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MARTÍN ADÁN Y YO EN LAS CALLES DE LIMA

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UNO

Solitario. Vagabundo. Cinéfilo. Curioso. Tímido. Así era yo adolescente metido en un cuerpo andrógino. Iba al colegio (a La Recoleta, hasta el primero de secundaria, al San Andrés, donde sufrí dos años y, finalmente, al de Aplicación de la Universidad de San Marcos, para pasar los dos mejores años de mi escolaridad) y tenía unos cuantos amigos compañeros de clase, muy pocos, menos que los dedos de una mano.

Fuera del colegio no veía a nadie y nunca  invité a ninguno de esos amigos escolares a que viniera a mi casa ni visité yo la casa de alguno de ellos. Yo vivía en La Colmena, una avenida que en verdad se llama Nicolás de Piérola, pero nadie la denominaba con el nombre del caudillo. En el cuarto piso, departamento 411, del edificio que hace esquina con Wilson, avenida que todavía no se llamaba Inca Garcilaso de la Vega. Justo al frente se construyó el edificio que durante cierto tiempo fue el más alto de Lima y de todo el Perú. Abrió también sus puertas un nuevo cine, el cual adoptó el nombre corriente -que no el oficial- de la avenida. Esa sala de estreno alimentó mi apetito cinematográfico, al sumarse a los cines pulguientos Alfa, Rívoli, Moulin Rouge, Astral y otros más, en los que veía películas antiguas, y a las demás salas de novedades cinematográficas del centro de Lima: Metro, San Martín, Colón, Le Paris, Bijou, Tacna, Lido, en las que trataba de saciar mi hambre de imágenes en movimiento; mi enorme curiosidad, y olvidar mi desastrosa vida familiar.

Al lado del cine Colmena, en un edificio viejo que aún está en pie, pero ahora abandonado, estaba Radio Lima donde de niño vi llegar sobre un caballo blanco a Poncho Negro y sobre uno pinto a Calunga, su fiel compañero de aventuras, personajes que hasta entonces sólo conocía de oído; es decir, a través de las transmisiones radiofónicas. También se hicieron realidad allí, enfrente de mi casa, los Teens Tops y su vocalista Enrique Guzmán, que interpretaron “Popotitos”, entre otros temas que yo escuchaba hasta el cansancio en Música para la Juventud, un programa de radio 1160. Sobre el techo del edificio de Radio Lima volaban negros gallinazos de la ciudad gris de metal y melancolía. Allí, en la azotea,  entre cachivaches de todo tipo, vivían y se reproducían.

Como yo era tímido, y solitario. Un solitario al que le gustaba vagabundear por las calles del centro, dentro de un circuito que iba por La Colmena a la Plaza San Martín, y al Parque Universitario y luego, por calles y jirones y avenidas, abarcaba todo el llamado “damero de Pizarro”. En mis vagabundeos nocturnos solía detenerme durante un tiempo largo en la librería Época de la calle Belén, que estaba abierta hasta muy tarde.

Allí mis vagabundeos callejeros se convertían en vagabundeos poéticos y/o intelectuales, ya que me pasaba horas leyendo los libros argentinos, chilenos, mexicanos, españoles, que no podía comprar por falta de medios. Allí, además, mi infantil afición a robar caramelos y chocolates en las Tiendas Tía del jirón de la Unión (afición en la que involucraba  como cómplice a Virginia, mi hermana pequeña), la transformé en la sustracción de libros ante los cuales no podía evitar el deseo de poseerlos.

Otro alto en mi incesante vagabundeo solitario lo hacía en el jirón Azángaro, en la librería de Juan Mejía Baca de la calle Huérfanos. Allí descubrí los muy pulcros Cuadernos de Hontanal que publicaba el poeta Javier Sologuren; la revista Haraui que editaba Francisco Carrillo, y muchas otras publicaciones peruanas que era casi imposible hallar en otro lugar. A veces ingresaba a la Biblioteca Nacional de la avenida Abancay para descubrir ediciones de libros míticos: no olvidaré jamás que en una de las mesas de la biblioteca desplegué las páginas acordeonadas de Cinco metros de poemas de Carlos Oquendo de Amat y leí también, en un ejemplar con páginas manchadas de grasa y corroídas por el tiempo, esa pequeña gran maravilla literaria que es La casa de cartón de Martín Adán.

Dos

El muchachito andrógino que era yo en aquel tiempo no sabía que por esas mismas calles vagabundeaba incansablemente nada menos que el autor del “Poema Underwood”. Él había nacido y vivido su infancia en el centro de Lima, pero su familia se mudó a Barranco y el joven Rafael de la Fuente Benavides en ese distrito, que le sirvió además de inspiración; escribió La casa de cartón, aquel poema-novela que yo leía y releía frenéticamente en la Biblioteca Nacional. Nunca imaginé, sin embargo, que podría encontrarme con Martín Adán en las calles del centro de Lima.

Porque en esa época yo no sabía que este hombre de “buena familia” había renunciado a todos los privilegios de su clase, su apellido y su formación académica, para vivir en permanente estado de poesía y ebriedad vagabundeando por calles y bares céntricos. Púdicamente a eso le llaman hoy “su bohemia”, aunque nada en Martín Adán hacía de él un bohemio. Ocurre, sin embargo, que yo encontré al poeta sin saberlo, sin ser consciente de ello, como dos vagabundos que se cruzan sin conocerse, uno camino a la vejez, el otro jovencísimo.

En mi deambular me cruzaba con gente que terminaba conociendo sin conocerla. El pianista Drácula, por ejemplo, que me daba miedo, a tal punto de que, cuando lo venía venir, cruzaba yo a la acera de enfrente para no darme con él cara a cara. Los luchadores, tan pintarrajeados y afeminados como llenos de músculos, que se reunían en la entrada de Mario, a dos pasos de mi casa aunque ya en la avenida Tacna, donde a menudo detenía unos instantes mi trajinar para comprarme una sabrosa empanada.

El loco Valdés, que así llamaba mi madre a un hombre cuarentón, regordete, siempre vestido de terno y corbata, que seguía a cuanta mujer se le cruzara en su vagabundeo por La Colmena y la Plaza San Martín: iba detrás de una y, de repente, al cruzársele otra, dejaba a la primera para seguir a la segunda, y así durante horas, desde  que el Sol se acostaba hasta bien entrada la noche. Entre esos incansables vagabundos había un señor sesentón que a mí me parecía un anciano viejísimo, tenía aspecto de mendigo orgulloso y vestía siempre un abrigo muy gastado, que le cubría todo el cuerpo, pero ya no tenía botones, por lo cual lo cerraba con un imperdible de esos de los grandes. En la cabeza, ese extraño señor llevaba un sombrero, cosa rarísima porque en la Lima de mediados de los años sesenta del siglo pasado ya nadie usaba sombrero. Ese hombre, siendo casi un adolescente al empezar el siglo XX, como lo era yo pasada la primera mitad del mismo siglo, había escrito:

Me gusta andar por las calles algo perro, algo máquina, casi nada hombre.

