Aún recuerdo la nota en IDL–Reporteros con el pomposo y moralista título de “Corte y corrupción” (7 de julio,2018) y con una prosa plana reporteril invocando un acto de moralización jamás antes ensayado ante la opinión pública de la política peruana donde un medio de comunicación revelaba los entresijos mafiosos de la Corte Superior de Justicia del Callao y de otros magistrados. Gustavo Gorriti fue ensalzado como adalid de esta causa y su palabra revestida de autoridad como ningún otro peruano. Por más vasallaje que ciegamente le brindaron quiso imponer hasta los ritos narrativos (o replana) del caso bautizándolo como ‘Lava Juez’ y nunca coreando el de ‘Los Cuellos Blancos’ como aparecían en la Fiscalía y en el imaginario de los peruanos. Es un síntoma de su pedantería porque a pesar de los años y de su lenguaje no pudo someter la realidad.
Su trayectoria periodística es importante y sería de necios negar su aporte en el periodismo peruano. Se le pudo ver en Caretas en la década de los años 80, 90 (con un intervalo como director adjunto del diario La Prensa en Panamá en 1996) y en el 2000 como Subdirector del diario La República. Sus artículos y reportajes eran dignos de un alto valor periodístico y con repercusiones que le valieron muchos reconocimientos internacionales. Era un Gorriti que investigaba, desnudaba mafias políticas con artículos bien estructurados y nos presentaba semblanzas y minuciosas pesquisas del poder como un Hércules Poirot.
Digámoslo claramente: es un especialista en la esgrima verbal (conoce muy bien los recursos literarios) y también sufre de incontinencia de panegíricos y adjetivos cacosmicos producto de alguna herencia familiar acostumbrado a repetir los pivotes ideológicos con sabor a hoz y martillo. Como campeón de judoca sabe doblegar sin misericordia a sus adversarios; como un tipo de izquierda odia a las burguesías y las acusa de fascistas ( tiene en su cabecita un recuerdo diáfano de las camisas negras de Musolini y de sus remedos en el Perú sanchecerrista) y como conocedor de filosofía se orienta por un autoritarismo de la idea la cual confunde con opinión como lo hizo notar el filósofo e historiador José Ignacio López Soria:
“Por otra parte, afirmar alegremente que “la razón de fondo” de la inclinación de Heidegger por el nazismo “fue la cobardía”, sin referencia alguna al proceso del pensamiento del filósofo alemán ni a las circunstancias históricas en que dicha inclinación tuvo lugar, me parece realmente una osadía. No se trata de defender a Heidegger ni de polemizar sobre la racionalidad o irracionalidad de su adhesión al nazismo. De lo que se trata es de pedir al periodismo, por su condición de hacedor de opinión, mesura en sus afirmaciones y comparaciones». (“Los intelectuales” de Gorriti, La Republica,20/03/2006).
Cuando no le ganaba la política podía hacer cosas muy buenas como este texto: “Hay otro factor frecuente en los creadores: una herida primaria, un dolor recóndito en almas sensibles que una vida cuadrada y previsible jamás curará. Así, la desventaja, el contraste, incluso el trauma son a veces el impulso que lleva a lanzarse a esfuerzos ambiciosos, con el acicate del hambre que conocen bien desde los artistas hasta los boxeadores, para lograr la trascendencia que realice la creación y alivie u olvide el dolor.” (“Algún día tendrás la razón” dedicado a Steve Jobs. Revista Caretas, 2011).
Gorriti chalequeando al expresidente Alejandro Toledo.
De periodista a operador
Otro recuerdo fue leer un artículo publicado en La República titulado “Votar por Toledo, no por Pachacútec (3/04/2001). Gorriti había ayudado a construir la figura de un inca vengador poseedor de voluntades supremas sobre el destino del Perú luego de 500 años de conquista. El mensaje era claro: contener las edificaciones mesiánicas y apostar por un estadista humano con vicios y virtudes pero que cumpla con eficiencia su gestión. Había que atenuar las pasiones autoritarias de los demócratas y las esperanzas del populacho para no sucumbir a los delirios de un inkarri posmoderno.
Creemos que ese fue su debacle al saborear entre el 2000 y 2001 las mieles del poder y sus infinitas posibilidades primero desde “La marcha de los cuatros suyos” y luego como victorioso de la campaña electoral con Alejandro Toledo (2001-2006) llegando a Palacio de Gobierno.
