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“La noche del campeón”, un cuento de Gabriel Rimachi Sialer

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A todos los campeones del mundo.

I

Las luces de los postes aparecían y desaparecían en el parabrisas mientras Mario buscaba pasajeros en la avenida. El letrero de “TAXI” se iluminaba por una luz roja que parpadeaba de rato en rato. Estaba cansado y no había mucha gente, raro para un fin de semana que coincidía con la quincena. Ya aparecerían. Bostezó. Mientras tanto su estómago sonaba de hambre y el trasero le quemaba de tanto estar sentado manejando. Vio en una esquina descampada una carpa que ofrecía comida caliente. Se detuvo, contó el poco dinero que había ganado y bajó a comer algo. Antes de salir se miró en el espejo: su rostro estaba cansancio pero aun así se arregló el peinado de mecha larga y ensayó un par de sonrisas. Matador. Sabía que sus ojos siempre habían sido el gancho con las chicas, el color verde claro de su mirada las atraía y él no desperdiciaba ninguna oportunidad. Era un campeón.

            Hacía un frío húmedo a esa hora, como siempre. Una señora algo gruesa y buenamoza se le acercó con una sonrisa de ventas que le hizo mucha gracia y le ofreció el menú:

            —¿Qué le sirvo, joven? Tenemos caldo de gallina, con presa y sin presa.

            —¿Cuánto cuesta el caldo sin presa?

            —Tres soles sin presa y cinco con presa; el tallarín y el chaufa de pollo están a tres soles.

            Mario la miró a los ojos:

            —¿Y no tiene un menú? Algo para parar el estómago, pero barato nomás que recién estoy comenzando y no está buena la plaza.

            —¿Mala noche? Preguntó ella, coqueta.

            —Mala. Pero ya cambiará… —suspiró— los fines de semana siempre cae algo más que otros días, pero recién salgo así que deme una oferta. —La miró directo a los ojos, entrecerrándolos un poco, se sentía muy sensual cuando miraba así, matador.

            —Bueno, joven —dijo la señora, impactada por su mirada— sólo por ser usté le puedo hacer un menú: caldo sin presa más su combinado chifa y un té por cinco soles… como para que aguante toda la noche.

            Mario contó sus monedas, separó el dinero para el petróleo y cigarrillos y sonrió.

            —Ya, sale, deme un menú, pero bien despachao, como pa´ campesino.

            —Bueno— dijo ella sonriéndole con cierta coquetería— ¿quiere que prenda la tele?

            —No, señito, no se preocupe, mejor musiquita, ¿no? Póngase unos valsecitos, como para calentar la noche, ¿no?

            —Estás con frío… —lo tuteó, mirándolo a los ojos— te voy a dar algo caliente…

            —Podría ser… ¿un besito?… digo… con todo respeto.

            Ella lo miró a los ojos, luego vio sus brazos fuertes, de trabajo, ―no tendrá más de treinta años— pensó; vio el peinado de mecha larga y sintió ganas de apretarle los cabellos, su camisa abierta en dos botones dejaban ver un cuello que a ella le pareció perfecto para besar; le sonrió más coqueta que antes y se alejó rumbo a la radio, puso un CD del Zambo Cavero, miró a Mario que empezó a mover la cabeza al ritmo de la canción y le sonrió; ella suspiró disimuladamente y fue a servirle la comida. Mario miró la carpa, estaba un poco sucia; la luz de los fluorescentes iluminaba el interior verde fosforescente con rayas naranjas de la lona. La cocina industrial sonaba como una turbina de avión cuando el kerosene se encendía. Un televisor de catorce pulgadas, en blanco y negro, entretenía a un grupo de comensales —también taxistas— y a una pareja de universitarios que, con la mirada perdida, tragaban la presa de gallina sin saborearla. Estaban ebrios. Observó su carro, ya estaba viejo pero qué diablos, todavía arrancaba; además le había costado mucho trabajo conseguirlo, más aún mantenerlo y era su única herramienta de trabajo con la que llevaba dinero a casa para mantener a su mujer y a su hija de tres meses. Suspiró. La señora se acercó con el plato del caldo humeante, movía las caderas bien formadas en un vaivén cadencioso que buscaba atraer la atención de Mario. Cuando le puso el plato delante, dijo:

            —Espero que te guste mi sazón— y le guiñó un ojo; él le respondió:

            —De tus manos, veneno, preciosa— y sonrió devolviendo el guiño, frotándole disimuladamente la mano— qué bonitas manos, las cosas que harán.

            Por toda respuesta ella rio bajito, pero no retiró su mano, luego se fue. Mientras la señora se alejaba moviendo las caderas con más ganas que antes, Mario le miró el trasero, redondo, bien formado, que dejaba traslucir las marcas del calzón tipo bikini bajo el pantalón de lycra fucsia. Vio su espalda cubierta por un polo bien pegado que hacía notar el sostén y unos rollos a media espalda y sobre la cintura. Se llevó la cuchara a la boca, el caldo ya estaba tibio. Mientras comía, ella le hacía gestos coquetos desde el lugar donde estaban las ollas, y él le correspondía.

            Esta noche campeono, pensó, termino de comer y me la llevo a la playa en el carro, o por aquí nomás. Analizó todas las posibilidades que no incluyeran desembolso alguno de dinero porque estaba con las justas, salvo para los ponchos, pero la guantera guardaba una tira. En eso estaba cuando la señora volvió para llevarse el plato vacío.

            —¿Y usted cómo se llama, preciosa? Preguntó tocándole nuevamente la mano.

            —Rosa— Respondió, jugando con sus cabellos ondulados por el frizado.

            —Nombre de flor— le susurró.

            —¿Y tú? — Dijo ella sonriendo y mirando hacia todos lados.

            —Sol —respondió él.

            Rosa rio entonces y Mario vio sus labios carnosos extenderse como una tentación irremediable que tendría que saciar. Rio con ella y aprovechó para cogerla de las manos; ella le preguntó:

            —¿De verdad te llamas Sol?

            —No, preciosa, me llamo Mario — y tuteándola, continuó— anda ven, siéntate un rato, sólo un minuto y nada más, no es muy agradable comer solo.

            —No puedo, estoy atendiendo…

            —Anda, sólo un minutito—. Mario empujó una silla y ella se sentó.

            —Sólo un minuto porque estoy atendiendo… ¿Y por qué me dijiste que te llamabas Sol?

