A HUÁNUCO POR SU ANIVERSARIO (SIN HOMENAJE)
“Censúrame y lograrás que me lean”.
Miguel de Unamuno.
¡Feliz aniversario! Cuando la corrupción no se repudiada, pero sí se envidia. Cuando somos gobernados por el desgobierno, cuando la delincuencia nos toca las puertas…
¡Feliz aniversario! Cuando el tráfico está colapsando, cuando cientos de chicas trabajan en lenocinios y casinos; cuando los bares y discotecas nos restan la inteligencia…
¡Feliz aniversario! Cuando decenas de mendigos, ficticios o reales, se degradan y se amparan en la nada. Cuando las drogas circulan libremente, y nadie está libre.
Con las sombras a mi costado, seguí templando el alarido insonoro de mi gente… filosofando en el letargo, y atisbando el chanflón régimen que nos implantaron. Viví años resistiendo a un funcionario imbécil, que convertía en un urinario las áreas verdes. ¿Qué hizo Huánuco para merecer la desidia de sus gobernantes, que la ha sumido en el descaro de tener entre sus principales representantes a mediocres criminales?
Si la desazón de la vida es el emplazamiento de más locales de tragamonedas, discotecas o bares, déjenme decirles, que el tiempo no ha pasado en nuestro valle. No hay retroceso sin avance, ni hay avance sin estancamiento. ¿Y en qué proceso estamos? ¡Pregúntenle al alcalde! A ese fanfarrón ignorante, que promete imposibilidades. Que se arrodille como antes, porque sé que algún día lo hará desde la cárcel.
Duele más por quienes tienen en mente la reconquista de su propio paraje, pero ¿cómo lograrlo? Si ni siquiera podemos sofocar los impulsos de nuestros propios ciudadanos… No solo arrojan basura al río, sino también a los estamentos públicos. ¡Vamos, seamos claros! ¿Cuántos están celebrando el retorno de Jesús Giles Alipazaga? Si eres uno de ellos, ve y festéjalo con el mismo júbilo que los huancas en la fiesta del Santiago. Adora a tu dios. El presunto usurpador volvió.
Finalmente, solo los cobardes huyen en la adversidad. El guerrero es implacable en el ocaso o el alba. Si fue capaz de dirigir las pavimentaciones más caras del país, de gestionar la iluminación del estadio Heraclio Tapia y con un “recaudo” innegable; que tenga también el coraje de asumir sus errores (pero sin ausentarse). Si fue capaz de ordenar la construcción de un centro comercial en una urbanización tan pobre, y años atrás de vaciar la laguna para permitir que se organizase una motocross (sin mencionar el tema del drenaje pluvial que fue construido por el Consorcio Aguas), todo ello lo hizo a cambio de estancar nuestros pasos, de opacar nuestras mentes, de regatear nuestros bienes. Mintió a nuestra gente, y abusó de los que no entienden. Pero si es tan osado para hacer eso, ¿por qué huyó como prófugo? Sí señor Koko Giles, a usted le digo: el cemento no es el futuro, las luces artificiales por las que pagamos caro no nos otorgará la Copa Libertadores de América (¡nunca!). Así como Real Plaza, jamás podrá mejorar nuestra calidad de vida, porque simplemente nos acostumbramos a vivir mal. Los talentos del o la motocross lo seguirá habiendo, aunque tengan que correr aquí o en otro sitio, y el drenaje por el que tanto te inflaste, se seguirá reparando muchos años más (será su vergüenza personal).
En nuestra provincia principal hay más de 40 mil bajajs, y todos con licencia para matar. Las pistas anatemas se volvieron, y diariamente tenemos que lidiar con conductores sin instrucciones en reglas de tránsito. Vehículos de poco peso circulando en nuestras vías principales. No respetan sus carriles, se pasan las líneas de tope, tocan sus bocinas inconvenientemente, pasan por alto los semáforos, no disminuyen sus velocidades en los hospitales, colegios, universidades… Tampoco tienen consideraciones con los peatones (ni trato humano con nadie) y sus tarifas son excesivas. El oportunismo es frecuente, y eso remuerde.
Ojalá la contribución de nuestros hermanos fuera más importante que todas sus coyunturas. Pero la envidia es el peor sentimiento huanuqueño; casi siempre nos empuja a fragmentarnos, aunque eso implique nuestro propio fracaso. Es preferible vernos arrastrando, que soportar ver a nuestros hermanos triunfando.
