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Víctor Humareda: arlequín de medianoche

Una crónica de ELOY JÁUREGUI
Para Herman Schwarz Ocampo
Como quien pinta una foto.
1.
Humareda es un fantasma que recorre Lima. Y la noche de Lima era ese surtidor filudo donde el pintor puneño Víctor Humareda Gallegos (Lampa, 6 de marzo de 1920 – Lima, 21 de noviembre de 1986) encontraba más que las sombras de las formas, el color. Esa tonalidad que emerge de la neblina del asfalto y del pigmento del desarraigo. Y hablaba Humareda como un descocido a grito pelado y nadie lo oía. De ahí su presencia pertinaz en bares y cantinas de La Victoria, Barrios Altos, Cercado de Lima. ¿Pero acaso el esplendoroso color de su niñez allá en el altiplano de Lampa, ese cielo azul de Puno, ese restregarse de policromías intensas no le fue suficiente? Lima no tiene color y de noche menos. No obstante aquí clavó su paleta.
Víctor Humareda tiene una cuenta pendiente con la opinión pública. Fue un maestro de la pintura pero hasta hoy un “cholo” incomprendido. Su arte, no obstante, es un buen pretexto para repensarlo, analizarlo y volver a recorrer sus pasos en este increíble Perú de racismos y omisiones. Y lo cholo dícese del mestizo de blanco con india. Indio civilizado. Gente de sangre mezclada. Y que lo cholo solo sí existe si se acepta como tal: ser ciudadano de segunda categoría en un país jerarquizado y fragmentado imposible casi de desarrollar prácticas ciudadanas.
Primero. Lo cholo es doloroso, mansilla y es cruel. Garcilaso de la Vega es el primer mestizo cholo. Su protagonismo resulta de la conquista que fue violenta y no el resultado de una conciliación de dos culturas sino un drama y un conflicto que no termina. En la biografía oficial de Garcilaso se dice que es hijo de un capitán español y que su madre es una princesa inca. Un matrimonio armónico tan lejos de la verdad. No existe tal rango social.
Al contrario. Su padre se caso con española y obligó a su madre casarse con un criado suyo. Luego ya Garcilaso escritor –como lo ha demostrado Pablo Macera—y viviendo en España sólo se atreve a géneros menores –traducciones, relatos históricos, comentarios, porque se vio desplazado y marginado sólo por ser mestizo y nunca pudo integrarse a la sociedad española occidental. Su afán por integrarse al europeo lo hizo aprender italiano y lucha contra los moros criollos en las lides de Granada. Luego como le ocurrió a su madre, toma como botín de guerra a una esclava mora a quien le hizo un hijo y jamás se caso con ella. Sólo se vengaba. Garcilaso, exponente de lo mestizo, no es un ejemplo de armonía sino de conflicto, de rencor y de lucha contra la frustración. Igual sucedería con Guamán Poma y si acaso con José María Arguedas.
Segundo. La diferencia y la desigualdad. La expresión “indio” y la manifestación “cholo de mierda” no es más que la peor agresión verbal del canon nacional. Habita en ellas el desprecio ruin peyorativo. Él que lo profiere no hace más que un ejercicio crispante de la diferencia. Se quita la máscara social de igualdad ciudadana vr. gr.: “Tengo el orgullo de ser peruano y soy feliz” para descubrir su pretendida no-inferioridad. El cholo es el diferente, por su condición natural, su fenotipo biológico indígena –ahora se dice andino para barnizar la cosa—, amén de su cultura [sucio e ignorante], personalidad [maricón] y dignidad [corrupto]. Veamos:
El mundo moderno acepta la desigualdad como un constructo transformable e incluso suprimible mediante determinados procesos sociales y políticos. La diferencia en cambio tiene de marcador simbólico irreversible como ADN de la conciencia individual y colectiva. Es exclusión étnica del alma nacional. Racismo puro. Choque de intereses entre el Perú oficial, el Perú real y el Perú virtual. Esta asimetría del rechazo se mimetiza en políticas del simulacro. El ciudadano novoandino existe por desgracia. Drama que los actores políticos, jerárquicos e institucionales esquivan asumiendo una coquetería étnico-cultural propia del blanco pobre. En Lima, la exclusión es una marca de clase. A pesar de la capital fue tomada por los cholos desde la llegada de Los Shapis, se sigue fomentando las vallas de la marginalidad a pesar de que existe que las mayorías de Lima son habitantes provenientes de la migración. Opera así una autosegregación no sólo étnica, sino cultural que ni Misky Taqui puede derrotar hasta el momento.
Tercero. Existe lo cholo como amenaza /Humala [Antauro]. Y existe lo cholo como lujo /Ciro Taipe [modisto]. Existe la mancha india que en las última elecciones presidenciales arrojaron como diagnostico casi un 50 por ciento. Cuidado. No confundamos. El cholo sabe de rechazo como de su hartazgo. Hay una memoria militante que no es oficial. La guerrilla del 65 dejó 300 muertos, la Guerra de Sendero 70 mil muertos. ¿Cuánto más tenemos que llorar si otra guerra nos alcanza? Estas razones de exclusión y marginalidad se refuerzan por cinco vectores: A] Razones étnicas. B] Nivel de de ingresos. C] Estatus laboral. D] Estilo de vida. E] Gradiente cultural.

