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NO SER MÁS

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“Cada día nos despertamos ligeramente transformados. Y la persona que fuimos ayer ha muerto. ¿Por qué entonces decimos ‘ten miedo a la muerte’, cuando la muerte viene por nosotros todo el tiempo?”

-John Updike

 

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Siempre he tenido curiosidad respecto a la muerte. Al decir muerte me refiero al fin de la vida en la única forma en que la conocemos; el momento en que la maquinaria de carne y sangre se apaga y nos convertimos en un cenotafio de nuestra humanidad.

Me intriga aquello que se extingue tras el inmediato cese de nuestras funciones vitales –Alma, ánima, psique -, esa energía que se libera tras el largo y devastador sonido en el monitor cardiaco y que deja el cuerpo inerte, helado y distante de quien alguna vez fuera un pariente, un amigo, una esposa; de alguien que sonrió con nosotros, comió con nosotros y conversó con nosotros y que de pronto ya no es más que una manifestación de nuestra memoria. No es que le busque una explicación al fin de nuestra existencia, a la muerte no la cuestiono, tampoco le temo, pero me consterna por lo que es capaz de hacer, por lo que causa, por lo que le deja a los que seguimos vivos, cargando el dolor a cuestas, intentando olvidarnos de ella a pesar de que la cargamos día a día, y aguarda por nosotros a cada momento.

No hace mucho la tuve cerca, respirándome a la cara desde su invisible pero tan tangible fortaleza. Terminé conectado a un monitor cardíaco tras una terrible infección respiratoria que me obligó a mezclar todo tipo de pastillas e inyecciones que, de forma irreverente, mezclé luego con licor. La mañana del supuesto último día de mi vida desperté con una opresión dolorosa en el pecho que me hizo caminar, trastabillando, hasta la zona de emergencias de un policlínico en el cual una amable recepcionista detuvo a los demás enfermos para pedir que me atendieran de inmediato. Todas mis preguntas eran silenciadas por dos enfermeras que casi chocaban entre ellas tratando de salvar mi vida. Al ver el desfibrilador y el monitor cardíaco abriéndose paso en el estrecho lugar donde era atendido, comprendí que estaba en un terrible aprieto.

Estaba solo, tendido sobre esa cama, lejos de la gente que amaba, distante de haber cumplido los pequeños objetivos que había planteado para mi vida, con un libro de cuentos sin pena y sin gloria, distante de todas las novelas y crónicas que había pensado escribir. “Así que esto es todo”, pensé, mientras mis ojos recorrían el techo del lugar y el dolor parecía romper mi esternón y recordé el poema fúnebre del emperador Adriano, “Animula, vagula blandula / hospes comesques corpori…” (Pequeña alma, blanda y errante, huésped y compañera de mi cuerpo…), que leí en un libro de Youcenar. No soy creyente, así que no hice plegarias. Solo traté de evocar algunos momentos, que de pronto se vieron tan nítidos en mi memoria. Un enfermero sacó el teléfono celular de mi bolsillo y me pidió que le diera el nombre de alguien cercano. Ese día no morí, pero la dura experiencia lejos de asustarme me llenó de optimismo. Me sentí firme en mis convicciones: no me quebré ni le imploré piedad a ningún dios, confirmé quienes eran las personas que amaba porque pensé en ellas antes que en nadie más y, sobre todo, manejé con temple la proximidad de mi fin.

 

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Tenía seis años cuando falleció mi abuela. Mi madre me había enseñado a decirle “mamita”, una palabra que nunca era pronunciada sin la carga de ternura correcta y que yo asociaba mucho a su presencia física. El rosto de mi abuela era triste, y  su cuerpo adelgazaba día tras día. Mi madre me llevaba a visitarla en las tardes, mientras ella se juntaba con sus hermanas para ver la novela y preparar el lonche en la casa donde toda la familia vivía junta. Yo entraba a la pequeña habitación del primer piso y mi abuela, echada en la cama, me extendía sus manos delgadas y reclinaba las piernas cobijadas bajo una manta para que yo pudiera jugar con mis carritos y hacerlos cruzar una ficticia montaña hecha de tela. A veces conversaba conmigo, pero no puedo recordar su voz ni sus palabras, solo su figura delgada y su mirada lánguida. Una tarde se la llevaron al hospital.

