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Opinión

La presencia de Dante Lecca

Lee la columna de Julio Barco

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Cuando se habla de Áncash, todos hablamos de recuperar la voz de Juan Ojeda, pero pocos la de Dante Lecca. Sin duda, esta zona costeña-andina del Perú representa un gran bastión literario, con autores como Octavio Hinostroza (padre de Rodolfo), Óscar Colchado o, gente más joven, como Manuel Cerna o Mautino. Hablamos de una tradición que florece al pie del río Santa, que inspiró versos inolvidables a Heraud y de inolvidables nevados. En ese bosque simbólico, la obra de Lecca representa una ínsula extraña. Tras leer Cosecha de invierno (2023, ediciones Santa Tierra-Diario Real) -recopilación de toda su obra poética (15 poemarios), con más de 500 páginas-, tuve la dicha de encontrarme con una voz bohemia pero realista, con esa ternura del que se sabe lejos de la inocencia, pero la busca, la persigue entre las mareas que divagan, entre amores y cervezas.

     Su lírica nos recuerda a Jorge Teiller: una voz peregrina, lejos del Poder, buscando asir sentimientos banales con la hondura de un respirar propio. Su periplo principia con la obra Adolescere (1973), pasando por los bien logrados Oh cabeza clava de Chavín (2006) y Breve tratado de ternura (2015). Así, esta recopilación general nos pone en la mesa una obra consecuente y vasta. Con prólogo de Bethoven Medina, nos muestra toda su aventura poética a lo largo de cincuenta años: Tu carne huele a flores delicadas recién sacadas del invernadero /Enfermiza. Y te levanto. Y un pozo de fuego, a mis pies / se abre.

     Vemos que irrumpe en una década luminosa para la poesía peruana y seguramente a eso se deba su poca difusión, teniendo a figuras como los Hora Zero (Verástegui, JRR, Pimentel, Mora) y a otros insulares (Watanabe, Málaga) como coetáneos. Sin embargo, su obra da un equilibrio al juicio sobrevalorado de clásicos (Ojeda), o de anecdóticos (Raúl Deustua). Fácilmente, le hace frente vital a Juan Cristóbal, pero con menos densidad estética. Cristóbal es bullero, con jergas; Lecca es contenido y lírico. Sin embargo, deja a las nubes en su sitio y su lirismo es urbano. Mientras más se aleja de lo lírico, queda su obra esencial: la de un hombre sereno pero sensible en la diaria tragedia de existir. La cosecha de este autor es fecunda: degustemos de sus frutos.

(Columna publicada en Diario UNO)

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Julio Barco Ávalos (1991) poeta peruano, nacido en el distrito de El Agustino, Lima-Perú. Fundador del grupo Tajo. Redactor de las revistas Literalgia, Asia Sur, The fucking Times. Sus poemas aparecen en diferentes revistas online de Latinoamerica. Autor de los poemarios Me da pena que la gente crezca (2012) , Respirar (2018), Arder (gramática de los dientes de león), La música de mi cabeza volumen 7 (lenguajeperueditores), Arquitectura Vastísima (2019) (Primer puesto Huauco de oro, 2019). Novela: Semen (música para jóvenes enamorados), Des(c)iertos (2020) (editorial Metaliteratura). Participó y participa activamente en ferias, eventos, talleres, recitales a lo largo de todo el Perú. Actualmente trabaja los espacios Poético Río Hablador y dirige la web lenguajeperu.pe. A su vez activa la editorial Higuerilla, colecciones de poesía y prosa.

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Chan Chan sufre grave atentado cultural

En la ciudadela declarada Patrimonio de la Humanidad, se han construido discordantes estructuras de fierro y concreto armado que pervierten el paisaje amurallado. Para el experto legal en patrimonio cultural Fabricio Valencia, se tiene que exigir a la DDC de La Libertad que exponga los informes técnicos, los cuales tienen que estar aprobados válidamente y que sustenten esta intervención.

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Primero fue la fortaleza de Kuélap en Amazonas y ahora la ciudad arqueológica de Chan Chan en La Libertad.

