Escribe Gabriel Zamalloa
“Personas que quieren una experiencia más profunda e interesante, deberían jugar el Witcher 3.” – José Teixeira, artista VFX para Witcher 3, Entrevista para Newshub
Cuando salió el primer juego de la saga de Witcher, no fue nada espectacular. Tenía una historia interesante, pero era fofa en varias partes, el combate no inspiraba mucho y los gráficos dejaban mucho que desear. Pero hizo algo que muchos juegos no se atrevían hacer en ese entonces, contó una historia madura con consecuencias realistas. No fue el gran éxito, pero fue lo suficientemente exitoso para que haya una secuela.
Años después salió el Witcher 2: Asesinos de Reyes, el cual pulió todos aspectos del juego original hasta quedar con una obra que a la vez de poner en juicio los mecanismos de poder contemporáneos, trajo una experiencia divertida. Fue uno de esos éxitos de culto que se extrañaban de los 90s, donde ni los diseñadores, ni el desarrollador, tenían medio de arriesgarse, de incomodar, de pedirnos que cuestionemos.
Hace poco salió el Witcher 3, el cual cae en la trampa que caen muchas secuelas después de una entrega exitosa: se intenta satisfacer a un mayor público posible, dejando de lado lo que hacía único la saga. Si los gráficos son mejores, pero una historia que hace que uno cuestione la legitimidad de poder política, se convierte en un relato muchas veces un poco cursi, sobre las importancias de la figura de padre –institución que se encuentra en crisis– el combate estratégico se vuelve más táctico, perdiendo lo que lo hacía tan entretenido para empezar; y las locaciones aunque son una belleza para ver, no tienen el mismo aire autentico, raro y exótico que tenían los del Witcher 2.
La historia en el Witcher 2 yace sobre una pregunta clara: ¿qué es preferible? ¿Someterte a la autoridad absoluta de un orate o envolverte en la anarquía pura? El juego no intenta dar preferencia por alguno del otro, sino que se percate que los dos son más de lo mismo, con una autoridad indisputable tarde o temprano todo cae chaos y el imperio barbárico invade, con la falta de cualquier autoridad, todo está en chaos y el imperio barbárico invade. Te hace sentir que estas constantemente entre la espada y pared y te vas dando cuenta: alguna forma siempre estuviste ahí, sin buenas opciones, ni salidas, es un tema más estructural, de política y de manejo socio-económico, y tú eres un simple peón todo eso.
El Witcher 3 cuenta una historia mucha ligera, donde Geralt (el personaje del jugador), busca a Ciri (su hija adoptiva). En el camino conoce a toda clase de personajes que le ayudan o lo inhiben en su búsqueda. El problema viene cuando te das cuenta que las secuencias tienen altos tienen altos y bajos en calidad, además de ser una historia alargada más de la cuenta. Y más allá de eso no dice mucho sobre la figura del padre, más que deben apoyar a sus hijos o hijas en este caso. Tal vez si es que la institución del padre no estaría en crisis, esto pasaría piola, pero todo lo que hace es apoyar el statu quo paralizante.
Cabe mencionar que una secuencia si resalta por su calidad y es la del Baron Rojo, aquí el juego nos pregunta si una persona por terrible y dañina que sea, realmente se merece quedarse sin sus seres queridos. Y el motivo por cual funciona tan bien es porque no solo pon juicio a Geralt, sino al jugador también. Nos invita a pensar si debimos tratar a esos seres queridos de esa manera y que debemos hacer para recuperarlos. Y así el Baron Rojo por más repugnante que es, con la baba que se le chorea y vaso de whiskey en la mano, a punto de caerse, termina siendo una especie de metáfora de nuestro propio arrepentimiento y búsqueda de redención. No es en vano que Baron le pregunta a Geralt y a nosotros: “¿qué hubieras hecho tú?”
El combate en el Witcher 2 requiere de preparación, tenías elegir antes de la pelea que coacciones tomar, aceites ponerle a su espada y que bombas serían más útiles. Y en muchos casos estos dos implementos eran necesarios para ganar una pelea (por lo menos en dificultadas más difíciles lo eran). Todos eran limitados entonces estabas obligado pensar estratégicamente, no solo como pelear, sino deducir la mejor manera de prepárate antes de la pelea. Esto te hace actuar más precavido, ya que te da la sensación que realmente estas peligro. No solo eres un héroe musculoso que salva el día, sino héroe que debe sobrevivir y para hacerlo debes usar su cerebro.
En el Witcher 3, el combate es más simple: puedes aplicar posiciones y todo es una cuestión de tiempo. Ganar en la última entrega del Witcher, implica más bien saber cuándo debes bloquear, cuando debes atacar, cuando debes usar magia y cuando debes esquivar. Es como una especie de Dark Souls, sin ser tan prolijo en las mecánicas. Muchos cuando debiste esquivar un golpe porque diste el botón correcto, no esquivas, otras veces quieres atacar y Geralt se queda tieso. La mayoría de veces en Dark Souls pierdes porque hiciste un error, en el Witcher 3 a cambio, sueles perder por que el sistema hizo un error.
El Witcher 2, no solo cuenta con espacios inusuales, (como un campo de batalla de fantasmas, un pueblo de enanos en las alturas de una cordillera y una ciudadela elfo en ruinas en las cimas de una montaña), pero toma en cuenta con un estilo visual propio. Todo está viejo y carcomido, sin embargo aún funciona. Es como si los personajes en esta historia están atrapados en un mundo ya caducado, su tiempo ya paso, sin embargo, aun funciona por inercia.
El Witcher 3 a cambio (salvo algunas excepciones) intenta ser lo más pulcro y limpio posible. El resultado es algo que gozas al mirar, a pesar de ser un poco genérico, pero es un poco inconsistente con el mudo decadente en el cual habita. Es lugar donde los reyes deben ser asesinados por orates, emperadores intentan comprar a sus hijas con cofres de oro y naciones haces guerra tan solo por el hecho de conquistar. A fin de cuentas, no dice mucho el espacio más que los diseñadores quieren mostrar la capacidad gráfica del juego.
Y eses el problema cuando un juego se intenta venderse a todos los públicos al mismo tiempo. Todo se vuelve más genérico, más usual, más un lugar común. No cabe dudo el Witcher 3 es un juego entretenido, pero mucho más allá de eso. El Witcher 2 dice mucho más sobre el mundo que representa en un cuarto del tiempo. Y eso creo que lo que lo juegos deberían apuntar hacia, no solo mejor experiencia, sino que esa experiencia que pueda remitirse a lo real.