Mientras
la Revolución Cubana se consolidaba y millares de corazones juveniles se
encrespaban en América, en 1959 en la ciudad argentina de Azul se fundó la
Escuela Nacional de Bellas Artes y Escuela de Cerámica. Entre los profesores
que se radicaron en el poblado para dictar clases, en la etapa inicial y
fundacional, estuvo Adolfo Pérez Esquivel (Premio Nobel de la Paz 1980), quien
además de una notable obra escultórica que perdura (el Monumento a la Madre) dejó algunos escritos que hemos recuperado y
que serán objeto de un próximo artículo. La Escuela comenzó a formar
profesionales, año tras año, durante su primera década, y lo hizo auspiciosamente;
pero, para el país, sobrevinieron años trémulos desde entonces, agudizados a
partir de la dictadura de 1966 y, más aun, con la que se instauró diez años
después. Durante ese período, de los establecimientos terciarios y
universitarios de Azul, la Escuela de Bellas Artes fue la única que sufrió no
sólo sistemáticas operaciones de inteligencia policial y militar sino también detenciones
y secuestros de alumnos. Varios de ellos continúan hoy desaparecidos. De ello
trata esta historia.
Años oscuros
Norma
Delbonis, Roberto Zaffora y María del Carmen Barros fueron tres de los jóvenes
estudiantes de Bellas Artes secuestrados y desaparecidos. Militaban en la
Juventud Peronista, relacionada con la organización Montoneros. Susana Yaben y Norma Monticelli —cuyo caso hemos tomado
para desarrollar particularmente aquí— fueron secuestradas y mantenidas
en cautiverio; sufrieron vejámenes de toda índole y sus verdugos las liberaron
pasado un mes de reclusión en Centros Clandestinos de Detención (CCD). No
pertenecían a organizaciones juveniles armadas, sólo habían tenido una
esporádica participación en la campaña electoral del Partido Socialista en Azul durante 1973. Darío Restivo, un joven
egresado de Bellas Artes, fue detenido y permaneció encarcelado como preso
político. En su caso, jamás había participado en movimiento político alguno. Su
única pasión eran las Bellas Artes.
¿Por
qué esta escuela fue particularmente tomada como pieza de caza por los
represores? ¿Cuál fue el criterio “de selección” de alumnos, a la hora de las
persecuciones y detenciones o secuestros? Como estos, es posible formular muchos
otros interrogantes en torno al caso particularmente llamativo de la Escuela de
Bellas Artes de Azul, pero implicaría un desarrollo más voluminoso que el
presente.
“Éramos raros. Además de jóvenes, queríamos crear y pensábamos desde el Arte”, dice Darío Restivo. “Eso, para el poder, ya era un síntoma grave”. Tanto el de fines de los ’60 como el de principios de los ’70, recuerda, “era un tiempo esperanzado, donde parecía que todo era posible. Un clima de gran efervescencia revolucionaria. En Bellas Artes, además del clima de efervescencia, se vivía lo clandestino. Ya iniciados los ‘70, los cambios que se venían eran posibles. Así se lo vivía, ya fuera uno simpatizante de los grupos peronistas o de los grupos más definidos de izquierda. Llegaban las revistas clandestinas, se leían y se pasaban de mano en mano. Estrella Roja, El Descamisado u otro tipo de revistas, como Satiricón o Crisis. Todo eso circulaba entre la juventud. De la misma manera se pasaba la música prohibida, como fue el caso de la cantata popular Santa María de Iquique de los Quilapayún, o los discos de Zitarrosa o de Violeta Parra. Entre el ‘60 y el ‘70, todo era posible. Luego vino una época de terror y de miedo. Y después, de desesperanza”.
Una obra de Norma Delbonis, expuesta en su recorrido por Latinoamérica en 1969.
1975
fue el año de las tomas de escuelas, entre ellas la de Bellas Artes de Azul. El
momento coincidió con el dictado de los decretos antisubversivos por parte del
gobierno de Isabel Perón, con lo cual agudizó la persecución de “la guerrilla”,
aunque bajo ese rótulo se terminó englobando expresiones que nada tenían que
ver con quienes profesaban y ejercían la lucha armada.
