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Cultura

Rubén Potesta, difusor de una cultura ancestral

Lima Gris viajó a Oxapampa para conversar con el profesor Rubén Potesta, escritor y traductor de la lengua Yanesha, quien viene trabajando constantemente para que sus costumbres no desaparezcan, escribiendo cuentos en su lengua materna.

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Por Raúl Villavicencio.

Previo a mi llegada a Oxapampa había acordado una entrevista con el profesor y escritor de historias costumbristas en lengua Yanesha Rubén Potesta. De él, lamentablemente, se conoce aún muy poco debido a ese equívoco hábito de mirar siempre al centro, o en otras palabras de querer buscar siempre en el mismo lugar. Puede que el lector aún no entienda a lo que me refiero, caso contrario, sepa usted que no está en el camino incorrecto.

Había acordado reunirme con él en la plaza principal de esa hermosa, tranquila, y bien ordenada ciudad de la selva central. El tiempo para mí resultaba corto debido a mi itinerario así que quedamos encontrarnos a los ocho de la noche. A todo esto, solo había sostenido una conversación por celular para hacerle saber mi interés por entrevistarlo en persona, y es que me sigue pareciendo fascinante su historia.

Le llamo desde mi shellmemh (celular)para indicarle que ya andaba esperándolo, a lo cual él muy gentilmente me responde que va a mi encuentro. Unos segundos después finalmente pude estrechar la mano al escritor en lengua Yanesha, quien a propósito iba bien acompañado de sus dos menores hijos. Un breve intercambio de palabras en plena plaza, a modo de presentación, derivó a que vayamos finalmente a una cafetería cercana.

Ya dentro, el escritor me pide un momento para dirigirse a los servicios; en tanto, yo voy ordenando las bebidas para sus hijos, un café oxapampino para mí, y una infusión para el entrevistado. Al rato veo que sale con su cushma o shetamoets en lengua Yanesha, una suerte de túnica decorada con iconografías, así como de todos los distintivos meritorios de todo un maestro en su comunidad. La mesa estaba servida y la entrevista por fin iba a dar inicio.

“Mi nombre es Rubén Santiago Potesta Pérez, soy de la étnia Yanesha… por más que la escuela era bilingüe la enseñanza era ciento por ciento castellano”, comienza diciendo con voz serena y pausada, sin exaltaciones innecesarias ni dramatismos que no iban al caso. El profesor hablaba sobre el desdén mismo de las propias instituciones del Estado al querer ocultar su lengua nativa, a pesar que su colegio se encuentre en la mismísima tierra ancestral donde vivieron sus padres y abuelos.

Lo que él me daba a entender es ese terrible contraste que existe hasta la actualidad entre los valores de su comunidad y el resto, entiéndase nosotros que disfrutamos una película en una computadora o leemos un libro desde una Tablet. El mundo de afuera no recibía (ni recibe) con buenos ojos lo que por siglos ha permanecido relegado, olvidado, descuidado en cada gobierno, tomado como algo innecesario o que crudamente puede ser entendido como algo obsoleto.

“Cuando sales a la ciudad nadie te va a entender, de nada te va a servir”, continúa su relato mientras yo sencillamente me convierto en un oyente atrapado por su historia.

Saliendo de su comunidad por primera vez por motivos de iniciar sus estudios superiores, el escritor percibió que muchas de las costumbres de sus ancestros, sus historias, sus leyendas, solamente podían ser escuchadas de manera oral, y ello conlleva a que se pierda con el tiempo debido a que muchos jóvenes, incluso de su propia comunidad, no tengan la intención de practicar su lengua nativa.

El escritor, quien además ha servido en diversas ocasiones de traductor de su lengua, me comenta que su idioma resulta un poco complejo de aprender, incluso para los mismos lingüistas extranjeros que lo han ido a visitar a su comunidad, pues el empleo de una palabra en una oración varía en gran medida por el lugar y tiempo. “Por ejemplo, el celular, tecnología, internet, en nuestra lengua materna no existe, entonces, como traductor tenemos que usar el neologismo para poder crear una nueva palabra, o castellanizar el término para darle sentido… actualmente al celular le hemos llamado shellmemh”.

Por el año 2013 empieza a trabajar como Jefe de Asuntos Indígenas en la Municipalidad de Oxapampa. Fue para ese año donde escribe su primer texto titulado ‘Guía práctica del alfabeto Yanesha’. Un año después, en reunión con la UGEL Oxapampa, surge la idea de realizar textos de los cuentos ancestrales de la comunidad Yanesha para el nivel inicial. En total se imprimieron cinco cuentos tradicionales, con 500 ejemplares de cada uno.

En los años posteriores realizó diversas colaboraciones, junto a otros traductores, que le valieron el reconocimiento del Ministerio de Cultura (Mincul). En el 2020, en plena pandemia, participó de manera virtual del ‘Primer encuentro de escritores de la región Pasco’.

Ya en el año 2021 se dio su primera salida al extranjero dentro de la delegación de escritores que iban a representar al Perú en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara. Su inclusión, sin lugar a dudas, fue en gran medida a sus méritos, sin embargo, tuvieron que ocurrir una serie de eventos y casualidades poco antes vistas. La principal de ellas fue que el ministro de Cultura de aquel año fue el doctor Ciro Gálvez, quien propuso que la delegación que iba a ir a la FIL sea descentralizada, es decir, que se considere a autores de otras regiones y no exclusivamente de Lima, Cusco o Arequipa. Incómodos de ese anuncio, diversos escritores, acostumbrados a ser invitados año a año a cada FIL, desistieron en ir, abriendo la posibilidad de que se incluya a los demás escritores que pocas veces tenían tribuna, entre ellos el escritor en lengua Yanesha Rubén Potesta.

Fue ese viaje que le permitió al escritor ampliar su visión respecto a su cultura ancestral, revalorando aún más la riqueza de su pueblo, su lengua, sus tradiciones, ya que era poca o escasa la difusión que se le daba, y precisamente, tal como lo mencionó durante la extensa entrevista que me concedió el maestro de la cultura Yanesha, la gran oportunidad para que el mundo vea y conozca su cultura solo se dio en la FIL de Guadalajara; lamentablemente, en los años posteriores, el centralismo relacionado a la convocatoria de escritores volvió con los ministros venideros y ya no se le volvió a dar una cabida considerable a los escritores, cuentistas y poetas regionales.

En la actualidad, el escritor me explica que tiene varios proyectos, entre ellos su colaboración con el Instituto Intercultural y Biodiversidad Yanachaga Chemillén, el cual tiene como propósito la preservación y difusión de los conocimientos de su comunidad tal como su lengua, medicinas, bailes, canciones, etc., así como la intención en buscar que más centros educativos se lean cuentos bilingües, es decir, tanto en castellano como en Yanesha; y finalmente la protección de su biosfera, sus recursos naturales y también socioculturales.

