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Arte

Luis Lama: «Los artistas jóvenes creen que hay que prostituirse para lograr entrar al mercado»

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Luis Lama Mansur es uno de los críticos de arte más reconocidos en el país, su criticas despiertan pasiones y generan polémicas. Su columna titulada Ojos bonitos, cuadros feos se convirtió en una obra literaria escrita por el premio Nobel Mario Vargas LLosa.

Lama nos recibió en su casa de Miraflores con unos pantalones cortos, y con una gran sonrisa llena de energía nos invitó a sentarnos. Mientras alisté la grabadora, en la pared del fondo de su casa llamó mi atención una pintura de gran formato de David Herskovitz.

En esta entrevista el crítico de arte nos habla de todo y de todos, con la sinceridad que lo caracteriza. Aquí la entrevista en exclusiva con Lima Gris.

¿Qué tan difícil ha sido para ti hacer crítica de arte en el Perú durante todos estos años?

En realidad, no ha sido difícil para nada. Quizá porque nunca me importó el rechazo y nunca viví de la crítica, y no tenía el temor de que me botaran o censuraran de un medio. Tuve la ventaja de trabajar en Caretas, que es una revista que me da toda la libertad del mundo para decir lo que quiera. A mí me han ofrecido trabajo en otros medios, y no he aceptado, porque no voy a tener la libertad de decir mi punto de vista. Por ejemplo, en el diario El Comercio tú no puedes decir lo que quieras. Entonces, para estar censurado por algo que necesito hacer por satisfacción personal, mantengo la libertad y el respeto que tengo en Caretas. En estos tiempos me está resultando más decepcionante hacer crítica, porque el mundo del arte a partir de esta segunda década del siglo veintiuno se está volviendo más frívolo, donde los artistas jóvenes creen que hay que prostituirse para lograr entrar al mercado, y donde cada vez más veo basuras que se consagran; porque muchas personas que tienen plata compran a un curador para que le haga una curaduría y le escriba un texto. Así se crea toda una farsa en el medio; eso me desquicia.

Siendo sincero ¿Se pierde amigos?

Yo no creo que haya perdido amigos, porque tengo las cosas muy separadas. Una cosa es la amistad, y otra es la relación laboral como crítico y artista. Eso lo aprendí en los años setenta, cuando estaba viviendo en República Dominicana durante la dictadura militar, yo escribía para un periódico y tenía un montón de personas a las que yo quería y consideraba mis amigos. Otro periódico más importante con proyección internacional me convocó, y renuncié donde trabajaba, luego pasé un mes sin hacer nada, y me di cuenta que todas esas personas que consideraba mis amigos, no eran amigos míos, sino amigos del espacio que yo tenía en el periódico. Esa experiencia de juventud me sirvió para separar la paja del trigo.

Tu presencia en el Perú ha tenido aportes interesantes, recuerdo mucho la Bienal de arte que se hizo en Lima en la gestión del exalcalde Alberto Andrade. Eso quedó como ejemplo de lo que tendría que hacer una municipalidad en el tema de arte y cultura. Lamentablemente eso ya no sucede.

Mira, yo trabajaba con Andrade en Miraflores y lo mandaron a Lima. Andrade no me convocó cuando se fue para Lima, sino, recién cuando Andrade firmó un convenio con la UNESCO, ya que la UNESCO dijo que la mejor forma para reactivar el Centro histórico era con una oferta cultural intensa para que la gente volviera al centro. Entonces, ahí recién Andrade me llamó, y sabía que yo no acepto censuras, y tampoco acepto manipulación ni nada. Yo trabajo de manera independiente, quizá por eso no me llamó, pero a raíz de lo de UNESCO Andrade sí me convocó. Tuve la suerte de contar con un alcalde excepcional y que me dio todo el apoyo. Él no sabía de arte, pero sí sabía lo que el arte estaba haciendo por Lima. No solamente era brindar arte contemporáneo, fui muy cuidadoso en eso. Nosotros alcanzamos hasta un millón de visitantes por bienal. La estrategia fue rescatar las casonas antiguas donde la gente no tenía acceso; y diversificar la Bienal en todo el Centro histórico para que la gente se pudiera desplazar por toda la ciudad y así pudiera encontrarse con su espacio. La verdad la Bienal fue un éxito, y no le costó a la municipalidad de Lima un solo centavo, porque todo lo financiaba la empresa de telefonía Bellsouth, que ya no existe. El presupuesto de la Bienal era un millón de dólares, y la empresa lo conseguía en donación por relaciones públicas. El mayor gasto que se tenía que desembolsar era la publicidad en El Comercio, que era el único que ganaba plata ahí.

Entonces ¿El Comercio no se puso la camiseta por la Bienal de arte?

El Comercio no se pone la camiseta ni por su madre. Bellsouth era cliente de El Comercio, pero no le daba avisos gratis. El Comercio en materia de arte solo ha apoyado a LIF Week, la feria de la semana de la moda, y a la feria Art Lima, que es un negocio de El Comercio; y no lo apoya porque es gratuito, sino porque tiene intereses definidos; ahí es el accionista mayoritario. El Comercio es una empresa, es un comercio, es un medio al que yo no creo, y por eso tomo entre pinzas lo que publica. En ese diario todo aparenta ser verdad, pero no necesariamente es verdad lo que publica El Comercio, sino, que está sujeto a sus intereses personales. Y la parte cultural es una vergüenza.

Con la salida de Martha Meier Miró Quesada, mucha gente pensó que su suplemento cultural iba a mejorar ¿Para ti existe alguna mejora?

En la parte cultural no, El Dominical por ejemplo solo está dedicado a la parte literaria. El Comercio que tanto publica y quiere imitar a El País, nunca podrá lograrlo, teniendo el ejemplo de Babelia que es el suplemento cultural, por qué no se lo copia, porque sencillamente eso no vende.

Foto: Luis Felipe Alpaca.

¿El arte en el periodismo no vende?

El arte en un medio de comunicación no creo que venda. El arte lo que te da es prestigio y te ayuda a crear una imagen. El arte en si, no creo que aumente las ventas en un medio de comunicación. Mira La República que es un excelente periódico, ese medio no tiene una sección cultural.

La República sí lo tiene, y su editor de Cultura es Pedro Escribano

Pero se preocupa en publicar sobre literatura, sobre cine, y hay un excelente crítico de cine que es Federico de Cárdenas, y tiene pocas notitas sueltas sobre cultura, pero una sección cultural firme no la tiene. Hay más notas sobre farándula que sobre cultura en general.

Mencionabas que no has sido censurado en los medios, pero sí has sido censurado por la Municipalidad de Miraflores. Curiosamente hay gente que cree que los alcaldes tienen un conocimiento amplio y tolerante sobre el arte.

