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Cuento: Pichula de oro

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—¡No hay plata ni tiempo para conseguir ropa de baño! ¿Tienes calor o no?

—Pero…

—¡Pero nada! Muchacho de marras, carajo, me jodes toda la mañana con la cantaleta de que quieres ir a la playa, que vamos a bañarnos, y ahora, mira cómo te pones…

—Es que…

—¿Quieres ir o no? Cuanto más tarde se haga, más gente va a haber en la playa, yo sé lo que te digo…

Ni modo. Era demasiado pequeño como para tener argumentos con qué rebatir la orden de Penélope. Aquella soleada mañana de febrero fue mi primera vez. Los calzoncillos me quedaban todos flojos, pero según ella a nadie le importaba fijarse en las verijas de un mocoso de 10 años.

Para las fiestas patrias, dos años después, se le antojó comer conejo. Nos pidió a Natalia y a mí que la ayudáramos. Hizo que mi hermana tomara las patas delanteras y yo las traseras. El pobre animal temblaba de asustado. Yo también.

—Jalen bien  —nos ordenó—, que se estire todo.

Entonces vino el primer garrotazo. Terrible. Un violento azote sobre su cabeza con el rodillo de la cocina. El pequeño lagomorfo quedó mareado, pero no muerto. Lloraba, seguro llamaba a su mamá.

—¿Qué te pasa, hijo? —me preguntó Penélope, extrañada—. ¿No eres valiente, acaso?

No lo era. Tenía ganas de llorar junto al indefenso mamífero. Tres garrotazos más, bien secos, lo dejaron noqueado. Se cagó todo, dejando chorreado el suelo del patio. Por supuesto no comí conejo esa tarde (nunca en mi vida lo he hecho, ni lo haré). Me llenaba de asco observando a los demás chuparse los dedos en la mesa familiar.

Cuatro años antes, mi primo Jonás y yo estábamos tirados en el piso de la sala viendo la inauguración del mundial de México mientras ella comía naranjas en una fuente de plástico y Natalia dibujaba sobre la mesa del comedor. Entonces, repentinamente, empezó el zamaqueo. El ruido que lo acompañaba era como si una flota de aviones de guerra estuviera volando encima de nosotros. Penélope, sin perturbarse ni apartar sus dientes de los cítricos, las manos envueltas en cáscaras, lanzó un diagnóstico inapelable:

—Temblor.

¿Temblor? Parecía como si los tranvías en desuso estacionados frente a la avenida Pedro de Osma estuvieran arremetiendo todos a la vez contra la vieja quinta en la que vivíamos.

La imagen del televisor se tornó en una escena lluviosa, llena de ruido. El partido entre México y la URSS se había ido a otra parte. Los adornos de porcelana encima de los muebles y los platos de loza dentro del aparador empezaron a caer despedazados. Penélope finalmente soltó las naranjas y puso la bandeja a un lado.

—Vengan todos aquí —dijo, parándose en medio de la sala, abriendo los brazos para cobijarnos.

Natalia, arrollada en el mantel de tocuyo blanco, vino corriendo y chillando aterrada desde el comedor, como si fuera un espíritu en trance exorcista. Penélope nos abrazó a todos bajo su regazo.

—Empiecen a rezar —dijo, simplemente.

Natalia levantó su cara hacia el techo y comenzó a gritar a pulmón abierto:

—¡¡¡Padre Nuestro, que estás en los cielos…!!!

Seguramente quería asegurarse de que Dios escuchara sus ruegos.

—Aplaca tu ira, querido Señor, ten piedad de nosotros…—musitaba Penélope, serenamente.

Era como si tratara de evitar que la vacilante araña de hierro pendiendo sobre nuestras cabezas se desplomara y nos aplastase como hormigas. Aquella tarde seguramente no estuvimos nada lejos de lo que pudo haber sido la experiencia de aguantar un bombardeo en Europa, dentro de un refugio subterráneo, durante la segunda guerra mundial. De cualquier modo Penélope, con su actitud estoica ante el brutal terremoto, nos mantuvo a todos unidos y calmados en medio del peligro.

Cuando visitaba a mi tío en Nueva York iba y venía sola, paseaba por las calles de Queens, entraba a las tiendas de Manhattan, subía y bajaba de los buses, tomaba el “saguey”, bromeaba con los choferes, no se hacía problemas de nada. Daba la impresión que toda su vida hubiera vivido allí. Y no hablaba –ni entendía- una sola palabra en inglés.

Sentía un gran desprecio por los adelantos de la tecnología. Nunca usó cremas para proteger su cutis, prefería untarse la cara con un repulsivo producto hecho a base de sesos de res, que guardaba dentro de una cajita redonda de metal en el refrigerador de la casa.

Dormía cubriéndose de pies a cabeza con las sábanas. Parecía un muerto embalsamado. Y cuando roncaba, enriquecía el fúnebre espectáculo ululando, tiritando, gimiendo, estirando una pierna para sacudirla en el aire. Su figura tendida sobre la cama no tenía nada que envidiar a la de un personaje cómico en una película de terror.

