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CINCO HISTORIAS DE BARRIOS ALTOS

Escribe Rodolfo Ybarra
1.-EL NEGRO PEPE
En Barrios Altos la vida no vale nada y donde por un sol te pueden cortar el pescuezo. Aquí estoy paseando con el negro Pepe, “Caporal”, “Taita” de los más bravos, puros chuzos, huecos de bala y callos en las manos, con 85 años de dinosaurio sableado y cazado por pistoleros furtivos de uniforme o con pañuelo de media cara; y, a pesar de todo, sobreviviente de sus propias batallas y que aún trabaja de cachinero y ha estado en casi todos los penales del Perú, menos en el SEPA, tal y como afirma categóricamente. Nadie lo “huevea” –te lo dice señalándote con el dedo– y las cosas claras y el chocolate espeso.
Nos dirigimos por La Carroza y la Huerta Perdida, sus lugares de paso, y por otras callecitas donde el mismo diablo no entra, tratando de terminar de construir otro de los personajes para una futura novela. Consejo: si quieres escribir y que te crean, pues tienes que ensuciarte los zapatos y arriesgar el pellejo. El resto es sentarse a teclear, buscar un editor que confíe en ti y que no te estafe y entrar a la imprenta. Eso sí, amigos, aquí los premios literarios no interesan. La vanidad no tiene lugar en este no-lugar, es más, hasta puedes ser atravesado por un verduguillo. Esto es lo que Nietzsche decía que era mirar el abismo, el único detalle es no dejarse caer o, simplemente, no caer. Ahora si quieres fama, viajecitos, televisión y prensa servil y complaciente, pues dedícate a otra cosa.
2.-COLEGIO NACIONAL 1028, “REPÚBLICA ARGENTINA”
No sé cómo así, de un día para otro, y cuando pensaba que mi vida era estar entre niños de bien y con asesoría espiritual de monjes salesianos y hermosas niñas de cabello lavado con colas de caballo y con perfumen Johnson & Johnson, llegué al colegio nacional “República Argentina”, ubicado en el jirón Miró Quesada 1340, en pleno Barrios Altos, ahí mismo donde la gente hablaba gritando y los niños y las personas mayores, en general, lucían bastante feos, sucios, desaliñados y con un lenguaje lleno de procacidades, insultos y palabrotas que, en ese tiempo, apenas lograba entender.
Mi madre me fue llevando de la mano, recuerdo que la fachada, grande y virreinal, era de color celeste y blanco, a la entrada había una estatua gigante y de bronce del general San Martín que te daba el recibimiento con los brazos abiertos como el Cristo Corcovado. Al asomar por una de las puertas con vitrales nos encontramos con una señora de lentes que nos preguntó qué deseábamos. Recuerdo que era febrero y hacía un calor insoportable y, para llegar ahí, habíamos tenido que sortear una lluvia de globos y baldazos de agua que caían de los techos y las quintas maltrechas y cochambrosas que rodeaban el jirón Puno, el jirón Huánuco y Cinco Esquinas que quedaba a una cuadra y media de la que sería mi “alma máter”. Lo cierto es que la señora nos dijo que ella era la directora y se presentó: “soy Nelly Morón de Miranda y este colegio, República Argentina, les da la bienvenida”. Las vacantes eran infinitas porque, como era un colegio del Estado, podían meter decenas o, quizás centenas de estudiantes en una sola aula y todo se justificaba bajo el concepto de que la educación primaria y secundaria es un derecho y el Estado provee y se asegura de que el educando reciba lo necesario para formarse como un hombre de bien y bla, bla, bla.
Antes de irnos nos pidieron dos fotos tamaño carné y un certificado de salud o placa radiográfica de pulmones, ya que, por esa época, a mediados de los setentas, la tuberculosis era una plaga que había infectado a gran parte de la población. Recuerdo que fuimos corriendo donde un chino fotógrafo que quedaba en la plaza Buenos Aires y que trabajaba en horario de oficina, al costado de la panadería y pastelería Azato, cuyo producto más preciado eran unos panecillos dulces espolvoreados con azúcar impalpable y cuyo olor a canela aún guardo en mi memoria.
El chino me entregó un peine desdentado y un lavatorio de agua y me dijo “arréglate”. Yo me mojé la cara porque estaba sudando como un chancho y me peiné con raya a un costado mientras mi madre pagaba el importe de las fotos a una vieja regordeta que estaba en silla de ruedas. El chino presionó el flash y, después de media hora, nos entregó las fotos que previamente había cortado con una tijerita de mano y metido dentro de un sobre transparente donde podía verme a mí mismo con mi cara de asustado y los pelos parados. Y de ahí nos fuimos corriendo al hospital “Dos de Mayo” que estaba a tres cuadras de ahí, entramos por la puerta de la avenida Grau, pagamos en ventanilla y nos dirigimos al pabellón de neumología; en ese tiempo y por la epidemia, atendía todo el día, ahí había una larga cola de niños, como yo, que estaban esperando su turno. Recuerdo que mi madre me compró unos quequitos sueltos en forma de bomba y compró una gaseosa marca Pasteurina. Después de dos horas de espera, me llamaron por mi nombre: “Señor Rodolfo Ybarra, señor Rodolfo Ybarra”.
El encargado de hacer las placas era un hombre esquelético forrado con unas mantas blancas que daba la impresión de ser una momia. Me dijo que me quitara el polo y que me pusiera encima de un taburete. El hombre presionó un botón y una plancha metálica se acercó como si fuera a triturarme contra la pared. “Tienes que abrazar al fierro y aguantar la respiración”, me dijo el cadavérico. Y después de bajar una palanca y de un sonido como de caja de cambio de carro viejo, el técnico dijo que todo había salido bien y que en dos horas podíamos recabar los resultados. Así que, con mi madre abanicándose el rostro con los papeles del colegio, me quedé mirando a los enfermos de traumatología que estaban al frente de nosotros. Ahí había personas a las que les habían serruchado las piernas, gente con férulas o con muletas se movían de un lado para otro, muchos de ellos se quejaban o daban estruendosos alaridos y yo le agradecía a diosito por tener las dos piernas y los dos brazos en perfecto estado de salud.
Después de deambular por ahí y cuando mi madre se estaba quedando dormida, volvieron a mencionar mi nombre en voz alta: “Señor Rodolfo Ybarra, acérquese por favor, aquí tiene su certificado, atención…”. Los resultados de las placas habían salido “negativo”, o sea, que no tenía tuberculosis y podían matricularme sin ningún problema. Así que regresamos al colegio de marras, casi al terminar la tarde. La misma directora nos atendió y nos dijo que teníamos que rellenar unos papeles y firmar para que todo estuviera en orden con la UGEL, que era la que se encargaban de fiscalizar a los colegios nacionales. Y sin más trámites burocráticos y en pleno gobierno militar del general Velasco Alvarado, me convertí en egregio alumno del excelentísimo colegio “República Argentina” nro. 1028 de Barrios Altos.

