«Nunca nada es tan claro como se ve en el cine. La mayor parte del tiempo la gente no sabe lo que hace –y me incluyo–. No saben lo que quieren o lo que sienten. Solamente en las películas se sabe bien cuáles son los problemas y cómo resolverlos (…) El cine es una investigación sobre nuestras vidas. Sobre lo que somos. Sobre nuestras responsabilidades –si las hay–. Sobre lo que estamos buscando. ¿Por qué querría yo hacer una película sobre algo que ya conozco y entiendo?» John Cassavetes.
Dentro del marco de la segunda edición del Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires, la retrospectiva completa de la obra de John Cassavetes fue un festival aparte. Pionero emblemático del cine independiente, Cassavetes capturó con su cámara audaz e inquisitiva en forma única e irrepetible el frágil universo del deseo y el amor, cambiándole la cara al cine norteamericano para siempre.
Entre los invitados al festival, Al Ruban, productor y director de fotografía de varias películas del realizador, presentó, junto al actor Seymour Cassel, cada uno de esos 11 films que dejaron huellas indelebles en la historia del cine. También, con muy buena disposición, habló incansablemente de la obra de Cassavetes, con tanta pasión como la que emana de las películas mismas.
–¿Cómo comenzaba el proceso creativo de una película de John Cassavetes?
–John trabajaba del mismo modo en todas sus películas. Escribía el guión de un modo muy personal: pensaba en la historia durante meses y la escribía en la cabeza, nunca comenzaba escribiendo directamente. Por ejemplo, supongamos que él no te conocía, entonces, te decía: ¿Quieres escuchar una historia? Y empezaba a contarte la historia, hasta donde la tenía pensada. Supongamos que un repartidor llegaba a su casa, entonces le preguntaba: ¿Tienes unos minutos? Te quiero contar algo…
–Le encantaba hablar…
–Con todo el mundo. Porque quería oírse a sí mismo decir las palabras de su historia. Hablaba y escuchaba, prestando atención a la reacción de la gente. Adoraba contar la historia, que iba cambiando mientras la contaba, por lo que cada persona terminaba escuchando una historia distinta. Cuando se sentaba a escribirla, lo hacía bastante rápido, en 3 semanas terminaba el guión, porque ya tenía todo escrito en la cabeza. Desde el punto de vista de la narrativa clásica, sus películas no tenían ni principios ni finales; podría decirse que filmaba «pedazos de vidas».
–¿Cuál era el paso siguiente?
–Con el guión en mano, comenzábamos el casting. Le proponíamos un par de buenos actores, y él respondía: «Quiero usar a Fulano», y Fulano era… ¡su electricista! O alguien que vio en la calle que, según él, era la persona perfecta para el papel. O su propia madre, o la esposa de su padre, o el hermano de su esposa, o sus hijos. Siempre le pedía que sólo me dijera a quién quería tener en la película, y que se reservara todas las explicaciones de por qué tal o cual persona eran indispensables, puesto que John tenía la habilidad de poder justificarlo todo. Me cansaba de escuchar sus largas explicaciones, ya que, al final, siempre quedaban las personas que él siempre quiso desde el principio. En Torrentes de amor, después de resolver el casting, comenzamos con los ensayos.
–Muchos creen que Cassavetes improvisaba todo el tiempo, sin guión…
–La gente dice eso porque no sabe. Generalmente, John invitaba a los actores a su casa, todos se sentaban y leían el guión, unas tres o cuatro veces. Sin actuar, sólo lo leían en voz alta. En el proceso, el elenco podía o no cambiar. Cuando ya quedaba fijo, John convocaba a los actores y comenzaba el ensayo del texto completo, actuando las escenas, sin cámara, a lo largo de 3 o 4 semanas.
–¿Aceptaba cambios en el texto?
–Sí, y muy abiertamente, pero básicamente si venían de los actores. Si alguien tenía problemas con una línea de diálogo, o si no entendía muy bien el texto, John le decía: «Bueno, muéstrame cómo lo harías tú», ellos le mostraban, y él aceptaba las modificaciones, lo que también le abría la mente a otras posibilidades. Se re-escribía lo que fuera necesario, y al día siguiente teníamos una nueva página, o dos, o cinco, incorporando el texto nuevo. La re-escritura continuaba a lo largo de todo el período de ensayos. Al final, los actores ya eran los personajes, porque los habían construido fusionando el texto original con las modificaciones que ellos introdujeron. Se habían convertido en los personajes o, dicho de otro modo, los personajes eran los actores mismos.
