Percy Vilchez pasó la adolescencia y buena parte de su juventud en Trujillo. Poeta. Narrador. Ensayista. Ha cursado estudios en Filosofía y Literatura por su cuenta y en simultáneo al desarrollo de su carrera profesional.
Egresado de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Trujillo. Director del Taller de Iniciación Literaria y Lectura Crítica.
Percy conversó con Lima Gris y señala “Me harta que la mayoría de poetas sean tan derrotistas”. Aquí la entrevista
Mientras que otros publican a los veintitantos años, tú debutas a la edad en que Cristo supuestamente fue crucificado. ¿Se debe a las dudas, trabajas de modo lento?
Nada que ver. Terminé mi primer prospecto de libro a los 23 años en el 2005, se titulaba Zigurats y era un texto barroco y hermético harto distinto de mi actual propuesta pero nunca me interesó publicar. Escribo mucho y me interesa la literatura. Por ello, nunca me interesó frecuentar ni a otros «escritores» ni mucho menos involucrarme en el medio literario. Nunca participé en actividades poéticas ni nada de eso salvo alguna ocasión absurda y nada más.
¿Escritores entre comillas? ¿Qué ocurre con el medio literario?
El problema es que ahora cualquiera publica y no bastando eso cualquiera se cree una estrella. Esto se da en todos los niveles, desde la última provincia hasta la capital más importante del continente y, por supuesto, en Lima. Tanto en el plano estrictamente académico como en el supuestamente contracultural. Lo peor es que además de ser absolutamente obvio la mayoría de la gente se calla imagino que por cautelar sus intereses pero a mí me interesa la escritura y no la parafernalia y farsa que circunda estos predios. El medio literario en ese sentido es un depósito de excrecencia tan o más grande que cualquier otra mafia en este país salvo excepciones cuya enumeración no llega a agotar los dedos de una mano. Proliferan mediocridades, gente jactanciosa, camarillas de fracasados que encuentran en gente aún más ignorantes que ellos, acólitos bien dispuestos para una foto y para “franelearlos“. En fin, un escenario sumamente deplorable.
¿Qué significa para ti Trujillo?
Trujillo en sí es una ciudad que, culturalmente, me ha aburrido siempre por la falsedad reinante en ella. Recuerdo haber ido a un recital cuando estaba en primer año de la Universidad y dije: “si estos tipos son poetas yo no tengo nada que ver con la poesía”. Sólo en Huanchaco paso los días cuando voy a Trujillo y he escrito mucho sobre ello porque allí he sido y soy feliz. Escucho This Is The Sea de The Waterboys y veo el mar.
La falsedad no sólo reina en Trujillo.
No, y ya lo había mencionado anteriormente. La falsedad no sólo reina en Trujillo pero allí he vivido casi ininterrumpidamente mis últimos 20 años por lo que puedo denunciarla con pleno hartazgo. El arte contemporáneo en general es una gran farsa, una gran caca de elefante –recuerda el artículo de ese nombre-. Al respecto escribí en mi poema Acantilados: “ahora se ve cualquier cosa /y cualquier cosa /es avalada como un grande artilugio: /artificios fecales sobre láminas de vidrio esmerilado”. Estamos absortos ante una sobre producción de “arte” y ante la vasta proliferación de artistas que pueblan las diversas ciudades del orbe. Cualquiera con los suficientes amigos y billetes se la puede dar de artista y eso es sumamente repugnante.
Y Vallejo, ¿qué opinas del hombre?