2.
Humareda nació para ser inmortal. Jamás se iría a morir pensábamos los que lo frecuentamos. Pero decidió vivir en Lima y la ciudad terminó matándolo. Humareda llega a Lima en 1939. Entonces tiene 19 años. Desde que lo conocieron sólo escuchaban en sus labios la palabra Europa y en 1966 viajó con destino a Paris. Por qué regresó tan pronto del viaje tan soñado. Humareda no estuvo ni dos meses en Barcelona, Madrid y París y regresó a Lima. Regresó mudo y llorando. Era demasiado lo que se dice un placer descomunal y exagerado.
Y volvió a Lima, a La Parada, ese cogollo de los serranos, de entre la Av. 28 de Julio y Av. Aviación. Entre Tacora y la Av. Bolívar y el Jr. Gamarra. El Mercado Mayorista, los restaurantes de la berma central de la Av. Aviación. El Tip Top y Cream Rica, entre los helados y los caldos de gallina. Humareda llega al epicentro de los cholos: La Parada, a escasas cuadras del jirón Huatica, de la avenida Grau, del gran burdel México y de La Floral, barrios de putas, proxenetas y maricones y malandrines de gran calibre.
Humareda a los 20 años, luego de sus dos pasos por la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de Lima, donde recibió las excelentes enseñanzas de sus maestros José Sabogal, Julia Codesido, Ricardo Grau y Ugarte Eléspuru, quienes le permiten comprender la importancia del color como valor estético. Por sus propios méritos recibió una bolsa de viaje para viajar a la República Argentina, a donde partió en 1950, estudiando bajo las orientaciones de Larrañaga, Alfredo Guido y Jorge Soto, en la afamada escuela “Ernesto de la Cárcova”, de Buenos Aires.
Dos años más tarde, por primera vez vuelve a Lima y desde entonces según decía él mismo, “vive de la pintura y para la pintura”. Desde 1952 se aloja primero en el cuarto 3-B y luego en su habitación No. 283 del Hotel “Lima”, de la Victoria. Quién iba imaginar que en 1983, Los Shapis, el grupo que refunda el género Tropical Andino o también llamado “Chicha” se alojarían en el mismo hotel y su llegada a la capital es el punto de ruptura. Los cholos ya habían tomado la ciudad.
Humareda viajó a Europa en 1966. Sólo se soporta allá 79 días. Su estancia fue fugaz, extrañaba su propio mundo que él solo comprendía y que únicamente compartía con su pincel: Humareda desde entonces construyó ese paradigma de marginalidad vital y artística como le dicen ahora y aparece en aquel escenario a principios de la década del 40. En ese ambiente, devaluados y satanizados por la cucufatería e hipocresía limeñas, Humareda va a encontrar la fuerza, la alegría y la motivación para pintar el lado oscuro de la ciudad: mendigos, locos, ropavejeros, prostitutas y cabros. Entonces agarró callejón y solar, como lo hiciera con los tugurios de Barrios Altos, el Rímac y La Victoria y los cerros San Pedro y San Cosme. Esa actitud vital que lo acompañó hasta concluir con un cuadro de la Quinta Heeren, 48 horas antes de su muerte.

3.
Y en ese puerto para cholos que era La Parada, se hizo de morada. Un cuarto de un hotel, no de una casa. Humareda estaba de paso siempre para quedarse. ¿Por qué La Parada en el distrito de la Victoria? Por ser uno de los grandes espacios surrealistas de Lima y por representar a la Primera Lima Chola y sus cinco cerros.
Eduardo Moll, uno de su marchant, se equivocaba cuando afirmaba que Víctor Humareda fue “el último de los bohemios”. Entiéndase que “bohemio” en Lima quiere decir borracho y vago. Así, es falso su aserto. El Humareda que conocimos desde 1972, y hasta su muerte en 1986, con los poetas Juan Ramírez Ruiz y Guillermo Mercado –también muertos–, en diferentes lugares del Centro de Lima me permiten afirmar lo contrario. De pronto, de la nada se aparecía con su figura de terno usado y corbata de segunda mano, y de pronto también, ya estaba sentado en la mesa.
Y ahí mismo contaba más que hablaba en un lenguaje interdisciplinario y de todo y cuando sus opiniones –que algunos llamaban de un ser chiflado y excéntrico— que las escuchábamos absortos, nos convencían que había otra realidad. Así éramos pasto de una sabiduría distinta, la de un artista que optó por llevar hasta las últimas consecuencias el llamado profundo de su espíritu genial e incomprendido.
Mientras nosotros disertábamos de las últimas corrientes del estructuralismo y de las metaescrituras, Humareda citaba a los filósofos griegos, ampliaba la figura de Toulouse Loutrec, de Goya, de Van Gogh, de Rembrandt. Era un clásico, un auténtico clásico en una ciudad que amaba y odiaba simultáneamente. Ese sentimiento que tienen todos los cholos respecto a Lima donde llegaron a vivir porque no había otro lugar para sobrevivir. De ahí que Humareda no tuviese interlocutores. Acusado de solitario, buscó oyentes virtuales, sus compañeros de rutas estéticas con los cuales dialogaba mientras buscaba fijar una mirada por las calles viejas de la Lima vieja.

4.
¿Qué dice Daumier, maestro? Le preguntaba. “Ahí está, buscando un color en Cinco Esquinas”, respondía Humareda rapidísimo y se recagaba de risa. Luego hablaba de Sequeiros y Diego Rivera. Del muralismo y la revolución mexicana. Humareda siempre supo que era cholo y por tanto universal. No fue entonces ese Quijote que se enfrentó a monumentales y gigantescos personajes imaginados. No, el Cholo Humareda sabía que había escogido a Lima como Taller y como tumba.
Pero entre las noches del 1972 y la del año de 1986, cuando muere el pintor, muere también esa ciudad que le producía arrechuras. Lima y su centro histórico, por no llamar el damero de Pizarro, con la llegada a la alcaldía del primer burgomaestre socialista, el abogado Alfonso Barrantes, corona su infección informal con el asentamiento y tugurización de provincianos desesperados que tomaban la urbe en busca de un lugar para vivir en paz y como un cristiano exige. Así, solo hallaban el mendrugo y el recurso del método. Así también encontraron en la venta ambulatoria, el hurto, la prostitución y el asalto, aquel paraíso más que prometido, sentenciados por los apus que los por maldecían por abandonar sus pagos.
Cito: en 1985 el centro de Lima es un lugar apocalíptico. La Colmena, sólo por citar una avenida, ve como cierran sus instituciones emblemáticas. El Cortijo, el Bransa, el Tivoli, el Suizo, la Casa Vasca, el Café Francés, las Papas Fritas, el hotel Crillón. Los ambulantes toman la avenida y ya no circulan vehículos. Los negocios se mudan a San Isidro y Miraflores. Nace el Barrio Rojo de Caylloma. Don Humberto Damonte, dueño de la librería de El Sótano de la Plaza San Martín, amigo de Humareda, entiende al pintor. “Cómo se habrá sentido el artista con tanto paisano que había convertido el Centro en un guetto para la sobrevivencia. Entonces le cerraron sus cafés y sus bares. Entonces Humareda huye al Cordano del costado de Palacio de Gobierno y tomando su infusión de manzanilla espera la noche viendo a las gringas, turistas mochileras con las que siente lujuria y esplendor en su lápiz.

