Cultura
César Vallejo, «Mi reino es de este mundo»

Comentario acerca del libro “El arte y la revolución”
Los intelectuales son rebeldes, pero no revolucionarios
C.V
Es difícil ser escritor en el Perú, sí, es difícil, pero no es un impedimento para serlo. Esta lucha está plagada de pros y de contras, pese a los esfuerzos titánicos en organizar concursos, eventos y caravanas literarias que se celebran anualmente. Reafirmo, es difícil ser escritor en nuestro país, y no lo digo con un afán retórico, hueco e inconcluso. Lo digo porque las condiciones socioeconómicas, que aún seguimos arrastrando desde hace siglos, son complejas, injustas y contradictorias.
La literatura no es un producto estático, sino dinámico, ya que tanto el arte como la ideología están relacionadas productivamente en el proceso social. Se puede decir entonces que el arte es un fenómeno histórico. Hay un elemento trascendental para todo ello: la economía (sirve como “demiurgo social”). Toda sociedad está condicionada por los cambios trascendentales en lo económico, lo cultural y lo político. Estos tres factores son indesligables.
Como afirmaba Antonio Cornejo Polar en su libro “La formación en la tradición literaria en el Perú”:
La producción literaria, sin perder su especificidad en cuanto plasmadora de símbolos verbales, es parte y funciona dentro de la totalidad socia, de la cual -por consiguiente- resulta incomprensible.
Por ende nuestra literatura es heterogénea, híbrida y conflictiva entre los dominios internos y externos del país. Nuestro contexto ha permitido que aparezcan escritores rabiosos y transgresores, pero también ha impedido que surjan otro tipo de autores. Por ejemplo, hace algunos meses leí un texto donde el autor se preguntaba ¿por qué no pudimos tener un poeta naturalista como Thoreau? Bueno, pues, posiblemente porque los posibles Thoreaus que pudimos tener, fueron maltratados o asesinados por algún gamonal o hacendado en nuestra serranía, hace ya muchos años.
Ahora, todo lo mencionado anteriormente tira a la borda la polémica que se gestó durante la segunda mitad del siglo pasado en nuestra tradición respecto a la esencia y/o función de la literatura. Al diablo con la distinción entre la pureza y el compromiso del arte. En nuestro país son extraños los casos en que el creador decide teorizar acerca de su arte, sabiendo las consecuencias que esto podría tener. César Vallejo lo hizo, quién más sino es él. Nuestro brujo andino.
Hay libros que te forman un carácter como lector, estos abundan, pero también hay otros que forman un carácter como escritor (cuestión totalmente distinta), de estos hay pocos, y son mucho más importantes. Uno de ellos es “EL ARTE Y LA REVOLUCIÓN”. La lectura de este libro te da madurez, amplía la visión de la realidad y del arte, forja tu ambición y reafirma lo que es ser un artista pleno, quizás por ello son los pocos los autores que emprenden el difícil camino de teorizar su propio campo de escritura, la gran mayoría prefiere simplemente ignorarlo.

Este “libro de pensamientos” escrito, en su gran mayoría entre los años de 1928 y 1932, consolidan una idea que Vallejo fue tejiendo desde que se inició en la poesía. Decir que el autor de “Fabla salvaje” recién recurrió a una poesía colectiva y de protesta en la última etapa de su vida es caer en un grave error. Según el crítico Gonzáles-Vigil, “Los heraldos negros” fue un factor medular en el acercamiento de Vallejo a la concepción marxista”. Este poemario da los primeros pasos para la búsqueda de una utopía poética que se consolida con “España, aparta de mí este cáliz”. El viaje a España y Rusia, un acercamiento más realista y teórico sobre el marxismo, ser consciente de la realidad del Perú y del mundo entero y la influencia de José Carlos Mariátegui (por qué no decirlo) le permitió a Vallejo ahondar y desarrollar convicciones estéticas que tuvo desde muy joven.
El abismo que pareciera haber entre la literatura “pura” y la “comprometida” se va acortando cada vez más con la lectura del libro. Por qué hallar una división absurda donde no lo debe haber. Los autores y los lectores tienen derecho a cambiar, mejor dicho, transformar su pensamiento.
En el proceso de la escritura del “Arte y la revolución”, Vallejo se supera a sí mismo, embraveciéndose con todo y contra todos en la búsqueda de definir el verdadero arte. Acusarlo de dogmático es otro grave error. Tanto él, como Mariátegui, criticaron duramente a aquellos marxistas que no sabían condicionar lo teoría al contexto y las circunstancias de una realidad.
Los marxistas rigurosos, fanáticos, gramaticales, que persiguen la realización del marxismo al pie de la letra, obligando a la realidad histórica y social a comprobar literal y fielmente la teoría del materialismo histórico – aun desnaturalizando los hechos y violentando el sentido de los acontecimientos- pertenecen a esta clase de hombre. Está hablando de aquellos hombres que se forman una teoría y encuadran la vida, cayendo en el dogmatismo.
Vallejo se supera a sí mismo en ideología y en escritura. Respecto a lo primero, en plena gestación de “Trilce”, Vallejo considera que “el artista es, inevitablemente, un sujeto político”, pero también reclama y apuesta por un arte libre de toda instrumentalización política. Una década después, luego de su afiliación al Partido Socialista, termina confesando a su amigo Pablo Abril de Vivero (posterior a su primer viaje a Rusia):
“Estoy dispuesto a trabajar cuanto pueda, al servicio de la justicia económica, cuyos errores actuales sufrimos (…). Voy sintiéndome revolucionario y revolucionario por experiencia vivida, más que por ideas aprendidas”.
Esta gran confesión lo complementa en el libro al afirmar lo siguiente:
El literato a puerta cerrada no sabe nada de la vida. La política, el amor, el problema económico, la refriega directa del hombre con los hombres, el drama menudo e inmediato de las fuerzas y direcciones encontradas de la realidad social y objetiva, nada de esto llega hasta el bufete del escritor a puerta cerrada.

