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Literatura

CUENTO: DAWN PATROL de Luis Humberto Moreno Córdova

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DAWN PATROL

Escribe Luis Humberto Moreno Córdova

A través de la ventana puede verse el estacionamiento, la gente en sus autos buscando un lugar donde aparcar. En el cielo, los globos aerostáticos levantan vuelo, con su tripulación ocupada en soltar el lastre para ganar altura. En el café el ambiente está lleno de voces confusas. La gente desayuna, mientras leen las noticias del día o conversan entre ellos. Desde la cocina llega el sonido de platos quebrándose. Sofía, se asusta. “Mierda”, dice. Amanda está frente a ella. Intenta tomar su mano para calmarla, pero Sofía la rechaza.

Amanda mira el cielo a través de la ventana. El sol convierte sus ojos en dos zafiros.

-Cuando llegué a esta ciudad –dice-, encontré un trabajo en un café en Los Ranchos. Me fue tan bien, que por un momento creí haber nacido para eso.

Sofía no contesta. Una mesera se acerca con el pedido: lleva dos filtros de café, jugo de naranja y tortillas con huevos revueltos. En la calle, una camioneta con altavoces en el techo anuncia la fiesta de tallados en el Góndola club. Unas campers van en el otro carril rumbo al Balloon Park. Amanda pide un poco de tocino.

-Prometo que mañana haré una hora más en la caminadora –añade, sonriendo.

Sofía retira el filtro, toma un par de sobres de edulcorante y endulza su café. Muerde una tortilla. Tiene la mirada puesta en el vacío. Amanda observa sus movimientos extraviados, su silencio. Siente un vuelco de frustración acumulándose en su estómago. Golpea la mesa.

-¿Sabes todo lo que tuve que hacer para que pudiéramos salir con el dawn patrol? –le pregunta con tono ofuscado. Sofía baja la mirada. Parece buscar alguna respuesta en el parqué del piso.

-Lo sé –dice finalmente-. Y ha sido genial, Amanda. Pero…

Amanda se recuesta en el respaldar de la mesa.

-Pero no sientes no lo mismo, ¿verdad?

Sofía revuelve su café.

-Estoy casada, Amanda. ¿Comprendes?

Amanda se muerde los labios. Juega con la comida servida. Los aerostáticos han ganado más altura, se ven como pequeños puntos en el cielo.

-Sabes que tu matrimonio fue un fracaso desde el primer día –dice, con una exagerada suavidad en su voz.

Sofía regresa al mutismo. Recuerda el silencio de la madrugada y el golpe de las piedras en su ventana. Amanda llegó a su casa a las cuatro y media de la mañana para sacarla casi a rastras. “Es una sorpresa”, le dijo. Sofía subió a la camioneta, pensando en el vacío que había encontrado en el otro lado de la cama: Bruno tenía toda la semana de guardia en el hospital.

Amanda le entregó una taza viajera con café. Al notarla pensativa, puso una mano sobre su pierna.

-¿De guardia otra vez? – le preguntó.

Sofía asintió apenas, antes de sorber un poco de café de la taza.

-Que marido tan abnegado –dijo Amanda, en tono sarcástico.

Sofía quería darle la contraria, decirle que las cosas que hacía Bruno bien habían valido la pena para encontrar un nuevo lugar, una vida cómoda y buenos ingresos. Pero Amanda sabría que era mentira. Su matrimonio no prosperaba, estaba harta de vivir sola en una casa extraña, alejada de su familia. Albuquerque no había sido el paraíso que ella esperó encontrar, ni mucho menos el lugar donde por fin podría compartir una vida al lado de su esposo.

-A veces me hubiera gustado decirle ‘no’ y haberme quedado en Lima –claudicó.

Amanda acarició su muslo, le dejó dos palmaditas de aliento:

-No tendrás mucho tiempo para pensar en eso – le dijo, y prendió la radio.

Condujo tomando la interestatal, por donde se veían los negocios de camiones, mueblerías y almacenes bajo el cielo oscuro de la madrugada. Sofía terminó su café y cambió el dial de la radio hasta que se topó con música disco. Ambas se pusieron seguir el ritmo, sacudiendo los hombros, cantando, moviendo los labios de forma exagerada. Rebasaron un par de automóviles y algunas campers antes de salir por la auxiliar y doblar en el bulevar Alameda. Sofía pudo ver los globos aerostáticos iluminados por el fuego de sus quemadores, como enormes focos intermitentes prendiéndose en la oscuridad. Amanda sacó su celular e hizo una llamada. Las rejas de la zona de despegue se abrieron. Un tipo con sombrero tejano les pidió que lo acompañaran. Amanda tomó de la mano a Sofía que miraba a los equipos de vuelo trasladando las canastillas de mimbre, cargando los balones de gas propano, mientras algunos globos empezaban a elevarse.

-Mark, Nils, ella es Sofía –dijo Amanda-. Sofía, te presento a nuestros pilotos.

Eran dos tipos que parecían saber lo que hacían. Mark sujetaba un ventilador, mientras llenaba de aire el envolvente. Nils empezó a calentar el aire con el quemador. Ambos levantaron sus manos a manera de saludo, sin mostrar mucho interés. La canastilla de mimbre empezó a enderezarse y el globo empezó a desplegar su forma. Era Azul, con pintas celestes y verdes. El hombre de sombrero tejano les dio dos credenciales a nombre de Amanda y de Sofía. “El down patrol marca el camino para el resto. Disfrútenlo. Buen viaje, señoritas”, les dijo con una sonrisa cordial. Amanda sacudió las credenciales en el rostro de Sofía, mientras sonreía y mordía la punta de su lengua.

-Nunca he subido a un globo –dijo Sofía con cierto temor. Su miedo se incrementaba mientras veía la enormidad del aerostático imponiéndose ante sus ojos.

-No tengas miedo –le dijo Amanda-. Mark y Nils nos van a devolver sanas y salvas, ¿verdad chicos?

Ambos estaban dentro de la canastilla de mimbre, probando la radio y el GPS. Asintieron sin decir palabra alguna.

-¿Lista? –le preguntó Amanda. Sofía movió su cabeza. Amanda volvió a tomarla de la mano.

Subieron a la canastilla y se apoyaron en sus bordes. Sofía miraba el interior como una niña dentro de la casa de muñecas. El globo comenzó a elevarse. La gente en tierra estiraba su mano para despedirse de ellas. Otros globos también ganaron altura, iluminando el final de la madrugada y dispersándose por el cielo que empezaba a clarear. Mike conversó por radio con los pilotos de otras tripulaciones sobre el tiempo, el viento y la altura. Amanda pudo reconocer también la voz del hombre de sombrero tejano, que al parecer los seguiría desde tierra para luego ayudarlos a aterrizar. Sofía seguía apoyada en el borde, mirando las montañas Sandía al oeste, una cadena de rocosas con escasa vegetación, el monumento natural de la ciudad. Podía oír también las cuerdas del globo tensándose, el sonido del viento llevándolos con rumbo incierto. El sol empezó a asomar entre las montañas creando un cielo columbino y apagando las últimas estrellas de la madrugada.

La sensación de libertad que Sofía sintió no se parecía a nada que haya sentido antes. Podía sentir el frescor del viento matutino entrando a sus pulmones, revitalizándola. Albuquerque se presentaba ante ella como una ciudad hermosa, que apagaba sus luces nocturnas para darle paso a una mañana floreciente. No era ya la ciudad de gente extraña, de barrios complicados y vecinos ausentes. La universidad de Nuevo México y el hospital podían divisarse ligeramente al sur. Pensó en Bruno: estaría manejando su auto de vuelta a casa. Amanda se acercó a ella con una botella de vino.

-Salud –le dijo- por los seis meses en esta ingrata ciudad.

Sofía tomó la botella y echó un trago. Nils y Mark parecían ajenos a ellas ocupados en buscar la corriente de aire adecuada para alejar el globo de las montañas.

