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El General Huachaca y el Comandante Humala

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Un indio realista defiende a la Monarquía española y un cholo esquizofrénico traiciona al país y lo entrega al Mercado por otros cinco años.

 “Si triunfaran los indios/Nos hicieran trabajar/Del modo que ellos trabajan/Y cuanto ahora los rebajan/Nos hicieran rebajar/Nadie pudiera esperar/Casa, hacienda ni esplendores/Ninguno alcanzará honores/Y todos fueran plebeyos/Fuéramos los indios de ellos/Y ellos fueran los señores.” Copla española anónima (1780), año de la insurrección de Túpac Amaru II

En 1896 la Corte Suprema de Estados Unidos suscribió la ideología racista con la frase “Una sola gota de sangre negra basta para colorear un océano de blancura caucasiana”. Esta sentencia, difundida luego como “En Estados Unidos una sola gota de sangre negra basta para ser considerado negro”, encuentra su antípoda en el Perú, en donde la abrumadora realidad demuestra día a día que “una sola gota de sangre blanca basta para que el peruano se crea blanco”.

Manipulando astutamente esta esquizofrenia nacional, acuñando una fraseología contestataria, Ollanta Humala, en involuntario homenaje al cuento “Tema del Traidor y del Héroe” de J. L. Borges, medró del capital político de su hermano Antauro, consiguió engañar a la oportunista izquierda “legal” y timó a millones de peruanos esperanzados en un cambio real en la conducción del Estado, secuestrado por la élite tecnócrata ultraliberal, funcionaria desde el gobierno de Kenya Fujimori y Vladimiro Montesinos.

Ocurrencias como “a mí me gustaría ver en el ejército a un comandante general Mamani y a un cabo Kuczynski” (paradójicamente hoy Presidente del Perú) inflamaron a multitudes desandinizadas durante siglos a fuer de explotación y dominación etnoclasista. Sus promesas de cambio del modelo (pero nunca de sistema) económico, nacionalización de las riquezas naturales, abolición de la Constitución de 1993, disminución del precio del gas y un olvidado etcétera, terminaron por convencer a las masas, asqueadas de izquierdas, derechas y mentiras.

Sin embargo, la desconexión entre el decir y el actuar del entonces candidato Ollanta Humala revelaban la típica esquizofrenia del cholo acriollado hacia el indio peruano: el indio mitificado por su pasado legendario, y el indio vivo y real como criatura atrasada y bestial, bueno como animal de carga y cliente electoral para acudir a las urnas cada cinco años. Hoy que la desastrosa gestión de Ollanta Humala obligó al peruano a escoger para la “sucesión democrática” entre una japonesa acusada por probables vínculos con el narcotráfico y un polaco-francés pro-transnacionales, es común escuchar en calles, combis y plazas en boca de cualquier peruano indignado: serrano tenía que ser, serrano traidor, serrano doble cara, serrano vendepatria.

Más sabe el diablo por viejo

¿Por qué esta doble condena de parte de los propios compatriotas? ¿Por qué este odio acérrimo hacia quien se percibía como uno más del pueblo? Mi padre, Víctor Raúl Inocente Alcántara, hoy con un Alzheimer galopante, el cual no le impide, sin embargo, instantes breves de lucidez extraordinaria, fue el primero en advertírmelo hace unos años. Cuando se enteró que colaboraba en el periódico Ollanta, dirigido por Antauro Humala, me advirtió: te vas a arrepentir de meterte con esa gente. Esa gente es lo peor y la traición y la mentira la llevan en las venas. Para graficar su advertencia, me contó un episodio acontecido entre él y el viejo Isaac Humala, cuando mi padre trabajaba en el Poder Judicial, en la década del setenta. Por aquellos años, el viejo Humala era un reputado abogado de las empresas constructoras ligadas al Gobierno Militar.  El viejo Humala era conocido en el Poder Judicial por empapelar a dirigentes obreros y sindicalistas, a fin de congraciarse con sus patrones.  En una ocasión, mi padre, orgulloso cerreño descendiente de anarquistas fundadores de Estrella Obrera, le increpó al ayacuchano, a boca de jarro: Oiga, don Isaac, usted, ¿por qué es tan desgraciado? Usted dice que defiende a los pobres y a los campesinos, sin embargo, esta gente a la que están acusando usted y sus patrones, sólo reclama sus derechos. Entonces el viejo Isaac, siempre fumando y con facha de compadrito andino, le respondió a mi padre, también a boca de jarro y alzando la voz, ¡oye, Alcántara! ¿tú por qué eres tan cojudo? ¿De dónde mierda crees que sale el diamante? El diamante, cojudo, sale de la basura, del carbón, de lo que no vale… el carbón tiene que fraguarse y estos cholos que ahora encierro, estos cholos son como el carbón y la fragua es la cárcel… ya verás de aquí a unos años, cómo de estos cholos salen los mejores dirigentes y líderes obreros. En ningún momento el viejo Humala le sostuvo la mirada a mi padre. Refugiado en su cigarro, empezó a retirarse. En ese momento, mi viejo respondió, qué buena lógica, don Humala, a ver si así procede con sus hijos, en tanto el viejo se largaba, impasible ante la desvergüenza de sus propias palabras.

En este punto es bueno hacer algunas aclaraciones. Mi apreciado amigo, el narrador ayacuchano Julián Pérez Huarancca me recalcó hace unos días que tres son las fuentes de divergencia entre los seres humanos: razones económicas, razones étnico-raciales y razones de género y si priorizamos las razones étnico-raciales, insistió, entonces estamos utilizando cualquier paradigma de estudio menos el marxista. Hoy en día la mayoría de estudios culturalistas en La Católica e incluso San Marcos (imitando a sus símiles del Primer Mundo) asumen cualquiera de estos paradigmas, menos el referido a las razones económicas.  Recordé al viejo Borges. Hace muchos años, Borges manifestó que para él y sus amigos, Victoria Ocampo y Adolfo Bioy Casares, el monstruo era el pueblo. En alguna otra ocasión afirmó que el reduccionismo clasista había pretendido disminuir los motivos por los cuales un ser humano debía detestar a otro hasta matarlo, atribuyendo todo al odio de clase. El problema de la psico-historia peruana entonces, ¿en dónde residía? ¿por qué tras doscientos años de “independencia” de la metrópoli española y de supuesta autonomía, seguíamos siendo ese corral de bestias colonizado primero por españoles, luego por ingleses y norteamericanos y ahora por las multinacionales de cualquier pelaje? ¿orgullo nacional? ¿sentimiento de identidad étnica? ¡Ay de Mariátegui, Flores Galindo, Degregori! ¿Acaso tenía razón Borges, cuando en el cuento “Ulrica”, pone en boca de un profesor colombiano que ser colombiano es un acto de fe? ¿la identidad es un acto de fe?

Volviendo a la doble condena, serrano y traidor, sería bueno preguntarse si el Judas hubiese sido el “gringo” Kuczynski, ¿la gente reaccionaría igual? ¿Había que esperar, conforme propugnaba el credo etno-nacionalista de la familia Humala, algún tipo de lealtad étnica del sujeto que hoy preside la República? ¿Por qué las masas desandinizadas, secularmente desnutridas y adoctrinadas en el mercado durante veinte años, no condenaron de la misma forma, por ejemplo, al japonés Kenya Fujimori cuando prometió que no habría shock económico y nos lanzó el Paquetazo? ¿Por qué esas mismas masas cobrizas, hirsutas y sazonadas en puticumbia, reguetón y salchipapas, premian la traición del japonés Fujimori encumbrando a sus hijos? ¿Por qué al borrachín Toledo lo condenaron a la vergüenza del 1% en las últimas elecciones presidenciales? ¿Tampoco hubo identificación étnica?  ¿¿Es que ser un cholo descendiente de serranos, merece doble castigo? ¿Cuál es la principal contradicción de Ollanta Humala? ¿Étnica o económica? ¿Es, como dicen por ahí, un Toledo con chancabuques pero sin pantalones?

