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LA SOSPECHA

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                                                                  1

Seis años antes Jerónimo llegó a la casa que se convertiría en su peor pesadilla. La gestoría había abierto una sucursal en el pueblo y le trasladaron allí como brazo derecho del gerente. El primer mes vivió en un hotel. El encargado de la recepción le habló de la posibilidad de alquilar un apartamento en buen estado y amueblado. La intención de los dueños era conseguir un inquilino discreto y él era un candidato perfecto. El precio no era desorbitado, asequible para su sueldo, y no lo dudó. Se instaló en febrero, lo recordaba muy bien porque hacía mucho frío.

 

Tenía calefacción central: una caldera gigantesca alimentada con gasoil. La gasolinera estaba al lado del edificio y conseguir el combustible era fácil, aunque subir las garrafas de 20 litros los tres pisos sin ascensor era totalmente imposible para él. Así conoció a Germán, dos metros de chico del norte, acostumbrado a esas maniobras. Haciendo bailar la garrafa sobre su hombro derecho atacaba los escalones como una cabra montesa escalando un risco, a saltos. No aceptaba propinas pero agradecía la conversación y fue una fuente de información muy útil sobre su nueva vivienda.

 

El inmueble pertenecía a tres hermanas. El padre era todo un visionario y llamó a sus hijas Caridad, Piedad y Esperanza. El tercer piso, el suyo, era de Doña Esperanza, la hermana pequeña, por suerte no vivía en el país y su contacto con ella sería a través de un abogado. Doña Caridad, la mayor, la dueña del primero, era viuda y vivía allí sola. Era la propietaria del local que estaba en los bajos del edificio, un antiguo concesionario de coches reconvertido en tienda de electrodomésticos. -Una mala pécora-decía Germán, aún resentido con ella. Por lo visto, tras la muerte de su marido, utilizó una serie de artimañas legales  para declarar la empresa en quiebra y no dar un céntimo de indemnización a sus empleados.

 

El padre de Germán era uno de esos infelices, -20 años de trabajo y mira como le pagaron-repetía el hijo. Desde entonces el local se había alquilado varias veces, aunque el carácter de la casera no permitía que los contratos se prolongaran. Los últimos inquilinos, más prácticos que los anteriores, utilizaban a un abogado de intermediario y ya llevaban allí más de un año. Aquella Rebeca disfrazada de Doris Day no saludaba jamás, sólo le miraba con displicencia. El segundo era de Doña Piedad, la mediana de las hermanas, una mujer torturada por una hernia de disco, encorvada tras una operación digna de un carnicero. Aún sin cumplir los cincuenta tenía la apariencia de una anciana indigente, desgreñada y andrajosa, y el carisma de una mujer siniestra y avariciosa. Jerónimo supo desde el primer momento que estaba ante una verdadera víbora.

 

Era la dueña del hotel que había al otro lado de la gasolinera y de una finca a las afueras. Ese apartamento del segundo piso tuvo muchas utilidades para ella antes de que llegaran  los primeros inquilinos estables que permanecían allí meses. El lugar ejercía de extensión del hotel cuando este se llenaba, de residencia de empleados de la finca o de dormitorio provisional para trabajadoras que realizaban tareas extra.  Sobre la famosa finca de Doña Piedad supo por Germán que al principio plantaron nogales, porque a Don Silvestre, su marido, le parecía una idea magnífica, pero se le secaron. Entonces decidieron dedicarse al ganado porcino. Los mandaban a Melilla y se vendían muy bien al parecer. Inquietante comercio con una ciudad llena de comunidades que consideraban prohibido a ese animal. La conclusión obvia de Germán: se trataba de una burda tapadera para el tráfico de ilegales. La presencia del yerno guardia civil de Doña Piedad en la ciudad acrecentaba aún más el rumor. Aunque esa actividad pasó a manos de su hijo, Clemente, porque los padres descubrieron un filón en la cría de ganado vacuno a base de hormonas.

 

Clemente también era el encargado de gestionar todo lo relativo al apartamento del segundo desde hacía dos años. Era la viva imagen de su padre, alto y desgarbado con mas cuerpo que piernas, un cuello poco definido y una bola de bolos por cabeza con ojillos azules en vez de agujeros, igual de simétricos y hundidos. El don de gentes lo había heredado de su madre y  la pericia, de su padre.

 

2

El fatídico día que dio comienzo la pesadilla Jerónimo se quedó perplejo al entrar al cuarto de baño. Del sumidero de la bañera salían en masa gusanos blancos del tamaño de los dedos de un niño obeso. Los veía marchar en fila de a uno, trepando por las paredes, estableciéndose en los bordes anchos. Permaneció petrificado, observándolos. Eran gusanos de muerto. Se alimentaban de la carne tumefacta. Eso había aprendido en las series de televisión que devoraba noche tras noche. Cogió la manguera de la ducha y abrió el grifo al máximo. Durante veinte minutos les vio ir desapareciendo, casi por parejas, y cuando ya no quedaba ninguno restregó y restregó la zona comprometida utilizando un potente desinfectante. Incluso olisqueó el sumidero, si había un cadáver en alguna parte el hedor debía ser insoportable, sin embargo allí solo olía a agua y a tubería. Bajó la escalera pensando en el vecino de abajo, llevaba meses sin verle, era un buen candidato a finado. Al pasar por la puerta la olfateó, un aroma a madera vieja fue lo único a destacar, acercó la oreja y no se oía nada en el interior.

 

A media tarde volvió de la oficina y la puerta estaba abierta, se asomó. Nadie a la vista. Avanzó unos pasos. El apartamento era idéntico al suyo, a la izquierda se abría el pasillo que conducía a la cocina y un poco más allá, el cuarto de baño. Le salió al paso un gigante con el pecho descubierto, pantalones de tirantes y brazos de hormigón armado. Él titubeó, se echó hacia atrás, impresionado por semejante mole.

-¿Esta buscando al patrón? Hoy no creo que venga-

-Entonces me voy- dijo rápidamente, con voz temblorosa e intentando fisgar a través del hueco entre el cuerpo del obrero y su brazo izquierdo. Fue inútil, el otro le impidió saciar su curiosidad.

 

El armario le acompañó hasta la puerta, asegurándose de que se largaba y él, sonriendo como un idiota, subió las escaleras sin apartar la vista de aquel individuo tan hosco. Siguió  observándole hasta el recodo de la escalera, temiendo que se le echara encima al primer descuido. Ya en su territorio concluyó que el patrón sólo podía ser Clemente y un escalofrío le recorrió la espalda.

 

3

La incertidumbre le impidió conciliar el sueño esa noche y a la mañana siguiente una nueva invasión azotó su casa. Él estaba en la cocina cuando oyó un ruido extraño en la terraza. Espantado y asqueado reparó en una marea de cucarachas de tamaño imposible saliendo del sumidero de la pileta, negras, gordas, enormes. Se movían con rapidez hacia el interior, pasando entre sus piernas, rodeándole, ignorándole. Debía haber más de cien. Y por si fuera poco oía un quejido metálico procedente de la pared.

