Cultura
Tres nombres para el Nobel: Cartarescu, Houllebecq y Kadaré
Lee la columna de Hans Herrera Núñez

La ruleta del Premio Nobel de Literatura 2023 se dispara este jueves 5 de octubre, a las 8 en punto. Mientras tanto en las casas de apuestas ya se tiene un ranking. Un punto de partida es el consolidado de estadísticas de apuestas Oddspedia, en el ranking especulativo de ganadores para este año los favoritos son: la china Can Xue (¿quién?) Haruki Murakami (en serio, otra vez) y la disidente rusa Lyudmila Ulitskaya (que conveniente geopolíticamente sería que gane). En las apuestas Can Xue va 4/1, siendo la favorita. Como solo apuesto a caballos, diré mis nominados que si o si deberían ganar. Porque para cuotas de género, origen étnico o representatividad de un continente, para esas chorradas están los premios Oscar y no Cannes. En literatura estos son los hombres fuertes de la literatura, los que realmente hace rato están escribiendo a martillazos.
Houellebecq, islamófobo y anti postmoderno
Si hay alguien que jamás debería ganar ni siquiera una mención honrosa de un certamen de literatura municipal en Murcia, esto desde la hegemónica cultura de la cancelación, ese sin dudas es Michel Houellebecq, y es que leerlo es un placer que incómoda.
Crítico feroz del postmodernismo encarnado en los valores del mayo del 68 a través de novelas como Las partículas elementales, Plataforma, Sumisión o Ampliación del campo de batalla, es sin duda, desde su aparición en los años 90, una corriente de aire fresco que devuelve a la literatura ese fuego de crítica al poder de los símbolos establecidos. Su crítica también se refiere a la creciente presencia del Islam en la sociedad europea, llegando sus novelas a ser consideradas proféticas como ocurrió en 2001 y en 2015, respecto a las Torres Gemelas y a la masacre de los caricaturistas de Charlie Hebdo, respectivamente.
Solteros inútiles y vaciados existencialmente son sus protagonistas predilectos, seres separados, aislados, a los que solo les queda el consumo. Un fiel reflejo del europeo occidental satisfecho en su insatisfacción. Son personas sin familias detrás, que irónicamente lo único que tienen son las empresas para las que trabajan, renuncian y vuelven a buscar trabajo sea en otra empresa, porque es eso precisamente lo único que tienen.
En un mundo donde todo se usa, el sexo, las ideas, el arte, la identidad, no hay espacio para el amor y la comunicación entre las personas. Su retrato es el de una sociedad donde la ciencia se ha reducido en técnica para ser usada también, para ser consumida, porque todo es consumo. Sus historias son la de personajes incapaces de ser humanos, y en la que el salvaje islam aparece en sus novelas como ese otro, que se opone a los valores democráticos occidentales, pero al que no se puede enfrentar por no tener nada seriamente con que oponerse.
Si Chul Han es el autor que acuña el término de sociedad del cansancio para referirse al postcapitalismo actual, Houellebecq es el autor en novela que acuña la cultura del cansancio de sociedades liberales sin capacidad de enfrentar culturalmente al fenómeno de la amenaza integrista. Porque el islam tiene esa convicción fanática que a la vez tiene un fundamento de juventud y lucha, que occidente no ha conocido desde la última mitad del siglo XX.
En Plataforma pareciera que, aunque accidentada, la única relación posible es hacia con el extranjero, como es el caso de la co protagonista de la novela, una tailandesa, Valérie, quien sí tiene aspiraciones de crecer, aunque sea a través del turismo sexual.
Se podría intuir que el otro a encontrar en términos pacíficos es la arquetípica figura femenina, la que le muestra otro mundo al protagonista europeo cansado. La posibilidad de vivir y tener un propósito. Las preguntas que se plantea la narrativa de Houellebecq son sobre la aparente imposibilidad del amor, propia del cansado pensamiento global burgués, por un lado, y la de si hay una salvación o no, por el otro.
La obra de Houellebecq desde los años noventa ha sido debida y esforzadamente cabildeada por Nelly Kaprielian, francesa de origen armenio, crítica literaria de la revista Les Inrockuptibles, su más ardiente defensora y difusora entre el hiper competitivo panorama literario francés. Fue gracias a su cabildeo que ganó Houellebecq el Premio Goncourt, el más importante premio literario en Francia.
Es sabido que los premio Nobel de Literatura son en realidad las Olimpiadas de los idiomas, dónde la pugna entre el inglés y el francés es de proporciones titánicas. A pesar de las obvias cualidades narrativas de Houellebecq, es difícil verlo ganador por razones políticas. Se lo ha intentado vincular a Le Pen y a la extrema derecha. Sin embargo sus lectores son fieles y son precisamente sus detractores sus mejores publicistas. Entre sus defensores honestos cabe mencionar a otra mujer, Eugene Basties, quien representa a esos hijos rebeldes de esa narrativa que propone el desagradable Houellebecq, quien en las apuestas va 14/1.
Mircea, el primo latino de Europa
“Le doy noticias, señor, sobre los turcos, porque he oído que el emperador salió de Sofía y no es así, y subieron al Danubio.”
El documento más antiguo que se conserva escrito en rumano es una carta datada en 1521, escrita por un tal Neacșu de Câmpulung al jude (“juez y alcalde”) de Brașov, Hans Benkner, advirtiéndole de una invasión turca proveniente desde Transilvania y Valaquia.