–Entonces, en parte, de ahí surge la naturalidad de las actuaciones.
–Sí, seguro. En Noche de estreno, teníamos a Joan Blondell, una actriz maravillosa. Un día se acercó y me dijo: «Al, no sé cuándo están actuando y cuándo no». Esto era algo muy inusual para ella, ya que llegaba al set, se metía en el personaje, y cuando decían «Corte», salía del personaje, contaba chistes y demás. Por eso, me dijo: «No me doy cuenta si están actuando o si están siendo ellos mismos. Acá todo es lo mismo». ¡Esa era la idea! Nunca conocí a un solo actor que haya estado en nuestras películas y que no haya querido volver a actuar con nosotros. A pesar de que nunca le pagamos a nadie más del salario mínimo impuesto por el sindicato. Teníamos actores que, en otras películas, ganaban miles de dólares por semana, pero cuando trabajaban con nosotros gustosamente aceptaban unos 500 dólares semanales. Y lo hacían por la experiencia, por la posibilidad de crecer. En la mayoría de las películas, los actores sólo hacen aquello para lo que fueron contratados, ni más ni menos. No desarrollan su potencial. Ese es el pacto que uno asume trabajando en el modelo industrial de Hollywood.
–La constante preocupación de Cassavetes por los rostros de las personas y de sus personajes es notoria.
–Porque a él realmente le interesaban las personas, y el descubrimiento lo era todo. Por supuesto, él escribía los guiones, conducía los ensayos, se encargaba de la post-producción, pero lo que más disfrutaba, lo que amaba, era la etapa del rodaje. Si ocurría algo no planeado, alguna emoción espontánea, John inmediatamente quería explorarla, ir a lo más profundo, porque verdaderamente quería conocer a fondo a esa persona. Y cuándo él quería saber, se convertía en un espectador. Realmente le interesaban las personas y, sobre todo, el tema del amor. El amor hace que las personas hagan lo que hacen en la vida, ya fuere intentar conseguirlo o alejarse de él. Es el motor más fuerte en la vida de la gente y él quería explorar todas sus variaciones.
–Eso ya está presente en su ópera prima Shadows, que narra historias de anhelos frustrados, de un amor trunco por la ignorancia y los prejuicios raciales. La crítica la recibió con elogios, pero no funcionó en los Estados Unidos.
–Sí, Shadows tuvo una buena repercusión, pero no en Norteamérica. Una compañía inglesa la compró para su distribución en Europa, estrenándola en Londres, donde fue muy valorada. Y si bien nació a partir de improvisaciones de actores no profesionales en el propio taller de teatro experimental de John, luego se convirtió en una película. Pero, jamás fue pensada para ser exhibida en cine. Originalmente, fue filmada para que los actores pudieran analizar su trabajo. Cuando John fue invitado a un programa radial para promocionar Edge Of The City, de Martin Ritt, en la que él tenía un papel protagónico, dijo que la película no era tan buena, y que él mismo podía hacer una mejor , siempre y cuando cada oyente le enviara uno o dos dólares para hacer una película auténtica, sobre la gente. Y así junto casi U$S 2.000. Ahora estaba obligado a hacer la película –que terminó costando casi U$S 40.000–, pero la hizo y estaba muy contento. Si la gente no le hubiera enviado el dinero, quizá nunca habríamos oído hablar de John Cassavetes.
–Es muy inusual que en vez de hablar de la película de Martin Ritt, eligiera hablar de su deseo de ponerse detrás de las cámaras.
–Sí, pero también estaba promoviendo su carrera como actor, era muy popular en televisión, uno de los nombres más importantes de New York, en ese entonces. Después de una larga lucha, lo buscaban para todo tipo de papeles, y él amaba actuar. De hecho, cuando era director seguía siendo un actor, porque era un director de actores. Les daba total libertad para que pudieran ir más allá de sus ideas preconcebidas sobre su propio potencial. Les daba confianza: nunca los traicionaría poniendo en la película momentos de la actuación que a los actores no les gustaban. Pero tampoco quería actores que mostraran siempre los mismos gestos, las mismas pausas en el discurso, el mismo tono, todos los recursos que el público ya conocía. Claro que jamás les decía esto de forma verbal, como tampoco les decía explícitamente qué tenían qué hacer. En cambio, rodaba hasta 50 tomas o más, hasta conseguir lo que buscaba. Tarde o temprano, hasta el actor más tonto se daba cuenta que a John no le gustaba su actuación. Como respuesta, él simplemente les decía: «Hagámoslo otra vez, otra vez, otra vez.». Y ellos respondían: «Bueno, está bien. Otra vez». Entonces, de repente, uno entra en ese ritmo y los actores bucean a fondo, enriqueciendo sus personajes con aspectos que jamás habían imaginado. Esto no significa que siempre todo funcionaba bien, pero lo que no funcionaba se descartaba.
