HOLA MAGA
Espero te encuentres bien, lo siento por la demora, es que he estado en miles de vueltas y sin internet, teniendo que entrar a cabinas y toda la cosa…
Espero que te hayas recuperado de esa gripe, siii…
Con Suang y Oscar (su amigo), súper bien!!! Me llamaron dos días después de navidad, ya me había echado al dolor con su llegada y me disponía aprovechar a leer furiosamente unas obras de William Faulkner y John Fante, que había traído en el viaje.
Abriendo casi un paréntesis, mi navidad la pase muy bien, feliz con mi familia que no veía hace mucho tiempo, mis sobrinos y mi mamá, junto a mis hermanas. Cierro mi pseudo paréntesis.
¿Suang? muy querida, la fui a ver a la comisaría de Piura donde me estaba esperando con Oscar, la vi y la reconocí de inmediato, nos fuimos para mi casa, le presenté a mi mamá y mis sobrinos y tomamos juntos desayuno. Conociéndonos, charlando, le cayó muy bien a mi familia. Mi mamá los terminó adorando.
Tanto así, que ya estoy en Lima y ellos han dejado sus cosas en mi casa, para la vuelta a Colombia. Mi mamá es muy buena onda con los invitados, mis amigos sobre todo, y si tu llegas a ir algún día (como mi novia jo!) te tratará mejor… (claro, con algunas licencias por ser mi novia).
El jueves 30 nos fuimos de rumba con una amiga que había llegado de Londres y quería estrenar obsesivamente su vestido nuevo. No contábamos con mucho dinero, aunque yo tenía algunas reservas, pero nos hizo entrar a la disco más cara de Piura. Oscar se incomodó porque la entrada estaba 20 soles cada una y te daban una cerveza, nooo!! Ni si quiera eso, media… ¡qué va!, un miserable vasito de chela, la más cara de su vida, POBRE MAN. Estuvo con una cara de dos kilómetros hacia el cielo y yo tratando de aterrizarlo haciendo bromas sobre la cebada.
Lo bueno es que después se puso re vacan la cuestión, porque de ser cuatro, pasamos a ser un grupo grande, me encontré unos amigos de Lima, de mi universidad, y conocimos a unas chicas que estaban en la otra mesa y pepo (como con las canicas), nos juntamos…
Creo que Suang y Oscar son una especie de `aminovios´, y mi amiga recién bajadita de Londres, lo acaparó a Oscar durante casi toda la noche bailando. Claro que Suang muy fresca y relax. Me gustó mucho como persona. Tiene la manía de chuparse el dedo gordo mientras escucha atenta hablar a la otra persona, me trastocó el cerebro, literalmente hablando, y literariamente, le dije que me parecía Remedios “La bella”, salida a mares de Cien años de soledad, y ella feliz jo! (sin implicaciones afanadoras).
Salimos de esa rumba de 30 como a las cuatro de la mañana a seguir bebiendo, nos provocaba ahora un pisco, re peruano, acholado, puro, casi etílico, y nos fuimos a una licorería que abre 24 horas en el centro de Piura. Conversando en la entrada del local y preguntando sobre los precios y las calidades de pisco, se nos acercó un sujeto, al parecer de unos 40 y más años, muy amable. Le preguntó a Suang si era colombiana (obvio!!!), y bla bla bla!!! El hecho es que Pierre, como dijo llamarse, descendiente de franceses, nos invitó a su casa a pasar un momento agradable con música, comida y buena conversa.
Suang estaba prendida porque si no, me comentó después, no hubiese ido a la casa de Pierre.
En el camino mi amiga Pili no quiso ir y tuvimos que embarcarla en un taxi porque aquel sujeto no le daba buena espina. Después la llamamos a Pili para ver si había llegado bien.
Pierre es cheff, le invitó de cena a Suang un estofado de Pollo delicioso. Yo lo probé y estaba riquísimo. Después de esa cena tu amiga se quedó dormida, pero nos quedamos conversando Oscar, Pierre y yo de todo un poco.
La pasamos muy bien en casa de Pierre, tocaba el cajón peruano a la perfección. Aunque al final el cheff se puso un poco melancólico.
El 31, como te imaginarás después del pisco y todas las chelas y tragos que me había inyectado en el antro de la noche anterior, terminé con una resaca tan horrorosa que me imaginaba año nuevo en el comedor de mi casa leyendo o jugando ajedrez con mi mamá, Suang y Oscar. Pero mi hermana Gise, como a las seis de la tarde (dormimos todo el día), nos pregunto qué íbamos hacer, y le dije que nada. Nos propuso ir a Colán, una playa que está a 45 minutos de Piura, y terminó por cerrar su acto de seducción para pasar año nuevo con nosotros.
Fue chvre, le metimos platón —que chvre que le digan así, en Perú le decimos olla— todo el camino conversando con una pareja de señores que habían venido de Lima. En vez de platón parecía un ágora en miniatura. Imagínate, yoo!!!, pasar año nuevo con mi hermana, la solterona (la quiero muchísimo!!), nahhh que ver!! Pero así fue, casi de Ripley.
A las 10:30 llegamos a Paita, la provincia que comprende a Colán y nos asentamos como 20 personas a un restaurante de comida china, un chifa, a lo peruviano jo! deli!, a mi me gusta… terminamos de cenar 12 menos veinte y nos fuimos a Colán que se encuentra a un cuarto de hora.
¡Feliz año!
¡Happy new year!
¡bonne année!
¡glückliches Neujahr!