Mi madre me hacía llegar sus saludos y yo le mandaba a decir que la extrañaba y que esperaba que pronto estuviera en casa para seguir jugando. El día que falleció, yo me alistaba para la academia de natación y mi madre preparaba el desayuno. No teníamos teléfono en casa y el vecino de al lado, que si lo tenía y que nos lo había ofrecido para cualquier emergencia, le dijo a mi madre que la llamaban del hospital. Mamá dejó el estofado hirviendo y fue a atender la llamada. Segundos después la escuché gritar y salí a buscarla. La puerta de la casa vecina se abrió de par en par y la encontré de rodillas, con las manos juntas, llorando desconsolada y mirando al techo con el rostro descompuesto por la pena. El sol de febrero iluminaba todo en rededor, pero mi madre estaba ahí, llorando, en la oscuridad, como un animal herido en su cueva. Mi abuela no regresó nunca más a casa y no volví a jugar con ella. Pensé que quizá algún día mi madre también se iría y no regresaría nunca. Desde entonces intenté estar siempre cerca de ella.

Mi abuelo, en cambio, pidió que lo libraran del tumulto de enfermeras y malas comidas, y decidió morir en casa, doce años después de la partida de mi abuela. Era un tipo gruñón y licencioso, que vivía atormentado por los titulares de los periódicos chicha donde anunciaban el fin del mundo o una guerra nuclear. Tenía miedo, pero como muchos hombres hechos de la nada y sobrevivientes a duras penas, solía mostrarse duro. Muchas veces su miedo evidenciaba un peso terrible en su conciencia, que él solo tendría que ver cómo reparar o cargárselo a la tumba. Conmigo, sin embargo, hacía muestra de una paciencia y dedicación absoluta. Solíamos pasar las tardes cazando pichones con la carabina, o pegando figuritas en mis álbumes de ciencias e historia natural, los únicos que mi madre me dejaba coleccionar vaya uno a saber sus razones.

Cuando cumplí once años me enseñó los primeros acordes de guitarra, que a decir verdad eran los únicos que sabía (sin que ello le impidiera tocar tantas canciones sin desentonar) y, luego de que ingresé a la universidad, me dicto cátedra de “callao” (juego de dados) y a hacer seco y volteado en demasía. Fue esto último lo que complicó su salud y lo enfermó sin remedio. La gran vida no es eterna, y mi abuelo tuvo que internarse en el hospital mientras sus hijos escuchaban la sentencia. La última vez que lo vi con vida estaba echado en su cama, soportando el dolor del cáncer en su estómago con el estoicismo de un héroe mitológico. Me hablaba de la música de Pinglo y del fin del mundo que tanto había temido y que nunca llegaría a ver. La mañana siguiente uno de mis tíos nos dio la noticia. Fuimos con mi madre a su casa y cuando entramos a su habitación había un aire denso. El cuerpo de mi abuelo yacía echado, con una expresión de dolor en el rostro, la cabeza tirada hacía atrás rebasando la almohada, las manos engarrotadas por el inicio del rigor mortis. Vestía un bivirí, un short marrón y medias negras.

Mi madre pidió algodón y ropa. Miré su cuerpo desde la distancia. No encontraba en ese abandono de carne amoratada nada que me recordara a mi abuelo, solo tenía en frente un recipiente vacío. Mi abuelo no estaba ahí, no estaba ya en ningún sitio, salvo en mi memoria. Ya había visto cadáveres antes, pero era la primera vez que tenía frente a mí la envoltura carnal de alguien que había tenido un significado importante en mi vida. Un vacío se imponía entre ese cuerpo y el recuerdo del hombre que, con mala puntería, intentaba sin cansancio derribar un pichón y que con mucho esmero cogía la goma líquida con un palo de fósforo para pegarla sobre mi álbum. Ese vacío era la muerte.

 

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Mi madre murió tres días después de ingresar al hospital. No hacía mucho que había cumplido sesenta años, y había caído en un estado de depresión insostenible. Recuerdo cada minuto desde la mañana del día miércoles en que recibí la noticia en la oficina, hasta el instante en que echaron el último poco de tierra sobre su tumba y lloraba abrazado junto a mi hermano y a mi padre. Fue en el año de la muerte de mi abuelo cuando me enteré que mi madre padecía de la misma enfermedad que había destrozado a mi “mamita”. Fue también el año en el que le dijeron que sus riñones habían dejado de funcionar y que tenían que hacerle diálisis tres veces por semana.

Una amiga me dijo que el tiempo estimado de vida para los diabéticos con insuficiencia renal era de diez años, pero nunca conversamos de eso en casa. Mi madre había sido una mujer alegre, entusiasta, carismática, y una fiera cuando se trataba de cuidarme y de cuidar a mi hermano, pero tras el diagnóstico, año tras año, la vi demacrarse, enflaquecer, perderse lentamente en los miedos de una enfermedad desbordada que empezaba a empequeñecerla en cuerpo y mente hasta convertirla en un ratoncito asustado mirando los recovecos de cuarto del hospital, donde a menudo solíamos llevarla. Año tras año marqué una línea en mi corazón llevando la cuenta del tiempo que le restaba de vida, como el testigo de la pena de muerte que mira el reloj aguardando por clemencia.

