Festival de Cannes: Entrevista al director Polen Ly
El talentoso cineasta camboyano que viene participando en la 76 edición del Festival de Cannes con su película The Tongue Of Water, conversó con Lima Gris sobre el desarrollo y producción de su largometraje.
La 76 edición del Festival de Cine de Cannes también cuenta con un mercado de películas y plataformas de proyectos. El primer largometraje documental de Polen Ly The Tongue Of Water fue seleccionada y presentada en el Marché du Film entre varios otros proyectos destacados de todo el mundo.
The Tongue Of Water es la historia de una madre soltera indígena, que lucha contra diversos obstáculos para devolver el equilibrio a su familia después de que el embalse de una represa hidroeléctrica se llevara su casa y todo su pueblo. Polen Ly pasó 6 años filmando y viviendo con la familia de la mujer. El resultado es una historia de resiliencia.
Lima Gris conversó con el director de cine nacido en Camboya que viene participando en el Festival de Cannes. Aquí la entrevista.
Polen Ly, trabajar 6 años en una película documental no es corto, pero aún está dentro del período de tiempo promedio requerido para representar un desarrollo en un documental. ¿Puedes describir las fases de esa convivencia, desde el primer acercamiento hasta el punto en que los protagonistas ya no sienten la presencia intrusiva de la cámara?
Creo que debe haber sido una conexión espiritual entre Neang, la protagonista, y yo. En camboyano diríamos que hubo ‘nisay’. En 2017, estuve en la aldea de Neang, una aldea indígena remota llamada Kbal Romeas en el norte de Camboya, que esperaba la inundación por una represa hidroeléctrica, construida en colaboración entre el gobierno camboyano y una empresa china. En ese momento, el pueblo estaba casi vacío, ya que la mayoría de la gente se evacuó a las tierras lejanas con la que fue compensada por la empresa. Solo alrededor de 50 familias rechazaron la compensación y permanecieron en su aldea, incluida la familia de Neang porque para ellos la tierra compensada no contaba con los recursos naturales que habrían permitido continuar su forma de vida tradicional.
Después me quedé allí más de un mes y filmé algunas familias, mientras buscaba un tema para mi documental. Mientras tanto, la autoridad local prohibió la entrada a periodistas, cineastas, activistas, etc., ya que no querían que la resistencia de los aldeanos se viera en los medios. A menudo venían a revisar el pueblo en busca de forasteros. Entonces, un día, algunos aldeanos me enviaron a quedarme en el bosque, y allí conocí a Neang. Me recibió en su pequeña y acogedora choza en las cercanías del bosque. A partir de ahí comencé a filmar sus actividades en la casa, en el arrozal, en el bosque con sus hijos. Hasta que una noche escuchamos un disparo desde el bosque. No sabíamos si era de un cazador o de otra persona. Estábamos asustados, ya que la casa estaba bastante aislada de las demás. El padre de Neang trató de consolarme un poco diciéndome que no me preocupara, ya que lanzaría flechas si alguien venía a amenazarnos. A partir de ese momento, la familia de Neang y yo nos hicimos cada vez más cercanos. En ese momento, el esposo de Neang la dejó por la tierra compensada, dejando atrás a todos los niños y la responsabilidad a ella. Vi su dolor y sentí pena por los niños. A veces, me sentaba y hablaba con ella sobre su miedo, dolor, esperanza, recuerdos, su filosofía de vida, y así sucesivamente hasta un punto en el que nos volvimos como amigos. Lentamente, la presencia de mi cámara pareció convertirse en un medio para que ella contara sus historias y yo observara su vida más de cerca. Mi propósito de hacer el documental se volvió cada vez más personal.
El título de tu documental The Tongue of Water (La lengua de agua) sugiere un doble sentido. También implica que el elemento agua sea una entidad, un ser que se articula. ¿Cuál es el significado del título que has elegido y cómo se relaciona el título con la experiencia de la protagonista?
Los aldeanos usaron la jerga ‘La lengua del agua’ para definir un lugar, donde el continente se encuentra con el agua del embalse. Literalmente, significa el borde de la inundación. En el concepto visual, parece que el embalse actúa como un monstruo que se traga la tierra y el bosque de Neang. Es por eso que usé esto como un título de trabajo.
Sin embargo, desde que comencé el proceso de edición, mi editor y yo nos conmovimos mucho con una escena de una noche de eclipse. En la tradición indígena de Neang, durante un eclipse, los humanos tienen que gritar y pedirle a Dios que ayude a la luna a no ser tragada por la sombra. Esa noche, Neang y toda la familia, niños y abuelos, no dejaban de gritar «¡Kea eu lok!» significa «¡Dios, por favor ayúdame!» Esto dice mucho sobre la lucha de Neang y su pueblo para salvar su tierra y la naturaleza.
