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Lima 01.20 / BAR ‘PALERMO’, EL ASERRÍN ILUSTRADO

1.
Lima entonces, era una ciudad que trasnochaba o amanecía en sus convulsos años cincuenta. En ese entonces, la avenida Nicolás de Piérola, en el centro de la ciudad y conocida por los lugareños como la «Colmena» -antes que Camilo José Cela habitara en su propia «Colmena»- era un acrisolado bulevar donde la modernidad y la elegancia caminaban de la mano en medio de una arquitectura que se construía ante la imperiosa necesidad de establecer una urbe cosmopolita.
En aquel entonces, Lima consolidaba una identidad urbanística única. Y sus gentes eran esos limeños que se paseaban por esa Colmena Izquierda -llamada así desde la Plaza San Martín hacia los rumbos del Este-, pasmándose cada día con los nuevos establecimientos de luminosos escaparates, los flamantes restaurantes de neón, sus estrenados cafés de espejos centelleantes y todos sus rostros y todos sus personajes y todos sus sonidos.
Al llegar al Parque Universitario -frente a la antigua casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos- que le había otorgado ese título estaba situado un edificio de seis pisos de rasgos adustos. Era el hotel Colmena en la mismísima vía; hospedaje obligado para los inéditos limeños de nuevo cuño, habitantes precisos del estrenado tiempo de la creciente capital peruana. En las amplias tiendas del primer piso del hotel y gozando de cierto prestigio ya, el «Café y heladería Palermo» era parada necesaria para hacerse de una legalidad y prez -exigencia propia que la quisquillosa Lima solicitaba a sus coterráneos-, amén de un momento de contrapunto social y unos cremosos helados, más para el espíritu que para el propio cuerpo.
Los inmigrantes italianos que llegaron al Perú desde el siglo pasado y masivamente después de la Segunda Guerra Mundial, se distinguieron en Lima por establecer sus comercios con aquellas esencias de su fibra peninsular: las pastas y facturas, las helados escrupulosamente batidos y por cierto, sus panes y pasteles generosos.
La familia Cocchella era de la zona norte de la península italiana, gente trabajadora pero ocasional. El padre de los Cocchellas había llevado con esmero el negocio del «Palermo» y el hotel, pero sus intereses mayores estaban puestos en la industria metálica. En el verano de 1950, el respetable señor Cocchella, agotado de tiempo, colocó muy a su pesar un aviso en la vitrina principal de la cafetería: «Traspaso tienda, precio moderado». Y esa ya es otra historia.
2.
Shinjo Kuniyoshi y su esposa Matsu Arashiro, después de observar con sosegada calma sus primeras 24 horas que pasaron en Lima aquel año de 1929 y luego de la travesía inenarrable de 58 días que los trajo desde Okinawa en el Japón, tomaron la decisión más trascendental de sus vidas: aquí nos quedamos, se dijeron y los dos agregaron solo con el pensamiento y la mirada en ese mismo instante: hasta que la muerte nos separe. Dos hijos habían quedado en Okinawa, dos hijos que luego murieron en la gran guerra y que nunca volvieron a ver a sus padres porque don Shinjo había prometido, al cabo de cinco años, regresar en mejor posición económica. Y desde ese mismo día en el Perú, el joven señor Shinjo pasó a llamarse Santiago y la joven señora Matsu tomó por nombre el de Margarita, ambos flamantes vecinos de las rumorosas y festivas calles porteñas del Callao.
Antes, muchos años antes, otras familias okinawenses se habían establecido no solamente en Lima sino a lo largo del valle del Alto Rímac al centro, en las valles de Chancay al norte y Cañete al sur. Casi todos, trabajaban en las duras y fatigosas faenas campesinas. Los que se quedaron a vivir en la capital, al principio como pequeños comerciantes ambulantes y ayudantes, se repartieron con familias y amigos, en los barrios del Cercado, La Victoria, Breña, Rímac y los Barrios Altos. Pero para ese entonces, los años cuarenta, ya se habían hecho de pequeños negocios, básicamente la conducción de reducidas bodegas, peluquerías, bares y cafés.
Los Kuniyoshi no tardaron en fundar una encomendaría, especie de breve almacén, en la industrial y transitada Plaza Unión a donde se habían mudado con el fruto de sus primeras ganancias. Para Santiago Kuniyoshi, luego de los ingratos sucesos de 1940-1945 y que los afecto de sobre manera, la tienda no le fue ajena. Muchos de sus paisanos, convertidos en expertos comerciantes y luego de administrar el reconocimiento general por sus sacrificios, esfuerzos y superaciones propias, no dejaron de apoyar a la emprendedora familia Kuniyoshi que ya para esto había ido creciendo, también generosamente, con el nacimiento de diez hijos.
3.
En «El Palermo», don Santiago Kuniyoshi inició el conocimiento de otro tipo de clientes. Todos llegaban a sus mesas de riguroso traje, cargados de libros y papeles, atados a conversaciones exaltadas e interminables que al principio él no comprendió. Pero don Santiago tenía otra facultad a parte de su palmaria tenacidad, le gustaba escuchar y mirar a los ojos. Así, cayó en cuenta que estaba al frente de una clientela clasificada. Cierto, su establecimiento se ubicaba frente a la universidad de San Marcos, la más prestigiosa y antigua de América. Cierto, estas personas eran distintas a aquella que lo frecuentaron en la encomendaría de la Plaza Unión. Cierto, era muy cierto entonces que había que tener otra aptitud y otro ‘trato’ porque don Santiago estaba de acuerdo con esa máxima que aprendió muy bien y que decía que el cliente siempre tiene la razón.
El aprendizaje fue su acto mayor. Entonces de un tiempo para adelante, al regresar a su casa de la avenida Brasil, su esposa y sus hijos, observaban a don Santiago leyendo profundamente extraños libros, enigmáticas revistas, indescifrables documentos que el cuidaba que extrema reserva. Eran las publicaciones que sus nuevos amigos, aquellos que habitaban el universo de sus dominios, le prestaban u obsequiaban luego de sesudas y grandilocuentes explicaciones. Don Santiago no tardó en cambiar. Así se hizo más reflexivo. Si antes pasaba como un tipo silencioso y de palabras exactas, ahora parecía más bien un monje tibetano, confundido como un cliente más en una de los apartados, tratando de explicar el mundo a sus nuevos amigos que él llamaba «los pensadores».
