Cultura
IDENTIKIT IDEOLÓGICO Y POSIBLE PLAGIO ENTRE «EL JUEGO DEL CALAMAR» Y LA NOVELA «MATAGENTE»
Los parecidos entre El Juego del Calamar y Matagente no estaría solo en el plano de los títulos (juego de niños) o del género gore, sino en lo ideológico, en la esencia que sostiene tanto la novela como la serie de Netflix: crítica social, homofobia, xenofobia, crítica al fracaso de una sociedad donde los trabajadores, incluido a profesionales, no tienen otra salida que matar o matarse entre ellos. Y como último recurso está el juego que los puede religar y, claro, donde pueden también perder todo.

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3 años agoon

Después de recibir muchas llamadas y correos de amigos escritores sobre la similitud de mi novela Matagente y la famosa serie de Netflix El Juego del Calamar y después de revisar varias veces dicha serie y consultar con especialistas en el tema, paso a decir lo siguiente:
Para hacer una computadora, primero se inventó la electricidad, los parlantes, el televisor, etc. Así como para fabricar una bomba atómica primero se tuvieron que inventar los detonantes, el uranio enrarecido, el plutonio, entender las reacciones en cadena, fisión y fusión nuclear, etc. Asimismo, El juego del Calamar (EJDC) –o The Squid Game–, la controversial serie de Netflix, ha tenido sus propios antecedentes, no solo el cine de terror o películas como Rojo y Azul o los cómics japoneses, Battel Royale, Alice in Borderland y As The Gods Will, sino también habría tenido la influencia de libros como Matagente, una novela gore escrita en Perú por este servidor, donde el juego de niños está presente y donde hasta los personajes que mueren son delincuentes, perdedores, gente de malvivir que están fuera del sistema o el detritus de una sociedad. Eso aparte que trata –tanto la novela como la serie– de la pérdida de inocencia, conflicto de clases sociales y las exigencias de vivir en un sistema capitalista.
Y es que leer Matagente no sería difícil para un profesor de Cultura Global como es Hwang Dong-hyuk, el director de origen surcoreano de EJDC, quien ha ido a estudiar a Estados Unidos. Aquí dejo constancia de la presencia de Matagente en las bibliotecas universitarias de EU: https://www.worldcat.org/title/matagente-manual-de-autoayuda-para-cometer-un-crimen/oclc/820836184?fbclid=IwAR0Qu03QhZG6tyTsIkxbYLn35GsCb8YK8dj6BU-XtqkU3Ko0veV8IfMoPio.
Publiqué mi novela gore Matagente en 2012, donde lo más resaltante es la cuestión lúdica, no solo por el asunto del “manual” (“Manual para cometer un crimen”, tal y como consta en el subtítulo), sino porque siendo un libro sobre asesinatos lo vincula con el juego de niños: matagente; y en varias páginas se desarrolla esta idea enlazada al divertimento, la distracción y el recreo a los crímenes. Cuestión que también hace El Juego del Calamar. Y la similitud llega a niveles sorprendentes como en la pg. 169 de Matagente, texto que tranquilamente podría abrir esta serie televisiva que triunfa en más de 90 países y tiene a más de 100 millones de seguidores en el mundo:
“El juego consiste en avanzar hasta donde te lo permitan. Los participantes deberán tomar su posición de combate. En el desarrollo de la performance nos daremos cuenta que todo es cuestión de lanzar el arma blanca o apretar el gatillo sobre la posible víctima. Para eso se tiene que estudiar el caso, revisar el objetivo, calcular los pormenores y tender la trampa. Lo importante es que tenemos a nuestro favor ese elemento táctico llamado ‘sorpresa’. Total, la víctima no sabe que es la ‘víctima’ hasta que empieza a correr la sangre y el juego empieza a tornarse interesante. Es como si estuviéramos en un safari, como si nos hubieran otorgado, por un momento, la condición del león u otra bestia parecida. (…) Cabe anotar que en el juego, uno tiene que apretar y el otro tiene que ceder, ese es el código binario. No hay opción. Hay que tener en cuenta que en este juego quien pone las reglas somos nosotros; por lo tanto, estamos exceptuados de cualquier “daño colateral” o posible pérdida, y solo nos debemos permitir ganar, coronar nuestro esfuerzo con el triunfo. // En caso de que el juego no siga la línea preestablecida todavía hay una posibilidad de redención. Patear el tablero no se debe ver como un acto de cobardía, sino como un último recurso para preservar nuestra preciosa vida. // Al final tenemos que tener en cuenta de que el juego continúa con o sin nosotros.”
Veamos también la pg. 94 de Matagente: “’La caída’ en algunos casos se presenta como un juego lúdico; presionado el botón inicial hay que dejarse maniobrar por el odio, la rabia y la violencia contenida, produciendo una liberación de energía que necesariamente tendrá que buscar a una víctima y como consecuencia a un victimario. La idea del ‘ludismo’ arrastra consigo ciertas reglas que pueden verse afectadas según se desarrollen los hechos, es decir, no es igual si ‘la caída’ me sobreviene con un policía o con un vagabundo, tampoco es igual si me sobreviene en plena vía pública o en un elevador con un ascensorista minusválido, atado a su bando, sin más emoción que lo de sus ojos desorbitados cuando le aprieto el cuello antes de degollarlo sin mayores miramientos. El juego lúdico es siempre un arma de doble filo, hay que andarse con cuidado, sobre todo porque en este mundo las apariencias engañan y un enano sin pelos en la cabeza podría ser desde un cura hasta un oficial de policía. Y si es verdad que en la calle todos miran a todos, también es cierto que nadie se mete con nadie, es como si en el tablero de ajedrez cada cuadrito no tuviera relación el otro cuadrito y así el tablero-mundo solo fuera una relación inconexa de cuadritos que encuentran su destino dentro a de sus limitados espacios. ‘La caída’ me hizo recordar una vez, mientras le arrancaba la lengua a una vieja odiosa que solía pegarle a su niño, que todo juego tiene sus reglas pero es posible ganar haciendo trampa, es cuestión de tacto, tino y buena suerte, sobre todo esto último que es producto de la intención y de hacer las cosas bien hechas logrando un desarrollo óptimo de nuestros actos con respecto al oficio.”
En Matagente el juego es lúdico, en el JDC el juego es literal. Asimismo tanto la novela como la serie se mueven en un mundo gore de crímenes, misoginia, homofobia, xenofobia (por ejemplo, cuando habla el paquistaní en la serie) y dentro de tanta miseria humana hay enseñanzas como la del viejo que les dice como tirar de la soga (aunque el viejo terminaría por ser un impostor). Se ve tráfico y manipulación de órganos humanos, algo que también se ve en Matagente. Uno de los personajes de EJDC cuenta que violaron a una muerta (cap 5), lo mismo pasa en Matagente, pg. 141: “Me pareció divertido que esa cabeza solo haya sido un conducto al vacío, un recipiente momentáneo de mis necesidades fisiológicas. Después abrí el refrigerador, saqué los intestinos afuera y me puse a pensar en su funcionalidad”. Pg. 215: “Me acerco por atrás donde también he dejado una obertura. El cuerpo todavía humea y parece tener movimiento propio, pero es el balanceo constante del tecle, casi como un columpio. Y, antes de que empiece el rigor mortis y a enfriarse, empiezo a penetrarla…”.
En el capítulo 6 de EJDC sucede el juego de las canicas. En el Capítulo 7 uno de los personajes dice: “¿Cómo se hacen llamar seres humanos”? Frases y hechos que aparecen en Matagente en diferentes formas y que se puede cotejar con lo que se dice en Matagente, pg. 172: “La muerte hozaba en sus espaldas y la mayoría de estos muertos vivientes quería dejar el último suspiro en un ‘lugar decente’ como si eso los limpiara de toda una vida de precariedades, vejaciones y carencias, y como si de esta forma recuperaran la condición de seres humanos”. Capítulo 9: otro de los personajes dice: “Ella moriría de todos modos, solo elegí acabar con su dolor” que es casi lo mismo que dice el personaje Atoj en un sinnúmero de pasajes: Matagente, pg. 110: “Mi conciencia nunca me permitió caer en la debilidad del arrepentimiento o de la conmiseración. Jamás tuve sentimiento de culpa por los crímenes que cometí. Siempre he pensado que deberían agradecerme “por hacer el bien”. Matagente, pag. 112: “Toda esa gente estaba muerta y yo tenía que hacer algo. Ese era otro mundo, parecía un campo de concentración, alguien tenía que hacer el trabajo sucio. Llegamos a una avenida ancha en la que al parecer los mundos se dividían. Muchas personas se amontonaron alrededor del carro, el taxista los arreó con una sola frase: ‘a la vuelta, recién he salido a trabajar’, y todos se hicieron a un lado. Noté los brazos de un niño carcomidos por la lepra, ébola, ántrax o alguna enfermedad parecida. No había nada que hacer, era cuestión de tiempo, ya estaba pedido por la muerte. Me hubiera gustado embestirlo con el carro, pero yo estaba al lado, fuera de toda decisión inteligente siendo llevado a ese mundo que no era mi mundo y al que también irremediablemente tendría que destruir o, por lo menos, intentarlo”.
Aquí algunos juegos que se mencionan en la novela Matagente: el juego del trompo: pg. 37: “Entonces cogí mi trompo que adrede lo había dejado en ‘la mesita de noche’ y con la punta del clavo se lo hundí en pleno plexo solar, y luego de hincarla en varios puntos de su pecho, corazón y pulmones inclusive, terminé clavándola en sus dos ojos”.
Baseball, pg. 52: “Mamá estuvo deprimida un tiempo y dijo que soñaba que los dientes se le caían y que alguien parecido a un enano la golpeaba con un bate de baseball”.
Correquetealcanzo, pg. 100: “Detrás de un árbol miraba cómo una niña blanca de trenzas doradas, vestidito rosado arriba de las rodillas y mediecitas de colores, jugaba al correquetealcanzo en la puerta de una cochera; parecía “risitos de oro”, Dorothy o una de las pequeñas de La Familia Ingalls que se había extraviado en esta selva de cemento donde todo puede suceder para suerte de algunos”. (…) El juego consistía en coger a los ‘rivales’ y llevarlos a un lugar en el que estarían protegidos. El que más “rivales” capturaba se hacía acreedor del triunfo. La niña era perezosa, su primitiva sensualidad se dejaba atrapar rápidamente y prefería quedarse sola en la cochera esperando que alguien la viniera a rescatar.”
Canicas, pg. 115: “Acerqué mis uñas a los ojos del león y lo saqué de cuajo: eran canicas verdes.”
Juegos mecánicos, pg. 131: “Recordé al niño del ómnibus, al viejo papagayo, a los ineptos policías y a los histéricos vecinos y me vi a mí mismo como en un juego mecánico en el que era trasladado por brazos ortopédicos a un lugar ignoto”.
Juegos sucios del colegio, pg. 164: “Ellos dictaban las pautas para los “apanados”, “los callejones oscuros”, “los rompepechos”, “los rompeespaldas”, los cachetadones, las lapidaciones y otras bestialidades que se ejercían sobre los menos dotados. “Tuco” y “Tico” sabían cómo zafarse de los problemas, amenazando de mayores golpes y de muerte. Aunque varias veces fueron llevados a la dirección para comparecer por sus malas acciones. Yo mismo me vi la cara con ellos en situaciones de reprensión, pero yo estaba unos pasos más adelante, pensando en cosas mayores, visualizando mi futuro por las cuencas de un cráneo rajado a pedradas, por eso nos hicimos compañeros de ruta; pero era claro que a ellos no les interesaba la inmortalidad y su trato con la violencia era solo coyuntura adolescente, un pasatiempo mientras llegaban las verdaderas responsabilidades”.
Juego de la pelota, pg. 189: “Entonces empecé a patear salvajemente su cabeza como si fuera una pelota de trapo hasta que solo un pellejo amarcigado e infecto sostenía el tronco de lo que parecía un cráneo”.
-Más juegos y/o torturas, pg. 222:
“Soy muy exigente y meticuloso con mis cuestiones personales. De todas formas, tengo una larga lista en orden alfabético, muchas de las cuales no he podido conseguir hasta ahora, porque pertenecen al Medioevo o al oscurantismo y son consideradas casi como reliquias o valiosas antigüedades; entre ellas, y en orden alfabético, están: el aplastacabezas, ideal para necios; el aplastapiernas, para enanos y renacuajos; el aplastapulgares, diseñado para los que se hacen la manicure y la pedicure; el arañador, cuya especialidad es recomendada para los que tienen bello rostro; la atadura, para los que aman la libertad; el azote, para los esclavos de espíritu; el bastinador, para los que tienen aires de artista; la bota española, para los que aman la madre-pútrea; la bola malaya, para los que les gusta jugar con esféricos; el brasero, para los friolentos; el castigo de agua, para los que sufren de hidrofobia; el cepo chino, para los que les gusta tener las manos libres; el cepo simple, para los que les gusta disfrutar de la “libertad”; la cigüeña, para los que aman a los niños; el cilicio, para los ortodoxos y dogmáticos; el cinturón de castidad, para los que no pueden dominar sus ansias; el cinturón de San Erasmo, para los píos; el collar con pesos, para los que les gusta las alhajas; el collar con púas, para los que les gusta exhibir el cuello; las cosquillas, para los que creen en la risa; la crucifi xión, para los estigmáticos y creyentes del basural religioso; la cura de agua, para los negros, simios y todo aquel que tenga la piel sucia; la cuna de Judas, para cualquier “padre de familia”; el desgarrador de senos, para señoritas con implantes mamarios; la doncella de hierro, para todo aquel que tenga pretensiones de realeza; el empalamiento, para gays, transgéneros (LGBT) y otros; la fl auta del alborotador, para adamados y gentuza de dudosa reputación sexual; el frío-calor, para los insensibles; la gota china, para los indoblegables; el garrote, para los que tienen el cuello fuerte; la garrocha, para los enanos; la horquilla, para los esticosos; el horno de pie, para los que andan sin cuidado; el insomnio, para los que duermen mucho; la jaula colgante, para los que aman las alturas; la máscara, para los tímidos o los que sufren de pánico escénico; la melaza, para los que aman la dulzura; el péndulo, para los místicos y practicantes de la magia; la pera, para los sodomitas; la picana eléctrica, para los relajados; la picota del tonel, para los que siempre están en guardia; la posición Shabak, para los sibaritas de la comodidad y el confort; el potro, para los que les gusta domar animales salvajes; el potro en escalera, para los perfeccionistas; la rueda de Santa Catalina, para los religiosos y moralistas; la rueda para despedazar, para los seres íntegros; la ruleta rusa, para los que gustan de las sorpresas o a los que les gusta jugar a la “gallinita ciega”; el sangrado, para los hemofílicos y vampirratas; la sierra, para los masoquistas clásicos; la silla del interrogatorio, para los mudos y seres inferiores de “pocas palabras”; el strappado, para los claustrofóbicos; las tablillas, para los chuecos o los que sufren de genu varu o genu vago; el taburete de sumersión, para los que aman la limpieza del alma; las tenazas, para los que gustan de las exquisiteces; el tormento chino, para los amantes de la cultura asiática; el toro de Falaris, para los que son afi cionados a la tauromaquia; la tortuga, para los lentos y retardados mentales; la tortura del caminante, para los correcaminos y deportistas de “mens sana in córpore sano”; la tortura de la piedra, para los duros de corazón; la turca, para los exóticos; las uñas de gato, para los gustos felinos; la violación, para los castos y vírgenes de mente; el yelmo, para los que gustan de la sobreprotección y los cuidados de mamá y papá, etc., etc.”