No estoy muy convencido de mi humanidad; no quiero ser como los otros.

No quiero ser feliz con permiso de la policía.

Ahora en las calles hay un poco de sol.

No sé quién se lo ha llevado, qué mal hombre, dejando manchas en el suelo como un animal degollado.

Pasa un perrito cojo –he aquí la única compasión, la única caridad, el único  amor de que soy capaz.

Los perros no tienen Lenin, y esto les garantiza una vida humana pero verdadera.

Andar por las calles como los hombres de Pío Baroja -(todos un poco perros)-.

Pero yo, en aquel entonces, ignoraba por completo que ese caballero que vagabundeaba como un perro por las calles del centro de Lima, había escrito un pequeño libro que me encandilaba con cada lectura, y se llamaba La casa de cartón. Para mí ese viejo mal vestido que olía a alcohol y ropa sucia era un maricón que me seguía por las calles sin decirme nunca nada. Solo me seguía un rato, mientras podía, con cara lánguida y como suplicante, porque en determinado momento yo apuraba el paso y me distanciaba de él.

Una noche, cansado de su acoso, le hablé o, más bien, le grité: “¡Ya para de seguirme viejo maricón!”. El ni se inmutó, no dijo nada, sólo se quedó de pie, paralizado, y ya nunca más me siguió cuando me cruzaba con él. Me pregunto ahora si durante sus vagabundeos tenía siempre la costumbre de seguir a los adolescentes solitarios con los que se cruzaba. Nunca me planteé antes la pregunta y ahora que lo hago me parece que es muy probable que así fuera. La bohemia vagabunda de Martín Adán combinaba, creo, soledad, alcoholismo y homosexualidad.

 

Tres

Tiempo después -creo que ya estaba en la universidad-, paseando por uno de los parques de la avenida Wilson, no sé si el de la Reserva o el de la Exposición, me di con una exposición de fotos en blanco y negro acompañadas con poemas. No recuerdo si todas las imágenes que se mostraban eran de Machu Picchu, pero sí me acuerdo muy bien que con algunas en las que se veía la maravilla de piedra del Cuzco se podían leer unos versos que a mí de entrada me impresionaron. Ya por esa época conocía yo “Alturas de Machu Picchu”, el poema que Pablo Neruda incluyó en su Canto general.

Ese texto me había parecido verboso, grandilocuente, como era a  menudo la poesía del chileno, y solo me había deslumbrado por momentos. Empero, allí en aquel parque, los versos inspirados en Machu Picchu eran muy diferentes. Como si el monumento de piedra, levantado entre la alta serranía y la majestuosa selva verde, lo hubiera empujado al poeta ya no a cantar épicamente los vestigios del pasado histórico precolombino, sino hacia una introspección, a preguntarse qué somos y de dónde venimos. Me llamó también la atención el título porque en mi ignorancia quinceañera de alumno bastante bueno en el curso de castellano, “desasida” era un error porque, según yo en ese momento, debía decirse “deshecha”. Al volver a casa, el diccionario me convenció de que el error era mío, y no del poeta, y aprendía además un nuevo verbo: “asir”. Desgraciadamente, ahora que escribo en París estos recuerdos, no tengo cerca La mano desasida, es decir, el libro del que forman parte esos versos que me estremecieron, me golpearon, y me hicieron perder piso.

Si no eres nada sino en mí mi sima,
Si no eres nada sino mi peligro,
Si no eres nada allá sino mi paso,
Que vengan todos, con su hedor y siglo
¡Que venga el extranjero que me extraña!
¡Que venga el mal hallado!
¡Que baje el buey subido desde arriba
El del belfo verde, desde humano vacío!
Y que ronca y remira porque nace
De vientre ajeno, que jamás es mío.
¡Aquí estoy muriéndome!
¡Así es toda vida!
¡De buey que rumia y que remira
Y de yo que agoniza, que agonizo!
Tú no eres bello porque no soy bello,
Yo Mismo. Eres apenas profundo estar arriba
De todo un vuelo interminable
Y que bate todavía.
Eres el ala que voló.
Cuando tú mueras, morirá el Hongo
Y morirá el Aire. Y morirá el Día.
¡Pero será la Noche, el otro tiempo
De vivir la vida!
¿Y cuándo volveré a donde nunca estuve?
¿En transporte de orgasmo y alegría?
¿Cuándo será mi ser? ¿Cuándo mi mano
Ha de asir su ventura fortuita?

No tengo acá esa primera edición de La mano desasida pero la recuerdo: era de formato cuadrado, con una foto en blanco y negro en la portada y tapas duras. Allí en el parque, por supuesto, no pude verla, pero al día siguiente, con la urgencia con que un drogadicto va a conseguir su dosis, fui en su búsqueda a la librería de Mejía Baca. En las estanterías bastante polvorientas de ese templo la encontré, la tomé entre mis manos y leí el largo poema de principio a fin, pese al temblor de mis manos y la mirada inquisidora de un empleado.

Al consultar, medio siglo después, las antologías de la poesía peruana elaboradas por Ricardo González Vigil (Petroperú, 1999 y Edubanco, 1984)) constato horrorizado que no aparece ni un verso de este largo poema quitasueño que Mejía Baca publicó acompañado de un disco en el que el propio Martín Adán lee fragmentos en alta voz. Sorprendido por semejante “olvido”, busco algo, sin saber qué exactamente, en mi abundante pero desordenada biblioteca, y encuentro el primer volumen de la antología de la poesía peruana realizada por Alberto Escobar (Peisa, 1973) y allí sí, en las páginas 84-85, releo fragmentos de La mano desasida. Voy luego a internet y, en blogs y diversas publicaciones virtuales encuentro el poema entero, o fragmentos seleccionados por diversos lectores.

¿Cuándo, Machu Picchu, cuándo
Montaña, llegaré a la orilla?
Pero cuando tu mueras, Machu Picchu,
Dónde me iré, con qué iré, con mi sonrisa
Y con mi carne y con mi hueso y con mi casa
Y con mi herejía,
Y con mi traducir lo del latín gorrión,
Y con mi misa,
Y con no sé qué porque me llegó tarde el ser
Al no ser la hora
Al caerse de abajo la vida.
¡Y este no ser nada sino hablar ante el verso!…
¡Y este temblar ante Dios que es la vida!
¡Y este mirarte y muerte, Piedra
De allá arriba!…
¡Este sentirse uno Dios ante la propia conciencia
Y ante la propia herejía!…
¡Este haberte hecho un humano como yo,
Que no era el profeta de la Biblia,
Ni el hombre de las Nieves,
Ni el Gorila!…
¡Este tu ser a mi medida humana,
Sin suelo, sin habitantes y con sola tu agonía!

