Cultura
Rómulo Sulca, una vida de película
El cineasta peruano estrenará su película “Érase una vez en los Andes” el 05 de septiembre en Lima. Aquí una entrevista con Lima Gris.

Llegamos hasta la ciudad de Huancayo para conversar con uno de los jóvenes cineastas más talentosos que vive en el centro del Perú. Con películas como “Teloneras” y “Érase una vez en los Andes”, viene cosechando premios y sorprendiendo tras su célebre estreno internacional en el Festival de Cine de la India.
Rómulo Sulca es un apasionado y cuestionador cineasta que se ha ganado un importante espacio en la cinematografía nacional. En esta entrevista nos habla de su infancia, sus películas, su paso por la Escuela de Cine y Televisión San Antonio de los Baños de Cuba, la nueva ley de cine y el cuestionado Dafo del Ministerio de Cultura.
Además, nos dice: “Yo creo que, si no hubiera sido por mi madre, no hubiera escrito un guion y mucho menos me hubiera tomando el tiempo en buscar fondos”.

Rómulo, si bien tú naciste en Ayacucho, actualmente radicas en Huancayo y has comenzado a hacer cine viviendo más de 20 años en esta región ¿Qué te impulso a radicar lejos de tu tierra?
Yo creo que las circunstancias de la vida, se podría decir, porque perdí a mi madre en 1992 y a consecuencia de esto quedo huérfano de mi madre, mi padre pasa a la clandestinidad y yo llego a parar en un albergue, acá en Huancayo, que es el Inabif, y luego paso a otro albergue que es El Rosario, me quedé en ese albergue hasta el 2004.
¿Qué edad tenías?
Yo tenía como 15 o 16 años, y ya literalmente ya había tenido una vida acá en Huancayo. Como dicen los huancaínos ya era un adoptado más. Siempre digo que Huancayo es mi pequeña patria adoptiva porque de alguna forma lo poco que tengo, lo pongo que sé, Huancayo me lo ha permitido.
¿Gracias al periodismo descubres el cine?
Cuando estaba a punto de terminar el colegio, mi papá, después de volver de la clandestinidad, me dice “bueno, tú tienes que ser abogado”. Entonces, ahí viene la decisión de uno, qué cosa quiere, a qué se quiere dedicar.
Yo siempre he visto a un tío que todos los años lo recordaban, era el tío que nunca lo había conocido, pero todos los años lo recordaban a Jaime Ayala Sulca, era un tío muy famoso en Huanta que fue asesinado por el capitán Álvaro Artaza Adrianzén, entonces me puse a estudiar en una escuelita, en unos talleres y vi la cámara y dije a partir de acá “me llevo con la cámara, pero detrás de la cámara”.

¿Qué inquietud tenías en ese momento? Porque tus inquietudes han cambiando con los años.
Es un documental que hicimos sobre el Parque de la Identidad que se llama ‘Parque de la Identidad’; es un mediometraje. No sé dónde está ahorita, pero supongo que el chico que lo ha editado aún debe de conservarlo porque fue parte de la tesis de una escuela que fuimos a estudiar.
Primero me han fascinado las historias más allá del tema documental. Yo comencé por el tema de escribir y buscar historias, entonces es ahí donde me comencé a sumergir en el documental porque antes de eso yo no conocía el documental como tal. Si tú ves ese documental del Parque de la Identidad, es más un documental como para televisión o a lo Alejandro Guerrero, una vaina así.
Ya cuando comienzo a sumergirme en el documental, voy descubriendo el cine directo, el cine guerrilla, o sea, documentales. A partir de ahí ya van mis necesidades de poder grabar al ser humano. Quiénes somos, qué somos realmente. Va por ahí más o menos la idea.
Hace un momento Hablaste de tu infancia, Leonardo Favio, el cineasta argentino, también vivió en un albergue, él llegó a filmar la película ‘Crónica de un niño solo’ ¿Crees que está pendiente contar los años que viviste en el albergue?
Sí, tengo un montón de historias que me gustaría poder contarlo, pero creo que también es un tema de decisión; creo que es una forma de hacer catarsis porque también no es el tema de haber vivido en el albergue, sino también cómo llegué a vivir en el albergue. Es como una pequeña búsqueda.
Personalmente tengo pendiente hacer un documental del albergue de todos los chicos que han crecido conmigo. En esa época de los que estaban, más o menos, a mi edad, nos llamábamos hermanos. De vez en cuando me encuentro con alguno de ellos y siempre me mencionan “oye, ¿cuándo vas a hacer un documental de nosotros?, estás contando cosas que no deberías. ¿Por qué no cuentas la real?”, una cosa así. Yo creo que no solo tengo un pendiente, sino una deuda con el albergue donde he crecido y también con la gente con quienes he compartido parte de mi vida, de mi infancia, mi pubertad, mi adolescencia.
Como te decía, la realidad siempre va a superar a la ficción. He conocido a diferentes niños, a diferentes chicos que venían de diferentes circunstancias y creo que si uno escribiría un libro yo haría una película. Sería locazo.

Después de este tránsito por los cortometrajes te lanzas a hacer tu película ‘Teloneras’, algo más arriesgado ¿Qué experiencia te ha dejado teloneras?
Teloneras como proyecto lo comencé a hacer en la universidad. Literalmente, ‘Teloneras’ para mí fue un camino de aprendizaje, de viaje, y también de mucho conocimiento, porque gracias a ‘Teloneras’ pude más o menos entender cómo iba a resistir para hacer una película, porque no es lo mismo hacer un ‘corto’ que hacer un ‘largo’, no son los mismos procesos que hacer una película para salas de cine que tener una mezcla, un color, etcétera. Entonces, creo que ha sido una experiencia y todo un viaje, pero también de mucho aprendizaje.
En ‘Teloneras’ he aprendido que muchas veces al no ser de Lima y no pertenecer a ese pequeño círculo se pone difícil obtener fondos. Más allá de todo eso creo que ‘Teloneras’ me ha dado mucha enseñanza. Es un documental que personalmente yo no creía que iba a tener lo que ha tenido; en mi vida iba a creer que iba a entrar a salas comerciales. Cuando nosotros hicimos ‘Teloneras’ éramos cuatro amigos, un cusqueño y los demás éramos todos huancaínos, unos chiquillos, unos locos. Marcio, el fotógrafo una vez me dijo “cómo vas a hacer una película acá en Huancayo, en Lima, y que no sé qué”, pero dijimos “hay que hacerlo, vamos a hacer algo en nuestra vida. Mientras estemos jóvenes hay que arriesgarnos”, y, bueno, el resultado fue chévere.