Siglos más tarde, un escrupuloso archivero alemán prestó atención a unos documentos municipales en abandono. Entre una serie eslavo-rumana de 700 documentos que iban de los siglos XIV al XVIII, descubrió la carta. Wilhelm Stenner, su descubridor, era el archivero de Brașov en 1894. Más adelante el lingüista rumano Aurel Nicolescu afirmó que en dicha carta no menos de 175 palabras de las 190 encontradas tienen origen latino, sin contar las palabras repetidas y los nombres. Una expresión que se repite en la carta es “I pak”, que significa “y otra vez” y que tiene una función similar a la del latín “item”, utilizándose también para marcar el comienzo de una nueva frase, ya que es este primer documento del idioma rumano, no existían los signos de puntuación. Otra curiosidad, la carta además de estar escrita en alfabeto cirílico, tiene una introducción en lengua eslava que antecede el contenido en antiguo rumano, y que vuelve a terminar con una invocación a Dios en búlgaro, lo cual evidencia la pequeña globalización que vivía el pueblo latino con sus vecinos.
Si la historia de un escritor es la historia de su país, la historia de su país tiene por base su idioma. La historia de Rumanía desde mucho antes de su comienzo literario escrito es una historia de supervivencia. Desde los míticos tiempos de la Dacia Romana, pasando por la opresión otomana, la historia del rumano y su lengua es la historia de un pueblo latino atenazado entre rusos, alemanes, húngaros, otomanos y un sinfín de vicisitudes. A veces amigos, a veces enemigos, pero siempre vecinos.
La carta de Neacșu, tesoro de la historia de la literatura en lengua rumana, lengua que nace como carta, y además una carta de un pueblo amigo a otro pueblo amigo frente a una amenaza, eso me da gusto pensar es Rumanía, nuestro hermano latino en Europa.
Hablar del candidato al Nobel de literatura rumano, Mircea Cartarescu, exige que hablemos también en sus términos enciclopédicos. Se ha hablado de él comparándolo con Borges, Kafka, García Márquez, pero se olvidan también sus expertos de Cartarescu y su pasión de leer los once tomos de las obras completas de Dostoievski cada año, de su admiración a la obra del peruano Vargas Llosa, de quién dijo: “Para mí fue más que un referente, [fue] un héroe”, confiesa. “Yo empecé a escribir en los 70, y sus libros cambiaron mi vida. Nunca olvidaré la revelación de La tía Julia y el escribidor o de La guerra del fin del mundo, o incluso La ciudad y los perros, todos ellos libros fundamentales para mí. Nunca hubiera soñado con compartir escenario con Vargas Llosa. Ha sido un gran honor”. Señaló en una ocasión en que compartieron escena, pero ahora la proximidad puede ser más cercana. Cartarescu aparece en las quincenas de candidatos al Nobel. Y ya es voceado desde hace algunos años. El autor de Solenoide, Nostalgia y la saga de Orbitor, esta última que lo ha consagrado internacionalmente como uno de los autores hegemónicos, son perfecta muestra de porque Mircea debe y puede ganar el Nobel de Literatura.
El boom lector por Mircea en Latinoamérica (a quien muchos confundían con una autora, por el nombre, salvo los siempre perspicaces lectores de antropología que evocaban de inmediato a Eliade a sus mentes apenas leer su nombre), se puede considerar como un fenómeno reciente y que tiene por nombre Editorial Impedimenta de España, la cual ha acercado con éxito en poco tiempo a los lectores latinoamericanos con su lejano primo.
Su obra es un realismo mágico que nos resulta totalmente familiar, el mundo de los sueños, pero sobre todo su capacidad de percibir que, tal vez, el único patrón real de nuestras vidas, sean precisamente esas anomalías que nos hacen pensar si realmente lo que sucede está ocurriendo o acaso estamos en un sueño.
La única forma que encuentro para reseñar sus historias es solo leyéndolas. Solo me queda decir: después de leer El ruletista, todo es posible en literatura.
En las apuestas Mircea Cărtărescu va 11/1
Ismail Kadaré, en los márgenes de la Historia
S. XXVI a.C. La Gran Pirámide consume los recursos y la energía de Egipto, miles de personas mueren durante su construcción mientras el faraón Keops desata periódicamente oleadas de arrestos y torturas contra aquellos falsamente acusados de sabotear el proyecto.
El propósito de tanto esfuerzo, más allá de toda megalomanía complementaria, es simple: se trata de política. ¿Cómo asegurar el reciente paso de una sociedad de cazadores recolectores a una organizada en ciudades en plena revolución agrícola? Fácil, concentrando todo el esfuerzo y vidas de los involucrados en una tarea.
Aprovechando los desbordamientos del Nilo, la agricultura era muy próspera y fácil, dejando varios meses a la población bastante ociosa, esto claramente para los planes de ingeniería social del faraón y su élite era un peligro que no se podía permitir por el bien de la civilización que empezaba a nacer. Entonces quizá el motivo principal de la construcción de La Pirámide y su importancia fuese no permitir el descanso y la reflexión a sus súbditos, quienes a su vez actúan voluntariamente en contra de sus propios intereses.
Este es el argumento de la novela de Ismail Kadaré, La pirámide. Porque si algo sabe Kadaré es construir metáforas políticas, y esta en especial es un monumento a la dictadura comunista que le tocó, la de Hoxha en Albania.