Sin duda es importante en el sentir y es interesante su evolución. Además, hizo prácticamente lo que quiso con el lenguaje a un nivel superlativo publicando Trilce el mismo año que otras obras maestras o universales como La Tierra Baldía y Ulises. Muchos creen que es muy complejo en Trilce pero el Cholo simplemente se emperifollaba como cualquier serrano culto y como se sabe resulta siendo hasta anecdótico. Su gran logro es haber inventado un idioma absolutamente suyo y luego haber superado ese mismo idioma con obras tipo España aparta de mí este cáliz. Me gustan los Poemas Humanos –vaya título-. Pero no me ha afectado mucho su poética. Me interesan más otros autores de esa gran época de nuestra literatura como Martin Adán o Xavier Abril. Lo más importante de Vallejo es que se dio el lujo de escribir Trilce en Trujillo-y en la cárcel- eso debería indicar que el hombre desde esa ciudad y en ese tiempo que imagino aún más conservador y mediocre en líneas generales y habiendo venido de un pueblo oscuro y atrasado en la sierra llego a medirse de igual a igual con los grandes escritores europeos de ese tiempo. Recuerdo un artículo de Vallejo en el que daba cuenta de Pound y prácticamente lo desaprobaba. Era un tipo excelente en el sentido que he descrito.
De lo que se ha venido produciendo en La Libertad, ¿hay algo que te interesa?
No. No veo nada interesante en las últimas producciones de La Libertad. A nivel nacional estamos en las mismas. Hay personas oficiosas que no tienen qué decir y como en todos lados pero no hay ni una sola obra digna de mención hasta este momento. Que quede claro que respeto el trabajo de toda la gente honesta pero no tolero a los ufanos. Un amigo poeta, James Quiroz, viene realizando esbozos críticos y ha hecho revolotear el ambiente de Trujillo. Digamos que esto es lo más interesante que se ha dado allá en muchos años.
La crítica de Quiroz, ¿no será que estás cayendo en el amiguismo que reprochas?
No creo. Yo mismo he afirmado en líneas anteriores que es mi amigo, ¿no? He comentado en sus enlaces que es demasiado moderado pero aun así hace lo que nadie ha hecho en décadas al menos a nivel público o desde un perfil de Facebook. Creo que esta acción es por lo menos el símbolo de un cambio.
¿Has leído a Lizardo Cruzado, a Novoa?
Claro.
¿Oficiosos?
No tanto. Sobre todo son endebles pero creo que Novoa es mucho mejor poeta que Cruzado. Tenía más grandeza expresiva pese a su delicadeza. Del Itinerario me quedo solamente con cuatro versos: “Cantando me abro paso entre el gentío/arranco una ventana y la pongo en mi pecho/ para verme hacia adentro y llamarme a grandes voces”. Y, “Mis ojos son dos alas si los cierro”. Cruzado pese a su música y oficio jamás hubiese escrito algo así. Cuando cualquier mediopelo afirme que puede ser mejor que este tipo cualquiera debería recordarle estos cuatro versos. El drama, aquí, es la evolución o involución de Novoa la que yo creo que ha sido acentuada tanto por el amiguismo y la fácil adulación como por el ninguneo característico de Trujillo. Pero es un tipo que en general, según sé, no se mete con nadie. Así que digamos, simplemente, que fue prometedor y que quedo en lo que está. Punto.
El ninguneo se práctica en todos los barrios literarios del país y mucho más en Lima. A propósito ¿cómo va la difusión de tu libro en la ciudad que precisamente has nacido?
Nada. La difusión en Lima a nivel de librerías o en el circuito cultural es absolutamente nula. Una vez publicado el libro intenté difundir la cosa durante unos días pero cesé en ese afán prontamente ya que tuve y tengo otras actividades impostergables en todo distantes de la literatura. Dejé de trabajar varios meses para poder terminar la Metafísica y he tenido que dedicarme a otras cosas para compensar ese tiempo. En ese momento inicial luego de la publicación, yo mismo le di el libro, dejando de lado la vanidad, a algunos críticos. También, le di el libro a algunos amigos y a un par de poetas viejos que respeto y uno de ellos me pidió dinero para escribir algo al respecto, no lo mandé al diablo por su indefensión pero fíjate en qué cosas pasan. Al final sólo respeto su obra pero no a él, no diré quién es pero ese episodio fue de una entera vergüenza ajena.
¿Qué opinas de Lima y su circuito literario, de sus críticos, y diletantes?
