más que a medias, por decirlo así, cuando el cuerpo es enterrado por presentar todas las apariencias de una muerte efectiva. En semejantes horribles casos, el alma astral, aterrada, retorna violentamente a su envoltura de carne, y entonces la desdichada víctima, o bien acaba de morir realmente tras el paroxismo de las atroces angustias de la sofocación, o bien, si durante su existencia terrestre, ha sido groseramente material, se convierte en un vampiro…

En este segundo caso, empieza para el mísero cataléptico, así enterrado en vida, una existencia verdaderamente bicorpórea, en la que el cuerpo que yace aprisionado en la tumba es sostenido con la sangre o fluidos vitales que sus cuerpos astrales fantasmáticos roban aquí y allá a los vivos, porque, es sabido, que esta última forma etérea puede ir donde le plazca y, en tanto que el lazo que la mantiene unida al cuerpo no se rompa, vagar en forma ya visible ya invisible, alimentándose arteramente de sus humanas víctimas.”

Entre los siglos XVIII y XIX se van configurando las características esenciales de los vampiros clásicos, la fotosensibilidad (todavía en el siglo dieciocho se asumía que el vampiro podía soportar la luz solar, aunque eso disminuía considerablemente sus poderes), la imposibilidad de reflejarse en superficies bruñidas, los clásicos colmillos (esto, producto más de la fantasía literaria, que se impuso sobre la musa popular), cierto control mental sobre sus víctimas, el terror al ajo, la cruz, al agua bendita, la capacidad de transformarse en otros seres, como los murciélagos,  y la necesidad del difunto de no separarse de la tierra de su tumba. A esto último quería llegar.

Como ha sugerido la doctora en antropología Sharona Fredericko, gran parte de la imaginería asociada al vampirismo se nutre de los prejuicios antisemitas de la época. Por ejemplo, y citándola a ella (la transcripción es obra de Marcelo Kisilevski ): “La idea de empezar el día con la aparición de una o varias estrellas en el cielo es nítidamente judía. Drácula, de acuerdo con Bram Stoker, dormía en un ataúd. Y hete aquí que en Rumania, a partir del siglo XIII, de hecho hasta los principios del siglo XX, existía una costumbre de enterrar a los judíos, cuando morían, en un ataúd con un puñado de tierra debajo de la cabeza, representando la Tierra Santa, la Tierra de Israel. Si lees bien el libro de Bram Stoker, te encuentras con que Drácula dormía en un ataúd con un puñado de tierra de «su país de origen», país no nombrado.  O sea que Stoker cita una costumbre nítidamente judeo-rumana, e insinúa que Drácula no era nativo del lugar, lo cual es lo más ridículo, porque el Drácula histórico no sólo era oriundo del lugar, sino que pertenecía a una de las familias dinásticas más insignes del país. Pero Stoker lo convierte en forastero. Y un forastero que duerme en un ataúd con un puñado de tierra debajo de su cabeza, perdóname, pero sólo puede ser un cadáver judío.”

Como también sugiere Sharona Fredericko, la creación del fenotipo de la “vampiresa” es también obra de los prejuicios de la época. Y podría tener mucha razón, ya que no solo existieron relatos que respaldaban la idea de que los judíos sacrificaban niños cristianos en la pascua (llega súbitamente a mi memoria el relato “La rosa de pasión” de Bécquer) sino que la aparición del vampiro en la literatura comenzó con su metamorfosis de un cadáver casi irracional a una sensual y misteriosa forma femenina.

 

VAMPIROS(AS)  LITERARIOS(AS).

Vampiros, mejor dicho, vampiras en la literatura antigua: tal vez la primera que se me viene a la mente sea la celebérrima Novia de Corinto, un episodio del historiador griego Filóstrato en su “Vida de Apolonio de Tiana”. Versiones de esta historia las hay muchas, productos de diversas fuentes, viejas leyendas populares de la era  romana tratadas con variaciones por autores antiguos . De una versión similar del griego Flegón de Trales (de su libro “De las cosas maravillosas”) Goethe tomaría inspiración para crear su propia “Novia de Corinto.”  La historia de Goethe es como sigue: dos familias hicieron un pacto de matrimonio entre sus dos hijos pequeños, pero la familia de la novia se vuelve cristiana y la lejanía entre familias hace que el pacto quede roto, al menos tácitamente, pero el joven, ya adulto, no se resigna y va a buscar a su prometida. Sus ex suegros lo hospedan, él pasa la noche allí, se le aparece la tan requerida novia  y…

“En ese momento suena la hora lúgubre de los espíritus, y  entonces, solamente, la joven parece sentirse a gusto. Ávidamente, de sus labios pálidos ella bebió el vino de un rojo sombrío como la sangre. Pero del pan de trigo que él le ofreció amablemente, no tomó la menor migaja.”