La relevancia de actores como el profesor Rubén Potesta en cuanto a la difusión de la cultura Yanesha es invalorable, sobre todo cuando las mayores barreras muchas veces las pone el propio Estado, cerrando las puertas a muchos escritores, cuentistas y poetas regionales. El afán de aquel profesor de escuela por luchar, a su manera, en que sus costumbres ancestrales no caigan finalmente en el olvido es meritoria y absolutamente reconocible.

Ya pasadas las diez de la noche se dio por concluida la entrevista. Me despedí de él en el mismo lugar donde estreché por primera vez su mano. Él se retiró acompañado de sus pequeños, alejándose por donde vino, sosteniendo entre sus manos el futuro de su lengua, sus costumbres y tradiciones que le fueron transmitidos por generaciones.

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Cultura

Carta abierta al ministro de Cultura Fabricio Valencia

Mario Guevara, director de la emblemática revista andina Sieteculebras, nos envía una misiva dirigida al ministro de Cultura.

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Cusco, 10 de setiembre de 2024


Señor Ministro de Cultura
Fabricio Valencia Gibaja
Lima.-


De nuestra consideración :
Los suscritos, director y coordinador de la Revista de Cultura Andina “sieteculebras”, que se edita en forma ininterrumpida a lo largo de 33 años en el Cusco -y por ello, considerada una de las más longevas del Perú y de Latinoamérica- nos dirigimos a usted, para expresarle lo siguiente:

Hace algunos días ha asumido la cartera ministerial de Cultura y en Ia conferencia de prensa de la primera sesión del Consejo de Ministros, subrayó que, en primer lugar buscará “…e1 acceso a la cultura para todos… el derecho al acceso a la cultura…”. Precisamente, le tomamos la palabra y recogiendo las demandas de editores, directores, redactores y periodistas de las pocas revistas culturales que aún se publican en nuestro país, le hacemos llegar la exigencia por la cual el Ministerio de Cultura del Perú tenga una Política Pública específica en torno a las revistas independientes como lo tienen otros países latinoamericanos, donde se premia el esfuerzo de los editores, mientras en nuestro país los burócratas del ministerio que usted actualmente dirige, en Ia práctica quieren que desaparezcan; prueba de ello, es que no nos prestan ningún apoyo económico para sus publicaciones mientras a otros rubros sí lo hacen. Debemos decirle -aunque debe saber que, casi todos nuestros intelectuales más importantes y que son referentes en nuestra patria-, se iniciaron en revistas independientes.

Asimismo, hemos recordado que usted, es cusqueño y heredero de importantes personalidades del mundo cultural y académico de Ia Capital Histórica del Perú; me refiero al doctor Alfredo Valencia Zegarra (+) y de la doctora Arminda Gibaja Oviedo. Las obras de ambos, difunden y defienden las tradiciones y raíces de nuestra heredad; algunas de ellas, como “Marcavalle, el rostro oculto del Cusco” (en plena lucha contra su irregular ocupación por parte de un grupo de periodistas a inicios de los noventa del siglo pasado). Pensamos por ello, que usted priorizará la mirada a los problemas de la cultura y sus protagonistas y no nos defraudará como lo han hecho sus antecesores.

El vate más afamado del Perú, César Vallejo, sostuvo en su poema “Los nueve monstruos”i”Jamás, señor ministro de salud, fue la salud más mortal” y parodiándolo podríamos decir que “Jamás, señor ministro de cultura, fue la cultura más mortal”.

Atentamente,

Mario Guevara Paredes
Director

Roberto Romero Arce

Coordinador General

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Cultura

Plantas Medicinales de los Andes para combatir la Farmacéutica Industrial

Lee la columna de Ccori Ocllo Arias

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Cómo respuesta al constante bombardeo de las farmacéuticas a la salud humana, desde los
Andes del Perú continuamos con la difusión del conocimiento de nuestros antepasados en torno a la medicina natural.

Los Andes poseen un extenso banco de plantas con propiedades curativas de las cuales se usa y se conoce apenas un 30%, al igual que en la selva dentro de los bosques alto andinos y las llanuras de montaña podemos encontrar medicina a muchos males que la Farmacéutica industrial solo anestesia.

Con un tratamiento constante y de preferencia guiado por un médico tradicional se puede conseguir mejoras sorprendentes en la salud sin efectos secundarios como en el caso de las medicinas convencionales.

En el valle sagrado del Cusco las iniciativas sobre conservación del patrimonio natural y protección a los ríos sagrados como el Willkamayu inspiran proyectos educativos como los que se dan en Casa Artemisia Valle Sagrado con el Permacultor Alejandro Trevisan quien busca rescatar los saberes medicinales de las plantas pertenecientes al Valle Sagrado del Cusco.

Actualmente ambos trabajando en la recuperación de la información, y recordando a través de sus talleres a las personas aquella conexión del Humano con la Naturaleza que hace no solo que disminuyan los riesgos de enfermedad en las población sino ayuda a que las propiedades de las plantas incrementen previo a su cosecha.

La parte ritual de la Recolección de Plantas en los Andes

En antiguos tiempos nuestros curanderos y aquellas personas HampiqRuna que trabajaban con las plantas tenían formas, tiempos y rituales sagrados que empleaban para la recolección de medicina que más tarde transformarían para aplicar a los enfermos en el Perú. Siendo la
petición de permiso y la comunicación con el Espíritu de la Planta la parte más primordial en el proceso de trabajo con plantas medicinales.

“Muchas personas pierden la fe en las Plantas, ya no confían en su poder curativo más, aproximadamente el 40% – 50% de los recursos de la farmacéutica proviene de las Plantas” nos comparte el profesor Justo Mantilla.

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Cultura

De Prada lo logró. La primera novela del siglo XXI

Un artículo de Hans Alejandro Herrera Núñez

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Este año editorial Espasa ha presentado la primera entrega de la novela Mil ojos esconde la noche, de Juan Manuel de Prada. La novela es un mastodonte de 1600 páginas, una obra que no se compara a nada escrito en lo que llevamos del siglo, una obra mastodóntica. Además, la presente obra desmitifica la figura de artistas como Picasso (protegido por el régimen nazi en el París ocupado), rescata del olvido vidas de escritores y pintores españoles en el exilio francés, y todo a partir de una exhaustiva investigación de los archivos policiales de París. En la era de las novelas gruesas que no dicen nada, y de novelas sutilmente profundas que languidecen de raquitismo, ésta novela significa un terremoto literario que solo los lectores muertos y los que están por nacer comprenderán en su real magnitud. La Novela en mayúsculas ha vuelto. Esta es la historia de un estudiante de Derecho que no quería ser abogado.

Una novela para el siglo XXI

El s. XIX tiene a Los Miserables de Víctor Hugo, Madame Bovary de Flaubert, Guerra y Paz de Tolstoi, y a Crimen y Castigo como sus obras cumbres. El siglo XX al Ulises de Joyce, El extranjero de Camus, La familia de Pascual Duarte de Cela y a El juego de los abalorios de Herman Hesse como sus obras cumbres en el género. El siglo XXI en cambio tenía una novela que no se encontrara a sí misma. Algunos buenos exponentes han sido La carretera de Cormac McCarthy, 2666 de Bolaño, Septología de Fosse u Orbitor de Cartarescu. En resumen, nuestro siglo no tenía una primera gran novela en su haber… hasta ahora.