Fue aquella vez, leyendo La mano desasida en la librería de Juan Mejía Baca, que hice la relación entre el señor de sombrero elegantemente vestido, que aparecía en una foto que adornaba aquel templo de la lectura de la calle Huérfanos, y el viejito desarrapado, alcoholizado, hediondo, maricón, y con sombrero también, a quien yo había mandado a la mierda para sacármelo de encima. En ese momento me sentí muy mal, y hasta hoy no puedo perdonarme por lo que dije sin saber a quién se lo decía. Pero es verdad que el acoso termina molestando demasiado.

Cuatro

Hace dos años, creo, compré en Lima el libro en el que Andrés Piñeiro recopila las pocas entrevistas que concedió Martín Adán a lo largo de sus casi 80 años de vida. Ahora me he puesto a buscarlo entre los volúmenes que están de pie y muestran sus lomos para identificarlos fácilmente, y aquellos que se acumulan formando rumas en mi desbordante y caótica biblioteca que ocupa casi todos los muros de mi departamento. No lo encuentro, pero en cambio me doy con Obra poética (1928-1971), el libro en el que el Instituto Nacional de Cultura reunió en 1971 el conjunto de la obra poética de Martín Adán hasta ese año y que lleva como añadido una selección de juicios y comentarios críticos sobre el autor de Travesía de extramares.

Dentro de él me doy con la sorpresa de hallar una hoja de periódico amarillenta, del diario La República del jueves 31 de enero de 1985, doblada en ocho. La despliego con enorme curiosidad y veo que, en un lado, trae una nota sobre el velatorio y el entierro de Martín Adán escrita por quien entonces era un respetable poeta joven y, desde ya, un mal periodista (desgraciadamente, mal periodista sigue siéndolo aunque ya no en el mismo diario, y no me pregunten cómo se llama, prefiero olvidar su nombre). Y, en el otro lado, viene una nota que ocupa toda la página (salvo el espacio de tres fotos) titulada “Aproximación a Martín Adán”, que firma José Luis Sardón, nombre que hoy no me dice nada.

El artículo recorre a vuelo de pájaro la vida y obra del poeta vagabundo y recuerda la importancia que tuvieron en su niñez sus tres tías “enérgicas y solteronas”, ya que Rafael de la Fuente Benavides era huérfano desde pequeño, y sobre todo la tía Tarcila, con la que dejaría el centro de Lima para mudarse a Barranco e ingresar al Colegio Alemán, donde escribió, a los 16 años, La casa de cartón, su primera y precoz obra maestra. Señala también que estudió Derecho en San Marcos obligado por la feroz Tarcila pero que, en cuanto ésta se fue al cielo (o al infierno, ¡quién sabe!), se pasó a Letras y se graduó con la tesis De lo Barroco en el Perú, la cual, pese a su gran calidad, no fue muy bien vista por los académicos acartonados de entonces (y sigue habiendo muchos así).

Un aspecto que yo había olvidado por completo, Sardón me lo regresa a la memoria: el corto periodo de su vida, entre 1934 y 1935, durante el cual Rafael de la Fuente Benavides trabajó, en Arequipa, nada menos que ¡en un banco! Quizás ese medio en el que lo único que cuenta es el dinero, las finanzas, las inversiones, el lucro y la usura -me digo yo ahora- lo disgustó a tal punto que lo fue alejando para siempre del mundo laboral formal y acercando a esa vida de libertad, alcohol, anhelos sexuales y constante vagabundear por las calles de su niñez en el Cercado de Lima que fue la suya hasta que decidiera pasar gran parte de su existencia en un hospital siquiátrico.

Volviendo a algo que anotaba antes tras leer el artículo de Sardón me doy cuenta de algo que no creo que sea una simple coincidencia: Rafael de la Fuente Benavides fue un niño huérfano y, luego, ya mayor, instalado en esa vida errante, desordenada y alcoholizada, que por falso pudor muchos denominan “su bohemia”, encontró a una especie de padre adoptivo llamado Juan Mejía Baca -quien era, sin embargo, cuatro años menor que él-, y fue el protector de su obra y su editor, a la vez que regentaba una librería que se convirtió en su refugio, y su lugar de encuentros. La librería de Juan Mejía Baca estaba ubicada, nada menos, que en la calle Huérfanos. ¿Es acaso una pura coincidencia?

Cinco

Ingresar a la universidad, a San Marcos, a la Facultad de Letras, la misma en la que se graduó Rafael de la Fuente Benavides, pero ya no en la casona del centro, sino en la ciudad universitaria aún a medio construir, me hizo menos solitario pero no menos vagabundo. El deambular colectivo de aquel entonces, nos llevaba a veces a un bar cercano a la facultad al que bautizamos Los Agachados; pero con mayor frecuencia a las cantinas del centro, varias de las cuales estaban situadas en La Colmena y en los alrededores del Parque Universitario.

Algunas de ellas tienen cierta celebridad, como El Palermo, El Cordano y El Queirolo; otras aparecen en algún poema, como El Chino-Chino; y otras como que ya nadie las recuerda: El Cuchitril, La Llegada, El Bonzo, y otras más que yo también olvido. Una noche íbamos por esas calles un grupo de tres o cuatro compinches con la salvaje avidez de emborracharnos y, de repente, en una mesa en la que había una botella de cerveza negra y un vaso, encontramos a un señor solitario que llevaba sombrero y un largo abrigo oscuro. Tenía bigote, la barba a medio crecer y un aspecto descuidado. Era Martín Adán en persona. Nos acercamos a él, violando inconsciente y juvenilmente su soledad. Le declaramos nuestra admiración por su poesía y uno de nosotros, que siempre se caracterizó por su solemnidad impostada, se hincó de rodillas frente a él mientras exclamaba teatralmente “¡Maestro! ¡Maestro!”.

Recuerdo que le hacíamos preguntas relacionadas a su relación con Mariátegui, la revista Amauta y los intelectuales y escritores con los que pasó su juventud. Martín Adán respondía a algunas de esas cuestiones siempre con ironía, irreverencia y hasta en tono burlón, muy pausadamente. De Mariátegui  dijo: -recuerdo- que era “un muchacho inteligente” y luego, sin que lo interrogáramos sobre él, añadió que, en cambio, Riva Agüero era “un cojudo”. Le pedimos que nos leyera un poema y Martín Adán, con mucha parsimonia, metió la mano derecha en uno de los hondos bolsillos de su abrigo y sacó una de esas cajas grandes de fósforos La Llama.

Luego la abrió y extrajo de ella un papel doblado no sé cuántas veces pero muchas, lo desplegó y nos leyó un poema que nos dejó mudos, anonadados, perdidos en nuestro propio estremecimiento. Terminada la lectura y mientras volvía a doblar el papel meticulosamente, para meterlo en la caja de fósforos y luego devolverla al bolsillo del que la había sacado antes, nos dijo con voz suave, pero muy decidida: “Quiero estar solo”. Y no nos quedó sino retirarnos. Para mí se había rizado un rizo: había vuelto a ver a Martín Adán en carne y hueso pero en circunstancias muy diferentes. Esta vez yo formaba parte de sus acosadores.

