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Cultura

Rómulo Sulca, una vida de película

El cineasta peruano estrenará su película “Érase una vez en los Andes” el 05 de septiembre en Lima. Aquí una entrevista con Lima Gris.

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Llegamos hasta la ciudad de Huancayo para conversar con uno de los jóvenes cineastas más talentosos que vive en el centro del Perú. Con películas como “Teloneras” y “Érase una vez en los Andes”, viene cosechando premios y sorprendiendo tras su célebre estreno internacional en el Festival de Cine de la India.

Rómulo Sulca es un apasionado y cuestionador cineasta que se ha ganado un importante espacio en la cinematografía nacional. En esta entrevista nos habla de su infancia, sus películas, su paso por la Escuela de Cine y Televisión San Antonio de los Baños de Cuba, la nueva ley de cine y el cuestionado Dafo del Ministerio de Cultura.

Además, nos dice: “Yo creo que, si no hubiera sido por mi madre, no hubiera escrito un guion y mucho menos me hubiera tomando el tiempo en buscar fondos”.

Rómulo, si bien tú naciste en Ayacucho, actualmente radicas en Huancayo y has comenzado a hacer cine viviendo más de 20 años en esta región ¿Qué te impulso a radicar lejos de tu tierra?

Yo creo que las circunstancias de la vida, se podría decir, porque perdí a mi madre en 1992 y a consecuencia de esto quedo huérfano de mi madre, mi padre pasa a la clandestinidad y yo llego a parar en un albergue, acá en Huancayo, que es el Inabif, y luego paso a otro albergue que es El Rosario, me quedé en ese albergue hasta el 2004.

¿Qué edad tenías?

Yo tenía como 15 o 16 años, y ya literalmente ya había tenido una vida acá en Huancayo. Como dicen los huancaínos ya era un adoptado más. Siempre digo que Huancayo es mi pequeña patria adoptiva porque de alguna forma lo poco que tengo, lo pongo que sé, Huancayo me lo ha permitido.

¿Gracias al periodismo descubres el cine?

Cuando estaba a punto de terminar el colegio, mi papá, después de volver de la clandestinidad, me dice “bueno, tú tienes que ser abogado”. Entonces, ahí viene la decisión de uno, qué cosa quiere, a qué se quiere dedicar.

Yo siempre he visto a un tío que todos los años lo recordaban, era el tío que nunca lo había conocido, pero todos los años lo recordaban a Jaime Ayala Sulca, era un tío muy famoso en Huanta que fue asesinado por el capitán Álvaro Artaza Adrianzén, entonces me puse a estudiar en una escuelita, en unos talleres y vi la cámara y dije a partir de acá “me llevo con la cámara, pero detrás de la cámara”.

¿Qué inquietud tenías en ese momento? Porque tus inquietudes han cambiando con los años.

Es un documental que hicimos sobre el Parque de la Identidad que se llama ‘Parque de la Identidad’; es un mediometraje. No sé dónde está ahorita, pero supongo que el chico que lo ha editado aún debe de conservarlo porque fue parte de la tesis de una escuela que fuimos a estudiar.

Primero me han fascinado las historias más allá del tema documental. Yo comencé por el tema de escribir y buscar historias, entonces es ahí donde me comencé a sumergir en el documental porque antes de eso yo no conocía el documental como tal. Si tú ves ese documental del Parque de la Identidad, es más un documental como para televisión o a lo Alejandro Guerrero, una vaina así.

Ya cuando comienzo a sumergirme en el documental, voy descubriendo el cine directo, el cine guerrilla, o sea, documentales. A partir de ahí ya van mis necesidades de poder grabar al ser humano. Quiénes somos, qué somos realmente. Va por ahí más o menos la idea.

Hace un momento Hablaste de tu infancia, Leonardo Favio, el cineasta argentino, también vivió en un albergue, él llegó a filmar la película ‘Crónica de un niño solo’ ¿Crees que está pendiente contar los años que viviste en el albergue?

Sí, tengo un montón de historias que me gustaría poder contarlo, pero creo que también es un tema de decisión; creo que es una forma de hacer catarsis porque también no es el tema de haber vivido en el albergue, sino también cómo llegué a vivir en el albergue. Es como una pequeña búsqueda.

Personalmente tengo pendiente hacer un documental del albergue de todos los chicos que han crecido conmigo. En esa época de los que estaban, más o menos, a mi edad, nos llamábamos hermanos. De vez en cuando me encuentro con alguno de ellos y siempre me mencionan “oye, ¿cuándo vas a hacer un documental de nosotros?, estás contando cosas que no deberías. ¿Por qué no cuentas la real?”, una cosa así. Yo creo que no solo tengo un pendiente, sino una deuda con el albergue donde he crecido y también con la gente con quienes he compartido parte de mi vida, de mi infancia, mi pubertad, mi adolescencia. 

Como te decía, la realidad siempre va a superar a la ficción. He conocido a diferentes niños, a diferentes chicos que venían de diferentes circunstancias y creo que si uno escribiría un libro yo haría una película. Sería locazo.

Después de este tránsito por los cortometrajes te lanzas a hacer tu película ‘Teloneras’, algo más arriesgado ¿Qué experiencia te ha dejado teloneras?

Teloneras como proyecto lo comencé a hacer en la universidad. Literalmente, ‘Teloneras’ para mí fue un camino de aprendizaje, de viaje, y también de mucho conocimiento, porque gracias a ‘Teloneras’ pude más o menos entender cómo iba a resistir para hacer una película, porque no es lo mismo hacer un ‘corto’ que hacer un ‘largo’, no son los mismos procesos que hacer una película para salas de cine que tener una mezcla, un color, etcétera. Entonces, creo que ha sido una experiencia y todo un viaje, pero también de mucho aprendizaje.

