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Cuento: La sombra del conejo blanco

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Al Salir de los billares me llevó a un bar de heavys que estaba a más de media hora andando por calles desiertas y muy oscuras. Yo le seguía sin preguntar, le había conocido un par de horas antes y ni me lo pensé. Ya en el local, un verdadero antro con buena música, me presentó a todo el que se acercaba a saludar, me hizo jugar al futbolín y nos tocó pasar por debajo de la mesa un par de veces. Un déjà vu tras otro. Después de una hora apareció el que estaba con nosotros en los billares. Se había dejado el mono de trabajo en casa y se presentó con unos vaqueros segunda piel, una camiseta negra de Black Sabbath, sacudiendo orgulloso su larga melena oscura y brillante y con una rubia despampanante, embutida en un mono de cuero, colgada del brazo. Entró saludando como si fuera una estrella de cine y se acercó a nosotros.

Había traído coche, quería ir a otro sitio, a las afueras, venía a buscar a Miguel y me invitó a acompañarles sin demasiada convicción. Por un momento pensé que mi excursión había llegado a su fin. Entonces, un tipo que estaba sentado en la barra, bebiendo como un cosaco y riéndose a mandíbula batiente de sus propios chistes, se ofreció a acompañarme a casa y yo me giré, mirándole aterrada. Miguel se rió, me cogió de la cintura y me aseguró que no me pensaba dejar allí sola. O me acompañaba a casa o me iba con ellos. Elegí la segunda opción sobre todo por la mirada asesina del amigo. El de la barra se auto-invitó y los cinco nos fuimos camino del coche. Nosotros nos instalamos en el asiento trasero con el polizón y no se lo que duró el trayecto pero él se pasó todo el camino hablando con los amigos y yo apretujada entre el tipo del bar y él. Estaba fuera de lugar y ni siquiera había bebido tanto como para estar atontada. Pero el humo espeso que cargaba el coche me mareaba. Aquellas cuatro chimeneas humanas no daban tregua al poco aire limpio que entraba por las ventanas abiertas.

La segunda parada fue un bar más cutre aún que el anterior. No sabía donde estaba, no había visto más que motos y coches en la puerta del bar, ni siquiera una parada de autobús a lo lejos. Habíamos llegado en coche y diez minutos después el conductor estaba desaparecido. Otro bar heavy. El local estaba atiborrado de extraños especimenes que no inspiraban demasiada confianza, la música muy alta y la espesa niebla del interior te irritaba la garganta, hasta escocía.

Cuando ya tenía los ojos llorosos y completamente rojos y mi voz empezaba a sonar como la de un camionero, Miguel me sacó a la terraza de la parte trasera del local para respirar un poco. A pesar del frío glacial que hacía esa noche agradecí el detalle. Sólo estaba allí, en el fin del mundo, rodeada de extraños porque él me recordaba muchísimo a mi conejo blanco. Físicamente era igual. Muy alto, muy rubio y muy guapo. Pómulos marcados, barbilla afilada y cuello largo. Arrugas en los ojos, unas pocas, pero suficientes para que se notara que llevaba mucho a cuestas. Ojos claros, pequeños, penetrantes, miradas directas, sutiles y una sonrisa amarga. Debía andar por los treinta y tantos. Su voz era grave pero suave y hablaba muy pausado.

Al original le había conocido en Madrid seis años antes, en un autobús nocturno, un búho que cogías en Cibeles. Ester y yo volvíamos de una noche demasiado larga e infructuosa y nos sentamos a su lado sin darnos cuenta. Sería el alcohol en declive que llevábamos los tres encima, el descaro monumental de mi amiga y la curiosidad de aquel treintañero pero en diez minutos estaban retándose a hacer un trío. Era solo un juego, aunque el conejo blanco se divertía y le tomó la palabra. Al llegar a nuestra parada se bajó del autobús y nos acompañó a la residencia. Ester parecía tan segura y yo preguntándome por qué no podía liarse con él y a mí dejarme fuera. Pero él quería que cumpliéramos la promesa del trío y decidieron meterse en mi habitación para asegurarse de que no iba a desaparecer. Claro que cinco minutos después estábamos los tres sentados en la cama sin saber qué hacer porque él quería que fuéramos nosotras las que diéramos el primer paso. Se lió un canuto y nos invitó a las dos para que nos relajáramos un poco y nos hizo efecto claro, sobre todo a mí que no estaba acostumbrada.