Antaño: El General Huachaca

Alrededor de 1825, cuarenta y cinco años después del levantamiento del curaca José Gabriel Condorcanqui —Túpac Amaru II— y un año después de la batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824), un indígena oriundo de las punas de Iquicha, en Huanta (Ayacucho), se levantó en armas en contra de quienes llamaba los “anticristos” republicanos y el “infame gobierno de la patria” apoyando abiertamente a la Corona española y al Rey Fernando VII.

Aunque también se le conoció como José Antonio Abad Huachaca, hábilmente aconsejado por curas doctrineros y aventureros españoles —refugiados en Huanta después de la batalla de Ayacucho—, Huachaca invirtió el nombre del Mariscal Antonio José de Sucre y adoptó el patronímico de Naval o Navala, en irónica alusión a la Marina de Guerra y así, como Antonio Naval Huachaca, asoló las breñas surandinas durante más de diez años, defendiendo  a la Monarquía española. Su plan era mayúsculo: capturar Huanta, liberar Huamanga y Huancavelica y avanzar hacia Huancayo y Cerro de Pasco. En 1826 un batallón de Húsares de Junín se había sublevado contra la República, plegándose a la causa realista. La “Restauración del Reino” era posible y los ensotanados Pacheco y Navarro —padres putativos de Cipriani—, acostumbrados a manipular a las indiadas desde el púlpito, le susurraban al oído al feroz huantino de largas crenchas negras, pantalones de bayeta blanca y sandalias de cuero de llama, que ganaría el cielo por su fidelidad al “Inca católico”, el Rey de España.

En 1827, después de tomar Huanta y al grito de “¡Viva el Rey!”, el ejército de indios realistas atacó la ciudad de Ayho, pero fueron rechazados por tropas formadas por andahuaylinos y morochucos, comunidades ancestralmente rivales de los huantinos.  Tanta fue la fidelidad y la ferocidad demostrada por Huachaca en el combate, que la Corona española lo recompensó ascendiéndolo al rango de Brigadier General de los Reales Ejércitos del Perú.

Así, al mando de un organizado ejército guerrillero de más 4000 indígenas armados con lanzas, rejones, hondas, rifles y caballería, el General Huachaca se enfrentó a las fuerzas patriotas exigiendo respeto para los indios y en contra del tributo con que los patriotas habían remplazado el vergonzoso tributo indígena de la época virreinal, restituido por Bolívar en 1826.

El primer acercamiento de Simón Bolívar con el pueblo indígena ocurre en Ecuador. Antes no había tenido contacto masivo con masas quechua-hablantes, pues en Venezuela las clases bajas estaban conformadas por “pardos” (mulatos), zambos y negros. Bolívar, quien de niño se entretenía clavando alfileres en las escleróticas níveas de sus esclavos negros (según cuenta su maestro Simón Rodríguez), fue incapaz de entender la idiosincrasia indígena, en cambio se invistió de todos los prejuicios de los colonialistas españoles y los criollos racistas. Bolívar escribió desde Ecuador una carta en la que decía: “Los indios son todos truchimanes, todos ladrones, todos embusteros, todos falsos, sin ningún principio moral que los guíe”. Con este pensamiento guía, Bolívar reinstaura el tributo indígena previamente abolido por San Martín, con lo cual el indígena peruano tuvo que pagar por el hecho de pertenecer a la raza oriunda del Perú. Con esta disposición Bolívar destruyó su proclama de igualdad de todos los ciudadanos y las intenciones de San Martín y de Luna Pizarro de hacer del Perú una nación integrada. Algunos defensores de Bolívar justifican la reimplantación del tributo indígena, argumentando la falta de recursos del Estado peruano en aquella época. Connotados historiadores como Gustavo Pons Muzzo, José Valdizán Ayala, Jorge Basadre Grohmann, José de la Puente y Candamo y Pedro Dávalos Lisson, entre otros, justificaron de manera tácita o palmaria el retorno del ominoso tributo indígena restituido por Bolívar en 1826, el cual fue una de las causas por las que el indígena huantino rebautizado como José Antonio Huachaca Navala, se levantó en contra de las llamadas fuerzas patriotas.

Pero el General Huachaca no sólo lideró una bien organizada rebelión. Además  construyó su propio castillo, organizó sus tribunales y cabildos y administró el poder nombrando alcaldes y gobernadores, instituyendo diezmeros que recaudaban fondos para la causa de “Su Majestad Católica”, según refiere muy entusiasta Fernán Altuve. Ancestro de Antonio Consejero, el santón protagonista de “La Guerra del Fin del Mundo”, Huachaca apoyaba la causa monárquica pero a la vez denunciaba los maltratos de los patriotas en contra de la familia, la propiedad y la Santa Iglesia Católica.

Voces como la del católico fujimorista Fernán Altuve reclaman para Huachaca el estatus de español que éste, en su falsa conciencia, se arrogaba y reivindican astutamente en Huachaca el protagonismo del indígena excluido del proceso emancipatorio. Huelga decir del oportunismo del análisis de Altuve, refrendado en esta involuntariamente cómica fraseología: “Los comuneros de la sierra de Huanta en Ayacucho son conocidos con el nombre de iquichanos por el pueblo de San José de Iquicha. Ellos desde tiempo inmemorial fueron amantes del rey, a quien consideraban como un padre común, un enviado de Dios, que se había convertido para ellos en el inca católico. Por esto el vínculo de vasallaje que los unía a la Corona estaba potenciado por una poderosa relación filial y sacral”.

Lo cierto es que el General Huachaca mantuvo en vilo a los ejércitos patriotas durante más de diez años (1825-1838), enfrentando incluso al Mariscal Andrés de Santa Cruz. Es importante anotar que en el Perú y particularmente en Ayacucho, la violencia étnico-clasista se remonta a muchos siglos antes a los de la denominada lucha armada. Tan sólo en Ayacucho, los historiadores han registrado centenares de rebeliones y levantamientos campesinos, producto de la lucha de clases, sin mencionar los masivos levantamientos indígenas liderados por el invencible Juan Santos Atahualpa (1770, selva central) y los ocurridos en Puno, todos ahogados en gigantescos charcos de sangre. Durante los años que duró la rebeldía de Huachaca, los poderosos enfrentaron pueblo contra pueblo con la finalidad de derrotarlo y capturarlo, sin conseguirlo.

Hacia 1839, el General Huachaca y sus huestes manifiestan cierta simpatía hacia el discurso pluriétnico de la Confederación Perú-Boliviana, del Mariscal Andrés de Santa Cruz Ccalahumana (“Que viene el cholo  jetón”, le cantó con encono el costumbrista Felipe Pardo y Aliaga, quien consideraba al hijo de Juana Basilia Ccalahumana, el “Napoleón Guanaco”) pero la Confederación fue un sueño que duró poco y fue ahogado en sangre por criollos y chilenos, temerosos de la unión de las naciones indígenas que propiciaba Santa Cruz, quien ya había tomado contacto con los kichuas ecuatorianos y el aguerrido pueblo  mapuche.  Ubicuo e inaprensible, Huachaca desapareció en las narices de los criollos y nunca lograron capturarlo. Años después, en las punas y selvas de Huancavelica y Junín y en lo que es hoy el Valle del Vraem, aparecieron numerosos “huachaquitas”, la zona se tornó inaccesible y creció el abigeato.

