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Cultura

IDENTIKIT IDEOLÓGICO Y POSIBLE PLAGIO ENTRE “EL JUEGO DEL CALAMAR” Y LA NOVELA “MATAGENTE”

Los parecidos entre El Juego del Calamar y Matagente no estaría solo en el plano de los títulos (juego de niños) o del género gore, sino en lo ideológico, en la esencia que sostiene tanto la novela como la serie de Netflix: crítica social, homofobia, xenofobia, crítica al fracaso de una sociedad donde los trabajadores, incluido a profesionales, no tienen otra salida que matar o matarse entre ellos. Y como último recurso está el juego que los puede religar y, claro, donde pueden también perder todo.

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Después de recibir muchas llamadas y correos de amigos escritores sobre la similitud de mi novela Matagente y la famosa serie de Netflix El Juego del Calamar y después de revisar varias veces dicha serie y consultar con especialistas en el tema, paso a decir lo siguiente:

Para hacer una computadora, primero se inventó la electricidad, los parlantes, el televisor, etc.  Así como para fabricar una bomba atómica primero se tuvieron que inventar los detonantes, el uranio enrarecido, el plutonio, entender las reacciones en cadena, fisión y fusión nuclear, etc. Asimismo, El juego del Calamar (EJDC) –o The Squid Game–, la controversial serie de Netflix, ha tenido sus propios antecedentes, no solo el cine de terror o películas como Rojo y Azul o los cómics japoneses, Battel Royale, Alice in Borderland y As The Gods Will, sino también habría tenido la influencia de libros como Matagente, una novela gore escrita en Perú por este servidor, donde el juego de niños está presente y donde hasta los personajes que mueren son delincuentes, perdedores, gente de malvivir que están fuera del sistema o el detritus de una sociedad. Eso aparte que trata –tanto la novela como la serie– de la pérdida de inocencia, conflicto de clases sociales y las exigencias de vivir en un sistema capitalista. 

Y es que leer Matagente no sería difícil para un profesor de Cultura Global  como es Hwang Dong-hyuk, el director de origen surcoreano de EJDC, quien ha ido a estudiar a Estados Unidos. Aquí dejo constancia de la presencia de Matagente en las bibliotecas universitarias de EU: https://www.worldcat.org/title/matagente-manual-de-autoayuda-para-cometer-un-crimen/oclc/820836184?fbclid=IwAR0Qu03QhZG6tyTsIkxbYLn35GsCb8YK8dj6BU-XtqkU3Ko0veV8IfMoPio.

Publiqué mi novela gore Matagente en 2012, donde lo más resaltante es la cuestión lúdica, no solo por el asunto del “manual” (“Manual para cometer un crimen”, tal y como consta en el subtítulo), sino porque siendo un libro sobre asesinatos lo vincula con el juego de niños: matagente; y en varias páginas se desarrolla esta idea enlazada al divertimento, la distracción y el recreo a los crímenes. Cuestión que también hace El Juego del Calamar. Y la similitud llega a niveles sorprendentes como en la pg. 169 de Matagente, texto que tranquilamente podría abrir esta serie televisiva que triunfa en más de 90 países y tiene a más de 100 millones de seguidores en el mundo:

“El juego consiste en avanzar hasta donde te lo permitan. Los participantes deberán tomar su posición de combate. En el desarrollo de la performance nos daremos cuenta que todo es cuestión de lanzar el arma blanca o apretar el gatillo sobre la posible víctima. Para eso se tiene que estudiar el caso, revisar el objetivo, calcular los pormenores y tender la trampa. Lo importante es que tenemos a nuestro favor ese elemento táctico llamado ‘sorpresa’. Total, la víctima no sabe que es la ‘víctima’ hasta que empieza a correr la sangre y el juego empieza a tornarse interesante. Es como si estuviéramos en un safari, como si nos hubieran otorgado, por un momento, la condición del león u otra bestia parecida. (…) Cabe anotar que en el juego, uno tiene que apretar y el otro tiene que ceder, ese es el código binario. No hay opción. Hay que tener en cuenta que en este juego quien pone las reglas somos nosotros; por lo tanto, estamos exceptuados de cualquier “daño colateral” o posible pérdida, y solo nos debemos permitir ganar, coronar nuestro esfuerzo con el triunfo. // En caso de que el juego no siga la línea preestablecida todavía hay una posibilidad de redención. Patear el tablero no se debe ver como un acto de cobardía, sino como un último recurso para preservar nuestra preciosa vida. // Al final tenemos que tener en cuenta de que el juego continúa con o sin nosotros.”

Veamos también la pg. 94 de Matagente: “’La caída’ en algunos casos se presenta como un juego lúdico; presionado el botón inicial hay que dejarse maniobrar por el odio, la rabia y la violencia contenida, produciendo una liberación de energía que necesariamente tendrá que buscar a una víctima y como consecuencia a un victimario. La idea del ‘ludismo’ arrastra consigo ciertas reglas que pueden verse afectadas según se desarrollen los hechos, es decir, no es igual si ‘la caída’ me sobreviene con un policía o con un vagabundo, tampoco es igual si me sobreviene en plena vía pública o en un elevador con un ascensorista minusválido, atado a su bando, sin más emoción que lo de sus ojos desorbitados cuando le aprieto el cuello antes de degollarlo sin mayores miramientos.  El juego lúdico es siempre un arma de doble filo, hay que andarse con cuidado, sobre todo porque en este mundo las apariencias engañan y un enano sin pelos en la cabeza podría ser desde un cura hasta un oficial de policía. Y si es verdad que en la calle todos miran a todos, también es cierto que nadie se mete con nadie, es como si en el tablero de ajedrez cada cuadrito no tuviera relación el otro cuadrito y así el tablero-mundo solo fuera una relación inconexa de cuadritos que encuentran su destino dentro a de sus limitados espacios. ‘La caída’ me hizo recordar una vez, mientras le arrancaba la lengua a una vieja odiosa que solía pegarle a su niño, que todo juego tiene sus reglas pero es posible ganar haciendo trampa, es cuestión de tacto, tino y buena suerte, sobre todo esto último que es producto de la intención y de hacer las cosas bien hechas logrando un desarrollo óptimo de nuestros actos con respecto al oficio.”

En Matagente el juego es lúdico, en el JDC el juego es literal. Asimismo tanto la novela como la serie se mueven en un mundo gore de  crímenes, misoginia, homofobia, xenofobia (por ejemplo, cuando habla el paquistaní en la serie) y dentro de tanta miseria humana hay enseñanzas como la del viejo que les dice como tirar de la soga (aunque el viejo terminaría por ser un impostor). Se ve tráfico y manipulación de órganos humanos, algo que también se ve en Matagente. Uno de los personajes de EJDC cuenta que violaron a una muerta (cap 5), lo mismo pasa en Matagente, pg. 141: “Me pareció divertido que esa cabeza solo haya sido un conducto al vacío, un recipiente momentáneo de mis necesidades fisiológicas. Después abrí el refrigerador, saqué los intestinos afuera y me puse a pensar en su funcionalidad”. Pg. 215: “Me acerco por atrás donde también he dejado una obertura. El cuerpo todavía humea y parece tener movimiento propio, pero es el balanceo constante del tecle, casi como un columpio. Y, antes de que empiece el rigor mortis y a enfriarse, empiezo a penetrarla…”.

En el capítulo 6 de EJDC sucede el juego de las canicas. En el Capítulo 7 uno de los personajes dice: “¿Cómo se hacen llamar seres humanos”? Frases y hechos que aparecen en Matagente en diferentes formas y que se puede cotejar con lo que se dice en Matagente, pg. 172: “La muerte hozaba en sus espaldas y la mayoría de estos muertos vivientes quería dejar el último suspiro en un ‘lugar decente’ como si eso los limpiara de toda una vida de precariedades, vejaciones y carencias, y como si de esta forma recuperaran la condición de seres humanos”. Capítulo 9: otro de los personajes dice: “Ella moriría de todos modos, solo elegí acabar con su dolor” que es casi lo mismo que dice el personaje Atoj en un sinnúmero de pasajes: Matagente, pg. 110: “Mi conciencia nunca me permitió caer en la debilidad del arrepentimiento o de la conmiseración. Jamás tuve sentimiento de culpa por los crímenes que cometí. Siempre he pensado que deberían agradecerme “por hacer el bien”.  Matagente, pag. 112: “Toda esa gente estaba muerta y yo tenía que hacer algo. Ese era otro mundo, parecía un campo de concentración, alguien tenía que hacer el trabajo sucio. Llegamos a una avenida ancha en la que al parecer los mundos se dividían. Muchas personas se amontonaron alrededor del carro, el taxista los arreó con una sola frase: ‘a la vuelta, recién he salido a trabajar’, y todos se hicieron a un lado. Noté los brazos de un niño carcomidos por la lepra, ébola, ántrax o alguna enfermedad parecida. No había nada que hacer, era cuestión de tiempo, ya estaba pedido por la muerte. Me hubiera gustado embestirlo con el carro, pero yo estaba al lado, fuera de toda decisión inteligente siendo llevado a ese mundo que no era mi mundo y al que también irremediablemente tendría que destruir o, por lo menos, intentarlo”.