Hace un mes Lima Gris realizó la publicación: “Denuncian construcciones metálicas y de concreto en la fortaleza Kuélap”, informando que el Ministerio de Cultura ordenó instalar unas horripilantes construcciones de fierro, lo que constituyó una grosera vulneración contra la fortaleza arqueológica en Chachapoyas.

Y ahora desafortunadamente le tocó a la ciudadela precolombina de Chan Chan, que es considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad, desconociendo lo que establece la Carta de Conservación de Venecia.

En este lugar sagrado por indicación del Ministerio de Cultura han construido unas estructuras de metal, cuya instalación llega hasta al piso y están rodeadas con otro tipo de estructuras de cemento y concreto armado, lo que convierte a las ruinas culturales en un lugar vulnerado y cuyo paisaje arqueológico ha sido pervertido gracias a dichas construcciones contemporáneas, que nada tienen que ver con la preservación y conservación de un patrimonio cultural material.

A pesar, que el Ministerio de Cultura es el ente rector en Patrimonio Cultural; una vez más y de modo recurrente interviene los inmuebles prehispánicos sin sustento.

Así luce actualmente Chan Chan, nuestro Patrimonio Cultural de la Nación.

Lima Gris conversó con el abogado especialista en temas de Patrimonio Cultural Fabricio Valencia Gibaja, para que emita su opinión al respecto.

Valencia, afirmó que el uso de material contemporáneo solamente se da cuando realmente se pretende conservar y proteger un patrimonio cultural.

El especialista señala: “Sobre Chan Chan considero lo siguiente. Entiendo yo que actualmente en Chan Chan, existe una cobertura, un techo, el cual se soporta en unas estructuras de metal y al momento que llega al piso hay una estructura de concreto armado; entiendo yo que esto ya funciona de esta manera. Y es un tubo que no se nota muy grueso y al momento que llega a la base, es una pequeña estructura seguramente de concreto armado. Así funciona el día de hoy. Lo que se quiere hacer ahora por las fotografías, es poder poner una cimentación significativamente más grande, calculo que debe ser 50 veces más grande que en volumen constructivo, que la estructura actualmente vigente.

La Carta de Conservación de Venecia refiere que la utilización de material contemporáneo única y exclusivamente es permitida cuando esta utilización de material contemporáneo se da para conservar y proteger el patrimonio cultural. Entonces la pregunta que hay que hacernos es ¿Esta nueva estructura en metal que es aparentemente 50 veces más grande que la anterior, es necesaria para la conservación de Chan Chan?

Si la respuesta técnica es sí… sí es necesaria esta estructura así de grande. Entonces uno concluye válidamente, que la anterior construcción estuvo mal hecha y si esta estuvo mal hecha y no cumplió con su finalidad de proteger el patrimonio cultural, significa que esta estructura y/o construcción al estar mal hecha, tendría que haber seguido un proceso sancionador y/o disciplinario para sancionar a los responsables”.

Fabricio Valencia, abogado especialista en Patrimonio Cultural.

Además, Valencia Gibaja agregó que, por qué se tendría que gastar dinero público para una estructura mal hecha.

“Recordemos que Chan Chan es Patrimonio Cultural de la Humanidad hace mucho tiempo. Es decir, si la estructura nueva es necesaria para conservar el sitio arqueológico de Chan Chan, significa que la anterior estructura no es lo suficiente buena para conservar; entonces ¿por qué se gastó presupuesto público para esa estructura mal hecha?

Acá el tema es que tenemos que exigirles que, vía transparencia, fundamenten los estudios técnicos que sustentan por qué tiene que ser tan grande las bases de este nuevo sistema de protección en Chan Chan. Que justifiquen por qué tiene que ser de ese volumen ¿la anterior era mala? si la anterior es mala entonces ¿por qué la pusieron?

Acá el tema fundamental es determinar que los informes técnicos sustenten válidamente que hay la necesidad de contar con una estructura, o una base 50 veces más grande que la anterior, porque la carta de Conservación de Venecia refiere que, sí se puede utilizar material contemporáneo, si solo es indispensable para la conservación del patrimonio cultural.

Por otro lado, el articulo 4° de la Convención del Patrimonio Mundial, refiere que el Estado peruano está obligado a proteger, conservar y rehabilitar el patrimonio cultural de la Nación. El Estado peruano no puede ni desproteger, ni dejar de conservar el patrimonio cultural; está obligado a eso. Entonces, a mi criterio, estas estructuras significativamente más grandes que las anteriores, no están yendo con el fin de proteger, ni con el fin de conservar el patrimonio cultural”.