En ‘Teloneras’ he aprendido que muchas veces al no ser de Lima y no pertenecer a ese pequeño círculo se pone difícil obtener fondos. Más allá de todo eso creo que ‘Teloneras’ me ha dado mucha enseñanza. Es un documental que personalmente yo no creía que iba a tener lo que ha tenido; en mi vida iba a creer que iba a entrar a salas comerciales. Cuando nosotros hicimos ‘Teloneras’ éramos cuatro amigos, un cusqueño y los demás éramos todos huancaínos, unos chiquillos, unos locos. Marcio, el fotógrafo una vez me dijo “cómo vas a hacer una película acá en Huancayo, en Lima, y que no sé qué”, pero dijimos “hay que hacerlo, vamos a hacer algo en nuestra vida. Mientras estemos jóvenes hay que arriesgarnos”, y, bueno, el resultado fue chévere.

¿Por qué este tema de la vida de las mujeres y su paso por la música vernacular?

Tengo familia que son cantantes, mi prima hermana por parte de mi mamá es cantante, se llama Ruth Maritza Ricra Castillo que ha estado mucho tiempo en el sur –Puno, Juliaca-, es más, ella iba a ser una de las teloneras, que al final no quiso. Y luego en el documental de ‘Teloneras’ está otra de mis primas por parte de mi papá que se llama Yadira Sulca. Entonces, vengo de una familia que está intentando hacer arte, porque antes mi familia se dedicaba a la crianza de animales, a labrar la tierra y a ser arrieros. Ahora, como que te da la opción de tener familia que se dedica al arte.

Cuando hice un corto que se llama ‘Telonera’, con Ruth, prima hermana de mi mamá, yo veía cómo ella se transformaba de ser una niña bien chiquita, flaquita, pero luego cuando se ponía el traje se transformaba y se subía al escenario era otra cosa. Más o menos eso quería hacer en el documental.

¿Cómo ha sido ese momento de ser telonero en el cine?

Es como una ironía, pero también creo que es lo que uno busca, pero hace sus propios méritos para dejar de ser telonero y para llegar a ser el que va a terminar con la presentación, una cosa así. Entonces, creo que el esfuerzo y la perseverancia ayuda a que puedas tener esa chance, esa oportunidad.

¿Te gusta que te etiqueten como ‘cineasta regional’?

Cuando me dicen ‘cineasta regional’ los limeños como que me fastidia, pero yo siempre por ironía, por burla, siempre digo “soy cineasta regional”, pero cuando nació los fondos para el cine regional allá en el 2006 ni siquiera eran cineastas regionales, eran videastas regionales, hay que tenerlo muy en claro. Es como que, en el arte, los que hacen arte son los ‘blancos’, y los que hacen artesanía son los cholos. Los que hacen cine son los de Lima, los ‘blancos’, los pitucos, y los videastas son los provincianos. Muchas veces me molesta, pero como que he aprendido a asimilarlo, pero ya no de esa forma. Cuando salgo del país siempre me preguntan de dónde vengo, porque a veces me confunden si soy mexicano o boliviano; “no, yo vengo de Perú”, “ah, eres de Lima”, dicen, “no, yo no vengo de Lima, yo vengo de Huancayo”, “ah, de Huancayo, ¿y dónde queda eso?”, entonces, uno tiene que estar explicando. Ya he aprendido a asimilarlo, pero de otra forma, darle mi propia forma de alguien que hace cine no en Lima sino en el interior del país.

Después de toda experiencia en ‘Teloneras’ te lanzas por algo más arriesgado que es ‘Érase una vez en los Andes’, una película que ha tenido su primer estreno internacional nada menos que en la India y donde ha cautivado al público hindú, pero además has abierto una puerta para la cooperación internacional entre Perú y la India.

Nosotros el año pasado terminamos la película más o menos en agosto y estábamos como que en la búsqueda de a dónde enviarla, si íbamos a un festival acá en el Perú, o si íbamos a un festival europeo; entonces, yo por un amigo conocí al programador del Festival de Cine de la India, en Goa, y le escribo y me dice “mira, la convocatoria está abierta hasta tal fecha” y creo que faltaban días para esa fecha así que envié la película y creo que pasó unos treinta días y me escribió, me dijo “Rómulo, nos interesa tu película y queremos que se estrene acá, pero quiero que me confirmes dos cosas, si la película va a ser su premier mundial acá”, “sí -le digo- va a ser la premier mundial”. “ok”, me dicen, luego me mandaron los pasajes y todo el rollo. Nos fuimos con la actriz protagonista de la película. Fue una experiencia muy chévere poder estrenar mi película en un festival, creo que es uno de los catorce o quince festivales de clase A que existen en el mundo. Para mí ha sido una ventana muy chévere, pero también de aprendizajes, de ir tocando puertas.

Cuando yo fui a Goa conocí a otra peruana que me hacía de traductora allá, que era de la selva, de Pucallpa me parece, ese día me ayudó con la traducción, pudimos tener chances de conversar con otra gente.

Ahora, hace poco me acabo de enterar que después de esto tanto la DAFO como el Ministerio de Cultura con el Instituto de Cine de la India están viendo cerrar una coproducción internacional. Que la película ‘Érase una vez en los Andes’ sirva como caballito de batalla para que se pueda concretar esto es chévere. Esperamos que nosotros más adelante también podamos buscar fondos ya no solo en el país sino también en el extranjero.

Sobre la película ‘Érase una vez en los Andes’, el equipo está conformados por gente de Huancayo y Ayacucho, pero también hay integrantes extranjeros ¿Qué puertas más te abrió la Escuela de Cine San Antonio de los Baños?

Creo que la escuela más que abrirme puertas me ha ayudado a abrir más los ojos, verlo desde allá es distinto a verlo desde acá; por ejemplo, cuando estuve en la escuela supe un poco más de mi ascendencia. Mis dos apellidos son quechua, y yo tampoco entendía muy bien eso. Mi apellido Ricra, Sulca, como que son los últimos descendientes de los Wari, una cosa así. Yo creo que más allá de todo, eso me ha ayudado a tener un tipo de seguridad con lo que yo quiero hacer, a lo que me quiero dedicar, si realmente vale la pena hacer esto, y si de esto voy a vivir.