Años más tarde, se presentaba cada día a las 6 de la mañana a la orilla de mi lecho. Me cogía los dedos del pie y me los apretaba con todas sus fuerzas.

—Fernan, Fernan…—decía—. ¿Estás dormido?

Sin abrir los ojos, yo contestaba molesto:

—¡Ssssííííí!

—Ah, ya —decía ella—. Sigue durmiendo, nomás.

¿Cuál era la idea? No tengo idea.

Una tarde cruzó la avenida Atocongo a toda carrera para alcanzar un bus que se le pasaba. Al ver que llegaba tarde, agitó su mano haciendo señas desesperadas al taxi que venía detrás. El chofer, con tal de ganarla como pasajero, haciendo una maniobra brusca e imprudente, rebasó a velocidad al bus y frenó en seco delante de él. Logrado su cometido, Penélope se rió en la cara del taxista y subió tranquilamente al bus detenido a la fuerza.

La dama era algo salvaje, quizás debido a su origen selvático (nunca pude acertar su gentilicio; nació en Madre de Dios en 1911), pero era muy astuta y, sobre todo, noble.

—¡Cuidado, Pene! —le dijo una mañana Palmira, una de sus mejores amigas en el Departamento de Escalafón, al verla iniciar su rito con el macabro maquillaje—. Parece que don Aptadolfo no vino de muy buenas hoy.

Don Aptadolfo Caño, su jefe, era un tipo descachalandrado, una especie de andrógino cachetón y panzón, pecoso, sexo absolutamente indefinido e indescifrable, al que le gustaba andar vestido obsesivamente a la moda, lo que para un país como el Perú implica una falta absoluta de responsabilidad. Tenía caminada de macho corpulento, pero sus gestos faciales eran de señora. Ese viernes, por algún motivo (fallido coito conyugal, probablemente), traía más bien una cara de lunes por la mañana después de un feriado largo.

—Voy a terminar rápido, no te preocupes.

—Deja ya esa cosa —insistió Enedina, la otra entrañable amiga de Penélope.

—Sólo me retoco un poco y listo.

—Pero huele horrible —protestó Palmira.

Los empleados masculinos del Departamento de Escalafón estaban ya todos entregados a la burocracia, el papeleo y los trámites interminables; resultado de la desconfianza, consecuencia de la educación en un país subdesarrollado. Uno de ellos se levantó de repente, como empujado por una urgencia incontrolable. Rodeó el pasillo, pasando a toda velocidad delante de los escritorios de las mujeres, y corrió hasta la puerta del baño.

Tin, tin, tin.

—¡Ocupado! —escucharon todos la voz enfadada de don Aptadolfo.

El pobre empleado se doblaba las piernas. Se cogía el estómago con una mano y con la otra se tapaba la boca. Volvió a golpear tímidamente la puerta. La voz cruda de don Aptadolfo chilló de nuevo:

—¡Quién es! ¿No puede esperar un momento? ¿No ve que está ocupado? ¡Qué falta de consideración, caramba!

Ante una acusación injusta los hombres reaccionan según su autoestima. El hombre inteligente, de espíritu elevado, se indigna. El hombre común y ordinario se enfurece y contraataca, insulta, golpea. El pobre diablo suplica perdón.

—Disculpe por favor, don Aptadolfo. No quería molestarlo.

Con lo cual el empleado dio por concluida su gestión y salió casi corriendo de la oficina, los ojos empapados en lágrimas. Penélope y sus amigas contemplaron indignadas la escena.

—¡Pobre Marquitos! —suspiró Enedina—. Y dicen que por las tardes se gana la vida como profesor en una gran unidad escolar.

Una ola de murmullos que venía fuerte desde abajo empezaba a tornarse en una manifestación agitada. Palmira se asomó a la ventana. Era obvio que el personal de limpieza por las noches no pasaba con un plumero siquiera cerca de las persianas. A decir verdad, el ventilador de hélice que colgaba del techo tiraba montones de pelusa que iban a parar de plano sobre las pilas de papel sello sexto. Ni mencionar las máquinas de escribir sobre los escritorios; tenían polvo suficiente para enterrar a Olivetti y todos sus herederos. Desde el piso número 17 del Ministerio de Educación resultaba fácil ver los féretros de cartón, pintados de negro, formando un círculo en plena avenida Abancay. Un puñado de jubilados, simulando un velorio comunitario, se habían unido para reclamar, ondeando pancartas con dramáticos lemas, sus derechos no reconocidos.

—Me dan lástima esos viejitos —dijo Enedina—. Nadie los protege.

—Quizás algunos de ellos —aseveró Penélope—, sino varios o muchos, estén pagando ahora con ese desamparo los atropellos que cometieron contra el público y contra el país cuando fueron jóvenes y ocupaban uno de nuestros puestos.

—¡Eres terrible, Pene! —reprochó Palmira.

—Es la verdad.

Una fetidez insoportable empezó a invadir la atmósfera de la oficina, extendiéndose inexorablemente al resto del piso.

