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Cultura

Ricardo Terrones y el ejercicio pictórico como resistencia

Lee el artículo de Israel Zamora desde México.

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Por Israel Zamora

La forma en que un pintor latinoamericano entiende las imágenes artísticas es en suma diferente a la que un artista europeo o por ejemplo un árabe pudieran tener. Para un artista latinoamericano, la vieja discusión que aborda la imagen en sus dos significados más amplios, ya sea el que la define como signo o el que la define como símbolo, está rebasada. O más bien no le preocupa, la pintura hecha por un latinoamericano tendrá siempre ambas cualidades, es decir significará, señalará algo, pero también evocará otra cosa, esa otra cosa es su verdadera definición.

Con el hábito imaginativo que se consigue al mirar las imágenes nos soló como una representación sino como una posibilidad profunda de comunicación, el pintor que crece en Latinoamérica, es decir la única América, apuesta por trasladar la conmoción de mirar todo como si se mirara por primera vez, ya sea una cordillera de fondo azul, un pedazo cicatrizado de tierra, un icono religioso arrinconado en una vieja capilla colonial, un árbol que ya es preludio del desierto, la nieve de un volcán que se confunde con el tránsito de las nubes, o las ruinas precolombinas que, imperecederas, aún desafían el horizonte del tiempo. Añadamos las imágenes que se generan en tierras más ambiguas como las que nos deja un sueño o en un recuerdo.

Sin embargo, Latinoamérica es uno de esos lugares del mundo donde se percibe la dolorosa descompensación que hay entre una tierra rica en la que todo crece y los pueblos que la habitan que poseen apenas nada. Entonces el latinoamericano que se vuelve artista, apuesta por una resistencia contra todo tipo de oposiciones. En primer lugar, están aquellas que se heredan al crecer en un pueblo oprimido que no hacen más que multiplicar las adversidades, tales contingencias es muy común que en éste continente vayan de la mano con alguna tiranía política. También están aquellas que derivadas de un occidentalismo* impositivo miran a la obra artística creada en Latinoamérica todavía sólo como fruto de un exotismo colorido. Y finalmente, están las contingencias propias del oficio, aquellas que son de índole más íntimo y que crecen conforme el pintor crece: dudas, transiciones, inexperiencias, maduraciones, etc. Toda ésta lista de azares hace del nacido en Latinoamérica que se decide por la creación artística una especie de Prometeo, un rebelde incansable que la mayor parte del tiempo va a contra corriente.

¿Qué le queda al nacido en una tierra castigada pero que, incansable, florece? Sólo una cosa, volverse cronista de tal resistencia, mirar la tierra como un espejo que le devuelve su reflejo. Reflejo de cordilleras, de contemplaciones, de feliz o amargo autoconocimiento, reflejo de nubes que son la imagen del pintor mismo. Ahora bien, nube es una imagen del tiempo y el tiempo para un artista latinoamericano, va más allá de una entelequia filosófica, el tiempo en los quipus de Perú es un tejido que anuda el hilo de nuestras vidas y en los relieves aztecas es la imagen de los ciclos. Éste reflejo otorga identidad y la identidad para el artista que también se reconoce en el cóndor o en el jaguar, no es más que el alma de esta tierra.

*Entendamos aquí occidental como aquel valor histórico que pretende, todavía, ubicar el centro de la identidad humana en lo europeo o en lo estadounidense, ignorando las culturas que componen todo el horizonte universal.

Esa alma está siempre revestida de color, luz festiva con el que la naturaleza reviste las cordilleras inacabables de este continente y genera los tonos con los que los pueblos decoran sus casas, brote perenne en forma de estrellitas de papel o de animales de madera. En ningún otro continente el color es ese festival centelleante y alegre que anima las retinas o el pigmento milenario que también es una raíz profunda como lo es en Latinoamérica. Desde las trágicas aguas del río Bravo hasta los confines de la Patagonia, la América latina es una tierra en constante resistencia, de montañas estoicas y pueblos fieles a ellas.

Entonces, además de ser la tierra de los demagogos y líderes tíranos, Latinoamérica es también tierra de poetas y pintores, ellos y el gran legado cultural de éste continente vivifican el halito del alma de ésta parte del mundo. Sin embargo, el color con el que las cosas se pintan en éste continente deriva de un núcleo profundo, es aquella raíz indígena que determina nuestro lugar en el horizonte, que nos obliga rememorar de dónde venimos, experiencia traumática y amarga, pero, para el ejercicio artístico, también germinal. Engendrado en esta raíz, el artista latinoamericano posee una ventaja sobre el occidental, la visión, el comentario sobre el mundo que un artista latinoamericano pudiera hacer no es parcial, no está fracturada por aquella historia siempre incompleta y engañosa quiso ubicar el centro del universo en tierras europeas o desde hace más de un siglo estadounidenses. Tal visión, persiste, así nos los demuestran las tiranías políticas económicas que rigen y someten allende las fronteras.