Fue voceado como ministro de Defensa del reciente electo presidente al ser un personaje que garantizaba una transición democrática respetando el estado de derecho y las libertades plenas. Obviamente un cargo de esta naturaleza no le era ajeno porque desde su trabajo periodístico tenía un conocimiento del sector Defensa. Gorriti sabía que Toledo era proclive al juego sucio, a las medias verdades (caso Zaraí, las rumbas con alcohol y drogas) que ensuciarían su gobierno y era mejor que él regresara a sus fueros periodísticos. Intentó en Frecuencia Latina un programa semanal llamado “Periodistas” el cual tuvo un equipo de primera con algunos excelentes reportajes, pero ni la ayuda del actor Gianfranco Brero pudieron mejorar la predisposición corporal del conductor pareciendo una estatua la cual solo profería frases. Era mejor intentar otros juegos…
Gorriti luego de haber estado en medios explícitamente periodísticos pasó a formar parte del Instituto de Defensa Legal y su rama IDL-Reporteros, entonces lo que algunos años atrás fue solo una referencia periodística ahora contaba con un respaldo institucional y los recursos (Open Society, una de las ONG del magnate George Soros,) para entrar a las mismas entrañas del poder. Pero era ya un hombre maduro avasallado por los aplausos el cual podía dedicar todas sus fuerzas a hacer excepcionalmente lo que el mismo declaró en una entrevista: “Hay ocasiones, creo, en las que uno debe estar dispuesto a sacrificar (que otra cosa no es) la carrera periodística y servir a la Republica desde el Estado o la política ¿Cuándo? Solo en circunstancias extremas; peligro inminente del sistema democrático, amenazas sustantivas a la Nación, guerra, confrontación con una dictadura.” (Revista ideele, N° 174, diciembre 2005).
Ese momento llegó cuando se consolidaron las figuras de Alan García (segundo gobierno: 2006-2011) y Keiko Fujimori (3 veces candidata presidencial). El antifujimorismo y antiaprismo estaban en su esplendor político y ansiaba apasionadamente ese privilegio de dar la estocada final a sus enemigos.
Cuando uno cruza la línea que separa el interés periodístico de las agencias del poder político es imposible recuperar los principios que forjaron una conducta. La política y el periodismo no pueden ser aliados (en algunos casos camuflando complicidades) ni ser trincheras de intereses de cualquier tipo. Ninguna alianza superior por el bien común justifica su contubernio o sus excesos sobre inocentes. ¿Qué autoridad creía tener para otorgar una tregua a un político como Alan García? Bob Woodward y Carl Bernstein quienes revelaron el caso Water Gate (el espionaje del presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon a sus rivales políticos) dijeron estas palabras al recibir el Premio Pulitzer en el año 1973: “El periodismo no es ningún mesianismo. Un reportero es una persona normal, que debe cumplir tan sólo una regla de oro: buscar la verdad de una, forma paciente y obstinada, y transmitirla”.
Respondiendo a un artículo de Martha Meier Miró Quesada no tuvo ningún reparo ni desparpajo en calificarla con una supina elegancia de lord: “…cuyo razonamiento y nivel intelectual pueden describirse con tres palabras: caca, pichi, poto. (IDL-Reporteros “Columna de reporteros”, 31/05/2011). Al grupo La Resistencia lo bautizó como “La Pestilencia” y los acusa de ser una “banda” que realizan “atentados”, “ataques” confabulados con grupos neofacistas y un poder de ataque como Fuerza Delta del legendario mayor Scott McCo (Chuk Norris).
César Romero, periodista de La Republica, realizó algunas importantes críticas al periodismo de investigación (su monopolio y falsos héroes). Acá uno de los tuits: “Políticos que ante la falta de partidos políticos operan desde los medios de comunicación. Periodistas que ante la ausencia de políticos actúan en influyen políticamente. Difícil diferenciar. Difícil competir. Se confunde todo”. (6 de mayo,2019).
Gorriti le dedicó una extensa columna donde lo bautizaba como Cacatustra y se planteaba lo siguiente: Al final, las únicas preguntas que cuentan son: ¿Ha valido la pena investigar la corrupción del caso Odebrecht o no? ¿Valdrá la pena investigar lo que resta de Lava Jato y el club de la construcción o no? Dado el poder y las fortunas de los investigados ¿había que hacerlo con decisión o no? A la luz de los resultados obtenidos hasta hoy ¿ha sido un buen trabajo o no? ¿Conveniente para el Perú o no?”. (“De criterios y cretinos”, IDL-Reporteros,18/05/2019). 2024 y todas esas respuestas se las da el sagrado tiempo con vuelto y todo.
Hacen mal Claudia Toro y el Dr. Luis Pacheco Mandujano en tratar de exponer a Gustavo Gorriti con el sambenito de que no es periodista porque no registra título en la SUNEDU. Hay que desnudarlos desde sus miserias más recurrentes (sus juntas sombrías y perversas venganzas) y no caer en el barato juego del acusete en el cual Gorriti se ríe a sus anchas por tan “duras” calificaciones.
Umberto Jara escribe: “La síntesis de la carrera de Gorriti es esta: un individuo financiado desde el exterior que usa el disfraz de periodista para actuar como operador político y constante desinformador.” (“Gorriti, el eterno guardaespaldas toledista”, Lima Gris, 31/05/2023).