Poco después decidió ser él el que rompiera el hielo y mientras metía mano a mi amiga su lengua me llenaba la boca. No cerré los ojos, no quise y me sentí incómoda. Veía a mi amiga lamiéndole el cuello y su mano desabrochándole la camisa blanca con prisa. Una de las manos de él se paseaba por encima de la blusa de ella y la otra intentaba desabrochar mi pantalón. Y yo dejando que aquel cuerpo extraño me sobara los dientes y el paladar, totalmente rígida y ausente. Paró sin previo aviso y paró a Ester. Le susurró algo al oído y ella se levantó, se despidió y cerró la puerta al irse. Entonces, el conejo blanco empezó a desnudarme muy despacio, susurrándome al oído que prefería pasar la noche con las dos por separado. Le apetecía empezar conmigo y luego la terminaría con ella. Yo le escuchaba bajo los efectos del canuto, algo ida, pero cada vez más excitada porque sus manos grandes ya habían conseguido dejarme casi desnuda y sus dedos se colaban por debajo de mi braguita. Esta vez me besó de otra manera, más calmado y me invitó a abrir la cama mientras él se desnudaba. Hice lo que me pidió sin rechistar, muerta de miedo y temblando un poco. Le esperé bajo las sábanas y no tardó demasiado en tumbarse a mi lado. Sus caricias, sus besos y el extremo cuidado con que me trataba me volvieron loca. Aún era virgen pero esa noche no me importaba dejar de serlo. Se lo pedí pero se negó en rotundo. Le gustaba que fuera tan tierna, tan inocente y no quería estropearlo. Se fue un par de horas más tarde y escuché la puerta de Ester abrirse y sin decir una palabra volver a cerrarse. Las dos habitaciones estaban muy cerca, en la misma planta, daban al patio interior y su ventana estaba enfrente de la mía.

Al día siguiente ella vino a verme y me propuso un pacto. Él había disfrutado mucho con las dos pero era incapaz de decidirse por una y como esa mañana estábamos las dos locas por el conejo blanco acepté su propuesta. Durante un mes pasaría una noche con una y otra noche con otra a la semana, eso sí, para conocernos mejor a las dos, saldríamos los tres juntos durante todo el mes. Y a sí lo hicimos. Él nos llevó a la Chueca de finales de los ochenta, a locales de ambiente que parecían club secretos con puerta infranqueable y ventanuco de identificación, vivimos con él redadas con metralleta en mano en locales a media luz donde heterosexuales y homosexuales convivían pacíficamente y con drogas varias también, nos tocó correr delante de los cabezas rapadas más de una noche, probé la coca de su mano y decidí que no nos llevábamos bien, escuché de su boca muchas historias divertidas porque trabajaba en los juzgados de Plaza Castilla y era un observador fantástico y un crítico feroz, bebí mucho cava, fumé más canutos que nunca y pasé noches increíbles aprendiendo a disfrutar del cuerpo masculino y del mío propio, traicioné a mi amiga para tenerlo conmigo más tiempo de lo pactado y cuando llegó el día de la gran decisión la eligió a ella porque yo era sexy, divertida e inocente. No quería destrozarme la vida. Claro que las salidas a tres continuaron un tiempo hasta que mi moderna amiga empezó a no estar de acuerdo con aquellas caricias por debajo de la mesa. Aquel tipo fue una de mis pasiones y ahora me encontraba con una réplica de mi conejo blanco ante mis ojos y la oportunidad de resarcirme, de acostarme con él por primera vez.

Miguel se lió un canuto y nos sentamos a charlar a la intemperie. Le dí un par de caladas pero como llevaba mucho sin fumar me raspaba la garganta así que se lo dejé todo para él.

-¿Dónde está tu amigo?-

-Tirándose a la rubia. Volverá pronto-. Lo dijo con una seguridad aplastante. Dio una calada corta y luego me estuvo contando que el amigo era el batería de un grupo de metal que casi no tocaba, sólo daban algún concierto en ferias de pueblo y acababan a botellazos con el público porque solían subirse al escenario muy borrachos.

-La rubia es una gruppie-. Se reía a carcajadas al decirlo como si no entendiera el éxito de su fracasado su amigo.

Ahí dio por terminada esa parte de la conversación. Hizo una pausa muy breve, le cambió el gesto y con la mirada perdida me explicó que era divorciado. Tenía dos niños pero la mujer le había echado de casa hacía casi dos años.

-En esa época fumaba demasiado- decía, mientras daba una larga calada.

Me reconoció que de joven le daba a los porros más de la cuenta y así le fue. Ahora sólo fumaba alguno de vez en cuando. Había ido de un trabajo a otro pero le costaba establecerse y vivía solo desde entonces. Él hablaba y hablaba de lo jodida que había sido su vida, de que cuando se quiso tomar las cosas en serio ya no tenía arreglo. Había dejado el colegio nada más conseguir el graduado escolar y había empezado a trabajar enseguida. Sueldos bajos que le permitían salir de marcha todos los fines de semana. Tenía una novia tan loca como él y se quedó embarazada a los veinte. Se casaron enseguida y tuvieron el segundo poco después del primero. Por supuesto las peleas y los cuernos fueron una constante desde el principio hasta que ella se hartó. Ahora casi ni veía a los niños, ella estaba con otro y él trabajaba de sol a sol para pasarles a los críos la pensión. Toda aquella panda eran colegas suyos de toda la vida. Yo le escuchaba deseando que mi conejo blanco hubiera tenido más suerte. Aquel tipo era un verdadero perdedor.