Entonces, uno de sus hijos, el que más lo seguía, que también se llamaba Santiago y que ya asumía las responsabilidades que exigía el enorme «Palermo», descubrió el origen de aquel cambio. El señor Kuniyoshi, había descubierto el casi inexpugnable universo de una buena parte de la intelectualidad peruana. Y ahora, el joven Santiago, había comenzado a seguir los atrevidos pasos de su padre. «El Palermo» era un establecimiento amplio, el más grande que se recuerde en la zona. La atención era esmerada pero nada especial en los servicios de la cafetería, el restaurant y el bar.
En su primeros años, sus 22 mesas familiares, alfombradas de aserrín y tatuada por la efervescencia nocturna, albergaban casi las 24 horas de día a un conjunto que reunía a profesores y estudiantes de la universidad de San Marcos y alguno que otro de la Universidad Católica, la mayoría procedía de las Facultades de Letras y de Derecho. Pero también eran clientes conspicuos, toda la feligresía periodística, porque hasta allí llegaban, al cierre de la edición, toda laya de gente de prensa: redactores y reporteros de La Prensa, La Crónica y El Comercio, los diarios más importantes de aquel entonces.
4.
El lugar, atraía por varias razones que no eran por cierto el decorado y su escenografía. Era un café y bar como otros cualesquiera que existían en los predios de la universidad, el Parque Universitario o la Plaza San Martín. No obstante, la apacible contemplación que observaba don Santiago y sus hijos, la solícita atención que practicaban los mozos –Broncano, Linares y Vitelio– y que satisfacían las exigencias más extravagantes del clientelaje sin mayores dramas, era el encanto que trasuntaba ese «Palermo» de los años cincuenta. Porque los que llegaban con suficientes reservas económicas, podían ver sobre su mesa una buena botella de pisco peruano; los que lucían un presupuesto regular lograban atiborrar su espacio de cervezas y cigarrillos; los que mostraban exiguos recursos alcanzaba a tomarse algunas tasas de café; y los otros, aquellos que caminaban con los bolsillos vacíos, pues nada, se sentaban sin ser molestados y miraban pasar las horas y el mundo rodar.
De repente se observaba en agitadas reuniones, juntos pero no confundidos, al novelista José María Arguedas y al maestro Raúl Porras Barrenechea, a los poetas Alberto Escobar y Francisco Bendezú, al estudiante de historia Pablo Macera, y al pedagogo Oscar Franco. A los periodistas Pedro Alvarez del Villar y al crítico y poeta Augusto Salazar Bondy. Al filósofo Víctor Li Carrillo y al estudiante de derecho Félix Arias Schreiber. Al sociólogo Aníbal Quijano y al narrador Eleodoro Vargas Vicuña -en el 55, recién llegado de Arequipa-, al poeta Juan Gonzalo Rose y al historiador Emilio Choy, al cuentista Oswaldo Reynoso y al crítico de cine Hugo Bravo, a las estudiantes de Letras –casi musas–, Esperanza Ruiz, Nícida Coronado y Evalina Gayoso.
Todos, jóvenes personajes de un gran fresco que podía retratar la convulsa cultura peruana de los años cincuenta, años de la férrea dictadura militar del General Odría. La mayoría, asistentes en fervorosa procesión desde el leyendoso Patio de Letras de la Universidad de San Marcos. Otros, en sistemático ritual académico -los poetas Pablo Guevara, Leopoldo Chariarse, Washington Delgado y el escritor Julio Ramón Ribeyro-, llegaban en grupos acicalados desde los claustros de la Universidad Católica y atiborraban el lugar con su irrecusable deseo de descubrir el Perú de las ideas y de los dédalos políticos de su coyuntura. Encontraban, quién lo duda ahora, en «El Palermo», la libertad que no encontraban en los espacios universitarios que la sociedad peruana les había entregado para su continuidad.
Así el mítico «Bola» rejuraba que en uno de los baños había estrechado su diestra –y su siniestra también– al mismísimo Ernesto Guevara, antes de ser el «Che» y antes de ser «El Comandante», cuando estuvo de paso a la revolución y en moto. Y contiguos a otros escritores y poetas en ciernes, y junto a otros sublimados artistas de las letras y la plástica, y observados y comprendidos por la familia Kuniyoshi que los albergaban, inmigrantes también a su manera, componían un apasionado mosaico con esos otros parroquianos, la mayoría de clientes, foráneos en Lima, llegados desde el interior de las provincias del Perú a tomar posición en una geografía propia como ajena.
5.
Cierto, «El Palermo» se fue convirtiendo en capilla y catequesis, en aula alternativa y universidad de la propia vida. Aquel fue su atractivo y su pudor. Su exclusivo clientelaje sabía bien que ahí iba a encontrar a sus congéneres, a esos seres que vivían preocupados por el origen de las cosas, por la explicación de los fenómenos totales y por el fondo y la forma estética con qué explicar que la vida existe de otra manera. Así, se tejían los diálogos profusos y cotidianos, triviales o trascendentes, triunfales o dramáticos, amargos o hedonistas. Y en cualquier momento hacía su ingreso un gran maestro o un irreverente poeta, un profundo filósofo o un cultivado periodista, un anecdótico pintor o un fulgurante novelista, todos reunidos en ese café y bar limeño que el tiempo convirtió en sala magna e institución.
