Entrevista: Edwin Cavello Limas. Fotos: Miguel Mejía Castro
Desde el 2015, Carlos Valdez es el Director General de la Escuela Nacional Autónoma de Bellas Artes del Perú, ingresó a asumir el cargo luego de una nueva toma. Como egresado de la Escuela conoce bien las necesidades de su alma máter, su trabajo no ha sido fácil, pero desde su gestión ha logrado mejorar y posicionar nuevamente a la ENSABAP.
Este año Bellas Artes celebra su centenario, un siglo fecundando a los artistas más importantes de la historia del arte peruano. En esta entrevista Carlos Valdez, nos comenta sobre el trabajo que viene realizando en su gestión, el plan patrimonial para la Escuela, las alianzas estrategias y sobre la labor del área de bienestar estudiantil, entre otros temas.
¿Cómo encontraste la escuela al asumir el cargo de director?
Cuatro días antes de asumir el cargo hubo una toma propiciada por trabajadores, lo cual nunca se había hecho. Y el primer día de clases tomaron los tres locales de la escuela; en el grupo había alrededor de 20 docentes y además contrataron a un grupo de personas para que tomaran la escuela de la forma más drástica posible. Luego, los mismos estudiantes recuperaron la escuela, y me acusaron a mí de dirigirlos, pero yo no estaba a la hora que recuperaron la escuela, porque eso fue como a las seis de la tarde. Yo había ido al centro cultural y los estudiantes entraron; eso fue algo muy fuerte. Si yo hubiera estado en ese momento hubiera tratado de evitar cualquier acto de violencia.
Hay videos y fotos donde profesores y alumnos se enfrentaron a golpes
Sí, los tres locales estaban tomados, y un alumno me dijo que solo dos personas habían tomado el centro cultural que estuvo a cargo de Guillermo Valdizán. Entonces, yo fui y constaté que un grupo de personas estaba tratando de recuperar la sede del centro cultural, pero los traté de controlar en todo momento, tanto así que el local se recuperó sin ningún gesto de violencia. Y en ese momento nos llamaron para decirnos que estaban recuperando el local central; pero como tú dices fue un poco violento.
Ingresaste en un momento álgido y en un ambiente muy politizado
Fue muy politizado, porque como todo sector del Estado estaba dirigido por sindicatos, y además la entrada violenta de esta toma del 17 de agosto del 2015 marcaba todo un año donde hubo asambleas paralelas, y se habían elegido autoridades falsas. Hubo un director real, y otros que se declaraban asimismo como tal. También intentaron tomar el local de Canevaro; en realidad fue un año muy complejo y con una crisis muy fuerte, pero ya había sucedido antes, porque recordemos que hubo una toma en diciembre del 2008, en diciembre del 2007, y la anterior en el 2001. La escuela está marcada por una serie de quiebres, y creo que eso tiene que ver con aspectos sociales, culturales, socioeconómicos y raciales. Los rasgos del Perú se han condensado un poco en la escuela.
Hablar de Bellas Artes es también hablar de las tomas. Me imagino que dentro de lo sucedido se habrá sacado cosas negativas y positivas. ¿Cómo fue ese primer día cómo director después de la toma?
Era complicado, porque la escuela estaba quebrada. Hubo grupos de alumnos que me tocaban la puerta y me decían: No estamos dispuestos a que nos enseñe el profesor que ha tomado la escuela, porque hemos visto que ese profesor ha golpeado a nuestros compañeros. Por otro lado, los profesores trataron de desconocer cualquier autoridad, porque ellos mismos eligieron a sus autoridades paralelas. Como te imaginarás, el ambiente interno era de suma tensión. Lo que nosotros hicimos fuertemente fue respaldarnos en las normas, y respetarlas para institucionalizar la escuela. Nos acercamos mucho más al Ministerio de Educación, y lo que hicimos fue abrirles procesos administrativos a 25 trabajadores, porque como la situación había sido de toma, tampoco sabíamos en qué momento se podía originar nuevamente. Por eso interpusimos medidas cautelares para que los profesores se desplazaran a otros espacios, y se terminara el semestre de una manera más estable. Fue un año donde yo más parecía abogado, que profesor de arte.
En los tres años que tienes como director, ¿Qué ha sido lo más complicado?