Es un muy buen poema, y lo que sigue es muy hot, cosa que me sorprende teniendo en cuenta la fama de fríos e insensibles que poseen los alemanes. El asunto deriva en que la madre de la muerta los escucha “jugar” tras la puerta, entra y reprende a su hija vampira, que no tuvo mejor idea para deshacerse de su virginidad que entregarse por sí misma al muchacho al que bajo juramento estaba prometida, a pesar de que ella, de antemano, estaba muerta.  O sea que, encima de difunta, resbalosa.

Hacia fines del siglo dieciocho otro vampiro irrumpe en la imaginación popular, vía la literatura.  Tal vez sea solo una coincidencia que se asocie al vampiro con la figura del hombre y la mujer nobles, pero recordemos que eran los tiempos de la revolución francesa, y no habría sido difícil la asociación de la riqueza y los blasones con la perversidad (Sade utilizaría esta figura para atacar a sus rivales políticos, nota aparte, la literatura pornográfica nació en Europa con la clara finalidad de desprestigiar a ciertas figuras de autoridad, nació en la Italia renacentista con Poggio  Bracciolini y el Aretino, pero la encontramos también, y muy bien instalada,  en la Francia revolucionaria).

Aún así, podría existir otros factores: las visitas a ruinas medievales que hicieron muchos escritores en el transcurso de sus viajes (el naciente romanticismo y su gusto por lo irracional,  lo tenebroso y atormentado) y la existencia en el pasado de algunos serial killers famosos debidamente documentados (principalmente Giles de Rais y la condesa Báthory),  o, ya que la literatura gótica tiene a la mayoría de sus mejores exponentes en Inglaterra, podemos simplemente deducir que se trataba de un gesto muy snob de la época. Como hubiese dicho Jane Austen de haber suspirado por un vampiro guapo y ricachón: “es una verdad universalmente aceptada que toda mujer soltera necesita un guapo vampiro que le ceda sus poderes y que la mantenga.”

John Sheridan Le Fanu nos regala su maravillosa y sexy “Carmilla” (1872) un relato romántico vampírico a toda regla, que no solo sorprende por la anécdota sino por los intensos guiños lésbicos que la acompañan. No es Carmilla, como se dice por allí, la primera vampira de la literatura (hubo muchísimas anteriormente en cuentos, y eso sin contar las vampiras de la literatura antigua¡y ni siquiera cito a las vampiras de Edgard Allan Poe, lo que seguramente me traerá la inquina de más de un lector!), pero sí es la primera (y corríjanme si me equivoco) en preferir a una mujer antes que a un hombre como su víctima predilecta.

“A veces, después de un largo período de indiferencia, mi extraña y bellísima amiga me cogía súbitamente de la mano, estrechándomela con pasión. Se sonrojaba y me miraba con ojos ora lánguidos, ora de fuego. Su conducta era semejante a la de un enamorado, que me producía un intenso desasosiego. Deseaba evitarla, y al propio tiempo me dejaba dominar. Carmilla me cogía entre sus brazos, me miraba intensamente a los ojos, sus labios ardientes recorrían mis mejillas con mil besos y, con un susurro apenas audible, me decía: serás mía…debes ser mía…tú y yo debemos ser una sola cosa, y para siempre.”

Uf, les dije que era intenso. Bueno, además de ello en Carmilla se dan casi todos los tópicos usuales hoy en las figuras vampirescas, fuerza prodigiosa y capacidad casi mágica para desvanecerse, por ejemplo, (“pero, antes de que yo pudiera gritar, el general descargó el hacha sobre ella con todas sus fuerzas. Carmilla pareció inclinarse hacia delante a consecuencia del golpe, pero en realidad lo que hizo fue coger la muñeca del general con su delicada mano. El anciano se debatió vigorosamente, luchando por soltarse, pero se vio obligado a abrir la mano y dejar caer el hacha. Carmilla desapareció como si se la hubiera tragado el aire”) pero resulta curioso que a Carmilla no la afecte la luz solar.

“La doble vida de los vampiros se mantiene gracias al sueño cotidiano en la tumba. Su monstruosa avidez de sangre de seres vivos les proporciona la energía necesaria para subsistir durante las horas de vigilia. El vampiro está propenso a ser víctima de vehementes pasiones, parecidas  a las del amor, ante determinadas personas. Para obtener su sangre, pone en juego una paciencia infinita y recurre a toda clase de estratagemas a fin de superar los obstáculos que le separan del objeto deseado. No desiste de su empresa hasta que su pasión ha sido colmada y ha podido sorber la vida de la codiciada víctima. Llegan incluso a contraer matrimonio con ella, prolongando su placer criminal con el refinamiento de un epicúreo. Pero con más frecuencia se encamina directamente a su objetivo, vence por la fuerza y devora a su víctima en un solo festín.”

