Opinión
Premio ICPNA Arte Contemporáneo 2023: decodificando una obra progre sin alma
Los concursos del ICPNA se han convertido en un mamarracho contemporáneo.

Por The Painting Lover
Para la segunda semana en que se abrió esta muestra tuve la ilusión de ver nuevas propuestas pictóricas; y claro, debo admitirlo; siempre apunto a encontrar algo novedoso en ese medio ya que considero que es el medio donde más me siento familiarizado.
Por lo mismo fui terco al ir dos días consecutivos al ICPNA de San Miguel; el primer día no pude ver la muestra ya que el Sr de seguridad me contaba que los días lunes, la galería permanecía cerrada y créanme, fue una situación que me incomodó demasiado ya que aquel día me había dado todo un viaje desde Miraflores a San Miguel y de San Miguel hasta los Olivos, distrito donde vivo.
Al día siguiente, un martes por la tarde, por fin logré acceder a la muestra por una puerta que más parecía una salida de emergencia, y que conectaba a un sótano estrecho, pero significativamente largo. Así, lo primero que me llamó la atención fue la cantidad de instalaciones, diría que ocupan casi el 90% de la muestra.
La obra premiada se encontraba en una esquina del lugar, colindando con el lado de la entrada principal de la institución. Cuando la vi, me causó curiosidad; sin embargo, esa curiosidad se dio más por el montaje descuidado que presentaba. De hecho, pensé que a la artista no le había alcanzado el tiempo suficiente para montar su obra y que el espacio que les habían dado en general a cada participante, era muy reducido. Este acabado tan desaliñado afianzó esta idea mía de un apresuramiento en el acabado, animándome al mismo tiempo a fotografiar el texto discursivo, algo que siempre prefiero no tomarlo en cuenta a priori ya que, para mí en primera instancia toda obra visual debe depender más de su impacto visual que de su texto discursivo.
Debo confesar también que esta obra como la muestra en general me fue completamente irrelevante pues de variado no tenía nada. Para mí solo eran un conjunto de propuestas «Poseras» (Snobistas para otros) con el rollo de moda bajo la manga, es decir de cuestionar supuestamente los actuales sistemas hegemónicos, algo así como lo que escuchamos siempre hablar o decir a Greta Thunberg vía redes sin saber quiénes son los que la financian. Por lo mismo no me animé a postearlo en su debido momento; sin embargo, dado el polvorín que ha causado, me puse a pensar que, si hay que cuestionar la obra ganadora, hay que cuestionarla bajo términos netamente artísticos. Por eso decidí decodificarla siguiendo el método icnográfico de Erwin Panofsky… Y aquí vamos:

Obra ganadora en el Premio ICPNA 2023.
𝗡𝗶𝘃𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗲 𝗶𝗰𝗼𝗻𝗼𝗴𝗿𝗮́𝗳𝗶𝗰𝗼
Todos los elementos de la obra están esparcidos sobre el piso, salvo una tetera que está suspendida a un metro de distancia del mismo. Sobre el piso hay dos grupos de materiales acumulados, asemejándose a dos pequeñas montañas hechas por diversos materiales domésticos. Una se asemeja a una torta rosa, hecha con tela de tull y que esta burdamente decorada con ganchos para tender ropa, dispuestos en hilera desde la cima del montículo hacia sus laderas, además de estar adheridos colets femeninos; de diversos colores y diseños llamativos. Cerca de esta montaña rosa hay otra de menor tamaño, de aspecto chancado y descuidado, elaborado al parecer con malla de jardinería y de hartos retazos de pulpa de papel o javas de huevos. Sobre ella permanece una especie de ipad donde se ve una pequeña animación de un cuy que abre y entrecierra sus tiernos ojitos y orejitas. A un costado de estas montañas y por debajo de la tetera esta una sartén boca abajo, donde yace otras chucherías de plástico. La tetera suspendida por su lado, bota de manera sugerida agua, que está elaborada por cables de luces led que se prenden y apagan para dar al conjunto de la obra una sensación de decoración navideña.
𝗡𝗶𝘃𝗲𝗹 𝗜𝗰𝗼𝗻𝗼𝗴𝗿𝗮́𝗳𝗶𝗰𝗼
El título de la video instalación sugiere un accidente doméstico reforzado por los elementos de cocina como la tetera y la sartén. La torta rosa hecha de tull, tela que a menudo se usa para la elaboración de la vestimenta de bailarinas de ballet, afianza la idea de que se lo ha elaborado para un familiar femenino, probablemente la hija única de una clásica familia. La tetera vierte agua, al parecer hervida, sensación térmica sugerida por las luces estridentes y que al mismo tiempo salpica hasta una sartén tirada sobre el piso. Al costado de la sartén se encuentra la montaña no colorida, dando la sensación de que es parte de la masa con que se elaboró la torta. Sobre la masa está el i pad que sugiere ser el elemento distractor que causó dicho accidente doméstico.

Reseña textual de la muestra.
𝗡𝗶𝘃𝗲𝗹 𝗜𝗰𝗼𝗻𝗼𝗹𝗼́𝗴𝗶𝗰𝗼
La artista habla de su obra como el ejercicio para elaborar formas alternativas de existencia o sobrevivencia, y de relacionarse con los otros, ocupando al mismo tiempo un espacio o un rol digno dentro de una sociedad patriarcal abusiva y violenta… La verdad no sé porque no lo dijo de esta manera, para mí al menos hubiera sido mucho más frontal y directa. Aquí específicamente se habla de un trauma, probablemente de un evento familiar donde se dio inesperadamente un gran reproche por un macho alfa abusivo, es decir un líder dictador familiar y que al mismo tiempo condujo en la artista al cuestionamiento de los roles tradicionales de liderazgo dentro de una familia. Además la «Artiste» señala que su práctica artística apunta a dignificar el feminismo actual, sííí, la de la tercera y cuarta ola, esa que aun imagina que los varones gozamos de hartos privilegios y que ellas o elles o lo que fuese, no las tienen. Así las furtivas emociones femeninas, causadas por un elemento tierno y distractor como el cuycito, se convierte prácticamente en alimento emotivo para su alegría de vivir, y que es apabullado por una sin razón desafiante por el macho proveedor, racional e incólume ante cualquier crisis, pero nada empático con su pareja o congénere.