Entonces, el pintor latinoamericano, posee ambas experiencias, la de los colores de sus raíces y la visión que la cultura occidental le propone en los rígidos libros de historia, es decir, el artista latinoamericano sabe mirar las ruinas del Partenón, no las niega, pero le son más próximas las de Machu Picchu, sabe convivir entre ambas, pero reconoce cuales le son más próximas. Así el pintor latinoamericano se sumerge en un proceso inacabe de revelaciones y redenciones, se halla en constante labor de recuperación ¿qué recupera éste pintor? Aquello que llamamos magia, mito y belleza, tres elementos que definen mejor que cualquier otro epíteto la herencia cultural que comparten las Américas y cuyos frutos han resistido la tiranía histórica occidental a la que debemos el peyorativo término de lo prehispánico. Qué es lo prehispánico sino lo que siempre ha estado aquí, latiendo, pulsando, a veces en forma subterránea como los dioses del cuento de José Emilio Pacheco: La fiesta Brava, otras, como los dioses originarios de barro escondidos bajos las vírgenes españolas de porcelana en los altares de las iglesias, continuamente en forma de poema cíclico como Piedra de Sol de Octavio Paz, y otras, a la vista de todos, como pirámides en perenne contacto con las estrellas. Señalar algo como prehispánico reitera el esfuerzo por esconder y socavar el valor de la cultura original de las Américas, en la pronunciación de lo prehispánico se aboga por un occidentalismo histórico que niega y desconoce la presencia física de los habitantes originarios de éstas tierras.

Una de las caras, la más reciente, de la versión occidental del mundo que está en franca oposición al crecimiento de nuestras raíces, es la marea tecnológica y mediática que actualmente nos somete en una ilusión comunicativa. De tal manera que identidad, es hoy más que nunca una palabra peligrosa porque rescata visiones olvidadas para restituirlas, porque nos recuerda que un yo personal está ineludiblemente ligado a un yo colectivo por lo que establece el saludable vínculo entre la tradición y el presente. Nada más peligroso para las redes sociales, que nada tienen de social, que aquel que en pos de una identidad se desconecta.

Ahora bien, como cualquier labor artística, pintar es un hábito que requiere soledades, por lo que nada más natural que el pintor se desconecte. Pintar, entre muchas otras cosas es buscar la materia secreta de la que está hecha el mundo. Empecinado en sus pinceles, el pintor rastrea el símbolo secreto que se oculta en un árbol, en la sonrisa de un anciano o en el relieve de un dios olvidado. El pintor es ese gambusino que sacude su charola para encontrar la beta de oro escondida entre los miles de guijarros del río de la vida.

La pintura de Ricardo Terrones, tiene la cualidad de ésta búsqueda, de un camino de flores caprichosas, cuyos colores también varían según el lado del río en el que crecieron. Las formas de sus protagonistas, son evocaciones de una flora y una fauna exuberantes; figuras que se extienden a lo largo de la superficie pintada como se extiende una cordillera vista a vuelo de pájaro. Son entonces mapas fantásticos de una tierra prometida, aquella tierra que buscaban los aventureros que a veces llamaban el paraíso del Preste Juan y otras El Dorado. Hablar de color es siempre una ambición, de color se ocuparon mentes como la de Goethe y la de Newton, también aquellos pintores de los frescos de Bonampak cuyas composiciones rivalizan sin duda con las de Uccello. Entonces hablemos de tono, éste término es más modesto y maleable, además nos permite analogías de otro tipo, por ejemplo, tono hay tanto en la pintura como la música. Volviendo al tema que nos ocupa, el tono que cubre las figuras en la pintura de Ricardo Terrones son también una búsqueda, quieren que el color sea por sí mismo un símbolo y no sólo una capa que cubre el interior de los contornos, es una pintura que propone una interacción entre ambas entidades, que la figura genere color y que el color germine figuras. Los tonos de esta pintura buscan el pigmento originario, aquel tono universal que recubría las cosas y que trasciende las fronteras, quieren encontrar el azul que hay bajo todos los azules, el ocre que se esconde bajo todos los ocres, el rojo de todos los rojos.

A pesar de que entre estos tonos y la luz hay una relación genética, los cuadros de Ricardo Terrones también dan cabida a aquellos cuyas cualidades cromáticas son más bajas, aparecen entonces violetas oscuros, sienas tostados o azules que colindan con los negros. Estas tonalidades están intrínsecamente relacionadas con los cielos nocturnos y las estrellas, cuya presencia son ya símbolo de reflexión y melancolía, de aquel que al ver un astro se pregunta por su propio devenir. No pocas veces así lo hacen las figuras de estos cuadros, miran hacia arriba para ver los astros contemplativamente, otras ocasiones para rendirles tributo en forma de danza, pero también hay otras en las que aúllan por su ausencia. En su serie hecha sólo con blanco y negro está intensión se radicaliza, los dos tonos primigenios interactúan para permitir una nueva espacialidad en sus composiciones, aparecen entonces amplias zonas carentes de figuras que no son un vacío, son el espacio propicio para la aparición de músicos, mujeres, grandes peces que recorren el blanco de ese espacio como un nado petrificado en un relieve. Estas figuras comparten cierta cualidad, de alguna manera son astrales, como los rituales de cuerpos pintados de los Onas, habitantes originarios de la Tierra del Fuego. Sin embrago en la misma serie, inesperadamente, irrumpe el perfil de un Volkswagen, símbolo innegable de nuestra era post industrial y que reitera nuestra frágil postura como entes que han perdido el rumbo.

La búsqueda de la pintura de Ricardo Terrones, como cualquier ejercicio artístico genuino, es ardua por sus propósitos; encontrar ni más menos aquella cualidad que compartían las imágenes pictóricas con las mitológicas y darles un presente, la temporalidad del hombre actual. Temporalidad de cielos nublados, borrascosos que impiden ver el horizonte, pero también de días claros como aquellos que conmovieron al poeta Nezahualcóyotl y le hicieron preguntarse por el destino de un colibrí.