En lo personal creía que Cartarescu escribiría la primera gran novela del siglo, sin embargo, me he llevado una gran sorpresa este año.

La novela existe y se llama «Mil ojos esconde la noche». La primera novela del siglo XXI que no está escrita para este siglo complaciente, políticamente correcto y autocensurado. Esta novela es recia, es viril. Luego es un demonio de novela que nos arroja al callejón de gatos del alma, como diría del Valle Inclán, una calle llena de espejos para vernos perversos y ruines cada vez que nos reímos de las fechorías de su protagonista, el poeta camarada Fernando Navales.

«Mil ojos esconde la noche» de Juan Manuel de Prada es una obra sólida y temeraria. Escrita íntegramente a mano, algo que ha influido sin duda a una prosa más cuidada (escribir a mano involucra escribir más lento, escribir con el cuerpo reclinado hacia la hoja con los dedos apretando el bolígrafo, conlleva a su vez a poner más pensamiento en lo que se escribe y por ende más peso), es una novela de 1600 páginas, algo inédito para nuestro siglo de novelas famélicas escritas en ordenador a toda prisa. Por aspectos editoriales la novela se presenta en dos entregas, esta primera se subtitula “la ciudad sin luz” y es de unas ochocientas páginas, la siguiente parte se estrenará todavía el próximo año gracias a editorial Espasa.

Las razones de la importancia de esta novela son muchas, en lo formal su aparente barroquismo es una continuación de la tradición del esperpento pero también del tremendismo, abundan palabras que solo los más viejos recuerdan, esto por el propósito de que su narrador es un poeta y está ambientado en la década de 1940 en el París ocupado por los alemanes. Y precisamente este carácter de novela histórica es la otra razón de su primacía. A diferencia de Soldados de Salamina de Cercas o de las novelas de romanos de Posteguillo, la presente novela es el resultado de un estudio a profundidad de archivos. Es decir, es una novela con alma de historiador, o mejor dicho de expediente policial minucioso. Basado en archivos de la policía francesa, también en la correspondencia de escritores y pintores, así como de crónicas de prensa de la época, Mil ojos esconde la noche ofrece un repertorio de novelas de artistas reales atrapados en el París de Hitler, y todos los datos hasta los más anecdóticos no solo son verídicos sino históricos, reconstruidos en el marco de una novela, donde uno de los pocos personajes ficticios es el propio protagonista, Navales, a través del cual nos aproximamos a las miserias humanas de poetas que buscan sobrevivir aún a costo de complacer al poder.

Navales es un poeta en el que nos podemos identificar de sobra por más que lo neguemos. Navales es un alma carcomida por el resentimiento. Fracasó como poeta y fracasó como militante político. Después de sobrevivir a la guerra civil española pasó a un autoexilio de olvido en París a pesar de pertenecer al bando de los vencedores. No obstante, una oportunidad se abre con la llegada de los alemanes a París, la oportunidad de un resentido de vengarse de todos esos artistas liberales, marxistas, anarquistas, comunistas y progres de siempre, que de la noche a la mañana están a tiro de escopeta del destino. El policía Urraca (personaje real), le encomienda una tarea secreta, captar a los artistas republicanos exiliados de la guerra para que colaboren en las actividades culturales de Falange (organización fascista y brazo político del primer franquismo). Navales se convierte así en el que compra y vende prestigios entre los artistas hambrientos de esos primeros años en que todos daban por seguro que Alemania ganaría la guerra.

En un ambiente de hambre y pobreza, pero también de oportunismo, el poeta Navales cumplirá su trabajo con alegre eficiencia, y conoceremos en esta novela las minucias de unas vidas de artistas e intelectuales que han marcado la mitología de la historia y que Juan Manuel de Prada viene a desmontar con la minuciosidad de un policía de la Historia, sin caer jamás en la mentira de la memoria histórica (porque la memoria es engañosa y convenida). Veremos pasar por la novela a Picasso, a Gregorio Marañón, a Martínez Sagi, entre muchos otros.

Un villano que cae bien como el personaje de la Conjura de los necios

Navales es un hijo del fracaso, es el resultado del desastre del 98, su vida es una secuela de la Historia en forma de veneno. Su resentimiento, aunque acre se hace digerible a través de su humor, también acre, pero humor al fin al cabo

En palabras del director de cine, Alex de la Iglesia, la última novela De Prada no solo es mejor que Las máscaras del héroe (obra referencial de fin de siglo donde Navales es co protagonista), que es decir mucho, sino que estamos ante “el texto más deliciosamente bruto, agrio e incómodo desde La familia de Pascual Duarte”. Toda esa turba multa de artistas que aparecen en el libro son históricos y los sucesos relatados son sorprendentemente reales, de una minuciosidad policial.

Navales es un falangista de pata negra y camisa vieja, miembro de las falanges de la sangre, consagrado en persona por El Ausente, pero que por circunstancias de la vida tuvo que mantener oculta su labor a costa de perder las mieles del triunfo político de su bando, el nacional, para finalmente pasar a un ostracismo junto a los derrotados. Estar en el bando ganador y acabar con los perdedores esa es la doble amargura de Navales.  Es capaz por alcanzar su objetivo de lo más miserable y mezquino que se pueda ser con los débiles. Como dice Alex de la Iglesia sobre él, “Navales arruina vidas, destroza carreras, insulta y menosprecia a cualquiera que se interponga en su camino, los cuales no son pocos. Sin embargo, nos encanta escuchar a Navales, porque disfrutamos como enanos la libertad de pensar lo que él piensa. Navales no miente, aunque mienta. Navales nos embauca diciendo la verdad. Navales sabe que nos encanta a pesar de nuestra incapacidad para aceptarlo. Nos ofrece generoso diversos sentimientos en bandeja de plata. Navales disfruta mezclando el sexo, la comida y la muerte. Es el monstruo definitivo De Prada, que se devora a sí mismo”.

Este poeta negro se deslumbra tanto por el genio de los otros que los detesta. Solo tolera los talentos menores, apagados, moribundos. Pero no sé conforma con ello, detesta la vida, detesta la literatura y detesta el amor. Maltratar escritores y artistas es su diversión, puede ser todo lo miserable que queramos, pero todos, de alguna manera al leerlo, participamos de esa miseria.

Navales tiene el más gratificante de los trabajos para un resentido, compra y vende prestigios. En una era de autocensura, como la nuestra, la cruda crapulencia de Navales nos resulta molestamente agradable, cómoda en su ruindad. Y lo que nos ofrece De Prada es la muestra de un cadáver moral por dentro. Ser sincero en la infamia en esta época de cobardes es lo más valiente que se puede hacer, de ahí la recompensa de la impunidad con que los lectores le pagamos al protagonista. Porque no nos engañemos, es fácil acostumbrarse a tener zurraspas en los calzoncillos.