Aquí algunos juegos que se mencionan en la novela Matagente: el juego del trompo: pg. 37: “Entonces cogí mi trompo que adrede lo había dejado en ‘la mesita de noche’ y con la punta del clavo se lo hundí en pleno plexo solar, y luego de hincarla en varios puntos de su pecho, corazón y pulmones inclusive, terminé clavándola en sus dos ojos”.

Baseball, pg. 52: “Mamá estuvo deprimida un tiempo y dijo que soñaba que los dientes se le caían y que alguien parecido a un enano la golpeaba con un bate de baseball”.

Correquetealcanzo, pg. 100: “Detrás de un árbol miraba cómo una niña blanca de trenzas doradas, vestidito rosado arriba de las rodillas y mediecitas de colores, jugaba al correquetealcanzo en la puerta de una cochera; parecía “risitos de oro”, Dorothy o una de las pequeñas de La Familia Ingalls que se había extraviado en esta selva de cemento donde todo puede suceder para suerte de algunos”. (…) El juego consistía en coger a los ‘rivales’ y llevarlos a un lugar en el que estarían protegidos. El que más “rivales” capturaba se hacía acreedor del triunfo. La niña era perezosa, su primitiva sensualidad se dejaba atrapar rápidamente y prefería quedarse sola en la cochera esperando que alguien la viniera a rescatar.”

Canicas, pg. 115: “Acerqué mis uñas a los ojos del león y lo saqué de cuajo: eran canicas verdes.”

Juegos mecánicos, pg. 131: “Recordé al niño del ómnibus, al viejo papagayo, a los ineptos policías y a los histéricos vecinos y me vi a mí mismo como en un juego mecánico en el que era trasladado por brazos ortopédicos a un lugar ignoto”.

Juegos sucios del colegio, pg. 164: “Ellos dictaban las pautas para los “apanados”, “los callejones oscuros”, “los rompepechos”, “los rompeespaldas”, los cachetadones, las lapidaciones y otras bestialidades que se ejercían sobre los menos dotados. “Tuco” y “Tico” sabían cómo zafarse de los problemas, amenazando de mayores golpes y de muerte. Aunque varias veces fueron llevados a la dirección para comparecer por sus malas acciones. Yo mismo me vi la cara con ellos en situaciones de reprensión, pero yo estaba unos pasos más adelante, pensando en cosas mayores, visualizando mi futuro por las cuencas de un cráneo rajado a pedradas, por eso nos hicimos compañeros de ruta; pero era claro que a ellos no les interesaba la inmortalidad y su trato con la violencia era solo coyuntura adolescente, un pasatiempo mientras llegaban las verdaderas responsabilidades”.

Juego de la pelota, pg. 189: “Entonces empecé a patear salvajemente su cabeza como si fuera una pelota de trapo hasta que solo un pellejo amarcigado e infecto sostenía el tronco de lo que parecía un cráneo”.

-Más juegos y/o torturas, pg. 222:

“Soy muy exigente y meticuloso con mis cuestiones personales. De todas formas, tengo una larga lista en orden alfabético, muchas de las cuales no he podido conseguir hasta ahora, porque pertenecen al Medioevo o al oscurantismo y son consideradas casi como reliquias o valiosas antigüedades; entre ellas, y en orden alfabético, están: el aplastacabezas, ideal para necios; el aplastapiernas, para enanos y renacuajos; el aplastapulgares, diseñado para los que se hacen la manicure y la pedicure; el arañador, cuya especialidad es recomendada para los que tienen bello rostro; la atadura, para los que aman la libertad; el azote, para los esclavos de espíritu; el bastinador, para los que tienen aires de artista; la bota española, para los que aman la madre-pútrea; la bola malaya, para los que les gusta jugar con esféricos; el brasero, para los friolentos; el castigo de agua, para los que sufren de hidrofobia; el cepo chino, para los que les gusta tener las manos libres; el cepo simple, para los que les gusta disfrutar de la “libertad”; la cigüeña, para los que aman a los niños; el cilicio, para los ortodoxos y dogmáticos; el cinturón de castidad, para los que no pueden dominar sus ansias; el cinturón de San Erasmo, para los píos; el collar con pesos, para los que les gusta las alhajas; el collar con púas, para los que les gusta exhibir el cuello; las cosquillas, para los que creen en la risa; la crucifi xión, para los estigmáticos y creyentes del basural religioso; la cura de agua, para los negros, simios y todo aquel que tenga la piel sucia; la cuna de Judas, para cualquier “padre de familia”; el desgarrador de senos, para señoritas con implantes mamarios; la doncella de hierro, para todo aquel que tenga pretensiones de realeza; el empalamiento, para gays, transgéneros (LGBT) y otros; la fl auta del alborotador, para adamados y gentuza de dudosa reputación sexual; el frío-calor, para los insensibles; la gota china, para los indoblegables; el garrote, para los que tienen el cuello fuerte; la garrocha, para los enanos; la horquilla, para los esticosos; el horno de pie, para los que andan sin cuidado; el insomnio, para los que duermen mucho; la jaula colgante, para los que aman las alturas; la máscara, para los tímidos o los que sufren de pánico escénico; la melaza, para los que aman la dulzura; el péndulo, para los místicos y practicantes de la magia; la pera, para los sodomitas; la picana eléctrica, para los relajados; la picota del tonel, para los que siempre están en guardia; la posición Shabak, para los sibaritas de la comodidad y el confort; el potro, para los que les gusta domar animales salvajes; el potro en escalera, para los perfeccionistas; la rueda de Santa Catalina, para los religiosos y moralistas; la rueda para despedazar, para los seres íntegros; la ruleta rusa, para los que gustan de las sorpresas o a los que les gusta jugar a la “gallinita ciega”; el sangrado, para los hemofílicos y vampirratas; la sierra, para los masoquistas clásicos; la silla del interrogatorio, para los mudos y seres inferiores de “pocas palabras”; el strappado, para los claustrofóbicos; las tablillas, para los chuecos o los que sufren de genu varu o genu vago; el taburete de sumersión, para los que aman la limpieza del alma; las tenazas, para los que gustan de las exquisiteces; el tormento chino, para los amantes de la cultura asiática; el toro de Falaris, para los que son afi cionados a la tauromaquia; la tortuga, para los lentos y retardados mentales; la tortura del caminante, para los correcaminos y deportistas de “mens sana in córpore sano”; la tortura de la piedra, para los duros de corazón; la turca, para los exóticos; las uñas de gato, para los gustos felinos; la violación, para los castos y vírgenes de mente; el yelmo, para los que gustan de la sobreprotección y los cuidados de mamá y papá, etc., etc.”

Finalmente, los parecidos entre El Juego del Calamar y Matagente no estaría solo en el plano de los títulos (juego de niños) o del género gore, sino en lo ideológico, en la esencia que sostiene tanto la novela como la serie de Netflix: crítica social, homofobia, xenofobia, crítica al fracaso de una sociedad donde los trabajadores, incluido a profesionales, no tienen otra salida que matar o matarse entre ellos. Y como último recurso está el juego que los puede religar y, claro, donde pueden también perder todo. La diferencia con Matagente es que Atoj, el personaje principal, asesina pensando que así está ayudando al mundo al liberar a estas personas sufrientes. Eso aparte de que tanto Matagente como El Juego del Calamar, “son muy violentos, complejos y poco comerciales” (exactamente estas palabras las dijo el director surcoreano Hwang Dong-hyuk sobre su serie). Por lo expuesto y otros, dejo este identikit y posible plagio en manos de mi abogada: Martha Santur de Bieberach,  CAL 51438.

Rodolfo Ybarra 

DNI 09441432

rodolfoybarra@hotmail.com

https://web.facebook.com/rodolfo.ybarra.7/

WhatsApp 967134258

PD: Anexo este artículo del desaparecido escritor Pedro Novoa publicado en 2014 y donde se habla del mismo tópico: infancia, crímenes, pérdida de la inocencia, juegos y otros que implican mi novela Matagente: https://limagris.com/el-desfiguramiento-de-la-infancia-en-la-novela-matagente-de-rodolfo-ybarra/?fbclid=IwAR0RO_lOdNbnGMK1nUBlWa7ZN3ZNQrx4J8N47CKG_jY5KeaEm9Fp8WxDkmQ

EL DESFIGURAMIENTO DE LA INFANCIA EN LA NOVELA “MATAGENTE” DE RODOLFO YBARRA

Pinto Pinto gorgorito, saca la mano del paletito,

¿en qué lugar?, ¿dónde está?

Pinto Pinto gorgorito, hay que matar al pajarito,

¿cuál será?, ¿cuál será?,

¿serás tú…? ¡o tú!   (Bang).

                                                   Canción infantil[1]

La novela de Rodolfo Ybarra, Matagente (2012) trabaja el desfiguramiento de la imagen de la infancia desde el saque. El título nos refiere a un juego infantil, muy conocido en el Perú, donde se coloca a un grupo de participantes entre dos “matadores”, quienes con un balón “matan” a quienes les caiga al azar los balonazos que los sacan del juego. Desfigurado, a través de un proceso de filigrana virtuoso y cruel, Ybarra, impone el mismo título, para deconstruir el significado lúdico y regresarle la connotación criminal, pero a niveles de montaje simbólico.