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Cultura

Un almuerzo con sabor a bolero

Una crónica de Edwin Sarmiento

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Por Edwin Sarmiento

–El maestro Tamariz dice que el almuerzo será este jueves y no miércoles—

El aviso de Justo Linares en la Tertulia del Chivo Castillo es un “no te olvides” cada vez que lo hace en nombre de Domingo Tamariz, el mayor de los contertulios, con sus 96 años a cuestas y macizo como tronco de algarrobo. Hay que ir, entonces. Será un encuentro ameno, divertido, de muchos recuerdos, como de costumbre. La historia viva de la segunda mitad del siglo XX hasta la actual del siglo XXI en una mesa para seis periodistas. Esta vez no estuvieron César de los Heros, Jorge Sandoval, Luis Padilla, Hugo Chauca. Se les extraña. Y allí están Domingo Tamariz, Justo Linares, Francisco Ugarteche, Bernardino Rodríguez, Henry Aragón y Edwin Sarmiento, enfundados en casacas y abrigos que fueron arrancados de sus armarios de caoba con aroma a tiempo. Y el maestro Tamariz protegido, además, por una gorrita de tela que ya hubiera querido tener Luchino Visconti, legendario director de ópera y de cine italiano, de cuya hazaña cinematográfica me habló camino a casa, como vamos a ver, porque al maestro Tamariz, nada se le escapa, nada de lo ocurrido en el largo período de su vida le ha sido ajeno, nada de nada.

Él prefiere el pescado sudado, a la humeante parihuela de pescado y harto marisco que sí fueron devorados por Justo y Henry, en contraste con el tradicional lomo saltado de Francisco, a quien llamamos Panchito de cariño y mi modesto pescado a la parrilla sin yuca ni ensalada por recomendación de quienes saben cómo combatir una gastritis incipiente. Luego pasaríamos al tradicional point Berisso, donde los muchachos de la Tertulia del Chivo mataríamos esa soledad que nos persigue, hablando de la vida en todos sus tiempos; es decir, pasado, presente y futuro, por tres horas más, entre capuchinos calientes, acompañados de unos dulces llamados tiramisú, pero con receta italiana, que yo recién descubrí, valgan verdades. “Estos son los placeres a los que no debemos de renunciar”, exclamó Justo, en estilo hedonista de viejos filósofos griegos, cuando solían regodearse, semi sentados, con las manos sobre el vientre durante horas y sin levantarlas.

–¿Te vas a tu casa? ¿Me llevas?– me dijo, al despedirnos, el maestro Tamariz.

Y partimos, como de costumbre, primero a su casa y después a la mía. Sabía que el trayecto sería rico en recuerdos, viajes de una ciudad a otra, de un país a otro, de una época a otra, según le vengan los recuerdos a Domingo y le dé la gana, por supuesto, de conversar. Con él no hay pierde. Es divertido viajar y es ameno. Uno no deja de escuchar ni él deja de hablar. Su memoria es prodigiosa. ¿Cómo puede ser que este venerable anciano, que no parece anciano, siga tan animado en contarme que el tomo IV de su obra “Memorias de una pasión” ya haya entrado a imprenta?, me pregunto en silencio. Y me cuenta que el tomo V de esta publicación ya se encuentra en la fase de diagramación y que él mismo lo está diagramando. Qué tal fortaleza, Si los tres primeros tomos tienen, en conjunto, más de mil 300 páginas, con los dos nuevos tomos llegará a dos mil páginas, que son historia del periodismo peruano, amenamente presentada y contada, sigo asombrado. Me dice, además, que este año debe publicar el segundo tomo de su obra sobre personajes de la historia, que se sumarán a la media docena de otras publicaciones ya agotadas.

Mi copiloto mira los semáforos y suspira. Lima ha crecido mucho, musita. Y recuerda que cuando él se inició en el periodismo y salía a buscar la noticia, Lima bordeaba el millón y medio de habitantes, gobernaba el Perú el general Manuel A. Odría y los distritos más antiguos de la capital eran Surco, Miraflores, Magdalena, que la gente se movilizaba en tranvía, y que la revolución de Arequipa en 1955 ayudó a recuperar la democracia en el Perú. Y Lima empezaría a ser invadida por artistas de renombre, bailarinas que eran verdaderas vedettes de espectáculos para sacarse el sombrero, o mejor, la sarita de la época. “Yo tengo mil discos de larga duración de puro boleros”, me dijo. “Cuando me visites te los haré escuchar”, precisó. Y lo le dije claro que sí, maestro, te agradezco, Domingo, que yo también crecí, en Puquio, con los boleros de Los Panchos. Ah, tienes que escuchar a Lucho Gatica, a la Sonora Matancera, a Benny Moré, a Celia Cruz, le escuché susurrar, por segunda vez. Cuando vino al Perú, Pérez Prado –recuerda el maestro Tamariz—tenía chivita y usaba tacones de 12 centímetros. Él trajo el dengue (el baile, no la enfermedad). Me permitió ingresar a uno de sus ensayos. Levanta la batuta, y ¡tacatá, tacatá, tacatacátacatacá! Repiquetea el bongó y al unísono suenan los clarines, mientras que Daisy Guzmán, una guapa mulata de bien torneadas piernas, aparece como un vendabal en las pistas, dice Domingo. Fue suficiente para convencerme de que el dengue iba a poner de vuelta y media a la ciudad, acota. Y así brotan a borbotones sus recuerdos de los lejanos años 50. Ya hemos recorrido una hora del Berisso a su casa, en San Miguel. Y cuando le iba a entrar a la historia de Luchino Visconti, dijo que ya habíamos llegado y que esa historia la dejaremos para la próxima oportunidad. Así será, maestro Tamariz, mi buen amigo.