“Comenzaron
a aparecer grupos civiles que secuestraban jóvenes en la vía pública. Hubo un
caso que ocurrió a las dos de la tarde, en pleno centro de la ciudad, frente a
la vista de todo el mundo. Yo no militaba en política, pero eso no quiere decir
que no tuviera una simpatía ideológica. Comenzó a vivirse un clima de terror.
Llegábamos a Bellas Artes y alguien decía: viste, anoche fueron a la casa de
fulano y se lo llevaron. O: cuidate, porque esa persona que viene siempre a la
escuela no es fiable”, rememora Darío Restivo.
“Nos
perseguían si usábamos poncho, si usábamos barba —que no era la barba
prolijita tipo ‘candado’ de los abogados—. Yo iba de poncho a
Bellas Artes; lo había comprado durante un viaje al norte del país. Entiendo
que era una identificación con lo telúrico, pero está claro que nosotros la
habíamos cargado otro contenido, más allá de lo costumbrista que pudiera darse.
Una vez no me permitieron dar un examen porque me presenté con ojotas de cuero,
como las que usaban los collas. En otra oportunidad, porque no llevaba saco y
corbata. Ese día pude rendir porque me prestó su ropa el portero”. Darío
Restivo fue detenido en 1975, recluido como preso político en la cárcel de
Sierra Chica —destinada a delincuentes de máxima peligrosidad— y finalmente liberado
en 1979.
Para
Susana Yaben, “pertenecer a Bellas Artes era ser ‘rara’, ‘difícil’. Empecé en
1974 y en 1976 fue el primer allanamiento en mi casa, antes del golpe militar,
en pleno gobierno democrático. En Bellas Artes se hacían algunas
actividades que, para el poder represor, pudieron ser consideradas
‘peligrosas’. Una vez fuimos con un profesor a Buenos Aires, a una villa
miseria, a llevar parte de lo que nosotros hacíamos en la escuela. Fue
impresionante; los chicos nos abrazaban, nos besaban. ¿Qué había de peligroso
en eso para el poder represivo?”.
Desaparecidos
María Barros y Roberto Zaffora eran, además de estudiantes avanzados de Bellas Artes, una pareja. Se habían conocido en esa escuela y bien pronto formaron familia. El día 25 de septiembre de 1977 fueron secuestrados en la localidad de San Martín (Gran Buenos Aires). Los vecinos se hicieron cargo momentáneamente de sus dos pequeños hijos, Sabina y Nicolás. Algunos testimonios aseguran que ambos estuvieron en el centro clandestino de detención La Cacha (La Plata) y continúan desaparecidos.
Darío Restivo, uno de los estudiantes de Bellas Artes secuestrados por las fuerzas parapoliciales.
Norma
Delbonis fue ejecutada la mañana del 6 de diciembre de 1977 en el Barrio Parque
Luro de Mar del Plata, a manos de un comando de la Subzona Militar 15, a cargo
del Ejército. Su cuerpo no fue entregado a la familia, aunque el gobierno
dictatorial publicó la noticia confirmando la muerte. Un coronel, a pesar de
algunas promesas preliminares, terminó negando la entrega del cuerpo a la
familia Delbonis.
Norma
era una “artista prometedora”, según los medios. En 1969 había realizado una
exposición personal en la Escuela de Bellas Artes de Nicaragua y, un tiempo
antes, en Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y Costa Rica. El diario Crónica de Perú afirmó en 1969: “Pocas
veces una artista tan joven se vio favorecida de esa forma en nuestro país”.
El caso de Norma (o La Sed)
Mañana
de llovizna invernal la de ese día. No se condecía con el mes, ni la época, ni
el lugar: febrero, verano, Mar del Plata (Argentina). Ella amaneció con un
resfrío muy fuerte, pero tenía que ir al trabajo. Salió caminando desde el
hotel donde se hospedaba, rumbo a su nueva oficina. Se cubría con un paraguas
esa mañana. Y se sonaba la nariz.
Las 6,15
horas de uno de los primeros días de febrero de 1977. Norma Mabel Monticelli,
mientras avanzaba por la calle vio, de reojo, un Falcon verde estacionado. En
ese preciso instante, dice, se le terminó
el mundo. Como testigos estaban las espaldas de la Catedral y el centro
marplatense.