Justamente, brindar la institucionalidad, porque la escuela era como una pampa. Encontré que no había muchas cosas documentadas, porque realmente se perdieron cosas, y eso era el vox populi porque decían se habían llevado la escuela con rueditas. Lo poco que encontré estaba en la oficina de dirección, y el archivo estaba descuidado; además existía muy poca identificación del personal con la institución. Se sentía mucha desconfianza a nivel de profesores, y entre los alumnos existía una partición, como una especie de dos sectores que se acusaban mutuamente; era como una lucha de clases. Eso fue lo más duro al inicio, y el reto que yo les propuse fue que en Bellas Artes se vuelva a hablar de arte otra vez.
¿Qué otras cosas has conseguido durante tus tres años de gestión en Bellas Artes?
Ha sido muy difícil la institucionalización de la escuela. Hoy vemos las cosas que suceden en el Poder Judicial, en el Poder Legislativo, y además vacaron a un presidente, y los congresistas son cuestionados constantemente; simplemente vemos que hay una crisis generalizada de la institucionalidad. Como sabemos: el sector cultura es un sector que ha estado descuidado a lo largo de toda la república. Institucionalizar Bellas Artes creo que será el mayor legado que podría dejarles a todos. En estos tres años se ha caminado fuerte en eso; y de repente es poco visible, pero es un trabajo que viene muy por debajo, para lograr que los alumnos crean más en su institución, y no se sientan avergonzados de estudiar en la Escuela de Bellas Artes.
Bellas Artes tiene un pie en el Ministerio de Educación, y el otro pie en el Ministerio de Cultura, ¿Cómo es el apoyo o el financiamiento desde estos ministerios?
La pregunta es interesante. Nosotros dentro de las cosas que hemos hecho por Bellas Artes, es que por primera vez hicimos un PI; el área de planificación puso los objetivos de doble entrada; por un lado los objetivos del Ministerio de Educación, y por otro lado los objetivos del Ministerio de Cultura, y Bellas Artes encajaba perfecto ahí. Pero nosotros recibimos dinero únicamente del Ministerio de Educación, porque el Ministerio de Cultura no nos puede dar ni un sol. Pero al Ministerio de Educación de repente algunas cosas que hacemos les parecen superfluas; como por ejemplo, invertir en una exposición de arte. Seguramente para el Ministerio de Cultura sería interesante, pero el Ministerio de Educación ve que todo está bien mientras haya horas de dictados de clases, y profesores, pero lo que no pertenece a eso lo ven como un gasto superfluo, como si fuera una fiesta de navidad. Esto sucede porque ellos no están especializados en eso. Entonces, tenemos esa tara, y por eso creemos que tenemos que tener mucha mayor autonomía, y ser un pliego para que el gobierno nos pueda dar un recurso que nosotros manejemos con responsabilidad.
¿No hay un entendimiento por parte del gobierno?
No nos entienden, pero tampoco nos dejan ser autónomos; y eso nos ha impedido crecer históricamente. Y cuando se ha querido intervenir como lo hizo el gobierno militar en la década del setenta sucedió la mayor crisis en Bellas Artes, y cerraron la escuela por dos años. Creo que el mejor camino de la escuela ha sido cuando tuvo una autonomía plena. En los inicios dependíamos directamente de Palacio de Gobierno, y eso marca una pauta diferente a la escuela de Bellas Artes con relación a su propio devenir. Creo que la autonomía siempre ha sido una fortaleza en el sentido de que el arte tiene que tener un libre pensamiento, una libre expresión, y una democracia absolutamente garantizada; y que se permita la pluralidad dentro de sus estudiantes y sus profesores. Creo que esa pluralidad se daría gracias a la autonomía, pero esa autonomía también tiene que tener estabilidad, y esa estabilidad pasará porque el ministerio nos la dé. Pero si tenemos un ministerio tambaleante, eso finalmente nos llegará a afectar a nosotros. Por eso no es muy bueno que la escuela dependa tanto del Ministerio de Educación.
¿Cuántos alumnos tienen en la escuela de Bellas Artes actualmente?