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Cultura

El inolvidable talento de Chalo Guillén

Un reportaje de Hélard Fuentes Pastor

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Por: Hélard Fuentes Pastor

«Tuvo muchos amigos», dijo Omar, hijo del gran caricaturista arequipeño, durante el homenaje póstumo que se realizó en mayo a Chalo Guillén, en una de las salas de exhibición del Centro Cultural de la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa.

— Todos siempre tenían palabras de cariño hacia mi papá —destacó su hijo ante un centenar de asistentes durante la inauguración de dicha exposición, con reproducciones de su obra artística y de varios dibujantes que han representado al personaje—. Era un apasionado del deporte, además fue parte de la Selección de Básquet de Arequipa —continuó Omar disertando sobre su padre, recordando su niñez, cuando veían juntos los partidos de fútbol.

¡Qué no se ha dicho de él! ¡Del gran Chalo! —como lo conocían muchos de sus amigos. El maestro Chalo, en su juventud, llegó a conocer al gran Che Guevara en Cuba, según cuentan, cuando tuvo que huir de Brasil por sus ideas políticas en un barco pesquero ruso, aunque lo político no fue su prioridad. Allí coincidió con la esposa del Che, la economista peruana Hilda Gadea Acosta, con quien tenía un amigo arquitecto en común.

— Charlamos largamente y comenzó a hablarnos de que la revolución es la única salida, la transformación de la sociedad, y de que los jóvenes éramos los indicados porque no teníamos pecados; entonces, éramos claros y transparentes para poder enarbolar una transformación de esa índole. Él creía en el hombre nuevo (…). Nos conversaba de esto (…). En ese momento, creímos que es posible una transformación (…). Al final te das cuenta que, las balas son balas y solo causan muerte (…) —recordó en una entrevista Chalo Guillén al famoso Che.

También destacó porque compartió con personajes como Vinicius de Moraes, Luis de la Puente Uceda, Luis Bedoya Reyes y Enrique Chirinos Soto, pues en vida disfrutó de los debates e intercambios de carácter político.

— Yo lo conocí a Vinicius de Moraes —llegó a declarar Chalo—. Más que todo, él frecuentaba Copacabana, en un local donde iba la gente que le agradaba la música, a veces iban o no iban, era muy informal. Él era un poeta extraordinario, un compositor… Tuvo siete esposas.

Chalo —que tenía una personalidad singular, siquiera comparable con su amigo, el pintor Luis Palao Berastain— no ostentó ni esperaba reconocimientos, homenajes y premios a pesar de su talento. En ese aspecto, se parecía a Palao, pero no era tan silencioso como él; por el contrario, dejaba notar su entusiasmo y verbosidad en cada conversación, al estilo de otro amigo suyo, el historiador Eusebio Quiroz Paz Soldán. Chalo fue un poco reacio a las ovaciones y los aplausos. ¡Eso sí! Por supuesto, su arte lo merecía.

Sus padres los bautizaron con el nombre: Rodolfo Gonzalo Guillén Peralta, aunque se hizo más conocido como Gonzalo, de allí que lo llamen “Chalo”. El arte corría por sus venas, pues sus tíos cercanos, Alejandro y Arturo Peralta Miranda, se dedicaron a la literatura, fundando el recordado grupo Orkopata. Uno de ellos —Gamaliel— se volvió célebre en las letras peruanas.

Antes de la cultura, las letras, el dibujo, incluso, la arquitectura, era solo un escolar soñador que hubo de cerrar aquella etapa en el colegio San Francisco de Asís en 1956, precisamente en dichas aulas conoció a Eusebio y desde pequeños se hicieron buenos amigos. Gonzalito, seguía la disciplina de su padre, Isaac Guillén Gómez, agricultor radicado en Paucarpata, quien a sus 41 años, un 8 de septiembre de 1932, desposó a su madre, Carmen Peralta Miranda, que tenía 28 y era natural de Puno.

Su trabajo artístico se extendió propiamente en los años 80 y 90. ¡Quién no hablaba de las caricaturas de Chalo! Pero en realidad, este talento para el dibujo comenzó a cuajar desde jovencito, allá por la década del 60, veinteañero o treintañero, pues había adquirido la nacionalidad arequipeña naciendo un 30 de abril de 1939, y estuvo a punto de lograr la brasileña, ya que durante su etapa universitaria, cuando viajó a Río de Janeiro. Su primera vez —según el registro consultado— fue en 1958, precisamente en una entrevista recordó entre los años 1957/58. Entonces, registró que vivía en Lima, en el jirón Miller No. 1541, tal y como se desprende del documento. Esa decisión de mudarse al extranjero, nos habla de un chiquillo avezado, con ganas de conocer y enfrentar el mundo. Allí, en la ciudad de Niterói (Brasil), hubo de conversar con el arquitecto Oscar Niemeyer, una genialidad de su tiempo.