Albania fue en la segunda mitad del siglo XX, conocido como el país más comunista del mundo, el primer y único país oficialmente ateo (si excluimos el culto a la figura del líder), pero sobre todo un país cuya dirigencia comunista además de paranoica (Albania es un país con medio millón de bunkers, y todo el país es más chico que el departamento de Lima) era de un fanatismo ideológico tal que se peleó primero con los yugoslavos que los ayudaron a ganar la Segunda Guerra Mundial, luego se peleó con la Unión Soviética acusándola de revisionista, se acercó a China para después también pelearse con ella acusándola de desviación ideológica y al final acabar sola y aislada de todo el planeta, y todo por una ultra ortodoxia al marxismo. Y todo esto con la anuencia de su hiper vigilado pueblo. En el caso de la Albania comunista de Hoxha se refleja perfectamente el sentido de la pirámide como símbolo de un poder total e indiscutible.
Ismail Kadaré no es nuevo en las quinielas del Premio Nobel de Literatura. Ha sido nominado casi veinte veces. Su mayor aporte en la literatura es acercar a miles de lectores a una cultura, la albanesa, la cual sigue siendo misteriosa y salvaje en plena Europa. En su obra Kadaré utiliza únicamente idioma albanés puro sin presencia de palabras extranjeras. Esta es una característica única de sus novelas, y muchos le atribuyen el mérito de haber mejorado la lengua literaria albanesa, una lengua hablada apenas por unas seis millones de personas, una lengua marginal, con una literatura de los márgenes de Europa. Ser escritor albanés y escribir desde y sobre un país del que apenas sabemos nada, y escrito en un idioma hablado por un puñado de gente, eso es hacer Literatura.
Kadaré creció en el mismo pueblo, y hasta en la misma calle donde nació el dictador Hoxha. Durante el comunismo se dedicó a la literatura de fondo. Y aquí viene la cuestión ¿Cómo escribir en el país totalitario, posiblemente el más comunista del mundo, sin acabar sentenciado a muerte? Pues recurriendo al folklore, los mitos y la más lejana imaginación. Se trata de alejarse en la fantasía para poder sobrevivir. Sus alegorías entretejen el acervo balcánico con las tragedias griegas de una manera propia de un autor que se puede considerar ya por merito propio, un clásico. Aunque el género hegemónico en Albania era el realismo socialista, Kadaré supo ganarse un espacio desde la fantasía más exótica y oriunda a la vez. Abril quebrado, es una novela donde retrata las costumbres atávicas de las tierras altas de Albania a través del despiadado código del Kanun, la ley de sangre que se hereda. Una forma de entender por qué los albaneses tienen fama de violentos, como los nicaragüenses en Centroamérica, quizás se deba a estos códigos ancestrales que tan bien ha sabido retratar Kadaré.
Desde hace más de una década las paredes de la universidad, de escuelas y de bibliotecas en toda Albania tienen fotos de Kadaré, dónde antes estaban las del dictador Hoxha. Detrás de unos lentes ahumados, unos ojos de los que solo se puede adivinar el color, miran con picardía al que lo ve. Kadaré es superviviente, pudo publicar su obra en una dictadura feroz, y demostró como dijo una vez Vargas Llosa, que el campo a dónde escapan los escritores en sus fantasías, huyendo de la miseria de sus pobres vidas, es precisamente ese campo el de la libertad humana, el de poder volar con el pensamiento a donde sea, incluso salir por unas horas de la Albania comunista de Hoxha, de su medio millón de bunkers y miles de grillos (micrófonos Made in China) colocados por la Sigurimi, la policía secreta de Hoxha.
En Albania ya no hay comunismo ni ateísmo de Estado, gracias a Dios, pero el pasado queda, no importa que el pasado sea lejano o muy reciente, el pasado en Albania siempre pesa como plomo.
Volviendo al pasado, en su novela “El palacio de los sueños” (1981), se narra la historia de Mark-Alem, funcionario del imperio otomano empleado en el Tabir Saray, dónde se controla a la población mediante los sueños, que anticipan desde los intentos de derrocar al gobierno hasta las grandes catástrofes, mientras avanza en su carrera de funcionario, Mark-Alem se irá hundiendo en las arenas del desasosiego. Escrito en plena Dictadura de Hoxha es de una osada e inteligente crítica al totalitarismo dentro del totalitarismo.
Pero volviendo a esa extraña novela, La pirámide, a medida que la narración finaliza, hace un extraño salto de tres mil años, avanzando para mostrarnos a Timur el Cojo (Tamerlán) erigiendo en Asia central otra pirámide, pero está vez hecha de 70.000 cráneos. Y con esta imagen queda claro quien es el maestro de la parábola política.
Kadaré tiene 87 años, en este año su nombre no figura en ninguna sala de apuesta, mientras nombres tan inusitados como Stephen King aparecen este año con una probabilidad de 49/1. Sin embargo, esté o no esté Kadaré, yo apuesto por él, porque “algunas gotas de lluvia llegaron a mi ventana”.
Cultura
Mincul acepta la renuncia de la directora de la DDC de Pasco tras cuestionamientos
La arqueóloga Cinthya Gloria Cuadrao Mallqui renunció a la dirección de la DDC de Pasco, en medio de cuestionamientos del personal por su escaso impulso a las industrias culturales, la falta de apoyo a artistas locales y la ausencia de diálogo con las comunidades nativas de la región.

