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HORA ZERO, LA ÚLTIMA VANGUARDIA

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Hora Zero- Edwin 2016

Antes del Recital en la Casa de la Literatura: Enrique Verástegui, Edwin Sarmiento, Alberto Escalante, Eloy Jáuregui, Bernardo Álvarez, Jorge Pimentel, Fernando Obregón. Lima 24 de junio del 2016.

El Movimiento poético peruano Hora Zero cumple 46 años y sigue más vigente que nunca. Acaba de editar una nueva antología Hora Zero / Infrarrealismo La última vanguardia del poeta Tulio Mora y los actos de presentación han congregado a cientos de seguidores lo que habla de su vigencia y vigor. Hora Zero es ese canto coral del Perú del 2016 y como colectivo de ruptura, consolida aquel espíritu subversivo y que se plasma en una escritura pensada como un recomienzo capaz de transformar “la realidad” a través de una práctica poética comprometida con la complejidad social y étnica peruana.

1.

El disco de vinilo solo decía “Santana” (Columbia 1969) y mostraba en blanco y negro una imagen de un león y la silueta de una muchacha. El último tema del Lado B tenía una canción: “Soul Sacrifice”.  Al poeta Jorge Pimentel le gusta el sonido latino de Carlos Santana luego de lo de Woodstock. Allá en su casa de Jesús María, todos lo oíamos como en un ofertorio místico. Pimentel junto a Juan Ramírez Ruiz, Enrique Verástegui y José Carlos Rodríguez habían fundado en aquellos días Hora Zero y su poética tenía de proclama estética, de soporte musical y de sentencia contra los desusados lastres de la literatura peruana. Entonces oír a Santana era parte de esa intensificación insurgente.

Otro, como Enrique Verástegui, era fanático del cantante andrógino Adamo y se inspiraba con Allegro barbaro, una sinfonía con solo de piano de Bela Bartok y que él lo hacía necesario en ayinas. Para el maestro y poeta Manuel Morales, que llegaba desde la Amazonía, podía faltarle buenas maneras pero jamás, en la rockola, una guaracha de la Sonora Matancera. Juan Ramírez Ruiz atesoraba sus vinilos de John Coltrane y Miles Davis. Yulino Dávila no escondía su casete de Los Belkins y su himno manual: “Tema para jóvenes enamorados”. Elias Durand, desde su palomar de la Av. Arequipa era un convencido que solo el jazz y más jazz eran lo propio para cambiar el mundo. Bueno, lo mío era la salsa, la dura, la de Ray Barretto desde la madrugada, más fuerte que un latigazo de ron.

Tulio Mora era más democrático Llevaba la herencia por el tango. Su madre adoraba a Carlitos Gardel y cuando el poeta apenas tenía doce años, compró un cancionero y se ponían a cantar a dúo todos los tangos de “El zorzal criollo”. También lo complementaba con boleros de Los Panchos, algunos huayno que le gustaban a su padre pese a ser criollo y uno que otra valse de la Guardia vieja. Jorge Pimentel ha declarado que eran fan de Los Ángeles Negros y su tema “Y volveré” en la voz del andrógino Germaín de la Fuente y que gracias a ese himno de amor falaz, se inspiró para componer su celebrado poema “Balada para un caballo”. En realidad, en Hora Zero se escuchaba de todo. Desde Atahualpa Yupanqui o Los Chalchaleros hasta Los Beatles, la parte dark los Rolling Stones, Bob Dylan, Credence Clearwater Revival, Peter Gabriel y Yes.

Hoy, han corrido los días y Hora Zero acaba de publicar una nueva antología Hora Zero Infrarrealismo, La última vanguardia (Ediciones Lancom, Lima, 2016) [1], con introducción y selección de Tulio Mora. El libro muestra los trabajos de 36 poetas del Perú, México y Chile, los epicentros donde se han gestado poéticas rebeldes de los jóvenes que siempre fuimos. Decía Tulio Mora que como toda vanguardia que se respeta, HZ propuso una poética: el “Poema Integral”. Formalmente en ella cabía de todo como en un cajón de sastre: la prosa, el verso, el ensayo, el lenguaje de la mass-media. Pero “integral” tenía un antecedente en la discusión programática  del Perú de los años 20. Se hablaba entonces de un “Perú integral”, conjunción salomónica del todo que debía reconocerse proporcionalmente en sus partes contrariadas.

Mora escribe: “¿Y qué ha dejado esta tribu o banda rockera de inacabable alegato a la poesía canónica de Hispanoamérica? Sobre todo la lúcida voluntad de derribar los fáciles reconocimientos bastionados en plataformas valladas de aduanas y policías literarios -de los centros académicos, de las editoriales, de revistas especializadas y los medios de prensa-, sobre todo la intransigencia, no del francotirador, sino del tirador franco que desde los extramuros ha ido ganando el consenso de la revolución de la palabra amparado en la complicidad con los lectores, aun cuando este espacio sea todavía insignificante, pero acaso precisamente por eso decidido a masificar lo que se ha atrincherado en la abstracción universitaria. Sobre todo la utopía de ocupar, con la fractura de la factura poética, un destino colectivo de sobra y de sombra, en un mundo al que nos arroja un sistema ya deslegitimado por voraz, saqueador y excluyente”.

Libro de Hora Zero

2.

Siempre nos inflamó a palabra. Desde aquel tiempo nos jodía la palabra. Palabra derretida, palabra licuada, palabra ahumada, palabra disecada, palabra marchita, palabra cadavérica, palabra escabechada, palabra amariconada, palabra amancebada, palabra anémica, palabra ahuecada. La palabra, en 1975, estaba ahí, dramática y equidistante entre la imagen y la escritura. Decidí entonces perpetuar el instante. Detener el devenir del sema oscilante. Fijar el grama del soplo cual relámpago, digo: aquel registro, como razón pétrea de la eternidad.

Una eternidad solo legible en su movimiento. Ergo: Un jean colgado en una azotea mantenía el calor embutido de las piernas de una bella muchacha. Así, el proceso literario me enfrentaba // Dicotomía 1: la realidad versus “lo real”. / Dicotomía 2: El signo autónomo contra la tautología del caudal rutinario y sígnico del hecho literario / /.

Aquel abordaje en el lampo creativo del soplo único, con todas sus singularidades, fue en gran medida responsable de esa práctica inédita. El poema acaso como enema, hubiese dicho Dylan Thomas. La invención provocaba la conmoción estructural del texto. El método que apliqué me obligaba: a] Dar cuenta del hecho literario [Su lenguaje, la estructura, la ejecución escribal] b] Activar un mecanismo en la plataforma precisa de la realidad / “lo real” en que [por la que] se escribe y, c] Desarrollar un “tempo” en el que se revela [se versa] la operación que da cuenta de los momentos y las razones por las que aquél texto resulta ser la manifestación sígnica de éste.

El sistema aplicado por Juan Ramírez Ruiz  en el poema integral [1-a] nos obligaba al ejercicio de alternancias multidimensionales y a la ejecución del verso multiplanos. Así, derive en que mi arte poética recogiese polifonías secuestradas por el canon y la tradición operática de viejo cuño. Los distintos signos con preeminencia en las condiciones históricas, políticas, económicas, sociales, culturales, operando en una mundialización –aún sin la digitalización y/o ciber-electricifidad  de hogaño—que nos llevaba indefectiblemente al abismo Vallejo [Sólo con él, el adverbio se licua].

Inclasificable vanguardista a su manera. Cuenta pendiente. Vallejo obra abierta. Pero que había construido un tinglado entre el nativismo /futurista y ultraísta,  más con el primer Alejandro Peralta que con Gamaliel Churata y los “Orkopata”, y absolutamente todas las disgregaciones expresiva. Añádase a Oquendo de Amat,  y “los otros”. Insisto. Al ser Vallejo montaña u océano, acaso la escritura Vallejo es la diáspora más rotunda de toda la literatura hecha en el Perú [‘lo peruano’ no existe, menos en la escritura, ya lo patenticé ciento de veces], amén de aquella prosa sui géneris de Martín Adán y ese dialogo profano-vallejiano con el mismo Dios. Entonces debo admitir, que el gimnasio poético de Hora Zero, nos había fabricado una estratagema disolvente del asunto Vallejo. Leerlo en silencio y sin estridencia. Al menos eso entendía en aquellos años de educación más semental que sentimental.

HZ Recital PIMENTEL TULIO MORA

Tulio Mora, Eloy Jáuregui, Jorge Pimentel y Sebastián Pimentel (1 año) Lima 1977.

3.

Es verdad, desde que me incorporé al Movimiento Hora Zero,  tres años antes, en 1972, junto a los poetas José Cerna, Rubén Urbizagástegui, Julinho Dávila, Elías Durand y Ricardo Oré, dedicamos gran parte de nuestras competencias de trabajo a la hora Vallejo. Pero las escuelas estructuralistas ya se habían instalado en el debate. La lingüística a partir de los estudios, más de Barthes que de Jakobson [2] , las relecturas de Alberto Hidalgo y César Moro, y la tradición Latinoamérica que venía de Vicente Huidobro de “Altazor”: [“La poesía se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía”] y en Pablo de Rocka de “Los gemidos”: [“…Yo me saqué del cuerpo me saqué las palabras de estos poemas, como quien se sacase piojos o montañas, enfermedades, gestos…”] nos amotinaba contra el coro escondido del ojo oficial.

Sin duda, fuimos un segundo torrente en Hora Zero que tradujo aquella sintaxis del asfalto que, por ejemplo, ante el siguiente rol de imágenes, tenía que poetizar en contingencias caóticas por no decir a/escribales: “múltiples voces al voltear la esquina. Follaje de estruendos en silencios. Caligrafías atiborradas de ciudad brumosa. Talud de miradas cerradas y ágrafas. Putas conversadoras con sus huesos silenciosos. Ron expandiéndose por las rendijas del catastro. Huelga de rubores y asalto a comisarías”.