Alto Mariátegui también le agrega su rosario: “Gorriti NO es un periodista. Definámoslo correctamente: es un activista político que ha usado al periodismo como herramienta para manipular a la Fiscalía en contra de otros. Ha utilizado la data que conseguía no para informar al público, sino para demoler sistemáticamente a los que aborrecía políticamente.” (Perú21, “Ocho apuntes sobre Gorriti”, 11/02/2024)
Los delirios de Casandra
Cuando Jaime Villanueva mencionó el nombre de Gustavo Gorriti al instante se activaron las alarmas en su defensa. Desde estrambóticos besamanos o impulsar el apoyo internacional de personalidades y colgarse de una victimización amparándose en los riesgos del periodismo de investigación a la cual bautizaron como “Campaña de desinformación” contra el sagrado periodista. Rosa María Palacios, Pedro Salinas, Mávila Huertas, Fernando Carvallo, Glatzer Tuesta, Curwen, Claudia Cisneros y Sol Carreño quien casi llora al defender a Gorriti) se han desgañitado de dolor sacando cara por su camarada colega. ¿Cuál es el problema?, ¿Qué tiene de malo que Gorriti investigue? En novedosa pose gualipolera han salido sus lloronas a echar culpas y no ponerse a reflexionar desde omisiones o errores cometidos tal vez involuntariamente, pero nada. Ni pizca de perdón. Nunca nos dimos cuenta que son superiores. Cecilia Valenzuela directora de Perú21 en entrevista Canal N lo dijo claramente: “Creo que hoy en Perú no debes —ahora ni hace un buen tiempo — ponerte en una posición antinada porque la polarización está destruyendo nuestro país y si nosotros dejamos que nos ciegue el anti, entonces, compartimos y colaboramos a que esa polarización se marque más”. (Valenzuela, Calderón, Chincha y Zegarra: crisis política, poder y la prensa; mensaje presidencial,11/08/2022). Gorriti cayó en esos delirios y nunca pudo salir.
Romina Mella periodista de IDL-Reporteros en entrevista a Pedro Salinas no aclara la mención de Villanueva sobre su participación en el despacho de José Domingo Pérez ni las injerencias de una institución periodística en el Ministerio Público. Romina cree que somos idiotas y que nadie en el Perú puede pensar por cuenta propia y esbozar sus propias críticas a los medios de comunicación o sus referentes. Todos son fujiapristas o son parte de la mafia y son ellos los únicos que luchan con la verdad y la información.
Gorriti no es un santo y poco a poco fue mostrando su implícito poder (y desde luego que no hay recibos ni explicitas directivas con papeleo en mano que movilicen una decisión judicial). Gorriti trató en el 2018 al fiscal coordinador del equipo especial, Hamilton Castrocomo “lento y formalista”, “demasiado lento y cauto” porque no se prestaba a sus comisiones. ¿La cautela no era una virtud ante un proceso tan complejo? Poco después Castro fue destituido del cargo para sorpresa de él mientras se encontraba en una diligencia en Francia. Vela y Pérez entraron al equipo y trabajaron de la mano. Canal N desarrolla la nota de esta manera: “un conocido periodista y ‘gurú’ de casos emblemáticos acude a la Fiscalía y le explica al fiscal su punto de vista sobre la necesidad de establecer “alianzas” entre medios de investigación y el Ministerio Público […] Enseguida la sugiere que el medio de comunicación al que él representa conozca con antelación los viajes que, por entonces, se tornaban ineludibles”. ¿Acaso eso no coincide con el testimonio de Villanueva y no revela injerencia? ¿Qué tiene que ver esto con el periodismo de investigación?
Joseph Goebbels afirmaba “Miente, miente, miente, que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá” y de eso lo saben muy bien el IDL y el IDL-Reporteros porque refuerzan sus mentiras y acusan a todos de mentirosos y de montar espeluznantes campañas. Recuérdese las versiones de Carlos Rivera Aguilar acerca de la diligencia del fiscal Rodrigo Álvaro Rurush y llegó al local de IDL-Reporteros en la mañana del 10 de julio del 2018. Ante el programa de Juliana Oxenford declaró lo siguiente: “Se pretendió desarrollar una diligencia fiscal sin un mandato” (Latina Noticias,11 de julio,2018). Como había que continuar con el plan de la mentira Gorriti fue entrevistado por Mávila Huertas mostrando su repudio por el supuesto allanamiento que nunca fue tal: “Fue realizado de una forma tan burda y poco inteligente que me hace pensar de la capacidad intelectual de quienes definen esto… (…) me pongo a pensar que ha tenido algún intento intimidatorio, pero que ha sido hecho de una manera tonta, cretina más certeramente y hemos reaccionado como debe reaccionar todo periodista de investigación en un régimen democrático. Pero también debo añadir de que eso no ha sido toda la política de la fiscalía de la nación he recibido mensaje de solidaridad de varios fiscales.” (Canal N, 11, jul 2018)
En otra declaración refuerza su reclamo:
“Camino hacia aquí yo hablé con el fiscal de la nación quedó muy sorprendido y tomo acciones inmediatas.”
¿Qué periodista de investigación tiene la confianza y mandato imperativo sobre la máxima autoridad del Ministerio Público y lo haga retroceder de las medidas que disponen sus fiscales de manera autónoma?