Once años después de la muerte de mi abuelo entré en una habitación del hospital Rebagliati para ver el cuerpo de mi madre. Entre las imágenes que grabaron junto con el dolor está la del viento agitando las cortinas cerradas de par en par y el sol filtrándose entre ellas, iluminando por ratos el cuerpo de mi madre, cubierto por una manta blanca. Encontré a mi padre sentado al pie de la cama, en silencio. Fue la primera vez que estuve cerca, muy cerca de un cuerpo inerte. Sentí la piel fría, toqué sus yagas ya cicatrizadas, que tanto le habían dolido en vida y palpé el vacío que dejaba la ausencia de una de sus piernas bajo la sábana, la cual habían tenido que amputarle años atrás debido a una gangrena. El hospital era de pronto más frío que de costumbre, y todo resultaba distante. Un enfermero llegó al mediodía y movió con tosquedad el cuerpo de mi madre para llevarlo a la morgue, con el desdén rutinario de un tipo cansado de recoger lo que deja la muerte tras de sí. Empujé al tipo y le dije que yo me haría cargo El chirrido de la camilla que yo empujaba hacía eco por el pasadizo del piso once. Bajé por el ascensor hasta el sótano y en cada piso me topé con personas que desistieron de subir al ver el cadáver y optaron tan solo por santiguarse.

Luego todo pasó tan rápido: la capilla ardiente, las flores, el licor para adormecer la pena y mantener el desconcierto, el restallido del vidrio que cubría su ataúd mientras la velábamos de noche, la negativa de los vidrieros al día siguiente, para reparar el ataúd por respeto a la difunta, los abrazos inacabables y las palabras que parecían ser una sola asegurándome que contaba ya con un angelito en el cielo, así, en diminutivo, y luego los días de borrachera y descontrol, de hartazgo y descontrol, de rabia y descontrol. Hicimos tanto por tenerla cerca y la muerte sopló sobre mi madre como si de un castillo de naipes se tratara. Su cuerpo, sin embargo, a pesar de lucirme vacío, me reconfortaba. Su rostro, ligeramente hinchado, lucía calmo, como si estuviera durmiendo. Mirar su cadáver era como mirar una vieja fotografía sin tiempo ni lugar. Pronto se cumplirán seis años de su partida, y ya debo esforzarme para no olvidar su voz.

 

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Después de hacerme dos electrocardiogramas, el médico que me atendió me dio una severa reprimenda, también algunos consejos que solo he sabido aplicar a medias. Cuida tu corazón, me dijo, la próxima no lo cuentas. Y de repente imaginé lo que sería mi cuerpo inerte en medio de la desolación de unos cuantos enterados de que ya no estoy ahí, de que ya no soy yo, y mi yo, sabrá la ciencia, ha partido lejos o se ha desintegrado, o se ha unido a una fuente de energía mucho más vasta y caótica que la que nuestras limitadas mentes pueden imaginar. ¿Dónde yacerá la envoltura de mi naturaleza antes de quedar a tres metros bajo tierra? ¿Habrá un crucifijo y una capilla ardiente a pesar de mi férreo ateísmo? No imagino más nada. No gasto fuerza en vislumbrar un mundo tan oscuro como la sombra que la muerte traza al llevarse nuestra esencia.

Es natural que nos aferremos al cuerpo, a pesar de que, una vez muertos, el cuerpo ya no nos dice nada en absoluto y es la memoria la que debe hacer su trabajo, la que debe impedir la extinción de aquellos que tanto nos significaron en vida. No he podido, sin embargo, acostumbrarme a la idea de que una lápida reemplace la mejilla que alguna vez besé o la mano que alguna vez tomé, ni a sembrar flores temporales en un espacio donde reposan restos tan similares a muchos otros. Sin embargo sé que es la experiencia consciente de la muerte la que ha cambiado mi forma de ver las cosas y dejó atrás la inocencia con la que veía al mundo. Me alejó de la omnipotencia de la niñez, de la inmortalidad de la juventud. La experiencia del cuerpo vacío y de la ausencia me hizo pensar en la fragilidad de la existencia, en lo efímero del momento, pero sobre todo en la importancia del tiempo presente, de lo real, lo tangible, lo que verdaderamente me pertenece. Cada segundo goza de una belleza plena, cada respiro se me hace tan importante y el futuro no es más una obsesión sino un mero referente de mis acciones presentes.