3.-“MOLOCHE”
Hace muchos años que, por uno u otro motivo, no regresaba a Barrios Altos. Así que hace unos días decidí volver al jirón Lucanas con jirón Miró Quesada y, de pronto, me encontré cara a cara con esa leyenda viviente, leyenda negra, además, que es “Moloche” o “Moloch”, el demonio del quinto infierno y cuyo verdadero nombre significa más bien lo contrario: Gabriel o el “arcángel” Gabriel. Un hombre barbado y con una ropa lustrosa a quien conocí a mediados de los setenta cuando yo estudiaba en ese colegio premilitarizado que era el República Argentina 1028, en plena época de golpes de Estado, cuando aquí gobernaba Velasco Alvarado y en la tierra gaucha mandaba Videla.
Y es que “Moloche” era un hippie viejo cuya melena o África look me daba mucho temor cada vez que me lo cruzaba en la calle y más todavía porque andaba con un pantalón a cuadros viejísimo y con unas campanas enormes que acababan en unos macarios de color guinda. Lo cierto fue que, en mi adolescencia, gracias a un guitarrista llamado Micky, compositor y amigo de los Dudó, me acerqué a Moloche que sabía mucho de rock y que, para mi asombro, según cuenta él mismo y lo pudimos comprobar, nunca se había subido a un carro, microbús o vehículo que se alimente de combustible. Es lo que hoy en día se llama un neoludita. Y vive en una casona antigua que casi no tiene ventanas, salvo el agujero que él mismo cavó en una pared que da a un descampado.
“Moloche”, en esos años de revueltas políticas y militares, era un conocido roquero que parloteaba en las esquinas haciendo piruetas con las llaves, las que lanzaba hacia el cielo y recogía con las piernas dominándola como si fuera una pelota. También tenía un extenso repertorio de piropos poéticos y elegantes que lanzaba a las chicas con mucho cuidado y con voz de poeta. No obstante y aun cuando él hizo de Cirano de Bergerac muchas veces y ayudó a matrimoniar a decenas de amigos, él mismo nunca se casó ni nunca se le vio con alguna mujer. Quizás porque lo veían un poco loco y delirante o quizás porque siempre se llevó bien consigo mismo y no necesitó de nadie más.
Todavía recuerdo su saludo a la gente del barrio y su chasquear de dedos y sus pasos medidos como si estuviera en una pasarela.
Curiosamente, muchos años después, yo tendría una melena más larga que la suya y, seguro, en su momento, me tocaría atemorizar a otros niños como yo lo era en ese entonces.
4.-YO ESCUCHÉ CANTAR A ANAMELBA
Anamelba era una mujer gorda de voz aguda y potente que vivía a unas cuadras de mi casa de B. A. La recuerdo como si fuera ayer porque ella vendía unos adoquines de fruta y «marcianos» multicolores con los que financiaba su carrera de artista y con los que yo me enfermaba para no ir al colegio. Cada vez que iba a buscar a Anamelba me decía «cómo está el niño lindo» –un viejo cumplido que le repetía a todos los niños del barrio– y me acariciaba el cabello y yo la miraba con ojos de cordero degollado o con los ojos de un alumno con el complejo de Edipo refractado en su profesora.
Alguna vez, dentro de esa extraña y helada complicidad, me cantó una canción a capella porque yo se la pedí. Fue una mañana de abril, el verano ya empezaba a amainar y yo con mi uniforme nuevo, mi camisita blanca, mi pantalón plomo oscuro y mis zapatos negros lustrados “al duco”, caminaba orondo por aquellas callecitas de mi antiguo barrio. Ahí en la sala de su casa y mordisqueando el hielo la escuché entonar completita una canción que hablaba del desamor, aunque en ese tiempo yo no entendía nada solo me preocupaba de que esos sonidos agudos no me destemplaran los dientes. Imagino, ahora, que ese era el desamor que sentía por Julio Jaramillo, el cantante ecuatoriano de pasillos, con el que tuvo un tórrido romance y con el que grabó a tándem algunos temas que aún las pasan en radios del recuerdo, esas que están muy a la derecha o muy a la izquierda del dial.
Aunque nunca me gustaron los boleros, cada vez que camino por una vieja calle y escucho alguna cancioncita antigua siento que otra vez estoy parado frente a la puerta de fierro de Anamelba, en la tercera cuadra del jirón Lucanas, o persiguiendo con mis 11 años a la hija de Vicky Jiménez, «la reina del bolero» –en esos tiempos la competencia directa de Anamelba–, que vivía a un par de cuadras de mi casa, la niña presumida que siempre se encargaba de subirme la autoestima diciendo que yo no era na die y que su mamá era una artista, una cantante reconocida y que, por lo tanto, no podía ser mi amiga, y, mientras decía todo esto, iba mostrándome todos los regalos que su madre (“la muñequita del bolero”, así la había bautizado un conocido presentador de televisión) le había traído de sus viajes por Europa; y yo mirándola me iba enamorando hasta el tuétano de los huesos, hasta el reconcho de la médula ósea, hasta lo más hondo del alma, sí, siempre sí… pero de mí mismo.
Aquellos boleros no los volví a escuchar más. De adolescente me dediqué a escuchar rock, jazz, frejazz, new age, y otros géneros llamados “cultos”, más “evolucionados”, más “técnicos”, más “progresivos”, etc., etc. Pero un tiempo me alejé de todo esto, dejé de escuchar música, dejé de escribir. Me fui de viaje por remotos parajes y así anduve mucho tiempo yendo de aquí para allá con los mochileros y artesanos con los que me acompañaba una trocha para después seguir el camino trazado hasta que un día me volví sedentario. Y cuando alguien, por alguna razón extraña, me preguntaba de boleros yo negaba en todos los idiomas posibles que supiera algo de este, ahora, género marginal.
Han pasado más de 40 años y recuerdo claramente que aquella canción a voz en cuello que entonó Anamelba en una mañana de fines de los años setenta fue «Aceptaré». Con respecto a aquella niña engreída, hija de Vicky Jiménez, me olvidé hasta de su nombre, sólo recuerdo sus frases entrecortadas y sus “tú no eres nadieS”. Y ahora con ese “Aceptaré” de fondo trágico puedo decir que yo me sigo preguntando lo mismo: en efecto, chiquilla de mis peores sueños, yo no soy nadieS, yo sólo soy el testigo de un tiempo que se esfumo entre mis manos, de un pasado que a veces regresa como un boomerang y nos da un golpe en el pecho; pero, al fin y al cabo, yo solo soy testigo de mí mismo.
5.-UNA VIEJA PELEA EN BARRIOS ALTOS
Cuando estaba en la primaria, existía en el salón de clase el clásico matoncito de barrio que reproducía en su forma de ser su tortuosa relación familiar: padre borracho, pegalón y gritero; madre desaseada y desordenada; hermanos egoístas, pendencieros y abusadores. Lo cierto es que este bocón y roba-loncheras no tenía rival, dada a su estatura (puesto que había repetido tres veces), su verbo florido y su gordura elefantiásica con la que eventualmente (y literalmente) aplastaba a quien osara retarlo.
Cierto día que me había insultado y jalado de la chompa, zamaquéandome como un tentetieso para que le ayude en las tareas, se me escapó un insulto, una palabrota que quedó retumbando en el aula. El matoncito, hábil en las «malas palabras» y en las diatribas, no pudo hacer nada en ese momento porque entró el auxiliar a pasar lista y ver el asunto del cuaderno de control y las firmas de los padres. El matoncito me dijo en silencio, casi susurrando, raspando las palabras y frunciendo el ceño: “te cagaste Ybarra a la salida te rompo la cara…”. Yo con mis 9 años recién cumplidos empecé a temblar, mis dientes cascabeleaban como si tuviera frío, se me erizaron los pelos de la cabeza, pero respiré hondo y me dije: al diablo, no tengo nada que perder, si me pega me pega, pero algo haré con este abusivo que me llevaba algo más que una cabeza y como 30 kilos más.
A las afueras de ese colegio religioso –claretiano, para más detalles– esperaban las barras, casi todos los oprimidos, niños con formación católica e hipócrita; muchachitos pequeños y enclenques tenían vagas esperanzas en que yo los reivindicará con algún golpe en esa panza grotesca y aguanosa. Uno de ellos me miro y se persignó. Tuve miedo pero pasé saliva y me tragué mis fobias y con ellas los 30 kilos de diferencia.
Observé al niño gordo como si fuera un luchador de Sumo, no sé porque lo imaginé calato y con ese jebe horroroso en el trasero, tirando sal a la esquina contraria y exhibiendo su peso; peso que aprovechó inmediatamente para empujarme contra un grupo de ayayeros (no de mi lado) que estaban detrás de mí y que me devolvieron rápidamente al ruedo como si fuera un resorte a los puños del pequeño gorila quien aprovechó para hincharme un ojo y reír a mandíbula batiente mientras su séquito, otros dos de su calaña, se burlaban.
En un breve descuido y aprovechando que mi rival se jactaba de mi debilidad física aproveché para darle un cabezazo con todas las fuerzas como jamás había imaginado, hasta entonces, que tenía en mi cuerpo. Me lancé hacia delante con la testa como un toro y cerré los ojos. Mi misión era embestir con mi pequeña humanidad a ese pequeño monstruo, tirano y dictadorzuelo. Resultado: le bajé todos los dientes de adelante. En mi cabeza se abrieron cuatro orificios notorios (bajo mi corte de pelo alemán) que destilaban sangre pero que no eran nada comparado con la hemorragia y los borbotones que le salían de la boca al matoncito de barrio. Para mí fue una pelea épica, casi bíblica, me había bajado a Goliat, el endriago había sido derrotado, y no con una honda sino con mi cabeza. Aún conservo esas viejas cicatrices y una hoja de mi primera expulsión escolar.
COTA
El «negro Pepe» se despide de este mundo, dice que le duelen todos los huesos, ya no puede caminar y solo respirar se le hace difícil y que ahora sí «se va para la Habana» o como dice el poeta Carlos Oliva: «La muerte es y trato de alcanzarla». Con el cuerpo puro hueco de tanta bala que le entró por todos lados y una-vida-al-servicio-de-los-más-pobres. Dice que robó a los de arriba para comer y para dar de comer a los de abajo. Ahora nada tiene (los policías le quitaron todo y se quedaron con su botín) solo los recuerdos que se diluyen en su voz carrasposa. Además, dice que se equivocó de carrera, quizás lo suyo hubiese sido ser presidente.
¡Hasta siempre «negro Pepe»!
(PUBLICADO EN LA REVISTA IMPRESA LIMA GRIS N° 18)
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Cusco: La agonía de la UNSAAC
La Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco atraviesa una grave crisis institucional bajo el cuestionado liderazgo del rector Eleazar Crucinta. Denuncias de presunta corrupción, manipulación de concursos y uso político del cargo han desatado una rebelión interna que amenaza con poner fin a su gestión.

La Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco (UNSAAC), esa vieja institución andina que alguna vez se jactó de formar élites intelectuales, hoy parece arrastrarse en medio de una decadencia que no es solo administrativa, sino moral. En el centro del derrumbe está Eleazar Crucinta Ugarte, su actual rector, cuya figura se ha convertido en el símbolo más evidente del desgaste institucional, la impunidad y el clientelismo.
El pasado 10 de mayo, nueve de los dieciocho decanos de la universidad —la mitad exacta de su gobierno— y más de setenta docentes se reunieron en un cónclave inusual, casi clandestino, para evaluar la gestión del rector. El ambiente no era académico ni protocolar: era de juicio. Las acusaciones no eran nuevas, pero el hartazgo sí. Presunta corrupción, nepotismo, manipulación de concursos, uso político de la universidad. La lista parecía una letanía recitada en voz baja por quienes aún creen que la UNSAAC puede ser rescatada.
Las investigaciones de Lima Gris revelaron lo que ya muchos sabían pero nadie se atrevía a denunciar con nombres y apellidos: el nombramiento irregular del asesor legal del rectorado, las contrataciones amañadas, el manejo discrecional del poder como si la universidad fuese un feudo personal. En la reunión, los decanos José Bejar Quispe (Derecho y Ciencias Políticas), Walter Kehuarucho Cárdenas (Física), y Francisco Medina (Ciencias Sociales) —estos dos últimos expulsados sin explicaciones del movimiento oficialista— levantaron la voz. A ellos se sumó la secretaria general del sindicato de docentes, completando un frente que, aunque no mayoritario, se muestra cada vez más sólido y articulado.

