El Artículo 118, numeral 11, de la Constitución señala que al presidente de la República le corresponde “dirigir la política exterior y las relaciones internacionales; y celebrar y ratificar tratados”. Es un mandato constitucional para la primera mandataria Dina Boluarte, quien este 28 de julio deberá dar cuenta de la política exterior que ejecuta su gobierno.
Boluarte buscará en el mensaje a la nación destacar su viaje a la República Popular China, incluyendo como aderezo especial y nada despreciable el megapuerto de Chancay próximo a inaugurarse. Sin embargo, no todo es bueno y bonito, mucho más en la gestión pública donde suelen ocurrir hechos malos y feos. En estos casos, el gobierno también debe ser sincero y sobre todo coherente entre lo que predica y lo que hace.
Por ejemplo, en el Palacio de Torre Tagle el ministro de Relaciones Exteriores suscribe tratados de asistencia judicial con Costa Rica, potenciando el apoyo mutuo en la búsqueda e identificación de personas, en la citación de testigos, la obtención de pruebas, la recepción de testimonios e interrogatorios, así como el decomiso de ganancias derivadas del delito, pero todo eso pierde peso y credibilidad cuando a contra pelo no se ordena la casa, máxime cuando el canciller Javier González Olaechea es Miembro Observador de la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción (CAN), que es un espacio de articulación y coordinación entre instituciones públicas y privadas.
Lamentablemente, todo esto cae por la borda cuando no se hace lo suficiente en casos de la lucha contra la impunidad, tal como existe frente al complot contra el embajador Fortunato Quesada, donde hay pruebas irrefutables como los chats que revelaron una conspiración y el blindaje de la Cancillería a favor de Néstor Popolizio. Ahí está el documento denominado “Registro de mensajes de WhatsApp de los diplomáticos comprometidos”, que cuenta con visado oficial de la Embajada del Perú en Israel y sus 31 folios están fedateados por el jefe de la sección consular Víctor Reynoso.
Esos folios demuestran el complot originado por una argolla de poder dentro de Torre Tagle y que hoy mismo podría seguir actuando en medio de la nocturnidad. Por si fuera poco, la alta dirección de Cancillería -a la luz de las coordinaciones perversas entre José Boza y Pedro Rubín- actuó como juez y parte, tal como se revela en la sentencia del Poder Judicial recaída en el Exp. N° 05382-2019 (Resolución N° 22), del 20 de setiembre del 2023, evacuada por el Décimo Séptimo Juzgado de Trabajo Transitorio (Sub Especialidad Contencioso administrativo).
Otra prueba irrefutable es el documento oficial de Cancillería que pidió investigar al protagonista del complot, el embajador Popolizio, denominado “Informe (ORH) N° 011-2020-UARD/MRE”, firmado por la embajadora Fátima Trigoso Sakuma, ministra jefa de la Oficina General de Recursos Humanos, en respuesta a la Hoja de Trámite (GAC) N° 1321, del 02 de setiembre de 2020, y que cuenta con 29 folios, cuyas conclusiones sobre los artífices del complot no deberían quedar en la impunidad.
Fátima Trigoso remitió ese informe al “gabinete del viceministro” de Cancillería, dando como resultado, según el ítem IV, que los infractores son: el embajador Néstor Popolizio Bardales; el Embajador Hugo de Zela (hoy en retiro); el Embajador José Boza (fallecido en agosto del 2022); y el diplomático Pedro Rubín, nombrado por la canciller Gervasi como Cónsul General del Perú en Río Branco (Brasil).
En el folio 26 se evidencia la responsabilidad y participación del ex canciller Popolizio, pero hoy aparecería un manto de protección indebida hacia su persona, lo que lleva a preguntarnos si en Torre Tagle también prima el nefasto criterio de “otorongo no come otorongo”. La ORH concluyó y señaló que hay conductas infractoras que vulneran los deberes establecidos en el artículo 9° de la Ley del Servicio Diplomático de la República, literales a), e), f), e i); pero en el caso de altos funcionarios, esas faltas tienen la calificación de “muy graves”.
Y en el folio 28, la ORH sostiene que las responsabilidades podrían exceder el ámbito administrativo y configurar ilícitos penales. Frente a este caso, ¿la Cancillería está incurriendo en una omisión de denuncia en el caso de Popolizio y Pedro Rubín? Por su parte, la presidenta Dina Boluarte, ¿realmente quiere mejorar la imagen internacional del Perú? Pero para hacerlo, ¿no debería empezar mejorando el servicio diplomático y terminar con la impunidad? Además, ¿dónde queda la integridad?
Al respecto, en reciente artículo, Marcos Ibazeta, anotó en su interesante columna en EXPRESO que “por allí se crearon las oficinas de Integridad”, siendo de público conocimiento que Torre Tagle tiene una de ellas, “pero son entes que están pasando a mejor vida por su absoluta falta de resultados”, sostuvo Ibazeta. Pero al mismo tiempo acotó que “no tenemos un sistema consolidado de controles y la corrupción nos sigue asfixiando”, instando a renglón seguido a “repensar todo nuevamente para generar entes no burocráticos y efectivos para evitar tanto latrocinio público.”