Estaba
graduada, pero quería seguir estudiando. Había pensado en la carrera de
Abogacía. Ya era profesora de Dibujo y Pintura, egresada de la Escuela de
Bellas Artes de Azul. Y tenía trabajo en la Caja de Ingeniería. Se hallaba de
paseo en Buenos Aires cuando le ofrecieron un reemplazo breve, de dos a tres
meses, en Mar del Plata. Era enero de 1977. Norma tenía 26 años. Le aseguraron
gastos pagos y hotel. Ni lo pensó: se fue a Mardel.
Llevaba
menos de un mes allí cuando la abordaron cuatro hombres. “Grandotes”, dice
ella. Le taparon la cara, desde atrás, le cruzaron los brazos adelante y la levantaron
como si fuese un puñado de plumas. La empujaron desde la cabeza para meterla
violentamente dentro del automóvil, en el asiento trasero. La acusaron de
inmediato: “guerrillera”. Y le dieron trompadas. En el estómago, en la cabeza,
en las orejas.
La trasladaron hasta La Cueva, uno de los centros clandestinos de detención más trágicamente célebres que funcionó durante la última dictadura militar, en este caso en Mar del Plata (Era el antiguo radar de la Base Aérea, lindero con el Aeropuerto Astor Piazzola. En 1977 estaba bajo el control operacional del Ejército).
La Escuela de Bellas Artes de Azul (Fotografía de Nacho Correa).
Uno de
los captores la bajó del auto a Norma. Se la cargó sobre un hombro y descendió varios
escalones. Escalones de cemento. Norma cree que el lugar era un sótano. Algo
profundo, porque fueron muchos los escalones que bajaron. Muy cerca, se
escuchaban ruidos de aviones.
Allí fue
violada por los captores, a modo de “bienvenida”.
Tenía los
ojos vendados, con mucho algodón y varias vueltas de cinta adhesiva alrededor de
la cabeza. Le habían destapado la boca.
Los
captores le dijeron “te vamos a meter en la parrilla”. Le ataron piernas y
brazos a un elástico metálico de una cama. Norma se sintió crucificada.
Uno de
los torturadores le dijo que era “muy linda”, que era una lástima que anduviera
metida en “eso”. Pero ella nunca se enteró qué era lo que los represores
significaban con “eso”.
Quizá a
consecuencia de la aplicación de picana, ella pedía agua. Tenía mucha sed. Los
captores se reían y le arrojaron agua sobre el cuerpo. Sentía cada golpe de
agua. Y la sed la exasperaba.
De comer
no le dieron, salvo un bocado dos veces en quince días. Permaneció encapuchada
y atada, de pies y de manos, a una silla dura. Volvieron a golpearla, a insultarla
y amenazarla. Cierto día ya no la golpearon. Le dijeron que no le debían quedar
marcas. Oyó los gritos de otras personas que eran sometidas a torturas. Escuchaba
los gritos desgarradores y después, solamente silencio.
Norma
rezaba. No hacía otra cosa. Le pedía a la Virgen de Luján.
Que la
dejaran viva.
La noche
del 24 febrero de 1977 una persona se le acercó y le comunicó a Norma
Monticelli: “Nos equivocamos. Te vamos a soltar”.
La introdujeron
en una bolsa de arpillera y la trasladaron en un vehículo hasta un camino
cercano a Sierra de los Padres. La sacaron de la bolsa y le dijeron que contara
hasta mil y, recién después, que se sacara las vendas de la cabeza y que
caminara hacia una dirección determinada.
Así lo
hizo, pero contó mucho más porque hasta mil le pareció poco.
Se vio
en un camino de tierra. Empezó a andar, con dificultad. Llevaba un sólo zueco y
ni se enteró cuándo y dónde perdió el otro.
Se
sentía sucia Norma. Nunca la habían bañado y, además de todas las torturas, la habían
obligado a hacerse encima sus necesidades, todos los días de las tres semanas
de su cautiverio.
Ya era
25 de febrero. Pronto iba a amanecer. Un trabajador municipal la halló y, a
pocos metros, apareció otra secuestrada: Susana Yaben. Su amiga, igualmente
extraviada y con signos de tortura.
Le quedó
la vida a Norma. También le quedó el pánico. Desde el día que volvió “sin
sonrisa”, como asegura hoy ella, vive con sed.