Es cierto que la muerte trae consigo la tristeza inmediata, la pena profunda, la melancolía que se asienta con el tiempo. Pero son sentimientos necesarios para la introspección y el autoconocimiento, que es la única forma en la que creo que puedo llegar a existir a plenitud, continuar mi vida y aferrarme a ella con la certeza de que siempre se perderá lo que se quiere, pues esa es la regla de este mundo, hasta que finalmente me toque dejar el mismo vacío y encontrar algunas respuestas. La muerte es lo opuesto a todo, decía Susan Sontag. Tal vez la muerte sea en sí misma una respuesta.

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Luis Humberto Moreno Córdova (Lima 1979) Escritor, estudió Gestión de Recursos Humanos en la universidad de San Martín de Porres. Ha publicado su libro de cuentos "La horas imperfectas".

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Poder Judicial: Audiencia de impedimento de salida del país para Patricia Benavides será el 29 de abril

El pedido del órgano fiscal, se sustenta en el ‘peligro procesal’ por la probable pertenencia de Patricia Benavides a la organización criminal presuntamente enquistada en el Ministerio Público.

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Tras el pedido de la Fiscalía Suprema de impedimento de salida del país de Patricia Benavides, el Juzgado Supremo de Investigación Preparatoria programó para el próximo lunes 29 de abril, a las 11:00 a. m. la audiencia de requerimiento de impedimento de salida del país por 36 meses para la exfiscal de la Nación, Patricia Benavides.

El pedido del órgano fiscal realizado el martes 23 de abril, se sustenta en el ‘peligro procesal’ por la probable pertenencia de Patricia Benavides a la organización criminal presuntamente enquistada en el Ministerio Público.

Mediante su cuenta X, el Poder Judicial resaltó que: “la Fiscalía Suprema especializada en delitos cometidos por funcionarios públicos solicitó se imponga esta medida contra Benavides Vargas, investigada por el presunto delito de organización criminal”.

Este requerimiento de impedimento de salida del país contra Benavides Vargas fue presentado el mismo día de que el Equipo Especial de Fiscales contra la Corrupción en el Poder (Eficcop) del Ministerio Público detuviera preliminarmente a siete personas entre ellos, los exasesores y allegados de Patricia Benavides: Miguel Girao, Abel Hurtado, José Castillo, Mirtha González, Giancarlo Valer, Jorge Palomino y el exagente de la Diviac, Jorge Rodríguez Menacho. Y allanara un total de 21 inmuebles en el denominado operativo ‘Valkiria XI’, por la investigación contra la presunta organización criminal que lideraría la fiscal suspendida.

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Periodista denuncia a ministra de Comercio Exterior Elizabeth Galdo por agresión [VIDEO] 

Durante una cobertura en Cusco, el periodista Néstor Larico se acercó a la titular del portafolio y le preguntó: ¿Y por qué acepta usted el cargo de ministra de Turismo? inmediatamente Elizabeth Galdo le quitó el micrófono y le respondió: “con mucho orgullo”, y luego lo arrojó al suelo.

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Tras los hechos ocurridos el martes 23 de abril, en los exteriores de la sede del Gobierno Regional de Cusco, en el cual, la ministra de Comercio exterior Elizabeth Galdo Marín le arrebató el micrófono al periodista Néstor Larico para responderle y luego tirarlo al suelo; el hombre de prensa, la denunció ante la comisaria PNP de Wanchaq, por agresión.

En la denuncia verbal, según el acta N° 381, interpuesta por el periodista Néstor Larico Ayamamani de 39 años, en la tipificación, se indica administración pública (delito) por el hecho ocurridos el martes 23 de abril a las 10.00 am. en Cusco, Wanchaq, local del Gobierno Regional de Cusco y cuya denunciada es Elizabeth Galdo Marín, de profesión abogada.

Denuncia policial presentada por periodista ante la comisaria de Wanchaq en Cusco.

En una parte del contenido de la denuncia se lee:

“Acta de recepción de denuncia verbal en el distrito de Wanchaq-Cusco, siendo las 16:45 horas del día 23 de abril del 2024, en la oficina de la sección de Investigación Criminal de la comisaria PNP Wanchaq, se hizo presente ante el instructor, la persona Néstor Larico Ayamamani (39) San Román-Juliaca-Puno, periodista independiente, colaborador de medios de comunicación ‘Nueva Tv Nacional’, redes sociales…”  

Periodista Néstor Larico saliendo de la comisaria de Wanchaq, tras presentar la denuncia.