Hogaño: el Presidente Humala

En plena modernidad, otro ayacuchano con sonoro apellido indígena que remite además a cierta sintomatología cerebral (Humala, vendría a significar algo así como ¡qué cabeza!), se hace del poder con un discurso nacionalista y reivindicatorio, pero a diferencia del General Huachaca, desde el primer momento de iniciado su mandato, Humala no se adhirió al pueblo ni permitió a este mismo pueblo que lo eligió asumir protagonismo en su propio destino. Durante los cinco años de su gobierno, dejó como Presidente del Banco Central de Reserva del Perú a Julio Velarde, un notable liberal, alto funcionario desde la época de Fujimori y en el Ministerio de Economía mantuvo al tripartirto Luis Castilla, de la misma pandilla liberal que gobernó con Alan García, por no mencionar todos los Ministerios y principales cargos públicos que recayeron en manos de ultraliberales enquistados en el Estado desde hace décadas y partícipes de la famosa puerta giratoria, mecanismo de rotación de los altos funcionarios que pasan de cargos gerenciales en el Estado a otros cargos similares en las transnacionales y grandes monopolios. Si bien es cierto, el General Huachaca, en su alienación y falsa conciencia, no fue capaz de discernir la conveniencia de la independencia de la metrópoli española, combatió los abusos cometidos por los militares criollos y se enfrentó a ellos durante largos años, abominando incluso del propio Bolívar (para quien soldado e indio eran palabras antónimas) a quien tildaba de zambo, inclinándose hacia el final de su lucha por la opción unificadora de las nacionalidades indígenas, que eso significó la Confederación Perú-Boliviana.

Humala, a diferencia de Huachaca, es un sujeto colonial, tembleque pero calculador, que ha asumido conscientemente la defensa del orden pervertido en el que se encuentra el Perú, convirtiéndose en el maestro de obras del tercer piso del fujimorismo (el segundo piso “del andamiaje” lo construyó Toledo, según propias declaraciones, con lo que quedó sellada la admiración del ancashino por el pragmatismo del japonés) sin Fujimori. El desprecio de Humala por la izquierda “legal” y el pueblo, por los cientos de miles de reservistas que difundieron el llamado “evangelio etno-nacionalista” por todo el país, luego de combatir a Sendero Luminoso, rayan en la paranoia y la cobardía extrema.

La negación del indulto al reo Kenya Fujimori por delitos de lesa humanidad, tal vez el preso más privilegiado del mundo, cuando en la práctica ratifica los principios de una economía desregulada, herencia de Fujimori, resulta un irónico contrasentido para alguien que ha traicionado a todo un pueblo.

¿Pero quién es proclive a la traición? ¿Existe acaso un prototipo del sujeto traidor, un prototipo de pueblos o individuos traicioneros?

Cuando se repite en el habla coloquial serrano como adjetivo o más aún, cuando se machaca que el serrano es traidor, no necesariamente se remite al origen geográfico de la persona agredida, sino más bien se refrenda la idea colonial de que el indio (serrano, pues gran  parte de la masa indígena peruana vivía en la sierra del país) se hace el tontito para después asestar el artero golpe mortal. Para mi amigo Sebastiano Sperandeo (QEPD), antropólogo italiano autor de “Llaves para entender al Mundo Andino”, no es otra cosa que la “estrategia del achicamiento”, utilizada también por muchas especies animales como maniobra de sobrevivencia frente al más fuerte y no es de forma alguna exclusividad de pueblos ni individuos, sino de toda colectividad o espécimen que desea permanecer vigente.

Carlos Araníbar, el valioso historiador peruano, dice que la invasión española al Tawantinsuyo, no ocurrió tanto por las armas que estos poseían o por las enfermedades que trajeron y contra las cuales la población nativa no había desarrollado anticuerpos ni tampoco por el valor y la astucia de los peninsulares.  El éxito de la empresa habría ocurrido más bien por la ausencia de cohesión entre los naturales y la deslealtad propia de quienes se sentían sometidos y vieron en los hombres blancos a los posibles liberadores del yugo cusqueño.

Entonces, ¿quiere decir que no había conciencia de pertenencia? ¿No existió esa conciencia de identidad étnica como reclaman los indigenistas y como contradice documentadamente el filósofo peruano Julio Roldán (La Ciudadanía Mundial, Tectum Verlag, 2014), catedrático en la Universidad de Bremen en Alemania? ¿No existieron acaso un Calcuchímac, un Cahuide, un Manco Inca? ¿O estos fueron sólo ejemplos de heroísmo de la clase militar, más no del pueblo llano en un imperio teocrático y clasista? ¿Dónde fueron a parar los caros conceptos de nación, patria y héroe, la bandera arcoíris del Tawantinsuyo?

Nicole Schuster, filósofa francesa, en un brillante análisis del cuento “Tema del Traidor y del Héroe” (Ficciones, 1944), de Jorge Luis Borges, demuestra que los símbolos propios de la historiografía pueden servir de instrumento al poder para alienar a la gente.

El cuento trata del héroe irlandés Fergus Kilpatrick, cuyo bisnieto, Ryan, quiere escribir la biografía en ocasión del primer centenario de su muerte. Al investigar, Ryan repara en que Fergus Kilpatrick, fallecido en circunstancias extrañas, dista de ser el superhombre que sucumbió en medio de una rebelión victoriosa. Más bien, Kilpatrick muere linchado por haber traicionado a la causa irlandesa. Es James Alexander Nolan, al que Kilpatrick había confiado la misión de encontrar al traidor infiltrado entre sus partidarios, quien descubrió que el traidor era el mismo Kilpatrick. Como Kilpatrick era considerado un símbolo patrio, tenía que ocultarse la verdad al pueblo, por lo que se decidió formalizar la ejecución de Kilpatrick en el marco de un escenario teatralizado que ocultaría el trasfondo real de los eventos. En consecuencia, Nolan elaboró una trama que entremezcla historia y ficción con el objetivo de falsear la historia y de influir en la opinión pública. Logró así ocultar la deslealtad de Kilpatrick y hacer creer que su accionar seguía una línea impregnada de heroísmo al servicio de la patria. Preocupado sólo por la salvación de Irlanda, Nolan se empeñó en mantener vivo y exento de toda culpa el recuerdo del capitán de los rebeldes para que siguiera alimentando la ideología del pueblo favorable a la causa que Kilpatrick aparentemente defendió durante su existencia.

¿Y qué tienen que ver Kilpatrick y Borges con Humala?

Pues no poco. Esta familia se preparó mucho tiempo para llegar al poder.  Desde el viejo abogado Isaac Humala Núñez, quien empapelaba a sindicalistas opuestos a las grandes constructoras en la época del gobierno militar, hasta el hoy preso Antauro Humala, estas gentes se han caracterizado por infatuarse y crear en torno a sí mismos una mitología heroica, linajuda y levantisca, con el ánimo de influir en la conciencia popular. Consciente el viejo Humala de que en el Perú se accede al poder mediante las armas, sea por levantamiento o por el solo hecho de pertenecer al Ejército, manipuló ladinamente el destino de dos de sus hijos para que accedan a las fuerzas armadas, según propia confesión, porque ésta era la forma más fácil de acceder al poder en el Perú.

Son abundantes los indicios acerca de la farsa que significó el llamado levantamiento de Locumba (2000), cuando el fujimontesinismo agonizaba. Según diversos analistas, habría servido de tapadera para la huida de Vladimiro Montesinos hacia Panamá en el velero Karisma. Si coincidimos en que Antauro, el hermano mayor de Ollanta, nada sabía de este plan y cayó en el engaño urdido por su propio pariente, entonces éste lo utilizó para forjarse una mitología heroica, de militar alzado en contra de la corrupción imperante durante el fujimontesinismo. Así, la llamada gesta de Locumba, habría servido para lanzar al par de hermanos Humala al escenario político peruano, en una trama pre-fabricada por el propio padre o desde los servicios de inteligencia.  Sin embargo, varias preguntas se pudren de maduras, ¿en qué momento se da cuenta Antauro Humala de la traición de su propio hermano? ¿Siempre fue un tonto útil o se hizo el tonto con el fin de obtener rédito político? ¿En qué momento Antauro decide falsear la historia y continuar con la estafa del levantamiento de Locumba en contra del fujimontesinismo dirigido por Ollanta? Luego del levantamiento, ambos hermanos son amnistiados por Valentín Paniagua y el gobierno de Toledo premia a Ollanta enviándolo como Agregado Militar a Francia (2003) y luego es enviado como Agregado Militar en la embajada peruana en Corea del Sur (2004), mientras que Antauro encabeza una furiosa oposición al gobierno de Toledo, exigiendo su renuncia y juicio de residencia.

