Cultura
La mirada de Witold Gombrowicz sobre la poesía, por Julio Barco

Quizá en un ejercicio de lucidez y de memoria es conveniente repasar –antes de tocar el tema gombrowiczniano– todos los ataques históricos de la sociedad a los poetas.
Empezando, por ejemplo, por el más conocido: Platón, con la expulsión de los poetas de la República, hasta las sociedades actuales donde simplemente son parte de la mass media y se reciclan detrás de muchas coartadas. Pero ya que citamos al susodicho veamos qué razones alegaba para que los poetas sean exterminados:
a) De los dioses sólo pueden decirse cosas buenas (cfr. República, 386a);
b) Evitar palabras que desacrediten el Hades, presentándolo como un lugar terrorífico (cfr. 387c);
c) No presentar a los protagonistas de los versos en actos que reflejen excesos emocionales, pues ello puede generar un camino de aceptación hacia la falta de templanza anímica (cfr. 389e).
La idea platónica contra los poetas es agua tibia para la dimensión de la propia poesía. Ahora nadie cree en el Hades, algunos sí todavía piensan en el Infierno, pero, es sociedades laicas como la nuestra, ¿deberíamos callar a los poetas por no hablar bien del Hades? Sin embargo, seguimos haciendo poemas y dando juicios de valor estéticos sobre este fenómeno.
Entonces, por un lado, vemos que el estado ideal platónico era el de la Religión y Nación, religión politeísta y nación esclavista, lo que nos hace pensar que su estado era una falsa utopía. Mientras algunos podían plantearse la posibilidad del mundo de las ideas, otros debían trabajar tranquilamente los cultivos. Sin embargo, es ocioso no seguir indagando. De este texto trasgresor para occidente, al arrebato de Rimbaud que abandona la poesía para ser mercenario podemos amplificar el tema. Hay no solo uno sino mil pasos de diferente tono.
Sucede que este joven francés, autor de El Barco Ebrio, entendió la poesía en su cenit mayor: como un ejercicio de vidente. Lo de vidente viene de ver, observar, tener ese talento de observar y mirar. Mirar no es solamente pasar la vista, mirar el propio lenguaje es entender sus mecanismos y poder reflexionar sobre ellos estimula esa capacidad. Pero mirar, es también, decir. Aprender a decir, y no cualquiera sabe decir, es decir, revelar con uve de uvas frescas abiertas a la urgente emanación del ser. Citemos a Rimbaud:
Charleville, 13 de mayo 1871
Ya está usted otra vez de profesor. Nos debemos a la sociedad, me tiene usted dicho: forma usted parte del cuerpo docente: anda por el buen carril. También yo me aplico a este principio: hago, con todo cinismo, que me mantengan; estoy desenterrando antiguos imbéciles de colegio: es suelto todo lo bobo, sucio, malo, de palabra o de obra, que soy capaz de inventarme; me pagan en cervezas (…) Quiero ser poeta y me estoy esforzando en hacerme Vidente: ni va usted a comprender nada, ni apenas si yo sabré expresárselo. Ello consiste en alcanzar lo desconocido por el desarreglo de todos los sentidos. Los padecimientos son enormes, pero no hay que ser fuerte, que haber nacido poeta, y yo me dado cuenta de que soy poeta.
Quiero añadir que estas edulcoradas y adolescentes palabras fueron luego destrozadas cuando el muchacho creció y se perdió dentro de otros rumbos, tan hostiles como los de la poesía: vender armas, traficar marfil, hacer negocios en África.
De alguna forma, los filósofos te calman, ya que su premisa es “aprender a morir”; los novelistas “observan”, de ahí que su aporte sea “las grandes miradas internas”,[1] donde todos los lenguajes se balancean soñando una lógica común e inherente, propia y singular, sin embargo, ¿quién Siente?
¿Qué yo dentro de la novela siente? ¿Quién en su decir siente? Porque, es evidente, que la abstracción interna de un sistema filosófico es necesariamente un ordenamiento lógico que conduce a la corrobación de la mente; pero, por otro lado, el sentir mismo es un acto no necesariamente del puro pensamiento pero también relacionado con algo que carece la mente misma y su juicio lógico. En el texto que hoy comentaremos, Witold Gombrowicz (Polonia, 1904-Rusia, 1969) da una serie de réplicas a la naturaleza interna de los poetas, a su no querer observar lo que él considera la realidad, el cargar sobre sus hombros el peso de una postura,
y así no sólo canta la Poesía, sino que también se embelesa con la Poesía; siendo Poeta, adora la grandeza y la importancia del Poeta; no sólo pretende que los demás caigan de rodillas ante él, sino que él mismo cae de rodillas ante sí mismo. ¿No podría decirse de ese hombre que ha decidido llevar un peso excesivo sobre sus espaldas?

Que, sutilmente, sugiere una suerte crítica a la poesía como Tótem, pero también advertimos una suerte de mente racionalista, una suerte de entidad que busca la coherencia, como si la pasión no fuera partera de la historia,
¡Ah, la palabra del Poeta, la misión del Poeta y el alma del Poeta! Y, sin embargo, me veo obligado a abalanzarme sobre estas oraciones y, en la medida de mis posibilidades, estropear este ritual en nombre…, sencillamente en nombre de una rabia elemental que despierta en nosotros cualquier error de estilo, cualquier falsedad, cualquier huida de la realidad.
Palabras que nos descubren a un racionalista intolerante de la básica forma del sentir. Sin embargo, como en Hegel o Heráclito, tomo nota de la repercusión de una contradicción y su necesidad. No es posible que exista, por lo tanto, la poesía y su mística sin que se observen ironías desde extremos, tal como el que plantea Gombrowicz en mayúsculas y con acidez.
Si la “contradicción”[2] es necesaria para que la vida exista, o, en todo caso, para que la historia no cese –advertimos que precisamente la modernidad es la ironía y la contradicción[3]– y donde la polaridad mental de los artistas lo llevan, de Baudelaire a Hölderlin, es decir, no hay modo de huir de la realidad, al contrario, la poesía moderna –paradójicamente a lo que expresa Witold requiere necesariamente un espejo, roto y profundo. La mejor poesía de la modernidad es un enfrentamiento a la Modernidad y sus límites. Pienso en Eliot, como en Pound, como en Vallejo, como en Neruda. Él dice que,
A partir del momento en que los poetas perdieron de vista al ser humano concreto para fijar la mirada en la Poesía abstracta, ya nada pudo frenarlos en la pendiente que conducía directamente al precipicio del absurdo.
Ciertamente podría ser absurdo al ver que la poesía es un saber de muchas culturas, de muchos entendimientos y sensibilidades. Hay un Neruda, un Vallejo, un Parra, un Dante, un Heraud, una Varela, etc. Sin embargo, luego añade algo que es entendible para que su juicio sea tan enfático,
Todo empezó a crecer espontáneamente. La metáfora, privada de cualquier freno, se desencadenó hasta tal punto que hoy en los versos no hay más que metáforas. El lenguaje se ha vuelto ritual: esas «rosas», esos «ocasos», esas «añoranzas» o esos «dolores», que antaño poseían cierto frescor, a causa de un uso excesivo se han convertido en sonidos vacíos; y esto mismo se refiere a los más modernos «semáforos» y demás «espirales».