En medio de esa bohemia y tertulia, la familia Kuniyoshi, don Santiago y sus hijos mayores, protagonizaron una función normativa. Se los respetaba como ellos respetaban el resplandor de las ideas que en esas mesas de «El Palermo» adquirían categoría de fe teológica. Se los respetaba porque el joven Santiago y su hermano Julio, en los años siguientes, persistieron en esa mutua atención y tomaron la posta dejada por el fundador de aquel lugar entrañable para artistas, pensadores y políticos, desde aquellos tiempos de los primeros años de la década del cincuenta. Porque Santiago y Julio, en tiempos posteriores –ya existía el piano que era tocado por el maestro Freddy Ochoa cuando «El Palermo» era ya un snack bar–, con su proverbial protección, apoyaron y animaron publicaciones, presentaciones de libros y hasta respetuosas ceremonias para festejar un cumpleaños o la llegada o despedida de algún hijo ilustre de sus mesas.
Suele decirse que el gran poeta peruano Martín Adán fue el primer limeño certificado que inauguró la lúdica costumbre de asistir a «El Palermo» en las épocas de los italianos al final de la década del cuarenta. Le encantaba el tiempo detenido y el sordo estruendo de las ideas silentes y musicales –según confesión de parte–, y porque incluso en su horas más frenéticas –que las había sobre todo los fines de semana– era un simple y confuso bar, pero donde nadie lo molestaba ni interrumpía el discurrir de sus imágenes poéticas que escrupulosamente dejaba escritas en finas hojas de servilletas y que el mozo Broncano guardaban con sumiso respeto y para la posteridad.
Igual fervor habitaba en los sentimientos del notable pintor Víctor Humareda, quien todas las noches y mucho más en los años ochentas, se acercaba con su carga briosa de colores remojados en los vinos de su mundo cromático y secreto, a domar sus demonios y a contarle cada vez una historia distinta a Julio Kuniyoshi. Así, los espacios del mítico bar, albergaron en su momento a casi todos los militantes de la llamada «Generación del 50», constructores de una revista emblemática: «Letras Peruanas». Allí también se forjaron grupos y movimientos, los más importantes, aquel de los prosistas del grupo «Narración» en los años sesenta y su revista del mismo nombre.
6.
Un lustro más tarde, en casi la misma mesa, irrumpió con su sibilino universo integral el movimiento poético Hora Zero y todos sus manifiestos y toda su zarabanda de lúcidos locos tiernos. Y «El Palermo» de la familia Kuniyoshi, en aquel apasionante interregno, pertenece a la infinidad de páginas libres de la literatura peruana. Su nombre y su influencia se lee en la novela de Julio Ramón Ribeyro «Los geniecillos dominicales» donde los protagonistas, todos jóvenes iconoclastas y al mismo tiempo revolucionarios e incendiarios, traman cambiar el universo al calor de sus ideas y en el esplendor de sus cervezas.
Y ha quedado escrito también en célebres poemas, en cuentos y otras novelas como el marco de referencia de otras épocas, como registro vivencial y generacional –la llamada Guerra Fría, la Revolución Cubana, la muerte del poeta guerrillero Javier Heraud, la Revolución Cultural China, las revueltas de París y Praga, el Chile de Allende y Pinochet y el Perú, desde los fastos de la dictadura odriísta, pasando por la anémica gesta demócrata de Belaunde y hasta la revolución del General Velasco– en otras estatuas del tiempo. A Julio Kuniyoshi, en la lejanía de los años, le compitió la ingrata tarea de cerrar el capítulo de un ilustre pasado de este mítico café-leyenda. Fue una noche de noviembre de 1989 cuando se bajaron definitivamente las puertas metálicas de «El Palermo».
Cuarenta años habían pasado desde aquella vez cuando don Santiago o Shinjo Kuniyoshi había encendido las luces majestuosas de sus aposentos que iluminaron con su calor y resplandor a más de una generación de intelectuales, escritores y artistas, y que alguna vez escribieron en alguna de sus mesas, los versos abrumadores de sus vidas y de sus frescas presencias con las cualidades de los espejos de la memoria. Yo recuerdo de niño ese fulgor y los estruendos que escapaban desde las entrañas de sus mesas del fondo y me preguntaba qué era aquello que se defendía con tanta pasión.
7.
Era «el café de los ensueños», decían que decía mi padre, también activo concurrente y emisario de las influencias que de aquel «Palermo» se tejían para el mito. Después, hasta su barra llegué ya de adolescente a pedir una copa de pisco para el frío de la nueva vida, un picante cebiche para agarrar fiereza digestiva y una cerveza fría para soportar mis primeras calenturas ante la sensualidad de las partes ajenas. Años más tarde, en 1973, mi voz se hizo ronca porque ya instalado en una de sus mesas, y con otros jóvenes poetas del movimiento Hora Zero, gritaba cada vez más fuerte por las tardes, alto gritaba con los puños y de noche, para que el planeta oiga mi templanza y ahí ha quedado su filo y su ternura para rendirle este homenaje.
Pero no solo Friedrich Nietzsche, «más allá del bien y del mal», también desde su antiguo amor a la sabiduría no corrompida, aparecía Ortega y Gasset, y hasta el nirvana como fuente ideológica del fascismo germano, era el fuerte de Arthur Schopenhauer, en los gritos de Jorge Pimentel o Juan Ramírez Ruiz o Tulio Mora o Enrique Verástegui, jóvenes aún, entre los puchos de la vida y los cigarrillos prestados y las medias botellas de pisco Vargas y los capachos bien remachados. Kant se enfrentaba al general Velasco y la Reforma Agraria a Garcilaso.
Así Kin Novak era más mujer que Laura Antonelli o al revés y Gladys Arista decía ser más fiel que Cuchita Salazar. Y recitábamos a Thomas Nashe, poeta impuro del mil quinientos: «Una flor es la belleza, que se marcha y se consume…El polvo ha cerrado los ojos de Helen, es hora de morir estoy enfermo: Señor ten piedad de nosotros». Así, a las cuatro de la mañana, apagábamos la luz del «Palermo» y todos nos íbamos a dormir con Helen. Y así lo recuerdo.
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Caos en la Vía Expresa: Metropolitano colapsó otra vez
Más de 20 buses del Metropolitano quedaron varados en la Vía Expresa de Paseo de la República. Según la ATU, el incidente fue causado por un acto de vandalismo que puso en peligro a un conductor.

