Opinión
El “musculoso aceitunero” *
Un artículo de Carlos Rivera

Por Carlos Rivera
Nace una estrella
Aún recuerdo la nota en IDL–Reporteros con el pomposo y moralista título de “Corte y corrupción” (7 de julio,2018) y con una prosa plana reporteril invocando un acto de moralización jamás antes ensayado ante la opinión pública de la política peruana donde un medio de comunicación revelaba los entresijos mafiosos de la Corte Superior de Justicia del Callao y de otros magistrados. Gustavo Gorriti fue ensalzado como adalid de esta causa y su palabra revestida de autoridad como ningún otro peruano. Por más vasallaje que ciegamente le brindaron quiso imponer hasta los ritos narrativos (o replana) del caso bautizándolo como ‘Lava Juez’ y nunca coreando el de ‘Los Cuellos Blancos’ como aparecían en la Fiscalía y en el imaginario de los peruanos. Es un síntoma de su pedantería porque a pesar de los años y de su lenguaje no pudo someter la realidad.
Su trayectoria periodística es importante y sería de necios negar su aporte en el periodismo peruano. Se le pudo ver en Caretas en la década de los años 80, 90 (con un intervalo como director adjunto del diario La Prensa en Panamá en 1996) y en el 2000 como Subdirector del diario La República. Sus artículos y reportajes eran dignos de un alto valor periodístico y con repercusiones que le valieron muchos reconocimientos internacionales. Era un Gorriti que investigaba, desnudaba mafias políticas con artículos bien estructurados y nos presentaba semblanzas y minuciosas pesquisas del poder como un Hércules Poirot.
Digámoslo claramente: es un especialista en la esgrima verbal (conoce muy bien los recursos literarios) y también sufre de incontinencia de panegíricos y adjetivos cacosmicos producto de alguna herencia familiar acostumbrado a repetir los pivotes ideológicos con sabor a hoz y martillo. Como campeón de judoca sabe doblegar sin misericordia a sus adversarios; como un tipo de izquierda odia a las burguesías y las acusa de fascistas ( tiene en su cabecita un recuerdo diáfano de las camisas negras de Musolini y de sus remedos en el Perú sanchecerrista) y como conocedor de filosofía se orienta por un autoritarismo de la idea la cual confunde con opinión como lo hizo notar el filósofo e historiador José Ignacio López Soria:
“Por otra parte, afirmar alegremente que “la razón de fondo” de la inclinación de Heidegger por el nazismo “fue la cobardía”, sin referencia alguna al proceso del pensamiento del filósofo alemán ni a las circunstancias históricas en que dicha inclinación tuvo lugar, me parece realmente una osadía. No se trata de defender a Heidegger ni de polemizar sobre la racionalidad o irracionalidad de su adhesión al nazismo. De lo que se trata es de pedir al periodismo, por su condición de hacedor de opinión, mesura en sus afirmaciones y comparaciones». (“Los intelectuales” de Gorriti, La Republica,20/03/2006).
Cuando no le ganaba la política podía hacer cosas muy buenas como este texto: “Hay otro factor frecuente en los creadores: una herida primaria, un dolor recóndito en almas sensibles que una vida cuadrada y previsible jamás curará. Así, la desventaja, el contraste, incluso el trauma son a veces el impulso que lleva a lanzarse a esfuerzos ambiciosos, con el acicate del hambre que conocen bien desde los artistas hasta los boxeadores, para lograr la trascendencia que realice la creación y alivie u olvide el dolor.” (“Algún día tendrás la razón” dedicado a Steve Jobs. Revista Caretas, 2011).

Gorriti chalequeando al expresidente Alejandro Toledo.
De periodista a operador
Otro recuerdo fue leer un artículo publicado en La República titulado “Votar por Toledo, no por Pachacútec (3/04/2001). Gorriti había ayudado a construir la figura de un inca vengador poseedor de voluntades supremas sobre el destino del Perú luego de 500 años de conquista. El mensaje era claro: contener las edificaciones mesiánicas y apostar por un estadista humano con vicios y virtudes pero que cumpla con eficiencia su gestión. Había que atenuar las pasiones autoritarias de los demócratas y las esperanzas del populacho para no sucumbir a los delirios de un inkarri posmoderno.
Creemos que ese fue su debacle al saborear entre el 2000 y 2001 las mieles del poder y sus infinitas posibilidades primero desde “La marcha de los cuatros suyos” y luego como victorioso de la campaña electoral con Alejandro Toledo (2001-2006) llegando a Palacio de Gobierno.
Fue voceado como ministro de Defensa del reciente electo presidente al ser un personaje que garantizaba una transición democrática respetando el estado de derecho y las libertades plenas. Obviamente un cargo de esta naturaleza no le era ajeno porque desde su trabajo periodístico tenía un conocimiento del sector Defensa. Gorriti sabía que Toledo era proclive al juego sucio, a las medias verdades (caso Zaraí, las rumbas con alcohol y drogas) que ensuciarían su gobierno y era mejor que él regresara a sus fueros periodísticos. Intentó en Frecuencia Latina un programa semanal llamado “Periodistas” el cual tuvo un equipo de primera con algunos excelentes reportajes, pero ni la ayuda del actor Gianfranco Brero pudieron mejorar la predisposición corporal del conductor pareciendo una estatua la cual solo profería frases. Era mejor intentar otros juegos…
Gorriti luego de haber estado en medios explícitamente periodísticos pasó a formar parte del Instituto de Defensa Legal y su rama IDL-Reporteros, entonces lo que algunos años atrás fue solo una referencia periodística ahora contaba con un respaldo institucional y los recursos (Open Society, una de las ONG del magnate George Soros,) para entrar a las mismas entrañas del poder. Pero era ya un hombre maduro avasallado por los aplausos el cual podía dedicar todas sus fuerzas a hacer excepcionalmente lo que el mismo declaró en una entrevista: “Hay ocasiones, creo, en las que uno debe estar dispuesto a sacrificar (que otra cosa no es) la carrera periodística y servir a la Republica desde el Estado o la política ¿Cuándo? Solo en circunstancias extremas; peligro inminente del sistema democrático, amenazas sustantivas a la Nación, guerra, confrontación con una dictadura.” (Revista ideele, N° 174, diciembre 2005).
Ese momento llegó cuando se consolidaron las figuras de Alan García (segundo gobierno: 2006-2011) y Keiko Fujimori (3 veces candidata presidencial). El antifujimorismo y antiaprismo estaban en su esplendor político y ansiaba apasionadamente ese privilegio de dar la estocada final a sus enemigos.