Después de más de media hora de confesiones, sentado frente a mí, se levantó y cambió de ubicación. Me cogió por la cintura.

-Te apetece que busquemos un sitio para estar solos- me preguntó zalamero.

Le sonreí porque me parecía lo más interesante que me había dicho en toda la noche. Llevaba con él más de tres horas hablando, haciendo el imbécil, conociendo gente y bebiendo sin que me hubiera dado un beso siquiera. Encima tampoco habíamos bebido tanto. Él trabajaba al día siguiente y no quería emborracharse y yo no pensaba ser la única en hacerlo. Podía haber sido un cabrón pero no, era un tipo tranquilo que daba por hecho que intentarlo cuando yo ya estuviera más integrada haría todo más fácil. Un buen psicólogo no era porque a mí me sobraba toda aquella gente desde hacía mucho rato. De acuerdo que eran simpáticos. Cuando se acostumbraban a que estuvieras entre ellos dejabas de ser invisible y pasabas a ser una más. El cambio era tan bruso que parecía que te habías quedado dormida en un sitio y te habías despertado en otro.

Él me hablaba despacio y me besó en el cuello como sellando un trato. Yo no me moví, no le rechacé aquel primer acercamiento de la noche y cuando buscó mi boca nos dimos un beso lento y largo. No hizo falta más. Se levantó y me llevó de nuevo al interior del bar. Se acercó al camarero

-¿Sabes si alguien se vuelve para Granada?- le decía casi gritando y lo tuvo que repetir varias veces. El camarero sonrió mirando hacia el fondo y le señaló la puerta. El del coche entraba ya sin rubia y Miguel me cogió de la mano y a empujones llegamos a la salida. Le dijo algo al oído y me miró con la misma sonrisita que el camarero. Cruzó un par de palabras más con el del coche y se dirigió a mí

-Él nos va a llevar de vuelta porque tiene que llegar a casa pronto, su mujer le está esperando despierta-. El moreno ponía cara de fastidio y asentía. Y yo pensaba que debían ser como las dos, así que averigua cuando llegaba si lo hacía tarde.

De vuelta al coche mi olfato de perro notaba la mezcla de sudor, perfume y sexo. En realidad aquellos olores estaban impregnados por todo el vehículo y te abofeteaban al abrir la puerta, ya dentro eran aún más persistentes. Muy discreto Miguel abrió la ventana y nos sentamos los dos detrás. El otro se quejaba de hacer de chofer pero mi acompañante, que estaba ya más relajado, le decía que no se subía ni loco en el asiento delantero. Los dos se rieron y dejaron de hablar por un momento porque Miguel, aprovechando la pseudo intimidad que nos daba estar en segunda fila, empezó a besarme, olvidándose por completo del conductor.

Hasta sus besos eran como los de mi conejo blanco. Sensuales, enérgicos y suaves. Estuve perdida en esa boca todo el camino. Y fue la voz del conductor preguntando que donde nos dejaba la que me devolvió a la realidad. Le di la dirección y cinco minutos después nos paró al principio de mi calle. Nos bajamos del coche y avanzamos distanciados calle arriba sin ver un alma. Cuando llegamos a mi edificio el portón estaba abierto. Parecía que era la primera en llegar. Ya en casa fue muy pacífico, sólo me besaba. Hizo un alto para quitarse las botas y empezó a decirme que no estaba seguro de si era muy confiada o me había fiado de él desde el principio.

–Me recuerdas a un viejo amigo-, dije  y se rió.