¿Por qué este tema de la vida de las mujeres y su paso por la música vernacular?
Tengo familia que son cantantes, mi prima hermana por parte de mi mamá es cantante, se llama Ruth Maritza Ricra Castillo que ha estado mucho tiempo en el sur –Puno, Juliaca-, es más, ella iba a ser una de las teloneras, que al final no quiso. Y luego en el documental de ‘Teloneras’ está otra de mis primas por parte de mi papá que se llama Yadira Sulca. Entonces, vengo de una familia que está intentando hacer arte, porque antes mi familia se dedicaba a la crianza de animales, a labrar la tierra y a ser arrieros. Ahora, como que te da la opción de tener familia que se dedica al arte.
Cuando hice un corto que se llama ‘Telonera’, con Ruth, prima hermana de mi mamá, yo veía cómo ella se transformaba de ser una niña bien chiquita, flaquita, pero luego cuando se ponía el traje se transformaba y se subía al escenario era otra cosa. Más o menos eso quería hacer en el documental.
¿Cómo ha sido ese momento de ser telonero en el cine?
Es como una ironía, pero también creo que es lo que uno busca, pero hace sus propios méritos para dejar de ser telonero y para llegar a ser el que va a terminar con la presentación, una cosa así. Entonces, creo que el esfuerzo y la perseverancia ayuda a que puedas tener esa chance, esa oportunidad.

¿Te gusta que te etiqueten como ‘cineasta regional’?
Cuando me dicen ‘cineasta regional’ los limeños como que me fastidia, pero yo siempre por ironía, por burla, siempre digo “soy cineasta regional”, pero cuando nació los fondos para el cine regional allá en el 2006 ni siquiera eran cineastas regionales, eran videastas regionales, hay que tenerlo muy en claro. Es como que, en el arte, los que hacen arte son los ‘blancos’, y los que hacen artesanía son los cholos. Los que hacen cine son los de Lima, los ‘blancos’, los pitucos, y los videastas son los provincianos. Muchas veces me molesta, pero como que he aprendido a asimilarlo, pero ya no de esa forma. Cuando salgo del país siempre me preguntan de dónde vengo, porque a veces me confunden si soy mexicano o boliviano; “no, yo vengo de Perú”, “ah, eres de Lima”, dicen, “no, yo no vengo de Lima, yo vengo de Huancayo”, “ah, de Huancayo, ¿y dónde queda eso?”, entonces, uno tiene que estar explicando. Ya he aprendido a asimilarlo, pero de otra forma, darle mi propia forma de alguien que hace cine no en Lima sino en el interior del país.
Después de toda experiencia en ‘Teloneras’ te lanzas por algo más arriesgado que es ‘Érase una vez en los Andes’, una película que ha tenido su primer estreno internacional nada menos que en la India y donde ha cautivado al público hindú, pero además has abierto una puerta para la cooperación internacional entre Perú y la India.
Nosotros el año pasado terminamos la película más o menos en agosto y estábamos como que en la búsqueda de a dónde enviarla, si íbamos a un festival acá en el Perú, o si íbamos a un festival europeo; entonces, yo por un amigo conocí al programador del Festival de Cine de la India, en Goa, y le escribo y me dice “mira, la convocatoria está abierta hasta tal fecha” y creo que faltaban días para esa fecha así que envié la película y creo que pasó unos treinta días y me escribió, me dijo “Rómulo, nos interesa tu película y queremos que se estrene acá, pero quiero que me confirmes dos cosas, si la película va a ser su premier mundial acá”, “sí -le digo- va a ser la premier mundial”. “ok”, me dicen, luego me mandaron los pasajes y todo el rollo. Nos fuimos con la actriz protagonista de la película. Fue una experiencia muy chévere poder estrenar mi película en un festival, creo que es uno de los catorce o quince festivales de clase A que existen en el mundo. Para mí ha sido una ventana muy chévere, pero también de aprendizajes, de ir tocando puertas.

Cuando yo fui a Goa conocí a otra peruana que me hacía de traductora allá, que era de la selva, de Pucallpa me parece, ese día me ayudó con la traducción, pudimos tener chances de conversar con otra gente.
Ahora, hace poco me acabo de enterar que después de esto tanto la DAFO como el Ministerio de Cultura con el Instituto de Cine de la India están viendo cerrar una coproducción internacional. Que la película ‘Érase una vez en los Andes’ sirva como caballito de batalla para que se pueda concretar esto es chévere. Esperamos que nosotros más adelante también podamos buscar fondos ya no solo en el país sino también en el extranjero.
Sobre la película ‘Érase una vez en los Andes’, el equipo está conformados por gente de Huancayo y Ayacucho, pero también hay integrantes extranjeros ¿Qué puertas más te abrió la Escuela de Cine San Antonio de los Baños?
Creo que la escuela más que abrirme puertas me ha ayudado a abrir más los ojos, verlo desde allá es distinto a verlo desde acá; por ejemplo, cuando estuve en la escuela supe un poco más de mi ascendencia. Mis dos apellidos son quechua, y yo tampoco entendía muy bien eso. Mi apellido Ricra, Sulca, como que son los últimos descendientes de los Wari, una cosa así. Yo creo que más allá de todo, eso me ha ayudado a tener un tipo de seguridad con lo que yo quiero hacer, a lo que me quiero dedicar, si realmente vale la pena hacer esto, y si de esto voy a vivir.
Si tú le preguntas a mucha gente que hace cine en el Perú te van a decir que de cine no se puede vivir porque el cine es efímero, estrenas una película cada cinco o seis años. ¿Tú crees que vas a vivir de eso? Es difícil, y más si es una película que va a ir a festivales, a competencias, que va a estar en un nivel, creo que es sumamente complicado. Eso de ir a una escuela de cine te abre los ojos al mundo.

