ESCRIBE CÉSAR COSTA AISH
En los próximos días se iniciarán diversas celebraciones en Lima y el Perú de un evento marketero denominado “Semana del Chilcano”, iniciativa privada que cumple su séptima u octava edición y que busca promover entre los peruanos el consumo de un cóctel en base a Pisco, el chilcano.
Iniciativa encabezada desde su vocería por el periodista y escritor Manuel Cadenas, quien durante años se ha esforzado por impulsar, desde su perspectiva el incremento de consumo de Pisco que a su buen entender son de calidad, la misma que ha ido creciendo poco a poco gracias a su esfuerzo y al de su equipo de asesores marketeros y apoyo de algunos productores de Pisco, que cada año ha ido implementando diversos eslóganes de campaña para facilitar la comunicación.
Semana y campaña que ha sufrido durante años diversos “plagios o copias” –Acuña sic– y uso del nombre de parte de diversas entidades del Estado, como municipalidades distritales, quienes han buscado adherirse a esta campaña sin siquiera comunicarse con sus organizadores, usando sus bien asalariados equipos de comunicación para incluirse durante esos días de fiesta en la cresta de la ola comunicativa, y probablemente hacer ingresar al alcalde o autoridad distrital en ese espacio mediático televisivo, radial o de prensa escrita informando que celebraran “la Semana del Chilcano”, cuando en realidad organizan Festivales Chilcaneros durante esa misma semana aprovechando la coyuntura mediática y esfuerzo de terceros, confundiendo el mensaje que esforzadamente los creadores y voceros de la misma han buscado interiorizar en los consumidores a través de diversas formas o herramientas, mensajes o herramientas con el que no necesariamente estoy de acuerdo, pero no por ello voy a denostar de la misma, pues su óptica puede ser distinta a la mía, pero no por ello voy a callar mi opinión o denigrar a esta campaña como erradamente otros sí lo hicieron.
Pues al hacerlo no dañó a ese cóctel o su popularidad, sino la esencia misma de los cócteles que es el Pisco –a buen entendedor pocas palabras-, porque si lo hiciera no sería ético. Como tampoco es ético que por ser autoridad municipal me preste a realizar un festival chilcanero dentro de esa campaña y presentarlo mediáticamente como si fuera parte de ella, eso es querer apropiarse de un cóctel que es de todos los peruanos.
Si la Semana del Chilcano existe es gracias al esfuerzo de quienes la crearon e impulsaron, ellos tienen un evento a realizarse en un hotel limeño y cuyo ingreso vale 120 soles, según tengo entendido, los mismos que cubren catas, charlas y ocho cocteles y se llama “Chilcanofest” bajo el criterio de sus organizadores y quienes no puedan acudir por alguna razón a su evento principal lo harán, si quieren participar a su manera de esa campaña, en distintos locales afiliados a la semana del chilcano y lo harán a su manera en distintos lugares afiliados, y quienes quieran estar en Festivales de Chilcano sean estos en distritos o en bares lo podrán hacer.
El loable esfuerzo de Cadenas y su equipo de impulsar el consumo de un producto nacional como el Pisco no se puede empañar con la intención política de una autoridad municipal que por protagonismo o recomendación (mala en mi opinión) de sus asesores presenten, quizá con la mejor intención, a una persona mal preparada en la elaboración así como en la historia y tradición de un cóctel, cuando la misma autoridad debiera velar por temas que en la coyuntura actual de la ciudad son más importantes como por ejemplo la seguridad ciudadana durante estos festivales e higiene en la elaboración de los mismos.
Sin pensar en la calidad de Piscos que se consumen en todas las áreas de influencia de su jurisdicción municipal, esto es bares, restaurantes, licorerías, chinganas, huecos o huariques de los distritos. Hacer lo contrario, es decir, que se es parte de tal o cual campaña marketera cuando en realidad no lo es, eso no es ético, es político, y mala política, porque la política puede ser buena cuando se actúa éticamente, cuando se actúa con ética no se cobran coimas, no se hacen arreglos bajo la mesa, se es transparente, no se busca lucrar desde la función pública, sino que se busca servir.