Bien, nos decíamos, allá en el bar Palermo: hagamos un poema. Tiempo: 45 minutos. Cada quien producía un poema tan diferente como diferentes éramos -una genética erótica más que lírica citadina—y en mi caso, debo admitirlo, la poesía de Alejandro Romualdo, que me aleccionaba de manera natural por la cercanía que tuve por ser el poeta amigo de mi padre, que me remitía al caudal imperceptible de: “La poesía en el Perú después de Vallejo sólo ha sido un hábil remedo, trasplante de otras literaturas. Sin embargo es necesario decir que en muchos casos los viejos poetas acompañaron la danza de los monigotes ocasionales, escribiendo literatura de toda laya para el consumo de una espantosa clientela de cretinos.” [Palabras urgentes. Hora Zero. Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz. Lima 1970].

No fue fácil, lo confieso en mi caso, romper aquel eslabón que me ahorcaba a una poesía que había interiorizado desde mis años de escolar [Chocano habitaba mas en mi sopa que en mi ropa con su poema “Blasón”. “… La sangre es española e incaico es el latido; / y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido / un blanco aventurero o un indio emperador”. ¡Fuera mierda!, digo ahora.] y  de la influencia de los amigos de mi padre, quien en su pequeña librería del Centro de Lima, reunía a poetas viejos, desde don Alejandro Peralta hasta el mismo Romualdo.

Una tarde del verano de 1972, en el chifa Wony del jirón Belén, Jorge Pimentel nos reunió con Tulio Mora, Óscar Málaga, José Ruiz Rosas y su hermano Patrick Rosas. Hablaban a los gritos de fusiones y disfunciones [3]. De aquella tarde borrascosa rescato el orificio producto del estilete de Mora cuando habló del “Projective verse” de Charles Olson ya propuesto en 1950: Olson proponía que el aliento escribal como respiración, es decir el ‘breath’, es la única medida del verso. –¡La cagada!, me dije– La lectura de un verso es sólo atribuible al lapso entre los procesos de inhalación y exhalación. ¿Quién carajo en esos páramo sabía de Olson o de Jack Kerouac y la Generación Beat de Allen Ginsberg, William Burroughs, Gregory Corso, Gary Snyder y Lawrence Ferlinghetti? Pocos, casi nadie. Por eso repito, militar activamente en Hora Zero fue para mí una segunda creación. Otra vida y principio. Vivir de la palabra, para la palabra y morir por la palabra.

Hz

Poetas de Hora Zero con poetas Infrarrealista, José Peguero y Rubén Medina. Lima 2015.

4.

Cuando descubrí que la interpretación del “Tibiri Tábara” por la voz prerrogativa de Daniel Santos tenía más de acto mágico que de rumba prostibularia, engarcé a ese aullido, la gamuza vanguardista de los “Cinco metros de poemas” de Carlos Oquendo de Amat [“Campo”. “El paisaje salía de tu voz / y las nubes dormían  en la yema de tus dedos / De tus ojos, cintas de alegría colgaron la mañana /Tus vestidos encendieron las hojas de los árboles/ En el tren lejano iba sentada la nostalgia/ Y  el campo volteaba la cara a la ciudad”]. Súmese a esas herramientas las paradojas de un cine de raudal caótico por su sistema alternativo de nuestra rutina por el cine-club, de escasísimas películas europeas, de algunas cintas del brasileño Glauber Rocha o del mexicano Gabriel Retes, entonces yo estaba violentamente detenido en el tráfago de una cultura en trance. Así, en mi poema de 1977, “Arquitectura del amor [Pampas de San Juan y Atocongo, 1955]”, describo este fragmento:

a/ Ahí desollados moran los restos insaciables

ahí guijarros, crustáceos y arena de huesos

Las piedras blancas sangran en inmejorable lugar

La luna encadenada a una estrella de palabras

Erige el eco del barro más tierno a la izquierda.

[…]

¡Señor profano, aplaca el odio de la esteras!

El animal absoluto conocido en los manuales

Como el tigre, desenvuélvese cauto en las sístoles

Observando con paciencia propia el arenal paisaje

El precoz ataúd piando cual víbora de conciencia

Y el último amanecer con su colmillo a epitafio.

En él no estoy más que aplicando la trenza musical de una textualización lírica. El huso del ramalazo de las vanguardias sobre el soporte de un nido del modernismo de Darío. Erotismo/historia/metalenguaje. El procedimiento me remite a un recuerdo de la migración que se produjo en Lima de manera desbordante a partir de 1950 [4]. Mi familia había participado posteriormente en la invasión de terrenos en lo que hoy es la Ciudad de Dios, al sur de Lima. Llegados desde el Departamento de Arequipa, se ubicaron en las pampas desérticas donde la cementera Atocongo había diseñado una carretera como una cinta serpenteante en medio de los arenales. La policía los había desalojado una madrugada pero ellos insistieron. Un saldo de un centenar de muertos, obligó al gobierno de Manuel Prado a construir una ciudadela y a titular los terrenos. Esa fue el origen de los que ahora se conoce como los distritos San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo.

No obstante, en esas mismas pampas casi un siglo antes, el 13 de enero de 1981, el remanente del diezmado ejército de la Legión peruana había resistido la incursión de la infantería chilena de la línea Lynch en los limeños, en su mayoría civiles, habían pagado con sus vidas el tratar de evitar la toma de Lima. Fue un enfrentamiento desigual y después de 48 horas, aquellos mismos arenales estaban regados con los cadáveres de los heroicos peruanos mal dirigidos por Nicolás de Piérola y el general Iglesias, según la descripción de González Prada, en lo que sería el principio del fin de la guerra con Chile. Así que el área tenía una significación especial. Existía en el sitio una bruma histórica ensangrentada que me permitió disentir dos épocas y contrastar dos escrituras que a decir de Octavio Paz en “Los hijos del limo”, la vanguardia es la gran ruptura y con ella misma, se cierra la tradición de la ruptura que intenté deconstruir con el magma de ese poema.

HZ 2016

5.

A partir de una entrevista que realizó en el invierno del 2007 el poeta chileno Juan Harrington a varios de nosotros, yo explicaba que una de los grandes aportes que demostró Hora Zero era la pericia de nuestra exposición poética de verso libre tanto como de una prosa conspicua. Todo ello gracia al apego del género epistolar. Recuerdo el viaje de Jorge Pimentel a Europa. El viaje en barco, su matrimonio en España con Pilar Prieto y a partir de ahí, un riguroso ejercicio de escribirnos cartas por quíteme estas pajas.

Aquella fue parte también de la gimnasia escribal. Demostrar nuestra militancia por el ‘poema integral’ tanto por la salud de nuestras existencias amicales nos hizo pertenecer a una hermandad que como jamás había ocurrido en la historia de grupo o comunidad en la literatura hecha en el Perú. Ser de Hora Zero era pertenecernos unos a otros como escritores holistas. Así, cada quien fue más creativo en la arquitectura de sus cartas que a la postre resultaban una suerte de ensayo o estudio sobre algún aspecto de la literatura o de la política.

De pronto, un júbilo explosivo me embargaba cuando debajo de mi puerta el cartero deslizaba un sobre. De pronto, también, he sido un coleccionista de cartas y documentos fortalecidos. Así, confieso, me hice ducho en la escritura de una carta que debía tener la misma carga emocional que un poema. No puedo pasar por alto la correspondencia del mismo Jorge Pimentel con el escritor chileno Roberto Bolaño, cartas que hoy se han hecho públicas con la reedición de “Ave Soul”, libro capital para entender la multiplicidad de discursos que impuso el fundador de Hora Zero desde el origen.

Tampoco puedo soslayar la torrentosa comunicación epistolar que tuve con Tulio Mora cuando éste viajo a Europa y luego a Buenos Aires para después radicarse por un buen tiempo en la Ciudad de México donde consolidó los nexos y las plataformas poéticas sistémicas entre la poesía de Hora Zero y las del colectivo mexicano Infrarrealista. Igual sucedió con la formación de Hora Zero Internacional. No recuerdo haber recurrido al teléfono o como ahora uno puede hablar con el culo del mundo a través de Internet. No, esa gran internacional poética le debe tanto y más a las cartas. Gracias a estas llegamos a acuerdos, a tomar decisiones, a apostar por la plasticidad militante de una poesía que tire abajo el andamiaje [¿el gusto?] pequeño burgués que había dominado la poesía latinoamericana hasta ese tiempo.

Hay otro aspecto poco conocido en nuestra organización. El ser horazeriano involucraba a nuestras esposas, padres y madres y hasta a nuestros hijos. Este detalle no puede estar ajeno a este testimonio. La labor de muchas de nuestras hermanas. Cada vez que había un recital o cualquier marcha de protesta, ellas mismas elaboraban las banderolas y eran el soporte de infraestructura que necesitábamos. Al menos eso ocurrió con mi familia y la familia de Enrique Verástegui y del propio Pimentel.

Salon HZ

Poetas de HZ en el SALÓN HORA ZERO del legendario Bar Queirolo del Centro de Lima.

6.

Al colectivo de cine en el Perú, “Liberación sin rodeos”, aquella experiencia inédita de fuste al repensar y creer en un cine multidisciplinario, de arte, documentalista, militante con las vanguardias latinoamericanas y sobre manera, nacional –baste ver las cintas sobre cimarrones,  niños desamparados o el registro sobre el poeta Javier Heraud–, que liderara Carlos Ferrand junto a Raúl Gallegos, Pedro Neyra, Marcela Robles, Neneé Herrera, Francis Lay y Margarita Benavides, le cupo arrendar una casona en la quinta cuadra de la calle Torres Paz, en Santa Beatriz. Barrio de una clase media aferrada a la historia desde inicios de siglo cuando el presidente Leguía decidió modernizar la capital con el anclaje huachafo de un pasado sin lustre. Así, las pequeñas mansiones y las estancias tenían sus tres pisos, sus techos altísimos, sus patios de azulejo garabateados y sus puertas biseladas que albergaban las fragancias de otros años con mayor esplendor.