El año 2005 ocurre el llamado Andahuaylazo, asonada en la cual un grupo de 150 ex militares al mando de Antauro Humala se rebelan y toman una comisaría en la ciudad serrana de Andahuaylas el 1 de enero de 2005, aprovechando que los policías se encontraban ebrios por los festejos del nuevo año.  Según el propio Antauro Humala, la captura de la comisaría se dispuso con Ollanta desde Corea y éste coordinaba con sus “promociones” para que el levantamiento ocurriera simultáneamente en cuarteles en diferentes puntos del país.

Para el periodista Gustavo Gorriti, el Andahuaylazo no fue una insurgencia, sino una estrategia política de Ollanta Humala, destinada a catapultarlo para las elecciones presidenciales del 2006, en la que se enfrentó con Alan García. No sabemos si Antauro recelaba de Ollanta antes y durante los días que duró el llamado Andahuaylazo. El breve tiempo que continuó el levantamiento, el comportamiento de Ollanta, como siempre, fue contradictorio y como se diría en argot popular, “arrugón”, cuando empezaron a aparecer los primeros muertos. El caso es que el comandante se encontraba en Corea y por comunicación verbal de algunos de los que participaron en aquella asonada, se sabe que Antauro gritaba encolerizado, ¡nos han traicionado, carajo! ¡Ollanta nos ha traicionado!

Si nos atenemos a los quincenarios “Ollanta”, que Antauro escribía, editaba y publicaba, tras el Andahuaylazo, éste maldice públicamente a su hermano y su mujer, lo tilda de traidor y Guachimán de Palacio y desde la cárcel cambia de nombre al panfleto, titulándolo con un ego propio de escritor, como “Antauro”. Lo demás es historia conocida: hoy en los tribunales Antauro acusa a Ollanta de haber sido quien ordenó el levantamiento armado en Andahuaylas y, además, le acusa de no cumplir con su promesa “personal y reservada” de indultarlo, apenas accediese a la Presidencia del Perú.

Si en algún momento, el viejo Humala pretendió manipular la historia y forjar héroes y gestas, el tiro le salió por la culata, pues el hijo sociópata fue condenado el 2009 a 25 años de injusta carcelería y el hijo sometido, aquél que asumió la Presidencia de un país asordinado, quedará en el imaginario popular no como el héroe que pretendió confeccionar el viejo Humala, sino como el traidor y asustadizo cachaco que se orinó de miedo al oír a un par de colorados de la Confiep alzando la voz, para ponerlo en vereda.

La herencia de Humala

La corrupción generalizada y una guerra civil entre el pueblo y las bandas organizadas de criminales será la primera gran herencia que dejará Ollanta Humala.  El haber arrojado al pueblo peruano a las fauces del neoliberalismo más extremo representado por el lobista Pedro Pablo Kuczynski y el haber permitido el renacimiento de una pandilla de fascinerosos, rebautizada como Fuerza Popular, un pseudo partido político que debió haber sido declarado fuera de la ley, apenas asumido el gobierno, será la segunda gran herencia del gobierno de Humala. Y finalmente, el consenso en torno al capitalismo más despiadado siempre que una supuesta clase media (siempre titubeante, siempre a punto de traicionar algo) pueda beneficiarse de ella, a la manera de las “democracias” occidentales, será el legado espiritual de este coracoreño de ceño fruncido y mirada huidiza que logró engañar a medio Perú disfrazándose de nacionalista y antisistema.

El ex soldado Ollanta Humala —un peruano descendiente supuestamente de curacas— llegó al poder en el 2011, con el apoyo de la izquierda, los reservistas y las grandes mayorías. Hoy que su mujer acaba de ser condecorada con la orden de impedimento de salida del país por graves cargos de corrupción y lavado de dinero, este par de advenedizos, llamados por los huachafos “pareja presidencial”, ha demostrado con absoluta claridad que en el Perú la traición sigue siendo uno de los principales obstáculos para consolidar cualquier proyecto político de raíz democrática.

Tras la derrota de la gran rebelión de Túpac Amaru II, quien fue traicionado por su lugarteniente y compadre Francisco de Santa Cruz y luego torturado y descuartizado y sus restos desperdigados por los pueblos cusqueños para escarmiento y amenaza contra cualquier alzamiento posterior, el propio pueblo al cual habían intentado amedrentar volvió a alzarse. El espíritu rebelde y el heroísmo se expresaron nuevamente en las luchas populares encabezadas por Túpac Katari en Bolivia, José Quiroga en El Chaco, la Insurrección de los Comuneros en Colombia y, en el Perú, Francisco de Zela en Tacna, los hermanos Aguilar y Ubalde en Huánuco, las luchas emancipadoras de Mateo Pumacahua y ese gran poeta y guerrillero arequipeño que fue Mariano Melgar, lucha a la cual se plegó masivamente el campesinado en medio del cual tenemos ejemplos heroicos como los del ayacuchano Basilio Auqui, Ventura Ccalamaqui, José Olaya, Atusparia y Uchcu Pedro o María Parado de Bellido, muchos de ellos también traicionados por su propia gente. Así, las luchas populares no han sido en modo alguno lineales, sino largas y sinuosas como serpientes y así son hasta nuestros días. En el plano individual un Fujimori, un Ollanta o un Alan García morirán y otros tomarán su lugar, pero los pueblos a fuerza de golpes, traiciones y desengaños, pequeñas y grandes victorias, aprenden a confiar en sus propias fuerzas y a no abdicar en su razón para apoyar proyectos que representan intereses que no son los suyos.

La sensación que queda entre los peruanos es la de que en nombre de una economía incomprensible, se puede arrasar todo aquello (agua, tierra, aire, pueblo) que se oponga a las cifras macroeconómicas de los liberales, pero que nunca se ven reflejadas en los bolsillos de la gente de a pie.

En el Perú que deja Ollanta Humala no existe razonamiento coherente. La izquierda almagrista y la derecha pizarrista se llenaron la boca hablando de los derechos de los llamados pueblos originarios, elecciones democráticas, marchas y plantones, y un sinfín de cantinfladas, mientras que el nuevo Librorum prohibitorum incrementó su lista de palabras vedadas.

Ya nadie dice “explotación”, menos aún “lucha de clases”, “proletariado” o “subproletariado”. Ni siquiera cabe ya hablar de “pueblo”, hoy es mejor decir “ciudadanía” y parlotear de “empoderamiento” para ir a tono con el discurso sociológico. Esas palabras ya están prohibidas, se puede decir cualquier cosa pero nunca decir explotación, a riesgo de ser tachado de “comunista” o, peor todavía, “terrorista”.  Humala y su pandilla impusieron la moda de hablar de esa entelequia que hoy todos repiten como papagayos, inclusión social (Juntos, Beca 18, Pensión 65, Qaliwarma y otros mendrugos vergonzosos), como fervientes creyentes en ese desarrollismo que está acabando con el planeta.

Los poderes secretos que hincaron al Presidente

El lenguaje coloquial refleja relaciones y estructuras de poder que arrastramos desde épocas pretéritas. En el caso particular del adjetivo que se le endilga al aún Presidente de la República aludiendo a su origen etno-geográfico y su deslealtad al pueblo, queda patente cómo ciertas estructuras e imaginarios coloniales han alcanzado la hegemonía ideológica en el Perú de nuestros días, en tanto se han formalizado en las principales instituciones del país.