Para nada, los alcaldes ocupan ese puesto no por ser cultos, sino por ser políticos. Yo le tengo un gran aprecio a Jorge Muñoz, pero desde que comencé con la galería Miró Quesada siempre he tenido problemas de censura. En la primera mitad de los ochenta he tenido problemas de censura cuando hacía muestras de izquierda. Cuando estaba Luis Bedoya de alcalde en Miraflores, en la segunda mitad de los ochenta yo organicé el concurso Qué hacer con el tren eléctrico, cuando Jorge del Castillo era alcalde de Lima; y había cosas muy interesantes porque estaba la plataforma del tren, pero estaba toda paralizada, e hice un concurso para que los arquitectos hicieran propuestas y los artistas diseñaran cosas para ver qué hacer y en qué convertir esa plataforma; entonces, Jorge del Castillo llamó a Bedoya para que suspendiera el concurso,; Jorge del Castillo fue el que censuró ese concurso. Es decir, no hay libertad en la municipalidad, y en el caso de la última censura que tuve, en realidad el alcalde se vio presionado por un grupo de vecinos. En Miraflores predomina un gran grupo de personas que son muy dogmáticas en materia religiosa, y yo en esta década he tenido un montón de problemas con esas personas. No fue a raíz del escándalo de Cristina Planas, sino ya venía teniendo problemas con ellos. También había una página de Facebook que continuamente me atacaba.

¿También has sido víctima de los trolls?

Sí. En lo personal los ataques no me importan, todo el mundo tiene derecho a decir lo que quiera, pero al alcalde sí le importaba. El alcalde es político y tiene que perder, ya que de ellos depende que sea reelecto o no. Al final me botaron por la muestra de Cristina Planas que había sido curada por el director de Estudios Teológicos de la Amazonía, que era un sacerdote. La protesta pública fue porque Cristo estaba desnudo y mostraba el pene. Históricamente a Cristo lo crucificaron desnudo, tal como crucificaban desnudos a toda la gente en la época de Cristo; las tapaduras vinieron después. Yo nunca imaginé que iba causar ese escándalo; si me hubiera imaginado, de antemano le hubiera dicho: oye Cristina, tápalo, ponle algo, eso no va. Pero no había nada de malo, y todas las señoras estaban tomándole fotografías al pene de Cristo para ir donde el alcalde a quejarse.

Imagino que se reunió con el alcalde Jorge Muñoz…

Sí, yo me reuní con el alcalde y le dije: tienes dos alternativas, tú solamente recibes las quejas de las personas que están en contra, pero si tú clausuras la muestra, se te van a venir encima todos los que están a favor. Entonces, lo que te sugiero es que no cierres la muestra, solo dale un perfil bajo, pero mantenla, porque te vas a meter en un problema peor. En ese entonces el alcalde tenía un programa de televisión en el canal de la municipalidad donde salían los vecinos, y ellos iban y lo insultaban delante de la cámara, en plena entrevista con los vecinos. El alcalde no tenía escapatoria, yo le entendí perfectamente; pero sí hubiera preferido que me diga directamente “estoy en este problema y tienes que renunciar”.

En el Perú existen tres espacios posicionados de formación en artes visuales: Bellas Artes, la Universidad Católica y Corriente Alterna, ¿Qué opinión tienes sobre la actual formación de estos centros de estudios?

Te voy a decir algo, yo últimamente me he acercado bastante a Bellas Artes, y creo debería recomponerse y replantearse. El problema es que Bellas Artes es autónoma. Yo replantearía su currícula; evaluaría bien a los maestros y daría recursos. Los chicos de Bellas Artes son talentosos, con gran capacidad, pero esa capacidad no viene respaldada por la parte teórica que ellos necesitan. Creo que hay una carencia de profesores que le podrían dar ese respaldo. Algunos profesores son muy buenos, y hay profesores que sin ser de Bellas Artes están trabajando allí. Por ejemplo, una persona que era muy valiosa es Emilio Santisteban que ya se retiró; Juan Peralta también estuvo ayudando en Bellas Artes, pero la gente se cansa, porque puedes tener toda la buena voluntad del mundo, pero no encuentras el respaldo. Mira mi caso personal. Había una Bienal en Puerto Rico y otra en Dubái, y yo hablé con los encargados y nunca mandaron. Yo tengo simpatía por Bellas Artes y por los chicos, pero su escuela tiene que reorganizarse. El problema es la base y la organización, ya que hay profesores buenos, y también hay malos que no los puedes evaluar, pero están allí enquistados. Eso debe cambiar.

Es necesario una urgente reorganización…

Hay otra cosa que perjudica a los chicos de Bellas Artes, yo no creo que sea suficiente en una escuela de arte dar la formación artística. Creo que hay que ayudarlos a meterse en el mercado, a defenderse en el medio y a sustentar. Yo he visto chicos notables que han salido de Bellas Artes. Hay un grabador extraordinario que es Luis Torres Villar, ese chico es brillante, yo le he comprado obras a él mismo, pero todavía no tiene una sola individual en el Perú ¿cómo es posible que un chico que es de lo mejor que ha salido de Bellas Artes no tenga una individual? Si tú analizas este caso, Luis Torres es notable, pero cuál es el problema: primero su origen, que es provinciano, segundo, el lugar donde vive, que es detrás de un cerro, donde ni siquiera llega la señal del celular, y tercero: que tiene familia que mantener, por eso tiene que vivir haciendo serigrafías y polos, porque este mercado no le garantiza una estabilidad económica para él y su familia. Entonces, hay un círculo vicioso que parte de nuestra estructura social, y que obliga a la gente de mucho talento a dedicarse a otra cosa para poder sobrevivir.

De alguna forma la sociedad está mutilando el talento…

No de alguna forma; lo está haciendo. Seamos reales, para un chico de la Católica es más fácil entrar al mercado, que para un chico de Bellas Artes, porque así está condicionada la sociedad peruana.

¿En ese sentido crees que Corriente Alterna tenga la fortaleza de posicionar a sus egresados?

Yo no lo creo, porque tampoco la gente es tonta. Yo no tengo nada que ver con Corriente Alterna desde hace buen tiempo. Corriente Alterna ha tomado un giro conceptual cada vez más teórico y más alejado del mercado. El problema de ellos es que ni se insertan al mercado, ni se insertan a lo que va paralelo al mercado, y eso no tiene nada que ver con la parte de comercialización. Es decir, no se insertan ni a ferias ni a festivales. Creo que los últimos que se insertaron fueron los alumnos que yo dejé en Corriente. Yo sí me preocupaba en ubicarlos y a levantarlos, porque no es suficiente la educación que les das en materia de arte, sino, hay que abrirles los ojos del medio en el que van a trabajar y vivir. Cuando yo me fui de Corriente Alterna, quienes me remplazaron pensaron que el camino correcto era la parte conceptual, y tienen todo el derecho de pensar lo que quieran; pero ya de Corriente Alterna no están saliendo artistas, por lo menos que yo conozca, o que hayan expuesto en los últimos tiempos. No es que sean malos, sino, que están en una onda que todavía no entra al mercado. Lo que pasa es que si tú no haces nada lo pierdes. Esos cinco años de clases se vuelven diez, luego quince, y perdiste tus estudios. Entonces, pienso que hay que replantear Corriente Alterna, y ver cómo unir lo conceptual a otros tipos de disciplinas que sean más identificadas con nosotros. Por ejemplo, hay pintura que es conceptual, Miguel Aguirre es un artista que tiene un gran concepto y lo sustenta muy bien. Un gran pintor obligatoriamente debe tener un buen concepto.