Pero claro, con coyunturas como la actual, esta campaña de la “Semana del Chilcano” es la cortina perfecta para que la gente salga a divertirse a vacilarse conversando sobre los amores y desamores de algunos futbolistas y personajes de la farándula limeña u otras cosas que pueden callarse o silenciarse con arreglos bajo la mesa de las que después quien las calló saca provecho con el tiempo así se olviden de temas mayores, que no necesariamente son de la tercera edad, como quizá lo sean el pisco sour y el chilcano, pero no por eso han perdido juventud, porque como decía Don Fernando Belaunde Terry, un hombre ético, “la juventud es un estado del alma” y nada más joven, alegre y ancestral que el espíritu pisquero, ojo pisquero y no posero, de la cual también criticó el joven José Carlos Mariateguí, pero no por haberlo leído voy a ser Maríateguista.
Como me refrescó la memoria mi amigo Luciano Revoredo, con quien discrepo en muchas cosas y comparto muchas otras acerca de un artículo que publiqué con datos y elementos históricos que hay que manejar y no quedarse con la información y mi opinión personal sobre el chilcano y el pisco sour, y mi amigo y director de La abeja.com me dijo hay que pensar como “Aristóteles, soy amigo de Platón pero soy más amigo de la verdad”.
Si los creadores de la “Semana del Chilcano” ganan dinero con su campaña, bacán es su derecho, su creatividad y su esfuerzo, así como los organizadores de Festivales por los que se cobra y se permite lucrar con el espacio público distrital en la municipalidades debieran ser sometidos a concurso público y no definirlos a dedo porque si no incurriríamos en lo que según he leído por ahí decía el General Odría: “para mis amigos todo y para mis enemigos la ley” quien gobernó el Perú en la época de “Conversación en la Catedral” y así no es pues calichin, así no juega Perú y por eso estamos como estamos porque nos olvidamos de la ética, y a veces no hay transparencia o te piden una coima y como no lo grabaste sonaste, o peor, si conociste a su padre y era tu amigo y se llamaba como tú y por respeto a la memoria de él mejor guardas silencio, o sino como Odría, que mandaba a patrullar al Caimán, así se le decía al patrullero en los 50s y cuando era determinada hora el Caimán te levantaba porque no podía haber tanto vago en la calle.
Y la ética es básica en todo, tanto en la vida familiar donde se aprenden los valores, como en la vida social donde se aplican y la vida comercial donde el valor del producto y honestidad del comercializador debe reconocerse en el precio que se paga por el producto, es decir cumplir con nuestras obligaciones como padres, hijos, respetar a quienes son parte de la sociedad y a quienes ofrecemos un producto como el Pisco. Porque si no me gusta el Pisco tal, no voy a decir ese Pisco es malo te intoxica, “¿tienes pruebas para ello?”, “no pero todo el mundo lo sabe” “es probable”, y es ahí donde los municipios que pueden deben actuar recogiendo muestras de todos los bares y restaurantes que los ofrecen a sus comensales y parroquianos y enviarlas a laboratorios de lo que se ofrece a sus vecinos o gente que consume un producto en su distrito. ¿saben por qué? Porque es un tema de salubridad.
Por eso el Pisco debe venderse en botellas de hasta 1 o 2 litros y pagarse el valor que corresponde a como si se pagara en una botella de 2 litros por 4 botellas de medio litro y no en damajuanas, porque las mismas a veces son rellenadas con productos de dudosa reputación. Imagínense a los pobres y vilipendiados pequeños y medianos productores de Pisco, que no manejan grandes economías, no pueden acceder a supermercados y con las justas pueden vender a bares y restaurantes y/o hoteles a precio bajo solo para recuperar capital, les pagan a 30, 45 y hasta 60 días y con tres, cuatro o cinco cócteles, recuperan el valor del costo de la damajuana los hoteleros, que tal roncha, o sea ellos si le sacan el jugo a la uva, mientras que los productores esperan este tipo de eventos para poder tratar de vender. Entonces habría que decirle a los que compran los Piscos y los venden en cocteles “oye si vendes bien, paga bien pues”.