Como contexto, después de que la inundación se llevara la casa y el pueblo de Neang, ella y otras familias se mudaron para reasentarse en un bosque alto que es su tierra ancestral. Pero el gobierno anuncia que su tierra es ilegal. El gobierno quiere trasladarlos a la tierra compensada, para que ellos [el gobierno] puedan poner su tierra ancestral como concesión para una empresa agroindustrial china. Dentro de los 6 años de mi filmación, Neang y los aldeanos han estado peleando para quedarse en su tierra. Por eso, para mí, el eclipse refleja el símbolo de esta tierra siendo tragada lentamente por la oscuridad. Se nos ocurrió también el título «Rescatando la Luna».
La codicia de unos pocos empresarios que no están dispuestos a prever las consecuencias de sus actos parece aumentar en dimensión las tragedias recientes, como el terremoto en Turquía o las inundaciones relacionadas con el cambio climático en Pakistán o Italia. ¿En The Tongue Of Water, cómo asumen, asignan e interpretan la catástrofe como origen de la lucha de los protagonistas y qué actitudes, sentimientos y estados de ánimo experimentan los protagonistas?
Neang solía expresarme a menudo su nostalgia por la infancia, cuando la tierra estaba llena de bosques espesos y había más animales salvajes que en la actualidad. Su vida era mucho más simple, pero pacífica. La tragedia de la represa hidroeléctrica fue un golpe que puso patas arriba el sustento con solo un chasquido de dedos. Pero, lo que empeoró para ella es el hecho de que ella y sus aldeanos ni siquiera pueden vivir en paz en el lugar restante de su tierra ancestral. ¡Cual montaña rusa de emociones para Neang y sus hijos! ¡Desde el dolor de perder el hogar en la inundación hasta el miedo de perder la tierra actual a manos de la empresa! Es como un viejo dicho: «En el agua espera el cocodrilo, en tierra firme el tigre».
Para mí, la catástrofe tuvo más consecuencias que la pérdida de la casa y las pertenencias. La escuela fue cerrada. Al igual que otros niños y adolescentes del pueblo, los hijos de Neang faltaron a la escuela durante más de tres años. El hijo mayor de Neang al final perdió su educación y ahora deambula en busca de trabajo para ganar dinero.
A nivel psicológico, honestamente todavía trato de descubrir cómo la tragedia y el ambiente de miedo afectan el estado mental de Neang y los niños, de manera subconsciente. A veces, traté de entender escuchando sus sueños. A veces, Neang podía ser valiente, decidida, alegre, pero a veces caía en un estado de desesperanza o era una madre obsesionada con el control de sus hijos. Una vez me confió una gran emoción que es difícil de compartir, y que tampoco revelaré en mi película, por respeto a su privacidad. Pero quiero mostrar un ejemplo de este grave impacto que le sucede a las personas a nivel psicológico, que rara vez se discute cuando se debaten proyectos de desarrollo. A veces ponemos demasiado énfasis en la pérdida de objetos más que en el daño emocional que es casi imposible de restaurar.
A lo largo del proceso de filmación, después de presenciar la lucha por la que pasaron los aldeanos, descubrí también una horrible verdad interna. Los jóvenes empezaron a hacer crecer sus necesidades y sueños. Mientras sus ancianos luchan por proteger la tierra y el bosque, algunos jóvenes comenzaron a explotar su propia naturaleza para ganar dinero. No es del todo culpa de ellos, ya que entiendo que durante este largo y agotador período de lucha, que parece no conducir a ninguna parte, pueden sentirse atrapados y obligados adaptarse a las formas de globalización, para ganar dinero de una manera más rápida. Al final, no es solo la compañía con la que luchan Neang y sus aldeanos, sino también con sus propios hijos. Este conflicto retorcido me rompe el corazón, pero al mismo tiempo rompe con una visión estereotipada y romántica de los indígenas como «protectores de la naturaleza». Y así es como quiero retratar la historia de una comunidad indígena, desde una perspectiva universal.
Camboya rara vez aparece en los medios de América Latina. Solo viene a la mente una imagen borrosa de un destino turístico con comidas y arquitectura exóticas, relacionado con la Guerra de Vietnam y el subdesarrollo. Los camboyanos en las pantallas de cine y televisión europeas suelen ser tranquilos y amables, sonrientes pero nunca riendo a carcajadas. ¿Cómo presentas a tu protagonista como individuo en el contexto de su comunidad?