Aún no tolera
que le tapen la nariz. No puede acercarse las sábanas a la cara porque comienza
a sentir que se ahoga. Y la sed…
Todavía la
desespera. Algunas noches se despierta con la garganta reseca. Dice que se
muere se sed. Tiene un problema en un oído, como consecuencia de un golpe.
Culatazo. De fusil o Ithaca; quizá de una patada fortísima. “Sufrí disritmia
cerebral, por la tortura y los golpes. Sufrí desmayos y convulsiones”, dice.
Y las Bellas Artes, que tanto la apasionaron, también padecieron la tortura: Norma Monticelli nunca más pudo tomar un lápiz. O pintar.
Durísima sanción. Seis meses de prisión preventiva de la libertad dictó ayer el Poder Judicial (PJ), a través de la Corte del Cusco, contra Gabriel Mariano Roysi Melanio, de 30 años, investigado por atentar contra la Piedra de los Doce Ángulos en el centro histórico de la ciudad del Cusco.
La decisión fue dispuesta por el Segundo Juzgado Penal de Investigación Preparatoria Transitoria de Flagrancia del Cusco.
Será investigado por el delito de destrucción de bienes culturales, daño ocasionado con un martillo. Cabe recordar que la ciudad del Cusco es protegida al ser Patrimonio Cultural de la Nación desde 1972 y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco desde 1983.
Por su parte, el Ministerio de Cultura (Mincul), a través del procurador público Henmer Alva Neyra, solicitó como reparación civil e indemnización 5 millones 350,000 soles al imputado de dañar con un martillo la Piedra de los 12 Ángulos.
El fiscal del caso sustentó la medida coercitiva a partir de las pericias del Mincul y de la Policía Nacional que confirman que tras el impacto metálico hubo pérdida de material y hendiduras, que fue calificado como “muy grave” al haber “alteración irreversible en un bien arqueológico de alto valor histórico y cultural”.
Además, hubo “una alteración en la fisura superficial comprometiendo la estabilidad del elemento y exponiendo a un deterioro. El daño compromete no solo la integridad física del bien, sino también su valor histórico, estético cultural al modificar su percepción visual y su autenticidad”.
fuente: tv peru.
El dato:
Un turista que observó los daños reportó la agresión a una tienda de la zona y tras visualizar los registros se constató que Roysi Melano golpeó tres veces el bien cultural y luego se fue. El mismo día, alrededor de las 10:40 horas, la Policía Nacional y la fiscalía ubicaron y detuvieron al causante en la calle Suytuhatu del barrio de San Blas.
Luego de varias protestas por parte de los transportistas que usualmente se dirigen hacia el norte del país, denunciando que la empresa concesionaria Norvial aún continuaba cobrando el peaje en la Variante de Pasamayo y el Serpentín de Pasamayo, pese a que más adelante se encuentra derrumbado el puente Chancay, Norvial informó la suspensión temporal de dicho cobro.
La concesionaria de la Red Vial 5 de la Panamericana Norte precisó que la medida estará vigente por seis días calendario o hasta que se culmine con lainstalación del puente modular que permita recuperar la transitabilidad en el kilómetro 76+200 donde se ubicaba el colapsado puente Chancay.
Sostuvo que la medida se adoptó en virtud del Oficio N° 0658-2025-MTC/19 expedido por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), en aplicación del numeral 9.9 del Contrato de Concesión.
A través de su cuenta oficial en Facebook Norvial dio a conocer este comunicado donde reiteró su compromiso por la seguridad y transitabilidad en la vía.
Como se recuerda, el jueves 13 de febrero, cerca de la medianoche, se produjo el colapso de una de las vías (de norte a sur) del puente Chancay lo que provocó la caída de un bus interprovincial lleno de pasajeros y de un automóvil particular. El accidente dejó tres personas fallecidas y cerca de 40 heridas, algunas de ellas aún se encuentran internadas.
Ante el colapso del puente, que obligó a suspender el tránsito en ese tramo de la Panamericana Norte, el titular del MTC, Raúl Pérez Reyes, anunció que un puente modular reemplazará a la infraestructura dañada. La instalación del citado puente demandaría entre ocho a 15 días.
fuente: exitosa.
Ante la suspensión del tránsito vehicular en Chancay, los transportistas que salen o se dirigen a Lima toman como ruta alterna el camino que conduce a la ciudad de Huaral para luego dirigirse a Aucallama y en este lugar retomar la Panamericana Norte.