No dudó un minuto, tomó las valijas y se mudó temporalmente al país del Carnaval. Omar Zevallos (2010), en su libro sobre la caricatura arequipeña, comenta que a los 17 años decidió estudiar arquitectura en la Universidad de Minas Gerais. También dice que Chalo participaba de muchas tertulias culturales, académicas, tenía una inclinación de «izquierda»  y aquellas situaciones lo condujeron a Cuba; pero, naturalmente, tal cual percibimos, esos intereses políticos o ideológicos, después no fueron prioridad como militante. Más pesaba su profesión, su arte, por lo que de regreso a Brasil, pensó viajar a Europa; sin embargo, Benjamín Doig, un arquitecto amigo, lo convenció de retornar a Perú.

— Siempre me agradó la tertulia, la conversa, el filosofar, y la noche es muy propicia para eso, paralelamente a mis estudios, yo hacía ese tipo de actividades. En ese tiempo se hablaba, se discutía, las dos posibilidades que habían: el socialismo y el capitalismo —declaró sobre esa etapa de su vida.

Chalo, en la década del 60, comenzó a dibujar para diferentes medios. Tenía de qué hablar y bromear. Pintaba y dibujaba muy bien, a tal punto que está considerado en importantes compendios biográficos de artistas nacionales, por ejemplo, el Diccionario de Gabriela Lavarello Vargas (2009). Estuvo en Oiga, una prestigiosa revista donde hizo caricaturas con severas críticas a personajes como Enrique Chirinos, con quien no coincidía políticamente, según declaró hace algunos años.

No siempre hubo discrepancias ni tensiones, aquí conoció a un buen amigo, el poeta Francisco Bendezú. También colaboró con Caretas y La Olla. Para él, la caricatura lo era todo, un medio de protesta, de satirizar a los malos políticos, y una forma de homenajear, de expresar su admiración, por ejemplo, a Marco Aurelio Denegri, Jorge Luis Borges o Mario Vargas Llosa. Además, fue tan completo que trabajaba con distintos materiales: lápiz, lápiz de color, pincel, tinta china, collage, acuarela, cuero con gurbia, anilinas al alcohol y acrílicos.

En noviembre de 1967, fundó la revista Mona Lisa, donde alternó con caricaturistas como Guillermo Osorio; luego ganó un premio en el Salón Internacional de la Caricatura de Montreal de Canadá representando caricaturescamente a Ho Chi Minh en el año 1969; y en los años 70, realizó una exposición —una de las pocas— en las Galerías de Arte del Banco Popular. También tuvo experiencia como docente de dibujo en universidades de Lima.

Dos de sus referentes artísticos fueron los destacados, Teodoro Núñez Ureta y Julio Málaga Grenet, dando continuidad a dicha tradición artística en la ciudad de Arequipa, cuna de importantes pintores a nivel nacional. Su ingenio lo llevó a fundar y editar la revista de humor político Caracoles —aunque también he leído que se llamó El Caracol— hacia los años 90.

Aquel periodo fue prolífico para el autor, no solo se multiplicaron los trabajos que realizó, además alcanzó una difusión nacional; de este modo, en el cambio de siglo, ya era un personaje que concurría a exposiciones y algunas presentaciones de libros, con un atuendo típico de él, la camisa, su saco a cuadros y su sombrero. El buen Chalo, nunca esperó algo, pero felizmente, en vida, recibió un reconocimiento del Gobierno Regional de Arequipa en el año 2009, cuando ocupó su presidencia Juan Manuel Guillén Benavides.

Por esos años, ya consolidado como uno de los «mejores exponentes en esta disciplina», comenzó a difundir su talento en redes sociales, recordándonos, hasta sus últimos días, la genialidad de su pincel. El 15 de noviembre del 2023, lamentablemente falleció, dejando un gran vacío en la caricatura arequipeña.

— La caricatura creo que nace desde siempre —ofreció una reflexión sobre su arte—. Podría ser que Dios inicie un poco ese tipo de trayectoria caricaturesca, al hacer del barro al hombre o transformar, diríamos, al ángel en diablo, como fue Lucifer, que pone alas de murciélago, patas de cabra, cola de león, en fin, hay unas facetas que definitivamente son especulaciones filosóficas.

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Cultura

Rinden homenaje a Eva Ayllón en el muro de Berlín

El muralista chileno Newen Vilu retrató en Alemania a la ‘Leyenda Viva’ de la música peruana, poco antes de que ella inicie una gira europea, en el marco de las celebraciones por nuestras Fiestas Patrias

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La imagen de la célebre cantante peruana Eva Ayllón fue plasmada en el Muro de Berlín, gracias a un grafiti realizado por el artista plástico chileno Newn Vilu. Esta obra, que resalta la figura de una de las artistas más icónicas de Latinoamérica, está ubicada en Mauerpark (Parque del Muro), lugar que -desde la caída de la que fuera la frontera interalemana- se ha convertido en uno de los espacios favoritos de descanso y esparcimiento de los berlineses.

La acción artística coincide con la pronta visita de Eva Ayllón a Alemania, país donde, en el marco de las celebraciones de nuestras Fiestas Patrias del Perú, la aclamada intérprete ofrecerá tres shows: Múnich (1 de agosto, en Technikum), Berlín (3 de agosto, en Passionskirche) y Frankfurt (4 de agosto, en Zoom).  