Cuando uno cruza la línea que separa el interés periodístico de las agencias del poder político es imposible recuperar los principios que forjaron una conducta. La política y el periodismo no pueden ser aliados (en algunos casos camuflando complicidades) ni ser trincheras de intereses de cualquier tipo. Ninguna alianza superior por el bien común justifica su contubernio o sus excesos sobre inocentes. ¿Qué autoridad creía tener para otorgar una tregua a un político como Alan García? Bob Woodward y Carl Bernstein quienes revelaron el caso Water Gate (el espionaje del presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon a sus rivales políticos) dijeron estas palabras al recibir el Premio Pulitzer en el año 1973: “El periodismo no es ningún mesianismo. Un reportero es una persona normal, que debe cumplir tan sólo una regla de oro: buscar la verdad de una, forma paciente y obstinada, y transmitirla”.
Respondiendo a un artículo de Martha Meier Miró Quesada no tuvo ningún reparo ni desparpajo en calificarla con una supina elegancia de lord: “…cuyo razonamiento y nivel intelectual pueden describirse con tres palabras: caca, pichi, poto. (IDL-Reporteros “Columna de reporteros”, 31/05/2011). Al grupo La Resistencia lo bautizó como “La Pestilencia” y los acusa de ser una “banda” que realizan “atentados”, “ataques” confabulados con grupos neofacistas y un poder de ataque como Fuerza Delta del legendario mayor Scott McCo (Chuk Norris).
César Romero, periodista de La Republica, realizó algunas importantes críticas al periodismo de investigación (su monopolio y falsos héroes). Acá uno de los tuits: “Políticos que ante la falta de partidos políticos operan desde los medios de comunicación. Periodistas que ante la ausencia de políticos actúan en influyen políticamente. Difícil diferenciar. Difícil competir. Se confunde todo”. (6 de mayo,2019).
Gorriti le dedicó una extensa columna donde lo bautizaba como Cacatustra y se planteaba lo siguiente: Al final, las únicas preguntas que cuentan son: ¿Ha valido la pena investigar la corrupción del caso Odebrecht o no? ¿Valdrá la pena investigar lo que resta de Lava Jato y el club de la construcción o no? Dado el poder y las fortunas de los investigados ¿había que hacerlo con decisión o no? A la luz de los resultados obtenidos hasta hoy ¿ha sido un buen trabajo o no? ¿Conveniente para el Perú o no?”. (“De criterios y cretinos”, IDL-Reporteros,18/05/2019). 2024 y todas esas respuestas se las da el sagrado tiempo con vuelto y todo.

Hacen mal Claudia Toro y el Dr. Luis Pacheco Mandujano en tratar de exponer a Gustavo Gorriti con el sambenito de que no es periodista porque no registra título en la SUNEDU. Hay que desnudarlos desde sus miserias más recurrentes (sus juntas sombrías y perversas venganzas) y no caer en el barato juego del acusete en el cual Gorriti se ríe a sus anchas por tan “duras” calificaciones.
Umberto Jara escribe: “La síntesis de la carrera de Gorriti es esta: un individuo financiado desde el exterior que usa el disfraz de periodista para actuar como operador político y constante desinformador.” (“Gorriti, el eterno guardaespaldas toledista”, Lima Gris, 31/05/2023).
Alto Mariátegui también le agrega su rosario: “Gorriti NO es un periodista. Definámoslo correctamente: es un activista político que ha usado al periodismo como herramienta para manipular a la Fiscalía en contra de otros. Ha utilizado la data que conseguía no para informar al público, sino para demoler sistemáticamente a los que aborrecía políticamente.” (Perú21, “Ocho apuntes sobre Gorriti”, 11/02/2024)
Los delirios de Casandra
Cuando Jaime Villanueva mencionó el nombre de Gustavo Gorriti al instante se activaron las alarmas en su defensa. Desde estrambóticos besamanos o impulsar el apoyo internacional de personalidades y colgarse de una victimización amparándose en los riesgos del periodismo de investigación a la cual bautizaron como “Campaña de desinformación” contra el sagrado periodista. Rosa María Palacios, Pedro Salinas, Mávila Huertas, Fernando Carvallo, Glatzer Tuesta, Curwen, Claudia Cisneros y Sol Carreño quien casi llora al defender a Gorriti) se han desgañitado de dolor sacando cara por su camarada colega. ¿Cuál es el problema?, ¿Qué tiene de malo que Gorriti investigue? En novedosa pose gualipolera han salido sus lloronas a echar culpas y no ponerse a reflexionar desde omisiones o errores cometidos tal vez involuntariamente, pero nada. Ni pizca de perdón. Nunca nos dimos cuenta que son superiores. Cecilia Valenzuela directora de Perú21 en entrevista Canal N lo dijo claramente: “Creo que hoy en Perú no debes —ahora ni hace un buen tiempo — ponerte en una posición antinada porque la polarización está destruyendo nuestro país y si nosotros dejamos que nos ciegue el anti, entonces, compartimos y colaboramos a que esa polarización se marque más”. (Valenzuela, Calderón, Chincha y Zegarra: crisis política, poder y la prensa; mensaje presidencial,11/08/2022). Gorriti cayó en esos delirios y nunca pudo salir.
Romina Mella periodista de IDL-Reporteros en entrevista a Pedro Salinas no aclara la mención de Villanueva sobre su participación en el despacho de José Domingo Pérez ni las injerencias de una institución periodística en el Ministerio Público. Romina cree que somos idiotas y que nadie en el Perú puede pensar por cuenta propia y esbozar sus propias críticas a los medios de comunicación o sus referentes. Todos son fujiapristas o son parte de la mafia y son ellos los únicos que luchan con la verdad y la información.
Gorriti no es un santo y poco a poco fue mostrando su implícito poder (y desde luego que no hay recibos ni explicitas directivas con papeleo en mano que movilicen una decisión judicial). Gorriti trató en el 2018 al fiscal coordinador del equipo especial, Hamilton Castro como “lento y formalista”, “demasiado lento y cauto” porque no se prestaba a sus comisiones. ¿La cautela no era una virtud ante un proceso tan complejo? Poco después Castro fue destituido del cargo para sorpresa de él mientras se encontraba en una diligencia en Francia. Vela y Pérez entraron al equipo y trabajaron de la mano. Canal N desarrolla la nota de esta manera: “un conocido periodista y ‘gurú’ de casos emblemáticos acude a la Fiscalía y le explica al fiscal su punto de vista sobre la necesidad de establecer “alianzas” entre medios de investigación y el Ministerio Público […] Enseguida la sugiere que el medio de comunicación al que él representa conozca con antelación los viajes que, por entonces, se tornaban ineludibles”. ¿Acaso eso no coincide con el testimonio de Villanueva y no revela injerencia? ¿Qué tiene que ver esto con el periodismo de investigación?