La novela tiene por recursos el uso de la hipérbole y la sinécdoque. Es esperpéntico, hijo de la tradición de Quevedo y De Valle Inclán. Narrado en primera persona, leerlo te hace cómplice y participe del regodeo en su crapulencia. En la era de los resentidos este libro llega como un martillazo que rompe las paredes de nuestra conciencia bien pensante, para dejar entrar aire fresco, y también algo de luz.

El resentimiento de Navales ha carcomido su alma, las cuatro esquinas de su corazón, son esquinas negras. Pero no hay maldad absoluta, presenta resquebrajaduras solo ante dos mujeres, una actriz y una poeta, por supuesto, también reales. Como explica De Prada: «No sé puede ser absolutamente maligno como tampoco se puede ser sublime sin interrupción». Y en efecto hay momentos en que Navales tiene momentos de debilidad, en que la compasión vence su malignidad. Siente debilidad por dos mujeres, una vergonzosa debilidad llamada ternura.

«Fernandito, tu también puedes sanarte, Fernando, aunque tal vez ya no vuelvas a escribir tan brillantemente como lo haces ahora. El perdón es la mejor obra de arte que podemos completar en esta vida». Le dice Ana de Pombo, la cantante y actriz, que le abre el camino a la puerta de la redención del resentimiento del poeta.

Hay algo mefistofélico a la inversa, en un sentido cristiano en esto: entregar el genio literario a cambio del perdón. Algo difícil para Navales quien en un momento dice: «Renunciar al estilo se me antojaba más difícil que renunciar a la honra». Sin embargo, sea la actriz Ana de Pombo o la poeta anarquista Ana María Martínez de Sagi, algo empieza a operar en su espíritu.

Solo a ellas dos Navales respeta por encima de los demás, incluso por encima de El Ausente, incluso por encima de las ideologías. “Tal vez todas las ideologías se alimentan del despecho humano, del fracaso, del odio, del resentimiento. De todas esas inmundicias morales en dónde la ideología penetra como un nido de alegres víboras, acostándose con ellas y haciéndolas fecundas”. Serán la actriz y la poeta la que le descubrirán a Navales la tercera vía, el perdón de los pecados. Solo el amor extirpa la envidia y el odio. Atestiguamos el cambio, como dice Alex de la Iglesia, “el hombre ya no es un monstruo es tan solo un animal herido”.

La historia de Navales es la génesis de un resentido, de un relegado, porque no convenía que se conociera cierta parte de la historia. De ahí su exilio en París.

Dentro de la novela hay también otra novela, El Tiberio de Gregorio Marañón, una biografía sobre el resentimiento en el que Navales se verá como en un espejo. Es con Marañón, un liberal que, progresado al conservadurismo, con quién más se encona, y sin embargo será testigo del regreso tranquilo de Marañón a su cátedra en el Madrid franquista, cosa que Navales le resulta insoportable. Su resentimiento es también bíblico, es el resentimiento del hijo primogénito de la parábola del hijo pródigo, que ve regresar a su hermano perdonado por el Padre.

En resumen, esta novela es una novela salvaje, de una franqueza cruel, en que se refleja lo peor de nosotros los poetas. Los vituperios de Navales a esa caterva de poetas y pintores hambrientos, son como diría Cernuda, «las formas amargas del elogio».

Escribir a mano

Lo más increíble de esta novela de 1600 páginas es que su autor la escribió a mano. De Prada es muy posiblemente el único novelista que ha escrito toda su obra a mano. Este ejercicio hoy solo lo hacen los poetas, pero De Prada ha retomado una costumbre que diferencia su prosa y ha contribuido a acercarla más a la poesía. Como él menciona: «La tecnología abrevia nuestras decisiones morales, abrevia nuestro discernimiento. En cambio, escribir con bolígrafo es una actividad más física y más lenta, y al ser más lenta te da tiempo a poner en cada frase más pensamiento que un ordenador. Quizás los poetas sois los únicos que siguen escribiendo a mano. Yo escribo a mano porque pongo más de mí, pongo más conexiones entre las palabras. En cambio, cuando tecleas ante una pantalla, el lenguaje es siempre más expeditivo, es más directo. Cuando escribes a mano el puro arabesco de la caligrafía te permite escribir de forma más demorada y permite que en cada palabra concentres una mayor intensidad mental, y por tanto una mayor posibilidad de inspiración».

En efecto escribir a mano es más físico, hacerlo con regularidad hace que las yemas de los dedos acaben deshechas, torcidas, y el dedo medio acabe torcido también como los amanuenses egipcios, porque mientras uno escribe, con la espalda encorvada y el cuerpo recogido, volcado sobre sí mismo, te sale un cayo en el dedo. Pero escribir es como decía el maestro Emilio Alarcos, el ofrecer bellas palabras que han de generar un placer inmediato, puro y desinteresado. El libro auténtico de literatura es, por consecuencia, aquel que te da un calambrazo, porque en la página tal te encuentras con un cortocircuito, y en esa prosa nerviosa hay algo de la vieja poesía.

De Prada que ganó a lo largo de su vida más de trescientos concursos de relato corto, ha llegado a vivir de ello. Porque escribir se hace, como él dice, «con el culo, no hay otra manera, se hace atornillado a la mesa».

Todo lo que escribe De Parada en este libro como él mismo menciona, lo consiguió de los archivos. Y ¿dónde están los archivos de los poetas y pintores? En la policía, en este caso de la prefectura de París, porque esos poetas y pintores exiliados eran sospechosos de andar en malos pasos o de no tener moral. Es una obra nacida de los archivos, un rescate de la historia de nuestra literatura en español. Según ha declarado en varias entrevistas el autor, el noventa por ciento de esta novela son hechos reales, salvo un par de personajes, todos los demás han existido en esa ratonera que era el París ocupado por los alemanes.

Historia de un escritor

La historia de Juan Manuel es el sueño de todo estudiante de Derecho que no quiere ser abogado, sino escritor. Antes que existiesen las facultades de comunicaciones o las de literatura, mucho antes que viera nacer el mundo a la universidad de Lima o al TUC, a los que tenían esa sospechosa inclinación de ser escritores, sus familias los mandaban a enmendar la vida a la gloriosa facultad de Derecho. De Derecho han salido políticos, asesores, criminales, santos, filósofos, aprendices de carnicero, periodistas y hasta abogados, pero también alguno que otro escritor. Derecho era el nido de víboras donde se empollaba el corazón venenoso del escritor. Porque no nos engañemos, rara vez un escritor es una buena persona, pero acaso ¿quién es inocente entre los culpables? Y ya sé que escribo mal, pero es así como hablo, peores defectos tengo, lo sabe Antonio que es abogado, pero gracias a Dios no ejerce, solo se dedica una vez a la semana a ensuciarse el oído escuchándome, eso y a escribir libros buenos, que son de la raza de los libros peligrosos. A él le dedico mi entusiasmo. Y ya sé que las dedicatorias van al comienzo, pero ni modo, soy desordenado hasta en esto.