-Esto es realmente hermoso, Amanda –dijo Sofía-. Nunca pensé que existiera algo semejante. Ha sido el mejor amanecer de mi vida.

-Hoy es un día de cambios –respondió Amanda-. Nuestra vida a partir de hoy será otra.

Sofía se acercó y le dio un beso en la mejilla. La abrazó fuerte. Amanda se dejó querer sin hacer movimiento alguno, incapaz de reponerse de la sorpresa.

-No hubiera sido sencillo sin ti –le dijo Sofía, echando otro trago.

Amanda se puso a su lado, mirando por un largo rato las casas en los alrededores y el valle. El sol seguía tomando altura y la vida empezaba a surgir en la ciudad, mientras algunas personas se aglomeraban en terrazas y parques para contemplar el espectáculo de los globos en el cielo.

Sofía intentó decir una palabra más, para dejar en claro lo feliz que estaba, pero no pudo. Amanda la tomó del rostro y le dio un largo beso en los labios. Al principio, Sofía sintió que el beso producía en ella una sensación agradable, un calor intenso en su cuerpo, un temblor en su espalda, pero el rostro de Amanda apareció en su mente, mezclada con la imagen de Bruno y no pudo soportarlo. La apartó con delicadeza.

-Lo siento Amanda –le dijo sin mirarla, mientras pensaba en los dos pilotos del globo que estaban frente a ellas-. No puedo hacer esto.

Mantuvo la mirada gacha, tratando de buscar alguna otra palabra que la libre del momento. Amanda se quedó mirándola. Sofía podía sentir la mirada de Amanda clavándose en ella como dos pequeños alfileres. Si hubiera estado en tierra, hubiera echado a correr, como lo había hecho antes, en otros lugares, en otras circunstancias, cuando era incapaz de poder afrontar algo. Pero a cinco mil pies de altura, dentro de un reducido espacio de mimbre y frente a dos tipos que nunca antes había visto en su vida, Sofía estaba a punto de entrar en pánico. Intentó buscar una explicación, pero sólo había una y era algo que ella jamás hubiera imaginado. Amanda se adelanto a su conclusión:

-Me gustas mucho, Sofía.

Sofía se llevó las manos al rostro. No se preguntó el momento en que sucedió, ni los motivos por los cuales había ocurrido. Había compartido demasiadas cosas con Amanda, suficientes para que sintiera lo estaba sintiendo. Desde se conocieron en la fiesta benéfica del hospital, las cosas fluyeron demasiado bien para ellas.

La fiesta, como siempre, se celebraba en la primavera, y era el primer evento importante para Bruno en su nueva etapa de médico interno en el hospital de Nuevo México. Sofía no estaba de ánimos; pero Bruno sentía que bien valía ir acompañado de su esposa. Luego de los gritos y la súplica de Sofía para regresar a Lima, subieron al auto en silencio. Al llegar,  Bruno prefirió quedarse en el salón principal, conversando sobre diagnósticos, tratamientos y los nuevos proyectos de la universidad. Sofía, ofuscada, decidió alejarse lo más que pudo, y llegó a la exposición de arte local, donde un grupo de artistas estaba subastando sus obras para donar el dinero a labores benéficas de la universidad. Amanda era uno de ellos. Su pintura mostraba a una danzarina flamenca de vestido púrpura sobre el tejado dorado de una ciudad. Sofía y Amanda se quedaron sentadas un largo rato, mientras oían el recital de piano con la música de Lou Reed. Amanda trabajaba como curadora en la facultad de Arte de la universidad. Era española, de acento sureño, pero nacida en Madrid. Era mayor que Sofía por tres años y vivía en Albuquerque desde hacía diez, cuando su padre emigró para montar una pequeña galería cerca del centro que terminó absorbida por una compañía de seguros. Sofía no tuvo ganas de contarle lo infeliz que era en la aridez de Albuquerque para no lucir como una idiota inconforme en medio de buena música y una conversación agradable. Amanda le propuso tomar un café la semana siguiente. La relación empezó a estrecharse desde entonces.

Se reunían en la pequeña casa de Sofía en la villa Netherwood, o a veces pasaban la tarde en el centro tomando café y recorriendo los centros comerciales. Los fines de semana, cuando Bruno prefería estar solo para poder estudiar tranquilo, se iban al zoológico de Río Grande o al Pueblo Viejo, donde visitaban las galerías de arte, almorzaban filetes en La Hacienda y escuchaban las serenatas en la pérgola del parque central. Amanda era una mujer aplomada, que parecía no complicarse ante el peso de los problemas. Parecía del tipo de persona que nunca echaba una lágrima por otra cosa que no sea la muerte. Vivía alegre, caminaba con soltura y desenfado y gustaba de fumar cigarros delgados con sabor a menta.

Sofía en cambio, se sentía totalmente opuesta a ella. No era insegura, pero sin duda la soledad y la distancia que había marcado con su esposo la habían afectado. No era tan suelta, ni atrevida, ni risueña como Amanda; pero con el tiempo alimentó la curiosidad por conocer algo de lo que la rodeaba. Al lado de Amanda pudo visitar bares, tiendas, pequeños lugares donde la vida podía cobrar forma. Su casa empezó a tomar color con las pinturas que Amanda solía regalarle, con los adornos y los atrapa sueños que compraban en White Horse.

En ocasiones, Amanda se ausentaba por semanas, perdida entre actividades que la obligaban a viajar a ciudades vecinas. A veces sólo iba a Santa Fé; pero otras tantas, a Nueva York. Cuando eso ocurría, Sofía sentía caer en el vacío de siempre, abrumada por la soledad de su casa y la distancia que la separaba de su esposo. Entonces sentía ese nudo en el estómago y la invasión desalmada de los recuerdos al lado de Amanda. Cogía el teléfono e intentaba saber de ella. Pocas veces podía encontrarla. A veces, al dormir, sufría malestares pensando en la posibilidad de que Amanda se quedara en Nueva York para siempre. No podía evitar derramar algunas lágrimas, pero el teléfono sonando a la mañana siguiente y la voz de Amanda diciéndole que estaba de vuelta, era suficiente para calmar su miedo y sacarla de la cama a toda prisa para volver a tomar por asalto la ciudad.

La vida se reanudaba para ellas. Se perdían en el Cotton mall, incinerando la tarjeta de crédito, comprando buenas botellas de vino para tomarlas en casa de Amanda, mientras charlaban sobre la vida y los viejos amores. En esas tardes, Sofía le contó sobre Bruno, sobre lo grata que era la vida en Lima y lo infeliz que había sido su matrimonio desde el primer día en que durmieron juntos. Amanda le contó que una vez estuvo a punto de casarse y regresar a España con un escritor mejicano que consiguió una beca en la universidad e Barcelona. “Terminé con él el día de la fiesta”, le contó Amanda. Sofía levantó su botella y brindó por eso. “Eres increíble Amanda”, le dijo. Se prometieron veranear en California, pero Bruno no estuvo de acuerdo con que Sofía se fuera sola. Esa tarde la relación entre Bruno y Sofía tocó fondo, Bruno le arrebató el celular a Sofía y le pidió a Amanda que no le metiera más ideas insensatas en la cabeza. Sofía sólo atinó a gritar y decirle que él había sido el peor error que había cometido en su vida. No se hablaron por muchos días, mientras el verano derritió toda posibilidad de perdón. Sofía se quedaba en casa, sin mucho que hacer, elevando la cuenta del teléfono llamando a su familia y a viejas amistades. Pensaba en aquellos romances que dejó de lado, impresionada por el talento de Bruno. Lloró incontables veces, cuando los días se hacían largos y no había nada que hacer más que rogar que la universidad la aceptara –al menos- como voluntaria para ocuparse en algo. A veces recibía postales de Amanda, diciéndole lo mucho que la extrañaba, lo mal que sentía por estar en California sin ella. Sofía tenía ganas de robarse el dinero de Bruno, comprar un pasaje y largarse con todas sus cosas. Pero la poca sensatez que le quedaba lograba retenerla.