Los jóvenes cineastas habían involucrado a todo el vecindario el hecho de hacer cine y no había tarde en que la exhibición de películas de toda calaña convirtiese aquella casa en una suerte de cine de barrio. A mediados de los 70’ la casa ya era conocida solo como “Torres Paz” a secas. No había intelectual peruano que de regreso al país que no desfilara por los espacios de la casa a contar sus experiencias de extramares o tramontanas. Se bebía pero se aprendía. No dudo que para los más jóvenes fue una experiencia y un manual práctico de educación en los azahares de la vida. Yo estudiaba en la Escuela de periodismo a unas cuadras más allá y después de clases no dejaba de visitar a los amigos que habían apostado hasta sus calzoncillos por hacer cine en el Perú.

Los trabajos antropológicos complementarios del poeta Tulio Mora con los del cineasta Carlos Ferrand permitió que la casa de Torres Paz se convirtiese en una suerte de laboratorio. Una lectura era obligatoria: “Tristes Trópicos” de Claude Lévi-Strauss,  antes que su “Antropología estructural”. De ahí, ese culto en la casa por la abstracción y la conversa bien documentada. Desde 1976 ya casi era punto obligado para el debate artístico o político. Luego, la mansión era una gran estación para viajar a Europa, como lo hizo la mayoría, o para irse al carajo. Tulio Mora había traído a Jorge Pimentel y el poeta de “Ave Soul” a Enrique Verástegui. Yulinho Dávila y Elías Durand aterrizaron por inercia lingüística. Mario Luna y Ricardo Paredes, aparecieron después alegando que se las habían extraviado unos adverbios. Miguel Burga llegó solo con su Dodge azul tipo carroza para camuflarse en las noches más sórdida de Lima después de Tatán. A Carmen Ollé la arrastró una borrasca de adrenalina. Róger Santibáñez, Ángel Garrido, Dalmacia Ruiz Rosas, la argentina Ana María Chagra, Elisa Che, Abel Herrera, aparecieron por cuestiones del amor y otros cuyo nombre no quiero recordar, vinieron, se fueron y perdieron.

hz junio 2016

7.

Para Hora Zero, que a inicios de 1976, tomamos las riendas de la casa, el espacio colectivo –vivíamos cada quien con su dama—sirvió para consolidar los postulados de esta segunda etapa del movimiento. No era un núcleo tribal anárquico pero sí una suerte de cuartel de licencias poéticas donde existíamos para la creación, la lectura, el buen cine y la música ad hoc. Que la había, desde el jazz hasta la salsa pasando por las danzas selváticas de “Juaneco y su Combo” y el “Cuarteto Juventud”:

Que pasado el tiempo se convirtió en un campamento creativo de diversos géneros, es probable. Desde que llegué por primera vez, se me aleccionó a respetar el cuarto de socorros. Quedaba detrás del baño principal y frente a las habitaciones de Rocío. Era una habitación que podía ser tranquilamente un quirófano con todos los aparejos para operar a un cojo o un dispensario con sopas en sobre de astronautas para los tiempos de vacas flacas o también una suerte de arsenal o armaría con banderas blancas para salir por las noches en tiempo de Toque de Queda o banderas rojas para las marchas de protestas y a favor del Paro nacional. Histórica es nuestro enfrentamiento con la primera escuela armada de los intelectuales maoístas quienes una madrugada recibieron de su propia medicina y terminamos en una lucha cuerpo a cuerpo en la calle aquella vez que se suspendió la gresca porque al lanzar una patada voladora, especialidad marcial de Formosa del poeta Pimentel, terminó con su zapato en el techo de la casa vecina y ahí acabó el pleito para luego continuar con las c. “chinas”  en un cachascán a pellejo limpio en las camas de nuestra residencia.

No había noche o madrugada o tiempo sin tiempo donde no se aparecieran el cronopio Alfredo Portal –siempre portando un ron Cartavio blanco transfugado de su WV blanco humo–, reclamando que le pongan en la vieja radiola un disco de Vinicius de Moraes o de Ellis Regina. El recordado abogado y en esos días, recién llegado de París, José Antonio “Pocho” Ríos Delgado, apenas exigía compañía bien conversada. Mirko Lauer llegaba a tomar desayuno con su tabla hawaiana. Gregorio Martínez portaba unas botellas de vino cuando silente subía las escalaras para enfrentar en décimas de pie forzado a “Pachato”, un zambo pescador recogido por Raúl Gallegos y la Neneé en la resaca de alguna mona en los mares del sur. Eduardo Coronado disertaba de Zavatinni, De Sica o Rossellini y su influencia en el neo barroco barranquino. Hugo Castillo, Lolo Reyes y El Pony, mientras, cantaba y encantaban serpientes en la habitación más hermética de la casa, dejaban el eco de los himnos de “Cuestarriba” casi boca abajo entre los pasajes de la mansión. El poeta Oscar Málaga tenía su habitación peculiar. Las visitas de Juanito Barea y Walter Curonizzi le otorgaban rango de sede diplomática y los primero trazos andróginos del pintor Cuco Morales dibujaban el símbolo libertad con un toque a rouge miraflorino. Alberto “Cholín” Escalante, pretendiente de cualquier cosa con tetas que se moviera, y su hermano Víctor Escalante, traían los últimos giros del design en el diseño socialista que practicaban en su sello Arte Reda que luego bautizaríamos como “arte enreda”. Finalmente, desde Celendín y pasando por Saint Germain de Pres, Alfredo Pita hablaba del materialismo dialéctico mientras enamoraba a Rocío, la trabajadora de la casa que sabía tanto de poesía clásica como del arte del despeje con agua herviente en el arte de la guerra.

HZ-Recital Canchón Moquegua

Hora Zero. Recital Mayor. Canchón Moquegua, Lima 1981.

8.

Los troskos de la universidad Católica, Carlos Delgado, Nicolás Lúcar, Norita de Izcue. Otro espacio fue tomado por un clan de antropólogas norteamericanas. Las gringas llegaban para estudiar las fracturas que emanaban del concepto prototípico del ‘buen salvaje’ ajustado a las diversas etnias de la selva peruana y acabaron atrapadas en la jungla de lianas poéticas de nuestras piernas. Enamoradas de la poesía urbana de Hora Zero regresaban a su país también enamoradas de nosotros y sus vidas, según contaban en cartas anegadas de sumo vaginal o lágrimas de abajo, que es lo mismo, ya nunca fueron las mismas. Nuestra locura multidisciplinaria las arrechaba. Una vez enfermé de un virus extraño que producía la mezcla del ron barato con avena “3 ositos”. Anne, una de ellas, me cuidó con el mismo esmero que lucían aquellas enfermeras que velaban los desvaríos de Hemingway en la primera Gran Guerra.

Por las noches me preparaba mi dieta de pollo y luego del tilo tibio y amoroso en jarro, se metía en jarras a mi cama a contarme como eran los crepúsculos en Carolina del Sur. Cierto que me curé en menos de una semana y continúe besé sus cabellos rubios todas las noches hasta que regresó a su país, ya no atacado por ese virus pestífero sino por las bacterias del deseo que nos prodigamos leyendo a los gritos los poemas de E.E. Cummings que yo le susurraba en su pequeño oído eran de Martín Adán.

A tiro de piedra de Torres Paz se hallaba “Los lifes”. Un restaurante bar norteño a la vera de la Vía Expresa y a tiro de piedra de nuestra casa en Torres Paz. Tony Laredo, “Mayu” Mujica, Paquito Segura, Miguelito Barraza, José Escajadillo, David Odría y otros tantos galifardos. El sitio estaba sitiado por “los sudados”. Una camarilla de viejos chiclayanos pichicateros que terminaron recitando nuestros poemas. A tiro de balazo, también, eran esas noches del gobierno de Morales Bermúdez cuando con “Toque de Queda” salíamos en busca de provisiones. Cervezas, rones o aguardientes. Las aventuras terminaron con varios de nosotros en las celdas de la comisaria de junto a Radio Nacional. Los vecinos sospechaban de nuestra vocación y tenían razón. Para ser felices había que ser bochincheros, ardorosos y pendejos. Por eso hemos vivido hasta hoy.

HZ XXI-0

9.

Nos esperaban desde el mediodía. Allá, en una de las barriadas de Villa María del Triunfo el estrado estaba tatuado de banderolas y rústicos afiches chillones como para una fiesta chicha: “El pueblo unido jamás será vencido”. “Izquierda Unida. Hasta la muerte”. “Abajo la dictadura. Gobierno Popular”. Las marchas y cánticos se alzaban  hasta los cerros desde enormes cajas de parlantes. Era un domingo de invierno izquierdoso y el mitin prometía. No era la primera vez. Una institución de DD.HH, nos había escogidos como teloneros de cuanto dirigente de aquel marxismo leninismo de baja estofa de ese vibrante julio de 1978 se lanzaba a decirle vela verde a la desmoralizada gavilla de militares que nos gobernaban.

Ese domingo, los diez poetas del movimiento Hora Zero enrumbamos a los valles trasmontanos del sur de Lima. Existía en aquel tiempo una emoción de revanchas. Una década de la dictadura militar había empachado el paisaje político y los paros y las huelgas obligaron al gobierno del general Morales Bermúdez a convocar a elecciones para una asamblea constituyente para el siguiente año. Esa vez,  partimos desde nuestra casa en la Calle Torres Paz de Santa Beatriz. Un caserón en lo que fue alguna vez un barrio pequeño burgués de esa Lima de Leguía que mantenía un rubor a covacha y castillo para nuestra pureza. Nuestro almuerzo fue una fuente de cebiche y cervezas heladas. Una chata de de ron por cabeza antes del viaje, unos ‘guiros’ para bajar la grasa y cada quien con su fajo de poemas bajo el brazo. Era nuestro recital comprometido. Íbamos radiantes cada quien con su mujer. Cada quien con su universo a cuestas [5].