Lo que más irrita a los críticos del rector no es solo la presunta corrupción. Es su descarada ambición política. Crucinta, más que rector, actúa como candidato permanente: ya se habla de su campaña al gobierno regional de Cusco por las filas de Alianza para el Progreso, el partido de César Acuña y de mineros informales. Mientras tanto, en la universidad no existe un estatuto actualizado, los planes académicos están anquilosados, y los proyectos de investigación son una ficción burocrática. Han pasado más de veinte años sin una reforma de fondo, y su gestión solo ha profundizado la parálisis.
Frente a esta descomposición, los docentes decidieron formar un nuevo movimiento universitario para enfrentar lo que consideran una estrategia de continuismo encubierto. La figura del rector, sostenida hasta ahora por una red de lealtades frágiles, empieza a tambalear. La posibilidad de una renuncia anticipada ya no parece una ilusión ingenua sino un horizonte probable. Crucinta gobierna cada vez más solo, atrincherado, como un caudillo en retirada.
Pero la herida que sangra con más intensidad es la del nombramiento de docentes contratados. Obligado por sucesivas sentencias judiciales a cumplir la Ley 32171 —que exige concursos públicos meritocráticos— Crucinta organizó uno, sí, pero mutilado: eliminó el periodo de reclamaciones, distorsionó el cronograma y sembró el terreno para un nuevo proceso en noviembre, justo en la antesala electoral. Las sospechas son unánimes: usará ese concurso para premiar a sus allegados, asegurar su cuota de poder y convertir la universidad en su bastión político.