El Perú está completamente destruido en los términos que planteas. Trato de no involucrarme mucho en ese medio aunque tal vez empiece a leer poemas en público como un modo de compartir pero no por hacer carrera. Además, Lima me tiene sin cuidado. Te diría, honestamente, que no me importa. Más interesante sería publicar en el extranjero pero nuevamente veo que eso se da casi siempre con gente con los contactos adecuados aun cuando los que publican no tengan base alguna. Fíjate en este detalle, Lima nunca ha sido un foco de avanzada para nuestra literatura salvo excepciones contadas. La vanguardia y las obras más arriesgadas se han dado siempre en provincia o al menos las más altas en este juego se han dado en la periferia no en la centralista capital de este país. Es trillado pero debe decirse: a un escritor sólo debe importarle lo que pasa en el mundo en que vive y en el que sueña o inventa, mejor dicho, lo que pasa en el mundo que descubre a través de su escritura. Las secciones sociales de los periódicos, revistas o el Facebook quedan para quien no tiene en el fondo un criterio propio de autovaloración o tiene una autoestima nula. Lima es, en ese sentido, una caricatura de metrópoli literaria. Que se puede esperar de una ciudad como Lima cuando el país en su casi totalidad está completamente desliteraturizado. La respuesta es nada.
Y regresas con el rótulo de poeta trujillano. ¿Te sientes así?
No me siento poeta. Mucho menos me voy a sentir trujillano.
Y también vuelves con un poemario extenso, experimental, un libro de casi 200 páginas que casi nadie se atrevería tanto a escribir como leer
Eso me gusta. Hacer lo que otros no pueden atreverse a hacer.
¿Qué pretendes, hermano, con ese desborde escritural, el caos, la poesía?
Pretendo llegar a una forma de poesía que sea algo más que la mera enunciación de dos o tres sentimientos comunes y algo más que una lección de “buena” escritura, formalita y todo eso que le gusta a quienes creo no saben nada de poesía. La poesía es el origen de todo y debe dar testimonio del mundo que perdemos cada día, de nuestros esfuerzos por hacer que aun dentro del infierno no haya infierno y hacer que eso dure como prescribe Italo Calvino. La poesía, también debe ser una muestra de nuestro triunfo. Me harta que la mayoría de poetas sean tan derrotistas.
También intento, definirme o hallar algunas pautas acerca de quién soy a través de lo que escribo. El libro es una manifestación de mí mismo. Estoy en el libro con sus aciertos y desaciertos, con su furia y su desolación, con sus episodios épicos grandiosos y también con los otros. Me aburren los poemas perfectos de diez líneas. Es decir, a veces los disfruto pero no me da ninguna satisfacción escribirlos. Disfruto corriendo riesgos. He avanzado en mi literatura como quien, en definitiva, va hasta el precipicio y se arroja y cuenta lo que ve en la caída. En algunos de esos lances de vértigo he podido volar y no me he estrellado contra el pavimento o lo que sea que se halle en el fondo del abismo que comentamos y eso mal que bien me satisface porque creo que eso es la poesía aunque me gusta más lo que he escrito recientemente que está en la línea del Cantar de la Hecatombe.
Uno de los poemas que me ha gustado dice: «donde dice mano, tú pondrás falanges / pero te darás cuenta del ridículo / y seguirás en otro sendero en pos del fuego». ¿Es la literatura peruana un palimpsesto?
Ese poema se titula precisamente así: Palimpsesto. Cuando lo escribí pensé en burlarme un poco de la farsa copista que es la literatura. Pero bien visto el problema, en su extremo positivo, la literatura en general es como un flujo de reescrituras, de asimilación de las obras que son el soporte de la tradición y de la misma vanguardia que con el paso del tiempo se vuelve de cierto modo otra forma de tradición y sólo de esa forma se da un avance. El extremo negativo es que todo eso quede en la mera repetición de procedimientos y formas caducas. Y claro, tanto en su polo negativo como en el positivo, la literatura peruana también lo es.