Juan Manuel de Prada es nieto de un taxista, su padre se superó como lo hacen en la clase trabajadora, estudiando a distancia para ascender a abogado y seguir trabajando para mantener a su familia. Juan Manuel que creció en una mejor condición social, fue mandado como se debe a la universidad, a estudiar Derecho, porque como sabemos el mundo es de los licenciados. Sin embargo, el joven De Prada tenía otros planes, pero poco tiempo para realizarlos. Tenía un plan B para su vida, huir al destino de los legajos fatuos donde la vista se pierde leyendo riadas de artículos y sentencias vinculantes. De Prada quería ser escritor. Dios o el Diablo sabrán de donde le nació la idea, en qué mala hora se dispuso a buscarse arruinar la vida. Tan bien que iba avanzando la familia.

Lector fanático sobre todo de autores olvidados. Entre sus tempranas aficiones estaban los poetas malditos. En específico la generación de La Bohemia, los poetas españoles de 1920. Un puñado de pobres desgraciados, letras heridas como los llaman en Cataluña, gente envenenada por la literatura y que solo podían vivir dedicados a ello en un permanente viernes santo. Sus lecturas de autores que hacía mucho no eran reeditadas, pero que los más viejos y conspicuos de los escritores godos recordaban con especial estupefacción, lo inspiraron a escribir un primer libro: Coños, inspirado en el famoso y casi totalmente olvidado libro, Senos de Gómez de la Serna. Este libro lo llevaría a ser reconocido entre los escritores mayores y ya consagrados como fue el caso de Paco Umbral, quien apoyó su trabajo, a modo de un protector y patrocinador y quien sabe si también como un maestro.

No obstante, las cosas se torcerían para mal, porque solo hay algo peor entre escritores que robarse versos, y eso es escribir bien, pero muy bien. El triunfo literario ajeno (y no me refiero a los premios sino a la obra en sí), sabe mal entre los escritores.

De Prada cometió el pecado mortal de escribir una novela, su primera novela, «Las máscaras del héroe», que no solo le ameritó el primer premio de un certamen de literatura de segunda línea, sino que fue en sí misma esa novela una gran novela, y esto a los 26 años de edad, algo que Paco Umbral, nuestro gran Paco Umbral, no lo pudo soportar.

Paco Umbral pasó de dedicarle a De Prada en su diccionario de literatura cuatro páginas (donde menciona que lo más importante en De Prada es que escribe y no redacta, que lo que hace es escribir páginas artísticas), a hacer llamadas telefónicas a redactores y periodistas para ennegrecerle la vida a un autor que recién empezaba.

Anna Caballé, periodista, recuerda que la primera vez que supo de Las máscaras del héroe De Prada, fue en una cena con varios compañeros de la facultad de periodismo en que invitaron a Paco Umbral, y quién en toda la velada no dejó de hablar mal de Juan Manuel y de su libro. Y claro, nadie había leído el libro, pero de inmediato se precipitaron a buscarlo, comprarlo y leerlo. De tomas maneras todos comprenderán que Umbral que nunca tuvo el aliento largo de la novela se halló ante una novela escrita por un crío, pero no cualquier novela, sino la novela que, a él, a Paco Umbral, le hubiera gustado escribir. Y claro, la reacción de Umbral no fue generosa sino resentida. Las máscaras del héroe es una gran novela que debemos leer, donde aparecen Huidobro, un Borges joven, Pio Baroja y muchos más. Pero Mil ojos esconde la noche, es algo más, mucho más.

Para Pérez Reverte, De Prada es “quizás el más brillante prosista de su generación”. ¿Por qué quizás?

 Lo cierto es que nadie escribe como él.

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Cultura

Ministro de Cultura Fabricio Valencia ¿reafirmará su defensa respecto del patrimonio cultural?

El nuevo ministro de Cultura participó de la conferencia de la PCM junto al premier Adrianzén. En su intervención frente a la prensa señaló importantes puntos que trabajará desde el MINCUL.

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Tras la reciente sesión de Consejo de Ministros, el nuevo titular de Cultura habló sobre el Archivo General de la Nación y advirtió que trabajará para defender y preservar el patrimonio cultural. Asimismo, indicó que el Mincul tendrá un diálogo abierto con todas las culturas y sobre todo se trabajará en la protección de la mujer indígena, cuyo grupo representa alrededor de un 10% de la población nacional y anunció una agenda de actividades gratuitas para el público para brindar el acceso al derecho a la cultura para todos.

Como se sabe, el Ministerio de Cultura, durante la gestión de Leslie Urteaga Peña en los últimos 20 meses ha sido una institución que prácticamente abandonó la misión para la que fue creada. Es decir, diversos destinos turísticos y arqueológicos declarados patrimonios culturales de la Nación, continúan abandonados a su suerte, como el caso de Kuélap, entre otros.  

Asimismo, la problemática institucional y administrativa del Museo Nacional del Perú (Muna), se acrecentó aún más en este “elefante blanco” que pretende inaugurar muy pronto, en el mes de diciembre. Y ni qué decir, de la cuestionada negociación entre el Mincul y la empresa Joinnus, del grupo Credicorp, que pretendía manejar y controlar la venta de boletos electrónicos en la llacta del santuario de Machu Picchu. Por esa razón la exministra Urteaga Peña se ganó el repudio de los ciudadanos cusqueños.

En ese sentido, la incursión del nuevo ministro de Cultura, Fabricio Valencia se da en medio de un escenario de desolación por las razones antes expuestas. Por el hecho de saber que los problemas en esa cartera cada vez más se acrecientan. Entre tanto, Valencia Gibaja, prácticamente, ha cogido una “papa caliente”; entonces nos preguntamos ¿Podrá darle un giro bienhechor y deseable al Ministerio? ¿Hay competitividad y capacidad? ¿El reciente Ministro dará la talla? Lo que sabemos del nuevo ministro Valencia, es que, durante los últimos años, ocupó distintos cargos inherentes al sector; esperemos que su gestión sea para defender el patrimonio cultural que, de acuerdo con la normativa nacional e internacional es intangible bajo todo concepto.

En una entrevista pasada, el actual ministro de Cultura se pronunció a favor de la demolición de la construcción del hotel Sheraton en el Cusco.