En efecto, no le falta razón, porque las oficinas de Integridad hasta ahora no dan los resultados esperados. De manera que el reto es enorme y no puede soslayarse en ningún acto público y menos en el mensaje a la nación, pues debe primar la claridad en las directivas presidenciales, y por eso la presidenta Boluarte, que dirige la política exterior, está obligada a decirle a los peruanos la verdad y exigir que se ventilen los casos de impunidad y se busque la calidad del servicio en todo ámbito público. Y si el canciller refiere en medio de vistosas y coloridas entrevistas que “se ha rechazado el intento de la Corte IDH de convertirse en un poder del Estado peruano” o si levanta la voz frente al embajador de Canadá sobre la ley de las ONG, hoy el punto es que debería responder con autoridad frente a la impunidad de las argollas en Torre Tagle.
No olvidemos cuando el canciller, el 9 de noviembre del 2023, un día después de que asumiera el cargo de ministro de Relaciones Exteriores, expuso los lineamientos de su gestión, y ahí dijo que promoverá el proceso de adhesión del Perú a la OCDE, pero ¿cómo se puede lograr eso si hasta ahora no ha enfrentado la indisciplina, la falta de probidad, de transparencia, disciplina e integridad de algunas vacas sagradas dentro de la Cancillería, mal caviar que proviene de anteriores administraciones como las de Óscar Maurtua, Meza Cuadra, Wagner, Landa y Gervasi?
Hoy nadie duda que el entonces ministro consejero Pedro Rubín, tal como se demuestra en el proceso administrativo que se le siguió, actuó obedeciendo instrucciones de altos funcionarios de la Cancillería. Pero, lo escandaloso del caso es que los responsables del complot fueron premiados con cargos diplomáticos de mayor nivel. Hoy Popolizio está de embajador en Praga con más de S/ 70,000 al mes y Rubín, nombrado por Ana Gervasi, de cónsul general del Perú en Río Branco (Brasil).
Por otro lado, además del caso del complot contra Quesada, desde distintos sectores de opinión se le atribuye al embajador Popolizio un papel clave, siguiendo los dictados de Martín Vizcarra, en el objetivo de evitar a toda costa el asilo político del expresidente Alan García en Uruguay. No obstante, para poner más emoción en esta historia, donde está ausente la falta de idoneidad de Popolizio, se sabe que el 30 de mayo pasado, el ex servidor del Ministerio de Relaciones Exteriores, Jesús Alvarado Zegarra del Carpio, que cumplió funciones de chef del embajador Quesada en Israel, escribió una carta difundida en redes sociales el último domingo 2 de junio, y la misiva tiene el efecto de una bomba atómica contra la argolla burocrática que defiende a Popolizio.
La carta del chef Jesús Alvarado Zegarra dice textualmente: “(…) me ratifico en lo que dije anteriormente el 8 de agosto y el 18 de septiembre del 2023 en el programa Habla el Pueblo donde señalo que Sí existió Complot contra Fortunato Quesada, hecho El 2018 por el ex ministro de Relaciones Exteriores Popolizio en colusión con De Zela, Boza y el ministro consejero Pedro Rubín quien nos ordenó y donde la empleada del Hogar la Sra. Romina Tevez Araujo y mi persona hicimos grabaciones ilegales a Quesada en reuniones privadas y las entregamos a Rubín el 2018 para que las envíen a Lima al programa periodístico PANORAMA”.
En este caso hay elementos claves. Primero: la carta del exservidor Jesús Alvarado contiene una declaración jurada pública que debió ser atendida por la Cancillería y mediante la cual se corrobora el complot. Segundo: se evidencia las contradicciones de la exempleada Romina Tevez Araujo, cuya cercanía y estrecha coordinación con Pedro Rubín se muestran en una fotografía y en el expediente disciplinario. Tercero: el canciller González-Olaechea está cometiendo los mismos errores de sus antecesores, al no enfrentar a la argolla que protege a Popolizio. Y cuarto: se demuestra una seria contradicción en el Ejecutivo, entre el canciller y el presidente del Consejo de Ministros, Gustavo Adrianzén, pues no coincidiría la política de integridad y transparencia que promueve la PCM frente el manto de protección al cuestionado embajador Popolizio.
Frente a esas claves, también existe la carta enviada por el diplomático agraviado Fortunato Quesada (el 21 de mayo del 2023) al embajador Javier León Olavarría, Presidente del Consejo de Honor de la Asociación de Funcionarios del Servicio Diplomático del Perú, y a los señores embajadores Fátima Trigoso, Claudio de la Puente, Julio Garro y Luis Escalante, Miembros del Consejo de Honor de la referida asociación, en la que les solicita la aclaración pública frente a la impunidad de Popolizio y De Zela, así como respecto del complot perpetrado contra su persona en el 2018. Dicho sea de paso, según fuentes confiables, el embajador León ya contestó la misiva de Quesada, pero de manera adjetiva y legalista.