Hace pocos días falleció sorpresivamente el gran escritor peruano Miguel Gutiérrez. Asistí al velorio de Miguel, ausente felizmente de arreglos florales de instituciones estatales, y en una conversación con Julián Pérez y Gabriel Ruiz Ortega, narrador y agudo crítico literario (Ruiz Ortega fue de los pocos escritores que advirtió el peligro que significaba Ollanta Humala), coincidimos en que quizás la creación más subversiva de Miguel haya sido una breve novela metaliteraria, “Poderes Secretos”, la cual se inicia en la época colonial y se resuelve cuatro siglos después, en el Perú de nuestros días. En la novela el magno creador piurano plantea dos preguntas para recrear la vida y obra del Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616): “¿Existe un culto al Inca Garcilaso? ¿Quiénes y por qué lo promueven?”.  Garcilaso de la Vega es el ícono fundacional de la literatura peruana, pero ante todo es el paradigma de cierto tipo de mestizaje −biológico y cultural, siempre armonioso−, el único aceptado por los intelectuales funcionales al Poder. Transitando entre la Literatura y la Historia (“allí donde el historiador olvida, el novelista recuerda”, dice Gutiérrez) plantea la existencia de una secta secreta al servicio de la blanquería del país. Esta logia reina en las principales instituciones del quehacer intelectual y ha conseguido ocultar una verdad que el erudito Manuel Gonzáles de La Rosa planteó a principios de siglo: la obra del mestizo jesuita chachapoyano Blas Valera (“Historia Occidentalis”), un legendario manuscrito semidestruído que se consideraba perdido, ha sido plagiada por el Inca Garcilaso de La Vega y esta mentira se mantiene incólume a través de los siglos. Siguen las preguntas incómodas en el devenir de la creación de Gutiérrez “¿Los indios debían tener acceso a la carrera sacerdotal? Y los mestizos, sobre todo los nacidos de indias comunes, ¿eran gente confiable? ¿Cuál era la naturaleza de su entendimiento? ¿No arrastraban consigo una defectividad moral de origen?”  La historia se resuelve 400 años después en manos de Santiago Osambela, un prolijo historiador marginado por la Academia, cuando aparece una copia de la “Historia Occidentalis” del Padre Valera generando zozobra, pues se remueven los cimientos de un mestizaje sublimado por quienes tienen la sartén por el mango en la sociedad peruana. El caos en los ambientes religiosos, políticos y económicos cunde en una época de cambio social, lo cual es refrendado por el autor con este párrafo: “Respecto a este punto el narrador se muestra optimista. Afirma que antes de 100 años el Gran Maestro de la Logia será un historiador de apellido quechua o colla”

La novela es un mazazo en la oreja de los bienpensantes y resulta por lo menos curioso que hasta el momento no se haya re-editado, considerando la estatura creativa y ensayística de Miguel Gutiérrez.

Tras cinco años de ser gobernados por un presidente militar de apellido indígena, cooptado por los poderes secretos y arrodillado ante los eunucos inmortales que maniobran tras bambalinas, dan ganas de darle la razón a Miguel Gutiérrez: el Perú es manejado por “logias secretas” integrantes del poder intelectual tras las “achoradas” Sociedades Nacionales (Minería y Petróleo, Radio y Televisión, Pesquería, Industrias, CONFIEP, COMEX, etc.) que ponen y quitan presidentes, ministros,  militares y ensotanados a conveniencia de sus socios transnacionales.  Así las cosas, antes que sangre de curacas, en las venas del mandilón ayacuchano parecieran circular torrentes del linaje de los Pizarro, Iglesias, Prado, Morales Bermúdez, García y tantos otros, herederos de la estirpe de José de la Riva Agüero y Sánchez-Boquete, ese aristócrata criollo calificado por San Martín como el más vil de los peruanos por su comportamiento rastrero y oportunista con tirios y troyanos.

* Narrador peruano (1969). Autor de la novela “La Ciudad de los Culpables” (1° Ed. 2007, 2° Ed. 2012), “Discursos contra la Bestia Tricéfala” (2009) al alimón con Rodolfo Ybarra y Arturo Delgado Galimberti y el libro de cuentos “No todas van al Paraíso” (2013), incluido por Ricardo González-Vigil, entre lo mejor de la narrativa del 2013. Es ingeniero zootecnista en ejercicio y docente universitario.

Bibliografía

  • “Nueva Crónica y Buen Gobierno” de Felipe Guaman Poma. Edición a cargo de Carlos Araníbar Zerpa. Biblioteca Nacional del Perú. 2016.
  • “Claves para entender el mundo andino”. Sebastiano Sperandeo, Francesco Pini Rodolfi. 2001. Universidad de Texas. 396 pp.
  • “La Ciudadanía Mundial”. Julio Roldán. Tectum Verlag Marburg, 2014. 337 pp.
  • “Poderes Secretos”. Miguel Gutiérrez. 1995.
  • “Bolívar, Libertador y Enemigo N° 1 del Perú”. Herbert Morote. Jaime Campodonico Editor. Lima-Perú. Edición digitalizada, 2009. 223 pp.
  • “La instrumentalización política de la historiografía”. Artículo de Nicole Schuster. redacciónpopular.com. 2016.
  • Tema del traidor y del héroe. Jorge Luis Borges. Edición Paneta DeAgostini, S.A., 2000, España, pp.137-143.
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Rafael Inocente (Lima, 1969) Escritor peruano, autor de la novela “La Ciudad de los Culpables” (1° Ed. 2007, 2° Ed. 2012, Editorial Altazor), “Discursos contra la Bestia Tricéfala” (con Arturo Delgado Galimberti y Rodolfo Ybarra, 2009, Hipocampo Editores) y el libro de cuentos “No todas van al Paraíso” (Editorial Altazor, 2013). Colabora en la publicación electrónica Rebelión (www.rebelion.org)y en la Revista de IDL (Instituto de Defensa Legal), entre otras publicaciones digitales.

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A propósito del Día del Campesino, ¿cuándo llegará la tan ansiada segunda reforma agraria?

Más de medio siglo ha pasado desde la gran Reforma Agraria y poco se ha hecho por mejorar la condición del hombre de campo.

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No hay que ir tan lejos para tener registro sobre la manera tan denigrante en que era tratado el campesino en nuestro país. Aquel hombre oriundo, proveniente de los Andes, era considerado poco menos que una bestia de carga en las grandes haciendas de toda la costa del Perú. Vejados, humillados, explotados física y psicológicamente, tenían que agachar la cabeza y pedir permiso, extendiendo ambas manos, al gran hacendado. No estamos hablando que eso sucedía hace siglos, sino, increíblemente, hasta hace menos de un siglo.

El primer intento reivindicativo ocurrió cuando el presidente Augusto Bernardino Leguía estableció en 1930 el Día del Indio, pero tal fecha llevaba consigo una postura paternalista, donde el indígena seguía siendo considerado como un sujeto que requería de protección y tutela del Estado, y por ende continuaban bajo la sombra de los grandes señores terratenientes.

General Velasco Alvarado, instaurando la Reforma Agraria.

Varias décadas después, en 1969, durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, ocurrió un verdadero trato hacia el hombre indígena. El ‘Taita’ impulsó lo que en los libros de historia es considerada la gran ‘Reforma Agraria’, la misma que consistía en transferir tierras a los campesinos, sin soslayar su importantísimo rol en la sociedad. Fue con el Decreto Ley 17716 que se reemplazó el término ‘indio’ por el de ‘campesino’, buscando así extirpar el término peyorativo de la anterior denominación, dotándole un significado más activo y protagonista al hombre de campo, sin excluir a los hombres de la selva y los migrantes, así como los descendientes de otras culturas. “El patrón ya no comería más de la pobreza del campesino”, pronunció Velasco Alvarado, pero su discurso quedó estancado en el tiempo.