¿Rechazas el conceptualismo?

Yo no rechazo el conceptualismo para nada, pero creo que el conceptualismo jamás va a postergar a la pintura; pero son cuestiones ideológicas, y hoy en día con esta onda de conceptualistas que toman Google como punto de partida, la pintura se ha vuelto como la resistencia y la vanguardia; y el conceptualismo se está volviendo la tradición.

¿Qué le dirías a esa gente que dice que el pintor de caballete ha muerto?

Eso pasó en los años setenta. Se decía exactamente lo mismo, y cuando en los ochenta llegó la postmodernidad y barrió con el conceptualismo y volvió nuevamente la pintura, entonces, esa década perdida para los estudiantes de arte hizo que con el regreso de la pintura ellos debieran nuevamente a comenzar a dibujar y luego a pintar, porque no sabían hacerlo. Creo que el conceptualismo sí, pero pintura también. Tú tienes que estar con capacidad para pintar, y lo que hoy necesitamos nosotros, es un arte que no haga distinciones ni rechazos; que sea abierto y que exprese el pensamiento de la persona a través de un sólido concepto. Es muy difícil porque tienes que leer, estudiar y tener el oficio; es difícil pero no imposible. Creo que el principal problema de los artistas hoy en el Perú, es su incapacidad para sustentar su obra. Su carente capacidad de explicar lo que quieren decir a través de su obra, y por eso llaman a curadores para que le hagan la curaduría, y para que le escriban el texto. Un artista tiene la absoluta obligación de sustentar su obra y de escribir su texto. El arte no habla solo, es el artista el que habla, y no debe evadir su responsabilidad a través de un curador.

Hablando de curadores, hace poco hubo un debate por el plagio del curador Tarnawiecki, y tú has sido bastante ácido al criticar esto, pero también hiciste una fuerte critica al concurso Pasaporte para un artista.

Mira, el caso de Nicolás Tarnawiecki a mí me da mucha pena, porque lo ha perjudicado mucho, pero no ha sido gratuito el perjuicio. Se lo merecía, porque el plagio es robo. Además, para qué plagiar si puedes citar. Plagiar para engañarme a mí, para decirme que él sabe mucho, eso es una tontería, eso muestra su inseguridad. Mira, el concurso de la Alianza Francesa es un pésimo concurso desde todo punto de vista. Comenzó muy bien y durante las últimas tres ediciones ha variado para peor; ya venía en picada, pero cuál es el objetivo de un concurso: punto número uno, beneficiar a los artistas jóvenes, dos, mostrar un panorama de la producción que se está haciendo en el Perú. ¿Acaso el concurso Pasaporte para un artista te está mostrando eso?, ese concurso comenzó imitando a la Bienal de Lima, haciendo selecciones en cada región y luego los finalistas de cada región venían a Lima, y acá se encontraban. Luego las bases cambiaron radicalmente, y todo se centralizó en Lima. Se ha convertido en una pequeña colectiva, donde solo algunos artistas son seleccionados por un jurado. Eso no es un concurso. Te da una idea muy distorsionada de cuál es la situación del Perú de hoy. Punto número dos, los franceses o son brutos, o se hacen; ¿por qué convocan a un curador?, la función de un curador no es curar un concurso. Un curador trabaja con los artistas y selecciona obras, coordina con ellos, da coherencia a todo el contenido, para qué llaman a un curador si las obras ya están seleccionadas, ¿para que haga el montaje? eso es un disparate.

¿Crees que la universidad Católica interviene en el concurso?

No, la Católica no está metida ahí, la Católica lo que tiene es un gran compromiso con la embajada de Francia, y por eso le cede su Centro Cultural. Yo la verdad la única explicación que veo para que le ceda el local, es que la embajada de Francia hace una serie de actividades culturales con la universidad Católica, y entonces no le puede negar el espacio. La mayoría de chicos en el concurso no eran de Bellas Artes, pero sí del Centro de la Imagen que está relacionado con la embajada de Francia. El problema está primero en el criterio, eso de elegir me resulta bien elitista para un concurso. Elitista porque no te da un panorama de cuál es la producción artística del Perú. Punto número dos, la presencia de las provincias es importante, Lima no es el Perú; tú tienes que tomarle el pulso a todo el país, y ¿dónde están los provincianos? Punto número tres, la selección del jurado está hecha para privilegiar determinadas tendencias, y cada vez existe menos participación de la pintura, porque hay más participación de instalaciones y arte conceptual, y alguna que otra fotografía. Eso es aquello que los críticos consideran contemporáneo; puede ser, y eso es lo que los chicos producen para un concurso que de antemano se sabe va privilegiar también. Entonces, al margen del jurado, de manera independiente yo creo que está muy bien, pero se debería diversificar con más miradas, con miradas discrepantes, y que haya debate. Creo que el concurso se puede salvar decapitando a la Alianza Francesa, o a la cabeza de la Alianza Francesa, y poniendo a una persona pensante para que reorganice el concurso.

Respecto a Centro de la Imagen, muchas veces sus profesores han ganado premios en concursos donde ellos son los organizadores, o están como jurado.

Pero quién tiene la culpa de que ellos hayan sido elegidos, y quién tiene la culpa de que se haya convocado a profesores. Mira, desde que yo estuve en Corriente Alterna nunca he aceptado participar como jurado en un concurso, para evitar esa suspicacia. Porque yo decía, si gana un chico de Corriente Alterna, lo primero que va a pasar es que ese chico se perjudique. Yo nunca lo acepté, no por mí, sino por los propios alumnos, porque automáticamente invalidaba el premio.  Yo no creo que Roberto Huarcaya, o cualquier otro profesor del Centro de la Imagen deba ser jurado; ellos deben abstenerse a cualquier tipo de concurso de fotografía. Eso está mal.

Mario Vargas Llosa escribió el libro Ojos bonitos, cuadros feos ¿De alguna forma te sentiste identificado con el personaje?

Te voy a decir. Mario Vargas Llosa escribió esa obra de teatro a partir de una crítica mía, que yo publiqué sobre una muestra en la galería Ivonne Briceño, entonces yo le di con palo, y le dije que los cuadros son muy feos pero que la chica tiene ojos bonitos, entonces, a partir de allí Vargas Llosa escribió la novela.  Digamos es una novela postmoderna sobre la crítica de arte. Que MVLL hizo una caricatura sí, a mí personalmente si me gustó la obra de teatro, pero no me sentí identificado para nada. Yo fui la inspiración de Vargas Llosa y él hizo lo que le dio la gana. Yo vi la obra montada por Hernán Romero y dirigida por el exministro de Cultura Luis Peirano; yo vi esa versión, después hubo varias obras más. Lo gracioso es que Hernán Romero actuaba de la forma como yo me paraba y caminaba, y como yo hablaba, porque fue deliberado. Lucho Peirano lo hizo así, y a mí sí me gustó; no soy yo, es un personaje de ficción, pero bacán que a partir de una crítica mía se haya hecho una obra de teatro.

Tenemos un Congreso de la República que debería promover leyes para difundir el arte y la cultura, pero eso no sucede.