            —Es que la rosa se abre cuando sale el sol… —y sonriéndole coquetamente le apretó más las manos, ella sonrió y lo miró a los ojos con un brillo malicioso—. Termino de comer y nos vamos a dar una vuelta en mi carro, luego te traigo de regreso… ¿Qué dices? Así nos conocemos un poco más y, quien sabe…

            —¿Sí? —Respondió ella— no sé, no tengo costumbre de salir con desconocidos… por más que tengan los ojos tan bonitos como los tuyos.

            —¿Te gustan mis ojos, ah?, pueden mirarte toda la noche si quieres, sólo dime que sí.

            —Qué coqueto… pero recién te conozco, qué vas a pensar de mí… que soy…

            —Pero ya nos presentamos —interrumpió Mario— así que ya no somos desconocidos ¿no?

     —Déjame pensarlo un rato —se zafó de él, y acarició sus manos—…tienes manos grandes…

            —Y no sólo las manos… —dijo Mario.

            —¿Qué?— dijo ella con una sonrisa coqueta, moviendo ligeramente la cabeza, como sorprendida.

            —Que termino de comer y te espero para salir un rato ¿Qué dices?

            —Termina de comer y te respondo.

            Mario vio el polo de Rosa, le quedaba pegado al cuerpo, los grandes pezones endurecidos se levantaban sobre la tela, sintió una leve corriente de electricidad por la espalda y un endurecimiento entre sus piernas, se acomodó en la silla y al notar esto, ella fue a traerle el plato de tallarines con arroz; se lo sirvió y la llamaron de otra mesa para pedir la cuenta, le guiñó un ojo y le dijo con una sonrisa que iluminaba su rostro trigueño y sus ojos grandes: ya regreso.

            Mario comió deprisa, ni siquiera saboreó la comida, sólo pensaba en esos pechos y esas caderas que esa noche serían suyas ―qué rica, cómo será en la cama, termino de comer y la llevo a la playa, allí no pago peaje y por un par de soles me cuidan el carro y nadie molesta… esta noche campeono, carajo. Terminó el plato y bebió el té tibio de un trago. Pidió la cuenta. Mientras Rosa cambiaba el billete por sencillo para el vuelto, él no dejaba de observarla, ya con la mirada encendida en deseo. Estaba sobreexcitado; cuando se puso de pie, un bulto que entre sus piernas se dejaba notar, atrajo la mirada de Rosa.

            —Oye… qué es eso… ¿ah? —Preguntó acercándose lo suficiente para rozarle el pantalón con su mano— acomódalo… qué va a pensar la gente, que nos estamos calentando delante de todos.

            Él se acomodó el pantalón y la tomó de la mano. En un descuido de los demás comensales y de la cocinera, la jaló hacia la parte trasera de la carpa.

            —¿A dónde vamos? Tengo que terminar de atender a la gente —dijo ella mientras caminaban.

            —Aquí nomás, un ratito —y tomándola por la cintura la abrazó y le estampó un beso largo y cálido que la dejó sin aliento.

            —…Qué bien besas… —dijo ella—… pero alguien nos puede ver… un besito más y regreso ¿ya?

            Se volvieron a besar. Esta vez, Mario deslizó sus manos por debajo del pantalón de lycra fucsia y apretó sus nalgas, atrayéndola hacia su sexo endurecido. Al sentir el calor y la dureza del miembro, Rosa suspiró y lo abrazó con más fuerza, mientras empezaba a frotarse contra él, acelerando su respiración y su excitación. Él sacó las manos del pantalón de ella y las llevó hacia sus pechos, levantó el polo y le bajó el sostén, cuando vio sus senos, se lanzó sobre esos pezones que había imaginado mientras comía. Los succionaba una y otra vez, ella gemía bajito y continuaba frotándose contra su cuerpo, con los ojos cerrados y los labios entreabiertos. Estuvieron así casi diez minutos, mordiéndose los labios, jugando con sus cabellos, apretándose, tocándose los sexos, hasta que una llamada de la cocinera los despertó.

            ―¡Señora Rosa! ¡Señora Rosa!

            Rosa lo empujó suavemente y fue corriendo a atender la carpa, Mario le dijo jadeante ―te espero en el carro… ―. Ella volteó a mirarlo y respondió ―en cinco minutos estoy allí, y desapareció bajo el toldo, mientras se acomodaba el cabello. Mario fue a su carro, se sentó con la puerta abierta, encendió un cigarrillo y fumó a largas bocanadas, estaba contento. Esa noche, una vez más, campeonaría. Acomodó el asiento del copiloto, lo reclinó un poco para no perder tiempo a la hora del ataque, sacó los preservativos de la guantera y separó uno en la división para el sencillo que estaba bajo el radio. ― ¡El radio! Claro, música para completar el ambiente…—. Buscó en las estaciones y al inicio del dial oyó una melodía que le pareció apropiada, puso el volumen adecuado, se sacó la correa del pantalón y la guardó bajo su asiento, para no perder tiempo.

            Abrió los primeros botones de su camisa y se sintió como los dandys de las películas sobre Vietnam que siempre veía los domingos por la tarde. Cuando acomodó el espejo retrovisor para ensayar unas miradas, sus ojos tropezaron con el zapatito de Azucena, su hija, que colgaba como amuleto de suerte y recuerdo permanente de su condición de padre de familia. Sintió que un remordimiento empezaba a despertar, recordó a su esposa y pensó en qué estaría haciendo a esas horas, seguro dormía y soñaba con él, quizá lo esperaría con la comida caliente, de repente ella… ―lo siento bebé, pero esta noche papi campeona—, y diciendo esto desató el zapatito y lo guardó en la guantera.

            Cuando se acomodó en el asiento, vio que Rosa ya estaba cerca. Le abrió la puerta, ella subió y se sentó, él encendió el motor y cuando quiso avanzar hacia la avenida, ella le dijo:

            —Estaciónate por aquí nomás, cerca de la carpa, le he dicho a la muchacha que voy a traer unas cosas de la tienda; no tenemos mucho tiempo… si le digo que me demoro, de repente coge toda la plata y me roba el negocio, así son todas las serranas.

            —Bueno, como quieras, pero dime dónde puedo estacionar el carro, y que sea seguro… tú eres la que conoce el barrio…

            —Allí —dijo ella señalando un terral que funcionaba como losa de fulbito en las mañanas.