Esta manipulación, disfrazada de legalidad, desnuda lo que ya es inocultable: la UNSAAC se ha convertido en un botín. La ética ha sido suplantada por la conveniencia, la transparencia por la simulación, y el mérito por la obediencia.
La comunidad universitaria observa con mezcla de indignación y resignación. Como símbolo de esta tensión, se anuncia la celebración del Día del Padre en la sede de Kayra, organizada por la Facultad de Agronomía y Zootecnia, bajo la tutela del decano Walter Guillermo Vergara Abarca. Lo que debería ser una jornada de confraternidad se perfila como otro acto político encubierto, otra escena en esta larga tragicomedia que vive la universidad.
La UNSAAC está en una encrucijada. O se libera del lastre que la hunde o seguirá siendo el reflejo de un país donde las instituciones solo existen para proteger a quienes las secuestran.
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Buses del AeroDirecto cuentan con más de 46 mil soles en multas de tránsito [VIDEO]
ATU asegura que multas son de años anteriores, pero algunos vehículos cuentan con sanciones impuestas en marzo de este año.

Todo mal con el nuevo aeropuerto. Aparte de las deficiencias detectadas en el nuevo aeropuerto Jorge Chávez, las mismas que supuestamente Lima Airport Partners (LAP) ya fueron subsanadas en el curso de esta semana, ahora los viajeros tienen que soportar el mal servicio que se ofrece en los buses Aerodirecto, los mismos que no son de uso exclusivo para llegar o salir del terminal aéreo y que no se aparecen en la hora acordada en los paraderos.
A todo eso, un informe del diario El Comercio ha detectado que al menos 10 unidades de dicho servicio registran un total de 41 papeletas equivalentes a S/. 46,009.06. Tales infracciones incluyen desde faltas leves hasta muy graves, muchas de ellas directamente vinculadas con la seguridad de los pasajeros y peatones.
Entre las más graves se encuentran: conducir con licencia vencida, desobedecer a la autoridad policial, estacionar en zonas no permitidas, recojo de pasajeros en paraderos no autorizados.
Uno de los casos más alarmantes corresponde al bus de placa CMM-601, perteneciente a la empresa Niño Emanuel S.A.C., que opera para AeroDirecto. Esta unidad acumula 10 papeletas de tránsito (3 muy graves, 5 graves y 2 leves), por un total de S/ 6,108.40.
Otro vehículo, el CMM-597, también de Niño Emanuel S.A.C., registra 10 infracciones con una deuda de S/. 1,341.78.

Además, otras unidades como CMM-662, CMU-152, CMN-053 y F7Q-945 presentan entre 2 y 7 papeletas cada una, con montos pendientes que van desde S/. 526.60 hasta S/. 3,959.
ATU responde por multas
Al respecto, la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) indicó a través de un comunicado que las 41 multas de tránsito corresponden a años anteriores y no guardan relación con la operación actual, sin embargo, en el informe del citado medio al menos 5 de los 10 buses investigados tienen multas por infracciones de tránsito que fueron impuestas hasta marzo de este año.

Tal es el caso del bus de placa CMM-601 que registra 10 papeletas colocadas desde septiembre de 2024 hasta el pasado 29 de marzo, fecha en que su conductor cometió la falta «muy grave» de código M40, por conducir el vehículo con licencia vencida. Tal vehículo adeuda S/. 21,400 por infracciones.
Otros buses del AeroDirecto con faltas cometidas este año son: CMU-152, con 3 papeletas entre enero y marzo pasados; CMN-053, con una falta muy grave del último 16 de enero; y CNO-283, con una falta grave del 27 de enero.
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Lima Gris Podcast: Líneas de Nasca y la conexión política [VIDEO]
Dos partidos políticos e intereses empresariales buscan continuar con el recorte del poligono de las Líneas de Nasca y Palpa. Aquí los detalles.

