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«La noche del campeón», un cuento de Gabriel Rimachi Sialer

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A todos los campeones del mundo.

I

Las luces de los postes aparecían y desaparecían en el parabrisas mientras Mario buscaba pasajeros en la avenida. El letrero de “TAXI” se iluminaba por una luz roja que parpadeaba de rato en rato. Estaba cansado y no había mucha gente, raro para un fin de semana que coincidía con la quincena. Ya aparecerían. Bostezó. Mientras tanto su estómago sonaba de hambre y el trasero le quemaba de tanto estar sentado manejando. Vio en una esquina descampada una carpa que ofrecía comida caliente. Se detuvo, contó el poco dinero que había ganado y bajó a comer algo. Antes de salir se miró en el espejo: su rostro estaba cansancio pero aun así se arregló el peinado de mecha larga y ensayó un par de sonrisas. Matador. Sabía que sus ojos siempre habían sido el gancho con las chicas, el color verde claro de su mirada las atraía y él no desperdiciaba ninguna oportunidad. Era un campeón.

            Hacía un frío húmedo a esa hora, como siempre. Una señora algo gruesa y buenamoza se le acercó con una sonrisa de ventas que le hizo mucha gracia y le ofreció el menú:

            —¿Qué le sirvo, joven? Tenemos caldo de gallina, con presa y sin presa.

            —¿Cuánto cuesta el caldo sin presa?

            —Tres soles sin presa y cinco con presa; el tallarín y el chaufa de pollo están a tres soles.

            Mario la miró a los ojos:

            —¿Y no tiene un menú? Algo para parar el estómago, pero barato nomás que recién estoy comenzando y no está buena la plaza.

            —¿Mala noche? Preguntó ella, coqueta.

            —Mala. Pero ya cambiará… —suspiró— los fines de semana siempre cae algo más que otros días, pero recién salgo así que deme una oferta. —La miró directo a los ojos, entrecerrándolos un poco, se sentía muy sensual cuando miraba así, matador.

            —Bueno, joven —dijo la señora, impactada por su mirada— sólo por ser usté le puedo hacer un menú: caldo sin presa más su combinado chifa y un té por cinco soles… como para que aguante toda la noche.

            Mario contó sus monedas, separó el dinero para el petróleo y cigarrillos y sonrió.

            —Ya, sale, deme un menú, pero bien despachao, como pa´ campesino.

            —Bueno— dijo ella sonriéndole con cierta coquetería— ¿quiere que prenda la tele?

            —No, señito, no se preocupe, mejor musiquita, ¿no? Póngase unos valsecitos, como para calentar la noche, ¿no?

            —Estás con frío… —lo tuteó, mirándolo a los ojos— te voy a dar algo caliente…

            —Podría ser… ¿un besito?… digo… con todo respeto.

            Ella lo miró a los ojos, luego vio sus brazos fuertes, de trabajo, ―no tendrá más de treinta años— pensó; vio el peinado de mecha larga y sintió ganas de apretarle los cabellos, su camisa abierta en dos botones dejaban ver un cuello que a ella le pareció perfecto para besar; le sonrió más coqueta que antes y se alejó rumbo a la radio, puso un CD del Zambo Cavero, miró a Mario que empezó a mover la cabeza al ritmo de la canción y le sonrió; ella suspiró disimuladamente y fue a servirle la comida. Mario miró la carpa, estaba un poco sucia; la luz de los fluorescentes iluminaba el interior verde fosforescente con rayas naranjas de la lona. La cocina industrial sonaba como una turbina de avión cuando el kerosene se encendía. Un televisor de catorce pulgadas, en blanco y negro, entretenía a un grupo de comensales —también taxistas— y a una pareja de universitarios que, con la mirada perdida, tragaban la presa de gallina sin saborearla. Estaban ebrios. Observó su carro, ya estaba viejo pero qué diablos, todavía arrancaba; además le había costado mucho trabajo conseguirlo, más aún mantenerlo y era su única herramienta de trabajo con la que llevaba dinero a casa para mantener a su mujer y a su hija de tres meses. Suspiró. La señora se acercó con el plato del caldo humeante, movía las caderas bien formadas en un vaivén cadencioso que buscaba atraer la atención de Mario. Cuando le puso el plato delante, dijo:

            —Espero que te guste mi sazón— y le guiñó un ojo; él le respondió:

            —De tus manos, veneno, preciosa— y sonrió devolviendo el guiño, frotándole disimuladamente la mano— qué bonitas manos, las cosas que harán.

            Por toda respuesta ella rio bajito, pero no retiró su mano, luego se fue. Mientras la señora se alejaba moviendo las caderas con más ganas que antes, Mario le miró el trasero, redondo, bien formado, que dejaba traslucir las marcas del calzón tipo bikini bajo el pantalón de lycra fucsia. Vio su espalda cubierta por un polo bien pegado que hacía notar el sostén y unos rollos a media espalda y sobre la cintura. Se llevó la cuchara a la boca, el caldo ya estaba tibio. Mientras comía, ella le hacía gestos coquetos desde el lugar donde estaban las ollas, y él le correspondía.

            Esta noche campeono, pensó, termino de comer y me la llevo a la playa en el carro, o por aquí nomás. Analizó todas las posibilidades que no incluyeran desembolso alguno de dinero porque estaba con las justas, salvo para los ponchos, pero la guantera guardaba una tira. En eso estaba cuando la señora volvió para llevarse el plato vacío.

            —¿Y usted cómo se llama, preciosa? Preguntó tocándole nuevamente la mano.

            —Rosa— Respondió, jugando con sus cabellos ondulados por el frizado.

            —Nombre de flor— le susurró.

            —¿Y tú? — Dijo ella sonriendo y mirando hacia todos lados.

            —Sol —respondió él.

            Rosa rio entonces y Mario vio sus labios carnosos extenderse como una tentación irremediable que tendría que saciar. Rio con ella y aprovechó para cogerla de las manos; ella le preguntó:

            —¿De verdad te llamas Sol?

            —No, preciosa, me llamo Mario — y tuteándola, continuó— anda ven, siéntate un rato, sólo un minuto y nada más, no es muy agradable comer solo.

            —No puedo, estoy atendiendo…

            —Anda, sólo un minutito—. Mario empujó una silla y ella se sentó.

            —Sólo un minuto porque estoy atendiendo… ¿Y por qué me dijiste que te llamabas Sol?