Para las Elecciones Generales del 2021 se presentaba como candidato el profesor sindicalista y rondero Pedro Castillo, quien durante la segunda vuelta repetía que con él iba a llegar finalmente la segunda reforma agraria. Las personas creyeron en él, pues era la representación fidedigna de un hombre de campo, el mismo que usaba botas de hule y en una mano llevaba una hoz para trabajar en la chacra. “Es la primera vez que nuestro país será gobernado por un campesino”, profirió Castillo durante su primer mensaje a la Nación. La población ilusionada aplaudía hasta que le quedarán rojas las palmas de las manos, pero el tiempo pasó y esas mismas manos ahora hacían un puño en señal de indignación.

Pasaron los días y los meses y la tan ansiada reforma nunca llegó. Muy por el contrario, los costos de producción se incrementaron, pero no los ingresos para el agricultor, quien más adelante se sumó también a las protestas contra el chotano.

Hoy, 24 de junio, debería de celebrarse y no conmemorarse el Día del Campesino, pero lamentablemente poco se ha avanzado desde que el ‘Taita’ Velasco decidiera cambiar la realidad de miles de peruanos que son los que verdaderamente dan de comer a todo el país.

Poco reconocimiento se le ha dado al hombre de campo en la historia del Perú. Foto: Andina.

Con accesos viales deficientes, carencia en los sistemas de riego, poca valorización de sus productos, la nula o inexistente presencia del Estado en las zonas más remotas, donde es un milagro encontrar al menos una posta médica y que la misma tenga personal, hace que todo se convierta cuesta arriba para el campesino, que no ve un verdadero apoyo desde el gobierno de turno.

El cambio climático tampoco ayuda y cada año se ven friajes más prolongados o sequías que terminan destruyendo toda la cosecha. Sin una mayor participación del gobierno, con capacitaciones sobre las nuevas tecnologías, poco se puede esperar de una mejoría para combatir el efecto del cambio climático.

Mientras llegue un presidente, varón o mujer, que realmente camine al lado del campesino, este día solamente no pasará más allá de una conmemoración y un mensaje de reconocimiento por parte del Midagri y el Ejecutivo en sus redes sociales.

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Minedu separa a más de 1000 docentes y administrativos por violación, terrorismo y otros delitos

Medida forma parte de la estrategia Escuelas Seguras, impulsada por el Gobierno para garantizar entornos escolares libres de violencia.

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En el marco de las acciones orientadas a garantizar espacios seguros para los estudiantes, el Ministerio de Educación (Minedu) separó, entre el 1 de abril de 2024 y el 19 de junio de 2025, a 1031 personas (889 docentes y 142 trabajadores administrativos) que tienen condenas o procesos en curso por delitos como violación a la libertad sexual, terrorismo, homicidio, feminicidio, parricidio, entre otros. Estas personas ejercían funciones en 897 instituciones educativas públicas y 134 privadas en todo el país.

Del total, 163 personas con sentencia firme del Poder Judicial fueron separadas definitivamente del sistema educativo. Asimismo, 868 personas con procesos judiciales vigentes fueron separadas de manera preventiva, conforme a la normativa vigente.

El delito con mayor número de implicados corresponde a violación a la libertad sexual, con 868 personas (755 docentes y 113 administrativos). Le siguen los delitos de terrorismo y apología del terrorismo, con 80 personas (67 docentes y 13 administrativos), y el tráfico ilícito de drogas, con 22 personas (18 docentes y 4 administrativos).

“El Minedu trabaja de manera permanente para identificar y retirar del sistema educativo a quienes representen un riesgo para nuestros estudiantes. Nuestro compromiso es claro: las escuelas deben ser espacios seguros y protegidos”, afirmó el ministro de Educación, Morgan Quero.

La estrategia Escuelas Seguras es una prioridad del Gobierno de la presidenta de la república, Dina Boluarte, para garantizar aulas libres de violencia y asegurar la integridad de nuestros niños, niñas y jóvenes. Por ello, desde el primero de enero a la fecha se ha separado a más de 1819 docentes y personal administrativo con sentencia firme o procesos judiciales abiertos por delitos graves, como violencia sexual, homicidio y terrorismo, consolidando así una política firme y sostenida de protección a los estudiantes.

Adicionalmente, el Minedu mantiene bloqueados en el Sistema de Administración de Plazas a más de 2000 docentes denunciados por presuntas faltas muy graves, como violación sexual y terrorismo. Esta medida impide su contratación o nombramiento en instituciones educativas del país, como parte del compromiso del sector con la seguridad e integridad de los escolares.

Estas acciones se desarrollan en cumplimiento de la Ley 29988, que establece medidas extraordinarias para separar del servicio a personal docente y administrativo implicado en delitos de terrorismo, violación sexual y tráfico ilícito de drogas en instituciones educativas públicas y privadas.

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Guerra entre hermanos: Arturo y Carlos Álvarez se lanzan ‘puyazos’ por su progenitor

Arturo no le perdonaría que su hermano haya difundido un informe psiquiátrico sin su autorización, acusándolo de ser un “trome” para la imitación: “Es hora de quitarle la careta”.

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Álvarez contra Álvarez. En pantallas todo es risa y espectáculo, pero apagadas las luces los hermanos Arturo (54) y Carlos Álvarez (61) no pueden verse frente a frente por unas recientes declaraciones del candidato a la presidencia de la República, quien dejó muy mal parado al progenitor de ambos, calificándolo como un “lastre” y resaltando sus problemas con el alcoholismo durante toda su vida.

Ante ello, Arturo, comediante e imitador al igual que su hermano, salió en defensa de su padre fallecido, acusando a su hermano que en realidad todos los actos que viene realizando, supuestamente benéficos, tienen un trasfondo calculador, dirigidos para mejorar su imagen en campaña. “Mi hermano ayuda mucho a los niños, no sé si para tener réditos o lo hace de corazón”, indicó.

Mientras que Arturo ha decidido mantenerse en el mundo del espectáculo y la comedia, su hermano Carlos durante los últimos meses viene probando suerte en la política, anunciando su candidatura presidencial. Al respecto, Arturo viene mostrando su desacuerdo con la idea de que la gente vote por su hermano solo porque es un gran artista, sin considerar su esfera privada, la misma que viene siendo revelada por su propio pariente.

“Muchos lamentablemente votan porque como es un gran artista debe ser presidente, entonces disculpa, yo tengo amigas, entonces mi amiga la Pánfila va a ser ministra”, expresó Arturo con ironía.

Arturo confesó que se encuentra distancia de su hermano desde el año pasado.

La situación ha pasado de ser un mero conflicto familiar a una disputa judicial cuando se supo que Carlos le habría entregado un informe psiquiátrico de su hermano a un programa de farándula, con la intención de desacreditarlo.

“Es un golpe bajo y un delito que mi abogado va a tomar cartas en el asunto. Me duele porque lo hace gente de su campaña. Pero si él está jefaturando esto, él debe dar el visto bueno a eso (…) No es malo. Creo que estamos en una sociedad enferma. Lo malo sería no acudir estando mal”, indicó.

“Más que en contra mía, está en contra de todo lo que le impida llegar al poder. Carlos es un trome en la imitación, entonces mucho ojo, oiga con lo que voy a decir. Es muy trome, pero es hora de quitarle la careta”, advirtió Arturo sobre su propio hermano, deslizando la idea de que efectivamente todo se trataría de una enorme puesta en escena para ganarse el apoyo de los ciudadanos en su postulación.

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Perú al borde del abismo: solo un milagro la mantiene con vida rumbo al Mundial 2026

La blanquirroja en la cuerda floja.

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La selección peruana atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente en las Eliminatorias Sudamericanas. Con los resultados de la fecha 16 ya definidos y el empate sin goles ante Ecuador en el Estadio Nacional de Lima el pasado 10 de junio, la Bicolor se encuentra en una situación desesperante que requiere de un verdadero milagro para mantener vivas sus aspiraciones mundialistas. Al 13 de junio de 2025, Perú ocupa la novena posición de la tabla con apenas 12 puntos, producto de dos victorias, seis empates y ocho derrotas en 16 partidos disputados. La diferencia de gol de -11 refleja las dificultades ofensivas que han caracterizado el proceso dirigido por Óscar Ibáñez.