En una última postal, Amanda le pidió que estuviera libre en otoño, que no hiciera planes. Le prometió buscarla una de esas noches. “Tal vez le tire algunas piedrecillas a tu ventana, para que tu esposo no nos pille”, le escribió. “Es una sorpresa”. Las dos amigas se abrazaron al encontrarse en el aeropuerto luego de las tres semanas de distancia. Amanda lucía la piel morena tras sus ojos azules intensos. Se había tatuado un abanico flamenco en su espalda. Sofía lo notó de inmediato. “Eres increíble”, le dijo una vez más. Amanda la abrazó. Sofía la quería.

-Pensé que sentías lo mismo por mí –añadió Amanda. El globo descendió algunos metros. Sofía se tomó un tiempo antes retirar las manos de su rostro:

-Yo no soy así.

Nils conversó por radio con personal del Balloon Park. Mark sujetó el calentador, esperando que el globo bajara hasta la altura necesaria antes de calentar nuevamente el aire.

-Yo tampoco –le dijo Amanda-. Nunca me había pasado antes. Piénsalo Sofía. Esto no puede terminar así. Todo estaba bien entre nosotras. Puedes vivir conmigo si quieres, podemos incluso mudarnos a Santa Fe si tienes miedo de Bruno.

Sofía la vio acercarse nuevamente. Pensó que intentaría besarla de nuevo. Soltó la botella de vino y la empujó. Amanda perdió el paso, cayó encima de Mark que perdió el control de quemador. El fuego le hizo un hoyo a la base del envolvente. Mark empezó a maldecir en inglés, mientras Nils las increpaba a las dos por el descuido. El globo empezó a perder altura. Los dos hombres intentaron tomar el control de la situación, les pidieron a ambas que se sentaran en el piso de mimbre y se mantuvieran quietas. Nils volvió a tomar la radio y a comunicarse a tierra para un aterrizaje de emergencia. Mark enderezó el quemador y trató de mantener altura. Conforme se acercaban a tierra podían ver los árboles puntiagudos alrededor de la laguna Shady. Sofía y Amanda permanecían en silencio sobre el piso de mimbre, conteniendo el miedo. Escucharon el roce de la canastilla contra los árboles, luego el sonido del agua debajo de ellas. Finalmente un golpe brusco las devolvió a tierra.

La canastilla de mimbre terminó de lado, Amanda encima de Sofía; Mark y Nils lejos de ellas, corriendo para recoger el evolvente, sin siquiera preguntarles si se encontraban bien. Luego de unos minutos, una camioneta roja apareció, deteniéndose bruscamente. Amanda reconoció al hombre de sombrero tejano que sostenía una radio en la mano. Otros hombres estaban con él. Se fueron a ayudar a recoger el envolvente, guardar el quemador y limpiar la canastilla de mimbre. El hombre de sombrero tejano se acercó donde Amanda y Sofía para preguntarles si estaban bien. Ambas asintieron, todavía remecidas por el aterrizaje. El hombre les dijo que incluiría el problema de globo en la factura. Amanda asintió. Otro vehículo llegó para llevarlas de vuelta al Balloon Park.

Las dejaron en el estacionamiento, donde Amanda había parqueado su camioneta. El seguro de la alarma sonó. Sofía se quedó de pie, mientras Amanda subía y echaba a andar el motor.

-Voy a llamar a Bruno para que me recoja –dijo Sofía con la mirada gacha.

Amanda se apoyó en el volante y resolló.

-No tienes que portarte como una niña, coño –le dijo-. Venga, desayunemos. Y luego te largas a tu casa a ser putamente infeliz o lo que quieras.

Sofía movió los labios pero no llegó a decir nada. Decidió subir.

La mesera trae una bandeja con pequeños cortes de tocino frito. Amanda prepara una tortilla enrollada, toma un poco de jugo. Sofía sigue en silencio, pensando en su matrimonio, en el beso que Amanda le dio cuando surcaban el cielo. Puede recordarse feliz al lado de ella, en lugar de arrostrar la soledad de su hogar.

-No puedo dejar a Bruno, Amanda –dice finalmente. Amanda la mira, sus ojos son dos pozos garzos, rebosantes de preguntas.

-No puedo dejarlo porque no te quiero –añade Sofía-. Sólo nos hemos divertido. Pero no siento, ni sentiré lo mismo por ti.

-Solo nos hemos divertido… –repite Amanda con la voz apagada. Sofía se percata de la humedad en los ojos azules de su amiga. Toma una servilleta y decide sentarse a su lado para pedirle disculpas. No ha querido decirle eso. No ha querido lastimarla. Ella ya ha sabido de ese tipo de lágrimas. No puede soportar la idea de ser capaz de hacerle lo mismo a alguien que ha estado con ella, ayudándola a soportar la soledad.

-Solo nos hemos divertido…

Sofía está a punto de ponerse de pie, pero puede evitar la bofetada. Amanda la golpea en la mejilla.

-Mereces quedarte con ese idiota –le dice Amanda, en un inglés fluido, como queriendo que todo el mundo sepa la historia, mientras Sofía se toma el rostro y el salón se queda en silencio contemplando la escena-: Arruinas todo lo que tocas.

La mesera se acerca para pedirles que se tranquilicen. Amanda da media vuelta y sale del café. Sofía puede escuchar el motor de su camioneta encendiéndose, el ruido de las llantas quemando el asfalto para salir de ahí y olvidarla para siempre. Sofía hubiese podido decirle que se detenga, ir tras ella, disculparse, pedirle una oportunidad para tratar de aclarar sus sentimientos. Pero en lugar de ello no hace más que quedarse callada, conteniendo las lágrimas y frotando su mejilla sonrosada por la mano de Amanda. Aún así, a pesar de todo  el sentimiento vertido por tierra, desinflado, caído desde el cielo y hecho añicos, Amanda no se había equivocado en nada de lo que había prometido: Su vida, a partir de ese momento, sería otra.

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Literatura

23 de abril, Día Internacional del Libro, ¿por qué se celebra en esa fecha?

En ese día, a nivel mundial, también se conmemora el Derecho de Autor.

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Leer o no leer, he ahí el dilema. Cada 23 de abril el mundo celebra el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, una fecha que destaca la importancia de la lectura, la industria editorial y la protección de la propiedad intelectual.

Esta conmemoración encarna el esfuerzo colectivo por promover el libro como pilar fundamental de la cultura y el progreso social. Además, durante esta fecha, distintas organizaciones buscan instruir a las personas sobre los derechos de autor, fundamentales para asegurar que los creadores reciban el reconocimiento y los beneficios económicos por sus obras.

El Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor tiene su origen en una iniciativa de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) que se remonta a 1995.

La UNESCO promueve esta jornada no solo como un acto de celebración sino también como un llamado a la acción para que gobiernos, instituciones educativas, bibliotecas, grupos culturales, autores y editores trabajen de manera conjunta en pro de la difusión del libro y la defensa de la propiedad intelectual.

23 de abril, la fecha elegida

La elección de esta fecha se debe a varios acontecimientos históricos relacionados con la literatura que coinciden en este día. El 23 de abril de 1616 murieron tres grandes escritores: Miguel de CervantesWilliam Shakespeare y Garcilaso de la Vega, aunque cabe mencionar que las fechas no son exactamente contemporáneas debido a la diferencia entre los calendarios juliano y gregoriano. Además, la fecha también coincide con el nacimiento o fallecimiento de otros destacados autores en diferentes años.

La celebración tiene como propósito principal incentivar a las personas a descubrir el placer de la lectura y respetar la invaluable contribución de los autores a la cultura y al progreso social.

La decisión de trasladar la Fiesta del Libro al 23 de abril de manera definitiva se tomó en España en 1930. La propuesta fue iniciativa del escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, quien sugirió establecer una fecha específica para celebrar y fomentar la lectura entre el público de su país.

En 1995, después de varios años, la propuesta de la Unión Internacional de Editores, presentada por el gobierno de España a la Unesco, buscaba designar esa fecha como el Día del Libro a nivel global. El organismo especializado de las Naciones Unidas respondió rápidamente y aprobó la propuesta en el mismo año.

