Parece que mi artículo “Sobre el FIP Lima 2017” ha resultado demasiado vasto pese a que sus secciones fueron debidamente numeradas a fin de añadir a su exhaustividad, un modo ordenado que evite la confusión, dados los diversos temas que he desarrollado en su contenido.
Debo indicar que revisé todos los materiales expuestos de modo público por todos los involucrados en la controversia que ameritó mi artículo, tu respuesta y esta réplica a tu respuesta y que además presencié casi todas las fechas del festival.
Por otro lado, estoy enterado del origen, misión, visión y acción del FIP Lima 2017 y también de las imputaciones formuladas por tus ex colaboradores puesto que, como ya mencioné, leí todos los documentos que fueron ofrecidos al público a través de medios digitales y en medios periodísticos como Caretas. En este sentido, debo afirmar que existe una tendencia francamente peculiar en no pocas personas involucradas en el sector intelectual de nuestra sociedad, de la que obviamente no estás exento, que ante una perspectiva que no les place atribuyen desconocimiento por parte del autor de tal o cual argumento -me ha pasado no pocas veces con gente de cierta edad- y obviamente esa es una presuposición muy distante de la realidad en este caso.
Atendiendo al orden de las consideraciones que has propuesto, a continuación, me pronunciaré sobre todas y cada una de ellas.
He leído tus “descargos” en la edición virtual de Caretas y los considero insuficientes, máxime cuando también se basan en imputaciones que no han sido demostradas. Por ejemplo, cuando expresaste que L.E. Mendoza y B. Polack fueron expulsados de tu organización por “falta de profesionalismo, actos inmorales y de violencia y de un largo etcétera”, no acreditaste las pruebas que corresponden a tales aseveraciones. Además, este extremo fue replicado en el texto de Bruno Polack, “Renato Sandoval y el FipLima, 3 meses después de la denuncia” que fue publicado el 1 de junio de 2017 en Vallejo & Company, nada menos que 1669 palabras. En el tercer acápite del texto de la referencia, que transcribo a continuación, se señala la falsedad de esa imputación tuya: “… Sandoval miente cuando dice que nos despidió de la organización del festival. ¿Cómo lo pruebo? Con los correos de renuncia que le enviamos, con copia a todo el equipo de fundadores, cuando tuvimos pruebas fehacientes de sus pillerías apañadas por Llaxacóndor. De los 7 integrantes en ese momento, renunciamos 4, y las cartas de todos, así como las respuestas de asombro de Sandoval por las renuncias están como pruebas (las que puedo enviar a cualquier persona que me lo solicite)”.
Además, he señalado en mi artículo que un gran desacierto tuyo al afrontar este problema fue no haber refutado contundentemente todas las acusaciones de Mendoza y Polack en el momento más adecuado aunque agregué que podía considerarse tu delicado estado de salud y la inminente realización del evento en cuestión para justificar la ligera consistencia de tus “refutaciones” y, también señalé que este es un buen momento para dejar esta tanda de dimes y diretes y formalizar, de una vez por todas, esta polémica insana ante el Poder Judicial a fin de que no se juegue tan libremente con el honor de ciudadanos de los que hasta el momento no se ha demostrado nada. El problema es que, también, incidiste, al igual que tus denunciantes, en acusaciones o expresiones que no se han cimentado en pruebas concretas. Por ejemplo, ¿dónde están las pruebas de que la expulsión de Mendoza y Polack de tu organización se debió a la supuesta comisión de actos inmorales y de violencia a los que añadiste su falta de profesionalismo y un largo etcétera?
Lo que sin duda debe alertar a todos es el plazo transcurrido entre la denuncia de tus ex colaboradores y la fecha en la que han presentado sus cuestionamientos, toda vez que es un lapso suficientemente extenso como para despertar suspicacias. Sin embargo, pese a este detalle, sus acusaciones debieron atenderse con rigurosidad y en vista de que ni uno u otro bando han actuado de esta forma, sugerí que se lleve a cabo una denuncia directa en contra de quien haya causado perjuicio al honor del otro, toda vez que no estamos para andar evaluando andanadas de dimes y diretes en asuntos tan graves.
Respecto de tus intentos para hallar transparencia ya referí que he leído todas las publicaciones en las que te pronunciaste.