            —Es que la rosa se abre cuando sale el sol… —y sonriéndole coquetamente le apretó más las manos, ella sonrió y lo miró a los ojos con un brillo malicioso—. Termino de comer y nos vamos a dar una vuelta en mi carro, luego te traigo de regreso… ¿Qué dices? Así nos conocemos un poco más y, quien sabe…

            —¿Sí? —Respondió ella— no sé, no tengo costumbre de salir con desconocidos… por más que tengan los ojos tan bonitos como los tuyos.

            —¿Te gustan mis ojos, ah?, pueden mirarte toda la noche si quieres, sólo dime que sí.

            —Qué coqueto… pero recién te conozco, qué vas a pensar de mí… que soy…

            —Pero ya nos presentamos —interrumpió Mario— así que ya no somos desconocidos ¿no?

     —Déjame pensarlo un rato —se zafó de él, y acarició sus manos—…tienes manos grandes…

            —Y no sólo las manos… —dijo Mario.

            —¿Qué?— dijo ella con una sonrisa coqueta, moviendo ligeramente la cabeza, como sorprendida.

            —Que termino de comer y te espero para salir un rato ¿Qué dices?

            —Termina de comer y te respondo.

            Mario vio el polo de Rosa, le quedaba pegado al cuerpo, los grandes pezones endurecidos se levantaban sobre la tela, sintió una leve corriente de electricidad por la espalda y un endurecimiento entre sus piernas, se acomodó en la silla y al notar esto, ella fue a traerle el plato de tallarines con arroz; se lo sirvió y la llamaron de otra mesa para pedir la cuenta, le guiñó un ojo y le dijo con una sonrisa que iluminaba su rostro trigueño y sus ojos grandes: ya regreso.

            Mario comió deprisa, ni siquiera saboreó la comida, sólo pensaba en esos pechos y esas caderas que esa noche serían suyas ―qué rica, cómo será en la cama, termino de comer y la llevo a la playa, allí no pago peaje y por un par de soles me cuidan el carro y nadie molesta… esta noche campeono, carajo. Terminó el plato y bebió el té tibio de un trago. Pidió la cuenta. Mientras Rosa cambiaba el billete por sencillo para el vuelto, él no dejaba de observarla, ya con la mirada encendida en deseo. Estaba sobreexcitado; cuando se puso de pie, un bulto que entre sus piernas se dejaba notar, atrajo la mirada de Rosa.

            —Oye… qué es eso… ¿ah? —Preguntó acercándose lo suficiente para rozarle el pantalón con su mano— acomódalo… qué va a pensar la gente, que nos estamos calentando delante de todos.

            Él se acomodó el pantalón y la tomó de la mano. En un descuido de los demás comensales y de la cocinera, la jaló hacia la parte trasera de la carpa.

            —¿A dónde vamos? Tengo que terminar de atender a la gente —dijo ella mientras caminaban.

            —Aquí nomás, un ratito —y tomándola por la cintura la abrazó y le estampó un beso largo y cálido que la dejó sin aliento.

            —…Qué bien besas… —dijo ella—… pero alguien nos puede ver… un besito más y regreso ¿ya?

            Se volvieron a besar. Esta vez, Mario deslizó sus manos por debajo del pantalón de lycra fucsia y apretó sus nalgas, atrayéndola hacia su sexo endurecido. Al sentir el calor y la dureza del miembro, Rosa suspiró y lo abrazó con más fuerza, mientras empezaba a frotarse contra él, acelerando su respiración y su excitación. Él sacó las manos del pantalón de ella y las llevó hacia sus pechos, levantó el polo y le bajó el sostén, cuando vio sus senos, se lanzó sobre esos pezones que había imaginado mientras comía. Los succionaba una y otra vez, ella gemía bajito y continuaba frotándose contra su cuerpo, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos. Estuvieron así casi diez minutos, mordiéndose los labios, jugando con sus cabellos, apretándose, tocándose los sexos, hasta que una llamada de la cocinera los despertó.

            ―¡Señora Rosa! ¡Señora Rosa!

            Rosa lo empujó suavemente y fue corriendo a atender la carpa, Mario le dijo jadeante ―te espero en el carro… ―. Ella volteó a mirarlo y respondió ―en cinco minutos estoy allí, y desapareció bajo el toldo, mientras se acomodaba el cabello. Mario fue a su carro, se sentó con la puerta abierta, encendió un cigarrillo y fumó a largas bocanadas, estaba contento. Esa noche, una vez más, campeonaría. Acomodó el asiento del copiloto, lo reclinó un poco para no perder tiempo a la hora del ataque, sacó los preservativos de la guantera y separó uno en la división para el sencillo que estaba bajo el radio. ― ¡El radio! Claro, música para completar el ambiente…—. Buscó en las estaciones y al inicio del dial oyó una melodía que le pareció apropiada, puso el volumen adecuado, se sacó la correa del pantalón y la guardó bajo su asiento, para no perder tiempo.

            Abrió los primeros botones de su camisa y se sintió como los dandys de las películas sobre Vietnam que siempre veía los domingos por la tarde. Cuando acomodó el espejo retrovisor para ensayar unas miradas, sus ojos tropezaron con el zapatito de Azucena, su hija, que colgaba como amuleto de suerte y recuerdo permanente de su condición de padre de familia. Sintió que un remordimiento empezaba a despertar, recordó a su esposa y pensó en qué estaría haciendo a esas horas, seguro dormía y soñaba con él, quizá lo esperaría con la comida caliente, de repente ella… ―lo siento bebé, pero esta noche papi campeona—, y diciendo esto desató el zapatito y lo guardó en la guantera.

            Cuando se acomodó en el asiento, vio que Rosa ya estaba cerca. Le abrió la puerta, ella subió y se sentó, él encendió el motor y cuando quiso avanzar hacia la avenida, ella le dijo:

            —Estaciónate por aquí nomás, cerca de la carpa, le he dicho a la muchacha que voy a traer unas cosas de la tienda; no tenemos mucho tiempo… si le digo que me demoro, de repente coge toda la plata y me roba el negocio, así son todas las serranas.

            —Bueno, como quieras, pero dime dónde puedo estacionar el carro, y que sea seguro… tú eres la que conoce el barrio…

            —Allí —dijo ella señalando un terral que funcionaba como losa de fulbito en las mañanas.