Para mí, como cineasta, quiero retratar a las personas a través del lente de mi cámara como seres humanos que tienen emociones y necesidades, en lugar de solo camboyanos o indígenas. Como en el caso de Neang, después de vivir con ella y su familia todos estos años, aprendí a conocer la mente y las necesidades de ella y sus hijos. La sociedad camboyana a menudo muestra a una mujer «buena» a través de la literatura o algunos medios como amable, educada, sonriente, tímida, tranquila, etc. Incluso nuestro Ministerio de Cultura tiene algunas reglas para mostrar a una mujer en una película. Por ejemplo, una mujer tiene que usar una falda que le cubra las rodillas. En mi película, Neang es retratada como una mujer con capas de personalidad. Lleva una vida como madre soltera, que se encarga de criar sola a sus cuatro hijos, mientras es una persona servicial y cariñosa con su comunidad. Ella sonríe y se ríe mucho. Es una persona llena de melancolía. A veces, puede ser impulsiva; ella maldice; les grita a sus hijos. Ella es valiente, especialmente durante la misión de detener a algunos madereros ilegales en el bosque. Pero a veces, también es perezosa, insegura, desesperanzada. Le gusta divertirse, especialmente bailar y beber alcohol con sus amigos. Ella habla de pedo… En un documental como el mío que se ocupa de la proteccion del medio ambiente. Cierta audiencia podría esperar ver a un personaje parecido a una heroína, pero no, en la vida real, Neang vive la vida de una mujer, que tiene sentimientos como nosotros y estoy agradecido de que nos muestra su realidad frente a mi cámara.
Polonia Ly explora temas sociales, historias humanas y de la naturaleza. Sus obras suelen reflejar su personalidad significativa en la narración a través de su forma de utilizar los elementos naturales como simbolismo. Su último cortometraje FURTHER AND FURTHER AWAY fue seleccionado en la competencia de cortometrajes de la Berlinale 2022. Al mismo tiempo, Polen trabaja en su primer largometraje documental, THE TONGUE OF WATER.
Proyecto THE TONGUE OF WATER tiene actualmente el presupuesto cubierto al 88% (€ 250.000) y está en postproducción y en busca de festivales, agentes de ventas, distribuidores, compradores y financiamiento para completar. Fecha de estreno estimada para febrero de 2024. Duración: 90′.
Desde el inicio, lo que une a los personajes de Cenci (Mia Farrow) y Leonora (Elizabeth Taylor), es la perdida. De una madre y una hija, respectivamente. En una secuencia silenciosa, la joven Cenci sigue a quien cree es su madre (Leonora), por un tramo de la ciudad, desde las afueras de una iglesia hasta un cementerio, este último, lugar en donde la hija de la ex prostituta está enterrada. La joven observa fascinada a su madre reaparecida (revivida) –extrañamente, Leonora tiene un parecido con la occisa. (Pero ese es un dato menor, lo importante es cómo la ve la muchacha, que parece no haber salido aún de la infancia). Con persistencia logra llevar a la mujer a su casa. Leonora acepta, entre curiosa y oportunista, se entera que la joven es adinerada. (La casa enorme y laberíntica la impresiona, al mismo tiempo que la atemoriza. Es raro que no haya nadie más viviendo allí). Entre ambas, una relación compleja empieza a surgir, se desarrolla. Las comodidades a las cuales no está acostumbrada la mujer mayor son atrayentes, pero también lo es la posibilidad de replicar su papel de madre, cortado abruptamente por la muerte temprana de su hija. Entonces parece surgir una especie de acuerdo implícito, en donde cada una puede encontrar satisfacción en el papel que encarnan. Una vida que no se tuvo, una hija que se reemplaza. O la vuelta de la madre querida, de la infancia recobrada. Solo que algo parece enturbiar sus relaciones, algunos de sus acercamientos tienen la sensualidad que podría surgir entre dos adultas, sin vínculo sanguíneo. A Leonora eso le recuerda la vida que tuvo de meretriz, lo cual la atormenta y está cansada. Y ciertas conductas de su “hija” Cenci, la enfrentan a la verdad de su farsa. (En una conversación con dos parientas de la joven, resentidas porque no recibieron nada de la fortuna familiar, se entera que Cenci tiene veintidós años).