Pero no fue ilegal y todo se debió a desarrollar una exhibición de documentos amparados en las funciones de acuerdo a ley como lo señaló la ex procuradora Katherine Ampuero citando el Código Procesal y como se puede ver en el video que registra la exposición de Glatzer Tuesta y de Carlos Rivera Aguilar conciliando las cosas y no desglosando abuso alguno en la intervención aun cuando Gorriti refunfuñaba e insultaba la capacidad del fiscal y sus subalternos calificándolos desde ignorantes hasta pobres diablos. (Milagros Leiva “Entrevista” – Enero, 10 – 2/4)
Augusto Álvarez Rodrich intenta marcar un poco el territorio de la sensatez:
“Para que quede claro lo que se quiere plantear: en estos ‘tiempos modernos’ la corrupción solo es corrupción si el investigado es alguien con pensamiento distinto al de quien tenga alguna capacidad de influencia no oficial en la sociedad: la academia que analiza lo mismo con prisma distinto según la ideología del corrupto; medios que pactaron con autoridades —como los fiscales anticorrupción— información privilegiada a cambio de ‘buena prensa’, como lo practicaron un portal y un par de unidades de investigación, la del gran diario y la de un dominical de TV; o las ONG que ante la corrupción preguntan primero de quién se trata para recién luego pronunciarse…” (La Republica, “Las banderas que se eligieron para lavar”,18/02/2024).
Marco Sifuentes y Víctor Caballero (“El diario de Curwen”,18/02/2024) se han sentado a mirarse como dos actores eróticos dignos de la mejor película de Berlanga. Intentaron vender en clave de sorna (la cual no dominan por obvias limitaciones culturales) un Gorriti laborioso, objetivo e inmaculado y quisieron destruir el mito que Gorriti no investigó a Vizcarra, Castillo o Sagasti. Entonces parecen gritarnos todo lo que hizo este sacrosanto periodista: “La información más sólida, más bacán y amplia sobre Karelim López es de IDL-Reporteros».
Estos son algunos de los artículos sobre dicho personaje:
IDL-Reportero,“¿DePinchi Pinchi a Karelim López?”,28/02/2022)
IDL-Reporteros, “El sombrero sin cabeza”,03/12/2021
IDL-Reporteros, “La delación fallida”,16/12/2021
IDL-Reporteros “El entorno de los brujos”,29/12/2021
Leídos uno encontrará escritos en son de burla, sin ganas ni rigor periodístico, cachita de los usos políticos de la derecha peruana o dudas de las cosas que se revelaban, y además siempre tratando de exculpar a Castillo porque al igual que César Hildebrandt consideraba al expresidente chotano como un simple pájaro frutero. De Vizcarra tampoco hizo gran cosa. Es evidente el sesgo en el manejo de la información en el caso de Gorriti y su medio y que ese par de dateros snobs (Sifuentes y Curwen) nos quieren vender como manifestación reveladora que ilustren a la audiencia y salven a su patrocinador.
Gorriti como un personaje de Woody Allen, delirante y sentimental, ha sucumbido a sus infiernos entre la comedia y la tragedia. No distingue lo ético de lo perverso, la razón de la falacia. Su vanidad, como a todo literato enloquecido, solo le permite ver sus poderosas fantasías, pero desecha la realidad por aburrida al mismo estilo del ingenioso Alonso Quijano. En su heroica batalla ha terminado imitando las argucias de su principal enemigo (Vladimiro Montesinos) y como una historia diabólica (sin risas ni aplausos) digna de Stephen King ahora paladea el delirio de su pervertido ejemplo.
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*Este apelativo se lo debemos al diplomático José Rodríguez Elizondo quien en 1997 realizó este artículo, “Presentando a Gorriti” para la revista Caretas. Tomado de la Mula,11/11/2010.
Los congresistas genios de la Comisión de Educación, sin ningún pergamino académico ni intelectual, están a punto de aprobar en el Pleno del Congreso de la República, que los estudiantes egresados de la educación secundaria, se inscriban en las Universidades, en un “ciclo cero”, pre universitario y los que culminen con nota aprobatoria de 13, accedan directamente a iniciar su formación profesional.
Esta propuesta “ciclo cero”, es una solución poco imaginativa de los congresistas, para acceder “como única modalidad de ingreso a las universidades del país “, la cual nace de una comprensión incompleta de aquellos, de lo que es la educación, y en particular la terciaria o universitaria, en la que primero, debe predominar la vocación estudiantil, sin que ello implique exclusiones bajo ningún concepto.
La propuesta “ciclo cero”, colisiona con la autonomía académica, consagrada en la Constitución remendada por la Alianza gobernante en el país. Es decir, ni ello toman en cuenta, en su afán de proselitismo político mediocre.
Lo que deben hacer las universidades, sobretodo las públicas, es innovar, evolucionar sus procesos de certificación de admisión, más allá de convertir este, en una suerte de examen de contenido universitario, deben construir un proceso admisorio, respetando escrupulosamente el contenido curricular de la educación secundaria.
Ello, me trae a colación la desmesurada creación de universidades públicas, por parte del Congreso, en verdadera danza de captar votos, evidentemente más re imaginando su propio juego re eleccionario, antes que verdaderamente importarles el futuro de los egresados de la secundaria, en contra del Objetivo de Desarrollo Sostenible, de la Agenda de Naciones Unidas, concretamente el literal ODS 4,7; asegurando la igualdad de acceso a la educación universitaria a personas con discapacidad, los pueblos indígenas y los jóvenes de las comunidades locales que viven en las zonas rurales.