En el nuevo epidosio de Lima Gris podcast se habló sobre todos los detalles y personajes que se encuentran detrás del recorte del poligonal de las Líneas de Nasca y Palla. Tras los cuestionamientos a la resolución viceministerial firmada por la viceministra Moira Novoa, el gobierno retrocedió para intentar socializar el tema. Algo tarde y torpe.
Con una sola firma, el área protegida de las líneas se redujo de 297 a 249 kilómetros cuadrados. ¿Por qué? La resolución no ofrece una explicación científica clara. Lo que parece una simple decisión técnica, en realidad, podría abrir el camino a intereses privados: minería, energía renovable y otros negocios que ven el suelo de Nasca como una mina de oro.
Pero hay más. Varios indicios apuntan al partido político Alianza para el Progreso (APP), liderado por César Acuña, como uno de los posibles interesados detrás de este cambio. El alcalde de Nasca, Wilman Bravo Quispe —también de APP— solicitó sin pagar un terreno de 600 mil metros cuadrados en la zona arqueológica de Poroma. Aún no explica para qué, pero la ubicación es estratégica: una zona rica en minerales.
La resolución del Ministerio de Cultura no solo ignoró las advertencias de expertos nacionales e internacionales, también fue en contra de lo recomendado por la Dirección de Sitios del Patrimonio Mundial. Y lo más grave: muchas zonas dentro del nuevo perímetro no están legalmente protegidas. Es decir, están expuestas al saqueo moderno.
La abogada Noemi Castañeda denunció que se han entregado sobornos a funcionarios del Ministerio de Cultura, y que en la zona ya hay plantas mineras, molineras y empresas agroexportadoras operando sin control. “Esto es tráfico de terrenos y cohecho”, afirmó.
Organizaciones como ICOMOS Perú, acusan al Ministerio de Cultura de violar tratados internacionales y piden que se revierta esta medida. Por su parte, el Colegio de Arqueólogos del Perú exige la renuncia del ministro Valencia. Y el pueblo de Nasca no se ha quedado callado: ha convocado a una marcha este lunes 9 de junio. Incluso, el ministro afrontará tres mociones de interpelación en el Congreso por la misma razón.
Ante la presión, el Ministerio de Cultura anunció que dejará sin efecto el artículo de la resolución que reducía el área protegida. Pero en pocos días lo haría con los mismos funcionarios cuestionados, lo que genera más dudas.
Aquí el podcast completo:
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Le cayó su primera multa al nuevo aeropuerto Jorge Chávez
Ositrán impuso una multa de más de 3 millones de soles por la instalación de vidrios que dificultaban la visión a los controladores.

No tiene ni dos semanas de inaugurado y ya se van descubriendo más defectos en el nuevo aeropuerto Jorge Chávez. Lima Airport Partners (LAP), concesionaria del nuevo terminal aéreo, fue sancionado con el pago de 572.84 Unidades Impositivas Tributarias (UIT), por los inconvenientes sufridos en la nueva torre de control del terminal.
La sanción equivale a S/. 3,064,694, informó el Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositran), que impuso la medida por situaciones registradas en el 2024, cuando el nuevo terminal estaba en plena implementación.

Ositran identificó que los vidrios instalados en el puesto de observación (fanal) de la nueva torre de control no cumplieron las características requeridas específicamente en el numeral 1.4 del Anexo 14 del contrato de concesión que regula los requisitos técnicos mínimos.
El organismo de control constató que los vidrios de la nueva estructura presentaban un nivel de reflejo interno que excedía el límite máximo del 10 %.
Este problema -corroborado por pruebas de laboratorio y evaluaciones técnicas especializadas- ponía en riesgo operaciones de controladores aéreos.
“La consecuencia directa de esta deficiencia fue que la visibilidad desde la torre se vio comprometida, especialmente para operaciones nocturnas”, señaló Ositran.
Esta situación limitó el uso de la nueva torre de control, principalmente en horarios diurnos, e impidiendo su plena operatividad.
Más grave aún, la situación exponía potencialmente la seguridad de los controladores aéreos y la de los usuarios del aeropuerto.
Esta sanción se enmarca en las acciones permanentes de supervisión que el regulador ejecuta para asegurar que el nuevo terminal de pasajeros del Jorge Chávez cumpla con todos los estándares y obligaciones del contrato de concesión, como la medición de niveles de servicio, cuyo primer reporte estará disponible este 15 de junio, informó el Ositran.
Ositrán enfatizó que el concesionario tiene la obligación contractual de garantizar la calidad, seguridad y operatividad continua de las instalaciones aeroportuarias.
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Desde LAP se asegura que el nuevo aeropuerto funciona “bajo estándares regulares”, pero Ositrán encuentra deficiencias
Los propios usuarios van encontrando distintas incongruencias y fallas dentro del nuevo terminal aéreo.