Me gustaba su forma de besar. Su manera de hacer las cosas con calma. Ya descalzo se vino conmigo a mi cuarto y siguió con su acercamiento pausado. Me besaba con delicadeza mientras me tumbaba en la cama y me acariciaba los pechos por encima de la camiseta. No estoy segura de si pensó que aquello acabaría en un rollo más o menos intenso y nada más porque no mencionó una palabra sobre necesitar condones. A mí no me preocupaba porque tenía en el cajón de la cómoda pero no pretendía llevar la iniciativa. Mi réplica del conejo blanco tenía que hacer su parte. Sus manos se movían lentamente por encima de mi ropa y poco a poco fue deslizándolas por debajo. Tenía las manos heladas y algo ásperas pero no me importaba. Yo andaba sumida en otra de mis fantasías y le besaba mimosa, acariciándole el torso por debajo de la camiseta. Se la fui quitando poco a poco y él hizo lo mismo con la mía. Notar sus labios rozándome los pechos me excitó muchísimo. Su lengua los lamía despacio, recorriéndolos por completo y presionando mis pezones casi con ternura, los chupaba de a poquitos, dándoles sorbitos y volvía a lamer mi piel, a saborearla, mientras me desabrochaba el pantalón botón a botón. Paró un momento y me preguntó que si estaba segura y yo le comí la boca para que no me lo preguntara más. Empecé a desabrocharle el pantalón y cuando notó que le bajaba la cremallera sí que me preguntó por los condones. Le señalé la cómoda y ya no habló más. Volvió a mi boca y terminamos de desnudarnos el uno al otro. Sólo entonces le paré un segundo y me levanté de la cama para sacar un par de condones y ponerlos sobre la cómoda. Volví enseguida a su lado y seguimos besándonos y acariciándonos sin prisa. Yo estaba muy húmeda y lo notó nada más rozarme con aquellos dedos largos y delgados. Sus manos no dejaban de tocarme los pechos, las caderas, el culo, su boca no se apartaba de la mía y yo notaba como su sexo rozaba el mío como si estuviera haciendo las presentaciones. Me acariciaba con él y yo lo sentía duro y caliente pero Miguel no se iba a precipitar. Me había contagiado su forma de hacer las cosas. Envuelta por aquellos brazos me sentía cómoda, relajada y no me importaba que los preliminares se prolongaran todo el tiempo que hiciera falta. Tardó un buen rato en ponerse el condón y me fue penetrando despacio, con mucho cuidado. Me decía que era muy estrechita y eso le encantaba. Mi sexo recibía al suyo cauteloso porque no reconocía su textura ni su calor. Era algo nuevo. No más grueso de lo que estaba acostumbrada pero un poco más largo y él que sabía demasiado iba entrando lentamente para asegurarse de que no resultaba molesto. Yo no podía relajarme del todo al verle tan concentrado, internándose en mí con esa parsimonia. Cuando aquella primera penetración se completó me preguntó que si estaba bien y yo le sonreí diciendo que no había problema. Entonces y sólo entonces empezó con las embestidas pausadas. Se sabía mover y yo gemía y buscaba su boca. Él me sujetaba las caderas y poco a poco iba incrementando el ritmo sin dejar de acariciarme y besarme.

Lo que más me gustaba era su boca y mi sexo le trataba con suavidad porque no buscaba que se descontrolara. Claro que fue subiendo la velocidad hasta que explotó y se apartó algo decepcionado porque todo había acabado siendo más breve de lo que él pretendía. La decepción era mutua pero le traté con cariño

-No te preocupes. Si necesitas dormir un poco no pasa nada-.

En eso fue tajante, ni hablar, prefería darse una ducha para espabilarse y yo me quedé tumbada en la cama mirando hacia el baño. Estaba segura de que mi primera noche con el conejo blanco hubiera sido muy diferente.

 

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Estefanía Farias Martínez. Cartagena, España (1970). Doctora en Filología Árabe por la Universidad de Granada. ¨Lo que hace un nombre¨ en Los omniscientes (julio 2014); ¨Yolanda¨ en Revista Contra Estudio y -¨Un acuerdo sin palabras¨ en Periódico Irreverentes.

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Condenaron a 20 años de prisión a integrantes de ‘Los injertos del Tren de Aragua’

Proxenetas venezolanos pensaron que en el país la impunidad aún manda.

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Creyeron que en el Perú todo se podía hacer sin consecuencias. Pero no fue así. Cuatro integrantes de la banda criminal venezolana ‘Los injertos del Tren de Aragua’ fueron condenados a 20 años de prisión por el delito de explotación sexual de 10 mujeres extranjeras en el distrito limeño de San Martín de Porres.

Tony Suárez (22), María Griman (27), Izmaury Galindo (26) y Yohan Pedra (34) deberán además pagar, de forma solidaria, una reparación civil de S/ 20 000 a favor de las víctimas, según informó la Fiscalía Provincial Especializada en Delitos de Trata de Personas de Lima Norte.

La investigación reveló que las mujeres habían sido engañadas con la promesa de trabajo en Chile. Pero al llegar a Lima, se les informó que no podían continuar su viaje. Allí comenzó la pesadilla: fueron retenidas y obligadas a ejercer la prostitución, bajo amenazas de muerte.

Ante la gravedad de los hechos y tras recibir pedidos de auxilio, las autoridades lograron ubicar el 3 de septiembre de 2022 un inmueble en la urbanización Fiori, en Lima norte, donde operaba esta red criminal. Allí fueron detenidos los delincuentes venezolanos y se rescató a las víctimas.

La fiscal Luisa Inés Quispe Asmat presentó pruebas contundentes en el juicio: peritajes psicológicos, testimonios, actas de intervención, informes policiales y documentos incautados. Todo confirmó el accionar violento y sistemático del grupo criminal.

Este caso deja una lección clara: el Perú no es tierra sin ley, y quienes llegan del extranjero a delinquir creyendo que no habrá castigo, se equivocan. La justicia puede tardar, pero llega. Y en este caso, fue firme contra quienes buscaron lucrar con el sufrimiento humano.

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Más de 140 mil escolares se benefician con mejoras en 168 colegios

El Ministerio de Educación invierte más de 14 millones de soles para garantizar ambientes seguros y adecuados para el aprendizaje.