El Ministerio de Cultura (Mincul) aceptó la renuncia de Cinthya Gloria Cuadrao Mallqui al cargo de directora del Órgano Desconcentrado de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Pasco, función que asumió desde el 25 de junio de 2024, durante la gestión de la entonces cuestionada ministra Leslie Urteaga Peña.
La aceptación de su renuncia fue oficializada mediante la Resolución Ministerial N° 000157-2025-MC, firmada el 30 de junio por el actual ministro de Cultura, Fabricio Valencia Gibaja.

Cuadrao Mallqui es arqueóloga por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y trabajó previamente en el Proyecto Qhapaq Ñan del Ministerio de Cultura, donde estuvo a cargo de la gestión del tramo La Raya–Desaguadero, en Puno. Además, figura como accionista de la empresa Cika Construcciones Generales S.A.C. y fue socia de Imaina Consultores SAC.

Sin embargo, su gestión durante un año en la DDC de Pasco generó críticas internas. Fuentes consultadas en el Ministerio de Cultura señalan que Cuadrao Mallqui mantenía una relación conflictiva y de discordia con parte del personal, y que existieron tensiones relacionadas con contrataciones de locadores (politólogos, antropólogos y comunicadoras) cuyos resultados habrían sido insatisfactorios. También se le atribuye haber maltratado a subordinados, incluidos colegas arqueólogos.
Asimismo, indican que solicitó licencia del 16 de junio al 15 de agosto para dedicarse a su proyecto de investigación. Según información a la que tuvimos acceso, los proyectos que se desarrollaban en Oxapampa quedaron bajo la supervisión del arqueólogo Alex Guevara Liau, sin mayor participación de otros colegas especialistas como se hacía anteriormente. ¿Por qué solo se enviaba a Guevara Liau?

Otro punto crítico fue la aparente falta de coordinación con comunidades nativas, con quienes, según norma administrativa, se deben realizar mesas de trabajo para garantizar el enfoque intercultural. Además, no se habría promovido suficientemente a artistas, danzantes u otros gestores culturales de la región, lo que generó descontento en el sector.
La salida de Cuadrao Mallqui deja a la DDC de Pasco nuevamente sin una dirección estable, en un contexto donde se reclama mayor cercanía con las comunidades y el impulso real a las expresiones culturales locales.
Cultura
Entrevista: Luis Castellanos nos habla sobre su infancia, su paso por Bellas Artes y su exposición por sus 30 años de trayectoria [VIDEO]
En el nuevo episodio del podcast de Lima Gris, tuvimos como invitado al talentoso artista plástico Luis Castellanos, quien viene presentando una exposición individual en el ICPNA del centro de Lima.

Hay artistas que pintan por oficio, otros por catarsis, y unos pocos —los más raros, los más necesarios— que lo hacen como quien respira o sueña. Luis Castellanos pertenece a esa casta secreta. En el nuevo episodio del podcast de Lima Gris, conversamos con él, en medio de la melancolía y la lucidez, sobre su infancia, su paso por Bellas Artes y la manera en que la vida —esa vieja maestra caprichosa— lo fue modelando con la paciencia de un escultor.
Su más reciente exposición, La intuición de la extrañeza, presentada en el ICPNA del centro de Lima, no es solo una muestra, sino una retrospectiva íntima, donde confluyen los fantasmas y las revelaciones de treinta años de creación. En cada trazo hay una interrogante suspendida, una sospecha del mundo. Castellanos no busca retratar lo visible, sino ese temblor invisible que habita en las formas y se escapa de las palabras. Su obra es una meditación estética, un lenguaje de lo incierto, una poética de la duda.
Escuchar a Castellanos es como mirar uno de sus cuadros: uno sale distinto, con una inquietud nueva, con la impresión de haber asomado a un espejo que devuelve algo más que el reflejo.
El dato: la presentación del libro de la muestra de Luis Castellanos será el 11 de julio a las 7 pm en el ICPNA del Centro de Lima.
Aquí la entrevista completa.
Cultura
Trabajadores del Ministerio de Cultura de Cusco anuncian la toma de Machu Picchu [VIDEO]
La ciudadela inca se encuentra en una lista negra y a punto de ser tomada por los propios trabajadores del Ministerio de Cultura del Cusco ante la inoperancia del ministro Fabricio Valencia.