            No había postes de luz y no pasaba gente a esas horas, además, estaba a unos metros de la carpa. Mario estacionó el carro, apagó el motor, bajó un poco el volumen de la radio y abrazó a Rosa que quiso hacerse la difícil, pero no podía. Mario le atraía demasiado y no tenía mucho tiempo para gozarlo. Sólo se dejó llevar. Sólo se entregó. Mario la besó. Empezó el ataque del campeón. Le subió el polo y le bajó el sostén, sus pechos grandes y duros mostraban unos enormes pezones marrones que se erguían como dados, él los besaba mientras se quitaba los pantalones y la ropa interior. Rosa jadeaba con cada beso y apretón que recibía de Mario, sintiendo que se le iba la vida en cada caricia; se sacó las sandalias frotando sus pies entre sí, Mario se dio cuenta de esto y supo que ésa era la señal, ya bastaba de besos y abrazos, era la hora del campeón. Le quitó el pantalón de lycra y lo dejó en el asiento de atrás, luego siguió la trusa bikini. Semidesnuda, la sentó encima de él y empezó a besarla, Rosa se movía en círculos frotándose contra el miembro de Mario, que quería desesperadamente poseerla, pero ella continuaba con el juego de la tentación. No tuvo que esperar mucho. Él perdió el control de la situación y le rogó que le dejara entrar; ella, que jugueteaba con sus pechos haciéndolos saltar sobre los labios de Mario, se detuvo un instante en seco y le dijo al oído:

            ―… y qué esperas… que te dé permiso…

            Esto lo enloqueció, atrajo el cuerpo de ella hacia el suyo y, cuando se acomodaba encontrando la postura perfecta, sintió que le golpeaban la ventana de la puerta, fuertemente. Rosa seguía frotándose sin parar y no oyó nada, sólo gemía. Mario vio que quien tocaba la ventana era la cocinera de la carpa, que le hacía señas desesperadas con las manos e intentaba decirle algo. Se tiró hacia atrás, hizo el ademán de abrir la ventana, pero Rosa estaba descontrolada, había tomado entre sus manos el sexo de Mario y lo llevaba hacia la entrada del placer donde él —aún a pesar de la interrupción— hubiera querido estar, por lo menos un minuto. Rosa sintió una corriente de aire frío que corría por su espalda, volteó para cerrar la ventana y se encontró con que Mario la había bajado toda, y que la cocinera los miraba con curiosidad.

            —¡Magaly! ¡Qué haces acá! ¡Con quién has dejado el negocio! —Preguntó bajando el polo, que tenía recogido sobre las enormes tetas, acomodándose el sostén.

            —¡Señora! ¡Señora! —decía Magaly, muy nerviosa, agitando las manos.

            —¡Qué—pá—sa! —Gritó Mario, muy molesto, mientras conseguía poner su miembro en la entrada del sexo de Rosa — por fin… sólo un empujoncito y…

            —¡Señora! ¡Señora! — Seguía diciendo la cocinera.

            —¡Qué Magaly! ¡Qué! — Gritó Rosa sin dejar de moverse en círculos sobre Mario.

            —¡El Señor Carlos! ¡El Señor Carlos! Acaba de venir en la moto, ¡está preguntando por usté!

            Rosa dio un salto felino sobre Mario, se puso el pantalón de lycra fucsia, la trusa bikini y las sandalias, en menos de un minuto. En ese orden. Le dio un beso en los labios a Mario, que estaba mudo y calato, y le dijo: ―mañana te espero a la misma hora, disculpa, mi marido nunca viene al negocio… te veo mañana… chau. Cuando bajó del carro, Mario le gritó por la ventana: ―¡por lo menos ponte bien el calzón! Y echó a reír.

            Rosa se dio cuenta de que el calzón estaba sobre el pantalón y, junto con Magaly, rieron. La cocinera la tapó con su mandil y ella se cambió a pocos metros del carro. Mario miraba ese culo que se le iba de las manos, si su marido se hubiera demorado quince minutos más… Se vistió entonces y se fue de ese lugar pensando en volver al día siguiente.

            Cuadras más adelante detuvo el carro en un kiosco y compró cigarrillos, aún continuaba caliente. Hizo tres viajes al centro con dos mujeres mayores y gordas, y un viaje con un borracho; finalmente llevó a una pareja de jóvenes a un restaurante fino. Durante todo el camino, la pareja no dejaba de besarse y tocarse, hasta el extremo de viajar casi echados sobre el asiento, lo cual no mejoraba en nada el estado de Mario, que se movía a cada rato en su asiento. Cuando los dejó, pensó en ir a casa y estar con su mujer. Seguro que estaría dispuesta, sí, seguro, eso haría: llegaría, la haría feliz, él se quitaría toda esa tensión de encima y dormiría tranquilo, total, con los viajes hechos había ganado más dinero que en las noches anteriores y hacía mucho que no estaba con su mujer, aunque ella le había insinuado algo varias veces pero para él ya no era lo mismo. Ya no era su amante, su mujer, su hembra. Era la madre de su hija y eso era un freno para sus pasiones, una piedra en el calzoncillo, una trampa de ratón en el calzón. Por eso no la tocaba desde que nació su hija, hacía tres meses. Ella le había dicho que era normal, pero que no abusara. También era una persona, con sentimientos, con deseos y que lo amaba, que si él ponía de su parte irían donde un psicólogo para que los ayudara, ―no a ti, mi amor, yo sé que no estás loquito, es por nosotros, por nuestra familia, porque te amo… —Pero Mario nada, sin darse cuenta iba matando la magia que lo llevó a casarse cuando se sintió más enamorado que nunca y, mientras tanto, las luces de las calles avanzaban sobre el parabrisas del taxi. Faltando un kilómetro para llegar a casa vio la hora: cuatro y media de la mañana. En una esquina una silueta estiró el brazo. Mario aceleró y en esos segundos pensó “mejor me voy a casa, estoy con sueño, cansado y más caliente que burro en primavera”, sonrió, “bueno, si está en la ruta, que sea la última carrera…”. Y detuvo el auto junto a la silueta de una muchacha joven que, sin preguntar, abrió la puerta delantera y se sentó.

            Mario se percató de que la joven lloraba, era bonita y traía un vestido muy corto, mostrando un poco más que el muslo. Una casaca de cuero negro la abrigaba. El auto avanzó.