Si tú le preguntas a mucha gente que hace cine en el Perú te van a decir que de cine no se puede vivir porque el cine es efímero, estrenas una película cada cinco o seis años. ¿Tú crees que vas a vivir de eso? Es difícil, y más si es una película que va a ir a festivales, a competencias, que va a estar en un nivel, creo que es sumamente complicado. Eso de ir a una escuela de cine te abre los ojos al mundo.

¿Por qué te decidiste tener una italiana en la dirección de fotografía?

A Sara Brusciano ya la conozco desde el 2020 en la escuela y al principio nos caíamos bien mal, es como que la tipa era muy italiana, muy europea; entonces, yo cuando vuelvo al Perú, en plena pandemia comienzo a buscar directores de fotografía en el Perú, porque yo quería trabajar con una directora de fotografía peruana. Mucha gente tal vez me diga que soy feminista y todo ese rollo, pero yo quería trabajar con una directora de fotografía mujer porque la actriz protagonista es mujer y yo quería tener una sensibilidad desde la cámara de mujer. Entonces comienzo a buscar una directora de foto en el país y lamentablemente como que no hay. Con una o dos personas que nos topamos en el camino presupuestamos y era demasiado lo que pedían, entonces es ahí que yo le comienzo a buscar a Sara Brusciano y le digo “mira, Sara, tengo un proyecto y no sé si te pueda interesar”; entonces Sara me dice “bueno, mándame tu guion”, le mando el guion y me dice “Ok, vamos”. Ella me dice te cobro tanto y arreglamos. Cruzó el Atlántico en plena pandemia y se subió a los Andes, a los cuatro mil metros a morirse un poco de frío y encima que era vegetariana. Nada, fue una experiencia tanto para ella como para mí y no solo tuve a una extranjera, también tuve al actor chileno que viene de Santiago de Chile. La directora de sonido que es mujer, ella es boliviana y también la conocí en la escuela de Cine de Cuba. Igual con el tema de ella fue buscar sonidistas mujeres, porque iba a trabajar con una niña, una menor de edad, iba a trabajar con comunidades quechua hablantes y yo creo que no es lo mismo que un varón ponga un micrófono. Por esa razón fue que decidí buscar a una mujer. La primera persona que se me pasó fue Marcela Navia porque también la había conocido en la escuela, y cuando le dije se apuntó; ella también vino.

Además, estábamos haciendo una película sobre la guerra con Chile, donde habían participado los chilenos, los bolivianos y los peruanos, y también los europeos, entonces era como juntar un poco todo eso. Fue chévere, de verdad, y todos eran nuevos. Por ejemplo, Marcela nunca había hecho un ‘largo’, Sara nunca había hecho un ‘largo’, es más, hasta ahora no ha hecho su segundo ‘largo’ todavía. Sara Brusciano siempre ha trabajado como foquista u operadora de cámara. Igual para mí fue mi primera película.

Esta película ‘Érase una vez en los Andes’ todavía no se estrena en el Perú. Estamos ante la expectativa de ver la historia que cuentas. ¿Cuándo será estrenada?

Después de su estreno en la India la película se presentó en Estados Unidos, en Miami, estuvo en Connecticut, ahí ganamos un premio, luego estuvo en el Festival de Cine de Dallas, ahora se va a Inglaterra y hace poco estuvo en Festival de Cine Al Este, en Lima, en Cineplanet Alcázar; ahí tuvimos dos funciones que se agotaron, y a pesar que Cineplanet nos pidió una función más nosotros no pudimos por un tema de contratos.    

El estreno comercial de la película está planteado para el 5 de setiembre que la distribución comercial la está llevando, el que ha distribuido Manco Cápac, Yana Huara, es el que ha distribuido Willaq Pirca. Estamos a la expectativa de poder ver cómo hacemos para poder traer al actor chileno desde Chile.

Queremos hacer el lanzamiento de la película allá en Sarwa, ahí donde hemos grabado, y esperamos que al público peruano le guste y que vayan a ver el estreno de la película. Si no les gusta ya nos dedicamos a otra cosa para ya no molestar con nuestras historias.

¿Por qué elegiste este tema de la guerra con Chile? Un tema que todos los peruanos lo tenemos atravesado.

Cuando era niño siempre se hablaba de los chilenos. Que los chilenos tal, que los chilenos cual, que los chilenos nos quieren quitar todo y no sé qué. Eso lo he tenido desde niño, desde la escuela, los profesores, etc. Pero cuando yo ya estaba en la universidad a mi mano llega un cuento de Umberto Chavarría Muñoz que se llama ‘La guerra de la Cruz del Sur’ y lo leo, me gusta, una cosa así y luego voy investigando si ese cuento tiene algo de validez, algo de realidad acá en el Valle del Mantaro, en Huancayo, y luego converso con el mismo autor y me dice “sí, acá habían chilenos”, y comienzo a trabajar un poco el guion, no sabía cómo darle forma al personaje principal que se llama Margarita, entonces se me vino a la mente mi madre. Mi madre murió muy joven a sus 22 años, entonces a partir de ahí usé el quechua como lengua materna. Así terminamos de escribir el guion de ‘Érase una vez en los Andes’.  

Más allá de esa cosa que nos ha tenido como peruanos y como chilenos, para mí ha sido el tema de mi madre. Yo creo que, si no hubiera sido por mi madre, no hubiera escrito un guion y mucho menos me hubiera tomando el tiempo en buscar fondos, viajara allá, acá, aprender, conocer gente para hacer una película.

Se está hablando sobre la nueva Ley del Cine, se está cuestionando el tema de cómo se reparten los fondos. ¿Cuál es tu opinión respecto a todo este debate?

Lamentablemente el proyecto que está planteando Tudela, en lo personal, desde un punto de vista general no tiene nada de validez porque ella nunca ha convocado a los gremios cinematográficos. Por ejemplo, nunca ha convocado a la CRIP, a la CIP, a la ARCP o a tantas asociaciones que hacen cine en el interior del país. Ella nunca ha querido escuchar, y es más nunca ha tenido esa intención.  De frente ha planteado un proyecto de ley.

Cuando ella presentó el proyecto, cuando llegó para el debate en el Congreso, ella ni siquiera defendió su proyecto en el Pleno. Desde ahí yo creo que parte de un tema de legitimidad porque no tiene la aprobación de los gremios cinematográficos, no solo de las regiones, sino que tampoco de Lima.  