Nuevo argumento en redes sociales. Este al menos es mucho más conciso donde se sugiere que el mensaje de la obra recae en el elemento audiovisual.
𝗖𝗼𝗻𝗰𝗹𝘂𝘀𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀
Al colocar dos montículos con formas indistinguibles y dejar que el mensaje esencial esté en el pequeño vídeo desde un i pad tirado, la interpretación de este trabajo es por decirlo menos, confusa y arbitraria. Sin embargo por todo su discurso de género llevado a cuestas, se evidencia un premio más a su «Sacrificada Ideología» que a la pieza presentada dónde a todas luces existe la clásica victimización de la mujer feminista, algo que hasta el cansancio vemos como un discurso cliché progre en pro de una causa que deforma el clásico núcleo familiar que por siglos ha existido desde la época de nuestros tatatatatatatarabuelos hasta inicios de este nuevo milenio.
Lastimosamente este método de decodificación no está masificado y tiende a caer en el error cuando desde el nivel pre iconográfico uno especula con los elementos de la obra. Así mismo el error se agranda en el 3er nivel cuando el texto curatorial es uno en la propia muestra y vía redes sociales otra. Pese a ello, a mi parecer debería usarse con insistencia en toda obra post conceptual, más aún cuando hablamos de una ideología de género como la feminista, que de por sí aborrece cualquier sistema hegemonizánte, incluyendo aquel sistema artístico tradicional que en su momento valoró y amó a la estética por delante.
Y en cuanto a los grandes paradigmas concebidos, abanderar esta obra como un gran icono libertario de recontextualizacion del éxito o el fracaso, es como creer ingenuamente, que cualquier discurso trap podría evolucionar en una especie de poesía minimalista urbana en el transcurso del tiempo. Por eso es necesario que todos sepan decodificar chambas pseudo vanguardistas para que por obvias razones, no les vendan gato por liebre.
Así mismo, culturalmente hablando persiste en nuestra sociedad dos visiones arraigadas. La de la derecha, la que ve el arte como mera decoración de espacios sin un trasfondo social cultural de por medio y la «Progre», esa que sin importar la calidad de la obra, es mucho más importante la propagación de la ideología, resaltando a los grupos antiguamente marginados por la derecha curatorial. Por eso es que de la nada, el arte amazónico, queer y ahora feminista, salen como grandes libertarios de la vanguardia. Ahora bien, no está mal darles un espacio, el arte contemporáneo justamente busca eso, heterogeneidad de propuestas perooo, lastimosamente a estos curadores no les interesa resaltar la calidad. Para ellos la vanguardia no va de la mano con la estética y ahí está su gran error y vicio.
Se necesita más apertura por parte de ellos y eso incluye, estar al tanto de lo que está sucediendo con la pintura contemporánea de afuera, del cuál como he dicho hasta el cansancio, son unos perfectos ignorantes… Y aquí surge algo más contradictorio, se supone que los «Progres» buscan equidad para estos grupos antiguamente marginados, pero en su afán de no buscar calidad, ya andan marginando a artistas del cual hablar sobre sistemas hegemonizantes les importa un reverendo pe_do. Su apertura como ven es pura pose.
Opinión
Poder Judicial no puede amparar persecución al periodista Ricardo Belmont
Lee la columna de Rafael Romero