Si desde el Congreso y del Ejecutivo, siguen con esas políticas públicas mediocres, que no proporcionan apoyo a las universidades públicas, en particular, tendremos una formación profesional, técnica y vocacional mediocre, carente de aprendizaje y en lugar de avanzar hacia el desarrollo con dignidad, se retrocederá en la consecución de los Objetivos nacionales de desarrollo.
Era una noche fría de noviembre en las calles de Lima y dos amigos iban conversando sobre los eventos culturales que se acercaban en Iquitos y es ahí donde uno de ellos menciona el proyecto de Gerardo Castillo que desea montar una exposición del trabajo fotográfico de Augusto Falconí y del artístico de Christian Bendayán en Iquitos. Sin lugar a duda, llama la atención que un antropólogo y catedrático universitario de Lima tenga ahínco y preocupación por la trayectoria de dos artistas iquiteños. Pero, esta incertidumbre se va disipando cuando exploras los trabajos de investigación que él lideró, como son el “Alcohol en el Sur Andino”, “¿Una oportunidad perdida?”, “Experiencias mineras locales en el Perú”, “La ciudad desde la Antropología” y, por supuesto, “La ciudad y el río”.
Castillo al mostrar una inquietud y admiración por una ciudad distante a su natal Lima y a las personas que la habitan, no hace más que reafirmar su sentido perspicaz y genialidad para entender la cultura amazónica variopinta y para ello se ve en la necesidad de presentar en diferentes escenarios su brillante obra “La ciudad y el río” que se pasea desde una barriada de Belén hasta un salón de conferencias en un hotel lujoso de Iquitos. Él antropólogo se confunde entre la gente, vive y goza al mostrar a cada personaje o momento, pincelado por Bendayán o captado por el lente de Falconí, saca del anonimato al chauchero, al canillita, hasta nos refresca la memoria el recordado colectivo tragado por una calle frente a la Plaza 28 de julio. Gracias a esa agudeza que fluye en él, transforma lo simple o sencillo en maravilloso o fastuoso y lo cotidiano en extraordinario; sencillamente, su mirada va más allá de lo común.
El antropólogo reconoce que de manera tardía conoció la selva peruana, pero eso no fue un impedimento para tener más de cinco presentaciones de su muestra y quizá lleva la delantera a muchos que viven en la ciudad. “Mi primer contacto con la Amazonía es por una investigación de la catedrática y antropóloga de la PUCP Norma Fuller sobre un trabajo de investigación de masculinidades en tres ciudades: Cusco, Lima e Iquitos, creó que ahí empezó todo mi interés inicial por la Amazonía y fue más académico; cuando yo ingresé a la universidad mi conocimiento del Perú era Lima y la costa norte, la zona rural era desconocida por mi persona, empiezo a tener mi primera experiencia con comunidades campesinas del Cusco. Y, realmente para mí la antropología andina fue un descubrimiento personal que despertó mi atracción, trabajé ahí durante cinco años aproximadamente. Me sedujo la migración rural – urbana, haciendo que viaje a estudiar una maestría en Inglaterra y luego un doctorado en geografía en Australia, ambos estudios fortalecieron mis conocimientos académicos, tuve una mejor visión del paisaje bajo conceptos sociales y del imaginario del mismo. Fui invitado a ser profesor en la Escuela de Antropología de la PUCP y junto a mi esposa Laura teníamos que optar en qué ciudad íbamos a desarrollar la investigación ¿Cómo son representados los paisajes culturales?, inicialmente pensé entre las ciudades de Piura e Iquitos, bajo la conceptualización del río. Abordar esa relación en términos laborales, sociales, artísticos, culturales y literarios era fascinante; al bajar del avión me quedé absolutamente maravillado de Iquitos y decidí que acá empezamos este gran proyecto, el río es intrínseco en la vida del amazónico, el río es comunicación, el río es vida; es decir, el río siempre fue y será una fuente de inspiración, suficiente razón para estar nosotros en esta bella ciudad”.
Keiko Fujimori ya no puede ganar elecciones por sí sola. Lo sabe. El electorado le ha dado la espalda, las encuestas la humillan con memes comparándola hasta con un panetón, y su apellido, antes sinónimo de poder, hoy arrastra el peso de los procesos judiciales y el desgaste de tres derrotas presidenciales consecutivas. Pero en la política peruana, donde la ambición y el oportunismo son moneda corriente, la heredera del fujimorismo tiene un as bajo la manga: su ejército de satélites, esos personajes que, por dispersos o contradictorios que parezcan, terminan orbitando alrededor de su maquinaria.