—¿Qué le habrá pasado al señor Caño? —preguntó Enedina—. Lleva ya rato metido en el baño.

—Por la forma que huele, carajo, debe estar muerto de la cintura para abajo —afirmó Penélope.

—Ahora soy yo la que necesita el baño —aseguró Palmira, sacudiendo las piernas.

—Tócale la puerta —indicó Penélope.

—¿Estás loca?

—¿Por qué? ¿Tienes miedo tú también?

—Ya sabes cómo es don Aptadolfo, peor ahora que llegó de mal humor.

Penélope miró con incredulidad a su amiga.

—Yo lo voy a sacar de allí ahora mismo —dijo resuelta—. Vas a ver.

Palmira y Enedina dieron un paso atrás para abrirle camino. Con la boca y los ojos bien abiertos la siguieron hasta la puerta del baño.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

Penélope no destacaba por ser tímida.

—¡Don Aptadolfo! —arengó.

—¡Ocupado! —contestó, secamente, don Aptadolfo.

—¡Apúrese!

—¡Pene! —susurró Enedina, jalándola de una manga.

—Se va a molestar y después se va a desquitar con nosotros —gimoteó Palmira.

—Por eso estamos como estamos —refunfuñó Penélope—. Todo el mundo se queda callado cuando hay un atropello.

Efectivamente, en la planta baja, frente a la puerta principal del Ministerio, un colectivo lleno de pasajeros se llevó de encuentro a uno de los viejitos que protestaba por sus derechos. El chofer se dio a la fuga. Los demás jubilados se hicieron a un lado. Nadie ayudó al compañero caído en acción.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

—No moleste, señora Penélope —el tono de don Aptadolfo se sentía esta vez más avinagrado.

Palmira y Enedina retrocedieron para dejar a Penélope abandonada a su suerte, pero ella no se amilanaba con facilidad.

—¡Salga de ese baño inmediatamente, don Aptadolfo!

Se oyó el ruido del agua tragándose precipitada los submarinos del señor Caño, la hebilla de metal ajustándose al cinturón, las manos recibiendo el agua con jabón en el lavatorio, los pasos severos caminando apresurados hacia la puerta. Y la perilla siendo tomada por una mano imperiosa.

—¡Qué pasa aquí! –la voz y el porte de don Aptadolfo de pronto emergieron altamente masculinos.

Enedina se llevó una mano a la boca. Palmira volteó a mirar a otro lado.

—¿Qué pasa aquí? —repitió Penélope, levantando una ceja.

—¿No ve que el baño está ocupado, señora Penélope?

—¿Y usted no ve que ahí bien claro dice “Damas”, señor Caño? —replicó airada Penélope, señalando el cartel de la puerta.

—Lo siento, señora Pene —dijo don Aptadolfo, terminando de componer sus pantalones—. Es el único baño en el piso. Y yo soy el jefe aquí.

—¿Usted cree que por ser el jefe puede atropellar a las mujeres de esta oficina?

—Tengo derecho a usar el baño.

—Sí, pero el de caballeros.

—Ése está en otro piso.

—Tendrá usted que ir a buscarlo. No es culpa nuestra que el Ministerio contrate a unos genios de arquitectos que ponen el baño de damas en un piso y el de caballeros en otro.

—Lo siento, señora Penélope. Esta discusión ha terminado. Yo soy el jefe y punto.

—¿Y eso qué significa?

—¿Qué significa? —exclamó incrédulo el señor Caño—. ¿Quiere que le explique lo que eso significa?

Penélope con los brazos en jarra:

—¿Acaso tiene usted pichula de oro, señor Caño?

Enedina y Palmira no sabían ahora si reírse, esconderse o renunciar. El resto de empleados varones en el Departamento de Escalafón fingían estar ausentes de la discusión.

—Si no encuentra usted ningún ejemplo entre sus empleados —espetó Penélope—, ¿por qué no se convierte usted en un ejemplo para ellos?

Muchos años más tarde la longevidad inició un proceso incontenible de demolición en el carácter indestructible de Penélope. A los 78 años le diagnosticaron el mal de Parkinson. Tomaba pastillas tan fuertes que acababa drogada, hablando sin parar, haciendo morisquetas, concluyendo relatos después de 2 horas de haberlos iniciado.

—Y así murió Sánchez Cerro… —fue uno de sus epílogos más famosos en aquel período marcada e inconscientemente dadaísta de su vida, en el que su auditorio, compuesto en su mayoría por nietos y otros jubilados, acababa dormido alrededor de ella, algunos cabeceando hacia abajo, otros hacia atrás, todos con la boca abierta, derramando saliva.

Le temblaba tanto la mano que parecía estar estrechándosela a alguien sin cesar. Al final terminó haciéndose la caca en los pantalones y usando pañales para dormir.

Días antes de su muerte percibí un viento soplando en mis piernas. Inequívoco augurio de su partida. Una tarde, a eso de las 6, una llamada telefónica interrumpió la película rusa que estaba viendo en la televisión para avisarme que Penélope finalmente se había ido.