Como una aparición, un ser perverso que viene a quitarles algo, el padrastro Albert (Robert Mitchum), regresa a perturbar la relación madre-hija. Descubre a Leonora, la desprecia. Intenta llevarse a Cenci, retomar su relación (ambos están juntos desde que ella era una adolescente), y obtener el dinero de la herencia. Su presencia deteriora el frágil vínculo de las dos, recordándole a Cenci el aspecto más crudo de su crecimiento, su sexualidad. En un punto en que la joven se vuelve el objeto en disputa, Leonora parece ir quedándose atrás en su condición de símil. De pronto ya no es tan parecida a la occisa, aparentemente le falta ese “algo” que las clases sociales altas poseen en su vivencia, y que las hace reconocibles entre “sus iguales”. El desengaño provocará el suicidio de Cenci. No mucho después, Leonora tomará venganza, asesinando a Albert.
El director Joseph Losey y su equipo, adaptan el relato del argentino Marco Denevi, colocando a sus personajes en una ciudad compuesta de parajes y calles desoladas, de lúgubres e intrincadas instalaciones. (Incluso en un hotel en la playa, solo vemos a dos o tres trabajadores, aparte de las huéspedes). Lugar donde se viven obsesiones, sufrimientos y malicias, funciona al mismo tiempo como una extensión –o proyección-, de esas mentes afligidas. Como esas calles amplias y solitarias a las cuales miran los personajes con recelo, o las habitaciones decoradas de objetos que parecen no pertenecerles, y que portan un aire antiguo y decadente, aunque de igual manera los utilicen, como si estuvieran haciendo una travesura o infringiendo alguna regla. Así, la recreación del vínculo maternal, que en un momento parece estar “protegido” por la enorme mansión y sus ventajas materiales, es al mismo tiempo una especie de encierro frágil, muy vulnerable a los “peligros” de afuera: a la “realidad” que podría devolver a la mujer a su vida retirada y obligadamente austera, y a los seres malvados que vendrán por la hija-benefactora, para poseerla y aprovecharse de ella.
“El hombre debe saber en qué mundo vive, y en este momento el mundo es Roma”. Era una época en que el mundo giraba en torno a las decisiones de un emperador, donde millones de personas vivían o morían bajo su voluntad, siendo consideradas muchas de ellas como esclavos o ciudadanos de segundo orden.
En el año 1959 la Metro Goldwyn Mayer estrenó lo que sería una de más épicas y fascinantes películas de época, utilizándose más de 2,500 caballos, 200 camellos y más de 10,000 extras. Se elaboraron enormes sets donde se rodarían las más recordadas escenas, como la carrera de las cuadrillas, la misma que fue planificado cerca de un año, pero que solo duró 9 minutos en pantalla.
Aquella película de más de tres horas de duración se llevó en los premios Óscar de 1960 once estatuillas, incluidas las de Mejor Película, Mejor Director (William Wyler), y Mejor Actor (Charlton Heston). Esta hazaña no fue igualada hasta el estreno de Titanic en 1997 y El Señor de los Anillos: El Retorno del Rey en 2003.
Ahora, el largometraje dirigido por William Wyler, volverá a las salas locales este jueves 17 y viernes 18 de abril para deleite de los cinéfilos. Para ello, Warner Bros. ha decidido ofrecer a los fanáticos una experiencia renovada con una versión restaurada deBen Hur, que promete resaltar los detalles de la película que podrían haberse perdido con el tiempo.
Las restauraciones digitales y los avances tecnológicos han permitido que los efectos especiales y las secuencias más icónicas se vean mejor que nunca, lo que hace que este reestreno sea una ocasión aún más especial para los cinéfilos y aquellos que nunca han tenido la oportunidad de ver el clásico en la pantalla grande.
El dato:
En Cineplanet se pasará los días 17 y 18 de abril en sus salas de Alcázar, Centro Jr. De La Unión, Mall del Sur, Norte, Primavera, Puruchuco, Risso, San Borja, San Juan de Lurigancho y San Miguel. En tanto, Cinemark la pasará solamente el 17, proyectándose en sus sedes de Jockey Plaza, Gamarra, Mallplaza Angamos y San Miguel, con una única función a las 3:00 p.m.
La miniserie Adolescencia, producida por Netflix, logra capturar lo que pocos logran: la cruda realidad de la juventud, con sus contradicciones, su pasión y su falta de respuestas claras. Aquí no hay lugar para idealizar ese período de la vida. No se nos ofrece una visión edulcorada, ni el escape fácil a un mundo sin complicaciones. En cambio, Adolescencia se enfrenta con valentía a la inestabilidad emocional y la búsqueda de identidad que caracteriza a los adolescentes. Y en este desafío, el trabajo del director es un punto clave, como una brújula que guía al espectador a través de un paisaje emocional denso, pero cautivador.