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El Ministerio de Educación (Minedu) ha destinado más de S/14 millones para mejorar las condiciones de 168 colegios públicos en 31 distritos de Lima Metropolitana, beneficiando directamente a casi 140 mil escolares. Esta intervención incluye desde reparaciones estructurales hasta la entrega de mobiliario escolar, con el objetivo de asegurar entornos seguros y funcionales para estudiantes y docentes.

Las obras se vienen realizando de forma progresiva durante todo el año y contemplan la instalación de mallas raschell contra la radiación solar, renovación de carpetas, sillas y mesas, mantenimiento de estructuras metálicas, y acondicionamiento de puertas, ventanas y otros ambientes. Ante las lluvias persistentes, se ha priorizado la atención en los distritos más afectados, como San Juan de Miraflores y Villa María del Triunfo. En estos sectores ya se trabaja en instituciones como Sol de Los Milagros, Juan Guerrero Quimper, José Olaya Balandra y Bartolomé Mitre.

La intervención se ha dividido en cuatro etapas. Las dos primeras, desarrolladas entre marzo y mayo, beneficiaron a más de 57 mil estudiantes en 61 colegios con una inversión de S/4.5 millones. Actualmente, se ejecuta una tercera fase en 51 instituciones, con S/4.7 millones destinados para mejorar la educación de más de 40 mil escolares. A partir del 7 de julio, arranca una cuarta etapa que atenderá a 56 colegios adicionales, con una inversión similar y más de 41 mil beneficiarios.

Estas acciones del Minedu se respaldan en las leyes 32272 y 32260, que permiten intervenciones inmediatas y financiamiento directo en instituciones educativas públicas afectadas por daños estructurales o emergencias climáticas.

Los colegios intervenidos están ubicados en distritos como Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho, El Agustino, Lurín, Ate, Los Olivos, Comas, Chorrillos, Ventanilla, entre otros, abarcando un amplio sector de Lima Metropolitana.

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Mineros informales bloquean siete carreteras tras ser excluidos del REINFO

La exclusión de más de 50 mil mineros del REINFO expone el fracaso de una política de formalización que nunca llegó a los territorios.

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Las tensiones en el sector minero estallaron este lunes 7 de julio, luego de que el Gobierno excluyera a más de 50.000 mineros de la pequeña minería y minería artesanal del Registro Integral de Formalización Minera (REINFO). La medida ha desencadenado bloqueos en al menos siete vías nacionales, interrumpiendo el tránsito en regiones clave como La Libertad, Arequipa, Cusco e Ica.

El ministro de Energía y Minas, Jorge Montero, señaló que solo 31.500 mineros han cumplido parcialmente con los requisitos del REINFO y deberán completar cinco etapas adicionales antes de diciembre de 2025. Estas incluyen la formalización laboral, acuerdos de acceso a superficie, firma de contratos con los titulares de concesiones y la incorporación al nuevo Fondo Minero, un mecanismo diseñado para canalizar recursos hacia el desarrollo sostenible del sector.

Por su parte, la presidenta Dina Boluarte justificó la exclusión afirmando que cerca de 45.000 mineros llevaban más de cuatro años sin avanzar en su formalización, a pesar de una prórroga otorgada desde noviembre de 2024. Además, se identificaron 1.500 casos de uso irregular de permisos, incluyendo su alquiler o tercerización en zonas ya concesionadas, lo que habría generado conflictos legales y sociales.

Siete carreteras bloqueadas

De acuerdo con el último reporte de la Superintendencia de Transporte Terrestre de Personas, Carga y Mercancías (Sutran), todas las interrupciones en vías nacionales están vinculadas directamente a protestas por parte de mineros informales y pequeños productores. El monitoreo realizado en coordinación con la Policía Nacional, Defensa Civil y concesionarias viales muestra las siguientes rutas afectadas:

Trujillo – Agallpampa – Quiruvilca (km 121), La Libertad: interrumpida por huelga de mineros.

Longitudinal de la Costa Sur (km 443), Ica, Nasca: bloqueada por protesta de la Confederación Nacional de Pequeña Minería.

Mara – Velille (km 37+600), Cusco, Chumbivilcas: vía cerrada por manifestación de mineros artesanales.

Mara – Velille (km 121), Cusco, Chamaca: nuevo punto de bloqueo reportado por la misma confederación.

Costa Sur (km 619), Arequipa, Chala: interrupción por movilización de pequeños mineros.

Costa Sur (km 782), Arequipa, Camaná: manifestación de pobladores vinculados a la minería informal.

Sierra Norte (km 129+500), La Libertad, Quiruvilca: protesta de mineros artesanales.

La situación genera serias afectaciones al transporte de carga, alimentos y personas, además de evidenciar un problema estructural no resuelto: la informalidad minera y la incapacidad del Estado para implementar una política de formalización efectiva y sostenida en el tiempo.

Desde el Gobierno, el mensaje es claro: quienes no cumplan con los pasos establecidos quedarán fuera del proceso. Sin embargo, la falta de acompañamiento técnico, la demora institucional y la débil presencia estatal en zonas mineras explican en parte el fracaso de la formalización. Hoy, esa deuda estalla en las carreteras.