Asimismo, el periodista denunciante, hizo entrega al departamento de investigación criminal de la comisaria PNP de Wanchaq, de un material fílmico contenido en un CD-DVD, que registra las imágenes y el audio durante el hecho del día 23 de abril, como evidencia y/o medio probatorio del accionar de la titular de Comercio Exterior.

Sobre manila presentado a la PNP conteniendo un DVD de material fílmico que evidencia el hecho.

¿Cómo fue el incidente donde la ministra Galdo perdió el control ante la prensa?

La ministra de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) Elizabeth Galdo Marín durante su visita a Cusco, el martes 23 de abril protagonizó una confrontación bochornosa con periodistas de la prensa local que le hacían preguntas sobre la presidenta Dina Boluarte y sobre la cuestionada contratación de la empresa Joinnus en dicha región.

La ministra Galdo Marín se encontraba desplazándose dentro de las instalaciones del Gobierno Regional de Cusco y participó de una reunión con la Asamblea Nacional de Gobernadores Regionales y el Gobierno Regional de Cusco, para tratar temas referentes a la preocupante situación política del país.

En la cobertura informativa, durante un corto desplazamiento a pie entre la gente de prensa y la titular de Comercio Exterior, el periodista Néstor Larico se acercó a la ministra para realizarle preguntas, entre las que mencionó: ¿Y por qué acepta usted el cargo de ministra de Turismo? sin embargo, la ministra de forma inexplicable le quitó el micrófono al periodista de ‘Nueva Tv Nacional’, y le respondió: “con mucho orgullo”, mientras el hombre de prensa decía: “me está quitando el micro” y luego ella lo arrojó al suelo.

Ministra Elizabeth Galdo perdió el control y agredió a periodista en Cusco.

La Asociación Nacional de Periodistas del Perú rechaza la conducta de la ministra Galdo

La Asociación Nacional de Periodistas del Perú – ANP, a través de su red social expresó su rechazo a la reacción hostil de la ministra Elizabeth Galdo Marín hacia el periodista Néstor Larico Ayamamani, quien cumplía su trabajo de hacer preguntas a una alta funcionaria del Estado.

En su pronunciamiento se lee: “Ese nivel de intolerancia es impropio de quien ejerce función pública y está sujeta al escrutinio ciudadano”.

VIDEO.

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Estudio de IEP revela que 1 de cada 5 peruanos contó que un policía le exigió un soborno en algún momento

Imagen institucional año a año está siendo mellada por malos efectivos.

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A la Policía, lamentablemente, ya no se le respeta. Resulta preocupante que cada vez sea más frecuente ver en los noticieros a efectivos policiales siendo parte de organizaciones criminales, o partícipes de algún robo. Un nuevo estudio llamado Pulso de la democracia en el Perú, difundido por el Instituto de Estudios Peruanos (IEP), reveló una triste realidad que poco a poco se viene normalizando en nuestra sociedad. Según el informe, uno de cada cinco peruanos confesó que un miembro de la Policía Nacional del Perú (PNP) le solicitó algún tipo de soborno para pasar por alto alguna infracción.

Ya sea mediante una coima para no pagar una multa o para acelerar un trámite, el ciudadano entabla una relación con funcionarios o políticos que abusan de su posición pública para beneficio privado”, se puede leer en el informe difundido.

No solo eso, sino que el documento indica que el Perú aparece en los primeros lugares en este tipo de incidentes a nivel de América Latina y El Caribe. De hecho, “el 22 % de los peruanos reportan que un oficial de la policía les ha solicitado un soborno, lo que lo coloca en la tercera posición, solo superado por Nicaragua con 22% Bolivia con 24%”.

De hecho, estos casos también están identificados en el código disciplinario de la Policía Nacional del Perú y son calificados como faltas muy graves. “Solicitar o recibir dádivas o cualquier otra clase de beneficio proveniente directa o indirectamente del usuario del servicio o de cualquier persona que tenga interés en el resultado de su gestión” es sancionado con el pase a situación de retiro.

Cuadro: GEC.

Funcionarios públicos tampoco se salvan

Por otro lado, el estudio de IEP también indica que al menos uno de cada diez peruanos (10%) ha reportado que un funcionario le solicitó algún tipo de soborno durante el año pasado.

En este sentido, el informe también sostiene que es precisamente este tipo de interacciones los que perjudican la imagen que los ciudadanos tienen de las instituciones públicas. “Cuando los ciudadanos viven hechos de corrupción tradicional directamente, la confianza en las instituciones estatales y la percepción de su desempeño podría decaer”, se sostiene.

También se considera que la desigualdad generada por la corrupción afecta a la forma en la que se ven las funciones de la institución, pues “los que pagan la coima son los que acceden al servicio, trámite o excepción, mientras que los que no pueden pagarlo simplemente no los obtienen”.