Pero mira, cómo me preguntas eso si tú ves la manada de congresistas que son unas bestias; el Congreso da vergüenza. Después de tener una ministra de Cultura que era absolutamente inútil y que duró más de dos años, me refiero a Diana Álvarez-Calderón, acaso alguien la cuestionó. Su principal habilidad era pasar desapercibida. Qué hizo Diana Álvarez- Calderón, nos dejó el mamotreto del MUNA allí en Pachacamac, que es un museo pesimamente ubicado, y que no debe de construirse de ningún modo. Y tú crees realmente que a los gobiernos del Perú les interesa la cultura. Los únicos presidentes que yo conozco, y mira que yo no soy aprista, pero que le han dado importancia a la cultura han sido Belaunde y Alan García. Yo podré estar opuesto a Alan García que vive aquí detrás mío, pero tengo que reconocerle que fue el que hizo el Museo de la Nación y el que creó el Ministerio de Cultura, y La Casa de la Literatura Peruana. Ahora, Alan García es un hombre que se preocupa por la cultura, porque sí sabe la imagen que le da la cultura; yo no creo que ese sea el caso de Pedro Pablo Kuczynski.

¿Por más que sea primo de Godard?

Por más que sea primo de Godard, mi director de cine favorito. Creo que Kuczynski es un hombre con sensibilidad, pero el problema del ministerio de Cultura, es que cualquiera que ocupe ese cargo va a poder hacer muy poco, porque no tiene los recursos como para poder trabajar. Mientras no haya recursos pondrán a Dios ahí como ministro, y no podrá hacer nada.

Pero hay un “Salvador” que es del Solar…

Salvadorcito que a todo el mundo le cae bien, y que creo que es un buen muchacho, pero está fuera de sitio ahí. Ese ministerio necesita en primer lugar un hombre culto y que sea un buen administrador. Ese ministerio necesita contratar especialistas, yo personalmente le deseo lo mejor, pero no creo que Salvador del Solar sea el ministro de Cultura ideal que requiere este país. A Salvador del Solar le va pasar algo similar a lo que le pasó a Susana Baca, y a Salvador lo han puesto por la simpatía que él genera. En verdad le deseo lo mejor por el bien de todos. Además, el señor Jorge Nieto Montesinos tampoco era la persona indicada. Mientras los ministros se vayan poniendo por influencia, mientras que Kuczynski tenga personas con gran influencia como Susana de la Puente, esas cosas van a ocurrir. Tenemos gente con mayor peso y experiencia para ocupar un puesto similar. Ese ministerio es una carga tremenda, y a Salvador del Solar se lo van a comer crudo, a diferencia de Nieto Montesinos que pasó desapercibido, Salvador del Solar tiene notoriedad, y el Congreso sí se le puede tirar encima.

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Edwin Cavello Limas. Periodista y cinéfilo. Es CEO y director de la revista, radio y TV Lima Gris. Fue editor de la revista ONCE, Actualmente es columnista del diario La Razón, Editor de Cultura de Diario UNO y conductor del programa Lima Gris que se transmite por Radio Planicie 91.5.FM.

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Literatura

Petroperú presentará libros ganadores del Premio Copé 2023

Como parte de su compromiso con el fomento de la literatura peruana, Petroperú presentará cinco nuevas publicaciones en la Casa de la Literatura Peruana.

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Las obras premiadas en la XXI Bienal de Poesía y la IX Bienal de Novela del Premio Copé 2023 serán publicadas bajo el sello Ediciones Copé. Los títulos incluyen La memoria hila de Elma Murrugarra (Copé Oro en Poesía), Río dormido sobre escombros de memoria de Alejandro Mautino Guillén (Copé Plata en Poesía), Entre los límites de una vela de Alex Ramos Arancibia (Copé Bronce en Poesía), una antología de poemas finalistas y mencionados honoríficamente, así como la novela Los espectros de Christian Elguera (Copé Oro en Novela). Durante la presentación, los autores leerán fragmentos de sus obras, que serán analizados por los críticos Ricardo González Vigil y Luis Fernando Chueca.

El jurado de la Bienal destacó la variedad temática y la calidad expresiva de los libros seleccionados. La memoria hila fue elogiada por su estilo sutil y su fusión entre prosa y verso al abordar aspectos de la cultura peruana. Río dormido sobre escombros de memoria sobresale por su enfoque técnico y estilístico, estableciendo un diálogo entre la tradición y la modernidad. Entre los límites de una vela ofrece una mirada introspectiva sobre la existencia en el mundo actual. Por otro lado, Los espectros, de Christian Elguera, reconstruye episodios clave del siglo XX a partir de la figura de Eudocio Ravines, explorando los mecanismos del poder político con gran destreza narrativa.

Los libros están disponibles de forma gratuita en la Biblioteca Virtual de Petroperú (https://cultura.petroperu.com.pe/servicios/biblioteca-virtual/) y serán distribuidos en todo el país como parte del programa de apoyo a bibliotecas que promueve la empresa.

El Premio Copé, instaurado por Petroperú en 1979, es considerado el galardón literario más importante del país, consolidándose como un pilar en el impulso y difusión de la literatura nacional. Con esta iniciativa, la empresa renueva su compromiso con la cultura y la creación literaria en el Perú.


El evento se realizará el jueves 24 de abril a las 7:00 p. m., con ingreso libre.

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Cine

Murió el actor Val Kilmer

La estrella de Hollywood que interpretó soberbios papeles en las películas Top Gun, Heat, Batman Forever y The Doors, y quien le rompió el corazón a la cantante Cher, vio menoscabada su salud y padeció un cáncer de garganta que le hizo perder la voz. Val Kilmer falleció rodeado de su familia y amigos.

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Durante la madrugada de este martes 1 de abril, murió por causa de una neumonía, Val Kilmer, actor estadounidense de 65 años de edad. La noticia fue confirmada por su hija Mercedes Kilmer en un comunicado difundido a medios estadounidenses.

Ovacionado por sus soberbias actuaciones en películas como Top Gun, Heat, Batman Forever y The Doors, Kilmer ha dejado sin aliento a los amantes del cine.

Como se recuerda, el actor fue diagnosticado con cáncer de garganta en 2014, enfermedad que le hizo perder la voz, pero de la que más tarde se recuperó.

Kilmer cobró gran notoriedad mundial en 1986, cuando dio vida al intrépido piloto Tom “Iceman” Kazansky en la película Top Gun, erigido como el principal rival de Maverick, el díscolo personaje interpretado por Tom Cruise.

Luego de encarnar a Jim Morrison, Val Kilmer requirió terapia

Una de las interpretaciones más memorables en la carrera de Val Kilmer fue su papel de Jim Morrison en la película The Doors (1991) de Oliver Stone.

“Ya poseía una voz similar a la de Morrison”, reporta Far Out Magazine, pero Kilmer “gastó varios miles de dólares para prepararse para el papel”, incluyendo perder una cantidad significativa de peso y ensayar música de The Doors todos los días en su casa, al norte de Santa Fe. El actor aprendió medio centenar de canciones del Rey Lagarto de memoria, 15 de las cuales interpretó en vivo para la película, y no necesitaron doblarlas con la voz del artista original.