El nuevo panorama sudamericano

El panorama actual de las Eliminatorias Sudamericanas presenta un escenario donde solo Argentina ha asegurado matemáticamente su clasificación al Mundial 2026, liderando la tabla con 35 puntos y una diferencia de gol de +19. Detrás del combinado albiceleste, Ecuador y Brasil están bien posicionados en la tabla, pero aún no han asegurado matemáticamente su pase al mundial tras el empate conseguido en Lima, sumando 25 puntos que los mantienen en los primeros lugares. La nueva realidad del Mundial de 48 equipos ha ampliado las posibilidades para Sudamérica, que ahora cuenta con seis cupos directos más uno adicional para el repechaje intercontinental, una ventaja que paradójicamente no ha beneficiado a Perú debido a su pobre rendimiento.

Paraguay ocupa la quinta posición con 24 puntos, mientras que Uruguay se ubica cuarto con la misma puntuación pero mejor diferencia de gol. Colombia, que empató 1-1 con Argentina en la misma fecha, mantiene 22 puntos en el sexto lugar, cerrando momentáneamente la zona de clasificación directa. Venezuela, con 18 puntos en la séptima posición, controla actualmente el cupo del repechaje, seguida por Bolivia con 17 puntos. La eliminación matemática ya tocó la puerta de Chile, que suma apenas 10 puntos tras su derrota 2-0 ante Bolivia en El Alto, convirtiéndose en el primer país sudamericano prácticamente fuera de la carrera mundialista.

Las casas de apuestas internacionales han ajustado dramáticamente las cuotas relacionadas con las posibilidades peruanas de clasificación, reflejando el pesimismo generalizado tras los últimos resultados. Las probabilidades de clasificación directa de Perú han caído por debajo del 5%, mientras que las opciones de alcanzar el repechaje oscilan entre 15% y 20% según diferentes operadores. Betano, una de las plataformas más populares entre los aficionados peruanos, ha lanzado promociones especiales para atraer nuevos usuarios durante esta fase decisiva de las eliminatorias, ofreciendo bonos de bienvenida atractivos para quienes se registren durante junio. Los interesados pueden acceder a estas ofertas revisando el código promocional Betano términos y condiciones, donde se detallan los requisitos y beneficios disponibles para apostadores primerizos. Estas estimaciones reflejan tanto el rendimiento reciente del equipo como las proyecciones de los modelos estadísticos utilizados por las casas de apuestas.

La ecuación matemática casi imposible

La matemática cruel muestra que Perú necesita una combinación casi perfecta de resultados para mantener vivas sus esperanzas. Con solo dos fechas restantes en las eliminatorias, la selección nacional debe ganar sus dos partidos restantes (ante Uruguay de visita y Paraguay de local). Sin embargo, estos resultados por sí solos no garantizan nada, ya que Venezuela debe tropezar significativamente en sus compromisos pendientes para que Perú pueda desplazarla del séptimo puesto que otorga el repechaje.

El equipo dirigido por Ibáñez ha mostrado cierta solidez defensiva en condición de local, manteniendo la portería en cero en tres de sus últimos cinco partidos en Lima. Pedro Gallese continúa siendo una figura confiable bajo los tres palos, liderando las estadísticas de pases completados entre los arqueros de la competición con 34 intentos exitosos en la última jornada. La dupla defensiva central formada por Carlos Zambrano y Renzo Garcés ha demostrado experiencia y carácter, aunque la falta de gol sigue siendo el talón de Aquiles de un equipo que promedió menos de un tanto por partido durante todo el proceso eliminatorio.

Venezuela, el principal rival directo de Perú en la lucha por el repechaje, afronta sus partidos restantes con la ventaja psicológica de manejar su destino. La Vinotinto recibe a Paraguay y visita a Colombia en sus dos compromisos finales, encuentros donde un triunfo y un empate le garantizarían mantener su posición privilegiada. Bolivia, aunque matemáticamente viva, enfrenta un calendario complejo que incluye visitas a Brasil y Argentina, lo que reduce considerablemente sus opciones reales de alcanzar los 20-21 puntos que históricamente han sido suficientes para el séptimo lugar.

La historia no acompaña a la Bicolor

El factor histórico tampoco favorece a Perú en esta recta final. La selección nacional no logra vencer a Uruguay en Montevideo desde 1999, mientras que Paraguay siempre se ha mostrado como un rival incómodo en Lima. Ecuador, que ya tiene su clasificación prácticamente asegurada, podría presentar un equipo alternativo en la última fecha, aunque tradicionalmente los equipos sudamericanos mantienen la competitividad hasta el final de las eliminatorias por respeto al torneo y a sus propios procesos formativos.

Un futuro incierto

La realidad indica que las posibilidades peruanas de clasificar al Mundial 2026 son mínimas, requiriendo una conjunción de resultados favorable que bordea lo imposible. La eliminación matemática podría confirmarse incluso antes de la próxima fecha si Venezuela suma puntos ante Paraguay. Para una selección que alcanzó el repechaje en dos procesos consecutivos bajo la conducción de Ricardo Gareca, la actual situación representa un retroceso doloroso que obliga a una reflexión profunda sobre el futuro del fútbol peruano y la urgente necesidad de renovación generacional que permita recuperar el nivel competitivo perdido en los últimos años.

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Estudiantes de la UNFV toman desde anoche la sede principal [VIDEO]

Universitarios denuncian que muchos de ellos hasta la fecha no aparecer registrados como matriculados, y exigen una mayor celeridad de parte de la administración de esa casa de estudios para regularizar sus matrículas.

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Casa tomada. Ya estamos a mitad de año, pero increíblemente decenas de estudiantes de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV) se encuentran en una condición sui géneris. Van a clases, rinden exámenes, ingresan a sus facultades con sus libros y anotaciones, pero en papeles ¡no son estudiantes de esa casa de estudios!

A pesar de que las clases en la sede de la UNFV, ubicada en la avenida Nicolás de Piérola, iniciaron en el mes de abril, increíblemente los universitarios no cuentan con una matrícula formal y es que, según cuentan los manifestantes, el área administrativa de esa universidad no los tiene registrados. Ellos, explican, que esto le trae una serie de inconvenientes como el acceso al comedor universitario o el beneficio del medio pasaje en el transporte público que le otorga su carné universitario.

“Estamos a mitad de año, ya pasaron los exámenes parciales y aún no se ha abierto la matrícula para estudiantes de segundo a quinto año en la Facultad de Humanidades. Sin matrícula, nuestros esfuerzos no serán reconocidos, perderemos el acceso a servicios y corremos el riesgo de perder el año académico”, expresó uno de los dirigentes estudiantiles a través de un megáfono durante la protesta.

fuente: bdp.

Pero eso no es todo. Los manifestantes sostienen que ese problema también se da en la facultad de Ciencias, donde se estarían perjudicando alrededor de 300 estudiantes de esa universidad nacional.

Los estudiantes indicaron que tras varias semanas de marchas pacíficas y reclamos decidieron tomar una medida más drástica para exigir una mayor celeridad en la regularización de sus matrículas. Indicaron que esperan en la brevedad un pronunciamiento de la rectora Cristina Alzamora, caso contrario continuarán de manera indefinida con la toma de esa sede.

Además, mostraron preocupación por las próximas elecciones estudiantiles, ya que no existe un padrón claro de alumnos habilitados para participar. “Se vienen las elecciones a cogobierno y no se sabe quiénes son oficialmente los estudiantes. Ya hicimos más de tres plantones, pero las autoridades no nos dan solución, por eso tomamos la sede central”, indicaron.