Asimismo, afirmó que el uso de elementos contemporáneos, solo es permitido cuando resulta indispensable para la conservación del monumento, de acuerdo a lo que se estipula en la Carta de Venecia y en la Convención del Patrimonio Mundial.

“Estoy viendo a través de las fotografías que algunas de estas bases están muy cercanas a los muros de Chan Chan, entonces ¿cuál es el estudio técnico que fundamenta esto? No porque sea el Ministerio de Cultura, la DDC de La Libertad, está eximido de cumplir con los estudios técnicos. Y muy por el contrario, debe cumplir con todos los estudios técnicos, más aún considerando que es parte del presupuesto general de la Nación. El dinero del Estado tiene que gastarse de forma idónea. Es por eso que resulta sumamente importante determinar ¿Cuál es el estudio técnico que sustenta que tiene que existir una base tan grande?

Entonces a modo de resumen, la utilización de material contemporáneo, solamente es permitido cuando este material resulta indispensable para la conservación del monumento, esto en aplicación de la Carta de Venecia y en aplicación de la Convención del Patrimonio Mundial, el Estado peruano tiene la obligación de proteger y conservar el patrimonio cultural.

Se tiene que exigir a la DDC de La Libertad que exponga los informes técnicos, los cuales tienen que estar aprobados válidamente y que sustenten esta intervención, porque como ya referí, antes de existir una estructura significativamente más pequeña, y si esta estructura más pequeña no cumplió con su rol protector del patrimonio, pues significa que estuvo mal hecha. Y si estuvo mal hecha, debe sancionarse a los responsables que hicieron esa estructura, en teoría mal hecha”.

Valencia, concluyó que el Ministerio de Cultura, de manera transparente tiene que exhibir los informes técnicos que sustenten esta intervención, ya que es lesivo para el patrimonio cultural.

“Acá estamos ante un escenario bastante lesivo para el patrimonio cultural. Ya vimos que con el tema de Kuélap, de igual forma se utiliza material contemporáneo de una manera arbitraria y acá estamos viendo un sobredimensionamiento de las estructuras de concreto armado, para poner una estructura distinta, cuando ya había una estructura preexistente. Es importante que el Ministerio de Cultura exhiba los informes técnicos que sustentan esto”.  

El Ministerio de Cultura no se ha pronunciado sobre esta discordante intervención en uno de los patrimonios culturales arqueólogos más significativos del país, como es la ciudad de Chan Chan y es exigible que la ministra de Cultura Leslie Urteaga salga a responder por este nuevo despropósito que de modo insólito ha sido realizado por una entidad que debería proteger un patrimonio intangible.

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El adversario, de Nicole García

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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La película es rápida y relativamente tranquila; y contradictoriamente fría y nerviosa, en varios pasajes. Me atrevería a decir que hay algo frío incluso en sus momentos cálidos. En suma, entretenida, si cabe semejante término, pero de una manera extraña, curiosa, dado el tema, y acercándose, eso sí, despacito, pero sin pausa, sin que se pueda hacer otra cosa que acudir al encuentro con lo más siniestro y difícilmente comprensible o explicable.

El protagonista tiene sus prisas, la película no. Hay una voluntad de entrar en un misterio. ¿pero cómo un misterio podría dejar de serlo? Si la comparo con su película hermana, El empleo del tiempo, de Laurent Cantet (2001) noto que los rostros son en general menos ‘expresivos’ como más interiores o de gente en general con narices, ojos o frentes más pequeñas y en general estaturas más pequeñas; incluso el auto del protagonista (Auteuil) es bastante más modesto y pequeño que el carro que manejaba el protagonista de El empleo del tiempo.

En la película de Garcia hay una voluntad de acercamiento a un registro documental (en estilo y ‘fondo’), con un cierto pulso de inestabilidad (algún corte rápido y alguna cámara en mano), pero no es una película temporalmente lineal (no como la de Cantet, digamos más estable, ‘correcta’ y clásica), sino un ágil rompecabezas, que requieres un juego de sequedad y temblor; una visión restrospectiva de los hechos, un deseo de tratar de integrarlos en algún orden, que se va delineando más claramente como una pesquisa policial (el consabido interrogatorio de quienes lo conocieron, y a la vez nunca lo conocieron).