Joseph Goebbels afirmaba “Miente, miente, miente, que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá” y de eso lo saben muy bien el IDL y el IDL-Reporteros porque refuerzan sus mentiras y acusan a todos de mentirosos y de montar espeluznantes campañas. Recuérdese las versiones de Carlos Rivera Aguilar acerca de la diligencia del fiscal Rodrigo Álvaro Rurush y llegó al local de IDL-Reporteros en la mañana del 10 de julio del 2018. Ante el programa de Juliana Oxenford declaró lo siguiente: “Se pretendió desarrollar una diligencia fiscal sin un mandato” (Latina Noticias,11 de julio,2018). Como había que continuar con el plan de la mentira Gorriti fue entrevistado por Mávila Huertas mostrando su repudio por el supuesto allanamiento que nunca fue tal: “Fue realizado de una forma tan burda y poco inteligente que me hace pensar de la capacidad intelectual de quienes definen esto… (…) me pongo a pensar que ha tenido algún intento intimidatorio, pero que ha sido hecho de una manera tonta, cretina más certeramente y hemos reaccionado como debe reaccionar todo periodista de investigación en un régimen democrático. Pero también debo añadir de que eso no ha sido toda la política de la fiscalía de la nación he recibido mensaje de solidaridad de varios fiscales.” (Canal N, 11, jul 2018)
En otra declaración refuerza su reclamo:
“Camino hacia aquí yo hablé con el fiscal de la nación quedó muy sorprendido y tomo acciones inmediatas.”
¿Qué periodista de investigación tiene la confianza y mandato imperativo sobre la máxima autoridad del Ministerio Público y lo haga retroceder de las medidas que disponen sus fiscales de manera autónoma?
Pero no fue ilegal y todo se debió a desarrollar una exhibición de documentos amparados en las funciones de acuerdo a ley como lo señaló la ex procuradora Katherine Ampuero citando el Código Procesal y como se puede ver en el video que registra la exposición de Glatzer Tuesta y de Carlos Rivera Aguilar conciliando las cosas y no desglosando abuso alguno en la intervención aun cuando Gorriti refunfuñaba e insultaba la capacidad del fiscal y sus subalternos calificándolos desde ignorantes hasta pobres diablos. (Milagros Leiva “Entrevista” – Enero, 10 – 2/4)
Augusto Álvarez Rodrich intenta marcar un poco el territorio de la sensatez:
“Para que quede claro lo que se quiere plantear: en estos ‘tiempos modernos’ la corrupción solo es corrupción si el investigado es alguien con pensamiento distinto al de quien tenga alguna capacidad de influencia no oficial en la sociedad: la academia que analiza lo mismo con prisma distinto según la ideología del corrupto; medios que pactaron con autoridades —como los fiscales anticorrupción— información privilegiada a cambio de ‘buena prensa’, como lo practicaron un portal y un par de unidades de investigación, la del gran diario y la de un dominical de TV; o las ONG que ante la corrupción preguntan primero de quién se trata para recién luego pronunciarse…” (La Republica, “Las banderas que se eligieron para lavar”,18/02/2024).

Marco Sifuentes y Víctor Caballero (“El diario de Curwen”,18/02/2024) se han sentado a mirarse como dos actores eróticos dignos de la mejor película de Berlanga. Intentaron vender en clave de sorna (la cual no dominan por obvias limitaciones culturales) un Gorriti laborioso, objetivo e inmaculado y quisieron destruir el mito que Gorriti no investigó a Vizcarra, Castillo o Sagasti. Entonces parecen gritarnos todo lo que hizo este sacrosanto periodista: “La información más sólida, más bacán y amplia sobre Karelim López es de IDL-Reporteros».
Estos son algunos de los artículos sobre dicho personaje:
IDL-Reportero,“¿DePinchi Pinchi a Karelim López?”,28/02/2022)
IDL-Reporteros, “El sombrero sin cabeza”,03/12/2021
IDL-Reporteros, “La delación fallida”,16/12/2021
IDL-Reporteros “El entorno de los brujos”,29/12/2021
Leídos uno encontrará escritos en son de burla, sin ganas ni rigor periodístico, cachita de los usos políticos de la derecha peruana o dudas de las cosas que se revelaban, y además siempre tratando de exculpar a Castillo porque al igual que César Hildebrandt consideraba al expresidente chotano como un simple pájaro frutero. De Vizcarra tampoco hizo gran cosa. Es evidente el sesgo en el manejo de la información en el caso de Gorriti y su medio y que ese par de dateros snobs (Sifuentes y Curwen) nos quieren vender como manifestación reveladora que ilustren a la audiencia y salven a su patrocinador.
Gorriti como un personaje de Woody Allen, delirante y sentimental, ha sucumbido a sus infiernos entre la comedia y la tragedia. No distingue lo ético de lo perverso, la razón de la falacia. Su vanidad, como a todo literato enloquecido, solo le permite ver sus poderosas fantasías, pero desecha la realidad por aburrida al mismo estilo del ingenioso Alonso Quijano. En su heroica batalla ha terminado imitando las argucias de su principal enemigo (Vladimiro Montesinos) y como una historia diabólica (sin risas ni aplausos) digna de Stephen King ahora paladea el delirio de su pervertido ejemplo.
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*Este apelativo se lo debemos al diplomático José Rodríguez Elizondo quien en 1997 realizó este artículo, “Presentando a Gorriti” para la revista Caretas. Tomado de la Mula,11/11/2010.
Opinión
¡Viva el Perú!, ¡Viva la justicia!
Ningún otro país en la historia moderna ha logrado lo que el Perú ha demostrado al mundo: someter a la justicia a todos sus expresidentes vivos en un periodo tan corto.

Por Jorge Paredes Terry
No es un relato de venganza, sino de equidad ante la ley. No es persecución política, sino la afirmación rotunda de que nadie está por encima de la Ley. Mientras otras naciones luchan contra la impunidad de sus élites, el Perú ha convertido sus tribunales en un faro de esperanza para las democracias que anhelan justicia.
Desde Alan García, quien optó por el suicidio antes que enfrentar las pruebas en su contra por el escándalo de Odebrecht, hasta Pedro Castillo, encarcelado por intentar cerrar el Congreso de la República, pasando por Alejandro Toledo, extraditado desde Estados Unidos para cumplir una condena de 20 años; Ollanta Humala, sentenciado a 15 años por lavado de activos; Martín Vizcarra, se libró por el momento de una prisión preventiva por corrupción; Pedro Pablo Kuczynski, bajo arraigo domiciliario por sobornos; y Alberto Fujimori, quien murió sin limpiar su nombre tras años en prisión por crímenes de lesa humanidad. Siete expresidentes, siete personajes que los libros los retratarán como lo más ruin y deshonroso de la historia moderna del Perú.
Este fenómeno no es casualidad, sino el resultado de una sociedad que ya no tolera la impunidad. Mientras en otros países los poderosos negocian su libertad, en el Perú la justicia ha hablado con pruebas, no con privilegios. La detención de Castillo en pleno ejercicio del poder, en menos de tres horas después de su intento de cierre del congreso, demostró que las instituciones peruanas actúan con autonomía, salvo excepciones donde se observa que algunos magistrados se inclinan por alguna de las partes.
¿Es nuestro país un modelo perfecto? No. Persisten la polarización, las críticas por selectividad y la lentitud de algunos procesos. Pero mientras en México, Argentina, Colombia o Brasil los expresidentes se pasean libres pese a escándalos millonarios, en el Perú la cárcel no distingue colores políticos. La justicia, aunque tardía, ha sido implacable.
“El Perú ha demostrado que ni el poder absoluto, ni el tiempo, ni siquiera la muerte borran los crímenes de los gobernantes. Es una lección para la humanidad», escribió The Washington Post en 2024. Y es cierto. Nuestro país, golpeado por crisis, corrupción e inestabilidad, ha dado al mundo una enseñanza invaluable: la democracia no se defiende con discursos, sino con hechos.
Hoy, mientras Toledo, Humala pagan sus condenas; mientras Castillo enfrenta su juicio por rebelión; mientras Fujimori murió sin rehabilitación y García solo escapó de la justicia por su propia mano, el mensaje es claro: en el Perú, el poder ya no es un salvoconducto, mensaje directo también para la actual mandataria Dina Boluarte y la exalcaldesa de Lima Susana Villaran, las cuales, si la justicia prevalece, seguirán el mismo camino.
Mensaje a la juventud peruana.
Hermanos y hermanas de la nueva generación:
Miren bien lo que está pasando en nuestro país. Siete expresidentes, los hombres más poderosos de su época hoy están muertos o presos. Alan García prefirió el suicidio antes que la cárcel. Fujimori murió sin limpiar su nombre. Toledo, Humala, Castillo ven el amanecer tras las rejas. PPK, en arresto domiciliario y Vizcarra más tarde que pronto será el nuevo inquilino del Fundo Barbadillo.
¿Qué nos enseña esto?
Primero: El poder no los hizo invencibles. Creían que sus títulos, sus contactos, su dinero mal habido o su popularidad los salvarían. Se equivocaron.
Segundo: La corrupción siempre termina en derrota. Esos mismos que robaron millones hoy no pueden disfrutarlos, salvo Nadine Heredia que logró burlar a la justicia, pero esperemos el cambio de régimen en Brasil y dicha señora tendrá que retornar y cumplir su condena.
Tercero y más importante: La justicia existe cuando el pueblo la exige. Estos casos no avanzaron por magia, sino porque ciudadanos como ustedes, estudiantes, trabajadores, jóvenes indignados salieron a las calles, fiscalizaron, no se callaron.
A ustedes les toca escribir el siguiente capítulo.
No repitan los errores del pasado. No idolatren políticos corruptos, aunque les repitan mil veces que «roban pero hacen obras». No normalicen lo injustificable.
El Perú que heredarán será el que construyan HOY con sus acciones:
Viva el Perú! ¡Viva una justicia que no se inclina! Porque cuando la ley triunfa sobre la impunidad, no solo gana un país, gana la dignidad de toda una región y gana la humanidad.
Opinión
Tocar con los ojos (sobre Una ballena blanca…, de Mario Castro Cobos)
Lee la columna de Salvador Carrillo