La que alguna vez fue “La Muy Noble y Muy Leal Ciudad de los Caballeros del León de Huánuco”, hoy no es más que un recuento vacío. Porque cada vez conocemos menos nuestro pasado, y por ende, entendemos menos nuestro presente. Y seguimos siendo lo que no quisimos ser: jueces, espectadores, fanes de infames, creyentes de dioses mortales. ¿Odiamos esos adjetivos? Pero ¿por qué siempre actuamos conforme a lo establecido? Ojalá procediésemos igual en todo momento y no solo cuando nos conviene. Estamos al borde del colapso, aunque el crecimiento monetario nos diga lo contrario (no somos otro tipo de peruanos, seguimos fregados). Qué importancia tiene que haya más puestos de trabajo, de igual forma, la mayoría la ejerce con desgano (bostezando, llorando). Ya nadie le pone huevos a un sueño –confunden el éxito con el pensamiento negro de Nicolás Maquiavelo–. Esa es la endemia peruana que jode cabezas…
Que si quisimos hacer un país intelectual, tuvimos pereza de leer la crónica de El Dorado, porque siempre supimos que no la había escrito un peruano; sin embargo, si lo hubiera hecho el Inca Garcilaso, tampoco nos hubiéramos tomado la molestia de hacerlo. Después de todo, no solo somos creativos para evadir nuestros deberes, sino también, para atribuirle lo mejor de nuestra cultura a Europa. Pasaron 481 años desde que el imperio se disolvió, y casi nadie entiende la razón. ¿A quién le importa la historia? El presente es el futuro, decimos todos. Pues bien, resulta que esa misma razón (que se supone, ya no es de nuestra incumbencia) sigue retrasando el país (y de paso, Huánuco).
Lo único que importa es el dinero, y conseguirlo sin esfuerzo. Es sencillo respetar al que acapara más, y asociamos el éxito a esa maldad. Podríamos tener cientos de prostíbulos o casinos, y la gente nos respetaría más que a Cristo. ¿O acaso los peruanos no consideran a Susy Díaz o la Tigresa del Oriente mujeres inteligentes? Y solo por el hecho de haber encontrado el modo de generar recursos (aunque eso implique avergonzar a un país). Pero ¿cuántos hablan de Aracely Quispe Neira o Rosa Ávalos, nuestras mujeres científicas que trabajan en la NASA? La bestialidad es la fama. Después de todo, seguimos creyendo que la cumbre de la realización personal es la fortuna económica (sin importar cómo la consigamos).
Somos uno de los tantos países que se complace criticando al delincuente. Cuando en realidad quisiéramos tener su “suerte”. Pero ¿cómo cambiar esto? Si somos una región pusilánime a lo grande y conformista al extremo. Preferimos lo externo, y rechazamos lo de adentro. Estamos acostumbrados a señalarlos entre nosotros mismos con una amplia cantidad de adjetivos peyorativos, y solo porque nos vimos presumiendo o contentos. El racismo es nuestra mejor arma para arremeter contra los virtuosos, porque sabemos, que después de eso, no les encontraremos más defectos. Amando únicamente a los que nos hacen favores o nos retribuyen, o a quienes nos dieron la mejor impresión un día, y no nos importó llegar al fondo, porque nos estresamos pensando y queremos ser prácticos.
Y si existen individuos que desean romper esos moldes, lo hacen soñando desde la atmósfera, pero nunca desde la superficie terrenal del planeta. Si esa lógica se hubiese aplicado a la ciencia o la tecnología, hoy no habría cohetes ni naves espaciales. Es la condición de todo hombre ascender gradualmente y partir de sus propias limitaciones; la humildad nos hace dioses. Odio decirlo de esta manera, también Jean Paul Sartre odiaba decir cosas obvias; sin embargo, resulta que la gente sufre de alzheimer y solo así recuerda sus deberes.