Por Rafael Romero
Los magistrados de la Segunda Sala Penal de Apelaciones de Chorrillos, presidida por Luis Alberto Arancibia Agostinelli e integrada por Jorge César Mayta Palián y Carlos Alberto Ccallo Chirinos, tienen en sus manos un caso donde se persigue mediática y políticamente a un periodista: a don Ricardo Belmont Cassinelli (RBC).
Es decir, cuando apenas acababa la persecución judicial del fujimontesinismo, que duró 18 años, desde 1996 al 2014, lamentablemente muy pronto llegaría a la puerta de RBC otra clase de “lawfare”, perpetrada por su propio hijo, quien desde abril del 2016 tomó con matones su canal y al año siguiente, en el 2017, el hoy inquilino de ese hijo, Phillip Butters Rivadeneyra, declaró públicamente desde Radio Exitosa que Belmont se creía una santa y que él ya le había comprado su canal para vengarse de todos sus “pinches enemigos”, incluido el Hermanón.
Esa declaración de Butters la hizo frente a Nicolás Lúcar; pero ahora, ocho años después de ese ucase, en momentos en que el país está en crisis a causa de la codicia y la avaricia, con esa clase de querellas maliciosas, caprichosas y antojadizas solo se malgasta el tiempo del Poder Judicial en lugar de concentrar todas las fuerzas de la magistratura contra la delincuencia callejera u organizada, contra el abuso y la prepotencia.
Lamentablemente, tenía que aparecer un juez supernumerario, y para remate tocayo del querellante Phillip Butters, para sentenciar en primera instancia al periodista Ricardo Belmont Cassinelli, dizque por supuestos agravios contra el “Sabelón”, y sin reparar en ningún momento en los graves ataques y amenazas lanzadas por el querellante Butters, y sin meditar en su objetivo principal como es la venganza en contra de Ricardo Belmont.
Esa sentencia de primera instancia podría enmarcarse en la nueva persecución contra RBC, la iniciada en el 2016 con la toma por la fuerza del Canal 11 y luego con la toma de la Planta de Transmisión en el Cerro Marcavelica de Chorrillos, al punto en que hoy el verdadero dueño de la televisora, como es Ricardo papá, está despojado del medio de comunicación que fundó debido al plan del dúo perverso conformado por dos angelitos, el querellante Butters y el primogénito del Hermanón.
Sin embargo, ¡qué curioso!, son más de ocho años de enfrentamientos y litigios, y cuando en el año 1923, Ricardo Belmont ya tenía listo su Partido Cívico Obras, ¡zas!, empezó un juicio por una supuesta usurpación; y luego de inscrito oficialmente el partido, un año después, el pasado 15 de julio del 2024, aparece otro juicio, el de una querella de Butters por quítame estas pajas, quien es una persona con objetivos políticos y por eso se ha metido al partido Avanza País, para ser candidato a la presidencia y así continuar haciéndole fieros y remedos a su querellado Ricardo Belmont.
No sé por qué Butters odia tanto o envidia infinitamente a Ricardo Belmont, y hasta quiere imitar su paso por la radiodifusión poniendo las siglas de su nombre “PBO” a su grupo mediático, tal como Ricardo llamó “RBC Televisión” a su medio de comunicación. El caso es que los dos son personajes públicos, y por ello renuncian o toleran las críticas porque están expuestos a las mismas, relativizándose su derecho a la intimidad o el honor, a diferencia de cualquier otro ciudadano que no es mediático.
Por tanto, la actuación pública de ambos es, ha sido y será polémica, sobre todo cuando el querellante Butters lanzó ataques, frases y expresiones más graves e irreproducibles contra Ricardo. En ese sentido, resulta inequitativo, asimétrico y hasta gravoso para RBC la sentencia condenatoria del juez de primera instancia, tocayo de Butters, y peor se vulnera la dignidad y el honor de RBC cuando su querella contra Butters jamás prosperó, peor cuando este declaró en diversas ocasiones que le meterá preso a Ricardo y que se va a encargar de que la pase mal en la cárcel o que se muera dentro, debiendo los magistrados de la Sala Penal de Chorrillos, frente a esta clase de intríngulis y conflictos, actuar con mucha mesura, con un sano criterio de conciencia y con sabiduría judicial, no debiendo amparar el abuso del derecho.
Un tema objetivo es que la judicatura penal de Chorrillos, en primera instancia, no amparó la demanda de RBC, es decir, no ha querido declarar fundada su querella, pero sí admitió la pretensión del querellante Butters. Ahora bien, como es sabido, en la ciencia y la praxis jurídica, y a la luz de la misión y visión del Poder Judicial, toda sentencia y resolución de la administración de justicia debe evaluar, ponderar y valorar su impacto en la sociedad y en el Estado Democrático y Constitucional de Derecho.
Y si ese querellante, Butters, va a postular a la presidencia por Avanza País, y si RBC es el fundador del Partido Cívico Obras, con larga ejecutoria en la política peruana, la pregunta cae de madura: ¿se puede llegar a tanto por parte de algunos rivales del periodista RBC, acaso al punto de querer usar a los magistrados del Poder Judicial para sacarlo de la carrera electoral por encima de la voluntad popular?
Esas son las sombras que hay en todo este caso, donde no se admite la querella del periodista Ricardo Belmont, pero si se admite la querella de Butters, quien ha venido atacándolo públicamente desde hace ocho años por lo menos. En consecuencia, este deslinde de la judicatura peruana contra el favoritismo tiene que darse necesariamente en la Sala Penal de Chorrillos para preservar su integridad, su ética pública y la transparencia, debiendo tener muy presente como órgano colegiado su apego a la sabiduría judicial y al sano criterio de conciencia. Pues si se revisa bien este expediente, y la historia detrás del mismo, se descubrirá que son más graves los ataques del querellante Butters contra RBC, y no al revés, sobre todo desde su confesión pública frente a Nicolás Lúcar (Radio Exitosa), cuando prometió acabar con el periodista Ricardo Belmont, en abril del 2017.
Es más, de cara al Poder Judicial, RBC es la víctima y no el victimario, incluso ya perdió su canal de televisión y ahora se le quiere bloquear como candidato presidencial del Partido Cívico Obras, partido que junto al canal 11, fueron los únicos que jamás se arrodillaron en la salita del SIN de Montesinos.
De manera que debemos preguntarnos hoy dónde queda el Artículo 1° de la Constitución, dónde queda la condición de adulto mayor (Ley N° 30490) de Ricardo Belmont, y dónde queda la defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad, siendo todo eso el fin supremo de la sociedad y del Estado.
Pero, en virtud de la “pluralidad de instancia”, la Sala Penal de Apelaciones de Chorrillos puede y debe enmendar la sentencia de primera instancia por adolecer de motivación y fundamento, al estar divorciada de un contexto histórico político y social, al estar fuera de la realidad y al no haber evaluado y ponderado todos los hechos de este caso, siendo evidente que el agraviado es Belmont y no Butters.
Es deplorable que esta clase de iniquidades y asimetrías solo sucedan el Perú, donde el agraviado aparece como agresor y la víctima como victimario. Un absoluto abuso. El mundo al revés, y como dice mi amigo Herbert Mujica solo en el Perú llueve para arriba.

Por José Emilo Caro Gómez
Estaba atorado en el taxi rumbo al Centro Cultural Ccori Wasi, para la presentación del libro Las huellas nada más de Roberto Reyes, quienes, junto con Murillo, son los sobrevivientes del Grupo Narración. La tertulia fue en un anfiteatro amplio, cómodo y rebosante de rostros jóvenes: Una atmósfera cálida que casi me deja sin lugar.
Tomó la palabra Roberto Reyes, agradeció al auditorio por el tiempo y por su gentileza de estar, comentaba que el día anterior fue a la presentación de un novelista famoso, pero que asistió poco público. Recordó cuando quiso dedicarse a escribir, lo fácil que se ve en el producto final y lo difícil que es el proceso. Muchas veces uno puede tener la historia oral más rica y trágica, pero convertir eso en libro es místico.
El creador puede quedarse sin palabras al segundo día. Como autor, uno entiende esto, el terror a la página en blanco. En el brindis posterior a la presentación, dentro de la galería de arte del Centro Cultural, yo estaba junto con Funes el Memorioso y algunos amigos reflexionando sobre los principales problemas de la República del Perú, el país bananero, como decía Funes. Y su interlocutor mentó: “-Claro, la dictadura nuevamente-”. Pasaban las fuentes, los bocaditos, las presas de pollo con centro de fuego maravilloso, vino y agua para los abstemios. La galería de arte ahora es rebosante y bulliciosa. Adquirí el libro de cuentos, pues debía seguir con mi itinerario. Ya tenía en las manos el cuerpo del delito: un asesinato literario cometido por Random House en su sello Alfaguara.