Finalmente, los parecidos entre El Juego del Calamar y Matagente no estaría solo en el plano de los títulos (juego de niños) o del género gore, sino en lo ideológico, en la esencia que sostiene tanto la novela como la serie de Netflix: crítica social, homofobia, xenofobia, crítica al fracaso de una sociedad donde los trabajadores, incluido a profesionales, no tienen otra salida que matar o matarse entre ellos. Y como último recurso está el juego que los puede religar y, claro, donde pueden también perder todo. La diferencia con Matagente es que Atoj, el personaje principal, asesina pensando que así está ayudando al mundo al liberar a estas personas sufrientes. Eso aparte de que tanto Matagente como El Juego del Calamar, “son muy violentos, complejos y poco comerciales” (exactamente estas palabras las dijo el director surcoreano Hwang Dong-hyuk sobre su serie). Por lo expuesto y otros, dejo este identikit y posible plagio en manos de mi abogada: Martha Santur de Bieberach, CAL 51438.
Rodolfo Ybarra
DNI 09441432
https://web.facebook.com/rodolfo.ybarra.7/
WhatsApp 967134258
PD: Anexo este artículo del desaparecido escritor Pedro Novoa publicado en 2014 y donde se habla del mismo tópico: infancia, crímenes, pérdida de la inocencia, juegos y otros que implican mi novela Matagente: https://limagris.com/el-desfiguramiento-de-la-infancia-en-la-novela-matagente-de-rodolfo-ybarra/?fbclid=IwAR0RO_lOdNbnGMK1nUBlWa7ZN3ZNQrx4J8N47CKG_jY5KeaEm9Fp8WxDkmQ
EL DESFIGURAMIENTO DE LA INFANCIA EN LA NOVELA “MATAGENTE” DE RODOLFO YBARRA
Pinto Pinto gorgorito, saca la mano del paletito,
¿en qué lugar?, ¿dónde está?
Pinto Pinto gorgorito, hay que matar al pajarito,
¿cuál será?, ¿cuál será?,
¿serás tú…? ¡o tú! (Bang).
Canción infantil[1]
La novela de Rodolfo Ybarra, Matagente (2012) trabaja el desfiguramiento de la imagen de la infancia desde el saque. El título nos refiere a un juego infantil, muy conocido en el Perú, donde se coloca a un grupo de participantes entre dos “matadores”, quienes con un balón “matan” a quienes les caiga al azar los balonazos que los sacan del juego. Desfigurado, a través de un proceso de filigrana virtuoso y cruel, Ybarra, impone el mismo título, para deconstruir el significado lúdico y regresarle la connotación criminal, pero a niveles de montaje simbólico.
De golpe, Matagente se convierte en una especie de aparato crítico de una sociedad llena de prejuicios, taras, alienación y estupidez alarmantes que solo merecerían la muerte como un gesto cuasi compasivo. El catalizador es Atoj, personaje que se encarga de llevar a niveles insólitos el juego de matar gente. Ataviado de una especie de antimoral, este personaje se esmera a través de sus “caídas”, momentos curiosamente epifánicos donde consigue conjugar los asesinatos con profundas reflexiones sobre la condición humana.
La desfiguración de la imagen infantil se observa simbólicamente cuando se pregunta sobre el origen de una mosca (el crimen) que transcurre entre lo sórdido y lo ingenuo: “¿De dónde habrá venido? seguro posó sus patas en la caca de algún perro o deslizó su lengua en la fruta de un niño.” (pág. 21) Esta sordidez es planteada como atávica para la condición, humana. Atoj afirma que desde niño se imaginaba como una parte absurda de un mecanismo absurdo: “De niño imaginaba que este mundo era como un enorme reloj lleno de engranajes imposibles e ininteligibles y yo era ese segundero atado a su centro girando sin razón por la explanada de la existencia.” (pág. 26) Atoj desfigura desde la infancia esta concepción del mundo y le asigna no solo otra forma, sino que evidencia una secreta esencia: la mierda.
“Así pasó mi niñez hasta que yo mismo construí un reloj de arena, una hermosa clepsidra que por ciertas coincidencias –creo yo– era lo más parecido al hombre, lo más exacto a su supuesta esencia, al menos en lo que concierne al desgaste constante, la arena que cae; pues, como todos saben, estamos llenos de mierda y eso es lo que reflejamos en cada acto de nuestras vidas (35 toneladas de mierda pasan por nuestro sistema digestivo en una vida promedio), nada escapa a esta maldición viperina, ni siquiera el más asceta o santón de estas tierras puede alejarse de esta categoría: mierda” (pág. 26).
El discurso narrativo configura al protagonista como el clásico niño genio que se desadapta rápidamente de una sociedad carencial y estúpida. Con pinceladas sutiles se desliza los rasgos obsesivos, sicopáticos, entroncados en un temprano despertar mental y sexual. Edípicamente Atoj descubre su sexualidad a través de la imagen materna. Imagen que también se desgarrará en la búsqueda constante de mujeres con las cuáles alternará el sexo, el deseo y el poder. Estará con putas, niñas, y finalmente con un travesti. Este desgarramiento de la imagen de la mujer que termina en la no mujer, en la no madre, llega a su clímax cuando el protagonista secuestra la criatura de una indigente de procedencia andina y la mata salvajemente.
Atoj, especulamos, pretende desgarrar el origen de todo a través de este último crimen. Desgarrarlo para que todo comience de cero. Porque Atoj es gordo, el bebé desnutrido; aunque su nombre tenga origen quechua, él es blanco, racista y el niño es cobrizo y de madre andina; él es clasemediero y el bebé indigente, y finalmente, él es hombre, machista y descubre casi al final que la criatura es mujer. Al acabar con ella, acaba con su antítesis, exige un nuevo inicio a través de la tácita afirmación de su negación.
Es sintomático el uso de un trompo como arma letal. Así como en Los ríos profundos, este juguete artesanal adquiere connotaciones simbólicas entre el zumbido que hace al bailar (zumbayllu) con la asociación de recuerdos y afectos del protagonista. En Matagente, este artefacto infantil se emponzoña, su propia naturaleza con clavo amenazante incluido, nos regresa a lo primario, al odio más elemental. Con esta arma perpetra su primera caída: “Mi primer crimen, simple y lejano, fue con la punta de clavo de un trompo. Todavía conservo la herramienta del delito y el recuerdo de la carne corrompida y agujereada”. El protagonista cree, confía, da por sentado que es inocente a pesar de la evidencia de los efectos de los crímenes endulzados por reminiscencias paternales.
Me veo caminando por una calle solitaria. Mi padre me lleva cogido de la mano. En uno de mis bolsillos guardo un trompo con huaraca. En mi mano izquierda tengo una luz de bengala encendida, cruzamos la pista y antes de llegar a la acera coloco la bengala caliente en el antebrazo de papá. Un grito de dolor retumba en la noche, el eco se esparce y como una ola de arena regresa para cubrirlo todo, para sepultar cada instante de sospechosa felicidad y negar con su silencio de cemento y hormigón cada risa dibujada en los rostros de la inocencia (…). Tengo en mi mano un trompo con punta de acero y apuñalo continuamente un cadáver que se coge de mi inocencia. (pág 85).
Atoj ha envenenado niños en las puertas de los colegios, en los parques, los ha ultrajado, los ha descuartizado, ha hecho mil una atrocidades. Luego de una borrachera, Atoj ha enfrentado una de sus más afiebradas pesadillas, precisamente con niños.
“unos niños me apedreaban y uno de ellos, el más feo y grande, se acercó con un cuchillo y me mutiló la cola, sentí un dolor en forma de descarga eléctrica que se apoderó de mi columna vertebral e inmediatamente empezó a crecerme el miembro cercenado. Trataba de escapar pero era inútil, entonces vinieron más niños feos y con llagas en el cuerpo, parecían provenir de un campo de concentración o algo así, y cada uno con su cuchilla empezó a desollarme lentamente” (pág. 57).
Atoj se siente impotente ante estas agresiones, pero por momentos las disfruta “La crueldad de esos niños me excitaba (pág, 58)” Y a pesar de estar derrotado por este poder onírico, cierto clasismo maquillado con racismo le hace pensar que: “lo único que me preocupaba era que este viaje iría acompañado por niños horribles y no era un buen designio” (pág. 58). Ya despierto, ya curado, ve televisión, en sus películas ve un horror equilibrado, no como en los sueños, sino como esta sociedad ha establecido la ruta de la crueldad. El monstruoso, el poderoso ejerce su poder con el débil, con el indefenso. Sí, con las mujeres y/o con los niños.
“Cambié de canal: un hombre con una sierra eléctrica cortaba en pedazos a una mujer; a su costado, otro hombre gordo y con mirada perversa violaba a una niña, la cual trataba de defenderse con un osito de peluche; el gordo, luego de penetrar vaginal y analmente a la niña, sacó una chaveta de uno de los bolsillos de su pantalón y la apuñaló sin miramientos, luego con el hombre de la sierra se fueron a tomar unas cervezas. Otro canal: Freddy Krueger fileteaba con su manopla de cuchillos a un niño, la sangre embarraba toda la pantalla, luego le abría el vientre a una mujer panzona y la arrastraba por la sala de una casa jalándola de las tripas.” (pág. 69)
La novela propone una suerte de juego de espejos, donde si bien es cierto podría a simple vista odiar y abominar al personaje Atoj, en realidad, es Atoj el que es como líneas arriba se mencionó, el catalizador de una realidad hórrida, sucia y nefasta de lo que se ve, vive y experimenta a diario. No es casual que Atoj decida estudiar Psicología laboral, porque además de analizarse a él como ente de catálisis social, quiere experimentar eso que él canaliza: la podredumbre laboral de un sistema actual. Solo cuando deja de ser niño, Atoj es cruel como un adulto, ejerce una función, una hipócrita forma de ser útil, de “matar” gente embutiéndolos en esa trituradora de carne que es la vida social utilitaria.
La novela es consciente de la crueldad que maneja, Atoj recuerda la cita de Iván Kamarazov cuando dice que la muerte de un niño le hace querer devolver su billete al universo, pero, el muy cretino, no devuelve nada (pág. 104). Atoj no tiene la visión conciliadora y hasta cómoda de la concepción ingenua y candorosa del niño. En este nivel de desgarramiento de la imagen infantil, el protagonista entiende que el horror mayor no es ser un adulto que comete crímenes con toda la carga de arrepentimiento y moralina a cuestas, cree –y creemos– que el mayor volumen de la sevicia es aquella que se ejecuta irresponsable, festiva y lúdica. No quiere a nadie, solo alberga cultivadas sensaciones de desprecio u odio para cualquier atisbo de contacto humano, incluso para con su propio hermano: “para lo único que podría haber tenido contacto con mi hermano sería para trocearle el pescuezo o sacarle los ojos. Perdí mi oportunidad en la adolescencia, quizás en la niñez, y ahora era demasiado tarde.” Atoj es el joven, que algún día será adulto, sin dejar de ser niño-bestia nunca. Y con esos ojos seguirá extasiándose con el crimen.
“Tener diecisiete años no cambia nada, uno aún tiene mente de niño y está obligado a arrastrar un pesado cuerpo de hombre. Yo, por mi parte, me sentía bien porque siempre he pensado que dentro de mí habitan horrorosos monstruos a los cuales no debo amansar sino domesticar, es decir, darle forma a su naturaleza, hallar la razón de su filosa dentadura sin limarla, entender y no corromper ese espíritu exquisito de la alevosía”. ( pág. 110)
Atoj es un transgresor puro, sabe, piensa, cree fervientemente que el mundo está en descomposición sin vuelta atrás, y que su maldad no hace otra cosa que limpiarlo. Ve a gente pordiosera que piensa arrasar con un auto y lamenta no hacerlo. Pero el punto climático es cuando ve a una mujer y un niño subir a un carro a limosnear. Es allí cuando Atoj concede uno de los pocos gestos de humanidad y confianza para con el futuro. No es pesimista, confía, anhela en los ojos de ese niño –muy parecido a él- la posibilidad de un cambio a través de la insumisión. En vez de darle una limosna, le entrega un objeto punzocortante que simboliza la posta generacional en la rebeldía.
La mujer con un hijo encima y el otro al lado avanzó por los asientos estirando la mano en situación de súplica, al pasar por mi costado muchas imágenes pasaron por mi cabeza, algo dentro de mí se enervó, metí la mano al pantalón, estiré la cuchilla del cortaúñas y se lo entregué al niño. En una frenada del ómnibus el niño que traía el cortaúñas en ristre y con la navaja hacia un lado, le cortó la mano a un viejo papagayo que estiraba la mano –a su vez– para entregarle a la señora unas monedas de corta denominación. El viejo chilló y una gotitas de sangre fueron a parar al rostro del niño, que sonrió inocentemente. (pág. 126).
Acostumbrados a contemplar la realidad con panorámicas borrosas, Matagente acerca el lente en primerísimos planos. Y claro, nos deja pasmados, absortos, y tirados en el piso. Gesto que se agradece, porque quién sino esos artefactos artísticos que nos regresan a los desolados fueros de nuestra patraña diaria de civilizados y ascendentes morales, quién sino esos artefactos artísticos como Les Cent Vingt Journées de Sodome, ou l’École du libertinaje, o Venus im Pelz que vienen a arrasar y dejar sin piso a cualquier aparatito moral que se les resista. Matagente, llega con la misma contundencia, amparado por el cine Gore, por la cultura yanqui de Serial Killers, por la brutalidad reactualizada del paleolítico inferior, por el guiño de la crudeza quechua, por el panorama postnuclear de Lima la horrible, y finalmente, por el santo y seña de un juego de niños-bestias que como en la entrada del Infierno de Dante, nos exige dejar afuera, la esperanza. Están advertidos.
[1] Canción infantil que cierra la novela Matagente.
Rodolfo Ybarra. Ha estudiado matemática pura, física, electrónica y comunicaciones. Ha publicado una veintena de textos entre novelas, cuentos, poemarios y ensayos. Ha dirigido un programa de televisión de contracultura y política, y editado revistas y fanzines. Se expresa también vía el vídeo y la música. Desde el 2007 maneja el blog www.rodolfoybarra.blogspot.com.