El director Philip Barantini, sin ningún alarde innecesario, muestra una maestría indiscutible en el uso de la técnica del plano secuencia. Aunque este recurso ha sido ampliamente utilizado en el cine, rara vez se emplea con la eficacia que se ve en Adolescencia. Los planos secuencia aquí no son un simple ejercicio visual, sino que se convierten en una extensión de las emociones de los personajes. La cámara, en constante movimiento, sigue a los jóvenes como una sombra, casi como si fuera un miembro invisible de sus vidas, capturando sus momentos más vulnerables sin interrupciones ni cortes abruptos. Esta técnica, lejos de ser un capricho estético, funciona a la perfección para sumergir al espectador en la tensión emocional que subyace en cada escena.
No es difícil notar la influencia de directores que han hecho de este tipo de planos una marca de autor (Alexander Sokurov), pero en Adolescencia no se trata de un simple virtuosismo visual. Aquí, cada plano secuencia está al servicio de una historia que, por su crudeza, no necesita artificios. Al contrario, la desnudez emocional de los jóvenes queda al descubierto a través de la continuidad, la fluidez de los movimientos, como si el tiempo se deslizara sin darnos respiro.
En cuanto al guion, Adolescencia evita las trampas de lo predecible. No nos encontramos ante una narrativa convencional que nos ofrezca lecciones fáciles o finales reconfortantes. Los diálogos son naturales, a menudo llenos de pausas incómodas y frases a medias que reflejan la incertidumbre y el caos emocional de los personajes. La escritura es aguda, certera, y aborda temas universales como el amor no correspondido, la búsqueda de pertenencia y el enfrentamiento con las expectativas ajenas, todo ello sin caer en clichés. Cada línea de guion respira autenticidad, y es en esa autenticidad donde la serie encuentra su mayor fortaleza.
El guion de Adolescencia también es un reflejo de cómo la juventud de hoy se enfrenta a presiones sociales que antes no existían con la misma magnitud. En un mundo saturado de imágenes y expectativas a través de las redes sociales, los personajes luchan por encontrar su lugar, por trazar su camino en medio de la confusión. Los conflictos internos son tan universales como atemporales, pero el guion los presenta de una manera que se siente urgente, como si no hubiera tiempo para dudas o vacilaciones. Los personajes no están buscando respuestas fáciles, sino que las preguntas los devoran.
Y, por supuesto, las actuaciones merecen un aplauso aparte. En Adolescencia, el elenco no necesita de gestos exagerados ni de actuaciones sobrecargadas para transmitir la profundidad de sus personajes. Al contrario, hay una contención impresionante en la manera en que los actores construyen a sus personajes. Cada mirada, cada gesto, es un reflejo de esa lucha interna que define la adolescencia. La frescura y la naturalidad del elenco juvenil son un hallazgo, una de esas rarezas en las que la interpretación fluye con tal realismo que parece que estamos viendo algo que va más allá de la ficción.
Es fácil pensar que Adolescencia podría haber sido una serie convencional más sobre la juventud, con su carga de tópicos y superficialidad. Pero el director, el guion y los actores logran un equilibrio que eleva la serie por encima de las expectativas. En lugar de darnos una representación simplificada de la adolescencia, nos enfrentan a la complejidad de esa etapa: un terreno pantanoso donde las emociones están a flor de piel, donde todo parece tan urgente y definitivo, pero en realidad es solo el comienzo de algo mucho más grande.
El trabajo del director no se limita a la técnica; es, ante todo, un ejercicio de empatía. Es un director que entiende que la juventud no es un campo de batalla de una sola guerra, sino una serie de pequeñas batallas, algunas ganadas, otras perdidas. Y es este entendimiento el que hace que Adolescencia sea una miniserie que se siente, en su interior, como un retrato honesto y sin adornos.
Sin concesiones fáciles, sin caer en el sentimentalismo barato, Adolescencia se convierte en un testimonio de la juventud, despojada de adornos y mostrando sus grietas. La serie no ofrece respuestas, y quizá eso sea lo que la hace tan poderosa. Porque, al final, la adolescencia nunca tiene respuestas claras. Y esa es su grandeza.