En pregrado en las cinco carreras de formación profesional: cerca de 400 alumnos. Y tenemos 100 alumnos en el centro pre; pero además brindamos una serie de servicios a la comunidad y quizás la gente no está muy enterada. Nosotros tenemos cursos de extensión, muchos de ellos a un precio módico, pero también tenemos talleres gratuitos para comunidades vulnerables. Existen personas con habilidades diferentes que llegan a través de asociaciones, y atendemos a poblaciones que están en precariedad económica. También tenemos gente que llega a nuestras exposiciones gratuitas y les hacemos visitas guiadas. En general, fuera de las 400 personas que atendemos en el pregrado, tenemos cerca de tres mil personas que atendemos mensualmente con las actividades mencionadas.
Se sabe que hay muchos alumnos que no tienen posibilidades económicas. Háblanos del apoyo social que les brindan a los estudiantes.
Yo estudié en Bellas Artes de 1991 a 1996, cuando hubo una crisis económica muy grande producto de la guerra interna, y mis padres no podían ayudarme. Yo pasé las de Caín con mucho esfuerzo para mantener mi propia carrera, y tenía que trabajar pero eso no me permitió desenvolverme en algunos cursos de la manera que me hubiera gustado. De repente eso hizo que yo me preocupe mucho por el bienestar estudiantil, porque la escuela sí tenía bienestar social. Cuando abrimos bienestar estudiantil empezamos a hacer una serie de evaluaciones, y no sabes la revolución que eso ha significado, porque antes de conocer el tema de bienestar, yo pensaba que los problemas tenían que ver con la ideología, o con las posiciones artísticas; pero cuando vimos el tema de bienestar, descubrimos que después de un tiempo hubo una cantidad de asesorías psicológicas, porque gran cantidad de chicos venían con problemas familiares y económicos. Y Bienestar estudiantil ayudó para que se puedan concentrar, y puedan llevar mejor los cursos. Y el tema de tensión que antes existía bajó considerablemente; entonces me puse a pensar que en el Perú en la educación básica no sé tiene la oportunidad de trabajar en el aspecto emocional. El proyecto del área de bienestar estudiantil lo presentamos en el Ministerio de Educación y ganó un concurso nacional. Yo creo que eso se tendría que replicar en todas las escuelas de formación artística, y si es posible en otras instituciones de formación.
¿Qué otros servicios de bienestar le brindan?
Los estudiantes tienen una enfermería, también hay un físico terapéutico ya que toda la carga emocional que realizan les puede afectar. Hay una serie de cosas que estamos trabajando con un equipo multidisciplinario.
¿Cuántos son los alumnos beneficiados en el tema de los desayunos y almuerzos gratuitos en la escuela?
Por experiencia propia, los talleres de producción de pintura, escultura y grabado son durante la mañana. Muchos chicos en Bellas Artes llegan de provincia y viven en cuartitos alquilados; entonces vimos que el desayuno era el principal alimento del día, y cuando pusimos los desayunos se activó fuertemente el desempeño de los alumnos por la mañana. Incluso los profesores han reportado que los alumnos están más encaminados en la producción del taller. Eso ha ayudado a cien estudiantes a tener desayuno, más los cien menús que ofrecemos. Creemos que se ha hecho un aporte importante para que los alumnos tengan una salubridad integral.
Un aporte positivo es el laboratorio de medios audiovisuales que han inaugurado hace unos meses.
Sí, tiene que ver con un tema de empleabilidad. Cuando hablamos con el Ministerio de Educación con el asunto de empleabilidad, vimos que la potencia que tienen las nuevas generaciones con el tema de la tecnología era una cosa que les permitía más rápidamente insertarse, entonces, conseguimos un presupuesto adicional para que se pueda implementar un laboratorio de medios audiovisuales, y así es como se le llama. El laboratorio está ubicado en el cuarto piso de la escuela, y cuenta con equipos de última generación, como son registros de audio, video, cámaras fotográficas modernas, e incluso impresoras 3D y computadoras de alta generación con tabletas de dibujo.
Precisamente me sorprendió ver computadores de la marca Apple con un laboratorio bien montado.
Como institución pública no significa tener lo mínimo, sino podemos aspirar a tener lo mejor, creo que como institución pública no significa que no tengamos algo remendado o viejo. Esa percepción equivocada a veces es la que nos gana. Creo que se puede ser optimista con todo lo que significa la gestión pública, porque gestión pública es dar igualdad de oportunidad a quien no puede acceder, o decide no acceder a la educación privada. Nosotros queremos dar lo mejor, porque todas las personas que llegan a Bellas Artes merecen el mayor respeto.
Bellas Artes también ha realizado alianzas estratégicas importantes con otras instituciones, ¿Qué les ha permitido lograr estás alianzas?