Por Salvador Carrillo
“Una ballena gigante, una ballena blanca, en la niebla” (2025) es un filme
experimental que busca educar al espectador en una forma estética de percibir
el mundo. La obra obliga a detenerse, a contemplar planos de nubes, texturas
de hojas, globos: un reencuentro con lo cotidiano desde una perspectiva
eminentemente visual. Revaloriza la mirada, como si intentara adentrarse en la
experiencia mística y contemplativa de aquello que se observa. Podría decirse
que el director ha intentado filmar el silencio y enseñar lo que significa tocar
con los ojos.
Podemos clasificar las escenas, principalmente, en dos tipos: la contemplación
de las texturas de los objetos y la de los seres humanos. Casi pareciera que la
contemplación de los primeros funcionara como una antesala para aprender a
mirar a las personas más allá de los marcos mentales, y así redescubrirlas
desde una dimensión estética.
Aunque no existe aquí una narrativa en el sentido convencional, se percibe una
suerte de hilo conductor en esta sucesión de imágenes contemplativas: una
mujer que reaparece en distintas situaciones —sentada absorta en sus
pensamientos, o interactuando de manera singular dentro de un grupo—. Su
figura adquiere un protagonismo sutil, destacándose sobre las demás escenas
en las que intervienen personas, como si encarnara el núcleo emocional y
simbólico de la obra.
Ella remite a los experimentos audiovisuales de Warhol, quien detenía la
cámara para filmar el rostro de una persona en estado de quietud. Del mismo
modo, el director, a través de diversas experiencias contemplativas, busca
inculcar una forma de ver. En este sentido, resulta especialmente significativa
la escena en que la mujer habla sin que se escuche lo que dice: solo su sonrisa
y sus gestos permanecen. Es una invitación a privilegiar lo visual, a persistir en
la contemplación, no desde la comprensión racional, sino desde la vivencia
estética.
La dinámica en la que, en varios pasajes del filme, ella aparece junto a otros,
colocándose mutuamente las manos sobre el pecho y sosteniendo la mirada,
responde a la misma lógica pedagógica: una educación sensorial y estética. Se
transita así desde la observación de objetos hacia la apreciación visual de los
seres humanos, ahora resignificados como presencias artísticas: tocar con los
ojos.
Es una producción audiovisual en la que el autor intenta revelar cómo
experimenta visualmente el mundo, en qué elementos se detiene, cómo
contempla estéticamente a los seres humanos. Más que una película en el
sentido convencional, podría tratarse de una composición de videoarte que
persigue desestructurar la experiencia directa de la realidad, basándose en el
principio esencial del cine: imágenes en movimiento.
Película
Películas
https://www.youtube.com/@marszproject7155/videos
Opinión
Como un gamonal del siglo pasado, César Acuña se hace cargar por campesinos
Lee la columna de Jorge Paredes Terry

Por Jorge Paredes Terry
El “plata como cancha” en su última visita a Pataz, volvió a escenificar un viejo ritual del poder peruano: el político que se hace cargar por los pobres para demostrar que es “uno más del pueblo”. En imágenes que rápidamente se viralizaron, el líder de Alianza para el Progreso (APP) apareció siendo transportado en hombros por campesinos, sonriente, repartiendo promesas, como si el tiempo no hubiera pasado. La escena, grotesca y humillante, parece sacada de un archivo del siglo XIX, cuando los hacendados exhibían su dominio montados sobre los hombros de los indios. Pero hoy, en lugar de látigos y tierras, el gamonal moderno usa su cargo y la plata del estado.
Acuña, dueño de un imperio educativo y con décadas en la política, no es nuevo en este tipo de teatros. Su carrera está construida sobre el clientelismo descarado: regala dinero en efectivo, becas de dudosa calidad, materiales de construcción y hasta medicinas a cambio de lealtades. En Pataz, como en tantos otros pueblos, la fórmula se repite: llega con fanfarria, reparte promesas como si fueran caramelos, posa para las fotos abrazando a ancianos y niños, y luego se va, dejando atrás más pobreza que soluciones. Es el mismo juego de siempre, pero con selfies y redes sociales.
Lo irónico es que, mientras Acuña se hace cargar como un cacique de antaño, su partido controla municipios y gobiernos regionales con una red de favores que poco tiene que envidiarle al gamonalismo clásico. Antes, los terratenientes mandaban con el látigo y la amenaza; hoy, lo hacen con contratos públicos, empleos temporales y la promesa de una beca en una universidad de garaje. La esencia es la misma: el pobre sigue siendo usado como animal de carga, solo que ahora, en lugar de arar la tierra, aplaude en mítines.