Carmilla parece ser la madre literaria de los seductores, ambiguos y atormentados vampiros de Anne Rice. Nótese que Carmilla es anterior al Drácula de Bram Stoker (1897), y que Drácula pondrá la misma paciencia, la misma vehemencia y el mismo ímpetu erótico en cazar a Mina Harker.

Muchísimos vampiros literarios no he mencionado, como el apuesto lord Ruthven de “El Vampiro” (1819) de John William Polidori,  que además de ser antisociales, aristócratas y algo decadentes, y claramente reaccionarios frente a la burguesía,  exacerban un rasgo que los vampiros hediondos del folclore habían tenido desde ya, el erotismo, es decir,  la asociación erótica entre el sexo y la muerte. De los primeros vampiros no se sabe a ciencia cierta si pueden tener sexo o no, las opiniones difieren,  ya que según las circunstancias se los comparaba con los íncubos y los súcubos de la demonología medieval. En todo caso, los escritores del siglo XIX llegaron a un acuerdo tácito y todo derivó en que no, en que los vampiros eran incapaces de tener sexo y de procrear, ya que básicamente se trataba de cadáveres andantes, y que la succión de la sangre del cuello de sus víctimas era el reemplazo esencial para aquel acto carnal que hace tan deliciosa, y justificable, la existencia en este mediocre planeta.

 

OTRAS FORMAS VAMPIRESCAS.

La literatura no es un corpus inmutable y se da en ella toda clase de hibridaciones esenciales. Para fines del siglo XIX e inicios del siglo XX irrumpían géneros literarios tales como el género policial, la novela de detectives, la ciencia ficción y el relato fantástico. Esto supuso un nuevo campo de acción para replantearse la figura del vampiro y darle a sus trilladas historias la tan ansiada vuelta de tuerca con la que todo escritor sueña. Tenemos, por ejemplo, el tan celebrado relato “El Horla” de Guy de Maupassant (1886) donde el vampiro ya no es ni hombre ni mujer, y ni siquiera tiene forma humana.

“Yo acechaba con todos mis sentidos excitados. Había encendido las dos lámparas y las ocho bujías de la chimenea, como si fuese posible distinguirlo con esa luz. (…) Como dije antes, simulaba escribir, pues él también me espiaba. De pronto, sentí, sentí, tuve la certeza de que leía por encima de mi hombro, de que estaba allí rozándome la oreja. Me levanté con las manos extendidas, girando con tal rapidez que estuve a punto de caer. Se veía como si fuera pleno día, ¡y sin embargo no me vi en el espejo! ¡Estaba vacío, claro, profundo y resplandeciente de luz! ¡Mi imagen no aparecía y yo estaba frente a él! Veía aquel vidrio límpido de arriba abajo. Y lo miraba con ojos extraviados; no me atrevía a avanzar, y ya no tuve valor para hacer un movimiento más. (…) De pronto, mi imagen volvió a reflejarse pero como si estuviese envuelta en la bruma, como si la observase a través de una capa de agua. Me parecía que esa agua se deslizaba lentamente de izquierda a derecha y que paulatinamente mi imagen adquiría mayor nitidez. Era como el final de un eclipse. Lo que la ocultaba no parecía tener contornos precisos; era una especie de transparencia opaca, que poco a poco se aclaraba.”

En “La floración de la extraña orquídea” (1895) de H.G Wells, el terror cede paso al humor, Wedderburn es un hombre anodino y simple, coleccionista de orquídeas,  que con riesgo de su vida obtiene la que es quizá la mayor aventura de su vida, de la que termina jactándose vana e ingenuamente. El título ya nos da la idea de qué forma tiene el vampiro que protagoniza la historia.

En el célebre cuento “El almohadón de pluma”  del libro “Cuentos de amor, de locura y de muerte” (1917) de Horacio Quiroga,  el vampiro es una criatura monstruosa pero pequeña oculta en un artefacto doméstico, se lo describe como “una bola viviente y viscosa”, con patas velludas, y con trompa, que succionaba la sangre de su víctima en las sienes de la misma, apenas dejando marcas perceptibles.

Tal vez los vampiros, mejor dicho, las vampiras más interesantes de la literatura de fantasía sean las criaturas de “Las mujeres Flor” (1935) de Clark Ashton Smith. En un universo fabuloso describe los viajes de un poderoso mago llamado Maal Dweb, y su encuentro con unos extraños seres mitad mujeres, mitad plantas, sin piernas, arraigadas a la tierra por sus tallos y raíces y con los pétalos gigantescos alrededor de sus cinturas cual si se tratasen de  tutús de ballet. Sus brazos terminan en tentáculos que se extienden para dar caza a sus víctimas y su forma de cazar, cantando, nos remite a las míticas sirenas de Odiseo.

Y en “Genius Loci” (1948) del mismo Clark Ashton Smith, el vampiro ya ni siquiera es una entidad espiritual o un bicho no humano, es un prado, un lugar.