¿Por qué te decidiste tener una italiana en la dirección de fotografía?
A Sara Brusciano ya la conozco desde el 2020 en la escuela y al principio nos caíamos bien mal, es como que la tipa era muy italiana, muy europea; entonces, yo cuando vuelvo al Perú, en plena pandemia comienzo a buscar directores de fotografía en el Perú, porque yo quería trabajar con una directora de fotografía peruana. Mucha gente tal vez me diga que soy feminista y todo ese rollo, pero yo quería trabajar con una directora de fotografía mujer porque la actriz protagonista es mujer y yo quería tener una sensibilidad desde la cámara de mujer. Entonces comienzo a buscar una directora de foto en el país y lamentablemente como que no hay. Con una o dos personas que nos topamos en el camino presupuestamos y era demasiado lo que pedían, entonces es ahí que yo le comienzo a buscar a Sara Brusciano y le digo “mira, Sara, tengo un proyecto y no sé si te pueda interesar”; entonces Sara me dice “bueno, mándame tu guion”, le mando el guion y me dice “Ok, vamos”. Ella me dice te cobro tanto y arreglamos. Cruzó el Atlántico en plena pandemia y se subió a los Andes, a los cuatro mil metros a morirse un poco de frío y encima que era vegetariana. Nada, fue una experiencia tanto para ella como para mí y no solo tuve a una extranjera, también tuve al actor chileno que viene de Santiago de Chile. La directora de sonido que es mujer, ella es boliviana y también la conocí en la escuela de Cine de Cuba. Igual con el tema de ella fue buscar sonidistas mujeres, porque iba a trabajar con una niña, una menor de edad, iba a trabajar con comunidades quechua hablantes y yo creo que no es lo mismo que un varón ponga un micrófono. Por esa razón fue que decidí buscar a una mujer. La primera persona que se me pasó fue Marcela Navia porque también la había conocido en la escuela, y cuando le dije se apuntó; ella también vino.
Además, estábamos haciendo una película sobre la guerra con Chile, donde habían participado los chilenos, los bolivianos y los peruanos, y también los europeos, entonces era como juntar un poco todo eso. Fue chévere, de verdad, y todos eran nuevos. Por ejemplo, Marcela nunca había hecho un ‘largo’, Sara nunca había hecho un ‘largo’, es más, hasta ahora no ha hecho su segundo ‘largo’ todavía. Sara Brusciano siempre ha trabajado como foquista u operadora de cámara. Igual para mí fue mi primera película.

Esta película ‘Érase una vez en los Andes’ todavía no se estrena en el Perú. Estamos ante la expectativa de ver la historia que cuentas. ¿Cuándo será estrenada?
Después de su estreno en la India la película se presentó en Estados Unidos, en Miami, estuvo en Connecticut, ahí ganamos un premio, luego estuvo en el Festival de Cine de Dallas, ahora se va a Inglaterra y hace poco estuvo en Festival de Cine Al Este, en Lima, en Cineplanet Alcázar; ahí tuvimos dos funciones que se agotaron, y a pesar que Cineplanet nos pidió una función más nosotros no pudimos por un tema de contratos.
El estreno comercial de la película está planteado para el 5 de setiembre que la distribución comercial la está llevando, el que ha distribuido Manco Cápac, Yana Huara, es el que ha distribuido Willaq Pirca. Estamos a la expectativa de poder ver cómo hacemos para poder traer al actor chileno desde Chile.
Queremos hacer el lanzamiento de la película allá en Sarwa, ahí donde hemos grabado, y esperamos que al público peruano le guste y que vayan a ver el estreno de la película. Si no les gusta ya nos dedicamos a otra cosa para ya no molestar con nuestras historias.
¿Por qué elegiste este tema de la guerra con Chile? Un tema que todos los peruanos lo tenemos atravesado.
Cuando era niño siempre se hablaba de los chilenos. Que los chilenos tal, que los chilenos cual, que los chilenos nos quieren quitar todo y no sé qué. Eso lo he tenido desde niño, desde la escuela, los profesores, etc. Pero cuando yo ya estaba en la universidad a mi mano llega un cuento de Umberto Chavarría Muñoz que se llama ‘La guerra de la Cruz del Sur’ y lo leo, me gusta, una cosa así y luego voy investigando si ese cuento tiene algo de validez, algo de realidad acá en el Valle del Mantaro, en Huancayo, y luego converso con el mismo autor y me dice “sí, acá habían chilenos”, y comienzo a trabajar un poco el guion, no sabía cómo darle forma al personaje principal que se llama Margarita, entonces se me vino a la mente mi madre. Mi madre murió muy joven a sus 22 años, entonces a partir de ahí usé el quechua como lengua materna. Así terminamos de escribir el guion de ‘Érase una vez en los Andes’.
Más allá de esa cosa que nos ha tenido como peruanos y como chilenos, para mí ha sido el tema de mi madre. Yo creo que, si no hubiera sido por mi madre, no hubiera escrito un guion y mucho menos me hubiera tomando el tiempo en buscar fondos, viajara allá, acá, aprender, conocer gente para hacer una película.

Se está hablando sobre la nueva Ley del Cine, se está cuestionando el tema de cómo se reparten los fondos. ¿Cuál es tu opinión respecto a todo este debate?
Lamentablemente el proyecto que está planteando Tudela, en lo personal, desde un punto de vista general no tiene nada de validez porque ella nunca ha convocado a los gremios cinematográficos. Por ejemplo, nunca ha convocado a la CRIP, a la CIP, a la ARCP o a tantas asociaciones que hacen cine en el interior del país. Ella nunca ha querido escuchar, y es más nunca ha tenido esa intención. De frente ha planteado un proyecto de ley.
Cuando ella presentó el proyecto, cuando llegó para el debate en el Congreso, ella ni siquiera defendió su proyecto en el Pleno. Desde ahí yo creo que parte de un tema de legitimidad porque no tiene la aprobación de los gremios cinematográficos, no solo de las regiones, sino que tampoco de Lima.
Ahora, los planteamientos que está haciendo la nueva ley ya lo veremos cuando se haga la reglamentación, porque desde que se han creado los fondos para el cine regional allá en el 2006 en adelante siempre hubo gente ganando que no eran de la región. Imagínate, Javier Corcuera ganando un fondo por Cusco, y así sucesivamente. Te puedo mencionar un montón de gente que ha ganado fondos de otras regiones residiendo en Lima. Ahora con esta nueva ley ¿cómo se va a prevenir eso?, ¿cuál es su estrategia de la señora Adriana Tudela?