            —¿Adónde la llevo señorita? Usted dirá.

            —A cualquier lugar… no importa.

            —¿Cómo que a cualquier lugar?

            —No me importa, nada me importa. Respondió la joven entre suspiros.

            Mario llevó el carro hacia un lado de la pista, encendió las luces intermitentes y apagó el motor. Se volvió hacia la joven y tomándola del mentón le preguntó mientras le acercaba su pañuelo:

            —Ya no llores, amiga, sea lo que sea que te pase, no vale la pena llorar, no remedia nada.

            —Gracias por el pañuelo —dijo ella apartándose de Mario, olía fuerte a licor— lo que pasa es que mi enamorado acaba de terminar conmigo.

            —¡Y por eso lloras!, ese chico es un idiota, mira que dejar a una chica tan linda como tú.

            —Me llamo Jessica. —Dijo la chica sollozando.

            Mario  pensó  inmediatamente en la situación: la chica en tragos, él caliente, ni hablar, de esta no sales invicta, mamacita…

            —Porque hay que ser idiota para dejarte —continuó él, ya más motivado por las circunstancias— pero bueno… aún quedan muchos hombres sobre la tierra ¿no? Claro que… algunos más guapos que otros —y probó con la mejor de sus sonrisas.

            En medio de la turbidez, ella reparó en esos ojos verdes y esa sonrisa matadora, hizo un ademán de puchero y lo abrazó. Me doblé, pensó Mario, seguro que a esta flaca la han dejado como a mí: a medio vivir, y le respondió con otro abrazo. Ella preguntó, luego de un hipo: ¿Crees que soy fea?

            Listo, esa era la señal. Mario encendió la radio, la música era suave. A través del cristal del auto se veía a una pareja que hablaba y hablaba y de rato en rato reía, luego se hacían cosquillas. Luego se besaban. Luego se inclinaban sobre el asiento. Luego ya no se les vio.

II

            Cuando el sol se deslizó por entre las cortinas del hostal, detuvo sus primeros rayos sobre el rostro de Mario, que abrió los ojos lentamente y, estirando un brazo, buscó en la cama a Jessica. No la encontró. Lo primero que se le vino a la mente fue ¡la billetera!, saltó desnudo de la cama y corrió hacia la silla donde descansaban sus pantalones. Buscó en sus bolsillos, encontró su billetera y contó el dinero. Estaba completo. Buscó sus documentos, sus recibos, la foto de su matrimonio, el retrato de su hija, todo estaba en orden. Soy un campeón, susurró. Y se metió a la ducha.

            Cuando salió estaba más fresco, se vistió y peinó frente al espejo.

            ―Ahora, a casa, a descansar como debe ser. Qué suerte, no podía haberme quedado así después de lo de Rosa, ni hablar. Menos mal que tengo carro porque si no… ¡el carro! Metió las manos a los bolsillos buscando las llaves y no las encontró. Los vació hasta dejar el fundillo expuesto, buscó entre las sábanas, sobre la mesa de noche, en el cajón del velador… ahí estaban las llaves. Salió corriendo al pasadizo y sacó la cabeza por la ventana, miró hacia abajo y vio su carro estacionado, completo. Suspiró aliviado y volvió a la habitación. ¡Qué buena noche! Ojalá todas fueran así, ¿cómo haré para levantar a esta flaquita otra vez?— decía mientras se amarraba las zapatillas sentado en la cama— ¡Buéh! Mejor así, son cosas que pasan, ahora ¡a casa! ― Se puso de pie y acomodó su camisa, revisó la habitación para no olvidarse de nada y cuando estuvo seguro de eso, salió. En la recepción, el cuartelero le entregó sus documentos, el recibo y un sobre cerrado que decía: “Para Mario, de Jessica”.  Lo recibió doblándolo en dos, lo guardó en el bolsillo de su pantalón, entró a su auto y se marchó. Llegó a casa a las diez de la mañana, su mujer estaba con una bata puesta, esperándolo con el desayuno servido en la mesa. Cuando lo vio entrar, respiró fuerte y hondo, y salió a saludarlo. Sonriendo, le preguntó en un tono fingidamente cariñoso mientras él cargaba a su hija y le hacía gracias tontas:

            —¿Por qué llegas a esta hora?

            —¿Me estás interrogando? —Preguntó Mario, indignado.

            —No. Lo que pasa es que siempre llegas más temprano.

            —Sí… tienes razón, el carro se malogró y tuve que empujarlo hasta un grifo.

            —¿Ah sí? —Preguntó ella mientras le servía el café.

            —Sí. Menos mal que la noche no estuvo tan mal, si no, no hubiera podido repararlo.

            —¿Te fue muy bien entonces?

            —Más o menos, sabes que los fines de semana siempre se gana un poco más que otros días, no es mucho, pero es un poco más. Eso es lo que importa.

            —Si pues, eso es lo que importa— Susurró ella.

            —Sí, estoy muy cansado.

            Terminado el desayuno, Mario se fue a descansar, su hija se quedó dormida en la cuna y Alejandra lavó los platos. Estaba celosa, sabía que algo había pasado, o al menos que algo estaba pasando. Fue a su habitación y vio a Mario echado en la cama, en ropa interior. Tenían poco tiempo de casados y ella lo deseaba. Se acercó al borde de la cama, se acomodó a su lado, él sintió su presencia cercana y la abrazó, vio su rostro y descubrió algo que no veía hace mucho tiempo, o que no quiso ver: que Alejandra estaba enamorada de él.

            —¿Qué pasa, mi amor? — Preguntó Mario, somnoliento.

            —Nada —dijo ella mientras lo abrazaba y besaba— es que te amo tanto, que no quiero perderte.

            —No me vas a perder…

            —¿Seguro?

            —Seguro.

            —Te amo, mi amor, te amo… —dijo ella jugando con su cabello de mecha larga.

            —Y yo a ti.— Suspiró.

            —Entonces… ámame.

            Ella se quitó la bata y Mario vio que ese hermoso cuerpo desnudo le pertenecía. Sintió un remordimiento por su constante rechazo, por todas las veces que la había dejado de lado a causa de sus prejuicios. La besó con amor, como hacía tanto tiempo no lo hacía. Luego la cubrió con el edredón y empezaron a juguetear como antes de casarse, cuando visitaban hostales y playas y no desperdiciaban ninguna oportunidad de viaje o campamento para estar juntos. Como cuando eran completamente libres y felices.