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Miguel Ángel Requejo: una ‘tentativa de homicidio’ que exige justicia

La jueza Kharla Orellana Sánchez dictó nueve meses de prisión preventiva contra Miguel Ángel Requejo, acusado de embestir con su camioneta en el restaurante ‘El Charrúa’.

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En un país donde la impunidad muchas veces se confunde con indulgencia, el Poder Judicial ha ordenado nueve meses de prisión preventiva contra Miguel Ángel Requejo Astochado, el sujeto imputado por tentativa de homicidio calificado, omisión de socorro y otros cargos, tras haber embestido con su vehículo el restaurante «El Charrúa», en La Molina. Este hecho, que dejó cuatro heridos y cuantiosos daños materiales, pudo haber terminado en una tragedia de dimensiones mayores.

La noche del miércoles 2 de julio, Requejo Astochado —según la acusación fiscal— condujo y estrelló su automóvil directamente contra el establecimiento gastronómico, poniendo en grave riesgo la vida de comensales y trabajadores. Entre los lesionados figuran Augusto Fernando Ramengui Quintanilla, Mario Rodolfo Barbacci Quintanilla, Aníbal Aliaga Masías y Dante Ricardo Consiglieri Chávez. Más allá del impacto físico y económico, lo ocurrido revela una profunda irresponsabilidad criminal que hoy intenta disfrazarse de arrepentimiento.

Durante la audiencia, la fiscal Karen Rosario Cueva Quispe fue categórica: el acusado no solo huyó de la escena sin brindar auxilio a los heridos —lo cual evidencia su desprecio por la vida ajena— sino que además tiene antecedentes por lesiones dolosas. A pesar de autodenominarse empresario, no presentó prueba alguna de arraigo laboral. ¿Cómo confiar entonces en que no intentará fugar del país?

Lo más llamativo, sin embargo, fue el cambio de actitud del imputado al escuchar la decisión de la jueza Kharla Orellana Sánchez, quien finalmente acogió el pedido fiscal, dictando 9 meses de prisión de preventiva y dispuso su reclusión hasta abril de 2026. En ese momento, el acusado rompió en llanto y pidió perdón entre balbuceos, apelando a la conmiseración con frases como «El restaurante es como mi casa» o “no sé qué pasó, perdí mis lentes”.

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Técnicos de la FAP son investigados por robar componentes aeronáuticos en Iquitos

Grave escándalo en la Fuerza Aérea del Perú: red de corrupción, robo de componentes aéreos y presuntos vínculos con sicarios comprometen al Grupo Aéreo N.º 42 en Iquitos.

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Por Jorge Linares

El pasado 7 de enero del presente año fue hallado el TIP FAP Boris Meléndrez Seminario en una situación comprometedora con una caja conteniendo diversas piezas pertenecientes a las aeronaves DHC6-Twin Otter Series 300/400, dentro de uno de los almacenes del Grupo Aéreo N° 42 en la ciudad de Iquitos.

Asimismo, se pudo comprobar que no es la primera vez que el TIP FAP Meléndrez incurre en estos actos perniciosos contra la Fuerza Aérea del Perú, como consta en la carpeta fiscal N° 1328-2024, donde se le investiga por ser el único responsable de la pérdida de 4 componentes aéreos: 2 unidades FCU (unidad de control de combustible) y 2 unidades gobernadores de hélices, valorados aproximadamente en medio millón de dólares.

Según las investigaciones de este caso, llama la atención que dos de los testigos claves —el TIP FAP Ronal Borbor Reátegui y el TC3 FAP César Vega Paredes— expresan contradicciones con respecto a la presencia de ambos en un área restringida como es el almacén de alto costo.

De acuerdo con las investigaciones por parte de la Policía y el Ministerio Público, se viene descubriendo más nombres relacionados a otros hechos similares y se puede vincular con una organización criminal dentro de la institución aérea, porque estas personas se han valido de los servicios de un sicario para atentar contra la vida del personal denunciante o de cualquier persona que atente contra sus intereses. Esta afirmación lo corroboró el SO3 FAP Gonzalo Jesús Espinoza Camacho en una colaboración notarial (16 de julio de 2024) al verse descubierto y ser parte de esta estructura criminal, como consta en la carpeta fiscal 17-2025, derivada de la carpeta fiscal 1161-2024.

El SO2 FAP (r) Carlos Andrés Burgos Huapaya, quien en su momento fue abogado de los implicados, manifestó que había dejado de llevar la defensa legal del SO3 FAP Anghelo Albornoz Córdova porque era indefendible ante las evidencias que hay en su contra por haber envenenado al perro guardián para ingresar sin autorización al hangar del Escuadrón de Mantenimiento N° 426 del Grupo Aéreo N° 42 el 13 de julio del 2024 a las 3:40 a.m. y que contó con la participación de los técnicos TC3 FAP César Vega Paredes, SO2 FAP Julio Gonzáles Ramírez y el sicario, quien hasta la fecha no está identificado; pero hay una probabilidad de que sea un mal miembro de la PNP del grupo terna. Burgos también aseveró que este robo de piezas de aviones es una práctica antigua en el Grupo Aéreo N° 42.