De golpe, Matagente se convierte en una especie de aparato crítico de una sociedad llena de prejuicios, taras, alienación y estupidez alarmantes que solo merecerían la muerte como un gesto cuasi compasivo. El catalizador es Atoj, personaje que se encarga de llevar a niveles insólitos el juego de matar gente. Ataviado de una especie de antimoral, este personaje se esmera a través de sus “caídas”, momentos curiosamente epifánicos donde consigue conjugar los asesinatos con profundas reflexiones sobre la condición humana.

La desfiguración de la imagen infantil se observa simbólicamente cuando se pregunta sobre el origen de una mosca (el crimen) que transcurre entre lo sórdido y lo ingenuo: “¿De dónde habrá venido? seguro posó sus patas en la caca de algún perro o deslizó su lengua en la fruta de un niño.” (pág. 21)  Esta sordidez es planteada como atávica para la condición, humana. Atoj afirma que desde niño se imaginaba como una parte absurda de un mecanismo absurdo: “De niño imaginaba que este mundo era como un enorme reloj lleno de engranajes imposibles e ininteligibles y yo era ese segundero atado a su centro girando sin razón por la explanada de la existencia.” (pág. 26) Atoj desfigura desde la infancia esta concepción del mundo y le asigna no solo otra forma, sino que evidencia una secreta esencia: la mierda.

“Así pasó mi niñez hasta que yo mismo construí un reloj de arena, una hermosa clepsidra que por ciertas coincidencias –creo yo– era lo más parecido al hombre, lo más exacto a su supuesta esencia, al menos en lo que concierne al desgaste constante, la arena que cae; pues, como todos saben, estamos llenos de mierda y eso es lo que reflejamos en cada acto de nuestras vidas (35 toneladas de mierda pasan por nuestro sistema digestivo en una vida promedio), nada escapa a esta maldición viperina, ni siquiera el más asceta o santón de estas tierras puede alejarse de esta categoría: mierda” (pág. 26).

El discurso narrativo configura al protagonista como el clásico niño genio que se desadapta rápidamente de una sociedad carencial y estúpida. Con pinceladas sutiles se desliza los rasgos obsesivos, sicopáticos, entroncados en un temprano despertar mental y sexual. Edípicamente Atoj descubre su sexualidad a través de la imagen materna. Imagen que también se desgarrará en la búsqueda constante de mujeres con las cuáles alternará el sexo, el deseo y el poder. Estará con putas, niñas, y finalmente con un travesti. Este desgarramiento de la imagen de la mujer que termina en la no mujer, en la no madre, llega a su clímax cuando el protagonista secuestra la criatura de una indigente de procedencia andina y la mata salvajemente.

Atoj, especulamos, pretende desgarrar el origen de todo a través de este último crimen. Desgarrarlo para que todo comience de cero. Porque Atoj es gordo, el bebé desnutrido; aunque su nombre tenga origen quechua, él es blanco, racista y el niño es cobrizo y de madre andina; él es clasemediero y el bebé indigente, y finalmente, él es hombre, machista y descubre casi al final que la criatura es mujer. Al acabar con ella, acaba con su antítesis, exige un nuevo inicio a través de la tácita afirmación de su negación.

Es sintomático el uso de un trompo como arma letal. Así como en Los ríos profundos, este juguete artesanal adquiere connotaciones simbólicas entre el zumbido que hace al bailar (zumbayllu) con la asociación de recuerdos y afectos del protagonista. En Matagente, este artefacto infantil se emponzoña, su propia naturaleza con clavo amenazante incluido, nos regresa a lo primario, al odio más elemental. Con esta arma perpetra su primera caída: “Mi primer crimen, simple y lejano, fue con la punta de clavo de un trompo. Todavía conservo la herramienta del delito y el recuerdo de la carne corrompida y agujereada”. El protagonista cree, confía, da por sentado que es inocente a pesar de la evidencia de los efectos de los crímenes endulzados por reminiscencias paternales.

Me veo caminando por una calle solitaria. Mi padre me lleva cogido de la mano. En uno de mis bolsillos guardo un trompo con huaraca. En mi mano izquierda tengo una luz de bengala encendida, cruzamos la pista y antes de llegar a la acera coloco la bengala caliente en el antebrazo de papá. Un grito de dolor retumba en la noche, el eco se esparce y como una ola de arena regresa para cubrirlo todo, para sepultar cada instante de sospechosa felicidad y negar con su silencio de cemento y hormigón cada risa dibujada en los rostros de la inocencia (…). Tengo en mi mano un trompo con punta de acero y apuñalo continuamente un cadáver que se coge de mi inocencia. (pág 85).

Atoj ha envenenado niños en las puertas de los colegios, en los parques, los ha ultrajado, los ha descuartizado, ha hecho mil una atrocidades. Luego de una borrachera, Atoj ha enfrentado una de sus más afiebradas pesadillas, precisamente con niños.

“unos niños me apedreaban y uno de ellos, el más feo y grande, se acercó con un cuchillo y me mutiló la cola, sentí un dolor en forma de descarga eléctrica que se apoderó de mi columna vertebral e inmediatamente empezó a crecerme el miembro cercenado. Trataba de escapar pero era inútil, entonces vinieron más niños feos y con llagas en el cuerpo, parecían provenir de un campo de concentración o algo así, y cada uno con su cuchilla empezó a desollarme lentamente” (pág. 57).

Atoj se siente impotente ante estas agresiones, pero por momentos las disfruta “La crueldad de esos niños me excitaba (pág, 58)” Y a pesar de estar derrotado por este poder onírico, cierto clasismo maquillado con racismo le hace pensar que: “lo único que me preocupaba era que este viaje iría acompañado por niños horribles y no era un buen designio” (pág. 58). Ya despierto, ya curado, ve televisión, en sus películas ve un horror equilibrado, no como en los sueños, sino como esta sociedad ha establecido la ruta de la crueldad. El monstruoso, el poderoso ejerce su poder con el débil, con el indefenso. Sí, con las mujeres y/o con los niños.

“Cambié de canal: un hombre con una sierra eléctrica cortaba en pedazos a una mujer; a su costado, otro hombre gordo y con mirada perversa violaba a una niña, la cual trataba de defenderse con un osito de peluche; el gordo, luego de penetrar vaginal y analmente a la niña, sacó una chaveta de uno de los bolsillos de su pantalón y la apuñaló sin miramientos, luego con el hombre de la sierra se fueron a tomar unas cervezas. Otro canal: Freddy Krueger fileteaba con su manopla de cuchillos a un niño, la sangre embarraba toda la pantalla, luego le abría el vientre a una mujer panzona y la arrastraba por la sala de una casa jalándola de las tripas.” (pág. 69)

La novela propone una suerte de juego de espejos, donde si bien es cierto podría a simple vista odiar y abominar al personaje Atoj, en realidad, es Atoj el que es como líneas arriba se mencionó, el catalizador de una realidad hórrida, sucia y nefasta de lo que se ve, vive y experimenta a diario. No es casual que Atoj decida estudiar Psicología laboral, porque además de analizarse a él como ente de catálisis social, quiere experimentar eso que él canaliza: la podredumbre laboral de un sistema actual. Solo cuando deja de ser niño, Atoj es cruel como un adulto, ejerce una función, una hipócrita forma de ser útil, de “matar” gente embutiéndolos en esa trituradora de carne que es la vida social utilitaria.

La novela es consciente de la crueldad que maneja, Atoj recuerda la cita de Iván Kamarazov cuando dice que la muerte de un niño le hace querer devolver su billete al universo, pero, el muy cretino, no devuelve nada (pág. 104). Atoj no tiene la visión conciliadora y hasta cómoda de la concepción ingenua y candorosa del niño. En este nivel de desgarramiento de la imagen infantil, el protagonista entiende que el horror mayor no es ser un adulto que comete crímenes con toda la carga de arrepentimiento y moralina a cuestas, cree –y creemos– que el mayor volumen de la sevicia es aquella que se ejecuta irresponsable, festiva y lúdica. No quiere a nadie, solo alberga cultivadas sensaciones de desprecio u odio para cualquier atisbo de contacto humano, incluso para con su propio hermano: “para lo único que podría haber tenido contacto con mi hermano sería para trocearle el pescuezo o sacarle los ojos. Perdí mi oportunidad en la adolescencia, quizás en la niñez, y ahora era demasiado tarde.” Atoj es el joven, que algún día será adulto, sin dejar de ser niño-bestia nunca. Y con esos ojos seguirá extasiándose con el crimen.

“Tener diecisiete años no cambia nada, uno aún tiene mente de niño y está obligado a arrastrar un pesado cuerpo de hombre. Yo, por mi parte, me sentía bien porque siempre he pensado que dentro de mí habitan horrorosos monstruos a los cuales no debo amansar sino domesticar, es decir, darle forma a su naturaleza, hallar la razón de su filosa dentadura sin limarla, entender y no corromper ese espíritu exquisito de la alevosía”. ( pág. 110)

Atoj es un transgresor puro, sabe, piensa, cree fervientemente que el mundo está en descomposición sin vuelta atrás, y que su maldad no hace otra cosa que limpiarlo. Ve a gente pordiosera que piensa arrasar con un auto y lamenta no hacerlo. Pero el punto climático es cuando ve a una mujer y un niño subir a un carro a limosnear. Es allí cuando Atoj concede uno de los pocos gestos de humanidad y confianza para con el futuro. No es pesimista, confía, anhela en los ojos de ese niño –muy parecido a él- la posibilidad de un cambio a través de la insumisión. En vez de darle una limosna, le entrega un objeto punzocortante que simboliza la posta generacional en la rebeldía.