No fui a la presentación de Los eunucos inmortales porque ese día tenía que jugar a la pelota con mi hijo. Le comentaba, mientras devoraba las piernitas de pollo que metía de vez en cuando a la flama para mantenerla tibia en esa noche de invierno de panza de burro limeño: Mira la nota del editor, en la página 9, citó: ‘Se ha realizado una versión integral del texto, corrigiendo erratas y ajustando aspectos formales —como uso de las mayúsculas y la ortografía— conforme a las normas lingüísticas actuales’”. Compadre, pero si es la primera copa que te tomas y ya con esos factos, Funes- dijo el presentador del libro Las huellas nada más-. Nos miramos todos en un minuto de silencio dentro de la multitud que se aglutina por una foto con el autor.
Los eunucos inmortales es, ante todo, una novela experimental cuyas páginas discurren a modo de testimonio” Viendo el vaso medio lleno o medio vacío. Esa nota editorial parece ser una estrategia para desautorizar ediciones anteriores y reconocer únicamente la versión de 1995” (por eso desconoce las demás).
—¿Eso dice la información del libro?
—Sí —respondí—, en los paratextos. Interpreto que para causar revuelo.
El corrector de Random House se atreve a corregir a Oswaldo Reynoso, un especialista reconocido en la materia, su expertis y dominio lo destacaron de los demás correctores de estilo que residían en el Hotel de la amistad y, de vez en cuando, era convocado para trabajar en los documentos del Buró del Comité Central del Partido Comunista Chino, lo que en buena cuenta era un reconocimiento a su talento en el dominio del lenguaje español.
Muestra de ello es su libro El escarabajo y el hombre, que fractura el lenguaje, proponiendo que la literatura como arte puede transgredir el lenguaje para conseguir ciertos detalles estéticos, simbólicos o simplemente por placer.
“Es interesante tu postura, muy acorde al contexto de este evento Podrías leerlo y comentarlo en un artículo extenso”, menciona José García Cosavalente, panelista de hoy. Le hago una seña a Funes para irnos, me despido del autor y de los presentadores. En el taxi rumbo a los juegos de mesa para jugar Exploding Kittens, en casa de un amigo copywriter, poeta y crítico. Conversando un poco más con Funes el Memorioso, él, totalmente indignado, me leía algunos párrafos y los comentaba: No sé chino, así que su traducción sería cosa de otro día, pero veamos el detalle. Al menos de pasada analicemos el caso de las mayúsculas, me dice: “Porque en más de 20 años las reglas ortográficas casi no han cambiado, salvo en el caso de la tildación en los determinantes demostrativos. Así que esa nota de editor solo podría aplicarse al Cantar de mio Cid del 1207, ese sí que era un español con normas ortográficas y gramaticales distintas.”
Lo miro serio.
- Busca una página al azar , es el mejor test.
Página 28: “Informes y documentos públicos del Partido y del Gobierno chinos se han ido perdiendo como…”. ‘partido’ Partido, ‘gobierno’ Gobierno. Se entiende que escribe con mayúscula cuando te refieres al gobierno como un Estado, y se escribe con minúscula cuando se refiere a la acción de gobernar. En la primera edición de 1995 (PEISA), se usa partido y gobierno en minúsculas, como en las ediciones de 1999 (San Marcos), 2005 (San Marcos), y la de 2006 (Narraciones 2, Universidad Ricardo Palma). También en la de 2011 (San Marcos, vía ISBN).

En las Obras completas que sacó la Universidad Ricardo Palma, fue revisada por el autor en vida, la usa así: “partido” y “gobierno”. Por tanto, estas correcciones parecen incorrectas. Es posible que, en algunas mayúsculas minoritarias, el autor buscara transmitir algo más allá de una simple corrección gramatical. Al elegir minúsculas, incluso en casos donde gramaticalmente debería haber mayúsculas, es parte de un estilo personal o ideológico. Esto no es incorrecto en textos no formales,
Te voy a contar algo, Funes el Memorioso, por tu lucidez y tu reflexión, no puedo opinar sobre ello, tú lo dijiste todo. Sin embargo, cuando el vecino del segundo piso increpó a Oswaldo porque en el patio interior tenía tantos papeles en bolsas, de lejos, pues la altura del segundo piso era considerable, parecía basura. Oswaldo le gritó: ‘¡Son correcciones de prueba! Mire, son hojas bond, no es papel higiénico ni basura’. Le respondió. El vecino, algo increpado: ‘Disculpe, no sabía que era escritor, pero es un abuso, pobres árboles. No olvide botar esos papeles que dan mal aspecto’. Se cruzaron unas miradas de pocos amigos.
Ahora que veo el libro Los eunucos inmortales y, sinceramente, parece que el departamento de corrección de estilo de Alfaguara es tan eficiente en esta reedición como los libros que le pirateaban a Reynoso, pues en ellos veías la libertad de corregir al autor. Es posible que estas decisiones respondan a políticas de uniformidad editorial, como en el papel finísimo de la publicación, que en menos de un año será de otro papel, al grado de ser casi añejo, con circunferencias dislocadas de distintos tamaños, pequeñas manchas aquí y allá, formando un tapiz vintage en cada página.
Sin embargo en este caso, han pasado por alto elementos esenciales de la obra original, y las decisiones editoriales parecen no haber considerado plenamente la intencionalidad estilística de Reynoso. Prefiero las ediciones anteriores de hojas blancas o color marfil grueso. Limpios, pulidos como joyas preciosas donde no falta ni una m, pues para los amantes de la literatura, la calidad reside en el lenguaje poético; alterar esto es mutilar un coleccionable.
Opinión
Cuestionan a Raúl Canelo por no representar a los abogados de Lima