Lo que nos permite ver que su ataque no es contra cualquier poeta, como tampoco la expulsión platónica es contra cualquier poeta: hay y hay poetas, hay diversidad y miradas; lo que ataca Witold es pues el purismo, no toda la poesía como tal, sino la que nombra como,
¿Por qué, entonces, me aburre y me cansa ese extracto farmacéutico llamado «poesía pura», sobre todo cuando aparece en forma rimada? ¿Por qué no puedo soportar ese canto monótono, siempre sublime, por qué me adormece ese ritmo y esas rimas, por qué el lenguaje de los poetas se me antoja el menos interesante de todos los lenguajes
posibles, por qué esa Belleza me resulta tan poco seductora y por qué no conozco nada peor en cuanto estilo, nada más ridículo, que la manera en que los Poetas hablan
de sí mismos y de su Poesía?
Esta manera de acercarse a la poesía, con el tono sonoro y mayúsculo del religioso es, sin embargo, una de las formas en las que los grandes autores del género se acercaron pero una crítica contundente a los que solo se sirven de ello por la pose y lo anodino.
¿Por qué? ¿No será por las mismas razones por las que no me gusta el azúcar en estado puro? El azúcar sirve para endulzar el café y no para comerlo a cucharadas de un plato como natillas.
La Crítica de Gombrowicz es hacia los cenáculos, hacia esos espacios donde se ejerce el poder jerárquica gracias a las relaciones, a que tan conocido eres y que tanto te celebran tus vecinos. Entre novelitas y poetas hay una diferencia vital: los primeros, salvo en algunas partes del mundo, pueden ovillarse serenamente en la Soledad. Poetas tiene necesariamente que recitar o leer sus versos; ese show poético en ciudades que comprenden el proceso de la cultura en las sociedades que habitamos es parte natural del cosmos; en otros, se va abriendo según lo pletórico del público. Esta realidad compartida lleva a que el propio juicio de la poesía se avasalle por el juicio del comportamiento o las aptitudes de los poetas; se castiga el arrebato, la insolencia pero –una vez embalsamado y enterrado el muerto– se lo recupera como genio.
Al necesariamente tener que juntarse, todos tienen que verse la cara, las ropas, los gustos y leerse los poemas; ecuación que resulta en los diferentes lineamientos que cada poética o grupos poéticos asumen. Juntarse no siempre es el paraíso pero tampoco vamos a exagerar asumiendo como Sartre que el infierno son los otros. Como Lezama, pensamos que la relación con los otros permite una complejidad con nosotros mismos. Somos en la medida de un espacio, pero escribir no tiene nada que ver con ver o no ver un espacio. Eguren inventaba los espacios para tejer una trama más inherente; Basho caminaba por los arrozales de Japón silabeando versos…
Ahora la crítica del señor Gombrowicz es para desplazar también la inclinación natural de sentir el fuego interno de cada artista, ¿acaso alguien debería dejar la música porque tras oír a Miles Davis sentimos una realidad abriéndose más allá de nuestros cubículos? Es cierto: el arte, al ser un artificio tan perfecto, duele. La música acaba: el silencio nos dice. Al decirnos, nos vuelve al circuito vicioso de la sed de arte. Los lectores o melómanos sufren la misma sed de arte. De escape. Ya lo decía Freud en el Malestar de la cultura: cada uno busca el modo de soportar su propio peso en el mundo. Entonces observamos que aquel humanismo contra el que se opone el polaco lo lleva a dos ideas más:
A) Expresar que existe un humanismo que se postra ante los grandes ideales, sea Estado, Poesía, Pintura. Si el ser humano se aleja de los absolutos el plato de comida diario es el fragmento, lo que venga, la espontaneidad de lo Real abriéndose como una suerte de bandeja de ordenadas opciones que, en síntesis, resultan una farragosa vacuidad. El Arte, en o sin mayúsculas, ofrece una respuesta afirmativa a la derrota del ser humano frente a la Muerte y el Olvido. En el instante en que el arte es, la realidad es, y se olvida las caretas que apartan al ser Humano de lo Sagrado o Profundo.
B) Cuestionar que el arte busque expresarse a sí mismo, algo insolvente al comprender que generalmente, o siempre, la subjetividad inunda lo literario. Incluso cuando un novelista habla de dos seres humanos perdidos en Marte, lo que hace, de alguna forma, es hablar de un territorio de su yo interior, o yoes.
Pero volvamos a la idea de Público y del Artista que tanto conmueve el pensamiento crítico de Gombrowicz. Sin duda, este ecosistema lo perturba y solo desea ser un artista puro –curiosa paradoja para alguien que acusa a Valery de ser un inmaduro–alejo de la falsedad de los “creyentes poéticos” y en la corteza de una realidad como tal: palpable, carnívora, voraz.
Leyendo este –como otros muchos textos al respecto– llego a la misma conclusión: hay más razones para detestar la poesía como actividad que para desearla. La poesía, entonces, resulta un acto solitario, un acto que no se dice a los demás salvo en pequeños cenáculos: al hacerse pública necesariamente termina siendo objeto de todo tipo de debate.
Finalmente, si Gombrowicz o Platón se oponen a la poesía es porque justamente su poder es tan intenso que obnubila los límites de la razón pura; ahí donde se intenta que la realidad solo sea lo que observamos –y que muera el canto–hay una curiosa resistencia.
El poeta está justamente para insistir y proteger algo que va más allá o más acá de la razón –y por eso es más temido que un político, más agudo que un empresario, más genial que un científico[4]– y obedece al poder de proteger el fuego interno de la especie.
[1] La totalización de las ciudades (Dickens), la totalización de una sociedad (Balzac), la totalización de un día (Joyce), la totalización del absurdo (Kafka), la totalización de la realidad (Vargas Llosa), la totalización del tiempo (Proust), la totalización del drama humano (Dostoievski), la totalización de Latinoamérica (García Márquez), la totalización del idealismo (Cervantes), la totalización de la Posmodernidad (Wallace), etcétera.
[2] Si + No = SINO y después SiNO + NO = SI y después Si + No = SINO y ∞
[3] Leer, por ejemplo, a Octavio Paz en Los hijos de limo.
[4] Con lo cual no ponemos a uno debajo ni encima de otro, sino hablamos del impacto que tienen a través de los siglos.
Cultura
Cristóbal toma El Ateneo
Una constelación de escritores presenta la vibrante novela de Gabriel Núñez del Prado en la catedral de las letras de Madrid.