La mayoría de las apuestas en las artes plásticas en el Perú han venido de las instituciones o empresas privadas. Un ejemplo es el MALI; el museo de Arte de Lima tiene una colección y un centro de investigación muy acertado, es una iniciativa privada que se tiene que aplaudir. Sin embargo, en el Estado hay precariedad a nivel institucional. Creo que el Ministerio de Cultura está haciendo grandes esfuerzos, pero recién lo está iniciando, por eso nosotros sabíamos que no podíamos ir solos, teníamos que aliarnos para poder avanzar en el rubro de arte. Vimos de que el MALI tenía mucha coincidencia con nosotros porque ellos también apuestan por la idea del arte nacional, y por eso nos hemos vinculado de una manera muy buena con el equipo de investigación del MALI, y eso nos ha permitido gran parte de la publicación de nuestro libro histórico, y los otros libros que vienen en camino también están en ese sentido.
¿Con qué otras instituciones han realizado alianzas?
También hemos tenido acercamiento con Art Lima, Fundación Euroidiomas, y con el Británico. Y estamos haciendo una alianza con la Universidad Diego Quispe Tito de Cusco, ya que creemos que hacerlo de manera conjunta y articulada va a permitir que se pueda generar un sector para las artes visuales mucho más prometedor de lo que hay ahora.
¿En el tema de Patrimonio, qué están desarrollando para la escuela?
Cuando llegué a Bellas Artes era como llegar a una casa donde se debía veinte meses de luz, veinte meses de agua; se habían llevado los medidores, donde el anterior dueño le debía a todo el mundo, era una cosa bien difícil. Claro que se habían hecho algunos esfuerzos a partir del rango, eso no se puede negar, como por ejemplo el plan de estudios. Pero existía un asunto muy sensible para los bellasartinos que es su patrimonio. La escuela tiene tres casas patrimoniales, y siempre ha sido motivo de muchos comentarios, porque decían que estaban descuidadas y que nadie las cuida, y que en el último terremoto se afectó Canevaro. Vimos que nadie había hecho nada en general, porque lo que tiene que ver con patrimonio es un tema complejo porque hay que hacer expedientes técnicos, inscripciones en el Ministerio de Cultura, y como comprenderás eso era una labor titánica, y cuando llegué no había un sector especializado en el patrimonio artístico de la escuela; solamente estaba el área de patrimonio que es la que etiqueta las sillas, las mesas y computadoras, es decir, solo un registro como tal. Entonces a las estatuas y piezas prehispánicas también les habían puesto su etiqueta con su número como si fuera un ventilador. En el 2016 creamos el área de patrimonio artístico, y ahí pusimos a personas especializadas. Actualmente hay un arquitecto patrimonial y dos restauradores especialistas en el área, porque nosotros también intervenimos constantemente las casas. Estar en Bellas Artes es como vivir sobre una huaca, por eso lo que hemos hecho es un registro del patrimonio estatuario, y lo estamos inscribiendo en el Ministerio de Cultura, ya que en 100 años nunca se realizó.
¿Cuántas obras de arte conserva la escuela?
Estatuariamente tenemos más de cien, desde piezas que fueron donadas por Rafael Larco Herrera en el año de 1924, hasta piezas que nos han dado mucho después. Todas ellas son copias de esculturas grecorromanas de museos de Europa. Ese patrimonio escultórico está siendo inscrito en el Ministerio de Cultura, y eso nos va a permitir ponerlo en valor, ya que como está inscrito, recién podrán venir las empresas privadas con las cuales estamos hablando para que las restauren. También se van a restaurar las tres casas patrimoniales, y el arquitecto patrimonialista que está trabajando con nosotros ya hizo el expediente técnico. Con eso haremos una campaña de puesta en valor para los tres locales.
De las tres propiedades que tiene Bellas Artes, ¿Cuál necesita una urgente restauración?
La más crítica es la casa Canevaro, porque tiene una pared que está bien afectada, pero nosotros ya hemos mandado el expediente al Ministerio de Cultura para que nos autorice la refacción inmediata. Ya tenemos el plan listo para hacerlo, solo estamos esperando la autorización.
Muchos artistas bellasartinos se sienten de alguna forma abandonados cuando egresan de la escuela, en ese sentido ¿están trabajando para darles las herramientas necesarias para poder encontrar un espacio laboral?
