Por: Umberto Jara
La caída de Agustín Lozano Saavedra y el directorio de la Federación Peruana de Fútbol (FPF), abre la esperanza de recuperar al destruido fútbol peruano. Sin embargo, por el momento, todavía se mantiene la impunidad por un hecho insólito que debe ser corregido de inmediato.
Se ha difundido, como algo normal, la noticia de que el nuevo presidente de la FPF es Arturo Ignacio Ríos Ibáñez, quien, por ser vicepresidente, asumió la titularidad de la institución. Se está olvidando que se trata de un acto de desafiante impunidad porque Arturo Ríos está sindicado por el fiscal Juan Alberto Orihuela, como miembro de la organización criminal liderada por Agustín Lozano. Más aún, el mismo día de la detención de Lozano, la casa de Ríos fue allanada.
Resulta que, según informes periodísticos, Arturo Ríos junto a Luis Duarte, Raúl Bao, Juan Dupuy y Osías Ramírez han asumido la conducción de la FPF. Lo insólito es que todos ellos están sujetos a investigación acusados por los delitos de Organización Criminal; Fraude en la Administración de Persona Jurídica, Corrupción en el ámbito privado, Coacción y Extorsión.
En un acto de impunidad y burla al país, los cómplices de Lozano acusados por la fiscalía, pretenden seguir manejando la FPF en lugar de renunciar a sus cargos y ponerse a disposición de las autoridades.
Arturo Ríos está desafiando a la fiscalía que lo investiga y tendrá que ser detenido porque ha incurrido en la causal de obstrucción a la justicia ya que, al ponerse a la cabeza de la FPF, está en posibilidad de acceder y ocultar información y documentación que corresponde a una entidad, la FPF, que está sometida a investigación.
Igual suerte de prisión van a correr quienes, de manera torpe, lo están secundando a sabiendas de que están bajo investigación fiscal. En efecto, al revisar las 664 páginas del sólido expediente que está a cargo del juez Concepción Carhuancho, se encuentran las pruebas de los delitos cometidos por Arturo Ríos el «nuevo» presidente de la FPF y su “nuevo» directorio.
La actitud delictiva de Ríos no debe sorprender. Es socio de fechorías de Agustín Lozano, quien lo designó como su vice-presidente en la FPF. De acuerdo a la investigación fiscal en curso, Ríos, como titular del club Atlético Grau de Piura, recibió decenas de miles de dólares mensuales que salían de la tesorería de la FPF sin que exista ningún sustento sobre su destino.
Cabe recordar que Ríos fue protagonista de una historia deplorable. En julio del año 2022, se tuvo que negociar la continuidad de Ricardo Gareca como técnico de la selección peruana. Al interior de La Videna tomaron la decisión de cancelar al DT argentino pero como no podían hacer tal anuncio porque las críticas habrían sido unánimes, montaron el show de “negociar con Gareca”.
Quienes conocemos de cerca ese episodio sabemos que a Buenos Aires viajaron Agustín Lozano, Jean Marcel Robilliard, secretario de la FPF; José Carlos Isla Montaño, dirigente del Juan Aurich, club en la quiebra y en segunda división; y Arturo Ignacio Ríos Ibáñez, presidente del modestísimo club Atlético Grau de Piura. Vaya nivel de los negociadores: todos miembros de la banda de Lozano.
Se alojaron en el lujoso hotel Hilton Buenos Aires, ubicado en el exclusivo barrio de Puerto Madero. A la negociación con Gareca no se asomó Lozano porque se fue de shopping con la tarjeta de crédito de la FPF. En la primera reunión, los “negociadores” Ríos, Isla y Robilliard partieron con una propuesta absurda: reducción del 40% del salario y anulación de premios por logros a conseguir.
Hubo una segunda negociación y los supuestos negociadores insistieron en su postura y añadieron la exigencia de reducir a los integrantes del comando técnico. Todo esto, además, con una actitud prepotente a cargo de Arturo Ríos. El abogado de Gareca, Mario Cupelli, entendió que el mensaje era: “Queremos que se vaya Gareca” y todo terminó. Lozano celebró con sus cómplices lo que buscaban: ya se podían apropiar de los millones de dólares que dejaba la salida de Gareca.
En la noche del 16 de julio de 2022 cuando los periodistas abordaron a Ríos en el aeropuerto Jorge Chávez preguntándole: “¿Por qué fracasó la negociación?”, Ríos, cubierto con una mascarilla, respondió con su estilo altanero: “No hay ningún fracaso, ni nada”. Era cierto. No había nada: llegaron como técnicos Reynoso y Fossati y el Perú marcha en el penúltimo lugar en las eliminatorias.
¿Cuál ha sido el destino de los decapitadores del ciclo Gareca? Agustín Lozano, Jean Marcel Robilliard y José Carlos Isla Montaño, hoy están presos. Arturo Ríos deberá tener el mismo destino.
Por ahora, Ríos —“nuevo” presidente de la FPF y su “nuevo” directorio— han tenido la desfachatez de publicar un comunicado señalando que “las actividades y compromisos de la FPF continúan desarrollándose sin interrupciones” y el párrafo final es una abierta burla al fiscal Juan Alberto Orihuela y al juez Concepción Carhuancho. Dice: “La FPF continuará colaborando con el Ministerio Público, como se ha venido haciendo desde la apertura de esta investigación, confiando en el esclarecimiento de los hechos que son de público conocimiento”.
Es decir, los cómplices de Lozano, acusados, junto a él, de formar parte de una organización criminal, siguen a cargo de la FPF y le anuncian a las autoridades y al país que “seguirán colaborando”. Los delincuentes no colaboran, se someten a la justicia y tampoco pueden seguir manejando la institución que han saqueado.
Esta actitud es otra muestra de que Agustín Lozano montó una auténtica Organización Criminal. En los días siguientes, las autoridades tendrán que seguir actuando.