Auteuil tiene un semblante memorable de estar en donde está y a la vez de estar casi siempre en otra parte, su rostro es como una máscara muy transparente, quiero decir, es transparente como máscara, pero no se puede saber lo que oculta…

En algunos planos en los que el protagonista se interna en la oscuridad, es imposible que uno no recuerde planos similares de Mulholland Drive, de David Lynch (2002). Es también la historia de alguien que se convierte en asesino. Se entiende muy bien que Angelo Badalamenti haga la música de El adversario. En cuanto a una explicación global de un crimen múltiple, la perplejidad supera cualquier intento.

(Columna publicada en Diario UNO)

Película:

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Papá Chacalón

Lee la columna de Raúl Villavicencio

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Por Raúl Villavicencio

En el Perú existió un rey sin corona que se paseaba por los barrios más picantes de la década de los ochenta y noventa sin que nadie ose afrentarlo siquiera con la mirada, aquel que con su solo cantar podía movilizar masas y hasta hacer llorar a los más ‘faites’ de cada barrio. Su voz, tan regular y estridente como la de cualquiera, tenía una particularidad, la de conectar con la gente, de sonar desde lo más profundo del alma y así exteriorizarse en los ojos de los más necesitados. Y es que cuando él cantaba los cerros bajaban.

Lorenzo Palacios, o “Papa Chacalón”, es hijo ilustre de La Victoria, hincha confeso del Alianza Lima y figura indiscutible de la cumbia peruana. Hijo de una familia humilde de los cerros del Agustino; pobre él, sabía ganarse el pan con el sudor de su frente desde muy pequeño, cantando y bailando en las calles de los cerros San Cosme y San Pedro, e incluso robándose algo de comida para llevarla a su boca. Su libreta electoral de tres cuerpos dice que nació un 26 de abril de 1950 y que su segundo apellido lo delata como un ser iluminado.

El empuje provinciano estaba hecho de finura, empeño y perseverancia en su atuendo sibarita que poco a poco se fue forjando como distintivo inconfundible, de cabellera larga y ondulada, anillo de oro en mano y zapatos brillantes, el rey disfrutaba de su popularidad paseándose en carros de último modelo, pero siempre cercano a esa multitud que lo elevó al estrellato.

Su sola presencia era autoridad en los conciertos y mandaba a detenerlos al ver algún conato de bronca. Y es que él conocía muy bien ese lado duro, crudo e insensible de la calle; de pasar hambre, frío, miedo e inseguridades que te imponía una bulliciosa ciudad de siete cabezas, rugiente de día y sigilosa de noche.

Su fallecimiento puede tratarse como uno de los eventos más simbólicos de la cultura peruana, pues aquel 24 de junio de 1994, Día del Campesino, aquel cantautor se despidió en multitud. Los reportes periodísticos estiman que aquella tarde en el cementerio El Ángel acudieron alrededor de 70 mil personas, las cuales, entre cantos y sollozos, acompañaron hasta su última morada al muchacho provinciano.

(Columna publicada en Diario UNO)

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La lucha de clases en el Perú

Lee la columna de tino Santander Joo

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Por Tino Santander Joo

Carlos Marx señala con acierto histórico que: “La historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases.  Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras francas y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases en pugna”. La lucha de clases en el siglo XXI tiene otras características que impone la globalización capitalista y la revolución digital que transforma la humanidad aceleradamente.

Los anarquistas asumen la lucha de clases y afirman que la revolución social es primordial para consolidar la libertad de la humanidad. La lucha de clases en el capitalismo contemporáneo se caracteriza por la dominación financiera, la revolución digital,  y el desarrollo de la industria armamentística norteamericana.

La guerra entre la OTAN y Rusia es una evidencia de que Estados Unidos ha subordinado a Europa a sus intereses económicos y geopolíticos. La lucha de clases no es una lucha de pueblos, sino de intereses por la hegemonía mundial entre el bloque norteamericano y el chino-ruso. América Latina y África tienen un rol marginal en esta contienda que se limita a ser proveedores de materias primas.