Este lunes 30 de junio, Lima volvió a experimentar lo que para miles de ciudadanos ya no es una excepción, sino una lamentable rutina: el colapso del servicio del Metropolitano. Más de 20 buses quedaron varados durante horas en plena Vía Expresa, entre el Centro de Lima y San Isidro, dejando a cientos de pasajeros atrapados, molestos y sin respuestas claras.
Según la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), la causa de este nuevo episodio de caos fue un “acto de vandalismo” que afectó a uno de los conductores. Si bien el comunicado oficial señala que el servicio fue “restablecido”, la realidad es que no existen protocolos efectivos para enfrentar imprevistos, ni mucho menos un plan de contingencia que priorice a los usuarios.
La ATU se limitó a publicar en redes sociales: “Se ha superado el incidente”, como si con eso bastara para justificar horas de retraso y desorden en el servicio. Es inaceptable que un sistema de transporte que moviliza a miles de personas a diario dependa del azar, sin medidas preventivas ni capacidad de reacción frente a emergencias mínimas.

Como si fuera poco, la estación Naranjal del Metropolitano también sufrió bloqueos debido a manifestantes. Aunque finalmente se dispersaron con apoyo policial, el daño ya estaba hecho: más demoras, más caos, y más ciudadanos afectados.
La ATU parece olvidar que gestiona un servicio esencial para la vida diaria de la ciudad. La falta de inversión en infraestructura de respaldo, la carencia de información oportuna a los usuarios y la absoluta ausencia de un plan de manejo de crisis evidencian un sistema colapsado por la improvisación.
Los limeños no merecen más excusas ni comunicados vacíos. Necesitan un sistema de transporte urbano que funcione, que sea seguro, previsible y, sobre todo, respetuoso con su tiempo y su dignidad. Si la ATU no puede garantizar eso, entonces la pregunta es obligada: ¿para qué existe?
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TC determinó que demolición de muro en la plazuela de la iglesia San Francisco no vulneró ningún patrimonio
Máximo intérprete de la Constitución indicó que demolición de cerco perimétrico fue completamente legal.

