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Cultura

Rómulo Sulca, una vida de película

El cineasta peruano estrenará su película “Érase una vez en los Andes” el 05 de septiembre en Lima. Aquí una entrevista con Lima Gris.

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Llegamos hasta la ciudad de Huancayo para conversar con uno de los jóvenes cineastas más talentosos que vive en el centro del Perú. Con películas como “Teloneras” y “Érase una vez en los Andes”, viene cosechando premios y sorprendiendo tras su célebre estreno internacional en el Festival de Cine de la India.

Rómulo Sulca es un apasionado y cuestionador cineasta que se ha ganado un importante espacio en la cinematografía nacional. En esta entrevista nos habla de su infancia, sus películas, su paso por la Escuela de Cine y Televisión San Antonio de los Baños de Cuba, la nueva ley de cine y el cuestionado Dafo del Ministerio de Cultura.

Además, nos dice: “Yo creo que, si no hubiera sido por mi madre, no hubiera escrito un guion y mucho menos me hubiera tomando el tiempo en buscar fondos”.

Rómulo, si bien tú naciste en Ayacucho, actualmente radicas en Huancayo y has comenzado a hacer cine viviendo más de 20 años en esta región ¿Qué te impulso a radicar lejos de tu tierra?

Yo creo que las circunstancias de la vida, se podría decir, porque perdí a mi madre en 1992 y a consecuencia de esto quedo huérfano de mi madre, mi padre pasa a la clandestinidad y yo llego a parar en un albergue, acá en Huancayo, que es el Inabif, y luego paso a otro albergue que es El Rosario, me quedé en ese albergue hasta el 2004.

¿Qué edad tenías?

Yo tenía como 15 o 16 años, y ya literalmente ya había tenido una vida acá en Huancayo. Como dicen los huancaínos ya era un adoptado más. Siempre digo que Huancayo es mi pequeña patria adoptiva porque de alguna forma lo poco que tengo, lo pongo que sé, Huancayo me lo ha permitido.

¿Gracias al periodismo descubres el cine?

Cuando estaba a punto de terminar el colegio, mi papá, después de volver de la clandestinidad, me dice “bueno, tú tienes que ser abogado”. Entonces, ahí viene la decisión de uno, qué cosa quiere, a qué se quiere dedicar.

Yo siempre he visto a un tío que todos los años lo recordaban, era el tío que nunca lo había conocido, pero todos los años lo recordaban a Jaime Ayala Sulca, era un tío muy famoso en Huanta que fue asesinado por el capitán Álvaro Artaza Adrianzén, entonces me puse a estudiar en una escuelita, en unos talleres y vi la cámara y dije a partir de acá “me llevo con la cámara, pero detrás de la cámara”.

¿Qué inquietud tenías en ese momento? Porque tus inquietudes han cambiando con los años.

Es un documental que hicimos sobre el Parque de la Identidad que se llama ‘Parque de la Identidad’; es un mediometraje. No sé dónde está ahorita, pero supongo que el chico que lo ha editado aún debe de conservarlo porque fue parte de la tesis de una escuela que fuimos a estudiar.

Primero me han fascinado las historias más allá del tema documental. Yo comencé por el tema de escribir y buscar historias, entonces es ahí donde me comencé a sumergir en el documental porque antes de eso yo no conocía el documental como tal. Si tú ves ese documental del Parque de la Identidad, es más un documental como para televisión o a lo Alejandro Guerrero, una vaina así.

Ya cuando comienzo a sumergirme en el documental, voy descubriendo el cine directo, el cine guerrilla, o sea, documentales. A partir de ahí ya van mis necesidades de poder grabar al ser humano. Quiénes somos, qué somos realmente. Va por ahí más o menos la idea.

Hace un momento Hablaste de tu infancia, Leonardo Favio, el cineasta argentino, también vivió en un albergue, él llegó a filmar la película ‘Crónica de un niño solo’ ¿Crees que está pendiente contar los años que viviste en el albergue?

Sí, tengo un montón de historias que me gustaría poder contarlo, pero creo que también es un tema de decisión; creo que es una forma de hacer catarsis porque también no es el tema de haber vivido en el albergue, sino también cómo llegué a vivir en el albergue. Es como una pequeña búsqueda.

Personalmente tengo pendiente hacer un documental del albergue de todos los chicos que han crecido conmigo. En esa época de los que estaban, más o menos, a mi edad, nos llamábamos hermanos. De vez en cuando me encuentro con alguno de ellos y siempre me mencionan “oye, ¿cuándo vas a hacer un documental de nosotros?, estás contando cosas que no deberías. ¿Por qué no cuentas la real?”, una cosa así. Yo creo que no solo tengo un pendiente, sino una deuda con el albergue donde he crecido y también con la gente con quienes he compartido parte de mi vida, de mi infancia, mi pubertad, mi adolescencia. 

Como te decía, la realidad siempre va a superar a la ficción. He conocido a diferentes niños, a diferentes chicos que venían de diferentes circunstancias y creo que si uno escribiría un libro yo haría una película. Sería locazo.

Después de este tránsito por los cortometrajes te lanzas a hacer tu película ‘Teloneras’, algo más arriesgado ¿Qué experiencia te ha dejado teloneras?

Teloneras como proyecto lo comencé a hacer en la universidad. Literalmente, ‘Teloneras’ para mí fue un camino de aprendizaje, de viaje, y también de mucho conocimiento, porque gracias a ‘Teloneras’ pude más o menos entender cómo iba a resistir para hacer una película, porque no es lo mismo hacer un ‘corto’ que hacer un ‘largo’, no son los mismos procesos que hacer una película para salas de cine que tener una mezcla, un color, etcétera. Entonces, creo que ha sido una experiencia y todo un viaje, pero también de mucho aprendizaje.