            No había postes de luz y no pasaba gente a esas horas, además, estaba a unos metros de la carpa. Mario estacionó el carro, apagó el motor, bajó un poco el volumen de la radio y abrazó a Rosa que quiso hacerse la difícil, pero no podía. Mario le atraía demasiado y no tenía mucho tiempo para gozarlo. Sólo se dejó llevar. Sólo se entregó. Mario la besó. Empezó el ataque del campeón. Le subió el polo y le bajó el sostén, sus pechos grandes y duros mostraban unos enormes pezones marrones que se erguían como dados, él los besaba mientras se quitaba los pantalones y la ropa interior. Rosa jadeaba con cada beso y apretón que recibía de Mario, sintiendo que se le iba la vida en cada caricia; se sacó las sandalias frotando sus pies entre sí, Mario se dio cuenta de esto y supo que ésa era la señal, ya bastaba de besos y abrazos, era la hora del campeón. Le quitó el pantalón de lycra y lo dejó en el asiento de atrás, luego siguió la trusa bikini. Semidesnuda, la sentó encima de él y empezó a besarla, Rosa se movía en círculos frotándose contra el miembro de Mario, que quería desesperadamente poseerla, pero ella continuaba con el juego de la tentación. No tuvo que esperar mucho. Él perdió el control de la situación y le rogó que le dejara entrar; ella, que jugueteaba con sus pechos haciéndolos saltar sobre los labios de Mario, se detuvo un instante en seco y le dijo al oído:

            ―… y qué esperas… que te dé permiso…

            Esto lo enloqueció, atrajo el cuerpo de ella hacia el suyo y, cuando se acomodaba encontrando la postura perfecta, sintió que le golpeaban la ventana de la puerta, fuertemente. Rosa seguía frotándose sin parar y no oyó nada, sólo gemía. Mario vio que quien tocaba la ventana era la cocinera de la carpa, que le hacía señas desesperadas con las manos e intentaba decirle algo. Se tiró hacia atrás, hizo el ademán de abrir la ventana, pero Rosa estaba descontrolada, había tomado entre sus manos el sexo de Mario y lo llevaba hacia la entrada del placer donde él —aún a pesar de la interrupción— hubiera querido estar, por lo menos un minuto. Rosa sintió una corriente de aire frío que corría por su espalda, volteó para cerrar la ventana y se encontró con que Mario la había bajado toda, y que la cocinera los miraba con curiosidad.

            —¡Magaly! ¡Qué haces acá! ¡Con quién has dejado el negocio! —Preguntó bajando el polo, que tenía recogido sobre las enormes tetas, acomodándose el sostén.

            —¡Señora! ¡Señora! —decía Magaly, muy nerviosa, agitando las manos.

            —¡Qué—pá—sa! —Gritó Mario, muy molesto, mientras conseguía poner su miembro en la entrada del sexo de Rosa — por fin… sólo un empujoncito y…

            —¡Señora! ¡Señora! — Seguía diciendo la cocinera.

            —¡Qué Magaly! ¡Qué! — Gritó Rosa sin dejar de moverse en círculos sobre Mario.

            —¡El Señor Carlos! ¡El Señor Carlos! Acaba de venir en la moto, ¡está preguntando por usté!

            Rosa dio un salto felino sobre Mario, se puso el pantalón de lycra fucsia, la trusa bikini y las sandalias, en menos de un minuto. En ese orden. Le dio un beso en los labios a Mario, que estaba mudo y calato, y le dijo: ―mañana te espero a la misma hora, disculpa, mi marido nunca viene al negocio… te veo mañana… chau. Cuando bajó del carro, Mario le gritó por la ventana: ―¡por lo menos ponte bien el calzón! Y echó a reír.

            Rosa se dio cuenta de que el calzón estaba sobre el pantalón y, junto con Magaly, rieron. La cocinera la tapó con su mandil y ella se cambió a pocos metros del carro. Mario miraba ese culo que se le iba de las manos, si su marido se hubiera demorado quince minutos más… Se vistió entonces y se fue de ese lugar pensando en volver al día siguiente.

            Cuadras más adelante detuvo el carro en un kiosco y compró cigarrillos, aún continuaba caliente. Hizo tres viajes al centro con dos mujeres mayores y gordas, y un viaje con un borracho; finalmente llevó a una pareja de jóvenes a un restaurante fino. Durante todo el camino, la pareja no dejaba de besarse y tocarse, hasta el extremo de viajar casi echados sobre el asiento, lo cual no mejoraba en nada el estado de Mario, que se movía a cada rato en su asiento. Cuando los dejó, pensó en ir a casa y estar con su mujer. Seguro que estaría dispuesta, sí, seguro, eso haría: llegaría, la haría feliz, él se quitaría toda esa tensión de encima y dormiría tranquilo, total, con los viajes hechos había ganado más dinero que en las noches anteriores y hacía mucho que no estaba con su mujer, aunque ella le había insinuado algo varias veces pero para él ya no era lo mismo. Ya no era su amante, su mujer, su hembra. Era la madre de su hija y eso era un freno para sus pasiones, una piedra en el calzoncillo, una trampa de ratón en el calzón. Por eso no la tocaba desde que nació su hija, hacía tres meses. Ella le había dicho que era normal, pero que no abusara. También era una persona, con sentimientos, con deseos y que lo amaba, que si él ponía de su parte irían donde un psicólogo para que los ayudara, ―no a ti, mi amor, yo sé que no estás loquito, es por nosotros, por nuestra familia, porque te amo… —Pero Mario nada, sin darse cuenta iba matando la magia que lo llevó a casarse cuando se sintió más enamorado que nunca y, mientras tanto, las luces de las calles avanzaban sobre el parabrisas del taxi. Faltando un kilómetro para llegar a casa vio la hora: cuatro y media de la mañana. En una esquina una silueta estiró el brazo. Mario aceleró y en esos segundos pensó “mejor me voy a casa, estoy con sueño, cansado y más caliente que burro en primavera”, sonrió, “bueno, si está en la ruta, que sea la última carrera…”. Y detuvo el auto junto a la silueta de una muchacha joven que, sin preguntar, abrió la puerta delantera y se sentó.

            Mario se percató de que la joven lloraba, era bonita y traía un vestido muy corto, mostrando un poco más que el muslo. Una casaca de cuero negro la abrigaba. El auto avanzó.

            —¿Adónde la llevo señorita? Usted dirá.

            —A cualquier lugar… no importa.

            —¿Cómo que a cualquier lugar?

            —No me importa, nada me importa. Respondió la joven entre suspiros.