Penélope, mi querida abuela, que en paz descanse y de Dios goce, tenía un temple de hierro. En mi vida he conocido mujer con más carácter que ella.

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Fernando Morote. Piura, Perú-1962. Escritor y periodista. Autor de “Poesía Metal-Mecánica”, “Los quehaceres de un zángano”, “Polvos ilegales, agarres malditos” y “Brindis, bromas y bramidos”. Actualmente vive en Nueva York.

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Pronunciamiento de la Asociación de Bibliotecólogos del Perú ante el caos que reina en la BNP

Asociación muestra su “profunda preocupación” por la designación de personal sin experiencia dentro de la Biblioteca Nacional.

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Descompaginados. La reciente designación de Keila Miroslava Garrido Gonzales como directora de la Dirección de Desarrollo de Políticas Bibliotecarias ha ocasionado que la Asociación de Bibliotecólogos del Perú (ABP) dé un grito al cielo debido a que la mencionada funcionaria se especializa en criminología y no cuenta con experiencia comprobada en el área de bibliotecología.

Es así que la ABP viene señalando, mediante un pronunciamiento publicado en sus redes sociales, su “profunda preocupación y enérgico rechazo” a lo que sería una designación de una persona sin perfil idóneo para tan importante cargo dentro de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP).

“Hemos tomado conocimiento, con gran inquietud, la designación de la Sra. Keila Miroslava Garrido Gonzales en la Dirección de Desarrollo de Políticas Bibliotecarias y la Dirección de Gestión y Articulación de Bibliotecas. Es ALARMANTE que una funcionaria con una trayectoria profesional ajena al ámbito bibliotecario y cultural, especializada en criminología, ocupe puestos donde se necesita personal técnico con conocimiento del tema”, se lee en el pronunciamiento de hoy.

En efecto, según su perfil profesional, Keila Miroslava se dedica a la criminología, trabajando previamente para el Ministerio del Interior que en ese momento lo dirigía el exministro Vicente Romero.

Fuente: LinkedIn.

La ABP espera una pronta rectificación por el bienestar y correcto funcionamiento de la BNP, respetándose esta vez la meritocracia y la experiencia requerida.

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Respuesta a Carta Notarial de Lita Aimé Verástegui Soto

La excoordinadora de Incorporación y Desarrollo de la Oficina de Gestión del Talento del Pronabec envió una carta notarial solicitando el retiro de información sobre su persona, publicada en una nota periodística del 19 de junio de 2019 en nuestra web. Esta es la respuesta de Lima Gris.

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Llegó a nuestra redacción una carta notarial enviada por la señora Lita Aimé Verástegui Soto, excoordinadora de Incorporación y Desarrollo para la Oficina de Gestión del Talento, del Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (PRONABEC) solicitando el retiro de la información publicada, concerniente a su persona, de una nota periodística publicada en nuestra web el 19 de junio de 2019, titulada: “Lita Aimé Verástegui Soto, denunciada por presunta estafa ahora trabaja en el Ministerio de Educación”, Según su comunicación, el contenido de dicha nota generaría, un perjuicio en su contra, tanto en el ámbito laboral, familiar y social.

Asimismo, la señora Verastegui Soto, pese a que no nos envió documentación correspondiente del Poder Judicial que corrobore lo que actualmente afirma, indica que el proceso penal que se le incoara en calidad de denunciada por el presunto delito de estafa en agravio del Banco GNB, fue declarada: “No ha lugar a la apertura de instrucción”, según manifiesta, mediante resolución del 16 de noviembre del 2023, por el Juzgado Penal Liquidador de la Corte Superior de Justicia de Lima, y que posteriormente, quedó consentida mediante resolución del 28 de diciembre del 2023, archivándose definitivamente los actuados.

Carta Notarial enviada por Lita Aimé Verástegui Soto.

Es preciso aclarar, que cuando la señora Verástegui Soto, en su misiva se basa en el inciso 6 del artículo 2° de la Constitución Política del Perú, que reconoce su derecho, a que toda plataforma informática no afecte su intimidad personal y familiar. Debemos aclararle que la nota publicada en la cual se hace mención de su nombre, no tuvo el objetivo, ni mucho menos invadió su esfera íntima y familiar. Lo que se difundió en el informe periodístico fue considerado de interés público, toda vez que, en ese momento, ella se desempeñaba como una funcionaria pública y por ende tenía la condición de servidora del Estado; y, por tanto, la denuncia periodística era pertinente.

Asimismo, si bien, la señora Verástegui Soto también ha pedido la supresión de sus datos personales; es fundamental recordar que el artículo 2, inciso 7 de la Constitución Peruana reconoce a toda persona el derecho a solicitar rectificación ante información que considere agraviante. No obstante, este derecho, según jurisprudencia reiterada del Tribunal Constitucional, debe ejercerse dentro de un plazo razonable. La doctrina jurídica y la práctica constitucional han establecido que dicho plazo no puede exceder los 60 días desde la publicación del contenido cuestionado.