Estas presentaciones son parte de una gira de conciertos que Eva Ayllón ofrecerá por el Viejo Continente. El punto de partida será  Madrid (23 de julio). Ciudades como Ginebra (26 de julio), Barcelona (27 de julio), Milán (28 de julio), Roma (29 de julio), Bruselas (2 de agosto) y Estocolmo (7 de agosto) también son parte de este tour musical.         

Con más de 50 años de impecable trayectoria, Eva Ayllón es una de las artistas peruanas de mayor trascendencia internacional. Su potente y virtuosa voz, junto a su desbordante energía y versatilidad sobre el escenario le permiten interpretar diversos géneros musicales. Clásicos del cancionero peruano como “Mal paso”, “Le dije a papá”, “Saca la mano”, “Ingá”, “Ritmo, color y sabor” y “Que somos amantes”, entre otros, serán parte del repertorio de esta nueva y esperada gira europea.  

Eva Ayllón cuenta con más de 30 producciones discográficas, muchas de las cuales han sido relanzadas en versiones digitales, a través de su propio sello discográfico Aylloncito Producciones. La artista, 12 veces nominada a los premios Grammy Latino, entidad que le otorgó el Premio a la Excelencia Musical en 2019, acaba de ser distinguida como Personalidad Meritoria de la Cultura por su invaluable trabajo  de difusión y preservación de la música peruana.   

Cabe destacar que Eva Ayllón ha compartido escenario y grabaciones con grandes figuras de la talla mundial como de David Bisbal, Gilberto Santa Rosa, Armando Manzanero, Mercedes Sosa, Diego El Cigala, Pedro Aznar, Albita, Luis Enrique, Kalimba, Marc Anthony, Olga Tañón, Tania Libertad, Juan Diego Flórez, Alex Lora, Los Kjarkas y muchos más.

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Cultura

Exploding Sun presenta “NMZK”: un nuevo horizonte para la música pop

El proyecto solista de Fernando Casanova introduce un nuevo estilo musical: el neomuzakoid.

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Exploding Sun, el proyecto solista del músico peruano Fernando Casanova, conocido por su participación en diferentes bandas independientes como Millones de Colores, The Muertos o Los Zapping, regresa a la escena musical con el lanzamiento de su innovador álbum “NMZK”.

Este trabajo marca un hito en la carrera de Exploding Sun, al introducir un nuevo estilo musical denominado neomuzakoid. Se trata de una reinterpretación del género muzak (comúnmente conocido como música de ascensor), enriquecido con influencias del pop, jazz, easy listening y adulto contemporáneo.

“Este disco es el primero de este género, en el que ningún artista ha incursionado. Hace más de tres años empecé a escuchar muzak y desde entonces comencé a trabajar en este proyecto”, explica Fernando.

El álbum consta de 7 temas que destacan por sus melodías pegajosas, arreglos inesperados y polirritmia. Casanova lo describe como un disco pop fácil de digerir, pero con una profundidad y complejidad sin igual. Promete ser una obra corta para disfrutar repetidamente.

“Las canciones no siguen un patrón específico. Es un disco interesante de escuchar, para reproducirlo una y otra vez. Es como probar un postre que siempre te deja con ganas de un poco más. Puedes disfrutarlo como música de fondo o sumergirte en él para analizar cada uno de sus arreglos y armonías”, afirma Casanova.

Además de su propuesta musical, “NMZK” también destaca en otros aspectos artísticos. Su portada, creada por la artista experimental Fill Jord, presenta una diversidad de formas y texturas inusuales que reflejan la experimentación y reinterpretación características tanto de su enfoque artístico, como del propio álbum.

Para ello, Fill Jord combinó técnicas tradicionales de pintura fotorrealista con métodos innovadores como el modelado 3D, el escaneo LiDAR y la realidad aumentada. “Creó esta portada con la intención de complementar la renovación del género, que a menudo se considera poco notable en parte debido a su relegación al segundo plano”, explica Casanova.

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Cultura

¡El anime y la literatura se unen!: un ensayo de J. J. Maldonado sobre las nuevas formas de leer

La presentación del libro será el próximo viernes 19 de julio en la Feria Internacional del Libro de Lima.

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En la edición 28° de la Feria Internacional del Libro de Lima (FIL), el Fondo Editorial de la Universidad César Vallejo (UCV) lanzará su última novedad editorial: Narrativa mesiánica: animes al rescate de la ficción, un fascinante ensayo literario del periodista y escritor J. J. Maldonado. Este libro promete revolucionar la manera en que percibimos el anime y su impacto en la cultura contemporánea.

A través de un recorrido exhaustivo por la historia del manga japonés, Maldonado analiza la influencia de obras icónicas como Dragon Ball Z, Neon Genesis Evangelion, Akira, Naruto, One Piece, Death Note, Bleach, Hunter X Hunter y muchas más. El autor nos invita a conectar, a través de este nuevo libro, con el imaginario y las referencias de la juventud del siglo XXI.

La presentación del libro se realizará el viernes 19 de julio a las 8:00 p.m. en el auditorio Francisco Izquierdo Ríos.

Una carta abierta a todas las generaciones

Este ensayo sirve también como invitación para personas de generaciones anteriores que todavía mantienen cierto prejuicio o desdén por este fenómeno japonés. “Quiero pensar en este libro como una carta abierta para todas las generaciones que sientan amor por la ficción y sus evoluciones”, señala J. J. Maldonado.