En ‘Teloneras’ he aprendido que muchas veces al no ser de Lima y no pertenecer a ese pequeño círculo se pone difícil obtener fondos. Más allá de todo eso creo que ‘Teloneras’ me ha dado mucha enseñanza. Es un documental que personalmente yo no creía que iba a tener lo que ha tenido; en mi vida iba a creer que iba a entrar a salas comerciales. Cuando nosotros hicimos ‘Teloneras’ éramos cuatro amigos, un cusqueño y los demás éramos todos huancaínos, unos chiquillos, unos locos. Marcio, el fotógrafo una vez me dijo “cómo vas a hacer una película acá en Huancayo, en Lima, y que no sé qué”, pero dijimos “hay que hacerlo, vamos a hacer algo en nuestra vida. Mientras estemos jóvenes hay que arriesgarnos”, y, bueno, el resultado fue chévere.

¿Por qué este tema de la vida de las mujeres y su paso por la música vernacular?

Tengo familia que son cantantes, mi prima hermana por parte de mi mamá es cantante, se llama Ruth Maritza Ricra Castillo que ha estado mucho tiempo en el sur –Puno, Juliaca-, es más, ella iba a ser una de las teloneras, que al final no quiso. Y luego en el documental de ‘Teloneras’ está otra de mis primas por parte de mi papá que se llama Yadira Sulca. Entonces, vengo de una familia que está intentando hacer arte, porque antes mi familia se dedicaba a la crianza de animales, a labrar la tierra y a ser arrieros. Ahora, como que te da la opción de tener familia que se dedica al arte.

Cuando hice un corto que se llama ‘Telonera’, con Ruth, prima hermana de mi mamá, yo veía cómo ella se transformaba de ser una niña bien chiquita, flaquita, pero luego cuando se ponía el traje se transformaba y se subía al escenario era otra cosa. Más o menos eso quería hacer en el documental.

¿Cómo ha sido ese momento de ser telonero en el cine?

Es como una ironía, pero también creo que es lo que uno busca, pero hace sus propios méritos para dejar de ser telonero y para llegar a ser el que va a terminar con la presentación, una cosa así. Entonces, creo que el esfuerzo y la perseverancia ayuda a que puedas tener esa chance, esa oportunidad.

¿Te gusta que te etiqueten como ‘cineasta regional’?

Cuando me dicen ‘cineasta regional’ los limeños como que me fastidia, pero yo siempre por ironía, por burla, siempre digo “soy cineasta regional”, pero cuando nació los fondos para el cine regional allá en el 2006 ni siquiera eran cineastas regionales, eran videastas regionales, hay que tenerlo muy en claro. Es como que, en el arte, los que hacen arte son los ‘blancos’, y los que hacen artesanía son los cholos. Los que hacen cine son los de Lima, los ‘blancos’, los pitucos, y los videastas son los provincianos. Muchas veces me molesta, pero como que he aprendido a asimilarlo, pero ya no de esa forma. Cuando salgo del país siempre me preguntan de dónde vengo, porque a veces me confunden si soy mexicano o boliviano; “no, yo vengo de Perú”, “ah, eres de Lima”, dicen, “no, yo no vengo de Lima, yo vengo de Huancayo”, “ah, de Huancayo, ¿y dónde queda eso?”, entonces, uno tiene que estar explicando. Ya he aprendido a asimilarlo, pero de otra forma, darle mi propia forma de alguien que hace cine no en Lima sino en el interior del país.

Después de toda experiencia en ‘Teloneras’ te lanzas por algo más arriesgado que es ‘Érase una vez en los Andes’, una película que ha tenido su primer estreno internacional nada menos que en la India y donde ha cautivado al público hindú, pero además has abierto una puerta para la cooperación internacional entre Perú y la India.

Nosotros el año pasado terminamos la película más o menos en agosto y estábamos como que en la búsqueda de a dónde enviarla, si íbamos a un festival acá en el Perú, o si íbamos a un festival europeo; entonces, yo por un amigo conocí al programador del Festival de Cine de la India, en Goa, y le escribo y me dice “mira, la convocatoria está abierta hasta tal fecha” y creo que faltaban días para esa fecha así que envié la película y creo que pasó unos treinta días y me escribió, me dijo “Rómulo, nos interesa tu película y queremos que se estrene acá, pero quiero que me confirmes dos cosas, si la película va a ser su premier mundial acá”, “sí -le digo- va a ser la premier mundial”. “ok”, me dicen, luego me mandaron los pasajes y todo el rollo. Nos fuimos con la actriz protagonista de la película. Fue una experiencia muy chévere poder estrenar mi película en un festival, creo que es uno de los catorce o quince festivales de clase A que existen en el mundo. Para mí ha sido una ventana muy chévere, pero también de aprendizajes, de ir tocando puertas.

Cuando yo fui a Goa conocí a otra peruana que me hacía de traductora allá, que era de la selva, de Pucallpa me parece, ese día me ayudó con la traducción, pudimos tener chances de conversar con otra gente.

Ahora, hace poco me acabo de enterar que después de esto tanto la DAFO como el Ministerio de Cultura con el Instituto de Cine de la India están viendo cerrar una coproducción internacional. Que la película ‘Érase una vez en los Andes’ sirva como caballito de batalla para que se pueda concretar esto es chévere. Esperamos que nosotros más adelante también podamos buscar fondos ya no solo en el país sino también en el extranjero.

Sobre la película ‘Érase una vez en los Andes’, el equipo está conformados por gente de Huancayo y Ayacucho, pero también hay integrantes extranjeros ¿Qué puertas más te abrió la Escuela de Cine San Antonio de los Baños?

Creo que la escuela más que abrirme puertas me ha ayudado a abrir más los ojos, verlo desde allá es distinto a verlo desde acá; por ejemplo, cuando estuve en la escuela supe un poco más de mi ascendencia. Mis dos apellidos son quechua, y yo tampoco entendía muy bien eso. Mi apellido Ricra, Sulca, como que son los últimos descendientes de los Wari, una cosa así. Yo creo que más allá de todo, eso me ha ayudado a tener un tipo de seguridad con lo que yo quiero hacer, a lo que me quiero dedicar, si realmente vale la pena hacer esto, y si de esto voy a vivir.

Si tú le preguntas a mucha gente que hace cine en el Perú te van a decir que de cine no se puede vivir porque el cine es efímero, estrenas una película cada cinco o seis años. ¿Tú crees que vas a vivir de eso? Es difícil, y más si es una película que va a ir a festivales, a competencias, que va a estar en un nivel, creo que es sumamente complicado. Eso de ir a una escuela de cine te abre los ojos al mundo.