Seis

Volvamos un poco para atrás. En mayo de 1961, una escritora argentina llamada Celia Paschero, de la que ahora ya casi nadie se acuerda, le escribió una carta  a Martín Adán solicitándole una entrevista. Quería la ingenua que el poeta le suministrara “datos sobre su vida” y que se los contara “con toda la sal que usted sabe poner en cuanto dice y escribe”. Hoy releo esa carta en el libro en el que Andrés Piñeiro ha reunido una selección de la correspondencia del poeta y de algunos de sus allegados, y me da risa; tal es el desconocimiento de la argentina de lo que es la vida cotidiana del poeta; y no sé si por iniciativa propia o si alentado por Mejía Baca, Martín Adán contesta la carta de Paschero con un largo poema, Escrito a ciegas, que es para mí lo mejor de su obra.

¿Quieres tú saber de mi vida? 
Yo sólo sé de mi paso,
De mi peso,
De mi tristeza y de mi zapato.
¿Por qué preguntas quién soy,
Adónde voy?… Porque sabes harto
Lo del Poeta, el duro
y sensible volumen de ser mi humano,
Que es cuerpo y vocación,
Sin embargo.

Si nací, lo recuerda el Año
Aquel de quien no me acuerdo,
Por qué vivo, porque me mato.

Mi Ángel no es el de la Guarda.
Mi Ángel es del Hartazgo y Retazo,
Que me lleva sin término,
Tropezando, siempre tropezando,
En esta sombra deslumbrante
Que es la Vida, y su engaño y su encanto.

Me imagino la cara de la Paschero al abrir el sobre en el que le llegaba a Buenos Aires la respuesta a su ridícula demanda. Un rostro de asombro y quizás, de inmediato, la conciencia de su propia estupidez. Ella quería chismorreo, tal vez anécdotas de la “vida bohemia”; frases graciosas, humor pícaro; todas esas cosas que tanto suelen gustarles a los periodistas. Y no, no y no. Martín Adán nunca se prestó a las payasadas promocionales que aceptan por lo general los escritores que ven en la literatura un camino hacia la celebridad y, por qué no, la fortuna.

Nada de autobombo en este poeta auténtico que vivió hasta las últimas consecuencias,  la poesía y la existencia en que ésta se sustentaba. ¡Qué diferencia si se lo compara con todos esos buscadores de prestigio que más que a la literatura, les rinden culto a sus propias personas! Y justamente en el libro de cartas vemos la indiferencia con la que Martín Adán recibió “honores” como el Premio Nacional de Literatura, e incluso su incorporación a la Academia de la Lengua, a los cuales respondió con cartas de “agradecimiento” de una gran formalidad que transmiten un marcado desinterés. Si recuerdo bien, encargó a Mejía Baca que recogiera el premio y en la Academia nunca puso los pies; no hizo discurso de orden y, como lo dice en una carta, se consideró siempre “miembro no incorporado”. ¡Ah esos poetas de hoy que por ser “académicos” le arrancarían los ojos a un concurrente! Y se vanaglorian de sus premios, sus condecoraciones, sus cátedras, sus relaciones y su reconocimiento por las autoridades políticas. De otro mármol estaba hecho Martín Adán.

Poco es lo que me parece interesante en las Cartas escogidas de Martín Adán (Fondo Editorial PUCP, 2015). En su gran mayoría es correspondencia burocrática, generada por una necesidad inmediata o, como lo decíamos antes, para cumplir una formalidad social. En muy pocas de las seleccionadas aparece el poeta auténtico, irónico, jodedor en su total desesperanza. En una misiva dirigida a su amigo Estuardo Núñez se refiere a Allen Ginsberg, con quien había bebido en algunos bares como El Cordano y compartido cama y probablemente cópula: “Homosexual, pasivo, según lo dice a gritos” (…) “Si es loco está cuerdo como Sancho en Yanquilandia” (…) “me dijo muy seriamente, y en voz baja, que él había nacido en un manicomio estando su madre internada”.

Otra  vez, en una carta a Mejía Baca, le solicita que, debido a algo que ha dicho Luis Alberto Sánchez, su exprofesor en el Colegio Alemán, haga lo necesario para eliminar los prólogos y “toda dedicatoria o referencia mía a Sánchez en las reediciones de textos que contigo he contratado”.  Y luego precisa: “la amistad de Sánchez conmigo nunca fue entrañable, como él afirma, que sí lo fue… sino simple relación formal y  habitual como la que puede existir entre profesionales de la literatura, nacidos de clases sociales y con ideas políticas diferentes y, a veces, encontradas”.

Luego, tras una carta aclaratoria que le envía Sánchez, Martín Adán le escribe unas cuantas líneas el 6 de diciembre de 1970 que, según yo, es lo mejor de la selección de Piñeiro: “Volvamos al tuteo constitucional nuestro. Ya te desahogaste tú ya me desahogué yo: somos dos peruanos inteligentes -yo más que tú por si aca-, y ya pasó el lío y dejémonos de cojudeces. Venga el contrato. Y quedamos como antes, tan formalmente enemigos en lo político como entrañablemente amigos en lo personal. No estamos ya para rencores: ya salimos del colegio”. Allí está el Martín Adán al que una vez escuché discurrir en un bar sobre sus amigos poetas e intelectuales y sus compañeros de generación: cáustico, deslenguado, irreverente.

En dos ocasiones Martín Adán en sendas cartas promete viajes que él sabe muy bien que nunca realizará. Al estudioso británico John Kinsella le escribe: “Ya conversaremos de viva voz, que así lo deseo vivamente; no aquí, por cierto, sino acaso en Inglaterra, acaso pronto”. Esta es una forma muy suya de acallar sus requerimientos de entrevista, de sacarle el cuerpo al asunto sin decir necesariamente no, pero sí una mentira, ya que ni por un segundo ha pensado viajar a Inglaterra. Algo parecido hace con José Dammert Bellido, obispo, “pariente y amigo”: “Ojalá pueda yo algún día visitarte en Cajamarca, tierra a la que estoy muy vinculado como nieto que soy de una Santolalla y biznieto de una Iglesias”.

Por supuesto, nunca fue a Cajamarca, es más, nunca pensó ni remotamente hacerlo. Después de unos viajes juveniles a Pacasmayo, de donde provenía una parte de su familia, y su “aventura” laboral en Arequipa, el ámbito vital del poeta, que yo sepa, quedó reducido hasta su muerte a la ciudad de Lima. En el Cercado, primero; en Barranco luego, como lugar de residencia, y en el centro como espacio de vagabundeo y “bohemia”; en Magdalena, donde está el Hospital Psiquiátrico Larco Herrera donde vivió por largos periodos y en el Rímac, donde se sitúa el Albergue Canevaro en que falleció.