Respecto de tu retraso al denunciar penalmente a tus acusadores, señalé en mi artículo las dos opciones más recurrentes y, en verdad, es importante que se esclarezca todo este embrollo a fin de que nunca más se realicen agravios tan a la ligera en los predios de la gestión cultural donde muchos, por demasiado tiempo, se han llenado la boca ante denuncias mucho mejor dispuestas y fundamentadas señalando que eran “difamaciones” y pese a ello hasta la fecha no han procedido a presentar estas denuncias ante ninguna fiscalía del país. Como se sobreentiende, además de las mil razones que se podrían argüir para justificar tal evasión, el fundamento de este móvil es la imposibilidad de demostrar la veracidad de las acusaciones expuestas.
Me parece correcto que formules pronto una denuncia a fin de limpiar tu honor, el que sin duda se ha visto agraviado por las acusaciones que de resultar falsas acreditarán la necesidad de imponer una sanción adecuada a los que te han denunciado, pero cabe la posibilidad, a todas luces bastante remota, de que ellos demuestren en el proceso la veracidad de sus imputaciones. El problema añadido en este punto es que, tal cual referí en el quinto párrafo de la primera sección de mi artículo: “Lo curioso es que ninguna de las imputaciones expuestas en contra de R. Sandoval tienen relevancia jurídica y de ser ciertas serían, en todo caso, faltas éticas, pero no serían pasibles de ningún tipo de sanción. El problema es que R. Sandoval no ha presentado los DEBIDOS (léase, adecuados) descargos ni ha IMPUGNADO FRONTALMENTE las acusaciones de los poetas denunciantes por las mismas vías que emplearon aquellos en denunciarlo”.
Otro problema en este mare magnum de la problematización es que las acusaciones de Mendoza y Polack, ciertamente, no son contundentes ni han revestido la forma de una imputación directa sino que han jugado con conceptos como “malversación” o “malos manejos económicos” que son sumamente inciertos pero, al mismo tiempo, pese a no haber identificado una figura concreta que imputarte si han expuesto indicios de ciertas conductas non sanctas y eso debe ser objeto de un esclarecimiento por el bien del prestigio de cada uno de ustedes.
No sé si a la gente le gusté más el circo o el burdel, pero lo que sí es claro es que la gestión cultural en el país y sobre todo la que atañe a la poesía y la buena literatura no debe pasar por un paralelo que los aproxime a las dos “instituciones” mencionadas ni a acontecimientos tan lamentables como el ocasionado por todos los involucrados en esta controversia y, por ello, esta es la mejor ocasión para sentar un precedente en relación a los extremos más perfectos a los que se puede llevar una polémica en el país, puesto que no se puede consentir impunemente que se deprecien prestigios y tanto si es el tuyo como el de tus denunciantes, es claro que no podrán coexistir sino se define con claridad la responsabilidad de unos y otros en todos los problemas que hemos indicado.
Sé perfectamente cuales han sido los logros de las versiones anteriores del festival que organizas, pero mi artículo ha versado estrictamente sobre su última realización y sobre las acusaciones que se dieron desde el mes de marzo del presente año por lo que las localidades que hayan contemplado en anteriores versiones del evento en cuestión no vienen al caso.
Entiendo los problemas logísticos que señalas y debe concederse a tu expresión el beneficio de la buena fe, pero eso no es óbice para señalar todo lo que ha sido señalado en mi artículo.
Sobre el préstamo de 48 mil soles que has pedido a un banco, del que no das ninguna seña adicional, debo decir que por más loable que nos parezca o que, de verdad, sea no tiene relevancia en el orden de los temas y problemas propuestos. Lamento que estas afirmaciones sean un tanto duras dada tu natural gentileza, pero es lo que obliga el cumplimiento estricto de un pensamiento que intenta satisfacer a la razón.
Y reitero, sí he sabido de todos los extremos que propones y me he mencionado sobre todos aquellos que consideré importantes. Además, en ningún caso, he dicho que en el festival solo hubo música extranjera de altísima calidad, sino que inclusive señalé como un excelente final de la fecha de clausura, la interpretación de los “poemas hechos canción”, los que fueron parte de la propuesta de Manuel Jiménez, el octogenario cantautor que admiras.