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Published
6 días agoon
15/04/2025
Conocí a ese señor por mi papá. Vivíamos lejos de la ciudad, en medio de unas colinas que tocaban el paraíso. Y solo los fines de semana íbamos al pueblo por suministros. A mí me gustaba ir, sobre todo, por las películas que pasaban en televisión abierta los sábados y domingos después del mediodía. Y siempre me llevaba alguna sorpresa. Mi hermano Haya —quien vivía con los abuelos— me esperaba en la puerta, corría hacia mí y sacaba de adentro de su polo (holgado como esos que usan los jugadores de béisbol) un VHS. Le he robado a doña Dorila…, me decía riéndose. Doña Dorila era una señora flaquita, de cabeza pequeña como la de un gorrión, y temperamento de hierro. En su casa, estaba nuestro Cinema Paradiso. Ella vendía y alquilaba películas en VHS y, desde luego, las que nos gustaban tratábamos de hacerle olvidar y, rara vez, se la devolvíamos.
En uno de esos fines de semana, papá cogió su carcacha y fue al pueblo sin nosotros. Recuerdo que me enojé mucho pues la semana anterior habían anunciado una película sobre un perro gigante que volaba. Y ya no la podía ver. Entonces, mamá me llevó hasta la casa de la familia Sánchez Quiroz (los únicos que tenían paneles solares en sus techos de teja); pero una lluvia intensa, acompañada de granizo, hacía bailar a la antena parabólica y era imposible terminar de ver la película. La pantalla se veía como bolitas de granizo que estaban golpeando sobre los vidrios de las ventanas.
El lunes, por la mañana, escuchamos la carcacha de papá estacionarse en el patio de la escuela. Yo no lo quería ver, por supuesto; pero Coco, mi otro hermano, se levantó de su cama y fue corriendo a su encuentro. Escuchaba su voz y la voz de mi mamá y la de mi hermano pequeño diciendo: ¿Me has traído el rompecabezas del hombre araña? Y papá se lo entregó y él llegó hasta mi cuarto y me decía: ¡Mira lo que me han regalado! Y bailaba dando vueltas de alegría.
Fui a comer y papá seguía en la mesa. Y cuando me vio, me dijo: Para ti, he traído el mejor regalo. Está ahí, en esa caja. Era una caja pequeña, aún más pequeña que una caja de zapatos de los que él compraba. Inmediatamente, sentí una ligera exaltación. Me había dicho que, si ese año aprendía a resolver una raíz cuadrada, me compraba un minitelevisor, de esos que funcionaban a pilas y tenían la pantalla pequeña, casi como de unas gafas de sol. No podía ser otra cosa; mi sueño se había hecho realidad. Abrí la caja apresuradamente y encontré, en vez de un minitelevisor, un libro de carátula blanca con la fotografía y el nombre de ese señor. Seguí buscando y había más libros parecidos. Entonces, miré a papá y le dije sorprendido: Pero, yo pensé que era el minitelevisor. Y papá, muy sereno, me dijo: Sí, de alguna manera, lo es. Si lees con cuidado y te concentras bien, esas páginas se van a transformar en imágenes, en colores, en voces, en sensaciones; y las podrás ver más claras y reales que las del televisor. Y, ¿dónde las podré ver?, le dije. Enseguida, respondió: Dentro de tu cabeza. Además, puedes tú participar en la historia. Pero, ¿cómo?, le dije. Arreglándola a tu modo, así como de los dramas que inventas con tus compañeros o los cuentos que mamá te leía de más pequeño. Y mamá dijo: ¿Te acuerdas de Ernesto, el niño que andaba a caballo con su papá y era huérfano de madre? Claro que me acuerdo, mamá: el que asistía a un internado y lo cuidaban unos curas. Mamá asentía con la cabeza. ¿Y recuerdas, también, que creábamos otras cosas sobre Ernesto?; que tenía mamá y papá y hermanos y amigos que lo querían. Sí, claro; me acuerdo, mamá. ¿Y quién las inventó? No lo sé, le dije. Y luego, ella pronunció su nombre: Arguedas. Sí, él; claro, mamá. Y ahora, ese señor que ves en las carátulas de esos libros hace lo mismo, inventa muchos Ernestos. Y luego, me alcanzó un libro: Los cachorros, de Mario Vargas Llosa, ese hombre entrecano de mirada seria e imperturbable.
Desde entonces, Mario, me has acompañado toda la vida. Te conozco más de lo que tú crees. Tú no me has visto crecer porque estabas demasiado ocupado pensando sobre este desafortunado país en cual nos tocó nacer. En cambio, yo sí te he visto andar como actor de cine, llevando el nombre del Perú por todos los confines de la tierra; andando como un sol entre las élites académicas más importantes del mundo; diciendo el Perú existe, yo soy el Perú. Y, en verdad, lo eres. Has dado luz al mundo a través de tus historias. Me alumbraste en la etapa más triste de mi vida porque, en algún momento, en mi sueño más irrealizable, quise ser como tú. Pero, un amigo de Arequipa —que te quiere tanto o más que yo— me dijo: Mario solo hay uno. Y aterricé en la realidad.
Y te cuento, brujo de las palabras, que fue papá quien me hizo conocerte. Y también, hace un par de horas, fue papá quien entró a mi cuarto, con celular en mano y me dijo: Vargas Llosa ha muerto. Lo primero que se hace frente a la incertidumbre es no creer, que es algo imposible que el Perú haya muerto. Y, desde ahora, es demasiado triste saber que ese sol ya no nos alumbra. Saber que ya no te podemos buscar para mirarte desde lejos por los malecones de Barranco o Miraflores. Y Orlando, con sus dos metros de estatura y señalando con su dedo índice a tu casa, ya no me podrá decir: Hoy, veremos a Mario. Pero nunca nos acercamos. Te respetábamos mucho y también sabíamos que el sol nos puede quemar. Ahora, todos los peruanos —aquellos que fueron tus críticos y nosotros, los devotos— quisiéramos ser cómo tú, Mario: ¡una leyenda!
Cultura
Mario Vargas Llosa falleció en Lima
Su familia confirmó su deceso.