El Ateneo de Madrid, templo histórico de las letras hispánicas, albergó el pasado martes 27 de mayo la presentación de Cristóbal (2024), el enigmático libro del joven escritor peruano Gabriel Núñez del Prado (Lima, 1988). Un acto que, más que una mera presentación, fue un ritual de resurrección: el autor convocó en ese santuario bibliográfico —custodio de primeras ediciones decimonónicas— las voces enterradas por el canon, desde Vallejo hasta los márgenes que hoy reclaman su lugar en el centro.
La icónica biblioteca, con sus estanterías atestadas de clásicos, fue testigo de cómo un libro artesanal —impreso en Londres con un tiraje de solo 201 ejemplares— desafiaba las lógicas del mercado editorial. Marta Sanz, vicepresidenta del Ateneo, abrió el acto destacando la «rareza y potencia» de una obra que desde ya merece su lugar entre «las joyas de la Corona”. Le siguió el poeta Alonso Ruiz Rosas, quien exaltó el sobrio lirismo de la obra y evocó una anécdota personal: de niño conoció al abuelo de Núñez del Prado, tejiendo así un hilo generacional que conecta Lima con Madrid.
Adriana Jaramillo, presentadora del Premio Formentor, citó dos de las reseñas peruanas más enjundiosas sobre la novela —de Mirko Lauer y Czar Gutiérrez— antes de ceder la palabra al consagrado Jorge Eduardo Benavides, quien definió Cristóbal como «un collage de lenguas y ruinas: No es una novela, es un conjuro. Un libro que exige ser leído en voz alta para que respiren sus muertos».

-Un medium entre lenguas–
Núñez del Prado, filólogo y políglota, comenzó su intervención con una reflexión sobre las bibliotecas como «templos donde los muertos susurran». Ante un público atento, recitó de memoria El Redoble Fúnebre de César Vallejo —poema XIII de España, aparta de mí este Cáliz— y la sala enmudeció. «Leer aquí —dijo— es como abrir una tumba y dejar que la voz de los olvidados hable por nosotros».
Ese gesto no fue casual: Cristóbal es un laberinto de lenguas (quechua, latín, inglés) y una arqueología de saberes silenciados. El autor explicó que su libro «no busca ser entendido, sino ser habitado», citando a Glissant y su «derecho a la opacidad». «El quechua no es adorno, es un cuchillo —afirmó—. El latín no es prestigio, es un jeroglífico. Y el inglés, aquí, es un prisionero de guerra».

¿Y el libro? Es un rizoma contra el canon. Se estructura en 53 fragmentos que evocan bestiarios medievales y códices alquímicos. No hay linealidad, sino un «caos ordenado» que huye del realismo criollo para abrazar una Lima espectral: la de los mestizos que hablan en quechua entre paredes virreinales, la de los fantasmas de Arguedas y Moro paseando por Londres. Benavides lo resumió así: «Es como si Borges hubiera reescrito Los ríos profundos en clave gnóstica».
Publicado por una microeditorial londinense, Cristóbal encarna la resistencia epistémica de la que hablan Mignolo y bell hooks: «Escribo desde la herida —confesó Núñez del Prado—. Pero la herida ya no duele: es un portal». ¿Y el mensaje? Descentrar el sur para reinventar el centro. Al final, el autor dejó una pregunta en el aire: «¿Qué es el canon hoy? ¿Un museo o un campo de batalla?». Mientras los asistentes hojeaban los ejemplares —numerados como piezas de arte—, el eco de Vallejo parecía mezclarse con el rumor del quechua.

En ese instante, el Ateneo ya no era el centro: era un cruce de caminos donde lo marginal, por fin, tomaba la palabra. Porque, en efecto, Cristóbal es un acto de insubordinación literaria. Y esta noche, en Madrid, su rebelión comenzó a escribirse. Para que, al final, el evento cerrara con un brindis en un salón aledaño donde los asistentes discutían si lo que habían escuchado era una presentación o un «exorcismo en clave poética».
Alguien también preguntó en voz baja: ‘¿Esto es literatura o contrahistoria?’. La respuesta quizá esté en los 201 ejemplares numerados que, como municiones de guerrilla cultural, empiezan su viaje subterráneo en la grata compañía de las ilustraciones de Manuel Barahona. Porque en la era del algoritmo, la verdadera insurrección puede ser un libro que se niega a ser digitalizado.
Cultura
Cusco se levanta: confirman paro el 5 de junio contra la indiferencia de un ministro cusqueño [VIDEO]
Las protestas se realizan mañana tras la crisis que vive el Ministerio de Cultura durante la gestión de Fabricio Valencia Gibaja.