Nos detendremos aquí, porque seguramente han de haber más vampiros en la sci fi y en la literatura fantástica que tengan formas sorprendentes y no humanas. Para ejemplos basta por el momento con los anteriores.

 

CONTINUARÁ.

 

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Francisco Joaquín Marro. (Lima, 1981)Escritor, ha publicado la cínica y satírica novela "Sol de Tokio".

Literatura

Padre e Hija Escritores Peruanos Reciben Distinciones Internacionales

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En un emotivo evento celebrado en el Hotel Crowne Plaza de Miraflores, el periodista y escritor peruano Richard Morris Riofrio fue reconocido con dos distinciones internacionales por su novela histórica de ficción, “Rosalba de Altagracia”. La Lic. Issa Arguetas tuvo el honor de entregar estos prestigiosos reconocimientos, uno otorgado por la Real Academia de Arte y Literatura, Filial de los Estados Unidos de América, y el otro por el Consejo Mundial de la Paz, en el marco de su participación en el 1er Congreso Mundial de la Paz y las Artes celebrado en Michoacán, México, en 2024.

Richard Morris, quien también es Mensajero para la Paz de la ONU, se encuentra en el proceso de lanzamiento de su nueva novela de autoficción, “La Noticia Inversa”, un proyecto que promete generar un gran impacto en la comunidad literaria. Su compromiso con la paz y la promoción del arte continúa marcando su carrera como escritor.

Por su parte, su hija, Kiara Morris Rodríguez, a sus 13 años, ya es una figura destacada en el ámbito literario. Actualmente, es embajadora cultural del Bicentenario y recibió la Distinción Internacional Infantil Líder de Paz en Ecuador, otorgada por su contribución a la paz y la cultura. Su obra “Érase una vez en Moore” ha sido adaptada al teatro, lo que subraya su talento y su capacidad para conectar con diferentes públicos a través de las artes.

Ambos escritores representan un claro ejemplo del potencial creativo peruano, mostrando que la literatura puede ser un vehículo poderoso para la paz y la cultura. Richard y Kiara se han comprometido a seguir promoviendo el arte y la literatura, con la esperanza de inspirar a las futuras generaciones.

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Literatura

Hijo de Mario Vargas Llosa afirma que su padre está bien de salud

Tras la cancelación del viaje de MVLL a Madrid para recibir un homenaje, y luego de filtrarse información que indicaba que su estado de salud se encuentra en un nivel muy delicado, su hijo Álvaro ha salido a responder que el Nobel ha tenido que reducir sus actividades debido a su avanzada edad.

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El escritor Mario Vargas Llosa no asistió a la gala de la ‘Catedra Vargas Llosa’ en San Lorenzo de El Escorial en Madrid, en la cual iba a ser homenajeado y se quedó en Lima tras cancelar su viaje. En tanto, en su representación asistió su hijo Álvaro Vargas Llosa, quien aprovechó para afirmar que su padre, se encuentra bien. A pesar que su familia desde hace algunos meses se ha resistido a comentar sobre su real estado de salud.   

«Mi padre tiene casi 89 años, está en el umbral de los 90 años, es una edad a la que uno tiene que reducir un poco la intensidad de sus actividades y él lo ha hecho», afirmó el hijo del Nobel de Literatura en un acto público.

El escritor MVLL ingresó a la Academia de la Lengua Francesa.

Álvaro, además mencionó que la familia está “muy unida” y que su madre Patricia, “está muy pendiente de su padre”, y que “probablemente estará en Perú hasta fin de año” y que no puede dar una fecha exacta para su próximo viaje.

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Literatura

Han Kang se convierte en la primera escritora surcoreana en ganar el Premio Nobel de Literatura

Escritora se impuso a autores como Can Xue, Haruki Murakami o Anne Carson, quienes se encontraban entre los más voceados.

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Contra todo pronóstico, la Academia Sueca decidió otorgarle el Premio Nobel de Literatura a la escritora surcoreana Han Kang, quien fue galardonada “por su intensa prosa poética, que saca a la luz traumas históricos y expone la fragilidad de la vida humana”, según declaró el secretario permanente de la Academia, Mats Malm.

Para los miembros del jurado, la autora ilumina la “conexión entre el cuerpo y el alma, los vivos y los muertos”, y su “estilo experimental” supone una innovación en la prosa contemporánea.

La escritora de 53 años es hija del también escritor Han Seung –won. Nació en Gwangju en 1970, pero creció en Seúl desde los once años. Estudió Literatura Coreana en la Universidad Yonsej de Seúl y se licenció en 1993. Debutó con poemas que aparecieron en la revista Literatura y Sociedad, pero se dio a conocer como prosista.