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1 semana agoon
13/04/2025
La literatura hispanoamericana ha perdido a uno de sus más grandes exponentes. Mario Vargas Llosa, novelista, ensayista, polemista y Premio Nobel de Literatura 2010, falleció este domingo en Lima a los 89 años, según informaron sus hijos Álvaro, Gonzalo y Morgana. Su muerte cierra un capítulo trascendental de la narrativa en español y deja un vacío imposible de llenar.
Nacido en Arequipa el 28 de marzo de 1936, Vargas Llosa fue un autor universal. Desde sus primeras obras como Los jefes y La ciudad y los perros hasta su despedida con Le dedico mi silencio, su producción literaria moldeó el imaginario colectivo de generaciones de lectores. Dueño de un estilo poderoso y de una inteligencia feroz, supo retratar los entresijos del poder, la violencia y la resistencia con una lucidez pocas veces vista en la literatura contemporánea.
No solo fue novelista, sino también un intelectual en el sentido más clásico: comprometido, activo y provocador. Desde su tribuna en la prensa, como su recordada columna Piedra de Toque en El País, abordó con valentía y convicción los grandes debates de su tiempo, sin temor a contrariar sensibilidades ni a polemizar con sus propios lectores. Fue, hasta el final, un defensor apasionado de la libertad individual, aún a costa de las críticas que sus posturas políticas —liberales en lo económico, progresistas en lo moral— le granjearon.
Su partida, según sus hijos, será despedida en la más estricta intimidad, como él mismo lo pidió: sin ceremonias públicas, con la serenidad que caracterizó su madurez. “Deja detrás suyo una obra que lo sobrevivirá”, dice el comunicado. Y no hay frase más certera. Vargas Llosa ya era inmortal mucho antes de morir.
Obras como Conversación en La Catedral, La casa verde, La guerra del fin del mundo o La fiesta del Chivo consolidaron una carrera marcada por el rigor narrativo y la ambición temática. Fue parte del célebre boom latinoamericano, junto a Gabriel García Márquez y Julio Cortázar, pero también un autor que se distanció de modas, que evolucionó hacia nuevos territorios sin perder la fidelidad a su esencia: contar la verdad a través de la ficción.
El Nobel, que muchos creían esquivo por razones ideológicas, le fue otorgado en 2010 por su “cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, la rebelión y la derrota del individuo”. Recibió también los más altos honores literarios: el Cervantes, el Rómulo Gallegos, el Príncipe de Asturias, el Planeta. Fue miembro de la Real Academia Española y, desde 2021, inmortal de la Académie Française. Su ambición no fue solo literaria: aspiraba a incidir, a influir, a incomodar.
Quiso ser presidente del Perú y perdió. Escribió sobre dictaduras, corrupción, historia y pasiones privadas con idéntica intensidad. En El pez en el agua, sus memorias, relató tanto su educación sentimental como su derrota política, con la honestidad de quien entiende que todo, incluso el fracaso, forma parte de una obra mayor.
Su vida fue una novela en sí misma, atravesada por amores, rupturas, amistades rotas (como la célebre con García Márquez) y pasiones ideológicas. Pero nunca se convirtió en estatua, como temía. Siguió escribiendo hasta el final, como si la literatura fuera una forma de derrotar a la muerte.
En su discurso del Nobel afirmó que “la lectura inocula la rebeldía en el espíritu humano”. Vargas Llosa fue, hasta el último aliento, un rebelde que eligió la palabra como su arma más poderosa. Y como los grandes escritores, vivirá mientras lo lean. Ha muerto el hombre; queda el legado.
Cultura
Francisco de Zela, una cuestión pendiente con Panamá ¿Es hora de repatriar su cadáver?
Hay algo que Dina Boluarte debería hacer, y es lo que hizo el alcalde del Cusco con la repatriación simbólica del hijo de Tupac Amaru, y es traer de vuelta a Francisco de Zela, prócer que murió en una cárcel de Panamá.