La mujer con un hijo encima y el otro al lado avanzó por los asientos estirando la mano en situación de súplica, al pasar por mi costado muchas imágenes pasaron por mi cabeza, algo dentro de mí se enervó, metí la mano al pantalón, estiré la cuchilla del cortaúñas y se lo entregué al niño. En una frenada del ómnibus el niño que traía el cortaúñas en ristre y con la navaja hacia un lado, le cortó la mano a un viejo papagayo que estiraba la mano –a su vez– para entregarle a la señora unas monedas de corta denominación. El viejo chilló y una gotitas de sangre fueron a parar al rostro del niño, que sonrió inocentemente. (pág. 126).

Acostumbrados a contemplar la realidad con panorámicas borrosas, Matagente acerca el lente en primerísimos planos. Y claro, nos deja pasmados, absortos, y tirados en el piso. Gesto que se agradece, porque quién sino esos artefactos artísticos que nos regresan a los desolados fueros de nuestra patraña diaria de civilizados y ascendentes morales, quién sino esos artefactos artísticos como Les Cent Vingt Journées de Sodome, ou l’École du libertinaje, o  Venus im Pelz que vienen a arrasar y dejar sin piso  a cualquier aparatito moral que se les resista. Matagente, llega con la misma contundencia, amparado por el cine Gore, por la cultura yanqui de Serial Killers, por la brutalidad reactualizada del paleolítico inferior, por el guiño de la crudeza quechua, por el panorama postnuclear de Lima la horrible, y finalmente, por el santo y seña de un juego de niños-bestias que como en la entrada del Infierno de Dante, nos exige dejar afuera, la esperanza. Están advertidos.

[1] Canción infantil que cierra la novela Matagente.

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Rodolfo Ybarra. Ha estudiado matemática pura, física, electrónica y comunicaciones. Ha publicado una veintena de textos entre novelas, cuentos, poemarios y ensayos. Ha dirigido un programa de televisión de contracultura y política, y editado revistas y fanzines. Se expresa también vía el vídeo y la música. Desde el 2007 maneja el blog www.rodolfoybarra.blogspot.com.

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Cultura

Lomas El Mirador, trekking, rapel y aventura en un lugar que espera ser redescubierto por todos los turistas en SJL

Un lugar autogestionado por sus propios vecinos que de la mano de Jorman Cabello ofrecen en las lomas horas de aventura extrema en medio de la naturaleza.

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Verano, cae la tarde en el distrito más poblado del país. Quinientos años antes los habitantes de la serranía surcaban caminos empedrados y agrestes llevando productos típicos de las alturas, hasta llegar a lo que hoy son conocidas como las lomas El Mirador, para luego seguir su camino cuesta abajo. En lo alto, donde ahora se levanta una torre de electricidad, el antiguo hombre observaba por el Este la vastedad del valle de Lurigancho (o Rurincancho, como se conocía antes de la colonización), llena de vegetación, bosques y riachuelos; y por el Oeste el mar recibiendo a un anaranjado sol. Esa espectacular vista ahora ha variado en uno de sus lados; hace como quinientos años, desde lo más alto de la ciudad el aventurero aún puede contemplar el más bello y sonrojado atardecer, divisando a lo lejos los barcos y a los aviones elevándose por encima de las nubes.

Durante los siglos y decenios el ser humano se ha encargado de ir transformando lo que antes era espacio y dominio de la naturaleza, de los animales silvestres y del fluir del agua que caía libre de las quebradas de ese distrito. Mantener uno de los pocos espacios naturales resulta una batalla titánica, ya sea por los invasores de terrenos, por una ciudad que poco a poco va creciendo de manera frenética y acelerada, pero que en cada estiramiento ignoran lo que antes ahí había. Afortunadamente existe la organización ambientalista “Haz tu mundo verde”, en cooperación de todos los vecinos de las lomas El Mirador, se encargan, contra viento y marea, de preservar ese mágico lugar oculto por el tiempo y también por sus autoridades, limpiando la zona de desechos, llenándola de color, y sobre todo difundiendo para que no solo los vecinos de San Juan de Lurigancho (SJL), sino también turistas nacionales y extranjeros, vayan a conocerla.

Durante mi última visita a las lomas tuve la oportunidad de conversar con Jorman Cabello Arzapalo, director general de la organización ambientalista, quien muy amablemente me contó sobre la historia del distrito, el compromiso que tiene por conservar las lomas, y los proyectos a futuro que se vienen, eso sí, todo a favor del propio vecino luriganchino.

En primer plano, Jorman Cabello, y de fondo el distrito de SJL.

Desde lo alto de una gigantesca piedra, donde se ubica uno de los extremos del puente colgante que puede ser disfrutado por todos los visitantes, Jorman nos ve subir con esfuerzo la gran escalinata colorida construida por todos los vecinos. Ya en el primer punto, nos va explicando la importancia que tenía ese pasaje natural en la antigüedad, sobre el paso de los chivateros, las huacas olvidadas por el Ministerio de Cultura pero que antes eran centros administrativos, religiosos, o de recolección de los Rurincancho; el esfuerzo que viene realizando, junto con historiadores, antropólogos como Julio Abanto, y muchos ambientalistas en dotar de identidad al nuevo habitante de SJL, haciéndoles conocer la historia del distrito para que de alguna manera se vayan borrando prejuicios.

Así como las lomas de Lachay (Huaura) o de Lúcumo (Pachacamac), las lomas El Mirador (ubicada entre el límite de SJL y El Rímac) ofrece un día lleno de aventura y deporte extremo, pues los visitantes pueden realizar una buena y extensa caminata por las lomas, apreciando el atardecer durante la temporada de verano o caminando entre la vegetación en invierno, para luego animarse a cruzar por el puente colgante; o para los más intrépidos también existe la opción de hacer rapel.

Para llegar a las lomas El Mirador el visitante puede bajar en la estación del tren ‘Los Postes’ y de ahí tomar una moto que les lleve hasta la misma puerta que da inicio a la caminata, en el pueblo joven Nuevo Perú. Para mayor información y reserva de entradas para una visita guiada al número: 977 694 111.

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Cultura

Exposición “El árbol de la muerte” de Hugo Salazar Chuquimango

La muestra del artista Hugo Salazar Chuquimango conformada por una pintura de 120×120 cms. y dibujos con los personajes que la habitan, se presentará del 26 de abril al 30 de mayo. Ingreso libre.

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La exposición “El árbol de la muerte” consta de una sola obra pintada al óleo y doce trabajos de pequeño formato en técnica mixta. La obra principal da título a la exposición y representa en cierta medida un develamiento simbólico sobre la idea de humanidad. La muestra busca documentar, mediante fragmentos ilustrativos, partes importantes para la construcción de esta única obra pictórica.

Hugo Salazar Chuquimango explica sobre esta obra que tiene una carga fuerte en simbología. “En este caso, empezando por un recorrido serpenteante que encapsula su narración iconográfica. La comunión con el árbol invertido contiene imágenes arquetípicas, ramificadas como en la estructura mental, a partir de experiencias personales y que se comparan con elementos universales”.

Asimismo, el artista toma el siguiente escrito del psicoanalista suizo Carl G. Jung:  “El árbol representa la evolución de las fases del proceso de transformación y sus frutos y flores significan la coronación de la obra”, como base teórica y fuente de inspiración para esta exposición individual que culmina un proceso creativo que inició en el año 2019 con la muestra “El árbol de la vida”.

Por su parte, Fernando Torres anota: “El surrealismo que identifica el trabajo de Hugo Salazar se remonta al 1,500 cuando Hieronymus Bosch producía universos de personajes oníricos, cuyo simbolismo constituía un desafío. Con ese referente consciente o inconsciente, ha desarrollado un lenguaje similar que se puso de manifiesto en El árbol de la vida y ahora el de la muerte, dos condiciones inexorables de la existencia”.

La muestra podrá ser visitada del 26 de abril al 30 de mayo en oficinas de Viajes El Corte Inglés de Miraflores (Av. Angamos Oeste 624). El horario de visita es de lunes a viernes de 9 a.m. a 6 p.m. y sábados hasta las 2 pm. El ingreso es libre.

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Cultura

Editorial Caja Negra: escritores responden a las declaraciones de Claudia Ramírez

Los más de 30 autores perjudicados le responden a la dueña de la editorial.

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El caso de la editorial Caja Negra continúa sin resolverse, son más de 30 escritores que denuncian el incumplimiento de contrato y deudas por regalías. En nuestro informe anterior titulado “Más de 30 escritores denuncian a editorial Caja Negra” publicamos las dos versiones de las personas implicadas, tanto de los denunciantes como de la denunciada Claudia Ramírez Rojas, dueña de la editorial peruana que ya lleva 13 años en el mercado.