Por: Rafael Romero.
Poco tiempo pasó, desde que llegó al decanato del Colegio de Abogados de Lima (CAL), para que Raúl Canelo Rabanal quede absolutamente desdibujado y hoy la inmensa mayoría de jurisconsultos citadinos señala que él no los representa. ¿Qué ha sucedido con el profesor bonachón y patero de la PUCP?
Seguramente el poder a algunos los marea, ¿o será que desea ir al senado de la República y se ve obligado a usar como trampolín electoral a la institución del ilustre CAL?
A mediados de mayo pasado Raúl Canelo fue suspendido por 6 meses del cargo de decano del Colegio de Abogados de Lima como consecuencia de tres hechos en los que presuntamente abusó del cargo.
Pero, pese a ser hombre de derecho, sorprendió a propios y extraños al reaccionar desaforadamente diciendo que no acataría dicha suspensión y acusó al Consejo de Ética de tener serios cuestionamientos. No obstante, son más serios los cargos que se le atribuyen, pero eso no parece quitarle el sueño al cuestionado Canelo Rabanal.
La sanción también conlleva la prohibición de ejercer la profesión de abogado debido a la suspensión temporal de su colegiatura. Lo concreto es que las evidencias saltan a la vista y es que Raúl Canelo se habría excediendo en sus funciones de forma abusiva y arbitraria, vulnerando el Estatuto del CAL y manteniendo una actitud innoble con otros colegas de la orden.
Las presuntas infracciones incurridas por los “canelistas” son: 1) crear una “Oficina de Control Interno” en el CAL, pese a que la junta directiva no tenía la competencia para hacerlo, máxime cuando ya existe una Junta de Vigilancia; 2) remover al abogado Víctor Alca del cargo de director de Bienestar Social bajo el pretexto de la causal “retiro de confianza”, figura que no existe en el Estatuto del gremio; y 3) nombrar a la abogada María Vera como accesitaria del Consejo de Ética, pese a no haber sido elegida por la asamblea general.
Por lo demás, también es grave la denuncia de varios abogados contra Canelo y su grupo en el sentido de que tendrían una maquinaria destinada a inventar denuncias y presentar hechos falsos con el objetivo de atacar, desacreditar y difamar a sus opositores, para lo cual presentarían memes, panfletos y falsedades en las redes sociales.
Queda todavía por desentrañar cómo va el manejo económico en el CAL, desde la fecha en la cual llegó Raúl Canelo al decanato, y eso será presentado en un próximo artículo.
Opinión
Crónica de una fiscalía convertida en novela
Continúa la saga de las fiscales enfrentadas, donde ni Patricia Benavides ni Delia Espinoza defienden principios, sino protagonismo. En esta intriga interminable, la ley es solo un adorno, y la teleaudiencia ya no espera justicia, sino el capítulo mil de un drama sin final.

El Perú, es un país que ya no se asombra de nada y ha quedado atrapado en una trama que parece escrita por un guionista adicto al melodrama jurídico. Una historia de poder, traición, maniobras legales y fiscales enfrentadas como archienemigas de telenovela, pero con escudos, títulos y escoltas. La realidad ha superado al libreto. Lo que presenciamos no es justicia, sino una guerra entre facciones que han tomado por asalto las instituciones para convertirlas en trincheras.
El Ministerio Público ya no imparte justicia: ahora emite episodios. Cada día, un nuevo capítulo. Cada hora, una nueva sorpresa. Y así, entre flashes noticiosos y comunicados indignados, abogados, opinólogos y congresistas se pasean por los ‘sets’ de la indignación fingiendo preocupación por el Estado de derecho, cuando en realidad lo único que defienden es a su gente, a su bando, a su tribu.
Todo comenzó —o al menos en esta temporada— con la Junta Nacional de Justicia (JNJ) desenterrando una decisión que ya se creía sepultada porque tenía la condición de ‘cosa decidida’: revocó la destitución de Patricia Benavides Vargas y la repuso como fiscal suprema y, por rebote, como Fiscal de la Nación.
El cliffhanger fue inmediato. Horas después, Benavides, escoltada por su guardia personal y una batería de abogados, irrumpió en los pasillos del piso nueve del Ministerio Público con la intención de recuperar su trono; pero la recepción no fue para nada cálida. Delia Espinoza—su némesis—le cerró la puerta en la cara; literalmente.
Este episodio provocó indignación genuina en la facción conservadora… y rating asegurado. Porque, seamos sinceros, a estas alturas nadie cree que alguna de estas señoras defiende el principio de legalidad. Aquí lo único que importa es el hambre de poder. El guion se escribe solo, mientras el país asiste con palomitas de maíz en mano a este thriller institucional donde el Estado es el escenario y la ley, un insignificante adorno.
En esta historia, uno de los momentos más cuestionados llegó cuando Benavides Vargas, sin haber retomado formalmente sus funciones de fiscal, ya contaba con seguridad policial, como si estuviera de regreso en su despacho. Y cuando el capítulo aún no había terminado, la JNJ —con un toque autoritario digno de series de los 80— envió un oficio a la Policía Nacional solicitando que sacaran a Delia Espinoza de su oficina, y que repusieran a Benavides en el cargo de Fiscal de la Nación. Todo sin esperar a que el Poder Judicial se pronunciara. Pero así se mueve esta serie: por impulso, por drama y por espectáculo.
Y esta mañana, en el más reciente episodio —casi un especial de temporada— el Poder Judicial suspendió a Patricia Benavides como fiscal suprema y fiscal de la Nación por un plazo de 24 meses. ¿La razón? su presunta participación en una organización criminal, acusada de delitos que parecen extraídos de un tratado de derecho penal completo: cohecho activo y pasivo, tráfico de influencias, patrocinio ilegal, y un largo etcétera que suena más a inventario de corrupción que a expediente judicial.
Los ‘actores secundarios’ también tuvieron su momento de gloria ante los reflectores. Abogados de apellidos rimbombantes como ‘Abanto’ o ‘Del Castillo’ alzaron la voz ante lo que consideran una traición a su causa. Porque saben perfectamente que, con esta suspensión, su clienta Patricia Benavides ya no podrá regresar a su cargo, porque su mandato se extinguirá antes de que pueda volver.
Mientras tanto, los seguidores ‘caviares’ de Delia Espinoza —la otra protagonista de esta ficción institucional— celebran con mesura y respiran tranquilos. Dicen que esta medida no fue improvisada, que se remonta a mayo de 2024, cuando la propia Espinoza, entonces titular de la Fiscalía Suprema en Delitos Cometidos por Funcionarios Públicos, solicitó al juez supremo Checkley una suspensión de 36 meses para Benavides. Y aunque pasaron 13 meses de silencio, finalmente el juez Segismundo León Velasco le dio la razón. Una resolución que, de paso, invalida también el acto de la JNJ que había devuelto a Benavides al cargo.