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1 semana agoon
12/04/2025
La leyenda cuenta que el 28 de julio de 1821 moría en una oscura cárcel en Panamá el prócer de la patria Francisco de Zela. Aunque en la década de 2010 el entonces embajador de Perú en Panamá, intentó buscar los restos del prócer, esto de manera autónoma y sin apoyo de la Cancillería peruana, las circunstancias resultaron en su momento infructuosas. Cabe mencionar que es muy probable que Zela en condición de traidor a la madre patria fuera enterrado en una fosa común. Cabría esperar del actual gobierno una búsqueda más infructuosa de dichos restos o al menos repatriar simbólicamente a Zela como se hizo con el hijo de Tupac Amaru y Micaela Bastidas recientemente. No debemos olvidarnos que el grito de Zela en Tacna fue el primer grito de independencia en Perú desde el grito ahogado en sangre de Tupac Amaru, esto en 1811. Grito que fue condenado en una mazmorra realista en Panamá.
Un héroe olvidado
Zela fue después de Tupac Amaru el primero luego de treinta años de silencio en lanzar el primer grito libertario del Perú en la ciudad de Tacna el 20 de junio de 1811. Eso lo hace meritorio de ser considerado el líder de la primera insurrección armada por la independencia del Perú. Su rebelión de Tacna estuvo en estrecho contacto con la Revolución Argentina, que se inició en Buenos Aires el 25 de mayo de 1810. Si bien los argentinos enviaron un ejército a la Provincia de Charcas (Bolivia), al mando del general Antonio González Balcarce y del abogado (¿Quién envía a un abogado?) Juan José Castelli. Los rioplatenses enviaron proclamas a varias ciudades del sur del Perú, invitándolos a continuar con la revolución.
Zela, tal vez apresuradamente fue el primero en responder y en un «Bando al pueblo de Tacna» declaró su adhesión a la Junta de autogobierno de Buenos Aires y su fidelidad al rey de España, de acuerdo con la posición de la Junta (recuérdese que Fernando VII estaba apresado por Napoleón y en España reinaba José Bonaparte que no era reconocido ni por los españoles americanos ni por los peninsulares) y pretende asumir la jefatura político-militar de la plaza militar imponiéndose él mismo el título de «Comandante Militar de las Fuerzas Unidas de América».