–Shadows fue una película de bajo presupuesto que ganó el Premio de la Crítica en el Festival de Venecia, y también la atención de Hollywood. La Paramount le financió su segundo largometraje, La canción del pecado; luego, Stanley Kramer fue el productor –para United Artists– de Un niño espera. Pero trabajar para estos estudios fue muy poco satisfactorio para Cassavetes…
–Porque John no era una persona que pudiera tolerar los condicionamientos de Hollywood. En el caso de Un niño espera, fue contratado como director, no escribió el guión ni eligió al elenco: Burt Lancaster y Judy Garland en los papeles principales y, en segundo lugar, los niños del asilo, que realmente tenían un retraso mental –exceptuando al protagonista–. Un día, John tenía que filmar una escena importante con los chicos, quienes le interesaron tanto como para tomarse tres días para filmarla. Y también, porque no quería alejarse de ellos. Para él, los chicos eran mucho más interesantes que Burt Lancaster y Judy Garland. John entendió claramente que estos niños tienen un lugar en la vida, no se puede encerrarlos en un edificio, y así hacer de cuenta que no existen. Pero Kramer le dijo que la película era, fundamentalmente, la historia de amor entre Burt Lancaster y Judy Garland. ¡Y ahí ya teníamos un conflicto! Por eso, John fue despedido en la post-producción. Quizás eso fue algo bueno, porque reforzó sus propias convicciones sobre lo que realmente quería hacer.
–Con Faces, Cassavetes brillantemente escudriñó las neurosis e insatisfacciones de un matrimonio de clase media, marcando el gran retorno a su cine de autor. ¿Cómo recuerda este momento de ruptura?
Faces fue mágica. Ni los actores ni el equipo técnico recibieron un salario al comenzar el rodaje. Más adelante, a partir de la repercusión de la película, recibieron los porcentajes respectivos, que si bien no era una fortuna, era bastante dinero. La película se filmó casi completamente en la casa de John –como Torrentes de amor– con pocos recursos y mucho para hacer. Todos estábamos exhaustos, pero de un modo que sólo queríamos descansar unas horas y volver a trabajar. Queríamos más y más, como si fuera una droga. Faces tuvo una excelente recepción en los Estados Unidos, se estrenó en un pequeño cine de New York y estuvo 18 semanas en cartel, generando un rédito comercial muy importante y con un costo de producción muy bajo. Es mi película favorita: no le pagamos a nadie y, sin embargo, todos vinieron a trabajar todos los días. Sólo porque realmente querían hacerlo.
–¿Con cuántas cámaras filmaban?
–Al principio, en Shadows, con una sola. Pero a partir de Faces comenzamos a usar dos cámaras porque John quería que los actores se mantuvieran inmersos en la escena, para así transmitir una sensación más viva, una impresión de realidad y autenticidad más fuerte.
–¿En qué forma fueron delimitando las áreas que John manejaba como director y las que Ud. manejaba como director de fotografía?
–En Faces él intentó ubicar las luces, y yo me enojaba mucho, porque creo que el pintor soy yo. Es su visón, pero soy yo quien maneja el pincel. Y él respetó esa decisión, sobre todo cuando le dije que lo hacíamos así o me retiraba del proyecto.
–Y siguieron trabajando juntos hasta su última película, Torrentes de amor, que el mismo Cassavetes describió como un solitario y aterrador estudio sobre el significado del amor. ¿Cómo había evolucionado la relación entre Uds. dos?
–Cuando filmamos Torrentes de amor, John y yo ya teníamos establecido un modo para poder comunicarnos bien. Pero cuando recién nos conocimos, todo era confuso. Si le hacías una pregunta, jamás obtenías una respuesta: él te hablaba durante 10 minutos, 20 minutos, y no tenías ni idea de qué estaba hablando. ¡Hasta olvidabas la pregunta que le habías hecho! Te decía cosas que te confundían como loco, y si era intencional o no, nunca lo supe. El nunca le decía a nadie cómo hacer algo. Por eso, yo le pedía que me dijera cuál era la emoción fundamental de la escena, eso era lo único que quería saber. Ahora, cómo lograr la emoción buscada era responsabilidad de John. Mi trabajo era construir la iluminación de la escena, y si no le gustaba, la cambiábamos. Para mí, era mucho mejor porque era más libre. Invariablemente, él elegía un espacio muy pequeño –un placard, un baño– para las escenas con mayor carga emotiva. Y siempre me decía: «Lo siento, Al… pero esta escena tiene que ocurrir aquí. Sé que no hay lugar para poner la cámara y las luces. No sé cómo vas a lograrlo… pero yo te dejo solo y en paz». ¡Y se iba! Yo me las ingeniaba para acomodar las luces, él volvía y decía: «Genial, así es.» Y entonces, seguía: «¿Y si probamos en este cuartito? ¿Puedes lograrlo?¡ Sería magnífico!» ¡Y se volvía a ir! Aun así, para mí, esta libertad era fundamental.