Peor es el caso de quienes también se ven obligados a probar suerte y dejar a consignación en licorerías o bares y restaurantes, donde lo peor de todo es que a veces los empresarios gastronómicos no se han preocupado en brindar capacitaciones a muchachos ávidos de aprender de nutrirse de información sobre temas como por ejemplo: El Pisco, su historia y los cócteles, porque viene un turista y le pregunta algo y el muchacho no sabe responder y no es su culpa, tal vez tiene un talento extraordinario para la mixologia, y tuvo una mala formación doctrinaria, no todos son hijos de una leyenda que transmitió sus conocimientos, sus experiencias a sus hijos, no todos, y entonces así aparecen las malas informaciones y las deformaciones por eso no se sabe quién creo tal o cual cóctel, o le dicen di que fue tal ¿quién? Tú di nomas…y así surgen los mitos.
O los de licorerías que te dicen “no maestro, yo compro tal marca porque sale rápido, porque esta barato” y entonces ahí dices “¿así?, pero si esa botella es de 750 ml, y ¿lo que cuesta la uva? ¿la destilación? ¿El marketing? El selectivo al consumo, etc” y si conoces del tema y has visto todos los procesos de producción piensas “acá hay gato por liebre” pero no tienes como probarlo porque la institución responsable no funciona, solo va chequea etiquetas y no se llevan muestras para analizar y así desterrar al productor, y mal pues así no avanzamos.
Recuerdo con mucho cariño a un profesor de la universidad, justamente nacido en la provincia de Pisco, un gran abogado quien nos hacía leer un promedio de 30 a 50 páginas diarias, pero leer no es pasar las hojas con los ojos abiertos sino que es como decía mi padre “imaginar en tu mente lo que estás leyendo”, ese buen profesor nos enseñó que la diferencia entre el mito y la leyenda es que los mitos se desmitifican porque hay algo que los hacen caer y las leyendas trascienden y se convierten justamente en ello porque son imborrables, porque fueron o sirven de ejemplo, y que a veces por pereza u ociosidad mental convertimos mitos en leyendas cuando no debe ser así.
Ni el Pisco ni sus cócteles son un mito o una leyenda sino que son historia viva del Perú, y la misma debe ser manejada por los muchachos que se esfuerzan tras las barras porque ellos con los cocteles, ojo cocteles en plural y no me refiero a dos solamente sino a los clásicos a los que cuentan con tradición e historia, son los verdaderos embajadores de la peruanidad del Pisco, el resto en mi opinión aún están en proceso de evolución y transformación y algunos, con el debido respeto a la creatividad de los mixologos, a veces, lo metemos en un cajón de sastre denominado coctelería de autor, lamento si soy antipático con lo que digo, si soy duro, pero no pueden presentar mediáticamente a un joven que puede tener muy buena intención queriendo elaborar un chilcano con una hierba que pueda ser originaria de un distrito, porque eso no es chilcano, ni achilcanado, ni chilcano con, ni chilcano de, pero tampoco puedo decir, estimados amigos, que porque no es uno de los Piscos con los que trabajan conmigo no sean de calidad, tengo que respetar a los Piscos que se hacen en un distrito o nacieron en él, al terroir del distrito, de la zona, y si no se hacen decirles señores, esa marca de Pisco es originaria de su distrito pero sus uvas son de ese lugar u otro lugar, pero no por eso voy a decir que su Pisco no son de calidad, de repente son de la calidad que no me gusta tomar con mis amigos, o que responden a otra identidad a otro peculio o contexto social, o personas que en vez de tener hígado tienen carburador y son misterios para la ciencia pero no decir ¿en tu distrito acaso tiene piscos de calidad?