Se acabaron las barreras. El Tribunal Constitucional (TC) puso punto final a la controversia legal sobre la demolición del muro perimétrico que rodeaba la plazuela San Francisco, en el Cercado de Lima.
A través de una sentencia emitida esta semana, el colegiado declaró infundada la demanda de amparo presentada por la Provincia Franciscana de los Doce Apóstoles contra la Municipalidad Metropolitana de Lima y el Ministerio de Cultura (Mincul).

De acuerdo con el fallo, el muro, que fue construido en 1989 como medida de seguridad, no contaba con protección como patrimonio cultural, ni a nivel nacional ni internacional.
El fundamento 16 de la sentencia señala que la construcción original respondió a necesidades de seguridad durante la época del terrorismo y comercio ambulatorio en el Centro de Lima. «Esta situación ha variado […] ya no sería necesario», indicó el TC, respaldando el criterio municipal.

Por el contrario, incluso la Unesco respaldó su demolición al considerar que no formaba parte de los elementos reconocidos como parte del valor universal excepcional del Centro Histórico de Lima.
El TC también precisó que la demolición, realizada por la comuna limeña en febrero de 2022, fue parte de un plan integral de recuperación y peatonalización del entorno monumental.
La decisión se sustentó en que el muro estaba levantado sobre un bien de propiedad pública y no generaba derechos adquiridos que impidieran su retiro.
En su sentencia, el tribunal descartó que la medida haya afectado la libertad religiosa o las actividades propias del convento y la iglesia San Francisco. Los magistrados señalaron que no se acreditó ninguna restricción al ingreso de fieles ni a las celebraciones litúrgicas.
Finalmente, el TC exhortó a la Municipalidad de Lima y a la comunidad franciscana a establecer mecanismos de coordinación para garantizar que los proyectos de mejoramiento urbano no interfieran con el normal desarrollo de las actividades religiosas.
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Hallan muerto a José Miguel Castro, exfuncionario clave del caso Susana Villarán
Degollaron al testigo clave que iba a declarar contra la ex alcaldesa Susana Villarán. PNP descarta suicido por la escena encontrada.

Hoy, 29 de junio, la Policía Nacional del Perú halló sin vida a José Miguel Castro Gutiérrez, de 51 años, exgerente municipal de la gestión de Susana Villarán y testigo clave en el caso de financiamiento ilegal de campañas políticas en Lima. Castro fue encontrado en el baño de su domicilio, ubicado en la calle Madrid, distrito de Miraflores, con un profundo corte en el cuello de aproximadamente 14 centímetros.
Según el parte policial, al que este medio tuvo acceso, fue su padre, Julio Sergio Castro Gómez, de 81 años, quien halló el cuerpo alrededor de las 10:15 a. m. al ingresar a los servicios higiénicos del inmueble. Castro Gutiérrez había sido visto por última vez a las 10:00 p. m. del día anterior y se encontraba en pijama, tendido en el piso y con signos evidentes de sangrado.
Al lugar acudieron agentes policiales y personal del SAMU, quienes constataron la muerte. El paramédico Kenneth Encinas Panduro indicó que el cuerpo presentaba una herida cortante en el cuello. Además, se hallaron en la escena un cuchillo de cocina con mango de color negro, manchado de sangre, y otro cuchillo con mango de color rojo con similares características.
El hecho ocurre a pocas semanas de que Castro declarara nuevamente ante la Fiscalía en el marco del proceso que investiga la presunta recepción de aportes ilegales de Odebrecht y OAS a las campañas del «No a la revocatoria» y la reelección municipal de Villarán. La Fiscalía ya había incluido a Castro como colaborador eficaz.
La noticia ha generado conmoción y suspicacias en sectores políticos y de la opinión pública, dado el contexto judicial que enfrentaba. El Ministerio Público ha iniciado las diligencias correspondientes para esclarecer si se trató de un suicidio, como sugiere el informe preliminar, o si hay indicios de participación de terceros.
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NEO TV irrumpe en la televisión peruana: arte, análisis, cultura y política en una nueva señal
Una nueva propuesta televisiva.