            Mario llevó el carro hacia un lado de la pista, encendió las luces intermitentes y apagó el motor. Se volvió hacia la joven y tomándola del mentón le preguntó mientras le acercaba su pañuelo:

            —Ya no llores, amiga, sea lo que sea que te pase, no vale la pena llorar, no remedia nada.

            —Gracias por el pañuelo —dijo ella apartándose de Mario, olía fuerte a licor— lo que pasa es que mi enamorado acaba de terminar conmigo.

            —¡Y por eso lloras!, ese chico es un idiota, mira que dejar a una chica tan linda como tú.

            —Me llamo Jessica. —Dijo la chica sollozando.

            Mario  pensó  inmediatamente en la situación: la chica en tragos, él caliente, ni hablar, de esta no sales invicta, mamacita…

            —Porque hay que ser idiota para dejarte —continuó él, ya más motivado por las circunstancias— pero bueno… aún quedan muchos hombres sobre la tierra ¿no? Claro que… algunos más guapos que otros —y probó con la mejor de sus sonrisas.

            En medio de la turbidez, ella reparó en esos ojos verdes y esa sonrisa matadora, hizo un ademán de puchero y lo abrazó. Me doblé, pensó Mario, seguro que a esta flaca la han dejado como a mí: a medio vivir, y le respondió con otro abrazo. Ella preguntó, luego de un hipo: ¿Crees que soy fea?

            Listo, esa era la señal. Mario encendió la radio, la música era suave. A través del cristal del auto se veía a una pareja que hablaba y hablaba y de rato en rato reía, luego se hacían cosquillas. Luego se besaban. Luego se inclinaban sobre el asiento. Luego ya no se les vio.

II

            Cuando el sol se deslizó por entre las cortinas del hostal, detuvo sus primeros rayos sobre el rostro de Mario, que abrió los ojos lentamente y, estirando un brazo, buscó en la cama a Jessica. No la encontró. Lo primero que se le vino a la mente fue ¡la billetera!, saltó desnudo de la cama y corrió hacia la silla donde descansaban sus pantalones. Buscó en sus bolsillos, encontró su billetera y contó el dinero. Estaba completo. Buscó sus documentos, sus recibos, la foto de su matrimonio, el retrato de su hija, todo estaba en orden. Soy un campeón, susurró. Y se metió a la ducha.

            Cuando salió estaba más fresco, se vistió y peinó frente al espejo.

            ―Ahora, a casa, a descansar como debe ser. Qué suerte, no podía haberme quedado así después de lo de Rosa, ni hablar. Menos mal que tengo carro porque si no… ¡el carro! Metió las manos a los bolsillos buscando las llaves y no las encontró. Los vació hasta dejar el fundillo expuesto, buscó entre las sábanas, sobre la mesa de noche, en el cajón del velador… ahí estaban las llaves. Salió corriendo al pasadizo y sacó la cabeza por la ventana, miró hacia abajo y vio su carro estacionado, completo. Suspiró aliviado y volvió a la habitación. ¡Qué buena noche! Ojalá todas fueran así, ¿cómo haré para levantar a esta flaquita otra vez?— decía mientras se amarraba las zapatillas sentado en la cama— ¡Buéh! Mejor así, son cosas que pasan, ahora ¡a casa! ― Se puso de pie y acomodó su camisa, revisó la habitación para no olvidarse de nada y cuando estuvo seguro de eso, salió. En la recepción, el cuartelero le entregó sus documentos, el recibo y un sobre cerrado que decía: “Para Mario, de Jessica”.  Lo recibió doblándolo en dos, lo guardó en el bolsillo de su pantalón, entró a su auto y se marchó. Llegó a casa a las diez de la mañana, su mujer estaba con una bata puesta, esperándolo con el desayuno servido en la mesa. Cuando lo vio entrar, respiró fuerte y hondo, y salió a saludarlo. Sonriendo, le preguntó en un tono fingidamente cariñoso mientras él cargaba a su hija y le hacía gracias tontas:

            —¿Por qué llegas a esta hora?

            —¿Me estás interrogando? —Preguntó Mario, indignado.

            —No. Lo que pasa es que siempre llegas más temprano.

            —Sí… tienes razón, el carro se malogró y tuve que empujarlo hasta un grifo.

            —¿Ah sí? —Preguntó ella mientras le servía el café.

            —Sí. Menos mal que la noche no estuvo tan mal, si no, no hubiera podido repararlo.

            —¿Te fue muy bien entonces?

            —Más o menos, sabes que los fines de semana siempre se gana un poco más que otros días, no es mucho, pero es un poco más. Eso es lo que importa.

            —Si pues, eso es lo que importa— Susurró ella.

            —Sí, estoy muy cansado.

            Terminado el desayuno, Mario se fue a descansar, su hija se quedó dormida en la cuna y Alejandra lavó los platos. Estaba celosa, sabía que algo había pasado, o al menos que algo estaba pasando. Fue a su habitación y vio a Mario echado en la cama, en ropa interior. Tenían poco tiempo de casados y ella lo deseaba. Se acercó al borde de la cama, se acomodó a su lado, él sintió su presencia cercana y la abrazó, vio su rostro y descubrió algo que no veía hace mucho tiempo, o que no quiso ver: que Alejandra estaba enamorada de él.

            —¿Qué pasa, mi amor? — Preguntó Mario, somnoliento.

            —Nada —dijo ella mientras lo abrazaba y besaba— es que te amo tanto, que no quiero perderte.

            —No me vas a perder…

            —¿Seguro?

            —Seguro.

            —Te amo, mi amor, te amo… —dijo ella jugando con su cabello de mecha larga.

            —Y yo a ti.— Suspiró.

            —Entonces… ámame.

            Ella se quitó la bata y Mario vio que ese hermoso cuerpo desnudo le pertenecía. Sintió un remordimiento por su constante rechazo, por todas las veces que la había dejado de lado a causa de sus prejuicios. La besó con amor, como hacía tanto tiempo no lo hacía. Luego la cubrió con el edredón y empezaron a juguetear como antes de casarse, cuando visitaban hostales y playas y no desperdiciaban ninguna oportunidad de viaje o campamento para estar juntos. Como cuando eran completamente libres y felices.

III

            Una semana después, Mario llevaba la ropa a la lavandería en el auto. Su relación había cambiado mucho desde aquel día, era como si las cosas hubieran vuelto a ocupar su lugar, como si ese día se hubiera ordenado todo lo que andaba mal. En la lavandería, el señor que atendía revisó los bolsillos de los sacos, camisas, pantalones, y encontró un sobre con el nombre de Mario. Antes de que éste saliera del local, lo llamó y se lo entregó.