Hay cineastas limeños que le sacan la vuelta a las propias reglas.
Claro. Los propios cineastas sacándole la vuelta a los propios cineastas. No se sabe cómo se va a hacer el nuevo planteamiento. De que va a afectar, va a afectar a todos, porque es una nueva ley, es una nueva forma de hacer cine en el país. Pero va a depender mucho de la reglamentación de este nuevo proyecto de ley. Ella plantea que, para cualquier cineasta, sea regional o limeño, haga cine le va a pedir el 70%, o sea, si una película cuesta un millón de soles yo tengo que conseguir 300 mil para poder conseguir los 700 mil; si yo no logro conseguir esos 300 mil, entonces no voy a pedir el fondo.
Y así sucesivamente pasará con los demás cineastas regionales, porque las grandes empresas que te pueden apoyar están en Lima, o sea yo tendría que ir a tocarle la puerta a Coca Cola, a Alicorp, a Movistar, entonces, ¿tú crees que me van a abrir la puerta? Si no me abren ¿qué hago?, no voy a poder postular.
Si la gente de cine regional no postula, ¿ese fondo qué va a pasar?, ¿va a volver al Estado? Y la otra gran pregunta que yo me hago en este nuevo proyecto de ley es que también abre a productoras extranjeras. Por ejemplo, una película ‘gringa’ que cuesta 50 millones de dólares, viene con sus 25 millones y al Estado peruano le pide otros 25 millones ¿cuánto va a quedar para los cineastas peruanos? Creo que va a depender mucho de la reglamentación para conocer cómo se va a manejar todo eso.
¿A qué películas regresas siempre?
‘Los Muertos’, de Lisandro Alonso, ‘Cómprame un revolver’, de Julio Hernández Cordón, y ‘La infancia de Iván’ de Andréi Tarkovski.
Cultura
Coreografía solar
María Fe Florez-Estrada despliega una poética visual tejida en foil y acrílico que entrelaza memorias íntimas y referencias ancestrales en una coreografía de luz, textura y contemplación. Está en La Galería de San Isidro hasta el 6 de julio.

Siete obras tramadas en foil metálico sobre acrílico coloreado y tres esculturas dedicadas a Mariella Agois vibran con una energía ciertamente sutil, pero envolvente. Al tiempo de revelar una obsesión meticulosa por la materialidad como lenguaje, la repetición del método sugiere ya un manifiesto: la exploración sistemática de un mismo proceso para extraer variaciones infinitas, como si cada obra fuera un verso de un poema visual.
Más o menos así son estas Remembranzas, la más reciente exposición de María Fe Florez-Estrada (Lima, 1979) en la sala II de La Galería de San Isidro. “Cada tejido nuevo empieza a partir de un recuerdo”, dice la artista. “Una sensación de aquel tiempo dotándola de una nueva interpretación”. La técnica del foil, que viene desarrollando desde hace más de 14 años, se ha convertido para ella en una suerte de caligrafía emocional: cada trama es un mapa afectivo.
De manera que lo personal y lo colectivo se funden en este corpus reciente. Tres de las piezas llevan los nombres de sus hijos —Nisso, Rafael y Sienna— y en ellas se advierte un colorido cálido y pulsante que parece traducir lo indecible del amor maternal. La memoria aquí no es nostalgia: es celebración transformada en forma, en vibración, en partitura visual.

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Silencio luminoso-
La artista entiende su obra como una exploración del tiempo a través de la materia. El foil —láminas doradas, plateadas y cobrizas— deviene en metáfora de la luz capturada, del instante suspendido. Estas superficies actúan como espejos fragmentados que reflejan tanto la presencia del espectador como la ausencia de aquello que se recuerda. En “Recuerdo de un eclipse”, por ejemplo, el brillo metálico evoca la corona solar: un destello atrapado en la oscuridad, una imagen suspendida entre lo visible y lo secreto.
El contraste entre los materiales industriales y las referencias a los textiles andinos no es casual. “Para mí es una manera de exteriorizar este presente con colores vibrantes y transparentes que proyectan luz y a la vez se mezclan con la trama de foil”, explica. En esa tracción entre lo ancestral y lo industrial se manifiesta una de las claves del arte contemporáneo peruano: la coexistencia de lo originario y lo global en una coreografía de contradicciones y mestizajes.
Por su parte, las tres esculturas en homenaje a Mariella Agois profundizan la búsqueda. “Siento gran admiración por su obra, es un deleite para los sentidos”, comenta Florez-Estrada. “Compartimos la constante búsqueda de expresión sensorial apuntando a generar efectos visuales de volumen y movimiento a través del uso del color y de las composiciones lineales”. En estas piezas tridimensionales, la línea se vuelve arquitectura. Y el homenaje se transforma en diálogo.

Así, Remembranzas no es solo una exposición: es una constelación de sentidos en movimiento. Una apuesta por la contemplación en un mundo saturado de estímulos. La serialidad de las obras, la minuciosa repetición del tejido, el juego con la luz y la geometría, remiten al ritual más que a la industria. Al arte como acto meditativo, como gesto de resistencia ante lo fugaz. Una trama de recuerdos.
Donde cada destello de foil es una palabra no dicha. Y en ese silencio luminoso la artista alcanza lo inasible: hacer visible lo que el tiempo quiso borrar. Y, como la luz en un eclipse, sigue iluminando aún después de desaparecer.
Muestras: Remembranzas de María Fe Florez-Estrada y La arquitectura del ser de Daniel Defilippi y
Lugar: La Galería.
Dirección: Conde de la Monclova 255 – San Isidro.
Fechas: Del 10 de junio al 5 de julio.
Horario: De lunes a viernes de 11 a 7 p.m. y sábados de 3 a 7 p.m.
Ingreso: Libre.
Cultura
Decano del Colegio de Arqueólogos exige la renuncia del ministro de Cultura por recorte en protección de las Líneas de Nasca
En entrevista exclusiva desde la protesta convocada ayer frente al Ministerio de Cultura, el decano del Colegio de Arqueólogos del Perú, Pieter Van Dalen, lanzó duras críticas contra la gestión del ministro Fabricio Valencia y exigió su inmediata renuncia, junto con la de la viceministra de Patrimonio Cultural, Moira Novoa Silva, tras la aprobación de una polémica resolución que recorta el perímetro de protección de las Líneas de Nasca.