Ayer se comunicaron con Lima Gris representantes del grupo de escritores que han hecho pública su denuncia en redes sociales, ellos señalan que algunas de las respuestas que ha dado Claudia Ramírez y que fueron publicadas en el informe pasado, no son ciertas. Por ello, nos enviaron un comunicado donde refutan la versión de la directora de la editorial Caja Negra.

Aquí el comunicado:

“Nosotros los 30 autores perjudicados por la editorial Caja Negra queremos refutar lo que dice Claudia Ramírez, dueña de la editorial, y reafirmar los puntos que estamos reclamando.

  1. Claudia dice “Esto que ha sucedido es muy puntual y coyuntural”, pero hay casos anteriores al 2020.
  2. Claudia muestra un tono conciliador, pero ya antes ha dado cronogramas de pagos y cartas de compromiso. No los ha cumplido.
  3. Sobre el incumplimiento de impresión dices “pero también en el contrato hay plazos, hay tiempos”. En tus contratos no los hay y es por eso que Pedro Barreda y Gonzalo Franco aún no ven sus libros. Vienes prometiendo el registro en la Biblioteca Nacional del Perú desde enero, hay chats que lo demuestran.
  4. Estamos reclamando los pagos de regalías de 29 autores. Solo para 10 autores (los representantes) el monto suma S/. 22 454. y S/. 23 820 en aportes iniciales.
  5. Pedimos transparencia en los procesos de la editorial Caja Negra. Hay casos de incongruencia en los reportes de ventas, las ventas declaradas no corresponden con lo reportado por librerías como El Virrey y Communitas.
  6. Al momento de rescindir contrato, una de las autoras menciona que esperaba le devuelvas el 50% de ejemplares impresos que le correspondía según contrato inicial. Sin embargo, le has devuelto un número escaso de ejemplares, dando a entender que nunca se imprimieron los 1000 del tiraje acordado.
  7. Karem Fernández-Dávila te reclama poco más de 300 libros y solo 1938 soles. Y aún así, no puedes cumplir con prontitud. Tampoco puedes entregar libros sobrantes (contemplados en los contratos) como muestra de voluntad. ¿No están impresos?
  8. Hoy, 22 de abril, vemos tu tono conciliador, pero viene con trampa: cláusulas de confidencialidad. No las aceptamos.

Está bien que señales a las librerías. Queremos una reforma editorial. Queremos más poder para el autor. Queremos la potestad de corroborar tus simples reportes de ventas con el historial que nos entreguen las librerías. Y que esa potestad la tengan todos los autores. Basta de vivir de confiar, sea la editorial que sea.

Por ahora, queremos que muestres voluntad para los pagos. Nosotros estamos dispuestos a escuchar, pero no aceptaremos cronogramas extenuantes. Sin una muestra de tu buena voluntad, es difícil que te creamos. Como Heiner Valdivia, a quien le escribes luego de dos años para resolver su situación. Queremos una muestra de tu sinceridad, como la devolución de los libros sobrantes (los cuales ya deberían estar impresos). Dejamos clara nuestra postura hacia una conciliación, pero con demostraciones de esa buena voluntad”, se lee ene el comunidado.

Efectivamente, como mencionan los autores perjudicados, los contratos que hemos revisado no tienen fecha exacta para la impresión de los libros realizados por la editorial Caja Negra. Y como señalan los escritores, hay casos que ya llevan varios años como el del escritor Heiner Valdivia Rodríguez.

Este delicado tema se podría convertir en un asunto penal, debido a que los autores vienen evaluando denunciar a la editorial Caja Negra por presunta estafa.

Como señalan los escritores perjudicados: “Queremos una reforma editorial. Queremos más poder para el autor. Basta de vivir de confiar, sea la editorial que sea”. Ante este hecho no se ha pronunciado la Cámara Peruana del Libro (que organiza la FIL de Lima) ni el Ministerio de Cultura. Mientras tanto, lo único que reciben los más de 30 escritores afectados, son solo promesas.

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Cultura

Lima 13, Voz Propia y Carlos Compson encabezan el festival Lima New Wave 2024

¡Prepárense para una inmersión total en las profundidades de la oscuridad musical! El Festival Lima New Wave está a punto de abrir sus puertas el próximo 30 de abril en el emblemático escenario de Yield Rock, situado en Plaza San Martín.

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En esta edición, Lima New Wave convoca a los más destacados exponentes de la escena oscura de Lima. Desde los icónicos Voz Propia, Lima 13 y Carlos Compson, el cartel rebosa con nombres que han marcado la pauta en la música underground. ¿Estás listo para sumergirte en las corrientes sonoras más intensas de la ciudad?

Pero Lima New Wave no se detiene en la nostalgia del pasado; también abre sus puertas a las nuevas promesas del género. Bandas como Último Refugio, Góngora, La Reina de los Condenados y Jardín Nocturno, estos últimos provenientes de la ciudad de Huancayo, emergen como heraldos de una nueva era en la escena dark, aportando frescura y vitalidad a este universo sonoro.

El escenario de esta experiencia única será el icónico Yield Rock, ubicado en Carabaya 815, Plaza San Martín. A partir de las 8:30 pm, el lugar vibrará con la intensidad de las guitarras distorsionadas y las letras que exploran los rincones más oscuros de la psique humana, creando una atmósfera inigualable de misterio y energía.

La venta de boletos se lleva a cabo exclusivamente a través de WhatsApp, en el número 948 143 275. ¡No pierdas la oportunidad de sumergirte en el Lima New Wave 2024 y descubrir los matices más profundos de la música alternativa!

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Cultura

En el punto inmóvil del mundo que torna: Entrevista a la poeta arequipeña Patricia Roberts

Una entrevista de Carlos Rivera

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¿Dónde nace tu poesía?

Creo que yo escribía sin saber que estaba escribiendo poesía o literatura; en el colegio me fascinaba cuando nos enseñaban los clásicos de la literatura y cosas de esas. Pero también por mi tía que era escritora, la menciono en la biografía, esa tía que está en la foto. Ella escribía poesía incluso me hizo un soneto que está en la biografía.

¿El nombre de tu tía?

Lili Roberts, hermana de mi papá.

¿Cuáles son aquellos, elementos, materiales o espirituales que fluyen en el instante que te dispones a escribir?

Los sentimientos.  Primero tienes que tener un sentimiento y luego dices: “lo voy a plasmar para que no se me escape”.  Porque la inspiración llega y se va. 

Te sometes a los sentimientos…

Sí. Yo me someto.

Una vez que sé que voy a escribir un poema y que sé que ya está fluyendo. Me gusta mucho trabajar el lenguaje. No, no escribo y lo dejó, no. Busco que haya ritmo, musicalidad, corte de línea, experiencia directa. Casi obvio los artículos y las conjunciones. Uso el corte de línea como puntuación o como respiro.  Todo eso sí me gusta mucho. Tengo un pequeño ensayo que se llama Tallando palabras…está en mi libro Esencias.

¿El tiempo en la experiencia de un poema?

Nunca se sabe. Prefiero escribir muy temprano en la mañana. Yo no escribo muy largo. Casi todos mis poemas son cortos porque estoy muy influenciada por el idioma inglés, el inglés es mucho más sintético que el castellano. Tiene tres veces más palabras que el castellano por eso puedo ser más exacta. Para decir lo mismo en inglés solamente decimos una palabra; en el castellano vamos en círculos hasta que llegamos por fin a lo que queremos decir. También me gusta mucho la poesía china, que es muy directa y muy sintética. Claro que la leo ya traducida.

¿Cuánto influyeron tus padres o familia en tu obra literaria?

Mi papá tenía mucha afición a la poesía. Él había estudiado en Inglaterra entonces nos recitaba en inglés. Nosotros no entendíamos nada, pero nos encantaba y él nos contaba cuentos.  Mi mamá no.  Al menos no tengo ese recuerdo de ella. 

¿A qué edad aprendiste inglés?

Al terminar el colegio. Bueno tenía una base, pero no podía leer. Me mandaron a Inglaterra, a un internado cuando tenía 17 años.

¿Esa condición transcultural modeló tus intenciones creadoras?

Me imagino que sí pero no conscientemente. Cuando cumplí 15 años me regalaron un diario. Entonces dije: “Ahora sí, voy a escribir todo lo que me pasa”, la ilusión de la adolescencia. Yo me acuerdo de que en los veranos en Mollendo escribía cuento, no sé dónde estarán, luego en Inglaterra tenía mi diario y escribía todos los días.

¿Qué es para ti un poema?

Es la experiencia directa de una emoción.

¿El poeta nace o se hace?

Yo creo que las dos cosas son necesarias.  Sí, claro, parece que los genes ayudan, hay muchos poetas que tienen el apellido Valcárcel y Ureta y los dos son apellidos de mi abuela paterna. Amigos que son genealogistas me han dicho que solo uno de cada apellido llegó a América desde España. Todos los que se apellidan Valcárcel y también Ureta somos parientes. La mamá de Mario Vargas Llosa también era Llosa Ureta. 