Patearon el tablero. Trabajadores del Ministerio de Cultura de la ciudad imperial, confirmaron que mañana de inicia un paro general donde participarán los distintos sindicatos del sector cultura del Cusco.
Según el pronunciamiento oficial emitido por el sindicato, los motivos centrales del paro incluyen la homologación salarial, el cumplimiento de pactos colectivos firmados con anterioridad, la reorganización interna de la DDC Cusco, la construcción de un local institucional propio y la designación de un titular para la Dirección, cargo que, según los trabajadores, permanece sin liderazgo efectivo.
Este 5 de junio, Cusco no solo paraliza actividades: se alza con dignidad. El sindicato SITRACAS, que agrupa a trabajadores de la Dirección Desconcentrada de Cultura (DDC), ha convocado a un paro preventivo de 24 horas. La razón: la creciente indignación ante la desastrosa gestión del ministro de Cultura, Fabricio Valencia Gibaja, un cusqueño que, para muchos de sus paisanos, ha dado la espalda a su tierra.
Andy Ancasi, dirigente del sindicato SITRACAS, no se anda con rodeos: “Esperábamos más de un cusqueño. Valencia conoce la realidad de la DDC Cusco, trabajó aquí, y sin embargo, su gestión ha sido una decepción. Pensamos que sería diferente a la anterior ministra, pero es más de lo mismo”. Sus palabras resumen el sentir de cientos de trabajadores y profesionales que cuidan día a día el patrimonio de la capital histórica del Perú.
Los reclamos son múltiples y urgentes. Desde la falta de uniformes para el personal que vigila y mantiene los parques arqueológicos, pasando por la ausencia de seguros de riesgo, hasta una injustificable brecha salarial entre los locadores del Ministerio y los trabajadores que, con título en mano, se parten el lomo en Machu Picchu por sueldos indignos.
Cusco es la joya turística del país, la gallina de los huevos de oro, como bien dice Ancasi. Y sin embargo, el 70% del presupuesto del sector cultura que se genera allí parece esfumarse en Lima, sin revertirse en mejoras concretas para quienes hacen posible esa riqueza. “¿A dónde va el dinero?”, pregunta Ancasi con frustración. A medio año, apenas se ha ejecutado el 24% del presupuesto de más de 138 millones asignado a la DDC Cusco. Mientras tanto, los guardaparques apenas sobreviven con 1,500 soles mensuales.
Pero la indignación no se detiene ahí. La presunta mafia de la venta de boletos a Machu Picchu sigue siendo un tumor sin extirpar. Tras múltiples escándalos y cambios forzados, la venta virtual fue trasladada a Lima bajo el argumento de que el sistema cusqueño era “vulnerable”. Hoy, sin embargo, las falencias continúan, y hay un presunto desfalco de más de 250 mil soles que no ha sido esclarecido. “Nos tildaron de corruptos sin pruebas. Y ahora los problemas son peores porque no saben manejar el sistema que nuestros profesionales crearon”, denuncia Ancasi.
Lo más doloroso para los trabajadores del sector es sentir que sus propias autoridades regionales los han traicionado. No solo Fabricio Valencia, sino también su antecesor Roger Valencia, quien cuando fue ministro exoneró a una empresa de una multa millonaria por construir en una zona arqueológica intangible. “Nos gobiernan cusqueños que actúan como enemigos del Cusco”, sentencia Ancasi.
El paro de mañana 5 de junio es más que una medida gremial. Es un grito colectivo de hartazgo. Una llamada de atención a un gobierno que ve al Cusco como caja registradora, pero no como corazón cultural del país. ¿Cuántas veces más tendrá que paralizarse esta ciudad para que la escuchen?
Aquí el video de la entrevista con Andy Ancasi.
Cultura
Pieter Van Dalen sobre el escándalo de las Líneas de Nasca: «En esta área que se está retirando existen evidencias arqueológicas»
El Decano del Colegio de Arqueólogos del Perú exige la renuncia del ministro Fabricio Valencia, debido a que su gestión viene empujando a nuestro patrimonio cultural al borde del abismo.

En medio de una creciente polémica por la reciente decisión del Ministerio de Cultura de reducir el área protegida de las emblemáticas Líneas de Nasca, el Colegio de Arqueólogos del Perú ha adoptado una posición firme y crítica. Su decano, Pieter Van Dalen, alza la voz en defensa del patrimonio arqueológico nacional y exige la renuncia del ministro de Cultura, Fabricio Valencia, a quien acusa de promover una medida arbitraria y sin sustento técnico, que expone al sitio declarado Patrimonio Mundial a riesgos irreparables, como la expansión de la minería informal.
En esta entrevista, Van Dalen denuncia una serie de omisiones y retrocesos en la gestión del ministerio, señala la falta de diálogo con el Colegio de Arqueólogos, y advierte sobre una institucionalidad cultural en crisis. Con preocupación, sostiene que la reducción del perímetro no solo es técnicamente insostenible, sino que responde a intereses ajenos a la protección del patrimonio. La situación —dice— sienta un peligroso precedente: hoy son las Líneas de Nasca, mañana podrían ser Caral o Machu Picchu.

En un comunicado, la posición del colegio de arqueólogos ha sido firme, y están pidiendo incluso la renuncia del Ministro de Cultura Fabricio Valencia.
Así es. El sustento que tiene el Ministro de Cultura para reducir el área de reserva del patrimonio cultural, líneas y geoglifos de Nasca, es su extensión, que es casi del tamaño del Departamento de Tumbes, pero esta no es una razón convincente; eso tiene que hacerse en base a estudios previos, trabajos de investigación, proyectos de evaluación arqueológica y otros que permitan corroborar que efectivamente en esa área no existen evidencias arqueológicas.
Ahora, nosotros hemos revisado el SIGDA y hemos revisado la bibliografía existente y estamos verificando que efectivamente en esta área que se está retirando existen evidencias arqueológicas, no solamente relacionadas con los geoglifos de Nasca, sino sitios de diferentes períodos culturales.
Entonces, lo que se está cometiendo es un atentado contra nuestro propio patrimonio. Y este atentado que viene desde la institución que debería defenderlo.
Así es. Es una situación muy lamentable que nos llena de consternación a todos los que estamos involucrados con los temas culturales, con el patrimonio arqueológico y su protección. Y en realidad, pues, esta situación hace que miremos hacia atrás y digamos: «¿Qué hemos hecho en estos casi 25 años de existencia del Ministerio de Cultura?»
Yo creo que antes, cuando era Instituto Nacional de Cultura, se tomaban medidas y acciones más efectivas para proteger el patrimonio. El Mincul ahora es una institución que se está llenando de burocracia y es más lo que pone trabas. El Ministerio de Cultura se está convirtiendo en el perro del hortelano, porque no defiende el patrimonio, no toma acciones ni deja que otras entidades las tomen. Porque solamente pone trabas administrativas a todos los procesos.

Ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja.
Esta reducción del perímetro de la línea de Nasca al final favorece a los mineros informales. Se habla de una presunta negociación política, ya que el alcalde de Nasca hace tres meses solicitó terreno de las Líneas de Nasca a la Superintendencia de Bienes del Estado.
Sí, pues esta es una situación sorprendente. No tenemos nosotros esa información del alcalde, pero sí, sabemos que en la zona, y el mismo Ministro de Cultura lo ha manifestado, operan mineros informales.
Hace unos meses él mismo hizo la denuncia señalando que las líneas de Nasca corrían peligro justamente por la presencia de la minería ilegal. Y hoy, tres meses después, saca esta normativa que a muchos nos crea suspicacia y llama mucho la atención.
La exigencia de la renuncia del ministro, ¿crees que será abordada por la presidenta Dina Boluarte?
Mira, nosotros venimos pidiendo la renuncia del ministro desde hace mucho tiempo. Desde enero y febrero son casi cuatro meses que nosotros venimos pidiendo y con un pronunciamiento solicitamos esto.

¿Por qué?
Porque el ministro de Cultura, más allá de velar por el patrimonio cultural, se estaba interfiriendo en los asuntos internos de nuestro colegio profesional. Entonces, después de ello hemos pedido una serie de reuniones conjuntas para plasmar nuevamente en las mesas de trabajo, que ya las habíamos planificado desde la anterior gestión, cuando estaba de director el arqueólogo Martín Córdoba, para ver diversos temas como la modificatoria del reglamento de intervenciones arqueológicas, ver la modificatoria a la ley de patrimonio y otros aspectos que competen también al colegio. Pero, lamentablemente, el señor ministro no nos ha querido dar ninguna reunión.
Mucho peor la viceministra Moira Novoa. Ella, pese a que es arqueóloga y miembro del colegio, que asumió la Dirección General de Patrimonio Arqueológico, no nos ha querido dar la cara. No ha querido tener una reunión con nosotros.
Cuando subió de viceministra, peor, la última reunión que aceptó fue para el jueves de la semana pasada, pero lamentablemente dos días antes nuevamente y por quinta vez nos canceló la reunión. Entonces, ese tipo de acciones, pues, sin transparencia, sin capacidad de diálogo, hacen ver que esta gestión está yéndose para abajo. Y el resultado es esto que estamos viendo con esta resolución viceministerial que tanto y tanto defiende el ministro.
Las líneas de Nasca son un sitio tan representativo, tan importante de la arqueología peruana, que, pues, hoy estamos frente al atropello y a la vulnerabilidad de este sitio patrimonio mundial. Imagínate, mañana será Caral, pasado mañana será Machu Picchu y así.

La crisis de esta gestión se ve a nivel nacional…
¿Cuántos sitios se vienen destruyendo cada día por la inacción del Ministerio de Cultura? La ciudad de Huari, por ejemplo, que se encuentra abandonada, se encuentra a su suerte. Ha tenido una serie de afectaciones. Durante las lluvias y diversos problemas. Y el Ministerio de Cultura no hace nada, a pesar de que hace tres años ha sido declarado en emergencia por Defensa Civil. Miren lo que pasó con el sitio de Vilcashuamán. ¿Qué es lo que ha pasado con el puente de Qeswachaka, en Cusco? O sea, estamos frente a diversas situaciones y la inacción del Ministerio de Cultura es total. Por eso el Colegio de Arqueólogos pidió, pide y se ratifica en pedir el cambio del ministro y el cambio de la viceministra a la presidenta Boluarte.
Has mencionado que la viceministra Moira Novoa Silva es parte del Colegio de Arqueólogos, ¿desde el colegio habrá alguna sanción disciplinaria? ¿Están viendo ese tema?
Mira, nosotros estamos prestos a cualquier denuncia. El otro día, en redes sociales, se han pronunciado varios sectores de nuestro colegio pidiendo una investigación y no podría yo adelantar opinión, pero, sin embargo, estamos prestos a recibir cualquier tipo de denuncia y será sometido al Tribunal de Ética y Disciplina como corresponde y ellos, con la autonomía que tienen, verán si es factible o no aplicar una sanción.

Minería ilegal en Nasca.
Explica al público la importancia de las Líneas de Nasca y el daño que se le hace con esta reducción del perímetro.
Las Líneas de Nasca son un sitio emblemático de la arqueología peruana; como dije, es un sitio de patrimonio mundial. Es un complejo arqueológico que es la evidencia tecnológica, cultural y religiosa de los antiguos Nasca, una de las sociedades que se desarrollaron en la costa entre el año 200 y el año 700 d.C. Y las líneas de Nasca guardan todavía información de la idiosincrasia de estas antiguas poblaciones que supieron dominar el desierto y sacar adelante una civilización de tanta complejidad cultural. Entonces, sabemos que, en los últimos años, salvo los estudios realizados por los japoneses de la Universidad Yamagata y algunos estudios realizados por algunos arqueólogos peruanos, no se han realizado investigaciones. Pero nos llama la atención que el Ministro de Cultura tome y cite los estudios de los japoneses de Yamagata, de los arqueólogos de Japón, como base a partir de la cual han hecho ellos este recorte.
Puesto que estos estudios son precisos y han abordado algunos polígonos dentro de la gran poligonal de Nasca. Pero ellos lo han dado a conocer hace un año, el descubrimiento de geoglifos muy importantes. Y que salen justamente del área considerada como el área nuclear, el área tradicional, con una gran cantidad de motivos diseminados por diversas secciones de la Pampa de Nasca. Entonces, ¿por qué el ministro Valencia Gibaja toma este tipo de actitudes?
¿Qué ha hecho el Ministerio de Cultura en los últimos años por las Líneas de Nasca?
No ha hecho nada. Tiene una dependencia encargada de velar por la protección, pero no ha hecho ningún tipo de trabajo de investigación. No tiene ninguna publicación, no tiene ninguna excavación, no ha hecho nada. Y esto está a cargo del arqueólogo Jhony Isla. Entonces, si el Estado peruano no ha invertido para conocer cuál es el significado, cuál es la extensión real de la línea de Nazca, ¿cómo puede sacar una resolución así de manera tan arbitraria?
Y esto también hay que investigar, qué es lo que está pasando en la Dirección Desconcentrada de Cultura de Ica. Existen múltiples denuncias y quejas sobre el accionar de esta DDC. Pero, lamentablemente, se hace caso omiso. Es necesaria una intervención urgente en esta DDC y verificar, pues, qué es lo que está pasando acá. Yo creo que ya es momento de que la Contraloría entre a tallar, cumpla sus funciones, intervenga esta dependencia para identificar posibles irregularidades que se estén dando.
Cultura
Ministerio de Cultura mutila la protección de las Líneas de Nasca
Fabricio Valencia y Moira Novoa deben responder ante la historia y un país que no tolera el canje político del patrimonio cultural material.