La problemática del Ministerio de Cultura se intensifica. No solo hay cuestionamientos contra el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja. Además, los empleados de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, exhaustos y humillados, claman a la presidenta Dina Boluarte que lo reemplace. Y como si el drama fuera aún poco, lo último que se sabe es que estos trabajadores planean tomar Machu Picchu. No por vandalismo, sino por desesperación. Porque el Estado los ha dejado solos, igual que al Santuario.
A esto se suma que Machu Picchu ha sido incluida en la lista negra por el portal Travel and Tour World, que recomienda no visitar la ciudadela inca.
Mediante una comunicación telefónica, Andy Ancasi, representante del Sitracas, nos da todos los detalles de lo que viene sucediendo en Cusco.
Aquí el video del programa.
Cultura
Julio Barco Premio Juegos Florales de la UNI
El poeta peruano recibe reconocimiento en los Juegos Florales Túpac Amaru de la UNI.

En una ceremonia cargada de símbolos y solemnidad, el poeta Julio Barco fue galardonado con el segundo puesto en los Juegos Florales La Familia Túpac Amaru, organizados por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), una de las instituciones académicas más prestigiosas del Perú. El reconocimiento fue acompañado por un premio de S/. 4,000 y una ovación cálida por parte del jurado, autoridades y asistentes.
La distinción no solo celebra el talento literario de Barco, sino también la creciente necesidad de reconciliar la ciencia con la sensibilidad, la técnica con la poesía. Que una universidad dedicada históricamente a la formación de ingenieros rinda homenaje a la palabra escrita es, sin duda, un signo de que el arte aún pulsa en los espacios más racionales del país.
Con más de treinta libros publicados, Julio Barco ha construido una obra intensa, vital, crítica. Su participación en este certamen reafirma su compromiso por llevar la poesía al centro del debate cultural peruano. «Este premio me impulsa —dijo al recibir el reconocimiento—. Tengo tantos proyectos para revolucionar el arte en nuestro país. La poesía no ha muerto, solo está esperando que le hablemos desde otro ángulo».
El evento se realizó el 27 de junio de 2025 en el campus principal de la UNI. La entrega de premios fue precedida por palabras de homenaje a la familia Túpac Amaru, símbolo de lucha, dignidad y resistencia cultural —valores que resuenan también en la poesía de Barco—.
Con esta distinción, el autor de Me da pena que la gente crezca y Cantar de Chancay suma un nuevo capítulo en su incansable travesía por devolverle a la poesía peruana su fuerza originaria.
Cultura
MINCUL: La cuestionada designación del CAS de Karla Alarcón
¿Cómo ganó el concurso? la arqueóloga Alarcón no cumple con el requisito clave: haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia se limita al trabajo técnico de oficina dentro del Ministerio de Cultura, sin evidencia de liderazgo en campo ni dirección de PMA, evaluaciones o gestiones de CIRA.

La convocatoria CAS N.° 216-2025-MC, lanzada en abril de 2025 por el Ministerio de Cultura (Mincul), tenía como objetivo contratar a un(a) Coordinador(a) para la Dirección de Certificaciones. Se trataba de un puesto clave, pues esta dirección es responsable de coordinar, planificar y ejecutar acciones orientadas a preservar, proteger y conservar el patrimonio arqueológico inmueble del país.

Fuente: Mincul.
Entre sus principales funciones, figura la revisión, aprobación y seguimiento de Certificados de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) y de los Planes de Monitoreo Arqueológico (PMA), documentos indispensables para el desarrollo de proyectos de inversión pública y privada.
Concluido el proceso en mayo, la arqueóloga Karla María Alarcón García fue anunciada como la ganadora del concurso. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Sin embargo, una revisión detallada de los requisitos y de la trayectoria de la ganadora revela una serie de inconsistencias que comprometen la transparencia del proceso y siembran dudas sobre su legitimidad.

¿Se cumplían los requisitos?
El perfil exigido para el cargo incluía, como mínimo, título universitario en arqueología con colegiatura vigente, formación complementaria en gestión o patrimonio cultural, así como experiencia general de al menos siete años en el sector público o privado. Más aún, se pedía una experiencia específica de al menos cuatro años en funciones vinculadas al cargo, o tres años en el sector público en áreas similares. Pero lo más importante: el postulante debía acreditar dos años de experiencia en la dirección de Planes de Monitoreo Arqueológico y/o Proyectos de Evaluación Arqueológica y/o gestión de CIRAs.