La interpretación de Kilmer fue excepcional. Sin embargo, luego tuvo que recurrir a terapia psicológica después del rodaje porque no podía sacudirse de su personaje. Necesitaba ayuda extra para volver a su vida normal.

Tras conocerse la noticia de su fallecimiento, figuras de la industria cinematográfica expresaron su pesar y rindieron homenaje al legado de Kilmer. Por su parte, el director Michael Mann, quien trabajó con Kilmer en ‘Heat’, remarcó su capacidad para encarnar personajes con una intensidad única. “Siempre me maravilló su rango y la brillante variabilidad dentro de su poderosa expresión como actor”, comentó Mann al medio The Hollywood Reporter.

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Pintura

Hoy se inaugura individual del maestro Galdos Rivas en Bellas Artes

A sus 92 años de edad, el ‘Mago del Color’ Enrique Galdos Rivas se reencuentra con los amantes de su arte en la muestra individual “Una Vida jugando con el color”, que reúne 62 obras realizadas durante casi siete décadas de carrera pictórica. La cita es en el centro de Lima, en el Centro Cultural de Bellas Artes.

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Hoy el círculo del arte en el Perú se viste de gala porque se inaugura la muestra individual más importante del año. Se trata del maestro pintor conocido como el ‘Mago del color’, Enrique Galdos Rivas. Artista, que a lo largo de su prolongada carrera ha ganado centenas de premios, tanto a nivel nacional, como internacional. 

El Centro Cultural de Bellas Artes presenta la exhibición: “Una Vida jugando con el color” del maestro Enrique Galdos Rivas, reciente ganador del premio “Lorenzo II Magnifico” en la XIV Bienal de Florencia. La muestra reúne 62 obras que reflejan más de 6 décadas de trayectoria del connotado artista, destacando su evolución, técnica y dominio del color.  Además, de su legado pictórico, se resalta su influencia como docente bellasartino y difusor del arte, dejando huella e inspirando a múltiples generaciones.

La muestra “Una Vida jugando con el color” se inaugura este 7 de marzo en el centro de Lima.

Galdos Rivas el inmortal

‘El mago del color’ Enrique Galdos Rivas ha cumplido 91 años de edad y continúa pintando como hace 75 años. En 1959 egresó de la promoción más histórica de la Escuela de Bellas Artes y ganó la medalla de oro. Durante mucho tiempo enseñó en su alma mater y formó a importantes pintores que hoy le rinden infinitos agradecimientos. —Dicen que nadie es profeta en su tierra—si recordamos que el Ministerio de Cultura se negó a premiarlo con los estímulos económicos y desechó su proyecto que buscaba entregar su casa como museo, y prefirieron darle el incentivo pecuniario al proyecto “Mi cuerpa, mis reglas”.

Si bien un sector de la crítica siempre admiró al irreverente Galdos desde el ‘backstage’, tampoco le brindaron primeras planas, como sí lo hacían con otros artistas del ‘circulito’ elitista: “En los años ’65 y ’66 gané dos premios y esos premios los expusieron en el mismo lugar del diario El Comercio; entonces, yo dije: “Esta es mi respuesta a estos señores críticos que me tratan mal”. La genialidad del maestro traspasó fronteras internacionalmente y le rinden honores en el mundo entero, porque sus obras son exhibidas en bienales, festivales, ferias de arte y exposiciones privadas; no por algo, la crítica internacional lo ha reseñado en más de 40 publicaciones mundiales: “Con Galdos, el arte peruano contemporáneo se abrió el camino de una geometralidad más humanizada en el arte, de tonalidades vivas”.

Apenas hace unos meses en la XIV edición de la Bienal de Florencia, fue recibido con honores y le otorgaron el Premio ‘Lorenzo Il Magnifico’ a la Trayectoria, por su contribución a la cultura mundial. Galdos, además de ser un magnífico cantor de tangos y boleros, es un artista excelso, académico, iconoclasta, retador y sobre todo vigente. Talvez lo más grandioso de sus obras recae en la cromática excepcional que solo él sabe lograr. Los colores de sus trabajos no solo son mágicos, trasgresores y diáfanos. Además, trasmiten emociones y se asemejan a los gobelinos texturados gracias al empaste de sus magníficas pinceladas.

“Yo nunca he querido morir como todo el mundo, pero siempre hablo de la muerte y hasta me gusta hacer chistes: que yo ya estoy muerto”. No maestro Galdos… tú nunca morirás, porque ya eres inmortal.

(Columna publicada el 15 de julio de 2024 por nuestro editor Luis Felipe Alpaca, en Diario UNO).

Galdos Rivas el inmortal.

El dato:

Exposición individual: “Una Vida jugando con el color”

Artista-maestro: Enrique Galdos Rivas.

Inauguración: viernes 07 de marzo de 2025.

Hora: 7:00 p.m.

Lugar: Centro Cultural de Bellas Artes. Jirón Huallaga 402-426. Cercado de Lima.

La muestra va del viernes 07, hasta el jueves 27 de marzo de 2025.

Ingreso libre.El dato:

Exposición individual: “Una Vida jugando con el color”

Artista-maestro: Enrique Galdos Rivas.

Inauguración: viernes 07 de marzo de 2025.

Hora: 7:00 p.m.

Lugar: Centro Cultural de Bellas Artes. Jirón Huallaga 402-426. Cercado de Lima.

La muestra va del viernes 07, hasta el jueves 27 de marzo de 2025.

Ingreso libre.

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Cine

El ganador del Óscar, Gene Hackman, su esposa y su perro aparecieron sin vida

El legendario actor, escritor y pintor de 95 años, Gene Hackman, y su esposa la pianista clásica Betsy Arakawa de 63 años perdieron la vida en su casa de Nuevo México.

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Eugene Allen Hackman, más conocido como Gene Hackman, actor de 95 años que participó en más de un centenar de películas y que gracias a una prolífica carrera cinematográfica se hizo acreedor de dos premios Oscar, fue hallado muerto, junto a su mujer, la pianista Betsy Arakawa, de 63 años, y al perro de ambos, esta madrugada en su casa en Santa Fe, en Nuevo México, según confirmó la oficina del sheriff del condado local.

El actor ganador de dos premios Óscar junto a su esposa Betsy Arakawa.

Aún no se confirma las causas de su fallecimiento, aunque no se deduce que haya sido un acto delincuencial, sostuvo la portavoz de la oficina del sheriff del condado de Santa Fe, Denise Womack-Ávila.

Cómo olvidar los innumerables papeles que interpretó Hackman quien además de hacerse acreedor de dos premios Óscar, también ganó cuatro Globos de Oro, y dos Premios Bafta. Sin embargo, cautivó con su personaje del reverendo Frank Scott, un líder fraterno y generoso que salvó a casi toda la tripulación de un trasatlántico, en la icónica cinta ‘La Aventura del Poseidón’ (1972).

Gene Hackman con Shelley Winter en ‘La Aventura del Poseidón’.

Asimismo, su rol del irreverente villano Lex Luthor en la saga de películas de “Superman” de los años 70 y 80, lo convirtieron en un icono del cine. 