Una nueva forma de ver televisión ha llegado al Perú. Se trata de NEO TV, un canal diferente, audaz y necesario, que apuesta por contenidos de calidad, pensamiento crítico y conexión con lo esencial: el arte, la cultura, la información y el análisis profundo de la realidad.
NEO TV ya está disponible en múltiples plataformas de acceso nacional, incluyendo Win, Win Plus, TV 360 de Bitel, Zapping, Best Cable, Megatel, Bantel, Yotta TV y en señal abierta a través del canal 18.6 de la Televisión Digital Terrestre.
Bajo el lema “La nueva televisión ya está aquí”, NEO TV presenta una propuesta fresca y comprometida con el contexto actual del Perú, ofreciendo una programación diversa y de alta calidad, pensada para un público exigente, curioso y con ganas de ver más allá del entretenimiento vacío.
Estos son algunos de sus programas emblema:
• Tecnología y Negocios con Juan José Sandoval – los protagonistas de la innovación y el mundo empresarial comparten su visión.
• Ver para Crear con Luis Agusti – entrevistas íntimas con los artistas más importantes del país.
• Lima Gris – periodismo de investigación con la conducción de Edwin Cavello.
• Lo que es y no lo que parece con Ian Paredes – análisis político directo y sin concesiones.
• Hombro a Hombro – el entorno natural bajo la lupa: clima, mareas y sostenibilidad.
• El Ojo está en la Cabeza – una exploración del mundo a través de la fotografía.
• Viajando con Uchi Vargas – rutas y destinos que inspiran y conmueven.
• Al final del día con César Sánchez Torrealva – un late night con conversaciones inteligentes.
• Influencer de la semana con Milagros Salinas – un podcast fresco, con voces que importan.
• La homilía del Padre Arens – espiritualidad y reflexión en tiempos de cambio.
NEO TV no es solo un canal, es una declaración de principios. Es la respuesta a una audiencia que pide algo distinto. Es la televisión que pone en valor el contenido, el talento nacional y la mirada crítica sobre nuestro presente.
NEO TV ya está disponible en múltiples plataformas de acceso nacional, incluyendo Win, Win Plus, TV 360 de Bitel, Zapping, Best Cable, Megatel, Bantel, Yotta TV y en señal abierta. pic.twitter.com/9aWNKDBt0k
— Revista Lima Gris (@Limagris) June 27, 2025
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Pronunciamiento de la Asociación de Bibliotecólogos del Perú ante el caos que reina en la BNP
Asociación muestra su “profunda preocupación” por la designación de personal sin experiencia dentro de la Biblioteca Nacional.

Descompaginados. La reciente designación de Keila Miroslava Garrido Gonzales como directora de la Dirección de Desarrollo de Políticas Bibliotecarias ha ocasionado que la Asociación de Bibliotecólogos del Perú (ABP) dé un grito al cielo debido a que la mencionada funcionaria se especializa en criminología y no cuenta con experiencia comprobada en el área de bibliotecología.
Es así que la ABP viene señalando, mediante un pronunciamiento publicado en sus redes sociales, su “profunda preocupación y enérgico rechazo” a lo que sería una designación de una persona sin perfil idóneo para tan importante cargo dentro de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP).
“Hemos tomado conocimiento, con gran inquietud, la designación de la Sra. Keila Miroslava Garrido Gonzales en la Dirección de Desarrollo de Políticas Bibliotecarias y la Dirección de Gestión y Articulación de Bibliotecas. Es ALARMANTE que una funcionaria con una trayectoria profesional ajena al ámbito bibliotecario y cultural, especializada en criminología, ocupe puestos donde se necesita personal técnico con conocimiento del tema”, se lee en el pronunciamiento de hoy.

En efecto, según su perfil profesional, Keila Miroslava se dedica a la criminología, trabajando previamente para el Ministerio del Interior que en ese momento lo dirigía el exministro Vicente Romero.

La ABP espera una pronta rectificación por el bienestar y correcto funcionamiento de la BNP, respetándose esta vez la meritocracia y la experiencia requerida.
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Respuesta a Carta Notarial de Lita Aimé Verástegui Soto
La excoordinadora de Incorporación y Desarrollo de la Oficina de Gestión del Talento del Pronabec envió una carta notarial solicitando el retiro de información sobre su persona, publicada en una nota periodística del 19 de junio de 2019 en nuestra web. Esta es la respuesta de Lima Gris.