Si se lee la primera parte del libro “Hora Zero: Los broches mayores del sonido”, rotundo y primer estudio escrito por el poeta Tulio Mora, se encontrará con una antología y rencuentro con los genes de Hora Zero –el movimiento poético más importante de Latinoamérica del S.XX–, como uno de los textos imprescindibles para entender ese instante eterno que nos alumbró a los poetas que surgimos desde 1970 en el Perú y en varias megalópolis de la región. Lima. Ciudad de México, París, son los enclaves donde se gestó ese espíritu donde se conjugó nuestra juventud, la historia y la textualidad de años convulsos y rebeliones acojonantes que nos tejió en un lienzo tangible que le entregó a los fastos de la literatura un nuevo aliento y que denostado o aplaudido, nos hizo crecer como testigos artísticos de nuestro época, agobiante, crispada, pero singularmente maravillosa.

Cierto. Hace casi cuarenta años que nos conocemos. Los de Hora Zero somos un colectivo como un Chevrolet Corvette Roadster de 1958. Espacioso, noble, duradero. Cierto, somos calmados hoy, y maduros con un encanto a faites licenciados. Pero cada quien es un tentáculo de un pulpo brioso y siempre iluminado. Afilados y sesudos ahora más. Nunca fuimos un partido político o un grupo de adolescentes tras una sola canción en guitarra desafinada por irreverente. Al contrario, nos unió las sagradas escrituras de nuestras artes poéticas. La textualidad abierta como arquitectura de los estruendos mayores de la literatura latinoamericana. Ese alimento a poesía en estado salvaje que nos hizo despedazar desde 1970 el canon de lo poetisable y, crear un nuevo soporte creativo para usar frases, gramáticas, alfabetos y cuanto soporte expresivo habitaba en el imaginario del hacendoso y crudo vivir, para convertirlo en un Poema Integral (sí, con mayúsculas, según el postulado de Juan Ramírez Ruiz y/o Jorge Pimentel) y hacer explotar el mundo a punta de “anfo poético”.

En Hora Zero, que tomo precauciones en la militancia crítica de ser el ojo vigilante de un universo abierto para que el poema sea un arte hecho por todos, el ser no limeño fue un hallazgo. De ahí que nuestros recitales en Huancayo, por ejemplo, permitió que en esa ciudad de los andes del Perú, el hacer poesía era un acto de una rebeldía bellísima para los jóvenes postergados por la máquina burocrática literaria. Nuestra predica del poema integral e interminable como el hombre –debimos utilizar con propiedad “El arco y la lira” [1967] de Octavio Paz—era como los seres más que inacabados. Por ello –decíamos—escribimos poemas–: “El uso de imágenes en las que se realiza y se acaba sin acabarse del todo nunca: Él mismo es un poema: es el ser siempre en perpetua posibilidad de ser completamente y cumpliéndose así en su no-acabamiento” [pp. 268-269].

ELOY EN HORA ZERO 2

Recital en el C.C. de España, Lima 16 de junio del 2016.

10.

Fue a principios de los setenta cuando mi padre regentaba su pequeña librería de en el Parque Universitario. Exactamente miraba el frontis de la vieja casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En las tardes del verano, el sol caía directamente sobre los libros recién editados otorgándoles un brillo especial a títulos y autores. Mi padre era un hombre de un rictus tieso pero que en el fondo era amable y querendón. Los que lo conocían, jóvenes y viejos escritores a quien él fomentaba su pasión por los libros, le confesaban más que sueños sus penurias estando yo presente si apenas llegaba a los 10 años. Mi padre, sin proponérselo, me contagió el apego por la creación libresca. Él mismo decía que a los libros había que quererlos como a las mujeres había que amarlas. Yo casi apenas entendía esa diferencia. Un día sí y el otro tal vez, mi padre me dejaba a cargo de la librería y se iba con poetas y narradores a conversar sobre utopías y entuertos en los bares de por medio, el Palermo, el Chino-Chino, la Comisaría o La Llegada. Luego, embellecido por la alquimia de las cervezas, regresaba por la noche recitando a Mallarme o Pavese y, a paso de milongas silentes, regresábamos a casa en el tranvía Lima-Chorrillos y yo tomado de su mano.

Así conocí a José María Arguedas y Julio Ramón Ribeyro, a Alejandro Peralta y Alejandro Romualdo. Mi padre los domingos organizaba unos almuerzos descomunales y hasta Surquillo, allá donde vivíamos, llegaban los escritores a apagar la sed existencial y saborear los sancochados que mi madre preparaba con punta de pecho, coliflores multicolores y salsas de huacatay escuchando solemnemente los boleros de Bienvenido Granda y los valses de Los  Embajadores Criollos. Se tomaba piscos y vinos y se hablaba del destino de la humanidad, de los goles de Toto Terry y por qué el maestro Rodolfo Pastor siempre ganaba de atropellada y por fuera en el hipódromo de San Felipe. Y unos eran fanáticos de Manolete y otros de Luis Miguel Dominguín. Pero luego de contradichos y mentadas de madre todos convenían que la Revolución Cubana era un pacto poético que justificaba leer El Capital aunque no se entendiese un carajo y que Fidel era Vallejo por cuestiones hormonales. Eran los días que gracias a la descomunal venta de la primera edición de Cien años de soledad en la librería, mi padre le pudo obsequiar una licuadora de 6 velocidades a mi madre. García Márquez, cierto, había cambiado el nervio alimenticio de la tripa familiar y yo pude estudiar inglés en el ICPNA.

En aquel tiempo, esos años que el cronopio Alfredo Portal decía que las ideologías pasaban por los chimpunes de Tito Drago así como el Dr. Pocho Ríos explicaba que era más bien gracias al duende de Huaranga Daga que existía el materialismo dialéctico, me vi solo ante el flagelo de Dios. Católico confeso y acólito confuso y mientras miraba el cerdo y la nada, conocí a los jóvenes del movimiento Hora Zero. Cierto, ya había estado solo como esa vez frente a mis primeros poemas que olvidé por aseo y una mañana llegó a la librería Jorge Pimentel, simpático, elegante y rotundo. Con él venía Juan Ramírez Ruiz, risueño debajo de sus bigotes a lo Javier Solís y Enrique Verástegui como un Jimmy Hendrix buscando su guitarra. Yo tenía 16 años y muchos pecados aun no públicos, cuando ellos me contaron que existía otra forma de vivir. Los entendí desde el principio.

Hora Zero había publicado a mimeógrafo su primera revista con parte del manifiesto Palabras Urgentes y una selección de extraños poemas con una tapa horrorosa fruto de una amanecida vencida casi perdida para el diseño. Aquello era lo de menos. En sus voces yo encontré el estruendo huracanado de una verdad. Que ser jóvenes no era pretexto para ser ilusos y que el universo quedaba ahí, en la yema de los dedos. Que la poesía era una fuerza descomunal para fundar nuevos mundos y que solo en el trance de juntar palabras, estaba derrotado el designo de Dios. Desde esa vez ya no puede ser otra cosa más que poeta. Y así está escrito en un poema que terminé antes que él termine conmigo: “Ojo de calígrafo” publicado en Haraui del gran Paco Carrillo. Cuando se marcharon aquellos muchachos encabalgados en poesía a beberse unas cervezas juré seguirlos y así lo hice. En El Palermo les pedí estar con ellos y ellos me pidieron que nos lo dejase nunca. De eso escribo hoy aun más ilusionado que esa noche que regresé a casa ya converso y hablando un lenguaje extraño.

HORA ZERO-HUANCAYO2

Hora Zero en Feria del Libro de Huancayo. 2008

11.

Aún en el colegio de secundaria, conocí a Ángel Garrido. Era un muchacho delgado que de frente siempre parecía como una sombra de costado. Miraba raro y no hablaba lisuras. Hijo de maestros de escuela en las minas de Cerro de Pasco, a sus 15 años ya había publicado su primer libro de poesía: “Visión del pájaro dialéctico”. Cursábamos el cuarto de media y una noche lo llevé a presentarles a los poetas de Hora Zero. Garrido tenía un dilema. La poesía cambiaba al hombre o el hambre lo cambiaba a uno. Así lo pronunció con su dejo que ya dejó. Y no dijo más y fue aceptado por categórico. Debo admitirlo. No era fácil ser de Hora Zero. Cada encuentro era un desafío al límite para los actos contundentes. Había que arriesgarlo todo. Cada frase que se pronunciaba era un ramalazo en lEllos estaban por cambiarlo todo y nosotros, los más jóvenes por ser como ellos. A mis 16 años ya escribía poesía por desesperación pero frente a esos jóvenes embellecidos por la ira y el ajuste de cuentas, lo convertí en un acto de fe.

Guardo un texto de ese tiempo: “Supongo que es gente complicada y turbia. Dicen que esos seres que escriben poesía están signados con la marca de la tragedia. Con Jorge Pimentel, sin embargo, se archivan esas palabras porque el poeta es un ser común y corriente, limeño de clase media, amante del ceviche y la cerveza helada, padre titulado, con esposa y esperando dos hijos y que desde su adolescencia de peruano de carne y hueso, le ha impregnado a la poesía un aliento distinto, fresco y renovador. Pimentel es fundador de Hora Zero, movimiento literario que desde 1970 no sólo conmocionó a la crítica académica, sino que sentó un hito en la poesía peruana”. No era tan cierto aquello de que el poeta es un ser trémulo y arrebatado. Lo entendía con nitidez  sinfónica cuando hablábamos de música con Isaac Rupay –un joven como yo que  ayudaba también en el negocio de las diarios y revistas en un kiosko de junto a la Plaza San Martín—o de pintura con Alberto Colán y el “zambo” Mateo Morales, jazzista y psicotropicalista.