Siguen cobrando pese a un servicio deficiente. El director de la Cámara Internacional de la Industria del Transporte (CIT), Martín Ojeda, denunció que se sigue cobrando peaje a pesar de las limitaciones del tránsito vehicular, tras el colapso del puente Chancay, en Huaral, que se registró la noche del jueves, 13 de febrero.
En entrevista para RPP, Ojeda señaló que persiste el cobro en los peajes de Ancón y Huacho, por lo que exigió la suspensión del pago hasta que culminen los trabajos de remediación después la caída del puente Chancay, a la altura del kilómetro 75 de la Panamericana Norte.
También dijo que los transportistas son desviados del peaje de Ancón hacia Huaral, por una vía de trocha que dificulta el tránsito y, además, genera una congestión vehicular de entre una a cuatro horas.
fuente: exitosa.
Para ejemplificar el panorama que brindó Ojeda, un conductor se comunicó en vivo con RPP y relató que, en su trayecto de Lima a Chancay, estuvo más de tres horas atascado en el tráfico.
“Y en el mejor de los casos, cuando no hay tráfico, se demora hora con veinte minutos. Y el día de ayer, en la noche, se ha demorado de tres a cuatro horas. Hay una larga fila de buses porque nos meten por calles que no son carreteras, no son autopistas, es una ciudad… lo peor de todo, que nos cobran los peajes”, declaró Martín Ojeda.
“La fluidez y la conectividad se rompió y están cobrando el peaje de norte a sur y de sur a norte en Huacho; y están cobrando el peaje en Ancón, norte y sur, sur y norte”, agregó.
El director de la CIT comentó que en los peajes se cobra 10.40 soles por eje y los camiones tiene hasta seis; por lo que un transportista podría llegar a pagar 62.40 soles.
“Eso es lo que nos están cobrando: por nada”, enfatizó.
‘La piedra de los doce ángulos’ forma parte de un Palacio Inca en la calle Hatun Rumiyoq y hoy fue seriamente vandalizada por una persona que con un objeto contundente la golpeó fuertemente. Como se recuerda, hace 11 años dos vándalos chilenos pintaron el gran bloque e hicieron un grafiti con sus iniciales.
La madrugada de este martes la ‘piedra de los doce ángulos’ ubicada en la zona monumental de la ciudad de Cusco, sufrió un grave atentado. Lima Gris accedió a imágenes exclusivas del momento del acto vandálico, cuando una persona en aparente estado de ebriedad golpea fuertemente la piedra con un objeto sólido que sostiene en su mano. Funcionarios del Ministerio de Cultura llegaron hasta el lugar para evaluar los daños.
¿Dónde está ubicada exactamente la ‘Piedra de los doce ángulos’?
La piedra de los doce ángulos es un bloque de piedra de la cultura inca que forma parte de un palacio ubicado en el centro de la ciudad, en la calle Hatun Rumiyoq (que junto con otras calles se unen a la plazoleta de San Blas con la plazoleta de la Almudena) en la zona monumental de Cusco, Perú.
El gran bloque de arquitectura inca y que está compuesta por una formación diorita presenta un gran acabado y bordeado perfeccionista, al no existir asimetrías en sus uniones. Y actualmente es considerado Patrimonio Cultural de la Nación del Perú. Asimismo, la piedra forma parte de la sede del Palacio Arzobispal de Cusco, que anteriormente fue la residencia de Inca Roca, el sexto soberano del Curacazgo del Cusco.
Hace 11 años sufrió un acto vandálico
Como se recuerda, el 8 de marzo de 2014 la piedra sufrió un grave atentado mediante una irresponsable pinta que significó un acto vandálico, pese a la constante vigilancia de los ciudadanos cusqueños. En dicha fecha, dos sujetos chilenos desadaptados hicieron un grafiti con sus iniciales. Felizmente, los servidores de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco lograron borrarlas sin dañar la superficie.
Lima Gris accedió a estas exclusivas imágenes captadas por Darwin Santander.
Taxis y malestas, sí, pero ahora solo falta cómo ingresar. La Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU) informó el pasado fin de semana que los taxis por aplicativo sí podrán ingresar al nuevo aeropuerto internacional Jorge Chávez, que se inaugura este 30 de marzo.