Pasamos el año nuevo en el platón, mientras bajábamos en neutro la pendiente y los fuegos artificiales se elevaban en el cielo para luego caer. Llegamos al minuto y nos cuadramos, bajamos de la camioneta, saltaron las uvas, se abrió espumoso el champan, me embargaron de abrazos (como 30, no sé de donde salió tanta gente), foto por aquí, más foto por allá, fue un cague de risa…
¿Colan? muy chvre, pero no disponíamos de mucho dinero, así que no podíamos entrar a ninguna de las mejores fiestas porque casi todas costaban $/.100 dolores (delirio) la pareja, así que compramos nuestros six pack y nos quedamos afuera, en las tiendas, que había mucha gente chupando, en shorts, sandalias, y gafas oakley a la media noche. Chibolos ebrios ya. Que pena (versión peruana: Lástima), que Colán se esté volviendo maleado; antes era un balneario muy bonito, las casas son como muelles, de madera, y debajo de ellas pasa el mar cuando la marea está alta. Uno lo puede ver desde los balcones.
Errantes y sin mucho dinero y con puro desechable en los antros veraniegos no nos quedó otra que juntarnos con el grupo de tíos que estaban con mi hermana.
A eso de las 2:30 a.m. nos fuimos a caminar por ahí, los tres, a dar la última vuelta; Oscar quería niñas, lindas, en bikini, y todas las nenas bellas estaban en las fiestas recontra caras que se veían detrás de las rejas. Entramos a varios sitios pero a ninguno le gustó. Era nuestra última vuelta y si no pasaba nada a dormir. Avanzamos unos pasos más allá y entramos a una casa que se oía buena música de año nuevo, la primera impresión era un patio grande, de cemento, vacío, con cuatro parlantes en cada esquina. Avanzamos robotizados hacia otro ambiente. Al fondo, en dirección al mar, una luz amarilla muy calidad relucía a través del hueco de la puerta y vimos algunos cuerpos moviéndose cuando empezamos a acercarnos.
Era una rumba media caleta, discreta, parecía una logia donde había buena música, no había comida gratis (lamentablemente), pero vendían alcohol, lo indispensable. Y lo prioritario era que había niñas bonitas solas, ¡soooolaaas!, a lo largo de un balcón de madera, como de 10 metros.
El balcón se encontraba en el segundo ambiente, donde se hallaban unos sillones, asientos, mesitas, poofs, regular gente y unas lámparas tejidas de paja que colgaban del techo mientras desprendían más luces cálidas.
La noche: maravillosa. Me hacía recordar cuando de niño agarraba cartulinas de color negro y les hacía centenas de huequitos para después pegarla en mi lamparilla de noche o colgarla sobre mi televisor encendido y mi cuarto completamente oscuro.
¿El mar? Que video, uuuffff!!! Creo que lo necesitaba (nos necesitábamos) después de mis eternos cinco minutos de fama. Ya no más…
Nos quedamos en el balcón, respirando, Oscar obsesionado en parecerse a un turista japonés clic, clic, clic; Suang bailando en su sitio y conversando al viento; a mí no me quedó más que seguir respirando mientras realizaba una inspección ocular del material a la vista, que estaba bueno, déjame decirte, como consta en las fotos de Oscar, que ya las ira a colgar en su Facebook.
Había un grupo de siete chicas solas alrededor de una mesa con un par de whiskies. Yo le conversaba a Oscar que se acercara, que las chicas peruvianas tratan muy bien al extranjero, sobre todo al colombiano. Vaya parce, usted sí que la hace ahí. ¡Usshh noooo marica! Compramos unas chelas, prendimos unos cigarrillos, nos quedamos conversando en el balcón mientras hacía algunos cálculos matemáticos, con el rabillo de los ojos, a la mesa de al lado.
Pasaron unos minutos sin hacer nada. Me sentía como un auto con el freno de mano en una pendiente. Estancado. A veces suelo ser muy reticente hasta medio tímido conmigo mismo. De pronto vi a un amigo de mi colegio, en un grupo al costado de las siete chicas del apocalipsis. Maquiné. Si me acercó a mi amigo con una chela, de paso que lo saludo y conversamos un rato, militarmente me voy a acercar a mi objetivo, y desde ahí puedo lanzar estratégicamente mis misiles sobre Berlín. Así que lo hice. Pensé un momento en que tendría que utilizar a mi amigo para justificar mi objetivo. A la shit!!! Es año nuevo. Todo por la causa.
Al final terminé por acercarme Maga. Me consagré. Hubo resistencias, claro, tenía que haberlas. Al final éramos un grupo de diez personas pasándola súper bien alrededor de una mesa, ocho mujeres alrededor de dos hombres. Champions!!! Aunque me veo en la obligación de decirte que (des) afortunadamente no paso nada con ninguna de las chicas… mmm!!!
Al final la pasé muy bien… me alegra mucho haber conocido a tus amigos, y haberlos acogido en mi casa. Suang es politóloga y Oscar es historiador, los dos de la Universidad Nacional de Colombia (a) La nacho, la San Marx colocha, así que te imaginarás las confrontaciones en saya cuatro que mantuvimos. Qué más Uribito. Y ahora que Santos. La fragmentada izquierda colombiana y algunos manotazos de ahogado del Polo Democrático. Hablamos de Santiago Roncagliolo (me terminó gustando Abril Rojo jo!) y el terrorismo en el Perú, Abimael Guzmán, muchas cosas.
Me gustaría que estés acá, estoy bien, descuida, tomado de la mano… si, no sé hasta cuando, me gusta, me gustas… que bien lo de la UBA, parece ser tu sueño, escritora de maestría, de cajón, de enajenada voluntad, Under academic pressure, tan solo no te alejes del verdadero sueño. Del oficio. De mí.