El caos se desata. La ciudad se derrumba. La lucha por sobrevivir ha comenzado. Sin previo aviso, un terremoto catastrófico sacude la ciudad con una fuerza devastadora, reduciendo enormes rascacielos a montañas de escombros. En cuestión de segundos, las calles se convierten en un paisaje apocalíptico de fuego, polvo y destrucción. Pero lo peor aún está por venir.
Atrapados en un infierno de concreto y acero, entre los restos de la ciudad, cientos de personas quedan varadas en un laberinto de edificios en ruinas. En lo más alto de los rascacielos, en ascensores averiados y en pisos a punto de colapsar, un grupo de sobrevivientes debe luchar contra el pánico, la desesperación y la incertidumbre. Con cada réplica, las estructuras tiemblan y se desmoronan, amenazando con sepultar a los que aún siguen con vida.
Pero la tragedia no termina ahí…Las tuberías rotas y el colapso del sistema de represas desatan un nuevo peligro: inundaciones imparables que convierten los edificios en prisiones mortales. El agua sube rápido, llenando pasillos y habitaciones, dejando a los sobrevivientes sin escape. Ahora, no solo deben encontrar una salida entre los escombros, sino también ganarle la carrera al agua antes de que sea demasiado tarde.
Cada segundo cuenta. Cada decisión puede ser la última. Mientras el caos se apodera de la ciudad, un grupo de desconocidos deberá unir fuerzas para enfrentar lo imposible y desafiar al destino. Pero en un mundo que se desmorona a su alrededor, no todos lograrán salir con vida…
Una película de desastre y suspenso extremo que te dejará sin aliento.
Una cámara “flota” al interior de una casa. Miramos fotos sobre paredes opacas, muebles, objetos diversos, aparentes vestigios de un pasado. Allí un hombre mayor (Alexander), recuerda como era su pueblo hace cincuenta años, cuando era un niño y vivía con su padre en una pensión, junto a un pequeño grupo de amigos, entre ellos el jefe de la policía local, Iván Lapshin. Ese recuerdo es la reconstrucción ficcional que nos propone Aleksei German (1938 – 2013, San Petersburgo, Rusia), –y su equipo-, de la vida de una localidad de provincia en la Rusia de los años treinta del siglo XX.
La voz del narrador inicia los segmentos, divide etapas en el transcurrir del relato. (Incluye su parecer sobre los cambios naturales y de infraestructura que ocurren en su pueblo). Luego, en la mayor parte del metraje, la voz parece retirarse, aunque su punto de vista mudo acompaña a Lapshin en todo lo que acontece, pero siempre a un costado, o cerca, o detrás de los personajes en una escena poblada, o entre la gente, como si estuviera haciéndose lugar, captando una serie de conversaciones fragmentarias, “historias a medias”. La cámara sigue a esos personajes, comentando los últimos sucesos, bromeando, quejándose o criticando las condiciones de vida –y sus carencias-, intentando así un registro detallado del colectivo, como un conjunto polifónico de distintas intensidades. Después, la película opta por dos argumentos que reducen su primera diversidad y trata de centrar sus conflictos en unos pocos personajes -el círculo inmediato a Lapshin. (Un triángulo amoroso y la persecución a un criminal).
La risa y la ironía son medios que permiten sobrellevar los problemas cotidianos, pero una soterrada tristeza se percibe en casi todas las conversaciones y encuentros. Imposible de ocultar, incluso en el aparente gesto despreocupado de Khanin, el amigo escritor de Lapshin, al narrar la muerte de su esposa por la difteria, ocurrida cuando él estaba de viaje. Por ello no es de extrañar que el tono de la película, en muy buena parte, vaya de lo burlesco a lo trágico. (Khanin, culpándose, fallará en su intento de suicidio).
Un sentido de comunidad aflora en varios planos y secuencias. Un “nosotros” visto en las formas de convivencia, en la ayuda mutua, las reuniones, en la distención de las jerarquías, en cierta confianza –si bien desigual-, en la construcción de un orden nuevo, de un futuro. Lo vemos en los momentos de chanza y fiesta, y en el trabajo de los actores de la compañía de teatro sacando adelante una obra para todos. (También en la labor de la policía contra la delincuencia, en especial en la captura del jefe de una banda local –Solovyov-, conocido por sus crímenes violentos). Sin embargo, es en este punto donde observamos una contradicción entre los ideales del progreso soviético y la visible precariedad material. Esas contradicciones se extienden sobre lo real –pasado- a medida que la película se torna en una reflexión sobre el proceso estalinista, aunque no haya algún tipo de proclama o una condena evidente. Lapshin ejemplifica la confianza en ese proceso, mientras que otros, colegas y amigos, siguen esas convicciones de manera ambivalente. A menudo estos personajes se ven como figuras cansadas en un paisaje en donde sus esfuerzos apenas les deparan alegrías. (Sus asuntos personales son muestra de ello. La actriz Adashova rechazará los avances románticos de Lapshin, aunque ella no podrá irse con Khanin –él no está interesado-, y este por su parte, retornará deprimido a Moscú).