Siete y fin

13 de febrero de 1970, revista Oiga: “La nueva y violenta poesía peruana”. Un periodista anónimo nos entrevista a tres de los jóvenes poetas que hemos publicado en la que será la última entrega de la revista sanmarquina Estación reunida: Tulio Mora, Elqui Burgos y el que esto escribe. Tanto Tulio como yo mencionamos en nuestras respectivas respuestas a Martín Adán. Mora señala “el escapismo” del poeta y yo digo: “…Martín Adán se conserva aún como el mejor poeta joven. ¡Y es un anciano reaccionario!”

Hoy al releer mi declaración digo que, por una parte, me sigue pareciendo válida y que, por otra, estaba completamente equivocada. Era cierto -y creo que sigue siéndolo- que Martín Adán, con libros extraordinariamente rompedores como La mano desasida y Escrito a ciegas, era y es un poeta joven, si entendemos por joven poeta a aquel que es atrevido, provocador, transformador y que, en el caso de Adán, lleva el verso libre a sus extremos, y no se priva de mezclar niveles de lengua, lo cual, no se veía en la poesía peruana desde Trilce, el libro más revolucionario de César Vallejo. Pero yendo más lejos, me atrevería a afirmar que cuando escribe encerrado dentro de formas tradicionales de la poesía castellana como el soneto, igual da muestras de juvenil rebeldía; pues desde dentro de una forma poética rígida, con un número de versos, sílabas por verso y estructura de rimas previamente determinada, logra dinamitar esta forma, y hace de ella una creación absolutamente suya: un soneto de Martín Adán es un soneto explosivo que con su estruendo le quitará el sueño a cualquiera de sus lectores.

Donde sí metí la pata en mis declaraciones juveniles fue al afirmar que Martín Adán era “un anciano reaccionario”. Mi militancia izquierdista de entonces, marcada sin que yo me diera cuenta por un sectarismo bastante cerrado, me llevó a utilizar esa  calificación basándome, es probable -me lo digo ahora-, en el origen de clase, burgués,  de Rafael de la Fuente Benavides, y en una posición política suya que yo deducía de manera automática y arbitraria, pues, el propio poeta no parece haber hecho explícito nunca nada al respecto. Preciso, sin embargo, que en aquel corto diálogo que un grupo de jóvenes sostuvimos en un bar con él, su incisiva ironía la dirigió hacia un derechista como Riva Agüero, mientras que a Mariátegui, el izquierdista, lo calificó de “muchacho inteligente”. Aparte de eso, lo único que sé a ciencia cierta es que no simpatizaba con el aprismo, pues lo dice de manera clara en la carta a Luis Alberto Sánchez que evocábamos antes.

Hoy no creo que Martín Adán haya sido un “anciano reaccionario” sino todo lo contrario: probablemente es el escritor peruano más antiburgués que hayamos tenido: rompió radicalmente con su clase, con su familia, e incluso con la idea misma de esa estructura burguesa y patriarcal de la familia; no se le conocen afirmaciones patrioteras ni nacionalistas; su homosexualidad fue antisistema, marginal, no integrada de ninguna manera en el orden establecido (el cual condena oficialmente la conducta homosexual pero protege con un manto de hipocresía a quienes la practican desde el poder político y eclesiástico); solo durante un año, en una vida de casi ochenta, trabajó de manera formal en una institución bancaria; el resto del tiempo dilapidó su herencia entre bares y vagabundeos callejeros dedicado al oficio nada rentable ni lucrativo de la poesía, aplicando en su vida aquello que Paul Lafargue llamó el derecho a la pereza; es decir, en su caso, al ocio creativo y, finalmente, hizo caso omiso de los honores, y nunca se integró en la por entonces muy reaccionaria Academia de la Lengua para la cual había sido elegido con el voto de algunos señorones intelectuales que eran -o habían sido- sus amigos. Es verdad, me equivoqué en toda la línea: Martín Adán al dejar de ser durante gran parte de su vida Rafael de la Fuente Benavides negó lo reaccionario de su clase de origen y tanto con su vida como con su obra, reafirmó que la poesía -la verdadera poesía- es fuego y quema; es explosiva y hiere, no es sustancia adormidera, sino brebaje para quitar el sueño, como lo quería también ese otro poeta homosexual y antiburgués del Perú que quiso llamarse César Moro.

(Publicado en la revista impres Lima Gris número 11)

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J. Rosas Ribeyro. Escritor, poeta y periodista nacido en Lima, Perú, residente en París, Francia. Salió del Perú deportado por una dictadura militar. Sus obras han sido publicadas en Perú y México principalmente, pero también en España, Estados Unidos, Ecuador, Reino Unido y Francia. Tiene un doctorado de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Es miembro de la redacción de la revista francesa Espaces Latinos y colaborador de la revista literaria virtual latinoamericana El Hablador. Ha sido periodista y productor de programas culturales en Radio Francia Internacional. Ha realizado traducciones de: Jacques Roubaud, Boris Vian, Blaise Cendrars y otros autores en lengua francesa Libros publicados: Curriculum mortis , París, 1985, Ciudad del infierno, Lima, 1994, País sin nombre, Lima 2011, Todo es aluvión, México, 2012. Contemplaciones (apuntes de un sobreviviente), Lima, 2013.

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Candidato a contralor, Pedro Cartolín falló a favor de anular sentencia por demanda de alimentos contra César Acuña

Pedro Cartolín, cuando fue miembro de la Corte Suprema, en su calidad de ponente resolvió a favor de una demanda de amparo presentada por César Acuña, para anular la sentencia del Juzgado de Familia, que fijó en S/90 mil soles la pensión alimenticia para su último hijo.

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Gracias a la reciente decisión de la Subcomisión del Congreso, Pedro Cartolín se encuentra en carrera como candidato para ser el nuevo contralor general de la República, y para ello deberá pasar a la siguiente etapa del proceso en la Comisión Permanente. Y tras ser evaluado en dicho grupo de trabajo, su selección pasaría al Pleno para decidir si es que reemplazará a Nelson Shack.

Sin embargo, tras registrar investigaciones fiscales por la comisión del presunto delito de usurpación de la función pública o de la autoridad militar y policial por resistencia a la autoridad y por habérsele impuesto 5 papeletas por cometer diferentes faltas de tránsito; otro dato que llama la atención sobre Pedro Cartolín, es su participación como miembro de la Sala de Derecho Constitucional y Social Permanente de la Corte Suprema de Lima, y que en su calidad de ponente resolvió a favor de una demanda de amparo presentada por el actual gobernador regional de La Libertad, César Acuña.

Expediente N° 37577-2023 de proceso de amparo que resolvió a favor de César Acuña.

En dicho proceso de amparo, Cartolín Pastor resolvió a favor de anular la sentencia decretada por el Juzgado de Familia de Lima, que fijó en S/90 mil soles la pensión alimenticia a favor del último hijo del dueño del partido político Alianza para el Progreso (APP).