Biblioteca Ateneo, en Argentina, considerada con una de las más hermosas del mundo.

Actividades por el Día del Libro

Dentro de este marco festivo, la Alianza Francesa de Lima ya empezó a tejer una serie de eventos que se vienen desplegando desde el 13 y culminan este sábado 27 de abril en sus sedes de Miraflores, Jesús María y La Molina, marcando el inicio de las conmemoraciones.

La Alianza Francesa abrirá sus puertas en sus sedes de La Molina y Miraflores para acoger dos imperdibles ventas de libros de segunda mano. Estos eventos no solo presentan una excelente oportunidad para encontrar libros a precios inigualables, sino que también brindan la posibilidad de explorar una diversidad de géneros literarios. Con la promesa de hallazgos únicos y joyas escondidas entre sus estantes, estas ventas se convierten en el escenario perfecto para aquellos ávidos de aventuras literarias y tesoros ocultos.

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Literatura

40 años de poesía y terquedad

Entrevista a Ángel Yzquierdo Duclós por Julio Barco

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Por Julio Barco

Hace 40 años, Ángel Yzquierdo Duclós tomó la decisión más importante de su vida: dedicarse a vender libros en el Perú. Y no solo eso, sino a venderlos en la calle, y no en cualquier calle, sino en el mismo corazón de La Victoria, a unos metros de Gamarra, en la misma avenida Aviación. El poeta popular, cantautor de fina estirpe, promotor de la literatura peruana, entonces miembro de la ANEA, no se imaginaba que los siguientes años viviría, a puro esfuerzo, de la venta de libros y sus derivados. Esta es la historia de una pasión desesperada, pero también de un ejemplo para todos los pesimistas ilustrados.

1.Ángel, celebramos contigo, estos cuarenta años de entrega a la cultura del libro en el Perú, ¿qué significa para tu este casi medio siglo?

Hasta ahora no me he puesto a pensar, ah… yo vine acá solamente para ver si podía hacer un vals, una canción, un poema, un cuento. Ya pasaron 40 años, pero todavía no los he culminado. A lo mejor sí, pero en estos cuarenta años me sorprende descubrir que este sitio sigue siendo mágico. De tal forma, uno viene a diferentes sitios de Lima, pero algo me decía que acá estaba mi futuro no en dinero, porque en dinero podíamos hacerlo en otra parte, pero acá sucedía algo extraño, pero positivamente hablando. Así que hace tres (o dos años) me di cuenta de que habían pasado cuarenta años, y me siento contento conmigo mismo, como si fuera el primer día que empecé a vender libros en esta calle, entre la Avenida Aviación y con 28 de Julio. Un primero de abril de 1984.

En recientes encuestas, observamos que nuestra sociedad no consume más de cinco libros al año. En ese sentido, ¿cómo ves actualmente la realidad del libro en el Perú?

¿Eso es antes del celular o después del celular?

Después del celular…

Si antes del celular la gente leía poco, y como decía San Agustín, de lo poco, poco. Pero, no, es una mentira. Si nadie lee en el Perú entonces cómo me explicas que hay infinidades de editoriales, cómo me explicas, por ejemplo, que una sola obra alrededor del país lo masifiquen por dos mil, tres mil ejemplares; y los pongan como gancho en el Plan Lector. La gente lee, uno por obligación hablando en términos escolares, y hay que ser realista ahora es menos, pero siempre hay ese batallón humano que muere en su ley, que se desespera por los libros. O sea, hay pocos, por el celular disminuyó bastante, en el término escolar, universitario; pero realmente hay un buen ejercito humano que lee. Por ejemplo, tú lees, tú devoras libros y tienes una computadora en tu cerebro- Así como tú hay chicos que vienen y se alegran cuando viene, papá mira ese libro…Qué bacán, ¿no? Y su mamá y su papá le compran con cariño su libro, caray, y son pocos, escasos. Hay que ser bien tercos para seguir trabajando como librero, te das cuenta. Yo puedo poner otra chamba y ganar mil veces más que como librero, pero… me gusta pues. Además, los libros mientras yo todavía esté con vida, todavía van a seguir existiendo. ¿Por qué? ¿Qué es mejor? ¿Hacer el amor en la pantalla o en persona? Así es el libro con uno. Tú lo ves, tú lo palpas, sientes su vibra. Yo no sé qué conclusiones podrás sacar.

3.Al margen de tu faceta de librero legendario, sabemos que tú gran pasión es la escritura, de versos y valses, ¿Cuándo los lectores conoceremos tu hasta la fecha inédito poemario Albatros de la Esperanza?

Yo quisiera que sea este año, pero es bien difícil. Primero porque yo quiero hacer una edición de cincuenta mil ejemplares. Todos dicen que es una obra pero, ¿qué son cincuenta mil ejemplares para todo el país? Somos como veinte millones de lectores, te das cuenta… Yo quisiera imprimirlos, creo, pero económicamente hablando, no puedo… no puedo… yo quisiera publicarlo, pero como no he podido publicar mi libro Albatros en pleno campo de Agramante, y el otro que tú sabes, Pequeña garua del cielo limeño…lo pude publicar. Uno ya esperaba listo para publicarlo, mil ejemplares… pero quinientas ejemplares son de los amigos nomás. Si yo he rechazado la portada de los mil ejemplares. He roto las portadas. Y a ti te consta. Yo he pedido por mi libro tres mil dólares, porque con eso se iba a hacer una especie de ONG, con el auspicio de la Cachina peruana podíamos publicar más de cien poetas, escritores, de Piura, Tumbes, Ayacucho… O sea, nuestro país es rico en literatura, en narrativa. Yo quizá me muera y sin publicar, piña pues, pero estoy contento conmigo mismo. Ya si Dios quiere, si la doña dama me sorprende, están mis amigos que van a publicar mi obra póstumamente. Ya hay proyectos empaquetados para que vayan a la casa y simplemente después los editen. Ahora, ¡mis canciones! Quizás también me vaya de este mundo y lamente, valga la redundancia, que después de muerto me conozcan como compositor. Yo estoy contento conmigo mismo. Me voy a cualquier parte del Perú y recorro las pistas y comienzo a cantar mis propias canciones y es un placer de la putamadre, ¿no?

Ángel, el futuro es ahora: ¿Qué le dirías a los chibolos de nuestro país, lo que sueñan con los universos de los libros?

Pueden estar pegados a los celulares, porque es un buen material de información. Pero nuestros libros son como nuestros perritos fieles: los puedes tirar, abandonar, pero llega un momento donde ese libro te va a ser un bálsamo para ese día. Porque tu ánimo va a estar de acuerdo a lo ya escrito. Por más que venga la tecnología puedes tener tu libro en un rincón de cuatro paredes, hay que amar a los libros. Gracias a los libros estamos acá.

Vendes libros en una zona empapada de comercio textil y alimenticio, ¿Cuánto te ha costado mantenerte durante tantos años?

¿Qué es mantenerse en este rico oficio? ¿Cuánto me ha costado? Me ha costado. Yo he mantenido esto. La venta de libros. Mi función como librero me ha mantenido a mí. Recuerda ese poema El buen samaritano. Ya. Tuve un amigo que generosamente me ayudaba a cubrir los gastos que la poesía demanda placer dinero tiempo y dinero para compartirlo a los demás gracias a este negocio pude estilizar algunos textos. Y he sido monstruo en ventas. He sido varias veces vendedor de artefactos eléctricos en los setentas… Desde 1976, como tú que te enamoras y haces unas cuantas letras, sin pensar en tu puta vida que con el tiempo se iba a convertir en un oficio. Y me convertí en poeta y me convertí en compositor. Yo me voy a morir y estoy alegre conmigo mismo, pero eso no sirve como conformismo, sino que también hay que seguir sacándole jugo a la vida. Por eso, en un poema digo, hazte amigo de la muerte; por eso, cuando te vea simplemente te dé una oportunidad.