Los críticos han considerado a “Trilce” como una obra netamente vanguardista, aseveración polémica y controversial. Para calificarlo de esta manera se debe investigar en qué consistió el vanguardismo y tomar como punto de referencia las frases desdeñosas que tuvo Vallejo hacia el futurismo (tanto ruso como italiano) y el surrealismo. Ahora, si solo nos abocamos al elemento transgresor que la sintaxis y la gramática, resultaría más controversial, ya que en “El arte y la revolución” se afirma que:
“Cada poeta forja su gramática personal e intransferible, su sintaxis, su ortografía, su analogía, su prosodia, su semántica. Le basta no salir de los fueros básicos del idioma. El poeta puede hasta cambiar, en cierta manera, la estructura literal y fonética de una misma palabra, según los casos. Y esto, en vez de restringir el alcance socialista y universal de la poesía, como pudiera creerse, lo dilata al infinito …”.
Para Vallejo, la obra ha dejado de ser tratada como un artefacto literario, donde solo encuentras en el interior fonemas, prosodia, ritmo y entonación, para adicionar un elemento que resulta conmovedor y esperanzador: EL VITALISMO.
La noción de forma poética que posee una integridad dinámica y concreta contenida en sí mismo, debe cambiar y avocarse a la sociedad en sí (masivo y popular). La lengua poética ya no solo solo es intencional, sino también transformadora (“España, aparta de mí este cáliz”).
Con “El arte y la revolución”, Vallejo apuesta por una posición humanista ante el arte, hablamos de un humanismo que emprende una lucha contra lo hegemónico, de un humanismo confrontacional y activo, no de uno caritativo y pasivo.
Reflexiona críticamente sobre la función social y política del aspecto artístico, tomando como gran referencia el compromiso del artista socialista, “socialista” desde una concepción más antropológica que política (cabe mencionar ya que esta palabra suele asustar a muchos).
No se puede hablar de arte socialista en sociedad en que el hombre es explotado por el hombre.
Los distintos subtítulos en interrogantes: ¿Qué es un artista revolucionario?, ¿Existe el arte socialista?, ¿En qué medida el arte y la literatura soviético son socialistas? Dan a entrever lo que ya había afirmado anteriormente en uno de sus artículos sobre que todo artista es político. Pero no por ello debe estar su arte condicionado como un instrumento político, sino que busca orientarse hacia algo más grande, responder a un concepto universal de masa, sentimientos y sensibilidad para que las personas tengan los mismos intereses, y de esa forma evitar la explotación del hombre por el hombre. Esto va más allá que cualquier doctrina política “antes que el arte, la vida y la justicia”.
Sí existe un arte socialista, lleva un concepto universal de masa y sentimientos, ideas e intereses comunes.
Es necesario mencionar que la figura de Lenin ha sido importante en la consolidación de la postura vallejiana, ya que apoya la voluntad de crear una literatura inspirada en la idea socialista y en la simpatía por los trabajadores. Pero la figura de ruso no solo ha sido considerada por Vallejo, sino también por José María Arguedas, al afirmar que gracias a Mariátegui y a Lenin pudo encontrar un orden a sus cavilaciones, incertidumbres y sueños