–¿Qué relación establecía con su equipo técnico?
–John amaba a los actores y toleraba al equipo técnico, lo que no deja de ser común en el caso de muchos directores. Y en su mayoría el equipo técnico estaba formado por amigos de John, por eso lo entendían muy bien.
–¿Cómo funcionaba el matrimonio de John Cassavetes y Gena Rowlands en el set?
–Director y actriz, no marido y esposa. Y se peleaban, discutían mucho. Ella era tan fuerte como él. No solamente es talentosa e inteligente, pero también muy independiente.
–¿Por qué cree que Una mujer bajo la influencia fue el éxito comercial más grande de su filmografía?
–Era una película más accesible para los espectadores porque se podían identificar con esta mujer conflictuada que, por su desmedido amor, su deseo de satisfacer a su esposo y a los otros, se olvida de sí misma y se convierte en una carga para su familia. Creo que la gente vio en la pantalla lo que podíaver en sus propias vidas, enespecial las mujeres. Algo muy común en esos tiempos –aunque las cosas no han cambiado tanto–. La película, aunque un tanto desmesurada, no deja de ser una dramatización de una situación real. Hasta los hombres entendieron esto.
–Hablando de hombres, en Maridos, ¿la reacción fue similar?
–Sí y no. Maridos cuenta la historia de cuatro hombres que trabajan en New York, cada uno en diferentes ocupaciones. De repente, uno se muere y esto es traumático para los otros tres. ¿Qué son sus vidas realmente? ¿Cómo enfrentarse a su propia mortalidad? Si esto puede pasar tan súbitamente, quizás entonces ellos aún no han vivido nada. Por eso, quieren volver atrás y vivir lo no vivido, actuando como adolescentes. La película propone una exploración de uno mismo, de nuestras obligaciones. Y eso fue fácilmente entendido por el público, particularmente para los hombres. Supongo que ellos sintieron lo mismo que los personajes de la película.
–El cine de Cassavetes ha sido tan valorado como criticado. ¿Cómo respondía él ante las críticas a sus películas?
–Me parece que bastante bien, porque no les prestaba atención en lo más mínimo. Sólo le interesaba lo que él hacía y lo que quería hacer. Tenía unatremenda habilidad para no perder el foco en su búsqueda. Quizá, su mérito más grande era terminar todos sus proyectos, no abandonarlos nunca, cueste lo que cueste.
Una sana costumbre. Durante dos semanas, más de 13 mil espectadores podrán disfrutar de manera gratuita 35 películas de estreno provenientes de 13 países de la Unión Europea: Hungría, que lleva la presidencia del Festival, Alemania, Bélgica, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal y Rumanía; además de producciones de Ucrania, país invitado y de Perú.
A partir del lunes 4 de noviembre, el público podrá reservar sus entradas para las funciones en todas las sedes (a excepción de las sedes CCPUCP y Alianza Francesa de Lima) a través de Joinnus. Es importante tener en cuenta que la reserva no asegura un asiento, dado que las entradas se entregarán por orden de llegada en cada función. Asimismo, las personas que no realicen la reserva podrán asistir directamente a las funciones.
Hungría, país anfitrión
Este año, como ya es tradición, se llevará a cabo un Diálogo Cinematográfico entre Perú y Hungría, país que lleva presidencia del Festival. Este encuentro busca enlazar las creaciones de ambos países a través de un eje temático cuidadosamente seleccionado el cual será este año: “Las complejidades de las relaciones humanas en contextos de adversidad”.
Las dos películas elegidas son: “Szerelem”, de Károly Makk, un clásico del cine húngaro de 1971 que explora la represión política de la década de los 50; y “La piel más temida”, de Joel Calero, un intenso drama peruano del 2023 que examina un complejo entramado de poder, violencia y amor.
