Comentario al 3° número de la revista de política y cultura Ojo Zurdo.
En la tradición de la Revista Amauta, editada a principios del siglo pasado por el ensayista peruano José Carlos Mariátegui, Ojo Zurdo, asume como muchos de nosotros, que el trabajo intensivo en el orden social y cultural es condición previa y necesaria para la toma responsable del poder político.
El ensayo, ha perdido espacio en las publicaciones nacionales y es que el ensayo es un género que proyecta el pensamiento con el propósito informativo, histórico, o persuasivo en el caso del ensayo político.
Desafortunadamente, al presente se restringe a medios académicos, universitarios o de investigación, mas no se extiende a otras tribunas masivas. Ojo Zurdo, ojo con el cual muchos cristalizamos la realidad peruana se orienta en este esfuerzo que comulga con el debate, la entrevista, la opinión, el arte, la poesía, la música y el pensamiento socialista en el Perú.
Por este motivo, no es el azar el que motiva que el 3° número de la revista, haya dedicado su línea editorial a las “Aproximaciones sobre el pueblo y lo popular en el Perú actual”.
La práctica es el criterio de la verdad y este esfuerzo impreso (porque sabemos lo difícil que es imprimir en el país) lo corrobora debido a que es visible una directriz pedagógica e informativa. No siempre es posible llevarnos a casa un libro, pero sí es más factible llevarnos algunos libros y autores en una revista.
Hubieron algunas revistas a las cuales muchos les debemos nuestra formación universitaria, por recordar solo una menciono la Revista Quehacer editada por DESCO y gracias a la cual descubrí ingentes cantidades de libros, autores y temáticas. Veo con alegría que Ojo Zurdo ha superado a revistas “especializadas” y a pesar de ser un término en debate en esta edición, me atrevo a decir que es una “Revista Popular”.
El populismo en el Perú, es decantado por Alberto Adrianzén y recorre desde su génesis conceptual hasta su asidero en la política nacional. De su texto debo extraer dos reflexiones claras, porque mi intención no es contarles la película completa pero sí realizar una invitación a la lectura de esta revista y los paradigmas sobre el pueblo y lo popular en el Perú. 1° Populismo, “es una palabra originalmente neutra que se ha ido cargando de connotaciones hasta convertirse en un arma en el debate político”.
Presentación de la revista Ojo Zurdo en Cusco.
Abarca antagónicos planos ideológicos que hicieron de Hugo Chávez un presidente populista al igual que Donald Trump, recientemente elegido en los Estados Unidos. 2° La desvinculación histórica entre lo popular y el pueblo, de las fuerzas progresistas y el proyecto izquierdista. Ejemplos contundentes fueron el populismo aprista que esgrimió un “pueblo aprista” como también el actual “auge popular” del fujimorismo.
Las razones coherentemente articuladas para vislumbrar estos hechos, las encontramos en los ensayos subsiguientes de Anahí Durand, Daniel Ramírez Corzo y Paolo Sosa Villagarcía, de este último debemos decir que es un politólogo cusqueño de mi generación que vive en Lima y viene brindando valiosos aportes en distintas plataformas impresas. Desde los angulares de estos investigadores, se cristaliza la preocupación por edificar desde el campo popular movimientos sociales y políticos para la conquista de los derechos ciudadanos y la participación en la vida política de nuestro país.
Un argumento clave para responder a por qué el fujimorismo todavía cuenta con “respaldo popular” es que a partir de la década del 90, el populismo es el síntoma de débiles democracias donde la frágil incorporación de los individuos a la política abre la puerta a líderes populistas que se valen del clientelismo político, la dádiva o la corrupción.