Por su parte, la UNFV anunció a través de su página oficial en Facebook que las clases se desarrollarán de manera remota hasta el domingo 22 de junio, como medida temporal para evitar mayores inconvenientes en las actividades académicas y administrativas mientras se resuelve el conflicto.

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En menos de tres meses, mueren profesor y estudiante tras caídas en la UTEC de Barranco [VIDEO]

La UTEC asegura activar protocolos de seguridad, pero en poco más de dos meses hay dos fallecidos. Mientras tanto, la universidad guarda silencio, limita la información pública y alega que los casos aún están en investigación.

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Un nuevo incidente enluta a la comunidad de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC). Un estudiante falleció este miércoles 19 de junio tras caer desde un piso alto dentro del campus ubicado en el jirón Medrano Silva, en el distrito de Barranco. La noticia fue confirmada por la propia universidad mediante un breve comunicado en sus redes sociales, donde anunció la suspensión de todas las clases presenciales y virtuales por dos días.

“Dada esta triste situación, hemos activado los protocolos correspondientes”, indicó la institución, agregando que las actividades se retomarían de forma virtual el sábado 21 de junio. Además, señalaron que “se continuará colaborando con las autoridades para esclarecer los hechos”.

Comunicado por fallecimiento de estudiante.

No obstante, como ha ocurrido en ocasiones anteriores, el manejo comunicacional ha sido altamente hermético. No se han brindado detalles sobre las circunstancias del suceso, ni se ha explicado qué tipo de protocolos se han activado específicamente. Esta falta de transparencia genera preocupación y desconcierto, especialmente considerando que este es el segundo caso similar en apenas dos meses y medio.

En abril pasado, un docente también falleció al caer desde uno de los edificios del mismo campus. En esa ocasión, la UTEC emitió un comunicado casi idéntico, anunciando una investigación, suspendiendo clases y expresando condolencias, pero sin ofrecer explicaciones claras ni asumir responsabilidad alguna.

Comunicado del mes de abril por fallecimiento de docente en UTEC.

Ambos casos, aunque en investigación, reflejan un patrón preocupante. Si la universidad asegura seguir protocolos de seguridad, ¿por qué no se han reforzado las medidas preventivas en los diferentes pisos y estructuras del campus?

Las muertes trágicas de un profesor y ahora un estudiante no pueden quedar reducidas a comunicados breves y silencios institucionales. La comunidad universitaria y la opinión pública merecen respuestas claras, acciones visibles y un compromiso real con la prevención y la seguridad.

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Jesús María vivió su propia Champions League: exitosa primera edición reunió a más de 200 vecinos

16 equipos compitieron por la Copa “𝙅𝙚𝙨𝙪́𝙨 𝙈𝙖𝙧𝙞́𝙖 𝘾𝙝𝙖𝙢𝙥𝙞𝙤𝙣𝙨 𝙇𝙚𝙖𝙜𝙪𝙚”.

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Con emoción, goles y espíritu vecinal se vivió la primera edición del campeonato relámpago “𝙅𝙚𝙨𝙪́𝙨 𝙈𝙖𝙧𝙞́𝙖 𝘾𝙝𝙖𝙢𝙥𝙞𝙤𝙣𝙨 𝙇𝙚𝙖𝙜𝙪𝙚!”, organizado el pasado sábado 14 de junio como parte de las celebraciones por el Día del Padre. El evento, que congregó a más de 200 vecinos y vecinas, se convirtió en una verdadera fiesta deportiva con transmisión y narración en vivo, almuerzo comunitario y una final de infarto definida por penales.

Aunque inicialmente se tenía previsto realizar el torneo en las canchas del Club Lawn Tennis, los equipos fueron sorprendidos al llegar y encontrarse con la negativa de uso del espacio por “orden superior”, sin explicación clara. No es la primera vez que ocurre algo similar: ya durante el Día de la Madre, otra actividad vecinal programada en el restaurante “Megapollo” fue suspendida tras una clausura de última hora por parte del área de fiscalización del municipio. Sin embargo, gracias a la rápida reacción y buena organización del equipo de Luiz Carlos Reátegui, aquella actividad logró realizarse exitosamente en otro local, reuniendo a más de 600 madres jesusmarianas.

Este campeonato relámpago pese a los intentos vanos de impedirlo y obstaculizarlo, siguió adelante gracias a la buena predisposición, apoyo, cariño, respaldo vecinal y el entusiasmo de los participantes. En total, más de 16 equipos de categoría libre (conformados por vecinos de distintas edades y zonas del distrito) disputaron partidos intensos y llenos de camaradería. La gran final fue digna de una Champions League: ambos equipos ingresaron en formación por el centro de la cancha, ante los aplausos de los asistentes, y el título se definió con goles que son amores, elevando la emoción al máximo.

El evento fue transmitido en vivo a través de la fanpage oficial de Luiz Carlos Reátegui, quien además animó la jornada junto al narrador deportivo del evento, con humor, cercanía y mucho carisma. El stream(transmisión) obtuvo miles de reproducciones.

Durante la premiación, los campeones alzaron la Copa a escala real en medida y peso oficial de la Champions League, que simbolizó el esfuerzo y la pasión de todos los vecinos participantes. Luiz Carlos Reategui cerró el evento anunciando que este campeonato se repetirá cada año, como parte de su propuesta de convertirlo en una tradición deportiva para Jesús María durante su próxima gestión.

El equipo de Reátegui de la mano de su liderazgo ha vuelto a salir airoso una vez más, demostrando con resultados evidentes la capacidad de dirección, organización y gestión.

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Paro Nacional de Transportistas: más asesinatos y un gobierno ausente

Mientras las mafias siguen matando a transportistas en todo el país, Dina Boluarte guarda un silencio cómplice. La falta de acción y de liderazgo ha convertido las carreteras en territorios sin ley. Los transportistas paralizarán el país este 18 de junio exigiendo lo que siempre se les garantizó: seguridad y justicia.

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Los gremios de transportistas han anunciado un paro nacional para este miércoles 18 de junio, en protesta por la alarmante ola de violencia que azota a su sector. La medida, que iniciará a las 00:00 horas y se extenderá hasta las 23:59, incluirá concentraciones en puntos clave de Lima, Callao y otras regiones.

La Confederación Nacional de Transportistas del Perú (CNTP), la Asociación Nacional de Transportistas (ANTRA) y otros colectivos lideran esta jornada de protesta, tras registrar al menos 15 conductores asesinados en lo que va del año. Las mafias que cobran cupos y extorsionan operan con total impunidad en las rutas del país, mientras el Ejecutivo, encabezado por Dina Boluarte, guarda un silencio cómplice.

Los puntos de movilización en Lima incluyen el Óvalo Santa Anita, el puente Los Ángeles (SJL) y la Plaza Bolognesi. En el Callao, el Óvalo La Perla será el epicentro. El impacto será grave: rutas interprovinciales y urbanas paralizadas, con serias consecuencias para el transporte de pasajeros y mercancías.

Los gremios exigen un plan nacional de seguridad para el sector transporte, mayor presencia policial en zonas críticas y, sobre todo, una respuesta política firme. Pero hasta el momento, el Gobierno no ha emitido ningún pronunciamiento, demostrando su total desconexión con la realidad que viven miles de trabajadores diariamente.

El silencio del Ejecutivo frente a las extorsiones, asesinatos y amenazas sistemáticas refleja una grave irresponsabilidad. Dina Boluarte ha optado por mirar a otro lado, mientras los transportistas mueren en las carreteras y los ciudadanos quedan a merced del crimen organizado.

La protesta no es solo por ellos, advierten los voceros de los gremios. La seguridad en las vías es un problema nacional que afecta la economía, la movilidad y la vida misma de todos los peruanos. Si no hay una respuesta inmediata, el paro podría volverse indefinido.

La indiferencia del Gobierno de Dina Boluarte ya no es tolerable. La ciudadanía exige acción, no excusas.

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