Dos versiones. No han pasado ni quince días de inaugurado el nuevo aeropuerto Jorge Chávez y las fallas resaltan a simple vista. Desde la demora en los buses ‘Aerodirecto’, las salas de embarque mezcladas, las pocas sillas para descansar, las supuestas nuevas máquinas scanner, escaleras eléctricas “en mantenimiento”, o el hecho de tener que acudir con más horas de anticipo cuando en el antiguo aeropuerto se hacía todo eso en menos tiempo.
A pesar de todo eso, el gerente general de la concesionaria del aeropuerto, Lima Airport Partners (LAP), José Salmón, asegura que a la fecha el terminal aéreo viene funcionando bajo estándares de operación regular.
«Ya tenemos 70 mil pasajeros al día, es la cifra regular de operaciones del Jorge Chávez, siempre ese ha sido el promedio, y además 500 vuelos al día. Entonces, al día de hoy podemos decir que estamos bajo estándares de operación regular en lo que se refiere al número de pasajeros y al movimiento de aeronaves«, comentó Salmón.
Asimismo, reconoció que los problemas derivados del combustible generaron problemas en el segundo día, aunque en una cifra menor dado que fueron 20 vuelos afectados, lo que significó el 3 % del total del día. Dijo que al día de hoy se ha mejorado la puntualidad de los vuelos en beneficio de las aerolíneas y de los pasajeros.
Ositrán no les da la razón y les muestra las deficiencias
Por su parte, el Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de Transporte de Uso Público (Ositrán) ha detectado observaciones técnicas en el nuevo aeropuerto, así como presuntos incumplimientos contractuales.
Según se indicó en un comunicado, la falta de señalética adecuada y el afloramiento de agua en ciertas zonas son parte de estas observaciones. Ante ello, ha solicitado a LAP la implementación inmediata de acciones correctivas para garantizar el cumplimiento del contrato de concesión.

En paralelo, el organismo viene evaluando el desempeño del nuevo terminal mediante la medición de niveles de servicio, con el apoyo de una empresa especializada. Se espera que el primer informe con los resultados esté disponible el próximo 15 de junio de 2025.
Entre tanto, Ositrán viene identificando presuntos incumplimientos contractuales que serían: retraso en la entrega de la infraestructura completa, y presunto incumplimiento en el servicio de abastecimiento de combustible.
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TC quita potestades a los municipios, prohibiendo que estas apliquen multas a los vehículos mal estacionados
Alto tribunal además indicó que no se podrá enviar los vehículos mal estacionados al depósito y todas esas infracciones quedan anuladas.

Pese a que existe un fallo del Tribunal Constitucional (TC) —Expediente 00014-2021-PI/TC —, algunos municipios distritales de la capital aún tienen la costumbre de aplicar sanciones ‘draconianas’ cuando encuentran un vehículo mal estacionado, ya sea por unos cuantos minutos. Observando que se encuentran obstaculizando la vía pública, proceden a llamar a una grúa o colocarles un cepo, no sin antes dejarle una exorbitante multa que es casi la mitad de un sueldo mínimo.
A propósito de ello, el TC había declarado inconstitucional la ordenanza n.° 3752021/MLV de La Victoria que data de febrero del año pasado. Al respecto, el máximo intérprete de la Carta Magna había señalado que la regulación del tránsito le corresponde de manera exclusiva al Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), quitándole la potestad sancionadora a los municipios sobre algunas faltas de tránsito.

El TC explica en sus argumentos que solo el MTC tiene la facultad de establecer normas nacionales en materia de tránsito, de acuerdo a la Constitución Política; mientras que las municipalidades distritales no pueden crear nuevas infracciones ni aplicar sanciones que no estén previstas en el Reglamento Nacional de Tránsito (RNT).
El máximo tribunal precisó que la regulación del tránsito, incluidas las infracciones por mal estacionamiento, es una función exclusiva del MTC, en cambio destacó que el control de tránsito y las sanciones deben ser ejecutadas por la municipalidad provincial, con el apoyo de la Policía Nacional del Perú (PNP). De esta manera, los municipios distritales pueden colaborar en el ordenamiento vial, pero siempre dentro del marco legal y sin invadir competencias que no les corresponden.
En tal sentido, las infracciones que no podrán ser sancionadas por las municipalidades distritales son las siguientes:
- Estacionar bloqueando entradas o salidas de predios (08-0102).
- Obstruir rampas para personas con discapacidad (08-0103).
- Ocupar calzadas impidiendo el libre tránsito (08-0104).
- Aparcar sobre áreas verdes (08-0108).
En muchos casos, las sanciones impuestas por las municipalidades distritales superaban las establecidas en el RNT, lo que ha sido interpretado como una aparente estrategia recaudatoria en lugar de una medida de control del tránsito en las calles de la capital peruana.
Actualidad
DDC del Cusco evita pronunciarse sobre el hotel Sheraton y la orden de demolición pendiente
Mediante una nota de prensa solo indicaron que habían tomado nota a una denuncia vecinal por la invasión de la vereda de unas estructuras de calamina, las mismas que pertenecen a la inmobiliaria R&G, encargada de la construcción del hotel Sheraton de Cusco.