El nuevo ministro Fabricio Valencia Gibaja en su calidad de experto en patrimonio cultural ha litigado contra la Municipalidad Metropolitana de Lima, específicamente, contra el Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima (Prolima), empresa municipal que en 2022 ordenó tumbarse las rejas perimétricas que tienen como fin garantizar su protección, lo cual fue condición impuesta por UNESCO para su inclusión en la Lista Mundial y parte de los muros de la Basílica de San Francisco en el centro histórico de Lima. Como se sabe, Valencia Gibaja antes de ser ministro de Estado, se desempeñaba como abogado de la orden Franciscana de los Doce Apóstoles cuando demandaron a la Municipalidad Metropolitana de Lima, quien aparentemente tuvo el apoyo del Ministerio de Cultura. Lo cierto es que, hasta el momento, la Sala en segunda instancia del Poder Judicial hace un par de meses declaró improcedente la demanda presentada por los franciscanos; y ante esa decisión, el entonces abogado de la orden religiosa anunció que recurrirían al Tribunal Constitucional (TC), por cuanto se trata de un bien inmueble que cuenta con doble reconocimiento, en primer lugar, por ser un bien integrante del patrimonio cultural de la Nación y en segundo lugar, por estar inscrito en la Lista Mundial con un valor único excepcional, el cual debe estar protegido por el estado peruano quien tiene la condición de estado – parte en la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural y natural – UNESCO 1972, insertada en nuestro ordenamiento jurídico, habiendo asumido obligaciones en cuanto a la protección del patrimonio mundial ubicado en su territorio nacional.  

Finalmente, el ministro Valencia Gibaja, durante la sesión del Consejo de Ministros también se refirió a las amenazas que viene sufriendo la arqueóloga Ruth Shady, de parte de inescrupulosos traficantes de terrenos; y anunció que el Ministerio de Cultura le brindará toda la ayuda que sea necesaria, por el respeto que se tiene por su trabajo realizado durante años, pero también, por el respeto a la memoria de lo que representa la milenaria Ciudad Sagrada de Caral.  

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Cultura

Klauz N’ Cherry lo nuevo del pop peruano

Dos jóvenes que llegan para apoderarse del mundo con su talento y música.

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Klauz N’ Cherry, es un dúo nacido en Perú, para ser exactos ambos son oriundos de la ciudad de Lima y cultivan el género Pop Rock & Electro Latino. Esto debido a la gran influencia que han tenido presente en su Familia.

Conformado por los jóvenes hermanos“Claudio y Danae (Klauz N’ Cherry)”. Ellos deciden unir sus voces para llevar a cabo este proyecto musical con el que nos traen nuevos matices. Para este dúo el haber crecido en una familia llena de arte, los colma de influencias musicales que siempre tienen presente; por el lado Paterno tienen como referente a un gran músico y compositor, en el lado Materno tienen una artista plástica y visual increíble.

El dúo se formó a inicios de 2023 y están elaborando su primer álbum, para el cual ya tienen terminado los tres primeros sencillos “Reflejos” “Mi Estrella” y su primer lanzamiento “Aún”el cual viene acompañado de un hermoso vídeo grabado en los campos de la ciudad de Chaclacayo. Este primer sencillo ya está disponible en todas las plataformas y el vídeo completo lo pueden disfrutar en la plataforma global de Youtube, este MV apunta a convertirse en todo un suceso.  El primer corte musical nos sumerge en una poesía que nos narra acerca del amor profundo que no se olvida, de aquellos corazones rotos, la vida de la gente joven y sus emociones encontradas cuando experimentan el primer amor / desamor, aquel que no es fácil de olvidar.

El nuevo álbum, tiene como compositor a Fernando Valeriano (Padre) y en la producción musical a Los Magos Récords. El área visual está bajo la batuta de María Talledo (Madre).

Klauz N’ Cherry promete apoderarse de todo el Perú con una nueva propuesta musical y original, con un refrescante sonido desean obtener el reconocimiento del respetable público.

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Cultura

Llegada del ministro Fabricio Valencia genera optimismo en el sector cultural

El especialista en patrimonio cultural tiene la misión de erradicar la nefasta gestión de Leslie Urteaga, quien no llegó ni siquiera a inaugurar el MUNA.

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Ayer en Palacio de Gobierno juramentó Fabricio Valencia Gibaja, como nuevo titular del MINCUL. Su llegada a la cartera de Cultura genera optimismo en el sector. Dentro de su hoja de vida se menciona que es abogado por la Pontificia Universidad Católica del Perú, especialista jurídico en patrimonio cultural y, además, cuenta con estudios de Maestría en Museología y Gestión Cultural por la Universidad Ricardo Palma y con un Posgrado Internacional en Patrimonio y Turismo Sostenible en la Universidad Nacional Tres de Febrero, Buenos Aires – Argentina. También es Miembro Experto del Comité Científico Internacional de Asuntos Legales, Administrativos y Financieros de ICOMOS.

Valencia Gibaja es reconocido como un profesional que permanentemente ha defendido nuestro patrimonio cultural y durante los últimos años ha cuestionado la mala gestión de diversos ministros, incluyendo a la saliente Leslie Urteaga Peña.

En una entrevista pasada en el portal Lima Gris, el actual ministro se refirió a la fortaleza Kuélap, señalando: “En Kuélap no se ha hecho ninguna intervención sería, y se está abriendo por un tema de presión, y eso está mal. Tratemos seriamente el patrimonio cultural, por favor. No nos burlemos de la memoria de nuestros ancestros. No podemos tratar esto como cualquier cosa. A mí honestamente me fastidia que en vez de tomar las acciones de conservación pro patrimonio se abre Kuélap para satisfacer algunos intereses de por medio, y seguramente los muros van a seguir colapsando y van a seguir cayéndose”.

También en otra entrevista, el actual ministro habló sobre el caso de la construcción del Hotel Sheraton en Cusco y la presunta corrupción: Escuchado que hay toda una red de corrupción, y que existe una mano negra. A mí lo que me queda claro, es que es lamentable que haya caducado todo este procedimiento, ya que el ministerio sabe perfectamente los plazos de caducidad, no es que no los conozca. Todas las personas involucradas tendrán que ser investigadas, y si se les encuentra responsabilidad se les va tener que sancionar por la vía administrativa, civil o penal, según corresponda”.

Con la llegada de Valencia Gibaja se espera cambios profundos en todo el MINCUL, ya que durante los últimos años el Ministerio de Cultura solo ha servido como caja chica para un grupo de personas vinculadas al sector caviar. Esperemos que el ministerio ya no parezca un holograma en la avenida Javier Prado y que pronto se inaugure el MUNA, tarea que jamás pudo cumplir Leslie Urteaga.

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Cultura

Fitzcarraldo, el restaurante amazónico que sorprende con sus comidas y bebidas típicas en Iquitos

En la selva peruana un histórico espacio gastronómico administrado por Óscar Funes se ha convertido en el epicentro de la cultura amazónica.

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Por Margot Simons

Lima Gris llegó hasta la ciudad de Iquitos para conocer la diversidad cultural y gastronómica de la región de Loreto, pero también para conversar con el empresario gastronómico Óscar Funes, dueño del restaurante Fitzcarraldo, ubicado en el corazón de la isla bonita.

En esta entrevista conoceremos la historia y la propuesta de uno de los puntos gastronómicos más representativos de la ciudad de Iquitos. Aquí la entrevista.