La manifestación, realizada en la explanada del Ministerio en San Borja, reunió a arqueólogos, estudiantes, ciudadanos y organizaciones vinculadas a la defensa del patrimonio cultural. El motivo: el rechazo a la resolución viceministerial firmada por Novoa Silva que, según los especialistas, pone en peligro amplias zonas arqueológicas.
“Es una situación muy lamentable, que venimos viviendo desde hace más de una semana, desde que salió esta nefasta resolución”, señaló Van Dalen. “El Ministerio de Cultura, en vez de proteger el patrimonio, estaría dejando fuera grandes extensiones de zonas arqueológicas que quedarían expuestas a la minería ilegal, las urbanizaciones, los cultivos y otros problemas que afectan a esta región”.
El recorte del perímetro de las Líneas de Nasca —una de las herencias más emblemáticas del Perú y Patrimonio Mundial de la Humanidad— ha generado preocupación entre la comunidad científica nacional e internacional. Para el Colegio de Arqueólogos, esta decisión no solo es técnicamente injustificable, sino que sienta un precedente peligroso.
Consultado sobre las recientes denuncias penales contra el ministro Valencia, la viceministra Novoa y otros funcionarios, el decano expresó que si bien aún no conocía los detalles del caso, considera urgente que el Poder Judicial investigue los motivos detrás de esta resolución. “Sería importante que se pueda demostrar por qué sacaron esta medida. Nosotros también estamos recibiendo documentación y evaluaremos si corresponde que los arqueólogos involucrados sean sometidos al Tribunal de Ética y Disciplina”, indicó.
El Colegio de Arqueólogos se suma así a los pedidos de interpelación ya aprobados por el Congreso. “El ministro ha demostrado su incapacidad moral para dirigir el Ministerio de Cultura. Debe dar un paso al costado porque está haciéndole mucho daño a la cultura del país. Lo mismo con la viceministra”, reclamó Van Dalen.
El mensaje también incluyó una exhortación directa a la presidenta Dina Boluarte: “Le pedimos que haga cambios urgentes y necesarios en el Ministerio de Cultura. Estos señores tienen que dejar sus cargos porque mucho daño están haciéndole al país entero.”
El clamor desde San Borja se escuchó fuerte y claro. Mientras los manifestantes mostraban pancartas con lemas como “Las Líneas de Nasca no se negocian” y “Nasca nose vende, Nasca se defiende”, la figura del ministro Valencia se sigue debilitando. En un escenario de creciente presión política y social, la permanencia de los actuales responsables del Ministerio de Cultura pende de un hilo.
Aquí la entrevista en exclusiva con Pieter Van Dalen, decano del Colegio de Arqueólogos del Perú.
Cultura
Gori Tumi: «Exigimos que el ministro y la viceministra de Cultura sean destituidos»
En medio de las protestas que se realizaron ayer en la explanada del Ministerio de Cultura, Gori Tumi, presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre, lanzó duras críticas contra el titular de Cultura, Fabricio Valencia, y su viceministra de Patrimonio, Moira Novoa, por atentar contra las Líneas de Nasca.

Durante las protestas realizadas ayer en la explanada de la sede central del Ministerio de Cultura, el arqueólogo Gori Tumi, presidente de la Asociación Peruana de Arte Rupestre, lanzó duras críticas contra la actual gestión del ministro Fabricio Valencia. En una entrevista exclusiva, Tumi denunció un presunto negociado estatal que pone en riesgo el patrimonio arqueológico de Nasca, y exigió la renuncia inmediata tanto del ministro como de la viceministra de Patrimonio Cultural, Moira Novoa.
En un ambiente marcado por la indignación ciudadana, Gori Tumi calificó de “componenda” las acciones del Ministerio de Cultura que permitieron el recorte del área de protección de las líneas de Nasca. Según su denuncia, esta reducción se realizó sin sustento técnico alguno, favoreciendo intereses vinculados a la minería informal en la región. “Se ha demostrado, más bien por la ausencia de documentación técnica, que todo este recorte en la poligonal fue hecho sin sustento, y es muy suspicaz que se haya dado en un contexto de expansión minera”, afirmó el arqueólogo.
Más grave aún, Tumi reveló que el hermano de una funcionaria del Ministerio de Cultura —subdirectora de la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica— había solicitado la liberación de 100 hectáreas para actividad minera dentro del área originalmente protegida. Aunque el solicitante habría fallecido, el conflicto de intereses es evidente. “Ella (Jeanette Gutiérrez Achulla) debió saber que tenía un problema de intereses familiares y participó en la reunión original donde se avaló el recorte”, señaló.
Para el presidente de la Asociación de Arte Rupestre, esta situación no es un hecho aislado sino parte de un patrón sistemático de negligencia e intereses ocultos. Recordó que en anteriores gestiones, como las de Luis Jaime Castillo, ya se habían producido decisiones similares en sitios como Pachacamac y Puruchuco. “Es decir, nuevamente se ha tratado de beneficiar intereses particulares o privados, o intereses oscuros al final”, sentenció.
En la entrevista, Tumi también desmintió las versiones oficiales que pretendían justificar la redefinición de la poligonal en base a supuestos estudios. “No hay una investigación real que justifique esa re-delimitación. No se han hecho estudios ad hoc. Se trató de disfrazar una operación política como si fuera un proceso técnico”.
La Asociación Peruana de Arte Rupestre, que él preside, emitió un pronunciamiento formal el pasado 8 de junio, exigiendo no solo la destitución del ministro Fabricio Valencia y la viceministra Moira Novoa, sino también una eventual investigación penal para todos los involucrados. “No nos hemos quedado de brazos cruzados”, advirtió. “Exigimos que se tomen acciones jurídicas porque esto ha sido un atentado contra un bien arqueológico insustituible”.
El escándalo por el recorte en la protección de las líneas de Nasca ha escalado rápidamente: el Congreso ya aprobó tres interpelaciones contra el ministro de Cultura, y el Ministerio Público ha iniciado diligencias preliminares. Las declaraciones de Gori Tumi refuerzan la sospecha de que, detrás de las resoluciones administrativas, se esconde una estrategia deliberada para abrir paso a la depredación del patrimonio nacional bajo el amparo del Estado.
Aquí la entrevista completa:
Cultura
Líneas de Nasca: Jois Mantilla advierte intereses económicos tras resolución del Ministerio de Cultura
El investigador y periodista denuncia que se intenta desproteger áreas con valioso patrimonio arqueológico para favorecer la expansión minera. La norma ha sido suspendida, pero el riesgo sigue latente. Aquí la entrevista.