Rafael López Aliaga, el «cristiano» que pacta con cualquier demonio con tal de arañar votos; César Acuña, el meme andante, el eterno candidato que compra conciencias y personajes como quien adquiere franquicias de pollo a la brasa; Vladimir Cerrón, el ideólogo radical que hoy se codea con los mismos a los que antes llamaba «fachos»; Carlos Álvarez, el operador de Montesinos, el cómico que mueve hilos en las sombras; Philips Butters, el comunicador que pasó de criticar a Keiko a justificarla; Carlos Neuhaus, el tecnócrata que sueña con revivir un fujimorismo «light»; Hernando de Soto, el economista que un día la respalda y al siguiente la abandona; Rafael Belaunde, el aristócrata que busca relevancia en un partido desconocido y desenganchado de la realidad popular; y Fiorella Molinelli, heredera de los despojos de Kuczynski, que intenta lavar la imagen de una estructura carcomida por la corrupción. Todos, en su propia medida, son piezas de un rompecabezas que Keiko arma con paciencia de ajedrecista.
El cálculo es simple: mientras más dividido esté el espectro político de derecha y centro derecha más Perú Libre, más chances tiene ella de colarse en una segunda vuelta. Acuña y Cerrón, por ejemplo, ya le hacen el trabajo sucio en el Congreso, manteniendo a flote a un gobierno débil como el de Dina Boluarte, quien, según rumores de pasillo, ya habría pactado una salida controlada que beneficie a la lideresa de Fuerza Popular. No es casualidad que la bancada naranja evite hundir a la presidenta, a pesar de los escándalos de sangre,represión, corrupción con sus wuaykis, el escandaloso caso de las cirugías a cambio de puestos en el estado, etc. Todo forma parte de una estrategia fría: desgastar a los rivales, fragmentar el voto antisistema y esperar que, en 2026, el cansancio ciudadano lleve a los peruanos a elegir, una vez más, entre «el mal menor».
Pero hay un problema: estos satélites le serán leales un tiempo. Acuña quiere ser presidente desde hace décadas, Cerrón sueña con una revolución marxista falsa y no le importa casarse con cualquiera que le dé espacio , López Aliaga se cree el mesías de la derecha, y los demás solo buscan su tajada. Sin embargo, a Keiko no le importa. Porque en el Perú de hoy, donde la política es un negocio de egos y supervivencia, la dispersión es su mejor aliada. Mientras sus rivales se devoran entre sí, ella sigue ahí, paciente, esperando que el pánico a un país ingobernable haga que incluso sus críticos terminen votando por ella, solo para evitar algo peor.
El 2026 se acerca, y aunque muchos se burlen del panetón, la historia podría repetirse: en un mar de candidatos mediocres y ambiciones desordenadas, Keiko Fujimori, la eterna candidata, podría volver. No por mérito propio, sino porque sus satélites, sin quererlo, le allanan el camino.
El poeta insigne de Kloaka se ha ido. Ya no los veremos por las calles del centro de Lima o por VES buscando libros, conversando con los vecinos de las esquinas o muy preocupado por sus perros “Tupacamaru” y “Micaela”. Hace poco más de un año partió su señora madre. Su metamorfosis en el “Tío Factos” para los flashes, le hizo olvidar por un momento de todas sus penas, hambre, frío y sus noches de vendedor de libros junto a otros amigos de la resistencia y vanguardia cultural.
Hace poco nomás había publicado su fabuloso poemario: “Un Infierno Iluminado” que contó con la ayuda del gran Gonzalo Portals para su edición. Y yo escribí “Un infierno para GG” que tuvo un reclamo que yo acepté porque, en realidad, GG nunca nos habló del lado negativo de Dante Alighieri sino de la luz, el cielo, el paraíso. Y se lo dije y me dio un gran abrazo.
Recuerdo que en la feria que dirige Juancito Mayanga, en la plaza de La Solidaridad, apareció Guillermo “El tío Factos” desesperado y me dijo: “ayúdame a buscar a mi perrito” y salimos a peinar las calles arenosas de VES. Esas eran sus mayores preocupaciones. Leer al destajo sobre contracultura, cine, rock, filosofía, cómics, etc. Y últimamente su programa en streaming con Roro y Network.
Había publicado otros libros: “Ulkadi” (1987) y La Muerte de Raúl Romero (1987) y muchos textos sueltos que enviaba vía correo o colgaba en sus páginas. El maestro Alfonso Torres Valdivia le dedica varios párrafos y capítulos en su novela “Kloaka” y también en su relato “El Xenófono” donde incluso pone una foto suya.
El domingo por la noche estuvo llamando y mandando mensajes de voz y de texto a varios amigos. Ahí les hacía saber que se sentía muy mal. “las cosas como son y acá no hay casualidades. Como la Roro ya es empresa, han jugado con sus criterios torpes empresariales. No valoraron el programa. Ni antes. (…) ha provocado un fuerte ataque de depresión en mí. No pánico ni ansiedad, pero si angustia. Lo resuelvo yendo a vender libros en la calle y hablar hxxvxdas con la gente de ahí. Uno trata de hacer algo y es troleado, insultado, humillado, mangoneado, y al final, lárgate mxxrdx. En este país los miserables triunfan y los tranquilos los cxgxn.”