III

            Una semana después, Mario llevaba la ropa a la lavandería en el auto. Su relación había cambiado mucho desde aquel día, era como si las cosas hubieran vuelto a ocupar su lugar, como si ese día se hubiera ordenado todo lo que andaba mal. En la lavandería, el señor que atendía revisó los bolsillos de los sacos, camisas, pantalones, y encontró un sobre con el nombre de Mario. Antes de que éste saliera del local, lo llamó y se lo entregó.

            Mario lo recibió indeciso, no recordaba el sobre aquél hasta que leyó el nombre: Jessica.

            ―Es mi prima―, le dijo al que atendía, que se alejó sin mayor ceremonia. Debe ser su teléfono o su dirección, justo, sabía que tenía que ser completo —pensaba— pero no puedo leerlo aquí.

            Fue a su auto, avanzó unas cuadras y se detuvo en un parque muy tranquilo, apagó el motor, recostó su asiento y, una vez cómodo, encendió un cigarrillo. Abrió el sobre y sacó una nota doblada en dos. Cuando terminó de leerla, se sentó de golpe y acomodó el asiento a su lugar original. Estaba pálido. El rostro se le avejentó cincuenta años en cincuenta segundos. Sólo cuando la voluta del cigarrillo quemó sus labios, salió del trance. Volvió a leer la nota, ese “lo siento mucho” al final de la carta, sellado con lápiz labial. Trató de calmarse y sonrió. Era una broma, habitual chiste de bar, un mito urbano. Arrugó el papel y lo arrojó a la calle lo más lejos que pudo. Cuando encendió el auto para irse, vio que el viento le devolvía aquella pequeña pelota de papel arrugado hasta la llanta delantera. Entonces apagó el motor y permaneció mudo, sentado en su taxi, durante muchas horas.

            Un año después, con el insoportable peso de la culpa en sus espaldas, Mario enterraba a Alejandra en el Cementerio Municipal; aquél hermoso cuerpo entregado al amor se había llenado de manchas lilas que la hacían gritar, y que luego la llevaron inevitablemente ante la muerte. Siete meses más tarde la pequeña Azucena moría también en la cama de un hospital infantil: la leche que recibió de su madre a través de los pezones heridos por sus inocentes encías traviesas, la mató. Mario había ido perdiendo todo en el camino: el carro, la casa, su esposa, su hija, su familia, el sueño, sus muebles, su dinero, la esperanza, su vida… no, su vida no la perdió, él pudo salvarse. Logró esquivar a la muerte aquella noche de fin de semana.

            Era un campeón.

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Gabriel Rimachi Sialer. Escritor y periodista. Autor de los libros de cuento "Canto en el infierno", "El color del camaleón", "El cazador de dinosaurios", "Historias extraordinarias", "La increíble historia del capitán Ostra" y de la novela "La casa de los vientos". Responsable de antologías de narrativa fantástica, cuentos suyos han sido incluidos en importantes antologías. Dirige el podcast "Libros que arden" en Spotify y el Círculo de Lectores Perú www.circulodelectores.pe

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Durante Fiestas Patrias marcharán contra Dina Boluarte y el Congreso

Las protestas fueron anunciadas por el presidente de la Organización Nacional de Familiares de Asesinados y Víctimas de las Masacres (2022-2023), Raúl Samillán, quien precisó que la marcha tendrá como destino Palacio de Justicia.

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El presidente de la Organización Nacional de Familiares de Asesinados y Víctimas de las Masacres (2022-2023), Raúl Samillán, anunció que el 27, 28 y 29 de julio marcharán contra la presidenta de la República, Dina Boluarte y el Congreso de la República.  

Las protestas serán durante Fiestas Patrias

Samillán, a través de Exitosa pidió a los familiares de los asesinados y víctimas marchar para protestar contra Boluarte Zegarra, argumentando que el Estado debe hacerse cargo de ellos, tal y como recomendó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).

“Nosotros pedimos que se cumplan las recomendaciones de la CIDH, la cual el Estado debe hacerse cargo por todo el daño que les ha causado con las separaciones integrales (…) atender las necesidades en las que se encuentran (…) Para este 27, 28 y 29, esta marcha nacional se dará en todas las regiones”, declaró.

El punto de concentración será la Plaza Dos de Mayo

Además, señaló que el punto de concentración para el evento nacional será la Plaza 2 de mayo, a donde diversos gremios, organizaciones y colectivos se apersonarán para posteriormente iniciar el recorrido a las 3 p.m. con destino al Palacio de Justicia, donde se llevarán a cabo actividades culturales y una vigilia con todos los familiares de las víctimas.

“Acá, en Lima, el día 27, se hará una gran marcha donde se van a concentrar todos los gremios, organizaciones, colectivos en la Plaza 2 de mayo. (…) la concentración será a las 2 p.m. y el punto de partida a las 3 p.m., luego llegaremos al Palacio de Justicia, donde se llevarán a cabo actividades culturales y terminará con una vigilia de todos los familiares que vienen de las diferentes regiones”, agregó.

No han recibido apoyo de la CGTP

En otro momento, se refirió al presidente de la Asociación de Movimientos Regionales del Perú y excandidato a gobernador regional de Madre de Dios, Freddy Vracko Metzger, afirmando que este solo habría buscado ganar protagonismo para posteriormente inclinarse a partidos políticos.

“El presidente de los movimientos regionales (…) el señor (Freddy) Vracko, justamente lo que está buscando es ganar protagonismo y negociar (…) ya se inclinaron a los partidos políticos. Ya consiguieron su objetivo y no tienen representatividad”, sostuvo.

Finalmente, aclaró que la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) tampoco los apoyó en este propósito: “(¿La CGTP los apoyó en algún momento?) En ningún momento, ninguna organización nos ha apoyado”.

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Harvey Colchado presentó demanda por difamación contra exministros del Interior Remigio Hernani y Fernando Rospigliosi

Asimismo, el exjefe de la Diviac, también querelló al fujimorista Omar Suriel Chacón Huamán. Las denuncias fueron interpuestas en el Décimo Tercer Juzgado Penal Unipersonal Sede Central y solicitan penas privativas de libertad y reparaciones civiles costosas.