En el documento del amparo, Cartolin recomendó que se revoque la sentencia emitida por la Segunda Sala Especializada Civil de Trujillo, que declaró infundado el recurso de apelación de Acuña Peralta.

Decisión que revoca la sentencia que declaró infundado el amparo presentado por César Acuña.

«En consecuencia, habiendo establecido que los argumentos expresados en los agravios del recurso de apelación referidos a las falencias en la motivación tienen sustento, se verifica que la apelada no ha sido emitida conforme a derecho y de acuerdo a los antecedentes, consideraciones por las que la venida en grado debe revocarse y declararse fundada; en consecuencia corresponde declarar la nulidad de la sentencia signada con resolución número seis, de fecha diez de julio del año dos mil veintitrés, Expediente N° 02974-2023-0-1801-JR-FC-17, debiendo el juez de la causa expedir nueva sentencia con arreglo a ley», se trascribe en el fallo.

Cabe remarcar, que hoy por la mañana, la Subcomisión del Congreso aprobó la candidatura de Pedro Cartolín para postular como contralor general, gracias a los votos de María Acuña Peralta (APP) y de José Luna Gálvez (Podemos Perú), quien en el mes de abril de 2023 lo presentó como candidato a Defensor del Pueblo. 

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Pese a que Machu Picchu se hunde, ministra de Cultura aprueba protocolo que aumenta aforo a 5,600 personas por día [VIDEO]

A pesar que el hundimiento de Machu Picchu se acelera a 15 centímetros cada año, la ministra de Cultura Leslie Urteaga a través de una Resolución Ministerial, ha dispuesto los circuitos habilitados y a partir del 1 de junio la ciudadela inca recibirá 5,600 personas por día. Esto es un claro atentado cultural que ha encendido las alarmas a nivel internacional.

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El Ministerio de Cultura a cargo de Leslie Urteaga, aprobó hoy el protocolo para la gestión de visitas a la Llaqta (ciudadela inca) de Machu Picchu, ubicada en la provincia de Urubamba, región Cusco.

La Resolución Ministerial N° 000207-2024-MC, publicada por el diario oficial El Peruano y firmada por la cuestionada ministra de Cultura, Leslie Urteaga, establece los tipos de circuitos habilitados y el aforo máximo de 5,600 personas por día para el periodo, del 1 de junio al 15 de octubre de 2024; y del 30 al 31 de diciembre de 2024.

Asimismo, indican que el inicio de la venta de boletos adicionales se informará a través de la página web del Ministerio de Cultura.

Resolución Ministerial N° 000207-2024-MC, firmada por la ministra Leslie Urteaga.

Nuevos circuitos de visita turística  

El Ministerio de Cultura también indica que a partir del 1 de junio de 2024 entran en vigor los nuevos circuitos de visita turística para la llaqta o ciudadela inca de Machu Picchu. En esa línea, los turistas que hayan adquirido los boletos de ingreso con anterioridad al 1 de junio de 2024, deben adecuarse a los nuevos circuitos, según las siguientes equivalencias:

Circuito 1 o 2: Llaqta de Machu Picchu

Circuito 1 o 2: Llaqta de Machu Picchu y Puente Inca.

Se puede elegir, de acuerdo con el aforo disponible, entre los siguientes dos circuitos:

Circuito 2 o Circuito de la Llaqta / Machu Picchu Clásico:

Se puede elegir cualquiera de las siguientes rutas, según el aforo disponible:

Ruta 2-A: Ruta diseñada

Ruta 2-B: Ruta terraza inferior

Circuito 3 o Circuito de la Realeza

Ruta 3-B: Ruta diseñada.

Circuito 3: Llaqta de Machu Picchu y Montaña Machu Picchu.

Se puede elegir, de acuerdo con el aforo disponible, entre los siguientes dos circuitos:

Circuito 1 o Circuito Panorámico

Ruta 1-A: Ruta hacia Montaña Machu Picchu

Circuito 3 o Circuito de la Realeza

Ruta 3-B: Ruta diseñada

Circuito 4: Llaqta de Machu Picchu y Wayna Picchu

Circuito 3 o Circuito de la Realeza

Ruta 3-A: Ruta Montaña Wayna Picchu

Circuito 4: Llaqta de Machu Picchu y Huchuy Picchu

Circuito 3 o Circuito de la Realeza

Se puede elegir cualquiera de las siguientes rutas, según el aforo disponible:

Ruta 3-B: Ruta Diseñada

Ruta 3-D: Ruta Huchuypicchu.

Los circuitos vigentes hasta el 31 de mayo de 2024 tienen equivalencia solo en determinados circuitos vigentes desde el 1 de junio de 2024.

La norma indica, además, que los visitantes que vienen del Camino Inca a la Llaqta o ciudadela inca de Machu Picchu mantienen el recorrido previsto en sus boletos de ingreso durante el año 2024.

Tabla de equivalencias de circuitos de vistita turística.

Horario de ingreso

La resolución establece que el horario de ingreso a cada circuito es el consignado en su boleto de ingreso. Se cuenta con una tolerancia de treinta (30) minutos para el ingreso a la Llaqta de Machu Picchu en temporada baja y de cuarenta y cinco (45) minutos en temporada alta.

Luego de este plazo, el visitante no puede ingresar a la Llaqta de Machu Picchu, salvo por motivos de fuerza mayor o caso fortuito debidamente demostrados.

Machu Picchu se hunde 15 centímetros cada año y ministra de Cultura aumenta el aforo

Machu Picchu cada año se hunde 15 centímetros, y la ministra de Cultura contra todo pronóstico y mediante una resolución firmada por ella, aprobó el aumento del aforo al santuario inca de 4,044, a 5600 personas por día desde el 1 de junio.

El hundimiento de Machu Picchu es una noticia que ha impactado a todo el mundo, y una de las causas de su hundimiento y deterioro se debe al número de turistas que lo visitan anualmente.

En vez de reducir el aforo para contrarrestar el hundimiento, desde el Ministerio de Cultura lo que hacen es acelerar el deterioro y hundimiento, aumentando el aforo brutalmente. A pesar que su suelo se hunde a un ritmo asombroso, esto no parece importar a la propia ministra de Cultura y a los empresarios turísticos, quienes se han convertido en una especie de vampiros de la arqueología.

Ministra de Cultura Leslie Urteaga, aprueba cuestionada resolución que atenta contra patrimonio en Machu Picchu.

Una vez más, nos damos cuenta que Leslie Urteaga es una ministra sin cultura, atenta contra nuestro patrimonio cultural con la finalidad de beneficiar a un puñado de empresarios.

Aquí, las declaraciones de la ministra de Cultura Leslie Urteaga que desde hace unos meses ya tenía planeado incrementar el aforo de la llacta de Machu Picchu; y los comentarios de nuestros panelistas en el programa de Lima Gris.