¿Por qué te decidiste tener una italiana en la dirección de fotografía?

A Sara Brusciano ya la conozco desde el 2020 en la escuela y al principio nos caíamos bien mal, es como que la tipa era muy italiana, muy europea; entonces, yo cuando vuelvo al Perú, en plena pandemia comienzo a buscar directores de fotografía en el Perú, porque yo quería trabajar con una directora de fotografía peruana. Mucha gente tal vez me diga que soy feminista y todo ese rollo, pero yo quería trabajar con una directora de fotografía mujer porque la actriz protagonista es mujer y yo quería tener una sensibilidad desde la cámara de mujer. Entonces comienzo a buscar una directora de foto en el país y lamentablemente como que no hay. Con una o dos personas que nos topamos en el camino presupuestamos y era demasiado lo que pedían, entonces es ahí que yo le comienzo a buscar a Sara Brusciano y le digo “mira, Sara, tengo un proyecto y no sé si te pueda interesar”; entonces Sara me dice “bueno, mándame tu guion”, le mando el guion y me dice “Ok, vamos”. Ella me dice te cobro tanto y arreglamos. Cruzó el Atlántico en plena pandemia y se subió a los Andes, a los cuatro mil metros a morirse un poco de frío y encima que era vegetariana. Nada, fue una experiencia tanto para ella como para mí y no solo tuve a una extranjera, también tuve al actor chileno que viene de Santiago de Chile. La directora de sonido que es mujer, ella es boliviana y también la conocí en la escuela de Cine de Cuba. Igual con el tema de ella fue buscar sonidistas mujeres, porque iba a trabajar con una niña, una menor de edad, iba a trabajar con comunidades quechua hablantes y yo creo que no es lo mismo que un varón ponga un micrófono. Por esa razón fue que decidí buscar a una mujer. La primera persona que se me pasó fue Marcela Navia porque también la había conocido en la escuela, y cuando le dije se apuntó; ella también vino.

Además, estábamos haciendo una película sobre la guerra con Chile, donde habían participado los chilenos, los bolivianos y los peruanos, y también los europeos, entonces era como juntar un poco todo eso. Fue chévere, de verdad, y todos eran nuevos. Por ejemplo, Marcela nunca había hecho un ‘largo’, Sara nunca había hecho un ‘largo’, es más, hasta ahora no ha hecho su segundo ‘largo’ todavía. Sara Brusciano siempre ha trabajado como foquista u operadora de cámara. Igual para mí fue mi primera película.

Esta película ‘Érase una vez en los Andes’ todavía no se estrena en el Perú. Estamos ante la expectativa de ver la historia que cuentas. ¿Cuándo será estrenada?

Después de su estreno en la India la película se presentó en Estados Unidos, en Miami, estuvo en Connecticut, ahí ganamos un premio, luego estuvo en el Festival de Cine de Dallas, ahora se va a Inglaterra y hace poco estuvo en Festival de Cine Al Este, en Lima, en Cineplanet Alcázar; ahí tuvimos dos funciones que se agotaron, y a pesar que Cineplanet nos pidió una función más nosotros no pudimos por un tema de contratos.    

El estreno comercial de la película está planteado para el 5 de setiembre que la distribución comercial la está llevando, el que ha distribuido Manco Cápac, Yana Huara, es el que ha distribuido Willaq Pirca. Estamos a la expectativa de poder ver cómo hacemos para poder traer al actor chileno desde Chile.

Queremos hacer el lanzamiento de la película allá en Sarwa, ahí donde hemos grabado, y esperamos que al público peruano le guste y que vayan a ver el estreno de la película. Si no les gusta ya nos dedicamos a otra cosa para ya no molestar con nuestras historias.

¿Por qué elegiste este tema de la guerra con Chile? Un tema que todos los peruanos lo tenemos atravesado.

Cuando era niño siempre se hablaba de los chilenos. Que los chilenos tal, que los chilenos cual, que los chilenos nos quieren quitar todo y no sé qué. Eso lo he tenido desde niño, desde la escuela, los profesores, etc. Pero cuando yo ya estaba en la universidad a mi mano llega un cuento de Umberto Chavarría Muñoz que se llama ‘La guerra de la Cruz del Sur’ y lo leo, me gusta, una cosa así y luego voy investigando si ese cuento tiene algo de validez, algo de realidad acá en el Valle del Mantaro, en Huancayo, y luego converso con el mismo autor y me dice “sí, acá habían chilenos”, y comienzo a trabajar un poco el guion, no sabía cómo darle forma al personaje principal que se llama Margarita, entonces se me vino a la mente mi madre. Mi madre murió muy joven a sus 22 años, entonces a partir de ahí usé el quechua como lengua materna. Así terminamos de escribir el guion de ‘Érase una vez en los Andes’.  

Más allá de esa cosa que nos ha tenido como peruanos y como chilenos, para mí ha sido el tema de mi madre. Yo creo que, si no hubiera sido por mi madre, no hubiera escrito un guion y mucho menos me hubiera tomando el tiempo en buscar fondos, viajara allá, acá, aprender, conocer gente para hacer una película.

Se está hablando sobre la nueva Ley del Cine, se está cuestionando el tema de cómo se reparten los fondos. ¿Cuál es tu opinión respecto a todo este debate?

Lamentablemente el proyecto que está planteando Tudela, en lo personal, desde un punto de vista general no tiene nada de validez porque ella nunca ha convocado a los gremios cinematográficos. Por ejemplo, nunca ha convocado a la CRIP, a la CIP, a la ARCP o a tantas asociaciones que hacen cine en el interior del país. Ella nunca ha querido escuchar, y es más nunca ha tenido esa intención.  De frente ha planteado un proyecto de ley.

Cuando ella presentó el proyecto, cuando llegó para el debate en el Congreso, ella ni siquiera defendió su proyecto en el Pleno. Desde ahí yo creo que parte de un tema de legitimidad porque no tiene la aprobación de los gremios cinematográficos, no solo de las regiones, sino que tampoco de Lima.  