Luego que ayer Lima Gris denunciara que obreros estarían trabajando dentro del inmueble correspondiente a lo que iba a ser el hotel Sheraton, la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) del Cusco emitió una nota de prensa indicando que se viene investigando a la Inmobiliaria R&G S.A.C. pero por ocupar indebidamente la vía peatonal.
“Durante la constatación se verificó que la empresa inmobiliaria había instalado estructuras de calamina que invadían el espacio público destinado al uso peatonal”, se puede leer en la Nota de Prensa n.° 123-2025 de la DDC del Cusco.
Grande fue la sorpresa que trataran de darle mayor relevancia al hecho de que la constructora estaba ocupando indebidamente parte de la vereda, que pronunciarse sobre el tema de fondo, consistente en que tal obra en la actualidad cuenta con una orden de paralización y que por ende no tendría que haber ningún personal de construcción ahí dentro.
Líneas más abajo, la mencionada nota de la DDC del Cusco aborda ese punto, pero de manera superficial, detallando que ello se encuentra en un proceso judicial que por cierto ya lleva más de 15 años, y pese a que el año 2019 el Tribunal Constitucional ordenó la demolición del inmueble y la reparación de los bienes patrimoniales que hayan resultado perjudicados.
“(…) se dejó constancia que la construcción realizada por la inmobiliaria en propiedad privada se encuentra actualmente sujeta a un proceso judicial de naturaleza constitucional”, se señala de manera escueta.
Por otro lado, también se indica que desde la DDC “no se permitirá” que se sigan realizando trabajos dentro de ese predio, pero ¿qué hacían ayer esos obreros?

Actualidad
Cuerpo de la alférez Ashley Vargas fue hallado junto a su asiento eyectable
Desde la FAP aseguran que aeronave se encontraba en buenas condiciones, sin embargo, resulta muy prematuro llegar a esas conclusiones si no hay un peritaje técnico previo.

Un ‘océano’ de incertidumbres. Casi todo el país estaba atento a las operaciones de rescate la Marina de Guerra y de la Fuerza Armada del Perú (FAP) para dar con el cuerpo de la alférez Ashley Vargas, y es que los días seguían pasando y las chances de encontrarla con vida se iban disipando.
La alférez de 25 años no era una piloto cualquiera, pues se trataba nada menos de una “Espada de Honor” dentro de su institución, demostrando capacidades académicas y físicas notables durante sus años de preparación.
El pasado 20 de mayo realizó un vuelo de instrucción desde la Base Aérea de Pisco, a bordo de un avión de serie KT-1P (modelo turbohélice para la instrucción de pilotos) fabricado el año 2016. Esa fue la última vez que se le encontró con vida. Lamentablemente, la mañana de ayer sus restos fueron encontrados en la zona de la Reserva Nacional de Paracas, muy cerca de la playa Mendieta, 16 días después de su desaparición. Su cadáver aún permanecía dentro de la cabina de su avión, sujetada al asiento eyectable.

A partir de esa escena se vienen originando diversos cuestionamientos en relación a los últimos minutos de vida de quien fuera “Espada de Honor” de su promoción. Así, resulta sumamente complicado entender cómo una alférez altamente capacitada no haya podido reaccionar ante una situación de emergencia, entendiéndose que parte de su entrenamiento la prepara para situaciones de vida o muerte.
Por otro lado, al estar ella entrenada, recibiendo las más altas calificaciones, surge la duda si efectivamente el asiento eyectable de su avión operaba con normalidad ese día. Cabe recordar que la alférez fue hallada aún en su asiento. Desde la FAP aseguran que la aeronave se encontraba en buenas condiciones, precisando que solo contaba con 9 años de servicio y 1200 horas de vuelo. En relación al asiento eyectable, indicaron que para su funcionamiento se requería de una acción voluntaria de la piloto, aseverando que el implemento aún contaba con los explosivos necesarios para separar el asiento de la aeronave, los mismos que se encontraban vigentes hasta diciembre del 2025.
«El asiento eyectable requiere una acción voluntaria del piloto. El asiento eyectable no funciona solo, el piloto tiene que eyectarse. Este asiento tenía los cartuchos, es decir, los elementos explosivos que hacen separar el asiento del avión, y que estaban vigentes hasta diciembre del 2025. La próxima inspección trianual del asiento era en octubre del 2027 y la próxima inspección mayor del asiento era en el año 2034, con lo cual se desvirtúa las afirmaciones de aquellas personas que decían que el asiento estaba vencido», manifestó el general de la FAP, Carlos Chávez Cateriano.
FAP apunta que se trató de un error humano
Otro punto controvertido aparece con el aparato de geolocalización que llevaba ese día Ashley Vargas, el mismo que se encontraba dentro de su indumentaria, llegándose uno a preguntar por qué no lo activó.
“Sí, tenía un geolocalizador personal en su bolsillo del overol, pero este aparato se activa manualmente, y eso es algo que Ashley no hizo y no sabemos por qué”, añadió el general Chávez Cateriano.

De esta manera, la FAP asegura que se trató de un error humano y no probables deficiencias de la aeronave, buscando así deslindar de cualquier responsabilidad.
En tanto, la fiscal Gladys Torres Lobato, de la Primera Fiscalía Penal de Pisco (Primer Despacho), informó que el cuerpo de la alférez será trasladado a la morgue de Pisco para la necropsia de ley. Asimismo, el despacho fiscal continuará con las diligencias urgentes e inaplazables como parte de la investigación contra los que resulten responsables del delito de homicidio culposo.
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