 

Olvidándose del pánico que le daban los insectos de gran tamaño empezó a saltar sobre ellas, aplastándolas. Dejó un reguero de cadáveres en su recorrido hasta la puerta. La cerró de golpe para contener su avance y sacó de debajo del fregadero el spray matacucarachas. Rezando para que no estuviera caducado o vacío, lo agitó. Dejando el dedo presionado roció a diestro y siniestro, intentando gasear al mayor número posible de individuos, sintiéndose un verdadero genocida. Las supervivientes huyeron hacia la terraza y se lanzaron al vacío. Fueron diez minutos de batalla cruenta y al terminar se deshizo de los cuerpos. Una hora tardó en considerar que aquello ya estaba controlado y la cocina esterilizada. Entonces decidió darse un baño de espuma con sales incluidas, de los que sólo se daba algún domingo alterno. Se metió en el agua, cerró los ojos y se relajó.

 

Cinco minutos después un fuerte ruido le sobresaltó, las paredes temblaban, la bañera se movía, todo el cuarto vibraba y escuchaba un golpe seco tras otro. Aterrorizado se puso en pie. Por un momento llegó a creer que se abriría el suelo, que acabaría, con bañera y todo, desnudo, tiritando de miedo y de frío, cara a cara con el gigante. Salió como pudo, resbaló al apoyar el pie en la alfombrilla y acabó de bruces en el suelo, con un fuerte dolor en las rodillas se arrastró hasta la puerta, se incorporó y estiró el brazo para coger la toalla.

 

El aterrador estruendo parecía no terminar nunca. Se sintió un poco más seguro en el pasillo pero hasta que no llegó al dormitorio no recuperó el aliento. Media hora después todo quedó en silencio, él seguía temblando. Le costó recomponerse y cuando lo consiguió se vistió con prisa. Tenía que averiguar qué demonios pasaba. Sin embargo, cuando bajaba las escaleras, descubrió a Clemente cerrando la puerta a cal y canto. Frenó en seco, intentando ser invisible, paralizado, sin respirar apenas. Cada vez más convencido de que allí ocurría algo que madre e hijo intentaban ocultar. Esperó a ver desaparecer a Clemente y se acercó a la puerta otra vez. No se oía nada.

 

En la pared de la bañera del piso de abajo debía haber un fiambre escondido y ahora intentaban sacar los restos sin que nadie se diera cuenta. Decidió preguntar a Clemente por el anterior inquilino. Siguió bajando la escalera algo temeroso, intentando mantener el temple. Estaría perdido si hacía patente su sospecha y podría acabar siendo otro cadáver en la pared del salón.

 

Encontró a Clemente en la cafetería del hotel. Se acercó a pedir un café y le saludó. Se quedó a su lado, buscando la forma de hacerle una pregunta tan complicada. Clemente estaba a punto de terminarse su café y él le miraba de reojo, de repente se envalentonó y bruscamente se dirigió a él.

 

-¿Hay vecinos nuevos?-

Clemente se mostró confuso y molesto ante el repentino interés de aquel tipejo por entablar conversación con él.

-No- contestó secamente.

-¿Entonces sigue viviendo allí el mismo inquilino?-

-Se fue hace meses. Su contrato era muy corto, sólo estaban haciendo unas obras por la zona –

-Ya me extrañaba a mí no haberle vuelto a ver- nada más decir eso observó detenidamente la expresión de Clemente. Este ni se inmutó.

La conversación no daba más de sí. Sus pesquisas como detective le llevaron a la certeza de que ese hombre tenía nervios de acero. Decidió no retenerle más, era una misión inútil.

Casi se desmaya cuando apareció Doña Piedad y agarró con fuerza a su hijo por el brazo, mirándole a él fijamente, con esos ojos aterradores. Ella arrastraba a Clemente hasta la puerta que conducía al hotel y él se dejaba vapulear como si hubiera cometido alguna falta.

 

4

Gervasio, que lucía como una bola de demolición anclada al suelo por débiles vigas, era el guardia de seguridad de la oficina de la SS. Era curioso por naturaleza y el primer saludo que Jerónimo le contestó se transformó en una amena charla sobre aficiones y fracasos que se repetía a diario, al pasar por la puerta camino de la oficina.

Gervasio le vio llegar angustiado, inquieto, con los ojos muy abiertos, la ansiedad estampada en la cara.

-¿Que pasa Jerónimo?-

-Tengo un problema muy gordo-

-¿En el trabajo?-

-No, en el piso ¿Tú sabes algo sobre los gusanos de muerto?-

-¡Qué cosas preguntas! Lo mismo que tú. Lo que hemos aprendido en CSI-

-Entonces ¿Nunca has visto un cadáver? Como eres guardia de seguridad, pensé que a lo mejor..-

-¿Por qué  iba a yo a ver uno? Un ladrón es otra cosa, pero un cadáver..

-¿No eres lo mas parecido a un policía? Si tienes hasta un arma-

-Es para asustar. Si la uso acabo en la cárcel-

-¿Y si pillas a un ladrón in fraganti?-

-Rezo para que sea listo y no le coja-

Profundamente decepcionado Jerónimo cambió de tema rápidamente

-¿Qué sabes de las hermanas?-

-¿De cuales?

-De las dueñas de mi edificio

-¿Las virtudes?-

-Esas mismas-

-No mucho, lo que todo el mundo. Que su padre era un capo por aquí. Debía ser fino, para mí que él fue el que enseñó a las hijas a ser como son. Ese edificio lo hizo para que vivieran las tres juntas pero no se soportaban.

 

La pequeña se largó a Sudamérica con un novio gallego que se consiguió; la segunda se casó con un perito industrial que nunca ejerció, Silvestre, afiliado a Fuerza Nueva; y la mayor con Braulio, un fiscal suplente que siguió siéndolo hasta que se murió. Lo mejor del viejo era la confianza que tenía en las hijas y ya en los maridos no digamos. Por eso repartió su herencia en vida, para que esas tres no se sacaran los ojos y para que pudieran vivir de algo. El tío tenía de todo pisos, tierras, era dueño del concesionario, la gasolinera y el hotel. A la pequeña le tocaron los apartamentos y los tenía alquilados, no vendió ninguno, al principio, luego sí. A la segunda le dio el hotel y a la mayor el concesionario. La gasolinera la vendió y repartió el dinero entre todas y las tierras se las quedaron las dos mayores. Doña Caridad malvendió las suyas cuando empezó a tener problemas. Sin embargo, Doña Piedad se hizo una casona en la finca y montó una explotación agrícola, un tinglado confuso en el que hacen de todo. Se dice que usan ilegales para trabajar allí y los reemplazan cada poco tiempo para que no les pillen, aunque no he oído que les hicieran ninguna inspección. Su padre era muy amigo del Panzer. Hacían negocios juntos. Todavía hoy en memoria del padre los sigue haciendo con la hija, con Doña Piedad y supongo que le echa una mano con algunos asuntos sensibles. Doña Caridad ni le trata, se considera de otra clase.

-¿Y quién es el Panzer?-

-¿De verdad no lo conoces?-

-No-

-El Panzer es el chatarrero del pueblo y de la región-.

