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HORA ZERO, LA ÚLTIMA VANGUARDIA
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9 años agoon
1.
El disco de vinilo solo decía “Santana” (Columbia 1969) y mostraba en blanco y negro una imagen de un león y la silueta de una muchacha. El último tema del Lado B tenía una canción: “Soul Sacrifice”. Al poeta Jorge Pimentel le gusta el sonido latino de Carlos Santana luego de lo de Woodstock. Allá en su casa de Jesús María, todos lo oíamos como en un ofertorio místico. Pimentel junto a Juan Ramírez Ruiz, Enrique Verástegui y José Carlos Rodríguez habían fundado en aquellos días Hora Zero y su poética tenía de proclama estética, de soporte musical y de sentencia contra los desusados lastres de la literatura peruana. Entonces oír a Santana era parte de esa intensificación insurgente.
Otro, como Enrique Verástegui, era fanático del cantante andrógino Adamo y se inspiraba con Allegro barbaro, una sinfonía con solo de piano de Bela Bartok y que él lo hacía necesario en ayinas. Para el maestro y poeta Manuel Morales, que llegaba desde la Amazonía, podía faltarle buenas maneras pero jamás, en la rockola, una guaracha de la Sonora Matancera. Juan Ramírez Ruiz atesoraba sus vinilos de John Coltrane y Miles Davis. Yulino Dávila no escondía su casete de Los Belkins y su himno manual: “Tema para jóvenes enamorados”. Elias Durand, desde su palomar de la Av. Arequipa era un convencido que solo el jazz y más jazz eran lo propio para cambiar el mundo. Bueno, lo mío era la salsa, la dura, la de Ray Barretto desde la madrugada, más fuerte que un latigazo de ron.
Tulio Mora era más democrático Llevaba la herencia por el tango. Su madre adoraba a Carlitos Gardel y cuando el poeta apenas tenía doce años, compró un cancionero y se ponían a cantar a dúo todos los tangos de “El zorzal criollo”. También lo complementaba con boleros de Los Panchos, algunos huayno que le gustaban a su padre pese a ser criollo y uno que otra valse de la Guardia vieja. Jorge Pimentel ha declarado que eran fan de Los Ángeles Negros y su tema “Y volveré” en la voz del andrógino Germaín de la Fuente y que gracias a ese himno de amor falaz, se inspiró para componer su celebrado poema “Balada para un caballo”. En realidad, en Hora Zero se escuchaba de todo. Desde Atahualpa Yupanqui o Los Chalchaleros hasta Los Beatles, la parte dark los Rolling Stones, Bob Dylan, Credence Clearwater Revival, Peter Gabriel y Yes.
Hoy, han corrido los días y Hora Zero acaba de publicar una nueva antología Hora Zero Infrarrealismo, La última vanguardia (Ediciones Lancom, Lima, 2016) [1], con introducción y selección de Tulio Mora. El libro muestra los trabajos de 36 poetas del Perú, México y Chile, los epicentros donde se han gestado poéticas rebeldes de los jóvenes que siempre fuimos. Decía Tulio Mora que como toda vanguardia que se respeta, HZ propuso una poética: el “Poema Integral”. Formalmente en ella cabía de todo como en un cajón de sastre: la prosa, el verso, el ensayo, el lenguaje de la mass-media. Pero “integral” tenía un antecedente en la discusión programática del Perú de los años 20. Se hablaba entonces de un “Perú integral”, conjunción salomónica del todo que debía reconocerse proporcionalmente en sus partes contrariadas.
Mora escribe: “¿Y qué ha dejado esta tribu o banda rockera de inacabable alegato a la poesía canónica de Hispanoamérica? Sobre todo la lúcida voluntad de derribar los fáciles reconocimientos bastionados en plataformas valladas de aduanas y policías literarios -de los centros académicos, de las editoriales, de revistas especializadas y los medios de prensa-, sobre todo la intransigencia, no del francotirador, sino del tirador franco que desde los extramuros ha ido ganando el consenso de la revolución de la palabra amparado en la complicidad con los lectores, aun cuando este espacio sea todavía insignificante, pero acaso precisamente por eso decidido a masificar lo que se ha atrincherado en la abstracción universitaria. Sobre todo la utopía de ocupar, con la fractura de la factura poética, un destino colectivo de sobra y de sombra, en un mundo al que nos arroja un sistema ya deslegitimado por voraz, saqueador y excluyente”.
2.
Siempre nos inflamó a palabra. Desde aquel tiempo nos jodía la palabra. Palabra derretida, palabra licuada, palabra ahumada, palabra disecada, palabra marchita, palabra cadavérica, palabra escabechada, palabra amariconada, palabra amancebada, palabra anémica, palabra ahuecada. La palabra, en 1975, estaba ahí, dramática y equidistante entre la imagen y la escritura. Decidí entonces perpetuar el instante. Detener el devenir del sema oscilante. Fijar el grama del soplo cual relámpago, digo: aquel registro, como razón pétrea de la eternidad.
Una eternidad solo legible en su movimiento. Ergo: Un jean colgado en una azotea mantenía el calor embutido de las piernas de una bella muchacha. Así, el proceso literario me enfrentaba // Dicotomía 1: la realidad versus “lo real”. / Dicotomía 2: El signo autónomo contra la tautología del caudal rutinario y sígnico del hecho literario / /.
Aquel abordaje en el lampo creativo del soplo único, con todas sus singularidades, fue en gran medida responsable de esa práctica inédita. El poema acaso como enema, hubiese dicho Dylan Thomas. La invención provocaba la conmoción estructural del texto. El método que apliqué me obligaba: a] Dar cuenta del hecho literario [Su lenguaje, la estructura, la ejecución escribal] b] Activar un mecanismo en la plataforma precisa de la realidad / “lo real” en que [por la que] se escribe y, c] Desarrollar un “tempo” en el que se revela [se versa] la operación que da cuenta de los momentos y las razones por las que aquél texto resulta ser la manifestación sígnica de éste.
El sistema aplicado por Juan Ramírez Ruiz en el poema integral [1-a] nos obligaba al ejercicio de alternancias multidimensionales y a la ejecución del verso multiplanos. Así, derive en que mi arte poética recogiese polifonías secuestradas por el canon y la tradición operática de viejo cuño. Los distintos signos con preeminencia en las condiciones históricas, políticas, económicas, sociales, culturales, operando en una mundialización –aún sin la digitalización y/o ciber-electricifidad de hogaño—que nos llevaba indefectiblemente al abismo Vallejo [Sólo con él, el adverbio se licua].
Inclasificable vanguardista a su manera. Cuenta pendiente. Vallejo obra abierta. Pero que había construido un tinglado entre el nativismo /futurista y ultraísta, más con el primer Alejandro Peralta que con Gamaliel Churata y los “Orkopata”, y absolutamente todas las disgregaciones expresiva. Añádase a Oquendo de Amat, y “los otros”. Insisto. Al ser Vallejo montaña u océano, acaso la escritura Vallejo es la diáspora más rotunda de toda la literatura hecha en el Perú [‘lo peruano’ no existe, menos en la escritura, ya lo patenticé ciento de veces], amén de aquella prosa sui géneris de Martín Adán y ese dialogo profano-vallejiano con el mismo Dios. Entonces debo admitir, que el gimnasio poético de Hora Zero, nos había fabricado una estratagema disolvente del asunto Vallejo. Leerlo en silencio y sin estridencia. Al menos eso entendía en aquellos años de educación más semental que sentimental.
3.
Es verdad, desde que me incorporé al Movimiento Hora Zero, tres años antes, en 1972, junto a los poetas José Cerna, Rubén Urbizagástegui, Julinho Dávila, Elías Durand y Ricardo Oré, dedicamos gran parte de nuestras competencias de trabajo a la hora Vallejo. Pero las escuelas estructuralistas ya se habían instalado en el debate. La lingüística a partir de los estudios, más de Barthes que de Jakobson [2] , las relecturas de Alberto Hidalgo y César Moro, y la tradición Latinoamérica que venía de Vicente Huidobro de “Altazor”: [“La poesía se propaga por todas partes, iluminando sus consumaciones con estremecimientos de placer o de agonía”] y en Pablo de Rocka de “Los gemidos”: [“…Yo me saqué del cuerpo me saqué las palabras de estos poemas, como quien se sacase piojos o montañas, enfermedades, gestos…”] nos amotinaba contra el coro escondido del ojo oficial.
Sin duda, fuimos un segundo torrente en Hora Zero que tradujo aquella sintaxis del asfalto que, por ejemplo, ante el siguiente rol de imágenes, tenía que poetizar en contingencias caóticas por no decir a/escribales: “múltiples voces al voltear la esquina. Follaje de estruendos en silencios. Caligrafías atiborradas de ciudad brumosa. Talud de miradas cerradas y ágrafas. Putas conversadoras con sus huesos silenciosos. Ron expandiéndose por las rendijas del catastro. Huelga de rubores y asalto a comisarías”.