En el Perú, la lucha de clases se desarrolla entre el oligopolio bancario (BCP, BBVA, INTERBANK, SOCTIABANK) que dominan la economía nacional y que han subordinado a la clase política, los medios de comunicación, los gremios empresariales y sindicales a sus intereses contra la inmensa mayoría que solo tienen su fuerza de trabajo y una férrea voluntad emprendedora que crea riqueza a pesar del estado corrupto y burocrático.

El oligopolio financiero controla la economía formal y ha desarrollado una alianza con la informalidad y el crimen organizado. Millones de dólares ingresan al sistema financiero de la minería ilegal, el narcotráfico, el lavado de activos. Este sector esta aliado a la gran minería y a la neo oligarquía agraria costera. Representan las relaciones de producción moderna y están vinculados a la globalización capitalista y a la revolución digital. El sistema financiero ha logrado penetrar a través de la banca digital y móvil en todo el Perú.

Los medianos y pequeños empresarios compiten en desventaja con la industria extranjera; el caso de los textiles en Gamarra y la industria de zapatos en la libertad son un ejemplo de su tenaz lucha por convertirse en una burguesía nacional a pesar de no contar con el apoyo del Estado.

La inmensa mayoría de agricultores y los comuneros andinos son parceleros; los trabajadores formales e informales de la ciudad están vinculados al comercio y al sector servicios y sobreviven con mucho esfuerzo; diez millones de peruanos no tienen agua y desagüe; millones de familias tienen deudas con los bancos con créditos hipotecarios, de consumo, y de trabajo. Tienen un crédito caro. Nadie los defiende y los bancos aterrorizan a la inmensa mayoría con la complicidad de la clase política.

En el Perú existen dos bloques: Los que están subordinados al oligopolio financiero y los grupos de poder económico y la inmensa mayoría de familias. No hay medias tintas, ni eufemismo. Tenemos un solo camino: La revolución social para acabar con la explotación y afirmar la verdadera libertad económica y política.

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El empleo del tiempo, de Laurent Cantet (2001)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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El trabajo. Y eso ¿para qué sirve, para quién? ¿Tiene sentido? El trabajo no querido, el trabajo no querido en lo absoluto —incluso odiado—, la doble vida (y uno se pregunta cuál de las dos es la más verdadera), así, la necesidad total de la mentira (una mentira salvadora, y a la vez, condenatoria, ‘socialmente’), que no obstante, permite que aflore… una verdad… una verdad casi informulada, una verdad valiosa, preciosa, grave y por supuesto central, en fin, la evidencia de la diferencia dolorosa e irreconciliable entre existencia y esencia.

¿Qué hacemos con nuestro tiempo, es decir, con nuestra vida?

Estamos entrenados para responder a nuestro deber, y nuestro deber es… ¡no hacer lo que queremos hacer! ¿pero quién sabe mejor que nosotros mismos cuál es nuestro deber? Ante esa violación de lo más íntimo de nuestro ser -violación incesante, de ‘autoridades’- ante toda una maquinaria social y económica invasora de posibilidades más amables, lentas, tranquilas, humanas, RACIONALES, todo esto suponiendo que uno tenga aún la posibilidad de escoger…

¿Nacimos para ser simplemente esclavos? ¿Eso es todo? La hiperproductividad ¿no nos está llevando acaso hacia una segura autodestrucción? ¡Deténgase, idiotas! ¿Es racional vivir para trabajar, o negarás que nos están robando la vida los ricos, los poderosos, que no tienen necesidad de trabajar?  

La elegante melancolía de la música, su tono que poetiza y ensombrece bellamente…

La película se detiene justo al borde del abismo. No traspasa esa frontera, con respecto a la historia original que el libro de Emmanuel Carrère, El adversario (2000) expone: la historia trágica de Jean-Claude Romand (que mata a mujer, hijos y padres cuando está a punto de descubrirse su mentira, su secreto, su verdad). El adversario (2002) de Nicole Garcia explora o se acerca más a ese abismo. Cantet salva a su personaje de la explosión.  