Ucrania, país invitado
Además, Ucrania se suma como país invitado especial, ofreciendo un Ciclo Especial, que refleja el impactante y desafiante contexto que este país enfrenta a través de cuatro películas: “El Francotirador de Donbass”, “Cultura vs. guerra”, “Buscando a Nika” y “Edurodonbás”.
Premio del público
El Festival no sólo será un escaparate del cine europeo, sino también una experiencia participativa dado que los asistentes podrán participar en la votación del “Premio del Público”, eligiendo la película más destacada del evento y convirtiéndose así en protagonistas de esta fiesta cinematográfica.
Con una variada cartelera, el Festival será una ventana única al cine europeo contemporáneo. Con 129 funciones distribuidas en 16 sedes de Lima, Cusco, Arequipa, Piura, Trujillo y Chiclayo, el público podrá elegir entre una variada programación de cine para todos.
Ácido, poco ortodoxo, perfeccionista, machista, sin filtros y metódico en su trabajo hasta la locura, eso y muchas cosas más se han dicho sobre el director de cine danés Lars Von Trier (68), quien desde el año 2022 viene padeciendo de la enfermedad de Parkinson, recientemente ha anunciado su último proyecto titulado ‘After’, la cual ha recibido 1,3 millones de coronas danesas (192.000 dólares), por parte del Instituto de Cine Danés (DFI), según una lista publicada por dicho instituto.
Hasta el momento no se conocen mayores detalles sobre su nuevo proyecto.
En julio, el actor sueco Stellan Skarsgard, quien ha protagonizado en varias de sus películas, dijo a la web Taxidrivers que von Trier estaba trabajando en su nueva película “desde casa”. After será el decimoquinto largometraje de von Trier desde que se graduó de la Escuela de Cine de Copenhague en 1982.
Recientemente había escrito en una publicación de Instagram que luego fue eliminada que “con un poco de suerte, todavía debería tener algunas películas decentes por hacer”.
El director, padre de cuatro hijos, nunca ha rehuido la controversia. En 2011, causó un escándalo cuando dijo que “entendía” a Hitler durante la presentación de su película Melancholia en el Festival de Cine de Cannes. Fue inmediatamente vetado, pero su película siguió en competencia y su protagonista, Kirsten Dunst, ganó un premio a la mejor actriz. Luego se disculpó por el comentario.
“Bailar en la oscuridad”(2000), con la cantante islandesa Björk.
Una de las mayores estrellas del cine danés, von Trier ha dirigido más de 14 largometrajes, a menudo perturbadores y violentos. Ganó la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes en 2000 por Dancer in the Dark.
El Ministerio de Cultura anunció que “Yana-Wara”, película producida en las regiones de Puno y Moquegua y dirigida por los hermanos Oscar y Tito Catacora, será la representante peruana en los 97º Premios Oscar y los 39º Premios Goya en 2025. Este largometraje, que narra una historia en lengua aimara, buscará una nominación en la categoría de Mejor Largometraje Internacional en los Oscar y en la categoría de Mejor Película Iberoamericana en los Goya.
El filme se estrenó comercialmente en abril de 2024 y tuvo una notable acogida, con más de 33,200 espectadores en seis semanas de cartelera. Además, “Yana-Wara” fue beneficiaria de los Estímulos Económicos del Ministerio de Cultura en el 2018, recibiendo S/ 450,000 para su producción y S/100,000 adicionales en 2023 para su distribución.
Sobre el sistema de selección:
El Ministerio de Cultura, ente rector en materia cinematográfica a nivel nacional, coordina el proceso para que la sociedad civil organizada elija a la representante peruana. Para ello conforma el comité de selección para ambos premios, el cual cuenta con especialistas del sector cinematográfico nacional propuestos por los gremios cinematográficos inscritos en el Registro Nacional de la Cinematografía y el Audiovisual (RENCA) e instituciones educativas de nivel superior, a excepción de distribuidoras y exhibidoras.
El Ministerio de Cultura, al actuar como facilitador del proceso, no cuenta con representantes dentro del comité de selección, por lo que no tiene voto dentro de la selección.
La elección de la película es independiente y a criterio de los representantes de la ciudadanía. El proceso es ad honorem.
Tras confirmar que todos los miembros del comité visionaron las películas postulantes, estos realizan una votación simple para elegir la obra que representará al país en cada premiación. En este caso, el comité decidió seleccionar a la misma película para ambos certámenes.
La decisión es comunicada a las Academias cinematográficas correspondientes, después de lo cual, la empresa productora responsable de la película inicia el proceso de postulación en coordinación directa con las Academias, entregando la documentación solicitada y de acuerdo a los términos que estas establezcan. A partir de este punto, el Ministerio de Cultura no interviene en los próximos pasos de las postulaciones.