De manera que el Dr. Javier González Olaechea, canciller de la Republica, el embajador Peter Camino, viceministro RREE, el embajador Eric Anderson, Secretario General RREE, y el Embajador Enrique Román, Asesor principal RREE, tienen que evaluar el papel desempeñado por Popolizio de cara a la Política Exterior de la presidenta Boluarte, a fin de evitar contradicciones y dotar a la propia Cancillería de la coherencia que necesita.
Estos hechos colisionan con las políticas de integridad, ética, transparencia e idoneidad que promueve la Presidencia del Consejo de Ministros. Es más, Néstor Popolizio en lugar de ser sancionado fue premiado por el gobierno de Pedro Castillo, pues desde el 15 de diciembre del 2021 es el embajador del Perú en República Checa
Pero, tras revelarse esas cartas, ¿Popolizio es un funcionario idóneo e integro para ganar una abultada suma de dinero mensual? ¿Hay vacas sagradas en Cancillería? ¿Prima la impunidad? Estas son preguntas que deberá responder la presidenta Dina Boluarte, que dirige la política exterior del Perú.
No obstante, en la Cancillería de la era Boluarte, existe el “ACTA DE COMPROMISO DE INTEGRIDAD Y LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES”, firmado el pasado 20 de febrero, donde el canciller Javier González Olaechea afirma:
“En mi calidad de Ministro de Relaciones Exteriores, conjuntamente con el Viceministro y el secretario general, manifestamos nuestro completo respaldo al modelo de integridad y lucha contra la corrupción impulsado desde el gobierno nacional, como uno de los ejes centrales de la Política General del Gobierno, aprobada mediante Decreto Supremo N° 042-2023-PCM, concordante con la Política Nacional de Integridad y Lucha contra la Corrupción, aprobada por Decreto supremo N° 092-2017-PCM, el Plan nacional de Integridad y Lucha contra la Corrupción 2018-2021, y las disposiciones emitidas por la Secretaría de Integridad Pública de la Presidencia del Consejo de Ministros”.
Pero, ese texto puede aparecer burdo y representar solo papel mojado en tinta cuando existen pruebas irrefutables de la propia Cancillería que definen indubitablemente quiénes son los funcionarios responsables del complot contra el embajador Quesada; sin embargo, el Ejecutivo no actúa en coherencia con el ACTA de marras, suscrita por el ministro de Relaciones Exteriores, Javier González Olaechea, donde también líricamente se puede leer lo siguiente:
“La corrupción es un fenómeno multidimensional y transversal, que se presenta en distintos niveles de la Administración Pública y que afecta a la gobernabilidad del país, la confianza en las instituciones y los derechos de las personas. Por ello, para continuar con el propósito de conducir al país hacia un desarrollo económico inclusivo, resiliente y ambientalmente sustentable, es primordial seguir impulsando el fortalecimiento institucional que permita alcanzar un sistema sólido de gobernanza que enfrente y combata el flagelo de la corrupción.”
En ese sentido, es necesario que se ponga sobre los hechos de inmoralidad pública el ACTA DE COMPROMISO DE INTEGRIDAD firmada por el Ministro de Relaciones Exteriores, porque ahí señala que va a “fortalecer una cultura de integridad y ética pública en la Cancillería, que conlleve a los funcionarios y servidores de esta institución a actuar con probidad, respetando los valores instaurados en la entidad y los principios y deberes contemplados en el Código de Ética de la Función Pública y denunciando todo presunto acto de corrupción, conforme a la normatividad vigente”.
En consecuencia, si existiera voluntad política y un sincero propósito de palingenesia, en este momento la Cancillería dispondría medidas pertinentes para expectorar a los autores de los complots contra Quesada y Alan García, máxime cuando existen documentos judiciales en torno al rol desempeñado por el actual embajador del Perú en República Checa, Néstor Popolizio. Señores, la impunidad es un escándalo que sólo favorece a los responsables de las conspiraciones, quienes irónicamente son “premiados” con “mejores” puestos en el Estado. Depende de todos los ciudadanos y las autoridades que la impunidad no reine ni gobierne. La presidenta Dina Boluarte tiene la palabra.
¿Perdió el filo, o todavía no? -También parece un slogan-. Quien domina las imágenes domina el mundo. Es verdad, claro, y parece que casi no sirve de nada saberlo. ¿Y entonces, qué se puede hacer? Si algo muestra Schmeerguntz es lo que esconde la palabra o el concepto ‘ideal’ en las imágenes que nos venden, que nos introducen por todos los orificios, en el estilo de vida que nos ordenan vivir, o desear, sin poder por definición nunca llegar a conseguir; así que la lluvia radioactiva publicitaria si bien puede tener una apariencia paradisíaca (sensualidad apetitosa y cliché) muestra al mismo tiempo lo monstruosa que es. Y por cierto, lo más monstruoso de todo tal vez sea que hemos dejado de sentir la esencia de la monstruosidad en la que estamos metidos. Y eso que quien escribe no intenta ser moralista.