Entonces recordó, le vio una vez, en el banco, y el director de la sucursal le habló de él. Hacía honor a su nombre, más de 100 kilos de carne rebosante e intimidante, de andares pesados y renqueantes pero con la agilidad de un felino. Amante de las discusiones que acababan a golpes, quebrantahuesos involuntario, aún en esas melées inesperadas y anheladas, fruto del alcohol y la buena mesa, en reuniones de amigos y conocidos, o tras un partido de fútbol entre veteranos y novatos de la misma cofradía.

-¿Te acuerdas de que yo trabajé muchos años en una cantera, como vigilante nocturno?-

-Claro, de la que te echaron por lo de la narcolepsia-

-En realidad no me echaron, lo iban a hacer pero la acabaron cerrando y me fui a la calle igual-

-Todavía no entiendo como se te ocurrió trabajar de vigilante nocturno con tu enfermedad-

-Se me daba bien y como iba y venía no se daban cuenta, hasta que una noche hubo un corrimiento de tierras y se enteraron por la guardia civil. Vinieron los jefes en persona y me pillaron roncando en la cabina de uno de los camiones. Todo anegado, media pared derruida y yo allí. Que gritos. El desastre fue tan gordo que se olvidaron de mi descuido cuando les cayeron encima los acreedores y acabaron cerrando. Suspensión de pagos. Formé parte del comité que les demandó para conseguir las indemnizaciones-

-Me acuerdo, os timaron-.

-Entre el abogado y la dichosa empresa nos dieron dos perras y a correr y encima callados o nos quedábamos sin nada. Habían comprado al juez-

-¿Y todo eso qué tiene que ver con el panzer?-

-Nada. Lo que te iba contando es que el panzer tenía en nómina al jefe de mecánicos y al encargado del almacén. Ellos fueron los primeros en darse cuenta de mi problemilla y se aprovecharon. Aunque no sabían que a veces me despertaba así que les vi hacer sus tejemanejes, calladito, yo sólo trabajaba allí, tampoco me iba a llevar un navajazo por los cabrones de mis jefes. Pagaban fatal. El caso es que el día que llegaban los repuestos para las máquinas, siempre de noche -mira por donde-, pagaban al camionero que hacía la entrega y luego el encargado del almacén reclamaba el pedido. Se lo volvían a mandar y nadie se enteraba de nada. Una hora después sacaban de la cantera los repuestos. Iban a parar a manos del panzer y él los vendía a canteras más pequeñas a buen precio-.

-¿Y ese hombre es peligroso?-

-Depende. Algunos dicen que tiene muy mal perder, que no soporta que le salgan vagos los trabajadores, que le partió el cráneo a un imbécil por llevarle la contraria ¡De una bofetada! ¿Te imaginas? A mí me parece muy exagerado. Si se de muy buena fuente que lava dinero comprando billetes de lotería premiados, paga un 20% más del valor del premio y ya está. Esa es  la práctica habitual en esta zona-.

-Eso lo sabía, me lo contó el del banco. A veces iba a verle, le pedía que le llamara si le tocaba a alguien la lotería y el del banco lo hacía-

-El panzer tiene muy buenos contactos y le avisan cuando tiene que mantener el perfil bajo, tiene untado a todo el mundo-

-¿Pero es peligroso o no?

-Nunca se sabe, con tíos como ese mejor no meterse-

-Pues me dejas más tranquilo. ¿Y dices que tiene tratos con Doña Piedad?-

-Si. Eso lo sabe todo el mundo-

-Estoy muerto-

-¿De que hablas?-

-Otro día te cuento-

A Jerónimo la conversación con su amigo no le tranquilizó en absoluto. Si sus sospechas eran ciertas estaba metido en un lío tremendo y tampoco podía desaparecer así como así, entonces sería evidente que sabía demasiado así que no le quedaba otro remedio que disimular.

 

5

Otra noche sin dormir, ni siquiera pudo cerrar los ojos. El corazón le latía con fuerza, a ratos se calmaba, pero sentir las manos del panzer retorciéndole el cuello le angustiaba tanto que volvían las taquicardias. Antes de que amaneciera se levantó desesperado. Avanzó a oscuras por el pasillo, atemorizado, alguien podía estar acechándole, escondido en uno de los cuartos, esperando para atacarle. Cuando encendió la luz de la cocina se calmó, no había nadie. Se preparó un café y desayunó. El efecto milagroso del primer cigarillo de la mañana le llevó a sentarse en el water a vaciar el intestino. El cuarto de baño estaba helado y le pareció ver luz a través de la pared, en la esquina de la ventana. Se adivinaba el techo del garaje del antiguo concesionario.

 

Era una grieta del tamaño de un dedo. Se duchó, se vistió y un apretón le obligó a volver al baño. No podía dejar de mirar la grieta, había crecido. Cuando la midió de nuevo tenía dos dedos de ancho. Era una locura. Decidió irse cuanto antes para olvidarse de sus paranoias. Su amigo brillaba por su ausencia en la puerta de la SS y se oía jaleo dentro, alguna reclamación que se les fue de las manos. En esos casos la secretaria llamaba a Gervasio y él solo necesitaba aparecer para que la discusión se acabara en silencio. Era su verdadero cometido en ese lugar: acojonar a los rebeldes.

 

Aquella mañana Jerónimo no consiguió concentrarse en sus obligaciones, una idea muy retorcida le torturaba. El gerente le llamó la atención varias veces. Documentos incompletos, datos incorrectos, una verdadera colección de errores, algo impropio en él, tan metódico y concienzudo siempre. Alegó una enfermedad familiar para justificar su dispersión y obtuvo el gesto condescendiente de su jefe y una reprimenda por faltar a sus obligaciones. Una palmadita en la espalda y un ¨lo siento de verdad¨ pero el trabajo es lo primero fue lo más cariñoso que podía esperar. No le amenazó con el despido, no era necesario, el -por esta vez se lo paso, que no se vuelva a repetir- era más que suficiente. Durante el resto de la jornada se vio obligado a poner los cinco sentidos en todo lo que hacía y repitió cada documento defectuoso. Su horario laboral se vio prolongado un par de horas. Llegó agotado y consiguió dormir de un tirón.

 

6

Al día siguiente lo primero que hizo fue comprobar la grieta del cuarto de baño. Cabía un brazo, de los suyos, delgado y huesudo pero un brazo. Cuando salió a encender el calentador el quejido de los días anteriores se había transformado en un crujido constante.

 

El calentador se movía ostensiblemente, intentando desprenderse de la pared y salió  disparado al interior de la cocina. Lo que le faltaba, morir aplastado. En su cabeza una idea se fue abriendo paso de forma alarmante. ¿Sería posible que intentaran asesinarle tirándole la casa encima? No era tan descabellado. Ellos podían haberse dado cuenta de su intrusión, el obrero le delataría. Había cometido la estupidez de interesarse en el antiguo vecino, de espiar las idas y venidas de Doña Piedad y sus empleados desde la ventana de su dormitorio sin tomar la precaución de apagar la luz. A nadie le gustan los fisgones y había hecho oposiciones a occiso. Muerto de miedo, castañeteándole los dientes, aún ajustándose el nudo de la corbata, bajó las escaleras derrapando. Su pinta de chupatintas profesional, esmirriado, de un tamaño ignorable, no despertaba el respeto a su paso, ni mucho menos era considerado una molestia. Sin embargo esta vez se había dejado llevar por un impulso fuera de toda lógica, no estaba capacitado ni física ni mentalmente para soportar la presión que aquellos individuos podrían llegar a ejercer sobre él.