¿El resultado? Patricia Benavides no podrá ejercer ni como fiscal suprema ni como fiscal de la Nación, al menos hasta junio de 2027. Un final inesperado para una protagonista que parecía eterna.
En otros términos, la justicia ha hablado. Y aunque el elenco no parece dispuesto a respetar el guion judicial, un fallo debe acatarse; al menos en teoría. En la práctica, esperemos el siguiente episodio. Porque, como en toda serie de culto, siempre hay espacio para una nueva temporada.
Opinión
Amnistía, ley del olvido: Congreso busca borrar crímenes del Estado
Lee la columna de Leonardo Serrano Zapata

Amnistía según la RAE lo define como: “Derogación retroactiva de la consideración de un acto como delito, que conlleva la anulación de la correspondiente pena. No debe confundirse con indulto (‘anulación o conmutación de una pena’)” Ese es el escenario que nos propone hoy en Congreso de la República del Perú con el Proyecto de Ley N° 07549, que pretende amnistiar a quienes deshonraron su uniforme y se llevaron de encuentro vidas inocentes; quieren que empecemos a creer que Barrios Altos – La Cantuta, Uchuraccay y tantos otros no fueron delitos contra los derechos humanos, no fueron actos de terror.
Según el diccionario jurídico de Poder Judicial de Perú define la palabra Amnistía como: “Disposición con fuerza legal por la que se condonan los delitos cometidos y se excarcela a todos o un grupoespecífico de presos”. Una amnistía de este nivel pretende perdonar delitos vinculados a terrorismo entre los años 1980 y 2002.
Los 52 congresistas que votaron a favor y las 3 abstenciones le dicen al país, sin el menor remordimiento, que debemos excluirlos de los delitos cometidos contra civiles que esperaban de sus Fuerzas Armadas y Policía Nacional protección y vocación de servicio, y que encontraron terror y muerte. Mientras el discurso oficial del Congreso es “planeamos una Ley para miembros que lucharon contra el terrorismo”. Nada más falso que eso. Matar inocentes no es luchar contra el terrorismo, es generar terror desde el Estado.
¿Qué propone el Proyecto de Ley N° 07549/2023-CR?
Se trata de una ley que concede amnistía a miembros de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional del Perú y comités de autodefensa vinculados a la lucha contra el terrorismo entre 1980 y 2000, incluso a quienes ya tienen sentencia firme.
Artículo 1.
“Se concede amnistía a los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú, y a los que hayan sido integrantes de los Comités de Autodefensa que se encuentren denunciados, investigados o procesados por hechos delictivos derivados u originados con ocasión de su participación en la lucha contra el terrorismo entre los años 1980 y 2000”.
Artículo 2.
“Se concede amnistía de carácter humanitario a los adultos mayores de setenta años miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional del Perú, y a los que hayan sido integrantes de los Comités de Autodefensa, que cuenten con sentencia firme con calidad de cosa juzgada o se encuentren en trámite de ejecución de sentencia, con pena privativa de libertad efectiva o suspendida, por delitos derivados u originados con ocasión de su participación en la lucha contra el terrorismo entre los años 1980 y 2000, siempre que no hayan sido condenados por delitos de terrorismo ni por delitos de corrupción de funcionarios”.
En otras palabras, significa decirles a las víctimas, a los hijos que nunca volvieron a casa, a las madres que lloraron frente a fosas comunes, que la justicia que tardó décadas en llegar no vale nada frente a los intereses de unos cuantos congresistas y sus allegados. Significa perdonar el delito a quienes deshonraron el juramento con la patria.

En los últimos cinco años hemos visto decenas de decretos supremos reconociendo a miles de peruanos, héroes todos, como Defensores de la democracia. Sin embargo, vemos también que las viudas y los deudos hacen fila. Me cuentan que incluso deben comprar su medalla, porque hasta para eso se habría instalado una corrupción mezquina y nauseabunda en el Ministerio del Interior y el Ministerio de Defensa. Forman fila para aparecer en la “famosa lista” y ser llevados a Palacio de Gobierno a recibir de manos de la presidenta Dina Boluarte la medalla de defensor de la democracia. Forman fila para que procesos judiciales larguísimos, de más de una década, terminen con un cheque de gracia, como si con dinero o becas bastara para reconciliarse o para compensar una vida entregada a la patria.
¿Qué diremos entonces mañana? Que, ante la amnistía, a policías y militares sentenciados con prueba válida y hechos ya juzgados se les borró todo como si nunca hubieran cometido crímenes. Que sus víctimas hicieron fila para alcanzar justicia y, cuando por fin el Estado se las dio, el Congreso se las arrebató a golpe de voto.
Este es el Congreso de Keiko Fujimori, de César Acuña, de Vladimir Cerrón, de José Luna, de quienes se disfrazan de defensores de la patria mientras nos imponen falsos héroes, bajo el discurso de que fueron “delitos derivados u originados con ocasión de su participación en la lucha contra el terrorismo”. No. Hoy se burlan de los verdaderos héroes: aquellos que combatieron al terrorismo con honor, sin ensuciar su uniforme, sin convertir el escudo de la República en un permiso para matar inocentes.
Mi padre, SOT2 PNP (F) Leonardo Serrano Vílchez, fue asesinado junto a 17 policías la madrugada del 3 de febrero de 1993, en un atentado terrorista de Sendero Luminoso en Huarmanca, Piura. De esos 17 héroes, solo 3 han sido reconocidos oficialmente como Defensores de la Democracia y, hasta hoy, solo una familia —la del Capitán PNP (F) Roberto Morales— recibió la medalla prometida. Amnistía de un lado y olvido del otro. Como hijo de un héroe la patria, exijo respeto a su memoria, justicia para todas las familias y verdad para el Perú.
¿Qué le decimos a las familias que aún guardan retratos amarillentos esperando justicia? Están intentando reescribir la historia. ¿Qué sigue? ¿Cambiar el relato del Museo de la Memoria, que permanece de pie para recordarnos que sí hubo terrorismo, sí hubo terrorismo de Estado, y que negarlo es un acto de cobardía? Quieren borrar el terrorismo de Estado de los libros, de los informes, de las sentencias. Pero mientras queden madres buscando huesos, mientras queden fotografías clavadas en una pared de adobe, mientras quede memoria, esta patria sabrá que la amnistía no es perdón: es traición.