Desde el inicio de las investigaciones hasta la fecha, ninguno de los investigados se presentó a dar sus declaraciones, dejando entrever una posición obstruccionista y sospechosa para esclarecer estos hechos execrables que son materia de investigación, a excepción del SO3 FAP Gonzalo Jesús Espinoza Camacho, quien se ratificó de su primera manifestación en la sede policial y fiscal. Todos los implicados pertenecían al área de mantenimiento de motores del Grupo Aéreo N° 42 y ya fueron dados de baja, a excepción del TIP FAP Ronal Borbor Reátegui, quien pidió de manera voluntaria su pase a retiro, despertando mayor sospecha en su persona ya que tenía una carrera militar ascendente.

Es de mucha valía que las autoridades del Ministerio de Defensa y de la Fuerza Aérea del Perú, brinden importancia a este escándalo de corrupción dentro de la institución aérea, porque más allá del evidente robo millonario que le vienen haciendo al país estos malos efectivos, perjudican de manera directa la gran labor social que realiza el Grupo Aéreo N° 42 en la Amazonía peruana.

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Pisaq y Tipón bajo amenaza: turistas defecan en nuestro patrimonio por falta de baños

Una denuncia ciudadana revela que, por falta de baños y señalización, turistas estarían utilizando zonas arqueológicas como letrinas

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Hay actos que no solo denotan ignorancia, sino un desprecio inconsciente –y por eso más brutal– por la historia que nos sostiene. Lo que está ocurriendo en los Parques Arqueológicos de Pisaq y Tipón no es una simple anécdota escatológica, como algún burócrata desganado podría resumir en un parte olvidable. Es, en verdad, una forma sutil y cruel de profanación.

El 29 de junio, según denuncias de guías turísticos, visitantes defecaron y orinaron entre las piedras sagradas de nuestros ancestros. Y no lo hicieron por rebeldía o vandalismo gratuito, sino porque no hay baños. Así de sencillo. Así de grotesco.

La escena sería cómica si no fuera tan trágica: turistas desesperados, buscando dónde aliviarse, mientras la brisa andina arrastra los ecos de un pasado glorioso convertido en letrina. ¿Cómo llegamos a esto? ¿Cómo es posible que un país que se llena la boca hablando de su riqueza patrimonial no sea capaz de instalar un baño seco, una letrina digna, un mísero cartel que diga “por aquí no”?

El problema no es nuevo. Lo nuevo es la frecuencia con la que se repite, la indiferencia con la que se recibe, y la absoluta desidia de quienes deben solucionarlo. La Dirección Desconcentrada de Cultura de Cusco, órgano que debería velar por estos santuarios, parece vivir en un letargo administrativo. La escasa señalización, la falta de personal de resguardo y la inexistencia de puntos de información para los visitantes no son fallas técnicas: son síntomas de una renuncia institucional a proteger lo que nos define.

Pero la responsabilidad no termina ahí. El Ministerio de Cultura, que debería ser la conciencia vigilante del país, se ha convertido en una oficina de trámites opacos, más preocupada en sostener convenios insólitos con asociaciones ufológicas que en evitar que las ruinas se llenen de heces.

Lo que ocurre en Pisaq y Tipón no es solo un atentado físico contra las piedras: es una erosión simbólica. Cada micción entre muros incas es una bofetada a nuestra identidad. Cada excremento, una prueba de que el Estado se desentiende de su misión civilizatoria. Porque eso es, al final, el patrimonio: un recordatorio de que venimos de algo más alto que nosotros mismos.

No basta con declarar la indignación. Urge que el Estado reaccione, que asigne presupuesto, que entienda –de una buena vez– que la defensa del patrimonio no es un lujo, sino una urgencia nacional. Que los caminos del turismo no pueden estar sembrados de basura, ni los templos ancestrales convertidos en urinarios.

Si no somos capaces de proteger ni siquiera las huellas de quienes nos precedieron, ¿cómo aspiramos a dejar alguna huella nosotros?

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Respuesta a Carta Notarial de Hotel Casa República

El gerente general del ‘Hotel Casa República’ envió una carta notarial requiriendo que se rectifiquen las supuestas expresiones falsas y difamatorias publicadas en una nota periodística del 17 de junio en nuestra web. Esta es la respuesta de Lima Gris.

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Llegó a nuestra redacción una carta notarial fechada el 25 de junio de 2025, recibida con fecha 2 de julio del presente, enviada por el gerente general del Hotel Casa República, señor Juan José Mendoza Arredondo, en la que se nos requiere la rectificación de una nota periodística publicada el 17 de junio de 2025 en el portal digital de la revista Lima Gris, titulada: “Barranco y el ruido del Hotel Casa República”, bajo el argumento de que la misma contendría afirmaciones «falsas y difamatorias».