Pero hay algo aún más cínico en este espectáculo. Mientras Acuña juega al “hombre del pueblo”, su fortuna,amassada gracias a universidades que venden títulos como pan caliente, lo delata como parte de una élite que disfraza su explotación de filantropía. El hacendado de antes al menos no fingía: sabías que te explotaba. El nuevo gamonal te vende la ilusión de que algún día, si le eres fiel, tendrás una migaja de su riqueza.
La imagen de los campesinos cargando a Acuña no es solo un acto de sumisión: es un símbolo de cómo el poder en el Perú nunca ha dejado de humillar a los más pobres. La Reforma Agraria acabó con los terratenientes, pero no con la mentalidad que los sostenía. Hoy, los nuevos gamonales no necesitan haciendas; les basta tener un puñado de billetes y una cámara cerca. Y el pueblo, como en los tiempos de Max Uhle, sigue cargando el peso de quienes dicen gobernarlo.
Opinión
Poder Judicial no puede amparar persecución al periodista Ricardo Belmont
Lee la columna de Rafael Romero

Por Rafael Romero
Los magistrados de la Segunda Sala Penal de Apelaciones de Chorrillos, presidida por Luis Alberto Arancibia Agostinelli e integrada por Jorge César Mayta Palián y Carlos Alberto Ccallo Chirinos, tienen en sus manos un caso donde se persigue mediática y políticamente a un periodista: a don Ricardo Belmont Cassinelli (RBC).
Es decir, cuando apenas acababa la persecución judicial del fujimontesinismo, que duró 18 años, desde 1996 al 2014, lamentablemente muy pronto llegaría a la puerta de RBC otra clase de “lawfare”, perpetrada por su propio hijo, quien desde abril del 2016 tomó con matones su canal y al año siguiente, en el 2017, el hoy inquilino de ese hijo, Phillip Butters Rivadeneyra, declaró públicamente desde Radio Exitosa que Belmont se creía una santa y que él ya le había comprado su canal para vengarse de todos sus “pinches enemigos”, incluido el Hermanón.
Esa declaración de Butters la hizo frente a Nicolás Lúcar; pero ahora, ocho años después de ese ucase, en momentos en que el país está en crisis a causa de la codicia y la avaricia, con esa clase de querellas maliciosas, caprichosas y antojadizas solo se malgasta el tiempo del Poder Judicial en lugar de concentrar todas las fuerzas de la magistratura contra la delincuencia callejera u organizada, contra el abuso y la prepotencia.
Lamentablemente, tenía que aparecer un juez supernumerario, y para remate tocayo del querellante Phillip Butters, para sentenciar en primera instancia al periodista Ricardo Belmont Cassinelli, dizque por supuestos agravios contra el “Sabelón”, y sin reparar en ningún momento en los graves ataques y amenazas lanzadas por el querellante Butters, y sin meditar en su objetivo principal como es la venganza en contra de Ricardo Belmont.
Esa sentencia de primera instancia podría enmarcarse en la nueva persecución contra RBC, la iniciada en el 2016 con la toma por la fuerza del Canal 11 y luego con la toma de la Planta de Transmisión en el Cerro Marcavelica de Chorrillos, al punto en que hoy el verdadero dueño de la televisora, como es Ricardo papá, está despojado del medio de comunicación que fundó debido al plan del dúo perverso conformado por dos angelitos, el querellante Butters y el primogénito del Hermanón.
Sin embargo, ¡qué curioso!, son más de ocho años de enfrentamientos y litigios, y cuando en el año 1923, Ricardo Belmont ya tenía listo su Partido Cívico Obras, ¡zas!, empezó un juicio por una supuesta usurpación; y luego de inscrito oficialmente el partido, un año después, el pasado 15 de julio del 2024, aparece otro juicio, el de una querella de Butters por quítame estas pajas, quien es una persona con objetivos políticos y por eso se ha metido al partido Avanza País, para ser candidato a la presidencia y así continuar haciéndole fieros y remedos a su querellado Ricardo Belmont.
No sé por qué Butters odia tanto o envidia infinitamente a Ricardo Belmont, y hasta quiere imitar su paso por la radiodifusión poniendo las siglas de su nombre “PBO” a su grupo mediático, tal como Ricardo llamó “RBC Televisión” a su medio de comunicación. El caso es que los dos son personajes públicos, y por ello renuncian o toleran las críticas porque están expuestos a las mismas, relativizándose su derecho a la intimidad o el honor, a diferencia de cualquier otro ciudadano que no es mediático.
Por tanto, la actuación pública de ambos es, ha sido y será polémica, sobre todo cuando el querellante Butters lanzó ataques, frases y expresiones más graves e irreproducibles contra Ricardo. En ese sentido, resulta inequitativo, asimétrico y hasta gravoso para RBC la sentencia condenatoria del juez de primera instancia, tocayo de Butters, y peor se vulnera la dignidad y el honor de RBC cuando su querella contra Butters jamás prosperó, peor cuando este declaró en diversas ocasiones que le meterá preso a Ricardo y que se va a encargar de que la pase mal en la cárcel o que se muera dentro, debiendo los magistrados de la Sala Penal de Chorrillos, frente a esta clase de intríngulis y conflictos, actuar con mucha mesura, con un sano criterio de conciencia y con sabiduría judicial, no debiendo amparar el abuso del derecho.
Un tema objetivo es que la judicatura penal de Chorrillos, en primera instancia, no amparó la demanda de RBC, es decir, no ha querido declarar fundada su querella, pero sí admitió la pretensión del querellante Butters. Ahora bien, como es sabido, en la ciencia y la praxis jurídica, y a la luz de la misión y visión del Poder Judicial, toda sentencia y resolución de la administración de justicia debe evaluar, ponderar y valorar su impacto en la sociedad y en el Estado Democrático y Constitucional de Derecho.
Y si ese querellante, Butters, va a postular a la presidencia por Avanza País, y si RBC es el fundador del Partido Cívico Obras, con larga ejecutoria en la política peruana, la pregunta cae de madura: ¿se puede llegar a tanto por parte de algunos rivales del periodista RBC, acaso al punto de querer usar a los magistrados del Poder Judicial para sacarlo de la carrera electoral por encima de la voluntad popular?
Esas son las sombras que hay en todo este caso, donde no se admite la querella del periodista Ricardo Belmont, pero si se admite la querella de Butters, quien ha venido atacándolo públicamente desde hace ocho años por lo menos. En consecuencia, este deslinde de la judicatura peruana contra el favoritismo tiene que darse necesariamente en la Sala Penal de Chorrillos para preservar su integridad, su ética pública y la transparencia, debiendo tener muy presente como órgano colegiado su apego a la sabiduría judicial y al sano criterio de conciencia. Pues si se revisa bien este expediente, y la historia detrás del mismo, se descubrirá que son más graves los ataques del querellante Butters contra RBC, y no al revés, sobre todo desde su confesión pública frente a Nicolás Lúcar (Radio Exitosa), cuando prometió acabar con el periodista Ricardo Belmont, en abril del 2017.
Es más, de cara al Poder Judicial, RBC es la víctima y no el victimario, incluso ya perdió su canal de televisión y ahora se le quiere bloquear como candidato presidencial del Partido Cívico Obras, partido que junto al canal 11, fueron los únicos que jamás se arrodillaron en la salita del SIN de Montesinos.
De manera que debemos preguntarnos hoy dónde queda el Artículo 1° de la Constitución, dónde queda la condición de adulto mayor (Ley N° 30490) de Ricardo Belmont, y dónde queda la defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad, siendo todo eso el fin supremo de la sociedad y del Estado.
Pero, en virtud de la “pluralidad de instancia”, la Sala Penal de Apelaciones de Chorrillos puede y debe enmendar la sentencia de primera instancia por adolecer de motivación y fundamento, al estar divorciada de un contexto histórico político y social, al estar fuera de la realidad y al no haber evaluado y ponderado todos los hechos de este caso, siendo evidente que el agraviado es Belmont y no Butters.
Es deplorable que esta clase de iniquidades y asimetrías solo sucedan el Perú, donde el agraviado aparece como agresor y la víctima como victimario. Un absoluto abuso. El mundo al revés, y como dice mi amigo Herbert Mujica solo en el Perú llueve para arriba.