 

Camino de la oficina esta vez sí se topó con Gervasio

-Jerónimo, estuve indagando sobre esa casa-

-¿Qué casa?

-La tuya, el edificio en el que vives. ¿Sabes que lo diseñó el marido de Doña Caridad, el fiscal? Consultó a un aparejador pero fue cosa suya y como el otro era un amigo del suegro le firmó los planos. Al principio en ese solar lo único que había era el concesionario y ellos levantaron el edificio encima. Hicieron más gruesos algunos de los pilares para que la estructura soportara la ampliación. Te puedes hacer una idea de lo mal hecha que está. Incluso me he enterado de que cuando Don Silvestre hizo reformas todo el piso de arriba se resquebrajó, por eso se fueron los anteriores inquilinos. Después de hacer unas reparaciones chapuceras lo volvieron a alquilar. Creo que fue entonces cuando llegaste tú. Llevaba vacío un par de años por lo menos.

-Por eso las grietas

-¿Tienes grietas?

-Si y grandes además, pero eso es lo de menos. Ayer se me desencajaron un par de puertas, la del baño y la del salón, las ventanas saltan de los marcos y la pared de la ducha escupe los azulejos.

-Eso se arregla con silicona y lo de las grietas, masilla. Ya lo de las ventanas no tengo ni idea

-Gervasio ¿Tú crees que  se puede matar a alguien tirándole una casa encima?

-Me parece complicado pero claro que si, además es un plan perfecto, todo el mundo lo vería como un accidente. ¿Y te refieres a tirársela encima de golpe?

-No, poco a poco.

-Eso es más retorcido pero la idea no es mala.

-Déjate de joder Gervasio. Hablo en serio.

Enfadado se despidió y llegó a la oficina temprano. Fue una jornada larga y deprimente, pero la estiró todo lo posible. Las señoras de la limpieza le echaron de muy malos modos y no tuvo más remedio que recoger sus cosas y emprender el camino de regreso a la que a su juicio sería su última morada.

 

Apenas atisbó el portal se quedó paralizado. Clemente conferenciaba en voz baja con la mole, el obrero que había visto unos días antes. Una furgoneta blanca de reparto, aparcada delante del edificio, con la puerta trasera abierta y aire sospechoso, permanecía con las luces encendidas y el conductor jugueteaba con el volante y fumaba a tirones. Toda la gasolinera a oscuras, un único punto de luz, la ventana desde la que se veía a Germán, sentado en la oficina. Jerónimo se mantuvo escondido tras uno de los surtidores. Su refugio era perfecto, le proporcionaba una panorámica completa de la escena, lástima que estaba muy lejos para oír la conversación. Sólo veía los gestos crispados en la cara de Clemente, la mole, de perfil, se mostraba impasible.

 

No hicieron intención de subir. Jerónimo intentaba ver qué había en la parte trasera de la furgoneta pero la luz de la farola sólo iluminaba la cabina del conductor, el resto era cuestión de intuición y de imaginación y la suya estaba demasiado fértil últimamente. Aprovechando la oscuridad se fue acercando, de surtidor en surtidor, hasta estar enfrente de la camioneta. Seguía sin ver nada, cada vez más nervioso, y para su mala suerte pudo escuchar parte de la conversación que tenía lugar en el portal.

 

-Se lo he dicho, Don Salvador nos necesita mañana a primera hora, tendremos que venir por la tarde-

-El panzer me prometió que haríais el trabajo completo-

-Y lo vamos a hacer, sólo se va a retrasar un poco nada más-

-Es que no entiende que los retrasos nos pueden traer problemas-

-Será mejor que hable usted mismo con él, yo soy un mandao-

-Lo haré. Parece que no se da cuenta del lío en el que nos podemos meter-.

-¿Y con el enano qué hacemos?

-¿De qué hablas?

-Del vecino de arriba

-¿Qué pasa con él?

-Hace unos días se metió hasta la cocina para fisgonear

-No me jodas

-Es inofensivo pero…

-Ahora entiendo el interrogatorio. Si que esta pesado. Habrá que hacer algo. No me gusta que meta las narices donde no debe.

-Yo me encargo

 

Muerto de miedo Jerónimo retrocedió y se escondió en el punto más alejado, sin delatar su presencia. ¿Qué demonios quería decir ese tipo con -Yo me encargo-? Las pesadillas que le atenazaban cambiaron de agresor y ahora era ese gigante el que le retorcía el cuello. Temblando siguió escondido hasta que la mole se subió a la furgoneta y desapareció. Clemente cruzaba por la gasolinera para llegar al hotel, a grandes zancadas.

 

Cuando pasó delante de la ventana de la oficina la luz le iluminó la cara y había algo perverso en su sonrisa. Jerónimo esperó unos minutos, se aseguró de que estaba todo despejado y subió las escaleras de cuatro en cuatro hasta sentirse seguro dentro de su apartamento. Por primera vez desde que llegó allí puso todos los cerrojos, incluso cerró con llave por dentro y la dejó puesta en la cerradura. Pasó toda la noche tumbado en la cama con los ojos abiertos, oyendo ruidos por todas partes. Pasos, crujidos, golpes, más pasos.

 

7

Al amanecer seguía en la misma posición, hecho un nudo en una esquina de la cama. Se levantó renqueando, entró al baño y por el espejo del lavabo le pareció ver que algo se movía a su espalda, sólo podía pensar en los gusanos de muerto. Sintió que le fallaban las fuerzas y cayó de cabeza contra el lavabo, dándose un fuerte golpe que le dejó inconsciente, tirado en suelo. Se despertó un par de horas más tarde, se incorporó tambaleándose, tenía un intenso dolor de cabeza y veía doble. Seguro de que estaba sufriendo un ictus llegó hasta el teléfono y llamó a Gervasio, necesitaba que alguien le llevara a urgencias. Después de una hora de espera la conclusión del doctor fue que de ictus nada, los síntomas se debían al golpe, era como si hubiera metido el contenido de su cráneo en una batidora. Tardaría varios días en recuperar la visión normal.

 

Gervasio le dejó en casa, solo, para que descansara, y él se pasó toda la tarde en un estado lamentable, arrebujado en el sofá del salón, oyendo la serie de turno. Por desgracia se trataba de un capítulo sobre el asesinato de un contable a manos de su casero. Se veía en la misma situación que aquel desgraciado. Y eso que todo su problema era una disputa por celos, ¡Qué iba a ser de él que había descubierto el pasado homicida del suyo! Se retorcía en el sillón sudando, aterrado.

Le despertó el timbre. Aún medio ciego consiguió llegar hasta la puerta. Abrió convencido de que se trataba de Gervasio. El pánico se apoderó de él cuando le pareció distinguir la figura informe de la mole. Un grito agudo y ahogado que se escapó de su garganta precedió al saludo cordial del visitante.