Llegó a nuestra redacción una carta notarial enviada por la señora Lita Aimé Verástegui Soto, excoordinadora de Incorporación y Desarrollo para la Oficina de Gestión del Talento, del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (PRONABEC) solicitando el retiro de la información publicada, concerniente a su persona, de una nota periodística publicada en nuestra web el 19 de junio de 2019, titulada: “Lita Aimé Verástegui Soto, denunciada por presunta estafa ahora trabaja en el Ministerio de Educación”, Según su comunicación, el contenido de dicha nota generaría, un perjuicio en su contra, tanto en el ámbito laboral, familiar y social.
Asimismo, la señora Verastegui Soto, pese a que no nos envió documentación correspondiente del Poder Judicial que corrobore lo que actualmente afirma, indica que el proceso penal que se le incoara en calidad de denunciada por el presunto delito de estafa en agravio del Banco GNB, fue declarada: “No ha lugar a la apertura de instrucción”, según manifiesta, mediante resolución del 16 de noviembre del 2023, por el Juzgado Penal Liquidador de la Corte Superior de Justicia de Lima, y que posteriormente, quedó consentida mediante resolución del 28 de diciembre del 2023, archivándose definitivamente los actuados.

Es preciso aclarar, que cuando la señora Verástegui Soto, en su misiva se basa en el inciso 6 del artículo 2° de la Constitución Política del Perú, que reconoce su derecho, a que toda plataforma informática no afecte su intimidad personal y familiar. Debemos aclararle que la nota publicada en la cual se hace mención de su nombre, no tuvo el objetivo, ni mucho menos invadió su esfera íntima y familiar. Lo que se difundió en el informe periodístico fue considerado de interés público, toda vez que, en ese momento, ella se desempeñaba como una funcionaria pública y por ende tenía la condición de servidora del Estado; y, por tanto, la denuncia periodística era pertinente.
Asimismo, si bien, la señora Verástegui Soto también ha pedido la supresión de sus datos personales; es fundamental recordar que el artículo 2, inciso 7 de la Constitución Peruana reconoce a toda persona el derecho a solicitar rectificación ante información que considere agraviante. No obstante, este derecho, según jurisprudencia reiterada del Tribunal Constitucional, debe ejercerse dentro de un plazo razonable. La doctrina jurídica y la práctica constitucional han establecido que dicho plazo no puede exceder los 60 días desde la publicación del contenido cuestionado.
En ese sentido, la Ley N.º 26847, en su artículo 2, establece que el derecho de rectificación debe solicitarse dentro de los 15 días naturales posteriores a la difusión de la información. En este caso, la publicación data del 19 de junio de 2019. La carta notarial de la señora Verástegui Soto fue recibida más de 2,196 días después, es decir, tras 6 años y 6 días. Esta dilación supera ampliamente cualquier criterio de razonabilidad o vigencia del derecho que ahora pretende ejercer.
Por tanto, consideramos que dicho pedido ha caducado por inacción. De acuerdo con el marco normativo vigente y el principio de preclusión de derechos, ya no resulta procedente ningún pedido. La demora en su solicitud, además de carecer de sustento legal, debilita cualquier pretensión de afectación a la intimidad personal.
Conforme al principio de veracidad y responsabilidad que guía nuestra labor periodística, reafirmamos que Lima Gris actuó dentro del marco legal y ético que regula el ejercicio de la libertad de prensa. Ergo, la nota en cuestión constituye parte del archivo periodístico histórico de nuestro medio.
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El impulso de las energías renovables en el Perú
El proyecto de ley 4565/2022-PE se aprobó en diciembre del 2024 en el Congreso y ahora esta pendiente su reglamentación.