Por José Emilo Caro Gómez
Estaba atorado en el taxi rumbo al Centro Cultural Ccori Wasi, para la presentación del libro Las huellas nada más de Roberto Reyes, quienes, junto con Murillo, son los sobrevivientes del Grupo Narración. La tertulia fue en un anfiteatro amplio, cómodo y rebosante de rostros jóvenes: Una atmósfera cálida que casi me deja sin lugar.
Tomó la palabra Roberto Reyes, agradeció al auditorio por el tiempo y por su gentileza de estar, comentaba que el día anterior fue a la presentación de un novelista famoso, pero que asistió poco público. Recordó cuando quiso dedicarse a escribir, lo fácil que se ve en el producto final y lo difícil que es el proceso. Muchas veces uno puede tener la historia oral más rica y trágica, pero convertir eso en libro es místico.
El creador puede quedarse sin palabras al segundo día. Como autor, uno entiende esto, el terror a la página en blanco. En el brindis posterior a la presentación, dentro de la galería de arte del Centro Cultural, yo estaba junto con Funes el Memorioso y algunos amigos reflexionando sobre los principales problemas de la República del Perú, el país bananero, como decía Funes. Y su interlocutor mentó: “-Claro, la dictadura nuevamente-”. Pasaban las fuentes, los bocaditos, las presas de pollo con centro de fuego maravilloso, vino y agua para los abstemios. La galería de arte ahora es rebosante y bulliciosa. Adquirí el libro de cuentos, pues debía seguir con mi itinerario. Ya tenía en las manos el cuerpo del delito: un asesinato literario cometido por Random House en su sello Alfaguara.

No fui a la presentación de Los eunucos inmortales porque ese día tenía que jugar a la pelota con mi hijo. Le comentaba, mientras devoraba las piernitas de pollo que metía de vez en cuando a la flama para mantenerla tibia en esa noche de invierno de panza de burro limeño: Mira la nota del editor, en la página 9, citó: ‘Se ha realizado una versión integral del texto, corrigiendo erratas y ajustando aspectos formales —como uso de las mayúsculas y la ortografía— conforme a las normas lingüísticas actuales’”. Compadre, pero si es la primera copa que te tomas y ya con esos factos, Funes- dijo el presentador del libro Las huellas nada más-. Nos miramos todos en un minuto de silencio dentro de la multitud que se aglutina por una foto con el autor.
Los eunucos inmortales es, ante todo, una novela experimental cuyas páginas discurren a modo de testimonio” Viendo el vaso medio lleno o medio vacío. Esa nota editorial parece ser una estrategia para desautorizar ediciones anteriores y reconocer únicamente la versión de 1995” (por eso desconoce las demás).
—¿Eso dice la información del libro?
—Sí —respondí—, en los paratextos. Interpreto que para causar revuelo.
El corrector de Random House se atreve a corregir a Oswaldo Reynoso, un especialista reconocido en la materia, su expertis y dominio lo destacaron de los demás correctores de estilo que residían en el Hotel de la amistad y, de vez en cuando, era convocado para trabajar en los documentos del Buró del Comité Central del Partido Comunista Chino, lo que en buena cuenta era un reconocimiento a su talento en el dominio del lenguaje español.
Muestra de ello es su libro El escarabajo y el hombre, que fractura el lenguaje, proponiendo que la literatura como arte puede transgredir el lenguaje para conseguir ciertos detalles estéticos, simbólicos o simplemente por placer.
“Es interesante tu postura, muy acorde al contexto de este evento Podrías leerlo y comentarlo en un artículo extenso”, menciona José García Cosavalente, panelista de hoy. Le hago una seña a Funes para irnos, me despido del autor y de los presentadores. En el taxi rumbo a los juegos de mesa para jugar Exploding Kittens, en casa de un amigo copywriter, poeta y crítico. Conversando un poco más con Funes el Memorioso, él, totalmente indignado, me leía algunos párrafos y los comentaba: No sé chino, así que su traducción sería cosa de otro día, pero veamos el detalle. Al menos de pasada analicemos el caso de las mayúsculas, me dice: “Porque en más de 20 años las reglas ortográficas casi no han cambiado, salvo en el caso de la tildación en los determinantes demostrativos. Así que esa nota de editor solo podría aplicarse al Cantar de mio Cid del 1207, ese sí que era un español con normas ortográficas y gramaticales distintas.”
Lo miro serio.
- Busca una página al azar , es el mejor test.
Página 28: “Informes y documentos públicos del Partido y del Gobierno chinos se han ido perdiendo como…”. ‘partido’ Partido, ‘gobierno’ Gobierno. Se entiende que escribe con mayúscula cuando te refieres al gobierno como un Estado, y se escribe con minúscula cuando se refiere a la acción de gobernar. En la primera edición de 1995 (PEISA), se usa partido y gobierno en minúsculas, como en las ediciones de 1999 (San Marcos), 2005 (San Marcos), y la de 2006 (Narraciones 2, Universidad Ricardo Palma). También en la de 2011 (San Marcos, vía ISBN).

En las Obras completas que sacó la Universidad Ricardo Palma, fue revisada por el autor en vida, la usa así: “partido” y “gobierno”. Por tanto, estas correcciones parecen incorrectas. Es posible que, en algunas mayúsculas minoritarias, el autor buscara transmitir algo más allá de una simple corrección gramatical. Al elegir minúsculas, incluso en casos donde gramaticalmente debería haber mayúsculas, es parte de un estilo personal o ideológico. Esto no es incorrecto en textos no formales,
Te voy a contar algo, Funes el Memorioso, por tu lucidez y tu reflexión, no puedo opinar sobre ello, tú lo dijiste todo. Sin embargo, cuando el vecino del segundo piso increpó a Oswaldo porque en el patio interior tenía tantos papeles en bolsas, de lejos, pues la altura del segundo piso era considerable, parecía basura. Oswaldo le gritó: ‘¡Son correcciones de prueba! Mire, son hojas bond, no es papel higiénico ni basura’. Le respondió. El vecino, algo increpado: ‘Disculpe, no sabía que era escritor, pero es un abuso, pobres árboles. No olvide botar esos papeles que dan mal aspecto’. Se cruzaron unas miradas de pocos amigos.
Ahora que veo el libro Los eunucos inmortales y, sinceramente, parece que el departamento de corrección de estilo de Alfaguara es tan eficiente en esta reedición como los libros que le pirateaban a Reynoso, pues en ellos veías la libertad de corregir al autor. Es posible que estas decisiones respondan a políticas de uniformidad editorial, como en el papel finísimo de la publicación, que en menos de un año será de otro papel, al grado de ser casi añejo, con circunferencias dislocadas de distintos tamaños, pequeñas manchas aquí y allá, formando un tapiz vintage en cada página.
Sin embargo en este caso, han pasado por alto elementos esenciales de la obra original, y las decisiones editoriales parecen no haber considerado plenamente la intencionalidad estilística de Reynoso. Prefiero las ediciones anteriores de hojas blancas o color marfil grueso. Limpios, pulidos como joyas preciosas donde no falta ni una m, pues para los amantes de la literatura, la calidad reside en el lenguaje poético; alterar esto es mutilar un coleccionable.
Opinión
Cuestionan a Raúl Canelo por no representar a los abogados de Lima