Ahora, los planteamientos que está haciendo la nueva ley ya lo veremos cuando se haga la reglamentación, porque desde que se han creado los fondos para el cine regional allá en el 2006 en adelante siempre hubo gente ganando que no eran de la región. Imagínate, Javier Corcuera ganando un fondo por Cusco, y así sucesivamente. Te puedo mencionar un montón de gente que ha ganado fondos de otras regiones residiendo en Lima. Ahora con esta nueva ley ¿cómo se va a prevenir eso?, ¿cuál es su estrategia de la señora Adriana Tudela?

Hay cineastas limeños que le sacan la vuelta a las propias reglas.

Claro. Los propios cineastas sacándole la vuelta a los propios cineastas. No se sabe cómo se va a hacer el nuevo planteamiento. De que va a afectar, va a afectar a todos, porque es una nueva ley, es una nueva forma de hacer cine en el país. Pero va a depender mucho de la reglamentación de este nuevo proyecto de ley. Ella plantea que, para cualquier cineasta, sea regional o limeño, haga cine le va a pedir el 70%, o sea, si una película cuesta un millón de soles yo tengo que conseguir 300 mil para poder conseguir los 700 mil; si yo no logro conseguir esos 300 mil, entonces no voy a pedir el fondo.

Y así sucesivamente pasará con los demás cineastas regionales, porque las grandes empresas que te pueden apoyar están en Lima, o sea yo tendría que ir a tocarle la puerta a Coca Cola, a Alicorp, a Movistar, entonces, ¿tú crees que me van a abrir la puerta? Si no me abren ¿qué hago?, no voy a poder postular.

Si la gente de cine regional no postula, ¿ese fondo qué va a pasar?, ¿va a volver al Estado? Y la otra gran pregunta que yo me hago en este nuevo proyecto de ley es que también abre a productoras extranjeras. Por ejemplo, una película ‘gringa’ que cuesta 50 millones de dólares, viene con sus 25 millones y al Estado peruano le pide otros 25 millones ¿cuánto va a quedar para los cineastas peruanos? Creo que va a depender mucho de la reglamentación para conocer cómo se va a manejar todo eso.

¿A qué películas regresas siempre?

‘Los Muertos’, de Lisandro Alonso, ‘Cómprame un revolver’, de Julio Hernández Cordón, y ‘La infancia de Iván’ de Andréi Tarkovski.

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Edwin Cavello Limas. Periodista y cinéfilo. Es CEO y director de la revista, radio y TV Lima Gris. Fue editor de la revista ONCE, Actualmente es columnista del diario La Razón, Editor de Cultura de Diario UNO y conductor del programa Lima Gris que se transmite por Radio Planicie 91.5.FM.

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Cultura

Trabajadores del Ministerio de Cultura de Cusco anuncian la toma de Machu Picchu [VIDEO]

La ciudadela inca se encuentra en una lista negra y a punto de ser tomada por los propios trabajadores del Ministerio de Cultura del Cusco ante la inoperancia del ministro Fabricio Valencia.

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La problemática del Ministerio de Cultura se intensifica. No solo hay cuestionamientos contra el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja. Además, los empleados de la Dirección Desconcentrada de Cultura del Cusco, exhaustos y humillados, claman a la presidenta Dina Boluarte que lo reemplace. Y como si el drama fuera aún poco, lo último que se sabe es que estos trabajadores planean tomar Machu Picchu. No por vandalismo, sino por desesperación. Porque el Estado los ha dejado solos, igual que al Santuario.

A esto se suma que Machu Picchu ha sido incluida en la lista negra por el portal Travel and Tour World, que recomienda no visitar la ciudadela inca.

Mediante una comunicación telefónica, Andy Ancasi, representante del Sitracas, nos da todos los detalles de lo que viene sucediendo en Cusco.

Aquí el video del programa.

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Cultura

Julio Barco Premio Juegos Florales de la UNI

El poeta peruano recibe reconocimiento en los Juegos Florales Túpac Amaru de la UNI.

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En una ceremonia cargada de símbolos y solemnidad, el poeta Julio Barco fue galardonado con el segundo puesto en los Juegos Florales La Familia Túpac Amaru, organizados por la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), una de las instituciones académicas más prestigiosas del Perú. El reconocimiento fue acompañado por un premio de S/. 4,000 y una ovación cálida por parte del jurado, autoridades y asistentes.

La distinción no solo celebra el talento literario de Barco, sino también la creciente necesidad de reconciliar la ciencia con la sensibilidad, la técnica con la poesía. Que una universidad dedicada históricamente a la formación de ingenieros rinda homenaje a la palabra escrita es, sin duda, un signo de que el arte aún pulsa en los espacios más racionales del país.

Con más de treinta libros publicados, Julio Barco ha construido una obra intensa, vital, crítica. Su participación en este certamen reafirma su compromiso por llevar la poesía al centro del debate cultural peruano. «Este premio me impulsa —dijo al recibir el reconocimiento—. Tengo tantos proyectos para revolucionar el arte en nuestro país. La poesía no ha muerto, solo está esperando que le hablemos desde otro ángulo».

El evento se realizó el 27 de junio de 2025 en el campus principal de la UNI. La entrega de premios fue precedida por palabras de homenaje a la familia Túpac Amaru, símbolo de lucha, dignidad y resistencia cultural —valores que resuenan también en la poesía de Barco—.

Con esta distinción, el autor de Me da pena que la gente crezca y Cantar de Chancay suma un nuevo capítulo en su incansable travesía por devolverle a la poesía peruana su fuerza originaria.

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Cultura

MINCUL: La cuestionada designación del CAS de Karla Alarcón

¿Cómo ganó el concurso? la arqueóloga Alarcón no cumple con el requisito clave: haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia se limita al trabajo técnico de oficina dentro del Ministerio de Cultura, sin evidencia de liderazgo en campo ni dirección de PMA, evaluaciones o gestiones de CIRA.

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La convocatoria CAS N.° 216-2025-MC, lanzada en abril de 2025 por el Ministerio de Cultura (Mincul), tenía como objetivo contratar a un(a) Coordinador(a) para la Dirección de Certificaciones. Se trataba de un puesto clave, pues esta dirección es responsable de coordinar, planificar y ejecutar acciones orientadas a preservar, proteger y conservar el patrimonio arqueológico inmueble del país.