Zela quien tuvo un apoyo tanto de criollos, mestizos e indígenas, como es el caso del cacique de Tacna, Toribio Ara, y el cacique de Tarata y Putina, Ramón Copaja. No obstante, su insurrección no tuvo éxito.
Derrotado a causa del fracaso de la campaña de los rioplatenses que fueron aplastados por los realistas en Charcas se vio finalmente apresado por los españoles.
Así los principales dirigentes de la rebelión fueron sometidos a juicio, entre ellos Zela, quien fue llevado a Lima. Allí, gracias al nepotismo (algunas costumbres no cambian), es decir las influencias de su familia y a la mediación (compadrazgo) de importantes personajes se le conmutó la pena de muerte por la de encierro perpetuo en el morro de La Habana. No obstante, se consiguió modificar aún más la sentencia: una pena de diez años de presidio en la cárcel de Chagres, en Panamá, y terminados éstos, expatriación perpetua. Su prisión en Lima duró cuatro años y en 1815 fue trasladado a Panamá. Afectado por el clima tropical y las duras condiciones de su encierro, falleció algunos años después, en 1819. Una versión muy difundida que más huele a leyenda romántica afirma que su fallecimiento se produjo el 28 de julio de 1821, el mismo día de la Proclamación de la Independencia del Perú. Lo cierto es que murió en 1819, un 18 de julio, a la edad de 50 años.
La búsqueda del cuerpo del prócer
Allá por la década del 2010, el embajador de Perú en Panamá, Guillermo Russo Checa recordó la historia de Zela y se propuso encontrar sus restos. Sin instrucciones ni directrices o apoyo de Torre Tagle, buscó por las iglesias de Panamá y entré archivos donde podría descansar los restos del héroe. Consultó incluso con el entonces presidente de Panamá, el locuaz y alangarciesco presidente Martinelli. Finalmente, y tomando en cuenta que en su condición de traidor a la corona muy probablemente Zela fuera enterrado en una fosa común, hubo de parar sus investigaciones. No obstante, en un parque de Panamá se rindió homenaje a la memoria del héroe a través de un busto que recuerda al paseante distraído que en algún lado de Panamá todavía duerme el ilustre tacneño que espera el retorno a su patria libre.
Considerando la reciente repatriación simbólica al Cusco desde Madrid, del hijo de Tupac Amaru y Micaela Bastidas, es momento, aprovechando la visita del presidente Mulino en Perú, de recuperar los restos, aunque sea simbólicamente de Zela. Es momento que Zela regrese al Perú independiente tal y como un día de 1811 soñó.
Cultura
La princesa Gominola
La nueva tragicomedia escrita por Helen Hesse.

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2 semanas agoon
09/04/2025
Tras años de ausencia, Alejandra regresa al Perú con un único propósito: recuperar a su hijo Santi, a quien dejó al cuidado de sus abuelos cuando apenas tenía 7 años. Lo que parecía una sencilla reunión familiar se convierte en un escenario cargado de emociones, secretos y revelaciones inesperadas. En una cena familiar donde los recuerdos y las emociones están a flor de piel, una dolorosa verdad saldrá a la luz, ¿será capaz Alejandra de reconstruir lo que perdió?
“La princesa Gominola” es una tragicomedia escrita por Helen Hesse y forma parte de una serie de tres obras breves que forman parte de un innovador ciclo de microteatro inmersivo. Presentada por Paso de Gato Teatro, cada obra está diseñada para sumergir al espectador en una experiencia única, donde no solo serás testigo, sino también protagonista de las historias que se desenvuelven ante tus ojos.
Disfruta de una propuesta teatral en la que los límites entre el público y los personajes se desdibujan, creando una conexión emocional profunda y momentos inolvidables.

El dato
Estreno: Miércoles 09 de abril a las 8:00 pm
Dirección: Milagros López Arias
Dramaturgia: Helen Hesse
Actrices: Pilar Delgado, Milagros López Arias y Sergio Velasco.
Las obras estarán todos los miércoles y jueves de abril hasta 01 de mayo a las 8:00 pm.
Lugar: La Residencia (Sáenz Peña 107 Barranco)
Entradas: Joinnus o al 959528540.
No te pierdas esta oportunidad de vivir el teatro como nunca antes lo habías hecho.
Cultura
De la orilla al lienzo
Camila Rodrigo regresa a Lima con un sobrio conjunto de abstractos. La forma resignificada se inaugura el 9 de abril en La Galería de San isidro.