Según la opinión de Elizabeth, la segunda hija del famoso actor, lo que habría causado la muerte de su padre y su mujer, sería la inhalación de gases tóxicos; sin embargo, aún no se ha informado oficialmente las causas del deceso.  

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Cine

El segundo acto, de Quentin Dupieux (2024)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Las comedias son (sirven)… para estar o para ser ligero, o como se dice -expresión un tanto desagradable, o completamente desagradable- ‘para no pensar´. La voz nihilista – conformista dice: para qué pensar, si nada, a estas alturas, tiene ya ninguna solución. O las comedias pueden usarse para que, sin pensarlo, uno se vea obligado, o estimulado, a pensar (esto es, la idea de que pensar es verse forzado a hacerlo). O sea que pensar, según cómo se endulce o adorne o con qué se mezcle, puede no ser tan desagradable. ¿Es que ya no hay gusto por el pensamiento?

Ya ven. Ideas más o menos idiotas de lo que es una comedia, o de lo que son las películas. Cómicas o no. Y qué es una película. Por qué necesitamos películas. Ya que, si es todo una farsa, una ficción, un fingimiento, qué hay que hacer. Abandonar, sí, abandonar la ficción. Y para siempre. Y con sublime alegría. Como quien se libera de un hechizo. De una enfermedad. De una cobardía. De una droga. De una maldición. Como intenta uno de los personajes en la película, un personaje que actúa de actor y que en ese momento actúa de un actor que ya no quiere ser actor. Claro: y cuándo cualquiera deja de actuar… Actor: ser totalmente banal que le da la espalda a la sagrada y grave, urgente y trágica realidad. Pero, un momento. ¿Se puede? ¿Están las líneas divisorias tan claras? Es decir: cuál es la relación de las películas con lo que llamamos ‘lo real’.

En El segundo acto se explicita lo que suele callarse. El espectáculo, el entretenimiento, ocultan el vacío, el vértigo. Es e chiste de la cebolla: capa tras capa… y no hay centro, no hay nada. ¿Por qué razón tanta gente dedica su vida a esto, de un lado y del otro? O no hay razón alguna para la ficción. O la razón es la diversión. Y si incluye la crítica… Uy, la gente quiere soñar, escapar de su triste realidad tan insuficiente. ¿Pero están seguros de cuál es su realidad? El arte, el sueño, la imaginación, la ficción, pone en duda lo que abrazamos, ingenuos o desesperados, como lo real. La jocosa, tonta, astuta, constante desestabilización en la que nos mete El segundo acto, nos reconecta con la complejidad.

Película

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Literatura

«Un cadáver sobre la ciudad», por Ricardo Piglia

Un texto del libro Formas breves, del escritor y crítico literario argentino.

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Una tarde Juan C. Martini Real me mostró una serie de fotos del velorio de Roberto Arlt. La más impresionante era una toma del féretro colgado en el aire con sogas y suspendido sobre la ciudad. Habían armado el ataúd en su pieza, pero tuvieron que sacarlo por la ventana con aparejos y poleas porque Arlt era demasiado grande para pasar por el pasillo.

Ese féretro suspendido sobre Buenos Aires es una buena imagen del lugar de Arlt en la literatura argentina. Murió a los cuarenta y dos años y siempre será joven y siempre estaremos sacando su cadáver por la ventana. El mayor riesgo que corre hoy su obra es el de la canonización. Hasta ahora su estilo lo ha salvado de ir a parar al museo: es difícil neutralizar esa escritura, se opone frontalmente a la norma de hipercorrección que define el estilo medio de nuestra literatura.

Hay un extraño desvío en el lenguaje de Arlt, una relación de distancia y de extrañeza con la lengua materna, que es siempre la marca de un gran escritor. En este sentido nadie es menos argentino que Arlt (nadie más contrario a la «tradición argentina»): el que escribe es un extranjero, un recién llegado que se orienta con dificultad en el vértigo de una ciudad desconocida. Paradójicamente, la realidad se ha ido acercando cada vez más a la visión «excéntrica» de Roberto Arlt. Su obra puede leerse como una profecía: más que reflejar la realidad, sus libros han terminado por cifrar su forma futura.

Los relatos de Arlt (y en especial los extraordinarios cuentos africanos, que son uno de los puntos más altos de nuestra literatura) confirman que Arlt buscó siempre la narración en las formas duras del melodrama y en los usos populares de la cultura (los libros de divulgación científica, los manuales de sexología, las interpretaciones esotéricas de la Biblia, los relatos de viajes a países exóticos, las viejas tradiciones narrativas orientales, los casos de la crónica policial). La fascinación del relato pasa por el cine de Hollywood y el periodismo sensacionalista. La cultura de masas se apropia de los acontecimientos y los somete a la lógica del estereotipo y del escándalo. Arlt convierte ese espectáculo en la materia de sus textos. Sus relatos captan el núcleo paranoico del mundo moderno: el impacto de las ficciones públicas, la manipulación de la creencia, la invención de los hechos, la fragmentación del sentido, la lógica del complot.

Arlt es el más contemporáneo de nuestros escritores. Su cadáver sigue sobre la ciudad. La poleas y las cuerdas que lo sostienen forman parte de las máquinas y de las extrañas invenciones que mueven su ficción hacia el porvenir.

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Literatura

«La abeja haragana» de Horacio Quiroga

Un cuento del escritor uruguayo publicado en su libro «Cuentos de la selva».

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Había una vez en una colmena una abeja que no quería trabajar, es decir, recorría los árboles uno por uno para tomar el jugo de las flores; pero en vez de conservarlo para convertirlo en miel, se lo tomaba del todo.

Era, pues, una abeja haragana. Todas las mañanas apenas el sol calentaba el aire, la abejita se asomaba a la puerta de la colmena, veía que hacía buen tiempo, se peinaba con las patas, como hacen las moscas, y echaba entonces a volar, muy contenta del lindo día. Zumbaba muerta de gusto de flor en flor, entraba en la colmena, volvía a salir, y así se lo pasaba todo el día mientras las otras abejas se mataban trabajando para llenar la colmena de miel, porque la miel es el alimento de las abejas recién nacidas.

Como las abejas son muy serias, comenzaron a disgustarse con el proceder de la hermana haragana. En la puerta de las colmenas hay siempre unas cuantas abejas que están de guardia para cuidar que no entren bichos en la colmena. Estas abejas suelen ser muy viejas, con gran experiencia de la vida y tienen el lomo pelado porque han perdido todos los pelos al rozar contra la puerta de la colmena.

Un día, pues, detuvieron a la abeja haragana cuando iba a entrar, diciéndole:

—Compañera: es necesario que trabajes, porque todas las abejas debemos trabajar.

La abejita contestó:

—Yo ando todo el día volando, y me canso mucho.

—No es cuestión de que te canses mucho —respondieron—, sino de que trabajes un poco. Es la primera advertencia que te hacemos.

Y diciendo así la dejaron pasar.

Pero la abeja haragana no se corregía. De modo que a la tarde siguiente las abejas que estaban de guardia le dijeron:

—Hay que trabajar, hermana.