5.
Nunca vi ebrio a Humareda. Parecía. Su borrachera era estética. Su descuido personal no era pose, era genio. Por eso nos peleábamos. Yo quiero a los poetas pero amo a los pintores porque manejan otros códigos y ser pintor en el Perú es manejar otro imaginario. Mucha carga histórica. Mucha responsabilidad en los omoplatos. Hablaba de filosofía porque había leído a Kant y Marcuse. Era de izquierda, Humareda de Puno, porque solamente era cholo aunque este aserto merezca una aclaración.
Ser cholo en el Perú era (es) una maldición. Pero ser cholo y pobre es una tragedia existencial. Humareda sabía que ser pobre no necesariamente lo convertía a uno en socialista. Lo transformaba en un desecho humano que otra cosa, sino hace tiempo los peruanos hubiésemos llegado al cielo del marxismo. Humareda apoyaba a Izquierda Unida porque amaba la libertad y detestaba a los blancos de Orrantia que le compraban sus cuadros tapándose la nariz y pagándole tarde y mal.
Decir que para Humareda la pintura no era sólo color sino también forma, armonía, composición, dibujo y realidad, no es afirmar un lugar común. Existen otros conectores que pocos advierten. Que como el caso de otros puneños ilustres, Carlos Oquendo de Amat, Gamaniel Churata, Alejandro Peralta, por nombrar a los más conocidos, Humareda luchó –vivió y padeció–en un universo hostil que opera en la esfera de las artes plásticas y/o en la literatura en una urbe limeña. Racistas y mediocres, los críticos y galeristas jamás aceptaron su condición genial por ser sólo un “serrano cochino”.
“¿Mi cuarto? Mi cuarto es más alegre, me gusta. Me gusta La Parada, el barrio, por su bullicio, por la gente. Aunque también siento agrado por la noche, por las mujeres bonitas, de buenas formas”, dijo en una oportunidad Humareda, el pintor que dejó París por Lima, que no tomaba alcohol ni fumaba pues prefería el agua de manzanilla para bosquejar sus trabajos, mientras aguardaba la noche, a cuyo amparo incursionaba en los prostíbulos capitalinos, a la caza de damiselas con quienes fundir sus sueños de acostarse con su adorada Marilyn Monroe, la endiosada rubia norteamericana.

6.
Humareda tenía casi medio siglo viviendo en Lima. Así, por qué tenía que ser ajeno a los boleros derrotados de Bienvenido Granda, al dolor por la madre de Daniel Santos. Cómo ser inmune al empalagoso sonsonete de la Sonora Matancera, Los Compadres, el trío Matamoros o Celina y Reutilio. Clásicos de la esquina y la noche en las cantinas y con rockola, de los burdeles y con rockolas, de la casa de licencias y con rockola. Por eso era un pintor musical que por algún motivo se vacunó contra la nostalgia, esa prostituta del recuerdo, y hablaba poco de Lampa y de Puno solo cuando lo jodían y de que era serrano cuando estaba a punto de estallar. Y esa condición que lo hacía diferente y ere sólo su estigma por ser artista.
Pero acaso así no trataron a Vallejo, y a Carlos Oquendo de Amat. Porque déjense de conjueces, en Lima a Víctor Humareda lo cholearon hasta el hartazgo, lo jijunearon hasta el empacho y lo tajaron, lo oxidaron, lo trajinaron, lo inventaron, lo mapearon, lo embelesaron, lo maldijeron, lo putearon, lo ensalzaron, lo maldijeron, lo acorralaron, lo ningunearon, lo chuparon, y lo embalsamaron.
Como buen alumno de José Sabogal y Ricardo Grau, Humareda es sucedáneo en principio del cusqueño Alberto Quintanilla, del serrano del Valle del Mantaro Juan de Dios Kawashima, del chiclayano Oscar Allaín, del amazónico Pancho Izquierdo, del trujillano Gerardo Chávez, del huancavelicano Jesús Ruiz Durand, del jaujino Oswaldo Higuchi, del zambo Carlos Ostolaza, del cerrepasquino Carlos Palma y del ferreñafano Wilbert Piscoya.
¿Que los une? Ninguno es limeño y todos son notables pintores. No es invisible establecer que lo peruano existe sólo en lo cholo y no cholo y si fuera más audaz, entre lo que es de Lima y lo que no es de Lima. Vargas Llosa es arequipeño, Arguedas es andahuaylino, Chabuca Granda también, Antonio Gálvez Ronceros es de Chincha, Gregorio Martínez es de Nazca, Eduardo Gonzales Viaña es de Pacasmayo, Edgardo Rivera Martínez es de Jauja. ¿Y Vallejo, el más cholo entre todos los cholos? Peruano total. Sólo Bryce y Bayly son limeños de solera.
El valor de Humareda en la pintura peruana es y será la expresión de una posición marginal, su pintura evoca este multiexpresionismo que posee el Perú, y que no queda sólo en lo disgregado o regional, sino que se convierte en universal, como el rencor por hambre o la ira por el miedo. Y muchos lo lloraron cuando iba al cementerio. Conozco a esos buitres que cuando falleció, aparecieron de todas partes, que todos hablaban de él, que se ufanaban de ser sus amigos, que jugaban con su nombre. Fue grosero y hasta vulgar que un galerista de la Av. Larco quien se nombró su viuda oficial como otros pendejos, sus auténticos huérfanos.
7.
Domingo Tamariz también fue su amigo y así lo describió: “De rostro cetrino, cabellos chúcaros, bajito, siempre de terno negro y algunas veces con sombrero bombín, Humareda se había instalado, desde la década de 1960, en el Hotel Lima, cuarto 283, de la avenida 28 de Julio, que será el taller del artista hasta el fin de sus días. Vivía rodeado de sus cuadros de explosivos colores, entre los que destacaba el de Marilyn Monroe, de quien era un rendido admirador. Además, con la que, de acuerdo con su fantasiosa imaginación, había contraído matrimonio, pero a la que “no toco porque es de papel”. En otro apunte sobre la diva, acotó: “No tenemos hijos. Vivo solo con ella en mi hotel. Nunca me habla, ni la toco. Solo la contemplo…”. Sí: era un loco lindo”.