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El exjefe de la Diviac, Harvey Colchado quiere limpiar su honor y ha presentado tres querellas por difamación agravada contra los exministros del Interior Remigio Hernani, y Fernando Rospigliosi (actual congresista de Fuerza Popular). Asimismo, interpuso querella contra el fujimorista Omar Suriel Chacón Huamán. Las denuncias fueron interpuestas en el Décimo Tercer Juzgado Penal Unipersonal Sede Central y solicitan penas privativas de libertad y reparaciones civiles onerosas.

En el caso del general de la Policía en retiro y exministro del Interior del segundo gobierno aprista, Remigio Hernani, Colchado solicitó una pena privativa de libertad de un año y ocho meses, junto con la imposición de 180 días multa, alegando la comisión del delito de difamación agravada.

Querella presentada contra Remigio Hernani.

Por su parte, el exministro del Interior del gobierno de Alejandro Toledo, Fernando Rospigliosi enfrenta una querella similar, en la cual se pide una reparación civil de un millón ochocientos mil soles por el mismo delito de difamación agravada.

Colchado argumenta que el parlamentario fujimorista se ha presentado en los medios de comunicación para brindar declaraciones que afectan gravemente su honor y reputación.

Querella presentada contra Fernando Rospigliosi.

Finalmente, Omar Suriel Chacón ha sido acusado de difamación agravada con una solicitud de pena privativa de la libertad que oscila entre un año y ocho meses a dos años y cuatro meses.

Como se recuerda, en agosto de 2021, denunciaron ante la Fiscalía a los promotores de la campaña fujimorista “Chapa tu caviar” y según el abogado de IDL, Paulo César Chávez, también identificaron al fujimorista Omar Suriel Chacón Huamán, quien desde sus redes sociales ofreció sus cuentas bancarias y de Yape para financiar la campaña “Chapa tu caviar”.

“Hola, mi gente cazadora. Gracias a ti, el equipo de El Cazador de Caviares sigue siendo libre e independiente. No olvides que necesita tu apoyo una vez al mes. ¿Ya yapeaste este mes de junio?”, escribió en esa época Omar Chacón, quien se identificaba como Suriel Chacón.

“Lo que se busca con las denuncias es evitar que se cometan abusos en perjuicio de las personas mencionadas por la campaña y se deje de publicar los datos de los agraviados”, indicó en aquel tiempo el abogado Paulo César Chávez.

Querella presentada contra Omar Suriel Chacón.

Colchado exige una reparación civil de un millón de soles. En este caso, Chacón Huamán es acusado de afirmar que Colchado pertenece a una presunta organización criminal dentro de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (DIVIAC).

Harvey Colchado nombró al Dr. Elin Calixto Ayala como su abogado en estos casos, quien se encargará de llevar adelante las querellas presentadas. Los documentos y pruebas han sido entregados y se espera una respuesta del juzgado en los próximos días.

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Consultoras de ministro Santiváñez mantienen deudas coactivas de casi medio millón de soles con la Sunat

Estudios jurídicos del ministro del Interior Juan José Santivañez deben al Estado cientos de miles de soles. Asimismo, él registra deudas coactivas con la Sunat desde el 2009. Al respecto, el excongresista Richard Arce afirma: “Es imposible que continúe, él defendía delincuentes. Este sujeto fue puesto simplemente para tumbarse a la Diviac”.

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Se ha revelado que el ministro del Interior Juan José Santiváñez, quien ya lleva poco más de dos meses en el cargo, registra a título personal más de S/116 mil soles de deuda coactiva por no pagar impuestos. La deuda está vigente desde junio del 2022, cuando se inició la cobranza coactiva, según el portal de la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (SUNAT).

Estudios jurídicos de Santivañez cobraban honorarios y omitían pagar impuestos

Pero hay más. Consultoras legales constituidas por Juan José Santiváñez también le deben al Estado. La suma asciende a más de S/330 mil soles, de los cuales S/311 mil soles corresponden a deuda tributaria y S/22 mil soles a abonos no entregados a Essalud. En total, más de medio millón de soles impagos.

Santiváñez & Molina Abogados Consultores S.A.C., fundada en el 2017 por el actual ministro del Interior, registra S/160 mil soles en deudas coactivas con la Sunat y Essalud. En junio del 2021, el ente recaudador empezó, sin éxito, un proceso de cobranza coactiva que no ha sido honrado hasta hoy. En tanto, SM Consultores Legales S.A.C. le debe al Estado cerca de S/90 mil soles, desde el 2023. Más de S/79 mil soles corresponden a tributos impagos y S/10 mil soles a deudas con el Seguro Social. La compañía fue fundada en el 2021 por Santiváñez, quien posee 917 acciones de la empresa.

En el caso de Prodemocracia Internacional Management & Consulting S.A.C., hoy de baja, mantiene desde hace 15 años una deuda con el Estado por S/45 mil 400 soles. Fue constituida en el 2003 y Santiváñez renunció a la gerencia general de esta compañía en el 2022. Asimismo, Santiváñez Antúnez Abogados Asociados S.A.C. tiene deudas pendientes por S/29 mil soles a Essalud y a la Sunat, desde el 2012 y 2013. La empresa ya no registra operaciones, pero la cobranza coactiva sigue vigente. Finalmente, la quinta empresa, que lleva el nombre completo del actual ministro, Juan José Santiváñez Antúnez Abogados & Consultores S.A.C., también presenta una deuda tributaria impaga por S/8 mil 750 soles, que corresponde al año 2017.

Richard Arce sobre Juan José Santiváñez: “¿Cómo es posible que haya un ministro deudor tributario?”

El excongresista Richard Arce cuestionó al ministro del Interior, Juan José Santiváñez, por mantener deudas por casi medio millón de soles con el Estado, a través de  sus consultoras legales.

“Es imposible que continúe. Él defendía delincuentes y un delincuente está a punto de ser extraditado por la Policía. Un delincuente que cometía crímenes execrables y que el día de hoy el ministro del Interior que defendía a ese delincuente, está encargado de perseguir el delito, de perseguir a los delincuentes y ahora este tema tributario.