Hay dos maneras de verlo. Una es con los egresados que ya existen; nosotros estamos apostando con la dirección de promoción cultural que ha incorporado una serie de profesionales que permitiría tener todo un espacio en la escuela para el abordaje artístico. Ellos tienen curadores, museógrafos, especialistas en exposiciones y especialistas en educación artística que están trabajando fuertemente para generar una estrategia en el campo profesional. Ellos van a organizar ferias de egresados, el asunto de bienes y servicios de empleabilidad, conexión de bolsas de trabajo, ellos están preparando todo ese paquete. Eso es para los egresados.
¿Y para los estudiantes?
Nosotros estamos preparando un cambio en el plan de estudios, pero no queremos que ese cambio termine siendo romántico, porque podríamos otra vez caer en el asunto de que los estudiantes terminen maravillados aquí adentro, pero afuera ya no tengan un espacio real. Ojo, que en Bellas Artes por promoción hay uno o dos que son los súper artistas, pero la pregunta es ¿qué hago con el resto? No podemos solamente ser románticos. Lo que vamos a hacer es un estudio en el campo real, para conocer cuáles son las condiciones en la que debemos preparar a los chicos, sin abandonar nuestra tradición para que puedan tener un mejor desempeño en el campo profesional. Estamos preparando un consultorio real, para luego mostrárselos a los profesores y conjuntamente con ellos y con los estudiantes generar una carrera que no abandone nuestra tradición, pero que también ponga un poquito más los pies en el suelo.
Para ti como egresado de Bellas Artes, y ahora también como director ¿Qué significa el centenario?
De la pregunta inicial de cómo encontré la escuela, con un panorama sombrío con murciélagos alrededor, creo que el centenario es la oportunidad. Esta crisis institucional que yo menciono, tenía que ver, porque de repente todos hablaban de los problemas y miraban el vaso vacío. Así que decidimos que el centenario puede ser la oportunidad para mirar la historia de Bellas Artes y hallar nuestra identidad, porque frente a otras instituciones que se han ido empoderando como Católica y Corriente Alterna, se puede decir que Bellas Artes había perdido un poco su rumbo. Lo del rango universitario fue bueno, pero confundió un poco cuál debía ser el “nuevo” devenir. Parece que el centenario sirve para mirar hacia atrás y recuperar lo mejor de la escuela y ponerlo en juego otra vez. Tenemos rango pero eso no significa que abandonemos lo que siempre fuimos; creo que al contrario, hay que reforzar lo que siempre hemos sido, y eso nos dará una dimensión grande, porque la escuela siempre aportó a la sociedad a nivel de la estética, la obra pública, e ideología. Y también a nivel de la democracia la escuela siempre ha aportado, y creo que el centenario es la oportunidad para mirar eso con orgullo.
¿Qué nuevas muestras o proyectos se vienen?
Hay muestras que estamos haciendo como la de los profesores; la muestra será itinerante y también se presentará en Cusco y Nueva Delhi, en la India. Eso está en el marco de un proceso de convenio con la Escuela de Bellas Artes de Nueva Delhi, que va a nivel de una plataforma gubernamental. También hemos firmado un convenio con la Bienal Sur, para seguir siendo la plataforma de la bienal para las próximas ediciones, y estaremos yendo para participar en las mesas de contratación de temas. Y en el 2019 se viene el año de la educación artística, donde vamos a realizar el segundo Congreso Internacional con una plataforma latinoamericana, y vamos a tener invitados de la región. De esa manera vamos a poner a la escuela en una posición más internacional.
En Bellas Artes hay varias especialidades, ¿Por qué en escultura no se puede trabajar en piedra en la actualidad?