¿El artista o el creador siente de manera distinta la vida, el entorno o la capacidad de contemplación de las circunstancias? ¿No es lo mismo para una persona común y corriente cuando contempla el horizonte? ¿o cuando el poeta contempla esos elementos los transforma? ¿cómo funciona en ti la contemplación?

Eso de la contemplación me gusta mucho. He llegado   a tal punto ahora que ya no escribo tanto porque la experiencia está más allá de las palabras.  Entonces eso ya te llama, nada más, al silencio y a disolverte como me ha pasado algunas veces, contemplando el mar que me gusta tanto, después me pregunto: “¿qué ha pasado?”, “¡yo soy la ola!” Yo me convierto en el océano. Ante esa contemplación es muy difícil poner palabras, claro, estoy tratando…

¿Qué autores o autoras forjaron tu carácter literario?

Me matriculé en Estados Unidos para aprender a escribir en inglés. En la clase de una poeta americana bastante conocida, Cynthia McDonald’s, ella fue mi profesora y una de las que me influenció. Después está mi amiga Lorraine Pouncey, ella también era poeta y me influenció, me enseñaba, era mi maestra. Me gustaba tanto T. S. Eliot y Rainer Maria Rilke, así como Mary Oliver, todos ellos me encantan hasta hoy día.  Después una poeta de Houston, extraordinaria que nació con parálisis cerebral y no podía expresarse. Pero, de alguna manera su papá le regaló una máquina de escribir de esa época y con toda su tembladera comenzó a escribir. Yo la leía en Houston, poemas preciosos, espirituales también que me gustaron mucho Siento por eso que tengo influencia de Vassar Miller de Houston.

¿Cómo concilias en tu mundo y en tus obras las herencias culturales de lo andino, europeo y americano para que no se confundan al momento de sentir la esencialidad de los versos?

Eso es lo interesante. Si entras profundamente dentro de ti encuentras que todos somos uno. La visión andina es mística, es natural, es totalmente recíproca.  Y eso es lo que he aprendido en el taoísmo y en la tradición occidental/cristiana. Me siento feliz de que las dos esencias con las que más me identifico me ayuden a seguir viviendo plenamente, porque tú sabes lo que dije en el TEDx.   que debemos encontrar nuestro “gozo más profundo”. Una vez que lo encuentras emerge tu agradecimiento por vivir la vida, pero siempre con naturalidad, sin forzar…

Porque no veo en ti un carácter nacionalista, errante, sin perspectiva y ninguna cicatriz de resentimiento.  Entonces por eso la pregunta de cómo conciliar cuando en estos tres espacios (andino, americano y europeo) que ostentan sus propios territorios culturales, prejuicios, taras, procesos históricos distintos. ¿El arte te ha ayudado a disolver esas cuestiones?

Yo creo en la libertad. En Houston en una época fui parte de un grupo anarquista porque realmente yo soy bien rebelde y yo escojo, no me gusta que me impongan y dentro de lo que yo escojo no escojo pues los prejuicios. No estoy de acuerdo con que haya racismo, por ejemplo.  Me parece que dentro de lo que busco yo quiero que todos seamos hermanos y yo lo siento así.

¿Cómo resumirías tu obra literaria?

Mi obra literaria es la expresión de mi gozo más profundo.

Para mi escribir un verso es decir guau ya lo pude expresar. Estoy más en el silencio que en las palabras. Es un gozo profundo y yo digo “que bien.” Es como si tuviera una botella de champán adentro que me está haciendo cosquillas con sus burbujitas. Me gusta mucho integrar el cuerpo, he tenido traumas de niña y repelía mi físico porque era mujer y las mujeres éramos la tentación de los hombres así era como yo me crie. La espiritualidad que me enseñaron no era una celebración del cuerpo. Por eso aprendí Taichí que me reconcilió con mi cuerpo. Siempre empiezo mis prácticas espirituales con la integración del cuerpo, luego de las emociones y la mente. Porque somos tres unidades en uno. Me gusta mucho bailar, lo cual no lo sabe nadie. Yo bailo todos los días…

¿Todo tipo de música?

Según el humor. Me gusta mucho bailar samba, salsa, pero a veces me pongo a bailar a los clásicos. Hoy en la mañana estuve bailando a Tchaikovski su overtura 1812, estuvo súper. Me encanta, me encantan los cañonazos te ayuda a desahogar. Todos los días salgo al jardín. Mis vecinos dirán: “quien será esa loquita que sale todas las mañanas”.  Esto es parte de la disciplina del Taichí, porque yo me concentro en mover las energías que dan vida a todo mi cuerpo y desbloqueo mis represiones con los sonidos curativos, eso lo hago al ritmo de la música que he escogido.

Morgan Freeman decía en una comedia americana, haciendo el personaje de Dios, que iba a crear un nuevo mandamiento: el mandamiento del baile.

Qué bien, aunque no me gustan las imposiciones. Cuando alguien viene (porque yo soy acompañante espiritual, estudié religión con esa especialidad) les digo:” ven a conversar conmigo y vamos a ver.” Luego les pongo música y les digo: ahora báilame lo que me estás diciendo.  Eso es una manera fantástica de empezar. Realmente ayuda. Vivimos muy controlados, reprimidos. La palabra control a mí no me gusta.

¿Todos pueden escribir poesía?

Depende si tienen amor en su corazón.

¿Cómo una condición?

Digamos que a mí me gusta la poesía que tiene emoción y puedes no hablar de amor, puedes no mencionarlo, pero lo sientes, hay una fuerza en las palabras que te emociona.

¿Tu obra, es mística, instintiva o vitalista?

No me gustan las etiquetas. Yo diría que es la experiencia directa puesta en palabras, técnicamente busco que tenga ritmo, que tenga metáforas, cortes de línea, bueno, juego pues.  Por eso digo Tallando las palabras.

¿Y esa “experiencia directa” puede ser cualquier tema, circunstancia u objeto?

Claro. Estamos vivos.

No necesariamente un conjunto de cosas que siempre te han perseguido.

No. Claro que a mí me gusta mucho el mar y me gusta mucho la naturaleza. 

¿Qué es para ti la espiritualidad?

¡Estar viva! Sentirme viva en cuerpo, emociones y mente.  La espiritualidad, es ese gozo profundo de sentirte vivo. La idea es desbloquearte. Mucho del problema, es que quieres controlar, no confías en ti, tienes miedo, ¿a qué? estás bloqueándote. Lo que tienes que hacer es no controlar sino entregarte y si lo que deseas es auténtico serás parte de la energía del universo y sentirás tu gozo más profundo ayudando de paso a que este mundo alcance su propósito.  Por eso decía yo anarquismo, pero el anarquismo   tiene también mal nombre depende del grupo que lo define. 

Me gusta mucho la fe-no-me-no-no-lo-gía.  Estudié a Husserl, Merleau-Ponty y Schutz. Siempre considero las reducciones. En una conversación, tú dices eso y cuál es el contexto en el que lo dices.  Para poder tener experiencia directa tienes que considerar que tu lenguaje ya está condicionado por una cultura y está condicionado por tu nivel de instrucción y tu nivel socioeconómico.  Yo no sé cómo nos podemos comunicar porque hay tantas reducciones para llegar a la experiencia directa. Y para la experiencia directa tienes que haber considerado todos los prejuicios con lo que has pronunciado las palabras.

Veo que esa “experiencia directa” de tu poesía sintoniza con una huella de formación académica.  Claro que tú no impones ese conocimiento, si no que le das una utilidad de insumo para decodificar cosas. Cuando el poeta o escritor tiene formación académica pretende también qué esos elementos de saberes fluyan en sus versos.  Entonces tenemos un poema como una especie de arquitectura sin sentimientos.

Quieren dictar cátedra disimuladamente.  Bueno ahora se estila escribir de esa manera coloquial.

¿Es para ti importante el ritmo?

Sí. No todos los poemas tienen que sonar. Así me gustan, pero no los busco necesariamente. Sucede. Como que me dictan o ese que me dijiste que te gustó:

Una tarde tibia

mientras caminaba.

Vi caer las hojas

de aquel árbol viejo.

Las hojas caían

de multicolores

Todas ya sin vida

Sobre el pasto seco.

El árbol maduro

Perdió su vestido

Una tarde tibia

Llena de colores

Tomado de Chipping Stone(1982)-Roberts, Patricia. Houston, Texas.

Eso me salió casi sin tocarlos o retocarlos. Pero siempre retoco y retoco. Cómo dicen: “El poeta nunca termina, solo abandona”.

¿Qué significa para ti el aprendizaje de la filosofía oriental?

Muchísimo. A mí me salvó la filosofía oriental porque estaba totalmente mentalizada con las reglas, la condenación y los dogmas. Comencé a darme cuenta de que yo tenía opinión, también. He ido estudiando, me gustan mucho las religiones del mundo saber cómo ha sido la búsqueda a través de la historia.

¿En qué momento se catapultó ese proceso?

Desde que viajé a Estados Unidos. Cuando me puse a estudiar y el trabajo interreligioso que tuve. No hay caso, hay que estudiar, es muy importante, aunque sea autodidacta. Que busque maestros. No tienen que ser maestros en persona puede ser maestros de autores.