Fuente: Mincul.

Entre sus principales funciones, figura la revisión, aprobación y seguimiento de Certificados de Inexistencia de Restos Arqueológicos (CIRA) y de los Planes de Monitoreo Arqueológico (PMA), documentos indispensables para el desarrollo de proyectos de inversión pública y privada.

Concluido el proceso en mayo, la arqueóloga Karla María Alarcón García fue anunciada como la ganadora del concurso. Hasta ahí, nada fuera de lo común. Sin embargo, una revisión detallada de los requisitos y de la trayectoria de la ganadora revela una serie de inconsistencias que comprometen la transparencia del proceso y siembran dudas sobre su legitimidad.

¿Se cumplían los requisitos?

El perfil exigido para el cargo incluía, como mínimo, título universitario en arqueología con colegiatura vigente, formación complementaria en gestión o patrimonio cultural, así como experiencia general de al menos siete años en el sector público o privado. Más aún, se pedía una experiencia específica de al menos cuatro años en funciones vinculadas al cargo, o tres años en el sector público en áreas similares. Pero lo más importante: el postulante debía acreditar dos años de experiencia en la dirección de Planes de Monitoreo Arqueológico y/o Proyectos de Evaluación Arqueológica y/o gestión de CIRAs.

Karla Alarcón no cumple con requisitos de 2 años como directora de PMA y CIRA.

Este último punto no es un detalle menor. Se trata de un filtro clave, pues quien asume la coordinación de la ‘Dirección de Certificaciones’ debe tener conocimiento de campo y experiencia comprobada en dirigir intervenciones arqueológicas. No basta con conocer los documentos, hay que haber estado en terreno. De otro modo, resulta inviable liderar técnicamente la instancia más estratégica del sector.

¿Y cómo pasó Karla Alarcón la evaluación?

Según los documentos revisados, la arqueóloga Karla Alarcón no cumple con el requisito específico de haber dirigido intervenciones arqueológicas. Su experiencia laboral no evidencia dirección alguna de PMA, proyectos de evaluación ni gestiones de CIRA en campo. Es más, su trabajo ha sido siempre de oficina, como técnica dentro del propio Ministerio. Sin embargo, en su ficha de postulación, consignó haber ejercido la “gestión de CIRAs”, una frase y/o formulación ambigua que se asemeja a una leguleyada y parece haber sido suficiente para que pasara la evaluación curricular, etapa que por norma es eliminatoria.

Karla Alarcón se amparó en una palabra, para validar su postulación.

Aquí surge la primera gran interrogante: ¿cómo validó el comité evaluador esa experiencia? ¿Desde cuándo dar conformidad a documentos administrativos desde un escritorio equivale a dirigir una intervención arqueológica en el campo?

La respuesta no es técnica, es política. Lo que aquí se ha validado es una interpretación forzada del término “gestión”, que abre peligrosamente la puerta para que personas sin experiencia real en campo postulen y ganen puestos clave, mientras otros profesionales con trayectoria probada quedan fuera.

Una plaza con nombre propio

El contexto del concurso no ayuda a disipar las dudas. Según fuentes cercanas al proceso, la convocatoria habría estado originalmente dirigida a Ruth Quispe Calderón, amiga cercana de la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Moira Novoa Silva. Sin embargo, ante la filtración de esta información, se habría descartado ese nombramiento para evitar un escándalo mayor. Como alternativa, se habría optado por Karla Alarcón, quien ya se desempeñaba como directora encargada de la Dirección de Certificaciones y, por tanto, era una figura “de confianza” dentro del sector.

Viceministra Moira Novoa, la misma que firmó la Resolución Viceministerial para el recorte de las Líneas de Nasca y Palpa.

En este punto, el proceso se vuelve aún más cuestionable. La convocatoria fue ganada por Luis Felipe Mejía Huamán, pero mediante una fe de erratas se corrigió el resultado, otorgándole el puesto a Alarcón García en calidad de accesitaria. Mejía no habría llegado a firmar el contrato, y en un giro curioso pero conveniente, Alarcón asumió el cargo de forma oficial, pasando de ganar S/4,500 a más de S/11,264 mensuales.

El CAS fue ganado por Luis Felipe Mejía Huamán, pero luego corrigieron el resultado.

¿Quién dio la orden?

La pregunta es inevitable: ¿quién intervino para asegurar que Karla Alarcón se quedara con el puesto? Todo apunta a decisiones tomadas desde las más altas esferas del Mincul. Tanto la Oficina General de Recursos Humanos como la Alta Dirección —es decir, el ministro Fabricio Valencia y la viceministra Moira Novoa— estarían al tanto del proceso. Con el nombre de Ruth Quispe ya comprometido, y para no arriesgar la llegada de un profesional externo, se habría optado por consolidar a una figura que ya venía ejerciendo el cargo sin concurso y que, además, respondería fielmente a los intereses de quienes manejan el sector.

El 11 de junio convocaron como ganadora a Karla Alarcón García.

El cargo más codiciado

No se debe olvidar que la Dirección de Certificaciones es la joya de la corona del Ministerio de Cultura. Por esa oficina pasan todos los proyectos de inversión del país que requieren una evaluación arqueológica previa: minería, infraestructura, hidrocarburos, construcción, telecomunicaciones. Cualquier obra pública o privada necesita un CIRA o un PMA. Es decir, quien dirige esa oficina no solo tiene poder técnico, sino capacidad de incidencia en decisiones multimillonarias.

Por eso resulta tan preocupante que el proceso de selección no haya sido riguroso, ni transparente. En lugar de optar por la meritocracia, se ha preferido perpetuar prácticas que favorecen el amiguismo y el control político de una dirección técnica. Y si se valida como experiencia el trabajo administrativo desde una oficina, pronto veremos a otros funcionarios, sin experiencia real, disputando cargos estratégicos bajo el mismo criterio.

¿Y ahora qué?

Lo ocurrido en la convocatoria CAS N.° 216-2025-MC debe ser revisado con seriedad por los órganos de control del Estado. No se trata solo de un concurso más, sino de un proceso que compromete la legitimidad del sistema de contrataciones públicas, la credibilidad del Ministerio de Cultura y, sobre todo, la adecuada protección del patrimonio arqueológico del país.