Gracias Ángel.

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Literatura

30 años de “Sieteculebras”, revista andina de cultura (1991 -2021)

“Publicar en Perú es cosa de locos… pero me gusta ser loco y seguiré con mi locura hasta que mi cuerpo y mis energías lo permitan”.

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Por: Mario Guevara Paredes.

En 30 años de «Sieteculebras» hemos publicado 50 números. Somos una revista independiente que no recibe patrocinio ni estatal ni privado, se mantiene vía publicidad, en un medio como el peruano donde las revistas culturales mueren en los primeros números porque el Estado no tiene una política cultural en torno a las revistas. Somos la revista independiente más longeva de Perú después de «Hueso Húmero» que todavía continua editándose.

En cifras, son más de 3000 páginas editadas hasta el momento. Hemos publicado desde artículos de ciencias sociales, como historia, arqueología, folklore, política y cine. Como también textos de crítica literaria, lingüística, ensayos sobre literatura peruana y latinoamericana, poesía, cuento, crónicas, entrevistas, fotografía. Y sobre todo hemos resaltado el trabajo de nuestros artistas plásticos peruanos. En 21 de las 50 carátulas ilustraron pintores cusqueños de varias generaciones, como también de otras ciudades fuera de Cusco, como Lima, Arequipa, Iquitos y Puno. Asimismo ilustraron pintores de Bolivia, Ecuador y México.

Articulos sobre poetas  peruanos  publicados en Sieteculebras

En los 49 números editados, se han publicado más de 70 artículos sobre la poesía de los peruanos: Juan del Valle Caviedes, César Vallejo, José Emilio Westphalen, Ángela Ramos, Carlos Oquendo de Amat, Washington Delgado, Gamaniel Churata, Alejandro Romualdo, Efraín Miranda, Javier Heraud, Juan Ramírez Ruiz, Enrique Rosas Paravicino, Vladimir Herrera, Antonio Cisneros, Ricardo Quesada, Boris Espezua, Andrés Alencastre (Kilku Waraka), Luis Nieto Miranda, Alberto Mostajo, Gustavo Pérez Ocampo, Raúl Brozovich, Ángel Avendaño, Jorge Flores Aybar, Ana Bertha Vizcarra, Edwin Segovia, Juan Alberto Osorio, Rosina Valcárcel, Leoncio Bueno, Yvan Yauri, Juan Gonzalo Rose, Domingo de Ramos, Sonia Luz Carrillo, Antonio Cilloniz, Carlos Velásquez Iwaki, Monica Carrillo, Catalina Bustamante, Enrique Verastegui, Houdini Guerrero, Dida Aguirre, Jesús Cabel, Amaro Nay, Mario Pantoja, Shelma Guevara, Antonio Cisneros, Ángel Avendaño Farfán, Alejandro Romualdo, Víctor Alvarado, Gloria Mendoza Borda, Leopoldo Chariarse.

Articulos sobre poetas  extranjeros  publicados en Sieteculebras

Como también de poetas de otras nacionalidades como: Octavio Paz (México), Jorge Luis Borges (Argentina), Pablo Neruda (Chile), Gabriela Mistral (Chile), Ernesto Cardenal (Nicaragua), Vicente Huidobro (Chile), Atila József (Hungria), Alejandra Pizarnik (Argentina), José Martí (Cuba), Alfonsina Storni (Argentina), Diamela Eltit (Chile), Juan Antonio Alix (Dominicano), Bernardo de Balbuena (España), Carmen Bruna (Argentina), Dulce María Loynaz (Cuba), Haroldo de Campos (Brasil), Allen Ginsberg (USA), Jorge Teillier (Chile), Vicente Hidobro (Chike), Sheyla Bravo (Ecuador), Nicanor Parra (Chile), Vinicius de Moraes (Brail), Roque Dalton (Salvadoreño), Nelson Romero Guzmán (Colombia), Raúl Zurita (Chile), Elvira Hernández (Chile), Tomas Tranströmer (Suecia), José Ángel Cuevas (Chile), Alvaro Mutis (Colombiano), Bruno Pino (Ecuador), Paul Celan (Rumania), Santiago Montobio (España).

Entrevista  a escritores peruanos y extranjeros

Ángel Avendaño, Alejandro Romualdo, Luis Figueroa Yábar, Pablo Guevara, Raúl Brozovich, Cronwell Jara Jiménez, Vladimir Herrera, Horacio Villanueva, Gustavo Pérez Ocampo, Oswaldo Reynoso, Luis Nieto Miranda, José Tamayo Herrera, Juan Zevallos Aguilar, Tomás G. Escajadillo, Feliciano Padilla, Francisco Lombardi, Miguel Gutiérrez, Zein Zorrilla,  Eduardo Gonzales Viaña, Alfredo Herrera, Mario Curasi, Feliciano Mejía, Pedro Granados, Tulio Mora, William Rowe (Ingles), Eraclio Zepeda (México), Martín Lienhard (Suizo), Luis Beiro Álvarez (Cuba), José Luis Iturrioz (España), Jorge Miguel Cocom Pech (México), César Itier (Francia), Pedro Antonio Valdez (Dominicano), Juan Villoro (México), Raúl Zurita (Chile), Bernardo Carvalho (Brasil).

Artículos sobre narradores peruanos

José María Arguedas, Oscar Colchado, Feliciano Padilla, Walter Lingan, Socrates Zuzunaga, Mario Guevara Paredes, Enrique López Albujar, Manuel Scorza, Enrique Rosas Paravicino, Francisco Izquierdo Ríos, Inca Garcilaso de la Vega, Ricardo Palma, Clorinda Matto, Julio Ramón Ribeyro, Miguel Arribasplata, Carlos Calderón Fajardo, Gregorio Martínez, Jorge Flores Aybar, Mercedes Cabello, Gregorio Martínez, Mario Vargas Llosa, Luis Nieto Degregori, José Carlos Mariátegui, Miguel Garnet, Luis Enrique Tord, Tomás G. Escajadillo, Alonso Cueto, Ciro Alegría, Carlos Rengifo, Houdini Guerrero, Gamaniel Churata, Antonio Cornejo Polar, Christian Reynoso, Ruben Sueldo Guevara.

Artículos sobre narradores extranjeros

Alejo Carpentier (Cuba), Jorge Luis Borges (Argentina), Eduardo Galeano (Uruguay), Carlos Fuentes (Mexicano), Italo Calvino (Italia), Augusto Céspedes (Bolivia), James Joyce (Irlanda), Augusto Monterroso (Guatemala), Sergio Pitol (México), Juan Bosch (Dominicano), José Saramago (Portugal), Gabriel García Márquez (Colombia), Alberto Blest Gana (Chile), Michael Foucault (Francia), Ernesto Sábato (Argentina), Lucio Cabañas (México), Victoria Ocampo (Argentina), Juan Rulfo (México), Juan Gabriel Vásquez (Colombia), Mo Yan (Chino), Patrick Modiano (Francia), Miguel de Cervantes Saavedra (España), Jorge Amado (Brasil), Eduardo Barrios (Chile), Eustaquio Rivera (Colombia), Gunter Grass (Alemania), Walter Benjamin, Gilles Deleuze (Francia), Ludwig Wittgenstein (Austria), Reinaldo Arenas (Cuba), Julio Cortázar (Argentina), Elisa Lerner (Venezuela), Carlos Monsiváis (México), Manuel Puig (Argentina), Sergio Ramírez (Nicaragua).

Poetas cusqueños cuyos textos fueron publicados en Sieteculebras

Carlos Velásquez Iwaki, Ana Bertha Vizcarra, Raúl Brozovich, Juan Alberto Osorio, Shelma Guevara Zamalloa, Beatriz Salas, Hugo Contreras Rosas, Martín Moya Delgado, Miguel Ángel Fuentes, Pasos Paz, Odi Gonzales, Luis Nieto Miranda, Harry Marmanillo , Juan Mescco, Yvan Yauri, Mario Pantoja, Orlando Granda, Willny Dávalos Orduña, Franklín Sequeiros Soto, Soledad Araóz Cartagena, Martín Zúñiga, Ángel Avendaño Farfán, Pavel Ugarte, Elías Jara, Jorge Vargas Prado, Luis Vargas Cereceda, Gonzalo Valderrama Escalante, André Chacón Santander, Luz María Crevosier, Américo Yábar Zevallos, Luis Calderón Ugarte, Jhon Paucar, Frida Ibañez Ayerve y Carlos Candia Muriel.  