Tal el mundo imaginativo y siempre cruel que nos transmite Humareda, con sus escenas viejas, de brujas, de mujeres de la vida alegre, de payasos pensativos, de desnudos, de danzas y procesiones, de calaveras y máscaras, escenas callejeras sobre todo nocturnas de los bajos fondos, de cantinas y boites; versiones todas de original expresión, en las que la tragedia se preludia, o donde se avizora la tragicomedia más dramática del hombre
Uno de los pocos libros, el mejor, en todo caso, es “Víctor Humareda. Imagen de un Hombre” de Herman Schwarz y Enrique Sánchez Hernán. En el que, entre otras cosas, se revelaba el contenido de quince “libretitas” que el pintor utilizaba para anotar todo lo que pasaba por su mente -desde citas hasta sentimientos como él las llamaba-. No era raro este Víctor. Luego aparecerían otros trece pequeños libretitas más allá en La Parada del Lima Hotel, sobre el Sillón de Sócrates. Hay textos y dibujos irregulares. No importa. Qué lástima dirán ahora los que lo conocieron como ser humano, que en ninguno figure la palabra: venganza. A decir del poeta Miguel Idelfonso, autor de la novela “Hotel Lima”, un épico intento por recrear el universo maldito del pintor, Humareda vivía en la época que quería, con su humor, sensibilidad, erotismo, ironía, preocupación social, dolor. Humareda era pues un referente y un héroe cultural que le sirvió para retratar Lima.
Don Mario Sierra, que fue cuartelero del Lima Hotel y posteriormente discípulo de Humareda los acompañaba a los burdeles contaba: “Primero donde ‘La Nene’ en la Colonial, ahí había una chica Karina que lo explotaba al maestro porque por salir al cine o acompañarlo a pasear, le cobraba. Luego cambió de rumbo: el Cinco y Medio era el lugar de rigor. Hasta ahí me llevaba porque quería buscar a una chica bastante bonita, muy parecida a Marilyn Monroe”. Más tarde, Mario pintaría un cuadro en el que aparecía Humareda, acompañado por Vincent Van Gogh y Marilyn Monroe, “Yo estaba atrás sirviéndoles un trago, vestido de mozo”.
Herman Schwarz , finalmente lo describe así: “Ahí en el cuarto del Hotel Lima donde vivió alrededor de 30 años usaba el aguarrás más bravo, el más recio, para limpiar sus pinceles. Ese aguarrás, que era un barro sucio, lo vertía en una botella vacía y lo dejaba sedimentar, y una vez que bajaba el óleo, echaba el aguarrás en otra botellita para seguir usándolo. Ese sedimento lo tiraba y se acumulaba detrás del caballete. Lo que él creó ahí, en ese espacio cerrado de su habitación fue una cámara de gas que, creo, le produjo un cáncer a la garganta que después lo mataría. Yo iba a visitarlo a su casa. Un día de esos me dice “Mira lo que me ha salido”, y me enseña un bulto. “Me ha visto un doctor de Neoplásicas. Me dijo que mañana me interne. Quiero que vayas”. “¿Y tu familia?”, le pregunté. “No tengo a nadie. Solo dos hermanas que viven en Arequipa”. Y ahí me di cuenta que no tenía familia en Lima”.

· Fragmento de un texto editado en el libro TU MALA CANALLADA, Lima Lamcon, 2014, de Eloy Jáuregui.
(1) Las primera fotos pertenecen a Herman Schwarz.
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Paro Nacional de Transportistas: más asesinatos y un gobierno ausente
Mientras las mafias siguen matando a transportistas en todo el país, Dina Boluarte guarda un silencio cómplice. La falta de acción y de liderazgo ha convertido las carreteras en territorios sin ley. Los transportistas paralizarán el país este 18 de junio exigiendo lo que siempre se les garantizó: seguridad y justicia.

Los gremios de transportistas han anunciado un paro nacional para este miércoles 18 de junio, en protesta por la alarmante ola de violencia que azota a su sector. La medida, que iniciará a las 00:00 horas y se extenderá hasta las 23:59, incluirá concentraciones en puntos clave de Lima, Callao y otras regiones.
La Confederación Nacional de Transportistas del Perú (CNTP), la Asociación Nacional de Transportistas (ANTRA) y otros colectivos lideran esta jornada de protesta, tras registrar al menos 15 conductores asesinados en lo que va del año. Las mafias que cobran cupos y extorsionan operan con total impunidad en las rutas del país, mientras el Ejecutivo, encabezado por Dina Boluarte, guarda un silencio cómplice.
Los puntos de movilización en Lima incluyen el Óvalo Santa Anita, el puente Los Ángeles (SJL) y la Plaza Bolognesi. En el Callao, el Óvalo La Perla será el epicentro. El impacto será grave: rutas interprovinciales y urbanas paralizadas, con serias consecuencias para el transporte de pasajeros y mercancías.
Los gremios exigen un plan nacional de seguridad para el sector transporte, mayor presencia policial en zonas críticas y, sobre todo, una respuesta política firme. Pero hasta el momento, el Gobierno no ha emitido ningún pronunciamiento, demostrando su total desconexión con la realidad que viven miles de trabajadores diariamente.
El silencio del Ejecutivo frente a las extorsiones, asesinatos y amenazas sistemáticas refleja una grave irresponsabilidad. Dina Boluarte ha optado por mirar a otro lado, mientras los transportistas mueren en las carreteras y los ciudadanos quedan a merced del crimen organizado.
La protesta no es solo por ellos, advierten los voceros de los gremios. La seguridad en las vías es un problema nacional que afecta la economía, la movilidad y la vida misma de todos los peruanos. Si no hay una respuesta inmediata, el paro podría volverse indefinido.
La indiferencia del Gobierno de Dina Boluarte ya no es tolerable. La ciudadanía exige acción, no excusas.
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¿Se cae Larcomar? Municipalidad de Miraflores clausura temporalmente centro comercial
Tras inspección municipal se detectaron grietas, instalaciones expuestas y fallas en medida de seguridad.

El sismo de magnitud 6.1 ocurrido el pasado domingo afectó a todos los limeños sin distinguir clases social o distrito. Varias viviendas, colegios, instituciones públicas y centros comerciales resultaron afectados de manera diversa. A propósito de los últimos, la Municipalidad de Miraflores empezó a realizar inspecciones inopinadas en diferentes lugares de su jurisdicción.
Tras la inspección de Visita de Inspección Seguridad en Edificaciones (VISE) personal de la municipalidad identificó grietas en zonas de tránsito de visitantes, instalaciones eléctricas expuestas y deficiencias en la implementación de medidas de seguridad, entre otros problemas.