En este viaje que es Metafísica del precipicio, hay verdades, ímpetu y rebeldía, pero lo que también me atrajo fue un poema donde mencionas a tu hija
Le dedico el texto final de mi libro a mi hija Domenica. A ella le debo todo. Yo tengo el problema de no querer hacer prácticamente nada que no sea escribir pero estoy haciendo algunas otras cosas para que mi hija pueda sentirse orgullosa. Hasta me he titulado profesionalmente.
Son pocos los poetas en nuestra aldea peruana que realizan proyectos de considerables cantidades de páginas y que merezcan la atención no sólo de los críticos sino de los propios poetas. Imaginó que has leído a Juan Ramírez Ruiz.
Lo he leído. No es un referente para mí pero considero, sin embargo, su obra un legado importante. Sin embargo, lo más interesante es su vida aunque sé que la paso muy mal. Su trágico final es una muestra del modo en que a veces el mundo trata a los creadores más auténticos en tanto que tantísimos farsantes sin una pizca del talento de este individuo proliferan y llenan las cátedras y ganan premios y toda la retahíla de lugares comunes que forman el “éxito” literario. Valga su caso para reflexionar en la cantidad de personas interesadas en ser poetas. Pese a ser pocos merecen una observación, son unos entusiastas ridículos incapaces de ver estos riesgos. Son la clase de gente que dice llegamos a escribir fascinados por el lenguaje y por las emociones simples. Deberían darse cuenta de los riesgos de asumir esta condición y esta vía de poeta. El fin de Ramírez Ruiz, el de Ojeda, el de Hernández no son cosa de broma.
¿Qué te parece la poesía peruana después de los sesenta?
Un franco proceso de involución. Ni siquiera Hora Zero puede significar un paso adelante respecto de la tradición previa y piensa que a mí me gusta Hora Zero y toda esa confrontación de Pimentel con Cisneros pero aún gustándome más la onda de Pimentel -tiene grandes poemas memorables como sabemos todos los que hemos leído sus libros- es obvio que Cisneros tiene una obra más sólida y, también, es obvio que Hora Zero no llegó a consolidar nada. Sin duda, hay obras individuales importantes entre algunos de sus integrantes pero estas en nada se deben al grupo y esto fuera de los excesos suscitados según indican todos los reportes por la rivalidad de los fundadores y demás desaguisados dados a través del tiempo hasta la deplorable defunción de JRR que son harto lamentables . Ahora, entre estos individuos y Cisneros y el resto de su CIA frente a los que creo son las cabezas de los años sesenta hay una larga distancia. Ningún poeta de los sesenta en adelante, a mi parecer, llega a rebasar las obras de Hinostroza, Hernández y Ojeda. Del mismo modo, estos no pueden rebasar a Westphalen, Abril, Moro, Adán y Vallejo.
No sé si has parafraseado o tomado un verso de Scorza, donde dice que contra el viento nada puede. ¿Contra qué puede?
Sólo esa frase claro está y de modo, más bien, irónico. Scorza es un poeta menor aunque sí en Desengaños del Mago quitarnos la panca quedaría un manojo regular de figuras como “me niego a iluminar con mi canto los fétidos establos de la noche”. Retomando el sentido de tu pregunta, estaba en la cordillera y a veces el viento es muy fuerte, helado y sientes una especie de impotencia frente a las fuerzas de la naturaleza que allá en las alturas se tornan, de un momento a otro, profusamente espléndidas y peligrosas. Ante ellas sólo podía cantar. En fin. ¿Contra qué puede? El poeta puede nada contra nada excepto cantar. El poeta es el tipo más inestable del mundo. Por eso es preferible ser un hombre. Luego se será poeta o se será cualquier cosa. Insisto un poeta no puede hacer nada más que cantar pero el cantar es la iluminación, el fin de la oscuridad.
Y si le vendieras tu alma a Mefistófeles ¿a cambio de qué seria?
Ser cualquier otra cosa, excepto poeta (Risas).