El Proyecto de Ley N° 4565/2022-PE, aprobado por el Parlamento busca modificar la Ley N° 28832, conocida como la Ley para Asegurar el Desarrollo Eficiente de la Generación Eléctrica. El objetivo central del proyecto es impulsar la participación de las energías renovables (ER) en el mercado eléctrico nacional, facilitando su acceso y comercialización.
Según la Sociedad Peruana de Energías Renovables, esto permitiría acelerar la transición energética del país, abriendo la puerta a una mayor inversión en tecnologías limpias como la solar, eólica y biomasa. Según especialistas, esta medida no solo contribuiría a combatir la crisis climática, sino también a reducir la dependencia de combustibles fósiles y mejorar la seguridad energética del Perú.
En los últimos años, la Sociedad Peruana de Energías Renovables (SPR) ha consolidado su posición como actor clave en la promoción de inversiones en proyectos de energía. Entre los rostros actuales más visibles aparecen: Ricardo Tapia, presidente de la SPR (Grenergy); Juan Pedro Aramburú, vicepresidente de la SPR (Zelestra); y Raquel Carrero, gerente general de la SPR.
Con una ambiciosa cartera que supera los US$ 2 000 millones y más de 90 proyectos eólicos y solares por más de 20 000 MW en evaluación, la SPR trabaja decididamente por descentralizar la matriz energética. Por ello, la SPR continúa con su campaña para el ingreso de la tecnología verde.
Dentro del trabajo que viene realizando la SPR, destaca el impulso o ingreso de centrales RER en regiones como Arequipa, Moquegua, Ica y San Martín. Según datos de la Sociedad Peruana de Energías Renovables, se espera cuadruplicar la capacidad solar con 1 773 MW adicionales para 2026, de los cuales Arequipa concentra más de 9 000 MW proyectados. San Martín y Marcona, aunque menos mencionados en cifras, forman parte del plan estratégico de diversificación del portafolio para llevar inversión y desarrollo sostenible a zonas fuera de Lima.
“Las energías renovables, tanto la eólica como la solar, son baratas y rentables”, ha señalado la SPR. También enfatizó que la combinación de fuentes renovables y almacenamiento “puede garantizar un suministro constante y confiable”. Además, agregaron que “aprovechar las energías renovables bajará tarifas eléctricas para millones”. Con el liderazgo de Ricardo Tapia y Juan Pedro Aramburú, la SPR sigue impulsando el potencial solar y eólico del Perú, manifestando que “está entre los mejores del mundo”.
Recordemos que en mayo de 2025, la SPR eligió a Ricardo Tapia como presidente para el periodo 2025–2028. Tapia resaltó el reto de expandir la generación renovable en regiones como Arequipa, Moquegua e Ica, y la necesidad de corregir “distorsiones que impiden competencia justa entre tecnologías”. Bajo su liderazgo, la SPR impulsa un enfoque normativo robusto y una planificación descentralizada.
La SPR también ha planteado la creación de una agenda sectorial con enfoque descentralizado, vinculada a la planificación eléctrica territorial, permisos y acceso a terrenos, como también enfatizó Tapia.
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Cusqueños furiosos con el Ministerio de Cultura por reciente inclusión de Machu Picchu en ‘lista negra’ de turismo [VIDEO]
Desde la comuna cusqueña afirman que lista elaborada por el portal Travel and Tour World corresponde a “interpretaciones sensacionalistas de medios periodísticos que carecen de credibilidad”.

Todo es bueno, pero sin exceso. Bienvenido el turismo, pero cuando se pretende explotar un lugar para sacarle el máximo provecho, sin tomar en cuenta su preservación y cuidados, todo lo que alguna vez fue motivo de orgullo se termina convirtiendo en un mercadillo donde todos quieren llevar agua para su molino.
Lo que viene ocurriendo en Machu Picchu no es reciente, pues ya desde hace varios años se viene denunciando que un excesivo aforo podría terminar destruyendo el legado de nuestros antepasados. Las quejas son recurrentes cuando se quiere ingresar y gran parte de ello lo tiene directamente el Ministerio de Cultura (Mincul), el cual está encabezado por el ministro Fabricio Valencia, quien no viene adoptando las medidas necesarias para el correcto ingreso de miles de turistas que vienen exclusivamente al Perú para conocer esa maravilla moderna de la humanidad.
A propósito de la lista elaborada por el portal Travel and Tour World, que ha colocado al santuario inca en la temible ‘lista negra’, pues consideran que “ya no vale la pena visitarla” debido a una serie de demoras al momento de acceder a la llaqta, distintos pobladores del Cusco han manifestado su indignación por lo que vienen realizando las autoridades del Mincul.
“Lamentablemente hemos llegado a esta situación por la culpa de nuestras autoridades. El ministro de Cultura y funcionarios acá en Cusco no han tenido la capacidad de solución para los problemas como el tema de las entradas de Machu Picchu”, comentó uno de los ciudadanos.
Municipio de Macchu Picchu en contra de ‘lista negra’
En tanto, la Municipalidad Distrital de Machu Picchu ha salido a negar que exista una saturación al momento de ingresar a la ciudad inca.
La comunica distrital emitió ayer un pronunciamiento rechazando tales afirmaciones “por no corresponder a la realidad técnica, institucional ni operativa del sitio, sino a interpretaciones sensacionalistas de medios periodísticos que carecen de credibilidad”.

En los últimos puntos, la Municipalidad Distrital de Machu Picchu destaca que mantienen la identidad cultural y experiencia auténtica.Exhorta a la responsabilidad informativa y considera que habría sectores internacionales que “motivados por fines comerciales o geopolíticos, intentan socavar la imagen de nuestro legado cultural, afectando no solo nuestra identidad, sino también el bienestar de las comunidades que dependen del turismo sostenible”.
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