Bien, nos decíamos, allá en el bar Palermo: hagamos un poema. Tiempo: 45 minutos. Cada quien producía un poema tan diferente como diferentes éramos -una genética erótica más que lírica citadina—y en mi caso, debo admitirlo, la poesía de Alejandro Romualdo, que me aleccionaba de manera natural por la cercanía que tuve por ser el poeta amigo de mi padre, que me remitía al caudal imperceptible de: “La poesía en el Perú después de Vallejo sólo ha sido un hábil remedo, trasplante de otras literaturas. Sin embargo es necesario decir que en muchos casos los viejos poetas acompañaron la danza de los monigotes ocasionales, escribiendo literatura de toda laya para el consumo de una espantosa clientela de cretinos.” [Palabras urgentes. Hora Zero. Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz. Lima 1970].
No fue fácil, lo confieso en mi caso, romper aquel eslabón que me ahorcaba a una poesía que había interiorizado desde mis años de escolar [Chocano habitaba mas en mi sopa que en mi ropa con su poema “Blasón”. “… La sangre es española e incaico es el latido; / y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido / un blanco aventurero o un indio emperador”. ¡Fuera mierda!, digo ahora.] y de la influencia de los amigos de mi padre, quien en su pequeña librería del Centro de Lima, reunía a poetas viejos, desde don Alejandro Peralta hasta el mismo Romualdo.
Una tarde del verano de 1972, en el chifa Wony del jirón Belén, Jorge Pimentel nos reunió con Tulio Mora, Óscar Málaga, José Ruiz Rosas y su hermano Patrick Rosas. Hablaban a los gritos de fusiones y disfunciones [3]. De aquella tarde borrascosa rescato el orificio producto del estilete de Mora cuando habló del “Projective verse” de Charles Olson ya propuesto en 1950: Olson proponía que el aliento escribal como respiración, es decir el ‘breath’, es la única medida del verso. –¡La cagada!, me dije– La lectura de un verso es sólo atribuible al lapso entre los procesos de inhalación y exhalación. ¿Quién carajo en esos páramo sabía de Olson o de Jack Kerouac y la Generación Beat de Allen Ginsberg, William Burroughs, Gregory Corso, Gary Snyder y Lawrence Ferlinghetti? Pocos, casi nadie. Por eso repito, militar activamente en Hora Zero fue para mí una segunda creación. Otra vida y principio. Vivir de la palabra, para la palabra y morir por la palabra.
4.
Cuando descubrí que la interpretación del “Tibiri Tábara” por la voz prerrogativa de Daniel Santos tenía más de acto mágico que de rumba prostibularia, engarcé a ese aullido, la gamuza vanguardista de los “Cinco metros de poemas” de Carlos Oquendo de Amat [“Campo”. “El paisaje salía de tu voz / y las nubes dormían en la yema de tus dedos / De tus ojos, cintas de alegría colgaron la mañana /Tus vestidos encendieron las hojas de los árboles/ En el tren lejano iba sentada la nostalgia/ Y el campo volteaba la cara a la ciudad”]. Súmese a esas herramientas las paradojas de un cine de raudal caótico por su sistema alternativo de nuestra rutina por el cine-club, de escasísimas películas europeas, de algunas cintas del brasileño Glauber Rocha o del mexicano Gabriel Retes, entonces yo estaba violentamente detenido en el tráfago de una cultura en trance. Así, en mi poema de 1977, “Arquitectura del amor [Pampas de San Juan y Atocongo, 1955]”, describo este fragmento:
a/ Ahí desollados moran los restos insaciables
ahí guijarros, crustáceos y arena de huesos
Las piedras blancas sangran en inmejorable lugar
La luna encadenada a una estrella de palabras
Erige el eco del barro más tierno a la izquierda.
[…]
¡Señor profano, aplaca el odio de la esteras!
El animal absoluto conocido en los manuales
Como el tigre, desenvuélvese cauto en las sístoles
Observando con paciencia propia el arenal paisaje
El precoz ataúd piando cual víbora de conciencia
Y el último amanecer con su colmillo a epitafio.
En él no estoy más que aplicando la trenza musical de una textualización lírica. El huso del ramalazo de las vanguardias sobre el soporte de un nido del modernismo de Darío. Erotismo/historia/metalenguaje. El procedimiento me remite a un recuerdo de la migración que se produjo en Lima de manera desbordante a partir de 1950 [4]. Mi familia había participado posteriormente en la invasión de terrenos en lo que hoy es la Ciudad de Dios, al sur de Lima. Llegados desde el Departamento de Arequipa, se ubicaron en las pampas desérticas donde la cementera Atocongo había diseñado una carretera como una cinta serpenteante en medio de los arenales. La policía los había desalojado una madrugada pero ellos insistieron. Un saldo de un centenar de muertos, obligó al gobierno de Manuel Prado a construir una ciudadela y a titular los terrenos. Esa fue el origen de los que ahora se conoce como los distritos San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo.
No obstante, en esas mismas pampas casi un siglo antes, el 13 de enero de 1981, el remanente del diezmado ejército de la Legión peruana había resistido la incursión de la infantería chilena de la línea Lynch en los limeños, en su mayoría civiles, habían pagado con sus vidas el tratar de evitar la toma de Lima. Fue un enfrentamiento desigual y después de 48 horas, aquellos mismos arenales estaban regados con los cadáveres de los heroicos peruanos mal dirigidos por Nicolás de Piérola y el general Iglesias, según la descripción de González Prada, en lo que sería el principio del fin de la guerra con Chile. Así que el área tenía una significación especial. Existía en el sitio una bruma histórica ensangrentada que me permitió disentir dos épocas y contrastar dos escrituras que a decir de Octavio Paz en “Los hijos del limo”, la vanguardia es la gran ruptura y con ella misma, se cierra la tradición de la ruptura que intenté deconstruir con el magma de ese poema.
5.
A partir de una entrevista que realizó en el invierno del 2007 el poeta chileno Juan Harrington a varios de nosotros, yo explicaba que una de los grandes aportes que demostró Hora Zero era la pericia de nuestra exposición poética de verso libre tanto como de una prosa conspicua. Todo ello gracia al apego del género epistolar. Recuerdo el viaje de Jorge Pimentel a Europa. El viaje en barco, su matrimonio en España con Pilar Prieto y a partir de ahí, un riguroso ejercicio de escribirnos cartas por quíteme estas pajas.
Aquella fue parte también de la gimnasia escribal. Demostrar nuestra militancia por el ‘poema integral’ tanto por la salud de nuestras existencias amicales nos hizo pertenecer a una hermandad que como jamás había ocurrido en la historia de grupo o comunidad en la literatura hecha en el Perú. Ser de Hora Zero era pertenecernos unos a otros como escritores holistas. Así, cada quien fue más creativo en la arquitectura de sus cartas que a la postre resultaban una suerte de ensayo o estudio sobre algún aspecto de la literatura o de la política.
De pronto, un júbilo explosivo me embargaba cuando debajo de mi puerta el cartero deslizaba un sobre. De pronto, también, he sido un coleccionista de cartas y documentos fortalecidos. Así, confieso, me hice ducho en la escritura de una carta que debía tener la misma carga emocional que un poema. No puedo pasar por alto la correspondencia del mismo Jorge Pimentel con el escritor chileno Roberto Bolaño, cartas que hoy se han hecho públicas con la reedición de “Ave Soul”, libro capital para entender la multiplicidad de discursos que impuso el fundador de Hora Zero desde el origen.
Tampoco puedo soslayar la torrentosa comunicación epistolar que tuve con Tulio Mora cuando éste viajo a Europa y luego a Buenos Aires para después radicarse por un buen tiempo en la Ciudad de México donde consolidó los nexos y las plataformas poéticas sistémicas entre la poesía de Hora Zero y las del colectivo mexicano Infrarrealista. Igual sucedió con la formación de Hora Zero Internacional. No recuerdo haber recurrido al teléfono o como ahora uno puede hablar con el culo del mundo a través de Internet. No, esa gran internacional poética le debe tanto y más a las cartas. Gracias a estas llegamos a acuerdos, a tomar decisiones, a apostar por la plasticidad militante de una poesía que tire abajo el andamiaje [¿el gusto?] pequeño burgués que había dominado la poesía latinoamericana hasta ese tiempo.
Hay otro aspecto poco conocido en nuestra organización. El ser horazeriano involucraba a nuestras esposas, padres y madres y hasta a nuestros hijos. Este detalle no puede estar ajeno a este testimonio. La labor de muchas de nuestras hermanas. Cada vez que había un recital o cualquier marcha de protesta, ellas mismas elaboraban las banderolas y eran el soporte de infraestructura que necesitábamos. Al menos eso ocurrió con mi familia y la familia de Enrique Verástegui y del propio Pimentel.