Una de las joyas del patrimonio mundial, las Líneas de Nasca, ha sido objeto de una mutilación disfrazada de “ajuste técnico”. La resolución firmada por la viceministra Moira Novoa Silva, y avalada políticamente por el ministro de Cultura Fabricio Valencia, ha reducido el perímetro de protección de esta zona sagrada sin justificación científica creíble. Pasamos de 297 km a 249 km de área resguardada, con una simple firma. ¿Coincidencia? Improbable.
Lo que a primera vista se presenta como una medida administrativa, en realidad abre peligrosos “accesos” para intereses privados. El trazo milenario de Nasca no fue alterado por el tiempo, sino por la mano interesada de quienes hoy habitan el poder. Y detrás de esta maniobra, asomarían los tentáculos de Alianza para el Progreso (APP), partido liderado por César Acuña, quien no esconde —más bien blanquea— su afinidad con los mineros informales.
No es menor el detalle de que el alcalde de Nasca, Wilman Bravo Quispe (de APP), pidió gratuitamente a la Superintendencia Nacional de Bienes Nacionales (SBN) un terreno de 600 mil m² en plena zona arqueológica de Poroma. ¿El objetivo? No fue declarado, pero la ubicación revela el interés: liberar tierras estratégicas en zonas ricas en minerales. El pedido fue archivado, pero semanas después se inició el proceso para modificar la delimitación patrimonial. ¿Casualidad? Cuesta creerlo.
La resolución viceministerial de Moria Novoa se basa en informes contradictorios y desoye las recomendaciones de la propia Dirección de Sitios del Patrimonio Mundial. No se respetó la sugerencia de incluir toda la zona de amortiguamiento. Además, dentro del nuevo polígono aún existen bienes sin sanear, es decir, legalmente desprotegidos. Prácticamente, se ha abierto la puerta al saqueo moderno.
No cabe ninguna duda de que esto no es torpeza; es cálculo. Porque lo técnico ha sido subordinado a lo político, y lo político al interés económico. Desde el Ministerio de Cultura Fabricio Valencia y Moira Novoa tienen mucho qué responder y deberán rendir cuentas no solo ante la historia, sino ante un país que no puede seguir permitiendo que su patrimonio cultural material sea moneda de cambio partidario.
Cultura
FIL de Lima, en la cola de las ferias del libro de la región [VIDEO]
Una comparación de la Feria del Libro de Lima con otras ferias de la región. Aquí el resultado.

Las ferias del libro son eventos culturales temporales dedicados a la exposición, venta y promoción de libros. Se realizan en lugares públicos como centros de convenciones, plazas o escuelas, y reúnen a editoriales, librerías, escritores, lectores y profesionales del mundo del libro.
Hay muchas ferias del libro importantes en todo el mundo. Entre ellas destacan: la Feria del Libro de Frankfurt en Alemania; la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en México; la Feria del Libro de Londres, en Reino Unido; la Feria del Libro de Bolonia en Italia; la BookExpo América en Estados Unidos; el Salon du Livre de París (Salun di libro de parrís) en Francia; y la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires en Argentina.
En Latinoamérica, la FIL de Guadalajara es la feria del libro más importante en el mundo de habla hispana y una de las más grandes del mundo. Se realiza cada año en México, usualmente entre noviembre y diciembre y reúne a más de 800 mil visitantes, con autores y editoriales de todo el mundo y cada año tiene un país o región invitada de honor.
La FIL Lima también reúne a escritores, nacionales e internacionales; sin embargo, no suele invitar a literatos de la talla de un Nobel. Por otro lado, hay que reconocer que viene posicionándose cada vez mejor en la región y en 2024 registró un récord de más de 530,000 asistentes, superando la cifra del año anterior en un 23%. Y para la edición de este año 2025 se prepara un Homenaje que será dedicado al escritor peruano Mario Vargas Llosa, en reconocimiento a su legado literario.
En resumen, las ferias del libro son más que simples eventos comerciales: son celebraciones de la lectura, la cultura y el pensamiento. En esencia, nos recuerdan que leer es una forma de libertad y que los libros siguen siendo herramientas poderosas para entender el mundo y transformarlo.
Aquí el podcast de Lima Gris con todos los detalles de la FIL de Lima.
Cultura
San Juan de Lurigancho se convierte en un “Museo al Aire Libre” con más de 20 artistas urbanos
Arte en las calles del distrito más poblado del Perú.

En conmemoración del Día Internacional de los Museos, el distrito de San Juan de Lurigancho se prepara para acoger un evento que promete transformar su paisaje urbano en una explosión de color y creatividad. Los días 24 y 25 de mayo, la estación Bayóvar de la Línea 1 del Metro de Lima será el escenario de “Museo al Aire Libre”, una intervención artística sin precedentes organizada por POPULART, colectivo reconocido como Punto de Cultura por el Ministerio de Cultura.
Más de 20 artistas y colectivos del arte urbano peruano —entre muralistas, ilustradores, diseñadores y gestores visuales— se reunirán para convertir muros grises en lienzos vibrantes. La propuesta va más allá del arte: busca reivindicar el espacio público como un lugar de encuentro, memoria e identidad, acercando el arte a la comunidad como herramienta de inclusión y transformación social.
Entre los nombres confirmados destacan reconocidos referentes de la escena urbana como Ilustronauta, Jimbo, Jhoel Mamani, Roberto Peremese, Huansi, Majez, Robin Vela, Kaer y Blue Stef. Junto a ellos, propuestas innovadoras como Módulo.Lab, Gatonegro, y artistas emergentes como Crocketa, Sukey y Murgamdh, conforman un mosaico de estilos y generaciones que dialogan en un mismo espacio.