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2 semanas agoon
07/04/2025
El inicio de su travesía en la abstracción surgió de manera intuitiva. Un día en la playa, conversando con su madre, recordó la pared vacía de su departamento y decidió pintarla. A partir de esa carencia física nació un proceso que convirtió el vacío en superficie, la nada en estructura. Fue un encuentro con el orden y la proporción, donde líneas y formas geométricas empezaron a definir un lenguaje propio.
Camila Rodrigo (Lima, 1983) concibe el lienzo como un espacio de transformación. Su proceso creativo está marcado por una metódica construcción de capas, donde el color y la textura emergen en un rito de serenidad y concentración. La tela, en su estado inicial, yace en el suelo, expectante. El negro, un tono fundamental en su obra, se convierte en un eje transcendente y el pigmento, diluido en agentes fluidos, se asienta sobre la superficie como una piel que se va formando en un orden temporal que la artista organiza y supervisa con exigente minuciosidad.

Geometría líquida
La artista recuerda con nitidez los diseños limpios de su abuelo y su padre, arquitectos. Su conexión con la materialidad se remonta a su infancia, cuando paseaba por La Punta y recogía piedritas en la orilla del mar. Hoy, esos recuerdos se transforman en una serie de obras que exploran la textura y la composición, como se evidencia en La forma resignificada, muestra que inaugura el 9 de abril en La Galería de San Isidro. Sus pinturas, de una estética minimalista, sugieren paisajes internos y una rigurosa investigación sobre la materia.
No en vano su obra transita entre el diseño y la pintura, el instinto y la precisión geométrica. Formada en Diseño Gráfico en la Universidad San Ignacio de Loyola (2010), complementó su aprendizaje con estudios de fotografía en el Centro de la Imagen de Lima (2006) y en el Rhode Island School of Design (2009). Su carrera ha estado marcada por una evolución que la llevó del arte figurativo y la ilustración infantil hacia una exploración profundamente abstracta, donde la forma y el equilibrio son el núcleo de su lenguaje visual.

Lenguaje que madura y desarrolla en su estudio en Las Condes, Santiago de Chile, donde trabaja de 8:30 a.m. a 3 p.m., cuando sus hijos están en el colegio. Allí se entrega por completo al proceso creativo, sin interrupciones. En ese silencio ha descubierto que su pintura es una traducción de su percepción de la vida. «Después de pasar tiempo en el taller, mirando los cuadros en soledad, empiezas a pensar lo que hay detrás de lo que pintas», reflexiona.
Así, las piedras, recurrentes en su imaginario, se convierten en una metáfora del lastre vital, de esas formas que, convertidas en peso, se resisten al cambio. En su pintura, Rodrigo busca liberarse de esas imposiciones, recuperar la espontaneidad y la ligereza de la infancia. Su taller, más que un espacio de trabajo, es un refugio donde la libertad toma forma y color, como alguna vez imaginó de niña. Este 2025 su obra ha sido seleccionada para ser presentada en el Stand de La Galería en la feria Pinta PArc, un reconocimiento a su creciente impacto en la escena artística contemporánea.
Cultura
Seminario: «De los griegos a los juglares: la naturaleza antropológica del poeta en occidente como cantor sagrado en la épica, la lírica y el teatro»
Un seminario que recorre la poesía, el teatro, lo regioso y político.

Published
2 semanas agoon
07/04/2025
El Centro Cultural de la Universidad de Piura los invita a participar de este seminario en el que se abordará las raíces de la civilización occidental en su poesía, la naturaleza del poeta desde un sentido antropológico/esotérico (los poetas arcaicos como mediums de la divinidad), la configuración del relato político, y la aparición del teatro como síntesis religioso y político.
Especial énfasis se dará en los vínculos del teatro trágico griego y su influencia en el drama moderno «Historia de una escalera» de Antonio Buero Vallejo. Así como también una comparativa de dos obras de tragedia clásica: La Electra de Sófocles frente a la Electra de Eurípides.
Dirigido a actores, dramaturgos y público en general.
SOBRE EL DOCENTE:
Alejandro Herrera. Bachiller de Derecho de la Universidad Hispanoamericana de Costa Rica. Periodista cultural especializado en poesía y narrativa. Es corresponsal del medio Contrapunto El Salvador Centroamérica, es también asesor literario, ghostwriter y editor. Cronista parlamentario en Perú para la revista Lima Gris.
SESIONES:
- Narrando el Mito Griego: poetas épicos, líricos y autores trágicos
- Roma, tuyo es el poder y la gloria: La política como teatro. De poetas bucólicos a oradores políticos.
- La Espada, la Dama y la fe: de los cantares de gesta a los juglares y el ideal caballeresco medieval y la reaparición del teatro como evento sagrado.

Inicio: 3 Sesiones: martes 22 y 29 de abril, 06 de mayo
De 7:00 p.m. a 8:30 p.m.
Modalidad presencial: Casona Pardo (Calle Coronel Inclán 120, Miraflores – Lima)
Certificación a nombre de la Universidad de Piura
Inversión: 150 soles
Inscripciones: enlace:
https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScL44vg3O9kHpn4I4mojzBJBm9kPxzC3W0T49rK9uBVCX33-A/viewform?fbclid=PAY2xjawJeQbVleHRuA2FlbQIxMAABp8dcK4M01J7Dn8FaYp9SEwmQfiBwr1kitAZzKqxvSaUF8ywzNruEr8JXZ105_aem_-Ad4HYI_aFr0M8Tqp7THag
Cultura
Festi CIX 2025: Feria del libro “Letras sin límites” se inauguró en Chiclayo
Gestión municipal chiclayana promueve la cultural con inauguración de feria del libro.

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2 semanas agoon
03/04/2025
La ciudad de Chiclayo inició una fiesta cultural en el mes del aniversario y de las letras. El miércoles pasado al mediodía se inauguró el I FESTI CIX 2025 FERIA DEL LIBRO “LETRAS SIN LÍMITES”, un evento cultural que reunirá a escritores, editoriales, librerías y amantes de la literatura en un espacio de encuentro y aprendizaje.
La ceremonia de inauguración se llevó a cabo en el recinto ferial ubicado en la cuadra 1 de la Avenida Elías Aguirre, con la presencia de la alcaldesa de la Municipalidad Provincial de Chiclayo Janet Cubas, autoridades locales y representantes del sector cultural. Durante el evento, se anunciarán las actividades programadas, que incluyen presentaciones de libros, conferencias, talleres, shows artísticos, entre otros.

EL FESTI CIX 2025 FERIA DEL LIBRO “LETRAS SIN LÍMITES” busca promover la lectura y el acceso a la cultura, ofreciendo una variada oferta a precios de promoción desde los 10 soles. Además, de publicaciones para todas las edades y gustos. Asimismo, contará con espacios dedicados a la literatura infantil, presentaciones de libros, recitales de poesía y las publicaciones académicas.

La organización invita a toda la comunidad chiclayana a participar de esta celebración cultural y disfrutar de una experiencia única en torno a los libros y el conocimiento.
Cultura
Ollantaytambo: atentado al Patrimonio Arqueológico revela presuntos actos de corrupción, tráfico de influencias y abuso de Autoridad
En un nuevo escándalo en Cusco estarían implicados funcionarios de la Municipalidad de Ollantaytambo y del Ministerio de Cultura.