El protagonista puede verse como un niño inmaduro, un hombrón no es más que un hijito bien de la clase media alta al que le pueden salvar el trasero al final…

Pero, en ambas películas, el capitalismo corruptor es desnudado con la elegancia de un bisturí.

Erich Fromm decía que hay que trabajar para lo que se ama, para fines propios y no impuestos desde afuera…

Película

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Hacia el sur, de Laurent Cantet (2005)

Lee la columna de Mario Castro Cobos

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Reducir esta película a los sabores y sinsabores (por ambas partes) del turismo sexual no es tentador y no tiene mayor sentido. Es la puerta de entrada, vistosa, la situación inmediata, la solución aparente, la sinopsis inesquivable, el parque temático de hombres jóvenes haitianos (la película se centra especialmente en uno) dispuestos a acompañar afectiva y sexualmente a mujeres no casualmente mayores que ellos, no casualmente blancas, y no casualmente con dinero.

La transacción satisface necesidades mutuas, es colonialismo, en clave paródica, pero evidencia algo más. El capitalismo está basado en la prostitución. ¿Hay algo que no se pueda comprar o vender, hay algo que no se corrompa con el dinero todopoderoso?

La infelicidad de todos encuentra en la mayoría de casos un dudoso alivio. La pregunta inocente es qué pasó para que la gente no se pueda relacionar de una manera más sana. 

El fondo de la película, su tesis, recuerda a las nociones más elementales de la geopolítica. Hacia el sur es geopolítica pura. La geografía es el destino. Haití ha sido destruido, pero algo dentro de los colonizadores también. Las mujeres blancas, en algún sentido irónico ‘haitianas’, colonizadas por los hombres blancos, van a una colonización ‘suave’ de los hombres haitianos.  

Lo bueno, útil y didáctico de la película es que se aprecian las motivaciones totalmente desnudas. Desde la mujer transida de fascinación y deseo que alcanza por vez primera un orgasmo, pasando por la que encuentra más sinceridad en una relación donde no tiene problema en pagar, lo cual luce como una solución, o como un trato más justo en comparación con otras experiencias, hasta la que sabe, al menos en un nivel racional y consciente, que enamorarse o ser romántica es un engaño, una soberana trampa, un no entender de qué va el juego.

Un verano, unas vacaciones adorables de lujuria donde ellas son otras, en un mundo ‘donde todo es diferente’, y donde los ‘recursos naturales’ o ‘materias primas’ de los cuerpos explotados satisfacen las muy concretas utopías de unas al menos por un tiempo, mientras confirman el infierno amenizado por un espejismo de otros, atrapados sin ninguna solución a la vista, que no sea al fin de cuentas de  la de complacientes y muy amables esclavos… y la tragedia de los oprimidos se impone como un amargo corolario. Así, la suma de las pequeñas historias personales da como resultado el retrato horrible y veraz de todo un pueblo oprimido.   

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Por la boca, muertos: un libro de colección

Lee la columna de Rodolfo Ybarra

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A fines de los noventa, Gonzalo Portals Zubiate me llamó por teléfono para hacerme una propuesta literaria: “Hermanito —me dijo— quiero sacar un libro contigo, conversemos”. Y en su casa de Teruel tuvimos un largo intercambio aderezado con vinos tinto y quesos gruyere y una larga caminata por la avenida Arequipa. Y al final, quedó el primer diseño de este libro que llamamos “Por la boca, muertos”.

Pero el asunto no resultó tan fácil. En unos meses teníamos el primer borrador de casi mil páginas, pero el texto en su conjunto no nos convencía. Gonzalo no sabía cómo decirlo y yo tampoco, así que nos hicimos de valor con más bebidas espirituosas y casi al unísono nos dijimos: “No me gusta tu texto” y tomamos un taxi a Chorrillos y en la playa que está al lado del Cultural Lima decidimos arrojar al mar esos textos inservibles y que nos había costado casi un año escribirlos a cada uno.

Entonces empezó la segunda arremetida, la segunda opción, el segundo round. Esta vez el asunto iba en serio, casi como si estuviera en juego nuestras vidas. Gonzalo se tomaba muy a pecho la poesía. Y nos comunicábamos cada dos o tres días para ver cómo iba el libro en cuestión. Cuando ya sentía que el texto estaba por terminarse visitaba a Gonzalo y afilábamos y corregíamos lo que no nos parecía. Otras veces, él me devolvía la visita en La Encantada y nos quedábamos varios días mirando el mar y leyendo poesía en voz alta.