 

-Buenos días, ¿Se acuerda de mí? Nos conocimos hace unos días- Era él. Las cuerdas vocales paralizadas, un fuerte dolor en el pecho. No tenía escapatoria, le cerraba todas las salidas y si corría hacia el interior le cazaría en cualquiera de las habitaciones porque ya ninguno de los marcos de las puertas seguía en su sitio, no cerraba ninguna.

-Buenos días. ¿Ne-necesita algo?- Dijo tartamudeando

-Mi jefe quiere saber si se le ha resquebrajao algún tabique por lo de las obras-.

-Sólo algunas grietas sin importancia-

-Déjeme verlas. Pueden convertirse en un problema serio-

-Pero..-no le dio tiempo a decir más, la mole estaba dentro

-¿Dónde están? ¿En la cocina o en el cuarto de baño?-

-En el baño-

-Echaré un vistazo rápido-

Le vio entrar, asomarse y volver a salir directo a la cocina, pasar por delante del calentador bamboleante sin inmutarse y le pidió que le acompañara, sacando valor de no sabía donde, convencido de que iba a acabar de bruces contra el tejado de uralita del garaje, atravesándolo y destrozándose la cabeza contra el suelo de hormigón, avanzó sin prestar atención al escandaloso crujido que procedía de la pared.

-Ve como tenía razón, la grieta es muy seria. Fíjese, una a cada lado de esta terraza. Va a tener que poner un tirante-

-¿Usted cree?- preguntaba, mostrando interés en la sugerencia aunque no supiera de qué estaba hablando. Más preocupado en averiguar las oscuras intenciones de su visitante.

-Por supuesto. Se lo podemos poner nosotros mismos. Esta tarde si quiere-.

-No se-

-Van a ser cinco minutos. Venimos esta tarde entonces-

Le dio la mano y se despidieron como viejos conocidos. Todavía no entendía como se había desenvuelto por la casa con tanta soltura a pesar de su problema visual, consiguiendo que la mole ni cuenta se diera. A la fuerza ahorcan.

 

A lo largo del día su visión fue mejorando, la ansiedad por la visita de aquellos tipos le impidió comer y cuando sonó el timbre de nuevo, completamente trastornado, abrió, intentando mantener la calma, a punto de vomitar. Esta vez eran dos, la mole, fácil de reconocer por su envergadura y su voz aguardentosa y un chico muy flaco e inquieto que no decía una palabra, dedujo que se trataba del conductor de la furgoneta del día anterior. Le saludaron tan cerca que podía olerles. Sacudió la cabeza como un gato al notar ese aroma ácido y picante de una dura jornada laboral. Venían con algo parecido a una viga, el jamás había visto un tirante así que supuso que era eso.

-No hace falta que nos acompañe. Cuando terminemos le avisaremos para que vea como ha quedado- Dijo la mole en un tono que no admitía discusión.

 

Y él se quedó allí plantado, junto a la puerta, sin saber si dejarla abierta asegurándose una vía de escape, huir inmediatamente o sentarse en el salón a esperar. No hizo ninguna de las tres cosas. Esperó a que desaparecieran por el pasillo que daba a la cocina y cinco minutos después se acercó a escuchar. Sólo oía ruidos metálicos hasta que dejó de oírlos y entonces corrió al salón. Los pasos y la voz de la mole le sobresaltaron.

 

-Ha quedado perfecto, ya no tiene que preocuparse de nada, la pared no va a seguir abriéndose. Si quiere se lo enseño. Jorge, espérame en la furgoneta, bajo enseguida.

-Como quiera señor

-Venga. Ha sido un trabajo fácil-

Le siguió hasta la cocina y una vez en la terraza pudo adivinar la viga cruzándola de parte a parte. Ya no se oían los crujidos en la pared.

-Ve, está funcionando.

-Ya lo veo, muchas gracias, ¿Cuánto les debo?-

-Esto corre por cuenta del patrón-

-Dele las gracias de mi parte-

Acompañó a la mole a la puerta y le despidió. Sólo un par de minutos después se derrumbó en el sofá en estado de shock. Se había librado de una muerte segura a manos de aquel animal y aún no podía creérselo. Aunque también cabía otra explicación, más racional, ese hombre trabajaba para el panzer y para Clemente pero nunca tuvo intención de hacerle daño, sólo quería asegurarse de que dejara de incordiar. Ni había cadáver en el segundo ni eran tan peligrosos como él lucubraba. Lo más probable es que no tuvieran los permisos necesarios para hacer las obras, de ahí la prisa. Por mucho que repitiera en voz alta sus conclusiones no quedó muy satisfecho.

 

8

Pasaron un par de días, su visión siguió mejorando y los dolores de cabeza remitieron. No salía para nada. Dormía casi todo el día y pasaba las noches espiando. No había vuelto a ver la furgoneta blanca ni a los obreros. Hasta el jueves que aparecieron a media noche. Oía voces, pasos, ruido de arrastre. Su imaginación empezó a volar de nuevo y cuando les escuchó bajando la escalera corrió a la ventana. Salían cargando algo entre dos, no parecía que pesara pero era difícil de manejar por el tamaño. Dejaron el bulto en la parte trasera de la furgoneta, cerraron sin hacer ruido y desaparecieron. Luego un silencio sepulcral y una sensación de profundo alivio. La pesadilla se había terminado. Le daba igual lo que hubiera en aquel bulto, no le importaba estar rodeado de estafadores o de asesinos. A partir de ese momento sólo se iba a ocupar de sus propios asuntos. Si Clemente quería montar un negocio de compra venta de ilegales bien por él. Si se cargaba a alguno, perfecto. Él a mirar para otro lado y ya.

 

9

-¡Que pena lo de Jerónimo!

-Desde luego, era algo paranoico y tenía ideas absurdas pero era buena gente. ¿Tú crees que alquilarán el piso pronto?

-No creo, da mala imagen que el anterior inquilino muriera aplastado por un calentador.

-Tú me dijiste que no lo mató el calentador.

-Ya, pero se le cayó encima y como Jerónimo no abultaba nada lo dejó plano, lo mismo si le llegan a encontrar antes se salva.

-¿Cuanto tardaron?

-Cinco días y porque se había retrasado en el pago del alquiler. El abogado fue a buscarle y como no le localizaba abrió con su llave y ahí estaba, espachurrado en la terraza de la cocina.

-¿Como pudo pasar eso?

-Por lo visto los tornillos que sujetaban el trasto a la pared estaban más flojos de la cuenta, dicen que pudo ser por la obra de abajo, Dios sabe.

-Bueno me voy que los de la SS ya deben haber vuelto de comer. Hasta mañana Germán.

 

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Estefanía Farias Martínez. Cartagena, España (1970). Doctora en Filología Árabe por la Universidad de Granada. ¨Lo que hace un nombre¨ en Los omniscientes (julio 2014); ¨Yolanda¨ en Revista Contra Estudio y -¨Un acuerdo sin palabras¨ en Periódico Irreverentes.