Karla Alarcón no cumple con requisitos de 2 años como directora de PMA y CIRA.
Este último punto no es un detalle menor. Se trata de un filtro clave, pues quien asume la coordinación de la ‘Dirección de Certificaciones’ debe tener conocimiento de campo y experiencia comprobada en dirigir intervenciones arqueológicas. No basta con conocer los documentos, hay que haber estado en terreno. De otro modo, resulta inviable liderar técnicamente la instancia más estratégica del sector.
¿Y cómo pasó Karla Alarcón la evaluación?
Según los documentos revisados, la arqueóloga Karla Alarcón no cumple con el requisito específico de haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia laboral no evidencia dirección alguna de PMA, proyectos de evaluación ni gestiones de CIRA en campo. Es más, su trabajo ha sido siempre de oficina, como técnica dentro del propio Ministerio. Sin embargo, en su ficha de postulación, consignó haber ejercido la “gestión de CIRAs”, una frase y/o formulación ambigua que se asemeja a una leguleyada y parece haber sido suficiente para que pasara la evaluación curricular, etapa que por norma es eliminatoria.

Karla Alarcón se amparó en una palabra, para validar su postulación.
Aquí surge la primera gran interrogante: ¿cómo validó el comité evaluador esa experiencia? ¿Desde cuándo dar conformidad a documentos administrativos desde un escritorio equivale a dirigir una intervención arqueológica en el campo?
La respuesta no es técnica, es política. Lo que aquí se ha validado es una interpretación forzada del término “gestión”, que abre peligrosamente la puerta para que personas sin experiencia real en campo postulen y ganen puestos clave, mientras otros profesionales con trayectoria probada quedan fuera.

Una plaza con nombre propio
El contexto del concurso no ayuda a disipar las dudas. Según fuentes cercanas al proceso, la convocatoria habría estado originalmente dirigida a Ruth Quispe Calderón, amiga cercana de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Moira Novoa Silva. Sin embargo, ante la filtración de esta información, se habría descartado ese nombramiento para evitar un escándalo mayor. Como alternativa, se habría optado por Karla Alarcón, quien ya se desempeñaba como directora encargada de la Dirección de Certificaciones y, por tanto, era una figura “de confianza” dentro del sector.

Viceministra Moira Novoa, la misma que firmó la Resolución Viceministerial para el recorte de las Líneas de Nasca y Palpa.
En este punto, el proceso se vuelve aún más cuestionable. La convocatoria fue ganada por Luis Felipe Mejía Huamán, pero mediante una fe de erratas se corrigió el resultado, otorgándole el puesto a Alarcón García en calidad de accesitaria. Mejía no habría llegado a firmar el contrato, y en un giro curioso pero conveniente, Alarcón asumió el cargo de forma oficial, pasando de ganar S/4,500 a más de S/11,264 mensuales.

El CAS fue ganado por Luis Felipe Mejía Huamán, pero luego corrigieron el resultado.
¿Quién dio la orden?
La pregunta es inevitable: ¿quién intervino para asegurar que Karla Alarcón se quedara con el puesto? Todo apunta a decisiones tomadas desde las más altas esferas del Mincul. Tanto la Oficina General de Recursos Humanos como la Alta Dirección —es decir, el ministro Fabricio Valencia y la viceministra Moira Novoa— estarían al tanto del proceso. Con el nombre de Ruth Quispe ya comprometido, y para no arriesgar la llegada de un profesional externo, se habría optado por consolidar a una figura que ya venía ejerciendo el cargo sin concurso y que, además, respondería fielmente a los intereses de quienes manejan el sector.

El 11 de junio convocaron como ganadora a Karla Alarcón García.
El cargo más codiciado
No se debe olvidar que la Dirección de Certificaciones es la joya de la corona del Ministerio de Cultura. Por esa oficina pasan todos los proyectos de inversión del país que requieren una evaluación arqueológica previa: minería, infraestructura, hidrocarburos, construcción, telecomunicaciones. Cualquier obra pública o privada necesita un CIRA o un PMA. Es decir, quien dirige esa oficina no solo tiene poder técnico, sino capacidad de incidencia en decisiones multimillonarias.
Por eso resulta tan preocupante que el proceso de selección no haya sido riguroso, ni transparente. En lugar de optar por la meritocracia, se ha preferido perpetuar prácticas que favorecen el amiguismo y el control político de una dirección técnica. Y si se valida como experiencia el trabajo administrativo desde una oficina, pronto veremos a otros funcionarios, sin experiencia real, disputando cargos estratégicos bajo el mismo criterio.
¿Y ahora qué?
Lo ocurrido en la convocatoria CAS N.° 216-2025-MC debe ser revisado con seriedad por los órganos de control del Estado. No se trata solo de un concurso más, sino de un proceso que compromete la legitimidad del sistema de contrataciones públicas, la credibilidad del Ministerio de Cultura y, sobre todo, la adecuada protección del patrimonio arqueológico del país.
Porque si quienes deben garantizar la conservación del patrimonio no saben ni siquiera cómo se ejecuta una intervención en campo, ¿Qué nos queda como ciudadanos? Solo mirar desde lejos cómo el poder se distribuye a puertas cerradas, mientras las formas legales se ajustan, como siempre, al tamaño de los intereses.
Cultura
Machu Picchu en la lista negra: el precio de la desidia
Machu Picchu, orgullo milenario del Perú, se tambalea bajo el peso de su propio éxito: hoy, más que una joya cultural, es una advertencia global sobre el turismo desbordado.