            Mario lo recibió indeciso, no recordaba el sobre aquél hasta que leyó el nombre: Jessica.

            ―Es mi prima―, le dijo al que atendía, que se alejó sin mayor ceremonia. Debe ser su teléfono o su dirección, justo, sabía que tenía que ser completo —pensaba— pero no puedo leerlo aquí.

            Fue a su auto, avanzó unas cuadras y se detuvo en un parque muy tranquilo, apagó el motor, recostó su asiento y, una vez cómodo, encendió un cigarrillo. Abrió el sobre y sacó una nota doblada en dos. Cuando terminó de leerla, se sentó de golpe y acomodó el asiento a su lugar original. Estaba pálido. El rostro se le avejentó cincuenta años en cincuenta segundos. Sólo cuando la voluta del cigarrillo quemó sus labios, salió del trance. Volvió a leer la nota, ese “lo siento mucho” al final de la carta, sellado con lápiz labial. Trató de calmarse y sonrió. Era una broma, habitual chiste de bar, un mito urbano. Arrugó el papel y lo arrojó a la calle lo más lejos que pudo. Cuando encendió el auto para irse, vio que el viento le devolvía aquella pequeña pelota de papel arrugado hasta la llanta delantera. Entonces apagó el motor y permaneció mudo, sentado en su taxi, durante muchas horas.

            Un año después, con el insoportable peso de la culpa en sus espaldas, Mario enterraba a Alejandra en el Cementerio Municipal; aquél hermoso cuerpo entregado al amor se había llenado de manchas lilas que la hacían gritar, y que luego la llevaron inevitablemente ante la muerte. Siete meses más tarde la pequeña Azucena moría también en la cama de un hospital infantil: la leche que recibió de su madre a través de los pezones heridos por sus inocentes encías traviesas, la mató. Mario había ido perdiendo todo en el camino: el carro, la casa, su esposa, su hija, su familia, el sueño, sus muebles, su dinero, la esperanza, su vida… no, su vida no la perdió, él pudo salvarse. Logró esquivar a la muerte aquella noche de fin de semana.

            Era un campeón.

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Gabriel Rimachi Sialer. Escritor y periodista. Autor de los libros de cuento "Canto en el infierno", "El color del camaleón", "El cazador de dinosaurios", "Historias extraordinarias", "La increíble historia del capitán Ostra" y de la novela "La casa de los vientos". Responsable de antologías de narrativa fantástica, cuentos suyos han sido incluidos en importantes antologías. Dirige el podcast "Libros que arden" en Spotify y el Círculo de Lectores Perú www.circulodelectores.pe

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Todo por ‘Facu’: madre de niño con distrofia muscular camina de Tacna a Lima solicitando apoyo [VIDEO]

Brenda Barazorda camina más de mil kilómetros llevando un chaleco con un QR para que los buenos ciudadanos le donen un poco de dinero y así recaudar 15 millones de soles lo que vale el tratamiento.

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Madre solo hay una. No cabe duda de que el amor de una madre no conoce límites ni barreras, tampoco impedimentos físicos o mentales, y mucho menos las distancia. Brenda Barazorda ha iniciado una larga caminata desde Tacna hasta Lima llevando consigo un chaleco con un enorme QR para que las personas le puedan colaborar. El único propósito es salvarle la vida a su hijo que sufre una rarísima enfermedad llamada distrofia muscular de Duchenne.

Según Barazorda, Facundo fue diagnosticado con este mal genético cuando tenía seis años, y desde entonces viene recibiendo terapias físicas y medicamento; sin embargo, los únicos que son aprobados en el Perú ocasionan efectos secundarios.

En setiembre del 2024, la campaña ‘Todo por Facu’ se formó con el objetivo de acceder a un tratamiento genético llamado Elevidys, uno de los más costosos del mundo y que promete retrasar e incluso detener el avance progresivo de la enfermedad.

Luego de hacer rifas pro fondos y pedir colaboraciones voluntarias para lograr su meta, Brenda y su familia decidieron promover la recaudación de donaciones por medio de un reto: caminar por más de 15 días desde Tacna hasta la ciudad de Lima.

Brenda Barazorda lleva su quinto día de caminata y ya se encuentra en la región Moquegua. La madre de Facundo publica videos en la página oficial de Facebook ‘Todo por Facu’, donde registra sus avances y explica en qué parte de la ruta se encuentra.

fuente: bdp.

Ya que el monto es muy alto, Barazorda calculó que una donación de S/ 15 hecha por al menos un millón de personas que conozcan el caso de su hijo, es suficiente para lograr su meta. Así lo hizo saber en su primer video publicado luego de iniciar su reto.

Las personas de buen corazón que deseen enviarle un pequeño donativo pueden hacerle a la cuenta de la madre de Facundo.

  • Yape: 995648500, a nombre de Brenda Barazorda Valer
  • Cuenta BCP S/: Cuenta Ahorro Soles 19122064504077 y CCI 00219112206450407758, a nombre de Brenda Barazorda Valer
  • Cuenta BCP $: Cuenta Ahorro Dólares 19196562381156 y CCI 00219119656238115652, a nombre de Jorge Luis Ordóñez Ruiz
  • Cuenta Fifth Third Bank $: Cuenta de Cheques 7992611793, Código Swift ftbcus3c, dirección 38 Fountain Square Plaza, Cincinnati, OH, 45263
  • Cuenta PayPal: (i) Usuario: @jorgeordonezruiz (ii) Correo: jorge.ordonez.ruiz@hotmail.com (iii) Paypalme: www.paypal.me/jorgeordonezruiz⁠

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Cancillería recomienda a los hinchas no viajar a Venezuela para alentar a la ‘Bicolor’ [VIDEO]

Lazos diplomáticos se encuentran resquebrajados con el vecino país llanero y por eso se sugiere “tomar precauciones”.

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A alentar, pero desde casa. Desde que asumiera Dina Boluarte a la presidencia del Perú los lazos con el gobierno del dictador venezolano Nicolás Maduro se encuentran en una constante tira y afloje entre ambos países debido a discrepancias políticas.

Bajo ese contexto, la Cancillería peruana emitió recientemente un comunicado desaconsejando a los ciudadanos viajar a Venezuela para alentar a la ‘Bicolor’ en su partido válido para las Eliminatorias al Mundial 2026.