Al respecto, como medio de comunicación debidamente constituido y en ejercicio legítimo de la libertad de prensa, respetuosamente expresamos lo siguiente:

  1. Libertad de información y de expresión protegidas constitucionalmente

La publicación realizada por Lima Gris responde a la labor periodística de informar sobre hechos de interés público, en este caso, las quejas y preocupaciones de vecinos del distrito de Barranco respecto al impacto de ciertas actividades nocturnas en su entorno urbano y patrimonial. Esto se encuentra amparado por el artículo 2 inciso 4 de la Constitución Política del Perú, que reconoce el derecho fundamental a «buscar, recibir y difundir información de toda índole por cualquier medio de comunicación». Este derecho no solo ampara a los periodistas, sino también a la ciudadanía que tiene derecho a ser informada.

  • Veracidad y sustento de la información publicada

Contrario a lo afirmado en su carta notarial, la publicación en mención no contiene expresiones difamatorias ni afirmaciones falsas. La información difundida ha sido elaborada con base en fuentes verificables, incluyendo testimonios directos de residentes, material audiovisual y reportes ciudadanos disponibles en redes sociales y otras plataformas. En ningún momento se ha atribuido de manera maliciosa o con intención de dañar, la generación de «escándalos nocturnos» al hotel sin fundamento fáctico.

  • No existe animus difamandi

El contenido publicado se enmarca en un ejercicio legítimo de crítica y fiscalización periodística. Como lo ha sostenido reiteradamente el Tribunal Constitucional del Perú y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, el debate público admite expresiones incluso severas cuando se trata de asuntos de interés común. La publicación no ha tenido como propósito afectar la imagen de su representada, sino evidenciar un problema urbano percibido por un sector de la comunidad.

  • Exigencia desproporcionada y amedrentamiento a la prensa

La amenaza de iniciar acciones penales y civiles en caso de no acceder a un pedido de «rectificación total en 24 horas» constituye una forma de censura indirecta y presión indebida sobre la libertad de prensa, prohibida por el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Resulta preocupante que un actor privado pretenda condicionar la labor informativa mediante la judicialización de contenidos críticos.

  • Posibilidad de réplica o descargo

Como corresponde a un medio que respeta el pluralismo, reiteramos que el Hotel Casa República pudo ejercer su derecho a réplica en el mismo portal, en vista que pudimos comunicarnos telefónicamente con el gerente Juan José Mendoza Arredondo, y cuyas versiones fueron debidamente transcritas en la misma publicación en calidad de descargo.

Por lo tanto, no existe obligación legal de rectificar contenidos que han sido redactados de buena fe, con base en hechos y bajo un interés informativo legítimo. En consecuencia, rechazamos el requerimiento de rectificación exigido en su carta notarial.

Sin otro particular, reafirmamos nuestro compromiso con el periodismo independiente, crítico y respetuoso del estado de derecho.

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Actualidad

Sujeto embiste su camioneta en conocido restaurante porque local lo había expulsado debido a que se encontraba presuntamente bajo los signos del alcohol [VIDEO]

Miguel Ángel Requejo Astochado ahora será denunciado por tentativa de homicidio.

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Un demente al volante. La noche de ayer, comensales del restaurante ‘El Charrúa’, ubicado en el distrito de La Molina, previo el incidente, indicaron que Miguel Ángel Requejo (51 años), había discutido con los mozos del local, quienes procedieron a expulsarlo ya que el sujeto había ingerido bastante alcohol y estaba incomodando a los demás comensales.

Minutos después, el sujeto se sube en su moderna camioneta para conducir sin frenos hasta la fachada del local, colisionando sin importarle que adentro se encontraban personas consumiendo.

Producto del salvaje impacto resultaron heridas dos personas, además del daño material ocasionado por el irresponsable conductor.

Uno de los afectados mencionó que procederá a denunciar penalmente a Requena, calificando el hecho de tentativa de homicidio, tildando además de “enfermo mental” al ebrio chofer, quien no paraba de gritar en todo momento, relata el agraviado, que era un magnate y podía hacer cualquier cosa.

«Ya está detenido. Es un enfermo mental. Esto es un intento de homicidio. Nosotros estamos pidiendo la cuenta y pagando. En un principio estaba sentado y me levanté no sé cómo segundos antes de que el carro se empotre por eso que estaba a un costado e igual me hizo volar», detalló a Canal N.

fuente: latina.

En tanto, el restaurante ‘El Charrúa’, lamentó el incidente ocurrido anoche, manifestando que colaborará directamente con la Policía para suministrar las grabaciones dentro del local.

«Desde ‘El Charrúa’, reafirmamos nuestro firme compromiso con la seguridad y el bienestar de todos nuestros clientes y colaboradores. Como medida preventiva y con el objetivo de reforzar nuestros protocolos internos, hoy miércoles 3 de julio permaneceremos cerrados», indicaron.

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