Respecto de la difusión del FIP Lima 2017 debo mencionar que preví, en la décima sección del artículo que motivó tu respuesta, la posibilidad de que tu evento no haya recibido mayor atención debido a los efectos de la “contracampaña” realizada en contra de tu persona, pero, también, indique que eso sería darle demasiado valor e injerencia pública a poetas que están demasiado distantes de tener tal ámbito de influencia. Por ello, preferí optar por otra posibilidad, es decir, por la deficiente gestión publicitaria realizada por los agentes encargados del FIP Lima 2017. En todo caso, además del tema de la difusión del festival en sí, es increíble que la llegada de tantos buenos poetas no haya devenido en la realización de algunas entrevistas ya que como escribí en el artículo de la referencia “los poetas invitados deberían haber sido entrevistados y/o más promocionados en el medio local y, lamentablemente, por la falta de cobertura periodística pasaron por la capital como si fueran polvo”. Sabiendo que les cerraban las puertas, según tu propia expresión, en los medios tradicionales, ustedes pudieron recurrir a la prensa alternativa, pero ni eso. Inclusive los colaboradores que has tenido en este festival podrían haber realizado las entrevistas ellos mismos y luego podrían haberlas derivado a las oficinas de redacción de todos los medios y de seguro en algunos de ellos se habrían publicado, pero nada de nada.
Sé perfectamente que los amigos de tus denunciantes cerraron filas por la causa que ellos expusieron, endeblemente como he indicado ya más de una vez, pero de tu lado se dio el mismo fenómeno, al extremo que no pocos parecían dispuestos a poner las manos al fuego por ti y la verdad, ambos extremos del mismo comportamiento son absolutamente deleznables puesto que uno debe ser amigo de quien uno quiera, pero se debe intentar ser más amigo de la verdad. Como de costumbre, el amiguismo demuestra que es el más grave foco infeccioso, idiotizador e idiotizante de la realidad nacional.
Sobre el Poder Judicial he expuesto con todas las letras correspondientes en el cuarto párrafo de la primera sección de mi artículo que pese ser casi una garantía de impunidad para el corrupto o el adinerado que puede pagar las exigencias de dicho ambiente, una confrontación pública y vigilante por parte de la ciudadanía y de la gente de letras del país, respecto de todo lo acaecido en el FIP Lima 2017, limpiaría el pestilente cieno que es la literatura peruana actual. En este sentido, debo exponer que soy abogado, además de escritor y por eso señalo con conocimiento de causa la realidad del Poder Judicial, pero como hombre de derecho y, sobre todo, de justicia sé que es positivo procurar una defensa legítima así el medio sea más o menos adverso y también porque si no intentamos procurar justicia por esta vía formal no nos quedaría otra salida que la acción por mano propia y eso no puede conducir a ninguna forma de paz. Si la ciudadanía está a la expectativa de lo que suceda en el curso del proceso no hay nada que temer.
Debo desestimar el último párrafo de tu respuesta que considero una efusión sentimental sin mayor utilidad salvo tu personal desahogo, pero, al mismo tiempo, debo responder a lo que directamente me has preguntado sobre si creo en los poderes del Estado. Pues bien, pese a la mala conducción que todos ellos sufren en manos de sus actuales dirigentes o representantes debo decir que sí creo en ellos, pero dado que no soy un incondicional de nada ni de nadie y dado que entiendo lo complejo de la circunstancia, y precisamente en mi triple condición de escritor, abogado y periodista, procuro enmendar la plana de todos los farsantes que pueblan indiscriminadamente las instituciones públicas, el medio político y la escena artístico-cultural de nuestro país a fin de que toda la ciudadanía crea en ellos como debe ser.
En el caso que representa el FIP Lima y las acusaciones vertidas en tu contra, en tanto organizador principal, reitero que deberán ser evaluadas en sede judicial y deberán recibir el seguimiento atento y pormenorizado de todos los interesados en el desarrollo y mantenimiento de las actividades culturales en el país puesto que de este esclarecimiento dependerá la legitimidad de futuros eventos similares.
Finalmente, la democracia, el estado de derecho y el bienestar de nuestra sociedad no pueden ser un regalo de aquellos que regentan el poder, sino que deben ser el resultado de una exigencia y de una lucha constante en contra de todos ellos a fin de favorecer a nuestra ciudadanía.
P.S.
Reitero los elogios brindados al festival que organizaste, que pareces no haber advertido, así como todos los elementos que critiqué y fundamenté. Además, reitero la necesidad de establecer un proceso judicial fin de mantener en absoluta pulcritud el honor y el prestigio de los involucrados en esta controversia siempre y cuando así lo merezcan, en cambio, aquellos que hayan incumplido con la justicia y la buena fe, como en el célebre Discurso en el Politeama, han de ver sus frentes marcadas por un sello de indeleble ignominia.