6.
Al colectivo de cine en el Perú, “Liberación sin rodeos”, aquella experiencia inédita de fuste al repensar y creer en un cine multidisciplinario, de arte, documentalista, militante con las vanguardias latinoamericanas y sobre manera, nacional –baste ver las cintas sobre cimarrones, niños desamparados o el registro sobre el poeta Javier Heraud–, que liderara Carlos Ferrand junto a Raúl Gallegos, Pedro Neyra, Marcela Robles, Neneé Herrera, Francis Lay y Margarita Benavides, le cupo arrendar una casona en la quinta cuadra de la calle Torres Paz, en Santa Beatriz. Barrio de una clase media aferrada a la historia desde inicios de siglo cuando el presidente Leguía decidió modernizar la capital con el anclaje huachafo de un pasado sin lustre. Así, las pequeñas mansiones y las estancias tenían sus tres pisos, sus techos altísimos, sus patios de azulejo garabateados y sus puertas biseladas que albergaban las fragancias de otros años con mayor esplendor.
Los jóvenes cineastas habían involucrado a todo el vecindario el hecho de hacer cine y no había tarde en que la exhibición de películas de toda calaña convirtiese aquella casa en una suerte de cine de barrio. A mediados de los 70’ la casa ya era conocida solo como “Torres Paz” a secas. No había intelectual peruano que de regreso al país que no desfilara por los espacios de la casa a contar sus experiencias de extramares o tramontanas. Se bebía pero se aprendía. No dudo que para los más jóvenes fue una experiencia y un manual práctico de educación en los azahares de la vida. Yo estudiaba en la Escuela de periodismo a unas cuadras más allá y después de clases no dejaba de visitar a los amigos que habían apostado hasta sus calzoncillos por hacer cine en el Perú.
Los trabajos antropológicos complementarios del poeta Tulio Mora con los del cineasta Carlos Ferrand permitió que la casa de Torres Paz se convirtiese en una suerte de laboratorio. Una lectura era obligatoria: “Tristes Trópicos” de Claude Lévi-Strauss, antes que su “Antropología estructural”. De ahí, ese culto en la casa por la abstracción y la conversa bien documentada. Desde 1976 ya casi era punto obligado para el debate artístico o político. Luego, la mansión era una gran estación para viajar a Europa, como lo hizo la mayoría, o para irse al carajo. Tulio Mora había traído a Jorge Pimentel y el poeta de “Ave Soul” a Enrique Verástegui. Yulinho Dávila y Elías Durand aterrizaron por inercia lingüística. Mario Luna y Ricardo Paredes, aparecieron después alegando que se las habían extraviado unos adverbios. Miguel Burga llegó solo con su Dodge azul tipo carroza para camuflarse en las noches más sórdida de Lima después de Tatán. A Carmen Ollé la arrastró una borrasca de adrenalina. Róger Santibáñez, Ángel Garrido, Dalmacia Ruiz Rosas, la argentina Ana María Chagra, Elisa Che, Abel Herrera, aparecieron por cuestiones del amor y otros cuyo nombre no quiero recordar, vinieron, se fueron y perdieron.
7.
Para Hora Zero, que a inicios de 1976, tomamos las riendas de la casa, el espacio colectivo –vivíamos cada quien con su dama—sirvió para consolidar los postulados de esta segunda etapa del movimiento. No era un núcleo tribal anárquico pero sí una suerte de cuartel de licencias poéticas donde existíamos para la creación, la lectura, el buen cine y la música ad hoc. Que la había, desde el jazz hasta la salsa pasando por las danzas selváticas de “Juaneco y su Combo” y el “Cuarteto Juventud”:
Que pasado el tiempo se convirtió en un campamento creativo de diversos géneros, es probable. Desde que llegué por primera vez, se me aleccionó a respetar el cuarto de socorros. Quedaba detrás del baño principal y frente a las habitaciones de Rocío. Era una habitación que podía ser tranquilamente un quirófano con todos los aparejos para operar a un cojo o un dispensario con sopas en sobre de astronautas para los tiempos de vacas flacas o también una suerte de arsenal o armaría con banderas blancas para salir por las noches en tiempo de Toque de Queda o banderas rojas para las marchas de protestas y a favor del Paro nacional. Histórica es nuestro enfrentamiento con la primera escuela armada de los intelectuales maoístas quienes una madrugada recibieron de su propia medicina y terminamos en una lucha cuerpo a cuerpo en la calle aquella vez que se suspendió la gresca porque al lanzar una patada voladora, especialidad marcial de Formosa del poeta Pimentel, terminó con su zapato en el techo de la casa vecina y ahí acabó el pleito para luego continuar con las c. “chinas” en un cachascán a pellejo limpio en las camas de nuestra residencia.
No había noche o madrugada o tiempo sin tiempo donde no se aparecieran el cronopio Alfredo Portal –siempre portando un ron Cartavio blanco transfugado de su WV blanco humo–, reclamando que le pongan en la vieja radiola un disco de Vinicius de Moraes o de Ellis Regina. El recordado abogado y en esos días, recién llegado de París, José Antonio “Pocho” Ríos Delgado, apenas exigía compañía bien conversada. Mirko Lauer llegaba a tomar desayuno con su tabla hawaiana. Gregorio Martínez portaba unas botellas de vino cuando silente subía las escalaras para enfrentar en décimas de pie forzado a “Pachato”, un zambo pescador recogido por Raúl Gallegos y la Neneé en la resaca de alguna mona en los mares del sur. Eduardo Coronado disertaba de Zavatinni, De Sica o Rossellini y su influencia en el neo barroco barranquino. Hugo Castillo, Lolo Reyes y El Pony, mientras, cantaba y encantaban serpientes en la habitación más hermética de la casa, dejaban el eco de los himnos de “Cuestarriba” casi boca abajo entre los pasajes de la mansión. El poeta Oscar Málaga tenía su habitación peculiar. Las visitas de Juanito Barea y Walter Curonizzi le otorgaban rango de sede diplomática y los primero trazos andróginos del pintor Cuco Morales dibujaban el símbolo libertad con un toque a rouge miraflorino. Alberto “Cholín” Escalante, pretendiente de cualquier cosa con tetas que se moviera, y su hermano Víctor Escalante, traían los últimos giros del design en el diseño socialista que practicaban en su sello Arte Reda que luego bautizaríamos como “arte enreda”. Finalmente, desde Celendín y pasando por Saint Germain de Pres, Alfredo Pita hablaba del materialismo dialéctico mientras enamoraba a Rocío, la trabajadora de la casa que sabía tanto de poesía clásica como del arte del despeje con agua herviente en el arte de la guerra.
8.
Los troskos de la universidad Católica, Carlos Delgado, Nicolás Lúcar, Norita de Izcue. Otro espacio fue tomado por un clan de antropólogas norteamericanas. Las gringas llegaban para estudiar las fracturas que emanaban del concepto prototípico del ‘buen salvaje’ ajustado a las diversas etnias de la selva peruana y acabaron atrapadas en la jungla de lianas poéticas de nuestras piernas. Enamoradas de la poesía urbana de Hora Zero regresaban a su país también enamoradas de nosotros y sus vidas, según contaban en cartas anegadas de sumo vaginal o lágrimas de abajo, que es lo mismo, ya nunca fueron las mismas. Nuestra locura multidisciplinaria las arrechaba. Una vez enfermé de un virus extraño que producía la mezcla del ron barato con avena “3 ositos”. Anne, una de ellas, me cuidó con el mismo esmero que lucían aquellas enfermeras que velaban los desvaríos de Hemingway en la primera Gran Guerra.
Por las noches me preparaba mi dieta de pollo y luego del tilo tibio y amoroso en jarro, se metía en jarras a mi cama a contarme como eran los crepúsculos en Carolina del Sur. Cierto que me curé en menos de una semana y continúe besé sus cabellos rubios todas las noches hasta que regresó a su país, ya no atacado por ese virus pestífero sino por las bacterias del deseo que nos prodigamos leyendo a los gritos los poemas de E.E. Cummings que yo le susurraba en su pequeño oído eran de Martín Adán.
A tiro de piedra de Torres Paz se hallaba “Los lifes”. Un restaurante bar norteño a la vera de la Vía Expresa y a tiro de piedra de nuestra casa en Torres Paz. Tony Laredo, “Mayu” Mujica, Paquito Segura, Miguelito Barraza, José Escajadillo, David Odría y otros tantos galifardos. El sitio estaba sitiado por “los sudados”. Una camarilla de viejos chiclayanos pichicateros que terminaron recitando nuestros poemas. A tiro de balazo, también, eran esas noches del gobierno de Morales Bermúdez cuando con “Toque de Queda” salíamos en busca de provisiones. Cervezas, rones o aguardientes. Las aventuras terminaron con varios de nosotros en las celdas de la comisaria de junto a Radio Nacional. Los vecinos sospechaban de nuestra vocación y tenían razón. Para ser felices había que ser bochincheros, ardorosos y pendejos. Por eso hemos vivido hasta hoy.