En ese sentido, la Ley N.º 26847, en su artículo 2, establece que el derecho de rectificación debe solicitarse dentro de los 15 días naturales posteriores a la difusión de la información. En este caso, la publicación data del 19 de junio de 2019. La carta notarial de la señora Verástegui Soto fue recibida más de 2,196 días después, es decir, tras 6 años y 6 días. Esta dilación supera ampliamente cualquier criterio de razonabilidad o vigencia del derecho que ahora pretende ejercer.

Por tanto, consideramos que dicho pedido ha caducado por inacción. De acuerdo con el marco normativo vigente y el principio de preclusión de derechos, ya no resulta procedente ningún pedido. La demora en su solicitud, además de carecer de sustento legal, debilita cualquier pretensión de afectación a la intimidad personal.

Conforme al principio de veracidad y responsabilidad que guía nuestra labor periodística, reafirmamos que Lima Gris actuó dentro del marco legal y ético que regula el ejercicio de la libertad de prensa. Ergo, la nota en cuestión constituye parte del archivo periodístico histórico de nuestro medio.

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El impulso de las energías renovables en el Perú

El proyecto de ley 4565/2022-PE se aprobó en diciembre del 2024 en el Congreso y ahora esta pendiente su reglamentación.

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El Proyecto de Ley N° 4565/2022-PE, aprobado por el Parlamento busca modificar la Ley N° 28832, conocida como la Ley para Asegurar el Desarrollo Eficiente de la Generación Eléctrica. El objetivo central del proyecto es impulsar la participación de las energías renovables (ER) en el mercado eléctrico nacional, facilitando su acceso y comercialización.

Según la Sociedad Peruana de Energías Renovables, esto permitiría acelerar la transición energética del país, abriendo la puerta a una mayor inversión en tecnologías limpias como la solar, eólica y biomasa. Según especialistas, esta medida no solo contribuiría a combatir la crisis climática, sino también a reducir la dependencia de combustibles fósiles y mejorar la seguridad energética del Perú.

En los últimos años, la Sociedad Peruana de Energías Renovables (SPR) ha consolidado su posición como actor clave en la promoción de inversiones en proyectos de energía. Entre los rostros actuales más visibles aparecen: Ricardo Tapia, presidente de la SPR (Grenergy); Juan Pedro Aramburú, vicepresidente de la SPR (Zelestra); y Raquel Carrero, gerente general de la SPR.

Con una ambiciosa cartera que supera los US$ 2 000 millones y más de 90 proyectos eólicos y solares por más de 20 000 MW en evaluación, la SPR trabaja decididamente por descentralizar la matriz energética. Por ello, la SPR continúa con su campaña para el ingreso de la tecnología verde.

Dentro del trabajo que viene realizando la SPR, destaca el impulso o ingreso de centrales RER en regiones como Arequipa, Moquegua, Ica y San Martín. Según datos de la Sociedad Peruana de Energías Renovables, se espera cuadruplicar la capacidad solar con 1 773 MW adicionales para 2026, de los cuales Arequipa concentra más de 9 000 MW proyectados. San Martín y Marcona, aunque menos mencionados en cifras, forman parte del plan estratégico de diversificación del portafolio para llevar inversión y desarrollo sostenible a zonas fuera de Lima.

“Las energías renovables, tanto la eólica como la solar, son baratas y rentables”, ha señalado la SPR. También enfatizó que la combinación de fuentes renovables y almacenamiento “puede garantizar un suministro constante y confiable”. Además, agregaron que “aprovechar las energías renovables bajará tarifas eléctricas para millones”. Con el liderazgo de Ricardo Tapia y Juan Pedro Aramburú, la SPR sigue impulsando  el potencial solar y eólico del Perú, manifestando que “está entre los mejores del mundo”.

Recordemos que en mayo de 2025, la SPR eligió a Ricardo Tapia como presidente para el periodo 2025–2028. Tapia resaltó el reto de expandir la generación renovable en regiones como Arequipa, Moquegua e Ica, y la necesidad de corregir “distorsiones que impiden competencia justa entre tecnologías”. Bajo su liderazgo, la SPR impulsa un enfoque normativo robusto y una planificación descentralizada.

La SPR también ha planteado la creación de una agenda sectorial con enfoque descentralizado, vinculada a la planificación eléctrica territorial, permisos y acceso a terrenos, como también enfatizó Tapia.

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Cusqueños furiosos con el Ministerio de Cultura por reciente inclusión de Machu Picchu en ‘lista negra’ de turismo [VIDEO]

Desde la comuna cusqueña afirman que lista elaborada por el portal Travel and Tour World corresponde a “interpretaciones sensacionalistas de medios periodísticos que carecen de credibilidad”.

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Todo es bueno, pero sin exceso. Bienvenido el turismo, pero cuando se pretende explotar un lugar para sacarle el máximo provecho, sin tomar en cuenta su preservación y cuidados, todo lo que alguna vez fue motivo de orgullo se termina convirtiendo en un mercadillo donde todos quieren llevar agua para su molino.