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Nombramientos Irregulares en la UNSAAC: nepotismo y despilfarro de recursos públicos

El derrumbe institucional de la UNSAAC. Una historia que incluye a un familiar de la presidenta Dina Boluarte.

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La Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco, otrora símbolo de sabiduría andina y resistencia intelectual, atraviesa uno de los momentos más oscuros de su historia reciente. Las paredes coloniales que la rodean ya no resguardan el espíritu crítico, sino los ecos de la indignación. Una federación estudiantil en pie de guerra, docentes que denuncian a gritos el desmoronamiento ético de su alma máter, y autoridades que —con el silencio como único argumento— se atrincheran tras resoluciones y formalismos.

La causa inmediata de esta crisis: el proceso de nombramiento de docentes contratados, amparado en la Ley N.º 32171, convertido en botín político y familiar. La ley, que buscaba regularizar a miles de docentes precarios, se ha transformado en Cusco en un instrumento para beneficiar a allegados, parientes y amigos de autoridades universitarias, bajo el manto cómplice de la burocracia y la opacidad.

El Rector Eleazar Crucinta Ugarte y la vicerrectora Paulina Taco han sido señalados públicamente por actos de presunto nepotismo. Más de seis artículos documentadas han encendido las alarmas. Mientras tanto, la comunidad estudiantil —en un acto que recuerda las viejas huelgas universitarias— tomó las instalaciones, exigiendo que las actividades se trasladen a la virtualidad, como si el problema pudiera esconderse tras una pantalla.

El caso más escandaloso, sin embargo, lo protagoniza la Escuela Profesional de Antropología. En un documento fechado el 26 de junio de 2025, los docentes de dicha escuela denuncian un proceso plagado de irregularidades: nombramientos sin sustento técnico, ampliación indiscriminada de plazas sin análisis de carga académica, y vínculos familiares que rozan el tráfico de influencias.

Entre los casos más indignantes figura el del director del Departamento Académico, Dr. Máximo Cama Tito, cuya esposa, Alejandra Tito Tica, aparece nombrada. Similar situación se presenta con el Antropólogo David Ugarte Vegacenteno, cuya hija —Luz Gabriela Ugarte Boluarte, sobrina de la presidenta de la República— figura entre las beneficiadas, pese a no cumplir con los requisitos de la ley. ¿Coincidencia? ¿Amnesia legal? ¿O simple impunidad disfrazada de meritocracia?

La evaluación de candidaturas parece haberse realizado con la ligereza de quien selecciona nombres al azar. Morvely Karen Núñez del Prado, declarada «apta», jamás figuró como docente contratada durante el semestre exigido por ley. Su inclusión en el listado revela la precariedad —y quizás la perversidad— de los criterios utilizados. En cualquier administración seria, este sería motivo suficiente para anular el proceso. En Cusco, sin embargo, todo sigue igual.

La Federación Universitaria del Cusco, en su oficio N.º 036-2024-FUC-SAG, ha denunciado incluso el pago de sueldos a docentes sin carga académica. Es decir, funcionarios que cobraban sin enseñar. Entre ellos, una vez más, la ya mencionada Luz Gabriela Ugarte Boluarte. ¿Quién autoriza estos pagos? ¿Quién los supervisa? ¿Quién los encubre?

Peor aún, el acuerdo firmado el 8 de mayo entre el rector y el Centro Federado de Estudiantes, donde se comprometía a priorizar la demanda real antes de los nombramientos, fue flagrantemente ignorado. No solo se incumple la palabra dada; se traiciona a una comunidad entera.

Para hablar de estos temas, nos comunicamos con el rector Eleazar Rucinta, pero hasta el cierre del artículo no tuvimos respuesta.

UNSAAC en cuidados intensivos

La UNSAAC está enferma. Y su enfermedad no es solo burocrática, sino moral. La corrupción, ese viejo mal peruano que se infiltra en los pasillos del poder como una hiedra venenosa, ha encontrado terreno fértil en la universidad más antigua del sur del país.

La pregunta ya no es si estas denuncias son ciertas —los documentos hablan por sí solos—, sino cuánto tiempo más la sociedad cusqueña y el Estado peruano permitirán que esta situación se prolongue. ¿Dónde están los organismos fiscalizadores? ¿Dónde está la Sunedu? ¿Dónde está la presidenta, cuya sobrina es parte del escándalo?

Urge una intervención que no sea decorativa. Una auditoría real. Un castigo ejemplar. Porque si dejamos que la UNSAAC se hunda, con ella se hundirá también una parte esencial de nuestra historia académica, de nuestro futuro colectivo. Y lo más terrible: no nos daremos ni cuenta.

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Cámaras inoperativas, vehículos de serenazgo en mal estado, equipos defectuosos, todo eso ha encontrado la Contraloría en 248 municipios

Inspección realizada en mayo por la Contraloría ha revelado que muchos gobiernos locales no cuentan con las medidas necesarias para vigilar sus jurisdicciones.

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Desprotegidos. La Contraloría General de la República realizó un operativo a 248 gobiernos locales durante los días del 8 al 14 de mayo, detectando severas deficiencias en los servicios de seguridad ciudadana. El operativo denominado “Servicios de seguridad ciudadana ejecutados por los gobiernos locales” arrojó que en todos eso municipios no existe un correcto funcionamiento en herramientas que deberían de ayudar al personal a combatir la delincuencia urbana.

Así, figuran 1553 cámaras de videovigilancia inoperativas (el 20 % de las 6144 instaladas), siendo las regiones más afectadas Arequipa (255), La Libertad (180) y Lima Provincias (153). Además, el 22 % de las cámaras no almacenan las grabaciones por el plazo mínimo de 45 días, como exige la norma, y el 86 % de las municipalidades no tiene un plan de mantenimiento para estos equipos.

Personal de serenazgo solo estaría viendo una pantalla negra todo el tiempo. Foto: Andina.

Respecto a los equipos de radiocomunicación, se detectaron 1054 unidades inoperativas (el 19 % del total) y se constató que el 32 % de las municipalidades no cuenta con un centro de telecomunicaciones para monitoreo y respuesta ante emergencias.

En cuanto al patrullaje municipal, 378 vehículos (el 14 % del total) están inoperativos, mientras que 34 gobiernos locales no realizan patrullaje conjunto con la Policía Nacional, lo que debilita la coordinación interinstitucional.

El personal de serenazgo también enfrenta condiciones precarias: el 63 % de las municipalidades supervisadas no les proporciona equipo de protección completo, y el 20 % solo les entrega equipamiento parcial, sin chalecos antibalas, rodilleras ni coderas.

De forma aún más crítica, seis municipalidades no cuentan con servicio de serenazgo ni con cámaras de videovigilancia, lo que refleja una ausencia total de presencia municipal en materia de seguridad.

Recomendaciones de la Contraloría

La Contraloría General ha comunicado los resultados del operativo a los titulares de los gobiernos locales visitados con la finalidad de que adopten las medidas preventivas y correctivas que contribuyan a optimizar la gestión de seguridad ciudadana que vienen desarrollando.