Por Jorge Linares
Todo comenzó con una conversación franca y ácida con el alcalde Yván Yovera Peña en una precaria recepción municipal en julio de 2014. Bastaba observar los rayos del sol filtrándose por casi todas las aberturas de su techo de hojas de irapay y los diminutos bancos y mesa que rodeaban el salón edilicio. Yovera recibía con indignación y molestia a cada funcionario de cualquier organismo del Estado que, por alguna razón, había pisado su territorio; él era consciente de lo frágil que era la situación.
No contaban con agua potable; la corriente eléctrica se la suministraba por horas la ciudad colombiana de Leticia; los enfermos se atendían en los centros de salud de Colombia y Brasil; los niños y adolescentes estudiaban en los colegios de los países vecinos; es decir, crecían cantando los himnos de las naciones hermanas. No disponían de cementerio para enterrar a sus seres queridos, tenían un presupuesto de S/. 6,000 mensuales para atender las necesidades de más de 3,000 personas. En resumen, Isla Santa Rosa era un pueblo fantasma, uno de esos pueblos olvidados de zona de frontera, y los lugareños se sumaban a la estadística y a aquel sentir generalizado: «Los votos de esa población en las urnas electorales no nos representan políticamente». Por tanto, estaban confinados al abandono y al olvido por todas las instancias del Estado, situación que hasta la fecha viven otros peruanos en zonas de frontera.
Esta realidad fue asumida por la Pontificia Universidad Católica del Perú, que se propuso revertir la calidad de vida de estos pobladores. El ingeniero Emilio Díaz Mori presentó el proyecto «Turismo transfronterizo en base a la gastronomía peruana», y el reto fue liderado inicialmente por los cocineros Andrés Ugaz Cruz, los hermanos Gary y José Nogueira Paz, y Lizardo Vallejo Ruíz.

El reportaje describe con crudeza la falta de oportunidades de los habitantes en la triple frontera, pero también evidencia una esperanza y una ruta viable de desarrollo económico para estas personas que se encuentran geopolíticamente bien ubicadas. La propuesta era ser creativos ante el boom de la gastronomía peruana, ya que los colombianos y brasileños cruzaban y hasta ahora cruzan el río Amazonas exclusivamente para degustar la comida peruana.
Este valioso y extraordinario trabajo de los cocineros de la frontera quedó registrado en la cámara de Jota Sánchez y el reportaje de Vania Figueroa, que fue emitido en el programa periodístico de Nicolás Lúcar, con la dirección y producción de Alfredo Pomareda y Giovanna Díaz y la edición de Cynthia Tarazona, logrando que el gobierno de Kuczynski reaccionara ante esta indiferencia y que se sumaran otros actores como el economista Aldo Castillo y el presidente del directorio de Electro Oriente, Mario Ríos Espinoza, quien dotó de energía eléctrica las 24 horas a Isla Santa Rosa. Se mejoró la infraestructura del colegio de educación primaria y secundaria, se implementó una oficina sucursal del Banco de la Nación y, por supuesto, se incrementó la inversión privada con mejores medios de transporte fluvial. La comunicación digital llegó con la empresa Global Perú y se edificó el hotel Machu Picchu con más de 40 habitaciones de lujo para atender a los visitantes que llegan a esta región del Perú.
Finalmente, la vicepresidenta del Parlamento Amazónico, la licenciada Karol Paredes Fonseca, junto al alcalde encargado Yván Yovera Peña, lograron cumplir el sueño de muchas décadas de los peruanos que viven en este territorio: declarar a este centro poblado como distrito de la región Loreto, lo que generará mayores ingresos económicos para que estas personas tengan acceso a mejoras en el sistema de agua potable, salud y educación.

En la actualidad, la cocina peruana en su conjunto viene siendo galardonada, pero más allá de recibir esos premios que nos enorgullecen, también debemos ser conscientes de que constituye una herramienta de cambio y transformación para la sociedad, brindando oportunidades a los peruanos para vivir con dignidad humana.
Opinión
Cuando las fiscales mandan más que la ley
El país está secuestrado por dos facciones que han convertido las instituciones en trincheras de su disputa. Una guerra por el poder que involucra a abogados, opinólogos y congresistas que simulan defender la legalidad, cuando en realidad solo buscan blindarse y proteger sus propios intereses.

La escena es insólita y vergonzosa: Patricia Benavides Vargas, aún sin haber retomado funciones formales en el Ministerio Público, recibe seguridad policial como si ya estuviera despachando en el cargo de fiscal de la Nación. El argumento para justificar semejante privilegio raya en el absurdo, porque fue la propia Benavides quien informó a la Policía Nacional que la Junta Nacional de Justicia (JNJ) la había repuesto con una resolución oficial. Y como si esto fuera suficiente, el Comando de Operaciones de la PNP actuó con “carácter de muy urgente” para brindarle resguardo, pese a que legal y formalmente no había retomado el cargo.
¿Desde cuándo una persona puede autoproclamarse repuesta en el cargo y obtener privilegios del Estado? Si aplicáramos ese mismo criterio, ¿tendría sentido que un presidente electo en abril, aún sin haber asumido el 28 de julio, ya cuente con seguridad del Estado solo porque él lo pidió? La lógica institucional se diluye y el principio de legalidad es pisoteado con absoluta impunidad.
La excusa posterior del Mininter fue aún más ridícula. No reconocieron a Benavides como fiscal de la Nación, sino que le brindaron protección “en calidad de titular del Ministerio Público”. Pero eso no solo es inexacto, sino jurídicamente inadmisible.