César Vallejo no solamente aporta a la cultura de nuestro continente, sino que también lo hace con la estética marxista, teorizando y poniendo en práctica la unión entre la estructura histórica (plano ideológico) y la estructura artística.
Uno de los mayores esfuerzos que se busca en el libro es la delimitación la estética marxista, haciendo una clara diferencia entre tres tipos de artes:
El arte burgués, nubla la conciencia de las masas, sujetando el progreso de la ciencia y retardando el desenvolvimiento cultural de la humanidad.
El arte bolchevique, principalmente de propaganda y agitación. Se propone adoctrinar la rebelión y la organización de las masas para la protesta, para las reivindicaciones y para la lucha de clases.
El arte socialista, aquí existe una preponderancia de los valores humanos. No se reduce a los temas, ni a la técnica, ni a movilizar requisitorias, sino a una sensibilidad orgánica y tácitamente socialista. Es preciso afirmar que aquella sensibilidad debe producir una obra vitalista que enmarque el espíritu del contexto sobre el cual se escribe.
Hay otro aspecto muy interesante que propone Vallejo, este consiste en que es imposible la posibilidad de crear una obra alejada del contexto social, ya sea de forma consciente o subconsciente. Me es difícil, entonces, no pensar en José María Eguren, el poeta que recurre al simbolismo para alcanzar una interpretación figurada de la realidad. Del autor de “Simbólicas” se ha escrito que su obra es pura, irreal y onírica. Quizás lo sea en algunos poemas, pero en otros se deja entrever una crítica al contexto político y social en que vive. Revisar el poema “Tiza blanca” y el análisis que hace Fernández Cozman sobre esta.
Por último, es casi trascendental el análisis que se hace del “intelectual revolucionario”, buscando transformar la idea de que los intelectuales son rebeldes, pero no revolucionarios.
Para Vallejo, el intelectual revolucionario actúa siempre cerca de su realidad circundante, no es ajeno a todo lo que sucede en su contexto, de ello se alimenta para crear una obra vitalista. Ser un artista pleno es ser un revolucionario en arte y política.
“El intelectual revolucionario desplaza la fórmula mesiánica, diciendo: “mi reino es de este mundo”.
“El espíritu de heroicidad y sacrificio personal del intelectual revolucionario, es, pues, esencial característica de su destino”.
Si hablamos de sacrificios y de arte, no debemos olvidar a Javier Heraud y a Carlos Oquendo de Amat. Este último muriendo en España por una tuberculosis que se agudizó mientras estaba encarcelado en “El frontón” por su filiación marxista. De Heraud, ya lo sabemos casi todo.
Poco o nada nos sirve seguir con la tonta concepción de que el escritor santiaguino encarna el dolor, la pobreza y la desdicha. Incluso hay cierta intencionalidad, por algunos grupos, en que esto permanezca así. No hemos llegado a nada pensando de esa manera. Posiblemente algunos escritores, que aparecen después de los cincuenta, leyeron mal a Vallejo. Acusarlo de llorón, de quedado, de provinciano, refleja la dejadez y la falta de tino para poder llegar a su esencia poética. Es cierto que en algunos poemas, encontramos la nostalgia de un fallido retorno a la infancia, la muerte de sus familiares, la soledad de saberse provinciano, amores olvidados e hiriente (entre otros tópicos) , pero qué es un poeta, sino la suma de sus propias voces, la suma de sus propios recuerdos, la suma de sus propios ideales, la suma de sus propias luchas (internas y sociales) y la suma de sus propias utopías. Esto último es muy importante. César Vallejo emprendió la búsqueda de una utopía donde arte e ideología formen un solo corpus, desliteraturizando el lenguaje (salir del canon dariano) para alcanzar un retorno a la oralidad, tal como lo decía Pablo Macera “a partir de la oralidad se reconstruye una patria, recupera un pasado y se delinea una utopía.
Primer paso para ser escritor en un país tercermundista, pobre y dependiente de los grandes sistemas de poder: leer “El arte y la revolución” de César Vallejo.
No hay más.
Cultura
Mincul acepta la renuncia de la directora de la DDC de Pasco tras cuestionamientos
La arqueóloga Cinthya Gloria Cuadrao Mallqui renunció a la dirección de la DDC de Pasco, en medio de cuestionamientos del personal por su escaso impulso a las industrias culturales, la falta de apoyo a artistas locales y la ausencia de diálogo con las comunidades nativas de la región.

El Ministerio de Cultura (Mincul) aceptó la renuncia de Cinthya Gloria Cuadrao Mallqui al cargo de directora del Órgano Desconcentrado de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Pasco, función que asumió desde el 25 de junio de 2024, durante la gestión de la entonces cuestionada ministra Leslie Urteaga Peña.
La aceptación de su renuncia fue oficializada mediante la Resolución Ministerial N° 000157-2025-MC, firmada el 30 de junio por el actual ministro de Cultura, Fabricio Valencia Gibaja.