Lo que viene ocurriendo en Machu Picchu no es reciente, pues ya desde hace varios años se viene denunciando que un excesivo aforo podría terminar destruyendo el legado de nuestros antepasados. Las quejas son recurrentes cuando se quiere ingresar y gran parte de ello lo tiene directamente el Ministerio de Cultura (Mincul), el cual está encabezado por el ministro Fabricio Valencia, quien no viene adoptando las medidas necesarias para el correcto ingreso de miles de turistas que vienen exclusivamente al Perú para conocer esa maravilla moderna de la humanidad.

A propósito de la lista elaborada por el portal Travel and Tour World, que ha colocado al santuario inca en la temible ‘lista negra’, pues consideran que “ya no vale la pena visitarla” debido a una serie de demoras al momento de acceder a la llaqta, distintos pobladores del Cusco han manifestado su indignación por lo que vienen realizando las autoridades del Mincul.

“Lamentablemente hemos llegado a esta situación por la culpa de nuestras autoridades. El ministro de Cultura y funcionarios acá en Cusco no han tenido la capacidad de solución para los problemas como el tema de las entradas de Machu Picchu”, comentó uno de los ciudadanos.

fuente: bdp.

Municipio de Macchu Picchu en contra de ‘lista negra’

En tanto, la Municipalidad Distrital de Machu Picchu ha salido a negar que exista una saturación al momento de ingresar a la ciudad inca.

La comunica distrital emitió ayer un pronunciamiento rechazando tales afirmaciones “por no corresponder a la realidad técnica, institucional ni operativa del sitio, sino a interpretaciones sensacionalistas de medios periodísticos que carecen de credibilidad”.

En los últimos puntos, la Municipalidad Distrital de Machu Picchu destaca que mantienen la identidad cultural y experiencia auténtica.Exhorta a la responsabilidad informativa y considera que habría sectores internacionales que “motivados por fines comerciales o geopolíticos, intentan socavar la imagen de nuestro legado cultural, afectando no solo nuestra identidad, sino también el bienestar de las comunidades que dependen del turismo sostenible”.

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Violación sexual ya no es considerada como causal de aborto terapéutico en la Maternidad de Lima

Tampoco el daño a la salud mental derivado de malformaciones fetales. Ahora solo existen 11 causales para el aborto terapéutico.

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Se ajustan a la nueva normativa. El Instituto Nacional Materno Perinatal (INMP) ha modificado oficialmente su guía de aborto terapéutico, reduciendo de 15 a 11 los supuestos por los cuales esta práctica está permitida en el país. Entre los cambios más relevantes destaca la eliminación de la violación sexual, la psicosis puerperal y el daño a la salud mental por malformaciones fetales como causales para aplicar este procedimiento médico.

La actualización fue publicada mediante la Resolución Directoral n.º 200-2025-DG-INMP/MINSA, que aprueba la nueva “Guía de Procedimiento de Aborto Terapéutico del Instituto Nacional Materno Perinatal”, en concordancia con la Guía Técnica Nacional aprobada por Resolución Ministerial N.º 486-2014-MINSA. Con ello, se deja sin efecto la anterior guía institucional aprobada por Resolución Directoral n.º 100-2024-DG-INMP/MINSA.

Según explicó la parlamentaria Milagros Jáuregui de Aguayo (Renovación Popular), este cambio se logró tras un largo proceso de fiscalización liderado por su despacho. La legisladora señaló que el objetivo fue adecuar el protocolo del INMP a la normativa nacional vigente, eliminando lo que consideró supuestos “irregulares e inconstitucionales”.

“La guía del Materno Perinatal había sido flexibilizada indebidamente, permitiendo causales de aborto terapéutico que no están contempladas en el artículo 119 del Código Penal, como la violación sexual o la salud mental afectada por malformaciones del feto. Esto abría la puerta a abortos que no necesariamente se alineaban con la legislación”, afirmó Jáuregui de Aguayo.

La nueva guía establece que el aborto terapéutico solo procede cuando la vida de la gestante está en riesgo o cuando exista un daño grave y permanente a su salud, criterio que —según el despacho de la congresista— había sido omitido previamente, permitiendo que cualquier daño, incluso leve o transitorio, justificara el procedimiento.

Cuestionamientos

Desde el INMP no se muestran de acuerdo con la reducción, sobre todo cuando se dan casos de niñas y adolescentes víctimas de violación sexual, las cuales recurrían al aborto terapéutico. Sin embargo, son más los casos en donde el desconocimiento prevalecía, recortando la posibilidad del aborto legal.

Al respecto, Susana Chávez, exdirectora de Promsex, criticó la reciente modificatoria, recordando el caso de ‘Camila’, una niña indígena de 13 años que fue víctima de abuso. A ella no se le proporcionó información sobre el aborto legal y seguro.

El dato:

Entre el 2020 y el 2023, en el Perú se han reportado más de 167.000 embarazos infantiles y adolescentes. De todos estos, menos de 500 pudieron acceder al aborto terapéutico.