La rutina de ser poeta a los 18 años era tan difícil como leer a Breton en bretonés. Con el poeta José Cerna y Rubén Urbizagástegui, ya el discurso pasaba a los niveles semiológicos. No obstante, cuando llegaba desde Cañete Enrique Verástegui, nadie dejaba de alzar la última copa de pisco y avanzar al Teatro Municipal. Los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional era una obligación estética como los jueves, junto al maestro José Mario Illescas, había que ser ducho en el materialismo dialéctico antes de la medianoche. Entonces cuando por las tardes me aparecía por las mesas de El Palermo, aquello significaba venir premunido de al menos, una exigente lectura de Mayakovsky  amén de dos teorías irreverentes sobre Marcel Duchamp. A nadie se le perdonaba llegar a ese antro y balbucear un par de huevadas. Mínimo, había que leer un par de poemas inéditos, malos por trasnochados. Además, estaba el asunto del compromiso. O se militaba o no se militaba. Las izquierdas resultaba al fin de cuentas esa navaja que con un filo servía para matar la historia y con el otro para tasajear el orden. No obstante, aquella manera de vivir tan intensamente con la poesía me enseñó a mirar el mundo como un desafío donde los romances dependen de uno y no de los rigores del amor.

Eloy en San Marcos 2

Universidad de San Marcos: Fernando Obregón, Jorge Pimentel, Maynor Freyre y Eloy Jáuregui. Lima 2014.

12.

La casa añosa que Jorge Pimentel había conquistado como el primer campamento de Hora  Zero estaba ubicada en el primer barrio que tuvo Lima: El Cuartel Primero o también llamado Pachacamilla, Jirón Huancavelica, cuadra cuatro.  Ya he contado en otros textos cómo  se llegaba hasta allí con aquella fe musulmana por la pasión más intensa que pueda sentir ser humano alguno: la poesía. Un domingo se realizaba un Censo Nacional y cuando los registradores encontraron  en el segundo piso de esa casa vieja a un buen grupo de poetas para censarlos, a la pregunta: “¿Cuál es su profesión?”. La repuesta fue a coro: “Somos poetas”. A parte del espanto que produjo la respuesta, no existía en el rubro “profesiones” esa: “poeta”. Para las estadísticas nacionales el poeta era sinónimo de huevero borroso.

Desde esa vez, en la casa vieja descubrimos aquel universo. La tribu habitó ese espacio y fue ese acto rotundo aquel que abrió sus fauces y en un par de patadas, encendió la pradera. La poesía, desde hacía buen tiempo, había perdido agallas, sexo y fibra. Afeminada se hallaba laxa, colocada en urna de cristal para adoración de tías y señorones. La poesía, digo, ignoraba cómplice el descalabro y el descoyuntamiento, la desestructuración y descerebramiento del hombre peruano del Perú. Hora Zero inauguro aquel estruendo que ni los Colónidas –hacía casi un siglo antes– lo consiguieron con una nueva gramática donde hasta el juego de papaya tenía lugar para estar en el lampo del verso: «Tengo un pie metido dentro de un seno, con esa dulce sensación del enterrado en vida», decía Pimentel y era cierto.

Una enorme mesa, un paredón de cervezas, dos muchachas como una bandada de golondrinas jóvenes. Hora Zero exige cambiar el mundo, cambiar la sociedad y cambiar la belleza. Pimentel, Ramírez Ruiz, Verástegui citan textual a Levi Strauss. Se habla de la poesía integral. Tulio Mora explica la sintaxis callejera. Ricardo Paredes incide en la función del intelectual revolucionario. Pimentel resiste, ahora dice de la pasión, de humanizar el lenguaje, de que el cebiche se instale en los versos. Broncano, el mozo emblemático del bar Palermo trae más cervezas.

Un viejo solar en el jirón Huancavelica. Y en los altos, Hora Zero ha convocado a más de 70 artistas. Es el primer congreso del movimiento y la gente ha llegado de todo el país. Manuel Morales –aquel mítico y entrañable hermano de “Poemas de entrecasa”, barrigón y timbero– dirige el debate sólo con los ojos. La justa se prolonga por dos días. De ahí salen los manifiestos, el ciclo de recitales, los afiches, la ópera popular, la toma de locales, las giras, los libros antológicos, los discursos en radio, las marchas, los actos rotundos.

La amariconada crítica literaria se horrorizó. Porque sabían de Vallejo pero no lo habían leído. Eran expertos en Oquendo de Amat pero apenas lo hojearon. Hablaban de Eguren como si fuera poeta de colegio. Y Hora Zero les pareció un desatino y se paralizaron con el asombro. Entonces, los académicos dijeron Hora Zero es ilegible, ora sus poemas no son elegantes, ora sus versos no obedecen al Kremlim, por tanto no son puros ni son sociales. Hora Zero, entonces, con sus «Palabras urgentes», con su única verdad inconforme, propulsando un canto general, una poesía hecha por todos, rasgó la historia y donde el sentido termina, ahí clavó su escritura.

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Poetas de Hora Zero, boda de Tulio Mora y Tatiana Berger. Lima 2012.

Coda 1

Hora Zero nació en a finales de los sesentas del S.XX. El primer hombre pisaba la luna. “Cachito” Ramírez le hacía dos goles a Argentina en “La Bombonera” y el fútbol peruano iba por primera vez a un Mundial. El general Velasco imponía la reforma agraria y asesinaba a uno de los dueños del Perú, Luis Banchero Rossi. Era el tiempo del concierto maratónico de Woodstock. La época del rock psicodélico de Jimmy Hendrix y el soul latino de Carlos Santana. Hora Zero apareció con sus “Palabras urgentes” justo cuando el sello Fania en Nueva York grababa los volúmenes 1 y 2 de “Fania All-Stars Live at the Cheetah”, el primer disco emblemático de la salsa dura. En aquel tiempo Sendero Luminoso establecía su primera base en laUniversidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, y Abimael Guzmán, el profesor de filosofía, ordenaba el control de la Universidad Nacional del Centro, La Cantuta, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Hora Zero fue un rotundo y contundente golpe contra la costra reaccionaria de la literatura en el Perú de vieja data. Aquello nos hizo escritores lúcidos y comprometidos con nuestra historia. De esa época somos. Yo lo viví. Y eso es todo lo que tengo que contar, por ahora.

Coda 2

Este texto está escrito con el recuerdo doloroso de nuestros poeta que se marcharon un poco antes: Presentes, Isaac Rupay, Mario Luna, Manuel Morales, Juan Ramírez Ruiz, Julio Polar, José Antonio Ríos, Alfredo Portal, Miguel Burga, Lucía Ocampo, Flor de Maria Ayala, Pietro Luna.

Yulino Davila

Hora Zero. Lima 1998.

Notas:
[1] HORA ZERO / INFRARREALISMO, La última vanguardia. Ediciones Lancom, Lima, 2016.Alberto Escalante, Carlos Ostolaza, Carlos Chino Domínguez, Jorge Verástegui, Ana María Chagra.
[1-a] La tesis desarrolla por JRR en su ‘poética y sus poemas: «El poder de la poesía y el arte como forma y factor de conciencia social, es energía suficientemente capaz de hacer avanzar o hacer retroceder una sociedad en su proceso de evolución ». Poema integral. En “Un par de vueltas por la realidad”. Ediciones del Movimiento Hora Zero. Lima 1971.
[2] Un texto vale por todos los textos de la literatura, no porque los represente, los abstraiga y los equipare, sino porque la literatura no es nunca sino un solo texto. Así, Barthes permiten el estudio de la intertextualidad como elemento sustanciador de la concepción poética de nuestros textos manifiestos en su producción infinita.
[3] Fuera del fundador de Hora Zero, Jorge Pimentel, los otros poetas habían publicado en la revista “Estación Reunida” y la reunión era en el fondo un careo para integrar una sola collera. No hubo consenso. Cada quién siguió su existencia con una algarabía que ni la espina de una cojinova clavada en el pescuezo disimulaba la euforia de ser poeta en esos días.
[4] José Matos Mar, “Desborde popular y crisis del Estado. Veinte años después”. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú. 2004.  Ocurrió que en 1986, ya de periodistas, acompañé a Tulio Mora a entrevistar a Matos Mar que residía en ciudad de  México. Nuestro trabajo se publicó en la revista “Visión Peruana”. Nro. 65. Pepe Matos nos decía que la insuficiencia del aparato de gobierno creaba una merma del poder y un aparato de Estado que iba a girar en el vacío.
[5] Debo advertir que parte de este fragmento será publicado por la revista “4 Gatos” en su segundo número. Cierto, con algunas variantes propias de la publicación de ese testimonio.
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Robert Prevost, el papa de orígenes migrantes

Nombrado este mediodía como León XIV, el nuevo papa es un claro ejemplo de las migraciones en todo el mundo.

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Todas las sangres. Nacido en Chicago, Estados Unidos, y también DNI peruano desde el 2015, Robert Prevost, hoy bautizado como León XIV, se muestra contrario a la política de Donald Trump al pretender cerrar las fronteras de su país a los migrantes, pues él en carne propio es un claro ejemplo de que nadie debe de ser mirado o juzgado por sus raíces.

Su padre fue Louis Marius Prevost, un ciudadano de ascendencia francesa e italiana, mientras que su madre fue Mildred Martínez Prevost, de procedencia española. En 1982, Robert se nombró como sacerdote y tres años después dejo los Estados Unidos para viajar al Perú, país donde ejercería como obispo hasta el 2023. Ese mismo año el papa Francisco lo nombre como cardenal.

Así, su durante su primer discurso convertido en León XIV, le dedicó unas breves palabras en español a su querida Chiclayo al Perú, pues pasó más de dos décadas difundiendo la palabra de Dios en ciudades como Chiclayo, Trujillo, Lima e Iquitos.