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Fiscal de la Nación exige al gobierno que reponga al equipo especial de la PNP que apoya a Eficcop [VIDEO]

El interino Juan Carlos Villena se pronunció para apoyar a los fiscales que combaten la corrupción y exhortó al Poder Ejecutivo reponer al grupo policial que apoyaba al equipo que lidera Marita Barreto.

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El Fiscal de la Nación interino Juan Carlos Villena, exige al gobierno, específicamente al Ministerio del Interior la inmediata reposición del equipo especial de la Policía Nacional que apoyaba al Equipo de Fiscales contra la Corrupción en el Poder (Eficcop), tras ser recientemente desarticulado por orden del gobierno de Dina Boluarte.

«La ciudadanía no debe tener duda que los fiscales del Ministerio Público defenderemos la legalidad en todas las instancias y especialidades», refirió Villena en la ceremonia del 43° aniversario del Ministerio Público.

El titular del Ministerio Público remarcó la importancia de mantener la legalidad y la integridad de las instituciones judiciales y resaltó la necesidad de apoyar a los fiscales que se dedican a combatir la corrupción. 

Según la tesis de la Fiscalía, la presidenta de la República, Dina Boluarte, habría ordenado a la presunta organización delictiva “Inteligencia criminal en la sombra” que realice acciones para “desacreditar, quebrantar y desmembrar” el Equipo Especial de Fiscales contra la corrupción del Poder (Eficcop) y al equipo especial de policías que, solo hace 24 horas fue desactivado.

Según acta del Ministerio Público, se hallaron elementos de convicción respecto a que altos mandos de la Policía Nacional del Perú (PNP) habrían coordinado con la presidenta Dina Boluarte la destitución del coronel Harvey Colchado de la jefatura de la División de Investigación de Delitos de Alta Complejidad (Diviac).

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Terrorismo en Patáz: volaron otra torre de alta tensión de minera Poderosa

Los terroristas desafían a las FF. AA y a la PNP. Pese al estado de emergencia en Pataz y pesar del patrullaje de 300 efectivos policiales y la presencia de cientos de soldados del Ejército, destruyen otra torre, entre las 15 torres que fueron destrozadas en los últimos meses. Y dejaron sin energía a la minera Poderosa.

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¡Insólito, a pesar del control militar y policial, debido al estado de excepción! a la 1.39 de la madrugada del miércoles 8 de mayo, un suceso alarmante ha sacudido la localidad de Santa Rosa de Zancobamba, distrito de Chugay, provincia de Sánchez Carrión en Pataz-La Libertad, debido a un acto de terrorismo que ha interrumpido las operaciones en la mina Poderosa.  

Según el Ministerio del Interior, la torre número 55, un eje crucial del sistema eléctrico nacional que conectaba el Sistema Eléctrico Nacional (SEIN) con Mina Poderosa, fue destruida en una explosión que ha dejado sin energía a todas las unidades mineras como Marañón y Santa María.

Este atentado no es un hecho aislado; porque en los últimos meses la minera Poderosa sufrió una serie de ataques terroristas que han cobrado la vida de 17 personas. Y como saldo del accionar terrorista de la minería ilegal, se registra la voladura de 15 torres de alta tensión, una subestación eléctrica, una línea de trasmisión y una tubería de fuerza de la central hidroeléctrica.   

El Estado de emergencia no detiene a los criminales terroristas

A pesar de declararse estado de emergencia en la provincia de Pataz y el despliegue de más de 300 efectivos policiales y soldados del Ejército, los ataques persisten. La presencia de autoridades no ha resultado en acciones efectivas contra la minería ilegal, que sigue operando con impunidad. 

Esto se ve exacerbado por la derogación de una norma ejecutiva que buscaba frenar estas actividades ilícitas por parte del Congreso de la República. 

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Procurador Javier Pacheco: “Alberto Fujimori no debe recibir pensión vitalicia por ser condenado”

El procurador general del Estado, Javier Pacheco asegura que la pensión vitalicia de S/15 600 para Alberto Fujimori queda suspendida, por haber sido condenado por delitos de corrupción y lesa humanidad y que, si bien fue indultado recientemente, esto no implica que se le haya declarado inocente.

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El recién designado procurador general del Estado, Javier Pacheco Palacios, afirmó que, según la Ley N° 26519 (Ley de pensión para ex Presidentes Constitucionales de la República), la pensión vitalicia de S/15 600 soles de Alberto Fujimori, queda suspendida al haber sido condenado por delitos de corrupción y lesa humanidad.

El artículo 1° de la ley establece: “Los ex Presidentes Constitucionales de la República gozarán, de una pensión equivalente al total de los ingresos de un Congresista en actividad”.

Sin embargo, el artículo 2° señala: “El derecho referido en esta ley queda en suspenso para el caso de ex Presidentes de la República respecto de los cuales el Congreso haya formulado acusación constitucional, salvo que la sentencia judicial los declare inocentes”.

Ley N° 26519 (Ley de pensión para ex Presidentes Constitucionales de la República).

El procurador Pacheco en entrevista a Exitosa, advirtió que, si bien fue indultado, el expresidente Fujimori no ha sido absuelto de los cargos. Es importante recordar que, si bien fue liberado recientemente, esto no implica que se le haya declarado inocente.

“Nosotros conocemos cuál fue el resultado y que aquí no fue declarado inocente. Fue condenado tanto por delitos de corrupción, como delitos de lesa humanidad (…) No tiene este beneficio en el Congreso de la República”, remarcó.

Alberto Fujimori sí cobra pensión de catedrático

Con respecto a este tema, el abogado del exmandatario Elio Riera reconoció que, actualmente, el expresidente recibe pensión por haber sido catedrático de la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM).

“¿Él está ganando como catedrático? Es correcto, y de la renta que genera de los libros (…) estimo que son menos de S/2000”, puntualizó.

Fujimori pidió al Congreso su pensión vitalicia, más vales de combustible

A través de un documento enviado el 24 de abril, el exmandatario y su abogado, Elio Riera, formalizaron el pedido ante el oficial mayor del Parlamento, Giovanni Forno Florez, amparándose del acuerdo de Mesa 078-2016-2017/MESA-CR.

Fuente: Latina.

“Por medio de la presente me es grato saludarlo y a la vez solicitarle se disponga se le otorgue la pensión establecida en la Ley N°26519 al expresidente constitucional de la República, Alberto Fujimori Fujimori, según Acuerdo de Mesa N°078-2015-2017/MESA-CR”, se lee en el oficio.

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Colectivos realizarán protesta contra ‘apología al terrorismo’ en el Ministerio de Cultura

Ante el escenario ciudadano que exige una responsable inversión del erario público para el estímulo de obras cinematográficas, varios colectivos harán un plantón el miércoles 8 de mayo en el frontis de la sede principal del Ministerio de Cultura.

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Más de una decena de colectivos realizarán este miércoles 8 de mayo un plantón-protesta en el frontis de la sede principal del Ministerio de Cultura para mostrar su rechazo a los criterios utilizados por la Dirección de Audiovisual, la Fonografía y los Nuevos Medios (DAFO) para otorgar los estímulos económicos provenientes de los fondos públicos a proyectos cinematográficos con sesgo ideológico.