Por: Rafael Romero.
Poco tiempo pasó, desde que llegó al decanato del Colegio de Abogados de Lima (CAL), para que Raúl Canelo Rabanal quede absolutamente desdibujado y hoy la inmensa mayoría de jurisconsultos citadinos señala que él no los representa. ¿Qué ha sucedido con el profesor bonachón y patero de la PUCP?
Seguramente el poder a algunos los marea, ¿o será que desea ir al senado de la República y se ve obligado a usar como trampolín electoral a la institución del ilustre CAL?
A mediados de mayo pasado Raúl Canelo fue suspendido por 6 meses del cargo de decano del Colegio de Abogados de Lima como consecuencia de tres hechos en los que presuntamente abusó del cargo.
Pero, pese a ser hombre de derecho, sorprendió a propios y extraños al reaccionar desaforadamente diciendo que no acataría dicha suspensión y acusó al Consejo de Ética de tener serios cuestionamientos. No obstante, son más serios los cargos que se le atribuyen, pero eso no parece quitarle el sueño al cuestionado Canelo Rabanal.
La sanción también conlleva la prohibición de ejercer la profesión de abogado debido a la suspensión temporal de su colegiatura. Lo concreto es que las evidencias saltan a la vista y es que Raúl Canelo se habría excediendo en sus funciones de forma abusiva y arbitraria, vulnerando el Estatuto del CAL y manteniendo una actitud innoble con otros colegas de la orden.
Las presuntas infracciones incurridas por los “canelistas” son: 1) crear una “Oficina de Control Interno” en el CAL, pese a que la junta directiva no tenía la competencia para hacerlo, máxime cuando ya existe una Junta de Vigilancia; 2) remover al abogado Víctor Alca del cargo de director de Bienestar Social bajo el pretexto de la causal “retiro de confianza”, figura que no existe en el Estatuto del gremio; y 3) nombrar a la abogada María Vera como accesitaria del Consejo de Ética, pese a no haber sido elegida por la asamblea general.
Por lo demás, también es grave la denuncia de varios abogados contra Canelo y su grupo en el sentido de que tendrían una maquinaria destinada a inventar denuncias y presentar hechos falsos con el objetivo de atacar, desacreditar y difamar a sus opositores, para lo cual presentarían memes, panfletos y falsedades en las redes sociales.
Queda todavía por desentrañar cómo va el manejo económico en el CAL, desde la fecha en la cual llegó Raúl Canelo al decanato, y eso será presentado en un próximo artículo.
Opinión
Crónica de una fiscalía convertida en novela
Continúa la saga de las fiscales enfrentadas, donde ni Patricia Benavides ni Delia Espinoza defienden principios, sino protagonismo. En esta intriga interminable, la ley es solo un adorno, y la teleaudiencia ya no espera justicia, sino el capítulo mil de un drama sin final.

El Perú, es un país que ya no se asombra de nada y ha quedado atrapado en una trama que parece escrita por un guionista adicto al melodrama jurídico. Una historia de poder, traición, maniobras legales y fiscales enfrentadas como archienemigas de telenovela, pero con escudos, títulos y escoltas. La realidad ha superado al libreto. Lo que presenciamos no es justicia, sino una guerra entre facciones que han tomado por asalto las instituciones para convertirlas en trincheras.
El Ministerio Público ya no imparte justicia: ahora emite episodios. Cada día, un nuevo capítulo. Cada hora, una nueva sorpresa. Y así, entre flashes noticiosos y comunicados indignados, abogados, opinólogos y congresistas se pasean por los ‘sets’ de la indignación fingiendo preocupación por el Estado de derecho, cuando en realidad lo único que defienden es a su gente, a su bando, a su tribu.
Todo comenzó —o al menos en esta temporada— con la Junta Nacional de Justicia (JNJ) desenterrando una decisión que ya se creía sepultada porque tenía la condición de ‘cosa decidida’: revocó la destitución de Patricia Benavides Vargas y la repuso como fiscal suprema y, por rebote, como Fiscal de la Nación.
El cliffhanger fue inmediato. Horas después, Benavides, escoltada por su guardia personal y una batería de abogados, irrumpió en los pasillos del piso nueve del Ministerio Público con la intención de recuperar su trono; pero la recepción no fue para nada cálida. Delia Espinoza—su némesis—le cerró la puerta en la cara; literalmente.
Este episodio provocó indignación genuina en la facción conservadora… y rating asegurado. Porque, seamos sinceros, a estas alturas nadie cree que alguna de estas señoras defiende el principio de legalidad. Aquí lo único que importa es el hambre de poder. El guion se escribe solo, mientras el país asiste con palomitas de maíz en mano a este thriller institucional donde el Estado es el escenario y la ley, un insignificante adorno.
En esta historia, uno de los momentos más cuestionados llegó cuando Benavides Vargas, sin haber retomado formalmente sus funciones de fiscal, ya contaba con seguridad policial, como si estuviera de regreso en su despacho. Y cuando el capítulo aún no había terminado, la JNJ —con un toque autoritario digno de series de los 80— envió un oficio a la Policía Nacional solicitando que sacaran a Delia Espinoza de su oficina, y que repusieran a Benavides en el cargo de Fiscal de la Nación. Todo sin esperar a que el Poder Judicial se pronunciara. Pero así se mueve esta serie: por impulso, por drama y por espectáculo.
Y esta mañana, en el más reciente episodio —casi un especial de temporada— el Poder Judicial suspendió a Patricia Benavides como fiscal suprema y fiscal de la Nación por un plazo de 24 meses. ¿La razón? su presunta participación en una organización criminal, acusada de delitos que parecen extraídos de un tratado de derecho penal completo: cohecho activo y pasivo, tráfico de influencias, patrocinio ilegal, y un largo etcétera que suena más a inventario de corrupción que a expediente judicial.
Los ‘actores secundarios’ también tuvieron su momento de gloria ante los reflectores. Abogados de apellidos rimbombantes como ‘Abanto’ o ‘Del Castillo’ alzaron la voz ante lo que consideran una traición a su causa. Porque saben perfectamente que, con esta suspensión, su clienta Patricia Benavides ya no podrá regresar a su cargo, porque su mandato se extinguirá antes de que pueda volver.
Mientras tanto, los seguidores ‘caviares’ de Delia Espinoza —la otra protagonista de esta ficción institucional— celebran con mesura y respiran tranquilos. Dicen que esta medida no fue improvisada, que se remonta a mayo de 2024, cuando la propia Espinoza, entonces titular de la Fiscalía Suprema en Delitos Cometidos por Funcionarios Públicos, solicitó al juez supremo Checkley una suspensión de 36 meses para Benavides. Y aunque pasaron 13 meses de silencio, finalmente el juez Segismundo León Velasco le dio la razón. Una resolución que, de paso, invalida también el acto de la JNJ que había devuelto a Benavides al cargo.