Asimismo, ha recomendado la elaboración e implementación obligatoria de planes objetivos específicos para el servicio de serenazgo en todos los gobiernos locales, alineados con directivas nacionales y bajo enfoque de gestión de riesgos. Esto permitirá optimizar el uso de recursos, fortalecer la capacidad operativa y mejorar la articulación del sistema de seguridad ciudadana.

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Caos en la Vía Expresa: Metropolitano colapsó otra vez

Más de 20 buses del Metropolitano quedaron varados en la Vía Expresa de Paseo de la República. Según la ATU, el incidente fue causado por un acto de vandalismo que puso en peligro a un conductor.

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Este lunes 30 de junio, Lima volvió a experimentar lo que para miles de ciudadanos ya no es una excepción, sino una lamentable rutina: el colapso del servicio del Metropolitano. Más de 20 buses quedaron varados durante horas en plena Vía Expresa, entre el Centro de Lima y San Isidro, dejando a cientos de pasajeros atrapados, molestos y sin respuestas claras.

Según la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU), la causa de este nuevo episodio de caos fue un “acto de vandalismo” que afectó a uno de los conductores. Si bien el comunicado oficial señala que el servicio fue “restablecido”, la realidad es que no existen protocolos efectivos para enfrentar imprevistos, ni mucho menos un plan de contingencia que priorice a los usuarios.

La ATU se limitó a publicar en redes sociales: “Se ha superado el incidente”, como si con eso bastara para justificar horas de retraso y desorden en el servicio. Es inaceptable que un sistema de transporte que moviliza a miles de personas a diario dependa del azar, sin medidas preventivas ni capacidad de reacción frente a emergencias mínimas.

Como si fuera poco, la estación Naranjal del Metropolitano también sufrió bloqueos debido a manifestantes. Aunque finalmente se dispersaron con apoyo policial, el daño ya estaba hecho: más demoras, más caos, y más ciudadanos afectados.

La ATU parece olvidar que gestiona un servicio esencial para la vida diaria de la ciudad. La falta de inversión en infraestructura de respaldo, la carencia de información oportuna a los usuarios y la absoluta ausencia de un plan de manejo de crisis evidencian un sistema colapsado por la improvisación.

Los limeños no merecen más excusas ni comunicados vacíos. Necesitan un sistema de transporte urbano que funcione, que sea seguro, previsible y, sobre todo, respetuoso con su tiempo y su dignidad. Si la ATU no puede garantizar eso, entonces la pregunta es obligada: ¿para qué existe?

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TC determinó que demolición de muro en la plazuela de la iglesia San Francisco no vulneró ningún patrimonio

Máximo intérprete de la Constitución indicó que demolición de cerco perimétrico fue completamente legal.

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Se acabaron las barreras. El Tribunal Constitucional (TC) puso punto final a la controversia legal sobre la demolición del muro perimétrico que rodeaba la plazuela San Francisco, en el Cercado de Lima.

A través de una sentencia emitida esta semana, el colegiado declaró infundada la demanda de amparo presentada por la Provincia Franciscana de los Doce Apóstoles contra la Municipalidad Metropolitana de Lima y el Ministerio de Cultura (Mincul).

De acuerdo con el fallo, el muro, que fue construido en 1989 como medida de seguridad, no contaba con protección como patrimonio cultural, ni a nivel nacional ni internacional.

El fundamento 16 de la sentencia señala que la construcción original respondió a necesidades de seguridad durante la época del terrorismo y comercio ambulatorio en el Centro de Lima. «Esta situación ha variado […] ya no sería necesario», indicó el TC, respaldando el criterio municipal. 

Por el contrario, incluso la Unesco respaldó su demolición al considerar que no formaba parte de los elementos reconocidos como parte del valor universal excepcional del Centro Histórico de Lima.

El TC también precisó que la demolición, realizada por la comuna limeña en febrero de 2022, fue parte de un plan integral de recuperación y peatonalización del entorno monumental.

La decisión se sustentó en que el muro estaba levantado sobre un bien de propiedad pública y no generaba derechos adquiridos que impidieran su retiro.

En su sentencia, el tribunal descartó que la medida haya afectado la libertad religiosa o las actividades propias del convento y la iglesia San Francisco. Los magistrados señalaron que no se acreditó ninguna restricción al ingreso de fieles ni a las celebraciones litúrgicas.

Finalmente, el TC exhortó a la Municipalidad de Lima y a la comunidad franciscana a establecer mecanismos de coordinación para garantizar que los proyectos de mejoramiento urbano no interfieran con el normal desarrollo de las actividades religiosas.

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Hallan muerto a José Miguel Castro, exfuncionario clave del caso Susana Villarán

Degollaron al testigo clave que iba a declarar contra la ex alcaldesa Susana Villarán. PNP descarta suicido por la escena encontrada.

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Hoy, 29 de junio, la Policía Nacional del Perú halló sin vida a José Miguel Castro Gutiérrez, de 51 años, exgerente municipal de la gestión de Susana Villarán y testigo clave en el caso de financiamiento ilegal de campañas políticas en Lima. Castro fue encontrado en el baño de su domicilio, ubicado en la calle Madrid, distrito de Miraflores, con un profundo corte en el cuello de aproximadamente 14 centímetros.

Según el parte policial, al que este medio tuvo acceso, fue su padre, Julio Sergio Castro Gómez, de 81 años, quien halló el cuerpo alrededor de las 10:15 a. m. al ingresar a los servicios higiénicos del inmueble. Castro Gutiérrez había sido visto por última vez a las 10:00 p. m. del día anterior y se encontraba en pijama, tendido en el piso y con signos evidentes de sangrado.

Al lugar acudieron agentes policiales y personal del SAMU, quienes constataron la muerte. El paramédico Kenneth Encinas Panduro indicó que el cuerpo presentaba una herida cortante en el cuello. Además, se hallaron en la escena un cuchillo de cocina con mango de color negro, manchado de sangre, y otro cuchillo con mango de color rojo con similares características.

El hecho ocurre a pocas semanas de que Castro declarara nuevamente ante la Fiscalía en el marco del proceso que investiga la presunta recepción de aportes ilegales de Odebrecht y OAS a las campañas del «No a la revocatoria» y la reelección municipal de Villarán. La Fiscalía ya había incluido a Castro como colaborador eficaz.

La noticia ha generado conmoción y suspicacias en sectores políticos y de la opinión pública, dado el contexto judicial que enfrentaba. El Ministerio Público ha iniciado las diligencias correspondientes para esclarecer si se trató de un suicidio, como sugiere el informe preliminar, o si hay indicios de participación de terceros.

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NEO TV irrumpe en la televisión peruana: arte, análisis, cultura y política en una nueva señal

Una nueva propuesta televisiva.

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Una nueva forma de ver televisión ha llegado al Perú. Se trata de NEO TV, un canal diferente, audaz y necesario, que apuesta por contenidos de calidad, pensamiento crítico y conexión con lo esencial: el arte, la cultura, la información y el análisis profundo de la realidad.

NEO TV ya está disponible en múltiples plataformas de acceso nacional, incluyendo Win, Win Plus, TV 360 de Bitel, Zapping, Best Cable, Megatel, Bantel, Yotta TV y en señal abierta a través del canal 18.6 de la Televisión Digital Terrestre.