El encuentro, programado para el martes 25 de marzo en el estadio Monumental de Monagas, en la ciudad de Maturín, enfrenta a Perú contra la Vinotinto en un contexto de tensión política y limitaciones logísticas.  

El Ministerio de Relaciones Exteriores reiteró las recomendaciones emitidas el 28 de diciembre de 2024, destacando que la ausencia de funcionarios consulares peruanos en Venezuela, expulsados tras el quiebre diplomático, dificulta cualquier tipo de apoyo a los connacionales.

“Se desaconseja el viaje de peruanos a Venezuela debido a las limitaciones para prestar asistencia”, señala el comunicado oficial.

fuente: 24 horas.

El Perú no reconoce a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela

Cabe recordar que desde el pasado 28 de julio del año pasado nuestro país no reconoce a Nicolás Maduro como presidente electo de Venezuela, debido a un presunto fraude electoral.

La postura peruana derivó en la ruptura de relaciones y la expulsión mutua de cuerpos diplomáticos y desde agosto de 2024, Brasil asumió la representación consular peruana en Venezuela, conforme a la Convención de Viena.  

A la fecha y desde septiembre de 2024, tres peruanos permanecen detenidos en Venezuela, de los cuales no se recibe ninguna información de parte del régimen chavista.

A inicios de febrero, el canciller peruano Elmer Schialer dijo que, al no contar con representación diplomática en Caracas, se ha recurrido a las autoridades diplomáticas como intermediarias, sin resultados favorables hasta el momento. Los peruanos detenidos en Venezuela fueron identificados como Renzo Huamanchumo Castillo, Ricardo Meléndez Guerrero y Carlos Madrid Martínez. 

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Error histórico: BCR tendrá que modificar el escudo de las monedas y billetes tras fallo del TC [VIDEO]

Ahora monedas tendrán que llevar en la parte anversa el lema “Firme y Feliz por la Unión”, así como el uso correcto del escudo nacional.

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Como manda la Ley. El Tribunal Constitucional (TC) ha emitido una sentencia que obliga al Banco Central de Reserva (BCR) a cumplir con las disposiciones legales sobre el uso correcto del escudo nacional y el lema “Firme y Feliz por la Unión” en la acuñación de monedas y billetes.

Según informó la oficina de imagen institucional del TC, esta decisión responde a la demanda interpuesta por el experto en protocolo de Estado, Carlos Tenicela Ninamango, quien denunció al BCR en el año 2022 a que respete las normas vigentes.

La resolución, emitida en el marco del expediente 01303-2023-PC/TC, declara fundada en parte la demanda de Tenicela Ninamango, quien argumentó que el BCR no ha cumplido con lo establecido en el artículo 7 del Decreto Ley 11323 de 1950 y la Resolución Legislativa de 1825. Estas normativas exigen el uso correcto del escudo nacional y el lema en las monedas y billetes emitidos por la entidad.

El TC ordenó que el cumplimiento de esta disposición se materialice en el próximo circulante de monedas y billetes que emita el BCR, con forme a la Ley 32251.

“Está constituido por un timbre una corona cívica de encina, cerrada, vista de plano, y el blasón está sostenido a cada lado por dos estandartes nacionales con la bandera nacional, uno pequeño adelante y uno grande atrás, y las banderas nacionales entrelazadas en la parte inferior”, decía la referida norma.

Tenicela Ninamango argumentó que el artículo 49 de la Constitución Política de 1993 establece los símbolos de la patria y sus características, y que el BCR ha venido utilizando un escudo nacional que no se ajusta a lo dispuesto en la Resolución Legislativa de 1825. Asimismo, señaló que tanto esta resolución como el Decreto Ley 11323 son normas vigentes, y que el BCR no ha demostrado que hayan sido derogadas.

Con esta sentencia, el BCR se encuentra obligado a ajustar sus prácticas en la emisión de monedas y billetes para alinearse con las normativas que regulan los símbolos patrios. Esto implica que el próximo circulante deberá reflejar fielmente el escudo nacional y el lema “Firme y Feliz por la Unión”, tal como lo establece la legislación vigente.

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Cada cuatro horas asesinan a una persona en el Perú

Solo en estos tres primeros meses se han registrado 475 homicidios, según el Sinadef.

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Cifras para morir.Resulta increible que todavía se debata un moción de censura para el titular del Ministerio del Interior (Mininter), Juan José Santiváñez, cuando las cifras les son totalmente contrarias y por ello ya debería de estar botado sin tanto rodeo.

La criminalidad se ha convertido en un problema que afecta a la población sin distinción alguna, cobrándose la vida de cientos de personas en lo que va del año. Las cifras del Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef) revelan un escenario inquietante: hasta el 18 de marzo de 2025, se han reportado 475 homicidios en todo el país. Este aumento de la violencia ha superado los registros de años anteriores y refleja un fenómeno que las autoridades no han logrado contener.

Las cifras del Sinadef muestran que los homicidios en el Perú han alcanzado niveles alarmantes. Solo en los dos primeros meses del año se registraron 368 asesinatos, una cifra significativamente mayor a la de periodos similares en años anteriores. Con los homicidios reportados hasta el 18 de marzo, el promedio actual indica que cada cuatro horas una persona es asesinada en el país.

El estado de emergencia decretado por la presidenta Dina Boluarte, ese mismo 18 de marzo, fue solo tinta en papel, pues en el transcurso de 24 horas 15 personas fueron asesinadas en distintas partes del país, incluyendo siete en la capital y el primer puerto, y otras ocho en provincias. La violencia continúa escalando, poniendo en jaque a las estrategias gubernamentales. Mientras tanto, las extorsiones y amenazas se han convertido en una realidad cotidiana para los peruanos, quienes sienten que la inseguridad sigue ganando terreno.

Cifras a nivel regional

Lima encabeza la lista de homicidios con 160 casos, seguida de La Libertad con 49, Callao con 42, Piura con 34 e Ica con 20. Estos datos reflejan que la violencia se ha extendido a diversas regiones, impactando en la vida de miles de ciudadanos. La mayor parte de las víctimas han sido atacadas con armas de fuego, lo que demuestra la facilidad con la que los delincuentes acceden a este tipo de armamento.

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Hermanos Yaipén, Corazón Serrano, Armonía 10 y demás grupos musicales se suman a protesta de este viernes [VIDEO]

Armonía 10 en un principio había desistido de participar en multitudinaria marcha, pero finalmente rectificaron.