En una entrevista contundente, el periodista e investigador Jois Mantilla lanzó duras críticas contra el Ministerio de Cultura por la reciente resolución viceministerial que pretendía modificar los límites de protección de las Líneas de Nasca, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Según Mantilla, se trató de un “despropósito movido por intereses económicos y políticos”, disfrazado de una medida técnica para “sincerar” el polígono de protección.
“Fue una tremenda torpeza. Primero sacan la norma, luego esperan el escándalo, y recién ahí retroceden. Así funcionan los gobiernos llenos de ineptos”, sentenció Mantilla. La medida publicada el 28 de mayo fue parcialmente suspendida días después, pero el periodista advirtió que se trata solo de una pausa estratégica: “Van a insistir, ahora con otro lenguaje, aparentando apertura”.
Uno de los puntos más graves señalados por Mantilla es que no hubo ninguna consulta previa ni con arqueólogos ni con autoridades locales. “Ni el alcalde provincial fue informado. Y lo más grave: ni siquiera el Colegio de Arqueólogos fue convocado”, denunció.
El ministro de Cultura intentó justificar la medida afirmando que el área es más grande que Tumbes y que el perímetro excluido no contiene restos arqueológicos. Pero Mantilla desmintió tajantemente esas afirmaciones: “Eso es mentira. No hay estudios que lo respalden. Lo que hay son intereses mineros. Hay hasta una funcionaria con vínculos familiares con empresas que ya estaban pidiendo concesiones en la zona”.
Además, Mantilla reveló que muchas de las nuevas figuras descubiertas por la Universidad japonesa de Yamagata —más de 300 geoglifos adicionales identificados con inteligencia artificial y tecnología satelital— se encuentran precisamente en las áreas que se buscaban excluir del área protegida.
“No podemos seguir mochando el territorio, porque lo que vamos a terminar teniendo es una historia incompleta, una investigación que nunca se podrá cerrar. Si no protegemos todo, estamos perdiendo lo más valioso que tenemos: nuestra memoria arqueológica”, sostuvo.
Pese a las duras críticas, Mantilla reconoció que el polígono podría ajustarse en ciertas zonas urbanas consolidadas, donde ya existen viviendas e infraestructura. Pero insistió en que eso debe hacerse con criterios técnicos claros, con un registro arqueológico completo y con la protección asegurada para todas las zonas aún por investigar.
“La plaga humana necesita espacio, sí. Pero el desarrollo no puede construirse sobre la destrucción de nuestro pasado”, concluyó.
Aquí el podcast de Lima Gris con la entrevista completa.
Cultura
Crisis en el MINCUL: trabajadores se alzan contra el ministro Fabricio Valencia
Rebelión en el Ministerio de Cultura en defensa del patrimonio cultural. Mediante un comunicado, los trabajadores del Mincul denuncian la falta de una evaluación rigurosa y pública de los estudios técnicos utilizados por el ministerio para justificar su decisión del recorte del polígono de las Líneas de Nasca y Palpa.

Los trabajadores del Ministerio de Cultura, los guardianes invisibles de nuestro patrimonio, han levantado su voz en un comunicado solemne, reclamando que la decisión tomada no solo es inválida desde el punto de vista técnico y científico, sino también un acto de negligencia total frente al legado de quienes nos precedieron y a los intereses de las futuras generaciones. La reducción, señalan, no tiene respaldo ni respaldo científico ni respaldo legal, y viola principios internacionales de gestión patrimonial que demandan transparencia, participación ciudadana y criterios rigurosos en la protección del patrimonio cultural.

El ministro afirma, con una mezcla de simplicidad y arrogancia, que la reducción del área se sustenta en «más de 20 años de estudios» —una aseveración que enardece la indignación de sus propios técnicos y especialistas que denuncia la falta de transparencia en la rendición de cuentas. No hay, en realidad, estudios públicos, informes publicados ni validación externa que justifiquen esa disminución. Lo que existe, dicen los firmantes, es una decisión unilateral cuyo único fundamento parece haber sido un supuesto «falta de evidencias arqueológicas» en las zonas excluidas, una afirmación que, más que ciencia, parece una excusa para abrir paso al interés comercial y predatorio. La alarma no solo radica en el tamaño de la reducción, sino en la forma en que se ha llevado a cabo: sin participación, sin debate público, sin respaldo técnico, prostituyendo la ciencia y los valores patrimoniales por una conveniencia administrativa o, peor aún, por intereses desconocidos —o peor aún, evidentes.