En 1994, ganó el premio literario del periódico Seoul Shinmun. Posteriormente, publicó varios volúmenes de relatos. En 1999, ganó el premio a la mejor novela coreana. En 2000, el «Premio para Jóvenes Artistas de Hoy», del ministerio de Cultura y Turismo. Y, por último, en 2005, el premio de Literatura Yi-Sang.

La reciente galardonada con el Nobel de Literatura ha trabajado como periodista para las revistas Water of the Deep SpringJournal of Publications y Spring. Su primera novela, La vegetariana (2007), fue llevada al cine en 2010 y recibió el prestigioso premio Booker Internacional en 2016. Está traducida al castellano, al igual que otra novela suya, La clase de griego. En la actualidad, Han enseña escritura creativa en el Instituto de las Artes de Seúl.

Foto: difusión.

Un galardón inesperado

Como todos los años, las especulaciones sobre los posibles galardonados no se hicieron esperar. El chino Can Xue, la canadiense Anne Carson, el escritor indio-británico Salman Rushdie y el japonés Haruki Murakami eran considerados candidatos prometedores. Algunos se consideran ya eternos favoritos y, una vez más, se han ido con las manos vacías.

Después del Nobel de la Paz, el de Literatura es el más reconocido. Los galardonados y sus editores también se benefician de ello gracias al aumento de la demanda de libros.

Según contó Mats Malm, secretario permanente de la Academia Sueca, cuando llamó a la autora para comunicarle la buena noticia, Han Kang estaba almorzando con su hijo. La escritora ha prometido acudir a Estocolmo para la ceremonia de entrega del galardón, el 10 de diciembre.

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Literatura

Jack Martínez, de mototaxista en SJL a ser catedrático de Literatura en Nueva York

Escritor peruano es en la actualidad profesor de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Hamilton.

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Sus primeros diez años los pasó en las alturas de La Oroya (Pasco), entre recios obreros de la mina como su padre, bares de mala muerte donde no era extraño ver a uno que otro borrachín, olor a azufre y tierra recién escarbada. La madre de Jack Martínez siempre quiso una mejor vida para su menor hijo; es así que no lo pensó dos veces cuando la empresa donde laboraba su esposo le ofreció vivir en la capital.

Fue así que el pequeño Jack, ya de 11 años, y su madre llegaron al convulso y desordenado distrito de San Juan de Lurigancho (SJL).

“La primera vez que llegué nos bajamos en lo que era el último paradero de ese arenal, que hoy es la estación Santa Rosa. No recuerdo una noche tan oscura. Sin luz eléctrica, eran chozas y había que tantear con los pies para avanzar y así fue que llegamos. Al día siguiente, al despertar, lo primero que sentí fue el sol terrible sobre la arena (era verano). Fue un choque fuerte. No solo en lo material, sino también en lo cultural”, recuerda Jack.

De esta etapa rescata que pudo conocer un micropaís ahí y crecer con ellos positivamente; “había gente que venía del norte, del sur, de la selva. Gente que se veía diferente a mí y yo diferente a ellos. Crecí junto con el distrito. Recuerdo la primera vez que pusieron el agua y desagüe, fue una fiesta para todos”, relata el escritor para la agencia Andina. Hasta los 16 años, Jack fue parte de la educación estatal, y aunque su vocación y talento no afloraron de inmediato, fue la tradición oral la que lo hizo acercarse a este mundo.

Soñaba con ser periodista deportivo y Ovación era su dial favorito. La academia preuniversitaria era el paso obligado si quería estudiar Comunicación Social en la Universidad San Marcos.

Sin embargo, tuvo un extraordinario profesor que les narraba con gran habilidad diversos contenidos y que una vez delante del jovencísisimo Jack recibió su paga en efectivo.

“Dije , ¡wao! yo quiero que me paguen así… quiero ser profesor. Y comencé a leer. Así postulé a Literatura e ingresé… mis compañeros venían de distintas realidades. Fue impactante ver a compañeros que en lugar de una mochila llevaban sus libros en bolsas de plástico negras y otros que gozaban de muchas comodidades y vivían en lugares que jamás había visitado”. Fueron encuentros que la vida le planteó.

Sin tenerla fácil, en plena crisis, Jack tuvo en aquel entonces trabajar también como mototaxista para solventarse, contando con el apoyo familiar.

De ahí, el Icpna le abriría sus puertas y conocería el mundo de las exposiciones y así pasaron cinco años.

“Un amigo regresó al Perú tras estar becado y él me guió por ese camino y decidí apostar”. Dejó la zona segura, la locura de dejar todo lo establecido e irse a estudiar. “Creo que mi familia pensaba que bromeaba y no me tomaban muy en serio. Igual seguí adelante y cuando llegó el momento le dije a mi novia ´(hoy mi esposa) que me iba y si quería irse también”, recuerda.