Porque si quienes deben garantizar la conservación del patrimonio no saben ni siquiera cómo se ejecuta una intervención en campo, ¿Qué nos queda como ciudadanos? Solo mirar desde lejos cómo el poder se distribuye a puertas cerradas, mientras las formas legales se ajustan, como siempre, al tamaño de los intereses.

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Cultura

Machu Picchu en la lista negra: el precio de la desidia

Machu Picchu, orgullo milenario del Perú, se tambalea bajo el peso de su propio éxito: hoy, más que una joya cultural, es una advertencia global sobre el turismo desbordado.

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El esplendor de Machu Picchu, esa ciudadela suspendida entre la niebla y el abismo, ha dejado de ser solo un símbolo de orgullo nacional para convertirse, lamentablemente, en ejemplo de lo que ocurre cuando el patrimonio se subordina al lucro. La reciente inclusión del santuario inca en la lista de destinos que “ya no valen la pena visitar”, elaborada por la publicación internacional Travel and Tour World, es mucho más que una advertencia: es un grito de auxilio.

Junto a destinos igualmente emblemáticos como Venecia o Bali, Machu Picchu aparece ahora en un índice vergonzoso: el de los sitios donde el turismo masivo ha comenzado a erosionar lo que una vez se admiró. Las razones son contundentes: sobresaturación de visitantes, tarifas desproporcionadas y un impacto ambiental alarmante. A ello se suma la advertencia de la Unesco, que evalúa declararla Patrimonio en Peligro si el Estado peruano no actúa con urgencia y decisión.

No es una exageración. Según informes recientes, rutas diseñadas para no recibir más de 450 personas al día han llegado a registrar hasta 700 ingresos. El resultado es predecible: senderos desbordados, piedras milenarias al borde del colapso y una experiencia cada vez más parecida a la de una feria caótica que a la contemplación sagrada de un legado ancestral.

La Contraloría General de la República, por su parte, ha emitido un informe demoledor: aforos incumplidos, ausencia de fiscalización y una Aguas Calientes convertida en una máquina de exprimir turistas, donde los precios suben, pero la calidad se desploma.

El problema, claro está, no es el turismo, sino su pésima gestión. Especialistas en conservación han exigido una reestructuración del sistema de ingreso, la implementación de límites reales y no simbólicos, y un nuevo modelo de turismo sostenible que reconcilie el desarrollo con la protección. No se trata de clausurar el acceso a la maravilla, sino de salvarla de su propia fama.

La inclusión de Machu Picchu en esta lista negra debe interpelarnos como país. ¿Vamos a permitir que uno de nuestros mayores legados se pierda en manos de la improvisación y la codicia? ¿O tendremos, al fin, el coraje de actuar antes de que la historia nos pase la factura?

Mientras tanto, el ministro Fabricio Valencia continúa en su búnker solucionando sus problemas y haciendo seguimiento a la investigación de la fiscalía por el caso Shirley Hopkins.

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Cultura

Ministerio de Cultura de Ica: ¿concursos CAS a medida?

Nuevas movidas en la DDC de Ica buscan coronar la dedocracia.

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Por Luis Huertas

Desde hace años, las convocatorias CAS en el Ministerio de Cultura, tanto en la sede central como en sus Direcciones Desconcentradas, han sido señaladas por beneficiar a personas del entorno de confianza de ciertos funcionarios. Lo preocupante es que esta práctica no parece detenerse, y ahora el foco está sobre la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC) de Ica.

Surgen preguntas inevitables: ¿Desde cuándo la DDC Ica ha sido terreno fértil para estas maniobras irregulares?, ¿A quién favorecen realmente estas contrataciones?, ¿Por qué en medio de la grave crisis por las Líneas de Nasca, se lanza una convocatoria que despierta tantas sospechas?

Primer intento: CAS N°072-2025-MC

El 4 de febrero de 2025, se publica en la web del Ministerio de Cultura un concurso CAS para cubrir el cargo de subdirector/a de la DDC Ica. El puesto exigía un perfil técnico exigente, con experiencia específica, título en arqueología y colegiatura vigente. El sueldo: S/ 6,906 nuevos soles. Todo parecía estar en regla, hasta que el concurso desapareció.

Fuentes internas revelaron que, el concurso fue retirado tras una denuncia desde la misma DDC Ica, advirtiendo que la subdirección es un cargo de confianza y no debería concursarse vía CAS. Así, el proceso fue abruptamente anulado. Coincidentemente, semanas después, el entonces director Alberto Martorell presentó su renuncia mediante Resolución Viceministerial N° 069-2025-MC. ¿Este CAS era algún premio, orquestado por algunos “amiguitos” para cierto funcionario de la sede Ica? Y todo con el aval del ex director Martorell, hoy involucrado en algunos chats internos con el ministro Valencia. Luego de su renuncia, asume el abogado Víctor Injante la dirección de la DDC Ica y, sorprendentemente, se vuelve a insistir con el mismo CAS pero maquillado con otras aristas.

Fuente: Ministerio de Cultura.

Segundo intento: CAS N°296-2025-MC

El 10 de junio —en plena tormenta por la reducción del área protegida de las Líneas de Nasca y la crisis de gestión en la DDC Ica— se lanza una nueva convocatoria. Esta vez, el puesto se denomina “Coordinador/a de Subdirección de Patrimonio Cultural, Industrias Culturales e Interculturalidad”. En la práctica, el mismo cargo de subdirección, pero con otro nombre. Lo curioso es que los requisitos ahora son más flexibles:

  • Experiencia general: de 6 a 5 años
  • Experiencia específica: de 4 a 3 años
  • Experiencia en el sector público: de 3 a 2 años
  • Sueldo: de S/ 6,906 a S/ 6,000

Fuente: Ministerio de Cultura.