Sobre Óscar Catacora
Cabe recordar que el destacado director, guionista y fotógrafo puneño Óscar Quispe Catacora falleció el 26 de noviembre del 2021 mientras se encontraba filmando precisamente ‘Yana – Wara’.
El cineasta de 34 años, autor también de la notable película ‘Wiñañpacha’, se encontraba rodando su segundo largometraje en las partes altas del distrito de Conduriri, provincia del Collao, cuando de pronto sufrió una descompensación producto de una apendicitis.
Cine para todos. En estos días de frío intenso y días nublados qué mejor manera de romper con la monotonía de salir solo o acompañado al cine y disfrutar de una buena película en una pantalla gigante. Para todos los amantes del sétimo arte vuelve una vez más La Fiesta del Cine, evento que se realizará del 2 al 4 de setiembre ofreciendo por tan solo S/6 la oportunidad de apreciar en una sala de cine un largometraje de acción, suspenso, aventura o romance.
Desde este lunes 2 hasta el miércoles 4 de setiembre, todas las cadenas de cine del Perú en todas sus salas ofrecerán entradas desde S/6 soles en los formatos regulares, 2D. Los formatos especiales como Prime, Dbox y 4DX a mitad de precio.
Este evento, promovido por la Asociación Nacional de Salas de Cine (ANASACI), permitirá acercar nuevamente a miles de cinéfilos a las salas de cine de su preferencia. Así, en esta ocasión, se podrá volver a ver en pantalla gigante la película Relatos Salvajes, del director argentino Damián Szifron, que celebra los 10 años de su estreno. O también de la película peruana Reinas, de la cineasta suizo-peruana Klaudia Reynicke.
Durante esos tres días se podrán disfrutar las siguientes películas:
Longlegs: Coleccionista de Almas (Terror, 1h 40min, +14)
Mi Villano Favorito 4 (Animación, 1h 40min, APT)
Harry Potter y la piedra filosofal (Familiar, 2h 40min, APT)
Romper el Círculo (Romance, 2h 10min, +14)
Podrás adquirir tus entradas desde el viernes 30 de agosto por todas las plataformas establecidas por las cadenas de cine como sus canales digitales y de manera presencial.
Diez días donde los peruanos pudimos disfrutar películas de distintos países en un solo lugar. El Festival de Cine de Lima 2024, organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), terminó el pasado sábado, regalándonos historias conmovedoras, que nos invitan a reflexionar y redescubrir nuestra propia cultura Latinoamericana.
Fueron diez días maratónicos donde los cinéfilos se hicieron un espacio en sus agendas para poder presenciar la gran cantidad de películas que se encontraban en cartelera en distintas salas de cine.
A continuación, la lista completa de los galardonados:
COMPETENCIA LATINOAMERICANA FICCIÓN
Premio del Jurado a la Mejor Película: Simón de la montaña | Federico Luis | Argentina, Chile, Uruguay Premio Especial del Jurado: El ladrón de perros | Vinko Tomičić Salinas | Bolivia, Chile, México, Francia, Ecuador, Italia Premio del Jurado a la Mejor Dirección: Raíz | Franco García Becerra | Perú, Chile Premio del Jurado al Mejor Guion: Klaudia Reynicke y Diego Vega | Reinas | Klaudia Reynicke | Perú, Suiza, España Premio del Jurado a la Mejor Ópera Prima: Kinra | Marco Panatonic | Perú Premio del Jurado a la Mejor Actriz: Maribel Felpeto | Algo viejo, algo nuevo, algo prestado | Hernán Rosselli | Argentina, Portugal, España Premio del Jurado al Mejor Actor: Lorenzo Ferro | Simón de la montaña | Federico Luis | Argentina, Chile, Uruguay Premio del Jurado a la Mejor Fotografía: Lorenzo Casadio Vanucci | La mujer salvaje | Alán González | Cuba
COMPETENCIA LATINOAMERICANA DOCUMENTAL
Premio del Jurado al Mejor Documental: La fabulosa máquina de cosechar oro | Alfredo Pourailly De La Plaza | Chile, Países Bajos Mención Especial al Mejor Documental: Reas | Lola Arias | Argentina, Alemania, Suiza
JURADO DE CRÍTICA INTERNACIONAL Premio del Jurado de la Crítica Internacional a la Mejor Película: Kinra | Marco Panatonic | Perú