El evento cuenta con el respaldo de aliados como Línea 1, Barrroco, Colombia Tools y Canal Museal, y forma parte de una apuesta por la descentralización cultural, que busca llevar el arte a todos los rincones de Lima Metropolitana, más allá del circuito tradicional.
“Museo al Aire Libre” es de ingreso libre y abierto a todo público. La ciudadanía está invitada a ser parte de esta experiencia que hará de San Juan de Lurigancho una galería viviente y una referencia cultural en la ciudad.
Cultura
Dibujar las sombras
Crítica literaria al poemario Sombra Celeste de Ximena López Bustamante por Julio Barco (1)

Interior VI
“Mañana salgo de viaje enviaré una postal desde el centro del fuego” nos dice la voz poética de Interior VI técnica mixta (Aletheya, 2022) de Ximena López Bustamante y acaso nos manifiesta la construcción de una poética como un relato ardiente. Así, en este libro es latente la energía telúrica, un desborde que propicia la escritura fluida del poema en prosa. A este ir y venir, se añade la imagen que se sitúa de una frase versal a otra generando, siempre en fragmentos y destellos (como en Joyce) y propicia una caligrafía automáticamente mental: “(…) como quien anda con el corazón hecho polvo una gran culpa transformar las cenizas extinguir el nombre multiplicar el polen dejarlo en el aire en el intento por prescindir la palabra…” (pág. 6).
La emotividad del sentimiento genera un desborde musical y ético: detrás de la cantata hay un deseo de extender la bondad, la poesía y la libertad. Y poner, “todo mi amor reproduciéndose mil veces por segundo” (pág. 12)
Sin embargo, también se permite paisajes más existenciales: ¿Por qué escribir? / ¿Así de doloroso es cuando te crecen alas? / ¿Quién sino tuya? / ¿Cómo sino poseída por unamisma? (pág. 28). Así, el subtítulo del libro se comprende como una advertencia de las diversas técnicas literarias que aborda: prosa poética, poemas con versos reflejados y encadenados a los dos puntos (:); o poemas con forma de carta.

Sombra Celeste
Por otro lado, en Sombra Celeste (Comba, 2025) recorremos por un trabajo repleto de nocturnidad y creación. Ahora estamos frente a un poemario de breve aliento: las imágenes del desborde se contienen. La búsqueda similar: la luz y sombra de la individualidad. En ese sentido, se acerca a poetas como Pizarnik o Varela que se perfilan por una búsqueda intrapersonal. Además, se trata de un trabajo sistemático: todos los poemas llevan el rótulo de noches.
Es un escenario determinado: de la noche diecisiete a la noche veinticinco observamos la germinación de mirada particular. En medio de su búsqueda, se inclina por “la lluvia del aire teje desobediencia para zurcir eso/que tampoco entendemos/salvo la pasión qué entendemos salvo la pasión salvo la/pasión.” (pág. 18) Si para los poetas de la Edad Media la noche se situaba como síntoma de la libertad y el desparpajo, o para Novalis solo la noche era infinita, para la poeta es el espacio de liberar la enfermedad: el cuerpo y el síntoma. Entonces cada noche es un espejo, un medio (y médium) de permear las energías líricas. Y es esa pasión la que crea la posibilidad del andamiaje poético, donde los recuerdos y los suplicios se tornan poiesis: éste es el primer verso/donde serás carbón de tortura (pág. 20), porque, así como la poesía es reflejo, también se convierte en una hoguera donde el fuego (¿acaso el que buscaba en su primer poemario?) regresa como quehacer emancipador y significativo.
El fuego y la palabra liberan. Los que juegan con esas energías, hacen saltar las chispas de las palabras: así nace el fuego. Sin embargo, en la noche diecinueve se advierte: éste debe de ser / el suplicio contemporáneo (pág. 25). Reconocimiento, aceptación, tortura. Es decir, la afirmación de que el vacío —ese síntoma moderno (ese cisne negro) — se cristalice con su terror.
Pero, para no naufragar, el poetizar se transforma en ritual. Así, aparece, por ejemplo, la voz de la abuela, y entonces “(…) alumbra/ versos hambrientos” (pág. 48). Son esos versos, cargados de un lirismo velado, de sugerir antes que mostrar, los que manifiestan la creación de una mirada propia, es decir, una voz identificadora, o, como señala la poeta, un “morar unamisma”. Como un conflicto entre la danza del cuerpo y la expansión panteísta de la mente, oscilan los versos de Sombra Celeste.
¿De qué sombra hablamos entonces? De la sombra de la creación de una identidad a través de un oxímoron (sombra, como conflicto; celeste, como purificación) Esta sombra celeste es un telón a desplegar: ahí yace el corazón y su canto. Y esto genera una suerte de noche oscura del cuerpo, donde se intuye la pasión y la gracia, el desgarro de ser y estar. Es decir, se trata, como en Edipo Rey, de un descubrimiento de la identidad última: ahí la sombra, ahí lo celeste. ¿Y qué es ese lugar? Es el poema el lugar donde la poeta se hace materia de sí misma, conflicto y mutación.
Reflexión final
Finalmente, adentrándonos en la poesía arequipeña (donde podríamos encajar a Ximena, como también en la poesía escrita en el siglo XXI, en la poesía de menores de cuarenta años, etc) encuentro que su voz mantiene y explora el perfil subjetivo de las poetas sureñas (Medina Rondón, Román, entre otras) que buscan una redención interior en versos gráciles y amargos. Como en el ecuánime Alberto Hidalgo, la poesía brota del geiser del ser.
- Autor de más de 33 libros, profesor, columnista y dirige Café Barco, programa cultural.
Cultura
Julio Hevia: el psicoanalista que caminó la ciudad con alma de calle
Julio Hevia pensó al Perú, lo caminó, lo escuchó y lo acarició con palabras. Desde su mirada profunda nos enseñó que la calle es la verdadera escuela de sabiduría, y que la eternidad pertenece a quienes piensan con belleza y verdad.