¿El resultado? Patricia Benavides no podrá ejercer ni como fiscal suprema ni como fiscal de la Nación, al menos hasta junio de 2027. Un final inesperado para una protagonista que parecía eterna.
En otros términos, la justicia ha hablado. Y aunque el elenco no parece dispuesto a respetar el guion judicial, un fallo debe acatarse; al menos en teoría. En la práctica, esperemos el siguiente episodio. Porque, como en toda serie de culto, siempre hay espacio para una nueva temporada.
Opinión
Amnistía, ley del olvido: Congreso busca borrar crímenes del Estado
Lee la columna de Leonardo Serrano Zapata

Amnistía según la RAE lo define como: “Derogación retroactiva de la consideración de un acto como delito, que conlleva la anulación de la correspondiente pena. No debe confundirse con indulto (‘anulación o conmutación de una pena’)” Ese es el escenario que nos propone hoy en Congreso de la República del Perú con el Proyecto de Ley N° 07549, que pretende amnistiar a quienes deshonraron su uniforme y se llevaron de encuentro vidas inocentes; quieren que empecemos a creer que Barrios Altos – La Cantuta, Uchuraccay y tantos otros no fueron delitos contra los derechos humanos, no fueron actos de terror.
Según el diccionario jurídico de Poder Judicial de Perú define la palabra Amnistía como: “Disposición con fuerza legal por la que se condonan los delitos cometidos y se excarcela a todos o un grupoespecífico de presos”. Una amnistía de este nivel pretende perdonar delitos vinculados a terrorismo entre los años 1980 y 2002.
Los 52 congresistas que votaron a favor y las 3 abstenciones le dicen al país, sin el menor remordimiento, que debemos excluirlos de los delitos cometidos contra civiles que esperaban de sus Fuerzas Armadas y Policía Nacional protección y vocación de servicio, y que encontraron terror y muerte. Mientras el discurso oficial del Congreso es “planeamos una Ley para miembros que lucharon contra el terrorismo”. Nada más falso que eso. Matar inocentes no es luchar contra el terrorismo, es generar terror desde el Estado.
¿Qué propone el Proyecto de Ley N° 07549/2023-CR?
Se trata de una ley que concede amnistía a miembros de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional del Perú y comités de autodefensa vinculados a la lucha contra el terrorismo entre 1980 y 2000, incluso a quienes ya tienen sentencia firme.
Artículo 1.
“Se concede amnistía a los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú, y a los que hayan sido integrantes de los Comités de Autodefensa que se encuentren denunciados, investigados o procesados por hechos delictivos derivados u originados con ocasión de su participación en la lucha contra el terrorismo entre los años 1980 y 2000”.
Artículo 2.
“Se concede amnistía de carácter humanitario a los adultos mayores de setenta años miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú, y a los que hayan sido integrantes de los Comités de Autodefensa, que cuenten con sentencia firme con calidad de cosa juzgada o se encuentren en trámite de ejecución de sentencia, con pena privativa de libertad efectiva o suspendida, por delitos derivados u originados con ocasión de su participación en la lucha contra el terrorismo entre los años 1980 y 2000, siempre que no hayan sido condenados por delitos de terrorismo ni por delitos de corrupción de funcionarios”.
En otras palabras, significa decirles a las víctimas, a los hijos que nunca volvieron a casa, a las madres que lloraron frente a fosas comunes, que la justicia que tardó décadas en llegar no vale nada frente a los intereses de unos cuantos congresistas y sus allegados. Significa perdonar el delito a quienes deshonraron el juramento con la patria.

En los últimos cinco años hemos visto decenas de decretos supremos reconociendo a miles de peruanos, héroes todos, como Defensores de la democracia. Sin embargo, vemos también que las viudas y los deudos hacen fila. Me cuentan que incluso deben comprar su medalla, porque hasta para eso se habría instalado una corrupción mezquina y nauseabunda en el Ministerio del Interior y el Ministerio de Defensa. Forman fila para aparecer en la “famosa lista” y ser llevados a Palacio de Gobierno a recibir de manos de la presidenta Dina Boluarte la medalla de defensor de la democracia. Forman fila para que procesos judiciales larguísimos, de más de una década, terminen con un cheque de gracia, como si con dinero o becas bastara para reconciliarse o para compensar una vida entregada a la patria.
¿Qué diremos entonces mañana? Que, ante la amnistía, a policías y militares sentenciados con prueba válida y hechos ya juzgados se les borró todo como si nunca hubieran cometido crímenes. Que sus víctimas hicieron fila para alcanzar justicia y, cuando por fin el Estado se las dio, el Congreso se las arrebató a golpe de voto.
Este es el Congreso de Keiko Fujimori, de César Acuña, de Vladimir Cerrón, de José Luna, de quienes se disfrazan de defensores de la patria mientras nos imponen falsos héroes, bajo el discurso de que fueron “delitos derivados u originados con ocasión de su participación en la lucha contra el terrorismo”. No. Hoy se burlan de los verdaderos héroes: aquellos que combatieron al terrorismo con honor, sin ensuciar su uniforme, sin convertir el escudo de la República en un permiso para matar inocentes.
Mi padre, SOT2 PNP (F) Leonardo Serrano Vílchez, fue asesinado junto a 17 policías la madrugada del 3 de febrero de 1993, en un atentado terrorista de Sendero Luminoso en Huarmanca, Piura. De esos 17 héroes, solo 3 han sido reconocidos oficialmente como Defensores de la Democracia y, hasta hoy, solo una familia —la del Capitán PNP (F) Roberto Morales— recibió la medalla prometida. Amnistía de un lado y olvido del otro. Como hijo de un héroe la patria, exijo respeto a su memoria, justicia para todas las familias y verdad para el Perú.
¿Qué le decimos a las familias que aún guardan retratos amarillentos esperando justicia? Están intentando reescribir la historia. ¿Qué sigue? ¿Cambiar el relato del Museo de la Memoria, que permanece de pie para recordarnos que sí hubo terrorismo, sí hubo terrorismo de Estado, y que negarlo es un acto de cobardía? Quieren borrar el terrorismo de Estado de los libros, de los informes, de las sentencias. Pero mientras queden madres buscando huesos, mientras queden fotografías clavadas en una pared de adobe, mientras quede memoria, esta patria sabrá que la amnistía no es perdón: es traición.
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