Ahora, los planteamientos que está haciendo la nueva ley ya lo veremos cuando se haga la reglamentación, porque desde que se han creado los fondos para el cine regional allá en el 2006 en adelante siempre hubo gente ganando que no eran de la región. Imagínate, Javier Corcuera ganando un fondo por Cusco, y así sucesivamente. Te puedo mencionar un montón de gente que ha ganado fondos de otras regiones residiendo en Lima. Ahora con esta nueva ley ¿cómo se va a prevenir eso?, ¿cuál es su estrategia de la señora Adriana Tudela?

Hay cineastas limeños que le sacan la vuelta a las propias reglas.

Claro. Los propios cineastas sacándole la vuelta a los propios cineastas. No se sabe cómo se va a hacer el nuevo planteamiento. De que va a afectar, va a afectar a todos, porque es una nueva ley, es una nueva forma de hacer cine en el país. Pero va a depender mucho de la reglamentación de este nuevo proyecto de ley. Ella plantea que, para cualquier cineasta, sea regional o limeño, haga cine le va a pedir el 70%, o sea, si una película cuesta un millón de soles yo tengo que conseguir 300 mil para poder conseguir los 700 mil; si yo no logro conseguir esos 300 mil, entonces no voy a pedir el fondo.

Y así sucesivamente pasará con los demás cineastas regionales, porque las grandes empresas que te pueden apoyar están en Lima, o sea yo tendría que ir a tocarle la puerta a Coca Cola, a Alicorp, a Movistar, entonces, ¿tú crees que me van a abrir la puerta? Si no me abren ¿qué hago?, no voy a poder postular.

Si la gente de cine regional no postula, ¿ese fondo qué va a pasar?, ¿va a volver al Estado? Y la otra gran pregunta que yo me hago en este nuevo proyecto de ley es que también abre a productoras extranjeras. Por ejemplo, una película ‘gringa’ que cuesta 50 millones de dólares, viene con sus 25 millones y al Estado peruano le pide otros 25 millones ¿cuánto va a quedar para los cineastas peruanos? Creo que va a depender mucho de la reglamentación para conocer cómo se va a manejar todo eso.

¿A qué películas regresas siempre?

‘Los Muertos’, de Lisandro Alonso, ‘Cómprame un revolver’, de Julio Hernández Cordón, y ‘La infancia de Iván’ de Andréi Tarkovski.

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Edwin Cavello Limas. Periodista y cinéfilo. Es CEO y director de la revista, radio y TV Lima Gris. Fue editor de la revista ONCE, Actualmente es columnista del diario La Razón, Editor de Cultura de Diario UNO y conductor del programa Lima Gris que se transmite por Radio Planicie 91.5.FM.

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Cultura

Día Internacional del Libro 2025: en promedio, menos de dos libros al año lee un peruano

Este 23 de abril se celebrará importante fecha en distintos países del orbe y en comparación con otros países de la región estamos muy por debajo en lectura.

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Uno de los inventos más grande de la humanidad no requiere de electricidad, ni de modernas tabletas, y tampoco del pago de una suscripción, solo sostener en sus manos aquellas hojas que conforman una historia fascinante, misteriosa, reveladora o sumamente intrigante.

Cada libro es una historia diferente, puede que el tema sea el mismo, pero la manera y estilo de escribirlo, y sobre todo de imaginar cómo se desarrolla la trama, hace que ninguno de ellos sea idéntico. También influye la etapa en que lo leamos, ya sea de muy jóvenes, ya adultos o en nuestros años otoñales.

En épocas de inteligencias artificiales, mega computadoras, plataformas que encadenan a las personas a deslizar su dedo de abajo hacia arriba, los libros han quedado relegados en algún rincón de la casa. Ya pocas personas se toman el tiempo de ‘desconectarse’ de la vorágine del mundo entrampado a un enchufe y una conexión a internet; podría calificarse como ‘rara avis’ a aquellas personas (hombres, mujeres o niños) que están en la calle concentrados en algún capítulo de su novela favorita.

A propósito del Día Internacional del Libro a celebrarse este miércoles 25 de abril, cabe recordar que menos del 50 % de peruanos ha leído un libro, según la Encuesta Nacional de Lectura (ENL) realizada en el año 2022, teniendo como universo de encuestados a personas entre los 18 y 64 años.

En estricto, de acuerdo a las cifras arrojadas por la ENL, el peruano en promedio lee 1.9 libros al año, cifra sumamente baja a comparación de otros países en la región. Por ejemplo, en Argentina sus ciudadanos leen 6.4 libros año, de acuerdo a la Cámara Argentina del Libro. En tanto, en Brasil se lee 4.7 libros. Nuestro vecino país de Chile lee en promedio 3.9 libros al año, de acuerdo a data recabada por la Biblioteca Nacional de Chile.

Nuevas generaciones optan por los contenidos digitales. Foto: Gobierno del Perú.

Factores del bajo nivel de lectura en el Perú

Una crítica que se tiene que realizar a todos los padres de familia es el no acostumbrar a sus hijos a coger un libro en su tiempo libre, optando por entregarles un celular para su distracción lo que hace que a la larga se pierda el hábito de la lectura de manera voluntaria.

Otro de los factores es la aparición de distintos medios digitales. Los peruanos se han ‘mal acostumbrado’ a leer solo las portadas y un poco de texto, desechando cualquier otro tipo de información más detallada.

Y cómo no soslayar el hecho de los altos precios de algunos libros, espantando a muchos ciudadanos de querer adquirirlos. Cabe recordar que nuestro país es mayoritariamente informal y acceder a un libro, ganando solamente el sueldo mínimo, puede representar un gasto considerable en la economía de una persona.

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Cultura

Mariana Enríquez: «El Papa era el poderoso más compasivo»

«Una cosa que sí me enseñó Francisco fue a bajar diez cambios con el anticlericalismo» la escritora argentina Mariana Enríquez se despide del Papa Francisco en sus redes con un mensaje de una agnóstica que deja de lado el orgullo y reconoce que hay puntos de encuentro y aceptación en las discrepancias que el magisterio de Francisco dejó. Tal vez aquí empieza el milagro.