Dejar de ser un individuo para sentirse parte del pueblo, establece un camino. Vincular identidad e integración, cultura y economía, particularidad y universalidad, utopía y pragmatismo, razón y corazón, son desafíos de un socialismo mágico entendido como nos lo heredó José María Arguedas. Él nos diría en “Yo no soy un aculturado”, (y lo comparto porque me siento más que identificado): ¿Hasta dónde entendí el socialismo? No lo sé bien. Pero no mató en mí lo mágico. No pretendí jamás ser un político, ni me creí con aptitudes para practicar la disciplina de un partido, sin embargo fue la ideología socialista y estar cerca de los movimientos socialistas lo que me dio dirección y permanencia, un claro destino a la energía que sentí desencadenarse durante mi juventud…”
Traigo este párrafo a colación, porque como buenos arguedianos nos vamos poniendo nostálgicos y me recuerda un episodio de hace más de diez años, cuando conocí a Álvaro Campana, otro colaborador de esta edición y quien aborda el mismo tema que paradójicamente conversamos en aquel entonces, “quién dijo que sería fácil una construcción de las izquierdas en el Perú”. Evidentemente ninguno de los dos, él ha seguido un camino consecuente con su formación política y en su texto nos retrata el “sueño de la unidad” que se vivió en el Frente Amplio.
No pude evitar conmoverme y recordar también por qué sigo siendo un escéptico de lo válido o tangible de las elecciones. Desde el activismo cultural, muchos militamos en el socialismo libertario algo que nunca nos aisló del horizonte común de un socialismo en el Perú. No pude evitar recordar a mi padre entre otras personas que hasta hoy, perciben la reedificación de la izquierda reagrupados en el Movimiento Nuevo Perú; comprendiendo como diría Alvaro, que los problemas de las mayorías no son patrimonio exclusivo de las izquierdas.
Para cerrar con este punto, lo quiero citar textualmente a él, pues goza de una prosa política transparente: “Los tiempos no son fáciles, pero una propuesta de izquierdas en el Perú tiene una gran oportunidad, principalmente por la bancarrota del Estado y la economía neoliberal que hoy vive el país y que parece anunciar una situación destituyente y constituyente. Esto abre la posibilidad de refundar el país, pero a la par abre la posibilidad de recaer en recetas autoritarias y populistas de derecha, que cobran fuerza cuando fracasan o están ausentes los proyectos transformadores. La tarea es desmesurada, pero contribuir a generar un cambio real lo es siempre. No se trata de caer en mistificaciones o catastrofismos de ninguna índole sino de un trabajo riguroso de comprensión de lo que ocurre, de un acendrado realismo utópico y laico para pensar y actuar políticamente.”
No quiero concluir, sin picarlos antes un poquito más para que adquieran la revista ya que dentro se encuentran artículos de Ramón Pajuelo, a quien le agradezco siempre la confianza, el apoyo, la crítica y la palabra franca para la complicidad o la conspiración que a buen entendedor es lo mismo. Hallarán también, artículos de corte internacional y pensamiento crítico frente a la coyuntura mundial. Igualmente encontraremos reseñas de libros y literatura de diversos autores como Maaza Mengiste y el Sr Flavio o la poesía de Sergio Sullca de quien hace años no leía nada desde que andaba “Por esa margen derecha” como reza el título de su libro. Por si ya les gustaban la caricaturas de Carlín, Carlos Tovar Samanéz, les recomiendo lean la suculenta entrevista que le realizó Jorge Millones donde me enteré de que él era el autor del diseño del logo de la Izquierda Unida en los 80’s además de un marxista del siglo XXI. Los motivos, los encontrarán en ese bello intercambio donde al final de la entrevista a la primera palabra que le sugiere el entrevistador debe responder con lo primero que se le ocurre como por ejemplo:
Fidel: Un gigante, con sus errores, pero un gigante.
Aldo Mariátegui: Agente encubierto del comunismo en la ultraderecha.
Arte: Liberación del ser humano.
Encontrarán en la última edición de Ojo Zurdo, otros puyazos de Carlín, entre otros textos que hacen de esta edición una verdadera joya para leer y conservar. Como guardamos la memoria de nuestros luchadores y artistas comprometidos, me sumo al homenaje de este número a Consuelo García Santa Cruz, María Elena Moyano, Chalena Vásquez y Fidel Castro, la literatura, la política, la memoria, nos oprimen el pecho muchas veces pero también, resguardan lo más noble de nuestra conciencia nacional y el ojo avizor desde el cual nos podemos leer como país.