Las imágenes machaconas de una vida irreal incluso para quienes pueden procurársela. Mujeres esbeltas, maquilladas y bonitas, concursantes (a miss lo que tú quieras) como marionetas… Tan dúctiles. La mentira, la operación indesmayable de la reducción de las mujeres a papeles y funciones de adorno y esclavas, de tan escandalosa y grosera, pero de bombardeo abrumadoramente incesante necesitaba contra ella una incisión, un hueco, una disonancia, un respiro de aire fresco, una película collage (casi sientes las tijeras y la goma en varios momentos) que con su aspecto de artesanía inocente, de pequeño mecanismo que rasguña como puede, sea totalmente incisiva, política, y feminista en el mejor sentido posible.
¿Podemos hacer algo para que las imágenes de los mercaderes no nos destruyan? (esos a quienes se cuenta que Jesucristo expulsó por haber convertido al templo de su padre en una cueva de ladrones). ¿O ya estamos destruidos y solo nos dedicamos a contemplar con mayor o menor lucidez nuestra propia destrucción? Alguien irónico replicaría. A nivel de constelaciones de dioses falsos, el cine experimental y/o de vanguardia se reclama como el único y verdadero dios. Idea ridícula, dirán. Pero el cine es un campo de batalla. Si no lo es, es publicidad del poder.
La salida es ser prosaico, crudo, directo, un inodoro, una mujer vomitando, una mujer desnuda con un tampón, bebés cagando y siendo limpiados, imágenes en principio tan inocuas, toman venganza de las otras, mientras seguimos entre embrujados y hartos.
En 2024, Perú cerró el año con una estadística negativa. Indecopi ordenó el bloqueo de más de 400 sitios web que ofrecían ilegalmente contenido protegido, incluyendo películas, series, música y eventos deportivos. Esta medida se enmarcó en la séptima fase de la iniciativa internacional «Operación 404», con la participación de autoridades de Brasil, Paraguay, Argentina y Reino Unido.
Muchos usuarios optan por ingresar a páginas de streaming para ver películas al estilo Netflix o transmisiones de partidos de fútbol de la liga peruana. Sin embargo, la piratería no solo implica la descarga o visualización ilegal de contenido, sino que también expone a los usuarios a serias amenazas cibernéticas, incluyendo la instalación de virus y malware. También existen muchas ofertas de suscripción pirata a plataformas como Netflix, Disney+ o Prime Video, de forma compartida, con un pago mensual o único. En la mayoría de los casos, estas terminan en estafas.
Es común encontrar múltiples botones de «Play» o «Descargar». Algunos de estos botones están diseñados para ejecutar scripts que instalan malware en los dispositivos de los usuarios al hacer clic. Las personas que acceden a contenido pirata no solo enfrentan riesgos legales por infringir derechos de autor, sino también la posibilidad de que sus dispositivos sean infiltrados y utilizados para actividades delictivas sin su conocimiento.
Todo nace del Tribunal Constitucional, convertido en apéndice de las mafias, estos «tribunos de la Cosa nostra» han firmado el acta de defunción de la justicia peruana.
El Tercer Juzgado Colegiado de la Corte Superior Nacional tomó la decisión de declarar nulo el juicio oral contra Keiko y su organización, decisión cuestionable, no solo porque representa una burla a las víctimas de la corrupción, sino que sienta un precedente peligrosísimo para la impunidad en el país.
Su reciente resolución por el caso «Cócteles» que ordena su retroceso a la etapa intermedia, es un golpe devastador para la lucha contra la corrupción y una victoria resonante para las fuerzas del crimen organizado.
La resolución, amparada en supuestas «irregularidades» en la acusación, ignora la montaña de evidencia que vincula a Fujimori y a su presunta organización criminal con el lavado de activos y la financiación ilícita. No se trata de una simple anulación técnica; es una maniobra calculada para dilatar el proceso indefinidamente, enterrando bajo el peso del tiempo la posibilidad de una condena justa. La resolución se apoya en el precedente del caso José Chlimpler, un precedente que, lejos de ser un faro de justicia, se erige como un ejemplo de la manipulación del sistema judicial para proteger a los poderosos.
Es crucial entender que esta decisión no implica la inocencia de Keiko Fujimori ni el archivo del caso «Cócteles». La resolución anula el juicio oral, pero la acusación sigue en pie, la evidencia sigue existiendo, y la sombra de la preesunta corrupción sigue planeando sobre la lideresa fujimorista y su entorno. Intentar presentar esta resolución como una absolución es una manipulación descarada de la verdad. Es una victoria pírrica para las mafias, una victoria que se celebra en la oscuridad, mientras la justicia peruana agoniza.