Lo que veo es básicamente de su labor profesional de abogado. Yo pensaba que tenía empresas productivas industriales, y a veces se puede entender que estás haciendo la inversión para poder recuperar. Pero cuando eres abogado, tú brindas tu servicio justamente a esos delincuentes y tienen que pagarte, tú tienes que girar tus recibos por honorarios y tus facturas. Entonces él recibía la plata, y lo que corresponde es pagar impuestos. Cada año en el mes de marzo, ahora fue en mayo pagamos nuestro impuesto a la renta. Y si no lo puedes pagar, el Estado te da la opción de poder pagarlo y fraccionarlo.

Cómo puede ser posible que haya un ministro de Estado deudor tributario, pero no por una… es una retahíla de situaciones que lo deja muy mal parado. La hipótesis, con eso se confirma, este sujeto fue puesto simplemente para tumbarse a la Diviac. Necesitaban sacar a la Policía que se estaba encargando de hacer el trabajo para investigar justamente a los corruptos en el poder”, concluyó el exlegislador.     

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Gobierno observa nueva Ley del Cine invocando una mayor “reflexión y una “revisión exhaustiva” [VIDEO]

Denominada ‘Ley Tudela’ volverá nuevamente a debate en el Congreso.

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El Poder Ejecutivo observó la autografía de la ‘Ley del Cine’, aprobada por el Congreso en junio de este año. La propuesta que plantea incentivos económicos y fiscales ha sido acusada de no garantizar la distribución imparcial de estos. 

En el oficio enviado al presidente del Palacio Legislativo, Alejandro Soto Reyes, el Gobierno de Dina Boluarte emitió una serie de observaciones de la iniciativa legislativa conocida como la ‘Ley Tudela’. Las objeciones engloban el otorgamiento de beneficios tributarios e incumplimiento de reglas fiscales, así como estímulos a la actividad cinematográfica y audiovisual que ya existirían. 

Por otra parte, también indican que la legislación del impuesto a la renta ya permite la deducción de gastos a raíz de donaciones. En ese sentido aclara que la propuesta no contempla que la “deducción de donaciones realizadas a empresas”.

“La autógrafa no reconoce la importancia de la especialización de la materia para garantizar el otorgamiento de estímulos de manera autónoma e imparcial. (…) La autógrafa no reconoce que la entrega de estímulos a la industria cinematográfica genera réditos a la economía local, regional y nacional. (…) La autógrafa no considera la institucionalidad que debe guardar la identificación, rescate, catalogación, conservación, digitalización, masterización, promoción, acceso e investigación de la herencia audiovisual”, señala el documento

fuente: 24 horas.

Mincul se pronuncia sobre límites a cineastas peruanos que viven fuera del país

Al respecto, la titular del Ministerio de Cultura (Mincul), Leslie Urteaga, indicó que no se podía aplicar límites para que los cineastas peruanos que residen en el exterior no puedan postular, cuando se necesita democratización de los concursos. También habló sobre la Comisión Fílmica, sobre la cual dijo que se debería respetar las competencias, teniendo en cuenta que el sector Cultura es el ente rector en la materia.

Asimismo, dijo que los contenidos que se promueven, están en acorde al marco legal constitucional, respetando la libertad artística y creativa. Por lo que se hizo una precisión al estar todo dentro de la ley. Además, pidió impulsar un mercado positivo para el cine peruano, cine de mujeres y el cine indígena. Por lo que no puede haber diferencias en el financiamiento.

“Tal vez, la ley que tenemos no sea perfecta, pero es necesario inyectar recursos. Hay mucha gente que trabaja en la realización, producción y las comunidades se benefician con todo este proceso. Por eso, esperamos que se tomen las recomendaciones para dicha ley y que beneficie al país”, sentenció.

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Fiscalía pide información sobre viaje de Patricia Benavides a Chile

A pesar que existe un requerimiento de impedimento de salida del país por 36 meses del Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria, Patricia Benavides viajó a Chile y la fiscal Delia Espinoza ha solicitado documentación y evidencias sobre el lugar de residencia durante su estancia en el país sureño.

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La titular de la Fiscalía Suprema Especializada en Delitos Cometidos por Funcionarios Públicos, fiscal suprema Delia Espinoza Valenzuela, ha emitido un comunicado sobre el viaje al extranjero de la investigada por presunta “organización criminal”, Liz Patricia Benavides Vargas. De acuerdo a información fiscal, el abogado de Benavides Vargas presentó un pasaje aéreo para un viaje familiar a Santiago de Chile, con salida: miércoles 24 de julio a las 11:55 a.m. y con fechas de estadía, del 24 al 28 de julio.

Ante dicha salida, la fiscalía tomó una serie de medidas para asegurar el cumplimiento de las leyes vigentes. En ese sentido, requieren a Patricia Benavides y a su defensa que proporcionen documentación veraz sobre el lugar de residencia en Chile durante el tiempo que dure el viaje. Asimismo, han solicitado información a la Superintendencia Nacional de Migraciones sobre el movimiento migratorio de la investigada exfiscal y también se ha oficiado información a la línea aérea Latam para obtener detalles sobre la compra de los pasajes.

Hay que mencionar que aún existe un requerimiento de impedimento de salida del país contra Benavides Vargas desde el 23 de abril de 2024, emitido por el Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria. Esa esa línea, la Sala Penal Permanente de la Corte Suprema ha declarado fundado el recurso de apelación presentado por la fiscalía, anulando una resolución previa que había declarado infundado el requerimiento y ordenando una nueva audiencia de impedimento de salida.

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Actividades por Fiestas Patrias en el Centro de Lima

Eventos en la Plaza Mayor empiezan este viernes 26.

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Desde tempranas horas de hoy en la ciudad de Lima se respira un aire de sosiego y tranquilidad. Algunos afortunados incluso ya salieron de la capital para pasar este feriado largo haciendo turismo en la alguna ciudad del interior o para reencontrarse con sus seres queridos. Sin embargo, para los que no tienen esa chance existen una serie de eventos programados en el Centro de Lima.

Es así que este viernes 26 y sábado 27 de julio, la Plaza Mayor de Lima será el epicentro de una serie de actividades gratuitas en conmemoración del 203 aniversario de la independencia del Perú y el Día del Pisco. Organizadas por la Gerencia de Desarrollo Económico de la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML), estas actividades ofrecerán una oportunidad para disfrutar y conocer más sobre la historia de la ciudad.

Las actividades comenzarán el viernes 26 de julio a las 5 p.m. con el recorrido turístico “Monumentos a los Libertadores”, el cual partirá desde el Parque Universitario. Durante este recorrido nocturno por el Centro Histórico de Lima, los asistentes podrán visitar calles, casonas e iglesias iluminadas mientras escuchan historias y leyendas que forman parte del patrimonio cultural de la ciudad.