En tu obra no hay monstruos, tragedias del alma, seres atormentados o con delirios metafísicos. ¿Cómo superas los miedos y los pesares que todo ser humano tiene?

Dándole la cara. Ya tengo tantos años. He pasado por las etapas de ir buscándome y buscando lo que busco. Me di cuenta de que apenas se me bloquea la energía vital de la danza hay que mirarlo.  Dicen que cuando tenemos pesadillas, si miras al monstruo se va, se asusta.  Incluso nosotros nos asustamos más con lo que nuestra imaginación nos va diciendo que con la realidad.  Entonces más o menos ahí es donde estoy.

Esos temas recurrentes en los poetas malditos como la muerte, la soledad…

Son momentos en los que reflexiono. Algo que me enseñó uno de los maestros que no está presente, pero lo leo, es que siempre, aún en lo más feo, siempre hay una oportunidad.  Entonces, qué horrible lo que está pasando, pero ahí tenemos la oportunidad, le das la cara y dices: mi oportunidad es no darle bola, por ejemplo.  Es como estar bailando alrededor, como en aikido   Eso me encanta porque es el Taichí de a dos. Unes tu energía a la del que te quiere atacar para que se caiga nomas. Tú sabes, le bailas.  

Necesitamos el cuerpo y el alma. Todos tenemos esa energía vital la poesía que me hace feliz y me gusta leer.

¿Un poema que te queme el alma?

Siempre el sufrimiento es parte de la pasión. Por eso la palabra pasión viene de sufrimiento, pero también es energía vital, éxtasis. Pero no necesariamente todos los poemas van a ser apasionado. Tienes poemas más tranquilos.  El libro ese que he escrito sobre sabiduría es muy taoísta porque yo lo he reinterpretado a  Lao-Tse. Es filosófico.

¿Y qué verso o frase te acompaña?

Se ha vuelto como mi mantra: “Tu gozo más profundo”. Para poder tener tu gozo más profundo entras hasta el fondo de   tu esencia y les das la cara a tus monstruos.  Porque si no que ando de buena energía la lluvia me vuelto muy física. A mí me interesa muchísimo tener la armonía con mi cuerpo. Un verso de T.S. Eliot “La rosa tenía el carisma de haber sido mirada” También dice: “En el punto inmóvil del mundo que torna, ahí está la danza y solo la danza”.

¿Qué consejo compartirías con las nuevas generaciones de poetas o escritores que ven en ti una voz de paz, equilibrio y creación?

Que busquen su esencia. Que pasen un poco de tiempo en el silencio. Si no te paras a decir dónde estoy, quién soy y cómo siento mis pies aquí y ahora, estás fuera de ti.  El mundo nos saca mucho hacia fuera.  Y todo el tiempo estamos buscando distracciones, porque no quieres mirar tus mounstritos. Lo mejor es empezar por limpiar tu casa. Es un movimiento de Taichí dices guau, abriendo los brazos sacando afuera todo lo que tienes adentro, lo miras acá afuera, y luego lo regresas adentro y empiezas a limpiar, a trabajarlo.  Nos ayuda a no proyectar en otros esos mounstritos que son nuestra sombra Es tu jardín interior que no ha sido cuidado. La idea es sacar todo eso para conocerlo y empezar a limpiarlo.

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Cultura

Más de 30 escritores denuncian a la editorial Caja Negra

Autores señalan a la directora de la editorial, Claudia Ramírez Rojas, como la responsable del incumplimiento de contratos de la publicación de libros. Además, la acusan de deberles miles de soles por venta de sus libros y por regalías. Tras estas graves acusaciones, algunos escritores vienen evaluando denunciar penalmente por presunta estafa a la editorial. Conversamos con Claudia Ramírez y esta fue su respuesta.

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Hace dos semanas, algunos escritores utilizaron sus redes sociales como Facebook y Tik Tok para denunciar a la Editorial Caja Negra por incumplimiento de contrato, deudas por venta de libros, publicación con errores ortográficos, falta de pago de regalías y por presuntos reportes falsos de venta. Los autores son hombres y mujeres de distintas ciudades del país que confiaron en la editorial para realizar la publicación de su libro. Algunos pudieron ver su obra impresa, pero otros, como el escritor Gonzalo Franco, siguen esperando por más de un año la impresión de su libro.

“Hace más de un año firmé contrato con la Editorial Caja Negra, para la impresión y publicación de mi obra que hasta el día de hoy no sale a la luz. Además, les hice un pago de S/ 2480 soles”, señala Gonzalo Franco en un video que se viene viralizando en las redes sociales.

Una de las primeras personas en hacer pública su denuncia contra la Editorial Caja Negra, fue la escritora Paola Ortiz de Zeballos, autora del libro “Mamá también se equivoca”. La escritora denuncia un incumplimiento de pago: “la editorial me debe S/ 2480 soles por regalías desde el año pasado”, apunta la autora.

En las redes también encontramos la denuncia de Jossibell Lema, quien cuenta que hace un tiempo decidió publicar con la editorial Caja Negra, pero tras los incumplimientos señala que ahora la editorial eliminó su cuenta de Facebook y solo mantiene su perfil en Instagram pero con la sección de comentarios bloqueado.

Leman cuenta que le otorgó plazos para los pagos a Claudia Ramírez pero estos no han sido respetados.

Otra de las escritoras afectadas que levantó su voz para señalar a la editorial, fue Milagros Villalta, autora del libro “Las emociones de Juan”. Ella denuncia que Caja Negra le debe un total S/ 7460 soles por sus libros. En el grupo de denunciantes también aparece la escritora Fiorella Rusca, autora del libro infantil “De la tierra al mar”, quien reclama una deuda de más de S/ 3000 soles por regalías, pero, además, detalla que la editorial no cumplió con la publicación de los 1000 libros, según lo establecido en el contrato.

En el video que viene circulando en redes sociales, también el escritor Keni comentó que Caja Negra le debe S/ 1,616 soles en regalías. De la misma forma, la escritora Marixú Chocano, acusa a la editorial de haber ruleteado su dinero y que su libro se publicó con faltas ortográficas. Desde Arequipa, otra de las escritoras perjudicadas es Karen Fernández Dávila, ella cuenta que Caja Negra le debe S/ 1938 soles en regalías y la devolución de 386 libros. A estos nombres se suman también los escritores Mariano Amezága, Max Aguirre Rodríguez, Heinir Valdivia, entre otros.

En total son más de 30 autores que han tocado una de las problemáticas más frecuentes de las llamadas editoriales independientes. Caja Negra no es la primera editorial ni será la última en ser denunciada. En el pasado, editoriales como Estruendomudo también ha tenido cuestionamientos. Lo sucedido actualmente con la editorial Caja Negra, responde a la cadena productiva y comercial del libro, ya que hay muchas librerías que no cumplen con los pagos a las editoriales, pero, también, muchos editores, o mejor dicho, impresores, que han encontrado una forma de vida en el paupérrimo mercado editorial, donde se publica cualquier cosa por dinero.

@karemfdb

EditorialCajaNegra Escritores Denunciapública Autores ClaudiaRamírezRojas

♬ sonido original – KaremFdb

Los autores piden respeto, justicia, devolución de su dinero y sus libros. Todos responsabilizan directamente a la directora de la editorial, Claudia Ramírez Rojas. Ante la cantidad de afectados buscamos a la dueña de la editorial para recoger sus descargos sobre la cantidad de denuncias en su contra. Luego de varios días nos comunicamos vía telefónica con Claudia Ramírez, y estas fueron sus respuestas ante nuestras preguntas.

Claudia Ramírez, directora de la editorial Caja Negra.

Hay autores que denuncian que la editorial Caja Negra no ha publicado su libros, otros reclaman la falta de pago de regalías ¿qué nos puedes decir sobre eso?

Lo que ellos han mencionado es un tema que pasó este fin de semana, y yo ya estaba en contacto y sigo en contacto con cada uno de ellos. Estoy conversando, conciliando y llegando a una solución. Soy una persona que habla directamente con cada uno de mis autores. Nosotros tenemos ya trece años en el mercado, y esto que ha sucedido es muy puntual y coyuntural. Esto no es algo que se vaya arrastrando todos estos años. Muchos factores han llevado a esta situación, pero yo apelo siempre a conversar. Si bien cada caso tiene cierta similitud, cada autor es particular. Acá se quiere llegar a una solución, yo quiero en realidad seguir con la editorial, mi intención es sacar adelante mi empresa, por eso estamos en búsqueda de soluciones.

Pero tras esta ola de denuncias uno se pregunta ¿qué pasó en Caja Negra?

En realidad, yo defiendo mucho la libertad de expresión. Si bien yo había conversado con ellos antes que salga todo esto, igual optaron algunos de ellos por hacer un video y todo esto. Ellos son libres de decir lo que quieren o expresarse de la manera que desean. Todo es una cadena, una cadena que llega a este ecosistema de los libros, desde el pago de librerías. Son muchos factores en realidad. Esto poco a poco se ha ido acumulando y ya no se ha podido sostener. Sin embargo, siempre tiene que haber un corte, nosotros como editorial desde hace unos meses hemos hecho una pequeña pausa para una restructuración, antes yo veía todo muy sola, entonces, ahora ya me apoyo de más personas en la parte administrativa y también en las finanzas.