9.
Nos esperaban desde el mediodía. Allá, en una de las barriadas de Villa María del Triunfo el estrado estaba tatuado de banderolas y rústicos afiches chillones como para una fiesta chicha: “El pueblo unido jamás será vencido”. “Izquierda Unida. Hasta la muerte”. “Abajo la dictadura. Gobierno Popular”. Las marchas y cánticos se alzaban hasta los cerros desde enormes cajas de parlantes. Era un domingo de invierno izquierdoso y el mitin prometía. No era la primera vez. Una institución de DD.HH, nos había escogidos como teloneros de cuanto dirigente de aquel marxismo leninismo de baja estofa de ese vibrante julio de 1978 se lanzaba a decirle vela verde a la desmoralizada gavilla de militares que nos gobernaban.
Ese domingo, los diez poetas del movimiento Hora Zero enrumbamos a los valles trasmontanos del sur de Lima. Existía en aquel tiempo una emoción de revanchas. Una década de la dictadura militar había empachado el paisaje político y los paros y las huelgas obligaron al gobierno del general Morales Bermúdez a convocar a elecciones para una asamblea constituyente para el siguiente año. Esa vez, partimos desde nuestra casa en la Calle Torres Paz de Santa Beatriz. Un caserón en lo que fue alguna vez un barrio pequeño burgués de esa Lima de Leguía que mantenía un rubor a covacha y castillo para nuestra pureza. Nuestro almuerzo fue una fuente de cebiche y cervezas heladas. Una chata de de ron por cabeza antes del viaje, unos ‘guiros’ para bajar la grasa y cada quien con su fajo de poemas bajo el brazo. Era nuestro recital comprometido. Íbamos radiantes cada quien con su mujer. Cada quien con su universo a cuestas [5].
Si se lee la primera parte del libro “Hora Zero: Los broches mayores del sonido”, rotundo y primer estudio escrito por el poeta Tulio Mora, se encontrará con una antología y rencuentro con los genes de Hora Zero –el movimiento poético más importante de Latinoamérica del S.XX–, como uno de los textos imprescindibles para entender ese instante eterno que nos alumbró a los poetas que surgimos desde 1970 en el Perú y en varias megalópolis de la región. Lima. Ciudad de México, París, son los enclaves donde se gestó ese espíritu donde se conjugó nuestra juventud, la historia y la textualidad de años convulsos y rebeliones acojonantes que nos tejió en un lienzo tangible que le entregó a los fastos de la literatura un nuevo aliento y que denostado o aplaudido, nos hizo crecer como testigos artísticos de nuestro época, agobiante, crispada, pero singularmente maravillosa.
Cierto. Hace casi cuarenta años que nos conocemos. Los de Hora Zero somos un colectivo como un Chevrolet Corvette Roadster de 1958. Espacioso, noble, duradero. Cierto, somos calmados hoy, y maduros con un encanto a faites licenciados. Pero cada quien es un tentáculo de un pulpo brioso y siempre iluminado. Afilados y sesudos ahora más. Nunca fuimos un partido político o un grupo de adolescentes tras una sola canción en guitarra desafinada por irreverente. Al contrario, nos unió las sagradas escrituras de nuestras artes poéticas. La textualidad abierta como arquitectura de los estruendos mayores de la literatura latinoamericana. Ese alimento a poesía en estado salvaje que nos hizo despedazar desde 1970 el canon de lo poetisable y, crear un nuevo soporte creativo para usar frases, gramáticas, alfabetos y cuanto soporte expresivo habitaba en el imaginario del hacendoso y crudo vivir, para convertirlo en un Poema Integral (sí, con mayúsculas, según el postulado de Juan Ramírez Ruiz y/o Jorge Pimentel) y hacer explotar el mundo a punta de “anfo poético”.
En Hora Zero, que tomo precauciones en la militancia crítica de ser el ojo vigilante de un universo abierto para que el poema sea un arte hecho por todos, el ser no limeño fue un hallazgo. De ahí que nuestros recitales en Huancayo, por ejemplo, permitió que en esa ciudad de los andes del Perú, el hacer poesía era un acto de una rebeldía bellísima para los jóvenes postergados por la máquina burocrática literaria. Nuestra predica del poema integral e interminable como el hombre –debimos utilizar con propiedad “El arco y la lira” [1967] de Octavio Paz—era como los seres más que inacabados. Por ello –decíamos—escribimos poemas–: “El uso de imágenes en las que se realiza y se acaba sin acabarse del todo nunca: Él mismo es un poema: es el ser siempre en perpetua posibilidad de ser completamente y cumpliéndose así en su no-acabamiento” [pp. 268-269].
10.
Fue a principios de los setenta cuando mi padre regentaba su pequeña librería de en el Parque Universitario. Exactamente miraba el frontis de la vieja casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En las tardes del verano, el sol caía directamente sobre los libros recién editados otorgándoles un brillo especial a títulos y autores. Mi padre era un hombre de un rictus tieso pero que en el fondo era amable y querendón. Los que lo conocían, jóvenes y viejos escritores a quien él fomentaba su pasión por los libros, le confesaban más que sueños sus penurias estando yo presente si apenas llegaba a los 10 años. Mi padre, sin proponérselo, me contagió el apego por la creación libresca. Él mismo decía que a los libros había que quererlos como a las mujeres había que amarlas. Yo casi apenas entendía esa diferencia. Un día sí y el otro tal vez, mi padre me dejaba a cargo de la librería y se iba con poetas y narradores a conversar sobre utopías y entuertos en los bares de por medio, el Palermo, el Chino-Chino, la Comisaría o La Llegada. Luego, embellecido por la alquimia de las cervezas, regresaba por la noche recitando a Mallarme o Pavese y, a paso de milongas silentes, regresábamos a casa en el tranvía Lima-Chorrillos y yo tomado de su mano.
Así conocí a José María Arguedas y Julio Ramón Ribeyro, a Alejandro Peralta y Alejandro Romualdo. Mi padre los domingos organizaba unos almuerzos descomunales y hasta Surquillo, allá donde vivíamos, llegaban los escritores a apagar la sed existencial y saborear los sancochados que mi madre preparaba con punta de pecho, coliflores multicolores y salsas de huacatay escuchando solemnemente los boleros de Bienvenido Granda y los valses de Los Embajadores Criollos. Se tomaba piscos y vinos y se hablaba del destino de la humanidad, de los goles de Toto Terry y por qué el maestro Rodolfo Pastor siempre ganaba de atropellada y por fuera en el hipódromo de San Felipe. Y unos eran fanáticos de Manolete y otros de Luis Miguel Dominguín. Pero luego de contradichos y mentadas de madre todos convenían que la Revolución Cubana era un pacto poético que justificaba leer El Capital aunque no se entendiese un carajo y que Fidel era Vallejo por cuestiones hormonales. Eran los días que gracias a la descomunal venta de la primera edición de Cien años de soledad en la librería, mi padre le pudo obsequiar una licuadora de 6 velocidades a mi madre. García Márquez, cierto, había cambiado el nervio alimenticio de la tripa familiar y yo pude estudiar inglés en el ICPNA.
En aquel tiempo, esos años que el cronopio Alfredo Portal decía que las ideologías pasaban por los chimpunes de Tito Drago así como el Dr. Pocho Ríos explicaba que era más bien gracias al duende de Huaranga Daga que existía el materialismo dialéctico, me vi solo ante el flagelo de Dios. Católico confeso y acólito confuso y mientras miraba el cerdo y la nada, conocí a los jóvenes del movimiento Hora Zero. Cierto, ya había estado solo como esa vez frente a mis primeros poemas que olvidé por aseo y una mañana llegó a la librería Jorge Pimentel, simpático, elegante y rotundo. Con él venía Juan Ramírez Ruiz, risueño debajo de sus bigotes a lo Javier Solís y Enrique Verástegui como un Jimmy Hendrix buscando su guitarra. Yo tenía 16 años y muchos pecados aun no públicos, cuando ellos me contaron que existía otra forma de vivir. Los entendí desde el principio.