El plantón se realizará desde las tres de la tarde y participarán colectivos como Legión Patriota y Comando Valer, Insurgencia, Movimiento Democrático Anticomunista, Fenavit, Fundación Juana López, Elite Democrático, Trinchera Demócrata Perú, Anti Comunistas-Anticaviares, entre otros.

En la promoción de su anuncio se lee: “Ministra de Cultura financia películas que le lavan la cara al terrorismo sanguinario pisoteando la memoria de mies de víctimas”.

Cabe mencionar que el Congresista Alejandro Muñante ya solicitó a través de una moción de orden del día, crear una Comisión Investigadora en el Parlamento para investigar los ‘Estímulos Económicos’ del Mincul para conocer cuáles fueron los criterios para financiar proyectos cinematográficos, y advirtió que el “Ministerio de Cultura destinó fondos públicos para financiar y promover cinematografías que tergiversan la historia”.

Ministerio de Cultura anunció una reestructuración en el financiamiento para los proyectos cinematográficos

Ante el escenario ciudadano que exige una responsable inversión del erario público para el estímulo de obras cinematográficas y tras el oficio que la congresista Rosangella Barbarán le envió a la ministra Leslie Urteaga, para que explique sobre el financiamiento de películas con temática terrorista, la titular del sector anunció, reestructuración.

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Congresista Muñante solicitó crear Comisión para investigar los ‘Estímulos Económicos’ del Mincul

El congresista Alejandro Muñante presentó una moción para crear una comisión investigadora para conocer cuáles fueron los criterios para financiar proyectos cinematográficos, y advirtió que el “Ministerio de Cultura destinó fondos públicos para financiar y promover cinematografías que tergiversan la historia”.

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El parlamentario Alejandro Muñante (Renovación Popular) presentó una moción de orden del día (N° 11383) para crear una comisión multipartidaria que investigue en el plazo de 60 días, el uso de los fondos públicos otorgados por el Estado para la Actividad Cinematográfica y Audiovisual; es decir, a los proyectos de cine presentados por sus realizadores, entre los años 2011 y 2023.

La investigación busca determinar si estos fondos “cumplieron los propósitos contemplados en la norma, esto es, estimular la educación, y promover la imagen del Perú a nivel nacional e internacional”.

Moción que solicita crear comisión para investigar uso de fondos públicos para películas.

El congresista, a través de su cuenta en X, advirtió que el “Congreso de la República debe investigar inmediatamente el correcto uso de los recursos públicos destinados a la producción de películas señaladas por su sesgo ideológico y acusadas de tergiversar la historia de país”.  

En el segundo folio de la moción se indica que el Mincul destinó fondos públicos para financiar producciones que tergiversan ideológicamente la historia del Perú, respecto al terrorismo que azotó al país.

“Contrariamente a los fines de la norma, a través de denuncias periodísticas, se ha podido conocer que el Ministerio de Cultura ha destinado fondos públicos para financiar, promover y distribuir producciones cinematográficas y audiovisuales que tergiversan la historia del Perú en lo que respecta al terrorismo y proyectos artísticos que tienen una carga ideológica”, señaló Muñante.

Asimismo, el congresista citó películas como “El Viaje de Javier Heraud”, “La Revolución y la Tierra”, “Hugo Blanco, Río Profundo”, “La Última Tarde”, y la recién estrenada “La Piel Más Temida”, estas dos últimas dirigidas por el cineasta huancaíno Joel Calero.

Expremier Salvador del Solar también se benefició con S/800 mil para una de sus películas

Muñante Barrios, se refirió al Decreto de Urgencia N° 022-2019 que promulgó el expresidente Martín Vizcarra

“Estas producciones habrían tenido un importante incremento a raíz de la dación del Decreto de Urgencia 022-2019 que fue promulgada por Martín Vizcarra de la mano con Salvador del Solar, aprovechando el interregno parlamentario, tras el cierre del Congreso. Sin embargo, llama la atención que, gracias a este DU, el expremier habría sido beneficiado con S/800 mil en el 2023 para la producción de una de sus películas”.

Hasta 2022 el Ministerio de Cultura otorgó casi 110 millones para producción de películas

El congresista también se refirió a los años de financiamiento de producciones cinematográficas por parte del ministerio de Cultura:

“Asimismo, hemos advertido en la moción que, desde el 2011 al 2022 se ha entregado S/109 millones, 883 mil, 873 para la Actividad Cinematográfica y Audiovisual. Además, la ministra de Cultura, Leslie Urteaga, ha anunciado otros S/36 millones en el 2024”.

Así las cosas, y pese a que a la ministra de Cultura Leslie Urteaga ya anunció que en DAFO habrá una reestructuración en el financiamiento para proyectos cinematográficos; de todas maneras, tiene mucho qué explicar, sobre este tema y sobre otros casos, como la contratación de la empresa Joinnus y las vulneraciones que acaban de darse en patrimonios arqueológicos como Chan Chan y Kuélap.

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Walter Gutiérrez renunció a los cargos de embajador del Perú en España y Andorra

Al exdefensor del Pueblo los cargos solo le duraron unas semanas. Walter Gutiérrez fue designado como embajador de Perú en España en marzo de 2023; sin embargo, inició funciones el 21 de abril y lo más probable es que El Ejecutivo lo coloque en otro cargo.

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¿Acaso el Ejecutivo le está reservando otro cargo? Walter Gutiérrez ha presentado su renuncia al cargo de embajador en España y del Principado de Andorra, y como representante del país ante la Organización Mundial de Turismo (OMT).

La decisión fue comunicada a la presidenta de la República, Dina Boluarte, a través de una carta.

La designación de Walter Gutiérrez como embajador en España se llevó a cabo en marzo de 2023, y comenzó oficialmente sus funciones el 21 de abril del mismo año. Luego, el 12 de mayo, asumió simultáneamente como embajador extraordinario y plenipotenciario de Andorra.

Según el exdefensor del Pueblo, su motivación corresponde a “consideraciones personales que hacen inviable continuar desempeñándome como embajador del Gobierno”.

Asimismo, trascendió que el también exdefensor del Pueblo, habría tenido diferencias con el ministro de Relaciones Exteriores, Javier González-Olaechea acerca de las políticas del Gobierno sobre el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

Al presentar estas dimisiones debo agradecerle la confianza brindada para asumir las mencionadas responsabilidades. Asimismo, deseo expresarle que ha sido un honor representar al Estado peruano y a mi país en el reino de España”, señala Gutiérrez en la misiva.

Carta enviada por Walter Gutiérrez a Dina Boluarte donde renuncia a los cargos de embajador.

“Finalmente, es mi más sincero deseo que su Gobierno pueda concretar los objetivos de Estado que se han propuesto, así como cumplir con éxito el periodo constitucional de su gestión”, añade.

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