A través de un comunicado, precisó que este tipo de autos sí podrán ingresar con pasajeros al nuevo terminal de Lima y que “el control y la seguridad de estos vehículos estarán a cargo tanto de la entidad como de la Policía Nacional del Perú”.
Es así que vehículos de los aplicativos como como Uber, Yango, Cabify, Didi y Easy Taxi podrán ingresar al terminal con pasajeros.
Para operar en el nuevo terminal aéreo, los taxis por aplicativo deberán cumplir con varios requisitos de seguridad y formalización. Las unidades deben estar debidamente identificadas con la placa correspondiente al servicio de taxi y contar con la autorización de la ATU.
Además, los conductores deberán tener una licencia de conducir vigente, contar con el SOAT obligatorio y pasar una inspección vehicular actualizada. Entre los implementos de seguridad exigidos se incluyen un botiquín de primeros auxilios, un extintor y señales distintivas como casquete y cartilla informativa.
Detalló asimismo que los buses de “Aerodirecto” son vehículos de transporte público urbanos de pasajeros, como los que prestan servicio en la ciudad, en los cuales está permitido el traslado de maletas tipo carry on (con ruedas) y mochilas de viaje, es decir, el equipaje que suele ir en la cabina de los aviones”.
Finalmente, la ATU reiteró su compromiso de apoyar los servicios de movilidad urbana hacia y desde el nuevo aeropuerto Jorge Chávez dentro de los estándares de formalidad que la autoridad exige, a la par de ir implementando nuevos servicios que permitan un desplazamiento seguro de los ciudadanos y visitantes.
Dar el “sí, acepto” es una de las decisiones más importantes de la vida y para muchos se tienen que dar ciertas condiciones para pasar el resto de sus vidas que su ser amado. Los tiempos han cambiado y ya no se frecuenta ver bodas entre jóvenes veinteañeros, sino a dos adultos de 35 años para arriba.
Y es que varios factores entran a tallar para la unión ante Dios. Muchos jóvenes dan prioridad a su vida profesional y laboral, dejando en segundo plano las nupcias. Otro factor importante es el soporte económico ya que muchas de las nuevas parejas buscan un hogar donde habitar que no sea el segundo piso de la casa de sus padres. Otro detalle a considerar es que muchos de los encuestados no se sienten emocionalmente preparados para “dar el salto” a la fila de los recién casados, prefiriendo entre otras cosas su libertad como solteros, su juventud y su etapa donde no son tan responsables.
Según información del Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec)en 2024 se han registrado 68,559 matrimonios; lo que indica una recuperación con respecto a los números prepandemia. En 2019 la cifra fue de 73,802, y evidentemente por la coyuntura de la crisis por Covid-19 en 2020 se redujo a 43,608 bodas. En años posteriores la cifra se fue recuperando, teniendo un pico alto en 2022 con 80,605 matrimonios.
En los años posteriores esa cifra no se mantuvo, reduciéndose considerablemente: 2023 con 66,142 bodas, y 2024 con 68,559.
El año anterior más de 39 mil peruanos se casaron entre los 30 y 59 años; siendo Lima, Arequipa y Cusco las regiones que lideran este ranking por rango de edad.
Ciudadanos ahora priorizan otros aspectos de su vida como la profesional, emocional o económica antes de casarse. Foto: El Peruano.
Día del Amor, día de casarnos
Por otro lado, Reniec informó que en el 2024 se registraron 757 matrimonios el 14 de febrero, fecha en la que se celebra el Día del Amor o Día de San Valentín. Esto representa una disminución del 25.6% versus el 2023, cuando se casaron 1018 parejas a nivel nacional.
En comparación con el año prepandemia (2019), se experimentó una caída del 38.7% en el número de matrimonios inscritos que fueron 1234.
Reniec también señaló que, en los últimos seis años, un total de 4892 parejas eligieron contraer matrimonio el Día de San Valentín.
Las parejas que han unido sus vidas y sellado su amor en esta fecha especial son las siguientes: en 2019 (1234), 2020 (1476), 2021 (14), 2022 (393), 2023 (1018) y en 2024 (757).