El sábado 27 de julio, a partir de las 10 a.m., las festividades continuarán con una visita especial a la Casa Museo de Miguel Grau, en honor al natalicio del héroe nacional. Este recorrido partirá desde la Oficina de Información Turística de Lima y permitirá a los visitantes conocer detalles sobre la vida de Grau y presenciar el cambio de guardia en el Palacio de Gobierno.

Desde el mediodía, la Plaza Mayor se transformará en una feria gastronómica, ofreciendo a los asistentes la oportunidad de degustar platos típicos peruanos como pachamanca, sopa seca, arroz con pato, anticuchos, causa, picarones, mazamorra morada, arroz con leche y champús.

Día del Pisco

El sábado 27 de julio también marcará el inicio de las celebraciones por el Día Nacional del Pisco. Desde las 5 p.m., se distribuirán gratuitamente más de 4000 vasos de pisco en el Damero de Pizarro, congregando a vecinos y turistas para celebrar esta bebida emblemática del Perú. Simultáneamente, habrá presentaciones de grupos musicales, danzas folclóricas, proyecciones audiovisuales y otras atracciones familiares.

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Cadetes y comandos oficiales de China desfilarán en la Gran Parada Militar

¿Los chinos están colonizando al Perú? Primero fueron las megaempresas de China que han monopolizando el mercado de hidrocarburos y la electricidad, luego los ‘hubs’ y ahora seremos testigos de la presencia de cadetes y oficiales de las escuelas militares chinas en el tradicional desfile patriótico nacional.

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La presidenta Dina Boluarte invitó a una delegación china para que participe en el evento militar tradicional. El Ministerio de Defensa (Mindef) confirmó que la delegación de China participará en la Gran Parada Militar y Desfile Cívico Militar 2024, a realizarse el próximo lunes 29 de julio en la tradicional avenida Brasil. La repentina inclusión de militares chinos marca un cambio significativo en el evento oficial, que por tradición usualmente ha contado con la presencia de delegaciones militares de países de América Latina, como Chile, Argentina, Brasil y Colombia. Esta vez las calles de Lima, verán a la delegación china.

Este grupo estará conformado por cadetes, oficiales y comandos de las escuelas militares de la nación asiática. Según la agencia estatal, la invitación fue enviada a inicios de este 2024. Cada delegación está conformada por 12 personas, aproximadamente.

La presidenta Dina Boluarte le rinde tributo a los capitales chinos.  Crédito REUTERS.

El desfile que se celebra desde 1960 contará con 6 mil participantes y se extenderá por casi tres horas. Las unidades históricas como la Legión Peruana de la Guardia, tendrán nuevas posiciones en el desfile. Además, habrá una variación en el programa militar, que incluirá nuevas agrupaciones y modificaciones en el orden tradicional de aparición. En tanto, anuncian que este enfoque busca resaltar tanto el patrimonio nacional, como la “creciente relación con aliados internacionales”.

“Por ejemplo, las unidades históricas tradicionalmente desfilaban juntas, en un agrupamiento. Vale decir la Legión Peruana de la Guardia, la Compañía Fanning de la Marina de Guerra y la compañía histórica de la Fuerza Aérea del Perú, la cuadrilla número 72. Pero este año, la Legión Peruana de la Guardia encabezará uno de los primeros agrupamientos de la parte militar del desfile”, precisaron desde el Ministerio de Defensa.

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Indecopi impone millonaria multa a Alianza Lima por apagón ocurrido en final contra Universitario

Club íntimo expuso a un “riesgo injustificado” a los asistentes a final del año pasado.

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Les apagaron la sonrisa. Una ‘palomillada’ que más allá de quedar bien ante el mundo lo que está dejando solamente es una larga fila de sanciones administrativas y económicas.

El club Alianza Lima ha sido sancionado en primera instancia por Indecopi por dos infracciones durante la final de la Liga 1 2023 que se disputó en el estadio Alejandro Villanueva. La Comisión de Protección al Consumidor N° 2 impuso a la institución de La Victoria una multa de 588.36 UIT, equivalentes a S/. 3.030.054 (tres millones treinta mil cincuenta y cuatro soles), por apagar las luces del recinto.

De acuerdo con la resolución N° 1472-2024/CC2, emitida el 17 de julio de 2024, el organismo estatal desestimó los argumentos del club ‘blanquiazul’. Alianza Lima defendió que la decisión de apagar las luces se tomó para garantizar la seguridad de los espectadores, pero esta justificación no fue aceptada por Indecopi, resultando en una multa de 450 UIT o S/. 2 millones 70 mil soles por este incidente en particular. Según la normativa vigente, estas acciones son consideradas graves por comprometer la seguridad y el bienestar de los asistentes al evento deportivo.

“La acción de apagar las luces artificiales que iluminaban el campo de juego y tribunas al concluir el evento deportivo, lejos de construir una medida de protección para los espectadores a efectos de garantizar su seguridad, los expuso a un riesgo injustificado para su salud y la seguridad de sus bienes”, indica el escrito.

Asimismo, por el ingreso de las bengalas al recinto, el club recibió otra multa de 138.36 UIT, correspondiente a otros 712 mil 554: “No tomó las acciones pertinentes para evitar que se ingresen bengalas al Estadio Alejandro Villanueva y sean lanzadas al campo de juego, exponiéndose así la salud de los espectadores a un riesgo injustificado”, añadieron.

En adición, se ordenó a Alianza Lima brindar una capacitación a sus trabajadores, en la cual se les concientice respecto a las medidas de seguridad que deben tomar cuando organicen un evento deportivo:

“ORDENAR al Club Alianza Lima como medida correctiva complementaria que, en un plazo no mayor a quince (15) días hábiles, contado a partir del día siguiente de notificada la presente Resolución, cumpla con brindar una capacitación a su personal, dependiente y/o contratado a fin de que tomen conciencia respecto a las medidas de seguridad que se deben adoptar en los eventos deportivos de los cuales son organizadores”.

El dato:

El equipo victoriano cuenta con 15 días hábiles para apelar dicha sanción. De ser así, el caso sería revisado por la Sala Especializada en Protección al Consumidor, en segunda y última instancia administrativa del Indecopi.

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