Hora Zero había publicado a mimeógrafo su primera revista con parte del manifiesto Palabras Urgentes y una selección de extraños poemas con una tapa horrorosa fruto de una amanecida vencida casi perdida para el diseño. Aquello era lo de menos. En sus voces yo encontré el estruendo huracanado de una verdad. Que ser jóvenes no era pretexto para ser ilusos y que el universo quedaba ahí, en la yema de los dedos. Que la poesía era una fuerza descomunal para fundar nuevos mundos y que solo en el trance de juntar palabras, estaba derrotado el designo de Dios. Desde esa vez ya no puede ser otra cosa más que poeta. Y así está escrito en un poema que terminé antes que él termine conmigo: “Ojo de calígrafo” publicado en Haraui del gran Paco Carrillo. Cuando se marcharon aquellos muchachos encabalgados en poesía a beberse unas cervezas juré seguirlos y así lo hice. En El Palermo les pedí estar con ellos y ellos me pidieron que nos lo dejase nunca. De eso escribo hoy aun más ilusionado que esa noche que regresé a casa ya converso y hablando un lenguaje extraño.
11.
Aún en el colegio de secundaria, conocí a Ángel Garrido. Era un muchacho delgado que de frente siempre parecía como una sombra de costado. Miraba raro y no hablaba lisuras. Hijo de maestros de escuela en las minas de Cerro de Pasco, a sus 15 años ya había publicado su primer libro de poesía: “Visión del pájaro dialéctico”. Cursábamos el cuarto de media y una noche lo llevé a presentarles a los poetas de Hora Zero. Garrido tenía un dilema. La poesía cambiaba al hombre o el hambre lo cambiaba a uno. Así lo pronunció con su dejo que ya dejó. Y no dijo más y fue aceptado por categórico. Debo admitirlo. No era fácil ser de Hora Zero. Cada encuentro era un desafío al límite para los actos contundentes. Había que arriesgarlo todo. Cada frase que se pronunciaba era un ramalazo en lEllos estaban por cambiarlo todo y nosotros, los más jóvenes por ser como ellos. A mis 16 años ya escribía poesía por desesperación pero frente a esos jóvenes embellecidos por la ira y el ajuste de cuentas, lo convertí en un acto de fe.
Guardo un texto de ese tiempo: “Supongo que es gente complicada y turbia. Dicen que esos seres que escriben poesía están signados con la marca de la tragedia. Con Jorge Pimentel, sin embargo, se archivan esas palabras porque el poeta es un ser común y corriente, limeño de clase media, amante del ceviche y la cerveza helada, padre titulado, con esposa y esperando dos hijos y que desde su adolescencia de peruano de carne y hueso, le ha impregnado a la poesía un aliento distinto, fresco y renovador. Pimentel es fundador de Hora Zero, movimiento literario que desde 1970 no sólo conmocionó a la crítica académica, sino que sentó un hito en la poesía peruana”. No era tan cierto aquello de que el poeta es un ser trémulo y arrebatado. Lo entendía con nitidez sinfónica cuando hablábamos de música con Isaac Rupay –un joven como yo que ayudaba también en el negocio de las diarios y revistas en un kiosko de junto a la Plaza San Martín—o de pintura con Alberto Colán y el “zambo” Mateo Morales, jazzista y psicotropicalista.
La rutina de ser poeta a los 18 años era tan difícil como leer a Breton en bretonés. Con el poeta José Cerna y Rubén Urbizagástegui, ya el discurso pasaba a los niveles semiológicos. No obstante, cuando llegaba desde Cañete Enrique Verástegui, nadie dejaba de alzar la última copa de pisco y avanzar al Teatro Municipal. Los conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional era una obligación estética como los jueves, junto al maestro José Mario Illescas, había que ser ducho en el materialismo dialéctico antes de la medianoche. Entonces cuando por las tardes me aparecía por las mesas de El Palermo, aquello significaba venir premunido de al menos, una exigente lectura de Mayakovsky amén de dos teorías irreverentes sobre Marcel Duchamp. A nadie se le perdonaba llegar a ese antro y balbucear un par de huevadas. Mínimo, había que leer un par de poemas inéditos, malos por trasnochados. Además, estaba el asunto del compromiso. O se militaba o no se militaba. Las izquierdas resultaba al fin de cuentas esa navaja que con un filo servía para matar la historia y con el otro para tasajear el orden. No obstante, aquella manera de vivir tan intensamente con la poesía me enseñó a mirar el mundo como un desafío donde los romances dependen de uno y no de los rigores del amor.
12.
La casa añosa que Jorge Pimentel había conquistado como el primer campamento de Hora Zero estaba ubicada en el primer barrio que tuvo Lima: El Cuartel Primero o también llamado Pachacamilla, Jirón Huancavelica, cuadra cuatro. Ya he contado en otros textos cómo se llegaba hasta allí con aquella fe musulmana por la pasión más intensa que pueda sentir ser humano alguno: la poesía. Un domingo se realizaba un Censo Nacional y cuando los registradores encontraron en el segundo piso de esa casa vieja a un buen grupo de poetas para censarlos, a la pregunta: “¿Cuál es su profesión?”. La repuesta fue a coro: “Somos poetas”. A parte del espanto que produjo la respuesta, no existía en el rubro “profesiones” esa: “poeta”. Para las estadísticas nacionales el poeta era sinónimo de huevero borroso.
Desde esa vez, en la casa vieja descubrimos aquel universo. La tribu habitó ese espacio y fue ese acto rotundo aquel que abrió sus fauces y en un par de patadas, encendió la pradera. La poesía, desde hacía buen tiempo, había perdido agallas, sexo y fibra. Afeminada se hallaba laxa, colocada en urna de cristal para adoración de tías y señorones. La poesía, digo, ignoraba cómplice el descalabro y el descoyuntamiento, la desestructuración y descerebramiento del hombre peruano del Perú. Hora Zero inauguro aquel estruendo que ni los Colónidas –hacía casi un siglo antes– lo consiguieron con una nueva gramática donde hasta el juego de papaya tenía lugar para estar en el lampo del verso: «Tengo un pie metido dentro de un seno, con esa dulce sensación del enterrado en vida», decía Pimentel y era cierto.
Una enorme mesa, un paredón de cervezas, dos muchachas como una bandada de golondrinas jóvenes. Hora Zero exige cambiar el mundo, cambiar la sociedad y cambiar la belleza. Pimentel, Ramírez Ruiz, Verástegui citan textual a Levi Strauss. Se habla de la poesía integral. Tulio Mora explica la sintaxis callejera. Ricardo Paredes incide en la función del intelectual revolucionario. Pimentel resiste, ahora dice de la pasión, de humanizar el lenguaje, de que el cebiche se instale en los versos. Broncano, el mozo emblemático del bar Palermo trae más cervezas.
Un viejo solar en el jirón Huancavelica. Y en los altos, Hora Zero ha convocado a más de 70 artistas. Es el primer congreso del movimiento y la gente ha llegado de todo el país. Manuel Morales –aquel mítico y entrañable hermano de “Poemas de entrecasa”, barrigón y timbero– dirige el debate sólo con los ojos. La justa se prolonga por dos días. De ahí salen los manifiestos, el ciclo de recitales, los afiches, la ópera popular, la toma de locales, las giras, los libros antológicos, los discursos en radio, las marchas, los actos rotundos.
La amariconada crítica literaria se horrorizó. Porque sabían de Vallejo pero no lo habían leído. Eran expertos en Oquendo de Amat pero apenas lo hojearon. Hablaban de Eguren como si fuera poeta de colegio. Y Hora Zero les pareció un desatino y se paralizaron con el asombro. Entonces, los académicos dijeron Hora Zero es ilegible, ora sus poemas no son elegantes, ora sus versos no obedecen al Kremlim, por tanto no son puros ni son sociales. Hora Zero, entonces, con sus «Palabras urgentes», con su única verdad inconforme, propulsando un canto general, una poesía hecha por todos, rasgó la historia y donde el sentido termina, ahí clavó su escritura.
Coda 1
Hora Zero nació en a finales de los sesentas del S.XX. El primer hombre pisaba la luna. “Cachito” Ramírez le hacía dos goles a Argentina en “La Bombonera” y el fútbol peruano iba por primera vez a un Mundial. El general Velasco imponía la reforma agraria y asesinaba a uno de los dueños del Perú, Luis Banchero Rossi. Era el tiempo del concierto maratónico de Woodstock. La época del rock psicodélico de Jimmy Hendrix y el soul latino de Carlos Santana. Hora Zero apareció con sus “Palabras urgentes” justo cuando el sello Fania en Nueva York grababa los volúmenes 1 y 2 de “Fania All-Stars Live at the Cheetah”, el primer disco emblemático de la salsa dura. En aquel tiempo Sendero Luminoso establecía su primera base en laUniversidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, y Abimael Guzmán, el profesor de filosofía, ordenaba el control de la Universidad Nacional del Centro, La Cantuta, la Universidad Nacional de Ingeniería y la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Hora Zero fue un rotundo y contundente golpe contra la costra reaccionaria de la literatura en el Perú de vieja data. Aquello nos hizo escritores lúcidos y comprometidos con nuestra historia. De esa época somos. Yo lo viví. Y eso es todo lo que tengo que contar, por ahora.