Tu pregunta es buena. Como sabrás nosotros estamos apoyando en albergar nuestras artes tradicionales. Nosotros por primera vez hemos puesto un profesor de cerámica en horario completo, eso ha permitido que muchos de los últimos proyectos, incluso los de pintura, escultura y grabado, hayan sido premiados mediante técnicas de cerámica. Hemos fortalecido el taller de cerámica en todos los aspectos a nivel de tecnología de los hornos, hemos traído nuevas máquinas, y el profesor está dando un insumo especial. Incluso, el taller de retablo ayacuchano también lo estamos manteniendo de forma constante. Este año hemos incorporado a Vilma Maynas, que enseña tejido amazónico, ya que de esa manera queremos generar un laboratorio, así como el de medios audiovisuales, queremos hacer un segundo laboratorio de artes tradicionales, que pueda desarrollar lo que no hacen otras instituciones, porque todo lo prehispánico o popular se ve solo a nivel de antropología, pero no se estudia desde el arte. Lo menciono porque nuestra apuesta tiene que ver mucho con la tradición. Soy admirador de las tradiciones por eso me fui a trabajar cuatro años a Jauja, porque admiro eso, y por lo mismo la escultura en piedra tiene una tradición desde Chavín en adelante, con una escultura lítica impresionante, y creo que a nivel internacional el Perú debería entre otras cosas destacar por la escultura lítica; sin embargo, hubo una recomendación de OCI (Organismo de Control Interno) que tiene que ver con la contraloría, ellos hacen inspecciones de cuánto daño se hace a la salud de los estudiantes, y en un informe muy claro señalaron que eso estaba afectando de manera nociva a los estudiantes. No tenemos las condiciones adecuadas por el espacio para trabajar talleres de escultura con máquina, porque eso debería ser en un espacio abierto. Lo que hemos optado es una medida transitoria.
¿Cuál ha sido la alternativa?
Nosotros con el Ministerio de Educación estamos buscando un campus donde podamos albergar la especialidad de escultura con todo lo que eso significa y apostar otra vez por la escultura lítica con mejores condiciones. Lamentablemente por ahora estamos tratando de explicar a los docentes y estudiantes que por lo pronto esa sería la salida que tenemos.
Lo mencionaba porque dos estudiantes han presentado cartas para saber ¿por qué no les permitían trabajar en piedra?
En realidad en la escuela hay un tema de salubridad que no se ha visto. El tema del arte es apasionante pero tenemos a todos juntos, como los estudiantes de especialidad de grabado que tienen una serie de tintes tóxicos, a su costado los estudiantes de pintura trabajan con óleo y con acrílico, el acrílico no tiene olor pero eso no significa que no sea tóxico, y de repente es más tóxico que el óleo. En escultura están tallando madera con máquina, al otro lado están con la fibra de vidrio, y esto podría ser en realidad una bomba de tiempo; en ese sentido nosotros estamos aplicando una serie de políticas para que se entienda que primero es la salud. Hemos realizado una serie de charlas, y tenemos un ingeniero que les da permanentemente charlas de salubridad. Tal vez es una cultura que puede parecer contraproducente para la creación, pero también es nuestra responsabilidad velar por la salud de los estudiantes.
Si tuvieras que hacerte una autocrítica como director de Bellas Artes, ¿Cuál sería?
Creo que la autocrítica tendría que ver con estar mucho más presente en el área académica, ya que hay muchos pendientes, y no lo digo como excusa, pero tal vez estos pasivos sobre lo que te comentaba, han hecho más difícil mi acercamiento del día a día. Tal vez podría ser una de las autocriticas acompañar más de cerca a los estudiantes y poder generar más convenios. Esa es una tarea que está pendiente. Nuestra política institucional de convenios tiene que seguir creciendo y esa es una responsabilidad directamente de la Dirección General. Creo que esas dos serían las autocriticas que podría hacer.
Entonces, sin duda los estudiantes siempre van a tener la puerta abierta para conversar contigo, y una forma de darles esa confianza es invitándolos.
Sí. Nosotros como entidad estatal con autonomía, hemos apostado por la representación estudiantil, y la hemos aumentado en los órganos de gobierno que es la Asamblea General; incluso ahora el centro de estudiantes ingresa a la Asamblea, y eso nunca se dio en la escuela. Ahora ellos entran como supernumerarios y están presentes, apuntan y tienen todos los documentos. Además, hemos logrado por segundo año consecutivo tener la totalidad del tercio estudiantil; y eso para nosotros es un logro importante. Aparte, tenemos la página institucional y estamos tratando de implementar las redes con todos los accesos posibles para que se transparente la información. Si bien, tenemos una agenda cargada, todo alumno que viene lo atendemos; creo que la invitación está en que ellos se puedan acercar, porque las puertas están abiertas, e igual para los docentes. Nosotros estamos para escucharlos, esa ha sido la intención, la de acompañar sus ilusiones.
(Entrevista publicada en la revista impresa Lima Gris número 15)