Al respecto, señalaron que estas observaciones ponían en riesgo la integridad física de los vecinos, turistas nacionales y extranjeros, por lo que también se revocó el certificado ITSE (Defensa Civil) de Larcomar.
En tanto, el municipio miraflorino anunció que ampliará las inspecciones a otros espacios públicos del distrito, como la Huaca Pucllana, el café Buenavista, el Beso Francés, playas de estacionamiento y locales ediles, con el objetivo de verificar el cumplimiento de las normas de seguridad.

Estadio Manuel Bonilla bajo riesgo de colapso
Otro emblemático centro miraflorino que se encuentra muy cerca del acantilado es el Coliseo Niño Héroe Manuel Bonilla, que hasta la fecha se encuentra clausurada de manera permanente por detectarse severos problemas en el suelo del recinto deportivo, haciendo casi imposible cualquier plan para su refacción. Es más, expertos indican que probablemente esté al punto del colapso.
Uno de los principales obstáculos para la recuperación del coliseo Manuel Bonilla es la presencia de corrientes de agua y humedad bajo el suelo, lo que complica cualquier intento de remodelación. Según explicó el asesor legal de la municipalidad de Miraflores, Lino de la Barrera, estas condiciones requieren una cimentación profunda y especializada, lo que eleva los costos de reparación a aproximadamente 50 millones de dólares. Este monto, según indicó, está fuera del alcance del presupuesto municipal actual.

Durante décadas, el coliseo Manuel Bonilla funcionó como un importante escenario deportivo y cultural. Este espacio fue utilizado para diversos eventos, como competencias de voleibol, básquetbol, boxeo y actividades culturales, siendo uno de los recintos más representativos de la ciudad.
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Lecturas para aprender a jugar a póker y no perder la casa en el intento
Libros recomendados. Todo lo que tienes que saber sobre el póker.

Enriquecerse jugando a póker está al alcance de muy pocos. Lo peor que le puede pasar a alguien que quiera dedicarse a esto es que tenga mucha suerte en alguno de los primeros torneos que juegue, gane y crea que sus habilidades le van a llevar a dejar su trabajo habitual.
En el largo plazo, la habilidad, es decir, el factor humano, va a ser determinante. De hecho, uno de los mejores jugadores de póker de la historia, Daniel Negreanu, contaba que sólo entre un 2 y un 5% del total de la gente que tiene como objetivo ganarse la vida con ello lo conseguía.
Jugar mucho a póker no basta. El método ensayo/error sin ninguna base puede llevar a quienes lo intenten a perder grandes cantidades de dinero. Es necesario tener un conocimiento teórico previo que permita ser capaz de analizar cada mano con unos parámetros probabilísticos que ayuden a tomar las mejores decisiones.
Es por eso que a continuación te presentamos algunos de los libros o manuales más recomendados para aprender cómo funciona desde un punto de vista más científico el mundo del póker.
“La teoría del póker” (David Sklansky)
Este libro es el mejor para todos aquellos que estén buscando un primer contacto con este deporte. La introducción de los conceptos básicos, empezar a aprender a calcular manos o entender algunas de las máximas para captar la esencia del juego son algunas de las herramientas que nos facilita el autor del libro. Así lo resalta Good Reads.
David Sklansky, conocido como “El matemático” dentro del mundo del póker, siempre ha destacado por su gran habilidad para el cálculo mental rápido y por su facilidad a la hora de transmitir sus conocimientos.
Este hombre de 77 años, antes de dedicarse profesionalmente al póker, trabajaba en una agencia de ventas de seguros. Allí se dio cuenta de que tenía un don para el cálculo de riesgos. Sin embargo, el trabajo era muy limitado para su potencial, así que decidió dejarlo y probar suerte en el póker. No le fue nada mal.
No obstante, hay que destacar que, como el libro data de 1999, algunos de los jugadores de la actualidad consideran que esta obra ha quedado un poco anticuada y que no capta la evolución que ha tenido este deporte en los últimos años. Dejémoslo en que como primer contacto con otros jugadores e el jogo de poker es ideal.
“Teoría moderna del póker” (Michel Acevedo)
Este libro supone un paso adelante respecto a “La teoría del póker”. Se trata de algo totalmente lógico teniendo en cuenta que a los dos manuales les separan 24 años por lo respecta a su fecha de publicación: 1999 y 2023.
En este texto, Michel Acevedo pone énfasis en el GTO (Game Theory Optimal). El GTO busca aplicar la teoría de juegos de Nash para conocer desde un punto de vista matemático qué es lo mejor que se puede hacer en cada situación de juego (retirarse, igualar, subir o ir all in).
Evidentemente, entran en juego tantas variables que la complejidad del propio póker con la posibilidad de farolear complica mucho la buena utilización de este método, pero en cualquier caso supone una clara evolución en comparación al libro de David Sklansky.
Leerlo implica tener unos conocimientos previos, por lo que si vuestra idea es empezar a jugar con este libro, es muy probable que lo dejéis en las primeras páginas.
“El juego mental del póker” (Jared Tendler)
El autor es un golfista que nunca llegó a ser profesional pese a intentarlo. Se dio cuenta de que en el plano mental le fallaban muchas cosas en su juego y no encontraba ninguna explicación científica.
Así pues, se pasó años investigando sobre la psicología aplicada al mundo del golf. Aunque nunca pudo ser Tiger Woods, sí que pudo reinventarse como “coach” mental de este deporte, asesorando a los mejores.
Un día el golf le permitió conocer a Barry Carter, jugador y periodista de póker, que mostró mucho interés en su aproximación a la psicología y ambos decidieron adaptarla al popular juego de cartas.
Conceptos como el miedo, la confianza o la motivación son abordados a lo largo del libro. Para que no todo quede en un plano teórico, algún capítulo enseña a identificar y controlar algunas de estas emociones, de tal modo que termine siendo una fortaleza y no una debilidad.
En definitiva, estos tres libros pueden darnos algunas herramientas para poder mejorar nuestras habilidades a la hora de jugar a póker. Así como jugar durante dos años seguidos no significa pasar a ser un buen profesional que se gane la vida con esto, leer estos libros tampoco implica una mejora inmediata.
La combinación de la teoría y la práctica, la paciencia y, sobre todo, ser consciente de que sólo unos muy pocos elegidos pueden llegar a dedicar su vida a este juego de cartas son algunos de los ingredientes en la receta de iniciación al póker. Quedáis avisados.
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Comunidad LGBTI+ anuncia que este sábado 28 se realizará la marcha, pero hasta ahora no cuentan con el permiso del alcalde López Aliaga
Aseguran que no solo se tratará de un desfile por el orgullo, sino que también será una “protesta colectiva”.