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Cantarán por la paz. Aparte de la comida, al peruano le gusta mucho la cumbia y la reciente muerte de Paul Flores, conocido como el ‘Russo’, les ha tocado en el corazón; no solo su trágica partida, sino las razones de la misma la cual es la extorsión, el común denominador de miles de peruanos que viven el día a día con temor a que un delincuente les arroje una granada a sus viviendas o negocios.

La reacción de la población ya pasa como un hecho sociológico, pues su incomodidad es una respuesta casi inconsciente a que los extorsionadores choquen contra las agrupaciones de cumbia. Ese género musical asociado con alegría, celebración, reunión entre amigos y familiares, festejo; y arrebatarles eso se podría decir que es una línea que atravesaron los extorsionadores.

Es por ello que este viernes miles de peruanos, de todas las clases, ideologías y movimientos sindicales, saldrán a protestar contra la inseguridad. En esa movilización civil se sumarán además las agrupaciones musicales de cumbia, en evidente apoyo a la población que al igual que ellos se sienten indefensos.

De acuerdo a los anuncios que se vienen difundiendo en las redes sociales la marcha se congregará a partir de las 5 de la tarde en la plaza San Martín, en el Centro de Lima, no mencionándose cuál será su ruta o si posteriormente habrá un pronunciamiento de los organizadores.

En tanto, destacados grupos como Los Hermanos Yaipén, Corazón Serrano, y Armonía 10 se unirán a otros artistas y grupos musicales que ya confirmaron su asistencia.

Las mencionadas agrupaciones en un principio habían mencionado que no participarían de las protestas, pues consideraban que estaba “politizada”, sin embargo, ante la presión pública, las agrupaciones se retractaron y confirmaron su participación en la protesta, reafirmando su compromiso en la lucha contra la creciente violencia en el país.

fuente: exitosa.

Por otro lado, Agustín Távara, mánager de Armonía 10, manifestó que la orquesta ha decidido no volver a presentarse en Lima debido al alto riesgo que representa la creciente ola de criminalidad en la capital.

En declaraciones para Latina, el mánager confirmó la determinación de la banda y enfatizó que la seguridad de sus integrantes es la principal prioridad. “La orquesta no tocará más en Lima mientras persista esta ola de crímenes y extorsiones. No hay presentaciones programadas y no las habrá hasta que la situación mejore”, expresó, dejando en claro la gravedad del problema que enfrenta el grupo.

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¡Alarmante! Aulas con grietas y sin expediente técnico: padres denuncian gestión irregular en colegio PNP Santa Rosa

Tuvimos acceso a documentación donde la directora admite que la construcción fue realizada por un ‘maestro albañil de la zona’ y justifica la falta de estudios técnicos por costos excesivos.

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El colegio Santa Rosa de Lima 2001 administrada por la Policía Nacional del Perú podría terminar en escombros. La construcción, avanzada en su estructura, no tiene techo ni puertas y presenta rajaduras. Fue iniciada en la cuestionada gestión de la actual directora, ST1 PNP Flor Betzabé Cama Trebejo, sin contar con expediente técnico.

Lima Gris tuvo acceso a una carta de julio de 2024, donde la propia directora admitió que: “En lo que respecta al pedido de información relacionado al expediente técnico, la presencia de un ingeniero residente, el estudio de suelo, el diseño arquitectónico; son requerimientos que generarían costos excesivos que no forman parte del Plan anual 2024. No obstante a ello se cuenta con los planos de construcción y la experiencia de un maestro albañil que labora muchos años por la zona”.

La directora priorizó la reducción de costos en la construcción de las aulas, pese a no contar con los estudios técnicos exigidos por ley, dejando en manos de un “experimentado albañil” la edificación de aulas para albergar a 180 alumnos menores de edad.

La respuesta de la directora Flor Cama, demuestra el total desconocimiento de la normativa y una omisión al criterio de salvaguardar la vida de sus estudiantes. La normativa vigente para todo tipo de edificaciones establece que antes de la construcción debe existir un expediente técnico aprobado por la municipalidad del distrito correspondiente. Este expediente no existe, pues según la directora, generaría un costo excesivo.

El peligro de construir sin estudios técnicos

Además de ello, la Sub Oficial que ejerce el cargo de directora, incumple varios de los lineamientos que constan en la norma técnica “Criterios Generales de Infraestructura Educativa”, que establece el Ministerio de Educación para la edificación de escuelas. Aquí precisa que “los estudios más relevantes para el diseño de infraestructura educativa son el estudio topográfico y el Estudio de Mecánica de Suelos (EMS)”.

Según la directora Cama Trebejo de la Institución Educativa PNP Santa Rosa 2001, el estudio de suelos “no forma parte del Plan anual 2024”. Sin embargo, para el Ministerio de Educación, el estudio de suelos es imprescindible antes de edificar. Las rajaduras en las paredes generan preocupación sobre la seguridad estructural de la edificación, que actualmente, está pintada de blanco, sin techo ni puertas. Literalmente, la obra es un elefante blanco y además representa un peligro latente.

Las tres aulas en construcción presentan grietas preocupantes.

El Ministerio de Educación, se manifestó en este sentido el 06 de setiembre del 2024, mediante una carta afirmó que “el proceso regular para la construcción, ampliación o remodelación de una infraestructura es solicitar una licencia de construcción presentando un expediente técnico; una vez regularizada la licencia, se solicitan las visitas técnicas a la municipalidad”.

Fuente: Minedu.

Las obras iniciadas el 26 febrero de 2024 fueron paralizadas en julio pasado. Las tres aulas siguen deshabitadas desde entonces y los alumnos tienen que ocupar aulas de material pre fabricado instalas en el patio del colegio. Según un grupo de padres de familia, se ha gastado en la construcción de estas tres aulas alrededor 16 mil soles del presupuesto aportado por los padres.

El colegio Santa Rosa de Lima 2001 tiene una población estudiantil que bordea los 900 alumnos, los cuales aportan, cada uno en la actualidad 400 soles anuales. Por lo que se calcula que el aporte de los padres el año pasado fue de 360,000 soles.

Además, es importante señalar que en el año 2023, un informe que realizó la empresa Group Hesti Arcon S.A.C a las estructuras del colegio Santa Rosa de Lima 2001, en sus conclusiones y recomendaciones mencionó que el centro educativo se encuentra con deficiencias en la estructura y que se recomienda la demolición de la infraestructura existente.

¿Quién responde por estas irregularidades?