“Después de seis años de ese primer viaje, logré invitar a mi mamá. Antes creía seguro que trabajaba en algo más y que lo de la beca era un invento para dorar la píldora, pero luego vio que todo era real”, señala con orgullo tras culminar su maestría en la Universidad de Connecticut.

Al año siguiente, obtuvo otra beca para el doctorado en Northwestern (Chicago). Durante sus años de doctorado, además de investigar y escribir la tesis, publicó su primera novela, Bajo la sombra (2014), que tuvo excelente recepción crítica. En el 2017 se gradúo como doctor y publicó su segunda novela, Sustitución. También ese año empezó como profesor en la Universidad de Hamilton, en Nueva York.

Su mejor novela. Jack es el personaje principal de su historia. Foto: Hamilton College.

En el 2024 acaba de publicar su tercera novela, Te he seguido. En la Universidad de Hamilton enseña escritura creativa, formando jóvenes escritores. También enseña literatura peruana, promoviendo nuestra rica tradición en los estudiantes estadounidenses.

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Literatura

«El jefecito del comedor», un cuento de Giovanna Gutierrez Narrea

Las calurosas vivencias de un empleado de un comedor universitario.

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Cerca de la 1:00 p.m., las colas del comedor seguían aumentando (por la puerta posterior, lateral y frontal), el sol radiante quemaba el rostro y cabeza de los comensales, los gritos bulliciosos: zampón, haz tu cola; amiga, despierta, no dejes que se metan; seguro son los de facufide; las antisonantes voces acompañadas de un megáfono y banderola en son de protesta.  

Tres de la tarde, ni un alma en los alrededores del comedor.

El jefe del comedor estaba fumando cuando tocaron la puerta.

_ Pase _ ordenó

Entró una señorita de buen porte y sonriente le dijo:

_ Buenas tardes, licenciado Abel, quisiera conversar con usted.

_ Sí, dígame

Mientras la coqueta y pícara estudiante se presentaba: me llamo Marifé, soy consejera de la Facultad de Inicial, y miembro de la comisión de almuerzos por el aniversario de mi facultad; quisiera saber qué documentos debo traer para que nuestro pedido sea atendido.

Con la mirada embobada, el jefecito del comedor, escuchaba atentamente el discurso de ese monumento de mujer que tenía en frente: blanquiñosa ella, de ojos grandes y claros, labios carnosos y sensuales, cabellera larga de color castaño, angosta cintura, caderas anchas al igual que sus pechos (todos los hombres son iguales, cuando ven carne blanca hasta podrida la consumen, y si tienen un buen derrier y busto, mejor).

Marifé, inmediatamente notó al hombre de enfrente completamente absorto con su presencia, y en un cruce de miradas hizo que el rostro del licenciado Abel se  ruborizara y dibujara un mohín con sus labios (solito se delataba).

_ Ok, señorita, entiendo. Entonces, puede usted presentar un oficio del decano dirigido a mi persona, solicitando la cantidad de almuerzos que necesitan, adjuntar la resolución de aniversario de decanato y la relación de alumnos matriculados en su facultad.

Tres días después, cerca de las 6:00 p.m., se apareció Marifé por detrás del jefe del comedor, sorprendiéndolo en el momento en que abría la puerta de su carro.

_ Hola, Abel. Perdón, perdón,  quise decir  licenciado Abel. Veo que ya se va, y justo hoy el profesor de estadística se extendió con su clase. Mañana tendré que regresar para presentar la solicitud de almuerzo.

_ No te preocupes, déjamelo y yo mañana lo veo.

_ Qué lindo, gracias. Mmmm, sería mucha molestia si me da una jaladita hasta la puerta de la universidad. Lo que pasa es que ya está oscureciendo y me da miedito bajar sola.

_ Sí, claro, sube. Por dónde vives?

_ En Huaycán, cerca a la Plaza de Armas de Huaycán, en la Av. 15 de julio, cuadra 10. Por lo general me vengo a la universidad con los colectivos y de regreso en combi, pero si tengo suerte, hoy puedo regresar en una camioneta Chevrolet (sonrió la pendeja).

El jefecito del comedor no pudo evitar los ojos brillosos, mejillas sonrojadas y el alargamiento de sus labios, al momento de sonreír.

_ ¿Te molesta si te tuteo?

_ No, total ya estamos fuera de la universidad.

_ ¿Y tú por dónde vives?

_ En Tarazona

_ Qué pena.

_ ¿Por qué?

_ Porque unos metros más y ya me tengo que bajar. Entonces, mañana te busco para recoger la copia de mi solicitud con el sello de tu oficina (despidiéndose aparentemente con un beso en la mejilla, pero se lo dio en la comisura de los labios).

Al día siguiente, 4:30 p.m., Marifé se acercó al container que fungía como oficina del jefe del comedor, llevando Caramandungas para tomar lonche, pues días anteriores la ofrecida esta se había percatado de la cafetera y hervidora que descansaban en una mesita, ubicada fijamente en una de las esquinas del vagón.