El Tribunal Constitucional, con la resolución sobre el caso Chlimpler, se convierte en cómplice de la impunidad. Su responsabilidad histórica será inmensa, su legado, una mancha indeleble en la historia del Perú. La lucha contra la corrupción no se detiene con esta resolución; al contrario, se intensifica. La sociedad civil, los fiscales y los jueces honestos deben redoblar esfuerzos para contrarrestar este golpe y exigir la rendición de cuentas de aquellos que se creen por encima de la ley. La impunidad no es una opción; la verdad, sí. La lucha continúa.
Arturo Delgado Galimberdi nos sorprende con este libro sobre la vida, discografía y demás hechos resaltantes en la vida de Paul McCartney (PM). Ya antes ha escrito Karma instantáneo para Jhon Lennon donde nos plantea una ucronía exquisita: Lennon vive y McCartney muere. Eso aparte de otros libros importantes como La Ruptura, una novela corta que trata sobre el padre y Los espejos de infierno, otro texto urbano donde se filtra un manifiesto de vida y que tuvo elogios de Oswaldo Reynoso entre otros destacados escritores.
Esta vez, ADG solo firma como A. G. Galimberti y nos lleva como por un tobogán para mostrarnos al verdadero líder de The Beatles. (Los derechos de autor todavía se siguen discutiendo si se firma Lennon-McCartney o McCartney-Lennon). Tanto así que parece un texto escrito por un fan y no precisamente por un novelista. Pero Galimberti que es versado en el tema, nos demuestra que las cosas no son tan así de fácil. Por algo no ha tenido programa de radio dedicado al rock y ha escrito en su blog La Secta del Ruido y reseñado decenas de artículos sobre el género en diferentes medios periodísticos.
El libro repasa de manera erudita apelando a una amplia bibliografía sobre el tema e incide en esa competencia natural entre los dos másters de The Beatles, incluso después de separarse. Lennon con con Yoko Ono y McCartney con Linda y los Wings. Y las demás grabaciones con otros músicos destacados como Michael Jackson, Stevie Wonder, los exnirvanas o el “The-Ballad-Of-Skeletons”, un poema político de Allen Ginsberg: “El-esqueleto-de internet-dijo:-Cree-mentiras./-El-esqueleto-de-la-publicidad-dijo:-¡No-seas-sabio!”. Así como una discografía completa en las que se incluyen títulos que pirateados por la banda nacional We All Together.
El autor nos recuerda que PM es “un hijo de la clase trabajadora de Liverpool” y le dedica el primer capítulo a ello, pero no hay un capítulo a su nombramiento como “Sir” por parte de la reina Isabel II. Y aunque PM y los Beatles rompieron récords tanto en conciertos como en las listas nros unos; también es cierto que otros músicos más humildes y con menos recursos como, por ejemplo, Dámaso Pérez Prado con su pieza “Patricia” (usado en la Dolce Vita) y otras más estuvo casi 15 semanas en el Hit Parade de Estados Unidos arriba de Elvis Presley y The Beatles.
La asociación Iquitos Cultural junto al consulado de Colombia en la ciudad de Iquitos y la Logia Masónica 5 N° 25, presentó este pasado 30 de diciembre de 2024 un conversatorio con motivo del centenario de la publicación de esa novela de José Eustasio Rivera. Este evento cultural daba apertura a los 161 años de aniversario como puerto fluvial a la ciudad de Iquitos.
La Vorágine es una novela que nos invita a reflexionar cien años después de su primera edición sobre la situación real de nuestras fronteras, cuánto hemos avanzado como sociedad, si el Estado tiene presencia efectiva en estos territorios y si sus habitantes llevan una vida digna con los servicios básicos de agua, desagüe, electrificación, tecnología, salud, educación, entre otros beneficios.
El Dr. Carlos Barreto Vargas, Encargado de las Funciones Consulares del Consulado de Colombia en Iquitos, saludó fervorosamente que se realicen este tipo de eventos que fortalecen los lazos de buen entendimiento y hermandad entre los países de Perú y Colombia. Asimismo, comprometió a las nuevas generaciones a despertar el hábito por la lectura de otros autores como Gabriel García Márquez que también nos habla de este tipo de realidades.
El profesor universitario de Lengua y Literatura, especialista en Crítica Literaria, Dr. Manuel Marticorena Quintanilla, asumió la responsabilidad de hacer un resumen de la obra de José Eustasio Rivera, concluyendo que la forma como está publicada es una imitación a la obra del Quijote de la Mancha ya que el novelista colombiano coincide con Cervantes aseverando que él no escribió la obra, sino que fue Arturo Cova, protagonista de la novela. El autor más que novelista es poeta y en esta obra vamos a encontrar esa calidad poética hermosísima a lo largo de toda la novela. La visión del escritor es inmensurable, se hizo mucha propaganda cuando la publicaron en la Unión Soviética, estigmatizándola como socialista, y no es así, pues tiene una visión enteramente cristiana, comenzando por el aspecto formal, es decir la forma como está escrita. La obra se divide en tres partes: la sierra, la selva y el llano, son tres regiones que pertenecen a Colombia que equivalen a lo que Dante Alighieri describe en “La Divina Comedia” el infierno, el purgatorio y el paraíso; y en esta novela es al revés, comienza con el paraíso y termina en el infierno. El crítico literario Seymour Menton menciona que en diferentes espacios de la novela se encuentran agrupaciones de tres y que ratifica que hubo señal de una visión cristiana.