Estos hechos evidencian una grave deficiencia en la gestión de la suboficial PNP Flor Betzabé Cama Trebejo al frente de la I.E. Santa Rosa de Lima 2001. Los padres de familia reclaman la inspección urgente de la Municipalidad de San Martín de Porres, Defensa Civil, el Ministerio de Educación y la Policía Nacional del Perú, para que evaluen la seguridad de la obra y determinen las responsabilidades antes de exponer a los estudiantes a un riesgo mayor.

El colapso del techo del Real Plaza en Trujillo, que causó 8 muertes y dejó 82 personas heridas, es un ejemplo de las consecuencias fatales de la falta de supervisión técnica en construcciones. La comunidad educativa espera respuestas concretas. Mientras tanto, las aulas con grietas son un recordatorio alarmante de los riesgos de construir sin planificación ni supervisión profesional.

El silencio de la directora Flor Cama

Nos contactamos con la directora Flor Betzabé Cama Trebejo para recoger su versión pero hasta el cierre de este informe no hemos tenido respuesta. Mediante un mensaje de WhatsApp, el día de ayer le enviamos algunas preguntas que debe responder con urgencia. Aquí algunas de ellas:

¿Por qué construyó tres aulas el año pasado sin haber realizado primero un expediente técnico y un estudio de suelos?

¿Conoce usted la normativa vigente para la edificación de escuelas?

¿La Municipalidad de San Martín de Porres le aprobó algún estudio?

A pesar de que han pintado de blanco las paredes, son evidentes las grietas. ¿Serán habitables las tres aulas construidas en su gestión?

Sabemos que el ingeniero que firma los planos no está habilitado por el colegio de ingenieros ¿Por qué lo contrató?

¿Cuánto presupuesto demandó esta edificación?

¿Hasta cuándo van a estudiar los alumnos en aulas pre fabricadas instaladas en el patio?

Son solo algunas preguntas que necesitan respuestas.

La situación del colegio Santa Rosa de Lima 2001 es alarmante y evidencia una gestión negligente que pone en riesgo la seguridad de la comunidad educativa. La falta de un expediente técnico y de supervisión profesional en la construcción deja en evidencia una grave irresponsabilidad, agravada por la admisión de la directora de que la obra se lleva a cabo sin estudios esenciales. Si no se toman medidas urgentes, la estructura inacabada y debilitada podría convertirse en un peligro inminente, transformando lo que debería ser un espacio de educación en un símbolo del abandono y la incompetencia institucional.

Es importante que el ministro de Educación Morgan Quero y el ministro del Interior Juan José Santiváñez tomen cartas en el asunto para no lamentar una tragedia en el centro educativo de la familia policial.

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    Condenan a ex integrante de Zaperoko por realizar actos homofóbicos contra chico LGBT

    Juan Carlos Paz Lobatón deberá cumplir dos años de prisión suspendida, así como el pago de una reparación civil.

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    En pleno siglo 21 y homofóbico. El Poder Judicial (PJ) declaró consentida la condena contra el ex integrante de la orquesta Zaperoko, Juan Carlos Paz Lobatón, por burlarse de un miembro de la comunicada LGBT en el año 2018.

    Paz Lobatón, quien no presentó ningún recurso para revertir la decisión judicial, es condenado a dos años de pena privativa de la libertad suspendida, así como el pago de una reparación civil equivalente a dos mil soles y el cumplimiento de reglas de conducta, según Sergio Cruz abogado y asesor de litigio estratégico de Promsex.

     El fin del proceso judicial ocurre luego de 6 años y cuatro meses. Como se recuerda, el 30 de noviembre de 2018, el ciudadano Antonio Gálvez denunció haber sido víctima de burlas homofóbicas por integrantes de la orquesta de salsa conocida como Zaperoko.

    Antonio Gálvez, joven discriminado por ex integrante de Zaperoko. Foto: Promsex.

    “Uno de los integrantes se encontraba parado parodiando sus movimientos de forma burlona y exagerada, y era apoyado con burlas y risas ruidosas por los demás integrantes y el dueño de la orquesta musical”, detalló Promsex sobre el caso. Las grabaciones de Gálvez sirvieron para identificar a sus agresores.

    El representante de Promsex recordó que la denuncia de Gálvez fue vital para que las autoridades atendieran el caso, así como el apoyo que recibió de miles de internautas quienes condenaron lo ocurrido. Sobre el agresor Paz Lobatón, “lo último que supimos es que ya no formaba parte de la orquesta, pero había periodos en los que trabajaba con ellos, otros en que no. Ha estado trabajando de manera intermitente”.

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    Gobierno Regional de Loreto refuerza compromisos para mejorar vías en la frontera

    Gestión del Gobernador Regional René Chávez viene impulsando el desarrollo y la conectividad vial en Loreto.

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    El Gerente Regional de Transportes y Comunicaciones de Loreto, Dr. Pío Flores Tang, visitó la provincia fronteriza del Putumayo para coordinar acciones con las autoridades locales y promover proyectos de infraestructura vial. Uno de los principales temas abordados fue el mantenimiento de la carretera Flor de Agosto – Puerto Arica, una vía clave que podría reducir la distancia entre Iquitos y la localidad de El Estrecho.

    Durante la reunión con el alcalde provincial, se acordó gestionar una visita conjunta a Provías y al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) con el objetivo de solicitar mayor atención para el mantenimiento de esta ruta estratégica.

    Además, se resaltó la importancia de un trabajo articulado entre el Gobierno Regional y las autoridades locales para impulsar el desarrollo de la provincia. En ese sentido, Pio Flores Tang reafirmó el compromiso del gobernador René Chávez de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de esta zona fronteriza, considerada un bastión de patriotismo y peruanidad.

    Actualmente, la región Loreto enfrenta grandes desafíos en su infraestructura vial debido a la falta de mantenimiento y las condiciones climáticas adversas. Muchas de sus carreteras y caminos rurales se encuentran en estado de deterioro, lo que dificulta el transporte de personas y productos. En varias localidades, la conexión terrestre es prácticamente inexistente, obligando a los pobladores a depender del transporte fluvial, lo que encarece costos y limita el acceso a servicios básicos.

    Pese a estos problemas, el Gobierno Regional ha anunciado la priorización de proyectos de infraestructura vial en diversas zonas, con el objetivo de mejorar la conectividad y dinamizar la economía local. Sin embargo, el avance de estas iniciativas sigue dependiendo del apoyo del Gobierno Central y de una mejor asignación de recursos, algo que las autoridades locales buscan gestionar con urgencia.

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