Señor Funes ¿por qué tenemos que venir a Fitzcarraldo?

Bueno, Fitzcarraldo es una opción de las tantas que hay en Iquitos. Nosotros tratamos de mantener las raíces de la comida loretana, pero también le damos una impronta nuestra, y generamos un poco de fusión en algunos platos. Nosotros mantenemos la tradición de cómo se preparan los platos, y otros fusionados, con técnicas e insumos de otros lados pero básicamente manteniendo la raíz del plato regional. Es una propuesta diferente nada más. No digo que sea mejor ni peor que otra, solo digo que es diferente.

¿Qué platos regionales encontramos en Fitzcarraldo?

Por ejemplo, esta la Patarashca, que es un plato tradicional de la Amazonía. También el Inchicapi, que es otro plato tradicional que los mantenemos según la tradición. Hay otros platos que ya fusionamos, usamos insumos locales pero ya jugamos un poquitito con técnicas de cocina de otros lados. Por ejemplo, tenemos otro de los platos bandera acá del restaurante, es el medallón de paiche. Ese plato es un pescado típico de aquí de la Amazonía, pero nosotros lo preparamos con una reducción de mantequilla y alcaparras, usando una técnica francesa. Y lo acompañamos con maduros al horno, es la mezcla que hacemos del insumo, utilizando técnicas de otros lados.

Costillar de paiche.

¿También se puede encontrar platos internacionales?

También hacemos pastas. Todas nuestras pastas y los panes lo hacemos nosotros. El costo quizás sea más alto, pero le damos nuestra propia personalidad al producto. La gente sabe que la pasta que come acá, no la come en otro lado. No digo que sea mejor, ni peor que en otro lado, es diferente. Tratamos de diferenciarnos con otros lugares.

Medallón de paiche.

¿Con qué insumos trabajan?

Nuestros insumos lo compramos en el mercado regularmente. Ahora, en el caso de las carnes, tanto pescado como carne de monte, trabajamos con comunidades. Tratamos de mantener un equilibrio, digamos que no haya una depredación de los recursos que aquí es complicado. La gente muchas veces no toma conciencia de lo importante que es tratar de mantener ese equilibrio. Acá nosotros hemos dejado de comprar, por ejemplo, doncella, que es uno de los pescados más comunes, porque los tamaños no se estaban respetando. Venían tamaños cada vez más chicos, porque ya estaban explotando de manera complicada. Nosotros dejamos de comprar hasta que conseguimos un contacto con una comunidad que nos abastece.

¿Qué bebidas podemos encontrar en Fitzcarraldo?

Tenemos algunos macerados, como el vodka Fitzcarraldo, que es un macerado de clavo huasca y chuchuasi. Lo maceramos durante tres semanas en vodka. Después lo reducimos para preparar el trago. Entonces, este trago es justamente la reducción de ese concentrado, de ese macerado, con ginger ale, un poco más de vodka y un poquito de kion (jengibre). Después, hay huitochado, que también es otra fruta amazónica que se prepara. El huitochado se encuentra en todos lados. El macerado de coca, digamos que la hoja de coca no es de acá, pero se consume bastante. Hay otro trago gindra, que se prepara con el limón sidra. Es una mezcla de Gin con la sidra. Un trago muy simple, pero muy sabroso.

¿Y cuál es su coctel bandera?

Depende del lugar, pero la verdad no es que siempre sale el mismo trago. Es por temporadas. Hay uno que se llama vodka raicar, por ejemplo, que se prepara dentro del hielo, le ponemos ají charapita y lleva sachaculantro también. Entonces queda muy perfumado y el ají va entero, a medida que se va disolviendo el hielo empieza a largar su aroma y también la parte su picante. Entonces, le da otra textura.

¿Qué diferencia a Fitzcarraldo de otros restaurantes de la zona?

Bueno, creo que somos los únicos en la Amazonía que estamos haciendo catas de vino. Anoche, casualmente tuvimos una, cada 15 días hacemos cata y armonía. Se trata de una cata con distintos platos regionales. Es un evento que está teniendo mucha aceptación en Iquitos, porque se está generando una cultura del vino que muchas veces piensan que por ser una zona caliente el vino no se da, pero sí, el vino se da para esta zona. La gente está aprendiendo, está conociendo también un poco más sobre sus platos, porque utilizamos muchas cosas de acá que son platos nuestros, con carne del monte, pescados, tratamos de valorizar eso. Le estamos dando valor al vino peruano, ya que en Perú tenemos muchos vinos que están siendo premiados internacionalmente.

¿Vinos de qué países podemos encontrar en Fitzcarraldo?

Creo que tengo una muy buena propuesta en cuanto a vinos. Tenemos vinos en Perú, Chile, Argentina, Italia, Francia, España, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Estados Unidos. Tenemos más de 70 etiquetas diferentes. No cualquier restaurante las tiene.

Veo que también cuentan con una variedad de piezas de arte…

Tenemos toda la colección de un pintor americano, pero como verás son todos retratos de mujeres de la Amazonía. Él es un pintor que ha sido formado en Italia y trabajó en El Vaticano. Acá tratamos de fomentar el arte, anoche casualmente en la cata estuvo Christian Bendayán y lo que hablamos con Christian es tratar de incluir en la cata un apartadito de arte. Es decir, hablar como se habla de los vinos y los platos, agregando dos o tres obras de algún artista local y explicar cuál es la técnica, los materiales que se utilizan, el motivo de la obra. Es importante darle un poquito más de difusión al artista local que tenemos en Iquitos.

¿También realizan otras actividades culturales como presentaciones de libros?

Sí, hemos hecho un par de presentaciones con escritores locales, tratamos de darle cabida al arte en todas las expresiones que se puedan. Obviamente no tenemos un lugar tan grande como para hacerlo pero a la medida que se pueda lo hacemos, también hay una pequeña biblioteca, pequeñita, pero lo importante es que este presente. En nuestra biblioteca tenemos distintos libros de distintas cosas, justamente hay libros de Christian Bendayán mostrando sus trabajos, pero también están libros de escritores locales, cuentos cortos, como para quien venga a comer o tomar algo y pueda leer un pedacito y conocer a algún escritor local.

Hábleme de Fitzcarraldo y su relación con la película del cineasta alemán Werner Herzog…

Justamente el nombre del restaurante es por la película, es un tributo que se le hace a la película porque hay dos historias vinculadas. Hay dos fuentes para utilizar el nombre, por un lado la película, y por otro lado esta casa que es una casa de la época del caucho, un empresario boliviano vinculado al caucho, Antonio Vaca Diez, compró esta casa para asociarse con Carlos Fermín Fitzcarrald, no es el personaje de la película, porque en la película se llama Fitzcarraldo y este es Fitzcarrald, pero es el inspirador para que se haga esta película.