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Recientemente vimos un post en la cuenta de la escritora argentina Mariana Enríquez que no pudo dejar de sentir la muerte de Francisco como algo propio:


«Una vez, o dos, lo vi cuando era arzobispo de Buenos Aires en el subte E yendo para la villa. No me caía bien entonces: Jorge Bergoglio tuvo posiciones cuestionables. Cuando lo anunciaron como Papa me asusté. Con los años no me hice más ni menos católica, pero si me di cuenta de que se convirtió en un enorme líder y un buen pastor para sus fieles. Gente que jamás hubiese imaginado que podría siquiera respetar a un Papa le tenía afecto. Me incluyo. Solo conozco las acciones más visibles de su pontificado, porque no me pasé estos años prestando atención: no soy religiosa. Pero me da mucha pena su muerte y me da orgullo que haya sido alguien como Francisco el primer papa de América Latina. Se que estaba en contra de muchas cosas que me parecen elementales, pero está bien, no le pido a la Iglesia que vaya en contra de su doctrina, es un capricho eso. Sí me acuerdo que su primera misa fuera de Roma fue en Lampedusa y habló de los migrantes, una situación que sigue igual y que permanece bastante afuera de la conversación pública. Una vez, en Roma, en una heladería, se dieron cuenta de mi acento, gritaron «como el Santo Padre» y me regalaron un gelatto BENDECIDO. ¿Qué es esa pavada de ahora, de que hay que hablar del muerto y no de uno? ¿Cómo se hace eso? Esas son las necrológicas y las hacen los profesionales. Habrá muchos, espero, que puedan escribir sobre Francisco y dimensionar su figura. Lo normal es recordar lo personal, qué más vamos a hacer, y más aún en la despedida de un gran hombre. Me alegra por él y por los creyentes que haya podido dar la bendición de Pascua en la Plaza. Una cosa que si me enseñó Francisco fue a bajar diez cambios con el anticlericalismo y ser tolerante con los demás, con su fe y sus contradicciones. Los agnósticos somos muy arrogantes y nos creemos por encima del barro humano, a veces. Esta foto del Vaticano en la pandemia es mi favorita. Y ahora CONCLAVE: que DÍAS por delante. Espero que sea mejor que esa película horrenda que le gustó a todo el mundo. Un gran abrazo a mis amigos católicos y a todos los que sentimos que el Papa era el poderoso más compasivo y con más criterio de este Occidente».

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Cultura

Mario: una leyenda

Lee la columna de Alexander Campos Soto

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Conocí a ese señor por mi papá. Vivíamos lejos de la ciudad, en medio de unas colinas que tocaban el paraíso. Y solo los fines de semana íbamos al pueblo por suministros. A mí me gustaba ir, sobre todo, por las películas que pasaban en televisión abierta los sábados y domingos después del mediodía. Y siempre me llevaba alguna sorpresa. Mi hermano Haya —quien vivía con los abuelos— me esperaba en la puerta, corría hacia mí y sacaba de adentro de su polo (holgado como esos que usan los jugadores de béisbol) un VHS. Le he robado a doña Dorila…, me decía riéndose. Doña Dorila era una señora flaquita, de cabeza pequeña como la de un gorrión, y temperamento de hierro. En su casa, estaba nuestro Cinema Paradiso. Ella vendía y alquilaba películas en VHS y, desde luego, las que nos gustaban tratábamos de hacerle olvidar y, rara vez, se la devolvíamos.

En uno de esos fines de semana, papá cogió su carcacha y fue al pueblo sin nosotros. Recuerdo que me enojé mucho pues la semana anterior habían anunciado una película sobre un perro gigante que volaba. Y ya no la podía ver. Entonces, mamá me llevó hasta la casa de la familia Sánchez Quiroz (los únicos que tenían paneles solares en sus techos de teja); pero una lluvia intensa, acompañada de granizo, hacía bailar a la antena parabólica y era imposible terminar de ver la película. La pantalla se veía como bolitas de granizo que estaban golpeando sobre los vidrios de las ventanas.

El lunes, por la mañana, escuchamos la carcacha de papá estacionarse en el patio de la escuela. Yo no lo quería ver, por supuesto; pero Coco, mi otro hermano, se levantó de su cama y fue corriendo a su encuentro. Escuchaba su voz y la voz de mi mamá y la de mi hermano pequeño diciendo: ¿Me has traído el rompecabezas del hombre araña? Y papá se lo entregó y él llegó hasta mi cuarto y me decía: ¡Mira lo que me han regalado! Y bailaba dando vueltas de alegría.

Fui a comer y papá seguía en la mesa. Y cuando me vio, me dijo: Para ti, he traído el mejor regalo. Está ahí, en esa caja. Era una caja pequeña, aún más pequeña que una caja de zapatos de los que él compraba. Inmediatamente, sentí una ligera exaltación. Me había dicho que, si ese año aprendía a resolver una raíz cuadrada, me compraba un minitelevisor, de esos que funcionaban a pilas y tenían la pantalla pequeña, casi como de unas gafas de sol. No podía ser otra cosa; mi sueño se había hecho realidad. Abrí la caja apresuradamente y encontré, en vez de un minitelevisor, un libro de carátula blanca con la fotografía y el nombre de ese señor. Seguí buscando y había más libros parecidos. Entonces, miré a papá y le dije sorprendido: Pero, yo pensé que era el minitelevisor. Y papá, muy sereno, me dijo: Sí, de alguna manera, lo es. Si lees con cuidado y te concentras bien, esas páginas se van a transformar en imágenes, en colores, en voces, en sensaciones; y las podrás ver más claras y reales que las del televisor. Y, ¿dónde las podré ver?, le dije. Enseguida, respondió: Dentro de tu cabeza. Además, puedes tú participar en la historia. Pero, ¿cómo?, le dije. Arreglándola a tu modo, así como de los dramas que inventas con tus compañeros o los cuentos que mamá te leía de más pequeño. Y mamá dijo: ¿Te acuerdas de Ernesto, el niño que andaba a caballo con su papá y era huérfano de madre? Claro que me acuerdo, mamá: el que asistía a un internado y lo cuidaban unos curas. Mamá asentía con la cabeza. ¿Y recuerdas, también, que creábamos otras cosas sobre Ernesto?; que tenía mamá y papá y hermanos y amigos que lo querían. Sí, claro; me acuerdo, mamá. ¿Y quién las inventó? No lo sé, le dije. Y luego, ella pronunció su nombre: Arguedas. Sí, él; claro, mamá. Y ahora, ese señor que ves en las carátulas de esos libros hace lo mismo, inventa muchos Ernestos. Y luego, me alcanzó un libro: Los cachorros, de Mario Vargas Llosa, ese hombre entrecano de mirada seria e imperturbable.