En Narrativa mesiánica: animes al rescate de la ficción, el escritor propone nuevas formas de lectura y profundiza en cómo la cultura pop influye en las ideologías contemporáneas. Plantea interrogantes provocadoras: ¿Por qué Evangelion genera una nueva mitología posmoderna? ¿Cuál es la épica del “yo” en Dragon Ball? ¿Qué hay detrás de la ideología mesiánica de Naruto? ¿Por qué One Piece tiene una intensa carga política? ¿Se lee también audiovisualmente? ¿El anime podrá salvar a la ficción contemporánea?

Reflexiona y escribe sobre lo que consumes

El periodista J. J. Maldonado, ganador del Premio Narrador Joven del Perú 2015, comenta que siempre le ha interesado la figura del escritor que reflexiona, analiza y escribe sobre lo que consume, teniendo como referentes a autores como Milan Kundera, Susan Sontag, Lorrie Moore, Miguel Gutiérrez y Mario Vargas Llosa.

“Estos escritores y escritoras no se quedaron solo en el plano de la ficción, sino que también hicieron ensayos para responderse sobre las preguntas que les hacían los libros que leían. A mi manera, intento hacer lo mismo y responderme o abrir preguntas sobre cómo, por qué y qué estamos consumiendo en el siglo XXI a través del streaming o el internet”, señala el autor de El amor es un perro que ruge desde los abismos.

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Cultura

La historia no contada de Helena de Troya

A partir de distintos episodios poco divulgados de la vida de Helena, desde la Ilíada hasta nuestros días, y de recientes hallazgos arqueológicos, los libros de esta trilogía escrita por Gabriela A. Arciniegas (Bogotá, 1975), reconstruyen los sueños y ambiciones de otra Helena posible.

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Se sabe que en Troya hubo diez ciudades, una sobre otra, pero hasta ahora solo se ha podido excavar un diez por ciento de todo ese terreno. El objetivo de la escritora Gabriela A. Arciniegas (Bogotá, 1975) fue viajar hasta esa época remota del siglo XIII antes de nuestra era, y mostrar cómo vivía esa gente, cómo vivían las mujeres y qué hacían mientras los hombres estaban peleando en las batallas. Pero sobre todo responder a las siguientes preguntas: ¿quién era en verdad Helena de Troya? ¿Fue una mujer de belleza incalculable, culpable, de alguna manera, de desatar una guerra, como proponen todos los narradores y cineastas? ¿Cuánto se ha ‘excavado’ realmente para dar con su mente y su corazón? Estas son algunas de las preguntas que la autora responde en la trilogía Helena. La reina condenada, publicada por el Fondo de Cultura Económica (FCE).

“Mi resolución fue sondear el alma de una mujer que, como muchas en esa época, no tuvo la oportunidad de tomar decisiones sobre su vida, porque en ese momento histórico las mujeres no podían elegir su camino: otros (los hombres) lo elegían por ellas. No es la historia de los hombres y la guerra. Es la historia de cómo las mujeres, desde la magia, la medicina y la hechicería, interactuaban con los sucesos históricos en el siglo XIII a.C.”, dice Gabriela A. Arciniegas.

En abril último, la escritora presentó el tercer libro de la trilogía Helena. La reina condenada, primero en la feria del libro de Bogotá, y luego en la de Quito, donde estuvo acompañada de Alejandro Moreano, una eminencia en literatura e historia grecorromana, autor de decenas de libros sobre el tema. “Nadie se ha preguntado si en verdad fue ella quien desató la guerra de Troya. Nadie se ha preguntado quién era ella antes de la guerra”, dice Gabriela.

UNA ANTIBIOGRAFÍA

A partir de distintos episodios poco divulgados de la vida de Helena, desde la Ilíada hasta nuestros días, y de recientes hallazgos arqueológicos, los libros de esta trilogía reconstruyen los sueños y ambiciones de otra Helena posible: la infancia, los viajes, el interés por el sacerdocio, el conocimiento de la medicina egipcia, la pasión por la música y las primeras maneras de experimentar el amor, y no desde el privilegio de ser hija de Zeus, sino desde la vulnerabilidad de lo humano; estamos ante su antibiografía, su historia no contada.

“Es lo que yo trato de inferir a partir de su contexto sociopolítico e histórico. Al indagar en estudios arqueológicos y paleolingüísticos recientes, me he encontrado con aproximaciones nuevas, con descubrimientos y decodificaciones de documentos, como los anales hititas, los papiros egipcios, los sitios arqueológicos de las ciudades en donde, en la mayoría de los casos, aún falta mucho por descubrir. El historiador debe ser un traductor, un puente entre culturas y tiempos. No debe aburrir como lo hacen algunos profesores de colegio (o de universidad incluso), debe llamar a saber más. Esta es una trilogía de ficción histórica y biográfica sobre Helena, la reina micénica, pensada para ser amena, divertida, llena de aventuras y donde los personajes aparecen muy humanizados y muy cotidianos”, dice Gabriela.

Gabriela A. Arciniegas llega a Perú para presentar el segundo tomo de Amos del fuego, una novela de ciencia ficción publicada por Pandemonium Editorial, en la FIL Lima 2024.