Gran parte de la aventura poética de la generación del 70 —especialmente de Hora Zero— se fundó en la búsqueda de un lenguaje que pueda atrapar la existencia. Así, en esa feroz batalla con la forma, hay un imperativo de demostrar que la realidad está hecha de palabras. En esos horizontes de hibridación, ubicamos “Entonces” (2024) de José Cerna.
La propuesta destaca tanto a nivel de la edición como de la apuesta poética. Por el lado editorial, el libro es inusitado: expande los típicos A5 por una suerte de documento naranja que se abre como quien pela una fruta. Otro detalle es que las hojas no se encuentran cocidas ni pegadas a un lomo. En relación a la escritura, confirmamos el tono coloquial ya imperante en su anterior libro (Ruda), aunque ahora matizado por crear estructuras diversas a nivel estrófico.
Ambos libros comparten el verso de corte épico, que canta y cuenta, donde lo predominante es el habitar la ciudad y la sinestesia de lo cotidiano: “En esta esquina de Carabaya y Colmena/ un árbol seco extiende la mano”. En ese sentido, el poemario refleja los caminos más populares por donde transita la multitud de peruanos. Poetiza las avenidas, respira detalles y movimiento en medio del agitado vivir urbano. Sin embargo, no hablamos de una escritura espontanea —ni del alocado tecleo del enter para provocar los espacios en blanco— sino del trabajo de mostrar la respiración del caos en diferentes sedimentos. En medio de las aliteraciones, se observa el propio discurrir del yo poético mientras escuchamos la voz de la ciudad. Entonces del bucle (hombre-ciudad) surgen las imágenes galopando incesantes y las capas líricas se unen, rompen, golpean, desatan y desparraman por la mente del lector.
¿Qué pasa cuando un poeta abre los ojos y observa su realidad? Posiblemente, llora o se queda mudo. A veces, claro, escribe. Y Cerna sabe aguantarlo todo y versar. En relación a la tradición, se acerca a obras como Un par de vueltas por la realidad o Los extramuros del mundo. Lo único malo del libro: vale 150 soles, un lujo inaccesible para las grandes mayorías.
Al estilo Charles Bronson: sanguinaria ancianita mata a dos presuntos ocupas en México [VIDEO]
La política de abrazos y no balazos del gobierno mexicano sucumbe como lo hicieron dos presuntos ocupas, padre e hijo, que encontraron la muerte a manos de una anciana que se hartó de que atropellaran sus derechos.
A sangre fría y sin mayor dilación la mujer disparó a quemarropa a dos hombres cuyas edades sumadas no alcanzaban la edad de la mujer (ella tiene 74, sus víctimas 51 y 19 años). El nombre de la adulta mayor es Carlota.
Sin lugar para los débiles
Los hechos ocurrieron el pasado 1 de abril y dejaron como saldo la muerte de un hombre adulto y un adolescente. La investigación apunta a que el incidente estaría relacionado con un conflicto por la posesión de un inmueble ubicado en la colonia Unidad Habitacional Ex Hacienda de Guadalupe, en el poblado de La Candelaria Tlapala, dentro del municipio de Chalco.
Doña Carlota llegó al lugar de los hechos en un vehículo Ford Fiesta de color gris, acompañada por un hombre y otra mujer. Según se observa en las imágenes, tanto la mujer de la tercera edad como su acompañante masculino portaban armas de fuego.
En la grabación, se aprecia cómo doña Carlota desciende del automóvil y, junto con su acompañante, amenaza a las personas que se encontraban en el inmueble. En un momento dado, la mujer dispara contra un hombre que estaba en el patio de la casa. Posteriormente, un adolescente vestido con un short rojo intenta auxiliar a la víctima, pero también recibe un disparo que le causó la muerte minutos después.
El pasado viernes, por la tarde, Doña Carlota “N”, así como sus dos hijos, Eduardo “N” y Mariana “N”, fueron llevados al Penal de Chalco, ubicado en los límites del municipio de Chalco, en el Estado de México (Edomex), y la alcaldía Tláhuac, en la Ciudad de México (CDMX).
Se ha señalado que la hija de la perpetradora, de nombre Mariana fue quien ordenó a Carlota asesinar a las víctimas, diciéndoles:“mátalos mamá, párteles su madre”, por lo que está siendo investigados por el delito de homicidio en contra de un joven de 19 años de edad y un adulto de 51 años de edad.
No es país para viejos
La anciana mujer fue capturada durante un operativo por parte de elementos de la Secretaría de Seguridad Estatal y de Policías Municipales de Chimalhuacán. En las imágenes, se pueden ver a los agentes rodeando el inmueble y subiendo a la azotea del lugar para evitar cualquier intento de fuga… de una septuagenaria.
Ahí, una jueza dictó prisión preventiva justificada contra Carlota “N” y sus dos hijos, sin embargo, la mujer de la tercera edad, quien tiene 74 años, podrá llevar su proceso en libertad.
Trascendió que Mariana “N”, el día de los hechos, habría increpado a los supuestos invasores, diciéndoles que “si no se salieron por las buenas será por las malas, hijos de su puta madre”. Tras decir esto, volvió al vehículo en el que llegó y del que descendieron Carlota y Eduardo, uno de sus hijos, con un arma de fuego.