Entonces, este boliviano vino acá al Perú para asociarse con Fitzcarrald para trabajar en el tema del caucho, pero lamentablemente a los pocos días que se conocieron viajaron hacia la zona donde trabajaba Fitzcarrald y murieron ahogados en un accidente. Nunca pudieron trabajar allí. Pero quedó el legado de esta casa. Y el dueño de la casa revolviendo cajones encontró una escritura donde aparecía el nombre de Vaca Diez, y ahí es donde él empieza a investigar sobre Fitzcarrald y termina escribiendo un libro que se llama “Fitzcarrald. Pionero y depredador de la amazonia”. Es muy interesante, lamentablemente se agotó el libro, pero si bien es una novela, está basado en muchísima información de la vida, está muy bueno.

Klaus Kinski en la película Fitzcarraldo de Werner Herzog.

¿Ahora usted es el propietario?

Exacto. Si bien esta es una casona de la época del caucho, yo no sé por qué, pero no está considerada dentro del patrimonio arquitectónico. O sea, yo tranquilamente podría modificar esto, pero la idea es mantenerlo como un monasterio cualquiera. La parte exterior por lo menos se conserva tal como está. Lo adornamos, lo decoramos, pero no lo modificamos.

¿Cuál es el mensaje final para el público?

Los esperamos por aquí cuando estén en Iquitos para ofrecerle nuestras comidas y bebidas.

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Cultura

Universidad de Lima: Rectora Patricia Stuart desaparece el Centro de Creación Audiovisual (CREA)

Un duro golpe a la creación audiovisual y cinematográfica. A pesar de 7 años de realizaciones audiovisuales con un equipo de profesionales que logró destacadas producciones, como la película “El corazón de la luna”, ganadora de diversos festivales internacionales; la nueva gestión de la rectora Patricia Stuart Alvarado decidió desactivar el CREA. Profesores y alumnos cuestionan esta decisión que atenta contra la creación artística.

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El Centro de Creación Audiovisual de la Universidad de Lima (CREA), surgió en 2017 como un espacio de innovación que forma parte de la Facultad de Comunicación. En su ideario señalaban que unían ciencia, arte y práctica en la producción de contenidos audiovisuales y servicios relevantes para la sociedad. Y que su objetivo era innovar con propuestas originales en el ámbito del entretenimiento, la cultura y el desarrollo, realizando investigaciones y consultorías para proyectos audiovisuales, tanto nacionales como internacionales.

Sin embargo, los diversos proyectos orientados al uso y la convergencia de la tecnología para la generación de contenido audiovisual y educativo y alineados con las nuevas tendencias en la industria audiovisual, ya no va más.

El CREA era un proyecto ambicioso

Como se sabe, contaba con espacios e infraestructuras, como el Estudio, un espacio de 21 por 16 metros cuadrados y 8 metros de altura, habilitado con cámaras Sony 4k de televisión, parrilla de luces y switcher. Así como, salones adecuados para capacitaciones, talleres y diversos usos, e Islas de posproducción y colorización con computadoras aptas para posproducción de proyectos audiovisuales; así como múltiples equipos audiovisuales de alta gama, aptos para desarrollar ideas creativas y producciones profesionales.

Incluso obtuvieron el premio DAFO en la categoría Proyectos de Largometraje en Construcción, para el desarrollo del filme “El corazón de la luna”, de Aldo Salvini. Prácticamente, la primera película desarrollada enteramente por una universidad. Desde el Centro de Innovación Tecnológica (CIT), que colaboró con el desarrollo de personajes, hasta la participación de docentes de la Universidad de Lima y miembros del CREA para la realización de la película. Y que por si fuera poco ganó algunos festivales de cine internacionales, como mejor película, en el Festival Sci-Fi London en 2021; y el premio a la mejor actriz en los festivales de Sydney Science Fiction Film, también en 2021. Y en 2022, en los festivales de Cine Fantástico de Porto Alegre; y The Boston Science Fiction Film Festival. Asimismo, la película fue prenominada a los premios Oscar como mejor película extranjera. 

Película “El corazón de la luna”.

El Crea estaba conformado por Julio Wissar, como su director, Macarena Coello como Productora general; Luciana Franco como Social media manager; y los realizadores audiovisuales y docentes de la Ulima:  Raúl Santiváñez, Eduardo Ojeda, Martín Haro, Alexei Lock, Carlos Quiroz, Sandra Rodríguez, Álvaro Iparraguirre, Ricardo Vizcarra, Adriano Moreno, Jimmy Johnson, Alberto Matsuura y el técnico Juan Carlos Pariona, entre otros.

Administración de la nueva rectora Stuart Alvarado desactiva el CREA

Como se recuerda, el 1 de junio del 2019, la Asamblea Universitaria eligió a los doctores Óscar Quezada Macchiavello y Patricia Stuart Alvarado como las nuevas autoridades de la Universidad de Lima para el período 2019-2024. El doctor Quezada, fue reelegido como rector, y la doctora Stuart, asumió el vicerrectorado, y comenzaron su gestión el 19 de junio de 2019. No obstante, transcurridos cinco años, desde el 19 de junio del presente año, Patricia Stuart Alvarado fue elegida como rectora para el periodo 2024-2029: “Agradezco a los miembros de los Consejos Consultivos de todos los programas académicos por el apoyo que nos brindan al acercarnos al mundo empresarial”, fueron las primeras palabras de la doctora Stuart, al asumir el cargo de rectora.

Rectora Patricia Stuart Alvarado.

El CREA desaparece  

Desde la propia universidad diversos estudiantes y docentes de la Universidad de Lima, se han manifestado ante una publicación en la red social del Centro de Creación Audiovisual de la Universidad de Lima, que aun no queda muy claro. Es decir, ¿Qué significa que durante el 2024 pasen a una etapa? ¿Acaso desaparecerá?

En la publicación desde el Crea señalan: “Durante este tiempo, Crea ha sido un espacio de aprendizaje, creatividad y colaboración que ha dejado una huella importante. Juntos, hemos innovado y crecido como una comunidad apasionada por contar historias. Agradecemos a todos los estudiantes, profesores, personal administrativo y amigos que formaron parte de este viaje. Sus proyectos, ideas y energía nos inspiraron a diario y nos recordaron por qué amamos lo que hacemos. Hoy, damos un paso hacia una nueva etapa. Seguiremos produciendo contenidos para la Universidad con la creatividad que siempre nos ha caracterizado”.

Desde Lima Gris nos comunicamos con un funcionario del área de administración de la Universidad de Lima, para recoger el descargo de la institución universitaria y nos confirmó que el CREA deja de existir y pasará a ser parte de otra área. Además, nos señaló que la decisión fue tomada por la gestión de la rectora Patricia Stuart Alvarado.

Esto es un precedente negativo para la universidad, ya que atenta contra la gestión cultural que durante años ha sido impulsada por gestiones anteriores que apostaron por la producción cinematográfica. Con este mal paso, la U de Lima retrocede como institución a nivel cultural. Desde las propias aulas de la universidad, los estudiantes y docentes vienen rechazando de manera rotunda la torpe decisión de desaparecer el CREA. 

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