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Casi el 70 % de peruanos reconoce que se equivocó a la hora de escoger su carrera

Informe del MTPE revela que miles de jóvenes toman decisiones apresuradas, muchas veces influenciados por sus familiares o amigos.

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Parte de la informalidad que se vive en el país es el resultado de no escoger correctamente una carrera profesional. Cada vez se ven más personas ocupándose en otra cosa que no sea su profesión, terminando en ocasiones como independientes o encasillándose con el rótulo de “emprendedores”. Otras veces, la situación se torna más desalentadora, llegando a conformar a los denominados ‘ninis’, los que no estudian ni trabajan.

Existen varios factores para que cerca del 70 % de los jóvenes peruanos se equivoquen al momento de elegir su carrera. Así, puede mencionarse la frustración que sienten al no encontrar oportunidades laborales en su sector; o abandonar los estudios tras desencantarse de la carrera; o el hecho de haber escogido de manera poca planificada una larga y exigente carrera, ya sea por presión social o por complacer a sus familiares. Todo ello solamente termina en ver a miles de peruanos desperdiciando importantes años de su juventud.

A propósito de ello, un informe elaborado por el Ministerio de Trabajo y Promoción al Empleo (MTPE) reveló que en el año 2022 se llegó a un 67 % de peruanos disconformes con sus carreras.

Tal cifra se puede ver en el grado de satisfacción personal en los centros de labores. Personas desmotivadas, desganadas, atrapados en una rueda de ratón sin posibilidad a beneficios o mejoras salariales, yendo solamente para cumplir.

Por otro lado, también existe la frustración de descubrir que no siempre se respeta la meritocracia, y por el contrario se imponen las designaciones a dedo o de confianza, algo muy recurrente en el sector público.

Tampoco se puede ignorar el hecho de que los jóvenes son atraídos por exorbitantes salarios, pero solo se conforman con realizar el mínimo esfuerzo. Al ver que sus metas económicas son lejanas, optan por abandonar la carrera a medio camino, buscando una vía menos complicada y exigente para obtener dinero.

Al no escoger bien una profesión, miles de jóvenes se encuentran de manera precaria en muchos centros laborales, afectando su futuro. Foto: Comex Perú.

Hace falta mayor planificación a la hora de elegir una carrera

Ante esta realidad, el MTPE está promoviendo iniciativas que fortalezcan la orientación vocacional desde la educación básica. Entre las propuestas se encuentra el fortalecimiento de plataformas de información, mejoras en el acceso a datos de empleabilidad por carrera y herramientas para ayudar a los jóvenes a identificar sus habilidades y afinidades.

Se busca, además, alinear la oferta educativa con la demanda del mercado laboral mediante diagnósticos sectoriales y coordinación con instituciones de formación profesional. Esto permitirá que los estudiantes cuenten con mayores elementos para tomar decisiones informadas.

El Ejecutivo ha señalado que una intervención temprana es clave para corregir este problema estructural que se refleja en la vida laboral de millones de peruanos.

El MTPE advierte que una elección equivocada tiene consecuencias económicas y sociales. Profesionales que no logran insertarse en su especialidad o que abandonan sus estudios por falta de afinidad generan pérdidas tanto para ellos como para el sistema educativo.

La falta de una de cultura planificación profesional es uno de los principales factores detrás de esta estadística. Muchos jóvenes toman decisiones apresuradas, sin conocer la realidad del mercado o sin guía adecuada.

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A propósito del Día del Campesino, ¿cuándo llegará la tan ansiada segunda reforma agraria?

Más de medio siglo ha pasado desde la gran Reforma Agraria y poco se ha hecho por mejorar la condición del hombre de campo.

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No hay que ir tan lejos para tener registro sobre la manera tan denigrante en que era tratado el campesino en nuestro país. Aquel hombre oriundo, proveniente de los Andes, era considerado poco menos que una bestia de carga en las grandes haciendas de toda la costa del Perú. Vejados, humillados, explotados física y psicológicamente, tenían que agachar la cabeza y pedir permiso, extendiendo ambas manos, al gran hacendado. No estamos hablando que eso sucedía hace siglos, sino, increíblemente, hasta hace menos de un siglo.

El primer intento reivindicativo ocurrió cuando el presidente Augusto Bernardino Leguía estableció en 1930 el Día del Indio, pero tal fecha llevaba consigo una postura paternalista, donde el indígena seguía siendo considerado como un sujeto que requería de protección y tutela del Estado, y por ende continuaban bajo la sombra de los grandes señores terratenientes.

General Velasco Alvarado, instaurando la Reforma Agraria.

Varias décadas después, en 1969, durante el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, ocurrió un verdadero trato hacia el hombre indígena. El ‘Taita’ impulsó lo que en los libros de historia es considerada la gran ‘Reforma Agraria’, la misma que consistía en transferir tierras a los campesinos, sin soslayar su importantísimo rol en la sociedad. Fue con el Decreto Ley 17716 que se reemplazó el término ‘indio’ por el de ‘campesino’, buscando así extirpar el término peyorativo de la anterior denominación, dotándole un significado más activo y protagonista al hombre de campo, sin excluir a los hombres de la selva y los migrantes, así como los descendientes de otras culturas. “El patrón ya no comería más de la pobreza del campesino”, pronunció Velasco Alvarado, pero su discurso quedó estancado en el tiempo.