Patricia Benavides no tiene actualmente ninguna función activa en el Ministerio Público. Lo que sí tiene, como queda claro, es poder e influencia en sectores de la derecha política, mediática y judicial, que buscan desesperadamente reposicionarla en el cargo, no por sus méritos, sino para blindar intereses particulares.
Y del otro lado, como en un juego de espejos deformados y grotescos, está su “rival”, la fiscal del momento, Delia Espinoza Valenzuela, la que hace sus vigilias con velitas y que representa al bando caviar.

El país ha quedado atrapado en una lucha entre dos facciones que usan las instituciones como trincheras personales. Una pugna por el poder que arrastra a abogados, opinólogos y congresistas que pretenden convencernos de que lo que hacen es defender la ley, cuando en realidad se protegen entre ellos.
El Ministerio Público ya no es el garante de la legalidad. Es el campo de batalla donde se juega el futuro de investigaciones sensibles, donde se define quién es blindado y quién es perseguido. ¿Y el ciudadano? Atónito y confundido, sin saber realmente cuál de estas fiscales “favoritas” representa el verdadero interés nacional.
El país necesita una reforma urgente de sus instituciones. No podemos seguir tolerando que la legalidad se interprete según quién esté sentado en el sillón. O restablecemos el respeto al Estado de derecho, o seguiremos hundiéndonos en este lodazal de impunidad, donde el poder se convierte en el único objetivo, y la justicia en su principal víctima.
Opinión
Campeones mundiales en gastronomía, también en anemia y desnutrición
El título de «mejor restaurante del mundo» es un logro indudable del talento, la pasión y la riqueza agro-biodiversa de nuestra amada patria. Pero, visto sobre el telón de fondo del hambre masivo y la anemia infantil rampante, se convierte en un monumento a la injusticia. Celebramos a los campeones mundiales de la gastronomía mientras toleramos ser campeones continentales de la inseguridad alimentaria. Es la victoria de unos pocos en un sistema donde la gran mayoría lucha cada día por lo más básico: un plato de comida suficiente y nutritivo.

Por: Jorge Paredes Terry
El título relumbra como el oro de una hoja de lúcuma sobre un postre de vanguardia: Maido, el templo de la cocina nikkei en Lima, coronado como el mejor restaurante del mundo en 2025. Es el pináculo, el reconocimiento definitivo al poder creativo, la biodiversidad y el mestizaje culinario que convierten al Perú en una potencia gastronómica indiscutible. Un país que sabe seducir paladares globales con sus ceviches perfectos, sus ajíes que estallan en el sentido, sus técnicas ancestrales reinventadas. Celebramos, nos llenamos el pecho de orgullo, compartimos la noticia como un trofeo nacional. La marca «Perú, destino gastronómico» brilla con fuerza envidiable.
Pero detrás del destello de los flashes que iluminan los platos de Mitsuharu Tsumura, se extiende una sombra larga, profunda y desgarradora. Una realidad que convierte este reconocimiento mundial en una ironía amarga, casi cruel. Porque el mismo país que enseña al mundo a comer con sublime arte, es el que sufre la mayor inseguridad alimentaria en toda Sudamérica. La paradoja no es solo chocante; es un espejo roto que refleja una fractura social abismal.
Mientras una élite reducida, turistas adinerados y una clase media alta acceden a las experiencias gastronómicas de Maido o sus pares, la mitad de la población peruana, sí, el 50% vive sumida en la inseguridad alimentaria. Este término técnico, frío, esconde un infierno cotidiano: significa no saber si hoy habrá comida suficiente en la mesa. Significa saltarse comidas, reducir porciones, sustituir nutrientes por carbohidratos baratos que llenan el estómago pero vacían el cuerpo de lo esencial. Significa padres que ven pasar hambre para que sus hijos coman un poco más, y aun así, no es suficiente.
Las consecuencias de esta inseguridad masiva están talladas en los cuerpos de los más vulnerables. La anemia infantil, ese monstruo silencioso que devora el futuro, afecta a un espeluznante 43.5% de los niños menores de tres años. La desnutrición crónica infantil, aunque con avances lentos, sigue siendo una herida abierta, especialmente en las zonas rurales andinas y amazónicas, donde la pobreza y el abandono estatal se combinan con la geografía hostil. El informe de la FAO que sitúa a Perú como el país sudamericano con mayor inseguridad alimentaria no es una estadística más; es un certificado de fracaso colectivo.
¿Cómo es posible esta dicotomía brutal? ¿Cómo un país puede ser cuna de la «mejor comida del mundo» y, al mismo tiempo, incapaz de alimentar dignamente a la mitad de sus ciudadanos? La respuesta, incómoda pero ineludible, apunta a las entrañas del modelo económico y social vigente, el modelo neoliberal exacerbado que ha moldeado al Perú por décadas. Un modelo que:
- Prioriza la exportación sobre el mercado interno: Grandes extensiones dedicadas a espárragos, uvas o paltas de lujo para mercados extranjeros, mientras campesinos locales ven encarecerse los alimentos básicos o pierden acceso a tierras fértiles. La seguridad alimentaria nacional queda supeditada a las demandas de los agroexporadores
- Fomenta la desigualdad obscena: Genera riqueza, sí, pero concentrada de manera feroz. Los beneficios del crecimiento económico y el boom gastronómico no gotean; se reparten entre una minoría. La brecha entre quien puede pagar un menú degustación de 500 soles y quien sobrevive con menos de 40 soles al día es un abismo moral.
- Debilita lo público: Recortes, privatizaciones y una gestión deficiente han dejado a servicios esenciales como salud, educación y, crucialmente, programas de apoyo alimentario y nutricional, sin los recursos ni la capacidad para llegar a quienes más los necesitan. Programas como Qali Warma son insuficientes y están plagados de problemas de gestión y corrupción.
- Vulnera a los más pobres: La inflación, especialmente en alimentos, golpea con saña a quienes destinan casi todo su ingreso a comer. La precariedad laboral, la informalidad masiva y la falta de protección social dejan a millones a merced de cualquier crisis, sin red de seguridad.
Hasta que no se enfrente con coraje y políticas reales, integrales y redistributivas, esta profunda contradicción que el modelo neoliberal ha agudizado, nuestro país seguirá siendo un país dividido: un paraíso gastronómico para el mundo y un infierno alimentario para la mitad de su pueblo. El sabor de ese contraste, al final, es pura amargura.
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