En redes su accionar ha recibido elogios de los internautas mexicanos mientras la violencia delincuencial no deja de aumentar cada día.
Desde épocas inmemoriales el Homo sapiens se vio expuesto en los territorios más hostiles del mundo; en lugares agrestes, inaccesibles e invivibles. Sin embargo, supo adaptarse y forjó su supervivencia en complicidad con la madre naturaleza. Luego se interrelacionó con otros humanos y formó clanes, hasta aspirar a la propiedad privada.
Aquella etapa evolutiva siempre fue inherente al hombre; por lo que luego de haber transitado en la barbarie emprendió el camino de la experimentación hasta crear una idea racional, basándose en el poder de la mente sobre la materia del cuerpo. Dicho poder es tan ilimitado… que el hombre común lo desconoce. Incluso, la psicología moderna ha creado categorías que posicionan a la mente como una herramienta de influencia compleja y profunda que puede llevarte a una vida de ocaso, o de prosperidad. Todo depende de qué tan fuerte sea la “sugestión” en el momento de explorar un objetivo o deseo.
Como reza la oración atribuida a Christian Barnard: —Si piensas que estás vencido, lo estás. Si piensas que perderás, ya has perdido—.
No cabe duda, que los sueños pueden llegar a cumplirse, en la medida que se trabaje con rigor y disciplina para que estos sean cristalizados. No por depositar una moneda en la máquina del adivino Zoltar, luego se te concederá un deseo. Asimismo, la salud mental se consigue través de prácticas que estimulen la actividad cerebral, mediante lecturas, escrituras, ejercicio físico y deporte. Solo así se podrá construir mejores relaciones humanas y lograr una protección para la salud física.
La depresión es un mal que llena de dinero a los profesionales de la psiquiatría y psicología que se ofrecen para tratarla. Y se gesta en el cerebro cuando ya no existen motivaciones. Mediante el miedo se afecta todo el sistema psicomotriz del cuerpo y se da espacio a la ansiedad y al estrés a través del poder de la mente. Incluso, surgen enfermedades imprevistas que generan trastornos permanentes, en beneficio de la implacable industria farmacéutica que ha impuesto en el mundo el consumo de “medicinas” para aliviar todo tipo de males.
La única forma de encontrar equilibrio mental, es a través del razonamiento, la reflexión y la riqueza afectiva. Solo así alimentaremos el alma y alcanzaremos paz y libertad plena.
Mientras el mundo admira la majestuosidad de Ollantaytambo, sus autoridades parecen decididas a convertir esta ciudad inca en un souvenir de la corrupción. La construcción ilegal del hotel Sol Ollantaytambo Boutique no es solo una afrenta al patrimonio cultural, es un catálogo vivo de irregularidades y de presunto tráfico de influencias y enriquecimiento ilícito.
El permiso base de esta obra —una “restitución volumétrica” que suena a eufemismo legal para destruir nuestra historia— fue otorgado sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, anulado tarde y, hasta hoy, sin orden de demolición. ¿Casualidad o complicidad? Mientras tanto, el hotel avanza. En el camino, ha dejado no solo un rastro de escombros, sino un fuerte cuestionamiento contra el alcalde Paul Palma y su gerente municipal, José Carlos Cárdenas Chamorro.
Ambos aparecen vinculados a autorizaciones de obra emitidas sin cumplir la normativa vigente. Cárdenas, desde la Gerencia de Desarrollo Urbano, ha firmado permisos tan arbitrarios como frecuentes, sin que el Ministerio de Cultura diga ni pío. La Ley General del Patrimonio, al parecer, solo aplica para ciudadanos de a pie, y no para empresarios.
La protagonista empresarial de esta historia, Lucinda Miranda Farfán, y su administrador, Derik Miranda, no solo han levantado un hotel en zona arqueológica, sino que también han cobrado jugosos montos de la Municipalidad Distrital. Más de 67 mil soles por conceptos tan variopintos como «refrigerios» y «kits de incentivo».
Para colmo, Derik Miranda defiende con entusiasmo al alcalde Palma en redes sociales. ¿Por lealtad ciudadana o por vínculos contractuales? Las fotos familiares con las hermanas del alcalde y los contratos municipales levantan más sospechas que cualquier escombro. El silencio del Ministerio de Cultura, encabezado por Fabricio Valencia Gibaja —quien, irónicamente, tiene intereses hoteleros en la zona—, es ensordecedor. ¿Protegerá el ministro el legado inca o el negocio familiar?
Ollantaytambo no necesita más hoteles ilegales; necesita autoridades que no vendan su historia al mejor postor. La Fiscalía, la Contraloría y la Policía Anticorrupción deben actuar ya. El patrimonio no se defiende con discursos, se protege con acciones.
Tras la denuncia publicada en el portal Lima Gris, ayer el Ministerio de Cultura, a través de la DDC de Cusco, ha remarcado que este tipo de actos son ilegales y atentan contra la conservación del legado histórico del país. Menos mal que reaccionaron. ¡Basta de butifarras!