Un país sin puentes. Resulta sumamente preocupante la falta de planificación y monitoreo de los puentes del país. Han pasado más de dos años y un puente en Huachipa aún no se puede terminar de construir; peor aún, no existe un puente de acceso al nuevo aeropuerto Jorge Chávez; diversos puentes vienen siendo golpeados en sus bases por buses y tráileres de carga pesada, dificultando la transitabilidad de los demás vehículos; y qué decir de los demás puentes en el interior del país que cada año son debilitados tras la llegada de un huayco, sin que exista un control posterior de las autoridades competentes sean distritales, regionales o centrales; y ahora último el Puente de Chancay se ha caído al río, llevándose consigo dos personas inocentes fallecidas.
De acuerdo con información del titular del Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC), Raúl Pérez – Reyes, un bus interprovincial cayó a las aguas del río Chancay a la altura del kilómetro 75 de la Panamericana Norte, luego de que el puente se desplomara. Posteriormente, se tuvo conocimiento de que un auto particular también cayó a la corriente fluvial.
El hecho ocurrió aproximadamente a las 11:55 p.m. del último jueves, cuando la infraestructura cedió justo en el momento en que una unidad de la empresa Cruz del Norte y un automóvil de color negro transitaban por la vía.
Bomberos y agentes de la Policía Nacional del Perú (PNP) trabajaron en conjunto para rescatar a los pasajeros atrapados dentro del ómnibus, algunos de los cuales quedaron entre los fierros retorcidos. Con herramientas especializadas, lograron abrir paso entre los restos del vehículo, mientras otros socorristas brindaban primeros auxilios. Los afectados fueron trasladados a los hospitales de Chancay y Huaral.
Por otro lado, se conoció que en el mes de noviembre se realizó mantenimiento al puente derrumbado, sin embargo, no se han brindado mayores detalles sobre el tipo de mantenimiento. Desde el año 2003 la empresa encargada del mantenimiento del puente es Norvial.
fuente: latina.
Ministro de Transportes acudió hasta el puente derrumbado
Ante esta emergencia, el ministro de Transportes llegó hasta Chancay en horas de la madrugada para intentar buscar alternativas de vías de comunicación debido a que se ha paralizado la carretera en sentido norte a sur producto del colapso del puente.
Los pobladores de la zona se mostraron totalmente indignados con su presencia y llegaron a increparle en el lugar. Sin embargo, el titular del MTC se concentró en mencionar que lo importante era salvaguardar la vida de las víctimas.
Usuarios del Metropolitano se bajan de los buses debido al asfixiante calor [VIDEO]
Unidades de transporte no cuentan con aire acondicionado, eso sumado a la gran conglomeración en hora punta hace que muchos de esos vehículos vayan repletos de pasajeros.
El sofocante calor se siente en muchas partes de la capital, registrándose en algunos distritos temperaturas por encima de los 30 grados, teniendo sensaciones de calor los 33 o 34 grados. Si eso calor se suma estar en un lugar cerrado y con poca ventilación como los buses del Metropolitano dicha temperatura fácilmente puede bordear los 37 o 38 grados, resultando para muchos una “olla a presión”.
Anoche, en la estación Naranjal del Metropolitano, decenas de usuarios de ese servicio de transporte no pudieron más el intenso calor y decidieron bajarse de las unidades a modo de protesta por la escasa implementación de aire acondicionado o sistemas de ventilación.
Y a pesar que anoche se registró una intensa lluvia en gran parte de la capital, la sensación de calor no se redujo, teniendo una media de 25°C incluso hasta altas horas de la noche.
“No es ventilado, la verdad. Como todos los días, es algo normal que haya aglomeraciones. El calor está muy fuerte”, dijo a Panamericana TV una pasajera que aguardaba abordar en la estación Naranjal. Otra usuaria agregó: “Es un horno estar en el trayecto. La gente está apiñada, no hay ventilación. Las ventanas no sirven de mucho porque son pequeñas y algunas están malogradas”.
fuentes: bdp.
En esa estación los pasajeros debieron esperar al menos 45 minutos debido a la congestión generada por el mal tiempo. Sin embargo, el panorama se replicó en otros puntos, donde usuarios reportaron que la lluvia generó desorden y acumulación de suciedad en los embarques.
Los peatones también manifestaron que las estaciones no están diseñadas para soportar precipitaciones prolongadas. En varias de ellas, se registró acumulación de agua en el piso, lo que dificultó el acceso y generó riesgo de resbalones.