Cuadrao Mallqui es arqueóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y trabajó previamente en el Proyecto Qhapaq Ñan del Ministerio de Cultura, donde estuvo a cargo de la gestión del tramo La Raya–Desaguadero, en Puno. Además, figura como accionista de la empresa Cika Construcciones Generales S.A.C. y fue socia de Imaina Consultores SAC.

Sin embargo, su gestión durante un año en la DDC de Pasco generó críticas internas. Fuentes consultadas en el Ministerio de Cultura señalan que Cuadrao Mallqui mantenía una relación conflictiva y de discordia con parte del personal, y que existieron tensiones relacionadas con contrataciones de locadores (politólogos, antropólogos y comunicadoras) cuyos resultados habrían sido insatisfactorios. También se le atribuye haber maltratado a subordinados, incluidos colegas arqueólogos.
Asimismo, indican que solicitó licencia del 16 de junio al 15 de agosto para dedicarse a su proyecto de investigación. Según información a la que tuvimos acceso, los proyectos que se desarrollaban en Oxapampa quedaron bajo la supervisión del arqueólogo Alex Guevara Liau, sin mayor participación de otros colegas especialistas como se hacía anteriormente. ¿Por qué solo se enviaba a Guevara Liau?

Otro punto crítico fue la aparente falta de coordinación con comunidades nativas, con quienes, según norma administrativa, se deben realizar mesas de trabajo para garantizar el enfoque intercultural. Además, no se habría promovido suficientemente a artistas, danzantes u otros gestores culturales de la región, lo que generó descontento en el sector.
La salida de Cuadrao Mallqui deja a la DDC de Pasco nuevamente sin una dirección estable, en un contexto donde se reclama mayor cercanía con las comunidades y el impulso real a las expresiones culturales locales.
Cultura
Entrevista: Luis Castellanos nos habla sobre su infancia, su paso por Bellas Artes y su exposición por sus 30 años de trayectoria [VIDEO]
En el nuevo episodio del podcast de Lima Gris, tuvimos como invitado al talentoso artista plástico Luis Castellanos, quien viene presentando una exposición individual en el ICPNA del centro de Lima.

Hay artistas que pintan por oficio, otros por catarsis, y unos pocos —los más raros, los más necesarios— que lo hacen como quien respira o sueña. Luis Castellanos pertenece a esa casta secreta. En el nuevo episodio del podcast de Lima Gris, conversamos con él, en medio de la melancolía y la lucidez, sobre su infancia, su paso por Bellas Artes y la manera en que la vida —esa vieja maestra caprichosa— lo fue modelando con la paciencia de un escultor.
Su más reciente exposición, La intuición de la extrañeza, presentada en el ICPNA del centro de Lima, no es solo una muestra, sino una retrospectiva íntima, donde confluyen los fantasmas y las revelaciones de treinta años de creación. En cada trazo hay una interrogante suspendida, una sospecha del mundo. Castellanos no busca retratar lo visible, sino ese temblor invisible que habita en las formas y se escapa de las palabras. Su obra es una meditación estética, un lenguaje de lo incierto, una poética de la duda.
Escuchar a Castellanos es como mirar uno de sus cuadros: uno sale distinto, con una inquietud nueva, con la impresión de haber asomado a un espejo que devuelve algo más que el reflejo.
El dato: la presentación del libro de la muestra de Luis Castellanos será el 11 de julio a las 7 pm en el ICPNA del Centro de Lima.
Aquí la entrevista completa.
Cultura
Trabajadores del Ministerio de Cultura de Cusco anuncian la toma de Machu Picchu [VIDEO]
La ciudadela inca se encuentra en una lista negra y a punto de ser tomada por los propios trabajadores del Ministerio de Cultura del Cusco ante la inoperancia del ministro Fabricio Valencia.

La problemática del Ministerio de Cultura se intensifica. No solo hay cuestionamientos contra el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja. Además, los empleados de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, exhaustos y humillados, claman a la presidenta Dina Boluarte que lo reemplace. Y como si el drama fuera aún poco, lo último que se sabe es que estos trabajadores planean tomar Machu Picchu. No por vandalismo, sino por desesperación. Porque el Estado los ha dejado solos, igual que al Santuario.
A esto se suma que Machu Picchu ha sido incluida en la lista negra por el portal Travel and Tour World, que recomienda no visitar la ciudadela inca.
Mediante una comunicación telefónica, Andy Ancasi, representante del Sitracas, nos da todos los detalles de lo que viene sucediendo en Cusco.
Aquí el video del programa.
Cultura
Julio Barco Premio Juegos Florales de la UNI
El poeta peruano recibe reconocimiento en los Juegos Florales Túpac Amaru de la UNI.