Abel la miró y sonrió, se sacó los lentes y se restregó los ojos. Luego cortó un pedazo de papel higiénico y limpió las lunas con esmero (mientras pensaba qué decir). Los trabajadores se iban retirando con un hasta mañana jefe, todo limpio jefe, todo cerrado jefe, que descanse jefe, cuidado jefe.

_ Gracias por las rosquitas Marifé, pero ya me tengo que ir. Te prometo que mañana temprano me los como en el desayuno.

Aquí puedes continuar leyendo el cuento completo.

https://cuentroversia.blogspot.com/2024/08/el-jefecito-del-comedor-cerca-de-la-100.html

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Literatura

Presentación de libro Gaza ante la historia, de Enzo Traverso

Conoce una de las novedades de la Feria Internacional del Libro de Lima.

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En el marco de la 28° Feria Internacional del Libro de Lima (FIL), gracias a la librería Contragolpe, se llevará a cabo la presentación del libro Gaza ante la historia, del reconocido historiador Enzo Traverso. El evento se realizará el lunes 29 de julio, en el auditorio José María Arguedas, a las 3 p.m. La presentación del libro estará a cargo del politólogo Alberto Adrianzén y la artista Daniela Ortiz.

¿Es la destrucción de Gaza una consecuencia del ataque del 7 de octubre o el epílogo de un largo proceso de opresión y erradicación? ¿Tienen los palestinos derecho a resistirse a la ocupación? ¿Hablar de genocidio es antisemitismo? En Gaza ante la historia, Enzo Traverso, uno de los historiadores más autorizados de nuestro tiempo, va a la raíz del conflicto israelopalestino poniendo en cuestión la historia del conflicto y ofrece una interpretación crítica que da la vuelta a la perspectiva unilateral desde la que nos hemos acostumbrado a observar lo que ocurre en Gaza.

Se suele describir a Israel como una isla democrática en medio de un océano oscurantista y a Hamás como un ejército de bestias sedientas de sangre. La historia parece remontarse al siglo XIX, cuando Occidente perpetró genocidios coloniales en nombre de su misión civilizadora. Sus supuestos esenciales siguen siendo los mismos: civilización frente a barbarie, progreso frente a atraso. Junto a las declaraciones rituales sobre el derecho de Israel a defenderse, nadie menciona nunca el derecho de los palestinos a resistir una agresión que dura desde hace décadas. Pero si en nombre de la lucha contra el antisemitismo permitimos que se desate una guerra genocida serán nuestras propias orientaciones morales y políticas las que se vean empañadas, serán los supuestos de nuestra conciencia moral los que se verán socavados: la distinción entre el bien y el mal, el opresor y el oprimido, los perpetradores y las víctimas.

Fecha: lunes 29 de julio

Hora: 3 pm

Lugar: auditorio José María Arguedas de la FIL (Parque Próceres de la Independencia, Jesús María, alt. cd. 16 de av. Salaverry)

Presentan:

– Alberto Adrianzén

– Daniela Ortiz

Organiza: librería Contragolpe  

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Literatura

«Por Facebook», un cuento de Giovanna Gutierrez Narrea

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Por Giovanna Gutierrez Narrea

Te miro por el face y vienen a mí los años de esplendor al lado tuyo. Una relación amorosa de tres años: compartiendo anécdotas, viajando juntos, experimentando emociones, conociendo un poco de ingeniería mecánica y tú aprendiendo un poco más sobre el sistema de la lengua (tú en la UNI y yo en la UNE-Cantuta). Dé repente, tu ausencia se empezó a justificar porque tenías que estudiar para tus prácticas calificadas, luego los trabajos de grupo y, finalmente, tus exámenes parciales y finales. Un par de meses después me dijiste haber conocido a una chica (rubia superficial, por cierto, tez blanca, delgada, caderona y bien tarrajeada; la típica mujer por la que el 99.9 % de hombres pierden la cabeza). Enamoramiento que te duró menos de un año, puesto que tu nueva conquista terminó yéndose con un hombre, muchos años mayor que tú; interesante cargo en la política de la universidad y de atractiva billetera. Supongo que mi poco atrevimiento sexual y la falta de coquetería fueron en gran parte, también, las causas del enfriamiento sentimental, razones por las que terminaste conmigo.

Anoche vi a Javier -me contó Mary-. Pensé que eras tú la que estaba con mi primo (estos chicos no cambian, terminan y luego regresan -me dije-…). Yo estaba comprando salchipapas en la esquina de mi casa, cuando pasaron por detrás mío, y mi primo ni cuenta se dio, y al voltear miré a la chica, quien tenía tu misma estatura, el cabello negro y lacio como lo tienes tú, y de perfil muy parecido a ti (pudiendo tener una original, se buscó una copia), pero por la oscuridad no la pude ver con exactitud. Sin embargo,  esa relación no le duró mucho tiempo, porque luego lo vi salir con su actual pareja, un poco feíta la nueva prima, pero es odontóloga. Ni modo amiga, será mi primo pero que se joda… Mejor estabas tú.