Published
3 semanas agoon
02/04/2025
La construcción ilegal del hotel Sol Ollantaytambo Boutique, no solo revela graves irregularidades administrativas y un daño irreparable al patrimonio, sino que expone una red tráfico de influencias, posibles actos de corrupción, un preocupante abuso de autoridad por parte de funcionarios municipales, un serio riesgo ambiental y una activa defensa del alcalde por parte del principal implicado.
Entre los implicados aparecen el actual alcalde de Ollantaytambo Paul Palma, funcionarios municipales, la dueña del hotel Lucinda Miranda Farfán y su administrador Derik Miranda Farfán. Según fuentes cusqueñas, nuestra anterior publicación generó un temblor en las oficinas de la Dirección Desconcentra de Cultura de Cusco y en las instalaciones del municipalidad de la ciudad inca.

Se colapsó muro correspondiente a la canalización del Rio Calicanto provocado por la construcción de fierro y cemento realizada gracias a la autorización irregular de Restitución Volumétrica otorgada por la Municipalidad Distrital de Ollantaytambo.
Escandalosas irregularidades
El permiso de restitución volumétrica, base de la construcción ilegal, presenta fallas cruciales: se la documentación a la cual hemos tenido acceso, se otorgó sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, se anuló tardíamente y hasta la fecha no existe una orden de demolición. Estas omisiones representan una grave falla en el proceso administrativo y una flagrante vulneración de las leyes de protección del Patrimonio Cultural de la Nación. La tardanza en la anulación y la ausencia de una orden de demolición sugieren complicidad o negligencia por parte de las autoridades, permitiendo que el daño al patrimonio continúe.
Esta situación se agrava por la evidencia de que la Gerencia de Desarrollo Urbano, bajo la dirección del Arq. José Carlos Cárdenas Chamorro, ha venido otorgando autorizaciones de obra de manera irregular, sin pasar por las comisiones técnicas correspondientes, como lo exige la norma. Estas autorizaciones se han emitido en el centro histórico de Ollantaytambo y en sectores protegidos por la Ley N° 28296, Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación.
Entre las autorizaciones otorgadas de forma irregular se encuentran las siguientes: autorización N° 001-2023-GDUR – MDO, autorización N° 016-2024-GDUR – MDO, y la autorización N° 020-2024-GDUR – MDO. Además, la ejecución de obras no cumple con la normativa vigente, donde los propietarios deberían presentar el expediente respectivo al procedimiento administrativo, en concordancia al Reglamento de Intervenciones Arqueológicas vigente aprobado mediante Decreto Supremo Nº 011-2022-MC, de fecha 23 de Noviembre del 2022.
La omisión de la calificación de los expedientes por los delegados AD HOC del Ministerio de Cultura agrava la situación. Lo curioso es que desde la sede central del Mincul hay un silencio sepulcral.

Derik Miranda Farfán dirigiendo personalmente la construcción que atenta contra el Patrimonio Cultural de la Nación.
¿Colusión, Enriquecimiento Ilícito y Tráfico de Influencias?
La denuncia pública y ante la Policía Anticorrupción de Cusco realizada por el Presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Distrito de Ollantaytambo, Andrés Fabián Bravo Pinedo, revela una red de influencias que conecta al alcalde Paul Palma, funcionarios municipales, y la dueña del hotel en construcción Lucinda Miranda Farfán y su administrador Derik Miranda Farfán, este último ha recibido pagos de la Municipalidad Distrital de Ollantaytambo por un total de S/. 67,265, según información del portal de transparencia.
Este monto se desglosa de la siguiente manera:
- Adquisición de KIT de incentivos: S/. 38,625.00
- Refrigerios y almuerzos: S/. 8,160.00
- Contratación de jueces: S/. 1,760.00
- Contratación de personal para mesa de partes: S/. 720.00
- Refrigerios S/. 18,000.00

Fuente: OSCE.
Estos pagos, especialmente habrían sido destinados a “Jueces”, “refrigerios” y “kits de incentivos”, generan serias dudas sobre su legitimidad y transparencia, apuntando a una posible sobrefacturación o pagos ficticios. La denuncia de Bravo Pinedo destaca la estrecha relación entre Miranda y el alcalde Palma, así como lo evidencia una foto donde esta Miranda con las hermanas del alcalde, sugiriendo una red de influencias que ha facilitado la obtención de contratos municipales de manera irregular. Esta relación de amistad y/o parentesco, combinada con los pagos sospechosos, refuerza la hipótesis de un presunto contubernio para beneficiar a Miranda a expensas del patrimonio arqueológico y el erario público. La denuncia pública de Bravo Pinedo proporciona un testimonio crucial que debe ser considerado en la investigación.

Derik Miranda Farfán, proveedor estrella de la Municipalidad de Ollantaytambo junto a las hermanas del Alcalde de Ollantaytambo.
Activa Defensa del Alcalde por parte de Carlos Miranda
Más allá de los indicios de corrupción y enriquecimiento ilícito, se evidencia una activa defensa a favor del alcalde Paul Palma por parte de Carlos Miranda. Publicaciones en redes sociales del 12 de abril de 2024, mostradas por Andrés Fabián Bravo Pinedo, Presidente del Frente de Defensa de los Intereses del Distrito de Ollantaytambo, demuestran que Miranda defiende públicamente al alcalde de Palpa contra las críticas a la gestión municipal ante el bloqueo de calles en Ollantaytambo por ciudadanos que organizados comenzaron a tapar los huecos de las avenidas de esta ciudad inca viviente ante la inoperancia municipal.
Esta defensa pública, realizada por un proveedor municipal con contratos cuestionados, evidenciaría una estrecha relación y complicidad entre Miranda y el alcalde, socavando la transparencia y la imparcialidad en la gestión municipal.
Llamado a la Acción y Exigencias
La situación en Ollantaytambo exige una respuesta inmediata y contundente. Se debe emitir de inmediato una orden de demolición para detener el daño al patrimonio arqueológico. La Contraloría General, la Fiscalía y la Policía Anticorrupción deben investigar a fondo las irregularidades en el proceso de concesión del permiso, la anulación tardía y la falta de orden de demolición, así como los pagos sospechosos a Carlos Miranda y la gestión irregular de las autorizaciones de obra por parte del Arq. José Carlos Cárdenas Chamorro.
La investigación debe incluir el análisis de todos los contratos otorgados por la municipalidad a Miranda para determinar la existencia de otros posibles casos de corrupción. Las organizaciones vivas del Pueblo de Ollantaytambo deben exigir la rendición de cuentas por parte del alcalde Paul Palma y el gerente municipal José Carlos Cárdenas Chamorro, y se debe garantizar que los responsables sean sancionados con el peso de la ley.

Publicación en redes sociales realizada por Derik Miranda Farfána a favor del alcalde de Ollantaytambo.
La protección del patrimonio cultural de Ollantaytambo y la lucha contra la corrupción son responsabilidades ineludibles para las autoridades. La denuncia de Andrés Fabián Bravo Pinedo debe ser considerada como evidencia clave en la investigación, y su testimonio debe ser protegido. La pregunta realizada por Bravo al refereise a los comentarios vertidos en las redes sociales por Carlos Miranda de ¿por qué se defiende tanto a esta gestión, si por amistad, desarrollo del pueblo o enriquecimiento personal?, queda abierta a la investigación, pero las pruebas presentadas apuntan fuertemente hacia un presunto enriquecimiento ilícito y abuso de poder.
Nos comunicamos con el alcalde de Ollantaytambo Paul Palma y con el gerente Carlos Cárdenas para recoger sus descargos, pero hasta el cierre de este informe no hemos recibido sus respuestas.
Imaginamos que el ministro de Cultura Fabricio Valencia Gibaja ya tomó conocimiento de este nuevo escándalo, y su preocupación debería ser mayor ya que su familia también tiene un hotel en Ollantaytambo. Nos preguntamos ¿el ministro actuará ante lo sucedido o se quedará de brazos cruzados?

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