En una ceremonia cargada de símbolos y solemnidad, el poeta Julio Barco fue galardonado con el segundo puesto en los Juegos Florales La Familia Túpac Amaru, organizados por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), una de las instituciones académicas más prestigiosas del Perú. El reconocimiento fue acompañado por un premio de S/. 4,000 y una ovación cálida por parte del jurado, autoridades y asistentes.
La distinción no solo celebra el talento literario de Barco, sino también la creciente necesidad de reconciliar la ciencia con la sensibilidad, la técnica con la poesía. Que una universidad dedicada históricamente a la formación de ingenieros rinda homenaje a la palabra escrita es, sin duda, un signo de que el arte aún pulsa en los espacios más racionales del país.
Con más de treinta libros publicados, Julio Barco ha construido una obra intensa, vital, crítica. Su participación en este certamen reafirma su compromiso por llevar la poesía al centro del debate cultural peruano. «Este premio me impulsa —dijo al recibir el reconocimiento—. Tengo tantos proyectos para revolucionar el arte en nuestro país. La poesía no ha muerto, solo está esperando que le hablemos desde otro ángulo».
El evento se realizó el 27 de junio de 2025 en el campus principal de la UNI. La entrega de premios fue precedida por palabras de homenaje a la familia Túpac Amaru, símbolo de lucha, dignidad y resistencia cultural —valores que resuenan también en la poesía de Barco—.
Con esta distinción, el autor de Me da pena que la gente crezca y Cantar de Chancay suma un nuevo capítulo en su incansable travesía por devolverle a la poesía peruana su fuerza originaria.
Cultura
MINCUL: La cuestionada designación del CAS de Karla Alarcón
¿Cómo ganó el concurso? la arqueóloga Alarcón no cumple con el requisito clave: haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia se limita al trabajo técnico de oficina dentro del Ministerio de Cultura, sin evidencia de liderazgo en campo ni dirección de PMA, evaluaciones o gestiones de CIRA.

La convocatoria CAS N.° 216-2025-MC, lanzada en abril de 2025 por el Ministerio de Cultura (Mincul), tenía como objetivo contratar a un(a) Coordinador(a) para la Dirección de Certificaciones. Se trataba de un puesto clave, pues esta dirección es responsable de coordinar, planificar y ejecutar acciones orientadas a preservar, proteger y conservar el patrimonio arqueológico inmueble del país.

Fuente: Mincul.
Entre sus principales funciones, figura la revisión, aprobación y seguimiento de Certificados de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) y de los Planes de Monitoreo Arqueológico (PMA), documentos indispensables para el desarrollo de proyectos de inversión pública y privada.
Concluido el proceso en mayo, la arqueóloga Karla María Alarcón García fue anunciada como la ganadora del concurso. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Sin embargo, una revisión detallada de los requisitos y de la trayectoria de la ganadora revela una serie de inconsistencias que comprometen la transparencia del proceso y siembran dudas sobre su legitimidad.

¿Se cumplían los requisitos?
El perfil exigido para el cargo incluía, como mínimo, título universitario en arqueología con colegiatura vigente, formación complementaria en gestión o patrimonio cultural, así como experiencia general de al menos siete años en el sector público o privado. Más aún, se pedía una experiencia específica de al menos cuatro años en funciones vinculadas al cargo, o tres años en el sector público en áreas similares. Pero lo más importante: el postulante debía acreditar dos años de experiencia en la dirección de Planes de Monitoreo Arqueológico y/o Proyectos de Evaluación Arqueológica y/o gestión de CIRAs.

Karla Alarcón no cumple con requisitos de 2 años como directora de PMA y CIRA.
Este último punto no es un detalle menor. Se trata de un filtro clave, pues quien asume la coordinación de la ‘Dirección de Certificaciones’ debe tener conocimiento de campo y experiencia comprobada en dirigir intervenciones arqueológicas. No basta con conocer los documentos, hay que haber estado en terreno. De otro modo, resulta inviable liderar técnicamente la instancia más estratégica del sector.
¿Y cómo pasó Karla Alarcón la evaluación?
Según los documentos revisados, la arqueóloga Karla Alarcón no cumple con el requisito específico de haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia laboral no evidencia dirección alguna de PMA, proyectos de evaluación ni gestiones de CIRA en campo. Es más, su trabajo ha sido siempre de oficina, como técnica dentro del propio Ministerio. Sin embargo, en su ficha de postulación, consignó haber ejercido la “gestión de CIRAs”, una frase y/o formulación ambigua que se asemeja a una leguleyada y parece haber sido suficiente para que pasara la evaluación curricular, etapa que por norma es eliminatoria.