“Si se me permite, también un saludo a todos aquellos, y en modo particular a mi querida Diócesis de Chiclayo, en Perú”, mencionó ante la multitud de fieles que se habían congregado en la plaza de San Pedro.

Con su nombramiento la Iglesia Católica ha querido dar un mensaje de apertura y renovación, pues se trata del segundo papa en la historia no europeo, abriendo la posibilidad para que todos los cardenales aptos puedan convertirse en el nuevo representante de Dios.

“El obispo no debe ser un principito sentado en su reino. Está llamado auténticamente a ser humilde, a estar cerca de la gente a la que sirve, a caminar con ellos, a sufrir con ellos”, fueron las palabras de Prevost antes de convertirse en el papa número 267.

Con esto, León XIV continuará el camino de su predecesor al defender a los migrantes y caminar junto a ellos y no permanecer desde una posición privilegiada.

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Ronderos de Pataz exigen inmediata justicia por la muerte de 13 trabajadores de La Poderosa

Comunidades además se muestran en contra de suspensión por 30 días de las actividades mineras.

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Alzaron su voz de protesta. A través de un comunicado, la Central Única Provincial de Rondas Campesinas de Pataz, se ha mostrado en contra de las medidas adoptadas por la presidenta de la República, Dina Boluarte, al querer suspender por 30 días la actividad minera en Pataz.

En su comunicado indican que esa medida no será una solución efectiva contra la criminalidad, “sino una maniobra para desviar la atención de los verdaderos responsables del saqueo de nuestro oro y de la masacre de 13 jóvenes, cuyas muertes siguen impunes”.

Ante ello, le exigen al Gobierno Central las siguientes medidas:

  • Justicia y verdad para los 13 jóvenes
  • De suspenderse la actividad minera, también debería de suspenderse la actividad artesanal, así como la pequeña y mediana minería.
  • No más persecución a los mineros artesanales.
  • Salida inmediata de las Fuerzas Armadas y de la Policía de sus comunidades.

Ese comunicado es firmado por las bases ronderas de Pataz, las comunidades campesionas, las asociaciones de mineros artesanales y el pueblo organizado. Finalmente, indican que convocarán un paro provincial indefinido de no mediarse una solución.

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¡Vaticano eligió a papa con DNI peruano! Cónclave nombró a Robert Prevost como nuevo representante de Cristo en la tierra

Cardenal protodiácono francés Domenique Mamberti anunció para los miles de fieles la famosa frase “habemus papam”.

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Al promediar las 11: 20 de la mañana (horario del Perú) una tenue fumata blanco finalmente emergió de la estufa de la Capilla Sixtina, señal inconfundible de que el Cónclave cardenalicio había elegido al nuevo sucesor de San Pedro. En tercera oportunidad, luego de las tres fumatas negras, la Iglesia Católica tiene a León XIV como el papa número 267, tras el sensible fallecimiento de su predecesor Francisco, el primer papa argentino en toda la historia.

Alrededor de 250 mil asistentes que se congregaron en la Plaza de San Pedro escucharon las primeras palabras del nuevo pontífice.

“La paz sea con todos”, inició su discurso el santo padre ante una multitud que esperaba ansiosa desde varias horas su aparición en el balcón.

Sobre Robert Prevost, el papa León XIV

Nacido en Chicago (Estados Unidos) el 14 de setiembre de 1955, en el año 2015 obtuvo la nacionalidad peruana. Se ordenó como sacerdote en el año 1982 y posteriormente fue destinado a trabajar en la misión de Chulucanas (Piura) del 1985 al 1986. Un año después viajó a los Estados Unidos para ser el director de las misiones de la Provincia agustiniana “Madre del Buen Consejo”. En 1988 regresó al Perú para ser enviado a la misión de Trujillo, laborando cerca de dos décadas en nuestro país.

En el año 2014, el papa Francisco lo nombra obispo y administrador apostólico de Chiclayo.

Fuente: Reniec.

Cuestionamientos

En el año 2023 el sacerdote de Chiclayo, Eleuterio Vásquez Gonzáles, fue denunciado por presunto abuso sexual infantil ante el Ministerio Público y el Obispado de Chiclayo. La denuncia fue en abril del año 2022 cuando estaba como arzobispo Robert Prevost, quien se mantuvo a cargo de esa diócesis desde el año 2015 hasta marzo del 2023. A Prevost se le critica por no tomar acciones contra esa denuncia, indicando que en ese momento que no existían las pruebas suficientes para culpabilizar a Vásquez Gonzáles, archivando su caso.

Los retos del nuevo papa

Tras la elección del mensajero de Dios, este tendrá una dura tarea para recuperar o atraer nuevamente a la fe católica a millones de personas que han visto últimamente escándalos de agresión sexual por parte de algunos de los más altos representantes del Vaticano. Asimismo, tendrá que dar a conocer la postura que tendrá su ministerio, si será conservador o tendrá una visión más abierta con relación a las nuevas generaciones. ¿Continuará con la ideología de inclusión del papa Francisco o se inclinará por reforzar la doctrina católica?

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Docentes contratados de la UNSAAC denuncian violación de derechos laborales y exigen cumplimiento de la Ley 32171

La arqueóloga Mildred Fernández denunció los abusos y las vulneraciones que se viene comentiendo en la gestión del rector Eleazar Crucinta en la UNSAAC.

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En una contundente conferencia de prensa realizada esta mañana en la ciudad de Cusco, la arqueóloga Mildred Fernández, vocera del colectivo de docentes contratados de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), denunció una serie de vulneraciones a los derechos laborales y humanos por parte de la autoridad universitaria, en el marco de la aplicación de la Ley 32171.

La Ley 32171, promulgada el 21 de noviembre de 2024, autoriza de manera excepcional el nombramiento de docentes contratados como profesores auxiliares y asociados, sin exigir requisitos adicionales a los ya establecidos en la norma. Sin embargo, según Fernández, la UNSAAC implementó un proceso de nombramiento a través de un concurso público, contraviniendo lo dispuesto en dicha ley.

El colectivo intentó establecer diálogo con la universidad, pero fue rechazado, por lo que optaron por recurrir al Poder Judicial. La respuesta fue favorable: se emitieron 23 sentencias de amparo y dos medidas cautelares que paralizaron el concurso, además de dos sentencias de acción popular que declararon nulas las resoluciones universitarias que contradecían la ley.

Pese a ello, la autoridad universitaria emitió en febrero de 2025 la Resolución CU-152-2025, que excluye de los procesos de evaluación a los docentes que tengan procesos judiciales en curso contra la institución. Esto, según Fernández, constituye un acto de “persecución, amedrentamiento y discriminación”. Como consecuencia, 27 docentes fueron retirados de sus funciones, pese a que ya se encontraban dictando clases.

Fernández también denunció la participación de un pequeño grupo de docentes contratados que actuaron como opositores en los procesos judiciales, sin éxito, ya que el Poder Judicial falló a favor del colectivo.

Finalmente, anunció que, tras la presión legal, la universidad emitió el Comunicado N° 17-2025, en el que se compromete a convocar al Consejo Universitario para discutir la implementación efectiva de la Ley 32171. Fernández hizo un llamado a la comunidad universitaria y a la ciudadanía a mantenerse vigilantes para evitar una nueva vulneración de derechos.

“El Poder Judicial nos ha dado la razón. Exigimos respeto a nuestros derechos y que se cumpla la ley tal como fue promulgada”, concluyó Fernández, antes de ceder la palabra al asesor legal del colectivo.

El boicot

Durante la conferencia de prensa ofrecida esta mañana por el colectivo de docentes contratados de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), en defensa de la Ley 32171, se produjo un incidente con la irrupción de cuatro docentes nombrados.

Este grupo interrumpió el evento alegando que sus propios derechos también estaban siendo vulnerados y que no existían plazas disponibles para nuevos nombramientos en la universidad. La presencia y el accionar de estos docentes, aparentemente vinculados a la autoridad universitaria, fue interpretada por los organizadores como un intento deliberado de boicotear la conferencia.

Docente nombrada de la UNSAAC que intentó boicotear la conferencia.

El colectivo denunció que esta acción se suma a una serie de actos de amedrentamiento y persecución contra los docentes contratados que defienden la implementación íntegra de la Ley 32171. Según indicaron, dicha norma reconoce el derecho al nombramiento excepcional sin exigencias adicionales, derecho que consideran vulnerado por las autoridades de la UNSAAC.

Aquí el texto completo de lo mencionado por Mildred Fernandez en la conferencia del caso UNSAAC.

«Señores periodistas, muy buenos días, gracias por haber escuchado nuestro llamado, gracias por estar aquí, quiero empezar esta conferencia con voz fuerte y Clara,

Diciéndole a la autoridad universitaria basta de violar los derechos humanos fundamentales, basta de marginar, basta de estigmatizar a nosotros los docentes contratados de la UNSAAC que defendemos la ley 32171.

Dicho esto, señores periodistas pongo en su conocimiento los siguientes hechos:

1.- El jueves 21 de noviembre de 2024 fue promulgada la Ley que autoriza excepcionalmente el nombramiento de los docentes contratados en las universidades públicas para las categorías de profesores auxiliares y profesores asociados, Ley N° 32171.

2.- Dicha ley en su Art. 2 establece los requisitos para que los docentes contratados se acojan a la mencionada ley.

2.1) Los docentes contratados en las universidades públicas que se acojan a la presente ley deben acreditar a la entrada en vigor de la presente ley lo siguiente:

a) Experiencia en docencia universitaria y/o en el ejercicio profesional no menor de 5 años.

b) Vínculo laboral hasta el semestre académico 2023-2.

c) Adjudicación de una plaza por concurso público.

Dicha ley en su Art. 2, numeral 2, dispone para el nombramiento excepcional queda prohibida toda exigencia adicional que no esté establecida en esta ley.