Va porque va y se quieren hacer sentir. Alistan las plumas, los globos y la voz de protesta de miles de personas que son parte o se identifican con la comunidad LGBTI+ en el país, es así que se vienen preparando para lo que será la Marcha del Orgullo 2025, la misma que está prevista a recorrer las principales calles del Cercado de Lima este 28 de junio.
La concentración se realizará desde las nueve de la mañana y partirá a las tres de la tarde desde el Campo de Marte, ubicado en el distrito de Jesús María. Aunque la ruta y el destino aún no se conocen, los organizadores indicaron que la misma recién se conocerá este jueves 19.

«Que este 2025 quede claro: fuimos miles, hicimos historia, y gritamos con fuerza: ¡el orgullo es lucha y libertad!», dicen.
Dicho colectivo mencionó para el diario Perú21 que cuentan con todas las autorizaciones de la Municipalidad de Lima, aunque falta el visto bueno de la Autoridad de Transporte Urbano (ATU) para establecer el plan de desvíos.
Hasta el momento, no estaría prevista la Plaza San Martín como parte del recorrido.
Alcalde de Lima mira de lejos a comunidad LGBTI+
En tanto, el burgomaestre capitalino, Rafael López Aliaga, hasta la fecha no ha emitido un mensaje de aprobación a tal marcha, a pesar que desde setiembre del año pasado los organizadores han enviado cartas a la Gerencia de Movilidad Urbana para los permisos.
Al parecer, el alcalde de Lima aún tiene en la retina la imagen de Santa Rosa de Lima caracterizada por una persona gay, motivo por el cual le haría inclinar por desistir a los petitorios de los organizadores de la Marcha del Orgullo.

“No hagan payasadas. Después hacen cuadritos y ponen a Santa Rosa con lentes 3D, la ponen en colores multicolores. Respeten, pues. Gente muy cercana a mí, es gay y los respeto, los llamo y son mis amigos. Lo único que les pido es que respeten los valores de la población peruana, […] que no hagan la payasada del año pasado”, mencionó en esa ocasión.
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Barranco y el ruido del Hotel Casa República
Vecinos denuncian ruidos que se producen en el Hotel Casa República y cuestionan la inacción de la alcaldesa Jessica Vargas.

En el corazón de Barranco, una zona declarada patrimonio arquitectónico por el Ministerio de Cultura, la tranquilidad de sus residentes se ha visto severamente afectada por las fiestas ruidosas y constantes escándalos nocturnos provenientes del Hotel Casa República, ubicado en la emblemática calle Sáenz Peña. Lo que alguna vez fue una casona apacible, hoy parece transformarse, semana a semana, en un espacio bohemio sin control ni fiscalización efectiva.
El hotel, operado por la empresa Hotel Group SAC y cuyo gerente general es Juan José Mendoza Arredondo, promociona su propuesta como un “hotel boutique perfecto para quienes buscan un respiro del bullicio limeño”. Sin embargo, los testimonios recogidos por este medio pintan un panorama completamente distinto: música a alto volumen, gritos y conciertos en vivo que invaden la zona hasta altas horas de la madrugada, incluso días de semana. Todo esto también se puede constatar en las fotos y videos publicadas de sus propias redes sociales del hotel.
Uno de los trabajadores de la zona relata con indignación: “Trabajo hace años cuidando autos en Sáenz Peña. Desde hace como seis meses, se escucha una bulla tremenda desde el techo del hotel. Ese sonido rebota en los edificios del frente. Usted puede pasar cualquier día por aquí y verá cómo toda la cuadra parece una discoteca”.

Música en vivo y noches de Alcohol.
Vecinos colindantes con el inmueble denuncian que, pese a múltiples llamadas al serenazgo y quejas formales dirigidas a la Municipalidad de Barranco, las autoridades no actúan con la diligencia que el caso exige. Una vecina indignada señala: “Mi casa está casi a la espalda del hotel. La música claramente sobrepasa los niveles permitidos por ley, más aún en una zona monumental. Hemos llamado al serenazgo más veces de las que puedo contar, pero la municipalidad brilla por su ausencia. No les interesa el bienestar de quienes vivimos aquí”.
Otra residente, recién llegada al distrito, cuenta que el problema es evidente incluso para los recién llegados: “Me mudé hace poco a la Alameda Sáenz Peña, cerca del hotel B. Aunque ese hotel no causa problemas, el ruido del Casa República sí es notable. Hay música en vivo desde las 7 p.m. cualquier día de semana. Ya varios vecinos me han advertido de las molestias constantes”.
Este conflicto no es menor. El inmueble que ocupa el hotel ha sido declarado Patrimonio Arquitectónico por el Ministerio de Cultura, lo que implica normas estrictas de conservación, respeto a la edificación y a su entorno. Sin embargo, la azotea ha sido convertida en un “rooftop” que parece operar sin mayor regulación, burlando el espíritu con el que fue declarada su protección.

Conciertos en vivo generan grotesco ruido en la zona patrimonial.
La respuesta del gerente
Nos comunicamos con el gerente del hotel Juan José Mendoza, para recoger su descargo. Estás fueron sus declaraciones:
«Nos sorprende un poco que nos digan vecinos y que pareciera que fuera hasta una junta vecinal que está preocupada por el ruido que viene del hotel. Nosotros, para empezar, no tenemos ninguna visita registrada en lo que va del año, que recuerde, sobre un tema de ruido. Creo que el serenazgo se toma estas cosas con seriedad, ¿no?», señala el gerente.
Además, menciona: «Nosotros no tenemos ninguna corona ni nada para que el serenazgo no venga a visitar. Nosotros hemos recibido visitas desde la isla de inspección por temas de licencia, como suelen hacer estas visitas de un momento a otro, de todos los entes que tienen que regular un hotel. Y siempre hemos tenido eso: tenemos nuestra licencia en orden, tenemos nuestro sistema, nuestro certificado de seguridad en orden, todo está correcto. O sea, operamos dentro de los márgenes que nos permiten».