El Dr. Fernando Bravo Reátegui hizo una breve reseña de la vida del autor de la novela que se empezó a escribir en 1922, indicando que “José Eustasio Rivera nació en un ambiente campestre en Neiva; su niñez fue fecunda ya que abrazó su amor por la naturaleza, tuvo un padre muy correcto, se crió en un ambiente propicio para ejercer su vena literaria; luego, paso a estudiar la Normal en Bogotá, ejerciendo la carrera de profesor, y posteriormente se recibió de abogado. Siendo profesor ocupó cargos administrativos donde quiso innovar cambios y recibió resistencia, esto motivó para que predominara en su vida la profesión de abogado y ahí encuentra una brecha para la política, llegando a ser miembro del parlamento colombiano donde hace escuchar su voz ante los abusos de la clase dominante hacia los más desvalidos, haciendo eco de las denuncias del periodista peruano Benjamín Saldaña Roca hacia la casa Arana en el Putumayo; eso le valió muchos enemigos a tal punto cuando es publicada La Vorágine, es desmerecida por vacíos que argumentaban sus oponentes. Sin lugar a duda, esta novela marca un hito en la literatura latinoamericana porque aglutina una mixtura de géneros como el periodismo, la poesía, la naturaleza, el paisaje, la fotografía, una obra novedosa para la época escrita con un lenguaje elegante, engolado y depurado. Muere muy joven a los 40 años dejando un gran legado para recordar a este escritor con mucha satisfacción que se enfrentó y denuncio al régimen, apoyando y solidarizándose ante esas minorías que estaban rezagadas en la selva, haciendo que tengan voz, eso es meritorio y trascendente”.
José Eustacio Rivera.
El Venerable Maestro Menotti Yáñez Ramírez saludó la presencia de todos los participantes y enalteció lo dicho por el Dr. Marticorena, más aún, cuando se refirió a la carrera de ser profesor; “es una profesión tan venida a menos últimamente, pero sino fuera por los maestros el futuro no estaría garantizado y muchas veces nos olvidamos de ellos, es un honor ser maestro; probablemente, en el estatus profesional de la cultura oriental, precisamente en Japón, el ser maestro está en el pináculo de la sociedad en el lugar más alto porque en ellos se confía el futuro del país sobre todo en los maestros de primaria porque ahí se sientan las bases para el futuro sin desmerecer a los docentes universitarios que también hacen un esfuerzo orientando a la juventud. Esta noche estamos reunidos para celebrar la centuria de la novela La Vorágine, si José Eustasio Rivera pudiera vernos estaría más que regocijado de saber que nos hemos reunido para conmemorar lo que él hiciera un día. Esta novela ha pasado por prohibiciones y creo que a muchos no nos gusta. Cien años después podemos ver que el argumento de la novela sigue siendo tan potente, las denuncias hechas, la defensa del indígena que le generaron grandes conflictos personales como a muchos otros que en la época del caucho levantaron su voz, y para ello cito el poema Enemigo mío del poeta escocés Charles Mackay. El Dr. Marticorena se refirió a una trinidad en la novela a un profundo contenido cristiano: amor, dolor y muerte, trilogías en las cuales me voy a soportar en una trilogía masónica: libertad, igualdad y fraternidad que no es exclusivamente nuestra, sino que muchas culturas la tienen como postulado y José Eustasio Rivera habló de la libertad como facultad natural, habló de la igualdad en una época que era impensable y casi pecaminoso decir que todos debíamos ser iguales y habló de la fraternidad de la necesidad de ser respetuosos, tolerantes unos con otros y solo así haremos de este mundo un mundo mejor; por tanto, quiero desde aquí brindar un fuerte aplauso para don José Eustasio Rivera para que sepa que estamos conmemorándolo sentando las bases de un futuro y un país mejor donde ser libre sea indispensable, donde ser tolerantes y respetuosos sea la consigna permanente y donde ser fundamentalmente iguales porque somos seres humanos y merecemos ese legado para lo que hoy día estamos reunidos. Asimismo, agradezco a la asociación Iquitos Cultural por haber elegido este lugar que muchas veces es visto como cueva de demonios, piensan que la masonería está distante de la sociedad cuando está mucho más próxima a lo que se puedan imaginar, este es un lugar que nos sirve a los masones como punto de encuentro y también para este tipo de eventos que promueven y fomentan la cultura como es la Logia Unión Masónica 5 N° 25 que tiene fecha de fundación el 24 de junio de 1869”.