3.- La referida ley en su Art. 3, nombramiento por categorías, establece dos categorías de la siguiente forma:

a) Para el nombramiento en la categoría de profesor asociado, el docente debe tener siete años o más de experiencia en docencia universitaria, consecutiva o alternada y contar con el grado de doctor.

b) Para el nombramiento en la categoría de profesor auxiliar, el docente debe tener un mínimo de cinco años de experiencia en la docencia universitaria y/o en el ejercicio profesional, consecutiva o alternada, y contar con el grado de maestro.

4.- Pese a la claridad de la presente ley, la autoridad universitaria de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), dispuso la realización de un concurso incumpliendo totalmente la disposición de la Ley 32171, so pretexto de una autonomía universitaria.

5.- El colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, buscó el diálogo con la autoridad universitaria, el que fue negado manifestándonos que el poder judicial se encargará de darnos la respuesta.

6.- Al ver vulnerados nuestros derechos constitucionales y, consiguientemente, derechos humanos fundamentales como el derecho al trabajo y a la igualdad, nos hemos visto obligados a entablar una denuncia penal por abuso de autoridad en contra de la autoridad universitaria, asimismo, planteamos medidas cautelares, acciones de amparo y acciones populares.

7.- El Poder Judicial ha dado la razón al colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, es así que el Segundo y Sexto Juzgado Civil – sede central, de la ciudad de Cusco, ha otorgado la admisión de dos medidas cautelares paralizando el ilegal concurso, camuflado en el supuesto cumplimiento de la Ley 32171, convocado por la autoridad universitaria de la UNSAAC, en fecha 18 de diciembre de 2024.

8.- Así también, el Poder Judicial de Cusco ha sentenciado, a favor, de los miembros del colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, siendo 23 las sentencias de acciones de amparo, disponiendo y declarando que el Consejo Universitario de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco al emitir la Resolución N° CU-629-2024-UNSAAC, de fecha 18 de diciembre de 2024,  ha vulnerado los derechos fundamentales al trabajo y a la igualdad, asimismo, declara inaplicable la resolución referida, en aplicación de la Ley 32171.

9.- El poder judicial ha sentenciado dos acciones populares a favor del colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, declarando fundadas las demandas de acción popular interpuestas en contra de la UNSAAC, por ende se declara nula y sin efecto legal la resolución que aprueba los lineamientos y cronograma para la aplicación de la Ley 32171, que autoriza excepcionalmente el nombramiento de los docentes contratados de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, desde la vigencia de dicha disposición, es decir, en efectos retroactivos y generales para todos los involucrados en dicho nombramiento.

10.- En respuesta a todas estas acciones legales, en defensa de la Ley 32171, la autoridad universitaria ha emitido la Resolución N° CU-152-2025-UNSAAC, en la que, en un acto de persecución, de amedrentamiento y violación de derechos humanos la autoridad universitaria, en el literal segundo de dicha resolución dispuso que los docentes que tengan conflictos judiciales con la institución ante el Poder Judicial o el Ministerio Público no serán considerados en dicho proceso de evaluación.

11.- Al amparo de esta resolución discriminatoria y atentatoria a los derechos humanos han sido retirados 27 docentes contratados de la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco, pese que ya se encontraban dictando clases por tres semanas.

12.- Asimismo, informamos a la opinión pública a través de ustedes señores periodistas que un minúsculo grupo de docentes contratados de la UNSAAC, cual felipillos, a favor, de la autoridad universitaria presentaron oposiciones a nuestras demandas judiciales, asimismo se presentaron como litisconsorte en muchos de los procesos, pero el poder judicial nos ha dado la razón, anulando el concurso ilegal que venía haciendo la autoridad universitaria.

13.- El Poder Judicial a través de las sentencias y resoluciones ha dado la razón al colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la Ley 32171, por lo que la autoridad universitaria, recientemente, en fecha 01 de mayo del presente, ha lanzado el Comunicado N° 17-2025, indicando que convocará a Consejo Universitario para ver las medidas de implementación de la Ley 32171.

14.- Por último, pedimos a la comunidad universitaria y a la ciudadanía que estén alertas en el desarrollo del proceso convocado por la autoridad universitaria de la UNSAAC que hasta el momento nos ha discriminado, violando nuestros derechos humanos fundamentales como es el derecho al trabajo y a la igualdad, al haber intentado, so pretexto de la Ley 32171, politizar dicho nombramiento excepcional.

Los miembros del colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la ley 32171.

Señores periodistas agradezco su presencia, agradezco ese fino gesto de ustedes de acompañarnos en nuestra lucha por eso sin miedo digo y que la autoridad universitaria escuche a los miembros del colectivo de docentes contratados de la UNSAAC, en defensa de la ley 32171, ¡siempre estaremos de pie y nunca de rodillas…!

Gracias señores periodistas dicho esto cedo la palabra al doctor Bravo para que también le dé algunos alcances legales respecto a este proceso».

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Nuevo aeropuerto Jorge Chávez recién iniciaría operaciones medio año después

De acuerdo al MTC, el 1 de junio recién entrará en funcionamiento el nuevo aeropuerto.

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¿Será la fecha definitiva o habrá que esperar hasta fin de año? Mucho más que un dolor de cabeza viene resultando el inicio de las operaciones del nuevo aeropuerto Jorge Chávez, trayendo consigo un malestar por parte de los conductores debido al intenso tráfico generado en la avenida Morales Duárez, así como las complicaciones al momento de querer ingresar al aeropuerto.

Al respecto, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) ha anunciado que el próximo 1 de junio finalmente se dará inicio a las operaciones del nuevo aeropuerto.

«El aeropuerto actual va a estar vigente hasta el 30 de mayo a las 23:59. Va a haber un periodo de doce horas, las primeras doce horas del 1 de junio, va a estar cerrado el aeropuerto, tanto el actual, como este. No va a haber operación aeronáutica. Y a partir de la 12 del mediodía del 1 de junio, este aeropuerto toma el total de operaciones de las aerolíneas en nuestro país, tanto nacionales como internacionales».

Es así que el nuevo aeropuerto, a partir del mediodía del 1 de junio, asumirá la totalidad de las operaciones aéreas, tanto nacionales como internacionales, explicó el titular del MTC, Raúl Pérez-Reyes.

Es importante mencionar que esta transición implicará una serie de reprogramaciones de vuelos que las aerolíneas comunicarán a sus pasajeros. Por ello, el MTC y los actores de la industria trabajarán para minimizar el impacto, estableciendo exenciones en horarios y adaptaciones rápidas, especialmente durante la primera semana.

Incluso, se instalarán luces portátiles en ciudades como Piura, Cajamarca y Ayacucho para permitir operaciones nocturnas y facilitar la reprogramación de vuelos cancelados durante el cierre.

El ministro resaltó que esta transición con un cierre temporal es una práctica común en aeropuertos que se trasladan a nuevas ubicaciones.

Ministro de Transportes informa que el 1 de junio operará el nuevo aeropuerto. Foto: Gobierno.

Se alista “marcha blanca” a partir de quincena de mayo

Asimismo, se indicó que se realizará una «marcha blanca» (operación de prueba con vuelos limitados) a partir de la quincena de mayo.

«Aproximadamente, hacia la quincena de mayo, vamos a iniciar una marcha blanca con un número pequeño de vuelos controlados que nos van a permitir ir viendo cómo los servicios se van prestando y haciendo los ajustes», precisó Pérez Reyes.

Pérez Reyes también destacó los significativos beneficios del nuevo aeropuerto en comparación con el actual. Mientras el terminal existente tiene una capacidad para 15 millones de pasajeros al año, el nuevo aeropuerto arrancará con una capacidad de 30 millones y en menos de un año alcanzará los 40 millones. 

El nuevo terminal es descrito por el ministro como «mucho más grande, más espacioso, más cómodo, sin duda moderno, sin ninguna duda».

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Cualquier cosa menos fútbol en el Mundialito de El Porvenir

Evento ‘deportivo’ tuvo que ser suspendido debido a conatos de bronca entre jugadores y espectadores.

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Don Marcelino, victoriano de la ‘vieja guardia’ me comentó indignado y molesto ayer por la noche: “El Mundialito de El Porvenir ya no es como antes, se ha vuelto un negocio nada más”. En efecto, en esta ocasión al septuagenario vecino de La Victoria le doy toda la razón.

A inicios de la década de 1950, tres amigos (Mario y Emilio Chávez y Jorge Falla), todos ellos de La Victoria, se animaron a realizar un torneo de fútbol callejero en las pistas de su querido vecindario, convocando a doce equipos y teniendo como trofeo una lata de café que en su interior guardaba un poco de dinero recaudado (otros indican que el premio fue la pelota de fútbol con la que disputó ese primigenio torneo).

Setenta y cinco años después, ese torneo creado por amigos, inspirados en el fabuloso mundial de Brasil 1950, se ha convertido en un lucrativo negocio para los vecinos que cuentan con viviendas colindantes a la cuadra 6 del jirón Parinacochas, alquilando sus balcones y azoteas hasta por 300 soles dependiendo del partido que se dispute; esa cifra podría incrementarse mientras más se avanza en el torneo.

En un ambiente donde los vendedores ambulantes esperan la aglomeración de los propios y extraños que paulatinamente van llenando tribunas improvisadas, los equipos se enfrascan en un juego donde lo último que pegan es la pelota. Golpes, patadas, empujones, agresiones verbales, invasión de las hinchadas, lanzamiento de botellas, todo eso ocurre ante la mirada de la Policía que poco puede hacer para contener a las masas. Increíblemente desde el 2018 la Municipalidad de La Victoria la considera como “patrimonio cultural deportivo” dicho evento, normalizando los actos violentos que regularmente se registran.

Lo peor de todo es que algunos medios escritos y televisivos continúan calificándolo como “fiesta”, “evento deportivo”, “la esencia del fútbol en su forma más pura”, intentando romantizar justamente las falencias que vienen arrastrando el fútbol peruano desde hace décadas: el poco profesionalismo en todos los ámbitos del denominado ‘Deporte Rey’.