Desde entonces, Mario, me has acompañado toda la vida. Te conozco más de lo que tú crees. Tú no me has visto crecer porque estabas demasiado ocupado pensando sobre este desafortunado país en cual nos tocó nacer. En cambio, yo sí te he visto andar como actor de cine, llevando el nombre del Perú por todos los confines de la tierra; andando como un sol entre las élites académicas más importantes del mundo; diciendo el Perú existe, yo soy el Perú. Y, en verdad, lo eres. Has dado luz al mundo a través de tus historias. Me alumbraste en la etapa más triste de mi vida porque, en algún momento, en mi sueño más irrealizable, quise ser como tú. Pero, un amigo de Arequipa —que te quiere tanto o más que yo— me dijo: Mario solo hay uno. Y aterricé en la realidad.

                Y te cuento, brujo de las palabras, que fue papá quien me hizo conocerte. Y también, hace un par de horas, fue papá quien entró a mi cuarto, con celular en mano y me dijo: Vargas Llosa ha muerto. Lo primero que se hace frente a la incertidumbre es no creer, que es algo imposible que el Perú haya muerto. Y, desde ahora, es demasiado triste saber que ese sol ya no nos alumbra. Saber que ya no te podemos buscar para mirarte desde lejos por los malecones de Barranco o Miraflores. Y Orlando, con sus dos metros de estatura y señalando con su dedo índice a tu casa, ya no me podrá decir: Hoy, veremos a Mario. Pero nunca nos acercamos. Te respetábamos mucho y también sabíamos que el sol nos puede quemar.  Ahora, todos los peruanos —aquellos que fueron tus críticos y nosotros, los devotos— quisiéramos ser cómo tú, Mario: ¡una leyenda!

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Cultura

Mario Vargas Llosa falleció en Lima

Su familia confirmó su deceso.

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La literatura hispanoamericana ha perdido a uno de sus más grandes exponentes. Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista, polemista y Premio Nobel de Literatura 2010, falleció este domingo en Lima a los 89 años, según informaron sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana. Su muerte cierra un capítulo trascendental de la narrativa en español y deja un vacío imposible de llenar.

Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, Vargas Llosa fue un autor universal. Desde sus primeras obras como Los jefes y La ciudad y los perros hasta su despedida con Le dedico mi silencio, su producción literaria moldeó el imaginario colectivo de generaciones de lectores. Dueño de un estilo poderoso y de una inteligencia feroz, supo retratar los entresijos del poder, la violencia y la resistencia con una lucidez pocas veces vista en la literatura contemporánea.

No solo fue novelista, sino también un intelectual en el sentido más clásico: comprometido, activo y provocador. Desde su tribuna en la prensa, como su recordada columna Piedra de Toque en El País, abordó con valentía y convicción los grandes debates de su tiempo, sin temor a contrariar sensibilidades ni a polemizar con sus propios lectores. Fue, hasta el final, un defensor apasionado de la libertad individual, aún a costa de las críticas que sus posturas políticas —liberales en lo económico, progresistas en lo moral— le granjearon.

Su partida, según sus hijos, será despedida en la más estricta intimidad, como él mismo lo pidió: sin ceremonias públicas, con la serenidad que caracterizó su madurez. “Deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá”, dice el comunicado. Y no hay frase más certera. Vargas Llosa ya era inmortal mucho antes de morir.

Obras como Conversación en La Catedral, La casa verde, La guerra del fin del mundo o La fiesta del Chivo consolidaron una carrera marcada por el rigor narrativo y la ambición temática. Fue parte del célebre boom latinoamericano, junto a Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, pero también un autor que se distanció de modas, que evolucionó hacia nuevos territorios sin perder la fidelidad a su esencia: contar la verdad a través de la ficción.

El Nobel, que muchos creían esquivo por razones ideológicas, le fue otorgado en 2010 por su “cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. Recibió también los más altos honores literarios: el Cervantes, el Rómulo Gallegos, el Príncipe de Asturias, el Planeta. Fue miembro de la Real Academia Española y, desde 2021, inmortal de la Académie Française. Su ambición no fue solo literaria: aspiraba a incidir, a influir, a incomodar.

Quiso ser presidente del Perú y perdió. Escribió sobre dictaduras, corrupción, historia y pasiones privadas con idéntica intensidad. En El pez en el agua, sus memorias, relató tanto su educación sentimental como su derrota política, con la honestidad de quien entiende que todo, incluso el fracaso, forma parte de una obra mayor.

Su vida fue una novela en sí misma, atravesada por amores, rupturas, amistades rotas (como la célebre con García Márquez) y pasiones ideológicas. Pero nunca se convirtió en estatua, como temía. Siguió escribiendo hasta el final, como si la literatura fuera una forma de derrotar a la muerte.

En su discurso del Nobel afirmó que “la lectura inocula la rebeldía en el espíritu humano”. Vargas Llosa fue, hasta el último aliento, un rebelde que eligió la palabra como su arma más poderosa. Y como los grandes escritores, vivirá mientras lo lean. Ha muerto el hombre; queda el legado.

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Cultura

Francisco de Zela, una cuestión pendiente con Panamá ¿Es hora de repatriar su cadáver­?