Juan José Mendoza, gerente general del hotel.
«Ponemos música en vivo, que toca una persona con una guitarra, o a veces hay una persona con un saxofón, pero no es que cobremos una entrada. Obviamente, seguramente algo se puede filtrar, y nosotros siempre estamos atentos, tenemos protocolos para cuidar esos niveles de volumen. Lo que menos queremos es generar un malestar a nadie, ni a ningún cliente, ni mucho menos a nuestra comunidad alrededor. Estamos siempre dispuestos a hablar, y a mejorar, y a aplicar los correctivos que sean necesarios, pero que se nos acerquen», manifiesta Juan José Mendoza, reconociendo los eventos con música en vivo en su azotea.
Luego recordó que una vecina se le acercó para cuestionarle sobre el ruido que produce el hotel: «Yo hablé con una vecina, no sé si será esta misma persona, hace como dos semanas o tres semanas, que me dijo que sus inquilinos habían tenido estas molestias, y que estaba volviendo a alquilar. Creo que todavía no lo había hecho, o por esta fecha se iba a hacer, y ya le preocupaba el tema de poder que sus inquilinos se quejen de esto nuevamente. Y yo le dije: «Por favor, verifícalo tú misma». Y me dijo: «Yo voy a estar el fin de semana, y cualquier cosa te voy a escribir directo de mi departamento, que es el que más cerca tenemos. Nunca me escribió, o sea, no se comunicó conmigo, no volvió a comunicarse conmigo».
Finalmente mencionó: «Nosotros tenemos es un bar todo con mobiliario que es movible, o sea, nosotros tenemos una casona que es patrimonial, que la cuidamos, que está dentro, que no hemos alterado en nada la casona patrimonial, incluso tenemos, me gustaría también que hagas mención a los eventos culturales que realizamos, a las inauguraciones de arte. O sea, tenemos ahorita una exhibición de arte que habla sobre Barranco. Me parece que se enfocan ustedes mucho, o pretenden enfocarse más en estos temas tan puntuales. Si hay algo que podamos nosotros todavía corregir, estamos abiertos a corregirlo, pero no nos quieran encasillar y pintar como si fuéramos un bar de fiesta, o un bar que promueve conciertos masivos».
Sorprende algunas respuestas del gerente, ¿De verdad la solución para el ruido es que cada vecino realice una auditoría acústica casera? ¿Ese es el estándar de diálogo que propone el hotel?
¿La fiscalización municipal?
La pregunta que muchos vecinos se hacen es evidente: ¿hasta cuándo las autoridades municipales permitirán que un negocio turístico imponga su lucro por encima del derecho al descanso y la salud mental de los residentes? ¿Acaso la alcaldesa Jessica Vargas permitirá que Barranco se transforme en una zona de impunidad acústica?
Tenemos conocimiento que la alcaldesa también visita los espacios del hotel. Aquí una fotografía de la burgomaestre Vargas en las instalaciones de Casa República. Sería importante que la alcaldesa también ponga atención a situaciones que incomodan a los vecinos del distrito.

Alcalde Jessica Vargas.
¿Qué tipo de licencia tiene el hotel? recordemos que la Municipalidad de Barranco, es responsable directa de hacer cumplir las normas de zonificación, fiscalización ambiental y protección del patrimonio. Aquí se requiere una inspección inmediata, mediciones sonoras rigurosas y sanciones ejemplares. Porque si proteger la riqueza patrimonial de Barranco es una prioridad, entonces garantizar la calidad de vida de sus vecinos debe ser una exigencia irrenunciable.
Actualidad
Lima y Callao no paran de temblar
Viviendas, colegios, centros comerciales y hasta sedes municipales muestran severas grietas tras sismo del pasado domingo.

El sismo de magnitud 6.1 vivido el último domingo terminó con la vida de una persona de 36 años, representando la única víctima mortal de ese fenómeno natural, sin embargo, 48 horas después de ocurrido el movimiento telúrico van a apareciendo los verdaderos daños.
El sismo, con epicentro a 30 kilómetros al suroeste del Callao, ha dejado cuantiosas pérdidas económicas para cientos de familias, en particular de Lima Norte, que ven con preocupación la aparición de enormes grietas y fisuras en techos y paredes de sus viviendas.

Hasta el momento ya se vienen dando hasta tres movimientos sísmicos, teniendo siempre como epicentro el norte de Lima. Diversos informes televisivos muestran varios colegios en Independencia con ventanas rotas y paredes resquebrajadas, haciendo imposible el retorno de los menores de edad a sus aulas; cerca de 120 colegios muestran los rezagos del temblor y 10 de ellos han optado a la virtualidad.
En Comas, una escuela de marinera también ha resultado severamente dañada, obligando a su dueña, una reconocida campeona de marinera, tener que suspender de manera indefinida las clases. “Es un sustento que se detiene. Esta era mi fuente de ingresos y también el trabajo de otras personas. No nos queda más que agradecer a los alumnos por su apoyo y cuidar su integridad”, mencionó para el programa Buenos Días Perú.

En el mismo distrito también el centro educativo Estados Unidos ha sido afectado tras el sismo. En fotografías compartidas por los padres de familia se aprecia parte de su estructura con rajaduras. Otros colegios en Puente Piedra, Los Olivos, Ancón o San Martín de Porres presentan grietas en sus techos y muros, llamando la atención sobre la manera en que han sido construidos.
En tanto, en San Juan de Lurigancho (SJL) la comisaría de La Huayrona se vio afectada con la caída de parte de su techo.
Lima no está preparada para un terremoto de magnitud 8
Los especialistas no andan con rodeos y son bien claros al respecto, sin pretender ser alarmistas. Aparte de que miles de personas construyen sus casas en quebradas, riberas y laderas, sin la asesoría de un profesional, a esto hay que sumar la alta densidad de personas que viven en un solo lugar. Aproximadamente 11 millones de personas solo tiene Lima, concentrando la tercera parte del total de la población peruana.

Si un sismo de magnitud 6 tuvo como resultado que un centenar de viviendas terminen con grietas y fisuras, un terremoto de escala 8 o superior resultará catastrófico.
Si el sismo de este último domingo se sintió fuerte, uno de magnitud 8.8 tendría efectos devastadores: derrumbes masivos, interrupción de servicios básicos, colapso de hospitales y una amenaza directa para miles de personas. Incluso el transporte, las telecomunicaciones y la logística urbana podrían paralizarse por completo.
Gran parte de la responsabilidad recae en los municipios al permitir edificaciones que no se alinean a normativas técnicas o de zonificación, pero también no hay que olvidar que son los propios pobladores lo que ponen en juego el futuro de sus descendientes.
Actualidad
Perú sin alertas sísmicas: un gobierno sin prevención
Mientras México y Chile protegen a sus ciudadanos con alertas sísmicas eficaces, Perú continúa con promesas incumplidas. Que hoy sea Google —y no el Estado— quien advierta a los peruanos de un sismo inminente, es una vergüenza nacional.