Bajo el lema “La nueva televisión ya está aquí”, NEO TV presenta una propuesta fresca y comprometida con el contexto actual del Perú, ofreciendo una programación diversa y de alta calidad, pensada para un público exigente, curioso y con ganas de ver más allá del entretenimiento vacío.

Estos son algunos de sus programas emblema:

• Tecnología y Negocios con Juan José Sandoval – los protagonistas de la innovación y el mundo empresarial comparten su visión.
• Ver para Crear con Luis Agusti – entrevistas íntimas con los artistas más importantes del país.
• Lima Gris – periodismo de investigación con la conducción de Edwin Cavello.
• Lo que es y no lo que parece con Ian Paredes – análisis político directo y sin concesiones.
• Hombro a Hombro – el entorno natural bajo la lupa: clima, mareas y sostenibilidad.
• El Ojo está en la Cabeza – una exploración del mundo a través de la fotografía.
• Viajando con Uchi Vargas – rutas y destinos que inspiran y conmueven.
• Al final del día con César Sánchez Torrealva – un late night con conversaciones inteligentes.
• Influencer de la semana con Milagros Salinas – un podcast fresco, con voces que importan.
• La homilía del Padre Arens – espiritualidad y reflexión en tiempos de cambio.

NEO TV no es solo un canal, es una declaración de principios. Es la respuesta a una audiencia que pide algo distinto. Es la televisión que pone en valor el contenido, el talento nacional y la mirada crítica sobre nuestro presente.


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Pronunciamiento de la Asociación de Bibliotecólogos del Perú ante el caos que reina en la BNP

Asociación muestra su “profunda preocupación” por la designación de personal sin experiencia dentro de la Biblioteca Nacional.

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Descompaginados. La reciente designación de Keila Miroslava Garrido Gonzales como directora de la Dirección de Desarrollo de Políticas Bibliotecarias ha ocasionado que la Asociación de Bibliotecólogos del Perú (ABP) dé un grito al cielo debido a que la mencionada funcionaria se especializa en criminología y no cuenta con experiencia comprobada en el área de bibliotecología.

Es así que la ABP viene señalando, mediante un pronunciamiento publicado en sus redes sociales, su “profunda preocupación y enérgico rechazo” a lo que sería una designación de una persona sin perfil idóneo para tan importante cargo dentro de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP).

“Hemos tomado conocimiento, con gran inquietud, la designación de la Sra. Keila Miroslava Garrido Gonzales en la Dirección de Desarrollo de Políticas Bibliotecarias y la Dirección de Gestión y Articulación de Bibliotecas. Es ALARMANTE que una funcionaria con una trayectoria profesional ajena al ámbito bibliotecario y cultural, especializada en criminología, ocupe puestos donde se necesita personal técnico con conocimiento del tema”, se lee en el pronunciamiento de hoy.

En efecto, según su perfil profesional, Keila Miroslava se dedica a la criminología, trabajando previamente para el Ministerio del Interior que en ese momento lo dirigía el exministro Vicente Romero.

Fuente: LinkedIn.

La ABP espera una pronta rectificación por el bienestar y correcto funcionamiento de la BNP, respetándose esta vez la meritocracia y la experiencia requerida.

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Respuesta a Carta Notarial de Lita Aimé Verástegui Soto

La excoordinadora de Incorporación y Desarrollo de la Oficina de Gestión del Talento del Pronabec envió una carta notarial solicitando el retiro de información sobre su persona, publicada en una nota periodística del 19 de junio de 2019 en nuestra web. Esta es la respuesta de Lima Gris.

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Llegó a nuestra redacción una carta notarial enviada por la señora Lita Aimé Verástegui Soto, excoordinadora de Incorporación y Desarrollo para la Oficina de Gestión del Talento, del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (PRONABEC) solicitando el retiro de la información publicada, concerniente a su persona, de una nota periodística publicada en nuestra web el 19 de junio de 2019, titulada: “Lita Aimé Verástegui Soto, denunciada por presunta estafa ahora trabaja en el Ministerio de Educación”, Según su comunicación, el contenido de dicha nota generaría, un perjuicio en su contra, tanto en el ámbito laboral, familiar y social.

Asimismo, la señora Verastegui Soto, pese a que no nos envió documentación correspondiente del Poder Judicial que corrobore lo que actualmente afirma, indica que el proceso penal que se le incoara en calidad de denunciada por el presunto delito de estafa en agravio del Banco GNB, fue declarada: “No ha lugar a la apertura de instrucción”, según manifiesta, mediante resolución del 16 de noviembre del 2023, por el Juzgado Penal Liquidador de la Corte Superior de Justicia de Lima, y que posteriormente, quedó consentida mediante resolución del 28 de diciembre del 2023, archivándose definitivamente los actuados.

Carta Notarial enviada por Lita Aimé Verástegui Soto.

Es preciso aclarar, que cuando la señora Verástegui Soto, en su misiva se basa en el inciso 6 del artículo 2° de la Constitución Política del Perú, que reconoce su derecho, a que toda plataforma informática no afecte su intimidad personal y familiar. Debemos aclararle que la nota publicada en la cual se hace mención de su nombre, no tuvo el objetivo, ni mucho menos invadió su esfera íntima y familiar. Lo que se difundió en el informe periodístico fue considerado de interés público, toda vez que, en ese momento, ella se desempeñaba como una funcionaria pública y por ende tenía la condición de servidora del Estado; y, por tanto, la denuncia periodística era pertinente.

Asimismo, si bien, la señora Verástegui Soto también ha pedido la supresión de sus datos personales; es fundamental recordar que el artículo 2, inciso 7 de la Constitución Peruana reconoce a toda persona el derecho a solicitar rectificación ante información que considere agraviante. No obstante, este derecho, según jurisprudencia reiterada del Tribunal Constitucional, debe ejercerse dentro de un plazo razonable. La doctrina jurídica y la práctica constitucional han establecido que dicho plazo no puede exceder los 60 días desde la publicación del contenido cuestionado.

En ese sentido, la Ley N.º 26847, en su artículo 2, establece que el derecho de rectificación debe solicitarse dentro de los 15 días naturales posteriores a la difusión de la información. En este caso, la publicación data del 19 de junio de 2019. La carta notarial de la señora Verástegui Soto fue recibida más de 2,196 días después, es decir, tras 6 años y 6 días. Esta dilación supera ampliamente cualquier criterio de razonabilidad o vigencia del derecho que ahora pretende ejercer.

Por tanto, consideramos que dicho pedido ha caducado por inacción. De acuerdo con el marco normativo vigente y el principio de preclusión de derechos, ya no resulta procedente ningún pedido. La demora en su solicitud, además de carecer de sustento legal, debilita cualquier pretensión de afectación a la intimidad personal.

Conforme al principio de veracidad y responsabilidad que guía nuestra labor periodística, reafirmamos que Lima Gris actuó dentro del marco legal y ético que regula el ejercicio de la libertad de prensa. Ergo, la nota en cuestión constituye parte del archivo periodístico histórico de nuestro medio.

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