Se ha dicho innumerables veces que no se ama lo que no se conoce; pues bien, si no podemos entender nada de esto, es porque estamos más pelados que nuestras tres moles que conforman el valle (de ¿por qué la ley se transgrede? De ¿por qué pocos se quieren?) Ya no queda tiempo para discurrir en lo mismo. Ahora pregúntenme: ¿por qué decidí sentarme a estas horas de la noche a escribir en mi computadora esta breve crítica en vez de ir a la serenata de Huánuco a celebrar sus 474 años de historia? La respuesta es simple… por la misma razón que mucha gente no conoce, que…
Somos la tierra de Yarowilca: el imperio y el guerrero; extendiendo nuestros dominios y llevando la civilización a distintas partes del Perú. Que somos el indócil Illa Túpac, expulsando a Pedro Barroso y dejando malheridos a nuestros enemigos (los hispanos asesinos). Que somos la región de Quisu Yupanqui y Cusi Rimay, emprendiendo una marcha revolucionaria por toda la sierra central hasta llegar a Lima y guerrear. Que somos el templo de Cori Huayta (la tierra donde se oyó la voz del dios Pachacámac). Que somos la guarida de Nunash (muestra de fidelidad que se ve retratada naturalmente en la BELLA DURMIENTE). Que somos la hazaña del mago Cuynac (un hombre que levantó sus puños contra un dios por amor).
Que somos un Guamán Poma de Ayala, demandando los abusos que infringen los monstruos hispanos a los indios timoratos. Que somos la poetisa más controversial del continente (Amarilis). Que somos un Gabriel Aguilar Nalvarte, esperando sin miedo nuestra sentencia por querer la independencia. Que somos un Juan José Crespo y Castillo, reclutando miles de campesinos y armando una revuelta por un país diferente. Que somos un Marcos Durán Martel en una celda africana, liberando a los indios y motivándolos a regresar a América. Que somos el noble Norberto Haro. Que somos el osado Leoncio Prado Gutiérrez (símbolo máximo de nuestro ejército nacional) en el combate de Dos de Mayo sellando definitivamente nuestra independencia; viajando por Honduras, el Salvador, y soñando en cooperar por la independencia de Filipinas, por la que fuimos náufragos y dimos a parar en diferentes países del Asia y Europa; para regresar y pelear con Chile. Que somos El hombre de la bandera, Aparicio Pomares, que a punta de coraje e inteligencia logró expulsar a los chilenos de nuestras tierras (muriendo de gangrena y siendo enterrado con la bandera). Que somos Mariano Dámaso Beraún con orgullo numérico.
QUE SOMOS LA TIERRA DE EL CÓNDOR PASA (composición de nuestro etnomusicólogo Daniel Alomía Robles) la zarzuela de América. Que somos la ciudad de HermilioValdizán (padre de la psiquiatría peruana). Que somos José Varallanos, investigando más de lo que nos enseñaron. Que somos Javier Pulgar Vidal (estudiando las regiones naturales de los Andes y fundando universidades por toda Sudamérica). Que somos Esteban Pavletich, sublevándonos en Panamá y en Guatemala; luchando contra el imperialismo norteamericano en México; dirigiendo las contiendas en Nicaragua por la utopía de Sandino, y escribiendo las maravillas de nuestra tierra. Que somos Augusto Cárdich, descubriendo fósiles importantes. Que somos Nathalie Kelley, actuando en la película Rápidos y Furiosos 6 que se estrenó hace poco. Que somos Pelo D’ Ambrosio y Lejos de ti, dando como ningún otro artista más al país. Que somos Gloria Dávila Espinoza, escribiendo y llevando al mundo la belleza de nuestra sierra. Que somos el respetable escritor Samuel Cárdich, así como José Luis Arroyo “El Lobo” e innumerables hombres importantes.
Señores, Huánuco es más que el Templo Ceremonial de las Manos Cruzadas, es más que las cinco lagunas de Pichgacocha, es más que las cuevas de Lauricocha, es más que la Corona del Inca, es más que Huánuco Marca, es más que los rascacielos antiguos de Tantamayo, es más que el puente Calicanto, es más que la Cueva de las Lechuzas, es más que los Negritos de Huánuco, es más que Huánuco…
Huánuco es la sangre de sus hombres, su sabiduría, su ciencia, sus talentos, sus denuedos, sus sueños. Huánuco es la tierra de EL ROMÁNTICO DE DIOS. Huánuco es más de lo que te contaron tus profesores en el cole… ¡Amigo, despierta, HUÁNUCO ES AMÉRICA!