Hay algo que Dina Boluarte debería hacer, y es lo que hizo el alcalde del Cusco con la repatriación simbólica del hijo de Tupac Amaru, y es traer de vuelta a Francisco de Zela, prócer que murió en una cárcel de Panamá.

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La leyenda cuenta que el 28 de julio de 1821 moría en una oscura cárcel en Panamá el prócer de la patria Francisco de Zela. Aunque en la década de 2010 el entonces embajador de Perú en Panamá, intentó buscar los restos del prócer, esto de manera autónoma y sin apoyo de la Cancillería peruana, las circunstancias resultaron en su momento infructuosas. Cabe mencionar que es muy probable que Zela en condición de traidor a la madre patria fuera enterrado en una fosa común. Cabría esperar del actual gobierno una búsqueda más infructuosa de dichos restos o al menos repatriar simbólicamente a Zela como se hizo con el hijo de Tupac Amaru y Micaela Bastidas recientemente. No debemos olvidarnos que el grito de Zela en Tacna fue el primer grito de independencia en Perú desde el grito ahogado en sangre de Tupac Amaru, esto en 1811. Grito que fue condenado en una mazmorra realista en Panamá.

Un héroe olvidado

Zela fue después de Tupac Amaru el primero luego de treinta años de silencio en lanzar el primer grito libertario del Perú en la ciudad de Tacna el 20 de junio de 1811. Eso lo hace meritorio de ser considerado el líder de la primera insurrección armada por la independencia del Perú. Su rebelión de Tacna estuvo en estrecho contacto con la Revolución Argentina, que se inició en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Si bien los argentinos enviaron un ejército a la Provincia de Charcas (Bolivia), al mando del general Antonio González Balcarce y del abogado (¿Quién envía a un abogado?) Juan José Castelli. Los rioplatenses enviaron proclamas a varias ciudades del sur del Perú, invitándolos a continuar con la revolución.

Zela, tal vez apresuradamente fue el primero en responder y en un «Bando al pueblo de Tacna» declaró su adhesión a la Junta de autogobierno de Buenos Aires y su fidelidad al rey de España, de acuerdo con la posición de la Junta (recuérdese que Fernando VII estaba apresado por Napoleón y en España reinaba José Bonaparte que no era reconocido ni por los españoles americanos ni por los peninsulares) y pretende asumir la jefatura político-militar de la plaza militar imponiéndose él mismo el título de «Comandante Militar de las Fuerzas Unidas de América». 

Zela quien tuvo un apoyo tanto de criollos, mestizos e indígenas, como es el caso del cacique de Tacna, Toribio Ara, y el cacique de Tarata y Putina, Ramón Copaja. No obstante, su insurrección no tuvo éxito.

Derrotado a causa del fracaso de la campaña de los rioplatenses que fueron aplastados por los realistas en Charcas se vio finalmente apresado por los españoles.

Así los principales dirigentes de la rebelión fueron sometidos a juicio, entre ellos Zela, quien fue llevado a Lima. Allí, gracias al nepotismo (algunas costumbres no cambian), es decir las influencias de su familia y a la mediación (compadrazgo) de importantes personajes se le conmutó la pena de muerte por la de encierro perpetuo en el morro de La Habana. No obstante, se consiguió modificar aún más la sentencia: una pena de diez años de presidio en la cárcel de Chagres, en Panamá, y terminados éstos, expatriación perpetua. Su prisión en Lima duró cuatro años y en 1815 fue trasladado a Panamá. Afectado por el clima tropical y las duras condiciones de su encierro, falleció algunos años después, en 1819. Una versión muy difundida que más huele a leyenda romántica afirma que su fallecimiento se produjo el 28 de julio de 1821, el mismo día de la Proclamación de la Independencia del Perú. Lo cierto es que murió en 1819, un 18 de julio, a la edad de 50 años.

La búsqueda del cuerpo del prócer

Allá por la década del 2010, el embajador de Perú en Panamá, Guillermo Russo Checa recordó la historia de Zela y se propuso encontrar sus restos. Sin instrucciones ni directrices o apoyo de Torre Tagle, buscó por las iglesias de Panamá y entré archivos donde podría descansar los restos del héroe. Consultó incluso con el entonces presidente de Panamá, el locuaz y alangarciesco presidente Martinelli. Finalmente, y tomando en cuenta que en su condición de traidor a la corona muy probablemente Zela fuera enterrado en una fosa común, hubo de parar sus investigaciones. No obstante, en un parque de Panamá se rindió homenaje a la memoria del héroe a través de un busto que recuerda al paseante distraído que en algún lado de Panamá todavía duerme el ilustre tacneño que espera el retorno a su patria libre.

Considerando la reciente repatriación simbólica al Cusco desde Madrid, del hijo de Tupac Amaru y Micaela Bastidas, es momento, aprovechando la visita del presidente Mulino en Perú, de recuperar los restos, aunque sea simbólicamente de Zela. Es momento que Zela regrese al Perú independiente tal y como un día de 1811 soñó.

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Cultura

La princesa Gominola

La nueva tragicomedia escrita por Helen Hesse.

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Tras años de ausencia, Alejandra regresa al Perú con un único propósito: recuperar a su hijo Santi, a quien dejó al cuidado de sus abuelos cuando apenas tenía 7 años. Lo que parecía una sencilla reunión familiar se convierte en un escenario cargado de emociones, secretos y revelaciones inesperadas. En una cena familiar donde los recuerdos y las emociones están a flor de piel, una dolorosa verdad saldrá a la luz, ¿será capaz Alejandra de reconstruir lo que perdió?

“La princesa Gominola” es una tragicomedia escrita por Helen Hesse y forma parte de una serie de tres obras breves que forman parte de un innovador ciclo de microteatro inmersivo. Presentada por Paso de Gato Teatro, cada obra está diseñada para sumergir al espectador en una experiencia única, donde no solo serás testigo, sino también protagonista de las historias que se desenvuelven ante tus ojos.

Disfruta de una propuesta teatral en la que los límites entre el público y los personajes se desdibujan, creando una conexión emocional profunda y momentos inolvidables.