Hasta que en 2002 quedó listo nuestro endriago literario: “Dos-rostros-que-sobre-una-muesca-apuran-sus-registros-personales-e-ínfimos-Una-gran-historia-que,-siendo-vacío-y-consumación,-perfeccionamiento-y-desgaste,-invoca-la-presencia-de-nuevos-protagonistas-para,-provistos-de-acción-y-palabra,-revelar-lo-ya-fundado-y-privilegiar-el-patrocinio-de-las-ideas”.

El libro salió editado en un cortísimo tiraje bajo el sello El Lamparero Alucinado, una editorial marginal que había fundado Gonzalo y que, entre otros libros, publicó La Estirpe del Ensueño, Urge púrpura la niebla, Los Otros (volumen I y II), El llamado de Gea, con Alan Bisso y otros más.

Estando ya gravemente enfermo en el hospital Rebagliati, el lagarto Gonzalo Portals, pidió que le trajeran su ejemplar Por la Boca, Muertos (eso cuenta su fiel compañera Alejandra Monterroso) y, seguro, se ponía a recordar ese trabajo a destajo que significó escribirlo y que hoy necesita urgente ser reeditado, así como toda la obra de este obrero de la palabra que incluye Piedecuesta, ganador del premio Copé oro 1993.

(Columna publicada en Diario UNO)

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Madriguera: el dulce olor de la ira

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Cuando uno imagina que un mundo gobernado por mujeres sería un lugar mejor, definitivamente no conoce las cárceles de mujeres. La obra de teatro Madriguera regresa como un martillazo a la escena del tibio teatro limeño, donde las mujeres empoderadas y buenas no tienen lugar en el reino de las mujeres sin maquillaje.

 Una obra sobre poder, violencia y ansia de justicia, es lo más clásico que se puede encontrar en cartelera, pero que ocurra en una cárcel de mujeres y sin dosis intoxicantes de discurso de género, eso resulta lo refrescante. Y se agradece que así sea. En lugar de sororidad o un entusiasta empoderamiento de cristal, la obra se presenta como una tragedia, en que la mujer es el lobo de la mujer. Dónde la ira se toca y se huele. Sin romanticismos y con una velocidad que apuesta a un teatro de acción a la vena, la obra va más por lo físico, en lugar de solo refugiarse  en el libreto. Es sobre todo un teatro de cuerpo, de expresiones y de una atmósfera en permanente tensión. Ya alguna vez se dijo sobre esta obra que si el cine pudiera oler, sería teatro, bueno pues aquí la feminidad de un elenco netamente femenino huele a ira y a veces a esperanza. Y eso es bueno para el teatro, que en Lima es tan tibio que no tiene olor. Y el teatro de verdad respira, y a veces apesta a odio, hambre y a algo parecido a  esperanza. Pero sobre todo huele a ira desatada.

La trama consiste en que dentro de la más peligrosa cárcel de mujeres, dos bandos pelean a causa de la misteriosa hija de un hombre tan rico y corrupto cuanto inalcanzable. Estela (Kareen Spano) buscará justicia a toda costa. EnMadriguera,  como obra de acción, la violencia se vuelve en trama y personaje junto a las nueve  actrices  que a través  de historias diferentes trenzan sus destinos en  una ruleta rusa de desenlaces. Si hay un nombre para este tipo de teatro, este es el de antífrasis, todo allí es un opuesto, dónde la violencia es la paz y la paz una una irrupción. No se trata de mujeres masculinizadas, sino de feminidades rudas una vez la sociedad las ha expulsado a hacerse su propio mundo bajo sus propias salvajes reglas.

En la obra actúan Kareen Spano, Trilce Cavero, Lía Camilo, Alana La Madrid y María Lola Arispe, entre otras grandes actrices. Dirige Renatto Argüelles. Y se estrena este viernes 3 de mayo en Sala Quilla, Bolognesi 397, Barranco. Porque el teatro huele a sudor, sangre, rabia y a veces también a amor. Una obra no apta para feministas románticas.

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