El miércoles 24 de julio, a las 7:30 pm, en Vallejo Librería, ubicada en Av. Camino Real 1119, San Isidro, habrá un conversatorio sobre la trilogía, en el marco de la presentación del último y tercer tomo: El libro de las heridas. Participan Gabriel Gargurevich Pazos, Raúl Quiroz y la autora.

Los libros de la trilogía Helena. La reina condenada se encuentran a la venta en Perú, en la librería del Fondo de Cultura Económica, en Buscalibre y MercadoLibre Perú.

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Cultura

Eva Ayllón y Jean Pierre Magnet llevan su romance musical al Teatro Peruano Japonés

La ‘Dupla de Oro del Perú’ vuelve a reunirse para ofrecer dos únicas presentaciones, jueves 3 y viernes 4 de octubre, con el marco musical de La Gran Banda y los experimentados músicos de la banda de la ‘Diva del Criollismo’

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Para el beneplácito de sus seguidores, Eva Ayllón, ‘Primera Voz del Perú’ y el destacado músico y saxofonista Jean Pierre Magnet volverán a reunirse sobre las tablas para ofrecer “Celebrando”, un espectáculo único e irrepetible que se llevará a cabo por dos únicas fechas: jueves 3 y viernes 4 de octubre, en el cálido Teatro Peruano Japonés . Este encuentro musical contará con la sólida compañía de La Gran Banda, orquesta dirigida por Magnet y con los experimentados músicos que acompañan a la maestra del criollismo.

Eva y Jean Pierre, ambos artistas recientemente designados ‘Personalidades Meritorias de la Cultura Peruana’, tienen un romance musical de más de dos décadas, tiempo en el que se han afianzado como una de las duplas musicales que más ha calado en el gusto popular. Con un concepto creado por Magnet, en este concierto veremos a una Eva completamente versátil, interpretando géneros –más allá de sus clásicos criollos- que van desde el blues, hasta el bolero y el rock.

“Queridos amigos, tengo el placer de anunciar este doble concierto con mi amiga del alma Eva Ayllón y con La Gran Banda en el Teatro Peruano Japonés. Estoy renovando los sonidos, los arreglos y la orquestación, prometo que los vamos a sorprender. Contaremos con la excepcional compañía de Gigio Parodi en la percusión, Mariano Liy en el bajo, Carlos Ayllón (hijo de Eva) en la batería; y, en los coros, las talentosas July Pumarada y Sofía con Z. Las entradas ya están a la venta en Joinnus”, invita al público Jean Pierre, quien está de visita en el sur de Francia, la tierra de su padre.

La aplaudida dupla reaparecerá en vivo, luego del concierto virtual sin audiencia que realizaron en el 2021, a causa de la pandemia, show que fue grabado, solo en streaming, en el Gran Teatro Nacional. “La última vez que nos presentamos con público fue en el Teatro Peruano Japonés, en el 2019. De allí que, cinco años después, Eva y yo estemos tan ilusionados con nuestro reencuentro musical y, cuánto mejor, con la presencia de nuestro público”, acota Jean Pierre.

El título “Celebrando” hace alusión al próximo cumpleaños de Magnet, quien en septiembre cumplirá 75 años de vida, 65 de los cuales los ha pasado tocando el saxo. “Este concierto es mi forma de agradecer todo lo bueno que me ha dado la vida por contar con la cercanía de la música. Los invito a acompañarme en esta celebración”, refiere el artista de Marca Perú, quien recientemente fue invitado por la Embajada de Perú en Italia para ofrecer un concierto conmemorativo por los 150 años de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Jean Pierre Magnet y Eva Ayllón tienen un idilio musical de más de 20 años. “Me impresiona siempre la versatilidad de Eva. Ella me hace vibrar en el escenario y me ha enseñado mucho, musicalmente hablando. La considero la mejor cantante del Perú”, reafirma Jean Pierre. Temas emblemáticos como “Europa”, “Caruso”, “Voy a apagar la luz”, “Esta tarde vi llover”, “Somos novios”, “Guaranguito” y “José Antonio”, entre otros, serán parte infaltable del repertorio de “Celebrando”.

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Cultura

Savia Andina celebra sus 49 años con William Luna

Durante su casi medio siglo, se ha constituido en uno de los mejores referentes del más auténtico folclore boliviano

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Uno de los grupos más importantes e influyentes de Bolivia: Savia Andina, llegará a nuestro país para ofrecer un extraordinario concierto, cumpliendo su 49 aniversario, junto al cantautor peruano William Luna como invitado especial.

El espectáculo se llevará a cabo el domingo 4 de agosto del 2024 desde las 6 p. m. en el Gran Teatro Nacional, de San Borja, que se vestirá de gala para recibir a esos dos grandes exponentes de la música folclórica.

Durante estas casi 5 décadas, Savia Andina se ha constituido no sólo en uno de los mejores referentes del más auténtico folclore boliviano, sino también del más refinado estilo recurriendo únicamente a instrumentos acústicos.

Savia Andina ostenta cerca de medio centenar de producciones musicales y numerosos reconocimientos, como el de la Organización de Estados Americanos (OEA). Ha compartido escenario con artistas de la talla de Ángela Carrasco, Chayanne, Julio Iglesias y Miguel Bosé, entre otros.

Por su lado, el intérprete de “Niñachay” y “Linda wawita”, presentará una selección de sus mejores temas, entre baladas, huaynos y sayas, siempre con su característico sello andino contemporáneo.

Las entradas están a la venta en Teleticket.

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