Coda 2
Este texto está escrito con el recuerdo doloroso de nuestros poeta que se marcharon un poco antes: Presentes, Isaac Rupay, Mario Luna, Manuel Morales, Juan Ramírez Ruiz, Julio Polar, José Antonio Ríos, Alfredo Portal, Miguel Burga, Lucía Ocampo, Flor de Maria Ayala, Pietro Luna.
Notas:
[1] HORA ZERO / INFRARREALISMO, La última vanguardia. Ediciones Lancom, Lima, 2016.Alberto Escalante, Carlos Ostolaza, Carlos Chino Domínguez, Jorge Verástegui, Ana María Chagra.
[1-a] La tesis desarrolla por JRR en su ‘poética y sus poemas: «El poder de la poesía y el arte como forma y factor de conciencia social, es energía suficientemente capaz de hacer avanzar o hacer retroceder una sociedad en su proceso de evolución ». Poema integral. En “Un par de vueltas por la realidad”. Ediciones del Movimiento Hora Zero. Lima 1971.
[2] Un texto vale por todos los textos de la literatura, no porque los represente, los abstraiga y los equipare, sino porque la literatura no es nunca sino un solo texto. Así, Barthes permiten el estudio de la intertextualidad como elemento sustanciador de la concepción poética de nuestros textos manifiestos en su producción infinita.
[3] Fuera del fundador de Hora Zero, Jorge Pimentel, los otros poetas habían publicado en la revista “Estación Reunida” y la reunión era en el fondo un careo para integrar una sola collera. No hubo consenso. Cada quién siguió su existencia con una algarabía que ni la espina de una cojinova clavada en el pescuezo disimulaba la euforia de ser poeta en esos días.
[4] José Matos Mar, “Desborde popular y crisis del Estado. Veinte años después”. Lima, Fondo Editorial del Congreso del Perú. 2004. Ocurrió que en 1986, ya de periodistas, acompañé a Tulio Mora a entrevistar a Matos Mar que residía en ciudad de México. Nuestro trabajo se publicó en la revista “Visión Peruana”. Nro. 65. Pepe Matos nos decía que la insuficiencia del aparato de gobierno creaba una merma del poder y un aparato de Estado que iba a girar en el vacío.
[5] Debo advertir que parte de este fragmento será publicado por la revista “4 Gatos” en su segundo número. Cierto, con algunas variantes propias de la publicación de ese testimonio.
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Actualidad
MTC anuncia postergación de la inauguración del nuevo aeropuerto Jorge Chávez [VIDEO]
Comunicado de dicho ministerio indica los motivos de la demora.
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2 días agoon
16/01/2025Vuelo retrasado. El Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) informó que la nueva fecha para la inauguración del nuevo aeropuerto Jorge Chávez está prevista para el próximo 30 de marzo, mencionando además los motivos de esta reprogramación.
“De acuerdo con el contrato se había previsto que el 29 de enero se diera esta inauguración; no obstante, ha habido retrasos que podrían considerarse una atención especial para revisar esta fecha. Reitero, el aeropuerto solo será inaugurado cuando tengamos absoluta certeza de que todas las prácticas, seguridad del aeropuerto y operaciones estén al 100 % certificadas», explicó el primer ministro Gustavo Adrianzén durante una conferencia de prensa.
Al respecto, el premier reconoció que el nuevo terminal aéreo presenta demoras en los trabajos, por lo que el MTC, en coordinación con Lima Airport Partners (LAP), publicó este comunicado a través de las redes sociales.
Asimismo, se dio a conocer que se llegó a este acuerdo luego de sostener una reunión con los representantes de la comunidad aeronáutica: LAP, la Asociación de Empresas de Transporte Aéreo Internacional (AETAI), la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), el Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran) y la Autoridad de Transporte Urbano (ATU), entre otros actores.
“Iniciar operaciones en un aeropuerto es un proceso complejo. Por ello, la estrategia de apertura será cuidadosamente coordinada entre LAP, la DGAC del MTC y la comunidad aeroportuaria. La próxima semana, en coordinación con el concesionario y todos los actores involucrados, se decidirá si el inicio de operaciones del nuevo aeropuerto se realizará en fases o de manera integral.”, destacó Raúl Pérez Reyes, titular del MTC.
Por su parte, el gerente general de LAP, Juan José Salmón, sostuvo que «este cambio nos permitirá avanzar con el proceso de puesta en operación y marcha blanca, con la finalidad de que todos estemos listos para el inicio de las operaciones en el nuevo aeropuerto. El trabajo articulado será clave en estas últimas semanas y el compromiso conjunto del sector que garantizará una mejor experiencia para todos los usuarios del aeropuerto».
Actualidad
La ideología ‘Woke’ ya se encuentra en nuestro país, ¿de qué se trata?
A propósito de la obra teatral “María Maricón”, muchos se preguntan qué es lo moralmente correcto en nuestra sociedad.
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2 días agoon
15/01/2025Si no piensas como yo eres retrógrado, cucufato, ‘facho’, fascista, anticuado, conservador, discriminador, y cualquier otro calificativo que aluda al ciudadano del siglo veinte y anteriores. Al contrario de ello, lo transgresor, cuestionador, libre de prejuicios, ‘Open Mind’, sin credos, ataduras, o pensamientos políticos de derecha, te abren las puertas inmediatamente al espacio de las nuevas generaciones, esas mismas que salen a “luchar” desde las redes sociales cambiando su foto de perfil con un icono o bandera de una nación vulnerada.
En su sentido más literal ‘Woke’ significa en inglés despertar y su aparición se dio en la comunidad negra de los Estados Unidos de la década de los sesenta del siglo pasado. Para ellos estar woke era estar alerta a las injusticias sociales, sobre todo el racismo en ese país.
Décadas después el término cobró nuevamente importancia con el movimiento Black Lives Matter, quienes condenaban la fuerte represión hacia los afrodescendientes, pero no solo reprochando el racismo, sino dotando al término un significado más amplio, el cual abarcaba temas sociales y políticos.
En estos últimos años esa definición fue recibiendo a feministas, minorías étnicas, personas pro aborto o comunidades LGBT que se sienten en un segundo o tercer plano en la sociedad, reclamando un espacio para ellos.
Para muchos ser ‘Woke’ puede ser motivo de orgullo, pues se autocalifican como los paladines de la justicia y la verdad, sin embargo, recaen en el mismo error de tantas ideologías en el pasado, la cual es imponer “su verdad” sobre los demás. Las personas woke se creen moralmente superiores y terminan colocando su ideología progresista en todas partes, sea la televisión, las escuelas, las universidades, el cine, la literatura, o cualquier otra manifestación cultural.
De estar en desacuerdo con ellos inmediatamente uno es catalogado como misógino, transfóbico, homofóbico, racista, o incluso ‘gordofóbicos’. Muchas empresas o gobiernos terminan cediendo a eso que consideran como “renovación”, dándose el fenómeno denominado como “inclusión forzada”, la cual se puede ver, por ejemplo, en las industrias del cine o la televisión, o incluso en instituciones del Estado. Como consecuencia de ello, se observa a personas que no encajan en ese ambiente, a veces reduciendo su productividad o la calidad de un despacho u oficina.
El movimiento woke también se caracteriza por ser extremadamente sensible a las opiniones que no se ajustan con su pensamiento, criticando a los demás por no mostrar empatía o afinidad, creando un espacio entre ellos y el resto del mundo, ese del que están dispuestos a convertirlos a su imagen y semejanza.
“María Maricón”: si no piensas como yo eres anticuado
Recientemente se ha hecho conocida una obra teatral titulada “María Maricón”, en donde el director busca a través de un afiche “deconstruir” la imagen de la Virgen María, figura santa para el catolicismo y millones de creyentes alrededor del mundo. Para el autor, buscaba a través de sus experiencias personales dotarle de un simbolismo atípico y transgresor a la figura de la Madre de Dios, hecho que provocó la incomodidad de millones de peruanos, así como de la propia Iglesia Católica peruana y de las más altas autoridades del país.
El argumento principal de los defensores de la obra de teatro era la libertad de expresión y que el arte funciona cuestionando a la sociedad, indicando que no se trataba de una falta de respeto a la imagen de la Virgen María, sino que era solamente una visión distinta, adoptada por el autor, de ella como un hombre que se identifica como mujer.
A todos los que no comulgan con su propuesta son tachados de cucufatos, conservadores o anticuados, pero ¿qué tiene de malo con ello? Así como muchos de ellos exigen respeto, también deberían de considerar que muchos ciudadanos prefieren y se sienten plenos en su fe. Empatía desde todos los lados, ¿no?
Queda claro que la evolución significa movimiento y que ninguna persona o pensamiento es el mismo de hace diez, veinte o cien años, pero ese proceso debería de darse de manera fluida y natural, y no forzada e impuesta por grupos minoritarios, sino aquellos estarían pasando de ser oprimidos a opresores, continuando así una eterna rueda sobre quién tiene o no la razón.