Como para hacerlo más accesible, solo se exige haber sido “especialista” durante un año. ¿Coincidencia? Difícil de creer. Todo apunta a que, presuntamente, esta nueva convocatoria estaría hecha a medida para la actual subdirectora Jeanette Gutiérrez, quien pasaría de ganar S/ 3,000 a S/ 6,000, con una plaza concursada y mayor estabilidad. Algunos señalan que podría incluso pedir licencia sin goces de haber, de su puesto actual y postular, sin riesgo alguno. Desde hoy se puede postular a este CAS, y todo puede pasar.

Fuente: Ministerio de Cultura.

¿Puestos a la carta?

Lo más preocupante es el trasfondo: ¿Por qué insistir tanto en este puesto? ¿Por qué reducir los requisitos? ¿Por qué en medio de una crisis de credibilidad en la gestión cultural? La DDC Ica no necesita una coordinación adicional, ya que la actual subdirectora cumple esas funciones. Entonces, ¿por qué insistir?

Mientras los titulares nacionales apuntaban al escándalo de las Líneas de Nasca, en silencio se gestaba una convocatoria que huele a favoritismo. El patrón es claro: flexibilización de requisitos, coincidencias con cargos en funciones, y beneficios personales.

Una llamada a la reflexión

Este tipo de maniobras no son nuevas en el aparato estatal, pero es hora de ponerle freno. Si el Estado sigue siendo usado para beneficiar a ciertos círculos de poder, sin meritocracia ni transparencia, estamos condenando la institucionalidad.

La ciudadanía exige respuestas, pero sobre todo decencia en la gestión pública. Desde Lima Gris seguiremos vigilantes. Porque el patrimonio no solo se protege en el terreno, también se defiende en la transparencia de quienes lo administran.

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Cultura

Presentación del libro «El misterio de las aves kanchu» de Lizbeth Pretell Romero

El miércoles 25 de junio en la Casa de la Literatura Peruana se presentará el libro “El misterio de las aves kanchu” de Lizbeth Pretell Romero, gestora cultural e investigadora luriganchina, y publicado por el sello editorial Jukucha Ediciones.

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Este libro nos permite conocer la historia de las aves kanchu, míticas aves sagradas de quienes se toma el nombre para crear el vocablo Rurikanchu, que a su vez da origen a la denominación del distrito de San Juan de Lurigancho. Un relato que muestra personajes y hechos con trascendencia histórica y ficticia; fruto de una investigación basada en los manuscritos del padre Francisco de Ávila, el libro “Ritos y tradiciones de Huarochirí”, así como en evidencias arqueológicas halladas en el distrito.

El proyecto fue concebido desde el área de museo del Centro de Cultura, Recreación y Educación Ambiental Huiracocha (CREA Huiracocha), el cual estuvo ubicado en el parque zonal del mismo nombre en el distrito de San Juan de Lurigancho. La sala permanente Ruricancho, más conocida entre sus pobladores como el museo de San Juan de Lurigancho, tuvo como propósito difundir y revalorizar la historia del distrito (ubicado en un territorio con aproximadamente 11 000 años de historia) entre sus pobladores y el público en general, mediante visitas guiadas y talleres de educación patrimonial. Gracias a estas actividades y de manera lúdica, se realizaron también jornadas de cuentacuentos para niños, con relatos basados en la historia de la comuna.

En la presentación participarán Lizbeth Pretell Romero, autora del libro; Ricardo Puga Huamán, ilustrador; y Alan Concepción Cuenca, bibliotecólogo. Además, se contará con la participación especial de Gerardo García Chinchay, director de la Dirección de Lenguas Indígenas del Ministerio de Cultura del Perú. La cita es el miércoles 25 de junio a las 6:30 p.m. en el auditorio de la Casa de la Literatura Peruana, ubicada en jirón Ancash 207, Centro Histórico de Lima. Ingreso libre con aforo limitado.

El libro podrá ser adquirido el mismo día de la presentación o a través de las redes sociales de la organización cultural Quebrada Canto Grande.

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Cultura

Escándalo en el Ministerio de Cultura: ¿Un Convenio  Extraterrestre?

Desde Cusco exigen la anulación del convenio y denuncian la incongruencia del Ministerio de Cultura.

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Un nuevo escándalo remueve los cimientos del Ministerio de Cultura del Perú. El 24 de septiembre de 2024, esta institución firmó un convenio con la Asociación Pi Rambla Heritage, dirigida por el conocido español Anselmo Pi Rambla. ¿El propósito? Avalar “investigaciones” que rozan la pseudociencia, en sitios arqueológicos del Cusco.

Pi Rambla sostiene que los muros del Coricancha datan de hace 4000 años y fueron construidos por una «sociedad solar, intraterrestre». Afirmaciones sin sustento arqueológico, que niegan el legado de los pueblos andinos, y reescriben la historia con relatos místicos de civilizaciones perdidas y leyendas celtas. El retorno de su proyecto “Avalón en los Andes”, impulsado hace más de dos décadas, plantea serias amenazas al patrimonio cultural peruano, disfrazadas de exploración científica.

Sorprendentemente, el convenio fue realizado por el exdirector de la DDC de Cusco, Régulo Gilberto Franco Jordán, quien luego de firmar mencionó: “Mediante este convenio estamos impulsando la investigación interdisciplinaria para continuar ampliando los conocimientos de las culturas pre incas e inca que habitaron en la ciudad de Cusco”.

Cuestionado arqueólogo Régulo Franco.


Desde Cusco señalan que esto no se trata de un simple debate académico. Es una ofensiva simbólica que intenta reemplazar la historia real de las civilizaciones precolombinas con relatos foráneos sin base científica. Es una forma de neocolonialismo cultural. El Ministerio de Cultura, en lugar de rechazar estas ideas, ha abierto las puertas a una organización esotérica que ya ha causado daños documentados al patrimonio.

Páginas 26 y 27 de la revista Mas Alla, correspondiente al N°144/ 2/ 2001, nótese a Anselm Pi presidente de la empresa Boric Ruz SAC , el buscador del Avalón.

Entre 2001 y 2003, Pi Rambla lideró excavaciones en Cusco en busca de «tesoros», actividades que terminaron siendo denunciadas por el propio Instituto Nacional de Cultura ante la UNESCO. Aquella intervención fue paralizada por los daños que generó, pero hoy, más de 20 años después, se le otorga nuevamente carta blanca para operar.