El esplendor de Machu Picchu, esa ciudadela suspendida entre la niebla y el abismo, ha dejado de ser solo un símbolo de orgullo nacional para convertirse, lamentablemente, en ejemplo de lo que ocurre cuando el patrimonio se subordina al lucro. La reciente inclusión del santuario inca en la lista de destinos que “ya no valen la pena visitar”, elaborada por la publicación internacional Travel and Tour World, es mucho más que una advertencia: es un grito de auxilio.
Junto a destinos igualmente emblemáticos como Venecia o Bali, Machu Picchu aparece ahora en un índice vergonzoso: el de los sitios donde el turismo masivo ha comenzado a erosionar lo que una vez se admiró. Las razones son contundentes: sobresaturación de visitantes, tarifas desproporcionadas y un impacto ambiental alarmante. A ello se suma la advertencia de la Unesco, que evalúa declararla Patrimonio en Peligro si el Estado peruano no actúa con urgencia y decisión.
No es una exageración. Según informes recientes, rutas diseñadas para no recibir más de 450 personas al día han llegado a registrar hasta 700 ingresos. El resultado es predecible: senderos desbordados, piedras milenarias al borde del colapso y una experiencia cada vez más parecida a la de una feria caótica que a la contemplación sagrada de un legado ancestral.
La Contraloría General de la República, por su parte, ha emitido un informe demoledor: aforos incumplidos, ausencia de fiscalización y una Aguas Calientes convertida en una máquina de exprimir turistas, donde los precios suben, pero la calidad se desploma.
El problema, claro está, no es el turismo, sino su pésima gestión. Especialistas en conservación han exigido una reestructuración del sistema de ingreso, la implementación de límites reales y no simbólicos, y un nuevo modelo de turismo sostenible que reconcilie el desarrollo con la protección. No se trata de clausurar el acceso a la maravilla, sino de salvarla de su propia fama.
La inclusión de Machu Picchu en esta lista negra debe interpelarnos como país. ¿Vamos a permitir que uno de nuestros mayores legados se pierda en manos de la improvisación y la codicia? ¿O tendremos, al fin, el coraje de actuar antes de que la historia nos pase la factura?
Mientras tanto, el ministro Fabricio Valencia continúa en su búnker solucionando sus problemas y haciendo seguimiento a la investigación de la fiscalía por el caso Shirley Hopkins.
Cultura
Ministerio de Cultura de Ica: ¿concursos CAS a medida?
Nuevas movidas en la DDC de Ica buscan coronar la dedocracia.

Por Luis Huertas
Desde hace años, las convocatorias CAS en el Ministerio de Cultura, tanto en la sede central como en sus Direcciones Desconcentradas, han sido señaladas por beneficiar a personas del entorno de confianza de ciertos funcionarios. Lo preocupante es que esta práctica no parece detenerse, y ahora el foco está sobre la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Ica.
Surgen preguntas inevitables: ¿Desde cuándo la DDC Ica ha sido terreno fértil para estas maniobras irregulares?, ¿A quién favorecen realmente estas contrataciones?, ¿Por qué en medio de la grave crisis por las Líneas de Nasca, se lanza una convocatoria que despierta tantas sospechas?
Primer intento: CAS N°072-2025-MC
El 4 de febrero de 2025, se publica en la web del Ministerio de Cultura un concurso CAS para cubrir el cargo de subdirector/a de la DDC Ica. El puesto exigía un perfil técnico exigente, con experiencia específica, título en arqueología y colegiatura vigente. El sueldo: S/ 6,906 nuevos soles. Todo parecía estar en regla, hasta que el concurso desapareció.
Fuentes internas revelaron que, el concurso fue retirado tras una denuncia desde la misma DDC Ica, advirtiendo que la subdirección es un cargo de confianza y no debería concursarse vía CAS. Así, el proceso fue abruptamente anulado. Coincidentemente, semanas después, el entonces director Alberto Martorell presentó su renuncia mediante Resolución Viceministerial N° 069-2025-MC. ¿Este CAS era algún premio, orquestado por algunos “amiguitos” para cierto funcionario de la sede Ica? Y todo con el aval del ex director Martorell, hoy involucrado en algunos chats internos con el ministro Valencia. Luego de su renuncia, asume el abogado Víctor Injante la dirección de la DDC Ica y, sorprendentemente, se vuelve a insistir con el mismo CAS pero maquillado con otras aristas.