Cómo no recordarlo. Cómo no pensar en ese andar ágil pero pausado, esa mirada escudriñadora de niño rebelde, ese verbo certero con el que diseccionaba la ciudad y sus habitantes. Este 20 de mayo, Julio Hevia Garrido-Lecca habría cumplido 72 años. Setenta y dos vueltas al sol que, de haber continuado, sin duda seguirían alumbrando con lucidez las veredas del pensamiento peruano. Pero un día gris, el 27 de junio de 2018, mientras permanecía internado en una clínica limeña, Julio partió. Y con él, una voz entrañable del psicoanálisis y de la reflexión crítica sobre el Perú urbano.
El velorio tuvo lugar en la iglesia Virgen de Fátima, en Miraflores. Allí acudieron sus alumnos, colegas, lectores y amigos. Algunos llevaban libros subrayados; otros, anécdotas en el bolsillo. Todos, sin excepción, llevaban dentro el eco de sus ideas lúcidas.
Julio era barranquino no solo por dirección postal, sino por identidad profunda. Su casona de estilo republicano, ubicada en una arteria tradicional del distrito, parecía brotar del mismo espíritu del barrio: bohemio, culto y resistente. Allí vivía con su familia. Y allí, además de libros y conversaciones, también florecía otra de sus pasiones: la pintura y el dibujo. Porque sí, Julio Hevia también dibujaba y pintaba durante años. Lo hacía con la misma intensidad con la que pensaba, con una línea vibrante que dialogaba con sus obsesiones teóricas. Años después de su partida, se organizó una muestra póstuma que reveló esa veta poco conocida, pero profundamente auténtica.

Aunque académico de formación, Julio fue, sobre todo, un observador. No del tipo que se oculta tras el vidrio de una biblioteca, sino el que recorre mercados, conversa con las caseras, con choferes, y escucha sin prejuicio. Fue una especie de sociólogo fáctico por vocación, y psicoanalista por convicción, pero por encima de todo, fue un amante de la polis: de sus lenguajes, tensiones, afectos y contradicciones.
Sus libros —“El limeño como estereotipo” (1988), “Pantallas, frecuencias y escenarios” (1994), “Lenguas y devenires en pugna” (2002) y “¡Habla, jugador!” (2008)— son, en el fondo, mapas del inconsciente colectivo limeño. Un archivo afectivo de nuestras maneras de ser, hablar, chonguear y sobrevivir.
Una conversación en Barranco
Un buen día, cuando yo editaba la sección de cultura de un diario local, decidí escribir sobre él y de sus filudos trabajos y publicaciones que siempre le median el pulso a la ciudad y a los habitantes de Perusalén. Y como buenos vecinos nos encontramos en el corazón de Barranco para dar rienda suelta a nuestra conversa, que primero empezó con rígidos enfoques metodológicos de academicismo y terminó con un lenguaje tan coloquial, en una charla chispeante, muy a lo “chocherita” como se decía antes, o a lo “brother”, como aún se sigue diciendo hasta hoy. La entrevista que le realicé en el mes patrio del 2015, la titulé: Julio Hevia: «Tener calle, ya es un valor positivo».
Aquella mañana, hablamos de Lennon, de Kubrick, del cine y de Freud. Saltamos de los barrios bravos del Llauca, la Rica Vicky y el Rímac, a la sabiduría “cayetana”.
Algo que siempre perdurará en el tiempo, es ese principio de la pedagogía fáctica, que nos predica: “Si quieres romper las reglas, primero apréndetelas”. Y entonces le pregunté: si tú fuiste un maestro de cátedras y le rendías tributo a la academia y a la metodología de la investigación, ¿cómo es que tienes tanta calle? Y con la frescura de quien nunca necesitó impostar sabiduría, Julio empezó a romper algunos sagrados mitos y agregó: “Los teóricos de gabinete no sirven de nada si no salen a la calle a contrastar sus epistemes”.

Las calles fueron su aula
Cuando le pregunté sobre su recorrido callejero, él recordó: “Yo siempre pisé la calle, porque tampoco me acomodaba por mi propio estilo al almidón académico, y ahí también experimenté anticuerpos. Yo he caminado mucho en la calle, y el primer libro que publiqué está hecho de experiencias que yo detecté en la calle”.
Fue entonces que le lancé la pregunta que había estado rondando mi mente… ¿si de niño alguna vez jugó la canga, matagente, y el trompo? su respuesta fue honesta: “Yo jugaba canicas. No era muy bueno, y me acuerdo que tenía un vecino que me andaba quebrando las canicas. También he sido pelotero de la calle toda la vida, y además aprendí que yo tenía que ser más rápido que el otro, porque yo no era muy grande”.
Su relato tenía la precisión de una escena de cine neorrealista: sudor, barro, y una pelota improvisada como centro de todo.
Julio Hevia era tan carismático y entrador, que tenía ese raro don de caer bien. Y aquel día me contó entre risas, que una vez subió a un taxi y empezó a hablar con el chofer. Al poco rato, el taxista detuvo el auto, lo miró y le dijo: —“Bájate”—. Sorprendido, Julio preguntó ¿por qué? —Porque yo te iba a cuadrar —le respondió el conductor—, pero me has caído bien. Así que bájate nomás—”.
Hoy, su voz sigue viva en sus textos, en sus otroras alumnos de la universidad de Lima que aún citan sus frases en sus vidas profesionales. En esa muestra pictórica que dejó como legado silencioso, y en esa casona de Barranco que aún parece esperarlo con la puerta entornada.
Julio Hevia no solo pensó al Perú. Lo escuchó, lo caminó, lo acarició con las palabras. Y desde ese lugar profundo —el de los que no se conforman con mirar desde la ventana—, nos enseñó que la calle no es solo un espacio geográfico, sino una gran escuela de sabiduría.
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