En este mundo de diversidades lo más sensato es dejar que todos se sientan libres de desarrollarse como personas, pero sin ofender las creencias de los demás, por más que no nos gusten o veamos como desfasados.
Actualidad
Estatua de Francisco Pizarro volverá al Centro de Lima con motivo de su 490 aniversario [VIDEO]
En tanto, piedra Basal, representación de Taulichusco, se colocará al costado de Palacio de Gobierno.
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3 días agoon
15/01/2025De aquí por allá. Era el año 2003 y el alcalde de Lima era Luis Castañeda Lossio, quien decidió retirar la estatua ubicada en la intersección del jirón de la Unión con el jirón Conde de Superunda, al costado de Palacio de Gobierno, para que posteriormente sea colocado un año después en el Parque de la Muralla.
La estatua, donada por la viuda del escultor estadounidense Charles Cary Rumsey, fue en un principio colocada en la Plaza Mayor, pero fue retirada debido a las quejas de la Arquidiócesis de Lima en 1952.
Ahora, conmemorando los 490 años de la fundación de Lima, dicha escultura elaborada en bronce será colocada en el pasaje Santa Rosa, cerca de la Municipalidad de Lima.
Como ya se indicó la estatua de Francisco Pizarro por varios años se encontraba situada en el Parque de la Muralla, pero el paso continuo de los trenes terminó afectando la escultura, provocando fisuras. Es así que Pro Lima vio conveniente moverla de sitio.
Según el Plan Maestro del Centro Histórico de Lima. «La escultura de Pizarro no estaba ubicada correctamente, parecía que se intentaba ocultarla. Lo que buscamos es devolverle el lugar que le corresponde, en el corazón de la ciudad», afirmó Luis Martín Bogdanovich, gerente de Pro Lima, para la Revista Cosas.
Por su parte, el monumento wanka a Taulichusco, último gobernante inca del Valle de Lima, regresará a su ubicación original, al lado del Palacio de Gobierno, luego de haber sido recolocada en 1996.
La representación wanka retorna a su ubicación que ocupó en 1985, cuando fuera inaugurada por el entonces alcalde limeño Alfonso Barrantes. La reubicación de este monumento no solo tiene un valor histórico, sino que también resalta el mestizaje y la fusión cultural que han dado forma al Perú. «Es un abrazo simbólico entre dos culturas, un reconocimiento a nuestra identidad mestiza, sin renunciar a ninguna de nuestras raíces», agregó el arquitecto Bogdanovich.
Este traslado simbólico no solo se trata de reubicar dos monumentos, sino de reafirmar el reconocimiento de la historia y el mestizaje que definen a la nación peruana. «Lo que aspiramos como nación es reconocernos en nuestra diversidad cultural, en la fusión de nuestras raíces», concluyó el gerente de ProLima.
El dato:
La develación de ambos monumentos será durante las celebraciones por los 490 años de fundación de Lima.
Actualidad
Pescadores de Ventanilla aseguran que Repsol no viene cumpliendo con indemnizarlos tras derrame de petróleo ocurrido el 2022
A tres años de desastre natural, pescadores artesanales denuncian que no vienen recibiendo ninguna reparación económica por parte de la trasnacional.
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3 días agoon
15/01/2025A principios del año 2022 se produjo un desastre natural en las playas de ventanilla que se extendió por gran parte del litoral del norte chico. Tres años atrás, un 15 de enero, aproximadamente 12 mil barriles de petróleo se derramaron ocasionando incontables pérdidas en la fauna marítima, así como el cese forzoso de las jornadas de los pescadores artesanales, quienes dependen económicamente de la pesca y el comercio.
Pescadores artesanales vienen denunciando que pese a que pasó tres años de ese desastre aún Repsol, empresa responsable, no viene cumpliendo con todos los compromisos pactados.
Según denunció Luis Díaz, representante de este sector, miles de afectados aún no han recibido una indemnización debido a irregularidades en el empadronamiento realizado tras el desastre ambiental.
Luis Díaz señaló que, pese a los esfuerzos iniciales, solo 10,500 personas fueron identificadas como afectadas y recibieron algún tipo de reparación económica. Sin embargo, destacó que el trabajo realizado por las autoridades fue insuficiente, dejando fuera a más de 28,000 personas que protestaron para ser incluidas en el registro.
“Desde que ocurrió este derrame, el Gobierno intentó empadronar, pero hubo un mal trabajo. Esto permitió que muchos afectados quedaran fuera de las listas y no recibieran ninguna indemnización. Además, las municipalidades encargadas de esta tarea incurrieron en prácticas corruptas, priorizando a personas cercanas a sus círculos en lugar de atender a los verdaderos damnificados”, afirmó Díaz en declaraciones a RPP Noticias.
Además de las fallas en el proceso de registro y compensación, Díaz expresó su preocupación por la ausencia de medidas para rehabilitar el ecosistema marino dañado. Según denunció, la empresa responsable aún no ha presentado ni implementado un plan de rehabilitación ambiental, mientras el Gobierno no ejerce la presión necesaria para garantizar esta acción.
“El mar sigue contaminado, no hay un plan de rehabilitación y el daño sigue presente. Ha habido malas negociaciones y contratos, lo que afecta tanto a las personas como al medio ambiente”, señaló.
Actualidad
Ministerio de Cultura anuncia que tomará “medidas correctivas” contra aquellos que otorgaron el permiso para la obra “María Maricón”
Obra teatral viene causando polémica debido al uso “transgresor” de imágenes consideradas como sagradas para la fe católica.
Published
3 días agoon
15/01/2025Vade retro. Nuestra Constitución de la República de 1993 indica en su artículo 50 que el Perú es un Estado laico, pero en la práctica casi el 70% de sus habitantes responde al catolicismo cuando se le consulta si profesa algún credo. El grueso de esa población corresponde a personas mayores de 40 años a más, sin embargo, existen muchos jóvenes que sienten gran admiración por la obra en vida de Jesucristo, así como de todos los santos.
La obra “María Maricón”, prevista a estrenarse el 30 de enero, terminó siendo cancelada luego que se difundiera un afiche representando a la Virgen María como un hombre homosexual, cosa que no fue bien tomada por el sector más conservador de la Iglesia Católica en nuestro país, así como de la Universidad Católica, casa de estudios de los alumnos de Artes Escénicas que iban a representar esa puesta teatral.
En similar descontento también alzaron su grito al cielo autoridades como el burgomaestre limeño Rafael López Aliaga, quien no dudó en calificarla como una ofensa directa hacia la imagen de la Virgen Santísima.
PUCP suspende el Festival Saliendo de la Caja por criticas a la obra "María Maricón". @festivaldelima pic.twitter.com/g2e376XcZX
— Revista Lima Gris (@Limagris) January 15, 2025
Asimismo, el Ministerio de Cultura (Mincul), ente encargado de otorgar el permiso como evento cultural no deportivo, también salió a pronunciarse, condenando a aquellos funcionarios que no revisaron bien los permisos otorgados, anunciando que se tomarán “medidas correctivas” por lo que consideran un atentado contra la imagen de la Madre de Jesús.
En su pronunciamiento, Mincul indicó que rechaza el contenido de la Resolución Directoral N° 001324-2024, la cual fue expedida por la Dirección General de Industrias Culturales y Artes de su jurisdicción. Esto se debe a que la puesta en escena recibió la calificación de «espectáculo público cultural no deportivo«, mismo que fue autorizado por la referida sede.
La cartera encabeza por el ministro Fabricio Valencia reveló que dicha resolución ha sido suscrita por la directora general de Industrias Culturales y Artes, sin conocimiento del Despacho Viceministerial de Patrimonio Cultural ni del Despacho Ministerial. Por ello, garantizó que evaluarán las decisiones a tomar frente a lo que podría considerarse una falta a sus normativas internas.
Por último, invocan al respeto por los símbolos religiosos que son considerados «patrimonios de nuestro país». Además, se refirió al título que recibió la obra y la imagen el afiche, advirtiendo que catalogar a la Virgen con la figura de un varón estaría atentando contra los elementos de la fe católica.
Actualidad
Comunidad Católica critica obra “María Maricón” donde se utiliza de manera incorrecta la imagen de la Virgen María [VIDEO]
Con el argumento de “resignificar” a las santas católicas, estudiantes de la PUCP atentan relevancia religiosa de la Madre de Jesús.
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4 días agoon
14/01/2025¡Grito al cielo! Que una universidad que se pone delante de su puerta de ingreso “Católica” permita que alumnos de la Facultad de Artes Escénicas tomen tan a la ligera el sagrado nombre de la Virgen María es de por sí una incongruencia tan grande como su campus.