Karla Alarcón se amparó en una palabra, para validar su postulación.
Aquí surge la primera gran interrogante: ¿cómo validó el comité evaluador esa experiencia? ¿Desde cuándo dar conformidad a documentos administrativos desde un escritorio equivale a dirigir una intervención arqueológica en el campo?
La respuesta no es técnica, es política. Lo que aquí se ha validado es una interpretación forzada del término “gestión”, que abre peligrosamente la puerta para que personas sin experiencia real en campo postulen y ganen puestos clave, mientras otros profesionales con trayectoria probada quedan fuera.

Una plaza con nombre propio
El contexto del concurso no ayuda a disipar las dudas. Según fuentes cercanas al proceso, la convocatoria habría estado originalmente dirigida a Ruth Quispe Calderón, amiga cercana de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Moira Novoa Silva. Sin embargo, ante la filtración de esta información, se habría descartado ese nombramiento para evitar un escándalo mayor. Como alternativa, se habría optado por Karla Alarcón, quien ya se desempeñaba como directora encargada de la Dirección de Certificaciones y, por tanto, era una figura “de confianza” dentro del sector.

Viceministra Moira Novoa, la misma que firmó la Resolución Viceministerial para el recorte de las Líneas de Nasca y Palpa.
En este punto, el proceso se vuelve aún más cuestionable. La convocatoria fue ganada por Luis Felipe Mejía Huamán, pero mediante una fe de erratas se corrigió el resultado, otorgándole el puesto a Alarcón García en calidad de accesitaria. Mejía no habría llegado a firmar el contrato, y en un giro curioso pero conveniente, Alarcón asumió el cargo de forma oficial, pasando de ganar S/4,500 a más de S/11,264 mensuales.

El CAS fue ganado por Luis Felipe Mejía Huamán, pero luego corrigieron el resultado.
¿Quién dio la orden?
La pregunta es inevitable: ¿quién intervino para asegurar que Karla Alarcón se quedara con el puesto? Todo apunta a decisiones tomadas desde las más altas esferas del Mincul. Tanto la Oficina General de Recursos Humanos como la Alta Dirección —es decir, el ministro Fabricio Valencia y la viceministra Moira Novoa— estarían al tanto del proceso. Con el nombre de Ruth Quispe ya comprometido, y para no arriesgar la llegada de un profesional externo, se habría optado por consolidar a una figura que ya venía ejerciendo el cargo sin concurso y que, además, respondería fielmente a los intereses de quienes manejan el sector.

El 11 de junio convocaron como ganadora a Karla Alarcón García.
El cargo más codiciado
No se debe olvidar que la Dirección de Certificaciones es la joya de la corona del Ministerio de Cultura. Por esa oficina pasan todos los proyectos de inversión del país que requieren una evaluación arqueológica previa: minería, infraestructura, hidrocarburos, construcción, telecomunicaciones. Cualquier obra pública o privada necesita un CIRA o un PMA. Es decir, quien dirige esa oficina no solo tiene poder técnico, sino capacidad de incidencia en decisiones multimillonarias.
Por eso resulta tan preocupante que el proceso de selección no haya sido riguroso, ni transparente. En lugar de optar por la meritocracia, se ha preferido perpetuar prácticas que favorecen el amiguismo y el control político de una dirección técnica. Y si se valida como experiencia el trabajo administrativo desde una oficina, pronto veremos a otros funcionarios, sin experiencia real, disputando cargos estratégicos bajo el mismo criterio.
¿Y ahora qué?
Lo ocurrido en la convocatoria CAS N.° 216-2025-MC debe ser revisado con seriedad por los órganos de control del Estado. No se trata solo de un concurso más, sino de un proceso que compromete la legitimidad del sistema de contrataciones públicas, la credibilidad del Ministerio de Cultura y, sobre todo, la adecuada protección del patrimonio arqueológico del país.
Porque si quienes deben garantizar la conservación del patrimonio no saben ni siquiera cómo se ejecuta una intervención en campo, ¿Qué nos queda como ciudadanos? Solo mirar desde lejos cómo el poder se distribuye a puertas cerradas, mientras las formas legales se ajustan, como siempre, al tamaño de los intereses.
Cultura
Machu Picchu en la lista negra: el precio de la desidia
Machu Picchu, orgullo milenario del Perú, se tambalea bajo el peso de su propio éxito: hoy, más que una joya cultural, es una advertencia global sobre el turismo desbordado.