Publicar revistas culturales es cosa de locos

Publicar una revista de cultura en Perú es cosa de locos porque en un país que no lee, que tiene pocas bibliotecas y contadas librerías, y que para el Estado la cultura no es asunto de prioridad nacional, es simplemente cosa de locos. Además, si esta publicación no recibe patrocinio alguno de una municipalidad, gobierno regional, universidad, organización no gubernamental, o de la empresa privada; es también cosa de locos.

Sin embargo, ¿qué motiva publicar una revista y que esta se mantenga durante años a sabiendas de los problemas económicos que ocasiona cada edición? Posiblemente es la simple vanidad de lograr algo que muchos quisieran realizar pero no lo hacen por la sencilla razón de que publicar no es rentable; es perder el tiempo, es de ácratas, de bohemios, de idealistas, de vagos; y sobre todo, no es considerado un trabajo. Así de simple, como no es trabajo, lo nuestro es cosa de locos.

Ahora bien, dicen que el tiempo es dinero, y tienen toda la razón del mundo: el tiempo es dinero. ¿Por qué creen que existen los ricos? Por el simple hecho de que no pierden tiempo, y menos editando revistas que pocos compran. Además la gente las quiere gratis, porque el trabajo intelectual es cosa de locos, y como es cosa de locos, no debe costar dinero. ¿Observaron alguna vez que un panadero les done sus panes, que un taxista no les cobre la carrera, que el peluquero les corte gratis el cabello, o que el canillita les obsequie el diario? Pero sí quieren que un escritor, poeta o editor de revistas les regale su producto de trabajo, algo que les cuesta interminables noches de insomnio, acompañado de febriles horas de desasosiego. Asimismo, el editor de revistas hace y consigue artículos, diagrama, corrige textos, vende publicidad, reparte revistas, etcétera, etcétera, etcétera.

Entonces, me reafirmo en lo mismo, publicar en Perú es cosa de locos. Debo estar bien loco, como muchos editores de mi país, para mantener “Sieteculebras” durante treinta largos años. Pero me gusta ser loco y seguiré con mi locura hasta que mi cuerpo y mis energías lo permitan.

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Literatura

Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa cumple 88 años

Amado por muchos y odiado por algunos, el premio Nobel de Literatura disfruta su cumpleaños con su familia en plena semana santa.

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Jorge Mario Pedro Vargas Llosa (Arequipa, 28 de marzo de 1936), conocido como Mario Vargas Llosa, sin duda es uno de los personajes más connotados en la historia peruana, por su calidad literaria y por haber alcanzado la cumbre en las letras, al cosechar a lo largo de su carrera diversos premios y en especial por ser designado como Premio Nobel de Literatura 2010.

Por ello, es considerado como uno de los novelistas contemporáneos más importantes y es uno de los autores supervivientes del boom latinoamericano.

Tapa de la novela La ciudad y los perros, publicada en 1963 por Seix Barral.

Varguitas como le llamó su tía y ex mujer Julia Urquidi, también se dedicó al periodismo y tuvo un programa televisivo ‘La Torre de Babel’ con interesantes entrevistas a personajes destacados, como Jorge Luis Borges y Corín Tellado; pero antes ya había incursionado en la prensa peruana, escribiendo para los diarios La Crónica y La Industria, hasta encallar en la legendaria columna propia, surgida en 1977 y llamada ‘Piedra de Toque’.

El Nobel peruano, soñó con ser presidente del Perú y estuvo a punto de lograrlo con el Fredemo, porque contaba con todo. El financiamiento millonario para su campaña, los mejores técnicos para aplicar las mejores políticas públicas y todo un equipo multidisciplinario de comunicación que lo colocaron como el candidato favorito; sin embargo, por decir la verdad en plena campaña electoral, al afirmar que su eventual gobierno tendría que aplicar la medida del schock económico para lograr estabilizar la economía peruana que García Pérez destrozó, perdió las elecciones en 1990, gracias a la campaña devastadora que le interpusieron los apristas para “allanarle” el camino a un profesor universitario de origen nipón, que luego de tomar el poder presidencial terminó siendo un dictador.

Tapa de la edición número 17 de la revista impresa Lima Gris publicada en 2019.

Entre tanto, Vargas Llosa se exilió en Europa y no quiso saber nada del Perú. Se sintió decepcionado y su derrota política quizá haya significado una de las más grandes frustraciones en su vida, aunque él lo haya negado en reiteradas ocasiones.

Sin embargo, el autor de Los Cachorros supo reponerse y reconciliarse con la tierra que lo vio nacer y tras vivir en Europa, siempre se afinca en Arequipa y en Lima, donde goza del cariño de los amigos, e incluso de los que no lo son, porque finalmente, siempre tendrán algo qué decir de él.

¡Feliz cumpleaños Mario y que sean muchos más!

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Literatura

Hijos del premio Nobel de literatura Gabriel García Márquez lanzan al mercado la novela póstuma ‘En agosto nos vemos’

Tras diez años de la partida del premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez, el 6 de marzo se realizará el lanzamiento de su novela inédita ‘En agosto nos vemos’.

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Finalmente se cumplirá lo que Gabo García Márquez les prometió a sus hijos, Gonzalo y Rodrigo; que, después de su muerte, ellos podían disponer de su obra como quisieran. Por ello, este miércoles 6 de marzo de 2024, llegará a las librerías de todo el mundo “En agosto nos vemos”, la novela póstuma del premio Nobel de literatura, justamente el mismo día que habría cumplido 97 años.

Precisamente, a mediados de 2023, Rodrigo García Barcha adelantó:

“Pensamos que el libro tenía muchos méritos y yo creo que de verdad los lectores van a apreciar el libro, porque es muy de Gabo, y eso se extraña. Él siempre nos dijo a Gonzalo y a mí que cuando ya no estuviera más, nosotros podíamos disponer de su obra como quisiéramos. De manera que, le tomamos la palabra”.

“Nuestra impresión, de mi hermano y yo, es que la falta de facultades que le impidió a Gabo acabar el libro, su pérdida de memoria, su pérdida de la concentración, también le impidió darse cuenta de que el libro estaba mejor de lo que él pensaba. Yo creo que cuando él decía que no funcionaba, era también porque estaba luchando por entender el libro, pero su estado se lo impedía. Volvimos a leer el libro y nos dimos cuenta de que estaba en mejor estado del que recordábamos. Entonces, decidimos que valía la pena rescatarlo y lo que se hizo fue una edición óptima de todas las varias versiones que él tenía. En ningún momento se alteró el texto, no hay nada allí que él no haya escrito. El libro es la mejor versión de lo que él escribió”, reveló a Infobae Rodrigo García Barcha.

Con esa respuesta, sus hijos, años después de revisar el manuscrito que escribió íntegramente su padre, y con las correcciones pertinentes, tras compararlo con las distintas versiones que alcanzó a escribir Gabo, decidieron rescatarlo.

Portada de la nueva y póstuma novela de Gabriel García Márquez.

La publicación saldrá a la luz, justo antes del décimo aniversario del fallecimiento de Gabo, el 17 de abril de 2014 y la revista “Lengua” de Penguin Random House dio un adelanto de “En agosto nos vemos”

Aquí las primeras líneas de la nueva novela inédita de Gabo:

“Volvió a la isla el viernes 16 de agosto en el transbordador de las tres de la tarde. Llevaba pantalones vaqueros, camisa de cuadros escoceses, zapatos sencillos de tacón bajo y sin medias, una sombrilla de raso, su bolso de mano y cómo único equipaje un maletín de playa”.