Y sí, la obra teatral “María Maricón” a estrenarse este jueves 30 de enero en el “24 Festival Saliendo de la Caja” de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) viene ocasionando que miles de creyentes católicas salgan a criticar esa puesta calificándola de “blasfemia” por querer otorgarle un significado distinto a la imagen de la Virgen María, la misma que está descrita en las Santas Escrituras.
Esa obra teatral, dirigida por Gabriel Cárdenas Luna y producida por Kathia Espinoza, ha puesto nuevamente en la mira a esa universidad privada que desde hace muchos años aún ostenta el título de Pontificia, pero que en la actualidad poco o nada queda de su identificación con la Iglesia Católica.
Esa casa de estudios se jacta de enseñar la libertad de expresión y la tolerancia, pero al parecer se olvidaron del respeto irrestricto hacia las figuras religiosas, así como las creencias de los demás que tiene como figuras inmaculadas tanto a la Virgen Santísima como a los demás santos.
Para variar, la PUCP está promoviendo a un grupo de perturbados pervertidos lgtv, que lanzarán una "obra" burlándose de la Santa Virgen María, todo el tiempo piden respeto, pero se burlan de la fe Cristiana Católica.
— Carlo Martin (@Liberfach0) January 14, 2025
¿No creen que ya es hora de frenar a estas porquerías? pic.twitter.com/ctOYa7WB1V
Reacciones
Enterado de esa terrible noticia, el burgomaestre limeño, Rafael López Aliaga, condenó ese tipo de muestras a través de sus redes sociales: “Esto es un insulto a la Iglesia Católica y a los millones de católicos en el Perú y el mundo. ¿Qué de católica tiene esa universidad? Deberían quitarle el nombre. El colmo”.
Similar reacción la tuvo el Centro de Estudios Jurídicos Santo Tomás, señalando que tomar de manera tan irresponsable el nombre de la Virgen María contraviene la Ley de Libertad Religiosa (Ley 29635).
Por su parte, la congresista Patricia Chirinos fue un paso más adelante, responsabilizando al titular del Ministerio de Cultura (Mincul), Fabricio Valencia, por autorizar la obra vejatoria.
“Solicito al Congreso cite de URGENCIA al ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja (@MinCulturaPe) para explicar por qué autorizó la obra “María Maricón”, un ataque descarado contra la fe católica y los valores que nos definen como nación. No se puede permitir este tipo de atropellos contra nuestra identidad”, escribió la legisladora en su cuenta de X.
Hasta el momento la PUCP no ha emitido ni un comunicado aprobando o reprochando esa muestra teatral. Se espera un pronunciamiento de sus máximas autoridades, así como del gran canciller Carlos Castillo Mattasoglio.
Actualidad
Contraloría alerta posibles inundaciones en quebrada Huaycoloro
ANIN no concreta retiro de cruces vehiculares en zona del proyecto para solución integral de la quebrada Huaycoloro en el distrito de Lurigancho-Chosica
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4 días agoon
14/01/2025La Contraloría General de la República advirtió que la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN) no ha gestionado de manera efectiva el retiro de cruces vehiculares sobre el cauce de la quebrada Huaycoloro, en el distrito de Lurigancho-Chosica, que afectan la ejecución del proyecto de protección ante inundaciones y movimiento de masas (rocas) en esa zona, por lo que existe incertidumbre sobre la fecha de culminación de este importante proyecto que busca proteger a los habitantes de áreas aledañas ante la ocurrencia de huaicos.
Según información de Invierte.pe, el presupuesto viable del proyecto es de S/ 320 128 339.00 y, posteriormente, se actualizó al 22 de noviembre del 2024 a S/ 586 414 410.88. El incremento de la inversión obedece principalmente al mayor costo en la construcción de muros de concreto para la parte baja de la quebrada e incrementos en los costos del diseño (expediente técnico) y de la gestión del proyecto, que se ejecuta bajo la modalidad de contrato de Estado a Estado y fue suscrito el 16 de mayo de 2022 con un contratista chino. Los trabajos debieron estar culminados el 27 de octubre del 2024 pero el contratista ha propuesto a la ANIN extender ese plazo hasta el 1 de abril del presente año, aspecto que se encuentra en evaluación por parte de dicha entidad.
En el Informe de Hito de Control N° 28461-2024-CG/MPROY-SCC, cuyo período de evaluación fue del 28 de octubre al 22 de noviembre de 2024, se señala que el contratista había alertado la presencia de tres cruces vehiculares desde el 7 de setiembre de 2022 y que estos obstruyen la continuidad del cauce de la quebrada Huaycoloro por estar a un nivel superior respecto al eje del cauce. A la fecha, solo uno de esos cruces, denominado Badén Canoas, ya fue retirado para continuar con los trabajos.
Según el contrato de la obra, la ANIN debe permitir al contratista acceder al sitio de todas las obras proyectadas para ejecutar la canalización completa sin interrupciones, y ello involucra el retiro de los cruces vehiculares para que se puedan ejecutar las obras faltantes, lo cual no ha ocurrido totalmente al cierre del informe de control (22 de noviembre de 2024).
Personas afectadas por los huaicos en años anteriores.
Implicancias sociales
Al respecto, el contratista informó que la demolición de los cruces vehiculares tiene muchas implicancias sociales. En el caso del cruce vehicular n.° 1 (Badén Petramás) podría generarse un conflicto con una empresa privada, aunque las autoridades del AA.HH. Santa Rosa de Huaycoloro lo consideran positivo, ya que reduciría la contaminación ambiental y sonora, ya que transitan vehículos pesados y autos particulares. Mientras que el cruce n.° 3 (Badén Cadenas) tiene la mayor cantidad de transporte público debido a que conecta a los ciudadanos de ambas márgenes de la quebrada Huaycoloro.
En este escenario, se ha tomado conocimiento que la Municipalidad Distrital de Lurigancho Chosica ha declarado viable a proyectos de inversión con el objetivo de dar una solución definitiva al retiro de los cruces; sin embargo, estos no se ejecutarán en el corto plazo.
Retiros frustrados
Por su parte, el contratista había programado el retiro del cruce n.° 1 para el pasado 5 de setiembre, pero no se concretó porque el personal de la empresa en cuestión paralizó dichos trabajos y exigía una marcha blanca del plan de desvíos, a lo que se suman las observaciones planteadas por la Municipalidad Metropolitana de Lima. Mientras que en el caso del cruce n.° 3, aún se evalúan alternativas de solución temporal.
Esta situación genera incertidumbre con respecto a la culminación del proyecto y eso se ve agravado por los reportes del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (SENAMHI) y del Centro de Operación de Emergencia Nacional (COEN), de que se presentarían lluvias de moderada a fuerte intensidad que activarán quebradas en varias regiones del Perú, dentro de las cuales está incluida la región Lima, donde está el proyecto de la quebrada Huaycoloro.
La Contraloría recomendó al jefe de la ANIN adoptar las medidas que correspondan para asegurar la continuidad de la obra, que tiene un avance de 92.85%, según la Narrativa de Cronograma correspondiente a diciembre del 2024, y conseguir su pronta culminación, para así proteger a la población aledaña en la quebrada Huaycoloro y evitar daños por los huaicos ocurridos durante las temporadas de lluvia entre los meses de diciembre y marzo.
Actualidad
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4 días agoon
13/01/2025De la Lima amurallada a la Lima llena de rejas, vendedores ambulantes en cada esquina, la informalidad y el desgobierno. Así con todos sus defectos uno no puede dejar de tener sentimientos para esa ciudad repleta de tanta historia y tradición que cuando se le place ofrece postales para la posteridad.
Los preparativos se vienen realizando para recibir en la Plaza Mayor a miles de ciudadanos nacionales y extranjeros que podrán disfrutar de manera gratuita una serie de espectáculos organizados por la Municipalidad Metropolitana de Lima (MML).
En una publicación realizada a través de las redes sociales, el municipio limeño invita a sus habitantes y visitantes a sumarse a esta celebración. Asimismo, habrá diferentes eventos que prometen destacar la riqueza cultural de la capital, donde se pretende conmemorar su historia.
En esta ocasión, la Municipalidad de Lima ha llamado a artistas de diferentes géneros. Entre los más destacados se encuentran Daniela Darcourt, Deyvis Orosco y Armonía 10; sin embargo, también destacan grandes representantes de la música criolla.
De todo y para todos
El evento se encuentra programado para este viernes 17 de enero. El lugar elegido para que todos los ciudadanos de Lima y el Perú se puedan reunir de manera totalmente gratuita es la Plaza de Armas de Lima, ubicado en el Centro Histórico de Lima.
Asimismo, esta importante iniciará a las 3:00 p.m con un impresionante pasacalle, para luego darle paso a la exhibición caballos de paso. Finalmente, después se abrirá el telón y empezarán las presentaciones de los artistas ya mencionados.
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