El esplendor de Machu Picchu, esa ciudadela suspendida entre la niebla y el abismo, ha dejado de ser solo un símbolo de orgullo nacional para convertirse, lamentablemente, en ejemplo de lo que ocurre cuando el patrimonio se subordina al lucro. La reciente inclusión del santuario inca en la lista de destinos que “ya no valen la pena visitar”, elaborada por la publicación internacional Travel and Tour World, es mucho más que una advertencia: es un grito de auxilio.
Junto a destinos igualmente emblemáticos como Venecia o Bali, Machu Picchu aparece ahora en un índice vergonzoso: el de los sitios donde el turismo masivo ha comenzado a erosionar lo que una vez se admiró. Las razones son contundentes: sobresaturación de visitantes, tarifas desproporcionadas y un impacto ambiental alarmante. A ello se suma la advertencia de la Unesco, que evalúa declararla Patrimonio en Peligro si el Estado peruano no actúa con urgencia y decisión.
No es una exageración. Según informes recientes, rutas diseñadas para no recibir más de 450 personas al día han llegado a registrar hasta 700 ingresos. El resultado es predecible: senderos desbordados, piedras milenarias al borde del colapso y una experiencia cada vez más parecida a la de una feria caótica que a la contemplación sagrada de un legado ancestral.
La Contraloría General de la República, por su parte, ha emitido un informe demoledor: aforos incumplidos, ausencia de fiscalización y una Aguas Calientes convertida en una máquina de exprimir turistas, donde los precios suben, pero la calidad se desploma.
El problema, claro está, no es el turismo, sino su pésima gestión. Especialistas en conservación han exigido una reestructuración del sistema de ingreso, la implementación de límites reales y no simbólicos, y un nuevo modelo de turismo sostenible que reconcilie el desarrollo con la protección. No se trata de clausurar el acceso a la maravilla, sino de salvarla de su propia fama.
La inclusión de Machu Picchu en esta lista negra debe interpelarnos como país. ¿Vamos a permitir que uno de nuestros mayores legados se pierda en manos de la improvisación y la codicia? ¿O tendremos, al fin, el coraje de actuar antes de que la historia nos pase la factura?
Mientras tanto, el ministro Fabricio Valencia continúa en su búnker solucionando sus problemas y haciendo seguimiento a la investigación de la fiscalía por el caso Shirley Hopkins.
Cultura
Ministerio de Cultura de Ica: ¿concursos CAS a medida?
Nuevas movidas en la DDC de Ica buscan coronar la dedocracia.

Por Luis Huertas
Desde hace años, las convocatorias CAS en el Ministerio de Cultura, tanto en la sede central como en sus Direcciones Desconcentradas, han sido señaladas por beneficiar a personas del entorno de confianza de ciertos funcionarios. Lo preocupante es que esta práctica no parece detenerse, y ahora el foco está sobre la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Ica.
Surgen preguntas inevitables: ¿Desde cuándo la DDC Ica ha sido terreno fértil para estas maniobras irregulares?, ¿A quién favorecen realmente estas contrataciones?, ¿Por qué en medio de la grave crisis por las Líneas de Nasca, se lanza una convocatoria que despierta tantas sospechas?
Primer intento: CAS N°072-2025-MC
El 4 de febrero de 2025, se publica en la web del Ministerio de Cultura un concurso CAS para cubrir el cargo de subdirector/a de la DDC Ica. El puesto exigía un perfil técnico exigente, con experiencia específica, título en arqueología y colegiatura vigente. El sueldo: S/ 6,906 nuevos soles. Todo parecía estar en regla, hasta que el concurso desapareció.
Fuentes internas revelaron que, el concurso fue retirado tras una denuncia desde la misma DDC Ica, advirtiendo que la subdirección es un cargo de confianza y no debería concursarse vía CAS. Así, el proceso fue abruptamente anulado. Coincidentemente, semanas después, el entonces director Alberto Martorell presentó su renuncia mediante Resolución Viceministerial N° 069-2025-MC. ¿Este CAS era algún premio, orquestado por algunos “amiguitos” para cierto funcionario de la sede Ica? Y todo con el aval del ex director Martorell, hoy involucrado en algunos chats internos con el ministro Valencia. Luego de su renuncia, asume el abogado Víctor Injante la dirección de la DDC Ica y, sorprendentemente, se vuelve a insistir con el mismo CAS pero maquillado con otras aristas.