Los trabajadores, con la nobleza de los que aman su oficio y saben que trabajan en la trinchera de la preservación, denuncian además la falta de una evaluación rigurosa y pública de los estudios técnicos utilizados por el ministerio para justificar su decisión. La supuesta base de «más de dos décadas de investigación», que el ministro repite como un mantra para legitimar su acción, no ha sido respaldada por ningún informe accesible ni validado por la comunidad científica internacional. La opacidad, en estos casos, siempre es un signo de alarma. La transparencia, como ya lo proclamó el propio Lawrence Livermore, es la moneda de la buena gestión del patrimonio.
La acción del ministro no solo pone en entredicho su competencia, sino que revela un desconocimiento flagrante del peso simbólico, cultural y científico de Nasca. La amenaza de esta reducción es el desmembramiento de un todo, de un paisaje cultural que no puede entenderse solo por sus fragmentos aislados. La preservación de Nasca no requiere la disminución de su territorio, sino la expansión y protección integral de un paisaje que fue cuidadosamente estudiado y protegido por la comunidad internacional y nuestros propios arqueólogos. La respuesta del ministro parece reflejar más un capricho ideológico que una política pública con sentido: reducir las áreas protegidas para facilitar actividades ilícitas, como la minería ilegal, que ya han dañado irreversiblemente sectores del desierto y que, en palabras de los propios expertos, son los verdaderos enemigos de este patrimonio.
La actitud de los responsables políticos contrasta brutalmente con la sensibilidad y el compromiso de los propios trabajadores, que en su comunicado señalan que la protección del patrimonio no es una cuestión de interés económico inmediato, sino una obligación moral, un deber imperativo de toda sociedad civilizada. La protección del patrimonio cultural no es un negocio, sino un legado, un hilo que une nuestro pasado con nuestro presente, y que debe ser preservado con la ciencia, el respeto y la participación pública.
Pero, como en toda tragedia, no falta también la farsa. La estrategia de esconder estudios, de actuar sin consultar, de legislar con apresuramiento y sin clamor, evita cualquier debate serio y transparente. La falta de publicación de los estudios que supuestamente justifican la reducción, unido a la ausencia de informes técnico-científicos validados por organismos independientes, revela una práctica antidemocrática y anticientífica, una manipulación insensata que solo puede terminar dañando —y no beneficiando— a nuestro patrimonio.
El llamado de los trabajadores es a no aceptar este sacrilegio silencioso, a defender la integridad del paisaje cultural de Nasca con toda la fuerza de la ley, del conocimiento y del sentido común. Quieren una gestión participativa, transparente, respaldada en evidencia científica, que involucre a las comunidades locales, a los científicos, a las instituciones internacionales y a toda la sociedad civil que reconoce en Nasca su patrimonio común. La historia nos muestra que los patrimonios no se protegen con decretos arbitrarios ni con decisiones unilaterales, sino con respeto, con ciencia y con un compromiso ético que trascienda los intereses momentáneos.
La responsabilidad del Estado, en definitiva, es custodiar, no destruir; comprender, no simplificar; proteger, no reducir. La historia, que los geoglifos y los geólogos nos han enseñado con silenciosa contundencia, es que los legados monumentales son frágiles, como la arena del desierto, y que la verdadera grandeza está en comprender nuestro papel en la conservación de esa herencia.
Este es un llamado a la sensatez y a la justicia. Newton nos enseñó que toda acción genera una reacción igual y opuesta; si destruimos un patrimonio, solo nos queda la impotencia, la vergüenza y un legado que será, en adelante, un testimonio de nuestro silencio y nuestra cobardía.


El Ministerio de Cultura ha anunciado con entusiasmo que deja sin efecto la resolución que recortó en un escandaloso 42% el perímetro de protección de las Líneas de Nasca y Palpa. A primera vista, podríamos celebrar esta rectificación como un triunfo de la presión ciudadana y el sentido común. Sin embargo, sería ingenuo bajar la guardia.
El comunicado oficial parece una pieza de relaciones públicas más que una declaración de principios. Detrás del aparente regreso al plano perimétrico de 2004 y la promesa de transparencia, se esconde una maniobra peligrosa: ahora buscan hacer lo mismo —recortar el territorio protegido—, pero de manera “formal”, con participación “multisectorial” y un lenguaje técnico que suena a legitimidad. El problema no es la forma, sino el fondo: los actores siguen siendo los mismos.
Entre los convocados a esta “mesa técnica” figuran —aunque no se mencionen con nombres propios— personajes cuestionados y salpicados por presunta corrupción, los mismos que orquestaron el intento anterior de mutilar el patrimonio en beneficio de intereses mineros. ¿Ahora se pretende legitimar el atropello con el barniz de la participación ciudadana?
Nos hablan de socialización, transparencia, rigor científico y diálogo plural. Pero el objetivo real es mantener en pie el negociado político que favorece a empresas mineras, mientras el patrimonio mundial es tratado como un obstáculo incómodo en el camino del “desarrollo”. La nueva Unidad Ejecutora Nasca podría convertirse en el caballo de Troya para facilitar ese saqueo con aval institucional.
Las Líneas de Nasca no solo son un conjunto de geoglifos milenarios; son símbolo de nuestra historia, testimonio de una civilización que supo dialogar con el desierto. Lo que vemos ahora es otro tipo de diálogo: uno entre funcionarios y lobistas, entre tecnócratas y empresarios, donde la voz del patrimonio es la gran ausente.
El Ministerio de Cultura no ha dado marcha atrás. Solo ha cambiado de estrategia. Y si no lo denunciamos, pronto la historia se repetirá: con mapas nuevos, actores conocidos y el mismo silencio que borra las líneas milenarias bajo el polvo del negocio.
Estemos atentos; el recorte del perímetro de las Líneas de Nasca y Palpa tiene el aval de Palacio de Gobierno. En el negociado que se buscaría concretar, también hay inyección de dinero extranjero. Fuerza Popular y APP tienen sus propios intereses en el recorte.
Cultura
María Reiche: «Defender las Líneas de Nasca es un deber»
Gracias a la inteligencia artificial María Reiche alza su voz desde el legado para expresar su rechazo al recorte del perímetro de protección de las Líneas de Nasca.