Aquí el cuento completo: https://cuentroversia.blogspot.com/2024/06/por-facebook-te-miro-por-el-face-y.html

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Literatura

Invitación a comer un chaufa: el nuevo libro de Julio Barco

Lee la columna de Nicolas López-Pérez

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Por Nicolas López-Pérez

A la industria editorial en crisis: lo primero es tomar por sorpresa a la hegemonía con un ramo de dientes de león. Luego, al ver los rostros entre la confusión y el estupor, soplar con dulce violencia cada una de las partículas que componen la flor. Esa es la fuerza literaria de Julio Barco (1991), señoras y señores. El poeta de El Agustino que viste y calza. No me detendré en la identidad de qué género o de qué tipo es el último libro publicado. Lo cierto es que Chaufa es un homenaje a la opacidad de la palabra y el lenguaje. En sus páginas se narra, se ensaya, se canta, se baila y se come. Como si la literatura peruana y su estado actual fuese el tema de un banquete digno de Platón, una reunión que armoniza reflexión y sentimiento.

A ustedes, señoras y señores de la industria editorial, huelga deciros que este libro es una incisión en las maneras de leer el insalvable abismo entre lo popular y lo culto; entre la periferia y el centro; entre el margen y el cuadro. Al mismo tiempo, su prosa nos muestra a un escritor audaz y resiliente ante el histórico vapuleo contra quien no tiene santos en la corte. Un escritor que se desenreda, como si fuera un ovillo de lana, para golpear la mesa y declarar una nueva profesión de fe literaria. Tal vez, señoras y señores de la industria editorial en crisis, la literatura que os presentáis es, a grandes rasgos, ominosamente homogénea y continúa a mostrarnos un Perú desconectado de sus bases. Puede que esta afirmación categórica se malinterprete, pero ante un mar de literatura pituca y aspiracional en que la finalidad es conmover o divertir con historias más o menos fascinantes, escribir desde las entrañas de nuestras ciudades es un ejercicio de resistencia y estrategia. Chaufa articula la palabra como un antídoto contra la apatía que vuestra literatura vierte sobre la clase trabajadora peruana.

En un hadiz islámico se lee que el estómago es el centro de todas las enfermedades. Desde ahí, una ética del cuidado de lo que se come. En el Perú, no obstante, todavía se habla de hambre; todavía hay poblaciones enteras donde escasea la comida y no solo por el aumento en el costo de la vida ni por la falta de empleos, sino por el individualismo y, además, la insuficiencia de las políticas públicas para llegar a cada rincón de una escandalosa, pero preciosa geografía. Recuerdo un dossier de 2018, publicado en Unidiversidad, una revista de pensamiento y cultura de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y titulado “Perú: los poemas del hambre”. Paolo de Lima, el compilador, enfatiza el hambre como tópico en los versos de un considerable número de autores. Y esos poemas y poetas no son los primeros que orbitan en torno a la comida, también obras como “Primicias de cocina peruana” (2005) de Rodolfo Hinostroza, “Comer en los mercados peruanos” (2019) de Mirko Lauer o incluso “Tratado de la yerbaluisa” (2012) de Enrique Verástegui son ejemplos del vínculo entre literatura y comida. El estómago se conecta con el corazón y el cerebro, ¿y ustedes señoras y señores de la industria editorial qué hacen al respecto con las problemáticas sociales de las mayorías? Una paradoja: Perú, potencia gastronómica a nivel mundial e incapaz de erradicar el hambre en su territorio.

Barco nos encuentra en el Chifa, aunque puede que otros platos que nos acomunan sean el ceviche o la salchipapa. Lo encomiable está en el imaginario popular que este escritor construye: precisamente, en ese punto en que todos los archivos se tocan y donde no originan una identidad que confronta los ánimos, sino una capaz de generar una potencia solidaria donde el Perú se construye con tradiciones, afectos y palabras. Barco apuesta, en definitiva, por un manifiesto que conjura un sentimiento social, bullendo desde un problema inmanente y trascendente: el sentido de seguir luchando juntos por un mejor Perú. A ustedes, señoras y señores de la industria editorial, ¿cuántos libros tenéis que ingeniosamente pueden remecer a los sectores más populares? Una fuerte resistencia contra la literatura pequeño-burguesa, tanto como guiones que tienen éxito en Netflix y Hollywood. Barco escribe como se prepara un chaufa. Auguro que su lectura tendrá sabor a la simpleza y santidad de ese plato. Girados y apreciad la maestría del verbo. Chaufa es imperdible en este 2024 de las letras peruanas. Imperdible.

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