La Asociación de Comunidades Campesinas del Parque Arqueológico de Sacsayhuamán ha levantado la voz. Exigen la anulación del convenio y denuncian la incongruencia de un Ministerio que se supone custodio del patrimonio, pero que termina validando delirios ufológicos. ¿Qué intereses se esconden detrás de esta decisión?

Amselmo Pi excavando Coricancha.

¿Red de corrupción y destrucción Patrimonial?

El problema no es nuevo. El 14 de diciembre del 2000, el diario El Comercio denunció que Boric Ruz S.A.C., empresa vinculada a Pi Rambla, realizaba intervenciones destructivas en el Coricancha. En lugar de sancionar, el Estado salió a defender. Luis Enrique Tord, entonces director del INC, viajó a Cusco a justificar las acciones de la empresa, desestimando las advertencias de profesionales del propio ministerio, entre ellas la destacada antropóloga Arminda Gibaja, madre del actual ministro de Cultura.

¿Qué clase de funcionario defiende a quien atenta contra uno de los templos más importantes de la civilización inca? La respuesta puede encontrarse en la densa red de favores y corrupción del gobierno fujimorista.

Hay más. Pi Rambla, en sus declaraciones, decía estar tras “un inmenso tesoro” oculto en el Coricancha. Poco después, en octubre del 2000, Vladimiro Montesinos huía del país en el velero Karisma, que unos años antes había sido propiedad de Anselmo Pi pero terminó en manos de José Lizier Corvetto. ¿Coincidencia? Cuesta creerlo. Lo que se dibujaría es un entramado de encubrimiento y complicidad que permitió a Pi actuar con total impunidad.

Este caso no solo revela negligencia institucional. Devela un patrón: la permisividad del Estado frente a intereses personales que se disfrazan de investigación, mientras destruyen, roban y tergiversan. Es urgente saber quiénes autorizaron este nuevo convenio y por qué. Sabemos que Régulo Franco recibió la orden pero ¿Quién ordenó?

No se trata de una simple polémica académica. Es una agresión directa contra nuestra historia, una amenaza al patrimonio y una muestra del desprecio por la verdad histórica. El Perú no necesita buscar Avalon. Necesita proteger Machu Picchu, Sacsayhuamán y el Coricancha. Y necesita, sobre todo, autoridades que entiendan la diferencia entre ciencia y superstición.

Piden que convenio sea derogado

Mediante un oficio enviado al ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja el 03 de enero pasado, la Unión de Comunidades de Indígenas del Parque Arqueológico Sacsayhuamán señaló: «Hemos tomado conocimiento que la persona que ha firmado el convenio y es el que dirige dicha asociación es el señor Anselmo Pi, quien en el año 2000 junto con el arqueólogo Ernesto García Calderón puso en peligro el templo de Santo Domingo por hacer excavaciones de manera indiscriminada, por tal motivo el Instituto Nacional de Cultura suspendió dichas excavaciones«.

Además, agregan: «No es posible que el Ministerio de Cultura se esté prestando para avalar cuestiones de ufología, lejanas de la ciencia académica de la arqueología. Por tal motivo, pedimos señor ministro, que dicho convenio sea derogado, así también solicitamos que no se le dé ningún permiso de excavación a la referida asociación».

Primero fue el recorte de las Líneas de Nasca y Palpa, ahora nos quieren sorprender con un convenio.

Mientras todo esto ocurre, el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja se niega a dar una entrevista a Lima Gris.

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Cultura

Diego Lazarte presenta su novela “Última salida de Palomino”

El autor conversará con Mónica Delgado Ch. este sábado 28 de junio a las 6.00 p. m. en la Librería de Lima.

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En Última salida de Palomino, Kennedy, su joven protagonista, ve alterada su tranquilidad con la llegada de Dulcinea, un personaje tan excéntrico como inquietante, que habla con impostado acento español, y que irrumpe en su casa y transforma su rutina en una lucha por recuperar su espacio. Con una prosa cargada de imágenes urbanas, humor corrosivo y referencias al cine slasher y la cultura pop, esta novela nos invita a recorrer una Lima mítica, marginal y brutalmente desbordada por la violencia de sus habitantes.

El escritor Diego Lazarte presentará su primera novela junto a la crítica de cine, comunicadora social, docente universitaria y directora de Desistfilm Mónica Delgado Ch. este sábado 28 de junio a las 6.00 p. m. en la Librería de Lima, Jr. Cailloma 843, Centro Histórico de Lima. El cierre musical estará a cargo de la banda de indie rock Electroma.

Sobre la novela, el escritor español Alberto Girao ha dicho: “Escrita con una valentía impropia de una primera novela, Lazarte combina gracejo quijotesco y desenvoltura quinqui para componer una obra memorable y divertida. El lenguaje se tensa en la impureza, articula argot, videojuegos o cinefilia; todo ello ensamblado en diálogos ingeniosos y frenéticos. Y, al fondo, siempre Lima: paisaje crudo sobre el que se tejen los retratos de personajes tiernos e incisivos a partes iguales”.

Por su parte, la escritora Paloma La Hoz, afirma: “Es una novela sobre crecer entre ruinas, reírse del caos y encontrar ternura en lo improbable. Poblada de antihéroes de los márgenes limeños, para quienes perderse no es un error, sino el único camino posible. Porque en esta ciudad, sin el humor como forma de resistencia —como diría La Polla Records—, no somos nada”.

Diego Lazarte (Lima, 1984) retornó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos luego de dos lustros, y amenaza con egresar de la Escuela de Derecho y vestir ternos en 2025. Ha transcurrido veintidós años desde La clavícula de Salomón, su ópera prima en poesía, y dos desde la reedición de su séptimo libro, Calaveras retóricas, publicado en México. Aprendió a escribir esta novela leyendo a Dostoyevski y viendo maratones de películas slashers y de serie B, durante su autoexilio en el piso 15 de un condominio en Lima Norte.

Actualmente es director del Festival de Poesía de Lima y de la productora audiovisual Cinemapoesía. Tiene en desarrollo documentales sobre los poetas peruanos Enrique Verástegui, José Ruiz Rosas y Juan Cristóbal.

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