Para las Elecciones Generales del 2021 se presentaba como candidato el profesor sindicalista y rondero Pedro Castillo, quien durante la segunda vuelta repetía que con él iba a llegar finalmente la segunda reforma agraria. Las personas creyeron en él, pues era la representación fidedigna de un hombre de campo, el mismo que usaba botas de hule y en una mano llevaba una hoz para trabajar en la chacra. “Es la primera vez que nuestro país será gobernado por un campesino”, profirió Castillo durante su primer mensaje a la Nación. La población ilusionada aplaudía hasta que le quedarán rojas las palmas de las manos, pero el tiempo pasó y esas mismas manos ahora hacían un puño en señal de indignación.

Pasaron los días y los meses y la tan ansiada reforma nunca llegó. Muy por el contrario, los costos de producción se incrementaron, pero no los ingresos para el agricultor, quien más adelante se sumó también a las protestas contra el chotano.

Hoy, 24 de junio, debería de celebrarse y no conmemorarse el Día del Campesino, pero lamentablemente poco se ha avanzado desde que el ‘Taita’ Velasco decidiera cambiar la realidad de miles de peruanos que son los que verdaderamente dan de comer a todo el país.

Poco reconocimiento se le ha dado al hombre de campo en la historia del Perú. Foto: Andina.

Con accesos viales deficientes, carencia en los sistemas de riego, poca valorización de sus productos, la nula o inexistente presencia del Estado en las zonas más remotas, donde es un milagro encontrar al menos una posta médica y que la misma tenga personal, hace que todo se convierta cuesta arriba para el campesino, que no ve un verdadero apoyo desde el gobierno de turno.

El cambio climático tampoco ayuda y cada año se ven friajes más prolongados o sequías que terminan destruyendo toda la cosecha. Sin una mayor participación del gobierno, con capacitaciones sobre las nuevas tecnologías, poco se puede esperar de una mejoría para combatir el efecto del cambio climático.

Mientras llegue un presidente, varón o mujer, que realmente camine al lado del campesino, este día solamente no pasará más allá de una conmemoración y un mensaje de reconocimiento por parte del Midagri y el Ejecutivo en sus redes sociales.

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Minedu separa a más de 1000 docentes y administrativos por violación, terrorismo y otros delitos

Medida forma parte de la estrategia Escuelas Seguras, impulsada por el Gobierno para garantizar entornos escolares libres de violencia.

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En el marco de las acciones orientadas a garantizar espacios seguros para los estudiantes, el Ministerio de Educación (Minedu) separó, entre el 1 de abril de 2024 y el 19 de junio de 2025, a 1031 personas (889 docentes y 142 trabajadores administrativos) que tienen condenas o procesos en curso por delitos como violación a la libertad sexual, terrorismo, homicidio, feminicidio, parricidio, entre otros. Estas personas ejercían funciones en 897 instituciones educativas públicas y 134 privadas en todo el país.

Del total, 163 personas con sentencia firme del Poder Judicial fueron separadas definitivamente del sistema educativo. Asimismo, 868 personas con procesos judiciales vigentes fueron separadas de manera preventiva, conforme a la normativa vigente.

El delito con mayor número de implicados corresponde a violación a la libertad sexual, con 868 personas (755 docentes y 113 administrativos). Le siguen los delitos de terrorismo y apología del terrorismo, con 80 personas (67 docentes y 13 administrativos), y el tráfico ilícito de drogas, con 22 personas (18 docentes y 4 administrativos).

“El Minedu trabaja de manera permanente para identificar y retirar del sistema educativo a quienes representen un riesgo para nuestros estudiantes. Nuestro compromiso es claro: las escuelas deben ser espacios seguros y protegidos”, afirmó el ministro de Educación, Morgan Quero.

La estrategia Escuelas Seguras es una prioridad del Gobierno de la presidenta de la república, Dina Boluarte, para garantizar aulas libres de violencia y asegurar la integridad de nuestros niños, niñas y jóvenes. Por ello, desde el primero de enero a la fecha se ha separado a más de 1819 docentes y personal administrativo con sentencia firme o procesos judiciales abiertos por delitos graves, como violencia sexual, homicidio y terrorismo, consolidando así una política firme y sostenida de protección a los estudiantes.

Adicionalmente, el Minedu mantiene bloqueados en el Sistema de Administración de Plazas a más de 2000 docentes denunciados por presuntas faltas muy graves, como violación sexual y terrorismo. Esta medida impide su contratación o nombramiento en instituciones educativas del país, como parte del compromiso del sector con la seguridad e integridad de los escolares.

Estas acciones se desarrollan en cumplimiento de la Ley 29988, que establece medidas extraordinarias para separar del servicio a personal docente y administrativo implicado en delitos de terrorismo, violación sexual y tráfico ilícito de drogas en instituciones educativas públicas y privadas.

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