Fuente: Ministerio de Cultura.
Segundo intento: CAS N°296-2025-MC
El 10 de junio —en plena tormenta por la reducción del área protegida de las Líneas de Nasca y la crisis de gestión en la DDC Ica— se lanza una nueva convocatoria. Esta vez, el puesto se denomina “Coordinador/a de Subdirección de Patrimonio Cultural, Industrias Culturales e Interculturalidad”. En la práctica, el mismo cargo de subdirección, pero con otro nombre. Lo curioso es que los requisitos ahora son más flexibles:
- Experiencia general: de 6 a 5 años
- Experiencia específica: de 4 a 3 años
- Experiencia en el sector público: de 3 a 2 años
- Sueldo: de S/ 6,906 a S/ 6,000

Fuente: Ministerio de Cultura.
Como para hacerlo más accesible, solo se exige haber sido “especialista” durante un año. ¿Coincidencia? Difícil de creer. Todo apunta a que, presuntamente, esta nueva convocatoria estaría hecha a medida para la actual subdirectora Jeanette Gutiérrez, quien pasaría de ganar S/ 3,000 a S/ 6,000, con una plaza concursada y mayor estabilidad. Algunos señalan que podría incluso pedir licencia sin goces de haber, de su puesto actual y postular, sin riesgo alguno. Desde hoy se puede postular a este CAS, y todo puede pasar.

Fuente: Ministerio de Cultura.
¿Puestos a la carta?
Lo más preocupante es el trasfondo: ¿Por qué insistir tanto en este puesto? ¿Por qué reducir los requisitos? ¿Por qué en medio de una crisis de credibilidad en la gestión cultural? La DDC Ica no necesita una coordinación adicional, ya que la actual subdirectora cumple esas funciones. Entonces, ¿por qué insistir?
Mientras los titulares nacionales apuntaban al escándalo de las Líneas de Nasca, en silencio se gestaba una convocatoria que huele a favoritismo. El patrón es claro: flexibilización de requisitos, coincidencias con cargos en funciones, y beneficios personales.
Una llamada a la reflexión
Este tipo de maniobras no son nuevas en el aparato estatal, pero es hora de ponerle freno. Si el Estado sigue siendo usado para beneficiar a ciertos círculos de poder, sin meritocracia ni transparencia, estamos condenando la institucionalidad.
La ciudadanía exige respuestas, pero sobre todo decencia en la gestión pública. Desde Lima Gris seguiremos vigilantes. Porque el patrimonio no solo se protege en el terreno, también se defiende en la transparencia de quienes lo administran.
Cultura
Presentación del libro «El misterio de las aves kanchu» de Lizbeth Pretell Romero
El miércoles 25 de junio en la Casa de la Literatura Peruana se presentará el libro “El misterio de las aves kanchu” de Lizbeth Pretell Romero, gestora cultural e investigadora luriganchina, y publicado por el sello editorial Jukucha Ediciones.

Este libro nos permite conocer la historia de las aves kanchu, míticas aves sagradas de quienes se toma el nombre para crear el vocablo Rurikanchu, que a su vez da origen a la denominación del distrito de San Juan de Lurigancho. Un relato que muestra personajes y hechos con trascendencia histórica y ficticia; fruto de una investigación basada en los manuscritos del padre Francisco de Ávila, el libro “Ritos y tradiciones de Huarochirí”, así como en evidencias arqueológicas halladas en el distrito.
El proyecto fue concebido desde el área de museo del Centro de Cultura, Recreación y Educación Ambiental Huiracocha (CREA Huiracocha), el cual estuvo ubicado en el parque zonal del mismo nombre en el distrito de San Juan de Lurigancho. La sala permanente Ruricancho, más conocida entre sus pobladores como el museo de San Juan de Lurigancho, tuvo como propósito difundir y revalorizar la historia del distrito (ubicado en un territorio con aproximadamente 11 000 años de historia) entre sus pobladores y el público en general, mediante visitas guiadas y talleres de educación patrimonial. Gracias a estas actividades y de manera lúdica, se realizaron también jornadas de cuentacuentos para niños, con relatos basados en la historia de la comuna.
En la presentación participarán Lizbeth Pretell Romero, autora del libro; Ricardo Puga Huamán, ilustrador; y Alan Concepción Cuenca, bibliotecólogo. Además, se contará con la participación especial de Gerardo García Chinchay, director de la Dirección de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura del Perú. La cita es el miércoles 25 de junio a las 6:30 p.m. en el auditorio de la Casa de la Literatura Peruana, ubicada en jirón Ancash 207, Centro Histórico de Lima. Ingreso libre con aforo limitado.
El libro podrá ser adquirido el mismo día de la presentación o a través de las redes sociales de la organización cultural Quebrada Canto Grande.
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