Penguin España anunció el lanzamiento de la nueva novela “En agosto nos vemos”.

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Literatura

NUEVA EDITORIAL DE ARTURO DELGADO GALIMBERTI

Lee la columna de Rodolfo Ybarra.

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El reconocido escritor y periodista Arturo Delgado Galimberti (La Ruptura, Los Espejos del Infierno, Karma Instantáneo para John Lennon, etc.) ha decidido inaugurar una novísima línea editorial: Nuevos Artesanos Editores. Al respecto, aprovechamos para conversar con el autor de este y otros temas trascendentes en la industria editorial.

1.-¿Cómo así y bajo qué parámetros, un escritor decide fundar una editorial?

La idea de fundar una editorial siempre ha sido algo latente. Incluso en los años noventa creé una de similar nombre para publicar mi primera novela, La Ruptura, y a un par de poetas. De algún modo estoy retomando ese antiguo proyecto con Nuevos Artesanos Editores, pero con las exigencias de esta época marcada por las nuevas plataformas digitales. Por otro lado, no es para nada insólito que un escritor sea al mismo tiempo editor, como sabes acá en el Perú están los casos de Scorza y Congrains, para no remontarnos a uno de los mayores pensadores que tuvimos, José Carlos Mariátegui. Y hay muchos ejemplos más.

2.-¿No crees que el mercado editorial está copado de alguna manera, hay una atomización de editoriales pequeñas y medianas que no logran hacer el balance con las editoriales mainstream?

Creo que, para decirlo deportivamente, pertenecen a ligas diferentes. No es posible competir con las transnacionales en ningún rubro, no solo editorial. Sin embargo, a pesar de la atomización de las pequeñas y medianas editoriales, la demanda a esa escala aún no ha sido cubierta del todo, sobre todo si se tiene en cuenta que muchos autores optan por editoriales con cierta presencia mediática, pero que no satisfacen los mínimos criterios de calidad y credibilidad.

3.-¿Qué es lo nuevo o lo novedoso que estaría ofreciendo tu editorial?

En principio, algo que parece elemental, pero de las que muchas carecen, un verdadero sentido editorial. No es una editorial para todo el mundo, sino para cierto tipo de autores. Y una clave la da el nombre del sello: Nuevos Artesanos. Toma la idea de las vanguardias, que irrumpían contra el concepto de Arte como institución y que reivindicaban el rol de artesano del verdadero creador. A partir de allí, mi intención es que la labor de editor y el compromiso con el autor sea permanente, y eso incluye la preocupación por la difusión de su obra en todos los medios y canales posibles. Por esa razón, un objetivo de esta primera etapa es tener un catálogo de obras que pueda cimentar el prestigio y la identidad del sello. Eso presupone, por supuesto, un filtro en relación con las propuestas estéticas que me parecen pertinentes y se condicen con el enfoque de la editorial. Si bien no se puede renunciar a la posibilidad de hacer un servicio por el servicio mismo, desde ya sólo me interesa incluir dentro del catálogo y las colecciones del sello a los autores y obras que se desmarcan de quienes tienen un prurito comercial y nulo pensamiento crítico.

4.-¿Estaríamos hablando de una editorial de culto (que no es lo mismo que una editorial de élite)?

Bueno, la identidad de la editorial se irá perfilando en su catálogo, pero repito, sí hay una intención de ser una vitrina de escritores en la medida de lo posible con una postura crítica ante la realidad y un trabajo ficcional sobresaliente.

5.-¿Estarías dispuesto a hacer alguna alianza con otras editoriales o trabajar en plataformas anchas, red editoras, etc.?

Por supuesto, eso ya ha sido conversado por el equipo que me acompaña en este proyecto, pero considero que ese tipo de alianzas pueden darse a mediano plazo. A corto plazo, creo que la tarea que queda por desarrollar es constituir un catálogo mínimo que deje en claro para los lectores y los autores la identidad y singularidad de la editorial.

6.-El trabajo de un editor es más amplio que el de un impresor, esto parece que se confunde cuando el escritor busca precios bajos y se encuentra con los “manchapapeles”. Y al parecer, es difícil para un neófito ver las diferencias. ¿Podrías explicarnos este punto?

Sí, es muy común que muchos autores, por ahorrar costos, prefieran prescindir de editores y recurrir directamente a una imprenta. Es cierto también que a veces es difícil distinguir entre algunos “editores” y un simple impresor (lo digo negativamente). Y como escritor, editor, corrector y ante todo lector, formado en Literatura en la universidad de San Marcos, ese lastre lo he notado incluso entre editores muy solicitados. Y me refiero a la falta de pulcritud de los textos publicados, que usualmente están llenos de erratas, algunas bochornosas. Además, un buen editor garantiza que el libro impreso no se deshoje a la segunda leída y que el diseño de portada y diagramación no sea realizado de manera chapucera. Y finalmente interviene en todo el proceso de edición del texto, que no solo ve la corrección gramatical y ortográfica, sino por ejemplo la pertinencia del título con relación a la obra, observaciones sobre el contenido, y los llamados paratextos. Obviamente para esa tarea, un prerrequisito es leer con ojo crítico cada obra presentada, lo cual en nuestro medio no es lo común entre los editores, que apenas leen los libros que publican, aunque sí facturan. Y entre los que sí leen, la mayoría quizá son buenos escritores o poetas, pero no son gramáticos, y por tanto, suelen cometer pifias tras pifias.

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Cultura

Mi epitafio lleva tus versos

Lee la columna de Joe Guzmán

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A fines del año pasado, Nectandra Ediciones publicó el poemario “Dedicatorias” de Carlos Tataje, gran referente de la poesía liberteña y recientemente fallecido. Carlos Santa María, director de la editorial, tuvo la gentileza de pedirme un texto que sirviera como prólogo para dicha edición. He aquí el texto:

Conservo su imagen como la descubrí aquella noche del 2010, mientras recitaba a Martín Adán en un bar del centro de Trujillo. Conservo su imagen severa, presuntuosa, insobornable y arrogante como la de alguien que sabe que no es profeta en su propia tierra. En ese entonces, yo tenía diecinueve años y él cincuenta y uno; yo acababa de ingresar a la universidad y él de ganar el Copé de Plata en Poesía. Él se hallaba en camino de ser un autor consagrado; yo, de intentar alcanzar una vocación que hasta el día de hoy me es un poco esquiva. Ahora, recordando todo esto, comprendo que el tiempo no es más que una metáfora inefable, extraña e intraducible.

Él podía ser todas las épocas, los lugares y los escritores que amó hasta el fin de su vida (Homero, Borges, Cervantes, Vallejo, Wilde, etc.); pero a veces simplemente solía ser Carlos Tataje: pintor, declamador, poeta, narrador y estudioso de las civilizaciones primitivas y de la filosofía inca.

Su postura artística me hace recordar a los escritores poco reconocidos que formaron parte de las insurgencias provincianas (el grupo “Norte” en Trujillo, “Aquelarre” en Arequipa, “Orkopata” en Puno) y que cuestionaron un modernismo desgastado en las primeras décadas del siglo XX, para luego explorar e iniciar los nuevos caminos de la vanguardia peruana y reivindicar el mundo andino. Esto último conllevó a que, en el 2018, saque a la luz, fruto de una investigación de más de treinta años, unos pocos ejemplares de “Fundamentos y pensamiento mágico”, la primera parte de su monumental obra llamada “Mundo Inca”. En ella nos mostró distintos elementos que sirven como herramientas para una mejor interpretación de la cosmovisión prehispánica. Cabe decir que tampoco está exento de polémicas y discusiones.

Pero el objetivo de este texto es comentar su obra poética, aunque esta también tenga como punto de referencia lo histórico.  Son tres los poemarios que se conocen de él: “Dedicatorias”, “Epitafios” y “Kay Pacha”. Los dos primeros formaban uno solo, pero los tuvo que dividir para poder participar en distintos concursos. Así que uno lo envió a Madrid y el otro a Lima. Los dos salieron ganadores. Con “Dedicatorias” recibió en el año 2002 el Premio Gastón Baquero, convocado en Madrid por la editorial Verbum. Con “Epitafios”, siete años después, ganó el Premio Copé de Plata. Asimismo, Kay Pacha” quedó finalista en el Premio Copé del 2015.