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Aberrante: Policía detiene a mujer que quiso empeñar a su bebé por una caja de cervezas en Loreto

Menor de ocho meses quedó en resguardo de la Policía hasta que se determine la responsabilidad de la madre.

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Existen actos imperdonables en la vida como el hecho de no darle todos los cuidados posibles a nuestros hijos, descuidando su bienestar, su salud, al punto quizás de causarle la muerte; o también tomarlos como simples objetos de intercambio por un poco de licor barato. Un hecho insólito ocurrió en un bar ubicado en el sector de Masusa, distrito de Punchana, provincia de Maynas, región de Loreto, donde la Policía Nacional del Perú (PNP) investiga a una mujer por presuntamente haber entregado a su hijo de tan solo 8 meses por unas cuantas cervezas.

Según relataron los familiares, la joven de 17 años salió con su bebé durante el fin de semana y regresó el lunes sin él, afirmando que lo había dejado con un desconocido mientras iba al baño. Jimena Damazon Fachín, abuela del menor, denunció el lunes 22 de abril la desaparición del niño y contó a las autoridades lo que su hija le dijo.

El jefe del departamento de investigación criminal de la Policía Nacional del Perú (PNP) en Iquitos, Gregorio Conde Cárdenas, señaló que la mujer aparentemente entregó al niño a otra persona a cambio de algún beneficio. Habrían llegado a esta conclusión porque Mélida Tuanama, una ciudadana que presenció los hechos, fue a las oficinas del área de Trata de Personas asegurando que venía cuidándolo desde hace más de tres días porque la mamá del niño se lo entregó a su pareja. Insistió dejándolo en el piso de un baño mientras pedía unas cervezas.

“Le entregó en el piso al bebé, le dijo ‘no le quiero, dame una cerveza y llévatelo'”, expresó Tuanama en las oficinas de Trata de Personas de Iquitos. 

En ese sentido, los familiares y la madre del bebé acudieron a la sede policial con la intención de llevárselo, pero se les informó que aún deben esperar el avance de las diligencias en medicina legal y la decisión del Ministerio Público sobre la protección del menor.

Menor de edad quedó bajo la vigilancia de la Policía femenina. Foto: difusión.

Agentes policiales femeninas están a cargo del cuidado del menor y están organizando una colecta para comprarle leche y pañales.

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Exestrella de cine para adultos se arrepiente de su pasado: Lana Rhoades pide borrar todos sus videos

La actriz se pronunció sobre su paso por la industria del hardcore y admitió que: «Si pudiera volver atrás, lo daría todo por recuperar mi dignidad».

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Lana Rhoades, una joven de Illinois que debutó como actriz en la industria del cine para adultos en 2016, con tan solo 20 años; ha reflexionado sobre lo que le tocó vivir como una ‘starlet’, tras su retiro en 2018.

Sin embargo, actualmente a sus 27 años, Rhoades ha se ha convertido en una de las más feroces críticas de la industria que la catapultó a la fama.

La salud mental es una de las principales razones por la que la actriz decidiera retirarse. Durante una reciente entrevista en el podcast ‘Three Girls One Kitchen’, Lana Rhoades contó cómo las exigencias de su carrera afectaron profundamente su salud mental.

Ella reveló experiencias extremadamente difíciles durante las grabaciones, incluyendo una escena en particular que describió como «repugnante» y que la marcó de manera significativa, porque explicó: “un tipo me amordazó hasta vomitar y, después, meó en un cuenco”.

“La situación no quedó ahí, sino que “durante la escena me pidió que me lo bebiera, y no supe decir que no”. Por ello buscó ayuda terapéutica; sin embargo, fue difícil procesar sus traumas.

Tras abandonar la industria del ‘hardcore’, Lana Rhoades experimentó una transformación no solo personal, sino también económica.

Según reveló en el canal de YouTube BFFs con Dave Portnoy y Josh Richards, su situación económica ha mejorado tremendamente, pasando de tener US$100 mil dólares en su cuenta, por dos años en la industria para adultos, a declararse multimillonaria. Rhoades también expresó su frustración por no poseer los derechos de muchos de sus vídeos, lo que le impide borrarlos de circulación:

“Me arrepiento sinceramente. Le digo a la gente que, si pudiera volver atrás, lo daría todo por recuperar mi dignidad y mi respeto, y porque la gente no pudiera verme de esa manera”, culminó.

Así las cosas, igual que otras estrellas del cine para adultos, como Mia Khalifa, Jenna Jameson, Apolonia Lapiedra y Sasha Grey que reciclaron su vida para encarar otros proyectos, tras su retiro de la pantalla, Lana Rhoades experimenta una vida más independiente y donde el respeto hacia los demás es algo muy importante para ella.