Por María Reiche
(artículo póstumo simulado)
He dedicado mi vida a proteger las Líneas de Nasca, esos gigantescos trazos en el desierto que constituyen uno de los más grandes legados arqueológicos de la humanidad. Pasé décadas bajo el sol, midiendo cada línea con cinta métrica, luchando contra el polvo, la ignorancia y la indiferencia. Hoy, con profundo pesar y desde la voz que me sobrevive en la memoria colectiva, siento la necesidad de alzar la palabra ante una decisión oficial que amenaza con deshacer lo que tantos años de esfuerzo científico y humano buscaron preservar.
El Ministerio de Cultura del Perú, bajo la gestión del ministro Fabricio Valencia Gibaja y con la firma de la viceministra Moria Novoa Silva, ha oficializado la reducción del perímetro de protección de las Líneas de Nasca. Esta acción no solo representa una negligencia técnica, sino una traición moral a la historia, al patrimonio y al alma del Perú.
El argumento de “adecuación administrativa” no resiste análisis cuando está en juego la integridad de uno de los espacios arqueológicos más frágiles y enigmáticos del mundo. ¿Cómo puede justificarse el achicamiento del área de resguardo en un contexto donde las amenazas —como la expansión agrícola, la minería informal, y la urbanización descontrolada— se incrementan cada día? ¿Es este el legado que se quiere dejar: el de un país que desprotege lo que debería enaltecer?
Recortar el perímetro de protección es ignorar el contexto geográfico y astronómico de las líneas. No son simples dibujos en el suelo; son un conjunto interconectado que necesita ser entendido en su totalidad. El espacio que las rodea no es vacío: es parte esencial de su lectura. Yo misma dediqué años a estudiar cómo se relacionan con fenómenos solares y estelares. ¿Cómo vamos a comprender su función, si cercamos su entorno?
La resolución viceministerial en cuestión no solo deja áreas vulnerables fuera del resguardo legal, sino que sienta un nefasto precedente: el de que lo intangible es prescindible, y que la conveniencia política o económica puede pasar por encima del deber patrimonial. Esta actitud contradice los compromisos internacionales que el Perú ha asumido con la UNESCO y pone en peligro la declaratoria de Patrimonio Mundial.
No puedo permanecer en silencio. Invoco a la comunidad científica, a los estudiantes, a los ciudadanos de Nazca y del Perú entero, a que exijan la inmediata revisión de esta resolución. Las líneas no se defienden solas: necesitan ojos que las vean, manos que las protejan y voces que hablen por ellas.
Las Líneas de Nasca no son de un gobierno, ni de una oficina, ni de un decreto. Son de la humanidad. Y a la humanidad nos debemos cuando decidimos defender el pasado para tener un futuro.
Escribo estas palabras hoy, 8 de junio, en el aniversario de mi fallecimiento. Gracias a la inteligencia artificial, puedo alzar nuevamente mi voz para expresar lo que siento.
Durante décadas caminé bajo el sol del desierto, protegiendo las Líneas de Nasca y Palpa, esas huellas milenarias que la humanidad entera tiene el deber de conservar. Las estudié, las limpié, las medí y las amé. Amé al Perú como una más de sus hijas, y dediqué mi vida entera a resguardar ese legado que no tiene dueño, porque pertenece al mundo.
Hoy les pido, desde donde el tiempo ya no pesa, que no abandonen aquello que tanto cuidé. Ayúdenme a defender lo que aún puede ser salvado. Las líneas no tienen voz, pero ustedes sí.
Cultura
ICOMOS Perú: Recorte del perímetro de las Líneas de Nasca es ilegal, anticientífico y viola los tratados internacionales
Comunicado del organismo asesor de la UNESCO cuestiona al Ministerio de Cultura por poner en riesgo las Líneas de Nasca. Además exigen la derogatoria de la Resolución Viceministerial N°0128-2025.

El Comité Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS Perú), organismo asesor de la UNESCO en temas de patrimonio cultural, ha lanzado un enérgico pronunciamiento en defensa de las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa, declaradas Patrimonio Mundial en 1995. El contundente pronunciamiento complica la permanencia del ministro Fabricio Valencia Gibaja y la viceministra Moira Novoa Silva en sus cargos, tras firmar y publicar la resolución del Ministerio de Cultura que reduce drásticamente el área protegida de este patrimonio universal, pasando de 5,633.47 km² a solo 3,235.97 km².
Un recorte sin estudios transparentes
Mediante la Resolución Viceministerial N°0128-2025-VMPCIC/MC, el gobierno ha oficializado la modificación del polígono de protección sin sustento técnico riguroso ni diálogo con la comunidad científica y cultural. ICOMOS Perú denuncia que no se han realizado estudios arqueológicos suficientes para justificar la exclusión de más de 2,000 km², lo que vulnera tanto la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (Ley N.º 28296) como principios internacionales de conservación.
Además, la entidad recalca que esta medida incumple tratados internacionales suscritos por el Perú en el marco de la UNESCO, y contraviene la Declaración de Xi’an (2005), que establece la necesidad de conservar no solo los sitios arqueológicos, sino también su entorno cultural, histórico y paisajístico.

Implicancias jurídicas internacionales
Este pronunciamiento plantea una alerta mayor: el Perú estaría violando compromisos internacionales adquiridos al momento de inscribir las Líneas de Nasca como Patrimonio Mundial. Según las reglas de la UNESCO, cualquier modificación al área protegida debe ser sustentada y aprobada por el Centro de Patrimonio Mundial, no puede ser producto de una decisión unilateral de un Estado parte.
Al actuar sin consulta previa y sin aprobación del organismo internacional, el Perú podría exponerse a sanciones, observaciones o incluso a que el sitio sea incluido en la lista de Patrimonio Mundial en Peligro, una categoría que afecta gravemente la imagen y gestión cultural del país.
ICOMOS recuerda que el área protegida no solo contiene geoglifos mundialmente conocidos, sino también zonas donde aún se descubren nuevas evidencias arqueológicas. De hecho, varios estudios recientes han revelado nuevos trazos en zonas ahora excluidas por el Ministerio, lo cual desmiente la supuesta «inexistencia de evidencia» esgrimida por funcionarios del sector.
El pronunciamiento de ICOMOS señala: “El Área de Reserva Arqueológica de las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa constituye el paisaje cultural más grande de la humanidad […] de suma importancia estimular su investigación, protección, conservación y puesta en valor”.

Exigen derogatoria
ICOMOS Perú exige la inmediata derogatoria de la Resolución Viceministerial N°0128-2025 y propone la creación de una Mesa Técnica de Trabajo que articule esfuerzos entre el Estado, la comunidad científica y los organismos internacionales. Solo así se podrá garantizar una gestión responsable, participativa y acorde al compromiso global que representa conservar este legado milenario.
Este pronunciamiento es más que una crítica técnica: es un llamado de atención al Estado peruano para que no debilite sus estándares de protección patrimonial. Las Líneas de Nasca no son solo un símbolo nacional, son parte de la memoria cultural de la humanidad. Protegerlas es un deber ético, jurídico e histórico.
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