En “Dedicatorias” y “Epitafios” se poetiza la vida y obra de personajes que pertenecen a distintos ámbitos: filósofos, matemáticos narradores, conquistadores, políticos, poetas, religiosos, pintores, cantantes, emperadores, reyes, científicos, etc. En cada discurso poético, Tataje demuestra el amplio conocimiento que posee, además de su gran habilidad para construir imágenes simples y herméticas. La escritura, entonces, consolida un gran diálogo histórico, a través de una apropiación estilística, rítmica, musical y, en algunos sentidos, psicológica.

En “a Isidore Ducase, Conde de Lautreamont”, por ejemplo, refleja la energía de la agresión (la violencia es un pretexto en el proceso de aprendizaje) y la exaltación de una vida no convencional y enjuiciadora que caracterizaba la poética del escritor uruguayo:

Ya tengo las armas, Isidore:

he pulido el brillo de las navajas de dientes de escualo,

arden las hogueras de ginebra y el aroma

               ya embriaga a los querubines más apetitosos.

Adelante, falso Conde Maldoror, ¡adelante! …

¡Eah!, atrás Escrúpulos,

aliaos con la aristocracia para terminar con ella

En “a Zhuang Zé”, construye un juego verbal a partir del texto “Sueño de mariposa”, siguiendo la premisa junguiana de que las creaciones literarias pertenecen al mundo onírico y que un autor no es inventor, sino un explorador que se sumerge en su propio inconsciente y en su propia tradición literaria.

Soñé que soñaba contigo

un sueño que no tuviera testigos.

Sueño de vigilia y de absoluto

silbos y luciérnagas, todo junto.

La luna sosiega los campos,

Y el mundo duerme tan cansado.

Mención aparte merecerían “a César Vallejo” y “a Arthur Rimbaud”, dos de los poemas más logrados de “Dedicatorias”. Los títulos indican un destinatario en específico, generando una atmósfera más íntima y personal entre el sujeto empírico, el locutor y los enunciadores.

El texto que sirve como el núcleo de su poética es la dedicada a Edgar Lee Masters (se encuentra en “Epitafios”), autor de Spoon River, gran obra polifónica que reúne a más de doscientos poemas en forma de epitafios.

Son tres las influencias que puedo percibir en Tataje:

  • El recurso de la simultaneidad de voces que forman parte de su corpus poético, descubriendo el carácter polifacético de la vida y la complejidad de las vivencias humanas.
  • La Antología Palatina, colección de poemas, en su mayoría epigramas, escritos durante el periodo clásico de la literatura griega. Resaltan por su brevedad, de dos a ocho versos, aunque hay unos pocos que son extensos. Fueron escritos para ser grabados en inscripciones de tipo sepulcral. Esta obra sirvió como influencia para otros poetas como Lope de Vega, Francisco de Quevedo, Fray Luis de León, entre otros.
  • Los poetas satíricos romanos que en el pasado enjuiciaron a sus contemporáneos. En algunos poemas, Tataje recurre a la ironía y al sarcasmo para generar una crítica severa hacia algunos personajes.

Los hablantes líricos se adecuan al tono y contexto del poema, la gran mayoría de ellos están en segunda persona, generando un desdoblamiento de la personalidad en el campo de la ficción. Además, encontramos una variedad de propósitos (homenajes, admiración, crítica, acusación, etc.) hacia cada uno de los destinatarios. Lo curioso es que el único que aparece en ambos poemarios es Borges. Quizás por compartir la fascinación hacia el intelecto y encontrar la verdad en lo estilístico.

“Epitafios” y “Dedicatorias” se ven enriquecidos por la confrontación entre discursos ilustrados y populares, demarcando una gran heterogeneidad poética y enalteciendo la labor de un poeta auténtico, ambicioso y crítico que exige conocimientos a sus lectores. Para Tataje es un acierto no elegirse uno mismo como materia de su obra. La despersonalización requiere de una gran destreza, y en ella demuestra su talento y singularidad en la tradición de la poesía peruana. 

Su postura estética evita la protesta personal, la catarsis y la retórica, iniciando una gran búsqueda hacia la poesía crítica y clásica, en su forma erudita, minimalista, atemporal, extravagante, vitalizadora, trágica, irónica y acusadora.

Sinceramente a mí me creen escritor, pero yo solo soy un poeta, que es una extraña especie de la que no encuentro muchos ejemplares, me comentó alguna vez.

Gaston Bachelard menciona que el ser humano debe sufrir una metamorfosis con la verdadera poesía y que esta tiene una tendencia, casi invencible, de regresar a la vida.

En este libro, Tataje nos demuestra que el fenómeno poético pertenece al espacio de la antropofagia y de la ritualización, ya que, en cada texto, el sujeto lírico manifiesta una invocación sagrada para reconstruir el mundo y reconstruirse a sí mismo, a consta de los demás. 

Tu poesía, querido Carlos, es una pakarina andina que siempre arrojará cenizas, verbos y huesos al viento y hacia nosotros, tus lectores.

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Literatura

Mario Vargas Llosa anuncia su retiro de la literatura

‘Le dedico mi silencio’ será su última obra del Nobel de Literatura del año 2010.

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Considerado el mejor escritor peruano de todos los tiempos, merecedor de un Nobel de Literatura en el año 2010, virtuoso con su pluma para crear historias notables sobre un hombre corriente o de un dictador extranjero. El escritor arequipeño Mario Vargas Llosa ha decidido poner el punto final a su extensa carrera literaria con una última obra próxima a publicarse.

El escribidor. Nobel peruano cierra una magnifica producción literaria. Foto: redes sociales.

El autor de ‘Conversación en la Catedral’ aseguró que el ensayo ‘Le dedico mi silencio’ dirigido al filósofo Jean Paul Sartre será su carta de retiro para la literatura de ficción. Dicho ensayo se encuentra anunciado que llegará a las librerías el próximo 26 de octubre.

Cabe mencionar que la última obra de ficción del octogenario escritor será publicada por la editorial Alfaguara simultáneamente en todos los territorios de habla hispana. El libro cuenta la historia ambientada en el Perú sobre un hombre que soñó un país unido por la música y que enloqueció queriendo escribir un libro perfecto que lo contara.

El escritor contó que terminó de escribir el borrador de su novela en Madrid, en abril de 2022, comenzó a corregirla en mayo y que, desde entonces hasta final de ese año, estuvo haciendo pequeños cambios.

Hace unos meses, tras estar por unos días en el Perú, Vargas Llosa manifestó que pudo dar por concluida su novela. “Ahora, me gustaría escribir un ensayo sobre Sartre, que fue mi maestro de joven. Será lo último que escribiré”, resaltó Mario Vargas Llosa al término de la nota final de su libro.

Última obra de Vargas Llosa dejará un largo ‘silencio’ en el ambiente literario. Foto: Alfaguara.

‘Le dedico mi silencio’ es una obra que mezcla ficción y ensayo, para hablar de un tema que obsesiona al autor desde hace años: la utopía, aunque, en este caso, aborda una utopía cultural con la música peruana como núcleo y pretexto.

La novela, que dedica a su exesposa, prima y madre de sus tres hijos, Patricia, transcurre a principios de la década de los noventa, en plena ofensiva terrorista de Sendero Luminoso, en un país fracturado y asolado por la violencia.

‘Le dedico mi silencio’ es la vigésima novela del laureado escritor de raíces arequipeñas, que publicó la primera de ellas, La ciudad y los perros, hace 60 años, en 1963.  Entre las obras más icónicas del académico peruano figuran: Conversación en la catedralLa casa verdeEl pez en el aguaLa fiesta del chivoLa guerra del fin del mundo, entre otras.

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