Voy a estar a favor siempre de la originalidad de las ideas, del trabajo, de defender las acciones que a mi parecer sean éticas y el esfuerzo contra los plagiadores intelectuales porque eso es piratería y no es justo que a pesar que piense diferente sobre el tema del chilcano Premium, no por eso, no voy a salir a defender para que no plagien o copien formatos que nacieron en la y por la “semana del chilcano” y que quieran aprovecharse de ella para querer ganar plata con festivales aprovechando la coyuntura y esfuerzo que se pueda hacer desde la organización porque es indignante que a uno lo copien o plagien o te roben una idea, porque atrás de ellas hay esfuerzo, hay cariño, hay amor por el trabajo, porque es antiético, porque así no funcionan las cosas como si yo me hubiese querido quedar con cosas que le pertenecían a mi ex mujer por herencia y no parte de lo que me correspondía porque las hicimos juntos. No pues, eso sería antiético, porque sin ética no se avanza. Respeten la Semana del Chilcano, sus conceptos, así como también respeten a la gente que piensa diferente porque respetos guardan respetos.
Para culminar permítanme compartir dos anécdotas personales, hace muchos años creo que una fue el 2004 y el amigo Cadenas ya era parte de Dionisos y con los años y mucho esfuerzo condujo algún programa televisivo y radial acompañado de John Santa Cruz, cual Batman y Robin, yo iba en un Bus por la Av. Arenales con solo cinco soles en el bolsillo, que si hubiese 1990 con eso me compraba lo que decía a letras de “las Torres” de “Los No sé quién y no sé cuántos”, pero como estábamos en el 2004 solo alcanzaba para mi menú peruano, o sea, galleta con gaseosa y regresar de noche a casa, en eso la persona que estaba a mi lado se le cayó un fajo de billetes como si fueran S/800 o S/900 soles en ese momento, en billetes de S/10 y S/20, ahí estaba la foto de Quiñones que me hacía guiños y Porras Barrenechea me decía “zambo ven, fíjate 800 lucas, cholo, estás con 5 lucas en el bolsillo viejo, y acá estamos José Abelardo y yo, para rescatarte de tus problemas, la haces linda chino ve…nos recoges y te vas a comer ceviche tu chelita o si prefieres un lomito saltado brother con tu coca colon” en eso pensé no carambas, pobre hombre ¿y si de repente es su liquidación? ¿Y si de repente está enfermo y es para comprar medicina? ¿y si es todo lo que tiene?” Y dije en mis adentros, o sea, por mi inbox personal y espiritual, “no importa a mí me fían en la chamba, la tía me conoce”.
Vi que el hombre estaba bajando del bus y le dije “oiga maestro se le ha caído” el hombre volteó y me dijo extrañado en la mirada y el gesto “¿Qué cosa?” y yo le señalé con la mirada el Fajardo, o sea, el fajo de los personajes provincianos como el chiclayano Quiñones y el pisqueño Porritas (el mentor del arequipeño Vargas Llosa, y si te pones a pensar Valdelomar también era de Pisco, sino que lo diga en el año del Gallo, el caballero Carmelo, y don Jorge Basadre que era tacneño, la única limeña de nuestra recuperada economía era una Santa) …la gente que estaba al lado mío en el bus que también se habían dado cuenta que el dinero de ese señor estaba en el suelo dijeron con la mirada e incluso con la voz “ta que hue…” y ese señor a quien se le había caído el dinero subió los escalones del micro y me agradeció con la mirada inundada de lágrimas “gracias es todo lo que tenía”.
Dos horas después mientras salía de una reunión y compraba un cigarrito en la calle, recibí la llamada de una persona que me citaba en su oficina ofreciéndome ganar el doble de lo que ganaba en esos días, siempre que puedo comparto ésta anécdota, porque eso me ayudo a creer más en Dios, porque actué correctamente, porque actué con ética.
Dedicado a mi viejita a quien le debo la vida y este viernes 13 de enero cumple 77 años.