PREMIO DEL PÚBLICO Premio del público a la mejor película votada de la Competencia Peruana, Latinoamericana Ficción y Latinoamericana Documental: Karuara, la gente del río | Miguel Araoz Cartagena y Stephanie Boyd | Perú
COMPETENCIA PERUANA Premio del Jurado a la Mejor Película: Karuara, la gente del río | Miguel Araoz Cartagena y Stephanie Boyd | Perú Premio del Jurado a la Mejor Dirección: El Huaro | Patricia Wiesse Risso | Perú Premio Especial del Jurado: El pecado social | Juan Carlos Goicochea | Perú
PREMIO DE LA COMUNIDAD PUCP Premio Comunidad PUCP a la Mejor Película: El Huaro | Patricia Wiesse Risso | Perú
OTROS PREMIOS
MINISTERIO DE CULTURA Premio a la Mejor Película Peruana: Kinra | Marco Panatonic | Perú
ASOCIACIÓN PERUANA DE LA PRENSA CINEMATOGRÁFICA – APRECI Premio APRECI a la Mejor Película de la Competencia Latinoamericana Ficción: Kinra | Marco Panatonic | Perú Mención Honrosa: Simón de la montaña | Federico Luis | Argentina, Chile, Uruguay
APC SIGNIS PERÚ – ASOCIACIÓN DE COMUNICADORES MONSEÑOR LUCIANO METZINGER Premio APC Signis Perú – Asociación de comunicadores Monseñor Luciano Metzinger de la Competencia Latinoamericana Ficción: Kinra | Marco Panatonic | Perú
CRÓNICAS DE LA DIVERSIDAD Premio Gio 2024 a la Mejor Película LGBTIQ+ de las secciones en Competencia: Baby | Marcelo Caetano | Brasil, Francia, Países Bajos
ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL DEL TRABAJO – CINETRAB Premio a la Mejor Película de la Competencia Latinoamericana Ficción: Kinra | Marco Panatonic | Perú Premio a la Mejor Película de la Competencia Latinoamericana Documental: La fabulosa máquina de cosechar oro | Alfredo Pourailly De La Plaza | Chile, Países Bajos
NUNA ASOCIACIÓN DE DIRECTORAS DE CINE DEL PERÚ Premio NUNA a la Mejor Directora Latinoamericana en competencia: El huaro | Patricia Wiesse Risso | Perú
16TO FILMOCORTO Mención Honrosa del Jurado: Ojalá pudiera decir la verdad | Víctor Augusto Mendívil Puquio | Samantha Avila Premio Especial del Jurado: Ovejas y lobos | Alex Fischman Cárdenas Premio de Preferencia del Público: Ovejas y lobos | Alex Fischman Cárdenas Premio del Jurado al Mejor Cortometraje: Devenir Rosa | Valeri Hernani
No, en esta lista, estimado lector, no encontrará títulos de culto o poco difundidos, tampoco largometrajes en lengua no castellana ni tomas enfocadas en un valle o un paisaje que invite al espectador a la reflexión. Todo lo contrario, el peruano prefiere la historia ‘masticada’, poco profunda, fácil de entender (y también de olvidar), algo que pueda ser disfrutado un fin de semana y que deje satisfechos tanto a grandes como a chicos. En pocas palabras: una película, o en su defecto un comercial, que dure en promedio noventa minutos.
Las cifras son frías y a veces insensibles, y así lo ha demostrado una lista elaborada en X por el usuario SoyAlpacine, quien indica que todas las cifras de asistentes son “comprobables” en relación a que muchas otras películas han quedado fuera de las más vistas.
Puede que en esta lista de ‘terror’ encuentre alguna película que lo hizo saltar de la alegría o derramar una lágrima en la oscuridad de una sala de cine. O le hizo recordar aquellos momentos de su juventud que atesora bajo siete llaves. Para efectos de ello, entonces, esos largometrajes cumplieron con su objetivo, el cual fue provocar emociones y entretener. Sin embargo, para un crítico de cine, esas cintas representarían la debacle de una industria hecha para complacer, nada exigentes ni cuestionadoras.
A continuación, las 25 películas peruanas más vistas:
Si usted no llegó a ver alguna de esas cintas, descuide, le aseguramos que no se ha perdido de absolutamente nada merecedor de gastar por una suscripción en alguna plataforma, o salir solo o acompañado a alguno de sus reestrenos.
Luces, cámara, ¡Cine! El experimentado director y productor peruano Luis Llosa se uno al renombrado escritor Mario Vargas Llosa (su primo) para presentar ‘Tatuajes en la memoria’, una película basada en la vida de Lurgio Gavilán Sánchez, un niño ayacuchano que, tras quedar huérfano, se une a Sendero Luminoso siguiendo a su hermano mayor.