El dato

Estreno: Miércoles 09 de abril  a las 8:00 pm

Dirección: Milagros López Arias

Dramaturgia: Helen Hesse

Actrices: Pilar Delgado, Milagros López Arias y Sergio Velasco.

Las obras estarán todos los miércoles y jueves de abril hasta 01 de mayo a las 8:00 pm.

Lugar: La Residencia (Sáenz Peña 107 Barranco)

Entradas: Joinnus o al 959528540.

No te pierdas esta oportunidad de vivir el teatro como nunca antes lo habías hecho.

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Cultura

De la orilla al lienzo

Camila Rodrigo regresa a Lima con un sobrio conjunto de abstractos. La forma resignificada se inaugura el 9 de abril en La Galería de San isidro.

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El inicio de su travesía en la abstracción surgió de manera intuitiva. Un día en la playa, conversando con su madre, recordó la pared vacía de su departamento y decidió pintarla. A partir de esa carencia física nació un proceso que convirtió el vacío en superficie, la nada en estructura. Fue un encuentro con el orden y la proporción, donde líneas y formas geométricas empezaron a definir un lenguaje propio.

Camila Rodrigo (Lima, 1983) concibe el lienzo como un espacio de transformación. Su proceso creativo está marcado por una metódica construcción de capas, donde el color y la textura emergen en un rito de serenidad y concentración. La tela, en su estado inicial, yace en el suelo, expectante. El negro, un tono fundamental en su obra, se convierte en un eje transcendente y el pigmento, diluido en agentes fluidos, se asienta sobre la superficie como una piel que se va formando en un orden temporal que la artista organiza y supervisa con exigente minuciosidad.

Geometría líquida

La artista recuerda con nitidez los diseños limpios de su abuelo y su padre, arquitectos. Su conexión con la materialidad se remonta a su infancia, cuando paseaba por La Punta y recogía piedritas en la orilla del mar. Hoy, esos recuerdos se transforman en una serie de obras que exploran la textura y la composición, como se evidencia en La forma resignificada, muestra que inaugura el 9 de abril en La Galería de San Isidro. Sus pinturas, de una estética minimalista, sugieren paisajes internos y una rigurosa investigación sobre la materia.

No en vano su obra transita entre el diseño y la pintura, el instinto y la precisión geométrica. Formada en Diseño Gráfico en la Universidad San Ignacio de Loyola (2010), complementó su aprendizaje con estudios de fotografía en el Centro de la Imagen de Lima (2006) y en el Rhode Island School of Design (2009). Su carrera ha estado marcada por una evolución que la llevó del arte figurativo y la ilustración infantil hacia una exploración profundamente abstracta, donde la forma y el equilibrio son el núcleo de su lenguaje visual.

Lenguaje que madura y desarrolla en su estudio en Las Condes, Santiago de Chile, donde trabaja de 8:30 a.m. a 3 p.m., cuando sus hijos están en el colegio. Allí se entrega por completo al proceso creativo, sin interrupciones. En ese silencio ha descubierto que su pintura es una traducción de su percepción de la vida. «Después de pasar tiempo en el taller, mirando los cuadros en soledad, empiezas a pensar lo que hay detrás de lo que pintas», reflexiona.

Así, las piedras, recurrentes en su imaginario, se convierten en una metáfora del lastre vital, de esas formas que, convertidas en peso, se resisten al cambio. En su pintura, Rodrigo busca liberarse de esas imposiciones, recuperar la espontaneidad y la ligereza de la infancia. Su taller, más que un espacio de trabajo, es un refugio donde la libertad toma forma y color, como alguna vez imaginó de niña. Este 2025 su obra ha sido seleccionada para ser presentada en el Stand de La Galería en la feria Pinta PArc, un reconocimiento a su creciente impacto en la escena artística contemporánea.

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Cultura

Seminario: «De los griegos a los juglares: la naturaleza antropológica del poeta en occidente como cantor sagrado en la épica, la lírica y el teatro»

Un seminario que recorre la poesía, el teatro, lo regioso y político.

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El Centro Cultural de la Universidad de Piura los invita a participar de este seminario en el que se abordará las raíces de la civilización occidental en su poesía, la naturaleza del poeta desde un sentido antropológico/esotérico (los poetas arcaicos como mediums de la divinidad), la configuración del relato político, y la aparición del teatro como síntesis religioso y político.

Especial énfasis se dará en los vínculos del teatro trágico griego y su influencia en el drama moderno «Historia de una escalera» de Antonio Buero Vallejo. Así como también una comparativa de dos obras de tragedia clásica: La Electra de Sófocles frente a la Electra de Eurípides.

Dirigido a actores, dramaturgos y público en general.

SOBRE EL DOCENTE:

Alejandro Herrera. Bachiller de Derecho de la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica. Periodista cultural especializado en poesía y narrativa. Es corresponsal del medio Contrapunto El Salvador Centroamérica, es también asesor literario, ghostwriter y editor. Cronista parlamentario en Perú para la revista Lima Gris.

SESIONES:

  • Narrando el Mito Griego: poetas épicos, líricos y autores trágicos
  • Roma, tuyo es el poder y la gloria: La política como teatro. De poetas bucólicos a oradores políticos.
  • La Espada, la Dama y la fe: de los cantares de gesta a los juglares y el ideal caballeresco medieval y la reaparición del teatro como evento sagrado.

Inicio: 3 Sesiones: martes 22 y 29 de abril, 06 de mayo
De 7:00 p.m. a 8:30 p.m.
Modalidad presencial: Casona Pardo (Calle Coronel Inclán 120, Miraflores – Lima)
Certificación a nombre de la Universidad de Piura
Inversión: 150 soles
Inscripciones: enlace:
https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScL44vg3O9kHpn4I4mojzBJBm9kPxzC3W0T49rK9uBVCX33-A/viewform?fbclid=PAY2xjawJeQbVleHRuA2FlbQIxMAABp8dcK4M01J7Dn8FaYp9SEwmQfiBwr1kitAZzKqxvSaUF8ywzNruEr8JXZ105_aem_-Ad4HYI_aFr0M8Tqp7THag

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