Foto: archivo Renzo Salazar/GEC.

Resulta curioso que semanalmente esos mismos periodistas deportivos critiquen el torneo local, condenando las terribles condiciones que se encuentran las canchas de fútbol, las agresiones a los árbitros, los comentarios racistas, la poca preparación de muchos jugadores que justamente salieron de esos ‘barrios picantes’, pero que traten de manera diferente todo lo que ocurre en el Mundialito de El Porvenir. ¿No es que quieren cambiar la realidad del fútbol peruano o solo lo dicen para quedar bien? Más coherencia.

Y pensar que algunos califican como ‘fútbol macho’ un agarrón hasta que el jugador rival caiga al suelo. Foto: archivo GLR.

Coincidentemente este año la semifinal y final del Mundialito tuvo que suspenderse debido a la invasión de un hincha que agredió a un jugador, lo que ocasionó que las barras invadan, una vez más, la cancha. Fue así que la Comisión de Justicia del Mundialito decidió cancelar el encuentro.

“El campeonato lo hemos suspendido en salvaguarda de la integridad física de los miles de asistentes. No podíamos continuar porque había riesgo, porque los ánimos estaban alterados. Hubo reclamo generalizado, la gente invadió el campo, y en previsión de que pueda haber un conato o una bronca”, aseguró el presidente de la Asociación del Mundialito de El Porvenir, Alfredo Franco Quispe, en conversación con América Televisión.

Y pensar que años atrás pasaron figuras del balompié peruano como Hugo Sotil o Teófilo Cubillas en esas pistas. Ahora, los encuentros consisten en agarrones, empujones, tacles, agresiones, patadas y puñetes. Más parece el lugar ideal para que bandos contrarios tengan una excusa para agredirse mutuamente. Eso, definitivamente no es fútbol.

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¿Trabajadores o esclavos? A propósito del Día del Trabajador

Qué tanto hemos avanzado a nivel de condiciones laborales en el Perú.

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El 22 de junio del año 2017 dos jóvenes fallecieron en la galería Nicolini, en el Cercado de Lima, imposibilitados de poder escapar de un contenedor donde eran encerrados para que cumplan sí o sí su larga y extenuante jornada laboral.

En diciembre del año pasado, Vilma Marveli Zeña Santamaría, dueña del local donde fallecieron los dos jóvenes, había presentado ante el Tribunal Constitucional (TC) un recurso de agravio constitucional exigiendo una verdadera motivación en  la resolución expedida por la Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos con Reos en Cárcel de la Corte Superior de Justicia de Lima, la misma que la condenaba a 15 años de pena privativa de la libertad por ser la autora de los delitos de trata de personas y esclavitud agravada. Finalmente, el TC declaró fundado el recurso (Sentencia 1759/2024), ordenando a la mencionada sala que emita un pronunciamiento debidamente motivado.

Este caso da pie a revisar las condiciones laborales que muchos nacionales y extranjeros se encuentran sometidos en la actualidad. Bastaría darse una vuelta en los denominados “emporios” comerciales del Mercado Central o Gamarra, donde muchas veces las personas tienen que laborar más de 12 horas continuas en diminutos almacenes, fuera del contacto de la luz solar, recibiendo por ello un poco más del sueldo mínimo.

Algo que destacar en lo dicho por el TC en el citado caso es la distinción entre “explotación laboral” y “laborar en pésimas condiciones laborales”. De acuerdo al alto tribunal, cuando se refiere a explotación laboral “no existe el consentimiento del explotado debido a que su autonomía de la voluntad se encuentra coaccionada mediante amenazas de violencia física o psicológica, o a través de cualquier otra forma analógica de intimidación”; en tanto, laborar en pésimas condiciones (el caso de jovi Herrera Alania y Jorge Luis Huamán Villalobos, de 20 y 19 años, respectivamente, los jóvenes fallecidos) el subordinado sí brinda su consentimiento a trabajar en dichas condiciones.

Aunque en la realidad muchas empresas ofrecen pésimas condiciones laborales, observándose muchas veces actitudes casi gamonalísticas de los empleadores hacia sus trabajadores, de acuerdo al TC, es finalmente el trabajador quien termina aceptando “voluntariamente” someterse a ese tipo de trato.

El tema de fondo sigue siendo una deuda pendiente desde hace muchos años: ¿quién podrá cambiar esas malas prácticas laborales? Desde el TC se ha formulado una delgada línea de diferenciación entre explotación y condiciones laborales, lo que en la vida laboral muchas veces termina por confundirse en grises a favor del empleador.

En la rama del derecho existe el Decreto Legislativo n.° 728, lo que significa un compendio normativo de los derechos de los trabajadores en sus distintas modalidades de contratación, las obligaciones de la empresa, la promoción laboral, etc., sin embargo, eso más se aplica cuando estamos hablando de un trabajador formal, aquel que ha celebrado un contrato de trabajo.

Está de más mencionar que cerca del 70 % de trabajadores se encuentra en el mercado informal, muchos de ellos trabajando de manera independiente o ambulatoria, apartados de la regulación tributaria y laboral. Es ahí donde el Estado y los gobiernos distritales deben de centrar su atención cuando de fiscalización se refiere. En teoría, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (SUNAFIL) es la encargada de la inspección y fiscalización laboral, pero muchas veces su misión se queda reducida a un pequeño sector y esto se debe a almacenes similares al de Nicolini operan de manera clandestina.

Dos jóvenes perdieron la vida dentro de la galería Nicolini. Foto: El Peruano.

A modo de conclusión

Seguramente este jueves 1 de mayo cientos de miles de personas continuarán trabajando en “pésimas condiciones” pues no tienen otra alternativa (y porque su jefe le ordena a no faltar) ya que empieza un nuevo mes y tienen que pagar el alquiler de la habitación, la luz, el agua, el colegio de los niños, al banco, etc., y es más que probable que otros jóvenes terminen muriendo absurdamente en almacenes pre fabricados, en algún rincón de una oscura galería, porque “voluntariamente” así lo desean.

Nadie, en su sano juicio, quiere trabajar ante el rigor inhumano de un empleador abusivo, lamentablemente muchos ciudadanos terminan cayendo en el oscuro mercado informal laboral.

Las leyes están hechas para un mundo donde todos trabajan formalmente, sin embargo, en la práctica ocurre una serie de abusos cometidos por sujetos que solo piensan en lucrar.

Hace falta mayor vigilancia dentro del área de fiscalización de las municipalidades, como por parte de Indeci y la propia Sunafil, para que de alguna manera se reduzca la tasa de informalidad.

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Utilidades para unos pocos, riesgos para millones: el Congreso amenaza fondo de pensiones públicas

Una norma que avanza en el Parlamento podría disparar tarifas eléctricas y debilitar la reserva que sustenta las jubilaciones de miles de peruanos.

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El Congreso de la República se encuentra a punto de aprobar, en segunda votación, una controvertida modificación al Decreto Legislativo 892 que elevaría progresivamente el reparto de utilidades en las empresas del sector eléctrico, del 5% actual al 10% hacia el año 2030.

Aunque presentada como un avance en derechos laborales, la iniciativa esconde un alto costo económico y social. El incremento beneficiaría a un pequeño grupo de trabajadores, mientras arriesga el equilibrio financiero del sistema público de pensiones y podría traducirse en un aumento de tarifas eléctricas para millones de hogares peruanos.

Golpe al Fondo de Reserva para jubilados

El dictamen no es inocuo. En el caso de empresas públicas como Electroperú, las utilidades no solo representan ganancias empresariales: son una fuente clave de financiamiento para el Fondo Consolidado de Reserva (FCR), creado para garantizar el pago de pensiones a través de la Oficina de Normalización Previsional (ONP).

Como lo ha explicado el abogado previsional Raúl Canelo, cada punto porcentual adicional en el reparto de utilidades significa menos recursos para ese fondo. El artículo 77 de la Ley de Equilibrio Financiero del Presupuesto del Sector Público establece que los excedentes de las empresas estatales deben contribuir al FCR. Sin embargo, esta obligación parece haber sido ignorada por los promotores de la norma.

Advertencias ignoradas

Pese a la magnitud del impacto, la propuesta avanza sin una evaluación técnica seria. El Ministerio de Trabajo ya ha calificado la medida como “inviable”. Pero el dictamen ha seguido su curso sin pronunciamientos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ni del Ministerio de Energía y Minas (MINEM), organismos que deberían haber intervenido dada la implicancia fiscal y energética del cambio normativo.

Pocos ganan, muchos pagan

El proyecto beneficiaría a cerca de 7,000 trabajadores del sector eléctrico, muchos de los cuales ya reciben utilidades equivalentes a 18 sueldos anuales, el máximo permitido por ley. Pero el costo sería socializado: más de 30 millones de usuarios podrían enfrentar alzas de hasta 4% en sus tarifas eléctricas, según cálculos de gremios como la CONFIEP, la SNI y AmCham.

Y no solo los usuarios pagarían la factura. Los más de 500,000 pensionistas del sistema nacional también se verían perjudicados. Menores ingresos para el FCR significan menos respaldo para el pago de pensiones futuras, en un contexto en el que el sistema previsional público ya enfrenta serias limitaciones.

Una ley sin sustento

La iniciativa legislativa —impulsada por los congresistas Ilich López, Diego Bazán y Elvis Vergara— ha sido defendida como un acto de justicia para el trabajador eléctrico. Sin embargo, la ausencia de respaldo técnico, las advertencias no atendidas y el perjuicio potencial a sectores vulnerables plantean una seria contradicción entre el discurso y la realidad.

Aumentar las utilidades al 10% no es solo una decisión administrativa: es una política regresiva que privilegia a una minoría y pone en riesgo el acceso a energía asequible y el sustento de miles de jubilados. Legislar de espaldas al análisis técnico y al interés público no es justicia laboral. Es irresponsabilidad política.

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