‘Tatuajes en la Memoria’ es un testimonio conmovedor de redención y supervivencia durante la época más violenta del terrorismo en Perú. Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura en 2010, comentó: “Este filme es un testimonio auténtico del terror y la barbarie que todos los jóvenes deben ver. Tienen que saber lo que pasó”.
Luis Llosa, conocido por películas como Anaconda y La fiesta del Chivo, explica que su nueva película fue filmada en las alturas de Huanta, en los mismos lugares donde ocurrieron los hechos reales. Excepto por dos personajes, todos los actores son niños y jóvenes sin experiencia previa, para darle «mayor autenticidad».
Sinopsis
Un niño ayacuchano queda huérfano y, siguiendo a su hermano mayor, se une a Sendero Luminoso, donde es entrenado para la violencia. Capturado por el ejército, encuentra una segunda oportunidad como soldado. Atormentado por la sangre, busca una última esperanza al convertirse en cura franciscano y luego en un destacado antropólogo.
«Lo que pasa es que a tantos niños simplemente nos tocó vivir la guerra interna. Nadie elige vivir esas cosas. Cuando estabas en Sendero Luminoso y querías escaparte, te mataban. Entré al Ejército porque me capturaron, era difícil salir. Luego comenzaron los tiempos de paz y una religiosa me orientó», comentó Lurgio Gavilán Sánchez en una entrevista sobre sus vivencias.
Fecha de estreno
Tatuajes en la memoria, la nueva película de Luis Llosa, cuenta con la participación especial de la artista ayacuchana Renata Flores, así como del ganador de La Voz Kids, Gianfranco Bustios. El elenco incluye al consagrado actor Reynaldo Arenas, junto a Milene Vazquez, Christian Esquivel, Kenyi Nizama y Josué Cohello, entre otros. La película se estrena en cines el 29 de agosto.
Dos producciones sobre el Perú son finalistas del Festival de Cine Santiago Wild 2024
«Yaku Raymi: el ritual quechua para salvar un nevado» y «Dream to Cure Water» son las producciones sobre el Perú que son finalistas en este importante festival.
El Festival de CineSantiago Wild se lleva a cabo anualmente con el objetivo de proveer una plataforma y reconocer producciones cinematográficas latinoamericanas relacionadas con la vida salvaje y el medio ambiente. Además de celebrar este género, este festival de cine pionero en América Latina surge con el fin de potenciar la concientización sobre la actual crisis climática mundial y así generar acción en el cuidado y protección del medio ambiente, particularmente en nuestra región.
Recientemente, el Festival Santiago Wild anunció a los finalistas – de entre decenas de postulantes de diversos países, entre los que destacan Chile, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua Brasil, Perú y Colombia, entre otros. Ellos compiten por ganar mejor largometraje, mejor cortometraje y mejor micro-documental en la categoría Nuevas voces latinoamericanas, una competencia entre producciones grabadas en cualquier parte del mundo por talentos latinoamericanos.
Al respecto, dos cortometrajes sobre Perú han resultado finalistas en la presente edición del festival. Se tratan de “Yaku Raymi: el ritual quechua para salvar un nevado», cortometraje de la directora ecuatoriana Lucía Galarza Suárez.
“¿Qué ocurre cuando muere un glaciar? En Santa Fe, una comunidad de pastores de alpacas del sur de Perú, el agua está desapareciendo, los animales mueren por falta de pastos y las lluvias son cada vez más esporádicas. Los aldeanos saben que el cambio climático está afectando a su apu o dios de la montaña, pero algunos creen que la recuperación de un ritual quechua les ayudará a protegerlo y a recuperar la nieve”.
Y «Dream to Cure Water», del director esloveno Ciril Jazbec.
“En dos comunidades remotas de montaña en Perú, la disminución de los glaciares tropicales debido al cambio climático ha provocado una crisis en el suministro de agua. Con el 70% de los glaciares tropicales del mundo, Perú ha perdido el 40% de su superficie glaciar en solo medio siglo, según el Instituto de Recursos Naturales de Perú. Esto ha puesto en peligro los 200 glaciares restantes del país, algunos de los cuales podrían desaparecer pronto. El deshielo expone minerales ácidos en las rocas de los Andes, que se desprenden y contaminan los ríos utilizados para el riego y como fuente de agua potable para las comunidades. Para abordar esta crisis, estas comunidades están combinando conocimientos ancestrales con tecnología moderna para adaptarse”.
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