El director German propone una ficción inscrita en un determinado momento histórico, visto desde sus actores de base, alejados de los grandes centros urbanos. Sus comportamientos y creencias por erigir una sociedad diferente, chocan con incertidumbres, cuestionamientos, con su propia pobreza. Quizás por ello, a pesar de la esperanza y de cierto desarrollo que se describe como la “multiplicación de casas y de líneas de tranvía”, asoma el antiguo contexto real, aquel de las carencias –hambrunas-, la colectivización y las purgas.
Kayara, la tan esperada película animada de Tunche Films, del director César Zelada ya está lista para su estreno mundial y se proyecta a convertirse en uno de los estrenos del cine peruano del 2025. Esta producción ha sido realizada en coproducción con España y promete llevar al público a un fascinante viaje por la milenaria cultura peruana, explorando temas de valentía, identidad y legado.
La película cuenta la historia de Kayara, una joven atleta de 16 años que desafía las normas de su tiempo al convertirse en la primera mujer en unirse a los legendarios mensajeros incas, los chasquis. Enfrentando obstáculos y superando desafíos, Kayara se convierte en una heroína que protege su tierra y el legado de su pueblo, todo mientras ocurre la llegada de los conquistadores españoles.
Kayara es el más reciente logro de Tunche Films, el estudio peruano que en 2022 ganó el prestigioso Premio Platino a la Mejor Película de Animación de Iberoamérica con su película Ainbo: La Guerrera del Amazonas. Al igual que AINBO, Kayara ha obtenido un gran éxito de ventas en casi todos los mercados internacionales, lo que asegura un estreno global que llevará nuestra cultura a audiencias de todo el mundo.
“Con Kayara, buscamos no solo entretener, sino también mostrar al mundo el valioso legado de los Incas y la riqueza de la cultura peruana”, comentó el director César Zelada. “La historia de Kayara es una metáfora de la lucha por la identidad, el coraje y el respeto por nuestras raíces, algo que todos los peruanos podemos sentirnos orgullosos de compartir con el mundo”.
fuente: tunche films.
La película tuvo su estreno mundial el 2 de enero en Ucrania. Ahora, con el lanzamiento de su tráiler, comienza la cuenta regresiva para su llegada a los cines peruanos. Kayara se estrenará a nivel nacional el 6 de marzo y más adelante, el 30 de marzo, debutará en Estados Unidos.
Por Dios, no es tan difícil. Si uno se concentra (cosa que pareciera ir en contra del espíritu de esta época), comprende de inmediato (algo básico, y con claridad total): ¿quién quiere sonido ante estas imágenes? (O ante cualquier imagen, pero eso implica unos presupuestos teóricos que nos llevarían más lejos de lo que quiero ir en este artículo.) Yo no, por lo menos, a mí me basta, tal como lo quiso el autor, con la imagen, y no debo ser, por simple estadística, un caso absolutamente único o aislado. ‘Escucho cuando veo’. Todos somos sinestésicos, lo sepamos o no… De veras (espectadores, por favor, dejen de jugar tan tristemente a hacerse los tontos -entre otras cosas porque tarde o temprano pueden volverse tontos de verdad-; no sean tan obedientes a los mandatos destructivos de la época que azarosa o misteriosamente les ha tocado), entren en razón y dense cuenta que no cuesta tanto trabajo gozar de la plenitud mostrada… ¡Y son fragmentos, hijos del video clip y del scroll! El montaje es intenso. Es tan intenso, en cierto modo, como lo es aquello que presenta, placer, dolor, carne y sangre, emoción: un nacimiento.