El pasado domingo 15 de junio, en plena celebración del Día del Padre, un sismo de magnitud 6.1 sacudió la provincia constitucional del Callao. Mientras los ciudadanos sintieron el remezón a las 11:35 a.m., sus celulares sonaban con una notificación urgente: una alerta sísmica enviada por Google. La sorpresa fue doble: por un lado, la eficiencia del sistema de alertas de Android, y por otro, la total ausencia de comunicación oficial por parte del Estado peruano. ¿Dónde estaba Sismate, el supuesto sistema nacional de alertas tempranas?
La respuesta oficial del presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, fue más que desconcertante: Sismate no es un sistema de alerta sísmica, sino de mensajería. A pesar de que en 2019 el gobierno de Martín Vizcarra anunció la implementación del sistema, destinando más de 41 millones de soles a su desarrollo, hoy el propio Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) reconoce que Sismate no tiene la capacidad de advertir sobre un inminente terremoto.

Mientras tanto, México y Chile han implementado con éxito sistemas de alerta temprana que permiten a sus ciudadanos ganar segundos vitales antes de que llegue un sismo. En México, por ejemplo, el Sistema de Alerta Sísmica Mexicano (SASMEX) funciona desde hace más de dos décadas y ha salvado incontables vidas gracias a su red de sensores y emisores. En Chile, el sistema ONEMI activa sirenas y alertas celulares que advierten a la población con segundos de antelación. Perú, en cambio, sigue en la fase de promesas.
SASPe aún está en implementación
El país sí tiene un proyecto llamado Sistema de Alerta Sísmica Peruano (SASPe), bajo la gestión del Instituto Geofísico del Perú (IGP) y el Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci). Pero aún está «en implementación». Este sistema pretende activar sirenas electrónicas en zonas costeras ante sismos de magnitud superior a 6.0. Sin embargo, su cobertura es limitada y no hay claridad sobre cuándo funcionará plenamente. Mientras tanto, seguimos dependiendo de empresas extranjeras para saber cuándo correr.
El reciente sismo dejó una vez más en evidencia la cruda realidad: en Perú, la población está desprotegida ante un desastre natural. La falta de una alerta oficial no es solo una falla técnica, sino un síntoma de desidia institucional y negligencia en la gestión del riesgo. La tecnología existe, el dinero se invirtió, pero el sistema no funciona.
Que Google sea hoy quien avisa a los peruanos que un sismo se avecina no debería ser motivo de asombro, sino de vergüenza nacional.
Actualidad
Lima y Callao no soportarán un terremoto
Casi el 70 % de las edificaciones en la capital y la provincia constitucional son construidas de manera empírica, siendo erigidas en terrenos poco propicios para soportar un sismo de magnitud 7 o superior.

No estamos preparados. El último sismo vivido ayer nos demostró, de manera indubitable, que muchas viviendas en Lima y Callao se caerán a pedazos por lo mal construidas que están. A consecuencias de esa precariedad, un joven de 36 años perdió la vida cuando le cayó un pedazo de pared que se desprendió de la fachada de una casa. Su muerte fue instantánea.
Eso deja mucho que pensar, pues poco o nada, más allá de lo que indique el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) o el propio Gobierno Central, estamos haciendo como sociedad por mejorarlo. La informalidad no solo la podemos encontrar en el tránsito vehicular, los vendedores ambulantes, los mototaxis, las motos lineales, sino que también desde el lado urbanístico somos un desastre y no se está exagerando.
Casas de tres, cuatro cinco pisos o más levantadas en un cerro o en una quebrada, viviendas construidas con la ayuda de un maestro de obras, terminadas con material precario, en zonas tugurizadas donde no le dan espacio a los rayos del sol, enrevesadas por ‘telarañas’ de cables de telecomunicación, en callejones sin salida donde lo último que se piensa es en una vía de escape. Así el peruano pujante, pero imprudente, trata de sobresalir en esta caótica ciudad.
El temblor de ayer, de 6.1 grados, pudo ser para muchos solo un tema anecdótico, de risas y motivo de conversación entre amigos y vecinos, pero el tema sinceramente es muy serio. Lo que puede hacer INDECI o las municipalidades en un breve periodo es ilusorio. Si durante varias décadas han permitido el crecimiento desordenado de varios distritos, es poco probable que cambien esa realidad en unos cuantos años. Es por ello que también existe responsabilidad en aquellas personas que quieren construir uno o dos pisos en sus terrenos, sin embargo, lo hacen de mala manera buscando ahorrar unos cuantos soles. Ese supuesto “ahorro” les terminará costando caro a ellos o a terceros, como el caso del joven de 36 años.

Todos quieren tener su casa, pero a qué costo
Un estudio realizado el año pasado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo (Grade) reveló que el 69 % de las viviendas en Lima y Callao son autoconstruidas, significando que millones de peruanos optan por la vía informal, muchas de ellas levantadas en la periferia de la ciudad, encontrándose también en distritos históricos como el Rímac, Barrios Altos o Cercado de Lima.
Asimismo, el mencionado estudio indicó que casi el 100 % de esas construcciones tardaron cerca de 16 años en terminar el primer nivel, y 22 para completar el segundo, cifras que sobrepasan por lejos el plazo de una construcción formal; y, aunque parezca increíble, la autoconstrucción resulta un 33 % más cara por metro cuadrado que la construcción a través de vías formales.
Está claro que la mayoría de los peruanos opta por hacer su casa ‘con sus propias manos’, desechando la opción de hacerse de los servicios de un ingeniero, un arquitecto o un topógrafo. Las consecuencias de eso es este enorme monstruo de ‘siete cabezas’ que trata de sobresalir contranatura.
Miles de casas están a punto de colapsar y los signos se exponen en sus fachadas agrietadas o resquebrajadas. Algunos optarán por darle una pasada con yeso o cemento, otros sencillamente lo ignorarán y continuarán levantando más pisos, y otros, esos pocos, realmente tomarán conciencia de lo que se viene. Así como la lluvia, el temblor también caerá para todos.

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