Entonces, ¿reconoces que esas denuncias contra Caja Negra y tu persona son reales?

No todas, como te digo, cada caso es diferente, por eso es que me tomo el tiempo de hablar con cada uno de ellos. Se pueden decir muchísimas cosas, yo entiendo eso, pero yo no voy a salir a un tema público ni nada de eso, yo apelo siempre a la conversación y a llegar a acuerdos. Siempre he sido así y por eso no voy a cambiar.

Conozco el mundo editorial, en el tema de los autores que denuncian que no se les ha realizado el pago de regalías o la venta de sus libros creo que ahí es importante señalar que muchas librerías no pagan, por ese lado hay una responsabilidad compartida, pero en el incumplimiento de la impresión de un libro la responsabilidad es directamente de la editorial ¿qué pasó ahí?

Creo que no soy la única editorial que pasa por estos problemas de la cadena, pero también en el contrato hay plazos, hay tiempos. Yo apelo mucho al lado humano de cada autor. Como siempre he dicho en las presentaciones, nosotros no estamos vendiendo cualquier producto, el libro es un producto sensible, y toda la cadena que conlleva a que el producto llegue a su lector también lo es. Por eso apelo al lado humano, a que podamos llegar a solucionar conversando sin llegar a más cosas. Igual si es que no se llega a un acuerdo ver la manera como llegar a una solución tanto para el autor como para la editorial. Lo que quiero es seguir trabajando para seguir asumiendo y respondiendo a mis responsabilidades.

Hablaste de la restructuración en la editorial ¿esto implica hacerte responsable de subsanar las deudas pendientes con los autores?

Por supuesto, soy una persona que siempre me he caracterizado por dar la cara. De repente hay épocas donde hemos sacado muchas publicaciones y no se ha podido dar quizás un tiempo debido a cada publicación, también de eso se aprende, por eso que ahora hemos tomado una pausa y por eso que se ha planteado la restructuración. Si nosotros no quisiéramos superar este impase y asumir nuestra responsabilidad, pues haríamos todo lo contrario, pero aquí estoy, te agradezco por darme esta oportunidad de hablar. No estoy saliendo hablar, porque apelo al lado humano, me gusta conversar con mis autores. Así como comenzamos el contrato conversando, así también se debe llegar a una solución.

A mi parecer, también las librerías atropellan a las editoriales e incluso a los propios autores ¿qué piensas de eso?

Definitivamente. Para muchos autores al ver su libro en la librería es algo emocionante. Lamentablemente ese sentimiento se va disipando a la hora de cobrar. Ese es un problema del sector, al menos de las editoriales independientes. Nosotros somos una editorial independiente, pero nos hemos caracterizados por no aislarnos. Sería bueno que el Estado apoye más este sector. Lamentablemente la Ley del Libro se para renovando cada cierto tiempo.

Algunos autores están evaluando proceder con acciones legales contra Caja Negra ¿cómo enfrentará la editorial este tema?

Cada autor es libre de hacer lo que desee, apoyo que el autor pueda plantear todo tipo de situaciones. De hecho, nosotros vamos a responder, somos una empresa. Esto no me lo tomo personal, esto es un tema de negocios, entonces si ellos quieren proceder de manera legal, nosotros también vamos a responder de la misma manera, pero espero no lleguemos a esos términos.

Con todo lo que viene pasando, tener la confianza de nuevos autores va a ser bastante complicado.

Sí, no te voy a negar que se vienen tiempos difíciles, es un tiempo de prueba para la editorial. No tenemos poco tiempo, entonces, también apelo a nuestra experiencia. Los errores no nos definen, de los errores hay que aprender. Aquí estamos nosotros en ese proceso. Como te repito, la restructuración es necesaria y es la manera de como vamos a salir de este momento difícil para la editorial.

Para finalizar, ¿cuál es el mensaje para los escritores que han denunciado a la editorial?

Les diría que pueden conversar conmigo, que me escriban, que vamos a llegar a una solución definitivamente. Quizás no sea la solución que ellos quieran o no sea la solución que yo quiera, pero creo que conciliando y conversando nos vamos a entender. Siempre he dado la cara, me gusta hablar directamente con cada persona.

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Cultura

¡Barranco está de fiesta! Museo Pedro de Osma obtuvo reconocimiento de Unesco como monumento histórico

El museo ubicado en el tradicional y bohemio distrito de Barranco es el primero en obtener el ‘Escudo Azul’ de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), debido a su riqueza arquitectónica e histórica.

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El Museo Pedro de Osma y los vecinos barranquinos viven una algarabía por haber recibido el prestigioso ‘Escudo Azul’ de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en reconocimiento al gran valor monumental y arquitectónico de su histórica edificación y a su destacado espacio, como centro cultural peruano.

La ceremonia oficial para la develación del ‘Escudo Azul’ se desarrolló la mañana del jueves 18 de abril, en su única sede, ubicada en la avenida Pedro de Osma 421, Barranco, y contó con la presencia de autoridades de entidades públicas y privadas.

El Museo Pedro de Osma es el primero en el distrito de Barranco en recibir el ‘Escudo Azul’, emblema protector reconocido internacionalmente, establecido en la Convención de la Haya de 1954, que se utiliza “en tiempos de paz como medio de identificación de patrimonio cultural a monumentos y sitios que cumplen con los más altos estándares de preservación y conservación”.

Jardines interiores del Museo Pedro de Osma ubicado en Barranco, Lima-Perú.

En la ceremonia se realizó un recorrido guiado denominado “Camino de fe”, con el curador Javier Chuquiray, donde se presentó una selección de 11 obras maestras del siglo XVII y XVIII, que reflejan la historia, pasión y fe de Cristo, acompañada del repertorio musical del violinista Rafael Fuenmayor y del violonchelista Pedro Dverde.

El Museo Pedro de Osma es una joya arquitectónica en el barrio de Barranco que alberga una extensa colección de arte virreinal, mobiliario de época y arte decorativo. Desde su concepción como una casa de verano por la familia De Osma y su diseño creado por el ingeniero Santiago Basurco en 1906, el museo es testigo de la historia peruana, destacándose por su singular estilo arquitectónico, vitrales art nouveau y elegantes detalles decorativos.

Vista de ingreso en el lado frontal del Museo.

La Fundación Pedro y Angélica de Osma Gildemeister, se encarga de la preservación y promoción del museo y realizan obras sociales en beneficio de niños y ancianos en situación de vulnerabilidad.

Declarado Monumento Histórico y Patrimonio Cultural de la Nación en 1980, el museo está abierto al público desde 1996, exhibiendo la colección más importante de arte virreinal en el país y ofreciendo servicios de restauración de obras emblemáticas.

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Cultura

“El primer peruano”, novela sobre la adolescencia del Inca Garcilaso de la Vega

Novela de época de Ricardo Ráez Reátegui, explora la juventud del más famoso cronista peruano.

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Ha pasado casi un año de la última guerra entre los encomenderos españoles y el Cuzco celebra un Corpus Christi pacífico después de mucho tiempo. En esa ciudad, Gómez Suárez de Figueroa —nombre que tuvo el Inca Garcilaso de la Vega en su juventud— vive con su padre, un capitán español, y trabaja como su secretario. Su madre es una aclla incaica y está casada con un mercader. Gómez monta a caballo junto a sus amigos, participa de las fiestas cristianas y recibe clases de un canónigo español. A pesar de que su progenitor no ve con buenos ojos que visite a su familia materna, Gómez hace todo lo posible por compartir tiempo con ellos y ser parte de las celebraciones incaicas.

Así transcurre la primera novela de Ricardo Ráez Reátegui: «El primer peruano». Este nuevo título de Maquinaciones se presentará el jueves 18 de abril, a las 7.00 p.m., en el bar Estación8 (Vivanco 415, Pueblo Libre), con los comentarios del antropólogo Rodolfo Sánchez Garrafa, la escritora Becky Urbina y el editor José Donayre.

«El primer peruano» describe la vida de Gómez entre esos dos mundos y toca clásicos temas juveniles como el amor, las diferencias de clases sociales, la amistad y las complicadas relaciones familiares, entre otros. «El primer peruano» fomenta el interés por la historia del Perú y España en la época de la conquista y es un estimulante para la lectura de las obras de Garcilaso.

Ricardo Ráez Reátegui (Lima, 1975) es investigador y periodista. Ha escrito el libro de relatos «Torino» (Maquinaciones, 2021) y «El primer peruano» es su primera novela. El autor ha usado las obras del Inca Garcilaso para recrear cinco días de la adolescencia del cronista, y considera que el cronista cusqueño transmite los valores de un pueblo solidario, creativo y sostenible. A la vez, «Comentarios reales de los incas» es un libro que cuestiona las crónicas toledanas, historias hechas para justificar la conquista, que pintaban a los incas como tiranos caprichosos.

«El primer peruano» fue una de las obras beneficiarias de los Estímulos Económicos para el Libro y el Fomento de la Lectura 2021, al ser un título ganador del Concurso Nacional de Proyectos de Creación de Obras Infantiles y Juveniles convocado por el Ministerio de Cultura.

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