En esta hermosa e inteligente película de tan solo 12 minutos está no sé si todo (no creo) pero sí mucho de lo que puedes desear al imaginar la existencia de una película así: Brakhage tuvo que luchar contra la censura, contra la estupidez de la cultura de su época (ser creativo es hacer notar la radiante estupidez que ensombrece a tu época) ¡para hacer algo aparentemente tan sencillo como mostrar a una mujer pariendo, y mostrar la cosa como sucede de verdad! Que nos engañen tan miserablemente sobre nuestro propio origen, la verdad concreta y material (a más no poder) de nuestro propio nacimiento es el verdadero escándalo de Occidente (o uno de varios). ¿Y en cuántas cosas más nos han mentido? Es la preguntaría que rondaría incluso la mente del más tonto…
Tanta hermosura, tanta fidelidad a una experiencia tan rica y transformadora. Mezcla de tiempos, el antes, durante y después del nacimiento. Imágenes tiernas, amorosas, delicadas, poéticas, y también las hay crudas, pero que no mienten. Necesitamos la verdad. La verdad está ahí. Solo hay que atreverse a registrarla.
Ojo, quita el sonido porque la película no lo tiene en realidad:
Este ciclo cinematográfico explora la danza a través de documentales, ficciones y narrativas únicas. Desde las tradiciones peruanas hasta la danza contemporánea, cada película ofrece una visión del movimiento como expresión cultural y artística, destacando por su calidad y profundidad. Entradas gratuitas, previa reserva en Joinnus.
Programación
Jueves 20 de febrero 6:30 p.m.
Sigo siendo / Kachkaniraqmi Dirección: Javier Corcuera Género: Documental Año: 2013 País: Perú, España Idioma: Castellano Duración: 1h 50 min. Mayores de 14 años. Sigo siendo es un viaje por el Perú a través de sus músicos y regiones: Ayacucho, la Amazonía y la costa. Explora historias personales ligadas a la búsqueda de identidad, mostrando cómo las tradiciones musicales, las lenguas nativas y los relatos preservan quiénes somos.
Jueves 27 de febrero 6 p.m.
Paucartambo Dirección: Michael Net, William Bustos Género: Documental Año: 2024 País: Perú Idioma: Castellano Duración: 1h Mayores de 14 años. Paucartambo es un documental que retrata la Fiesta de la Virgen del Carmen en Paucartambo. A través de una bailarina Maqta y la comparsa Qollas, explora el sincretismo peruano y la cosmovisión andina. Narra el mito de la Virgen y su legado, celebrado como una catarsis ancestral.
Viernes 28 de febrero 6 p.m.
Carnaval Dirección: Gabriel Tejada y José Osorio Género: Documental Año: 2024 País: Perú Idioma: Castellano Duración: 1h 15 min. Mayores de 14 años. Antes de la Cuaresma llega el Carnaval, una fiesta de libertad llena de música, comida, bebida y color. Este documental combina relatos de una generación de carnavaleros y material de archivo de hace 50 años para mostrar cómo esta celebración une a un pueblo antes del arrepentimiento.
Jueves 06 de marzo 6 p.m.
Reset Dirección: Thierry Demaizière y Alban Teurlai Género: Documental Año: 2015 País: Francia Idioma: francés (subtitulado al castellano) Duración: 1h 50 min. Mayores de 14 años. Reset sigue a Benjamin Millepied, coreógrafo de Cisne Negro, durante tres meses mientras crea una nueva obra. Los directores Thierry Demaizière y Alban Teurlai documentan desde los ensayos hasta el estreno, mostrando su creatividad y esfuerzo como director de la Ópera de París.
Viernes 07 de marzo 6 p.m.
Pina Dirección: Wim Wenders Género: Documental Año: 2011 País: Francia, Alemania, Reino Unido Idioma: francés, inglés, alemán (subtitulado al castellano) Duración: 1h 40 min. Mayores de 14 años. Homenaje de Wim Wenders a la bailarina y coreógrafa alemana Pina Bausch, maestra de la danza, en un documental que recoge principalmente los testimonios de sus colaboradores
Jueves 13 de marzo 6 p.m.
Suspiria Dirección: Luca Guadagnino Género: Ficción, terror sobrenatural Año: 2011 País: Italia, Estados Unidos Idioma: inglés (subtitulado al castellano) Duración: 2h 32 min. Mayores de 18 años. Susie Bannion llega a Berlín para estudiar danza en una escuela dirigida por Madame Blanc. Tras el asesinato de una alumna, descubre un oscuro secreto detrás de los crímenes. Remake del clásico de Dario Argento de 1977.
Viernes 14 de marzo 6 p.m.
Clímax Dirección: Gaspar Noé Género: Ficción, drama Año: 2018 País: Francia Idioma: francés (subtitulado al castellano) Duración: 1h 35 min. Mayores de 18 años. Jóvenes bailarines toman accidentalmente LSD mezclado con sangría y así su exultante ensayo se convierte en una pesadilla cuando uno a uno siente las consecuencias de una crisis psicodélica colectiva.