Hoy, 13 de enero, la Dra. Martha Hildebrandt habría cumplido 100 años. Falleció cuando tenía 97 años. Guardo, de ella, los mejores recuerdos de mi vida laboral. Fui su asesor de prensa durante ocho años en el Congreso de la República, luego que ella me convocara sólo para trabajar tres meses. Y eso, con muchas dudas por ser periodista. Recuerdo aquella mañana en que, a su pedido, me presenté en su casa portando mi hoja de vida que resumía, en 12 hojas, mi experiencia personal. Ya había sido asesor de varios ministros de Estado, jefe de comunicaciones en el Congreso de la República, Presidencia del Consejo de Ministros, director en varios ministerios, periodista en los más importantes medios de información en Lima de los 70 para adelante. Luego de hojear lo que yo consideraba un contundente currículo, se detuvo, cerró el fólder, me miró fijamente y preguntó.
–Oiga, ¿usted sabe escribir?– me dijo.
–Claro que sí, doctora—respondí muy seguro de mí.
–¿Por qué cree que sabe escribir?– inquirió. Vi, entonces, que sus ojos hincaban a los míos con intriga.
–Es que soy periodista—manifesté
–Mierda, entonces usted no sabe escribir– retrucó, deteniendo, por suerte, mi autoelogio que comprendía los cargos que había ocupado como redactor, editor, editorialista y un largo etcétera.
–El lunes lo espero en mi despacho a las nueve. Y gracias por acompañarme sólo por tres meses—dijo, extendiéndome la mano al despedirse. A los dos días de estar con ella comprendí, efectivamente, que no sabía escribir…con el rigor que ella exigía en la redacción y el uso correcto del lenguaje. Me alegré de que no haya podido escuchar mi autobombo y, con el tiempo, los tres meses se extendieron, por decisión de ella, a ocho años, los más productivos para mí y creo que para ella también, porque nos llevamos muy bien, sin correcciones de fondo, a los que sometía todos los días a sus otros asesores, tanto que ellos eran despedidos con relativa frecuencia. Lo que sí no aceptaba es que, le tomaran la delantera, renunciando. Ella los tenía que destituir.
Los asesores le duraban, en promedio, unos meses: eran licenciados por ella y otros, optaban por la hábil retirada para recuperar la paz. Pero, ni aun así, se escapaban del amargo trance del despido. En una ocasión, uno de ellos, formado en la PUCP, decidió marcharse a la semana de haber llegado al congreso. El estilo Hildebrandt no iba con él. Y se fue, como llegó, sin avisar, de puro corajudo. Además, llevaba un apellido aristocrático, como era del agrado de la parlamentaria. Entonces, la Dra. Hildebrandt era presidenta del congreso. Una mañana, en que yo despachaba entrevistas pendientes con ella, pidió a la secretaria llamar al doctor xx. No está doctora, respondió la secretaria. ¿Qué?, ¿dónde está?, indagó la presidenta. Renunció ayer, doctora, ya no vino, explicó la secretaria. ¡Ah, no. Qué se ha creído!. Llame, usted, al abogado y que venga mañana a las nueve, ordenó a gritos. Al día siguiente, nos encontrábamos, algunos asesores, despachando con ella, cuando la secretaria anunció que había llegado el abogado a la hora indicada. Que pase, ordenó. Cuando el renunciante intentaba acercar una silla para sentarse, la doctora lo detuvo en seco: así nomás, dijo. No es necesario que tome asiento, señaló, moviendo los dedos de izquierda a derecha y viceversa ¿De manera que, usted, renunció al trabajo?, continuó. Y antes de escuchar la respuesta, en medio de un sepulcral silencio, su voz retumbó: sepa, usted, que a mí nadie me renuncia. Soy yo quien decide cuándo se va. Está, usted, despedido. Puede retirarse, sentenció, moviendo los dedos de atrás para adelante. Martha Hildebrandt no aceptaba que otros decidan por ella.
Hoy que la recuerdo, me viene a la memoria tantos hechos que, convertidos en anécdotas, me hacen sonreír con gratitud. Fue una intelectual brillante, reconocida por el mérito de sus investigaciones en los principales foros del mundo. Su labor académica fue reconocida con distinguidas menciones. Premio Nacional de Cultura en 1949, Premio Nacional de Ensayo en 1961, Premio Nacional de Fomento a la Cultura Javier Prado en 1969. Orden de las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta en 1999, Medalla de Honor de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en el grado de Gran Cruz, Medalla de Honor del Congreso de la República del Perú en el grado de Gran Cruz, Condecoración Orden Cultural Andrés Bello de Venezuela, Condecoración Orden al Mérito Cultural de Polonia. Dirigió el Instituto Nacional de Cultura en el Perú, fue subdirectora general de la UNESCO y congresista de la República en varios períodos, además de autora de numerosos libros de su especialidad, en el campo de la lingüística y de la cultura y mejor paro de contar.