Fuente: Ministerio de Cultura.
Segundo intento: CAS N°296-2025-MC
El 10 de junio —en plena tormenta por la reducción del área protegida de las Líneas de Nasca y la crisis de gestión en la DDC Ica— se lanza una nueva convocatoria. Esta vez, el puesto se denomina “Coordinador/a de Subdirección de Patrimonio Cultural, Industrias Culturales e Interculturalidad”. En la práctica, el mismo cargo de subdirección, pero con otro nombre. Lo curioso es que los requisitos ahora son más flexibles:
- Experiencia general: de 6 a 5 años
- Experiencia específica: de 4 a 3 años
- Experiencia en el sector público: de 3 a 2 años
- Sueldo: de S/ 6,906 a S/ 6,000

Fuente: Ministerio de Cultura.
Como para hacerlo más accesible, solo se exige haber sido “especialista” durante un año. ¿Coincidencia? Difícil de creer. Todo apunta a que, presuntamente, esta nueva convocatoria estaría hecha a medida para la actual subdirectora Jeanette Gutiérrez, quien pasaría de ganar S/ 3,000 a S/ 6,000, con una plaza concursada y mayor estabilidad. Algunos señalan que podría incluso pedir licencia sin goces de haber, de su puesto actual y postular, sin riesgo alguno. Desde hoy se puede postular a este CAS, y todo puede pasar.

Fuente: Ministerio de Cultura.
¿Puestos a la carta?
Lo más preocupante es el trasfondo: ¿Por qué insistir tanto en este puesto? ¿Por qué reducir los requisitos? ¿Por qué en medio de una crisis de credibilidad en la gestión cultural? La DDC Ica no necesita una coordinación adicional, ya que la actual subdirectora cumple esas funciones. Entonces, ¿por qué insistir?
Mientras los titulares nacionales apuntaban al escándalo de las Líneas de Nasca, en silencio se gestaba una convocatoria que huele a favoritismo. El patrón es claro: flexibilización de requisitos, coincidencias con cargos en funciones, y beneficios personales.
Una llamada a la reflexión
Este tipo de maniobras no son nuevas en el aparato estatal, pero es hora de ponerle freno. Si el Estado sigue siendo usado para beneficiar a ciertos círculos de poder, sin meritocracia ni transparencia, estamos condenando la institucionalidad.
La ciudadanía exige respuestas, pero sobre todo decencia en la gestión pública. Desde Lima Gris seguiremos vigilantes. Porque el patrimonio no solo se protege en el terreno, también se defiende en la transparencia de quienes lo administran.
Cultura
Presentación del libro «El misterio de las aves kanchu» de Lizbeth Pretell Romero
El miércoles 25 de junio en la Casa de la Literatura Peruana se presentará el libro “El misterio de las aves kanchu” de Lizbeth Pretell Romero, gestora cultural e investigadora luriganchina, y publicado por el sello editorial Jukucha Ediciones.

Este libro nos permite conocer la historia de las aves kanchu, míticas aves sagradas de quienes se toma el nombre para crear el vocablo Rurikanchu, que a su vez da origen a la denominación del distrito de San Juan de Lurigancho. Un relato que muestra personajes y hechos con trascendencia histórica y ficticia; fruto de una investigación basada en los manuscritos del padre Francisco de Ávila, el libro “Ritos y tradiciones de Huarochirí”, así como en evidencias arqueológicas halladas en el distrito.
El proyecto fue concebido desde el área de museo del Centro de Cultura, Recreación y Educación Ambiental Huiracocha (CREA Huiracocha), el cual estuvo ubicado en el parque zonal del mismo nombre en el distrito de San Juan de Lurigancho. La sala permanente Ruricancho, más conocida entre sus pobladores como el museo de San Juan de Lurigancho, tuvo como propósito difundir y revalorizar la historia del distrito (ubicado en un territorio con aproximadamente 11 000 años de historia) entre sus pobladores y el público en general, mediante visitas guiadas y talleres de educación patrimonial. Gracias a estas actividades y de manera lúdica, se realizaron también jornadas de cuentacuentos para niños, con relatos basados en la historia de la comuna.
En la presentación participarán Lizbeth Pretell Romero, autora del libro; Ricardo Puga Huamán, ilustrador; y Alan Concepción Cuenca, bibliotecólogo. Además, se contará con la participación especial de Gerardo García Chinchay, director de la Dirección de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura del Perú. La cita es el miércoles 25 de junio a las 6:30 p.m. en el auditorio de la Casa de la Literatura Peruana, ubicada en jirón Ancash 207, Centro Histórico de Lima. Ingreso libre con aforo limitado.
El libro podrá ser adquirido el mismo día de la presentación o a través de las redes sociales de la organización cultural Quebrada Canto Grande.
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