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Documentos del Archivo General de la Nación corren peligro por filtraciones de humedad en sus instalaciones

A pesar de su recurrente problemática, ni la ministra de Cultura Leslie Urteaga, ni sus jefes de turno, exigieron el presupuesto requerido para cubrir los gastos de mudanza, personal, custodia y acondicionamiento del nuevo espacio para preservar treinta kilómetros de documentos históricos valiosos para la nación.

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El Archivo General de la Nación, con más de 80 años de antigüedad, mantiene una situación paupérrima desde hace muchos años y es el reflejo de las negativas gestiones de servidores que no estuvieron a la altura de cautelar los archivos históricos más importantes del Perú.

Y actualmente, enfrenta una situación crítica debido a que la infraestructura sufre graves daños y conserva tuberías que están encima de los documentos valiosos, que deben ser cubiertos por plásticos, para que, ante cualquier filtración, estos no sean dañados.

Tuberías en peligro de romperse.

Alojado en el Palacio de Justicia, este depósito de la memoria histórica peruana alberga documentos claves, desde la época de la independencia, hasta registros notariales de importancia histórica. Entre los que destacan los documentos relacionados con la Batalla de Ayacucho y Junín.

La edificación muestra serias deficiencias estructurales, como fisuras, filtraciones y humedad, poniendo en peligro no solo a los documentos, sino también al personal que labora allí. 

Ricardo Moreau Heredia, jefe institucional del Archivo General de la Nación, explica que las condiciones inadecuadas se deben al paso del tiempo y a la falta de mantenimiento adecuado.

Edificación con rajaduras pone en riesgo la documentación del AGN.

Mientras que fueron declarados en emergencia por Defensa Civil, un juicio iniciado en 2014 llevó a una orden de desalojo en mayo de 2022.

Aseveran que el AGN se trasladará en agosto

El jefe institucional del Archivo General de la Nación afirmó que se está finalizando un estudio para determinar los recursos necesarios para la mudanza: “Tenemos una parte de los recursos necesarios para este fin. La otra parte está siendo gestionada mediante una solicitud adicional al sector correspondiente. Esperamos que el Ministerio de Economía y Finanzas nos asigne estos recursos para poder concluir dentro del plazo establecido. De lo contrario, iniciaremos la mudanza en agosto”, detalló Moreau.

Cabe recordar que, en el año 2000, durante la marcha de los 4 suyos hubo un conato de incendio en el Palacio de Justicia y toda esa agua utilizada para apagar el incendio, inundó todo el sótano de la sede judicial. Luego, en el año 2020 hubo una rotura del tubo de desagüe y todas las heces salieron y destruyeron varios documentos.

Y actualmente, también están en un riesgo latente.

Otro problema permanente, han sido los robos que ha sufrido el Archivo General de la Nación; recordemos que, a finales de 2018, se reportó el robo de un manuscrito del libertador San Martín y que nunca más fue recuperado.

Los robos sistemáticos de documentos históricos, han sido una constante problemática en el AGN.

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Ron Barceló lanza su línea de vanguardia y alta gama “Rare Blends Collection” de la mano del Grupo Tabernero

Conoce uno de los mejores rones

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Ron Barceló celebró el lanzamiento de Rare Blends Collection en Perú con una velada de lujo en el Rooftop del Hyatt de San Isidro en Lima. La cita reunió grandes personalidades de la escena local, así como, destacados periodistas especializados, acompañados de la alta plana de la casa dominicana y socio estratégico “Grupo tabernero”.

Esta línea de vanguardia consta de un trío de rones súper Premium resultantes del envejecimiento de las mejores reservas del galardonado ron Barceló Imperial, en barricas de regiones peculiares que otorgan aromas y sabores únicos. Cada una de las creaciones son blends y ofrecen una oferta exquisita para los amantes del buen ron en el mundo. “Rare Blends Collection representa la combinación exitosa de artesanía y maestría en la destilería y tonelería para la creación de rones de sabores y aromas únicos”, presenta Eduardo Galíndez, Maestro Ronero de Ron Barceló, quien estuvo de visita por Lima para tan importante acontecimiento.

La presentación oficial de Rare Blends contó con estaciones de degustación para cada producto de la colección: Barceló Imperial Porto Cask, Barceló Imperial Maple Cask y Barceló Imperial Mizunara Cask; con la presencia de expertos de la serie.