Y ella respondió en seguida:

—¡Uno de estos días lo voy a hacer!

—No es cuestión de que lo hagas uno de estos días —le respondieron—, sino mañana mismo. Acuérdate de esto. Y la dejaron pasar.

Al anochecer siguiente se repitió la misma cosa. Antes de que le dijeran nada, la abejita exclamó:

—¡Si, sí, hermanas! ¡Ya me acuerdo de lo que he prometido!

—No es cuestión de que te acuerdes de lo prometido —le respondieron—, sino de que trabajes. Hoy es diecinueve de abril. Pues bien: trata de que mañana veinte, hayas traído una gota siquiera de miel. Y ahora, pasa.

Y diciendo esto, se apartaron para dejarla entrar.

Pero el veinte de abril pasó en vano como todos los demás. Con la diferencia de que al caer el sol el tiempo se descompuso y comenzó a soplar un viento frío.

La abejita haragana voló apresurada hacia su colmena, pensando en lo calentito que estaría allá adentro. Pero cuando quiso entrar, las abejas que estaban de guardia se lo impidieron.

—¡No se entra! —le dijeron fríamente.

—¡Yo quiero entrar! —clamó la abejita—. Esta es mi colmena.

—Esta es la colmena de unas pobres abejas trabajadoras le contestaron las otras—. No hay entrada para las haraganas.

—¡Mañana sin falta voy a trabajar! —insistió la abejita.

—No hay mañana para las que no trabajan— respondieron las abejas, que saben mucha filosofía.

Y diciendo esto la empujaron afuera.

La abejita, sin saber qué hacer, voló un rato aún; pero ya la noche caía y se veía apenas. Quiso cogerse de una hoja, y cayó al suelo. Tenía el cuerpo entumecido por el aire frío, y no podía volar más.

Arrastrándose entonces por el suelo, trepando y bajando de los palitos y piedritas, que le parecían montañas, llegó a la puerta de la colmena, al tiempo que comenzaban a caer frías gotas de lluvia.

—¡Ay, mi Dios! —clamó la desamparada—. Va a llover, y me voy a morir de frío. Y tentó entrar en la colmena.

Pero de nuevo le cerraron el paso.

—¡Perdón! —gimió la abeja—. ¡Déjenme entrar!

—Ya es tarde —le respondieron.

—¡Por favor, hermanas! ¡Tengo sueño!

—Es más tarde aún.

—¡Compañeras, por piedad! ¡Tengo frío!

—Imposible.

—¡Por última vez! ¡Me voy a morir! Entonces le dijeron:

—No, no morirás. Aprenderás en una sola noche lo que es el descanso ganado con el trabajo. Vete.

Y la echaron.

Entonces, temblando de frío, con las alas mojadas y tropezando, la abeja se arrastró, se arrastró hasta que de pronto rodó por un agujero; cayó rodando, mejor dicho, al fondo de una caverna.

Creyó que no iba a concluir nunca de bajar. Al fin llegó al fondo, y se halló bruscamente ante una víbora, una culebra verde de lomo color ladrillo, que la miraba enroscada y presta a lanzarse sobre ella.

En verdad, aquella caverna era el hueco de un árbol que habían trasplantado hacía tiempo, y que la culebra había elegido de guarida.

Las culebras comen abejas, que les gustan mucho. Por eso la abejita, al encontrarse ante su enemiga, murmuró cerrando los ojos:

—¡Adiós mi vida! Esta es la última hora que yo veo la luz.

Pero con gran sorpresa suya, la culebra no solamente no la devoró, sino que le dijo: —¿qué tal, abejita? No has de ser muy trabajadora para estar aquí a estas horas.

—Es cierto —murmuró la abeja—. No trabajo, y yo tengo la culpa.

—Siendo así —agregó la culebra, burlona—, voy a quitar del mundo a un mal bicho como tú. Te voy a comer, abeja.

La abeja, temblando, exclamo entonces: —¡No es justo eso, no es justo! No es justo que usted me coma porque es más fuerte que yo. Los hombres saben lo que es justicia.

—¡Ah, ah! —exclamó la culebra, enroscándose ligero —. ¿Tú crees que los hombres que les quitan la miel a ustedes son más justos, grandísima tonta?

—No, no es por eso por lo que nos quitan la miel —respondió la abeja.

—¿Y por qué, entonces?

—Porque son más inteligentes.

Así dijo la abejita. Pero la culebra se echó a reír, exclamando:

—¡Bueno! Con justicia o sin ella, te voy a comer, apróntate.

Y se echó atrás, para lanzarse sobre la abeja. Pero ésta exclamó:

—Usted hace eso porque es menos inteligente que yo.

—¿Yo menos inteligente que tú, mocosa? —se rió la culebra.

—Así es —afirmó la abeja.

—Pues bien —dijo la culebra—, vamos a verlo. Vamos a hacer dos pruebas. La que haga la prueba más rara, ésa gana. Si gano yo, te como.

—¿Y si gano yo? —preguntó la abejita.

—Si ganas tú —repuso su enemiga—, tienes el derecho de pasar la noche aquí, hasta que sea de día. ¿Te conviene?

—Aceptado —contestó la abeja.

La culebra se echó a reír de nuevo, porque se le había ocurrido una cosa que jamás podría hacer una abeja. Y he aquí lo que hizo:

Salió un instante afuera, tan velozmente que la abeja no tuvo tiempo de nada. Y volvió trayendo una cápsula de semillas de eucalipto, de un eucalipto que estaba al lado de la colmena y que le daba sombra.

Los muchachos hacen bailar como trompos esas cápsulas, y les llaman trompitos de eucalipto.

—Esto es lo que voy a hacer —dijo la culebra—. ¡Fíjate bien, atención!

Y arrollando vivamente la cola alrededor del trompito como un piolín la desenvolvió a toda velocidad, con tanta rapidez que el trompito quedó bailando y zumbando como un loco.

La culebra se reía, y con mucha razón, porque jamás una abeja ha hecho ni podrá hacer bailar a un trompito. Pero cuando el trompito, que se había quedado dormido zumbando, como les pasa a los trompos de naranjo, cayó por fin al suelo, la abeja dijo:

—Esa prueba es muy linda, y yo nunca podré hacer eso.

—Entonces, te como —exclamó la culebra.

—¡Un momento! Yo no puedo hacer eso: pero hago una cosa que nadie hace.

—¿Qué es eso?

—Desaparecer.

—¿Cómo? —exclamó la culebra, dando un salto de sorpresa—. ¿Desaparecer sin salir de aquí?

—Sin salir de aquí.

—¿Y sin esconderte en la tierra?

—Sin esconderme en la tierra.

—Pues bien, ¡hazlo! Y si no lo haces, te como en seguida — dijo la culebra.

El caso es que mientras el trompito bailaba, la abeja había tenido tiempo de examinar la caverna y había visto una plantita que crecía allí. Era un arbustillo, casi un yuyito, con grandes hojas del tamaño de una moneda de dos centavos.

La abeja se arrimó a la plantita, teniendo cuidado de no tocarla, y dijo así:

—Ahora me toca a mí, señora culebra. Me va a hacer el favor de darse vuelta, y contar hasta tres. Cuando diga «tres», búsqueme por todas partes, ¡ya no estaré más!