El cineasta Christopher Nolan, estudió literatura antes de sumergirse en el mundo del cine, de ahí nacería su exigencia por el desarrollo de los guiones. Su filme Interestelar que acaba de cumplir 10 años, es un viaje épico entre agujeros negros y ecuaciones gravitacionales. A pesar de que ha pasado una década de su estreno, su película sigue emocionando y cuestionando las relaciones humanas y la fragilidad de nuestra existencia.
Con su estreno en el 2014, Interestelar logró que masivamente el público se haga preguntas filosóficas y científicas, pero también abrió algunas heridas como la del llamado padre ausente. En el filme, a través de los años, la ausencia del padre se convierte en un vacío que Murph intenta llenar con ciencia, ira y, finalmente, perdón. En este sentido, Nolan nos recuerda que el tiempo es una fuerza implacable que puede golpear los lazos más fuertes, pero también puede sanar heridas cuando se atraviesa con amor.
La película plantea preguntas sobre la naturaleza del tiempo, la gravedad, la posibilidad de vida más allá de nuestro planeta y sobre las emociones humanas: ¿qué estamos dispuestos a sacrificar por aquellos que amamos? ¿Cómo lidiamos con la pérdida y la ausencia? ¿Qué nos motiva a seguir adelante cuando todo parece perdido?
En el aspecto científico, Interestelar ha seguido siendo relevante. La representación del agujero negro Gargantúa se basó en cálculos del físico Kip Thorne, asesor de la película y ganador del Nobel en 2017. Con el tiempo, los avances en astronomía han confirmado la precisión de varios elementos del filme, aunque algunas cuestiones siguen siendo materia de debate. ¿Es posible realmente viajar a través de un agujero de gusano? ¿Podremos algún día manipular el tiempo y la gravedad a nuestro favor? La ciencia avanza, pero las grandes preguntas aún siguen sin respuesta.
Una década después, Interestelar continúa siendo una obra que nos obliga a mirar más allá del horizonte y a reflexionar sobre nuestro lugar en el universo. En un mundo donde la tecnología y el conocimiento avanzan a pasos agigantados, la película nos recuerda que, en realidad, seguimos siendo niños explorando el desconocido infinito.
Al final del filme Murph está feliz de que su padre (Cooper) regresó peroella le dice que se vaya de todos modos, diciéndole que “Ningún padre debería verse obligado a ver morir a su propio hijo”.
Hace unos días un entrañable amigo me comentó que en compañía de su familia volvió a ver la película ‘Qué bello es vivir’. Repetir la experiencia como espectador del filme de Frank Capra le hizo recobrar más razones para vivir, considerando que la historia del joven George Bailey no solo es inspiradora, sino aleccionadora, ya que nos habla de los sueños que siempre debemos alcanzar, aunque surjan obstáculos y distractores. Sin embargo, el idealismo no llegará solo y para cristalizarlo solamente hay que hacer y obrar. Es decir, si creemos en nuestras ideas trabajemos en ellas hasta que se hagan realidad. Curiosamente el cine, desde la perspectiva que tomemos, también influye en nuestras ganas de emprender para nuestras vidas un enfoque holístico y espiritual.
Podemos mencionar más joyas cinematográficas como ‘Ángeles con caras sucias’, ‘Cinema Paradiso’, ‘La vida es bella’, ‘Forrest Gump’, ‘La sociedad de los poetas muertos’, ‘Sueños de fuga’, y ‘En busca de la felicidad’, entre tantas otras que nos dicen en nuestra propia cara: —no te rindas, tú puedes porque tienes una misión—pero tampoco es menos cierto que la realidad supera a la ficción. Si bien, el instrumento del séptimo arte logra sublimarnos y eventualmente consigue elevarnos, al mismo tiempo se convierte en un esbozo. Significa que, si no iniciamos un “emprendimiento”, quizá las ganas e ilusiones se nos escurrirán entre los dedos de las manos. Entonces ¿tendríamos que espectar una película inspiradora cada hora o cada día para no matar la motivación?
No cabe duda que la riqueza existe y el dinero es importante, y quizás podrás ganar más dinero, pero no podrás ganar más tiempo. Por lo que más allá del aspecto pecuniario, uno de los mayores regalos de la vida y que nos convierte en personas ricas es la capacidad de dar a los demás sin esperar algo a cambio. Basta dar un minuto de nuestro tiempo y de nuestra atención, y estaremos brindando una pequeña parte de nuestra vida. Con una palabra de aliento y mostrando una sonrisa conseguiremos que alguien sea feliz. Y si el escenario cotidiano se muestra desolador por razones de pobreza, corrupción y crimen, nuestra misión es afrontar la vida con el mayor de los optimismos. Solo siendo generosos y altruistas asumiremos un liderazgo y le daremos un sentido a nuestra existencia.