“Como productores de Barceló Imperial, el ron dominicano más laureado del mundo, tenemos la responsabilidad de crear productos innovadores, únicos y de la más alta calidad, en consonancia con las expectativas de los consumidores del mercado mundial”, dijo al respecto Chiara Pennacchio, directora global de marketing de Barceló.

El Maestro Ronero de la firma, Eduardo Galíndez, expresó su admiración personal por el resultado de los tres productos que conforman la serie “en tanto cumplen con su misión de brindar una experiencia fuera de lo común a los consumidores; una experiencia premium que solo puede provenir de esta emblemática casa de rones imperiales”.

En el lanzamiento de la serie Rare Blends Collection, se reunieron los principales ejecutivos de Barceló de la región, así como destacadas personalidades del sector de bebidas espirituosas, catadores, miembros de la prensa local y figuras destacadas en la vida pública nacional en una velada que comprendió la experiencia de cata.

Ron Barceló Rare Blends Collection
Los rones de la serie

  1. Barceló Imperial Porto Cask ha sido considerado como una obra maestra de la tonelería. Fue creado a partir de la más fina selección de caña de azúcar dominicana, y al final del proceso se deja dormir en auténticas barricas de roble Europeo con uso previo de vino de Oporto Tawny 10, las cuales le aportan complejidad. Está conformado por aromas de crema de higo y mermeladas de frutos silvestres, con notas marcadas de caramelo de mantequilla inglesa y cerezas secas.
  2. Barceló Imperial Maple Cask trae consigo la magia del arce. Es un espirituoso exquisito que nace del blend de las mejores reservas de Barceló Imperial y nuestros preciados alcoholes derivados de la destilación artesanal en un tradicional alambique de cobre. Reposado en madera de arce, Maple Cask exhibe aromas a caramelo derretido, ciruela, vainilla y esboza sabores a madera y frutos secos con un largo y sedoso final. De color marrón ambarino sombrío y tonos rojizos que rememoran la belleza otoñal junto a sus aromas de caramelo derretido, ciruela, vainilla y miel de arce.
  3. Barceló Imperial Mizunara Cask es un producto envejecido en las poco comunes y exclusivas barricas vírgenes de roble japonés, con aromas a madera tostada y vainilla, así como notas complejas de sándalo, coco y jengibre. Es de un estilo intenso y amaderado que impacta los sentidos y ha sido valorado como un ron que conquistará a los paladares más exigentes del mundo.

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Desarticulan banda de extorsionadores de mototaxistas en Comas

La Fiscalía y la Policía intervinieron cinco inmuebles pertenecientes a los ‘Los Furiosos de la Huerta Perdida’, una temible banda que era el terror de los mototaxistas informales que circulaban en el Cercado de Lima.

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Un operativo en Comas, comandado por agentes del Ministerio Público, con apoyo de la Policía Nacional del Perú (PNP), terminó por desarticular una peligrosa banda criminal dedicada a la extorsión y al sicariato y capturaron a su presunto cabecilla.

Tras un intenso trabajo de investigación, las autoridades iniciaron con la intervención alrededor de las 2 de la mañana en la vivienda de Daniel Santos Bances de 47 años, presunto líder de la organización conocida como ‘Los Furiosos de la Huerta Perdida’; ubicada en la calle Las Almendras en la urbanización Alameda del Pinar en Comas, así como en distintos inmuebles ubicados, uno en Pro, dos en Barrios Altos, en la zona conocida como La Huerta Perdida y una en Mi Perú, en el distrito de Ventanilla.

El numeroso contingente policial utilizó arietes para derribar las puertas y acorralar a los integrantes de la banda extorsiva que aterrorizaba a mototaxistas de Cercado de Lima, cobrándoles 40 soles semanales, a cambio de brindarles una supuesta protección.

Daniel Santos Bances, presunto líder de ‘Los Furiosos de la Huerta Perdida’, fue capturado. 

La tesis fiscal indica que los criminales tenían en la mira a los mototaxistas del paradero ‘Cueva de Los Pollos’, del distrito del Rímac, muy cerca de la Plaza de Acho y sembraban el terror, amenazándolos con acribillarlos si se rehusaban a pagar los cupos exigidos.

En el operativo montado por la Cuarta Fiscalía Corporativa Provincial penal de Cercado de Lima, Breña, Rímac y Jesús María, se realizó incautación de equipos celulares y registro domiciliario. Asimismo, se consiguió la detención preliminar de cinco personas, que serían miembros del grupo de extorsionadores.

Los efectivos policiales no encontraron armas, ni dinero producto de las extorsiones en la vivienda del cabecilla Santos Bances en Comas, pero sí pudieron decomisar celulares y un automóvil modelo van, vinculado a las actividades ilícitas.

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