Y así pasó, en efecto. La culebra dijo rápidamente:» uno…, dos…, tres», y se volvió y abrió la boca cuan grande era, de sorpresa: allí no había nadie. Miró arriba, abajo, a todos lados, recorrió los rincones, la plantita, tanteó todo con la lengua. Inútil: la abeja había desaparecido.

La culebra comprendió entonces que, si su prueba del trompito era muy buena, la prueba de la abeja era simplemente extraordinaria. ¿Qué se había hecho?, ¿dónde estaba?

No había modo de hallarla.

—¡Bueno! —exclamó por fin—. Me doy por vencida. ¿Dónde estás?

Una voz que apenas se oía —la voz de la abejita— salió del medio de la cueva.

—¿No me vas a hacer nada? —dijo la voz—. ¿Puedo contar con tu juramento?

—Sí —respondió la culebra—. Te lo juro. ¿Dónde estás?

—Aquí —respondió la abejita, apareciendo súbitamente de entre una hoja cerrada de la plantita.

¿Qué había pasado? Una cosa muy sencilla: la plantita en cuestión era una sensitiva, muy común también aquí en Buenos Aires, y que tiene la particularidad de que sus hojas se cierran al menor contacto. Solamente que esta aventura pasaba en Misiones, donde la vegetación es muy rica, y por lo tanto muy grandes las hojas de las sensitivas. De aquí que, al contacto de la abeja, las hojas se cerraran, ocultando completamente al insecto.

La inteligencia de la culebra no había alcanzado nunca a darse cuenta de este fenómeno; pero la abeja lo había observado, y se aprovechaba de él para salvar su vida.

La culebra no dijo nada, pero quedó muy irritada con su derrota, tanto que la abeja pasó toda la noche recordando a su enemiga la promesa que había hecho de respetarla.

Fue una noche larga, interminable, que las dos pasaron arrimadas contra la pared más alta de la caverna, porque la tormenta se había desencadenado, y el agua entraba como un río adentro.

Hacía mucho frío, además, y adentro reinaba la oscuridad más completa. De cuando en cuando la culebra sentía impulsos de lanzarse sobre la abeja, y ésta creía entonces llegado el término de su vida.

Nunca, jamás, creyó la abejita que una noche podría ser tan fría, tan larga, tan horrible. Recordaba su vida anterior, durmiendo noche tras noche en la colmena, bien calentita, y lloraba entonces en silencio.

Cuando llegó el día, y salió el sol, porque el tiempo se había compuesto, la abejita voló y lloró otra vez en silencio ante la puerta de la colmena hecha por el esfuerzo de la familia. Las abejas de guardia la dejaron pasar sin decirle nada, porque comprendieron que la que volvía no era la paseandera haragana, sino una abeja que había hecho en sólo una noche un duro aprendizaje de la vida.

Así fue, en efecto. En adelante, ninguna como ella recogió tanto polen ni fabricó tanta miel. Y cuando el otoño llegó, y llegó también el término de sus días, tuvo aún tiempo de dar una última lección antes de morir a las jóvenes abejas que la rodeaban:

—No es nuestra inteligencia, sino nuestro trabajo quien nos hace tan fuertes. Yo usé una sola vez de mi inteligencia, y fue para salvar mi vida. No habría necesitado de ese esfuerzo, sí hubiera trabajado como todas. Me he cansado tanto volando de aquí para allá, como trabajando. Lo que me faltaba era la noción del deber, que adquirí aquella noche. Trabajen, compañeras, pensando que el fin a que tienden nuestros esfuerzos —la felicidad de todos— es muy superior a la fatiga de cada uno. A esto los hombres llaman ideal, y tienen razón. No hay otra filosofía en la vida de un hombre y de una abeja.

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Cine

A los 78 años de edad fallece el destacado cineasta David Lynch [VIDEO]

Director realizó películas de culto como “Mulholland Drive” o “Blue Velvet”, o la surrealista serie para televisión “Twin Peaks”.

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Cuando tenemos que hablar de leyendas del cine, aquellos directores que pueden plasmar en una filmación de aproximadamente dos horas toda su magnífica imaginación, es imposible dejar de mencionar al cineasta norteamericano David Lynch, quien lamentablemente falleciera producto de una severa enfermedad que lo tuvo varios meses postrado.

“Nosotros, su familia, anunciamos con tristeza honda el fallecimiento del hombre y artista David Lynch», compartieron sus familiares por la tarde en un mensaje en Facebook. «Hay un gran agujero en el mundo ahora, cuando ya no está entre nosotros. Pero como él decía: ‘Mantén la mirada en el donut, no en el agujero’”.

Sus familiares más cercanos no brindaron mayores detalles sobre su partida, sin embargo, en agosto del año pasado, el propio director anunciaba que padecía de un enfisema pulmonar producto de décadas de consumo de tabaco.

“He disfrutado mucho del cigarrillo”, escribió el director de vanguardia, “pero tengo que pagar un precio por eso que disfruté. Y el precio es un enfisema”. “Apenas puedo cruzar la habitación”, reconoció en noviembre del año pasado”, agregando “es como si caminara con una bolsa de plástico atada a la cabeza”, confesó para la revista People.

fuente: el universal.

Lynch comenzó su carrera como pintor antes de incursionar en el cine, con cortometrajes animados y de acción real. Su primer largometraje, Eraserhead (1977), se convirtió en un clásico de culto en el circuito de proyecciones de medianoche. Esta obra, realizada durante cinco años, llamó la atención de Mel Brooks, quien contrató a Lynch para dirigir The Elephant Man (1980). Este drama sobre John Merrick, un hombre deformado que vivió en la Inglaterra victoriana, recibió ocho nominaciones a los Premios Óscar, incluyendo mejor director para Lynch.

A pesar de este éxito, su carrera tuvo altibajos. En 1984 dirigió Dune, una adaptación del clásico de ciencia ficción de Frank Herbert que fue un fracaso comercial y crítico. Sin embargo, Lynch se recuperó con Blue Velvet (1986), un relato inquietante sobre el lado oscuro de una pequeña ciudad estadounidense, y con Wild at Heart (1990), que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

Oscura y aclamada serie «Twin Peaks». Foto: ABC.

En televisión, Lynch revolucionó la narrativa con Twin Peaks (1990), creada junto a Mark Frost. La serie, que seguía la investigación del asesinato de la estudiante Laura Palmer, introdujo temas tabúes y elementos sobrenaturales en la televisión de horario estelar, obteniendo 14 nominaciones a los Premios Emmy en su primera temporada. Aunque perdió audiencia en su segundo año, Twin Peaks mantuvo un culto de seguidores que impulsó una película precuela (Twin Peaks: Fire Walk With Me, 1992) y un renacimiento en 2017 con una tercera temporada en Showtime.

Entre sus otras obras destacadas se encuentran Lost Highway (1997), The Straight Story (1999) y Mulholland Drive (2001), esta última considerada una de sus películas más aclamadas y por la que recibió una nominación al Óscar como mejor director.

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